Lección 2 LA HISTORIA BÍBLICA PDF
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Bosquejo
I. LA UNIDAD DE LA BIBLIA
II. LA HISTORIA BÍBLICA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
A. La historia de la creación
B. La historia del pueblo de Israel
III. LA HISTORIA BÍBLICA EN EL NUEVO TESTAMENTO
A. Jesucristo, el Mesías de Israel
B. El Nuevo Pacto
C. La Iglesia de Cristo
IV. CRISTO, EL CENTRO DE LA HISTORIA BÍBLICA
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I. LA UNIDAD DE LA BIBLIA
La Biblia es un conjunto de libros que contiene: historia, poesía, profecía, biografía,
doctrinas y enmarca sucesos escatológicos sobre el fin de todas las cosas.
A pesar que la Biblia nos habla de diferentes temas, eventos y acontecimientos,
también nos muestra una poderosa unidad basada en una sola historia, que es
la fuerza unificadora que realmente le hace ser un solo libro.
Esta historia que tiene como protagonista a Dios, y sus tratos con la humanidad,
con Israel, y con la Iglesia, nos revela la consumación del propósito eterno de Dios,
esto es, la unión de Dios y el hombre, teniendo como personaje principal a nuestro
Señor Jesucristo, quien es el punto culminante y el centro de toda la Biblia. (2
Timoteo 1:9; Efesios 1:10). (Ortiz, L. P., p. 46)
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La historia bíblica tiene un tema predominante (la redención del hombre por un
ser divinamente escogido) y un plan cuyo desarrollo empieza en el primer libro y
corre a través de todos hasta el último. (Pearlman, p. 2)
II. LA HISTORIA BÍBLICA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
La historia bíblica en el Antiguo Testamento está dividida en dos partes:
● La Historia de la Creación. Génesis 1-11
● La historia del Pueblo de Israel. Génesis 12 hasta el final del Antiguo
Testamento
A. La historia de la Creación (Génesis 1-11)
Esta parte de la historia bíblica constituye un registro de la creación de todas
las cosas, y los tratos de Dios con la humanidad en general, resaltando cinco
eventos importantes:
La creación (Génesis 1-2)
Presenta a Dios como el creador de todas las cosas. Y crea al hombre como
la corona de la creación, colocándolo en un hermoso huerto (Edén).
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torre, Babel (hebreo confusión). Dios vio la maldad de su corazón, entonces
los esparció por toda la tierra (Génesis 11:8,9).
Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra,
y dejaron de edificar la ciudad.
Por esto fue llamado el nombre de ella Babel…
Génesis 11:8,9
Estos sucesos históricos nos muestran cómo Dios creó todas las cosas de una
manera perfecta, pero el pecado del hombre lo degeneró. Sin embargo, Dios reveló
el plan de salvación, a través de la simiente de la mujer (Génesis 3:15), marcando
así una línea redentora conocida también como línea mesiánica.
Todos estos eventos abarcan un periodo de historia de aproximadamente 2000
años. (Benware A.T., 1994, p. 8)
B. La historia del pueblo de Israel (Génesis 12 hasta el final del A. T.)
Esta parte de la historia bíblica enfatiza la elección de Israel como nación escogida
de Dios, cubriendo alrededor de 2000 años de historia veterotestamentaria. Isaías
41:8 señala:
Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí,
descendencia de Abraham mi amigo.
Isaías 41:8
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El surgimiento de Israel como nación (Éxodo - Deuteronomio)
Los Israelitas, después de permanecer esclavos en Egipto por 400 años
aproximadamente, fueron liberados por Dios, a través de Moisés, quien los
sacó de Egipto y los condujo rumbo a la tierra prometida.
Esta salida (Éxodo) sería oficialmente el inicio de Israel como nación desde el
año 1500 a. C. aproximadamente. Esto muestra que Israel tiene más de 3500
años como nación.
