Hoover 2
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Hoover Kurk
Familia Hoover.
En 1906, hubo un gran terremoto en Valparaíso, la ciudad fue
parcialmente destruida El templo de la iglesia también se derrumbó. Lo
que era una tragedia para la congregación, porque habían quedado
sin templo para reunirse, se transformó en una gran bendición. Esto
sirvió para descubrir el gran método de éste prominente Pastor. El
repartió a los hermanos en grupos de hogar por los diferentes lugares
y cerros de la ciudad. A estos lugares llamó locales. En cada uno de
ellos, dejó un encargado, que generalmente era a su vez, miembro de
la junta oficial, o sea, ayudantes del pastor. Por la falta de
predicadores, comenzaron a serlo los laicos, que después fueron los
futuros pastores a través de Chile como Manuel García, Domingo
Taucán, Ceferino Arancibia, Carlos Gómez, Daniel Venegas, José
Flores, Guillermo Castillo, Vicente Mendoza y Ramón Yáñez.
En 1908 comienza la reconstrucción del nuevo templo, el más grande
de la época. Willis C. Hoover aprovechando sus dotes de arquitecto,
construye una nueva iglesia con capacidad de 1500 miembros, esto
nos indica la gran visión y proyección que él tenía. Algunos decían:
¿Cómo se le ocurría hacer un templo tan grande que nunca podría
llenar? Esto que para muchos era una locura, ya que en ese tiempo no
existían congregaciones tan numerosas, de hecho, la Iglesia Metodista
de Valparaíso no superaba las 100 personas, llegó a ser una gran
realidad, cuando Dios llenó el nuevo templo después del Avivamiento
Pentecostal de 1909.
La terminación del nuevo templo de Valparaíso, en 1908, les trajo gran
alegría y alivio ya que estaban cansados de no estar juntos por tanto
tiempo. La ocasión del reencuentro entre los diferentes grupos fue la
noche de ano nuevo.
El 31 de Diciembre de 1908 se reunieron por primera vez en el nuevo
templo, en ésta ocasión, para esperar el nuevo año. Esa noche fue tan
especial, que fue el inicio de una semana completa de oración. Cada
noche alrededor de 100 hermanos se reunían a orar. Las plegarias no
eran comunes, ellos lo hacían con gran fervor y fe, esto le agradó a
Willis C. Hoover, reconociendo con esto la confirmación del Señor. Por
ello,se amplió la oración por otra semana más. Pronto el Señor se hizo
presente y le habló a un hermano dándole un mensaje al pastor:
"Llama a los hermanos mas espirituales y que oren todos los días,
porque voy a bautizarles con lenguas de fuego”.
Willis C. Hoover acató la orden, sintió que era del Señor y comenzaron
a reunirse cinco feligreses a orar todos los días a las cinco de la tarde
encabezados por Mr. Hoover los otros eran: Carlos Gómez, Guillermo
Castillo, Rosa Escobar, Ramón Yáñez.
En la conferencia realizada en la ciudad de Temuco, en Febrero de
1909, su yerno Carlos Gómez fue nombrado Pastor y trasladado a
Temuco, le reemplazó Guillermo Castillo como ayudante del pastor
Hoover. En Valparaíso seguían las oraciones. A su regreso de las
conferencias, Willis C. Hoover tuvo una reunión de oficiales en la cual
determinaron arrepentirse de todo corazón, para que, Dios derramara
de su Espíritu. Acordaron hacer vigilias, empezando ellos mismos,
luego citaron a toda la congregación asistiendo treinta hermanos
comprometidos con la causa de ser bautizados con el poder del
Espíritu Santo, pero no tuvieron resultados, cuando estaban
terminando, se levantaron de la oración para cantar el último himno, el
pastor comenzó a llorar con frenesí y su cuerpo empezó a tiritar por un
tiempo indeterminado,pronto se levantó para seguir dirigiendo la última
alabanza, y nuevamente no se pudo terminar porque, el Espíritu Santo
les tomo en risa incontenible por largos minutos. Siguieron por siete
semanas más de vigilias todos los sábados, hasta semana santa.
Después, acordaron reunirse los domingos a las siete y media de la
mañana.
Esto les demandó gran esfuerzo, sin obtener un pronto resultado de
parte del Señor. Willis C. Hoover razonaba así: "Estamos empeñados
en buscar el bautismo del Espíritu Santo y no hemos de perdonar
sacrificio; si los medios ordinarios no bastan, usaremos medios
extraordinarios".
El Espíritu Santo, descendió con mucha fuerza de manera progresiva
durante varios meses. El mover del Espíritu Santo, les instaba a
confesar sus pecados, a reconciliarse entre los hermanos, y aún más,
algunos viajaban largas distancias para arreglar asuntos pendientes
que los tenían intranquilos. Otros optaban por hacer ayunos grupales,
que los mantuvieran cerca de Dios. Como resultado muchos fueron
transformados. Desde la Semana Santa de ese año empezó un gran
mover del Espíritu. Había manifestación de risa, lágrimas y llanto,
visiones, temblor, etc. Era tal el impacto en la gente, que muchos
llegaban por la novedad, y caían bajo convicción de pecado y perdían
perdón a Dios.
