Etapas Del Romanticismo

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¿Qué es un estilo musical?

Un estilo es un conjunto de rasgos musicales comunes a un


conjunto de obras y que definen una tendencia musical, asociada habitualmente a un período
o a un género.

Rasgos

▶ Melodía ▶ Ritmo ▶ Textura ▶ Armonía ▶ Instrumentación ▶ Forma musical

Breve aproximación al Romanticismo. A lo largo de la historia el término “romántico” ha


estado dotado de miles de significados y matices. Por esto, los estudiosos siempre han
tenido mucha precaución a la hora de la utilización del término, los límites cronológicos, etc.
Podríamos establecer un marco cronológico aproximado entre finales del siglo XVIII y
principios del XX. Ya a comienzos del siglo XIX se empieza a utilizar la palabra “romántico”
aunque con un sentido peyorativo: “en la década de los años treinta y cuarenta del siglo XIX
el término no estaba tan extendido entre los adictos al romanticismo, Schumann y Berlioz,
como entre sus oponentes, quienes preservaron sus connotaciones peyorativas de
irracionalidad y desorden” 1 . También se usaba para designar “lo moderno” en oposición a
“lo antiguo”. Aunque después cambiará esta acepción del término, relacionándolo con
aspectos como lo sublime o lo infinito. Hay una serie de características relacionadas con este
periodo sobre las cuales se establece un cierto convenio: expresivamente se buscan los
efectos únicos y extremos, una armonía muy rica, una búsqueda de lo “original” ante lo
“normativo” o nuevas figuraciones y texturas.

Algunos precedentes lo constituyeron el estilo galante, asociado con el término alemán


Empfindsamkeit (sentimentalismo y sensibilidad) o el movimiento literario Sturm und Drang
(tormenta y tensión) que toma el nombre del título de una obra de F.M Klinger de 1776.

Para Arnold Whittall2 la música romántica no rompió tan radicalmente con la llamada
“clásica”; permaneció fiel a la tonalidad y a la periodicidad métrica. Pero aunque la música
romántica seguía siendo tonal se volvió más cromática; la emoción más intensa y la forma
más libre; la estructura de la frase perdió su consistente regularidad; se siguieron
componiendo sinfonías, sonatas y cuartetos de cuerda, pero se dio prioridad al estímulo
cada vez más

1 PLANTINGA, León. “La música romántica”: Madrid: Ed. Akal, 1992 2 WHITTALL, Arnold.
“Música romántica”: Barcelona: Ed. Destino/Thomas and Hudson, 2001 6 extramusical.

Estos son algunos de los rasgos más representativos del romanticismo musical. Por otra
parte es necesario comprender la mentalidad que aparece en esta época; el artista pasa a
rechazar muchas de las leyes que habían imperado en el Clasicismo, como el hecho de
asociar una serie de símbolos a unos significados previamente establecidos. El artista
romántico reivindica una libertad para dotar a estos símbolos de su propio significado;
“Nada más lejos de sus ideales que las alegorías renacentistas o barrocas, que establecían
una relación biunívoca entre símbolos e ideas y se pintaban con arreglo a unos programas
inventados muchas veces por mecenas u hombres de letras. Una obra de arte romántica
expresa el punto de vista único de su creador”3 . Todo esto lo podemos relacionar con
algunos principios que aparecen en esta época como la importancia de la imaginación, la
intuición o las emociones. La obra de arte pasa a ser algo más que un mero reflejo de la
realidad. Y se reivindica lo que Hugh Honour llama la “verdad personal” o la experiencia
personal e íntima del autor: la individualidad del artista. Podemos aplicar todo esto al
concepto de “noche” que a continuación exploraremos. Cada autor vio la experiencia
nocturna de una forma diferente y reflejó en ella sus inquietudes, sus ideales sus temores o
sus pasiones. Voy a intentar hacer una aproximación a esta expriencia “nocturna” a través
de los principales compositores del período.

