000 La Pretension Impugnatoria Ok
000 La Pretension Impugnatoria Ok
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FUNCIÓN LIMITANTE
Por Francisco Celis Mendoza Ayma.
1. NOCIONES PREVIAS
La comprensión de los problemas que se afronta en el proceso recursal, y su
planteamiento metodológico, requiere considerar la tensión actual que
confrontan dos paradigmas de revisión cualitativamente distintos, y que explican
el sentido de dos lógicas opuestas, cada una con su dinámica particular que
imprime su impronta en el desarrollo del proceso recursal.
El paradigma autoritario predominante y su lógica es de difícil superación;
empero, no se pretende que todos los jueces revisores cambien de un paradigma
autoritario y cuasi religioso; lo que se pretende es contraponerlo, por medio de
su explicación, con el nuevo paradigma procesal de revisión; y asumir la ardua
tarea de construcción procesal de éste nuevo paradigma, de límite y contención,
que tome en serio las líneas centrales de la teoría general del proceso [1].
La comprensión de esa realidad será básica para orientar buenas prácticas en
orden a configurar un proceso recursal limitante, que considere a la pretensión
impugnatoria como: i) punto de referencia percutor del proceso recursal, ii) que
opere como objeto de revisión y a su vez, iii) como parámetro de congruencia y
límite de la competencia revisora. Para ello es de necesidad un bosquejo del
estado de la situación actual; y luego individualizar los límites –y la seriedad de
estos– que obstaculizan la construcción de un nuevo paradigma recursal.
2. ESTADO DE LA SITUACIÓN
No se presentará un diagnóstico descriptivo exhaustivo del estado de la
situación, excedería la limitada dimensión de este trabajo. Se presenta un
esquema de dos lógicas en tensión actual: i) la lógica autoritaria y ii) la lógica
procesal acusatoria.
Es importante destacar que la lógica de revisión corresponde a dos fuerzas
paradigmáticas opuestas: una reductiva-limitante, propia del proceso acusatorio;
y, otra expansiva propia del autoritarismo inquisitorial.
2.1. En efecto, el proceso de revisión con una perspectiva reductiva-limitante,
toma primero: i) como punto de referencia los agravios que fundamentan la
pretensión impugnatoria, esto es, los fundamentos de la pretensión
impugnatoria –imputación de agravios–; ii) a partir de este punto de
referencia se revisa su coherencia con los fundamentos de la sentencia
impugnada, y iii) recién luego, pautado por los fundamentos de la
sentencia, se evalúa su coherencia con lo actuado en juicio oral.
En síntesis, la revisión se efectúa desde i) los fundamentos de la apelación,
que cuestiona ii) sentencia, iii) por corresponder a lo actuado en juicio. Esta
es una razón del porqué la imputación de agravios –pretensión
impugnatoria– es de central importancia, pues sobre sus extremos se
habilitará la revisión; en efecto, conforme a lo dispuesto por los arts. 409.1
y 419.1 del NCPP, el ámbito de competencia de la instancia revisora está
configurada por los fundamentos de la pretensión impugnatoria. Cualquier
exceso extra agravios –extra petita– de la instancia revisora, es inválida
pues correspondería a una decisión fuera del ámbito de competencia de
los jueces de la superior instancia.
En ese orden, el límite del ámbito de competencia permite controlar
cualquier impulso autoritario disfrazado de justicia tuitiva del agraviado o de
justicia como exigencia mediática.
2.2. Empero, el proceso de revisión, desde una perspectiva expansiva autoritaria,
tiene una lógica inversa; así, en orden prelativo, se considera i) la audiencia
de juicio oral, ii) luego evaluar si el juez realizó un adecuado juzgamiento
expresado sentenciado; y por último, iii) de manera residual los
fundamentos de la pretensión impugnatoria.
