Principio Del Juicio Oral

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Grupo 02.

TEMA: Los principios de juicio oral, oralidad, publicidad, inmediación y contradicción.


LOS PRINCIPIOS DE JUICIO ORAL
El proceso penal contemporáneo se guía u orienta por PRINCIPIOS esenciales, que solo tienen
valor y significado si son entendidos y asumidos como debe ser: como FUNDAMENTOS o marcos
directrices, orientadores, de una práctica de todos los días. En otras palabras, estos PRINCIPIOS
no son una bella declaración de buenas intenciones a memorizar y recitar, sino una manera de
actuar o proceder cotidianamente, en todas las etapas e instancias del proceso penal.

Según la norma adjetiva, vale decir el Código Procesal Penal (Decreto Legislativo Nº 957)
peruano, el proceso común, comprende tres etapas o fases: I) Preparatoria; II) Intermedia, y III)
El juzgamiento.

En todo proceso penal los principios a tener en cuenta son: carácter acusatorio, presunción de
inocencia, disposición de la acción penal, plazo razonable, legalidad, derecho de defensa,
igualdad de armas, identidad personal, unidad y concentración, imparcialidad, legitimidad de la
prueba, derecho de impugnación, oralidad, inmediación, contradicción, publicidad de juicio.

Precisamente, en la etapa del juzgamiento o juicio oral (véase anexo 1: diagrama de desarrollo
del juicio oral), regulado por los artículos 356º y s.s. establece los siguientes principios rectores:

1) La Oralidad.

2) La Publicidad.

3) La Inmediación.

4) La Contradicción de las actuaciones probatorias; y en el desarrollo del juicio oral:

5) Continuidad del juzgamiento.

6) Concentración de los actos del juicio.

7) Identificación física del juzgador, y

8) Presencia obligatoria del imputado y su defensor.

El juicio se realiza sobre la base de la acusación del fiscal, es la etapa principal del proceso se
respetan las garantías procesales y los tratados de Derecho Internacional de Derechos Humanos,
rige los principios antes mencionados. La audiencia se desarrollará en forma continua y podrá
prolongarse en sesiones sucesivas hasta su conclusión.

En un Estado de Derecho, como el Perú, estos preceptos generales en el juzgamiento son vitales
para su validez, ya que si no se respetan se incursionaría en arbitrariedad e ilegalidad; en tal
sentido, se desarrollará cada uno de los principios antes mencionados, como objetivo del
presente trabajo.

ORALIDAD

El Principio de Oralidad establece que el discurso oral es la herramienta y el vehículo eficaz, por
el cual se expresan las partes y las pruebas en el proceso penal, en forma directa ante el Juez.
La ORALIDAD fue una característica inicial histórica del proceso penal en casi todas las culturas.
El nuevo modelo procesal significa un retorno mejorado a la oralidad plena y fecunda. Simple y
llanamente significa que todos los recursos, peticiones, pruebas y alegatos del proceso, deben
actuarse oralmente ante el Juez, quien debe resolver también en forma inmediata y oral frente
a las partes. La ORALIDAD en tal sentido es el vehículo con el cual se logra la implementación de
los otros principios vitales del proceso penal contemporáneo, tales como: el Principio de
INMEDIACION, el de PUBLICIDAD, el de CONTRADICCION, el de IGUALDAD DE ARMAS y hasta el
derecho de defensa.

Cuando hablamos de «oralidad» no estamos diciendo simplemente que las actuaciones de roles
escénicos en espacio más o menos majestuoso. De lo que se trata es de lograr pasar de un
modelo de administración de justicia basada en el trámite, en la petición (que es el modelo de
las peticiones administrativas) a una administración de justicia basada en el litigio.

En la tradición inquisitorial estudiada en América Latina destacan distintas manifestaciones


graves que debilitan o anulan el litigio, que a continuación se citan:

A. La incorporación de prueba por lectura, es decir, renunciando a su producción en juicio


público.

