Lacan, Malanie Rabant 2
Lacan, Malanie Rabant 2
Lacan, Malanie Rabant 2
Materia: Neuroanatomía
Melanie Klein
La posición esquizoparanoide se refiere a una constelación de ansiedades, defensas y
relaciones de objetos Klein consideraba característica de los primeros meses de vida de un
recién nacido y que en distinta medida persiste en la niñez y la adultez. La principal
característica de la posición esquizoparanoide es la escisión total del “YO” como del objeto
en lo malo y en lo bueno donde el comienzo la integración entre ellos es escasa o nula .Para
Klein los niños pequeños experimentaron mucha ansiedad a causa de la pulsión de muerte
interior del trauma experimentado durante el nacimiento y de las experiencias de hambre y
frustración los niños pequeños poseen un ego rudimentario no integrado que hace frente a
las experiencias de hambre y frustración el niño divide su ego y su objeto y proyecta hacia
afuera y separadamente sus sentimientos de amor y odio ( pulsiones de vida y muerte ) a
partes separadas de la madre ( pecho ) lo cual resulta en que el objeto materno se divide en
un pecho “malo” ( la madre sentida como frustrante y persecutoria que es odiada )y un
pecho “bueno”( madre que es amada y sentida como afectuosa y gratificante).
Claude Rabant
De su libro inventar lo real (la desestimación entre perversión y psicosis)
Rabant plantea que al enfrentarse con lo real el sujeto es víctima de alguna irrealidad “ lo
que veo no es real”, pero un acontecimiento como la visión de los genitales femeninos que
despiertan el espanto del sujeto es una construcción del psicoanálisis creer que la madre
tiene pene no es del orden dela existencia, es un querer deriva a la cuestión de la existencia ,
cuando la omnipotencia es puesta Rabant nos propone para ejemplificarlo la figura retórica
de la metabola o sinominia ( expresiónes sinónimas para pintar la idea con más fuerza ) es
decir “ yo aseguro atestiguo, certifico, la madre esta castrada la madre tiene pene mantiene
fuera de campo la negación y la contradicción cada una extrae su poder negando a la otra
sino manteniéndola fuera de campo así llamamos escisión ( en el sentido del desmentido es
todo lo contrario de una división La castración tiene como referencia a la ley simbólica o sea
una ley que siendo determinante de la transmisión del lenguaje como función de
subjetivación pone freno al dominio del goce pulsional luego de desmentir la castración es
también desmentir la legalidad en el orden de la palabra .La desmentida propone negar una
existencia no hay no – falo en la madre entonces a pesar de que no hay ,el sujeto se convierte
en autor de un existente posible. Para Rabant la desestimación –renegación o desmentida
se enuncia “como una negativa de verdad no puede ser verdad: No no es verdad hay al
menos uno que conoce este espanto – puesto que ve lo que los otros no ven. (…)El
desestimador no es sino engañado a medias por su desmentida esto es lo que Freud lama
“escisión” el desestimador solo es engañado a medias pero engendra en sí mismo una
desgarradura que va agravándose desde el momento en que este campo del no hay no pero
podría anularse.
“Inventar lo real”, “construir una mujer”, “saber hacer con el síntoma” o “reinventar el
psicoanálisis”, son propuestas de Lacan para un sujeto que llevó su análisis hasta su final y
cuya relación con la falta por tanto ya no está del todo obturada ni por el fantasma, el
síntoma, el yo, o los ideales. En ese punto, el parlêtre se confronta con lo real del agujero
de lo simbólico, es decir, con lo que no hay porque la escritura de la relación sexual es
imposible, y también con lo que hay y es indescifrable e ineliminable, el goce opaco de su
síntoma, acontecimiento del cuerpo.En ese límite al sujeto le compete inventar un saber
posible, un “saber hacer”. Por ejemplo, en el seminario Los no incautos yerran Lacan evoca
una “recuperación amaestrada de goce” a partir del amor, un nuevo amor que ya no trata de
tapar el agujero, sino de bordearlo “inventando las reglas de juego” de un tal amor que
serviría, por fin, para algo más civilizado2. Si un amor como ese bordea el agujero de lo real
sin obturarlo, se tratará de un vínculo borromeo que ya no está al servicio del desmentido
neurótico.