Etapas del Romanticismo

La periodización del siglo XIX no está clara, ya que existen diferentes


criterios para definir el principio y final de siglo, dependiendo del autor que
tratemos
* . Arnold Whittall sitúa el siglo XIX entre las dos revoluciones, 1789 y 19171 .
* Por su parte, Abraham Gerald establece tres fechas fundamentales sobre
las que construir esta periodización que son: 1830, 1860 y 18902 .

En cambio, Alfred Einstein lo establece desde 1800 a 1890,


subdividiendo
- entre 1800-1830 un romanticismo temprano;
- 1830- 1860 un romanticismo medio
- y finalmente, desde 1860-1890 un romanticismo tardío .
Sin embargo, podemos resaltar que quizás otra opción para la fecha de inicio
del romanticismo temprano pueda ser la de 1849, ya que hay un punto de
inflexión provocado por la muerte de Ludwig van Beethoven y
encontrándonos, a raíz de este momento, con posturas más radicales, como
las de Wagner o Liszt.

Punto de partida: Sturnd und Drang…

Primer Romanticismo

Tarazona nos habló de los primeros románticos, que en música son esencialmente
alemanes, con tres grandes nombres propios Weber, Beethoven y Schubert, aunque
los tres fueron románticos sin saber que lo eran. Después de este origen alemán el
romanticismo llegó al resto de los países occidentales, con más o menos retraso. En
este capítulo veremos lo que se define como segunda ola del movimiento o plenitud
del romanticismo
Introducción a la Historia de
la música
El concepto de «Historia de la
música»
Cuando nos proponemos estudiar la historia de la música, debemos
en primer lugar plantearnos qué queremos decir con ese término.
En principio, nuestro objetivo debería ser el estudio de la evolución
de la música a lo largo de la historia de la humanidad: una
historia universal de la música, al estilo, por ejemplo, de la historia
del arte. Pero el primer problema que nos encontramos es acordar
una definición universal de «música», ya que el concepto de música
varía de una cultura a otra: en algunas, incluye otros elementos
como danza, poesía o juegos malabares; en otras ni siquiera existe
un término para designar la «música», sino un conjunto de ellos
para distintas utilizaciones de la misma. No es posible, pues, hacer
una historia universal de la música si ni siquiera sabemos cuál es
exactamente el objeto del estudio.
Por otra parte, el estudio —histórico o no— de la música puede
enfocarse desde distintos puntos de vista: ¿nos centramos en
las obras musicales o en su utilización?; ¿en las personas que las
desarrollaron o en el ambiente social que las propició?; ¿qué
criterios utilizamos para seleccionar la música que será objeto de
estudio? Todas estas cuestiones hacen aún más difícil el estudio
histórico de la música.

Música como actividad o como producto


En primer lugar, debemos diferenciar si entendemos la música
como una actividad en la que una o más personas participan
creando, interpretando o escuchando; o bien como el producto de
esa actividad, que es en principio un producto sonoro, aunque
exista la posibilidad de plasmarlo por escrito con diversos sistemas
de notación musical. El enfoque más habitual suele ser el segundo,
estudiando exclusivamente las obras musicales y no la actividad
generada en torno a ellas.

Transmisión oral o escrita


La posibilidad de estudiar históricamente la música se basa en la
existencia de una transmisión de esta a lo largo del tiempo. En casi
todas las culturas y épocas, la música se ha transmitido por
escucha y repetición: se observa a los maestros y se les imita,
aunque aportando siempre algo nuevo a cada nueva interpretación.
En esto consiste lo que se llama transmisión oral; junto a ella, existe
también la posibilidad de transmitir —y almacenar— la música con
diversos métodos de escritura musical, dando lugar a la transmisión
escrita; esta última, aunque existe en numerosas culturas y es casi
tan antigua como la propia música, es una característica
fundamental de ciertas músicas europeas, y el enfoque habitual del
estudio se centra en ella.

