El Gran Yo Soy

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EL GRAN YO SOY
PREPARADO POR EDUARDO ROZO

“...dice Jehová, ... para que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes
de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí” Isaías 34: 10

OBJETIVO: Identificar al Señor Jesús como el único Dios que tiene existencia por sí mismo,
entendiendo que es el mismo Jehová (como se conoció su nombre en el Antiguo
Testamento), el Gran Yo Soy

INTRODUCCIÓN

La Biblia registra que en los albores de la humanidad, Dios paseaba por el huerto de Edén
y hablaba con Adán y Eva, como lo hace un padre con sus hijos. En aquellos días no había
un atisbo de temor entre los primeros hombres ante la presencia del Ser Supremo. Pero
luego con la caída de Adán y Eva en pecado, la mayoría de sus descendientes fueron
alejándose de Dios y volviéndose cada vez más perversos, llenos de vicios y maldad que a
la postre los llevó a la adoración de otros dioses; cayeron en la idolatría. No obstante, la
tendencia instintiva de buscar a Dios permaneció en el hombre.

Los primeros capítulos del Génesis relatan el desarrollo del politeísmo entre "los hijos de
los hombres” como el resultado del entorpecimiento moral. Asimismo, relata como el
conocimiento de Dios para los que él llamaba y para su pueblo, siempre fue claro.

“oye, Israel, Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”. Deuteronomio 6:4

La Palabra de Dios narra los hechos de un pueblo que se encontraba en esclavitud bajo el
imperio más grande y poderoso de la época (Egipto), ese pueblo cautivo es conocido como
Israel.

Dios había escogido a Israel como la nación de su pertenencia y a través de ella pretendía
llevar a cabo el plan redentor para el hombre. Pero mientras Dios continuaba con esos
planes, Israel estaba siendo seriamente oprimido por un pueblo y un rey despiadado, el
cual no le daba ninguna esperanza de libertad.

Dios escuchó el clamor del pueblo y llama a un hombre: Moisés.


A éste, Dios le reveló su poder y su naturaleza, dándose a conocer como el “YO SOY EL
QUE SOY”, nombre de gran y extenso significado, al que el pueblo de Israel tuvo temor y
reverencia.

La historia prosigue cuando Dios con brazo fuerte y extendido, muestra su poder a todo
Egipto y libera a Israel. Luego, este pueblo es llevado al desierto y en el monte Sinaí, Dios
establece un pacto con ellos; pacto conocido como “La Ley”.

El pacto incluía mandamientos, leyes y ordenanzas que Dios estableció para ellos; al igual
que el principio fundamental del conocimiento de Dios, marcado fuertemente por la
comprensión del nombre divino.
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Por esto, la revelación y comprensión del nombre de Dios, para Israel es de suma
importancia; ya que el nombre dice de quien lo posee, quién es y cómo es.

EL NOMBRE DE DIOS

El nombre es algo más que letras con sonidos llamativos. La mayoría de los nombres
encontrados en las páginas de las Santas Escrituras revelan el carácter intrínseco y la
naturaleza de quien lo lleva. Para los hebreos los nombres eran descriptivos y expresaban
significados; nunca eran usados simplemente para distinguir a una persona de otra.

El nombre representaba el carácter distintivo, la naturaleza, y la esencia de la


personalidad; era símbolo de la individualidad.

El nombre de una persona, con relación a su significado, podría bien ser un ideal
inalcanzable para ella misma, o no representar lo que verdaderamente era, pero con
relación al Nombre de Dios, éste no puede medir, ni contener lo que realmente Él es. Sin
embargo, ofrece una luz respecto a su naturaleza, su inmenso poder y propósito.

“¡Oh Dios, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!” Salmo 8:1

Cuando Dios se manifestó a Moisés de la manera como lo hizo, le expresó juntamente con
el nombre, la promesa del poder y la presencia continua de Él en la obra de liberación del
pueblo de Egipto, pues “Él es quien es” y “Será quien Será” Éxodo 3:14

El YO SOY “YHWH”

Los judíos no escribían ni pronunciaban el nombre de Dios. En su lugar usaban las letras Y-
H-W-H o la palabra Adonai o Elohim. En el Nuevo Testamento tampoco aparece
explícitamente ni "Jehová" ni "Yahweh" sino la expresión griega “Kyrios” (Señor) y otras.

"YHWH" es un nombre que se traduce como “Señor”. Se usa aproximadamente 7000 veces
en el Antiguo testamento, más que ningún otro nombre de Dios, y se le llama “el
tetragrámaton”, que significa “Las cuatro letras” porque viene de las cuatro letras
hebreas: Yud, Hay, Vav, Hay.

Las formas de escribir el nombre de Dios: Yahweh y Jehová, pretenden ser la traducción
del tetragrámaton, aunque ninguno de estos dos nombres existe en el idioma hebreo ni
aparecen en los manuscritos originales.

