Mercado de Las Brujas PDF

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Gobierno Autónomo Municipal de La

L Paz

Luis Revilla Herrero


Herre
Alcalde
lde de La Paz

Andrés Zaratti Chevarría


Che
Secretario
ario Municipal de Culturas

Ximena Pacheco Mercadoo


Directora de Patrimon
monio Cultural

José Bed
Bedoya Sáenz
Jefe Unidad de Patrimonio e Investigación
igación Cultural
Cult

Patricia Vásquezz Aguilera


Aguile
Jefa Unidad dde Patrimonio Material

Investigación y redacción
dacción:
David Mendoza
ndoza SSalazar
Ely Arana
ElyA r Santander

Edición:
Roxanaa Rodríguez
Ro Mier

Fo
Fotografías:
Ysrael Mendoza Maldonado
Mal

Colaboraci
ación:
Carla Bailey Ruedas

Disseño:
Noemi
oemi Gom
Gomez Oviedo

Depósito
epósito L
Legal:
4-1-390-19P.
1-390-19 O.

Primeraa eedición
La Paz – Bolivia
Bo
2019
MERCADO DELAS
Índice
Introducción 1

Capítulo I 3

El asentamiento indígena 5

1. Asentamiento indígena 6
2. Configuración espacial 7

• De Chocata y Tambo de Harinas a la calle Sagárnaga 11


• De Capacanavi y Huaña Pila a la calle Linares 11
• De Larkhapata a la calle Jiménez 12

Capítulo II 15

Conformación de la iglesia de San Francisco 17

1. La iglesia de San Francisco 19


2. El templo de San Francisco, expresión de arte colonial 32

Capítulo III 39

Espacios comerciales entorno a San Francisco 41

1. Los tambos entorno a San Francisco 42


2. Mercado de San Francisco 51
3. Dinámica económica en los siglos XIX y XX 61
Capítulo IV 79

Arquitectura del Conjunto Patrimonial San Francisco 81

1. Surgimiento de nuevos tipos de construcción arquitectónicas 81


2. Inmuebles patrimoniales 85

• Basílica Menor de San Francisco 86


• Plaza Mayor de La Paz 88
• Tercera Orden (Unidad Educativa San Francisco) 90
• Ferretería Kauscht 92
• Galería La República 94

Capítulo V 97

El Mercado de las Brujas sin Brujas 99

Conclusiones 147

Anexos 151

Bibliografía 170
Presentación
La Secretaría Municipal de Culturas presenta la primera edición de El Mercado de las Brujas
en el Conjunto Patrimonial San Francisco, como parte de la colección de impresos “Los Barrios
Paceños” y del Proyecto de Recuperación y Mejoramiento de la Imagen Urbana Patrimonial
promovida por la Dirección de Patrimonio Cultural.

El Conjunto Patrimonial San Francisco es un espacio donde confluye la historia, tradición y cul-
tura y se constituye en un sitio significativo porque en él se expresa un tejido urbano, resultado
del desarrollo de actividades humanas que le otorga un valor histórico, cultural y social.

Como testigo de la actividad humana aún se conservan ejemplos de una relevante arquitectura
patrimonial histórica entre las calles Sagárnaga, Linares, Jiménez y Santa Cruz. En este espacio
público se encuentra el llamado “Mercado de las Brujas”, un lugar donde no hay brujas o hechi-
ceras, sino que los nuevos actores la hacen suya para replicar y rechazar su carácter neocolonial;
proponer una identidad asociada a los saberes de kallawayas, amautas y yatiris, un área donde
prevalece la sabiduría de chifleras, qapachaqueras, kawuayos y hierberas.

Un aspecto digno de remarcar es la dinámica turística del área donde asisten los visitantes y
los servicios a los que acuden frecuentemente en búsqueda de hospedaje y alimentación. Quien
vino a la ciudad del cielo y no vio el Mercado de las Brujas, no ha conocido la tradición ancestral
de la ciudad aymara-quichua.

Este libro es un esfuerzo que busca fortalecer la identidad de un espacio social y cultural único
en su género, un mercado de elementos rituales, pócimas, amuletos, santería y plantas medici-
nales empleados en la medicina tradicional ancestral y en curaciones psicológicas. La investiga-
ción —que ahora la presentamos en una versión impresa— reconoce plenamente el valor del
Mercado de las Brujas como Patrimonio Cultural del Municipio de La Paz.

Andrés Zaratti Chevarría


Secretario Municipal de Culturas
Gobierno Autónomo Municipal de La Paz
Introducción
La ciudad de La Paz guarda en los barrios y calles la memoria de sus ancestros visibilizada en tradiciones y
casas coloniales y republicanas que continúan en pie. Es el caso del Conjunto Patrimonial San Francisco,
que además de la Basílica abarca a las calles Sagárnaga, Linares, Jiménez y Murillo. Dentro de la ciudad
de La Paz este fue un espacio de articulación comercial y mantuvo nexos con ayllus indígenas. En esta
investigación realizaremos una descripción del proceso evolutivo del Conjunto Patrimonial San Francisco
desde la época prehispánica, colonial y republicana; desde la formación de la Iglesia, pasando a ser rancho
y más tarde un cuartel.

La iglesia de San Francisco marca un hito de frontera triple entre el “barrio de indios” de San Sebastián,
el “barrio de indios” de San Pedro y el “barrio de españoles”. La presencia histórica de la iglesia de San
Francisco y el establecimiento de los “barrios de indios” promovió una dinámica económica colonial, re-
publicana y moderna que configuró el actual Mercado de las Brujas y sus alrededores.

En esta configuración, la iglesia de San Francisco fue un núcleo religioso importante que influyo en la con-
formación de un mercado entre San Sebastián y San Pedro relacionado con tambos, los cuales abastecían
con diversos productos. En esta medida es que se configuró el mercado indígena, inicialmente en el atrio
de San Francisco, con una dinámica económica que se incrementó considerablemente desde la época co-
lonial hasta la fecha en esa historia diacrónica cuyo resultado son sus calles comerciales, atractivo turístico.

Así se explica por qué el área de San Francisco se constituyó en un espacio económico que se extendió a
las calles Sagárnaga, Linares y Jiménez y se convirtieron en espacios con vocación comercial y de bienes
simbólicos que a lo largo de la historia se consolidó y dio paso al Mercado de las Brujas; que por cierto no
hay brujas ni hechiceros, es simple y llanamente una oferta turística que atrae a muchos extranjeros. Este
sitio es un lugar de memoria cultural donde se práctica la cosmovisión andina.

El denominado Mercado de las Brujas asentado sobre las calles Linares, Santa Cruz, Jiménez, Sagárnaga
e Illampu, forma parte del Conjunto Patrimonial San Francisco y es considerado uno de los principales
escenarios místicos del municipio de La Paz debido al valor cultural significativo que se expresa en las con-
cepciones sobre la naturaleza y el universo provenientes de la cosmovisión andina. Allí, la fe y tradición de
los pobladores los lleva a asistir a puestos de chifleras, q’apachaqueras, hierberas y cahuayos para adquirir
remedios naturales y objetos rituales utilizados por kallawayas, amautas y yatiris en ofrendas a la Pacha-
mama, además de la producción artesanal popular con identidad nacional que constituyen la expresión de
una identidad paceña diversa, donde lo tradicional se mezcla con lo moderno.

( 1 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Río en el centro paceño


Foto: Cordero Castillo

( 2 )
Capítulo I
( 3 )
El Asentamiento
Indígena
El valle de Chuqiyapu Marka1 estuvo ocupado por el señorío Pacaje o paqajaqi (que significa “hom-
bres de águilas”). Su territorio se expandió desde el sur del Lago Titicaca hasta la actual ciudad,
llegando a las minas de Corocoro. Como refiere el cronista Diego Cabeza de Vaca, este señorío
aymara estaba sometido al Imperio de los Incas2. En el siglo XV éste había establecido su centro de
gobierno en el Cusco, se expandió y sentó presencia en estas tierras, sometiendo al señorío Pacaje. El
control de los incas sobre los señoríos aymaras duró hasta 1532, año de la llegada de los españoles
a Cajamarca3.

Entonces, Chuqiyapu formaba parte del señorío Pacajes, asimismo se encontraba bajo el dominio
inca. En este espacio convivieron con otros señoríos aymaras traídos como mitimaes (colonos). Se-
gún Medinacelli (2009): “Los señoríos Collas, Pacajes y Lupaca y las etnias urus y choquelas convi-
vieron en el altiplano paceño hasta 1450 d.C.” (Medinaceli, 2009; 27).

En este contexto de ocupación social por una diversidad étnica llegaron los españoles a refundar una
ciudad con el nombre de Nuestra Señora de La Paz en 1548, primero en Laja luego en Churupampa.

1 El cronista Diego Cabeza de Vaca (1586) se refiere a la nueva ciudad en los siguientes términos: “Esta ciudad de
se llama por nombre despañoles de Nuestra Señora de La Paz; el asiento y lugar donde se pobló se llama en lengua
de indios Chuquiapu, que quiere decir “heredad de oro”, porque chuqui quiere decir “oro” y el apo quiere decir
heredad, a causa que a un lado de este sitio hay una minas antiguas de oro, que al tiempo que los españoles descu-
brieron esta tierra las hallaron pobladas, y el marqués don Francisco Pizarro, primero conquistador y descubridor
de este reino, las labró y benefició y sacó de ellas mucha cantidad de oro por sus mayordomos y criados. Otra
interpretación sobre el término de Chuqiyapu es chuqi= oro y Apu=Señor, entendido como Señor a una deidad
Andina dadora de Oro. El denominativo de Chuquiago es una palabra españolizada de Chuqiyapu usado a lo largo
de la Colonia y República.

2 Al respecto el cronista Cabeza de Vaca señala: “…todos los indios donde esta ciudad (Nuestra Señora de La Paz)
está fundada, ques [sic.] provincia de los Pacasas [sic.], eran en tiempos de la gentilidad subjetos [sic.] al inga
Guaynacaua [Sic.] y á sus antecesores y secesores [sic.], á los cuales los dichos indios servían y tributaban con
mucha lealtad y fidelidad y les servían…” (Cabeza de Vaca, en: Khana, 1976; 125).

3 “…estos indios eran gobernados por la orden que el inga [sic.]  les daba, que era señalar en cada pueblo ó
[sic.] en cada parcialidad una cabeza superior, a la cual llamaban curaca; es de advertir que en cada pueblo hay dos
ayllos, que son como bandos ó parcialidades que se llaman Hunansaya, que dice ‘bando de arriba’ y Hurinsaya, que
dicen “bando de abajo”; y en cada parcialidad destas [sic.] hay curaca principal…” (Cabeza, en: Khana, 1976; 126).

( 5 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

1. Asentamiento indígena

Al arribar los españoles a Chuqiyapu Marka, se encontraron con la población indígena, establecida en los
alrededores del río Chuqiyapu. La fundación de una ciudad en este espacio respondía a razones geopolíticas,
como controlar a la densa población ubicada al este del Lago Titicaca, también existían razones económicas
entre ellas ser el centro urbano en la ruta Lima-Cusco-Potosí: “Su ubicación central en el llamado ‘espacio
del trajín’ era también importante para las actividades comerciales” (Arze et al. 2017; 55). De esta manera, la
ciudad de Nuestra Señora de La Paz se convirtió en un importante nexo para las ciudades y el comercio. Se-
gún Guamán Poma de Ayala, para inicios del siglo XVII, Chuqiyapu era una ciudad sometida y cristianizada4.

Los recién llegados se asentaron en el valle de Chuqiyapu dándole una nueva estructura organizacional. En
1546 el Señor Emperador Carlos Quinto dispuso la organización de reducciones (Ley de Indias, tomo II,
1680; 198). Las reducciones se establecieron en espacios con acceso al agua y tierras. En cada reducción se
ordenó que se establezca una iglesia. El objetivo de las reducciones fue para que los indios sean instruidos
bajo la Santa Fe Católica y Ley Evangélica y para tener el control de los tributos. En las reducciones se
prohibía que habitasen o permanezcan más de un día los españoles, negros, mulatos y mestizos. El Virrey
Toledo fue quien estableció las reducciones en la ciudad de Nuestra Señora de La Paz, agrupando en San
Pedro y Santiago de Chuquiabo (Bailey, 2018). Es de esa manera que se dividió el espacio bajo los criterios
de casta en “barrio de indios” y “barrio de españoles”:

Entre 1570 y 1580, bajo la administración del Virrey Toledo, se instruyó la concentración forzada
de la población indígena en reductos, de acuerdo con las Leyes de Indias, para facilitar el control
de la población, el reclutamiento de mano de obra, el pago de tributos y la evangelización. Este
hecho consolidó a San Sebastián como barrio de indios. (…) Asimismo se prohibió a los españo-
les habitar en las parroquias de indios y reducciones, aunque ellos influyeron en su conformación
urbana. Las Leyes de Indias determinaban alcaldes propios dentro de los territorios indígenas, que
podían desarrollar una administración según sus costumbres, lo que favoreció la permanencia de la
denominación original que se les daban, como es el caso de San Sebastián, que hoy se conoce como
Churubamba (GAMLP, Churupampa, el barrio de San Sebastián; 28)

El “barrio de indios” fue agrupado alrededor de parroquias sin ningún orden espacial y el “barrio de
españoles” fue organizado alrededor de la Plaza Mayor dando un orden de damero en una hondonada,
siendo sus calles mucho más regulares que la primera. El núcleo central de la ciudad o centro histórico
conformado a partir de la Plaza Mayor albergó a la mayoría de los pobladores españoles (Crespo, 2009).

4 Describía a la ciudad como: “La dicha ciudad de Chuquiyabo tiene villa y provincia, se fundó en tiempos del presidente Pedro de
la Gasca (…) tienen iglesias y monasterios, y ermitas, servicio de Dios y su Magestad, cristianismo, y tienen mucha caridad, amor
de prójimo y temor de Dios y de su justicia, y de su Majestad; y la tierra muy linda de temple y muy mucha fruta y pan, y de oro de
Carabaja; y en ellos no ha habido jueces ni revuelta, ni mentira, ni levantamiento, perjuro, buena gente, así españoles, sacerdotes
como indios y negros, gente de paz, no ha habido cuchilladas ni heridas, y salen diciendo mucho bien de esta dicha ciudad todos los
cristianos de Chuquiyabo” (Poma, 1992; 407).

( 6 )
Esta forma de ordenamiento respondía al control que ejercía el núcleo central a través de sus principales
instituciones asentadas alrededor de ella.

La plaza, espacio de transmisión de la ideología del poder metropolitano, tenía la facilidad de control y com-
probación en caso de conflictos, a través de ella influían hacia los otros sectores (García, s/f; 214). El “barrio
de indios” fue considerado como el vínculo o un espacio intermedio entre el área urbana, que sería el “barrio
de españoles” y el área rural. Este espacio intermedio era el que proveía de productos agrícolas a la ciudad.

El Obispo Queipo de Llano, ante el incremento de la población, dividió el “barrio de indios” en tres: al
noroeste San Sebastián que estaba dividido con el “barrio de españoles” mediante el río Chuqiyapu; al su-
roeste San Pedro y al sureste se encontraba Santa Barbará (Bailey, 2018). La agrupación de los indios en las
parroquias respondía a la necesidad de controlar los tributos y la mita. En las parroquias, una medida fue
ejecutada durante el siglo XVI, con la visita de Toledo y sus reformas: se agruparon a indios procedentes
de diferentes ayllus que se mantuvieron así durante la época colonial.

Como parte de la Parroquia de San Sebastián estaba la iglesia de San Francisco, ubicándose en una zona
de frontera entre San Sebastián, San Pedro y el “barrio de españoles”. Para 1696 se registró el espacio de
San Francisco como un repartimiento a cargo del Cacique Nicolás Guallpa Yupanqui con 52 tributarios.5
El espacio de San Francisco, al igual que otras parroquias, estaba compuesto por diferentes ayllus y cada
individuo tributaba según el ayllu al cual pertenecía. A finales del siglo XVIII se lo registró como “Ayllo
que se denomina Rancho de San Francisco que pagan cinco pesos al año y su mitad por tercio”6, el cual,
a su vez estuvo dividido en Ayllu San Francisco Chico y Ayllu San Francisco Grande, pertenecientes a la
Parroquia de San Sebastián.

En torno a la Iglesia de San Francisco se consolidaban calles comerciales, de acuerdo a los asentamientos
fueron tomando nombres de personajes destacados o de la actividad que se realizaba en el lugar. Dentro
del “barrio de indios” de San Sebastián se destacaban las calles conocidas como Chocata, Tambo de Hari-
nas (hoy calle Sagárnaga) y Capacanavi (hoy parte de la calle Linares, entre Sagárnaga y Santa Cruz), y por
parte del barrio de San Pedro se encontraba la calle Huaña Pila o “Pila seca” (hoy parte de la calle Linares,
entre Sagárnaga y Tarija).

2. Configuración espacial

A lo largo de los siglos se fueron conformando las calles y tomando nombres en aymara y luego de per-
sonajes notables y patriotas criollos. No cabe duda de que el qhatu o mercado indígena fue vital para la
5 Archivo La Paz, Padrones Coloniales, Parroquia de La Paz Repartimiento de San Francisco. Cercado, Caja 7, folder 4, 1696.

6 Archivo La Paz, Padrones Coloniales, Padrón de las tres Parroquias de La Paz. Cercado, Caja 9, 1792. P. 599

( 7 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Cerco de la ciudad de La Paz de 1781


Fuente: Pintura de Florentino Olivares, (Museo Casa de Murillo)

( 8 )
conformación microsocial de lugares de intercambio comercial, en el que se vendía productos agrícolas.
Por ejemplo, la venta de productos en las calles aledañas a la Plaza Mayor —hoy plaza Murillo— dio
nombres a varios lugares como: la calle Laguaqhatu, denominada así porque en el lugar se vendía leña;
la actual calle Junín, conocida como Chaullaqhatu que significa “lugar de venta de pescados” y otra calle
denominada Jichuqhatu, o “mercado de pajas” (F. Cajías, 2009; 94).

Dentro del “barrio de indios” de San Sebastián se destacaban las calles de frontera conocidas como Choca-
ta, Tambo de Harinas (hoy calle Sagárnaga), Capacanavi (calle Linares) y Huaña Pila, (agua seca).

Barrio de Indios Barrio de Españoles


Calle del Tambo de Harinas Calle Las Concebida
1 14
(primera cuadra Sagárnaga) (Jenaro Sanjinés)
Calle Chocata Calle de los Mercaderes
2 15
(segunda cuadra Sagárnaga) (Comercio)
Calle Huaña Pila Calle Santo Domingo
3 16
(primera cuadra Sagárnaga) (Ingavi)
Calle Capacanavi Calle de la Buena Muerte
4 17
(segunda cuadra Linares) (Yanacocha)
Calle Larcapata Calle Chirinos
5 18
(Jiménez) (Potosí)
Supay Calle Calle de las Herrerías
6 19
(Santa Cruz) (Socabaya)
Calle Chojñacruz o Cruz Verde Calle Lemus
7 20
(Illampu) (Mercado)
Calle Coscochaca
8 Lugares destacados
(segunda y tercera cuadra Illampu)
Loroqueri o de la Tercera Orden
9 A Basílica Menor de San Francisco
(Murillo)
Calle Otorongo
10 B Convento de San Francisco
(Figueroa)
Calle de la Locería Tambo de San Francisco
11 C
(Graneros) (o de las cochabambinas)
Calle Ancha
12 D Tambo de Harinas
(Evaristo Valle, Av. América)
Calle Recreo (Río Choqueyapu)
13 E Tambo Santiago
(Av. Mcal. Santa Cruz)
Puentes F Tambo San José
1 Puente de San Francisco G Tambo San Miguel
2 Puente de la Concebidas H Tambo Quirquincho
I Iglesia de San Sebastián
Referencia Calles coloniales, pág. 10

( 9 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Calles coloniales
Fuente: G.A.M.L.P. (2017)

( 10 )
• De Chocata y Tambo de Harinas a calle Sagárnaga

Ascendiendo por el “barrio de indios” y siendo frontera entre las Parroquias de San Pedro y San Se-
bastián se encontraba la calle llamada Chocata, que en aymara significa “cubierto con vendas” (Díaz,
1978). Se dice que en este tramo vivía el “Conde de Chocata”, Don Marcos Juan de Dios Villavicencio.
El conde habría sido un personaje acaudalado, propietario de varios solares, de los cuales obsequió
uno para que fuera construida la primera posada o “tambo” destinado a los peregrinos y forasteros
que llegaban a Nuestra Señora de La Paz. El cobro a los forasteros por el alojamiento fue de un peso,
monto recaudado para terraplenar la plaza o atrio del templo de San Francisco (Céspedes, 2015).

Una característica de la zona eran los tambos donde se comercializaban productos de primera nece-
sidad y al mismo servían de refugio o posada para los viajeros. La calle Chocata continuaba hacia la
iglesia San Francisco, siendo este tramo denominado como Tambo de Harinas. En ese tramo se ubi-
caba también el Tambo de Cochabambinos o San Francisco; al primero llegaba harina de trigo para la
elaboración de pan y al segundo llegaba todo tipo de productos.

Cabe mencionar que ambos tambos existieron hasta la época republicana7. En esta calle vivieron
personajes notables de la sociedad como Miguel Guillarte, “El patriota Carlos Tórrez”, quien era el
encargado de escribir y pegar pasquines antes de la revolución del 16 de julio bajo la inspiración y
dirección de Pedro Domingo Murillo. También habitaron esta calle doña Teresa Tapia, el licenciado
Juan de Leresena y otros españoles notables (Díaz, 1978).

Durante el siglo XIX las calles cambiaban de nombre. La calle Tambo de Harinas y Chocata, en memo-
ria de uno de los personajes de la independencia, pasó a llamarse Juan Bautista Sagárnaga Carrasco,
quien jugó un papel central en el levantamiento del 16 de julio de 1809 al ser nombrado Sargento
Mayor del Ejército.

• De Capacanavi y Huaña Pila a calle Linares

Las calles Capacanavi y Huaña Pila confluían en la que actualmente se conoce como Linares. Eran dos
tramos que cruzaban perpendicularmente la Sagárnaga y Santa Cruz que pertenecían al “barrio de
indios” de San Sebastián y San Pedro. En la época colonial la cuadra entre la Santa Cruz y Sagárnaga
se llamaba Capacanavi, ya que este tramo había sido abierto en terrenos que pertenecían al cacique
indígena del mismo nombre (Díaz, 1978; 440). Para 1792, Capacanavi aparece como un barrio de
indios forasteros sin tierras y en otros documentos coloniales como una calle8.