Fantasma, síntoma, yo, e Ideal del yo son las respuestas que ofrece el inconsciente
neurótico a la pregunta por el deseo del Otro, tal y como Lacan situó en su grafo. Son las
respuestas que evitan al sujeto el encuentro directo con ese deseo enigmático y angustiante.
Son respuestas al servicio del desmentido de la castración del Otro, en las que el sentido
simbólico-imaginario aporta una consistencia engañosa y defensiva. En cierta medida estas
respuestas son también invenciones del sujeto en la estructura, algunas más estables que
otras, como es la del fantasma. Por ejemplo, el fantasma sadiano es una invención del
mismo orden que el imperativo kantiano, o la Dama del Amor Cortés, según desarrolló
Lacan en su seminario sobre la ética3. Del mismo modo podríamos considerar la
identificación de un sujeto al objeto en su fantasma como una invención del sujeto, pues no
deja de ser una interpretación, tomada del decir del Otro.
Este terreno de la invención de un sentido imaginario fue explorado por Freud en El poeta y
los sueños diurnos donde abordó de manera directa el proceso creativo y su relación con el
deseo: “¿De dónde el poeta extrae sus temas y cómo logra conmovernos…?”4 se pregunta
Freud en el inicio de ese texto de 1907. Freud exploró ahí la comunidad de estructura entre
el juego infantil, regido por el deseo, el sueño, el fantasma y la obra poética. Todas estas
formaciones no son en última instancia sino creaciones o invenciones al servicio de una
realización imaginaria del deseo, un deseo atrapado por la cola, que no deja de ser una
defensa contra lo real.
Pero lo que me interesa subrayar en esta contribución es el terreno novedoso que se abre
una vez franqueado el límite del sentido. Cuando el deseo de un sujeto no está
completamente capturado en estas “respuestas”, puede abrirse otro espacio no determinado
por el fantasma, el yo o el Ideal. Si el análisis implica una separación que Lacan ha
elaborado de distintas formas, como destitución del sujeto por el objeto en la travesía del
fantasma o por lo real del síntoma, en su última enseñanza la posibilidad de invención tiene
relación con el tipo de separación producido en el análisis. Cuando el sujeto se ha visto
confrontado a la falta del Otro, a la falta de garantía, sólo le queda la posibilidad de
inventar. Esta posibilidad puede incluso convertirse en una “necesidad de inventar” de un
tipo particular, cuando se trata de lo que no cambia del síntoma. Se trata entonces de una
invención pegada al hacer, un “saber hacer” nuevo con ese goce opaco del síntoma que no
deja de escribirse. Esta es la apuesta de Lacan en el seminario El sinthome, algo, que por
otro lado, había anticipado algunos años antes, en su Nota italiana donde menciona la
necesidad de reinventar el psicoanálisis “Lacan radicaliza el aspecto inventivo hasta el
punto de decir que el psicoanálisis no se transmite, sino que se reinventa en cada caso (…).
El ímpetu inventivo no puede corregir lo estacionario del sinthome. Previamente y a lo
largo de su enseñanza, Lacan ha responsabilizado al significante de los efectos de creación.
Primero al señalar que el significante introduce la falta, falta fecunda, condición misma del
deseo. Después, al mostrar que la creación de sentido responde al efecto de la sustitución
significante en la metáfora, lo que le lleva a decir que el deseo es su interpretación. Se trata
del sentido simbólico-imaginario y sus efectos de verdad, fundamento de la poiesis.
Pero con lo real, ya no es el significante y sus efectos de creación de lo que se trata, sino de
la letra y de la escritura. En su seminario veintitrés Lacan explora otra cara de la relación
entre la invención, el deseo y el significante.