Música académica y música popular


La actividad musical se da en todos los grupos sociales y en un
gran número de situaciones diferentes. Pero algunas
manifestaciones musicales han adquirido mayor prestigio social,
bien por su relación con estratos elevados de la sociedad, bien por
sus características de formación y profesionalización; son las
músicas académicas, conocidas también como «clásicas» o
«cultas». Frente a ellas existe una variedad enorme de
músicas populares, habitualmente con menos prestigio. La frontera
entre ambos grupos es muy difusa, y en muchos casos se puede
traspasar con facilidad. El estudio de la música debería abarcar
todos los estilos; pero habitualmente se centra solo en los estilos
académicos.

Música europea y música no europea


Dado que los estudios de historia de la música se han desarrollado
principalmente en Europa —y posteriormente en la América más
europeizada— el objeto principal de estudio ha sido siempre la
música europea, especialmente la de los últimos siglos. Este
enfoque eurocéntrico deja fuera del estudio numerosas
manifestaciones musicales, tanto académicas como populares,
desarrolladas fuera de Europa, que en algunos casos han influido
poderosamente en el desarrollo de la propia música europea.
Actualmente sigue siendo habitual centrarse solo en la música
europea y en su influencia sobre músicos de otros continentes.

En resumen, cuando estudiamos la Historia de la música nos


centramos habitualmente en productos musicales escritos de la
tradición académica europea, con lo que el objeto de estudio queda
drásticamente recortado. El resto —la actividad musical, la
transmisión oral, las músicas populares o las no europeas— son
objeto de estudio de la Etnomusicología, que normalmente no aplica
el enfoque histórico.

La actividad musical y sus productos


La actividad musical es un proceso complejo que abarca varias
fases, que podemos resumir en
tres: producción, difusión y consumo. En términos estrictamente
musicales, podemos hablar
de composición, interpretación y audición. Si deseamos estudiar
históricamente el proceso musical, debemos atender por igual las
tres fases del proceso. Sin embargo, las historias de la música
suelen centrarse solamente en la primera de ellas; no es habitual
que se hagan referencias a los intérpretes, a las técnicas de
interpretación, a los contextos de audición… Reducimos entonces la
historia al estudio de los agentes y los productos de la composición,
es decir, los compositores y las obras compuestas; en cuanto a los
primeros, tratamos de conocer la mayor cantidad de datos sobre su
biografía, su personalidad, sus métodos de trabajo…; en cuanto a
las segundas, se nos plantea un problema: la «obra musical» ¿es el
producto sonoro?, ¿es su plasmación gráfica, la partitura? Dado
que las interpretaciones son diversas, y que ponemos el acento en
la figura del compositor, tendemos a pensar que la obra musical es
«la idea que el compositor tenía de su obra», e identificamos esa
idea con la partitura; reducimos así el estudio de las obras
compuestas al estudio de las partituras.

Este enfoque lo apoyamos sobre dos conceptos que se


desarrollaron a lo largo del siglo XIX: el canon y el repertorio. El
canon es el conjunto de compositores y obras que consideramos
dignos de estudio; el repertorio, el conjunto de obras que creemos
que vale la pena seguir interpretando y escuchando. Habitualmente
creemos que estos conjuntos se han creado a lo largo del tiempo
por «selección natural» de acuerdo con criterios de «calidad
musical». Sin embargo, tanto el canon como el repertorio son
productos culturales, creados en Europa en circunstancias políticas,
sociales e ideológicas muy concretas.