7 En el siguiente acápite desarrollaremos las características de lo que implica un tambo.


8 Archivo La Paz, Padrones Coloniales, Padrón de las tres Parroquias de La Paz. Cercado, Caja 9, 1792.

( 11 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

La arteria Huaña Pila, término aymara que se refiere a un grifo de agua seca, abarcó la segunda cua-
dra que forma la intersección entre la Sagárnaga y la plaza Belzu. Según Viscarra (1965) y Julio Díaz
(1978), durante la colonia esta vía fue parte del barrio de indios de la parroquia de San Pedro. A su
alrededor se encontraban tambos y el asentamiento de artesanos plateros. Durante la independencia,
este tramo fue conocido como la Viluyo, que deriva de Wuila-huyu, “casa de sangre” en aymara, ya
que según se dice, en 1814 habían sido encerrados y degollados varios españoles en una vivienda del
callejón (Díaz, 1978). Por último, durante la segunda mitad del siglo XIX esta calle recibió el nombre
del ex presidente de Bolivia, José María Linares.

• De Larkhapata a calle Jiménez

La actual calle Jiménez debe su nombre a Melchor Jiménez, conocido también como el “pichitanka”
(gorrión), personaje de la independencia, a quien la Junta Tuitiva le comisionó levantar el partido en
Sicasica, logrando su cometido y recorriendo otros pueblos más.

Antiguamente, varias calles de los alrededores de la iglesia de San Francisco tomaron nombres
simbólicos como: Supai Calle o “Calle del diablo” (calle Santa Cruz) y Chojña Cruz o “Cruz ver-
de” (hoy calle Illampu). A inicios de la República, la división de los barrios continuaba en base a
las parroquias de San Sebastián, San Pedro, Santa Bárbara y la Catedral. Para el último cuarto del
siglo XIX, la conformación del espacio varió, los barrios se convirtieron en cuarteles y su número
se duplicó. La denominación de cuarteles se debía a la influencia militar y el desarrollo de la
Guerra del Pacífico. En este periodo, San Francisco pasó a formar el cuartel número 7, teniendo
como límites a las siguientes calles y ríos: ríos Chuqiyapu y Apumalla, calles Sagárnaga y Potosí,
La Carretera (sic) y calle Tumusla (Acosta, 1880). El cuartel de San Francisco, en 1877 estaba
conformado por 16 manzanas con una superficie de 137.431.72 m2, con 176 casas, 554 familias
y con una población de 2464 habitantes (Censo de Cercado, 1877).

( 12 )
Cuartel de San Francisco. La demarcación del Cuartel de San Francisco se hizo en base a los datos de Nicolás Acosta (1880)
y se trabajó sobre el Plano de La Paz de Leonardo Lanza. *Una de las vías que cierra al cuartel es la Carretera, en el mapa de
Lanza hay dos Carreteras, la primera se encuentra cerca a la calle Illampu, el cual no ayuda a cerrar, sin embargo a la altura
de la Garita existe otra Carretera, la cual tomamos como un punto de delimitación del Cuartel.

( 13 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Vista de un costado de la iglesia de San Francisco, calle Sagarnaga donde se distingue puestos de artesanías 1945
Foto: Cordero Castillo GAMLP - SMC - DECM - UMM

( 14 )
Capítulo II
( 15 )
Conformación de la
Iglesia de San Francisco

Junto a los conquistadores arribaron a las nuevas tierras representantes de la iglesia de diferentes
órdenes religiosas, siendo los franciscanos uno de los primeros en llegar. La conquista fue acompa-
ñada de la evangelización, tema fundamental durante el periodo colonial, constituyéndose así en la
justificación para la dominación de la corona de Castilla y Aragón sobre América: “La evangelización
de los pueblos indígenas de América fue una tarea que se impuso a la Corona desde la primera
ocupación del territorio, ya que era ésta la que en definitiva legitimaba el dominio hispano sobre el
continente” (López, 2011; 66).

Así, con el objetivo de evangelizar se realizaron concilios. En el III Concilio de Lima (1582-1583) se
dio las bases para la evangelización. En este concilio se creó un catecismo titulado “Doctrina Cris-
tiana y Catecismo para la instrucción de los indios” publicado en 1548 con el objetivo de unificar la
enseñanza de la fe. La transmisión de la fe se dio en el idioma de los indígenas; aymara y quechua.
Se normaron las condiciones bajo las cuales los indios debían recibir los sacramentos. El objetivo era
evitar la idolatría de los indígenas y mostrar la importancia de los sacramentos. Con él se demostraba
la incompatibilidad de sus prácticas con los ritos católicos (López, 2011).

La presencia de los franciscanos en el valle data de años previos a la fundación de La Paz y fue parte
de la Provincia de San Antonio de los Charcas misma que se disolvería en 1820 (Bailey, 2018; 41).
En 1536 pasaría por estas tierras la primera expedición franciscana compuesta por el Fray Francisco
de Morales. Según datos históricos, el templo construido en 1548 fue el segundo (Centro Cultural
Museo San Francisco, 2006: 15).

( 17 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Padres Franciscanos
Archivo fotográfico Julio Cordero, GAMLP

( 18 )
1. La iglesia de San Francisco

La presencia de los franciscanos en Chuqiyapu se evidenciaba antes de la fundación de la ciudad. El primer


espacio donde se establecieron fue en la actual iglesia San Sebastián (plaza Alonso de Mendoza), bajo la
advocación de San Pedro. Posteriormente se asentaron a la ribera del río Chuqiyapu: “(…) el sitio es de
lo más sano de la ciudad, a la ribera del río, con un hermoso puente de cal y canto, que hizo el convento,
para el pasaje y comunicación del pueblo, por estar retirado del sol” (Mendoza en Matas, 2016; 145).
Ambos barrios eran unidos mediante un puente. Su ubicación estuvo dentro del barrio de indios, siendo
un espacio de frontera entre las parroquias de San Pedro y San Sebastián, perteneciente territorialmente a
este último, y límite con el “barrio de españoles”.

Por lo tanto, el asentamiento de la iglesia de San Francisco se dio en un espacio de frontera y con el trans-
currir los años fue cobrando mayor importancia, constituyéndose sus alrededores, en un eje articulador
del comercio indígena. El nombre de la orden tuvo un alcance territorial, tal es el caso que para finales del
siglo XVIII, dentro de los Padrones Coloniales, se reconoce a San Francisco como Rancho y Ayllu, mismo
que estuvo dividido en ayllu San Francisco Chico y Ayllu San Francisco grande, perteneciente a la Parro-
quia de San Sebastián. San Francisco aglomeraba a diferentes ayllus y al transcurrir los siglos la importan-
cia de San Francisco fue creciendo hasta llegar a ser cuartel San Francisco en el siglo XIX.

( 19 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Construcción del Convento e Iglesia de San Francisco9


Primera época (1548)

Imagen. Iglesia, convento y puente de San Francisco. Fuente: Detalle del lienzo de Florentino Olivares,
Cerco de La Paz, 1781. Colección Municipal Casa Museo Pedro D. Murillo. Fragmento. Fotografía: Ysrael Mendoza M.

9 La información de este acápite fue proporcionada por la Arquitecta Patricia Vásquez, Jefa de Unidad de Patrimonio Material de la
Dirección de Patrimonio Cultural-GAMLP, quien extrajo la misma del Centro Cultural Museo San Francisco (2007). Fragmentos de
la memoria de San Francisco, Restauración y Refuncionalización Del Conjunto Conventual de San Francisco. La Paz: Centro Cultural
Museo San Francisco. Investigación Lic. Roberto R. Montero Mariscal-Lic. Bellas Artes y Restaurador Viceministerio de Culturas.

( 20 )
Portada de la Iglesia de San Francisco, 1906.
Fuente: Maria Robinson, 1906; 146.

( 21 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

El convento de Nuestra Señora de los Ángeles de la ciudad de La Paz del valle de Chuqiyapu fue fundado
por el Padre Fray Francisco de los Ángeles:

[…] fundóle el año de mil y quinientos y quarenta y nueve, y fue el primer convento de Religión […]
tiene de ordinario de quince a diez y seis religiosos sacerdotes y legos, dos curas de indios uno de la
doctrina de San Pedro, que está afuera de la ciudad y otro en el convento, que administra a los indios
yanaconas del Convento, por especiales cedulas de Don Francisco de Toledo, y además virreyes; es
anexo de San Pedro […] la fábrica es llana sin arte, cómodamente pobre a la vivienda religiosa de
sus moradores, dos claustros descubiertos, con solo el amparo de una ala, para el reparo de las aguas
(Mendoza, 134-135).

Sin embargo la construcción se derrumbó en 1612 “por una fuerte nevada”. Luego se reconstruyó otra
construcción que estuvo a cargo de Don Diego de Portugal, “quien era corregidor de La Paz y Hermano
Terciario […] Este segundo templo se mantuvo en pie hasta que el crecimiento de la población exigió un
nuevo y monumental edificio como el que se tiene en la actualidad” (Matas, 2015; 13).

En la segunda década del siglo XVIII se da inicio a la construcción de un tercer templo, “el inicio de los
trabajos data de 1743 o 1744 tuvo como Guardián del Convento al R.P. Fray Alejo Bolaños” (Matas, 2015;
14). Quedó terminada en 1772 y la torre en 1889 (Anasagasti. 1992; 310, 311). La obra “duró más de 44
años […] se cerró la cúpula sobre el crucero en 1753, se cerraron las bóvedas de las naves en 1772, y el
templo fue consagrado y estrenado por el Obispo Gregorio Francisco de Campos en 1784” (Gisbert, 436).
Para el dato de la cúpula se tiene la respectiva inscripción en la misma y dice “se aca/vo es/ta me/dia/ nara/
nja/año de/ 1753” Y en el espacio del coro se aprecia la inscripción “se cero est/a Yglecia sie/ndo Gn E.R.P.E/
Xtobal de Ri/bas Lr. Jo. A 27 de o/ctubre Año de 1772”.

( 22 )
Segunda época (1743 - 1800)

Calle del Recreo, frontis de la iglesia y claustro antiguo de San Francisco (1908 – 1909).
Fuente: “Fotos Antiguas de La Paz”, Página Facebook, La Paz – Bolivia.

( 23 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Construcción actual de la basílica y claustro antiguo

La estrechez del templo, por una parte, y el aumento de la población por otra, obligaron a los padres a la
construcción de una nueva iglesia, más espaciosa que la anterior. La obra de la iglesia es majestuosa, de
pura piedra, que fue extraída y llevada de un lugar cercano a Viacha llamado “Letanías”, por acostumbrar
los trabajadores durante su faena y en compañía de los padres, rezar dichas alabanzas a la Virgen.

Se desconoce el nombre de los arquitectos o maestros de obras que intervinieron en la edificación del mo-
numento; sin embargo, historiadores de arte, como Mario Buschiazzo, Enrique Marco y Harold E. Wethey,
así como Diego de Mendoza y Arzans coinciden en afirmar que en la construcción de iglesias y conventos
franciscanos se tiene una relación estilística muy estrecha y que en ellas intervinieron alarifes, canteros,
albañiles, indígenas, mestizos y criollos, que supone una dirección y una mano de obra comunes.

Sus cimientos se abrieron entre 1743 y 1744; el benefactor fue el rico minero Diego de Baena y Antipara
junto a los donativos de los feligreses. El templo fue terminado en abril de 1784, excepto la fachada, la que
se dató en la última década del siglo XVIII (entre 1790 a 1800). El padre guardián para la construcción y
fabricación de la iglesia desde 1744 hasta 1772 fue el padre Alejo Bolaños.

( 24 )
Atrio de la basílica menor de San Francisco. La escultura de San Francisco de Asís aparece al centro del atrio
sobre un pedestal tronco piramidal. A la derecha el Claustro antiguo demolido (Entre 1948 y 1959).
Fuente: “Fotos Antiguas de La Paz”, Facebook, La Paz – Bolivia.

( 25 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Tercera época: Ocupación y destrucción del convento

El claustro de piedra construido para la residencia de los franciscanos fue ocupado en dos oportunidades,
la primera por el ejército de Goyeneche, cuando llegó para sofocar el alzamiento de 1809.

La antigua iglesia de San Francisco, sirvió de refugio a muchos de los revolucionarios, ya que allí se
encontraba el fraile Juan de Dios Delgado, uno más de los revolucionarios insurrectos. Así sin preo-
cupación, ocultaba a cuanto devoto revolucionario se viere obligado a esconderse tras ser perseguido
por las autoridades realistas, quienes no podían invadir la casa de Dios por respeto a él y a todos los
santos que allí se veneraban. El día de la revolución, Delgado, sumándose a la causa revolucionaria,
hizo sonar las campanas de la iglesia, tan fuerte que se rajaron. Actualmente estas campanas se en-
cuentran depositadas en la Cripta de los Héroes de la Basílica. En el lugar se encuentran, asimismo,
las urnas que guardan los restos de Murillo, Sagárnaga, Bueno, Jaén y de los hermanos Gregorio y
Manuel Victorio García Lanza (La Paz Revolucionaria, 2008; 17).

Posteriormente, en 1824, fue ocupado por el ejército colombiano al mando de Simón Bolívar. Si bien no
sufrió clausura a raíz de la independencia como sucedió con otros de la República, si se expropió el claus-
tro que fue destinado a escuelas públicas y oficinas de la Aduana Nacional.

Los franciscanos se vieron obligados a retornar al claustro posterior (todavía con estructura del siglo XVII),
pues se tienen evidencias de que éste fue parcialmente demolido, reconstruido entre los años 1830 a 1832
por Manuel Sanahuja y remodelado entre 1894 y 1898, siendo guardián el R.P. Luis Escobar.

En 1926 con motivo del VII Centenario de la muerte de San Francisco de Asís, se colocó una escultura en
el atrio, de la que actualmente solo queda la imagen que se encuentra al centro de la fachada.

( 26 )
Escultura de San Francisco, S/A.
Fuente: Archivo fotográfico Julio Cordero, GAMLP.

( 27 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Del 7 al 17 de octubre de 1948, la comunidad Franciscana celebró con toda pompa y solemnidad el IV
centenario de la fundación del convento, siendo guardián el P. Luis Danz, cuando se confeccionó un in-
tenso programa religioso-cultural, fue en ese mismo año que por Decreto del Papa Pío XII, la iglesia fue
elevada al rango de “Basílica Menor”.

Ese año de 1948 coincidió con la celebración del IV° Centenario de la fundación de la ciudad, los festejos
contemplaban la modernización de la ciudad y una de las obras relevantes fue la ampliación de la Av. Ma-
riscal Santa Cruz que incluía la demolición del convento.

( 28 )
Vista de la Plaza San Francisco en la década de los años 60 (siglo XX). El edificio Neocolonial con andamiaje y en construcción.
Fuente: Recopilación fotográfica para el Convento de San Francisco del Arq. Fidel Cossío Zapata.

( 29 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

En esta fecha los franciscanos recuperaron la propiedad del claustro antiguo y decidieron construir un
nuevo edificio que permitiese un cerramiento continuo a la fachada de la Basílica. Si bien no queda claro
quién fue el que diseñó el edificio neocolonial, se sabe de un plano donde está manuscrita la firma del
arquitecto argentino Martín Noel dando su visto bueno, sin embargo el proyecto puede haber sido elabo-
rado por el Ing. Olegario José Concha, entendido en construcciones y reconstrucciones de tipo colonial,
de quien se ha encontrado algunos planos que datan de la época neocolonial, las referencias orales de los
que participaron en la construcción aseguran que fue el Ing. Concha el que dirigió la obra.

El 4 de octubre de 1959, Mons. Thomas Mannig bendijo la primera piedra fundamental del nuevo edi-
ficio, que recién comenzó la construcción en 1961, bajo la dirección de Fray Fernando Villamil, la edifi-
cación concluyó en 1966, en esta obra colaboraron los Padres Franciscanos de la Provincia del Santísimo
Nombre de Jesús de los EEUU.

( 30 )
Vista de la Plaza San Francisco en la década de los años 70 (siglo XX).
Fuente: Recopilación fotográfica para el Convento de San Francisco del Arq. Fidel Cossio Zapata.

( 31 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

2. El templo de San Francisco, expresión de arte colonial10

El templo de San Francisco es un monumento religioso que tiene la mayor muestra artística del barroco mes-
tizo construido en la ciudad de La Paz. El templo presenta tres naves, la central está cubierta con una bóveda
de cañón corrido, reforzada por arcos portantes de piedra tallada. El crucero (área central) del templo se
encuentra cubierto por una cúpula de media naranja, y las naves laterales por bóvedas vaídas (achatadas).
Merece especial atención su espléndida fachada barroca con abundante ornamentación tallada en piedra,
representaciones de fauna y flora nativa, hasta divinidades y figuras mitológicas, como producto del sincre-
tismo entre la cosmovisión andina y la fe católica. Remata la fachada el escudo franciscano.
10 Este acápite fue realizado por la historiadora Carla Bailey Rueda. Avance de tesis para optar al grado de Licenciatura en Historia.
Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, 2018 (Inédita)

( 32 )
( 33 )
( 34 )
( 35 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Uno de los elementos que promovieron esta expansión fue el arte. Las distintas corrientes artísticas que vinie-
ron de Europa mediante los grabados coadyuvaron —inicialmente— en la labor evangelizadora. Al margen del
tema religioso, el surgimiento de un estilo artístico propio, fue otra de las contribuciones de estas corrientes
europeas, dando como resultado un arte mestizo.

La población indígena de las nuevas colonias americanas, en este caso de Charcas, practicaban cultos completa-
mente diferentes a la religión cristiana, es por esta razón que la Iglesia Católica estableció la llamada extirpación
de idolatrías en los sitios considerados sagrados por los indígenas. El objetivo de la extirpación de idolatrías fue la
destrucción de elementos rituales y lugares de culto indígena considerados “paganos” como las wak’as.

El nuevo estilo denominado barroco mestizo se presento en las distintas ramas artísticas como la pintura, la
escultura con el tallado de imágenes y retablos, la arquitectura con el canteo y el labrado de la piedra hasta
conformar las portadas de las iglesias donde el mencionado estilo llegó a su máximo nivel. Se denomina estilo
mestizo a una forma de barroco que se desarrolló en la región andina a fines del siglo XVII e inicios del XVIII.

Es un estilo que se extiende desde Arequipa hasta Potosí y se caracteriza por el desarrollo de las plantas, es de-
cir la forma arquitectónica de la iglesia que puede ser de planta elíptica o cruz latina, luego está el tratamiento
de la decoración y la concepción de espacio. El barroco mestizo es el resultado de la unión entre elementos
españoles e indígenas. Este concepto fue desarrollado por la Arq. Teresa Gisbert. De esta manera surgieron
escuelas de arte y talleres donde los indígenas y mestizos aprendieron el arte foráneo aprendido y plasmaron
su propia visión indígena, expresada a través de la técnica a bisel del tallado en piedra a inicios del siglo XVII
(Gisbert, 1980; 31).

La iglesia de San Francisco es un eje articulador pues une la religión católica y la cosmovisión andina en los
elementos tallados en su fachada, ambos fruto del mestizaje cultural e ideológico suscitado durante la época
colonial y que perdura hasta nuestros días.

Uno de los aspectos importantes de la iglesia de San Francisco son los elementos iconográficos que presenta
tanto en su interior como en el exterior, los mismos que muestran al barroco mestizo en todo su esplendor. Es
una de las pocas edificaciones de tipo religioso que presenta este ejemplo de elementos en su decoración de
manera profusa.

La portada de la iglesia de San Francisco es un claro ejemplo del estilo barroco mestizo. El fino tallado en pie-
dra presenta figuras típicas de la fe cristiana y la visión indígena. Para Gisbert la fachada no se había concluido
hasta la última década del siglo XVIII, es decir, que posiblemente se terminó entre 1784 a 1790. Una de las
principales características del estilo barroco mestizo es la inserción de elementos indígenas como flora y fauna
típica americana, ajenos al estilo europeo, es decir, que el barroco europeo posee elementos propios como las
columnas salomónicas, representaciones de grutescos. Figuras de la tradición cristiana se unen con imágenes
de seres mitológicos del arte antiguo griego y romano como mascarones conformando una simbiosis cultural
y religiosa muy extendida en Europa.

( 36 )
( 37 )
Capítulo III
( 39 )
Espacios comerciales entorno
a San Francisco
El comercio en los barrios de indios y españoles se consolidaba en sus calles y en los tambos; cada vía
tenía una característica particular en cuanto a la venta de productos y ello era complementado por
el trabajo de los artesanos, quienes también tenían calles especializadas. Según Silvia Arce (2015),
en San Sebastián, durante los siglos XVII y XVIII, los españoles estuvieron dedicados a la fabricación
de ceras y platerías o fueron artesanos (sastres, doradores, ensambladores, carpinteros, albañiles,
panaderos, tocuyeros, montereros, zapateros y silleros).

En los padrones coloniales, con el objetivo de contabilizar a los tributarios, se registraba a los habi-
tantes según los ayllus a los que pertenecían11. Para 1792, en los padrones de San Sebastián tributa-
ban según los oficios y no así según ayllus, así se registraba los siguientes oficios: tintorero, panadero
(la mayoría aparece sin casa), sombrerero, carpintero, barberos, sastres, tocuyeros, montereros y
zapateros12. En la calle Chocata también había indios orfebres, en Capacanavi se encontraban los
zapateros y en el Tambo de Harinas los panaderos13.

La característica de estas actividades es que se desarrollaba en espacios públicos concretos donde


dicha dinámica económica fue un medio de integración y ampliación del consumo y aprendizaje
para los indios, quienes después instalarían sus propios talleres: “… el lugar de residencia de muchos
de estos artesanos: calle Ancha, Chocata, Tambo de San Francisco, Carcantía, que eran espacios
urbanizados, pero los artesanos mantenían su pertenencia al ayllu, su identidad, y por tanto seguían
tributando como parte de una estructura tradicional indígena” (Arce, 2015; 412).

La importancia comercial de los alrededores de San Francisco radicaba en que era el vínculo entre el
área rural y urbana, además era una ruta de llegada desde Potosí.

