Casos Clinicos
Casos Clinicos
Casos Clinicos
Los profesores de C. B., un niño de 13 años de edad, solicitan su exploración psiquiátri
ca. C. B. tiene un nivel medio de inteligencia según el Wechsler Intelligence
Scale for Children (WISC; 1974) y unas capacidades verbales superiores a las
habilidades motoras. Su rendimiento es bueno en tareas que requieren leer,
pero sus profesores se encuentran profundamente preocupados por
su ingenuidad y por el bajo nivel de comprensión de las
ideas abstractas; lo encuentran vulnerable a los peligros de la vida cotidiana.
Su madre explica que los problemas de su hijo empezaron a los 6 meses de
edad cuando sufrió un traumatismo craneal. Desde entonces, se aisló de las
otras personas y pasaba la
mayor parte del tiempo mirándose las manos, que movía de diferentes maneras delan
e de la cara. A la edad de un año le gustaba ver pasar los coches, pero continuaba ign
orando a la gente. Hasta los 5 años se mostró distante y no mantuvo contacto visual c
on las personas. Su desarrollo motor se produjo a la edad normal, y tan pronto como le
fue físicamente posible empezó a correr en círculo y con un objeto en su mano; si se le
intentaba detener, se ponía a gritar. Hacía muchos movimientos estereotipados,
como saltar, palmear con las manos y moverlas en círculo. A la edad de 3
años C. B. era capaz de reconocer las letras del abecedario y podía hacer
dibujos; dibujaba el pote de la sal y de la pimienta, y copiaba correctamente los nombr
es que estaban en los potes, una y otra vez. Durante un cierto tiempo, ésta
fue su única actividad. Acto seguido, empezó a sentirse fascinado por los edificios
de gran altura, y los pintaba y miraba desde todos los ángulos. C. B. no habló
hasta los 4 años de edad, y durante un período solamente repetía palabras
simples. Posteriormente, repetía frases y pronombres invertidos. Después de los
5 años, la expresión y el contacto social de C. B. mejoraron notablemente.
Hasta la edad de 11 años acudió a una escuela especial, donde el personal observó q
ue hacía una serie de actos extraños y repetitivos. En una ocasión y antes de que emp
ezara la lección, C. B. insistió en que el profesor y los alumnos debían ponerse los relo
jes de goma que había hecho. A pesar de todos estos problemas, C. B. demostró
tener muy buena memoria y ser capaz de comprender todo lo que se le
ensenaba. Fue trasladado a una escuela pública cuando tenía 11 años. C. B.
tiene un nivel de gramática y de vocabulario muy buenos, pero su expresión
oral es ingenua e inmadura y solo se preocupa de sus propios intereses. Ha
aprendido a no hacer comentarios sobre el aspecto físico de las otras
personas, pero tiende a hacer preguntas de manera repetida. No es un niño aislado de
sde el punto de vista social, aunque prefiere la compañía de la gente adulta a la de los
niños de su edad, y le es difícil entender las reglas de la interacción social. Dice de sí
mismo: «temo que sufro de poca deportividad». Le gustan los chistes, pero no
entiende el humor sutil. A menudo, los compañeros de clase le molestan. El
interés principal de C. B. se centra en los mapas y en las señales de tráfico.
Tiene una memoria impresionante para recordar las carreteras y es capaz de dibujarla
s con exactitud y en un santiamén. Todo aquello que le cae en las manos lo cambia de
forma y lo convierte en algo largo y de forma extraña. Se encuentra
profundamente atraído por un animal de
peluche con el que habla como si se tratara de una persona adulta. La destreza
de los dedos de C. B. es buena, aunque es un niño patoso y no puede realizar
correctamente grandes movimientos; por esta razón, nunca es elegido para
participar en juegos de equipo.
Caso 2
Johnny, un niño de 8 años de edad, es llevado a una clínica por su madre, que explica
que su cerebro no funciona del todo bien. Cuando se le pidió que fuera más concreta,
contestó con una serie de quejas vagas que a menudo se contradecían. Siempre ha
sido una persona lenta para aprender las cosas, mucho más que cualquiera
de mis otros hijos. Pero sé que es muy brillante. Algunas veces me
sorprenden las cosas que es capaz de recordar. En la escuela o fuera de ella no hace
gran cosa. A menudo pienso que el motivo es porque es vago, otras veces porque est
á deprimido y otras porque está muy enfermo. Tiene muchos dolores de
vientre. Es realmente un muchacho dulce; quiero decir que es muy buen
muchacho con sus
cuatro hermanas y con los animales de casa. Pero algunas veces es tan malo que me
aterroriza. Por ejemplo, a veces se enfada con sus juguetes y los rompe; ha
destrozado muchos más juguetes que todos los que han roto sus hermanas juntas. Le
gusta el contacto con la gente, pero sólo tiene un amigo en la escuela. No quiere jugar
a fútbol ni a cualquier otro juego con los otros niños. Algunas veces creo que todo le
da igual. Continuamente tira platos y cosas al suelo.
