XIV.

El sexo y los solteros

Sí, yo sé que ya lo has escuchado: No tengas relaciones sexuales antes de casarte. Sé que ya
lo sabes y por supuesto que voy a insistir en ello. Pero también sé que hay muchas, pero
muchísimas preguntas alrededor del tema en la vida de un soltero o soltera.

El deseo sexual natural con el que fuimos creados no se esfuma por el hecho de no estar
casados o ni siquiera por no tener novio/a; tampoco es un tema que se guarda en la gaveta
y del cual un soltero solo se acuerda cuando empieza a salir con alguien. El querer vivir nuestra
sexualidad a plenitud es un deseo natural y normal, y está presente en las personas aún y si
no tienen un noviazgo o matrimonio. Además, vivimos en un mundo donde el sexo es cada
vez más un dios, cada vez menos íntimo y sagrado; ¡lo tenemos al alcance de una pantalla!
Creo que es difícil vivir una sexualidad sana en la soltería, pero no pienso que es imposible.

Quiero motivarte a ti, líder o pastor, a que no limites tu conversación con los solteros sobre
el sexo a “no lo hagas hasta casarte”, o a tener la conversación solo cuando el soltero inicia
una relación de noviazgo. Este es el principio absoluto, sí, pero te invito a considerar solo
algunas de las preguntas que vienen a la mente de un soltero o soltera luego de que les
recordamos este mandato:

- Pero ¿y si no me caso nunca? ¿o al menos se tarda demasiado en llegar esa persona?

La tentación de vivir una sexualidad fuera del diseño original de Dios es una tentación para la
inmensa mayoría de las personas. Los novios son tentados a iniciar prácticas sexuales antes
del matrimonio. Los casados son tentados a vivir la sexualidad matrimonial
distorsionadamente (pornografía, adulterio, etc.). Pero los solteros también se ven tentados a
caer en relaciones o prácticas sexuales pecaminosas, con relaciones casuales (¡y hasta online!),

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pornografía y masturbación, y todo esto puede pasar aún y si no tienen a una persona con
quien “caer en el pecado”. Todo esto pasa porque la sexualidad es una de las áreas más
íntimas del ser humano, donde a la vez es más vulnerable. No en vano, Pablo nos urge a huir
de la fornicación en 1 de Corintios 6:18-19. Fíjate que Pablo no nos dice: oren, esperen una
respuesta del Señor, confronten…nos dice ¡salgan corriendo! Porque nuestra carne es
demasiado débil para exponerla deliberadamente a esa tentación. La sexualidad fuera del
diseño de Dios es un pecado tremendamente dañino, porque además de alejarnos de Dios
como cualquier pecado, hace que pequemos contra nuestro cuerpo, que no es enteramente
nuestro, sino que es donde habita el Espíritu Santo.

Espero que se haya entendido que abordar el tema de la sexualidad con los solteros, aún y
con los que ni siquiera tienen un prospecto de relación con nadie, es sumamente importante.
La sexualidad no solo se distorsiona cuando tenemos relaciones sexuales con un novio fuera
del matrimonio, sino cuando nos exponemos a todas esas tentaciones que prometen
proporcionarnos el mismo placer y la misma plenitud que trae la vida sexual matrimonial, y a
todo esto, los solteros son particularmente vulnerables. Las fantasías sexuales, las novelas
eróticas, la pornografía, la masturbación, entre otras prácticas, te prometen satisfacer tu
necesidad de sentirte complacido, amado y aceptado. Pero fuera del marco matrimonial, esta
promesa no es más que una absoluta mentira. En tus necesidades emocionales como soltero,
eres aún más vulnerable a abrir estas puertas, aún y si no crees que es así. Por eso es tan
importante trabajar en la plenitud que tienes en Cristo y en fortalecerte en comunidad (como
vimos en los módulos anteriores).

No pretendo contestar todas las preguntas a las que me referí, porque eso requeriría de un
espacio y tiempo exclusivos para hablar de sexualidad, pero si estás soltero luchando con
algunas de ellas, quiero decirte algo: El mandato de Dios para esperar a vivir nuestra vida
sexual en el matrimonio no está allí solo porque sí. No hay forma de vivir una sexualidad plena
sino en el matrimonio. Cualquier experiencia sexual fuera del matrimonio, en cualquier nivel,
va a distorsionar lo que Dios pensó para ti al crearte para vivir la sexualidad sanamente.
Puedes confiar en Él en esta área también.