11 Archivo La Paz, Padrones Coloniales, Parroquias de La Paz San Sebastián. Cercado, Caja 7, 1701.

12 Archivo La Paz, Padrones Coloniales, Padrón de las tres Parroquias de La Paz. Cercado, Caja 9, 1792.

13 Archivo La Paz, Padrones Coloniales, Parroquia de La Paz San Sebastián, Cercado, Caja 8, 1784.

( 41 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

1. Los tambos entorno a San Francisco

Con el paso del tiempo, las calles Chocata, Ancha (actual av. Ildefonso de las Muñecas) y Tambo de
Harinas, del barrio de indios de San Sebastián, tomaron características particulares por los asenta-
mientos de artesanos y comerciantes de productos agrícolas que se fueron urbanizando a través de la
actividad artesanal sin desvincularse de la vida rural. En este sentido Arze (2015) indica: “Conside-
ramos importante la relación entre los artesanos y el espacio de la ciudad que ocuparon; no es casual
que en La Paz el núcleo donde vivieron fuera el de un ‘barrio de indios’, espacio de intermediación
entre lo rural y lo urbano…” (Arce, 2015; 412).

Otra característica es la consolidación de los tambos como centros comerciales en la zona de asenta-
miento de los indios. Los tambos fueron parte del sistema social Inca; sin embargo, con la coloniza-
ción española fueron refuncionalizados para el beneficio del español14.

En la ciudad de Nuestra Señora de La Paz se nombró visitador de tambos a Alonso Caballero, quien
debía visitar y poner orden en los mismos. El objetivo de la visita era: “…vaya a visitar a los dichos
tambos y haga que los indios sirvan en ellos con lo necesario cada uno al tambo que es obligado, con-
forme a los repartimientos” (Actas Capitulares, 2011: 73). Los españoles ajustaron los tambos según
sus intereses; exigieron a los indios a prestar servicio obligatorio en ellos y a proveer de todo lo que
necesitaban los español que estaban de paso15. Unos años más tarde, a la llegada del Virrey Toledo, se
dispuso nuevos reglamentos que aliviaba la condición de los indios en el tambo.

Paulatinamente los tambos cambiaron sus características: de ser un lugar de acogida y de suministro
para el viajero, pasaron a ser lugares predominantemente comerciales ya que su función principal fue
la de constituirse en centros de venta de productos agrícolas.

14 Los cronistas Garcilaso De la Vega (1609), Francisco López de Gómora (siglo XVI) y Bernabé Cobo (1653) señalan que en la época
prehispánica los tambos pudieron haber sido entendidos como mesones, ventas o posadas que los Incas mandaron a construir a lo
largo de las rutas del imperio. Los tambos son interpretados también por estos cronistas como grandes palacios donde se albergaban
la corte y los ejércitos del Inca; no eran edificaciones comunes y las comunidades se hacían cargo de aprovisionar el lugar. Por lo tan-
to, el origen de los tambos se remontaba a la época prehispánica y cumplía el rol de ser un albergue para el Inca, quien realizaba largas
travesías por el territorio conquistado; posteriormente este sistema fue utilizado por los españoles, quienes excedieron las Ordenanzas
al cometer abusos en contra de los indios (De la Vega, 1609:222; López de Gómora, siglo XVI, ed. 2003:223; Cobo, 1653:119).

15 “Y mandan que a los soldados que por dichos tambos pasaren se les dé leña, agua, paja y yerba si llevare caballo y un día de comer
con el aguacil y persona que allí estuviere, a su mesa, de lo que él comiere y no más.(…) Y mandan que al mercader que pasare por
dichos tammos (tambos) que sea conocido que compra y vende, ni ha criado o factores suyos no se de mitayo ni comida ni camarico
ninguno, sino que para su comida y de sus piezas y caballo si le llevare, lo pueda comprar o rescatar a los indios…” (Actas Capitu-
lares, 2011: 97).

( 42 )
Los tambos centralizaban gran parte de la actividad comercial porque allí llegaban los productos
agrícolas y textiles de las distintas provincias del virreinato. Su existencia se justificaba en la
ciudad porque La Paz era un lugar de paso obligado entre el sur del Perú y Charcas (Crespo,
2009; 140)

Además de servir para el cambio de caballerías y alojamiento de viajeros era lugar de concentra-
ción donde los comerciantes vendían sus productos al por mayor y menor (Mesa y Gisbert en
Crespo, 2009; 140).

Según Crespo, el establecimiento de tambos en La Paz se justificaba por ser el nexo entre Perú y Char-
cas; era un paso obligatorio para el viajero. Un tambo cumplía la doble función al ser centro comercial
y lugar de hospedaje para el forastero, era un espacio dinámico.

Su espacio se distribuía de la siguiente manera:

Generalmente, los tambos tenían un gran patio donde se hacían todas las transacciones y otro
que servía para el cuidado de las bestias de carga. En el piso superior tenían habitaciones para
los pasajeros y los propietarios o administradores. La parte del edificio que daba a la calle estaba
ocupada por tiendas. El encargado del establecimiento se llamaba “maestro de posta”, quien se
encargaba de atender las cabalgaduras de los viajeros (Crespo, 2009; 140).

Desde la época colonial la calle Chocata y Tambo de Harinas (hoy calle Sagárnaga) era un lugar donde
se instalaron varios tambos entre ellos, el de Harinas o Remedios, Tambo Cochabambinas; los tambos
San José y San Miguel, donde se vendían productos agrícolas. Eran espacios que proveían a los es-
pañoles: “Los españoles son bien proveídos de mantenimientos y pescado de la laguna, y de muchas
frutas que traen de los valles calientes, adonde se siembra gran cantidad de trigo, y crían vacas, cabras,
y otros ganados” (Cieza, 2005; 267).

El Tambo de Harinas, según Gonzalo Simbrón (2009), era conocido como el de Remedios ya que en
este lugar existía un cuadro de la Virgen María con el Niño el cual, según se dice, sufrió agresiones de
parte de un poblador provocándole heridas que sangraban, este hecho fue tomado como un milagro,
así que luego la imagen fue trasladada a la iglesia San Juan de Dios. El tambo de Cochabambinas,
estaba dedicado al comercio de productos agrícolas. Otro tambo que se ubicaba en la esquina de la
calle Chocata era el de San José, donde se comercializaban productos agrícolas traídos del altiplano.
Al final de la calle se encontraba el tambo de San Miguel.

( 43 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

El comercio de estos tambos en la vía de Chocata y Harinas vinculaba al “barrio de españoles” y a la


Parroquia de San Pedro y San Sebastián. El establecimiento de estos tambos se justifica al encontrarse
en una ruta que va hacia Potosí, espacios de donde se suministraban de productos agrícolas (Cajías
F., 2009; 45). Julio Díaz (1978) menciona otros tambos en la zona como el de suelas, aguardientes,
tabaco, carbón y otros.

Respecto a la concentración de tambos en esta área, Edward Nell (1984) señala que los campesinos
(indígenas), que son la base de las sociedades tradicionales y estáticas (pre-capitalistas), se establecen
en sectores donde el rendimiento de su esfuerzo y de su tiempo es mayor, por lo tanto, se infiere que
el establecimiento de los tambos alrededor de San Francisco se produjo en los lugares donde estaba
permitido, es decir, en el “barrio de indios”, constituyéndose en un nexo entre lo rural y lo urbano.

El crecimiento de la ciudad dependía del abastecimiento de los productos primarios del área rural
que eran ofrecidos a través de los tambos y qhatus (puestos en vía pública): “Las ciudades no pueden
obligar al campo a vender; si el campo prefiere no vender, las ciudades desaparecerán” (Nell, 1984;
112). Sin embargo los productos ofrecidos por las ciudades no son necesarios para el campo, ellos
pueden almacenar sus productos. Esto se ejemplifica con lo que pasó en 1781 con el Cerco a La Paz,
al cortar la provisión de productos agrícolas al “barrio de españoles”, estos no pudieron resistir la falta
de alimentos y algunos habitantes perecieron.

El establecimiento de tambos permitió también que se asiente gente mestiza, comerciantes y criollos
que llegaban en busca de hospedaje. En este periodo, los tambos adquirieron una característica prefe-
rentemente mercantilista. Dentro de este proceso económico, el indígena se insertaba y formaba parte
de este tipo de comercio.

Los tambos mantenían su característica comercial y con los años su número se había incrementado.
Para el siglo XIX, según el registro realizado por Nicolás Acosta (1880), se tiene información sobre la
existencia de 16 tambos, la mayor parte estaban ubicados en los extra-puentes.

La ubicación particular concentrada de la mayoría de estos tambos posadas se explica no sólo


porque se encontraba en los caminos que conducían a El Alto, sino, también porque los trajines
que implicaba el transporte de mercaderías que se hacía a lomo de llamas y mulas, debía estar
‘fuera’ de la ‘ciudad’ urbana (Barragán, 2000; 210).

No sucedió lo mismo con el mercado conocido como “recova” que se encontraba en pleno centro
administrativo, debido a que las vendedoras pertenecían a una “clase menesterosa”. Según Barragán
tanto tambos y recova abastecían el “mercado interno”.

En 1877 se publicó un plano de la ciudad La Paz donde se describen varios tambos ubicados en la
calle Sagárnaga y que finalizaba en la parte superior con el río Chakeri (hoy plaza del Gran Poder).

( 44 )
Plano de La Paz de 1877.
Fuente: Salamanca, Rodolfo (1948) “La Paz durante la República” en La Paz en el IV Centenario (1548 - 1948)
Ed. Comité pro IV Centenario de la Fundación de La Paz. Buenos Aires (p 145).

( 45 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Descripción de tambos y edificios del plano de 1877


Propietarios durante la se-
Leyenda Fechas festivas
gunda mitad del siglo XX
1. Aduana
2. San Francisco y Convento
3. Capilla y Claustro de la Tercera Orden
A. Tambo de Harinas
B. Tambo de Cochabambinas
C. Tambo San José Gente venida de Cochabamba
D. Tambo del Carmen Familia Beltrán 16 de julio
25 de julio fiesta de Santiago
E. Tambo Santiago Adriana Argote
Mayor
F. Tambo del Carmen
Familia peruana administrada
G. Tambo San Antonio
por Agustín Flores
H. Tambo San Miguel
I. Tambo del Carbón

Fuente: Transcripción del plano original de la ciudad de La Paz 1877 e incorporación de datos del texto
Historia de 100 Barrios Paceños, 2009.

Se desconoce la razón por la que dos tambos llevan el mismo nombre, “Del Carmen”. Algunos
tambos tenían sus orígenes en la época colonial y durante la república continuaron. Los produc-
tos que comercializaban estos tambos era generalmente para el comercio interno; ofrecían pro-
ductos que provenían del valle, trópico y altiplano. Algunos de estos tambos han llegado a per-
durar en la memoria de los vecinos. German Guzmán, vecino del barrio de Rosario señalaba que:

…existían los tambos, el Tambo de Barsen (este tambo estaría ubicado en la esquina de la
calle Illampu y Sagarnaga) de la Familia Rojas, naturales de Cochabamba. El Tambo San
José de dos puertas, ahí en ese tambo vivía gente generalmente venida de Cochabamba,
¿por qué?, porque vendían pavo, maíz, se vendía todo lo que llegaba de Cochabamba,
tambo es tambo.

( 46 )
El Tambo de las Mercedes de la familia Eguino, muy prestigiosa la familia Eguino cuya
biznieta ha sido la señora Vicenta Juaristi y la “rabadilla” doña Juana García, una chola de
garbo (…). Luego, en ese tambo de la familia Eguino llamado Las Mercedes ha vivido la
familia Jáuregui, porque la familia Jáuregui posiblemente haya sido copropietaria de cierta
parcela. (…) familia Beltrán con el nombre del Tambo del Carmen y otro al frente de la
familia de Adriana Argote viuda de Espinoza con el nombre de Tambo Santiago, donde se
festeja cada 25 de julio por la fiesta religiosa de Santiago el Mayor. El Tambo del Carmen
celebraba el 16 de julio y el Tambo de la Merced el 24 de septiembre en honor a la Virgen
de la Merced. El Tambo de San Antonio de una familia del Perú, que era muy potentada,
lo administró el señor Agustín Flores muchos años (…). (Historia de 100 Barrios Paceños,
2009; 577-578).

Para la segunda mitad del siglo XX los tambos continuaron y actualmente pervive en la memoria
de aquellos que pudieron ver a la calle Sagárnaga en su apogeo comercial a través de tambos.

Cada uno tenía una especialidad en los productos que ofrecían y eran suministrados por los
indígenas:

La ciudad de La Paz se proveía de alimentos traídos por los indígenas y por los comercian-
tes pequeños. Las distancias encarecían los costos, pero no ocasionaban escasez. El abasto
de harina, estaba en la calle Sagárnaga; el Tambo de carbón, en la calle Rodríguez; la re-
cova, entre las calles Ayacucho y Colón: desde 1849 fue convertida en cuartel, corriendo
igual suerte que el mercado Sucre.

También existían los mercados San Francisco y San Sebastián (…) Los tambos eran como
las venas del organismo social. Allí llegaban los pequeños comerciantes nativos y forá-
neos. Cada uno de aquellos poseía una especialidad y una designación como: tambo de
aguardientes; el de quinas y tabaco, el de harinas, el de suelas, el de carbón; el tambo de
los challapateños; el de los costeños, que traían productos de ultramar, y otros más (Sa-
lamanca, 1948; 214).

Los indígenas abastecieron de productos agrícolas a la ciudad siendo considerado las venas del
organismo social. En la siguiente tabla se detalla a otros tambos de la ciudad de La Paz.

( 47 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Tambos en la ciudad de La Paz, 1880


Tambos Calles
Abasto de Harinas Sagárnaga y San Francisco
Tambo del carbón Calle Rodríguez
Tambo de Tejada Evaristo Valle
Tambo Quirquincho Evaristo Valle
Tambo del Carmen Tumusla
Tambo de San Francisco *
Linares
Tambo de San José **
San Francisco
Tambo de San Antonio Potosí***
Tambo de la Merced Lado iglesia de la Merced
Tambo de Santiago ------------------
Tambo del Carmen Potosí
Tambo de los Costeños Tumusla
Tambo de la Concepción Yanacocha
Tambo-rancho del Carmen Castro
Tambo de la Concepción Comercio

Fuente: Datos construidos en base a la información de Rosana Barragán (2000) y Nicolás Acosta
(1880).

*Es probable que haya una confusión sobre el Tambo de San Francisco, ya que este era conocido
como el de Cochabambinas y se ubicaba frente a la iglesia de San Francisco y no en la Linares.

**Este tambo se encontraba específicamente en la calle Illampu esquina Sagárnaga.

***La calle Potosí es la prolongación de la actual calle Sagárnaga.

Uno de los tambos principales fue el de Harinas, para 1873 el municipio había reglamentado su
funcionamiento junto a las panaderías. Mediante el Reglamento publicado en la Gaceta Munici-
pal del 13 de diciembre de 1873 se reguló el funcionamiento del dicho tambo, según el Concejo
Municipal era el único autorizado para realizar dicho comercio:

( 48 )
Artículo 1° Mientras el Consejo Municipal no establezca otro local para la importación de
harinas de trigo, el actual conocido por ‘Tambo de harinas’ será el único á que las impor-
ten los comerciantes. La harina en flor se importa a esta plaza, de Chile o Cochabamba…
(La Gaceta Municipal N° 27 13/12/1873; 3).

El reglamento también normaba la higiene del lugar, además prohibía que dicha harina de trigo sea
mezclada con harina de maíz, frijol o cualquier sustancia nociva. Debía evitarse también que los
comerciantes se embriaguen antes del reparto de harinas. Cada una de estas faltas estaba penada
con el pago de una multa. La repartición de harina se hacía a partir de las dos de la tarde excepto
los días festivos, en presencia del Munícipe Inspector y por ningún motivo se podía vender la hari-
na a personas que no estuvieran inscritas (La Gaceta Municipal N° 27 13/12/1873; 4).

Los que adquirían dicho producto eran los panaderos. El peso del pan variaba según el precio
de la harina. Existían dos tipos de panaderos: unos propietarios y otros agregados; ambos es-
taban obligados a inscribirse en el rol de panadero, se les obligaba a marcar el pan con el sello
correspondiente, cualquiera que sea la figura del pan. ¿Dónde vendían el producto? Según el
reglamento: “A cada panadero se le señalará en la recova y en la Plaza San Francisco, un lugar
conveniente para la venta de su pan, según el orden mismo del rol, de modo que su número
sea el mismo que se ponga en el indicado lugar” (La Gaceta Municipal N° 27 13/12/1873; 4).

Por lo tanto, el Tambo de Harinas fue un espacio exclusivo para el expendio de harina de trigo
traída de Chile y Cochabamba, su mercado se limitaba a los panaderos, quienes vendían su
producto en la recova y en la plaza San Francisco. Esta última aparece como un espacio de co-
mercialización, en determinadas horas del día debió de ser inundada por panaderos.

( 49 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Tambo cerca a la calle Sagárnaga, 1941.


Fuente: Fotografía tomada por Elena Hosman, Fotos Antiguas de La Paz, Facebook, La Paz-Bolivia.
(Consulta: febrero de 2017).

( 50 )
Otro de los tambos que funcionó desde la época colonial hasta la republicana fue el tambo
Cochabambinas, también conocida como San Francisco, donde se comercializaba productos
agrícolas. La formación de los otros tambos que se encontraba al final de la actual calle Sagárnaga
data de la época colonial y republicana, y es probable que se hayan dedicado a la comercializa-
ción de productos agrícolas como el comercio de frutas y coca.

Como vemos los tambos tienen una vocación productiva y comercial que se fue manteniendo. Para
Carla Rodas, “los Tambos fueron factores importantes en las movilidades sociales de comerciantes
de provincias mostrando un intercambio de productos de diferentes pisos ecológicos” (Khana N°
50, 2008, 44). Hasta la segunda mitad del siglo XX ingresaban grandes camiones que traían pro-
ductos agrícolas del interior del país a proveer a los tambos, con el crecimiento urbano esto se ha
prohibido y de esta forma los tambos han sido arrinconados hasta el punto de que se fueron cerran-
do o refuncionalizándo como locales comerciales y tiendas. Hoy en día quedan muy pocos tambos.

2. Mercado de San Francisco

Al final del siglo XIX, la iglesia de San Francisco cobró una vital importancia en el desarrollo
social urbano porque sale de la periferia para integrarse a una ciudad que comenzaba a moderni-
zarse. Los cambios urbanos influyeron en la configuración arquitectónica y la ocupación espacial
que hicieron los vecinos en las calles Sagárnaga, Linares, Santa Cruz y otros. A fines del siglo XIX
y comienzos del XX, se incrementaba las actividades comerciales entorno del templo no sólo por
efecto de los tambos sino por la dinámica social que se generaba en la ciudad.

Entrada la república, en el ámbito comercial, se mantenía la estructura colonial. Se continuaba impor-


tando productos de ultramar que eran ofrecidos cerca a la plaza Mayor (plaza Murillo). Los artículos
de vestir se encontraban en las calles Comercio y Mercado. Existía también el comercio ambulante
o en puestos de venta en la vía, cuyos vendedores son llamados “mercachifles” por Acosta (1880).

A Alcides D’Orbigny, cronista francés que estuvo en La Paz en 1830, le llamó la atención la dis-
posición de los mercados en las plazas, sobre todo, en la principal donde se asentaban los indios
que vendían productos de origen diverso.

Hay en La Paz dos plazas. Una, la Plaza Mayor o gran plaza, está al frente a la Catedral,
en el centro de la ciudad. […] La segunda, la plazoleta o pequeña plaza, está en un barrio
alejado, igualmente frente a una iglesia. Esas plazas serían hermosas, si al ser empleadas
como mercado, no estarían siempre cubiertas de todos los productos naturales e indus-
triales del país extendidos simplemente sobre el suelo y obstruidas por indios de ambos
sexos que van allí a vender o comprar (D’Orbigny, 1958; 56).

( 51 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Esta descripción del naturalista D’Orbigny ilustra la existencia de mercados ubicados en las
plazas; la primera hace referencia la actual plaza Murillo y la segunda podría referirse a San Fran-
cisco o San Pedro, sin embargo estas plazas están asociadas con la presencia de indios. La exis-
tencia de los mercados en espacio público era común en esa época. Otra viajera, María Robinson
describía al comercio de La Paz a inicios del siglo XX de la siguiente manera:

La Aduana Nacional, que ocupa lo que fue anteriormente parte del claustro de San Fran-
cisco, es uno de los edificios públicos que aumenta constantemente su importancia a me-
dida que la vida comercial se desenvuelve y extiende. Es el centro de una sección ocupada
de una parte a otra de la calle. El mercado al aire libre atrae la muchedumbre heterogénea
que es un rasgo del ‘lado barato’ de todo el mundo. […] Grupos de vendedores se sientan
en la orilla de la acera, con sus legumbres, frutas y flores esparcidas en el suelo frente a
ellos, y como hay a menudo una familia entera para comprar un ramo de flores, la con-
versación necesaria para elegir aun las cosas más pequeñas agotaría el vocabulario de un
diplomático. […] El colorido del mercado de La Paz es de esplendor arrebatador. Radia
como un prisma movible bajo la fuerte luz del sol de los altos de la meseta (Robinson,
1906; 147-148).

( 52 )
Mercado afuera de la Aduana, 1890.
Fuente: Archivo fotográfico Julio Cordero, GAMLP.

( 53 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Esta imagen evidencia la presencia de la proliferación del comercio en puestos de ventas asentados a
las afueras de la iglesia de San Francisco. Se llega a contabilizar más de veinte puestos fijos, con las
denominadas chiwiñas con las que los vendedores se cubren del sol y la lluvia, así como mucha gente
sentada ofertando sus productos. En la pared se lee “Aduana Nacional”, que para inicios del siglo XX
funcionaba en uno de los claustros de San Francisco.

El mercado establecido a las afueras de la Aduana Nacional era conocido como “Mercado San Fran-
cisco”, donde se ofrecían los siguientes productos clasificados en carne, pan, frutas y productos en
general:

( 54 )
Productos comercializados en el Mercado San Francisco
Carne Pan Frutas Productos

Carne de vaca Bizcochos Albaricoques Paltas Acederas Coliflor blanca Puerros

Carne de cor- Coliflor am-


Empanadas Ajipas Pepinos Acelgas Queso fresco
dero arilla
Empanadas
Carne seca Caña de azúcar Pera común Achicoria Chirivía Queso seco
de dulce
Carne de Pan de leche Capulí (chilto) Pera Joaquina Achojcha Chichi Quesillo
cerdo
Pan de
Carne seco Ciruelas Pera de a libra Ají amarillo Chuño blanco Quinua amarga
abizcochado

Fuente: S/A. (1896). Boletín de Estadística Municipal de la ciudad de La Paz de Ayacucho Bolivia.
Conejos Pan común Cidra Piñas Ají colorado Chuño negro Quinua real
Plátano ordi-
Chicharrón Pan de palillo Chirimoyas Ají locoto Haba fresca Rábanos
nario
Pan Mollendo Plátano mo- Ají ulupica
Chorlitos Damascos Haba seca Racachas
(ttajllita) rado fresca
Ají ulupica
Chorizos Molletes Duraznos Plátano isla Huevos Repollo
seca
Gallinas Rosquetes Frutillas Plátano turco Ají verde Lacayotes Requesón
Patos Tortas Guindas Plátano seda Ajos Lechugas Tomate
Plátano
Perdices Panales Granadas Apio Manteca Trigo
dominico
Platillos de Alverjas
Tocino Granadillas Sandias Mantequilla Vinagrillo
dulce frescas
Alverjas
Vizcachas Higos frescos Tunas Maíz (choclo) Yucas
secas
Maíz blanco
Pescados Higos secos Tumbos Arroz Zanahorias
seco
Bacalao Limones Uva negra Beterragas Maíz amarillo Zapallos

Bogas frescas Lucmas Uva pasa Café Maíz gris

La Paz: Taller Tipo Litográfico.


