Diario de Una Huida - Marilyn Harris
Diario de Una Huida - Marilyn Harris
Diario de Una Huida - Marilyn Harris
@NoDigoGroserias
Diario
de
una
Huida
Diario
de
unaHuida
Marilyn Harris
CÍRCULO DE LECTORES
Título del original inglés, The runaway’s diary
Traducción, Marta Pérez
Cubierta, Juan Falco
LA AUTORA.
9
3 de junio de 1970, 23.50
En la mochila:
AL CINTO
1. La cantimplora.
EN LOS BOLSILLOS
1. Un peine.
2. Dos dólares con setenta y cinco en moneda suelta.
3. Este diario.
4. Tres lápices, uno sujeto por un cordel al cuaderno de
anotaciones.
Chorradas.
17
comunicárselo tendrá que encontrarlo primero, y eso no
va a resultar sencillo.
Hace calor.
22
Me parece que esta noche no voy a montar la tienda.
Alguien podría verla. Además el cielo está estrellado y en
la maleza no hay pinchos. Es cuestión de tiempo, a todo
se acostumbra uno. No tengo nada en que pensar…o
tengo todo en que pensar, nunca se sabe. El mundo está
completamente loco. Una vez vi un programa de televisión
en el que condenaban a un chico a diez años de prisión
por haber quemado su cartilla de reclutamiento. Sólo de
pensar en la posibilidad de vivir entre barrotes durante
diez años se me ponen los pelos de punta. Y encima por
destruir un simple papel.
La verdad es que…
1
. En los Estados Unidos, establecimiento muy popular, mezcla de heladería, granja y cafetería. (N. del T.)
24
empezado a devorar su helado, como si se hubiese dado
cuenta de que se le estaba fundiendo.
25
No era mal tipo el poli. No parecía mucho mayor que
yo. El chico del helado había robado la bicicleta. Ahora
comprendo su mirada fija en la distancia en dirección al
cementerio. ¿Por qué aquel muchacho habría robado la
bicicleta? Porque no tiene una propia, vaya una pregunta
tonta. El policía no ha sospechado de mí. Se ha limitado a
preguntarme si había visto a un muchacho en bicicleta.
Resultaba demasiado joven para ser policía. Me pregunto
si el chico del helado había robado realmente la bicicleta y
si el tipo que me ha estado interrogando era de verdad
policía. Desde luego, llevaba placa y un arma al cinto.
Tercer grado.
26
— ¿Cómo se llama?
— Cat Toven. Mi nombre es un acrónimo formado por la
primera letra de…
— ¿Dónde vive?
— En Harrisburg, Pennsylvania.
— ¿A qué se dedica?
— ¿Cuándo?
— ¿Cómo?
— Verá. Es que se dedica a cosas diferentes según la
hora del día. Por las mañanas y por las tardes, trabaja
como abogado. Por las noches prefiere andar dando
vueltas por ahí, juguetear…
— No entiendo una palabra.
— Es abogado y…
— Eso está claro, lo que no comprendo es la última parte.
— Hay una mujer en Nueva York, y él siempre…
— ¿Hay algún seguidor en su familia?
— Mi hermano es un fiel seguidor de la Liga Juvenil de
Béisbol.
— ¿Y usted, es seguidora de algo o de alguien?
— Sí.
— ¿De qué o de quién?
— Lo ignoro. Pero me gustaría descubrirlo.
— Vamos, vamos, seguro que lo sabe.
— De veras que no.
— Tenemos medios para hacerle hablar.
28
hijos? ¡Qué asco! Te inflas, explotas ¿y qué consigues?
Un bebé.
31
en mí. Nunca me había sentido tan controlada como
durante estos últimos dos días.
Donovan... No.
35
Estoy en un lugar extraño. Por encima el cielo, por
debajo el tocón, enfrente el agua. Estoy esperando que
aparezca por detrás de los arboles una mujer con vestido
blanco y sombrero de paja ofreciéndome cigarrillos.
¡Estúpidos anuncios!
36
A mí me bastaba con que me cayesen bien e
hiciésemos buenas amigas. No pude nunca hacérselo
entender, a pesar de intentarlo con todas mis fuerzas. Me
he pasado muchas horas predicando en el desierto y lo
único que he obtenido han sido dolores de garganta.
Diosdiosdios.
Diosdiosdios.
Me siento extraña.