Una historia más detallada reveló que el embarazo, el nacimiento y los primeros días d
e vida fueron totalmente normales. Sin embargo, durante el primer año de vida
sufrió algún
que otro problema. Entre ellos destaca la dificultad para levantarse cuando está sentad
o, andar de rodillas y andar derecho. Debido a que Johnny era el cuarto hijo de la famil
ia, la madre no había tenido tiempo de anotar la fecha y la edad en la que todo esto se
produjo. Sólo podía decir que «era mucho mayor que cualquiera de sus
hermanos cuando fue capaz de hacer
todo esto», añadiendo que el pediatra había asegurado que no era un niño retrasado.
«Algo bueno hizo», sonrió, «porque después, cuando Johnny tuvo tantos problemas p
ara empezar a usar el tenedor y el cuchillo, para atarse los cordones de los zapatos y
para abrocharse la camisa, yo empecé a preocuparme mucho».
Cuando se le preguntó si tenía que decir algo más sobre su hijo, la madre contesto qu
e «en absoluto». Aparentemente, Johnny no tenía problemas para leer y su
rendimiento escolar era bueno, a excepción de la caligrafía y la educación física.
Su historia clínica no revelaba la presentía de ningún trastorno. Durante la época pree
scolar, Johnny padeció «las enfermedades propias de la infancia (varicela,
otalgias y gripe)» y «muchas heridas y arañazos en las rodillas». Los dolores
de vientre empezaron
«aproximadamente a la edad de 7 anos», pero el pediatra aseguró de nuevo a la madr
e que no eran para preocuparse. La exploración revela que es un niño alegre,
tranquilo, con buena capacidad de
concentración y aparentemente normal en su capacidad cognoscitiva. A pesar de ser u
n niño tranquilo y algo reservado, no daba la sensación de que
Johnny fuera una persona apática; de hecho, disfrutó mucho cuando se le pidió que ex
plicara un libro que había leído. Durante la entrevista, Johnny negaba padecer problem
as en la escuela. Cuando se le interrogó más a fondo, admitió haber sufrido varias vec
es dolores de vientre y no participar en actividades de grupo, y decía simplemente que
«no me gustan este tipo de cosas». Los tests psicológicos que se le efectuaron en la e
scuela revelaron un nivel de inteligencia y un rendimiento escolar superior al
normal. Sin embargo, en las pruebas de habilidad motora, como correr,
moverse y coordinar los movimientos, su nivel era algo inferior al
promedio para su edad. El psicólogo comunicó que el nivel de atención y concentració
n de Johnny durante la realización de los tests había sido muy bueno.
Caso 3
Reggie tenía 4 años cuando fue visitada por un psiquiatra infantil debido a
cambios alarmantes en su conducta durante los últimos 2 meses. Era un niño
normal desde el punto de vista social, cuyo desarrollo había transcurrido sin
ningún tipo de incidencia: ya andaba y decía palabras sueltas al cumplir 1 año
de edad y formaba
frases antes de cumplir los 2. Entró en una guardería a la edad de 3 años y se le
enseñó a hacer sus necesidades en el lavabo. Los padres explicaban que tenían video
s que mostraban que su desarrollo había sido hasta aquel momento totalmente normal
.
Hace 2 meses, poco tiempo después del nacimiento de su hermano, Reggie se volvió
ansioso y agitado. A lo largo de varias semanas, su conducta cambió
completamente en varias
facetas: ya no se acordaba de como tenía que hacer sus necesidades, ya no realizaba
todas las actividades de autocuidado propias de su edad, y se volvió completamente m
udo.
También pareció disminuir mucho en sus habilidades sociales y sus padres observaro
n que el niño pasaba mucho tiempo inclinándose de atrás hacia delante.
La exploración psiquiátrica indicó que, a pesar de tener 4 años, el niño se comportaba
como un bebé de un año en términos de capacidad cognoscitiva y
comunicativa. Según observaciones directas de su conducta realizadas por sus padres
, el niño mostraba muchos síntomas conductuales sugerentes de autismo (p. ej.,
ausencia de responsabilidad social,
dificultad de interacción, movimientos estereotipados, etc.) La observación de los video
s de su desarrollo temprano confirmo la historia de un desarrollo normal. El
psiquiatra empezó a realizar exploraciones médicas más profundas, como un
electroencefalograma, una resonancia magnética nuclear y diversos análisis.