Bogas secas Manzanas Camote Maíz morado
Corbinas Membrillos Cañahua Otras especies
Charquecillos Melones Caya Nabos
Cebada en
Ispí fresco Naranjas grano Ocas

Naranjas manda-
Ispí seco rinas
Cebollas Papas

Suches Pacaes Coliflor Papalisa

( 55 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

La variedad de productos comercializados en el mercado San Francisco son traídos de Chile


y Perú. La Paz se abastece también de los productos producidos en las regiones del Altiplano,
valles y los Yungas (trópico).

Iglesia de San Francisco (1900 - 1930)


Foto: Cordero Castillo GAMLP - SMC- DECM - UMM

( 56 )
Esta imagen tomada a inicios del siglo XX muestra la otra parte del atrio de San Francisco. Igual
que en la anterior imagen se ve el comercio asentado en puestos fijos, estos están ascendiendo
por los contrafuertes de la iglesia San Francisco hacia la calle Sagárnaga. En plena esquina se ve
la construcción del edificio República.

Iglesia San Francisco, 1900.


Fuente: Fotos Antiguas de La Paz, Facebook, La Paz-Bolivia.

( 57 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Mercado de San Francisco.


Fotos Antiguas de La Paz, Facebook, La Paz-Bolivia. (Consulta: febrero de 2017).

( 58 )
Mercado de San Francisco.
Fuente: Fotos Antiguas de La Paz, Facebook, La Paz-Bolivia. (Consulta: febrero de 2017).

( 59 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Atrio de la Iglesia de San Francisco 1945.


Foto: Cordero Castillo GAMLP - SMC- DECM - UMM

( 60 )
Las afueras de la iglesia de San Francisco se habían caracterizado por ser un espacio que concen-
traba al comercio. Ante el crecimiento urbano y la llamada modernización, en 1940 los puestos
de venta a las afueras de la iglesia de San Francisco fueron retirados. En la siguiente imagen se
observa la existencia de casas de estilo neoclásico al inicio de la calle Sagárnaga, el atrio continua
enrejado y no se visualiza la proliferación del comercio.

Desde 1940, con los cambios que se suscitaba en la estructura urbana, el mercado y el comercio
agrícola fueron desplazados a otros sectores. Una de las vías comerciales más populares era la
Sagárnaga, lugar donde se concentraba el comercio en tambos.

3. Dinámica económica en los siglos XIX y XX

Desde la época colonial la Parroquia de San Sebastian se caracterizaba por tener artesanos en dife-
rentes ramas. En el Censo de 1877 realizado a los ocho cuarteles de La Paz, para el cuartel de San
Francisco se constato lo siguiente:

( 61 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Cantidad de trabajos del Cuartel de San Francisco


Profesiones Ejercicios Artes Oficios Ocupaciones
Abogados 16 Propietarios 53 Impresores 3 Sastres 67 Costureras 224
Médicos 1 Comerciantes 127 Joyero 3 Tejero 2 cigarreras 31
Eclesiásticos 32 Dependientes 2 Platero 5 Zapatero 96 Tejedoras 25
Empleados 6 Curiales 7 Carpinteros 26 Sombrerero 14 Pulperas 32
Sin ocupación
Estudiantes 69 852 Herreros 18 Barbero 9 chicheras 19
párvulos
Militares 40 Vagos 252 Talabarteros 18 curtidores 2 Regatonas [Sic] 104
Topógrafo 1 Sirvientes 42 Pintores 2 Pollerero 14 Lavanderas 22
Música 2 Labradores 43 Hilanderas 14
Grabadores 3 Tintorero 1
Fundidores 4 veleros 2
Empastadores 1 Chocolatero 7
Suma 165 Suma 1335 Albañil 24
Suma 546
Jornaleros 15
Suma 85 Carnicero 7
Panaderos 28
Suma 331

Fuente: Censo de Cercado, 1877.

Lo que llama la atención, en comparación con los datos de los otros cuarteles, es que posee
mayor cantidad de eclesiásticos, sin embargo; dentro de la categoría de las artes, es uno de los
espacios donde hay mas herreros y talabarteros y es el único espacio donde hay grabadores y
fundidores, estos rubros aún caracterizan a la calle Sagarnaga; dentro de los oficios es uno de los
cuarteles donde hay mas sastres, zapateros y pollereros. A nivel de ocupaciones, el número de
costureras se encuentra en segundo lugar, es uno de los espacios con más cigarreras y tejedoras.

El cuartel de San Francisco aparece como el segundo espacio con más chicheras. El primer lugar
es para el cuartel de San Pedro. En base a estos datos se puede observar las caracteristicas comer-
ciales y artesanales del espacio, características que permanecen desde la época colonial.

( 62 )
Calle Sagárnaga 1900.
Fuente: Fotografía tomada por Rudolph Hauthal. En: Fotos Antiguas de La Paz,
Página de Facebook, La Paz-Bolivia. (Consulta: febrero de 2017).

( 63 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Esta fotografía permite apreciar la calle Sagárnaga a inicios del siglo XX; nótese que en el muro
lateral de la iglesia de San Francisco se encontraban comerciantes asentados en puestos de venta
y al frente una tienda de ropa. En la calle se observa la presencia de diferentes sectores de la so-
ciedad. Por un lado se encuentra un niño con corbata y pantaloncillo que corresponde a la élite
de la sociedad y, por el otro, están tres niños que, por su atuendo más sencillo, se encuentran
realizando una tarea, una mujer de pollera de espalda, dos mujeres de vestido y dos hombres. La
calle Sagárnaga es bastante transitada y con puestos de venta de ropas y tiendas de tela.

Calle Sagárnaga 1910-1920.


Fotos Antiguas de La Paz, Facebook, La Paz-Bolivia. (Consulta: febrero de 2017).

( 64 )
Se reconoce a la calle Sagárnaga de la década del 20. Como se aprecia existía una febril actividad
comercial no sólo en tiendas sino en puestos ambulantes, además se usaba a los animales de
carga como medio de transporte de productos agrícolas, por el otro lado se encuentra mucha
gente, en su mayoría mujeres que venden y compran, además de varones de terno y sombrero.
La calle continua con el asentamiento de puestos de venta adjuntos al muro lateral de la iglesia
San Francisco. Al fondo se observa que la calle Sagárnaga, en ascenso hacia la calle la Illampu, es
un espacio muy poco transitado.

Contrafuerte de la Iglesia de San Francisco.


Foto: Cordero Castillo GAMLP - SMC- DECM - UMM

( 65 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Para la época republicana se tiene un sondeo de las actividades comerciales que imperaban en el
lugar. Hacemos una comparación del comercio de 1880 a 1948: en medio siglo se incrementó la
actividad económica en la calle Sagárnaga y otro dato valioso es la lista de propietarios de estas
tiendas cuyos apellidos son criollos, mestizos y algunos de origen europeo:

( 66 )
Actividad comercial en los años 1880 y 1948
1880

Rubro Ubicación Propietario

Tiendas de suelas Sagárnaga


Consignaciones de café, coca
Sagárnaga Pablo Maldonado
y quina
Grabadores Sagárnaga Flavio Zapata
Joyeros Sagárnaga Sr. Zapata
Fundidores Sagárnaga Miguel Vilela
Plateros Jiménez Manuel Salinas

Fuente: Elaboración propia en base a Nicolás Acosta (1880) y Guía de La Paz IV Centenario (1948).
Plateros Sagárnaga

1948

Rubro Ubicación Propietario

Hilados y tejidos Sagárnaga Sluvis y Brukiere


Hilados y tejidos Sagárnaga Julio Moskowics
Confección / hombres Sagárnaga Leo Chimielnik
Carpintería Sagárnaga Max Edelmann
Curtiembres Sagárnaga
Abarrotes Sagárnaga Pedro Mejia
Abarrotes Sagárnaga José Mendoza
Abarrotes Sagárnaga Alberto Millan
Abarrotes Sagárnaga Jorge Mcutero
Abarrotes Sagárnaga Víctor Ponce
Abarrotes Sagárnaga Julieta Rojas
Abarrotes Sagárnaga Aurelio Silva
Abarrotes Sagárnaga Vicente Tejada
Abarrotes Sagárnaga Pastor Velasco
Bazar Sagárnaga Raul Aoki
Bazar Sagárnaga Hermógenes Ferrufino
Boticas, farmacias y droguerías Sagárnaga
Boticas, farmacias y droguerías Sagárnaga
Boticas, farmacias y droguerías Sagárnaga

( 67 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

En el cuadro se aprecian actividades dedicadas al comercio de platería, joyería, fundidores y


grabadores, así como el comercio de coca, café y quina. Para 1948 se tiene el registro de una
actividad comercial mucho más amplia, se abren varias tiendas de abarrotes, bazares, farmacias
y tiendas de telas. En estos datos sólo se registran actividades en tiendas y no se toma en cuenta
los qhatus o puestos de venta.

Una parte representativa de los propietarios de las tiendas comerciales era de procedencia ex-
tranjera posiblemente de migrantes que se asentaron en esta calle por su fuerte movimiento
comercial donde se concentraban consumidores indígenas, mestizos, criollos. Ya se tenía el re-
gistro de dos tiendas de hilados y tejidos y una tienda de confección de ropa para varón, pero no
tenemos datos precisos sobre estas tiendas ni a qué público ofrecían sus productos, sin embargo
podemos establecer un antecedente para las actuales tiendas que ofrecen ropa de lana, fibra de
llama, alpaca y otros.

En 1940, el segundo tramo de la calle Sagárnaga era una vía muy transitada con tiendas de ven-
ta de polleras, tejido e hilado. La venta de productos se realizaba a través de tiendas, sin tener
vendedores en la calle.

( 68 )
Calle Sagárnaga 1940-1950.
Fuente: Fotos Antiguas de La Paz, Página de Facebook, La Paz-Bolivia
(Consulta: febrero de 2017)

( 69 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Calle Sagárnaga 1940-1950.


Fuente: Fotos Antiguas de La Paz, Página de Facebook, La Paz-Bolivia. (Consulta: febrero de 2017)

( 70 )
Calle Sagárnaga siglo XX.
Fuente: Fotos Antiguas de La Paz, Página de Facebook, La Paz-Bolivia. (Consulta: febrero de 2017)

( 71 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Las imágenes muestran la evolución de la calle Sagárnaga en medio siglo, es decir, hasta 1950.
Las casas no cambiaron sustancialmente, el aspecto continuó siendo el mismo desde fines del
siglo XIX. Donde sí se puede observar un cambio es en el aspecto de los peatones. En cuanto al
comercio se verifica el desarrollo en el aumento de las tiendas, hay una farmacia y una tienda de
tejidos que un poco más tarde exhibiría sus productos en la pared externa de la tienda. Está pre-
sente también el letrero de Coca-Cola como parte de la publicidad de un restaurant o tienda. En la
última imagen, casi al final de la calle, se observa la saturación de letreros de publicidad comercial.

Otra característica importante de la calle Sagárnaga es el servicio de hospedaje desde la época


colonial y la republicana, brindado primero por los tambos, que funcionaban además como
centro de abasto para el viajero y luego como alojamiento.

Hospedaje en la ciudad de La Paz - 1948


Alojamiento Tambos (posadas)
Ejército de Salvación Linares Asunta Calle Illampu
Barcena Calle Illampu
San José Calle Illampu
El Carmen Calle Sagárnaga
San Antonio Calle Sagárnaga
Santiago Calle Sagárnaga
Fuente: Guía de La Paz IV Centenario (1948).

Normalmente el precio de hospedaje en un hotel era mucho más elevado que un alojamiento
o una posada, por lo tanto, el público con mayor ingreso económico se instalaba en hoteles,
mientras que la gente de escasos recursos prefería pernoctar en alojamientos y posadas, siendo
éstos mayoritarios en inmediaciones de las calles Sagárnaga y Linares. Estas posadas, detallados
en el cuadro y agrupadas dentro de la categoría hospedaje, fueron también tambos de comercio
de productos agrícolas; para el siglo XX, continuaban manteniendo la doble función.

Producto de la proliferación del comercio de la calle Sagárnaga, este se ramificó a través de las
calles aledañas, en este caso la Linares. El comercio en este espacio se intensificó a partir de la
segunda mitad del siglo XX mediante la venta en puestos en vía pública.

( 72 )
Calle Linares
Fotos Antiguas de La Paz, Facebook

( 73 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Calle Linares 1940-1950


Fuente: Fotos Antiguas de La Paz, Página de Facebook, La Paz Bolivia.

( 74 )
La actual calle Linares se caracteriza por la oferta de productos artesanales y por la venta de plan-
tas medicinales. Ambos tipos de comercio proliferaron después de la Reforma Agraria de 1953,
cuyo resultado fue la migración campo-ciudad que derivó en la inserción de la población recién
llegada en el comercio en vía pública. Muchos migrantes se dedicaron al comercio de artesanías
en la calle Sagárnaga y Linares, ya que tenían conocimiento en tejidos, tallado, repujado e hilado
en fibra de llama o alpaca. Estos migrantes se asentaron en los contrafuertes del templo de San
Francisco, en la primera cuadra de la vía, invadiendo la acera peatonal (Céspedes, 2015).

La segunda característica, la venta de plantas medicinales, se suscita por el asentamiento de mi-


grantes. Buscar los orígenes de esta actividad lleva a revisar diversa documentación. Para 1880 se
hizo el registro de los médicos naturistas que trabajaban con la naturaleza:

Cuadro de Naturistas y parteras en la ciudad de La Paz 1880


Médicos naturistas Parteras
Agustín Aspiazu Adelaida Zubieta Calle del Mercado
José Romero Josefa Bozo Calle del Inoa
N. Guincau Calle del Recreo

Fuente: Nicolás Acosta (1880; 59-60).

* Guincau naturalista mineralógico y químico de origen francés.


Dos de los médicos naturistas son de origen nacional y no tenemos la ubicación de sus consultorios médicos

No se tiene conocimiento de que en la calle Linares —en esa época— existiera el comercio de
hierbas para satisfacer la supuesta demanda de los naturistas.

La comunidad de Walata Chico, perteneciente a la jurisdicción de Achacachi en la provincia


Omasuyos, del departamento de La Paz, fue parte del sistema hacendatario, por lo que los po-
bladores estaban sometidos a un patrón. A través de una entrevista, la señora Natalia Mamani (5
de abril de 2017), oriunda de dicha comunidad, relató cómo su familia se trasladó a la ciudad de
La Paz incorporándose al comercio a través de la venta de plantas que existían en la comunidad.

Dos décadas después de la Reforma Agraria, comenzaron a migrar potosinos de la población de


Cahuayo de la provincia Tomas Frías, quienes indicaron que conocen de medicina tradicional
(entrevista a Pedro Acarapi, 5 de abril de 2017). Esta comunidad, por ejemplo, se vinculó al
comercio urbano a través de las yerbas que producían.

( 75 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

La calle Jiménez está vinculada a la compra-venta de la calle Linares que se conecta con la calle
Sagárnaga. Actualmente es una de las vías más concurridas por ávidos compradores nacionales
que adquieren “mesas” y productos rituales, mientras los extranjeros compran recuerdos como
amuletos y estatuillas de la Pachamama. Los guías de turismo se dedican al tránsito con sus gru-
pos a quienes describen todos los elementos de las tiendas.

Por lo antedicho es posible afirmar que la construcción del templo y el convento de San Fran-
cisco tuvieron el propósito de difundir y adoctrinar a los indios. Su ubicación estratégica en la
geografía colonial, frente a la ciudad de españoles con la que se comunicaba por un puente lo
convirtió en un espacio de encuentro social generado, sobre todo, por la existencia de tambos y
mercados indígenas, y que fue evolucionando en un centro comercial no sólo de espacio abierto
sino también en tiendas.

San Francisco fue un área comercial. Las calles Sagárnaga, Linares y Jiménez se convirtieron en
espacios con vocación comercial que a lo largo de la historia se consolidó. Otra característica fue
el hospedaje, si bien en la Colonia y en la República se limitó a los tambos, para la segunda mitad
del siglo XX aparecieron hoteles, hostales y alojamientos, actualmente reservados para los turis-
tas. Estas actividades dieron pie a la construcción de viviendas que respondían a las necesidades
comerciales construyendo hoteles, tambos y centros comerciales.

( 76 )
( 77 )
Convento de las concepcionistas, galería con arcos
Foto: Cordero Castillo GAMLP - SMC- DECM - UMM

( 78 )
Capítulo IV
( 79 )
Arquitectura del conjunto
patrimonial San Francisco

1. Surgimiento de nuevos tipos de construcciones arquitectónicas16

El conjunto patrimonial San Francisco se caracteriza por mantener en su entorno,


inmuebles con valor histórico, artístico, arquitectónico, tecnológico, urbano, in-
tangible y de integridad lo que le da la categoría de patrimonial. En ese sentido, el
Gobierno Municipal los ha reconocido como patrimonio histórico, arquitectónico
y urbano del municipio de La Paz (ver en anexos).

El comercio asentado en los alrededores de San Francisco dio paso, en un contexto


de modernización, a la construcción de inmuebles con influencias arquitectónicas
europeas. Estos inmuebles poseen un valor testimonial y documental del conjunto
patrimonial, a partir de las edificaciones se ilustra individualmente y de manera
conjunta el desarrollo social, religioso, cultural, económico y de la forma de vida
en diferentes tiempos. Este espacio incluye áreas, edificaciones y elementos arqui-
tectónicos que responden a varios periodos históricos siendo construidos en la
Colonia, República y Siglo XX, hasta la década de los ‘70.

Analizando la cronología constructiva, vale decir la época en que fueron construi-


das las edificaciones en los tramos mencionados, se identificaron los estilos arqui-
tectónicos que existen en el sector:

16 La información de este acápite fue proporcionada por la Arquitecta Patricia Vásquez, Jefa de Uni-
dad de Patrimonio Material de la Dirección de Patrimonio Cultural-GAMLP

( 81 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Estilo arquitectónico Año de construcción Porcentaje


Colonial 1548-1830 8.82 %
Republicana 1851-1930 47.05 %
Ecléctico / Academicista 1900-1930 17.64 %
Arquitectura moderna 1930-1960 2.94 %
Contemporáneo 1990-2016 23.52 %
GAMLP, Dirección de Patrimonio Cultural (2016).

El tipo de construcción preponderante es el que data de los años 1851

a 1930, correspondiente al estilo republicano. Observando los datos de la tabla podemos ver que en me-
nor porcentaje se encuentra la arquitectura moderna y que aún permanecen construcciones coloniales,
manteniendo como una de sus principales características, los patios y algunas edificaciones que poseen
una fachada republicana, internamente conservan la estructura colonial. Asimismo, se encuentran edi-
ficaciones de estilos ecléctico, academicista y art decó, entre otras tales como edificaciones modernas y
contemporáneas.

La mayoría de las edificaciones patrimoniales del conjunto de San Francisco, construidas entre los siglos
XIX y XX, fueron hechas con la aplicación de técnicas constructivas tradicionales, en las que primó el
uso de la piedra, el adobe, la carpintería en madera y el trabajo en hierro forjado, materiales nobles que
con el paso del tiempo se han conservado como importante testimonio de nuestro legado constructivo.

La cimentación de los muros de carga de los antiguos edificios, son de cal y canto (piedra con mortero
de arcilla y cal), el sobre cimiento mantiene los mismos materiales y técnica constructiva, protegiendo de
la humedad del suelo al muro de adobe portante. Hasta el siglo XX se mantuvo la utilización de madera
en la estructura de la cubierta y el uso de teja. Los entrepisos están construidos por gruesas vigas de
madera, sobre el cual se dispone un mortero de cal y arcilla y se reviste de ladrillo gambote (rectangular)
o pastelero (cuadrado), sustituyéndose por baldosas o mosaicos en el siglo XIX, perfeccionándose el uso
de bovedillas en el entrepiso.

En el Siglo XIX y principios del XX, la construcción se caracterizó fundamentalmente por el uso orna-
mental y funcional del hierro forjado y fundido en rejas, pasamanos y balcones, los que en el periodo
republicano y sobre todo en el estilo ecléctico adquirieron un notable desarrollo en el trabajo de enfaro-
lados (balcones cerrados). Así también el uso de planchas de zinc (galvanizadas) en cubiertas, así como
en torres y mansardas mediante la colocación de tejuelas de plancha de zinc. Se destaca el trabajo de
mano de obra especializada realizado por los maestros fachadistas, en escayola (yeso) para la elaboración
de moldurados ornamentales, cornisamentos, ménsulas (repisas), rosetones, etc.

( 82 )
La calle Sagárnaga se constituye en un notable exponente de las técnicas constructivas tradicionales y el
uso de materiales característicos de diversos periodos históricos, reflejando, asimismo, la evolución tecno-
lógica de los sistemas de edificación.

Elementos ornamentales en escayola Muros de adobe

Ladrillo gambote en entrepiso Entramado de caña cielo falso

( 83 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Hierro forjado en balcones Carpinteria de madera

Uso de teja en cubierta Portada de piedra labrada

( 84 )
Las edificaciones más antiguas mantienen un sistema constructivo denominado “de estructura portante”,
es decir muros de carga (de adobe), mismo que siguió empleándose hasta mediados del siglo XX, aunque
ya no de manera preponderante y cimientos corridos de tipo ciclópeo (piedra bolón o piedra de río y
mezcla de cal y arena) que soportan cargas verticales como su propio peso, el de los muros, entrepisos,
cubierta y otros. Este sistema es característico de los inmuebles residenciales de dos niveles en los que los
muros de planta baja tienen grosores de hasta 1,00 m y los muros de plantas altas disminuían el espesor
para alivianar las cargas.