B. La actividad de los jueces supletoria de la que es propia de las partes.

C. Las limitaciones a las facultades de las partes para litigar (interrogar, alegar, etc.), es decir, la
consideración del debate más como un problema que como una virtud del sistema.

D. La utilización de pocas horas para hacer juicios, pese a que la organización judicial asigna
muchos recursos para ello.

E. La tendencia a preparar de un modo negligente los juicios pese a que los sistemas normativos
asignan suficiente tiempo para hacerlo de un modo conveniente.

F. La suspensión de las audiencias sin motivos ni valía.

G. La utilización corriente de prueba producida de oficio, lo que se presupone rupturas de la


imparcialidad.

H. Escaso tiempo asignado a la deliberación y a la producción inmediata de la sentencia.

I. La redacción de sentencias con muchos elementos de formulario.

J. La poca preocupación por la publicidad y la facilitación de la asistencia al público.

K. La resistencia a realizar audiencias orales en las etapas preparatorias.

L. La falta de salas de audiencias disponibles para los jueces de garantías, quienes perciben su
trabajo como un trabajo de «despacho» y no de «sala de audiencias».

M. La ausencia de preparación de los abogados para ser litigantes, no en el sentido espurio


[fraudulento] de aquellos abogados que complican innecesariamente los casos y utilizan el
«litigio indirecto» sino como el profesional que sabe preparar el caso y presentarlo ante un juez,
obteniendo adecuada información de la prueba que presenta y argumentando y debatiendo con
su contendiente.
N. La falta de organización de todos los servicios auxiliares necesarios para el éxito de las
audiencias, tales como la búsqueda de personas, cuidado de la prueba, preservación de los
documentos y objetos secuestrados, etc.

O. La escasa literatura existente sobre la adquisición de destrezas y habilidades necesarias para


litigar; y,

P. Una teoría y una forma de análisis de los problemas de la justicia y el derecho procesal que
sigue afincada en la idea de trámite y no utiliza al litigio como concepto-base.

Todas las características antes expuestas como debilidad del sistema judicial penal, son las
mismas que se viven con el sistema de procedimientos penales (Ley 9024 16-01-1940) peruano.

En el Juicio oral fase decisiva del juicio penal, las partes (demandante y demandado) a través de
sus abogados defensores, exponen su teoría del caso sustentado en los elementos de pruebas
aportados previamente.

Si hablamos del principio de oralidad, no sólo está presente en el juicio oral, sino en la
investigación preparatoria y la fase intermedia a través de las audiencias. Esto significa que todo
lo que se pida, pregunte, argumente, ordene, permita, resuelva, será concretado oralmente,
quedando prohibido dar lectura a escritos. Lo más importante de las intervenciones será
documentado en el acta de audiencia, con criterio selectivo

Se entiende por oralidad la forma procedimental que implica fundamentar la resolución judicial
únicamente con material aportado por las partes por medio de la palabra hablada, y
especialmente en la prueba desarrollada oralmente ante el órgano judicial.

Según el artículo 361º del Código de Procesos Penales, la audiencia se realiza oralmente
(exposición de argumentos), documentado en acta, firmada por el juez y el secretario; pueden
hacerse observaciones que estimen conveniente la defensa de las partes, los jueces o el fiscal.

Literalmente el principio de oralidad significa que los papeles escritos –utilizados como vía para
discutir la responsabilidad del imputado, interponer alegatos, presentar pruebas y demás
actuaciones procesales- han sido dejados de lado, y más bien se exige que estas actuaciones se
realicen en audiencias en las que estén presentes todas las partes.

Entonces, en esta etapa la oralidad no solo garantizará el derecho de defensa (de las partes
procesales), sino también es una principal característica que permitirá mejorar las técnicas de
litigación buscando la justicia a través de las pruebas válidas que no necesariamente sean las
únicas o verdaderas, pero que, gracias al debate dirigido por el juez, como virtud del sistema,
deberán ser convincentes, motivado por una sólida teoría del caso. Expulsando del sistema a
aquellos abogados que desnaturaliza el sistema complicando y dilatando los casos.