La Ley de Moisés (Éxodo 20)
Israel, para poder funcionar como nación legítima necesitaba un código de leyes
para regir su vida. El nombre Israel significa “él gobernará como Dios”; eso
significa que esta nación iba a ser gobernada por Dios (teocracia) a través de
sus leyes y mandamientos. Los sacerdotes y levitas eran los encargados de
salvaguardar y enseñar la ley. (Strong)
En el monte Sinaí, Dios estableció un pacto con el pueblo de Israel, llamado el
Pacto Sinaítico. Este Pacto estaba basado en la ley que Dios le entregó a
Moisés y que a la postre vendría a ser la constitución de la nación de Israel.
Éxodo 19:5
Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto,
vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es
toda la tierra.
Éxodo 19:5
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Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré
después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré
su reino.
2 Samuel 7:12
Durante este periodo ocurrieron varios acontecimientos, entre ellos, la división
del reino en dos: el Reino del norte (Israel) y el Reino del Sur (Judá).
A causa de los múltiples pecados de estos reinos, ellos fueron conquistados por
sus enemigos.
El reino del norte fue conquistado por los asirios en el año 722 a. C. El reino del
sur fue conquistado por los babilonios que tenía como rey a Nabucodonosor
(605 a. C.) y fue llevado cautivo por 70 años conforme a la profecía de Jeremías
(Jeremías 25).
La restauración parcial (Esdras, Nehemías)
Después del cautiverio, los judíos retornaron a su tierra por medio de un decreto
dado por el emperador persa Ciro en el año 538 a.C.
Este decreto sería conocido como el decreto de Ciro y permitió a los judíos
regresar a su tierra y reconstruir su templo, el cual había sido destruido por
Nabucodonosor en el año 586 a. C. (Esdras 1:1-4).
Hombres como Zorobabel, Esdras, Nehemías, Hageo, Zacarías y Malaquías
fueron instrumentos para este regreso y la restauración parcial de Israel.
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En su función predicativa, los profetas funcionaban como la conciencia del
pueblo, señalando el bien y el mal desde el punto de vista de Dios, exhortando
al arrepentimiento y al retorno al pacto (vea Isaías 1:18).
En su función predictiva, los profetas funcionaban como verdaderos oráculos
de Dios, ellos anunciaban la palabra de Dios con respecto a eventos futuros.
Precisamente, la función predictiva ayudó mucho al desarrollo de la historia
bíblica en el Antiguo Testamento, ya que mantuvo viva la fe y la esperanza de
la venida del Mesías, el redentor del hombre, prometido en el Edén, y que
seguía la línea mesiánica de Sem, Abraham y David.
Muchos de los profetas fueron usados por Dios para anunciar eventos futuros.
Vemos algunos ejemplos:
o Isaías profetizó que el Mesías nacería de una virgen (Isaías 7:14).
o Jeremías anunció que Dios haría un Nuevo Pacto (Jeremías 31:31-33).
o Miqueas profetizó que el Mesías nacería en Belén (Miqueas 5:2).
o Daniel vio los reinos que gobernarían la tierra (Daniel 2).
o Zacarías profetizó la conversión de Israel aceptando a Jesús como
Mesías (Zacarías 12:10).
o Malaquías, el último de los profetas del Antiguo Testamento, profetizó
sobre la pronta venida del Señor (Malaquías 3:1).
Así termina esta parte de la historia bíblica, con Israel de regreso a su tierra, pero
bajo el dominio de imperios extranjeros, y la promesa de la venida de un libertador
y salvador. el Mesías (Daniel 9:25,26).
Este periodo de la historia de Israel abarca unos 2000 años aproximadamente.
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La afirmación de la mujer samaritana a Jesús con referencia a la venida del
Mesías, llamado el Cristo. Juan 4:25
Esto demuestra la profunda necesidad y expectativa que tenían los judíos con la
llegada del Mesías, quien iba a venir a libertar a Israel del yugo de sus enemigos,
e iba a traer salvación para toda la humanidad.