La asistencia de la Iglesia crecía de manera fenomenal. Por ejemplo la
Escuela Dominical tuvo por término medio de asistencia en julio 363
personas, en agosto 425 personas, y en septiembre 527 personas. En
el mismo mes de septiembre, a fin de ese mes celebraron la Santa
Cena con una concurrencia de más de 800 personas.
Pero no todo era bueno, también se levanto oposición. Había dos
posturas, unos comenzaban a tener hambre para buscarlo y otros
reaccionaban con resistencia, mas esto no les amedrentó sino que al
contrario les dio mayor ánimo para seguir buscando de su poder. Más
no podemos desconocer que hubo errores o excesos. Años después,
Willis C. Hoover reconoció algunos errores. El hizo suya la oración de
Juan Wesley "Señor, danos otro avivamiento como aquel que nos
diste, si fuera posible, sin los errores, y las extravagancias que lo
acompañaban; pero en todo caso danos el avivamiento".
Si bien en el plano espiritual la iglesia de Valparaíso gozaba de un
gran mover. También se levantaron personas que no les gustaba lo
que estaba pasando en la congregación. Rumores y desprestigio hacia
la persona del misionero Willis C. Hoover no se hicieron esperar.
Cartas llegaron a las autoridades metodistas alegando por la conducta
de Hoover. Estas decían que las reuniones son un desprestigio para
los metodistas y perjudicial para la obra de Dios.
Las criticas se acrecentaron cuando el permitió hablar a una mujer
llamada le hermana Elena, quién hablaba en lenguas y profetizaba. En
la ocasión que esto ocurrió en Valparaíso, la intervención de la
hermana Elena finalizó, pidiéndole al pastor Hoover que se arrodillará,
y ella orando por él.
Cuando la hermana Elena viajó para dirigirse a la primera y segunda
iglesia Metodista de de Santiago, en ambas ocasiones le fue prohibido
hablar por los pastores de las dos iglesias. Ellos ya habían sido
advertidos de la presencia de la hermana Elena y habían tomado los
resguardos necesarios para tener custodia policial. Esto ocurrió el
domingo 12 de septiembre de 1909. Lamentablemente ésta fecha ha
quedado como legado del avivamiento Pentecostal en Chile. Es la
fecha de la división. A los hermanos que no les gustó la medida de
impedir a la hermana hablar, se retiraron de la iglesia, y conformaron
la Iglesia Metodista Nacional, que al año siguiente, cuando se les unió
Willis C. Hoover, se transformó en la "Iglesia Metodista Pentecostal".
Sus éxitos fueron variados. Por ejemplo, al salir de la Iglesia
Metodista, se vio obligado a nombrar obreros y luego pastores, a un
gran contingente de obreros cristianos, a los que se les llamaba
"guías", los que estaban encargados de los diversos locales dispersos
en la ciudad. También la naciente iglesia rápidamente se extendió en
el país. Willis C. Hoover fue confirmando nuevos lugares que Dios se
encargó de fundamentar. Otro éxito fue que Willis C. Hoover, a pesar
de que no siempre estaba de acuerdo con lo que ocurría, nunca
estorbo la obra de Dios. Otro éxito fue el surgimiento de una iglesia
nacional, creciente y auto sostenible.
SU INFLUENCIA Y SU LEGADO
CONCLUSIÓN
Willis C. Hoover, a pesar de la escisión de dos grupos en Santiago,
permaneció dentro de la Iglesia Metodista, dirigiendo siempre la Iglesia
de Valparaíso.
Las acusaciones de los opositores, fueron subiendo de tono, hasta
que en la Conferencia de 1910 en la misma ciudad de Valparaíso se le
formularon cargos. Algunos de ellos eran los siguientes: Enseñanza y
diseminación de doctrinas falsas y antimetodistas, pública y
privadamente. También, permitió que en los cultos se desarrollasen
confusiones y griterías, siendo nuestra iglesia causa de escándalo a la
vecindad, especialmente durante los meses de septiembre y octubre.
La resolución implicaba laceración de las funciones del pastor y que
volviera a los Estados Unidos lugar de donde provenía.
A Willis C. Hoover no le dieron la oportunidad de defenderse. Esa
noche él pensó: ¿Qué será de mi rebaño? ¿Estará en manos de
enemigos? Y éste precioso fuego que Dios ha encendido ¿Ha de ser
apagado y el rebaño esparcido?
Willis C. Hoover había sido licenciado, sólo faltaba el momento de su
partida, pero en el camino Dios le Habló. El mandó su renuncia a la
Iglesia Metodista, y paralelamente aceptó ser el Superintendente de
los grupos de Santiago y el Pastor de los que con él salieron en
Valparaíso.
El expresa en su autobiografía que esta no es obra de capricho, ni de
entusiasmo. No es falta de amor. Su propósito es seguir sirviendo a
Dios de todo corazón, buscando el Bautismo del Espíritu Santo para
toda carne, armándonos para la salvación. La separación no era del
Metodismo, sino sencillamente del gobierno de la Iglesia Metodista.
Hoy han pasado 100 años desde la formación de la Iglesia Metodista
Pentecostal. Con ello irrumpió en todo Chile una siempre creciente y
floreciente iglesia Pentecostal de corte nacional. Dios con poco hizo
mucho.
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