En efecto, como recomienda el artículo «La práctica de la litigación oral» de María Ávalos
Cisneros, la teoría del caso, es la teoría que cada una de las partes en el proceso penal plantea
coherente y lógicamente sobre la forma como ocurrieron los hechos, y la responsabilidad o no
del acusado, según las pruebas que presentarán durante el juicio. Asimismo, se recomienda,
construir un relato con capacidad de persuadir al juez, con una narración cronológica (para el
fiscal) que muestre hechos antecedentes como efectiva y natural causa de aquellos
sobrevinientes; o, de acurdo al supuesto jurídico que invoca (para el defensor)- que transmita
seguridad y convicción con respecto a su capacidad de acudimiento y demostración de los
hechos.
PUBLICIDAD

Conforme a la definición general de este principio, el proceso y el juicio oral son públicos. Toda
la comunidad tiene derecho a saber y enterarse de él y sus pormenores. Ello es una garantía del
procesado y de la sociedad. Luigi FERRAJOLI nos recuerda que la publicidad garantiza el control
interno y externo del proceso, por la opinión pública y por el imputado y su abogado defensor.

Roxin, remarca, que “es una de las bases del procedimiento penal, sobre todo una de las
instituciones fundamentales del Estado del Derecho… su significado esencial reside en
consolidar la confianza pública en la administración de justicia, en fomentar la responsabilidad
de los órganos de la administración de justicia y en evitar la posibilidad de que circunstancias
ajenas a la causa influyan en el tribunal y con ello en la sentencia.”

La Constitución Política del Perú, en su Artículo 139 numeral 4, establece: “La publicidad en los
procesos, salvo disposición contraria de la ley.” El artículo 10 de la Declaración Universal de
Derechos Humanos consagra el derecho de la persona: “a ser oída públicamente y con justicia
por un tribunal independiente e imparcial para la determinación de sus derechos y obligaciones
o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.” El artículo 11 de esta
misma Declaración suscrita por el Perú, establece que toda persona tiene derecho a un juicio
público en que se le aseguren todas las garantías para su defensa.

De allí que todos los actos del proceso deben de ser en principio públicos, sin embargo conforme
lo prevé nuestra misma norma fundamental, la ley (en los Artículos 357 y 358 del CPP) establece
los casos excepcionales en que las audiencias del juicio oral son reservadas por razones que
tienen que ver con algún bien o interés superior, que puede provenir de la necesidad de proteger
a la víctima si es menor de edad por ejemplo o con la naturaleza íntima del tema, en los casos
de delitos contra la Indemnidad o la Libertad Sexual, o por algún interés especial, relacionado
al orden público o la seguridad nacional.

Son principios y derechos de la función jurisdiccional, la publicidad en los procesos, salvo


disposición contraria en la ley. Los procesos judiciales por responsabilidad de funcionarios
públicos, y por los delitos cometidos por medio de la prensa y los que se refieren a derechos
fundamentales garantizados por la Constitución, son siempre públicos. Asimismo, toda persona
tiene derecho a un juicio previo, oral, público y contradictorio

Entonces el principio de publicidad está garantizado por la Constitución Política, así como
también por el Código Procesal Penal y los tratados internacionales.

La publicidad significa que en principio no debe de haber justicia secreta, procedimientos


ocultos, ni fallos sin antecedentes ni motivaciones. El sistema acusatorio garantista, establece
como regla general que todos los actos son públicos, salvo algunas excepciones… La publicidad
en la etapa de investigación implica que todos los sujetos procesales puedan reconocer en
cualquier momento los actuados y además obtener copia de los mismos. En el juicio oral, la
publicidad va más allá de los actos y sujetos procesales, es plena y consistente en garantizar al
público la libertad de presenciar el desarrollo del debate y de vigilar que el mismo se desarrolle
con eficiencia y honestidad.