Cuando Jesús preguntó a sus discípulos sobre ¿quién era el Hijo del Hombre?, la
respuesta contundente de Pedro fue: “Tú eres el Cristo [Mesías], el Hijo del Dios
viviente” (Mateo 16:16). Esta afirmación de Pedro muestra que Jesús es el Cristo,
el Mesías de Israel.
El título Mesías, en hebreo significa ‘Ungido’, y en griego ‘Cristo’. Este título lo
hallamos por primera vez en la Biblia en Daniel 9:25, 26 en la profecía de las
Setenta Semanas.
Este término es empleado para referirse al Señor Jesús en el Salmo 2:2, donde se
habla de los reyes y príncipes consultando contra Jehová y contra Su “Ungido”.
(Diccionario, e-sword).
Nuestro Señor Jesucristo, a través de las obras que realizaba, demostró ser el
Mesías. Todos los milagros, las sanidades y las liberaciones eran señales de que
Jesús era el Mesías de Israel.
Jesús respondió a los mensajeros enviados por Juan el bautista que le contaran a
Juan las obras que él hacía (Mateo 11:2-6) cumpliendo así las profecías con
referencia a las obras que el Mesías iba a realizar (vea Isaías 35:4-6).
Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis;
he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago;
Dios mismo vendrá, y os salvará. Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos,
y los oídos de los sordos se abrirán.
Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo.
Isaías 35:4-6
La principal obra que realizó nuestro Señor Jesucristo fue en la cruz. Ahí, Él pagó
el precio de la redención humana e inauguró el Nuevo Pacto de Dios con el hombre.
B. El Nuevo Pacto
Después de la caída del hombre en el huerto del Edén, Dios prometió un redentor
para la humanidad (Génesis 3:15). Este redentor iba a venir de la descendencia de
Abraham y David, el linaje mesiánico.
El Antiguo Testamento nos cuenta la historia del Pacto de Dios con el pueblo de
Israel (Pacto Sinaítico). A través de este pacto, Dios entregó su ley a Israel, por
medio de Moisés.
La historia de Israel en el Antiguo Testamento nos muestra que esta nación falló a
Dios muchas veces, cayendo en idolatría, paganismo, yugo desigual e
inmoralidades. De este modo, ellos transgredieron la ley de Dios e invalidaron su
pacto.
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Dios, por medio del profeta Jeremías, le anuncia al pueblo de Israel que establecería
un nuevo pacto con ellos (Jeremías 31: 31-34).
El Nuevo Testamento nos cuenta la historia del cumplimiento de este nuevo pacto
en la persona de nuestro Señor Jesucristo, el mediador de este nuevo pacto
(Hebreos 9:15; 12:24).
Este nuevo pacto se ocupa principalmente en la salvación del hombre, Jesús se
refirió a su muerte como la base de este nuevo pacto. Lucas 22:20 (Benware N.T.,
1994, p.16)
De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo:
Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.
Lucas 22:20
Con la muerte de nuestro Señor Jesucristo en la cruz, se establece este Nuevo
Pacto (Mateo 26:28), instituido sobre mejores promesas (Hebreos 8:8), un pacto
eterno (Jeremías 32:40), un pacto del Espíritu y no de la letra (2 Corintios 3:6).
Este nuevo pacto tiene como señal de salvación la sangre de nuestro Señor
Jesucristo, derramada en la cruz para redimir al hombre del pecado.
Las Escrituras nos enseñan que sin derramamiento de sangre no hay redención
(Hebreos 9:22). Ahora, por el poder, la eficacia y la vigencia de la sangre de Cristo,
el hombre es:
● Comprado para Dios. Hechos 20:28
● Redimido del pecado. Efesios 1:7
● Justificado para Dios. Romanos 5:9
● Limpiado en su conciencia. Hebreos 9:14
● Limpio de pecado. 1Juan 1:7
● Lavado de sus pecados. Apocalipsis 1:5
● Acercado a Dios. Efesios 2:13
● Vencedor contra el diablo. Apocalipsis 12:11
● Permitido entrar al cielo. He 10:19 (Ortiz, L. P., p. 53)
Este nuevo pacto nos muestra además la creación de un nuevo pueblo, la Iglesia
de Cristo, quien se inserta en el olivo de Dios, y es llamada la Israel de Dios (Gálatas
6:16).