Desde este paradigma en realidad se somete a “juzgamiento el
juzgamiento”, en una suerte de novum judicium1, con un intolerable
paternalismo judicial, que preña a los jueces revisores de una actitud de
superioridad cognitiva respecto de los jueces de instancia; desconociendo
que solo se trata de una distribución de roles judiciales diferentes. Desde
esa perspectiva los fundamentos de la pretensión impugnatoria, pierden
centralidad, se pervierten y devienen solo en una “llave formal” que habilita
la revisión de toda la sentencia, de toda la audiencia, y si fuera posible de
todo el proceso. En ese orden, los fundamentos de la pretensión
impugnatoria no constituyen un límite al ámbito de su competencia.
Por tanto, la incorporación de contenidos distintos a los fundamentos de la
pretensión impugnatoria condiciona la incorporación de justificaciones
tuitivas –del agraviado o de la sociedad– de los jueces revisores. Sin
embargo, desde esa perspectiva los límites de su ámbito de competencia
exceden los fundamentos de la pretensión impugnatoria y, por tanto,
determinan la invalidez de la relación procesal.
El concepto de congruencia recursal puede ser conocido, empero, no es
comprendido en su configuración limitante. Es evidente que la afectación
del principio de congruencia recursal determina que no se configure un
contradictorio recursal; en ese orden, sin contradictorio, la audiencia se
pervierte y deviene en un escenario de conjeturas, sospecha o mala
conciencia donde priman los criterios éticos de los juzgadores de revisión
antes que las razones jurídicas.
3. PRETENSIONES IMPUGNATORIAS. Perversión
La precariedad de las pretensiones impugnatorias, en los escritos de apelación,
es un problema medular en el contexto de la reforma. Los defectos son serios e
inciden directamente en el objeto de la audiencia de revisión. El defecto en la
presentación de proposiciones con la expresión de: i) los puntos o partes
impugnadas de la resolución, ii) los fundamentos impugnatorios –de hecho y
derecho– y iii) el específico agravio, determina que la audiencia de revisión
degenere en un debate de aproximaciones valorativas, sospechas o
sentimientos expansivos de justicia.
Así las audiencias de revisión devienen en sesiones rituales con predominio de
un autoritarismo paternalista subyacente en los jueces de revisión; pues no es
posible una revisión controlada con base en una definida pretensión
impugnatoria. Sin fundamentos precisos de impugnación, entonces los prejuicios
y las ideologías paternalistas y tuitivas de los jueces de revisión imperan, y son
determinantes en las resoluciones de revisión. Esta práctica intuitiva de la
instancia de revisiones contraria al modelo procesal cognoscitivo diseñado
[1] Este paradigma debe ser asumido por quienes aún no se han decantado por el
deslizadero del autoritarismo.
[2] Con excepción de los vicios causales de nulidad absoluta.
[3] Ello no significa que las otras características de la epistemología garantista –esto
es el convencionalismo penal y la estricta legalidad–, no sean importantes; claro que
lo son, pues son el presupuesto del cognoscitivismo procesal.
[4] La concepción cognitiva del proceso, asegura dos objetivos políticos, uno es la
certeza controlable del juicio, y dos, la separación radical entre moral y Derecho.
[5] Con mucho acierto –señala Juan Carlos Valdivia Cano–, que “El proceso penal,
aunque debe asentarse en la calidad de la información y la elección de los datos de
la realidad, no parece esencialmente cognitivo, sino interpretativo, creador de sentido,
mucho más constructivo o productivo que la pura descripción de meros hechos,
teniendo en cuenta que elegir ciertos datos de la realidad, y no otros, ya es
interpretación”. No cabe duda, que la observación es acertada; empero, debe
entenderse que ese enfoque jurídico valorativo, es selector de datos reales
jurídicamente relevantes; en efecto, se parte de datos de la realidad; porque, solo
es interpretable aquello que tiene realidad. Se trata de una unidad dialéctica entre
el mundo cognoscible y el sujeto cognoscente, su resultado es una interpretación de
la realidad.
[6] Situación procesal vigente por un plazo de cinco días.