El juicio oral es público, mientras que la investigación preparatoria es reservada, pero solo para
terceros ajenos al proceso. Es decir, el abogado defensor puede solicitar copias simples del
expediente al Fiscal y al Juez, salvo en los supuestos que se deben aplicar la reserva.
El principio de publicidad en el juicio oral público, no es absoluto sino es relativo, ya que, si prima
otros intereses o derechos de las personas, se puede vulnerar temporalmente el principio de
publicidad, para dar paso al cumplimiento de otros principios relevantes fáctico y jurídico; por
ejemplo, el de supremacía del interés del niño, seguridad nacional, interés de la justicia, dignidad
de la persona, etc.

A continuación, exponemos las restricciones que se encuentran debidamente reguladas por el


nuevo código procesal penal.

Sus restricciones

Si bien son públicos los procesos judiciales, salvo por disposición contraria de la ley, es
precisamente que debemos tener en cuenta las disposiciones de la norma adjetiva, artículo 357º
que advierte los casos que el acto oral se realice total o parcialmente en privado cuando:

a) Se afecte directamente el pudor; la vida privada o la integridad física de alguno de los


participantes en el juicio.

b) Se afecte gravemente el orden público o la seguridad nacional.

c) Se afecte los intereses de la justicia o, enunciativamente, peligre un secreto particular,


comercial o industrial, cuya revelación indebida sea punible o cause perjuicio injustificado.

d) Sucedan manifestaciones por parte del público que turben el regular desarrollo de la
audiencia.

e) Esté previsto en una norma específica.

El juzgado también podrá disponer, individual o concurrentemente, con sujeción al principio de


proporcionalidad las siguientes medidas:

a) Prohibir el acceso u ordenar la salida de determinadas personas de la Sala de Audiencias


cuando afecten el orden y el decoro del juicio.

b) Reducir, en ejercicio de su facultad disciplinaria, el acceso de público a un número


determinado de personas, o, por las razones fijadas en el numeral anterior, ordenar su salida
para la práctica de pruebas específicas.

c) Prohibir el acceso de cámaras fotográficas o de filmación, grabadoras, o cualquier medio de


reproducción mecánica o electrónica de imágenes, sonidos, voces o similares, siempre que
considere que su utilización puede perjudicar los intereses de la justicia y, en especial, el derecho
de las partes.

Una vez desaparecida las causas que motivó las restricciones se permitirá el ingreso a la Sala de
Audiencias. Sin embargo, el juez puede imponer a los participantes en el juicio el deber de
guardar secreto sobre los hechos que presenciaren o conocieren.

La sentencia siempre será pública, excepto en los casos en que el interés de menores de edad
exija lo contrario.

INMEDIACIÓN

Este principio señala que las pruebas se actúan directamente ante el Juez, en el juicio oral, en
forma inmediata y solo lo actuado en tal forma tiene carácter probatorio.
Con ello se termina para siempre la práctica de recabar kilométricas declaraciones escritas, que
abultaban el expediente, antes del juicio oral, para sustentar alguna versión de los hechos. En
el nuevo proceso penal, el Juez ya no leerá tales declaraciones, ni para tener una idea de los
sucesos. Tal cosa queda absolutamente proscrita. Lo que propugna el proceso penal actual es la
declaración de los testigos y de las partes en forma oral y directa ante el Juez, sin intermediarios.

Solo en casos muy excepcionales, debidamente previstos por el CPP, de existir alguna
contradicción con lo declarado previamente por alguien y previo requerimiento oral
necesariamente fundamentado de la parte interesada, el Juez podría autorizar que se oralice
alguna declaración escrita de la carpeta fiscal, como referencia subsidiaria. Igualmente, en caso
de que no concurriese algún testigo, pese haberse cursado debidamente las notificaciones, por
razones de muerte, enfermedad o fuerza mayor.

