Economia y Oprtunida en El Juicio Ordinario Civil

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“AÑO DE LA UNIVERSALIZACIÓN DE LA SALUD”

UNIVERSIDAD DE HUÁNUCO
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS
POLÍTICAS

CURSO: DERECHO PROCESAL CIVIL III

DOCENTE: JOSE EYNAR ESCALANTE SOPLIN

CICLO: VIII

TEMA: ECONOMÍA Y OPORTUNIDAD EN EL JUICIO


ORDINARIO CIVIL

ALUMNO: ALVARO PEDRO DAVILA VILLANUEVA

YENNI YSABEL GARCIA PIZANGO

DENIS STEPHANY ENCALADA PUCLLAS

FANNY JANET MORAN DIAZ

2020
INTRODUCCIÓN

Nuestro Derecho Procesal Civil, especialmente en el proceso de economía es


un procedimiento que obliga a las administraciones públicas a cumplir con sus
objetivos a través de los diversos mecanismos, de la forma más rápida los procesos
de una demanda.

El problema existente en el órgano de Justicia de nuestro país, ha venido perjudicando


irreparablemente a todos los sujetos que acuden a este órgano en busca de justicia;
sin embargo, en la mayoría de veces se ha visto truncada por la carga procesal
existente en el poder judicial, puesto que para llegar hasta la etapa de la sentencia
tiene que pasar muchos años provocando de este modo pérdidas económicas para los
ciudadanos inmersos en los procesos judiciales. Nuestro Sistema Jurídico tiene que
hacer muchos cambios para que los procesos se resuelvan en un plazo razonable;
hecho que de alcanzarse constituiría un paso importante para recobrar la confianza en
nuestra Administración de Justicia en el Perú.

De esta manera, la economía y oportunidad en el juicio ordinario civil se ha convertido


en punto clave muy importante para alcanzar la celeridad de los procesos y la pronta
tutela de los derechos; es por eso que, en el siguiente trabajo explicaremos en qué
consisten cada uno de ellos.
ECONOMÍA EN EL JUICIO ORDINARIO CIVIL

Dentro del Texto Único Ordenado del CPP, se encuentran estipulados los
principios de proceso, conforme lo establece el Artículo V; consiste, principalmente,
en conseguir el mayor resultado con el mínimo de actividad de la administración de
justicia. Teniendo una reducción de los actos procesales, sin afectar el carácter
imperativo de las actuaciones que lo requieran. La actividad procesal se realiza
diligentemente y dentro los plazos establecidos.

Con la aplicación de este principio, se busca la celeridad en la solución de los litigios,


es decir, que se imparta pronta y cumplida justicia.

La economía procesal procurara que el proceso consiga su fin, la satisfacción de las


pretensiones con el mayor ahorro posible de esfuerzo y de coste de las actuaciones
procesales; obtener el máximo rendimiento con el mínimo gasto y tiempo, lo que
podría llamarse la economía en el proceso.

Por ejemplo podemos encontrar el principio de economía procesal, en las leyes que
regulan el procedimiento judicial dentro de numerosas situaciones y categorías como
el acto de conciliación, el arbitraje y la cláusula compromisoria (todas ellas con el
objeto de impedir la contienda); el allanamiento y la transacción (con la finalidad de
abortar una contienda ya iniciada); el litisconsorcio y la acumulación (con la finalidad
de unir el esfuerzo común); la reconvención y las cuestiones prejudiciales (cuyo
designio es ampliar la litis, introduciendo elementos nuevos de defensa, o extendiendo
la competencia a puntos tangenciales y accesorios del principal). Todas ellas lo que
pretenden es que se resuelva el mayor número de cuestiones procesales dentro de un
mismo proceso, sin necesidad de repetición de actos procesales o de tener que llegar
a iniciar un nuevo proceso sobre materias ya sometidas a la jurisdicción en un primer
proceso dentro del cual surgieron a modo de crisis.

PRINCIPIOS PROCESALES

Los principios que orientan el derecho procesal son las garantías que el Estado
como dispensador de justicia ofrece a los que la demandan, con el objeto de llevar el
proceso a buen fin, con una sentencia dictada con eficiencia, eficacia o imparcialidad.

Estos principios son de carácter subsidiario, se aplican ante vacíos de la Ley procesal.
También se dice que los principios son fundamentos, fuente supletoria, sirven de guía,
son pilares básicos sobre los que se orienta una determinada concepción del derecho,
no son verdades absolutas, pueden modificarse en el tiempo.