6 de junio, al anochecer
41
He tenido la oportunidad de recuperar el tiempo
perdido. Recapitulemos. Tras abandonar la charca de
Flint o de quienquiera que fuese hemos emprendido la
marcha carretera abajo, pasando por delante del Dairy
Queen. Hemos recorrido unos noventa kilómetros...,
bueno, a mí me lo han parecido porque levaba al perro a
cuestas. Con todos aquellos coches circulando a gran
velocidad no me ha parecido bien dejarlo en el suelo. Así
que hemos, o mejor dicho he —él ha viajado en mis
brazos— ido caminando hasta un pequeño centro
comercial, donde el cocinero de un restaurante me ha
dado una bolsa llena de huesos. Al ver al cachorro en mis
brazos ha comprendido enseguida qué buscábamos y ha
sacado la bolsa sin cobrarme ni un centavo. Me gusta
este tipo de gente. Lo malo es que el pobre perro no sabe
qué hacer con los huesos; intenta mascarlos sin acertar a
hincar el diente. De todos modos, algo le alimentarán.
57
Me he sentado con ellos dos en la parte delantera.
Mike se ha acomodado en mi regazo. Realmente es un
buen perro. Parecía comprender que no había demasiado
espacio y que por lo tanto tenía que sacarle el mejor
partido a su rincón, así que se ha limitado a permanecer
sentado sobre las patas posteriores intentando mantener
el equilibrio con las otras dos, que me han recordado a
dos largos alambres. No se ha hablado mucho por el
momento, como si aún no hubiésemos conseguido
despertarnos del todo. Robber conducía con ambas
manos y Ruthie ha abierto otras dos latas de judías. Esta
vez me he negado a probarlas. Me ha dado miedo
vomitar. Hacía calor, estábamos apiñados como piojos en
costura, inundados de pelo de perro y en la parte posterior
el chaval no cesaba de dar tumbos. No era momento de
comer carne de cerdo con judías.
No me siento sola.
Un poco...
7 de junio, tarde
63
Cuando me he apeado, Ruthie me ha besado y
Robber le ha dicho a Mike que cuidase de mí. El perro,
que es de lo más estúpido, se ha limitado a mirarle. No ha
podido acercarse con la barca a la orilla porque le daba la
sensación de estar entrando a saco en el jardín de una
casa. Así que he saltado y me he acercado vadeando
hasta tocar tierra. Mike y yo estamos empapados, pero ya
nos iremos secando. En realidad, lo que he hecho ha sido
bañarme y lavarme la ropa a la vez.
66
Le conté mi pesadilla a Bennett y él se limitó a sonreír
y a asentir con la cabeza, como si lo supiese todo sin
necesidad de que yo se lo explicase. Dijo que
probablemente aquel sueño estaba relacionado con el
viaje en avión que hicimos Bobby y yo a Florida para
pasar la Navidad con mis abuelos, con quienes estuvimos
dos semanas. También comentó que probablemente mis
padres querían estar solos unos días para insultarse a sus
anchas. Yo no deseaba ir porque sabía que lo iba a pasar
fatal; y así fue. Reconozco mi falta de caridad, pero no
soporto a los viejos. La mayoría de ellos ni siquiera
quieren seguir viviendo pero tampoco tienen ganas de
morir; parece que odien a cualquier persona que se sienta
feliz por estar viva. Mis abuelos no hacían más que
deambular como fantasmas por la casa ordenándonos a
todas horas que nos callásemos o gruñendo porque
desordenábamos y tocábamos los objetos. Bobby se
pasaba el día en la playa. Un buen día se hartó, se largó y
se instaló en la arena, decidido a no regresar; pero ellos le
amenazaron con llamar «ya sabes a quién» si no se
comportaba como era debido. Mi regalo de Navidad
consistió en unas calzas que me llegaban a las rodillas.
Con un lazo de color rosa.
Me pregunto...
72
También conocida con el nombre de McDonald-
Cartier. Supongo que por los nombres de sus
constructores. Tiene varios carriles y está muy concurrida.
Pero los vehículos circulan demasiado rápidos para
detenerse. Estoy sentada en una salida cercana a una
ciudad llamada Brockville. Una muchacha me ha dicho en
la sala de estar del funicular del Skydeck que las entradas
y salidas son el mejor sitio para hacer autostop. Ya lo
sabía, pero he fingido ignorarlo.
75
Hay algo que sé con certeza. Cuando termine mi
aventura estaré por fin delgada, me habré bronceado y
me encontraré perfectamente. Nunca he estado
demasiado flaca, como por ejemplo Laurette Noble, que
estaba tan esquelética que las costillas se le marcaban
perceptiblemente bajo las ropas. Casi nunca lleva sostén,
porque no había nada que sujetar. Siempre he pensado
que me encantaría estar así de delgada. Es sorprendente
lo mucho que les gustan a los chicos los esqueletos
femeninos. Esta mañana he podido abrocharme el
cinturón en el agujero siguiente y he comprobado que
algunas zonas de mi cuerpo ya están algo morenas.
¡Vaya un absurdo!