Aunque algunos pronuncian YHWH como Jehová o Yahweh no se conoce cuál era su la
pronunciación correcta. El pueblo judío dejó de pronunciar su Nombre alrededor del tercer
siglo d.C. por temor a violar el mandamiento: “No tomarás el nombre de YHWH en vano”
(Éxodo 20:7).

YHWH es el nombre memorial que Dios le reveló a Moisés en la zarza ardiente.


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“Y Dios le dijo a Moisés, YO SOY EL QUE SOY; y Él dijo, esto les dirás a los hijos de Israel,
YO SOY me ha enviado a ustedes... este es mi Nombre Eterno, y así es como me recordarán
por todas las generaciones” Éxodo 3:14-15.

Este nombre proviene del verbo hebreo que significa “ser”. YHWH enfatiza el Ser absoluto
de Dios. Él es la fuente de todo ser, toda realidad y toda existencia. Él tiene el Ser
inherente a Sí mismo. Todo lo demás deriva su ser de Él. YHWH denota la absoluta
trascendencia de Dios. Él está más allá de toda Su creación. Él es sin principio ni fin,
porque Él siempre es.

El significado de YHWH ha sido el motivo de múltiples discusiones y estudios; de hecho,


en la actualidad no hay unidad de criterio en este sentido. Sin embargo, se puede decir
que dicho nombre, está ligado a la raíz hebrea (YUD, HEY, VAV) que significa en principio,
'Uno que existe por sí mismo', 'el Absoluto', 'el Eterno'.

Cuando Moisés le pregunta a Dios por su nombre, Él se le revela con el nombre 'YO SOY EL
QUE SOY', (Éxodo 3:13-14), dando a entender la naturaleza eterna de Él, que es alguien
que fue, que es y que ha de ser; que es un ser que ha permanecido, permanece y
permanecerá por siempre.

“Yahweh” o “Jehová” es decir; “El Yo Soy”, no es un nombre etimológico sino redentor.


Expresa la fidelidad de Dios, su constancia, la idea completa de la alianza divina - humana
de salvación. Yahweh es el “nombre de su pacto y de su amor redentor”.

El nombre “Yo Soy” expresa también el carácter único y la singularidad absoluta de Dios;
pues si Él es quien existe por sí mismo, no hay posibilidad de la existencia de otro con o
junto a Él.

“Oye Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es” Deuteronomio 6:4

Entonces; Yahweh “Él es”, o Jehová “Yo soy” es único y no hay otro fuera de Él. Los
profetas corroboran esto:

Isaías lo declara así:


“Fuera de mí no hay otro Dios”. (44: 6-8)
“Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó
la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que
fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro” (45: 18).
“No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la antigüedad,
y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No
hay Fuerte; no conozco ninguno” (44: 8)
“Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí,
para que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes
de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí” (43.10)

Jesucristo ratificó el gran mandamiento que existía sobre el pueblo de Israel en Marcos 12:
29, con lo que reafirma la existencia de un único Dios y proclama ser el “único Dios” el
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“Gran Yo Soy” declarando su eterna existencia, y por consiguiente su invariabilidad con


respecto a su naturaleza divina.

“Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy”. Juan 8: 58

Esa corta frase encierra un impresionante trasfondo veterotestamentario; y para la


audiencia de Jesús, compuesta por judíos del siglo I, probablemente fue la declaración
más polémica que alguna vez escucharon. Para ellos era como si estuviera diciendo: “Yo
soy Dios”. Sin embargo, en el contexto del evangelio de Juan, ¡eso es exactamente lo que
estaba diciendo!

Cuando Jesús comenzó a usar repetidamente la expresión: “Yo soy” (del griego: ego eimi)
para referirse a sí mismo; las personas que escuchaban se airaban y deseaban matarlo
porque esta frase “Yo soy” era un lenguaje sublime y santo y el utilizarlo para referirse a
otro que no fuera Dios, constituía una blasfemia.

Jesús además dijo:

Yo soy la luz del mundo (Juan 8:12).


Yo soy el que doy testimonio de mí (Juan 8:18).
Yo soy de arriba (Juan 8:23).
Yo no soy de este mundo (Juan 8:23).

Pero la frase que no pudieron soportar fue:

“Antes que Abraham fuese, yo soy” Juan 8:58

La Biblia declara que cuando los judíos escucharon estas palabras tomaron piedras y en
observancia de lo que dice Levítico 24:16, planearon apedrearlo. No obstante, Jesús se les
escabulló y salió del templo.