Quiero que vayamos juntos al libro de Judas, en su único capítulo, versículo 4:

4 El problema es que se han infiltrado entre ustedes ciertos individuos que desde hace
mucho tiempo han estado señalados para condenación. Son impíos que cambian en

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libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan a Jesucristo, nuestro único Soberano y
Señor.

Judas comienza esta carta dirigiéndose a la Iglesia amada de Jesús, diciéndoles que tenía
planificado escribirles acerca de la salvación que tenían en común, pero que un tema urgente
había surgido, y que necesitaba abordarlo sin retraso: personas que afirmaban ser creyentes
y parte del cuerpo de Cristo, se estaban infiltrando entre ellos con un mensaje que buscaba
justificar el libertinaje por medio de la gracia que Jesús les había dado. Es decir, afirmando
que las prácticas sexuales extramatrimoniales tenían cabida porque había una gracia con la
que se les perdonaba. Judas afirma que esto no es más que engaño y la negación de todo lo
que Jesucristo era y es para los creyentes. Más adelante en su carta, Judas describe que el
destino de estos que pervierten la gracia no es más que el de la destrucción, puesto que ellos
no tienen al Espíritu (aunque digan que sí) y han negado a Jesús con sus acciones. Judas los
continúa describiendo en el versículo 12: “Estos individuos son un peligro oculto: sin ningún
respeto convierten en parrandas las fiestas de amor fraternal que ustedes celebran”.

Esta es una de las muchas razones que encontramos en la Biblia para entender que no
debemos jugar con la gracia que nos ha sido dada; hacerlo es negar a Cristo. Me llama
profundamente la atención que toda la advertencia que urgentemente hace Judas ante esta
preocupante situación gire en torno a las prácticas sexuales prohibidas. Al constituir pecado
contra nuestro propio cuerpo, que es el templo del Espíritu, tienen el poder de desviarnos
del camino tanto como perseveremos en ellas. No solo acostarte con alguien fuera del
matrimonio es parte de esto; Gálatas 5:19-21 enumera todas las prácticas -sexuales y no
sexuales- que son la evidencia de las obras de nuestra carne: Inmoralidad sexual, impureza,
libertinaje, idolatría, orgías, borracheras, envidia, sectarismo, rivalidades, disensiones, ira,
celos, brujería, odio, discordia.

El peligro que nos seduce hacia el pecado no está expuesto a la luz del día, es un peligro
oculto. En la vida de un soltero, la tentación puede ser aún más oculta porque nadie le pide
cuentas de una vida sexual que en teoría no vive. He visto, ahora más que nunca, muchos
casos de solteros y solteras que luchan en lo oculto y solos con su deseo sexual, sin encontrar
respuestas satisfactorias más allá de no hacerlo hasta el matrimonio. Muchas veces, lo que
ocurre es que permanecen coqueteando con la tentación de la fantasía o la masturbación y,
al iniciar una relación sentimental, fácilmente caen en la fornicación. ¿Por qué fue tan fácil, si

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tenían tantas advertencias y conocían la verdad? Porque la puerta del pecado ya había sido
transitada y abierta.

¿Es posible estar soltero por poco o mucho tiempo y vivir en pureza de corazón y cuerpo? Sí.
Por medio de una relación viva con Dios y rodeados de una comunidad cristiana que nos guíe
y apoye en este tema. Muchos insisten que la clave para llevar un noviazgo puro sexualmente
es establecer límites desde temprano en la relación. No podría yo estar más de acuerdo, pero
incluso creo que esos límites comienzan cuando estamos completamente solteros: Lo que
vemos, leemos y pensamos. Honramos a Dios cuando le entregamos nuestro deseo sexual
no satisfecho, aún y si no tenemos la certeza de si se satisfará en nuestra vida algún día. ¡De
esto se trata estimar “todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de
Cristo Jesús por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a
Cristo”!1. Él es digno de tu confianza, aún en esto.

Tengamos cuidado de no hacer del sexo un ídolo, o un fin en sí mismo. Al final, este mundo
y todo lo que hay en él como lo conocemos, va a pasar, incluido el sexo. Pidámosle
diariamente al Espíritu Santo el fruto de Su pureza en todo lo que somos, la paciencia para
esperar vivir las experiencias en el momento indicado y la fe para creer que lo que Dios
dispone en cada momento de nuestras vidas, es solo lo mejor.

1
Filipenses 3:8.

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