77
Resulta agradable estar aquí sentada sin desear
llegar a ningún lugar en particular. Ahora tengo la
sensación de que en casa y en la escuela parecían tener
un verdadero empeño en crearte metas concretas.
Siempre oía tañir campanas, o sonar despertadores, o
timbres en el aula, o sirenas. Éstas las oía el invierno
pasado a todas horas, pero sobre todo durante las horas
de clase, y siempre pensaba que iban a buscar a las
victimas aplastadas en un accidente de tráfico, que
probablemente estarían bañadas en sangre. En ocasiones
imaginaba que acudían a rescatar a una persona que
estaba a punto de quemarse atrapada en un incendio que
se había declarado en su propia casa.
78
Acabo de recordar algo divertido. Una vez, nuestro
coche se negó a ponerse en marcha. Mi padre tenía el
tiempo justo para llegar a la estación y se encolerizó tanto
que primero se quedó perplejo y después se puso a darle
furiosas patadas al neumático, como si éste fuera el
culpable de que el motor no arrancase. Daba la impresión
de haberse vuelto «tarumba» de pronto.
80
Alan Watts, por la misma razón. Me pregunto si tiene
hijos. Apostaría cualquier cosa a que no están tan
jorobados como yo.
81
ideas que la mayor parte de los escritores en veinticinco o
treinta páginas.
83
En la cabina parece estar celebrándose un baile. La
oronda rubia está sentada prácticamente en las rodillas
del granjero. No creo que conduzca a más de cincuenta
kilómetros por hora. Los coches nos adelantan y todo el
mundo nos mira con expresión reprobatoria. Bueno, a mí
me da igual. No tengo ninguna prisa. De todos modos le
temo a Montreal. He oído decir que es una ciudad
bastante grande.
88
me preguntase: «¿Qué vamos a hacer ahora?» Creo que
desea ser acariciado. Y sentirse amado.
¡Hippies asquerosos!
Querido diario:
Cat Toven tiene sueño pero no sabe dónde echarse a
dormir. Cat Toven está espantada a causa de los
asquerosos hippies que andan sueltos por aquí. ¿Qué le
sugieres a Cat Toven que haga?
10 de junio
97
Ayer no tuve oportunidad de escribir. No, recordemos
la regla número dos. La verdad es que no quise. Bueno,
en parte las dos cosas, no me apeteció, pero tampoco
tuve tiempo.
11 de junio, al atardecer
100
puesto las botas. Creo que he comido demasiado. Vive en
una roulotte instalada detrás del gran edificio donde tiene
su puesto, pero no sabe por cuánto tiempo porque a las
autoridades municipales de Montreal no les hace ninguna
gracia. Nos hemos puesto a charlar sobre la posible hora
de llegada del tipo de las bayas. Me ha preguntado si me
había fugado de casa como si lo diera ya por sentado y he
tenido que mentirle, explicándole la historia de la abuela
enferma, que parece haberle preocupado mucho. En un
momento de la conversación me ha dicho que tenía unas
salchichas en el remolque y que ella sola no podía
comérselas todas; entonces me ha invitado a cenar. No
he tardado ni medio segundo en responder. Habla muy
bien el inglés, aunque con cierto acento, ya que según me
ha explicado aprendió primero francés y luego se puso a
estudiar mi idioma por su cuenta.
105
énfasis como él. Porque entonces entendí lo que quería
decir. Yo soy Dios. Suena increíble.
107
pobre Mike no se sintiera muy desdichado. No me he
detenido a preguntárselo.
108
La única vez que me he sentido verdaderamente a
gusto desde que me fugué de casa fue aquel día en que
estuve sentada a la orilla del riachuelo con nenúfares. Y
cuando decidí quedarme con Mike. Entonces no estaba
pesimista. Eso debería significar algo, si bien no sé con
exactitud qué puede ser.
113
Por ejemplo, fijémonos en su cómoda. En la parte
superior, bajo el espejo rayado, tiene un montón de
recortes de temas bíblicos que ha sacado de algún
periódico. Un crucifijo cuelga de la pared y a su lado,
sujeto con chinchetas, hay un ramillete de flores secas.
Sobre el mueble Theresa ha dejado una loción para las
manos, una caja de pañuelos de papel y un tarro de
maquillaje en polvo, con su correspondiente borla. Y un
retrato de su marido. Debía de resultar atractivo, con su
poblado cabello negro y su amplia sonrisa. Como si
supiera que algún día tenía que morir. Por lo visto ya tenía
idea de que algo le ocurría, porque Theresa me ha
contado que le tomó esa foto delante del remolque
cuando ya estaban instalados en este lugar y él se sentía
enfermo; probablemente ignoraba hasta qué punto lo suyo
era grave. Acostumbraban a cantar a dúo porque él
poseía una esplendida voz. Se nota que lo echa mucho
de menos, aunque nunca lo confiese abiertamente; se
limita a hablar con frecuencia de los bien que lo pasaban
juntos y de las cosas que tenían o hacían en común.