También principio de audiencia, se encuentra ligado al Principio de Oralidad; la inmediación es


una condición necesaria para la Oralidad. La inmediación impone, según señala MIXÁM MASS,
que el juzgamiento sea realizado por el mismo Tribunal desde el comienzo hasta el final. Este
principio junto al Principio de Contradicción impide que una persona sea juzgada en ausencia.
La inmediación es una necesidad porque es una de las condiciones materiales imprescindibles
para la formación y consolidación del criterio de conciencia con el que será expedido el fallo.

La inmediación en el proceso penal adversarial, opera principalmente en el juicio oral, donde el


juez va a estar vinculado con las partes, ante él se desarrolla todo el debate, así como los
informes orales de los sujetos procesales.

MIXÁN MASS, afirma que es la relación interpersonal directa: «frente a frente», «cara a cara»
entre el acusado y el juzgador, entre el acusado y el acusador, entre el acusado y los defensores
y entre estos y el juzgador y el acusador, respectivamente; también entre el testigo y/o perito,
el acusador y el juzgador, entre el agraviado o actor civil y el tercero civilmente responsable. Es
decir, es una relación interpersonal directa de todos entre sí y a su turno. Agrega el citado autor,
que la inmediación facilita al juzgador conocer directamente la personalidad, las actitudes y las
reacciones psicosomáticas del interrogado (acusado, testigo, perito, agraviado, tercero
civilmente).

En efecto, en todo momento de la etapa de juzgamiento, el juzgador está presente, observando


los principios del juicio oral, respetando las garantías procesales y los tratados de derecho
internacional de Derechos Humanos, se interrelaciona con todos los sujetos procesales, a fin de
llegar a la verdad y poder emitir una sentencia justa. Este principio de inmediación se encuentra
vinculado o da cabida necesariamente con la identificación física del juez.

La razón principal de esta exigencia es que la participación del juez contribuye a la eficiencia de
las resoluciones. Gracias al principio de inmediación se beneficiará con información de suma
importancia –conformada no solo por argumentos, sino también por las reacciones y actitudes
de las partes-, que le servirá para otorgar un valor a los medios probatorios.

CONTRADICCIÓN

El principio de contradicción, es un test de veracidad de la prueba rendida en el juicio oral. Las


partes tienen derecho de aportar las pruebas conducentes a fin de justificar su teoría del caso,
y la contraria el derecho de controvertirlas, [19]por el que el principio de contradicción «tiene
como base la plena igualdad de las partes en orden a sus atribuciones procesales. Exige no solo
la existencia de una imputación del hecho delictivo cuya noticia origina el proceso y la
oportunidad de refutarla, sino que requiere, además reconocer al acusador, al imputado y a su
defensor, la atribución de aportar pruebas de cargo y de descargo respectivamente; la de
controlar activa y personalmente, y en presencia de los otros sujetos actuantes, el ingreso y
recepción de ambas clases de elementos probatorios, y la de argumentar públicamente ante los
jueces que las recibieron sobre su eficacia conviccional (positiva o negativa) en orden a los
hechos contenidos en la acusación o los afirmados por la defensa, y las consecuencias jurídico-
penales de todos ellos, para tener modo la igual oportunidad de intentar lograr una decisión
jurisdiccional que reconozca el interés que cada uno defiende, haciéndolo prevalecer sobre el
del contrario»[20]

Por lo que entendemos que, gracias al principio de contradicción en el nuevo sistema procesal
penal, específicamente en el juicio oral, es un filtro que garantiza que las actuaciones
probatorias se encuentran controladas por todos los sujetos procesales, al intervenir y
contradecir a base de preguntas, objeciones, observaciones, aclaraciones y evaluaciones, a fin
que se valoren o desvaloren ante el juez de juzgamiento. (Véase Anexo 2: Diagrama de la
Actuación Probatoria)