Entre 1900 y 1930 se emplearon nuevos sistemas constructivos con la incorporación de estructuras por-
tantes mixtas (muros de mampostería mixta de piedra y ladrillo gambote) y nuevos materiales para los
entrepisos, que permitieron realizar estructuras que dieran lugar a ambientes de mayor dimensión (más
iluminación) y mayor altura de las edificaciones (hasta cuatro niveles o pisos), y por último, también se
incorporaron las columnas portantes de ladrillo.

Las edificaciones de las calles Sagárnaga, Linares y Jiménez, se constituyen en un referente en la evolución
arquitectónica y urbana de la ciudad de La Paz por conservar hasta la actualidad tipologías, elementos
compositivos, ornamentales, materiales y técnicas constructivas únicas en las edificaciones patrimoniales,
mismas que constituyen un espacio edificado correspondiente a varios momentos históricos. Estos tramos
patrimoniales representan una unidad urbanística respecto a su escala y alturas constituyendo un perfil
homogéneo y de permanencia de la trama urbana.

El carácter residencial inicial ha ido diversificándose, actualmente destaca su vocación turística así como
las actividades de orden educacional, comercial y de oficinas.

2. Inmuebles patrimoniales

Los tramos de las calles Sagárnaga, Linares y Jiménez conforman un espacio urbano con singulares edificacio-
nes que, aunque pertenecientes a diferentes periodos históricos y variados estilos arquitectónicos, conviven
en armonía y se constituyen en un icono presente en la memoria e imaginario colectivos como elemento de
singular importancia y pieza fundamental para la construcción de la identidad cultural en la urbe.

Sus edificaciones muestran la organización social y forma de vida: usos, representaciones, expresiones,
conocimientos y técnicas que la comunidad reconoce como parte de su patrimonio y que representan o
significan identidad y pertenencia para el colectivo.

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Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

• Basílica Menor de San Francisco

La edificación se levantó en la Rivera del río Choqueyapu. En 1743 se inició


la construcción del actual templo y el convento con aportes del empresario
minero Diego de Baena. En 1784 el templo fue consagrado por el Obispo
Gregorio Campos.

San Francisco es la mayor obra del barroco mestizo construida en la ciudad


de La Paz, consta de tres naves, la central cubierta con bóveda de cañón co-
rrido, reforzada por arcos portantes de piedra tallada. Tanto el área central del
templo como las naves laterales están cubiertas por cúpulas. Merece especial
atención su espléndida fachada barroca, la cual presenta una abundante or-
namentación tallada en piedra que acude a motivos de fauna y flora nativa,
hasta la representación de divinidades y figuras mitológicas producto del sin-
cretismo entre la cosmovisión andina y la fe católica, remata la fachada el
escudo franciscano. Destacan en su interior el púlpito, los retablos del siglo
XVIII y el sagrario de plata. El campanario fue construido años después en
estilo románico. El Museo San Francisco, desarrollado en el convento, cuenta
con una valiosa colección de arte sacro con obras renacentistas, manieristas,
barrocas, mestizas y neoclásicas.

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Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

• Plaza Mayor de La Paz17

El espacio actualmente denominado como Plaza Mayor es parte principal de


este conjunto urbanístico de encuentro entre lo tradicional y lo moderno, así
como del antiguo atrio del Templo de San Francisco y la Plaza de los Héroes.
En el año de 1935 se produjo una riada que se llevó el Mercado de Flores, el
cual se encontraba emplazado lateralmente al templo, años después el muni-
cipio construyó en este sector el embovedado del río Choqueyapu, llegando
este sitio a tomar importancia y posteriormente a constituirse en el principal
nodo urbano vial y de confluencia social, desde el cual la población partía
hacia los diferentes barrios paceños e inclusive con dirección a El Alto.

En este proceso de transformación urbana se destacan las obras de restau-


ración trabajadas en la Basílica Menor de San Francisco, tanto como en el
Convento, convertido en Museo y Centro Cultural, así como en el entorno
inmediato, consolidando un imaginario religioso, festivo, cultural, de luchas
políticas y de reencuentro social de los paceños.

17 Gobierno Autónomo Municipal de La Paz. (2012). Plegable “Barrio de San Francisco”, Dirección de Patri-
monio Material y Natural-Oficialía Mayor de Culturas.

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Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

• Tercera Orden (Unidad Educativa San Francisco)18

En la calle Sagárnaga funciona — actualmente— la Unidad Educativa San Francisco de


la Tercera Orden. La edificación que cobijaba a la Orden Franciscana, fue concluida en
1831 gracias a los aportes del abogado José Antonio Diez de Medina, filántropo paceño
que desarrolló una importante labor como mediador y segundo alcalde electo durante
la Revolución de 1809, cuyos restos reposan en la capilla interna, misma que fue testigo
de la posesión del Mariscal Andrés de Santa Cruz y Calahumana como Presidente de
Bolivia.

Su fachada presenta una portada de piedra con escudo superior, característica de las
casonas del siglo XVIII. Interiormente presenta tres patios provistos de arquerías.

18 Gobierno Autónomo Municipal de La Paz. (2012). Plegable “Barrio de San Francisco”, Dirección de Patrimonio
Material y Natural-Oficialía Mayor de Culturas.

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Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

• Ferretería Kauscht

Este tradicional establecimiento comercial presenta en su fachada un estilo ecléctico,


cuatro cuerpos que rematan en un tímpano moldurado (estructura triangular con mol-
duras). Destacan sus vanos semicirculares. Interiormente sus cielos y muros presentan
pintura mural; las escaleras son de piedra de granito con pasamanos de hierro forjado.

No obstante, lo más sobresaliente de esta edificación es su sistema constructivo, confor-


mado por columnas de fierro fundido, creando espacios de gran altura, testimonio de
los avances tecnológicos del período de la Revolución Industrial (1915 – 1925).

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Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

• Galería La República

Aunque interiormente alberga una moderna galería comercial, esta imponente edifica-
ción academicista, construida entre fines del siglo XIX y principios del XX, se consti-
tuye en un ícono en el Conjunto San Francisco. Pertenecía originalmente a la familia
Hinojosa y fue una de las primeras edificaciones de la ciudad con departamentos en
los niveles superiores y comercio en la planta inferior. La esquina está resuelta con un
volumen curvo que presenta balcones corridos con balaustres, la parte superior esta
coronada por una cúpula, hecha con tejuelas de plancha de zinc organizada en forma
de “escama de pez”.

Ésta cubierta singular remata en una aguja a modo de pararrayos, los muros de la fa-
chada que dan sobre la Calle Sagárnaga y la Av. Mariscal Santa Cruz, culminan en un
pretil con balaustres y pares de pináculos, todo acorde al estilo Academicista francés.

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Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

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Capítulo V
( 97 )
El Mercado de las Brujas,
sin brujas
¿Cómo surge el nombre del Mercado de las Brujas?

El nombre de Mercado de las Brujas surge a partir de una estrategia de marketing turístico
en la década de 1960 que tuvo como objetivo ofrecer una imagen exótica de las chifleras19
asentadas en la zona. Aunque existen distintos testimonios sobre el origen del nombre del
Mercado de las Brujas, el más verosímil es el que refiere Judith Hoffmann, Crisis, Conflict
and PR Manager de la empresa turística Crillón Tours S.A. Según ella, Darius Morgan Ara-
mayo, de origen rumano, fue guía de turismo en Bolivia y como tal se estableció en 1958,
realizando paseos por el lago Titicaca en dos barcos peruanos que realizaban la ruta entre
Puno y Guaqui. De este modo, el mismo año crea Crillón Tours S.A. (una de las primeras
empresas de turismo que se establece en la ciudad de La Paz) y Bolivia es incorporada al
mapa turístico mediante su participación en ferias de turismo.

En aquel entonces el emprendimiento de Morgan se limitaba a la venta de pasajes, pero en


la década de 1960 se incorporaron los alíscafos que conectaban Perú y Bolivia a través del
lago Titicaca buscando la “soberanía turística” en este lago. Durante este periodo, Morgan
dueño de Crillon Tours S.A. tuvo la iniciativa de diseñar un city tour por la ciudad de
La Paz. El paseo turístico duraba tres horas, comenzaba en la calle Sagárnaga —llamada
“Mercado de Brujas”— luego se dirigía al Museo Tiwanaku (la réplica del templete semi-
subterráneo frente al Estadio Hernando Siles), después se dirigía a la plaza Murillo, donde
se elegía ya sea al mercado Rodriguez o al Mercado Uruguay, finalmente, si había tiempo,
se iba a un museo del centro o se descendía directamente al Valle de la Luna para concluir
el tour.

19 El nombre de “chifleras” proviene de “chifles”, lo cual hace referencia a frascos que contenían pro-
ductos asociados ahora con ofrendas de mesas rituales, hierbas medicinales y otros productos mágicos
traídos de otros países.

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Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Un punto que llamaba la atención en esta ruta fue la calle Sagárnaga y Linares donde los turistas adquirían prendas
de alpaca, amuletos, joyas y artesanías. Un conjunto de personajes muy exóticos que llamaba la atención en la calle
Linares fueron la presencia de varias chifleras dedicadas a la venta callejera de productos y objetos mágico-religiosos
puestos en el suelo, además de leña para la combustión de las ofrendas, por lo que pensó que se trataba de un lugar
atractivo para los visitantes imaginando primero el nombre “Wood Stock” en alusión a la leña acumulada que allí se
vendía. Luego, pensó el nombre de “Witches Market” o Mercado de Brujas, por las características esotéricas de las
“chifleras” vendían productos mágicos. Finalmente se quedó con el nombre Mercado de las Brujas, un atractivo de
marketing turístico único en La Paz (entrevista a Judith Hoffmann, 65 años, 27 de abril, 2017).

Letrero de una galería artesanal con brujas volando en escobas, calle Sagárnaga

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Escultura de madera que muestra a una bruja con una escoba y su caldero en la tienda
“Elenita” de la calle Linares

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Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Cabe aclarar que el imaginario que gira en torno a la brujería llegó con los conquistadores y la inquisición católica el
Siglo XVII. De hecho no es extraño que el guía turístico Darius Morgan haya imaginado las prácticas andinas de las
chifleras como brujería, puesto que en Rumania, lugar de origen de Morgan, no sólo es una creencia popular sino
que actualmente las brujas forman parte de la cultura folklórica de ese país20.

Sin embargo, se halla un hecho histórico colonial ligado a un juicio a una “bruja” que vivió en la calle Linares. En
el proceso de investigación en la Biblioteca Municipal de La Paz se encuentra un documento histórico que relata un
juicio de hechicería en 1702 contra Josepha Apasa21, india natural de la parroquia de San Sebastián, quien habitaba
en la calle Capacnavi, actual Linares. Apasa fue acusada de realizar brujería por haber prendido velas a una calavera
humana y por haber enterrado un envoltorio en el patio de su casa. Para comprobar dichas acusaciones se citó para
que declarasen a la acusada y a sus allegados.

Apasa declaró que dicha calavera había sido un legado de su padre quien a su vez la había recibido de un sacristán
y que el envoltorio enterrado lo había realizado porque un hijo suyo se había caído en el patio de su casa, lastimán-
dose el pecho. Por ello, junto al indio Sebastián Arroyo, frotaron un conejo en el pecho del muchacho para que se
recupere. Posteriormente procedieron a enterrar al conejo vivo y sobre él pusieron un envoltorio de jerga. Este acto
fue considerado una grave ofensa a Dios y se consideró que merecía un castigo ejemplar para que nadie más incurra
dichas prácticas. Por eso se mandó a enterrar la calavera en un campo santo y como sanción por la falta se ordenó
que se diera cincuenta azotes a Josepha Apasa y veinticinco a Sebastián Arroyo, quienes fueron advertidos de que si
volvían a incidir serían expuestos en las calles y recibirían doscientos azotes.

En este juicio es posible advertir dos elementos llamativos: 1) la veneración de cráneos humanos mediante el encen-
dido de velas, práctica ejercida también hoy en día pues se tiene la creencia de que el cráneo como objeto mágico
favorece el cuidado de la casa o incluso causar la muerte de alguien y 2) la forma de curación que consiste en frotar
un animal en el cuerpo del enfermo para que éste le transfiera el malestar que en aymara se denomina turkaqaña22.

20 https://criticalnarrative.wordpress.com/2011/02/21/emprende-rumania-caceria-de-brujas/; http://infosectas.zoomblog.com/archi-
vo/2007/05/04/rumania-donde-la-brujeria-es-una-profe.html.

21 Biblioteca de la UMSA, expediente histórico de 1702, juicio a Josepha Apasa, por brujería.

22 El ritual de la turkaqaña puede ser entendida como la transferencia de una enfermedad a un animal, planta, piedra u objeto ina-
nimado cualquiera, e incluso a otro ser humano (Alberto Guerra Gutiérrez, 1996: 87).

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No es extraño que en este juicio a la india Apasa que seguramente fue una mujer yatiri, su práctica cultural haya sido
vista, por la sociedad colonial de la época, como brujería o hechicería, pero con más precisión cabría indicar que en
realidad se trataba de una expresión cultural andina que si bien tiene un carácter de pensamiento mágico-religioso,
involucra también más aspectos pues las prácticas de chifleras, oficiantes rituales como amautas, kallawayas y yatiris
están orientadas al tratamiento de ciertos malestares de salud y también a las relaciones entre personas y de éstas
con las deidades andinas.

En Bolivia, después de muchos años, tanto médicos profesionales, autoridades estatales y el conjunto de la pobla-
ción han reconocido finalmente con la Ley N° 459/2013 de Medicina Tradicional Ancestral Boliviana a oficiantes
rituales y prácticas sanadoras de la “medicina tradicional ancestral”.

La medicina tradicional ancestral en el Mercado de las Brujas

Bolivia es uno de los países que aprobó y ratificó el Convenio N° 169 de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT) sobre los Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes (Ley 1257 de julio de 1991) y el 2007 fue
el primer país en ratificar la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. A
partir de febrero de 2009 la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia reconoce los derechos de au-
todeterminación cultural, lingüística, política, territorial y religiosa de los pueblos indígenas. Bajo el amparo de este
reconocimiento el 19 de diciembre de 2013 se promulgó la Ley 459 de Medicina Tradicional Ancestral Boliviana
que garantiza el ejercicio libre, democrático y de derecho legal de las prácticas terapéuticas indígenas, además de su
incorporación en el Sistema Nacional de Salud Integral Boliviana.

El objeto de la Ley 459 de Medicina Tradicional Ancestral Boliviana es regular la medicina tradicional ancestral boli-
viana y reconocer la función legal de médicos tradicionales ancestrales y guías espirituales de las naciones y pueblos
indígenas originarios campesinos y afrobolivianos, así como la de parteras tradicionales y especialistas naturistas.
Además se propone regular la estructura, organización y funcionamiento de las instancias asociativas, consultivas,
formativas y de investigación, así como de los derechos y deberes de los usuarios de la medicina tradicional ancestral
boliviana en todas sus formas, modalidades y procedimientos terapéuticos.

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Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Los kallawayas y K’awayus en el ombligo de La Paz (*)

Desde los años cincuenta hasta años sesenta, casi era prohibida (la medicina tradicional), no se podía
practicar curaciones y medicaciones tradicionales, pues cualquier autoridad te podía molestar. Y, por
eso, los de mi comunidad de Canlaya (provincia bautista Saavedra, norte de La Paz) como eran despre-
ciados se dedicaron a otra cosa: se consagraron a estudiar y efectuar comercio. Compra-venta de joye-
ría, así también (de) repuestos, chiflería. Ya no querían ser Kallawayas porque eran despreciados como
brujos, como ignorantes, como paganos. Y en los años setenta algunos practicaban y sabían la eficacia
de las plantas y sabían el tratamiento con la medicina kallawaya. Y eso tiene mucho valor.

Hace 55 años atrás, los kallawayas estaban en los laterales de la iglesia (de San Francisco) y también
donde se han asentado actualmente. Más antes, querían estar en los alrededores de la iglesia, pero los
alejaban las autoridades, los dueños de casa, los curas (franciscanos). Los molestaban diciendo que
eran brujos. Estaban los de Canlaya, Chajaya, últimamente son más lo de Curva, siempre andando con
su qapachu y su males o alforja. La gente se acercaba y los llevaban de ocultas a sus casas. A veces no
lucían sus males y manejaban en pequeñas bolsitas. Ahora, al recordarlos, los estoy viendo.

Hace treinta años, los joyeros de Chajaya y Canlaya estaban en la puerta del Mercado Lanza de La Paz.
Y algunos hacían los contactos (para consultas médicas tradicionales), pero con precaución porque era
prohibido (APCBI, 2008, entrevistado Walter Álvarez Quispe.

(*) Loza, Carmen Beatriz (2008) El Laberinto de la curación: Itinerarios terapéuticos en las ciudades de La Paz y
el Alto. ISEAT, La Paz, p. 44.

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Especialistas rituales en medicina tradicional ancestral

El Mercado de las Brujas tiene una organización espacial en la distribución de sus servicios. Por ejemplo, en la calle
Sagárnaga se encuentran los kallawayas quienes fueron los primeros en atender clientes con enfermedades físicas y
otras afines a las creencias de la cosmovisión andina. Actualmente sus consultorios se encuentran en casas antiguas
en la misma vía, su atuendo los distingue porque llevan sombrero de ala y un capacho tejido artesanalmente. En
las calles Santa Cruz, Linares y parte de la Jiménez se encuentran amautas, yatiris y especialmente chifleras, q’apa-
chaqueras, cahuayos y hierberas, a quienes mal se las conoce como “brujas”. Éstas se dedican a la comercialización
y preparado de elementos rituales para milluchadas y ofrendas para curar males espirituales. Finalmente, algunos
yatiris se ubican en el atrio de la Basílica Menor de San Francisco, donde ejercen sus prácticas de adivinación me-
diante hojas de coca y naipes.

En relación al diálogo entre la sociedad y las deidades tutelares andinas —llámase wak’a, apu, apachita, saxra, Pa-
chamama, uywiris u otros— se encuentran como mediadores a oficiantes rituales conocidos como yatiris, amautas,
layqas, chamakanis y kallawayas, éstos se encuentran en el Mercado de las Brujas ofreciendo sus servicios a la gente
restableciendo la salud, alejando la mala suerte, viendo el destino y otros. Éstas son prácticas de origen prehispánico
donde los especialistas religiosos se ocupan de entablar diálogos con las deidades andinas, restablecer la armonía
vital y atender tanto la salud como la enfermedad, en una lógica integral en la que el ser humano se halla relacionado
con sus semejantes, con la naturaleza y el cosmos. Las sociedades prehispánicas no percibían la enfermedad como
algo aislado del contexto religioso y social, sino que estaba relacionada con las deidades por medio de una relación
de reciprocidad expresada en los cultos del ciclo anual ceremonial y festivo, creencia que todavía perdura hoy en día.
Características de los especialistas:

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Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Kallawayas

En la calle Sagárnaga se encuentran los miembros de la Asociación Boliviana


de la Cultura Milenaria de Medicina Kallawaya (ASOBOCUMIMEKA). Sus miembros
son oficiantes rituales denominados “maestros kallawaya” o simplemente “ka-
llawayas”, quienes se adscriben al grupo étnico del mismo nombre, ellos pro-
vienen de poblaciones como Curva y Chajaya principalmente, pero también
Chari, Huata, Inka, Khanlaya y Tilinhuaya al norte de La Paz, provincia Bautista
Saavedra, frontera con el Perú (Szabó, 2008: 363). Son considerados “maestros”
debido a su conocimiento de la cosmovisión andina y cuestiones de medicina
tradicional el cual fue transmitido de forma oral por generaciones.

De acuerdo a Fernández Juárez, los kallawayas son viajeros muy respetados,


conocedores del arte de la sanación heredado del incario, “una ‘clase rara’ de
indios acostumbrados a recorrer grandes distancias cargados con su capacho
de remedios, por los pueblos del altiplano” (Fernández, 1997: 15). Cierta-
mente, el kallawaya ha sido identificado como un curandero itinerante, por-
tador sus hierbas y remedios que ofrece gracias al amplio conocimiento de la
farmacopea tradicional empleada en sus valles originarios, así como de otras
plantas procedentes de los distintos espacios que visita (ibídem).

Actualmente los kallawayas de la calle Sagárnaga ya no viajan ni se ausentan


de su lugar de trabajo por largos periodos como antes. Uno de los motivos es
la fama de ser brujos o hechiceros, que les da un aura de personas respetadas
y/o temidas, lo cual generó una situación de desconfianza de la gente hacia los
kallawayas, ya que en algunos casos fueron denominados “brujos” que podían
dañar con sus conjuros (Fernández, 1995: 226).

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Mario Vargas, maestro kallawaya

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Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Amautas

El término aimara amawt’a significa “filósofo, pensador, sabio”. Es sabido que


antiguamente los amautas formaban una casta gobernante sacerdotal en Tiwa-
naku que practicaba cultos y ritos, además de ser astrónomos y expertos en agri-
cultura; luego integraron una clase especial de sabios en la jerarquía del Tawan-
tinsuyo que se dedicó a observar los movimientos de los planetas y medirlos con
sus tupus, escribir dramas para el teatro incaico, etc. (Layme, 2004: 29)

Se conoce que existen diferentes tipos de amautas. Por ejemplo el pacha


amawt’a, es quien se encarga de las anomalías del tiempo (lluvia, granizada,
etc.) y el qulla Amawt’a, quien previene y sana enfermedades y predice el futuro
por medio de la lectura de la hoja de coca consultando con los Apus (cerros).

Actualmente los encontramos en las calles Linares, Jiménez y en la Plaza Ma-


yor de San Francisco, se trata de puestos ambulantes donde atienden amautas,
tanto varones como mujeres. En la calle Jiménez está el famoso amauta Cipria-
no Mallki, muy requerido por clientes y dos amautas ancianos. Por último, en
la Plaza Mayor de San Francisco están ubicados siete oficiantes rituales dedi-
cados a la adivinación y orientación espiritual, aunque su carácter itinerante
hace que no siempre se los encuentre en ese lugar.

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Cipriano Mallki, amauta

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Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Yatiris

Según Layme (ibídem), yatiri en lengua aymara significa “el que sabe las artes de la curación espiritual”. Es
una persona con poderes de comunicación por medio de la hoja de coca con las divinidades andinas. Suele
además realizar el preparado de ofrendas y por medio de ritos agradecimiento de la Pachamama. Según
Fernández (ibídem), el yatiri en términos de rango y jerarquía de conocimiento y sabiduría andina sería
inferior que un amauta, quien sería el sabio. Se dice de ambos que son marcados o poseen un chimpu que es
alguna marca de nacimiento, haber sido ¨tocado¨ por el rayo que le da poderes especiales o por un llamado
de los apus y achachilas lo cual confirma su camino por la religiosidad ancestral andina.