Me gusta Hal.
117
Bueno, por fin ha telefoneado el dichoso Davion y ha
jurado y perjurado que pasará por aquí mañana temprano,
que será lo primero que haga. Por lo menos se ha
comprometido.
13 de junio, sábado
121
Resultó ser un pequeño crucifijo de plata con una
cadena del mismo metal. La llevo colgada del cuello. No
me la quitaré nunca, pase lo que pase. No entiendo
muchas de las cosas que me han explicado acerca de
Dios, pero sé que todo lo que hay que saber sobre
Theresa. Ella me la dio, y eso es suficiente para mí.
Es hora de partir.
122
Voy a darle un buen abrazo.
13 de junio, tarde
14 de junio, domingo
¿Qué hacer?
128
lloviendo», ¿qué o quién lo hace? ¿Dónde está el motor
de la acción?
Necesito un mapa.
135
No. Es mejor escribir que sentarse a pensar en todo
eso.
136
Los chavales del disco volador se lo están pasando
en grande. Me parece que voy a darle permiso para que
se acerque a ellos. Lo único que puede pasar es que me
pidan que me lo lleve.
Planicies de Abraham...
141
Voy a jugar un rato. Los chicos me han invitado a
participar en el juego y ahora me apetece reunirme con
ellos.
144
En una ocasión estuve en Gettysburg. Pero no
hablaré de ello porque estoy demasiado cansada.
15 de junio, lunes
147
El sacerdote me ha explicado que se trata de un
parque provincial, pero que en realidad pertenece a Dios.
El Creador nos lo ha prestado para que lo disfrutemos.
Tenía la curiosa costumbre de cerrar los ojos al hablar, lo
cual me produce desazón, sobre todo cuando se circula a
toda velocidad por una autopista en un pequeño Volvo. En
el coche flotaba un olor intenso a algo que no era ni
cerveza ni whisky. No he conseguido averiguar su origen,
pero recordaba el aroma del vino. Hablaba como si fuera
a ponerse a cantar de un momento a otro; su voz era
musical, subía y bajaba de tono como si estuviese
entonando un cántico. Extraño.
149
Bueno, aquí estoy. En algún lugar. Tengo que
asimilar todo cuanto me ocurre y seguir adelante. Es una
población fea. Hay algún fonducho para turistas. A partir
de ahora voy a tomarme la vida como si fuera un juego, y
no como un deber, una carrera o una luchar. Eso es lo
que haré cuando esté en las montañas.
Un abrelatas.
151
¿Qué más?
He comprado:
Seis latas de macedonia de frutas.
Tres cajas de galletas saladas.
Seis latas de salchichas.
Seis latas de algo que parece carne.
Seis enormes paquetes de pasas.
Una docena de chocolatinas.
Dos cajas de barquillos de vainillas.
Una bolsa grande de naranjas.
Ocho latas de comida para perros.
Una caja de alimento desecado para perros.
152
Un paquete de bocadillos calientes.
Una bolsa de huesos.
Ha sido fácil...
16 de junio
160
No escribiré mucho hoy. Tengo que concentrarme en
llegar a mi destino. No he pegado ojo en toda la noche.
Todavía me siento asustada. He estado oyendo ruidos y
voces todo el tiempo. He soñado con serpientes y moscas
muertas. Me duele un poco la pierna. No sé por qué.
161
Mike se ha comido un hueso. Quería otro, pero tengo que
ahorrar.
162
¿Por qué no se ha detenido nadie? ¿Será porque voy
muy cargada? Hay momentos en los que tengo la
sensación de que voy a caerme. Pobre Mike. Pobre Cat.
He conseguido meter el contenido de una de las bolsas
en la mochila. De modo que ahora sólo tengo que llevar
colgada del brazo una. Pesa como un muerto. A cada
minuto que pasa me siento más incómoda.
163
Me siento agotada. Por la falta de sueño y por la
carga.
17 de junio (creo)
167
Creo que voy a llegar a mi destino hoy mismo.
Entonces será cuando empezaré a tener trabajo de
verdad. Sigo sin comprender qué hago en la ladera de
una montaña con un perro, una mochila y una bolsa de
comestibles. Tampoco entiendo cómo puedo estar tan
sucia ni por qué me tiemblan las manos. Y lo que es peor,
ignoro por qué me he fugado de casa y adónde voy en
realidad. Me fui, y he llegado hasta este lugar. Pero sigo
sin comprender.