Este Principio y los Tratados Internacionales ratificados por el Estado Peruano

A propósito de la clara alusión del artículo 356º numeral 1 del Código Procesal Penal, «El juicio
es la etapa principal del proceso. Se realiza sobra la base de la acusación. Sin perjuicio de las
garantías procesales reconocidas por la Constitución y los Tratados de Derecho Internacional de
Derechos Humanos aprobados y ratificado por el Perú…»

En ese sentido no podemos pasar por alto la cuarta disposición final y transitoria de nuestra
Constitución, que dispone: «Las normas relativas a los derechos y a las libertades que la
Constitución reconoce se interpretan de conformidad con la Declaración Universal de Derechos
Humanos y con los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados
por el Perú.»

Asimismo, debemos tener en cuenta que la contradicción se deriva del derecho de defensa, que
es un derecho constitucional inviolable, establecido en la Constitución Política del Perú, artículo
139°, numeral 14 prescribe: El principio de no ser privado del derecho de defensa en ningún
estado del proceso. Toda persona será informada inmediatamente y por escrito de la causa o
las razones de su detención. Tiene derecho a comunicarse personalmente con un defensor de
su elección y a ser asesorada por éste desde que es citada o detenida por cualquier autoridad.

Entre los tratados o acuerdos ratificados, tenemos la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, denominada Pacto de San José de Costa Rica (07 al 22 de noviembre de 1969), en su
artículo 8.2 letra f, establece:

«Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se
establezca legalmente su culpabilidad durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena
igualdad, a las siguientes garantías mínimas: (…)

f) Derecho de la defensa a interrogar a los testigos presentes en el tribunal y de obtener la


comparecencia, como testigos o peritos, de otras personas que puedan arrojar luz sobre los
hechos»

Y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos[22]adoptado por la Asamblea General de


Organización de las Naciones Unidas por Resolución Nº 2.200, el 16 de diciembre de 1966, en su
artículo 14.3 letra, contempla el principio de contradicción, al establecer: Durante el proceso,
toda persona acusada de un delito tendrá derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías
mínimas: (…) «e) A interrogar o hacer interrogar a los testigos de cargo y a obtener la
comparecencia de los testigos de descargo y que éstos sean interrogados en las mismas
condiciones que los testigos de cargo»

Por las consideraciones expuestas, el principio de contradicción nos permite garantizar que las
pruebas producidas en el juicio oral, se encuentren controladas por las partes procesales (rendir
y rebatir pruebas); los argumentos presentados pueden ser escuchados y rebatidos según sus
teorías del caso; si es así, obviamente le otorgarán al tribunal penal una mayor confianza al
momento de sentenciar. Por consiguiente, la contradicción implica que nadie puede ser
condenado sin ser oído y vencido en el juicio, y el acusado debe defenderse expresándose
libremente sobre cada uno de los extremos de la imputación que se hace en su contra, esto
apoyado en los elementos de pruebas que tenga, dando cabida a la igualdad y equilibrio entre
las partes (garantizado por el principio de igualdad de armas que existe entre la acusación del
fiscal y la defensa del imputado).

Finalmente, el principio de contradicción se encuentra estrechamente ligado al Derecho de


Defensa, como dice Binder el derecho de defensa cumple un papel particular: por una parte,
actúa en forma conjunta con las demás garantías; por la otra, es la garantía que torna operativas
a todas las demás. Entonces, si en el juicio oral se vulnera el principio de contradicción se estaría
vulnerando el derecho de defensa, ya sea del imputado o del demandante, por ser una garantía
fundamental que cuenta el ciudadano, es el motor que activa otros principios procesales
relevantes, y porque –como dijo Binder- es el único que permite que las demás garantías tengan
vigencia dentro del proceso penal.

