Catechesis Tradendae
Catechesis Tradendae
Catechesis Tradendae
CATECHESI TRADENTE
RESUMEN.
SEMINARISTA:
LUIS EDUARDO JIMENEZ ANAYA
DOCENTE:
PBRO. ALFONSO MARÍA GUTIERREZ MENDOZA
Niños.
Pronto llegará, en la escuela y en la iglesia, en la parroquia o en la asistencia
espiritual recibida en el colegio católico, el momento de una catequesis destinada
a introducir al niño de manera orgánica en la vida de la iglesia, incluida la
preparación a los sacramentos.
Adolecentes.
Luego viene la pubertad y la adolescencia, con grandezas y riesgos que presenta
esta edad. Momento en que brota en sentimiento del amor, así como los impulsos
Biológicos de la sexualidad, del deseo de estar juntos. La catequesis no puede
ignorar estos aspectos fácilmente cambiantes de un periodo tan delicado de la
vida. Debe ser una catequesis capaz de conducir al
adolecente a una revelación de su propia vida y al diálogo, una catequesis que no
ignore sus grandes temas.
Jóvenes.
Con la edad de la juventud, lega la ora de las primeras decisiones. Ayudado tal
vez por los miembros de su familia y por los amigos, más a pesar de todo solo
consigo mismo y con su conciencia, el joven deberá asumir su destino. Es
evidente que una catequesis que denuncie le egoísmo en nombre de la
generosidad, que exponga sin simplismo ni esquematismos ilusorios el sentido
cristiano del trabajo, el bien común, de la justicia y de la caridad, una catequesis
sobre la paz de las naciones, sobre la promoción de la dignidad humana, del
desarrollo. La catequesis prepara así para los grandes compromisos cristianos de
la vida adulta.
Minusválidos.
Se trata de ante todo de los niños y jóvenes físicamente o mentalmente
minusválidos. Estos tienen derecho a conocer como los demás el misterio de la fe.
Jóvenes sin apoyo religioso.
Se les deberá asegurar una catequesis adecuada para que puedan creer en la fe y
vivirla progresivamente, a pesar de la falta de apoyo, acaso a pesar de la
oposición que encuentre en su familia y en su ambiente.
Adultos.
Esta es la forma principal de la catequesis, porque está dirigida a las personas que
tienen las mayores responsabilidades y la capacidad de vivir el mensaje cristiano
bajo su forma plenamente desarrollada. La comunidad cristiana no podría hacer
una catequesis permanente sin la participación directa de los adultos, bien sean
ellos los destinatarios o promotores de la actividad catequética.
Medios de comunicación.
Desde la enseñanza oral de los apóstoles a las cartas que circulan entre las
iglesias y hasta los medios más modernos, la catequesis no ha cesado de buscar
los métodos y los medios más apropiados a su misión, con la participación activa
de las comunidades, bajo el impulso de los pastores este esfuerzo debe continuar.
Son grandes las posibilidades que ofrecen los medios de comunicación social y
los medios de comunicación de grupos: televisión, radio, prensa, discos, cintas
grabadas, todo lo audio-visual.
Múltiples lugares, momentos o reuniones por valorizar.
Los diversos momentos de gran importancia que la catequesis encuentra
cabalmente su puesto es, por ejemplo: las peregrinaciones diocesanas, regionales
o nacionales, que son provechosas si son concentradas en un tema en específico
a partir de la vida de Cristo, de la virgen y de los santos.
El esfuerzo catequético, posible en estos lugares y en otros muchos, tiene tantas
más posibilidades de ser acogido y de dar sus frutos, cuando más se respete su
naturaleza propia.
La homilía.
Hay que prestar gran atención a la homilía, ni demasiado larga ni demasiado
corta, siempre cuidadosamente preparada, sustanciosa y adecuada, y reservada a
los ministros autorizados.