Sí. Creo que es aquí. Puede que haya otro llano por
ahí, más arriba, pero por «ahí, más arriba», entraña mas
168
escalada, y creo que ninguno de los dos sería capaz de
dar un paso en estos momentos.
170
Tengo en la mente unos cuantos pensamientos; eso
es lo que son, simples pensamientos. Poseo todo cuanto
dije que deseaba: silencio y vida privada. Mike está
durmiendo muy cerca; en realidad es un fraude, pero
nadie lo sabe excepto yo. Tengo alimentos suficientes
para una buena temporada si no empiezo a engullir como
los cerdos. Además me he trazado planes para mañana.
El aire es fresco, pero no frío. Me siento llena, no tengo
apetito. Soy feliz por haber descubierto este lugar, por
haber llegado a mi destino; pero no puedo evitar pensar
en personas que se encuentran lejos. Son figuras en la
sombra, sueños, personajes de otro mundo.
172
Hay sauces a la orilla del torrente, pero no son como
los de casa. Estos tienen las hojas más anchas. Mañana
les echaré un vistazo. Podría hacerme un lecho con hojas
de sauce. Estoy en tensión porque creo oír algo que se
mueve entre los arbustos. No es nada. Sólo el viento.
175
Mike se ha ido a explorar de nuevo esta tarde. A
primera hora, mientras yo hacía todo el trabajo. Así van
las cosas; siempre hay uno que tiene que cargar con la
faena mientras otros se divierten. Bennett lo decía con
frecuencia.
176
¿Existe un lugar llamado Harrisburg? ¿Hay casas en
algún lugar? ¿Y gente y coches y manos y pies y caras?
Me encuentro en un círculo muy distinto. Es de veras un
círculo, marcado por los pinos y otros árboles
desconocidos a los que no parece importarles vivir en el
anonimato.
El círculo mágico...
19 de junio
177
Mike y yo hemos estado charlando y hemos decidido
que hoy le acompañaría en un viaje exploratorio. Primero
un baño, luego el desayuno y finalmente ¡a explorar!
178
el sol forma bellísimos arcos multicolores que asoman tras
las rocas.
21 de junio (creo)
179
Intentaré relatar ahora lo que me ocurrió un día que
me llevé a Thoreau hasta el torrente y estuve leyendo
muchas horas, además de bañarme. Ni siquiera me vestí.
Recuerdo que me sorprendí cuando el sol comenzó a
declinar. Tenía la sensación de que acababa de salir.
Y de estar sola...
¿Casa?
184
Creo que Mike ya la conocía. Entró en ella corriendo
como si fuese su indiscutible propietario. Le llamé para
que saliera, pero no me hizo el menor caso. En realidad,
creo que le importo un rábano, tanto yo como todo cuanto
me concierne. Después de un rato abandonó la gruta, no
a causa de mi llamada sino porque ya estaba dispuesto a
hacerlo. Incluso llegué a pensar en la posibilidad de
trasladarme hasta allí con todos mis trastos, porque una
vez hube comprobado que Mike se encontraba bien entré
en su interior y me encontré con que era un sitio
estupendo. No había en ella osos ni nada parecido. Era
grande y fresca; estaba dividida en tres secciones
diferentes, al igual que cualquier hogar norma. Pero decidí
no mudarme por una razón: estaba demasiado cerca de la
charca y de la cabaña. Y estoy segura de que tanto el
estanque como el habitáculo forman parte del mismo lote,
es decir, que pertenecen a la misma persona. Y eso
significa que siempre habría alguien merodeando por
aquellos parajes; lo cual me disgustaría mucho a pesar de
no tener nada contra nadie desde un punto de vista
personal. No creo que sea un problema de miedo; no me
asustan los habitantes de la cabaña. Sólo desearía que
no estuviera en ella; claro que es una estupidez, porque
no por eso van a marcharse a otros lugar. Resulta
evidente.
21 de junio, tarde
189
Theresa opinaba lo contrario. Estaba segura de que
nos las arreglaríamos respetando el cerco de cada uno.
191
«Cuando vivas permanece muerto, muerto a
conciencia. Entonces estará bien todo cuanto hagas».
Todo estará bien. Todo estará bien.
22 o 23 de junio
Más tarde
196
Quizás haya muerto.
«¿QUIÉN ERES?»
Volveré a intentarlo.
«¿QUIÉN ERES?»
197
Resido con todos estos seres en una casa de la
avenida Sherbourne, de Harrisburg, Pennsylvania. Mi
autentico nombre no es Cat, sino Catherine Ann Toven;
tomando la primera inicial de cada palabra se obtiene Cat.
Mi padre empezó a llamarse así cuando era casi un bebé.
Me catearon.
200
Ayer dormí mucho y estuve nadando. Luego hice una
larga siesta y estuve buscando a Mike.
Etcétera, etcétera.