En este punto sobre la actividad probatoria, debemos hacer un paréntesis a fin de no pasar por
alto y hacer hincapié que dentro del juicio oral, según el sistema acusatorio adversarial, se debe
actuar respetando los derechos fundamentales, es decir el comportamiento establecido debe
ser acorde y decoroso en un proceso penal, como por ejemplo evitar, presentar pruebas
fraudulentas u obtenidas ilegalmente (prueba prohibida) para limitar derechos fundamentales
como es la libertad personal y que no pueden ser convalidados por el juez, a menos que el medio
de prueba haya sido obtenido e incorporado al proceso por un procedimiento
constitucionalmente legítimo. Por lo tanto, todos los sujetos procesales en el juicio oral
(juzgamiento), en las actuaciones probatorias, se deben necesariamente observar los siguientes
principios:

Principio de legalidad. - La obtención, recepción, valoración de la prueba debe realizarse en


virtud de lo establecido por nuestro ordenamiento jurídico, lo cual no implica adoptar el sistema
de valoración de prueba legal o tasada; es decir, por ejemplo, que ante la intervención de
comunicaciones para probar un delito debe ser autorizado por el juez competente, de
conformidad con el artículo 230º y s.s. del Código Procesal Penal y demás normas pertinentes.

Necesariamente se debe tener respeto a la dignidad del ser humano, que se encuentra por
encima de este principio, por lo tanto, no se puede invocar una norma, que atente contra los
derechos de las personas.

Cabe precisar, que la norma adjetiva en la sección II del libro segundo Actividad Procesal, dedica
a regular el tema de La Prueba; necesaria para que sea legítima.

Principio de legitimidad de la prueba. - También llamado principio de legitimación, que consiste


en valorar todo medio de prueba sólo si ha sido obtenido e incorporado al proceso por un
procedimiento constitucionalmente legítimo. Carecen de efecto legal las pruebas obtenidas,
directa e indirectamente, con violación del contenido esencial de los derechos y garantías
fundamentales de la persona.

El sujeto que aporta la prueba y el que la valora (Juez) deba estar autorizado para hacerlo.

Este principio se vincula con el de presunción de inocencia que tiene carácter de iuris tantum
pues admite prueba en contrario para desvirtuarla.

En ese contexto, la actividad fiscal, con el apoyo especializado de la policía, a fin de probar los
hechos incriminatorios deben ser realizadas con estricta observancia de las garantías y derechos
fundamentales del imputado. Asimismo, las evidencias que se recolecten durante la
investigación, serán incorporadas como pruebas en el juicio y valoradas oportunamente.

Es aquí que la falta, deficiencia o ilícita obtención de una evidencia puede originar el fracaso de
la acusación fiscal, por lo que es importante mantener aislada la prueba, con la cadena de
custodia, a fin de que esta no se contamine, y llegue desvalorada para el juicio oral.

Principio de libertad de la prueba. - Se basa en la máxima de que todo se puede probar y por
cualquier medio, es decir el texto normativo solo nos establece medios probatorios de manera
ejemplificativa, no taxativa, ya que todos son admisibles para lograr la convicción judicial. Como
todo principio encuentra sus excepciones en los derechos fundamentales. Ejemplo: la
interceptación telefónica.

Principio de pertinencia de la prueba. - Es la relación lógica entre el medio de prueba y el hecho


que se ha de probar. La prueba es pertinente cuando el medio se refiera directamente al objeto
del procedimiento. Ejemplo: la pericia de preexistencia de embarazo es pertinente para la
investigación del delito de aborto, pero no para un delito tributario.

Principio de conducencia. - Se manifiesta cuando los medios de prueba son conducentes, tiene
la potencialidad de crear certeza judicial. Este principio está relacionado con el principio de
utilidad.

Principio de utilidad. - Un medio de prueba será útil si es relevante para resolver un caso
particular y concreto. Su eficiencia se muestra luego de la valoración de la prueba. No es útil la
superabundancia de pruebas, por ejemplo: ofrecer muchos testigos que declaren sobre un
mismo hecho.

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