C. La Iglesia de Cristo
La historia bíblica del Nuevo Testamento nos muestra a la Iglesia como el nuevo
pueblo de Dios. Esta nueva comunidad de creyentes se une a Dios por medio de
la fe en su hijo Jesucristo (Hechos 16:31).
El apóstol Pablo, escribiendo a Tito, señala que:
la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres […por
medio de nuestro Señor JESUCRISTO] quien se dio a sí mismo por nosotros para
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redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio,
celoso de buenas obras.
Tito 2:11,14
La expresión un pueblo propio nos indica que la Iglesia es propiedad de Cristo. Él
la adquirió con su sangre en la cruz (Hechos 20:28), la redimió de sus pecados
(Efesios 1:7), la llenó con el Espíritu santo (Hechos 2) y le prometió volver por ella
(Juan 14:1-3).
Este pueblo está compuesto por personas de todo linaje, lengua, pueblo y nación
que han sido redimidas por Dios a través de Cristo (Apocalipsis 5:9,10).
A este pueblo, el Señor Jesucristo encomendó llevar el evangelio a toda criatura
(Marcos 16:15) y anunciar el amor y la bondad de Dios para la salvación de los
hombres (1Pedro 2:9).
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes
de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.
1Pedro 2:9
La historia bíblica nos muestra cómo esta nueva comunidad de creyentes cumplió
la gran comisión de llevar el evangelio. A pesar de la oposición, persecución, y
muerte, ellos siguieron predicando con la esperanza de reunirse con Cristo en su
segunda venida (1Tesalonicenses 4:16) y morar en los cielos nuevos y la tierra
nueva (2 Pedro 3:13), y así vivir con Cristo por toda la eternidad.
Así termina la historia en el Nuevo Testamento, con la revelación (Apocalipsis) de
Jesucristo viniendo sobre las nubes para reinar por mil años (Milenio) con su Iglesia
y luego la manifestación de la nueva Jerusalén y el tabernáculo de Dios con los
hombres (Apocalipsis 21:1-4).
Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los
hombres,
y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como
su Dios.
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá
más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
Apocalipsis 21:3-4
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El Antiguo Testamento prepara el camino para Cristo y lo predice en tipología como
el cordero Pascual (Éxodo 12) y en profecía como el Mesías-Redentor (Génesis
3:15, Isaías 53).
En el Nuevo Testamento, los evangelios presentan a Jesús como Redentor en sus
manifestaciones divinas y humanas. Hechos lo presenta como objeto de la
predicación, y a su evangelio propagándose por todo el mundo. Las epístolas
exponen su obra redentora. Apocalipsis revela a Cristo como la consumación de
todos los planes y propósitos de Dios.
Nuestro Señor Jesucristo está presente en toda la Biblia, desde el libro de génesis
como “la simiente de la mujer” (Génesis 3:15), simiente prometida en el paraíso
perdido, hasta "el Alfa y la Omega" del libro de apocalipsis (Apocalipsis 22:13), que
se hace realidad en el paraíso reconquistado.
Jesucristo es “el principio y el fin”, “el primero y el postrero”, en los planes revelados
de Dios para con el hombre. (Unger, 1985, p. 7).
La historia bíblica nos muestra el eterno propósito de Dios, pero además nos enseña
el tema central de la Biblia que es:
“La redención del hombre por un salvador divinamente escogido”
(Ortiz, L. P., p. 62)
Nuestro Señor Jesucristo es el redentor del hombre. En cada libro de la Biblia, el
Cristo redentor es presentado por profetas y apóstoles con distintos nombres, títulos
y aspectos en relación con su obra redentora.