Sin embargo, no se consiguió hallar ningún trastorno médico específico que pudiera ex
plicar esta alteración.
Caso 4
Varón de 16 años de edad con parálisis cerebral infantil (PCI) tipo diparesia
espástica, en seguimiento en la consulta de Ortopedia Infantil y Rehabilitación
(fisioterapia e infiltraciones con toxina botulínica). Desde los tres años camina con
ortesis y ayudas de marcha (muletas y/o andador).
A los 13 años se realizó una tenotomía de aductores y rectos internos, y
alargamiento bilateral de isquiotibiales, reiniciando la marcha con andador tras la
retirada de los yesos. Pese a la mejoría en la alineación de los miembros
inferiores, el niño sufría caídas ocasionales y demandaba silla de ruedas para
desplazamientos fuera del entorno familiar, con aumento del peso progresivo.
A los 15 años se decidió realizar cirugía para la corrección de pies planos valgos
espásticos, con una nueva inmovilización con yeso durante tres semanas. En las
visitas de seguimiento se apreció que el niño se negaba a caminar, objetivándose
subluxación de las prótesis subastragalinas; dada la mala evolución a los tres
meses, se realizó la extracción de las mismas. El postoperatorio cursó sin
incidencias, pero el paciente no toleró la carga completa hasta pasados tres
meses.
Nueve meses después de la cirugía el paciente acude al Servicio de Urgencias
tras una caída, con dolor en la cadera derecha e impotencia funcional.
Examen Físico
Talla 166 cm, peso 75 kg (IMC 27,21, sobrepeso grado II). A la exploración destaca la
imposibilidad para la deambulación. No se aprecia deformidad del miembro pero sí dolor
a la movilidad pasiva de la cadera, con imposibilidad de movilidad activa. La exploración
neurovascular es normal.
Pruebas Complementarias
Diagnóstico
Osteoporosis y fractura del cuello femoral en un paciente con parálisis cerebral infantil.
Tratamiento
Caso 5
Nombre: Carlos Antonio Ruiz Cevallos Fecha de nacimiento: 15 de marzo 2010 Edad:
7 años 6 meses de edad Antecedentes patológicos personales: Embarazo planificado,
madre con complicaciones de salud como la diabetes insípida y emocional como el
shock por estrés, el paciente es nacido por cesárea y a la semana 30, nació sin mal
formaciones y tubo un episodio epiléptico a los 6 meses de edad, presenta todas sus
vacunas al dia , cada 6 meses acude al neurólogo por la revisión de rutina , como
antecedente quirúrgicos presenta tenorrafias a nivel de los aductores y tendón de
Aquiles de ambos miembros inferiores además de haber sido sometido a aplicación de
toxina botulínica en el 2016. 1.2 Caracterización del Problema La madre refiere un
embarazo normal sin complicaciones hasta la semana 26, en la cual mediante una
ecografía se determinó que el paciente se encontraba ahorcándose con su propio
cordón umbilical, la madre fue colocada bajo observación aunque también se le
atribuye situaciones de estrés constante por su actividad laboral y su carácter, lo cual
la llevo a un shock y pasó 3 semanas internada en cuidados intensivos en donde crea
un cuadro de ictericia, al momento del parto a la semana 30, en la cual el niño
presentó un céfalo hematoma producido por un parto difícil por 4 problemas de la
dilatación uterina, por lo cual el niño nace mediante cesárea y con un cuadro clínico
característico de la ictericia neonatal, a los 6 meses de edad el paciente presentó su
primera convulsión progresivamente desde el nacimiento hasta la segunda o tercera
semana aproximadamente el adoptó un patrón flexor, a pesar de recibir terapia física
desde los primeros meses de vida desarrollo un tono espástico. El paciente presenta
un rostro expresivo pues es capaz de sonreír a voluntad comunicativamente puede
unir dos fonemas de repetición, en el lenguaje comprensivo es capaz de cumplir
órdenes que previamente se le han enseñado sin entender el concepto simple de la
misma, su respuesta auditiva es normal, no posee prensión involuntaria, la prensión
voluntaria es mayor en el hemicuerpo derecho que en el hemicuerpo izquierdo
producto de la dominancia de los hemisferios, realiza prensa pero no puede realizar
pinza. En la respuesta motora hay control cefálico en vertical, los cambios de decúbito
solo son hacia los laterales, sin presencia de gateo o arrastre, el tono muscular es
hipertónico y presenta reflejo de moro aun presente, ausencia de reflejos de
paracaídas, reacción de apoyo positivo, a la evaluación del desarrollo psicomotor
encontramos que el paciente tiene respuesta perceptiva pues sigue con la vista
objetos que captan su atención y reconoce voces familiares.