203
Le di para cenar una lata entera de su comida; pensé
que sería el mejor regalo de bienvenida. Pero no
enloqueció de placer al descubrir el manjar. Se limitó a
introducir el hocico bajo mi mano y a sacudírmela con
suavidad, como hace siempre que quiere que le acaricie.
Y además durmió junto a mí, no en su lugar
acostumbrado bajo los árboles. Creo que durante todos
estos días ha estado perdido tratando de encontrar el
camino de regreso.
204
tiempo ridículamente corto, salió corriendo tras el
vehículo, agarró la manecilla de la portezuela, se coló a
rastras en el interior y obligó a detenerse al tipo que lo
conducía. Acto seguido le hizo dar media vuelta para
dirigirse al lugar del suceso y recoger al can herido.
Entonces el bueno de Randy y seis tipos del equipo de
beisbol llevaron a la victima a toda prisa a un hospital para
animales. Todos los muchachos chillaron como locos y el
culpable del accidente juró y soltó tacos a un ritmo de diez
por segundo. Randy y los otros no dijeron una sola
palabra. Randy se limitó a sonreír con la mandíbula
apretada y a indicarle al hombre lo que quería que hiciera:
abrir la portezuela del coche, tomar al perro con mucho
cuidado en sus brazos, sentarse al volante y poner el
motor en marcha. Fue una autentica hazaña y Randy se
convirtió durante largo tiempo en el héroe de la escuela.
211
Algunos fuegos son agradables, otros no tanto. Como
ocurre con todo, siempre existe una parte buena y otra
mala. Fue a la vez divertida y terrible la ocurrencia de
Randy de quitarle la peluca a Hank. Quizá no pensó en
las consecuencias.
Thoreau.
212
Nunca dije Emily Dickinson porque se habrían
burlado de mí. Así que elegí a Thoreau. Bennett se rió de
mí, afirmando que Thoreau no estaba mal, pero que en
realidad era una moda pasajera que probablemente
pasaría a no tardar mucho. Después de aquel día simulé
haber superado la etapa de Thoreau, pero no era cierto.
Lo lamento de veras.
216
padre murió en Corea al día siguiente de nacer Paul. A
Paul le queda una madre y una caja de medallas.
Tengo sueño.
Buenas noches.
2 de julio, jueves
225
He enterrado los quince dólares, juntamente con los
otros veinticinco, en una lata de macedonia de frutas
vacía; también he montado la tienda y he guardado las
nuevas provisiones en mi despensa de piedra. Tengo
alimentos envasados que deben calentarse a fuego lento:
spaghetti y macarrones con queso.
226
Pero no de momento; dentro de un rato quizá.
Y tiene razón.
Es un viejo divertido.
3 de julio
227
Como dicen, he dormido como un tronco. ¿Quién lo
dice? Lo ignoro. Voy a tratar de construir un dique en el
torrente para que resulte más profunda mi bañera
particular de piedra. No tengo tiempo para escribir. Mis
pecas y uñas todavía no han perdido el color azul-
verdoso.
4 de julio
228
Bennett siempre decía que era ya demasiado tarde
porque los Estados Unidos sufrían el síndrome de fatiga
imperialista. Le pregunté qué quería decir; me explicó que
ya estábamos hartos de llevar la corona y el cetro y que
cuando te cansas de lucir los laureles y nadie acude a
arrebatártelos has de buscar un medio de librarte de ellos.
Según él, Norteamérica está en la actualidad tratando de
encontrar un modo de quitarse de encima su soberanía.
Se han cometido muchos errores y no puede hacerse
nada por subsanarlos. Eso era al menos lo que él
afirmaba.
5 de julio
7 de julio
237
No nos acercamos ayer a la cabaña porque iba
cargadísima con leña. Encontré dos árboles muertos que
se deshacían en astillas muy secas. También di con unos
arbustos de bayas, aunque he de reconocer que mis
conocimientos es este aspecto son muy limitados.
Parecen arándanos, pero su fruto es demasiado
blanquecino, no azul como debiera. Y además no es tan
blando como el arándano.
No muchas.
Está empezando.
8 de julio, creo
241
retumbar en él. Me resultaría imposible decir en qué día
estamos ni qué hora es.
Más tarde
243
Soy una persona que sabe esperar. Siempre estoy en
actitud expectante. Mi constancia no tiene límites. Seguro
que en mi lápida alguien escribirá la siguiente frase:
«Supo esperar más que ninguna otra cosa».
De noche
244
lluvia; es ella la que me está convirtiendo a mí en una
piltrafa.
Demasiado oscuro.
¿Mike?
Por la mañana
De un modo u otro.
Calentarme.