● En Génesis: Cristo es la simiente de la mujer
● En Éxodo: El Cordero Pascual
● En Levítico: El Sumo Sacerdote
● En Números: La Columna de Fuego
● En Deuteronomio: El Profeta Anunciado
● En Josué: El Capitán de nuestra Salvación
● En Jueces: El Legislador
● En Rut: El Pariente redentor
● En 1, 2 Samuel: El Confiable Profeta
● En 1, 2 Reyes: El Rey entronizado
● En Esdras y Nehemías: El Restaurador
● En Esther: Mardoqueo
● En Job: El Redentor Resucitado
● En los Salmos: El buen Pastor
● En Proverbios y Eclesiastés: La Sabiduría
● En Cantar de los Cantares: El Amado
● En Isaías: El Admirable
● En Jeremías: El Renuevo
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● En Lamentaciones: El profeta que llora
● En Ezequiel: El Maravilloso
● En Daniel: El Cuarto Hombre
● En Oseas: El Esposo
● En Joel: El Bautizado en el Espíritu Santo
● En Amos: El Juez Justo
● En Abdías: El Poderoso
● En Jonás: El Misionero
● En Miqueas: El Mensajero
● En Nahum: El Vengador
● En Habacuc: El Avivador
● En Sofonías: El Poderoso Salvador
● En Hageo: El Deseado de todas las naciones
● En Zacarías: El Rey que viene
● En Malaquías: El Sol de Justicia
● En Mateo: El Mesías
● En Marcos: El Hijo de Dios
● En Lucas: El Hijo del Hombre
● En Juan: El Verbo Eterno
● En Hechos: El Bautizador
● En Romanos: El Justificador
● En 1, 2 Corintios: El Santificador
● En Gálatas: El Libertador
● En Efesios: La Cabeza de la Iglesia
● En Filipenses: El Proveedor
● En Colosenses: La Plenitud de la Divinidad
● En 1, 2 Tesalonicenses: El Señor que viene
● En 1, 2 Timoteo: El Mediador
● En Filemón: El Amigo Fiel
● En Hebreos: El Testador
● En Santiago: El Sanador
● En 1, 2 Pedro: El Príncipe de Paz
● En 1,2,3 Juan: El Amor
● En Judas: El que viene
● En Apocalipsis: El Rey de Reyes y Señor de Señores
A través de este recorrido por los libros de la Biblia, podemos notar que Cristo está
presente en todo lugar, Él es el personaje principal en quien se centra toda la historia
bíblica.
Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor,
el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.
Apocalipsis 1:8
Pág. 11
CONCLUSIÓN
La historia bíblica nos muestra el propósito eterno de Dios y tiene como personaje
central a nuestro Señor Jesucristo, el Mesías de Israel, quien establece un Nuevo
Pacto para redimir a al hombre del pecado y crear un pueblo para sí, la iglesia de
Cristo, la Israel de Dios, y este pueblo estará unido a Dios por toda la eternidad,
cumpliendo así el eterno Propósito de Dios.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Benware, P.N. (1994). Panorama del Antiguo Testamento. Grand Rapids, Michigan,
USA. Editorial Portavoz
Benware, P.N. (1994). Panorama del Nuevo Testamento. Grand Rapids, Michigan,
USA. Editorial Portavoz.
Diccionario Strong en español.
Global University. (2011). Estudio del Antiguo Testamento. Springfield, Missouri
USA.
Global University. (2011). Estudio del Nuevo Testamento. Springfield, Missouri USA.
Diccionario Bíblico Fredy, e-sword
Ortiz, L.P. Pequeñas Semillas.
Pearlman, M. A través de la Biblia.
Sbelim. (2017). Panorama bíblico. Lima. Perú. Ediciones Elim
Unger, M.F. (1985). Manual bíblico de Unger. Grand Rapids, Michigan. Editorial
Portavoz.
Vila-Escuaín. Nuevo Diccionario bíblico. E-words.
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