Ya el hecho de descartar las músicas no europeas o las populares


nos indica los prejuicios etnicistas y clasistas de los creadores del
repertorio (los musicólogos, intérpretes, críticos… del siglo XIX
principalmente). A estos prejuicios podemos añadir otros: por
ejemplo, es casi nula la presencia de mujeres compositoras en el
canon; no porque no las hubiera —que las hubo, a pesar de las
dificultades para acceder a un trabajo intelectual—, sino
simplemente porque en esto, como en otros campos, se las ha
silenciado. Del mismo modo se ha silenciado a todos aquellos
compositores y compositoras que no se ajustaban a la idea general
de «evolución» de la música occidental, bien por ser demasiado
conservadores o demasiado avanzados, o por haber diseñado
caminos musicales que luego nadie ha seguido. El criterio nacional,
o nacionalista, también ha influido en la creación del canon: el
hecho de que las más importantes universidades de finales del XIX
y principios del XX fueran alemanas, y que la escuela historiográfica
alemana haya dominado un período decisivo en la historiografía
musical, explica en parte la abundancia de compositores del ámbito
germánico en el canon.

En resumen: nuestro concepto de historia de la música es


excesivamente reducido: la historia de un puñado de compositores
y obras de la música culta occidental escrita, seleccionados por
criterios muy diversos.
La periodización en la Historia de la
música
Aunque en la historia, y especialmente en la de los hechos
culturales, como la música, los cambios se producen muy
paulatinamente, sin que haya acontecimientos tan decisivos que
justifiquen un cambio de etapa, siempre resulta más cómodo
plantear una división en etapas o períodos que faciliten el estudio.
Esta división del tiempo en períodos la denominamos periodización.

La Historia, como ciencia de los acontecimientos humanos, existe


desde la antigüedad; tradicionalmente se ha considerado a
Heródoto, historiador griego del siglo V aC como el «padre de la
historia». No obstante, la división habitual de las etapas de la
historia tiene su origen en los humanistas europeos del
Renacimiento, época en la que también aparecen las primeras
historias del arte. La historia de la música es muy posterior: los
primeros libros aparecieron a finales del siglo XVIII, y el desarrollo
de la historiografía musical es principalmente del siglo XIX.

Esta aparición tardía hace que la Historia de la música adopte


habitualmente las periodizaciones de otras disciplinas,
principalmente la Historia del arte. No siempre la música cambia al
mismo ritmo que otras actividades humanas, por lo que los términos
de la historia general o la del arte no sirven en muchos casos para
la de la música.

Períodos de la historia general


Se suele situar el comienzo de la historia en el momento de la
aparición de la escritura, hace unos 6000 años aproximadamente; el
período anterior se denomina Prehistoria. Aunque está constatada
la existencia de actividad musical durante la prehistoria, se
desconoce qué música se hacía entonces, por lo que suele quedar
al margen de la historia de la música.

Los períodos en que se divide la historia son cuatro:

Edad Antigua

(hasta el siglo V d.C.). Aunque la notación musical nació al


tiempo que la escritura, la mayor parte de las culturas
antiguas no escribieron su música, y las escasas notaciones
que existen son prácticamente desconocidas, con la
excepción importante de la de la Grecia helenística (a partir
del siglo IV aC).

Para la historia de la música occidental, lo más interesante de


esta época son las teorías griegas sobre la música, que
influyeron de forma importante en la música europea
medieval, renacentista y barroca, e incluso después.

Edad Media

(siglos VI-XV). Su comienzo se sitúa en la disgregación de los


territorios occidentales del Imperio Romano (naturalmente,
esta es una perspectiva eurocéntrica). Las comunicaciones
entre esos territorios se reducen, la inestabilidad es grande y
los desarrollos culturales tienen que partir a veces desde cero.

Aunque hay muchos datos sobre la música europea


occidental en este período, lo más importante se sitúa tras la
aparición de la notación musical en el siglo X y sobre todo la
notación sobre líneas paralelas a partir del siglo XI.

Edad Moderna

(siglos XVI-XVIII. Varios acontecimientos marcan el comienzo


de esta etapa, principalmente la desaparición del imperio
bizantino (continuador del romano) y la llegada de Colón a
América. Culturalmente, el final de la Edad Media está
marcado por el movimiento humanista que dominó el
Renacimiento. Los términos «antigua», «media» y «moderna»
para designar las tres etapas históricas fueron creación de
estos humanistas, que añoraban el esplendor cultural de los
antiguos griegos y romanos y despreciaban la época
intermedia entre estos y ellos mismos.