Cualquier hora
248
Eso era lo que solía decir mi madre cuando iba al
parque a visitar al león de tres patas. «Regresa antes de
que anochezca.»
Cualquier hora
249
He estado durmiendo, estoy segura. Hace un rato he
abierto los ojos, comprobando que el cielo seguía nublado
y oscuro. Sé dónde estoy. Pero está ocurriendo algo. No
dejo de oír ruidos detrás de mí, y cuando vuelvo la cabeza
no veo a nadie. Mike ha gruñido una vez, pero sólo ha
sido un segundo; luego ha continuado cenando. Se está
zampando todas las existencias de su comida. Bueno,
que le aproveche.
¿Qué...?
250
Un hombre. El hombre. El mismo. Lo sabía. Vi su
rostro un momento y Mike salió corriendo tras él. Nunca
olvidaré esa cara. He oído cómo escapaba al sentirse
descubierto. Ha huido como hizo en Quebec y en la
parada de autobús de Stoneham. También fue él quien
desapareció entre los arbustos cuando lo reconocí desde
la montaña cuentacoches.
251
He estado llamando una y otra vez. Sin obtener
respuesta alguna.
Oigo...
Es él...
Su rostro es...
Su cara es...
Entonces.
Su cara es...
254
Hemos comido juntos sopa de tomate caliente. Ha
traído hasta aquí dos tazas de hojalata. Me ha dado una y
se ha llevado la otra hasta los árboles. Es la primera vez
que lo hace. He tratado de charlar con él como si pudiese
entender todo cuanto le estaba diciendo. Le he contado
cual es mi nombre, de dónde proceso y qué estoy
haciendo aquí. También le he explicado lo de la tormenta
y la lluvia, cómo me empapé y el frío que pasé mientras
duró. Pero no creo que haya entendido una sola palabra.
Parecía escucharme, pero ni una vez ha alzado la vista
para mirarme. Su mirada no se ha cruzado con la mía ni
un instante siquiera. Su cabeza ha estado todo el rato
inclinada hacia abajo y ligeramente ladeada hacia las
rocas; esa postura la adoptan muchas personas que no
oyen bien por un oído. Mientras he estado hablando, ni se
ha movido. Cuando he acabado de contarle mi historia se
ha puesto en pie y ha tomado la taza en sus manos, pero
ha continuado sin reparar en mí en apariencia.
255
Por la mañana, un día cualquiera
Su cara...
256
No es viejo, pero tampoco es joven. Quiere que me
ponga toda esa ropa. Pero no puedo ni quiero hacerlo. No
es mía. Ni tampoco la comida que me da, y bien me la
trago.
Su cara es...
258
oreja o frotarse el párpado. Cuestión de hábitos, nada
más.
No ha respondido.
259
roca grande. No ha parecido disgustarse mucho porque
no me la he puesto.
Por la mañana
Creo haber oído sus pasos una vez o dos. Pero no.
Continúo buscándole.
Continúo esperando...
260
¿Qué puede haber ocurrido? Mike ha estado
lloriqueando al pie de su sendero. ¿Su sendero? El que
toma todas las noches al abandonar este lugar. Baja por
los escalones de roca, da un salto sobre el saliente que
hay debajo y desaparece sin dejar rastro. Mike me mira
continuamente como si quisiera decirme: «¿Qué está
pasando? Ve a buscarle».
261
estás bien desaparezca para siempre sin pronunciar una
sola palabra.
Al anochecer
262
buenos amigos. Es más: nos hemos hecho buenos
amigos.
Sin respuesta.
264
pensar que si me la pongo quizá vuelva. Pero no lo he
hecho, porque no me pertenece.
265
29 de julio
Más tarde
266
Lo que me crea más dificultades es devolver el
cambio. Ni yo entiendo a los compradores ni ellos a mí
tampoco. Marie ha afirmado que no debo preocuparme
porque la mayoría de ellos son buenos clientes y nunca
tratarían de engañar al señor Gebel. Según ella, de vez
en cuando conviene vigilar a los turistas, pero eso
tampoco es un problema porque casi todos se detienen
en el enorme supermercado que hay en la carretera
principal. Aquí sólo viene a comprar gente de la localidad,
que sería incapaz de hacer trampas con un viejo
conocido. Espero que tenga razón.
Me recuerda a...
30 de julio, jueves
No puede ser...
No puede ser...
31 de julio, viernes
272
Marie me ha preguntado por qué me iba; he estado a
punto de mentirle, pero al final no lo he hecho. Le he
dicho que tenía que hacerlo, que había pillado un catarro
fuerte, cosa que es cierta, y que no quería contagiárselo a
ella y en consecuencia al bebé.
274
Me he detenido a descansar. Bueno, no exactamente,
porque de hecho no me siento fatigada. Ya ha
anochecido, pero no importa porque conozco el camino.