¡Cuando Jesús dijo: “Antes que Abraham fuese YO SOY”, estaba afirmando ser Jehová, ¡el
único Dios!
Los judíos estaban totalmente familiarizados con la concepción que Jehová del Antiguo
Testamento era el eterno; lo que resultaba nuevo para ellos, era la íntima relación e
identificación de Jesús con ese nombramiento, lo que llevó a los judíos a intentar
apedrearle por blasfemo.

La actitud de los judíos es una prueba de que entendieron perfectamente que la alusión
de Jesús era una declaración de ser Dios, y por consiguiente, de ser eterno. (Juan 8:58)

Jesucristo reclamó ser Jehová. En el evangelio de Juan, Cristo dice: “Si no creéis que YO
SOY, en vuestros pecados moriréis”. Mediante esta afirmación, la gente sabía que él se
estaba dando el mismo nombre de Dios que le fue revelado a Moisés junto a la zarza
ardiente.
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En una serie de declaraciones hechas por Jesús en el evangelio de Juan se amplió tal
afirmación:

1. Yo soy el pan de vida (6:35)


2. Yo soy la luz del mundo (8:12; 9:5)
3. Yo soy la puerta (10:7)
4. Yo soy el buen pastor (10:11,14)
5. Yo soy la resurrección y la vida (11:25)
6. Yo soy el camino, y la verdad, y la vida (14:6)
7. Yo soy la vid verdadera (15:1)

Otras declaraciones de Jesús que hay en el evangelio de Juan, incluyen: “Yo y el Padre
uno somos” (10.30), y “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (14.9).

Por esto y por muchos otros pasajes de las Escrituras que hacen referencia a la eterna
existencia de Jesús y de sus atributos divinos, se declara sin discusión alguna que Jesucristo
es Dios manifestado en carne, y quien existe por toda la eternidad como el único Dios; el
“Gran Yo Soy”.

“Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” Colosenses 2: 9

“E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne,


Justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el
mundo, recibido arriba en gloria” 1 Timoteo 3:16

JESUCRISTO: ÚNICO DIOS EN LA ESCRITURA

En El Antiguo Testamento:

Isaías 9: 6. En este texto los términos hijo y niño se refieren a la


manifestación del “Dios Fuerte” y “Padre Eterno”.

Isaías 7: 14 Mateo 1: 22-23. El Mesías es llamado Emanuel, “Dios con


nosotros”.

Isaías 35: 4-6. “He aquí que vuestro Dios... Vendrá y os salvará”. El mismo
Jesucristo afirma el cumplimiento de esta profecía en Lucas 7: 22.

Isaías 40: 3. “Preparad camino a Jehová”; Juan el Bautista cumplió esta


profecía al preparar el camino para Jesús. Mateo 3: 8.

En El Nuevo Testamento

Juan 20: 28 Tomás confesó a Jesús como Señor y Dios

Tito 2: 13. “Nuestro gran Dios y salvador Jesucristo”. 2 Pedro 1: 1


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1 Timoteo 3: 16 “... Dios fue manifestado en carne”

JESUCRISTO ES DIOS; ÉL ES:

- La puerta que da entrada, (Juan 10: 9). Cristo es la puerta de las ovejas, es la abertura
a una nueva vida, es la entrada a la salvación.

- El Camino, pues una vez se entra en el reino, nos guía y nos conduce (Juan 14: 6) Es la
vía para los perdidos, es el único medio para venir al Padre.

- El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1. 29). Él es el perfecto
sacrificio, la víctima que ocupó nuestro lugar, es la verdadera ofrenda de olor grato para
el perdón de pecados de toda la humanidad. Hebreos 9:26

- El Sumo Sacerdote, Santo, Justo que presenta el sacrificio perfecto. Hebreos 7: 26; 6:20

- Dios que acepta el sacrificio, y que puede declarar justos a todos los que se acercan a
Él. Es Dios manifestado en carne. 1 Timoteo 3:16, Tito 2:13

- El padre eterno; que no tiene principio ni fin de días Isaías 9:6

- Luz que resplandece en las tinieblas (Juan 8:12). Declara ser Dios porque Dios es luz. La
luz que es Cristo, habla de vida, conocimiento, y santidad. Juan 9:5; 12:46

- La verdad y la vida; que nos lleva a una plenitud y felicidad Juan 14:6

- Rey de reyes, pues su reino es reino sempiterno, establecido en la tierra bajo el poder
de su gracia y amor. Apocalipsis 17:14; Juan 1: 49; 1 Timoteo 1:17

- El Señor de señores, ya que gobierna sobre todo y sobre todos. 1Timoteo 6:15; Apocalipsis
19:16
- El Principio y Fin. (Apocalipsis 1:8) Es el origen y causa de todo, al igual que el final y
conclusión de todo. En la divinidad no hay lugar para otro sino para Jesucristo. Hebreos
7:3

Sólo él puede cumplir todos estos ministerios característicos, ya que él es Dios; “El Gran
Yo Soy”.

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