La música de esta época es bien conocida, en general, y es


entonces cuando se produce el desarrollo del sistema tonal
que tendrá su esplendor en el Barroco tardío y el Clasicismo.

Edad Contemporánea

(desde el siglo XIX). Su comienzo se sitúa en la Revolución


Francesa (que siguió a la norteamericana y precedió a otras
revoluciones europeas). El paso del Antiguo al Nuevo
Régimen, consecuencia de estas revoluciones, produjo una
configuración social nueva en la que el músico deja de ser
criado de la aristocracia para convertirse en artista
independiente.

La música de esta etapa (y, en parte, de la anterior) es la más


conocida y la que se mantiene actualmente en repertorio.

Períodos de la historia cultural


La historia de los hechos culturales (entre ellos la música) sigue una
periodización creada principalmente para la Historia del arte
(arquitectura, escultura y pintura sobre todo). Esta periodización,
suficientemente conocida, no es del todo válida para la música. Si
nos situamos en el comienzo de la música europea escrita (hacia el
siglo X) las etapas serían las siguientes:

 Románico (siglos X-XII aprox.)


 Gótico (siglos XII-XV)
 Renacimiento (siglos XV-XVI)
 Barroco (siglos XVII-XVIII)
 Neoclasicismo (siglo XVIII y comienzo del XIX)
 Romanticismo (final del XVIII y parte del XIX)
 Positivismo y Realismo (final del XIX)

De estas etapas, las dos primeras se sitúan en la Edad Media, las


tres siguientes en la Edad Moderna y las últimas en la
Contemporánea; el siglo XX (y lo que llevamos del XXI) no
presentan una periodización estable debido a su cercanía en el
tiempo, que impide considerarlos con suficiente objetividad.

Pocos de estos términos son válidos en la Historia de la música: en


la Edad Media, la música sigue una evolución diferente a las artes
plásticas, por lo que no se puede hablar de una «música románica»
y una «música gótica»; en su momento se verá la evolución de la
música y su posible relación con otras artes.

Los términos «Renacimiento» y «Barroco» sí están arraigados en la


Historia de la música, aunque el segundo cada vez está más
cuestionado; en cuanto al primero, está bastante claro dónde
termina, pero no tanto dónde comienza.
El Neoclasicismo en música se denomina simplemente
«Clasicismo», y el positivismo y realismo no existen, salvo
derivaciones posteriores como el «verismo» italiano. Es preferible
considerar todo el siglo XIX como romántico.

Con todo esto, las etapas de la música europea occidental serían


las siguientes:

Edad Media:

desde las primeras muestras de música escrita hasta los


inicios del siglo XV.

Renacimiento:

desde 1420, aproximadamente, hasta 1600, con un punto


importante de cambio de estilo y técnica en torno a 1500.

Barroco:

sus orígenes deben situarse hacia 1580, aunque el estilo se


hace visible a partir de 1600 aproximadamente. Su final,
confundido con el nacimiento del clasicismo, se situaría en
torno a 1720.

Clasicismo:

desde aproximadamente 1720, con la aparición de los


primeros rasgos de estilo clásico, hasta aproximadamente
1820.

Romanticismo:

desde 1820 (aproximadamente) hasta el final del XIX, con


varias etapas diferenciadas.

Música contemporánea:

se inicia hacia 1890, con las obras de madurez de Mahler,


Debussy y otros, aunque el momento de cambio más
importante es hacia 1907 (aparición de la atonalidad). A veces
la expresión «música contemporánea» se utiliza solo para la
creada con posterioridad a 1945.
Alternativamente, y sobre todo en algunos libros recientes de
historia de la música, se divide el período posterior al Renacimiento
por siglos (XVII, XVIII, XIX y XX), sin utilizar etiquetas de ningún
tipo. Así lo haremos en nuestra asignatura.

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