¿Del Poscapitalismo Al Postrabajo - Nueva Sociedad
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¿Del Poscapitalismo Al Postrabajo - Nueva Sociedad
TEMA CENTRAL
NUSO Nº 279 / ENERO - FEBRERO 2019
Joan Subirats
Esta no es una cuestión menor para quien busque construir una sociedad
más justa e igualitaria que la que nos ofrece el capitalismo neoliberal en sus
distintas versiones. Podemos imaginar que sigue siendo posible aplicar
recetas socialdemócratas y políticas keynesianas, buscar el pleno empleo y
mantener políticas redistributivas (lo cual no resulta sencillo en el escenario
La lucha por un
actual), o podemos, en cambio, imaginar un futuro en el que la concepción
«internet feminista»
del trabajo sea distinta y el papel del Estado y de los agentes sociales varíe
radicalmente. En el primer caso, no deberemos cambiar sustancialmente los Tamara Pearson
paradigmas de análisis que nos han venido acompañando a lo largo del siglo
XX. Si, por el contrario, aceptamos que ya no será posible volver atrás (por
Capitalismo de plataformas
Si esas han ido siendo las tendencias, el efecto disruptivo del cambio
tecnológico se percibe de manera más intensa en la progresiva
consolidación del modelo de plataformas como el que mejor condensa las
potencialidades y también los efectos que genera la digitalización en
nuestras vidas. El ruido y la atención que se generan son evidentes, y no
dejamos de vincular smart a cualquier cosa, o hablamos de e-
administration, de gig economy o de lo prometedora que resulta la
«economía colaborativa», sin que sepamos aún muy bien a qué nos
referimos con todo ello. Lo que algunos denominan la «cuarta Revolución
Industrial» despierta pasiones y recelos, y seguramente es en la esfera
laboral donde estos últimos son más frecuentes. Una de las claves de esta
ebullición está en el gran cambio que implica ir pasando de una economía
que basaba todo su valor en la producción a otra que empieza a situar la
información como el elemento clave. Y ello se combina asimismo con una
notable facilidad para poner en jaque viejas intermediaciones, al crear atajos
y nuevas maneras de relacionarse y consumir, sin pasar por los canales
establecidos. Y esto se hace, además, con bajos costos de acceso y de
instalación. La materia prima con que se opera son los datos, y a partir de
ellos puede construirse información que acaba siendo valiosa por lo que
puede aportar en términos de identi cación de potenciales clientes,
cambios en los deseos de la gente, elección de emplazamiento, control de
los empleados, etc. No es que la información no fuera antes relevante, sino
que era más bien periférica en relación con el core business, y en cambio
ahora es más relevante (desde el punto de vista del pro ling o la
determinación de per les de usuario) saber qué libros quiere comprar o
compra la gente que la venta misma de esos libros. El sistema capitalista, tal
como ha ido evolucionando, no ha estado especialmente preparado para
aprovechar el valor del caudal de información que iban generando los
propios procesos de producción, distribución y venta. Es cierto que el
énfasis se situó primero en la con guración «cientí ca» del proceso
productivo, y luego ha habido grandes avances en la logística para mejorar
la distribución. Asimismo, los estudios de mercado han tratado de acercar lo
máximo posible deseos y productos, pero, en general, esos procesos se
hacían de manera jerárquica, desde el conocimiento experto. La capacidad
actual de las distintas plataformas que operan proporcionando información
y monitoreando los movimientos reales de usuarios permite saber lo que
pasa en tiempo real y generar cambios que pueden evaluarse
inmediatamente. Se aprende directa e inmediatamente del uso. Nos
referimos entonces a otro tipo de «negocio». Y, por tanto, a otro tipo de
capitalismo. De lo que estamos hablando es de plataformas como
infraestructuras digitales que permiten la interacción entre personas o
grupos13. Se trata de espacios de intermediación cuyo valor reside en que
permiten que sus usuarios obtengan algún tipo de información o servicio
que creen precisar. Pero, al mismo tiempo, permiten que los gestores de la
plataforma utilicen el goteo constante de datos que los usuarios generan
con sus demandas, intereses y acciones, para trabajar con esos datos y
extraer una información que acaba teniendo valor por sí misma. Hemos de
recordar además que, por de nición, las plataformas operan de manera
global y superan fronteras, legislaciones o peculiaridades locales, lo que sin
duda aporta un nuevo valor a lo ya mencionado. Cuanta más gente use cada
plataforma, más valor añadido acumulará esta, ya que más gente estará
interesada en interactuar en un espacio en el que sabe que se acumulan
muchas personas, informaciones, productos, servicios, conceptos o saberes.
Por tanto, el interés de la plataforma estará situado en facilitar el acceso a
su uso y a que se articulen en ella otras ideas e iniciativas, ya que eso
refuerza su propio per l y, lo que es más importante, aumenta su capacidad
de acumular datos. En el fondo, es la propia plataforma la que, a pesar de su
apariencia abierta y libre, controla las operaciones, ltra accesos si lo cree
necesario y, en consecuencia, gobierna el sistema. Se trata de plataformas
que permiten colaboración, desarrollos autónomos, y facilitan acceso a
informaciones o interacciones antes imposibles o muy difíciles, y ese es
aparentemente su gran valor; pero desde el punto de vista que aquí nos
interesa, lo que realmente acaban siendo son espacios centralizados de
extracción de datos14.