ECONOMÍA PROCESAL

El principio de economía procesal es mucho más trascendente de lo que


comúnmente se cree. De hecho, son muchas las instituciones del proceso que tienen
como objeto hacer efectivo este principio. Es el caso del abandono o de la preclusión,
por citar dos ejemplos.

DEVIS ECHANDÍA extiende su irradiación a muchos casos más. El concepto


economía, tomado en su acepción de ahorro, está referido a su vez a tres áreas
distintas: ahorro de tiempo, gasto y esfuerzo. Intentemos una explicación separada de
cada una de estas.

 El tiempo cumple un rol esencial y envolvente en el proceso. Casi no es posible


encontrar algún proceso en donde, adicionalmente al conflicto que tienen las partes,
no exista otro referido a la urgencia que una de ellas tiene de acabar pronto el
proceso, necesidad que es inversamente proporcional a la misma urgencia de la otra,
pero de prolongado. El cumplimiento de los actos con prudencia, es decir, ni tan lento
que parezca inmovilidad ni tan expeditivo que se renuncie al cumplimiento de
formalidades indispensables, es la expresión adecuada de este principio. Esta es la
economía de tiempo.
 La economía de gasto es la necesidad de que los costos del proceso no
impidan que las partes hagan efectivos todos sus derechos al interior de este. Lo
expresado no obsta para reconocer que un Estado pobre y con una fuerte
dependencia externa el caso de los países latinoamericanos, por ejemplo, no puede
darse el lujo de tener una administración de justicia absolutamente gratuita. Sin
embargo, la economía procesal en este rubro debe tender a evitar que las
desigualdades económicas que presenta nuestra sociedad, sean lo suficientemente
determinantes como para que quien se encuentre en una condición inferior deba
soportar las consecuencias procesales por dicho estado.
 La economía de esfuerzo está referida a la posibilidad de concretar los fines del
proceso evitando la realización de actos que, aun' estando regulados, tienen la calidad
de innecesarios para tal objetivo. De alguna manera, un recuento de la evolución
histórica del proceso nos enseña que esta ha consistido en solventar métodos para
lograr su simplificación, esa búsqueda es la llamada "economía de esfuerzo".
PODETTI define esta "economía de esfuerzo" al expresar: "Como economía de
esfuerzo, este principio no es menos importante y decisivo para la obtención de una
buena justicia. La supresión de trámites superfluos o redundantes, aminorando el
trabajo de los jueces y auxiliares de la justicia y simplificando cada proceso en
particular, debe necesariamente incidir en forma decisiva sobre la buena justicia".

APLICACIÓN AL PROCESO

Ahora bien, a todas las anteriores manifestaciones, que en suma pretenden el


ahorro de tiempo y dinero en la tramitación del proceso, se les puede considerar como
una aplicación del principio de economía a las actuaciones procesales; una absorción
del principio de economía dentro del proceso, de manera que éste, como actividad
social, se haga con el mínimo esfuerzo y gasto. Así entendido, el principio de
economía procesal se aplica al tiempo, al esfuerzo y al gasto.

AL TIEMPO, porque se busca la máxima brevedad del proceso, de modo que éste se
divida en fases y cada una de ellas sea de la menor duración posible, procurando
aligerarla de incidentes que puedan alargarlas.

AL ESFUERZO, persiguiendo la mínima complejidad de los procesos, de modo que,


con la máxima sencillez, sintetice todos los problemas que pueden plantearse en un
litigio y que el proceso sea lo menos complicado posible, ahorrando las diligencias
inútiles.

AL GASTO, intentando que, el gasto de los actos procesales sea el menor, que pueda
calcularse la baratura del proceso en todos sus elementos intervinientes, que la
necesidad de los costos del proceso no impida que las partes hagan efectivo todos sus
derechos

CORRECCIÓN DE LA INEFICACIA PROCESAL

En sentido riguroso, la economía procesal representa, por consiguiente, una


corrección de la ineficacia procesal; no responde solamente a la supresión de trámites,
cuando son superfluos o han de conducir al mismo resultado que si se adoptase otra
actitud más flexible, o a que las formalidades del proceso son únicamente una garantía
de la justicia y que no deben utilizarse cuando retarden el proceso, sino que su
verdadero sentido es evitar que tenga que tramitarse un segundo proceso, cuando en
otro anterior aparecen cuestiones formales que impiden entrar a conocer del fondo del
asunto, y la jurisdicción remite la decisión al proceso ulterior, donde puedan
completarse formalidades que, por faltar en el primero, impidieron que éste llegase a
pronunciarse sobre ellas.

