Tarea Semana 11 Levitivo0001
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+ 6— Note que la Biblia no trata la lepra como una enfermedad sino como inmundicia.
a) ¿Qué cosa simbolizaba la lepra? Simbolizaba un proceso de corrupción paulatina le
hacia inmunda a su víctima.
b) Mencione cuatro semejanzas entre la lepra y el pecado.
* La lepra va más profunda que la piel: El pecado va más profundo que el corazón
* La lepra se extiende en la piel: El pecado se extiende en los hombres.
* La lepra separa el hombre: El pecado separa al hombre de Dios
La respuesta para lo leproso es Jesús. la repuesta para el pecado es Jesús
c) Si la lepra es un símbolo del pecado, ¿cuál es la lección espiritual que enseñan las
reglas encontradas en 13:47-59? (Judas 23; Apoc. 3:4).
Dios perdona nuestro pecado y El nos limpia de todo mal de esa misma forma nos hace
consagrado para el viviendo una vida en santidad.
d) ¿Qué simbolizaba probablemente matar un ave y soltar la otra? Porque en una de
ella se cumplía el propósito de Dios para purificación del sacerdote
e) Note los pasos a seguir para limpiar al leproso: el lavamiento, el vestido, los
sacrificios, la consagración a Dios y el ungimiento. ¿Cómo se cumplen en nosotros
por medio de Cristo? Por medio de su sangre derramada en la cruz Jesucristo nos lavó
y limpio nuestros pecados.
f) ¿Qué lección se ve en el ungimiento del leproso purificado? (1 Cor. 6:20).
Esto era liberado de sus pecados y limpiado su corazón para así de esa forma ser
guiado por Dios.
Proyecto: Escriba sobre lo que es verdaderamente inmundo según el Nuevo
Testamento. Incluya lo físico y lo espiritual.
En el antiguo testamento. Una persona muerta, sin importar la causa, hacía inmundo a
quien tocase el cuerpo (Num 19:22). De igual modo cualquier cosa que el cuerpo
tocara (Num 19:22) o el recinto en el cual la persona moría, se hacía inmundo (Num
19:14-19). Quienes tocaran el cuerpo muer–to de un animal se contaminaban (Lev
11:24-28).
Pero en el nuevo pacto nos dice En Romanos 14:14 el apóstol Pablo afirmó: “Yo sé, y
confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo”. ¿Significa esto que en la
iglesia apostólica no se reconocía ninguna diferencia entre las carnes limpias y las
inmundas?
Cuando Pablo escribió en Romanos 14:14: “Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada
es inmundo en sí mismo”, estaba aclarando que aunque una carne considerada limpia
según las instrucciones de Dios hubiera sido sacrificada a los ídolos, esto no quería
decir que ya no era propia para el consumo humano. Como lo demuestra el contexto,
Pablo no estaba refiriéndose a las restricciones alimentarias según la Biblia. Dicho sea
de paso, este es el mismo asunto que ya les había aclarado a los cristianos de Corinto
(ver 1 Corintios 8 y 10).
Ahora bien llevándolo al plano espiritual a nuestra vida actual como Lo que Jehová
dijo e hizo con relación a la nación de Israel entonces no simplemente fue para
beneficio de ellos. Reveló Su modo de pensar y tratar. Al considerar estas
cosas, nosotros podemos mantener nuestra vida apropiadamente ordenada. El apóstol
Pablo escribió: “Pues bien, estas cosas siguieron aconteciéndoles como ejemplos, y
fueron escritas para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de
cosas han llegado.”—1 Cor. 10:11.
Con las palabras de Pablo presentes, podemos considerar la conversación de Ageo con
los sacerdotes en cuanto a limpieza e inmundicia para determinar dónde suministra
una amonestación para nosotros. Encontramos allí el principio de que una persona
que, como “vaso” de Jehová, está llevando algo santo, no puede transmitir santidad a
otra persona automática o fácilmente, sin esfuerzo. Por ejemplo, los cristianos
verdaderos tienen la verdad ‘presente en ellos’ y espíritu de Dios ‘morando en ellos,’ lo
que los hace limpios o santos a la vista de Dios. (2 Ped. 1:12; Rom. 8:9) Pero se
requiere esfuerzo por parte de ellos para hablar la verdad y vivir la verdad, para
mantener sus vasos “en santificación y honra.” (1 Tes. 4:4) Y las personas del mundo
en inmundicia que simplemente se ponen en contacto con los cristianos no llegan a ser
santas o limpias automáticamente. Aunque acepten la verdad de las buenas nuevas, se
requiere tiempo y esfuerzo para enseñarles y mostrarles el ejemplo apropiado, y
diligencia de su propia parte para escuchar, para aprender y para limpiar su vida.