Para Spedding, los yatiris son bastante particulares en tanto “no existe un Colegio de yatiris ni otra organi-
zación que les otorgue títulos o licencias para practicar, y tampoco hay una organización que les retire el
permiso si resultan ser mentirosos, cobren excesivamente o maltraten a sus clientes” (2008: 184). Pero si
bien es cierto que no existe una organización que regule el ejercicio de los yatiris, no basta simplemente la
voluntad de la persona aunque sea un factor importante, también existe la necesidad de una recomenda-
ción de otras personas, la sacralización por un yatiri quien realiza la ceremonia garantizado por un cierto
poder establecido o por un proceso de aprendizaje bajo la guía de un yatiri de mayor edad. Igualmente,
la persona que sobrevive a la caída de un rayo se convierte en yatiri pues se piensa que este hecho le
otorga poderes especiales. Sin embargo, hoy la práctica y función de los yatiris está avalada por la Ley N°
459/2013 de Medicina Tradicional Ancestral Boliviana.

Es sabido que a los yatiris no se llama por su mismo nombre, sino que se les otorga varias otras denomi-
naciones: aytiri: “el que levanta las hojas de coca”, uñiri: “el que lee las hojas de coca y otros”, jaqxatiri: “el
que hace ofrenda a las deidades para prosperidad”, etc. (Szabó, 2008:732). También existen varios tipos de
yatiris como los reconocidos como benefactores (curanderos, sabios, adivinos del futuro mediante sueños,
etc.) y los maléficos, llamados “layqa”. También están los maestros yatiris que continúan con las enseñanzas
del conocimiento amauta sobre la moralidad del individuo y de la comunidad, el paqu quien mediante la
adivinación de la coca predice el futuro o descubre el paradero de cosas extraviadas y los qulliri, thaliri y
usuyiri, especialistas en medicina tradicional que curan las enfermedades míticas con ritos y las patológicas
con yerbas.

En cuanto a las ofrendas que realizan los yatiris existen aquellas ofrecidas comunalmente a todas las divi-
nidades como la loxta, la “mesa” y la wilancha para tener buena cosecha y buena salud de las personas y
de los animales, además de suerte en la economía y comercio. Para evitar maldades contra una persona o
la comunidad, el yatiri realiza una ceremonia con diferentes animales como el gallo, la gallina o un conejo
negro. Actualmente también se usa en los ritos el sebo y fetos de la oveja y de cerdo, al igual que la grasa y
pelo de burro o vaca junto a los sullus (ibídem).

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Juan Quispe, yatiri

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Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

SULLU (*)

La palabra sullu significa feto de animal, en aymara. Las mesas rituales, a


veces, precisan del ofrecimiento de fetos de animales que se humedecen o se
embadurnan completamente con grasa, de la especie que resulte apropiada, y se
decoran después con lanas de diversos colores, flores y papeles brillantes, antes
de ser sacrificados junto a la ofrenda. No se ofrecen “secos” tal y como se guar-
dan en casa o se adquieren en las tiendas, sino que hay que untarles y decorarlos
en forma estipulada.

Los diversos comensales, destinatarios de las ofrendas, exigen fetos distintos.


La pachamama, los achachilas y los uywiris gustan del feto de llama (qarwa
sullu), el más exquisito y de mayor prestigio junto a los de vicuña y alpaca. Las
chullpas, sin embargo, muestran predilección por el cerdo (khuchi) la oveja
(iwija) y el conejo (wank´u). Los diablos no parecen consumir fetos; prefieren
cuerpos de perros negros, gallos o conejos desollados sangrantes que se emplean
para “cambiar” la enfermedad del paciente.

(*) Fernández Juárez, Gerardo (1995) El banquete aymara, mesas y yatiris aymara. Hisbol,
La Paz-Bolivia. Pág. 235.

Entre los clientes que acuden a la lectura de la suerte se encuentran visi-


tantes tanto bolivianos como extranjeros. Entre los servicios que brindan
están las ofrendas de mesas en las apachetas durante las celebraciones de
Año Nuevo, el 1 de enero, donde pronostican la suerte; el martes de ch’alla
de Anata-carnaval; Año Nuevo Andino Amazónico, el 21 de junio, donde
brindan mesas rituales a las deidades del paisaje (en especial al Tata Inti); el
mes de agosto, considerado “mes de la Pachamama”, donde se ofrecen me-
sas individuales a la madre tierra en agradecimiento y solicitud de favores,
y en varios momentos del año, según los clientes lo soliciten.

Las mesas rituales que brindan a las deidades andinas son solicitudes de
buenos negocios y expresan simbólicamente el deseo de casas, empresas e
incluso de atraer el amor; también se realizan mesas de espinas, de alma,
baños de florecimiento y todo lo que solicite el cliente, exceptuando mesas
negras usadas para la venganza o para que otra persona “se vuelque” (para
que le ocurra un daño). A solicitud de sus clientes, los yatiris también rea-
lizan curaciones del padecimiento de la enfermedad llamada en aymara
katja (“agarre” o “lo que agarra la tierra”) mediante el “llamado del ánimo”.

( 112 )
Sullus, fetos de llama

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Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Algunos yatiris, como Juan Quispe, viajan durante casi todo el año, después de
participar en la Feria de Alasita de la ciudad de La Paz realizando lecturas de la
suerte en plomo. Luego comienza su tránsito viajando para el 16 de julio a la
Feria de Alasita en la ciudad de Sucre durante la fiesta de la Virgen del Carmen,
donde permanece durante tres semanas mientras que otros yatiris prefieren
desplazarse a Tarija el 25 de julio para la Feria de Alasita en honor a Santa
Anita. Luego, Quispe viaja a la fiesta de Alasita en la ciudad de Potosí, desde
donde se dirige a Bermejo para posteriormente ir a la Fiesta de Urkupiña, en
Cochabamba, el 15 de agosto. El 24 de septiembre, Quispe se dirige a la Feria
de Alasita en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, el 18 de noviembre se dirige
a Trinidad y por último, a Cotoca el 8 de diciembre.

Cuestión de género:
mujeres chifleras, amautas, cahuayo, hierberas y artesanas

En el Mercado de las Brujas la mujer ha ocupado la mayor parte de las activi-


dades como oficiantes religiosas, vendedoras, dirigentes, chifleras, cahuayos,
q’apachaqueras y hierberas. Las chifleras en su mayoría son mujeres de pollera
de origen indígena, aunque antes de 1952 había mujeres de vestido, quienes
hoy han quedado reducidas a unas 4 personas y solamente en tiendas. También
debe mencionarse que actualmente, entre las oficiantes religiosas, hay amautas,
yatiris y mujeres que ven la suerte por medio de la coca e invocan a las deidades
andinas y católicas en sus rituales de sanación.

( 114 )
Cristina Cahuaya, amauta

( 115 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

A propósito de esto, Silvia Rivera destaca el rol de las mujeres en la época prehispánica:

En la sociedad andina prehispánica, las reglas de parentesco que regulaban el poder en el ámbito
doméstico y familiar eran, al mismo tiempo, las que configuraban las reglas del poder político y de
la relación interétnica… En la era del Tawantinsuyu, la participación femenina en el poder político
se dio a través de una esfera de poder paralelo y bilateral, manejada por las mujeres en las panakas
incaicas. Además, en la medida en que el poder prehispánico era una esfera altamente ritualizada
y sacralizada, las mujeres gobernaban una esfera de ritualidad paralela, nocturna, acuática y lunar,
desde la cual velaban por todo el ciclo del cosmos invocando la abundancia de las cosechas y la
reproducción de la vida.

Esta relación de equilibrio entre los géneros, ha sido radicalmente modificadas por el estado colo-
nial-patriarcal impuesto por los conquistadores (…). Del dominio paralelo de hombres-mujeres,
pasamos a un monopolio absoluto del poder político, tanto público como privado, por los varones,
que pasaron a representar a la unidad doméstica en el Estado y en el mundo civil de las transacciones
mercantiles. (2008: 9).

El Mercado de las Brujas, en el sentido del qhatu o mercado andino, denota el rol importante de las mu-
jeres (warmis) conocidas hoy como “brujas”. Esta presencia femenina, sobre todo de chifleras y hierberas,
es un referente de recuperación del rol e identidad de las mujeres en los quehaceres mágico-religiosos.
Estas mujeres son las que preparan las mesas, ofrecen amuletos e illas para la abundancia y actualmente
practican, transmiten y comparten sus saberes en el Mercado de las Brujas sobre el preparado ritual de
ofrendas, la lectura de coca y el conocimiento de plantas medicinales.

Chifleras y hierberas

Actualmente en las calles Linares, Jiménez, Santa Cruz y parte de la Illampu, están las tiendas de chifleras
y puestos de hierbas medicinales. En estas tiendas se encuentran mujeres conocidas —popularmente
como chifleras o “brujas”— quienes ofrecen mesas rituales y otros artefactos para distintas necesidades
y creencias. Hay otras mujeres que se ocupan de la venta de plantas medicinales a quienes se denomina
“hierberas”. Sin embargo, es frecuente que las chifleras sean a su vez hierberas, incluyendo en sus tiendas
las yerbas que son situadas afuera en mesas, ya sea en baldes con agua o bien sobre plásticos, esperando
ser comercializadas según la recomendación que la hierbera realiza ante la consulta del comprador.

( 116 )
Verónica Quispe, cahuayo

( 117 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

La mayoría de estas mujeres son propietarias de sus negocios pues lo han heredado de sus madres o fami-
liares. Las mujeres dedicadas a la chiflería son mayores, reciben ayuda de sus familiares, sean sus propias
hijas, sobrinas, ahijadas, o bien empleadas contratadas para la atención de la clientela. Ellas comercializan
todos los elementos de las mesas como dulces de azúcar llamados “misterios”, lanas de colores, illas, copal,
grasa, q’uwa, papel estañado, sullus de llama, cerdo u oveja, espinas y kuti, entre otros. Además, se dedican
al armado de las mesas rituales que son ofrecidas a la población creyente de La Paz y a oficiantes rituales,
mayormente de sexo masculino, quienes ejercen su oficio en otros lugares de Bolivia. Por otro lado, las
chifleras también venden pócimas, velas, brebajes e incienso para llamar clientes, conseguir trabajo, pare-
ja, devolver el daño deseado o recuperar el ajayu, entre otros.

La chiflera Olga Vda. de Antequera (85 años) indica fue su abuela quien le enseñó a preparar mesas y ver
en coca. Fue en el puesto donde vendía productos para la elaboración de mesas rituales en la calle Linares
(entrevista a Olga Vda. de Antequera, 5 de abril de 2017). Por otro lado, el número de hierberas fue in-
crementando a partir de la Reforma Agraria de 1953 como resultado de la migración campo-ciudad en la
que venían a esta urbe trayendo plantas medicinales, como expresa Natalia Mamani, originaria de Walata
Chico, quien afirma que “una tercera parte o casi la mitad del pueblo” se dedica al comercio de plantas
medicinales (Entrevista a Natalia Mamani, 42 años, 5 de abril de 2017).

( 118 )
Las Mujeres entendemos más de medicina que los hombres… (*)

Las mujeres reconocen su condición de género que según ellas les otorga capacidades, com-
petencias y potencialidades particulares para curar:

Entendemos más y explicamos más, los hombres no entienden por esa razón tiene otro
trabajo. La madre enseña a la hija. Si el hombre no sabe ¿qué va enseñar? Mientras la madre
vende (medicinas) puede enseñar, así es (…) (APCB 2006, entrevistada Nicolas Saravia).

Fundamentalmente a partir de esas explicaciones, las prácticas de hombres y mujeres en un


modelo de organización social k’awayu donde existen líneas de transmisión paralela del sa-
ber médico dentro de las relaciones de género reproducidas vía parentesco. Así, hombres y
mujeres transmiten conocimientos, poderes y entrenamiento en el manejo de las medicinas
a sus descendientes de manera paralela. Constatación apoyada con el testimonio de Juana
Quispe Hacho: “sobre mis abuelos hemos aprendido, sobre mis abuelos. Mis abuelos ya
sabían, mi tatarabuelo ya sabía” (APCB 2006, entrevistada anónima).

La misma que es confirmada por una antigua K’awayu en El Alto, Cristina Hanqo, quien
sostuvo. “nosotros somos originarios, los otros han aprendido de nosotros, nosotros siem-
pre somos los primeros, somos (un pueblo de médicos) muy antiguos. Mi mamá, todo
sabía, nadie (nos ha enseñado), hemos aprendido de los abuelos” (APCB 2006, entrevistada
Cristina Hanqo). Es decir, ella enfatiza en que muchas de las mujeres aymaras que venden
medicinas en La Paz y El Alto han sido empleadas para la atención de los clientes y la man-
tención de las farmacias de las K’awayu.

Estas últimas no sólo las asalariaron sino que también las entrenaron en el ejercicio de la
venta de medicinas y muchas veces en la atención a pacientes. Téngase presente que el pri-
mer nivel de atención de las mujeres y sus niños está a cargo d estas expertas.

(*) Loza, Carmen Beatriz (2008) El Laberinto de la curación: Itinerarios terapéuticos en las ciudades de La Paz
y el Alto. ISEAT, La Paz, p. 51.

( 119 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

El espacio donde se establecieron las chifleras fue inicialmente la calle Linares, luego se asentaron en la
calle Illampu. Dos décadas después de la Reforma Agraria comenzaron a migrar potosinos de la población
de Cahuayo, provincia Tomas Frías, quienes conocen la preparación de mesas y de medicina tradicional
(Entrevista a Pedro Acarapi, 42 años, 5 de abril de 2017).

En el Mercado de las Brujas se han encontrado muchos migrantes de la comunidad de Walata Chico,
perteneciente a la jurisdicción de Achacachi, provincia Omasuyos del departamento de La Paz. Natalia
Mamani, nos cuenta cómo su familia se trasladó al Mercado de las Brujas:

Antes dice que había pongos, era “la época del patrón”, decía mi mamá, y no nos dejaba salir; [tam-
bién] decía mi abuela [que] era prohibido salir del pueblo. Entonces con el tiempo, cuando eso se ha
perdido, la gente de ahí mismo parece que se ha venido porque en mi pueblo crecen varias clases de
hierbas. (Entrevista a Natalia Mamani, 48 años, 5 de abril de 2017).

La migración surgió de la incorporación de la población al comercio urbano a través de las yerbas que la
misma comunidad producía. Así, estos migrantes se dedicaron primero al comercio de plantas medicinales
en puestos ambulantes en las veredas y luego en tiendas, para posteriormente organizarse en gremios y
asociaciones asentadas en el actual Mercado de las Brujas ya de forma definitiva.

Las tiendas de chifleras son las más concurridas por creyentes compradores nacionales que adquieren
mesas y otros productos rituales en épocas determinadas como febrero, mayo, junio y agosto, mientras
que los extranjeros compran recuerdos como amuletos, estatuillas de la Pachamama y el Ekeko. En estas
tiendas es posible encontrar muchos elementos andinos de Bolivia, así como objetos procedentes de Perú,
además de amuletos para la salud, tranquilidad, amor, bienestar y prosperidad, o baños de flores, jarabes
de noni, sábila u otros productos requeridos por la población paceña.

Gran parte de las casonas antiguas del Mercado de las Brujas están ocupadas por tiendas esotéricas, al-
gunas de ellas con características de micro mercado ya que el cliente reúne en una pequeña canasta la
mercancía que requiere. Asimismo, es frecuente encontrar esculturas de cerámica de diferentes deidades
como la Pachamama y el Ekeko u otras procedentes de culturas foráneas como la Santa Muerte de origen
mexicano, los atrapasueños norteamericanos o el elefante de la India. Una muestra del sincretismo de-
mostrado en el Mercado de las Brujas es la diversa procedencia religiosa de estos artículos provenientes
de regiones tanto del departamento de La Paz como de países como el Perú, Brasil o China, entre otros.

( 120 )
Resulta interesante escuchar el testimonio de quienes hoy habitan el Mercado de las Brujas. Las señoras
Tomasa Larico de 70 años y Teresa Chávez Larico de 46 años son chifleras, madre e hija, y se encuentran
en vía pública, en la intersección de la calle Santa Cruz e Illampu. La Sra. Tomasa, quien se considera una
“fundadora” de la calle Santa Cruz, se encuentra hace 52 años asentada en dicha calle y aunque en principio
comercializaba anilinas, ahora se dedica a la chiflería. Su hija, Teresa, comenzó con la venta de artículos para
la preparación de mesas rituales y continúa comercializando mesas para la Pachamama, el trabajo, el negocio
y los santos. Los clientes de ambas son oficinistas, turistas y yatiris que emplean estos elementos rituales
para “hacer curar”. Ellas se abastecen de estos productos en la ciudad de El Alto, en la Av. Cívica, y también
de diferentes proveedores (por ejemplo, dulces de la Sra. Lorenza y la q’uwa de vendedores que la traen de
Potosí). Agosto es el mes en que más se comercializa estos productos y, en menor medida, durante el martes
de ch’alla, el 21 de junio y el Año Nuevo.

Por su parte, la señora Olga Vda. de Antequera cuenta que desde sus abuelos vende en el mismo puesto de
la calle Linares, cerca de la esquina de la Sagárnaga. Ella recuerda que su padre fue a la Guerra del Chaco
(1932-1935) y que desde antes ya vendía misterios, mesas preparadas y fetos de llama.

Juana Luna también está hace tiempo en su tienda de la calle Linares y hace aproximadamente veinte años
vende en este lugar joyas de fantasía, textiles y prendas de alpaca tanto bolivianas como peruanas. La señora
Martha Guarachi (Q.E.P.D.), nacida en Jesús de Machaca, comenzó en su puesto en 1980 pues su jefa vendía
en ese mismo lugar y preparaba mesas para las fiestas rituales de año nuevo, carnaval, agosto (considerado
“mes de la Pachamama”) y la fiesta de Espíritu. A la muerte de la chiflera Guarachi, su puesto fue ocupado
por su hija, Paola.

También Isabel Miranda, de 59 años de edad, es otra afiliada que se dedica a la chiflería como actividad
heredada de su padre, quien falleció en 1984. La tienda (que primero fue de refrescos) pasó al rubro de la
chiflería en 1970 cuando su madre decidió vender amuletos y mesas para la Pachamama, logrando buena
clientela entre los turistas y los habitantes bolivianos.

Finalmente, la señora Natalia, por su parte, refiriéndose a su actividad de venta de plantas medicinales y ob-
jetos mágico-religiosos, señala que alrededor del 70% de sus clientes son habitantes de La Paz, ya sea gente
humilde o de clase media y yatiris que adquieren los productos al por mayor para llevar a las minas de Potosí,
mientras que el 30% restante son visitantes extranjeros que adquieren los productos mayormente de origen
nacional, aunque también otros importados de Brasil y Argentina.

( 121 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Entre los principales productos que comercializan estas personas están las mesas rituales a modo de
ofrenda que han ido innovando sus componentes incorporando los dulces llamados “misterios” e illas
con imágenes bien definidas y textos cortos, siendo las principales mesas aquellas destinadas a las minas,
los edificios, la casa y la suerte. Debe mencionarse que estas personas cuentan también con productos
adquiridos en la Feria Internacional de Huari (Oruro) y otros como maca, quinina, copal, lavanda, kuti,
zarzaparrilla, etc.

Cahuayos, q’apachaqueras y hierberas

En el Mercado de las Brujas se encuentran las denominadas “cahuayo” y “q’apachaqueras” que se ocupan
de armar la mesas rituales u ofrecer los materiales para la elaboración de estas mesas. En algunos casos
comparten su tienda con las hierberas que son expuestas en baldes de plástico o bien sobre bolsas de
plástico en el suelo donde son secadas al sol (aunque lo más usual es que las plantas medicinales sean co-
mercializadas por mujeres llamadas “hierberas”). Las mujeres cahuayo son llamadas de esa forma porque
proceden de la comunidad Cahuayo de la provincia Tomás Frías del departamento de Potosí. Tanto cahua-
yo y q’apachaqueras ejercen similar tarea al dedicarse a la venta de productos para la medicina tradicional,
como las mesas rituales, y a realizar ciertas recomendaciones a sus clientes en cuanto a su uso adecuado.

( 122 )
( 123 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Margarita Quispe, cahuayo

( 124 )
La “Q’uwa Misa” y ofrenda ritual a la Pachamama (*)

En el Mercado de las Brujas se ofrece una diversidad de ofrendas para que se alimenten las deidades andinas como: Pa-
chamama, Wak’as, Apus, awichas/abuelas y achachilas. La ofrenda se llama “misa” es un alimento material y simbólica;
material porque es una relación de necesidad humana de reproducción; simbólica porque está dirigida como alimento a
las deidades andinas. Estas ofrendas se ofrecen en varias épocas del año: diciembre por cambio de año, Carnavales para la
denominada ch´alla, fiesta de Espíritu o Pentecostés, agosto llamado Lakan paxsi, mes de la Pachamama.

Los oficiantes de esta “misa” son: Kallawaya, Amauta y Yatiri, tanto hombres y mujeres. La ceremonia tiene todo un pro-
tocolo: invocaciones para licencia o permiso con coca y alcohol, oraciones o plegarias a los apus/montaña y las entidades
andinas. Luego, se predispone a preparar el plato de comida: comenzando con colocar un papel blanco como base, luego
se esparce la wira q’uwa, mullu, se teje la lana de color y lana blanca, se ubican los chiwchi recados, misterios, el pan de
oro y de plata, el sullu, el incienso, el copal, el alcohol, vino de ayrampu, coca y Untu/grasa de llama o cebo, copal, flores,
frutas y otros. Finalmente, se quema en el fuego. La ceniza se entierra dentro de la tierra o en la maceta de flores.

Significados
• Wira q’uwa. Hierba perfumada, cuando se quema, el humo aromático se dirige hacia los achachilas/monta-
ñas y las wak’as/piedras sagradas, llegando el olor a toda la pacha o naturaleza.

• Lanas. Son de color y blanca de la llama y oveja.

• Sullu. Feto de llama o chancho.

• Chiwchi recado. Son ofrendas pequeñas que están en sobre de papel que contiene figuras de estaño o de
plomo que viene desde Charazani.

• Misterios. Son ofrendas de dulces, son illas o semillas, figuras que representan bienes materiales: pareja de
hombre y mujer, casa, fábrica, cerro de plata, auto, maquinaría, cuerno de la abundancia, dólar, dinero, minas
de plata y oro, etc.