Como casi siempre, las previsiones recorren desde el más puro pesimismo
al más ingenuo optimismo. No es fácil acertar, ya que no hablamos de
cambios en un determinado proceso productivo, sino de un conjunto de
transformaciones tecnológicas que van de la comunicación personal hasta
el funcionamiento del hogar, pasando por el consumo, las transacciones
nancieras, el transporte o la seguridad en las ciudades. Tampoco está claro
si lo que resulta afectado son tareas concretas (como transmitir información
y conocimiento a los alumnos, por ejemplo), o la propia ocupación en su
conjunto (ser profesor). La automatización requiere partir de pautas para
poder generar supuestos de acción futura y puede no ser capaz de sustituir
la inteligencia social, la creatividad y la capacidad de juicio que muchas
profesiones o tareas requieren. Pero ese tipo de cualidades no son
necesarias en cualquier tipo de trabajo. Y no acaban ahí los posibles efectos
del cambio digital en la esfera laboral. Hemos de incorporar en el análisis el
papel de las plataformas. Las de carácter aparentemente informativo
(Google) o de interacción social (Facebook) son de hecho instrumentos muy
potentes de extracción de datos de los usuarios, quienes «trabajan» para las
plataformas de manera gratuita generando constantemente datos y
contenidos que serán usados para canalizar la publicidad. 90% de los
ingresos de Google y 96% de los de Facebook provienen de la publicidad y,
para poder encauzarla debidamente, resulta clave la «minería» de datos
(data mining) que debe hacerse para focalizar formatos y contenidos de la
publicidad y canalizarlos hacia los usuarios de estas plataformas cada vez
que las usan. La pregunta que podemos hacernos es si realmente lo que
hacen los usuarios de estas plataformas es «trabajo». Es evidente que no
todas nuestras interacciones son rastreables ni pueden convertirse en
«valor» a vender o negociar. Pero algunas de ellas sí, y esa capacidad
extractiva y «rastreadora» o «vigilante»15 de las plataformas convierte en
algo mercantilizable acciones nuestras no pensadas como «trabajo». Al
pedir comida mediante una plataforma que facilita el envío a domicilio, no
solo estamos aprovechando el «excedente de capacidad» que tiene el
restaurante al que pedimos el servicio, o el «excedente de capacidad» que
tiene la persona que con su bicicleta o moto nos va a acercar a casa el
producto, sino que también estamos dando algo más. Estamos generando
una información clave que, añadida a las de otros muchos usuarios del
servicio de Deliveroo o Glovo, por ejemplo, va a proporcionarles los mejores
datos disponibles, en tiempo real, sobre los deseos culinarios de
bonaerenses, neoyorkinos o madrileños. Esa es una información que puede
acabar siendo más valiosa que el bene cio obtenido por la labor de
intermediación y de delivery en sentido estricto. Por otro lado,
interactuando a través de esas plataformas con múltiples servicios, estamos
descartando intermediarios que antes se ocupaban de gestionar nuestras
demandas y que ahora, al verse desbordados por dinámicas digitales que los
hacen prescindibles, se ven obligados a despedir empleados o directamente
a cerrar sus puertas.
1. Joan Subirats: es doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Barcelona. Fue el fundador del
Instituto de Gobierno y Políticas Públicas (igop) de la Universidad Autónoma de Barcelona. Actualmente se
desempeña como comisionado de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona. Acumula una larga trayectoria
en el estudio de los cambios políticos y sociales. Sus últimos libros son Otra sociedad, ¿otra política? De
«no nos representan» a la democracia de lo común (Icaria, Barcelona, 2011) y España / Reset. Herramientas
para un cambio de sistema (con Fernando Vallespín, Ariel, Barcelona, 2015).Palabras claves: capitalismo,
plataformas, postrabajo, regulación, socialdemocracia.Nota: este artículo se publicó en Nueva Revista
Socialista, 10/2017.. O cina Ejecutiva del Presidente de Estados Unidos: «Arti cial Intelligence, Automation,
and the Economy», 12/2016, disponible en
https://obamawhitehouse.archives.gov/sites/whitehouse.gov/ les/documents/Arti cial-Intelligence-
Automation-Economy.pdf.
7. Luc Boltanski y Ève Chiapello: El nuevo espíritu del capitalismo, Akal, Madrid, 2002.
8. Ver Christian Laval y Pierre Dardot: La nueva razón del mundo. Ensayo sobre la razón neoliberal, Gedisa,
Barcelona, 2014; David Harvey: Breve historia del neoliberalismo, Akal, Madrid, 2007.
9. Ver Ann Pettifor: «The Power to Create Money Out of ‘Thin Air’» en Open Democracy, 18/1/2013.
10. M. Friedman: Capitalismo y libertad. Ensayos sobre política monetaria, Síntesis, Madrid, 2012.
14. Ver Evgeny Morozov: «Socialize the Data Centres!» en New Left Review No 91, 1-2/2015 y «Tech Titans
are Busy Privatising our Data» en The Guardian, 24/4/2015.
15. Shoshana Zuboff: «Big Other: Surveillance Capitalism and the Prospects of an Information Technology»
en Journal of Information Technology No 30, 2015.
16. Foro Económico Mundial: «Industrial Internet of Things. Unleashing the Potencial of Connected
Products and Services», disponible en
http://www3.weforum.org/docs/wefusa_IndustrialInternet.Report2015.pdf.
17. Adrián Todolí: El trabajo en la era de la economía colaborativa, Tirant Lo Blanch, Valencia, 2017.
18. Parlamento Europeo: «Una agenda europea para la economía colaborativa», swd (2016) 184 nal,
Bruselas, 2/6/2016.
En este artículo
Este artículo es copia el del publicado en la revista Nueva Sociedad 279, Enero - Febrero 2019, ISSN:
0251-3552
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