La Argumentación de Toulmin
La Argumentación de Toulmin
La Argumentación de Toulmin
Este autor contribuyó de manera notable a los estudios de lógica, filosofía y teoría
ética. En lo que atañe al tema de la argumentación su obra principal se intitula The
Uses of Argument, de 1958. Según entiende Atienza (2003: 81) Toulmin parte de
la idea de que la lógica guarda estrecha relación con lo que los hombres piensan,
como argumentan, a pesar de que esta ciencia desde su origen se ha
despreocupado de la práctica; agrega que la lógica formal sólo tiene campo fértil
en las matemáticas y no en el campo de la razón práctica. Toulmin realiza un
interesante planteamiento que tiene que ver cuestiones de carácter muy general
de interés para esta y las demás teorías de la argumentación, que Atienza precisa
del modo siguiente: “El punto de partida de Toulmin es la constatación de que uno
de nuestros modos de comportamiento lo constituye la práctica de razonar, de dar
razones a otros a favor de lo que hacemos, pensamos o decimos.
Aunque exista una gran variedad de usos del lenguaje, es posible distinguir entre
un uso instrumental y un uso argumentativo. El primero tiene lugar cuando las
emisiones lingüísticas consiguen directamente sus propósitos sin necesidad de
dar razones adicionales; por ejemplo, cuando se da una orden, se pide algo, etc.
El uso argumentativo, por el contrario, supone que las emisiones lingüísticas
fracasan o tienen éxito, según que puedan apoyarse en razones, argumentos o
pruebas. Dicho uso tiene lugar, por ejemplo cuando se plantea una pretensión
jurídica (por ejemplo X tiene derecho a recibir la herencia), se comenta una
ejecución musical, se apoya a un candidato para un empleo, etc. Las situaciones y
problemas con respecto a las cuales se argumenta pueden ser muy distintos y, en
consecuencia, el razonamiento cambia en relación con las situaciones. Sin
embargo es posible plantear algunas cuestiones que son comunes: una de estas
cuestiones es la de cuál es la estructura de los argumentos, esto es, de qué
elementos se componen los argumentos, qué funciones cumplen los argumentos y
cómo se relacionan entre sí; otra es la de la fuerza de los argumentos, esto es, la
cuestión de con qué intensidad y bajo qué circunstancias el material presentado
en la argumentación suministra un apoyo en relación con la pretensión que se
esgrime en la argumentación.”
Estos elementos son los presupuestos de toda clase de argumentación: “Lo que
funciona como respaldo final de los argumentos ante cualquier clase de audiencia
es el sentido común, pues todos los seres humanos tienen similares necesidades
y viven vidas similares, de manera que comparten los fundamentos que necesitan
para usar y comprender métodos similares de razonamiento.” La crítica de
Atienza, se puede sintetizar así: La propuesta de Toulmin representa una
superación de los esquemas habituales de la lógica, al trascender de los
conocidos elementos de las premisas y la conclusión, y proponer seis elementos:
el respaldo, la garantía, las razones, el cualificador, la condición de refutación y la
pretensión; sin estos elementos no sería posible examinar los argumentos
substanciales. La distinción entre garantía y respaldo es necesaria para poder
distinguir entre argumentos analíticos y argumentos substanciales y evita la
ambigüedad, típica del modelo tradicional de la lógica. Hay argumentos en los que
es difícil distinguir entre garantía y respaldo, ya que, si la función del respaldo es
ofrecer una justificación de la garantía, no se ve por qué ha de consistir en un
enunciado empírico; la distinción garantía respaldo en el ámbito de la
argumentación jurídica no muestra nada que no haya enseñado por la lógica
deductiva, saber, la existencia del silogismo práctico. Atienza también cuestiona la
distinción entre la garantía y la condición de refutación, puesto que las normas
jurídicas y los principios tienen que expresarse como condicionales abiertos
(hipotéticas) y no categóricas. Finalmente, Atienza acepta que la teoría de Toulmin
en algunos aspectos vaya más allá de la lógica formal, pero no contra ella.
Fuente doctrinaria: