Control Interno
Control Interno
Control Interno
Ambiente de Control.
Evaluación de Riesgos.
Actividades de Control.
Información y Comunicación.
Supervisión o Monitoreo.
Resaltando el proverbio “Sino sabes a donde ir, no hay camino que te lleve”.
El control interno se define como un proceso, efectuado por el personal de una entidad, diseñado
para conseguir unos objetivos específicos. La definición es amplia y cubre todos los aspectos de
control de un negocio, pero al mismo tiempo permite centrarse en objetivos específicos. El
control interno consta de cinco componentes relacionados entre sí que son inherentes al estilo
de gestión de la empresa. Estos componentes interrelacionados sirven como criterios para
determinar si el sistema es eficaz, ayudando así a que la empresa dirija de mejor forma sus
objetivos y ayuden a integrar a todo el personal en el proceso.
Ilustrado de forma gráfica los cinco elementos que deben actuar en forma conjunta para que se
pueda generar un efectivo control interno en las empresas.
Supervisión o monitoreo:
Según la RAE “Vigilancia o dirección de la realización de una actividad determinada por parte de
una persona con autoridad o capacidad para ello”.
Los sistemas de control interno requieren supervisión, es decir, un proceso que comprueba que
se mantiene el adecuado funcionamiento del sistema a lo largo del tiempo. Esto se consigue
mediante actividades de supervisión continuada, evaluaciones periódicas o una combinación de
ambas cosas. La supervisión continuada se da en el transcurso de las operaciones. Incluye tanto
las actividades normales de dirección y supervisión, como otras actividades llevadas a cabo por
el personal en la realización de sus funciones. El alcance y la frecuencia de las evaluaciones
periódicas dependerán esencialmente de una evaluación de los riesgos y de la eficacia de los
procesos de supervisión continuada. Las deficiencias detectadas en el control interno deberán
ser notificadas a niveles superiores, mientras que la alta dirección y el consejo de
administración deberán ser informados de los aspectos significativos observados.
Todo el proceso debe ser supervisado, introduciéndose las modificaciones pertinentes cuando se
estime necesario. De esta forma el sistema puede reaccionar ágilmente y cambiar de acuerdo a
las circunstancias. Es preciso supervisar continuamente los controles internos para asegurarse
de que el proceso funciona según lo previsto. Esto es muy importante porque a medida que
cambian los factores internos y eternos, controles que una vez resultaron idóneos y efectivos
pueden dejar de ser adecuados y de dar a la dirección la razonable seguridad que ofrecían
antes. El alcance y frecuencia de las actividades de supervisión dependen de los riesgos a
controlar y del grado de confianza que inspira a la dirección el proceso de control.
Generan una sinergia y forman un sistema integrado que responde de una manera
dinámica a las circunstancias cambiantes del entorno.
Son influidos e influyen en los métodos y estilos de dirección aplicables en las empresas
e inciden directamente en el sistema de gestión, teniendo como premisa que el
nombre es el activo más importante de toda organización y necesita tener una
participación más activa en el proceso de dirección y sentirse parte integrante del
sistema de control Interno que se aplique.
Están entrelazados con las actividades operativas de la entidad coadyuvando a la
eficiencia y eficacia de las mismas.
Permiten mantener el control sobre todas las actividades.
Su funcionamiento eficaz proporciona un grado de seguridad razonable de que una o
más de las categorías de objetivos establecidas van a cumplirse. Por consiguiente, estos
componentes también son criterios para determinar si el control interno es eficaz.
Marcan una diferencia con el enfoque tradicional de control interno dirigido al área
financiera.
Coadyuvan al cumplimiento de los objetivos organizacionales en sentido general.
Conclusiones
El nuevo enfoque de control interno puede verse un poco riguroso, pero por su actualidad,
puede ser asimilado, de forma provechosa por la economía de las entidades. Sus cinco
componentes son nuevos elementos que se aportan al sistema, se integran entre si y se
implementan de forma interrelacionada, influenciados por el estilo de dirección. Sirve para
determinar si el sistema es eficaz. Marcan una diferencia con el enfoque tradicional de
control interno dirigido al área financiera. Dichos componentes se enmarcan en el sistema de
gestión.
Permiten prever los riegos y tomar medidas pertinentes para minimizar o eliminar su impacto
en el cumplimiento de los objetivos organizacionales.