La función de la economía procesal es evitar la repetición de procesos, cuando en él,


sin perjuicio de los defectos de forma del acto enjuiciado, hay datos de suficiente
entidad para resolver la cuestión de fondo, en resumen, que, al introducir esta nueva
concepción, la finalidad es evitar a las partes un nuevo proceso; por eso se llama
justamente economía "procesal".

Como consecuencia, es natural que los interesados obtengan una economía de


tiempo y de dinero, pero ello es un efecto indirecto, pues directa e inmediatamente lo
que se consigne es evitar la repetición de un segundo proceso sobre el mismo tema
de fondo que no pudo ser resuelto en un proceso anterior.

En este sentido vamos a contemplarlo también como el ahorro de nuevos procesos


sobre una misma pretensión.

OPORTUNIDAD EN EL JUICIO ORDINARIO CIVIL

Para entender mejor la oportunidad procesal es necesario recordar que el


proceso ordinario consiste en la realización de un procedimiento que se efectúa ante la
autoridad judicial, donde las partes en conflicto reseñan hechos, exponen los
fundamentos de sus derechos y solicitan se declare mediante sentencia a quien
corresponde el derecho debatido, según lo alegado y probado durante el proceso.

Este proceso presenta etapas como son: postulatoria, probatoria, decisoria,


impugnatoria y ejecutoria donde los plazos de ejecución se tornan de suma
importancia para la celeridad del proceso.

Estos plazos están ligados a la oportunidad procesal; es decir; que la oportunidad


procesal consiste en la presentación oportuna de documentación, información,
alegatos, etc. en el tiempo o plazos establecidos por la ley, para que de esta manera el
proceso y la pretensión de justica se alcance en la brevedad del tiempo.
Por ejemplo, en primera instancia, en un proceso de conocimiento el plazo para
contestar la demanda es de 30 días, en el proceso abreviado es de 10 días y en un
proceso sumarísimo es de 05 días; como se mencionó líneas arriba estos plazos están
referidos a la oportunidad procesal.

El proceso de alimentos tiene una excepción en los plazos ya que el Juez cumple una
función tuitiva, es decir sin la necesidad de la existencia de leyes escritas (derecho
positivo) el juez puede flexibilizar criterios formales aplicando los principios de interés
superior al niño, con el fin de dar celeridad a los procesos de alimentos.

En conclusión, la economía y oportunidad procesal en los juicios ordinarios civiles


tienen la finalidad de alcanzar la celeridad en la solución de los litigios, impartiéndose
pronta y cumplida justicia, ahorrándose tiempo, esfuerzo y gasto procesal.

ECONOMÍA Y OPORTUNIDAD EN EL JUICIO ORDINARIO CIVIL


Cuando nos referimos economía y oportunidad en el juicio ordinario civil, nos referimos
a la demanda, conforme lo establece el Derecho Procesal Civil en su artículo 425°.

La Demanda es el acto procesal en virtud del cual el actor ejercitando su derecho de


acción, somete al órgano jurisdiccional el inicio de su pretensión contra otra persona,
instaurando una relación Jurídica procesal con el objeto de que el Juez resuelva en su
oportunidad.

Ejemplo:

En el proceso abreviado, se tramitan asuntos contenciosos, teniendo dentro de ellas la


separación convencional y divorcio ulterior, actualmente para este tipo de proceso a fin
ahorrar tiempo, gasto y esfuerzo, se ha creado la Ley N° 29227 – Ley que regula el
procedimiento contencioso de la separación convencional y divorcio ulterior en las
municipalidades y notarias.
CONCLUSIONES:

Con este principio se busca optimizar los procesos judiciales en tiempo, gasto y
esfuerzo tanto para el litigante como para el estado

También se busca reducir la carga procesal de los juzgados y los litigantes puedan
confiar en el sistema de justicia, hoy venida a menos. Aunque en la realidad todo
esfuerzo es en vano ya que no se cumple tal como menciona este principio porque se
ve muchas veces que no se cumple con lo mencionado.

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