Skinner, Q. - Maquiavelo (Cap. 1 y 2)
Skinner, Q. - Maquiavelo (Cap. 1 y 2)
Skinner, Q. - Maquiavelo (Cap. 1 y 2)
Maquiavelo
El Libro de Bolsillo
Alianza Editorial
Madrid
Título original: Machiavelli Esta obra ha sido publicada en inglés
por Oxford University Press.
Traductor: Manuel Benavides
El fondo humanístico
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M aquiavelo 13
cia por sus pasados fallos. Quería en cambio saber qué po
día esperar realmente en el futuro de un gobierno eviden
temente enfermizo. Este encuentro dio el tono que ha
bían de seguir todas las subsiguientes discusiones con Luis
y sus principales consejeros, Robertet y el Arzobispo de
Rouen. El resultado fue que, aunque Maquiavelo perma
neció en la corte francesa durante cerca de seis meses, la
visita le enseñó menos acerca de la política de los franceses
que sobre la situación crecientemente equívoca de las ciu
dades-estado italianas.
La primera lección que aprendió fue que, para quien
quiera que estuviera instruido en los secretos de una mo
derna monarquía, la maquinaria gubernamental de Flo
rencia aparecía como absurdamente vacilante y endeble. A
finales de julio se hizo patente que la signoria, el consejo
que regía la ciudad, necesitaría una nueva embajada para
renegociar los términos de la alianza con Francia. Entre
agosto y septiembre Maquiavelo se mantuvo a la espera de
saber si los nuevos emabajadores habían abandonado Flo
rencia, y asegurando al Arzobispo de Rouen que los espe
raba en cualquier momento. A mediados de octubre, al
no tener todavía señales de su llegada, el Arzobispo co
menzó a tratar con desdén estas continuas mentiras. Ma
quiavelo refiere con obvio disgusto que «replicó con estas
palabras exactas» cuando estuvo seguro de que la misión
prometida estaba al fin en camino: «es verdad lo que us
ted dice, pero antes de que esos embajadores lleguen, es
taremos todos muertos» (L 168). De una manera más hu
millante aún, Maquiavelo descubrió que el sentimiento de
la propia importancia de su ciudad natal parecía a los
franceses ridiculamente en desacuerdo con la realidad de
su posición militar y de su riqueza. Los franceses, dirá a la
Signoria, «sólo valoran a los que están bien armados o dis
puestos a pagar» y han llegado a pensar que «ambas cuali
dades se hallan ausentes en vuestro caso». Aunque intentó
hacer un discurso «sobre la seguridad que vuestra grande
za podría aportar a las posesiones mantenidas por su Ma
jestad en Italia», se dio cuenta de que «todo ello resultaba
superfluo», puesto que los franceses se reían sencillamente
Q u en tin Skinner
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El contexto florentino
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La herencia clásica
Cuando Maquiavelo y sus contemporáneos se vieron im
pelidos —como en 1512— a reflexionar sobre el inmenso
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La revolución de Maquiavelo
La nueva moralidad