1 de agosto
276
Quizá fuera él. Quizá no.
Bueno, no demasiado.
Lo suficiente.
La batalla ha terminado.
Estoy en casa...
2 de agosto, creo
279
verdes naturales? De ese modo agradarían tanto a los
vivos como a los muertos.
280
Ahora pregúntenme cualquier cosa, lo que sea.
Pregúntenme cómo se hace un fuego con leña húmeda, o
cómo se pinta una tienda de color verde-azulado usando
una escalera tambaleante. O acerca de los matices que
toma el verde de un pino a la luz solar. O qué aspecto
tienen tres gotas de lluvia perfectas descansando sobre
una hoja. O sobre el grado del frío tras la tormenta y el
sonido del trueno y la sensación producida por caras que
te miran fijamente y el dolor que te producen las personas
a las que se supone que amas. Preguntadme lo que
queráis acerca de los amigos que uno deja atrás, muy
atrás, y los leones de tres patas. Incluso puedo hablaros
de mercados de frutas y verduras, camiones de tomates,
cachorros de perro sin hogar, muchachos moribundos,
profesores desgraciados, colas de desocupados
esperando a que les alimente el Ejército de Salvación,
compuestas por cientos de jóvenes que tienen un lugar a
donde ir pero que no desean vivir en él por razones que
sólo a ellos pertenecen, no a vosotros... Si lo deseáis os
enseñaré algo acerca de los parques pasada la
medianoche, los antiguos campos de batalla y la travesía
en barca por un lago con un bote prestado que hace agua
por todas partes. No me son desconocidos los crucifijos,
ni el pastel o helado con fresas, ni los horribles quistes
que crecen en el cuello de una mujer, ni los versículos de
la Biblia. Podría contaros el caso de un chaval sentado en
los escalones de un Dairy Queen con la mirada fija en la
lejanía mas allá de un cementerio, el de un cucurucho de
helado fundiéndose en una mano o el de una bicicleta
robada.
281
Preguntadme sobre Thoreau y todos los hombres
silenciosos y honestos del mundo, vivos o muertos. Y
sobre sacerdotes que huelen a vino. Y sobre viejos
franceses propietarios de un comercio y sobre mujeres
embarazadas. Tengo algo que deciros acerca de cómo se
duerme bajo una valla anunciadora y al lado de un
estercolero. Tampoco me quedaré callada si queréis
saber algo de abuelos, pesadillas, recién nacidos, billetes
de cinco dólares, brazos que duelen a causa de una
insolación o una carga pesada, alimentos fríos e
insuficientes, lluvia, soledad, miedo, ausencia de miedo,
amabilidad y enfermedad, pensamientos sobre la muerte
y temor ante el pensamiento de la muerte. Poseo
experiencia en ropa nueva y robada, en sopa caliente, en
tiendas de campaña, en mantas húmedas y en flores
silvestres muertas. Inquirid acerca del silencio, el viento y
la hiedra o en cómo el silencio se cierne sobre las calles
de Harrisburg, Pennsylvania, al alba, cuando te dispones
a abandonar tu hogar.
¡No!
282
3 de agosto
No comprendo...
4 de agosto
No comprendo...
5 de agosto
No comprendo....
6 de agosto
283
según el cual las personas con enorme poder de herir
sacrificarán sin piedad a sus congéneres. Es en realidad
un orden establecido en el que los ganaderos parecen
triunfar casi siempre porque tienen el apellido correcto, o
el debido color de piel, o la cuenta corriente más
importante. Y los perdedores...
7 de agosto
8 de agosto
9 de agosto, creo
286
una gruta y permanecer observando la lluvia. Y tener
hambre. Y sentir frío. Y saber qué es la soledad.
10 de agosto
287
11 de agosto
12 de agosto
13 de agosto
15 de agosto
Yo.
291
Las palabras en mayúsculas son las últimas que
aparecen en el diario de Cat Toven. La fecha es el 15 de
agosto de 1970. Todo indica que se disponía a abandonar
su hogar en las montañas. No existe ningún medio para
averiguar qué hizo entre el 15 de agosto y el 25 del mismo
mes, día en que fue atropellada por un coche en la
autopista Montreal-Toronto. No cabe duda que regresaba
a casa de sus padres. Pero sea lo que fuere lo que
sucedió en aquel lapso de diez días, prefirió no contárselo
a su diario, o quizá no sintió necesidad de hacerlo.
292
Desde mi nacimiento fui un campo de batalla,
pero eso mismo les ocurrió a los demás.
A veces basta con estar vivo
y luchar.
Con estar vivo y
saber que se existe.
A veces basta tan sólo con existir,
tan sólo con existir,
tan sólo con... ser.
LA AUTORA
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