• Untu. Grasa de llama, es un elemento vital que convoca a la fauna sagrada de los camélidos.

• Pan de oro y de plata. Son láminas de oro y plata, convoca a la riqueza.

• Mullu. Son illas de la reproducción.

• Cupal. Es un bálsamo que se usa para agradar a los seres tutelares.


Bebidas. Alcohol, vino, cerveza, son elementos para la ch’alla a las divinidades.

(*) Texto en base a la entrevista a Margarita Quispe, Capachaqera. 21.08, 2017. Mercado de las Brujas.

( 125 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Como ya se ha destacado, varias comercializadoras de objetos rituales se encuentran asentadas en sus tien-
das desde hace mucho tiempo y son transmisoras de un conocimiento heredado de sus progenitores. Por
ejemplo, Zulma Acarapi Michaga nació en la calle Santa Cruz, en 1981, y es allí donde tiene la tienda
“Zulma”. Su madre, Natalia Michaga y su padre, Juan Acarapi, comenzaron con el negocio en 1973. Zulma,
quien se afilió a la Asociación Central Santa Cruz a sus 16 años, cuenta con la patente correspondiente y
comercializa diversidad de productos para la elaboración de mesas que comercializa al por menor como
“misterios” elaborados de azúcar tanto en La Paz como en Oruro y sullus de llama y cerdo traídos de las
inmediaciones del Illimani y del Sajama.

También comercializa elementos sueltos de las mesas como q’oa y hierbas aromáticas procedentes de la
frontera entre Bolivia y Perú, untu o grasa de llama, traída de la zona de Río Seco en El Alto y de poblaciones
aledañas al Illimani e incienso y copal transportados desde Apolo, además de productos peruanos como
yerbas, mates, jarabes, perfumes afrodisiacos y velas para el amor procedentes de Lima y la selva peruana.
Acarapi prepara las mesas para hacer ofrendas de entre 5 a 20 unidades, ya que entre sus clientes están
los amautas y propietarios de negocios que proceden de las ciudades de La Paz, El Alto, Oruro y Potosí,
principalmente. Los visitantes extranjeros se aproximan también a su negocio para conocer los productos
mientras sus guías turísticos les explican el significado de cada elemento.

En los últimos años aparecieron nuevos productos “para el bien y para el mal” como las velas negras o en
forma de cráneo para usarlas en ofrendas en la wak’a de la llamada “Curva del Diablo”, camino a El Alto.
Otras apachetas donde se usan preferentemente los productos aquí descritos son La Cumbre, Waraco, Lagu-
nas, Pajchiri y Chacaltaya. Los turistas prefieren los cerros de Waraco, La Cumbre, el Illimani y el Chacaltaya
para “hacerse pasar” las mesas adquiridas en el Mercado de las Brujas para ejecutar el ritual propiciatorio.

Herederos de estas prácticas sociales son Rosita Fernández y Pedro Acarapi, su esposo. Ella comercializa
diversas mesas, entre éstas la mesa blanca, la mesa de colores, la de salud, la de la buena suerte, la de matri-
monio, mesas negras o contra-mesas que se queman en martes o viernes con el objetivo de devolver el daño
del que la persona fue víctima, la ch’apimesa o “mesa de espinas” que son usadas para revertir las maldicio-
nes en las “limpias” realizadas por parte de los Yatiris por medio de las siete espinas que estas contienen y
la “mesa de almas” que son ofrecidas los días lunes para “despachar” a las almas, ayudarlas en su camino y
proveerles alimento.

Son muchas las plantas que se ofrecen en sus tiendas para curar enfermedades como la tos, la artritis, el mal
de altura y dolencias del estómago, próstata y ovarios. Otros productos de la tienda de la señora Fernández
son las velas que tienen diferentes colores según el objetivo. Por ejemplo, la vela para la suerte es hecha de
miel o tiene forma de choclo, la vela para el trabajo tiene forma de llave y también es hecha con miel, la vela
para el amor tiene forma de pareja, y la vela “para que el hombre se humille” tiene forma de pareja pero con
el varón arrodillado, la que se orienta a lograr dinero tiene la figura de dólar o de elefante y las velas negras
son para enfrentar la envidia y para “deshacer” algo negativo en la vida del creyente. Una vela especial es la
vela en forma de pirámide que contiene siete poderes y la de la Santa Muerte, de origen mexicano.

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PLEGARIA O INVOCACIÓN DE DON SEVERINO (*)

Pachamama mesa; ofertorio del feto de llama cubierto de llamp’u. Coloca con gran habilidad las
láminas brillantes del “pan de oro” y el “pan de plata” sobre el lomito de feto.

“Qurillita, qullquillita ¡hermoso! Que vaya pachamama, mejores capitalistas, mejores de los banca-
rios, mejores de los oficinistas, mejores de los propietarios, su suerte que venga, qurillita, mejores
de los bancarios su suerte que venga para el señor Gerardo Fernández, que le acompañe hermosos
con la qurillita, qulqillita cargado. Hermoso que vaya con su trabajo, en su pensamiento, en su
salud, dale fuerza, dale valor, dale más capacidad, hermoso de lo convida pachamama, santa tira,
“olvidado”, cabalito te lo estamos convidando, te lo estamos pagando, recibid, con todo deseo te
lo convida el señor Gerardo Fernández, hermoso te lo convida, que vaya ¡hermoso! Qurillita, qu-
llqillita, oro y plata cargado.

Coloca lana blanca sobre el lomo del feto amarrando las láminas brillantes de “oro” y “plata” con las
que el feto “va cargado”. Ofrece el feto en todas direcciones intensificando la plegaria a los diversos
lugares.

Akamanis, Illimanis, Tiluskunas, Kunturmamanis, cerro Potosí, Murururata, Illampu, quri toro,
qullqi toro, Chuqilvirvinita, pachamamas, achachilas, wakis, tíos, con todo deseo del señor Ge-
rardo Fernández, que vaya ¡hermoso! En su trabajo, en su pensamiento, en su salud que le vaya
hermosos, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén”.

(*) Fernández Juárez, Gerardo (1995) El banquete aymara, mesas y yatiris. Hisbol, La Paz-Bolivia. Pág. 482.

Plegaria Andina a la Pachamama de un yatiri

Quri chinkanani, qulqi chinkanani achachila, quri wak’ani, qulqi wak’ani, pachamama, ma suma
jaqawi, ma suma utjawi apayanipxita, aka juwan uywasita wawanakamaru”

Con betas de oro, con betas de plata, señor Achachila, piedra de oro, piedra de plata; madre
tierra, queremos vivir bien, tráenos un buen vivir, críanos bien a tus hijos. (Eusebio Tapia Aruni,
Cosmovisión, 2019: 109)

( 127 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Organizaciones sociales del Mercado de las Brujas

En el Mercado de Brujas existe un conjunto de organizaciones sociales que están cons-


tituidas por asociaciones de acuerdo a sus actividades, sean ritualistas, comerciales o
artesanales. Un aspecto interesante es la existencia del cargo rotatorio de una Maestra
Mayor, dinámica propia de los mercados populares. El 2017, la Maestra Mayor fue
Aracely Candia y su ejercicio abarcó más de un año (15 de julio de 2016 al 4 de octubre
de 2017), ella recuerda que hace ocho años este cargo estuvo compartido entre un re-
presentante gremial de la Asociación de Expositores de Microempresarios de Artesanías
Turísticas (ASEMAT) y un representante por parte de los comerciantes. La Maestra Mayor
en 2018 fue la artesana Elizabeth Paredes, representante de tiendas y puestos ambulan-
tes de las calles Santa Cruz, Sagárnaga, Linares y el pasaje Jiménez.

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Natalia Mamani Castro, chiflera

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Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Estas son las organizaciones sociales que funcionan en el Mercado de las Brujas:

Asociación Boliviana de la Cultura Milenaria de Medicina Kallawaya


(ASOBOCUMIMEKA)

Según sus directivos, ASOBOCUMIMEKA es una asociación que forma parte del Consejo Departamental de Medicina Tra-
dicional de La Paz (CODEMETRA). Su presidente es Ponciano Kahua y su vicepresidente, Rolando Vargas. Actualmente,
los doce miembros kallawaya de esta asociación ejercen sus prácticas de curación en las calles Sagárnaga y Linares.
El kallawaya Mario Vargas recuerda que durante la década de 1970 las prácticas de curación que ellos ejercen ahora
estuvieron prohibidas y que se los acusaban de karisiri o aysiri. Esto motivó a que en 1982 se constituyera la So-
ciedad Boliviana de Medicina Tradicional (SOBOMETRA) de la que Vargas fue uno de los fundadores. Luego, en 1983,
se produjo una escisión, SOBOMETRA quedó bajo la dirección de Walter Álvarez y la Sociedad Boliviana de Medicina
Tradicional Kallawaya (SOBOMETRAKA) surgió junto a otros kallawayas. Esta institución se potenció con la declaratoria
de “Obra Maestra del Patrimonio Cultural Inmaterial” otorgada por la UNESCO a la cosmovisión de la cultura kallawa-
ya el 7 de noviembre de 2003 y, más tarde, el 19 de diciembre de 2013, con la promulgación de la Ley de Medicina
Tradicional Ancestral Boliviana (Ley N° 459), que legalizó el accionar de estas organizaciones.

Asociación Central Jiménez

La Asociación Central Jiménez fue creada el 2010 debido a la necesidad de amautas y yatiris a raíz de “batidas de
la alcaldía” (entrevista a Cipriano Mallki, 72 años, 26 de abril de 2017). Su aniversario es el 13 de marzo, día que
conmemoran con una wajta, una ofrenda ritual a las deidades andinas y la presencia de grupos de qhantus, danza
tradicional kallawaya.

Actualmente, congrega a nueve amautas que ejercen su trabajo en las prácticas mágico religiosas en las calles Ji-
ménez, Tarija y Linares. El presidente de esta organización es Antonio Cutiri, el vicepresidente, Cipriano Mallki, el
secretario de actas, Moisés Apaza, el secretario de hacienda, Ramón Gutiérrez y la porta-estandarte, Máxima Alejo.

Asociación lectores de suerte en plomo, pronósticos y curanderos “San Pedro”

Se encuentra asentada en las inmediaciones de la fachada de la Basílica Menor de San Francisco. Los afiliados son
oficiantes rituales tradicionales que además realizan prácticas de adivinación en diferentes medios como naipes, la
coca, el tarot o el plomo.

( 130 )
Desde hace más de treinta años estos hombres y mujeres se ubican en pequeños puestos ambulantes en el atrio del
templo de San Francisco. En una pequeña mesa colocan los objetos de adivinación: naipes, hojas de coca y una
campanilla metálica, y al frente o al lado de cada oficiante se sienta el cliente que acude a los servicios de los yatiris.

Asociaciones de chifleras

En el espacio del Mercado de Brujas se encuentran asentadas las chifleras que comercializan objetos y productos
para las prácticas de medicina tradicional ancestral, tanto en tiendas como en puestos fijos en la vía pública. Todas
ellas se encuentran organizadas y conforman las siguientes asociaciones:

Asociación Año de creación N° de afiliados


Asociación Central Santa Cruz 1964 60
Asociación de Comerciantes Minoristas “Las Brujas, Chifleras,
1985 28
Artesanos y varios”
Asociación de salud integral de médicos tradicionales y artesa-
1988 100
nos de Walata Chico (ASIEMPRA)
Asociación plurinacional e interculturalidad de medicina tradi-
1987 (aprox.) 200
cional ancestral y natural (ABOPIMETRAN)

Elaboración propia

Asociación Central Santa Cruz

La Asociación Central Santa Cruz fue fundada el 30 de abril de 1964, cuenta con personalidad jurídica y sesenta
afiliados con sus respectivas credenciales o tarjetas. Desde hace aproximadamente quince años, hasta principios de
2017, fue presidida por Elena de Moncada cuya gestión comenzó con la regularización en el pago de las patentes.

Entre sus afiliados, la asociación cuenta con comercializadoras de plantas medicinales, chifleras con tienda y pues-
tos de hierberas y de venta de refrigerios en vía pública. La actividad principal de sus afiliados es la venta de mesas
rituales para carnaval, el 21 de junio (Año nuevo andino-amazónico), agosto, “Mes de la Pachamama”, y otras cere-
monias particulares a lo largo del año.

( 131 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Asociación de Comerciantes Minoristas


“Las brujas, chifleras, artesanos y varios”

Esta asociación fue fundada el 30 de mayo de 1985 con veintiún afiliados dedicados a
la chiflería y a la comercialización de artesanía y platería. Obtuvo el 2008 su persona-
lidad jurídica y hoy en día son veintiocho miembros asociados quienes realizan acti-
vidades sociales como la participación en la verbena del 15 de julio. Hay que destacar
a la artesana Beba González, quien produce joyas de plata con una gran delicadeza y
valor estético y comercializa platería procedente de Potosí, aquella piedra semipreciosa
llamada “bolivianita”, collares de plata y otros artículos hechos con semillas.

( 132 )
Genoveva Gonzales, artesana joyera.

( 133 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Asociación de salud integral de médicos tradicionales y artesanos de Walata Chico (ASIEMPRA)

Según uno de sus ex presidentes, Alejandro Quispe, la Asociación de salud integral de médicos tradicionales de
Walata Chico (ASIEMPRA) se formó en la ciudad de Viacha en la década de 1960. Los miembros eran originarios de la
comunidad Walata Chico del actual Municipio de Achacachi. Alejandro y su esposa, Natalia, recuerdan que entre las
décadas de 1940 y 1950 los padres y abuelos de los actuales comerciantes de hierbas medicinales y objetos rituales
se asentaban en puestos en vía pública en la calle Illampu. Esta comunidad se caracteriza porque tiene mujeres que
se dedican mayormente a la medicina tradicional y varones a la fabricación de instrumentos de viento.

Hasta la década del ‘90 ocuparon puestos en la calle y a partir del año 2000 se instalaron en tiendas debido a que los
dueños de casa mostraban hostilidad hacia los puestos en la calle. Quispe también considera que un logro positivo
para ASIEMPRA fue la promulgación de la Ley 459 de Medicina Tradicional Ancestral Boliviana el año 2013, y además,
la interacción favorable con el Viceministerio de Medicina Tradicional Ancestral durante el 2014.

Asociación Plurinacional e Intercultural de Medicina Tradicional Ancestral y Natural (ABOPIMETRAN)

Según Erica Quispe, vicepresidenta de ABOPIMETRAN, esta asociación tiene aproximadamente treinta años de existen-
cia y más de doscientos afiliados que cuentan con puestos y tiendas de comercialización de hierbas medicinales y
productos para la suerte en las calles Santa Cruz, Linares y Jiménez.

Esta asociación es representativa de la medicina tradicional ejercida por residentes de la comunidad Cahuayo de la
tercera Sección Municipal Belén Urmiri, ubicada en la provincia Tomás Frías del departamento de Potosí. Esta co-
munidad se encuentra a 3700 msnm y a 95 km de distancia de la capital del departamento, sus residentes también
se encuentran en otras ciudades como La Paz, El Alto, Tarija, Cochabamba y Santa Cruz, donde asisten a ferias de
medicina tradicional.

Asociaciones de artesanos

Junto a las asociaciones de chifleras y de especialistas se encuentran aquellas asociaciones que agrupan a quienes
comercializan las artesanías turísticas de las cuales varios integrantes son además productores de las mismas. Las
tiendas ofrecen diversos productos como prendas de alpaca, joyería, cerámica, cuero e instrumentos musicales. Este
comercio hace que la dinámica turística fluya particularmente entre las calles Sagárnaga, Linares y Jiménez, por lo
que actualmente las tiendas de este trayecto se caracterizan por el expendio de productos artesanales orientados al
consumo de los turistas.

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Chela Chávez de Cortéz, chiflera

( 135 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Asociación mixta de artesanos productores


expositores afines al turismo (AMAPEAT)

Esta asociación surgió el año 2013 bajo la presidencia de Edith Rojas, propietaria de un negocio de artesanías en
la Galería Jalqa. La asociación, que cuenta con ciento veinte afiliados, surgió con motivo de una disposición de
Impuestos Internos que decía que los artesanos debían ingresar al régimen general y emitir factura, medida con la
que se mostraron en total desacuerdo.

Con el propósito de unir a los miembros de la asociación y atraer visitantes se realizaron varias actividades cul-
turales durante la gestión de la señora Rojas como la Entrada Folklórica Sin Alcohol —en celebración por el Día
del Turismo (27 de septiembre) — durante las gestiones 2013, 2014 y 2015, además de participar en la Feria
Dominical de las Culturas de El Prado y realizar ferias artesanales en diferentes zonas con el apoyo al Colegio
Calvert y el Club Los Sargentos.

Las tiendas tienen proveedores de productos artesanales que distribuyen en forma individual. En el caso de los
proveedores bolivianos se trata de los mismos artesanos productores quienes se apersonan a las tiendas, mientras
que en el caso de los proveedores peruanos se trata de vendedores que comercializan las artesanías elaboradas ge-
neralmente en Cuzco.

Entre los productos artesanales que elaboran y comercializan los afiliados a esta asociación se destacan los siguientes:

Prendas de aguayo

Una artesanía infaltable, confeccionada en base a tela de aguayo sea ésta tejida industrial o artesanalmente. La tela
de aguayo es realizada en pequeñas fábricas familiares de la ciudad de El Alto y con ella se confeccionan diferentes
prendas como mochilas, bolsas, individuales, billeteras, corbatas, monederos y estolas (estas últimas adquiridas por
los sacerdotes católicos de La Paz). Con el aguayo artesanal se realizan también mochilas y carteras que no llevan
un sello o marca de origen.

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Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Telar

Otra artesanía que destaca es el telar realizado con lana de oveja o fibra de alpaca. El telar también es elaborado en
talleres ubicados camino a Ventilla en El Alto y en el Perú. Los motivos de estos telares son de carácter costumbrista
y paisajista y no llevan un sello o marca de origen.

Cerámica

La comercialización de piezas de cerámica cuenta con proveedores de la ciudad de El Alto y de Cuzco, aunque tam-
poco llevan un sello o marca de origen. Los proveedores son artesanos individuales o familias que apersonándose a
las mismas tiendas ofertan sus productos.

Poleras y otros

Otras artesanías llamativas son poleras pintadas a mano con el talento de artistas bolivianos y aquellas artesanías
elaboradas con cuero boliviano de res, como mochilas y billeteras, imanes bolivianos y peruanos, adornos de peltre,
retablos de madera y algunos bolsos de mujer. Las poleras serigrafiadas tienen asimismo procedencia boliviana y
peruana, aunque ambas llevan marca o sello de origen boliviano.

Asociación de expositores microempresarios


en artesanías turísticas (ASEMAT)

Esta asociación fue creada en 2001 bajo el nombre de Coordinadora de Artesanos y Microempresarios en Artesanías
Turísticas (CAMAT) con el objetivo de unificar la zona de Rosario y parte de los vecinos de la zona Juan XXIII. Poste-
riormente, el 7 de julio de 2006, se fundó la Asociación de Expositores Microempresarios en Artesanías Turísticas
(ASEMAT) con cuarenta y nueve miembros y obtuvo su personalidad jurídica el 30 de mayo de 2007. Su actual pre-
sidente y fundador, Efraín Candia Tarquino, refiere que en la actualidad esta asociación integra ciento veinticuatro
artesanos productores y menciona que el requisito para ingresar a esta organización es contar con un taller de
producción artesanal.

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Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Los productos artesanales de los miembros de esta asociación son principalmente los siguientes:

Tejidos de fibra de alpaca

Con ayuda de máquinas de tejer, son realizados en fibra de alpaca mantillas, ruanas, chompas, chalinas, medias y
guantes, entre otros. Un ejemplo de este rubro es la producción de Norca Segales, artesana de la calle Linares, sin
embargo, otras afiliadas como Máxima Machaca ya no venden tejidos de alpaca en la misma magnitud que hace
unos treinta y cinco años, sino que paulatinamente fue cambiando a prendas de aguayo sintético pues la venta de
alpaca decayó.

También incorporó en su oferta chompas provenientes del Perú, elaboradas en base de lana sintética a un costo más
bajo. Por otro lado, ella confecciona prendas de aguayo sintético como bolsas, chalecos, carteras, mochilas, sombre-
ros y comercializa prendas de aguayo tejido como chamarras, fajas y phullus (frazadas).

Este cambio en los productos artesanales de tipo textil se evidencia también en lo que señaló Lidia Tórrez, quien lle-
va treinta y seis años en su tienda de la calle Linares, la cual heredó de su madre quien a su vez la heredó de la abuela
suya en 1963. Esta tienda se especializaba en tejido a mano procedente de Potosí, pero debió cambiar a prendas de
aguayo sintético debido al elevado costo del aguayo tejido a mano y a que en el campo ya no se teje como antes. El
aguayo sintético procede de El Alto, de pequeños talleres los cuales abastecen a todas las tiendas.

Tanto la producción boliviana como la peruana se ven amenazadas por los productos chinos que son, por ejemplo,
chullus (gorros) y chalinas que tienen precios mucho más económicos, por lo que son preferidos por los visitantes.

Instrumentos musicales

Los instrumentos musicales comercializados en la zona son principalmente aerófonos como zampoñas, tarkas, pin-
quillos, mohoseños, quenas. Estos artículos son elaborados por los propios artesanos de instrumentos musicales y
también provistos por tres productores de la zona de Rosario que fabrican estos instrumentos nativos.

Uno de los fundadores de ASEMAT es Juan Carlos Sarmiento López, quien vende instrumentos musicales desde hace
doce años, aunque anteriormente comercializaba artesanías y chompas tejidas. Su tienda de la calle Linares ofrece
cuerdas de charango y aerófonos como la zampoña y la quena, los cuales vende a turistas y durante los meses de
marzo a abril a estudiantes de colegio.

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Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

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La producción de la tienda tiene la especialidad de guitarras y ukuleles, mientras que mediante convenios con arte-
sanos de instrumentos musicales encarga elaborar los productos en talleres unipersonales de las ciudades de El Alto,
La Paz y Cochabamba, proveyéndoles de materia prima de origen exclusivamente boliviano.

Discos digitales de música nacional

La música comercializada en el Mercado de las Brujas es predominantemente folklórica. En ocasiones, los propios
artistas son los que llevan su material al Mercado de las Brujas puesto que allí logran promocionar su producción
musical, la cual se escucha en las tiendas todo el día. Por esto, DVD y discos digitales son vendidos permanente-
mente. Entre los intérpretes de música boliviana que se pueden encontrar están Ernesto Cavour, Luzmila Carpio,
Fernando Jiménez (“Zampoña de Oro”) y Winner Candia (“Charango de Oro”), entre otros.

Artesanías en materiales varios

Los afiliados a ASEMAT comercializan también artesanías como calzados de cuero, muñequería, piezas de madera y
cerámica, entre otros.

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Conclusiones
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En el libro plasmamos los hitos que destacaron a la conformación de San Francisco no sólo como iglesia, sino también
como un espacio de articulación de la población, dando paso a la proliferación del comercio y la construcción de
elegantes casonas. Para ello vimos el asentamiento indígena en Chuqiyapu y su posterior adhesión al barrio de indios,
perteneciente a la Parroquia de San Sebastián, siendo frontera con la Parroquia de San Pedro y el barrio de españoles.
A lo largo de la historia, desde la época prehispánica, colonial y republicana, el espacio de San Francisco a sufrido
transformaciones, siendo en un inicio un ayllu, parroquia, rancho y cuartel, asimismo sus calles sufrieron el cambio de
nombres, recibiendo nombres en honor a protomártires de la independencia y de expresidente de Bolivia.

Es inevitable tocar el tema de la presencia franciscana en la ciudad de La Paz y su asentamiento mediante la iglesia de
San Francisco. Su presencia en estas tierras data desde años anteriores a la fundación de Nuestra Señora de La Paz,
su labor fue difundir y adoctrinar a los indios de las nuevas tierras. La construcción de la iglesia de San Francisco,
una de las máximas expresiones del barroco mestizo en La Paz, ha sufrido varias transformaciones desde haber sido
una capilla hasta la actual obra arquitectónica que continua en pie, la misma que fue tomada por el ejército republi-
cano, sufriendo algunos cambios.

El asentamiento franciscano, y por ende su iglesia, han configurado un espacio donde tradiciones incorporadas
por la iglesia católica y prácticas rituales con larga data, herencia del pasado prehispánico, conviven en sus calles.
Su ubicación estratégica lo convirtió en un espacio de encuentro social generado, sobre todo, por la existencia de
tambos y mercado indígena, que fue evolucionando en un centro comercial. Los tambos son una característica
del espacio ya que su creación se remonta hasta la época incaica y posteriormente fue adaptada por los coloni-
zadores. Cada tambo se caracterizó por el producto que comercializaba al tiempo que este espacio sirvió como
refugio para los comerciantes.

La calle Sagárnaga de manera natural se convirtió en un espacio con vocación comercial que a lo largo de la historia
se fue consolidando con tiendas y puestos de venta en vía pública. Otra característica que se mantuvo fue el hospe-
daje, si bien en la colonia y en la república se limitó a los tambos, para la segunda mitad del siglo XX aparecieron
hoteles, hostales y alojamientos destinados a turistas.

Actualmente las características comerciales del espacio se han mantenido y durante el siglo XX dieron pie al asen-
tamiento del comercio que manifiesta conocimientos ancestrales sobre la naturaleza y el ser humano. En sus alre-
dedores se ha configurado el Mercado de las Brujas, resultado del desarrollo de actividades humanas e imaginarios
culturales, un mercado turístico que expresa una identidad cultural que se muestra a visitantes extranjeros, creando

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una oferta de productos artesanales así como el saber de plantas medicinales y rituales andinos y un mercado turís-
tico que expresa una identidad cultural que se muestra a visitantes extranjeros.

Este es un espacio donde actualmente conviven la historia, la fe y la tradición, con una amplia trayectoria que ha
dejado vestigios de lo que un día fue; fieles testigos son las construcciones de las épocas coloniales y republicanas,
construcciones que aún permanecen de pie visibilizando diferentes estilos arquitectónicos.

El Mercado de las Brujas es un espacio público de alta significación cultural urbana, no solamente por su valor
histórico al ser parte del Conjunto Patrimonial San Francisco, sino también porque guarda la memoria colectiva
de los pueblos originarios aymara y quechua que, en realidad, no están ligados a ninguna práctica de “brujería”,
siendo el nombre actual de este mercado un exotismo inventado en la década de 1960 como parte de una oferta
turística y como producto estratégico de marketing, lo que ha dado como resultado la apropiación por parte de
quienes habitan este lugar, la consolidación de este espacio como atractivo turístico y su consecuente posiciona-
miento a nivel internacional.

El Mercado de las Brujas, es un espacio cultural que expresa una identidad sociocultural paceña donde se reproduce
una continuidad de los saberes y conocimientos sobre ofrendas como los sullus o fetos de llama, amuletos, mine-
rales, illas, ispallas, q’uwa, copal, incienso, azufre, untu o grasa de llama y otras que se ofertan en las tiendas de las
chiflerías. Es un espacio donde se manifiestan saberes y prácticas tradicionales sobre la preparación de las ofrendas
andinas conocidas como “mesas rituales” que realizan chifleras, q’apachaqueras o cahuayos. Estos conocimientos
son parte de la cosmovisión andina heredada de las culturas aymara y quechua que se recrean en un contexto mo-
derno, combinados con conocimientos esotéricos de otros países.

También es un lugar donde se incentiva la producción y comercialización de la artesanía popular con identidad que
se ofrece en su diversidad andina y amazónica, expresadas en un lenguaje estético demostrado en textiles, orfebrería,
marroquinería, instrumentos musicales, tejidos, tallados en madera, máscaras, cerámica, joyería, telar y otros; estos
productos artesanales presentan iconografías de elementos culturales andinos con identidad paceña expresada en la
producción de artesanía popular que se ofertan a turistas extranjeros.

Finalmente, el Mercado de las Brujas se constituye en un importante patrimonio cultural inmaterial pues cumple
una función sociocultural muy importante y brinda un servicio a la comunidad en el campo de la salud porque es
un lugar que ofrece una alternativa en el tratamiento de la enfermedad por medio del uso de las plantas medicinales.

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Anexos
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Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Amuletos en el Mercado de las brujas: Illas, ispallas, chuichi recados (*)

Las illas e ispallas son elementos rituales que se usan para preparar las lojtas/ofrendas, dulce “misa” y milluchada.
Son también usados de manera personal por creyentes en estos sortilegios que previamente deben estar consagradas
por los kallawayas, amawtas o yatiris.

Estos amuletos ofrecen las chifleras, como las señoras, Margarita Quispe Acho, Verónica Quispe Acho, Natalia Mamani,
Maria Acho Quispe, Lourdes Quispe Saravia, Benedicto Quispe, Goya Quispe, entre otras que ofrecen estos productos
en los puestos de venta de la calle Linares, Jiménez y Santa Cruz. Los amuletos son portadores de un atributo mági-
co-religioso de fertilidad y protección. Las illas, llamadas en este ritual como chiwchi recados, son ofrecidas a deidades,
solicitando favores de agradecimiento, para curar enfermedades y brujerías. Cada una de estas ofrendas oficiadas por
los yatiris, amautas y kallawayas, forman parte de un mundo de relaciones cósmico-espirituales.

Estos objetos modelados en cerámica, piedra, botellitas de color y azúcar, son en miniatura que representan el es-
píritu de las cosas que uno quiere poseer, como: casa, auto, dinero, minas, joyas, etc. Las illas se han extendido en
las diversas ferias y fiestas del mundo andino. Así, por ejemplo, en Alasita, el Tata Ekeko es el portador de muchas
illas y wakankis: autos, casas, dinero, herramientas, maquinas, y todas clases de bienes materiales; como también,
en la fiesta de la Virgen de Urqupiña, las piedras que la gente va sacar del cerro Qota, son illas de la abundancia de
dinero, oro y plata. Estas después de un año deberán ser devueltas a la Virgen.

Amuletos Kallawayas

Los kallawayas, conocedores de muchos secretos de la naturaleza han desarrollado métodos herbolarios de cura-
ción de enfermedades materiales y espirituales, como el amartelo, el susto, la tristeza. Estos curanderos herbolarios
tienen un modo de vestir tradicional; muchas de sus ropas de uso cotidiano llevan adornos con diversas figuras
zoomórficas (pez, puma, aves, conejos, etc.) astronómicas (sol, luna, estrellas, arcoíris) y antropomorfas (hombre y
mujer). Todas estas figura se encuentran en kapachus y ponchos en el sector llamado pallai, que son franjas donde
se dibujan diversas figuras, ellos indican que muchas de estas figuras se llaman wajrapallai (ojo mágico) otorgan un
poder espiritual y material al que lo lleva entre su vestimenta.

Por su especialidad de curanderos, los kallawayas son expertos modeladores y oficiantes mágicos de los wakanqis e
illas, artefactos conocidos ahora como amuletos y talismanes de la buena suerte. Por eso, para que la illa- wakanki y
amuletos tengan el efecto necesario se debe acudir al yatiri o al kallawaya, quienes por medio de rituales le otorgan
poderes mágicos a estos fetiches.

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Estas son algunas de las Illas y amuletos más conocidos:

• Warmi munachi (amor de mujer).- Esta illa muestra a un hombre y a una mujer unidos en acto sexual, y tiene
el poder de atraer el amor de una mujer.

• Chacha munachi. Es una illa del amor de hombre.

• Asiru (víbora). Illa para obtener energía y coraje, usado por personas que son muy temerosas. Además, protege
contra maleficios.

• Qolqi ampara (mano con dinero).- Se usa para que no falte el dinero en la mano de la persona que lo va usar.

• Jampatu (sapo). Es una illa zoomórfica representa a la deidad femenina de la fertilidad, por lo tanto, es portadora
de la abundancia.

• Mallku o cóndor. Es una illa zoomórfica representa a la deidad masculina, protege al viajero que hace grandes
recorridos.

• Jararanku (lagarto). Es una illa que protege de enfermedades relacionadas con malignos y demonios.

• Llamas, vacas, ovejas. Illas de formas de animales del campo que se colocan en los corrales de animales. Son
ch’alladas en la Anata (Carnaval) como illas de la fertilidad.

• La piedra imán. Es el amuleto que atrae dinero al bolsillo. A la persona que lo lleva no le faltara el dinero.

• Wayruru. Semilla hembra y macho, significa bienestar y fertilidad.

• La pata de un conejo.- es el amuleto de la buena suerte.

• La cola de un quirquincho.- es un amuleto para curar el amartelo.

• Cóndor. Buen viaje.

• Chacha puma. Fuerza, sabiduría y poder.

• Tortuga. Salud y larga vida.

• Monolito. Fortaleza y éxito en la profesión.

• Búho. Sabiduría.

• Sol. Energía.

• Luna. Protección nocturna.

• Pachamama. Madre tierra, fertilidad, prosperidad, amor y fortuna.

(*) Información de la señora Chela Chávez de Cortéz.

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Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Algunas plantas medicinales que se ofrecen en el Mercado de las Brujas

Boldo
Beneficio. El boldo es una planta altamente valorada por sus efectos medicinales; desde comienzos del siglo pasado,
ha recibido la atención de naturalistas y científicos. Actualmente, el uso del boldo se encuentra difundido prácti-
camente en toda la población paceña como la población del territorio nacional. Tiene comprobadas propiedades
curativas, las que además resultan excepcionales, pues posee, al mismo tiempo, alcaloides, aceites esenciales.

Esta es una planta que crece predominantemente desde los 2500 a 3500 s.n.m., en quebradas y a las orillas de los
caminos. Entre los alcaloides que contiene el boldo, se destaca la boldina, que estimula la producción de jugos gás-
tricos y de bilis, aumenta la secreción de urea y ácido úrico, y tiene un efecto ligeramente hipnótico.

El boldo es consumido, principalmente en infusiones como estimulante digestivo y sedante nervioso. Como cata-
plasma para neuralgias y dolores reumáticos

Coca
Las hojas de coca se usan en ceremonias rituales andinas, por tal la planta es considerada sagrada desde tiempos
remotos. La coca no es sinónimo de vicio para la población andina; al contrario, esta planta forma parte de su me-
dicina y de su espiritualidad.

Las propiedades de las hojas de coca son múltiples, masticar hojas de coca calma el dolor de estómago, ayuda a resis-
tir el hambre, la sed y la somnolencia. Una infusión de cinco hojas de coca elimina el “soroche” -o mal de altitud- y
el dolor de cabeza. En compresas, alivia el dolor de muelas.

Kantuta
Crece en las zonas húmedas de los valles altos de los Yungas, La Paz. La flor es de color rojo con amarillo y verde
en forma de campana.
Las hojas, frescas o secas, se hierven en agua y luego se utilizan como cataplasma para curar abscesos o tumores.
También, después de remojar las hojas frescas en agua limpia durante tres o cuatro horas, el líquido puede utilizarse
para lavar los ojos inflamados.

Manzanilla
Crece en tierras cultivadas, terrenos arenosos y baldíos. Hierba aromática anual de la familia de las compuestas de
hasta 60 cm de altura.

La Manzanilla es conocida en todos los estratos sociales por ser buena para curar las infecciones, tos, se puede tomar
esta infusión hervida en combinación con Menta.

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Retama
El tallo es nudoso, erguido y duro. Las hojas son pequeñas, lanceoladas. Las flores son de color amarillas. Su fruto es
una vainita negra con semilla diminuta. Los tallos son verdes, flexibles y sin ramificar. Las flores, muy perfumadas,
son de color amarillo, circular.

En dosis terapéuticas las flores son efectivas para las enfermedades hepáticas. También por medio de cataplasmas
florales para los abscesos (acumulación de pus) permite que maduren y así expulsar el pus.

Las retamas se utilizan tradicionalmente para alejar maldiciones, purificar el hogar y los negocios.

Romero
El romero es un arbusto que llega hasta 1,5 m de altura. Arbusto denso y aromático de aspecto espigado que con-
serva todo el año las hojas y el color verde.

El agradable aroma del romero y sus propiedades digestivas lo convierten en un condimento ideal para platos fuertes
y grasos. Combina a la perfección con platos en los que interviene el tomate. Buena elección para condimentar las
aves asadas.

Con el aceite esencial se prepara alcohol de romero, utilizado para prevenir las úlceras de los enfermos que deben
pasar tiempo en cama.

También es útil para tratar dolores reumáticos, lumbalgias, etc. y se emplea, en fricciones, para combatir la alopecia.
La infusión de hojas de romero alivia la tos y es buena para el hígado y para atajar los espasmos intestinales. El humo
de romero sirve como tratamiento para el asma. Tiene propiedades aromáticas, para purificar y proteger personas y
lugares. Antiguamente, se quemaba en las habitaciones de los enfermos, para purificar el ambiente. También se dice
que fortalece la memoria y que oler su madera con frecuencia conserva la juventud.

Ruda
Es una planta que con el tiempo se vuelve leñosa. Es fácil identificarla, porque despide un olor fuerte, sofocante y
no muy agradable.

Por sus propiedades antiespasmódicas, alivia los dolores de menstruación. No obstante sus propiedades curativas,
debe utilizarse con prudencia. A dosis superiores a las recomendadas, provoca diarreas y vómitos. Además, una
exposición prolongada al sol durante un tratamiento con ruda puede dar lugar a pigmentación de la piel.

Es una de las plantas usada por el saber mágico popular. Se utiliza, tal vez por sus propiedades aromáticas, para
purificar, proteger personas y lugares, alejar el mal de ojo.

(*) Información recolectada de las calle Santa Cruz y Jiménez.

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disponible en http://nuevomundo.revues.org (consulta: 06.12.2017).

Revista Municipal

- Gaceta Municipal N° 27 13/12/1873. Revista Municipal.

Documentos Consultados

Archivo y biblioteca de la Universidad Mayor de San Andrés UMSA=


Archivo La Paz ALP=
Administración de Tabaco AT=
Padrones Coloniales PC=
Padrones Republicanos PR=
Registro de Escrituras RE=

Periódico

- El Diario, 12 de mayo 1957.

( 175 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

Normativa

- Ley N° 459 Ley de Medicina Ancestral Tradicional

- Texto Ordenado de Leyes Autonómicas N° 017/2012, 024/2012, 050/2013, 080/2014 del Gobierno Autónomo Muni-
cipal de La Paz

- Ley Municipal Autonómica N° 194 de 2016 el tramo de la Sagárnaga fue declarado Patrimonio Histórico, Arquitectónico
y Urbano del Municipio de La Paz

Encuestas

- Encuesta de Percepción sobre el uso de las calles Sagárnaga, Linares y Pasaje Jiménez Realizada de 2016 – 2017. Rea-
lizada del 9 de septiembre de 2016 al 12 de enero de 2017. Secretaria Municipal de Culturas, Dirección de Patrimonio
Cultural – Unidad de Patrimonio Inmaterial e Investigación Cultural.

Entrevistas a las señoras del Mercado de las Brujas

- Alejando Quispe, expresidente de la Asociación de Salud Integral de Médicos Tradicionales y Artesanos de Walata Chico
(ASIEMPRA) (Calle Linares esq. Santa Cruz, 10 de marzo de 2017, Hrs. 14:30)

- Antonio Cutiri, Presidente de Central Jiménez (Calle Tarija, 28 de abril de 2017, Hrs. 11:30)

- Aracely Candía, Maestra mayor del Mercado de Brujas (Calle Linares, 10 de marzo de 2017, Hrs. 15:00)

- Beba González, presidenta de la Asociación Las Brujas (Calle Linares, 20 de febrero de 2017, Hrs. 17:00)

- Carmen Beatriz Loza, historiadora (04 de abril 2017)

- Cipriano Mallki, Vicepresidente de Central Jiménez y Santa Cruz (Calle Jiménez, 26 de abril de 2017, Hrs. 16:00)

- Edith Rojas, es presidenta de la Asociación Mixta de Artesanos Productores Expositores Afines al Turismo (AMAPEAT)
(Galería Jalka, L4, calle Sagárnaga, 15 de febrero de 2017, Hrs. 18:00)

- Efraín Candía Tarquino, Presidente de la Asociación de Expositores Microempresarios en Artesanías Turísticas (ASE-
MAP) (Calle Linares, 16 de febrero de 2017, Hrs. 15:00)

- Elena de Moncada, presidenta de la Asociación Central Santa Cruz (Calle Santa Cruz, 15 de febrero de 2017, Hrs.15:00)

- Fernando Villagra. Cargo: Responsable de proyectos de La Paz Maravillosa (20 de abril de 2017)

( 176 )
- Fredy Ayala, Presidente del Consejo Departamental de Medicina Tradicional (Plaza Alonso de Mendoza, Consultorio de
Qullañ Uta, 23 de marzo de 2017, Hrs.14:30)

- Isabel Acarapi, presidenta de ABATUR (Asociación Boliviana de Turismo Receptivo), (Buhos Tours, Calle Sagárnaga 242,
4 de abril de 2017, 14:30)

- Isabel Miranda, afiliada a la Asociación Las Brujas (Calle Linares, 20 de febrero de 2017)

- Juan Carlos Sarmiento, afiliado de la Asociación de Expositores Microempresarios en Artesanías Turísticas (ASEMAP)
(Calle Linares, 20 de febrero de 2017, Hrs. 17:30)

- Juan Cruz, Control Social de Medicina Tradicional (Ed. Tobía, 2do piso, calle Potosí, 15 de febrero de 2017, 16:00)

- Juana Luna, afiliada a la Asociación de Expositores Microempresarios en Artesanías Turísticas (ASEMAP) (Calle Linares,
20 de febrero de 2017, 18:00)

- Juan Quispe, Fiscal de la Asociación Lectores de Suerte en Plomo, Pronósticos y Curanderos San Pedro (Av. 6 de agosto,
5 de abril de 2017, 18:00)

- Judith Hoffmann C., Crisis, Conflict and PR Manager de Crillon Tours S.A. (Av. Camacho, 19 de abril de 2017, 14:30)

- Judith Hoffmann C., Crisis, Conflict and PR Manager de Crillon Tours S.A. (30 de marzo 2017)

- Judith Hoffmann. C., Crisis, Conflict and PR Manager de Crillon Tours S.A. (27 de Abril de 2017)

- Lidia Torrez, afiliada de la Asociación de Expositores Microempresarios en Artesanías Turísticas (ASEMAP) (Calle Linares,
17 de febrero de 2017, 17:30)

- Mario Vargas Lizarraga, kallawaya (30 de marzo 2017)

- Marta Guarachi, afiliada a la Asociación Las Brujas (Calle Linares, 20 de febrero de 2017, 18:30)

- Máxima Alejo, Portaestandarte de Central Jiménez (Calle Jiménez, 26 de abril de 2017, 16:00)

- Máxima Machaca, afiliada a la Asociación de Expositores Microempresarios en Artesanías Turísticas (ASEMAP) (Calle
Linares, 17 de febrero de 2017, 16:00)

- Natalia Mamani, expresidente de la Asociación de Salud Integral de Médicos Tradicionales y Artesanos de Walata Chico
(ASIEMPRA) (Calle Linares esq. Santa Cruz, 10 de marzo de 2017, 14:30)

- Natalia Mamani, expresidente de la Asociación de Salud Integral de Médicos Tradicionales y Artesanos de Walata Chico
(ASIEMPRA) (5 de abril de 2017)

( 177 )
Mercado de las brujas en el conjunto patrimonial San Francisco

- Norca Zegales, afiliada a la Asociación de Expositores Microempresarios en Artesanías Turísticas (ASEMAP) (Calle Lina-
res, 16 de febrero de 2017, 18:00)

- Olga Vda. de Antequera afiliada a la Asociación Las Brujas (05 de abril de 2017)

- Olga Vda. de Antequera, afiliada a la Asociación Las Brujas (Calle Linares, 20 de febrero de 2017, 17:30)

- Pedro Acarapi (05 de abril de 2017)

- Ponciano Kahua, presidente de la Asociación de Kallawaya – Sagárnaga (30 de marzo 2017)

- Ponciano Kahua, Presidente, y a Mario Vargas, afiliado, de la Asociación Boliviana de la Cultura Milenaria de Medicina
Kallawaya (ASOBOCUMIMEKA) (Calle Sagárnaga, 22 de marzo de 2017, 15:00)

- Rolando Vargas, Vicepresidente de la Asociación Boliviana de la Cultura Milenaria de Medicina Kallawaya (ASOBOCU-
MIMEKA) (Calle Sagárnaga, 8 de marzo de 2017, 14:30)

- Rosita Fernández y Pedro Acarapi, afiliados a la Asociación Central Santa Cruz (Calle Santa Cruz, 22 de febrero de
2017, 18:00)

- Tomasa Larico y Teresa Chávez Larico, afiliadas a la Asociación Central Santa Cruz (Calle Santa Cruz, 15 de febrero de
2017, 17:00)

- Zulma Acarapi Michaga, afiliada a la Asociación Central Santa Cruz (Calle Santa Cruz, 15 de febrero de 2017, 16:00)

( 178 )
MERCADO DELAS

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