Barbie
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escriben: Sergio Sarmiento. Foro de competitividad, pag. 4 • Gaby Vargas. Cuidado con los filtros..., pag. 10 • Adela Celorio. Lo que nos mata..., pag. 17
nuevo
cada página,
ca da
un mundo
págin a un mund o
Sobreviviendo a
Barbie
MÁS HILOS ROSAS
AL DESCUBIERTO
ARTE
Getty Center
en entrevista
Cristina Rivera Garza
El Siglo de Torreón
Siglo nuevo
directorio / editorial
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Director-Editor
Olga de Juambelz y Horcasitas
Editora
Adriana Ortega Calderón
Coeditora
Ivonne Gómez Ledezma
Coeditora de fotografía
Aída Moya Ruelas
Coeditor gráfico
Amauri Solís Valadez
Colaboración
Adela Celorio / Alfonso Nava
Angélica López / Antonio Álvarez
Arturo González / Cecilia Lavalle
Fidencio Treviño / Frino / Gaby Vargas
Gregorio Muñoz / Jacinto Faya
Juan Manuel Torres / Luis Rey Delgado
Mayela Villarreal / Roberto Iturriaga
Roberto Pérez / Sergio Sarmiento
Silvestre Faya / Socorro Muñoz
Publicidad Torreón:
Susana González
“U nidas lograremos todo, ¡verdad, Barbie!”, escuchaba en
1987 toda una generación de niñas y adolescentes fren-
te al televisor, mientras admiraban la nueva Barbie Ae-
Tel: (871) 757-49-90 róbica pedaleando una bicicleta estacionaria en el flamante gimnasio
Publicidad Durango: de la Barbie. Para entonces, la rubia más popular del planeta lleva-
Lorena Romero Tel: (618) 813-70-44 ba conquistando los ojos y el corazón de millones de niñas más de 20
años, y el de sus padres también, pues éstos encontraron en la escul-
tural muñeca una encantadora cómplice del entretenimiento de sus
pequeñas.
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ÍNDICE
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REFLEXIONES...
Lo maravilloso de la infancia
es que cualquier cosa es en ella una maravilla.
✑ Gilbert Keith Chesterton
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Sobreviviendo
a Barbie
MÁS HILOS ROSAS
AL DESCUBIERTO
A
unque ya no aliada para el entre- tas. Su nombre:
circula en so- tenimiento en casa. Barbie, la muñeca
ciedad como Esa fama le ganó que rebasó el esta-
antes, sigue siendo críticas, burlas e in- tus de juguete, pues
la rubia más cono- cluso ataques, pero a pesar de que hace
cida del planeta. también prestigio, tiempo dejó de ser
En algún momento porque pese a su la favorita de las
de sus vidas, in- inofensivo aspecto niñas, continúa pre-
contables mujeres se convirtió en el sente en el imagi-
la consideraron su centro de sonadas nario popular y más
mejor amiga; sus polémicas y hasta aún, puede presu-
padres vieron en en inspiración para mir de ser un icono
ella una invaluable connotados artis- del siglo XX.
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la vida misma, pero en él hay juegos infantiles. Antes de medio poseía un mínimo de
licencia de hacer todo más su llegada se buscaba dotar 10 Barbies y el resto de Oc-
extraordinario, más feliz, más a la realidad con una atmós- cidente no se quedaba muy
llevadero; es decir, disociar la fera recreativa y lúdica: jugar atrás. El éxito de la muñeca
realidad. Por minutos, quizá a la guerra, a la casita, a la marcó el origen y despegue
horas, podemos imaginar que mamá, a ser grande. Cuando de Mattel; a lo largo de los
no existen imposibles. Allí su ella aún no existía, había otros años la franquicia Barbie sig-
maravilla y su potencia. Pero juguetes que acentuaban tal nificó para dicha empresa la
hay una restricción: no será el modelo. No obstante, Barbie tercera parte de sus entradas
jugador quien protagonice la adquirió preponderancia al globales.
l juego inicia así: hay que ele- trama sino Barbara Millicent conferir esa misma dinámica Hoy los números no son
gir un buen look, luego una Roberts, una rubia originaria con un espíritu aspiracional, tan optimistas. Los videojue-
profesión, un escenario, una de Willows, Wisconsin. Claro, manifiesto en el eslogan con gos, las redes sociales y los
trama posible. La siguiente se le puede dar otro nombre, el que se anunció por primera medios electrónicos (del iPod
parte es hacer un simulacro aunque eventualmente ella vez: “Sé quien tú quieres ser”. a las tabletas) atraen cada vez
de la existencia y las opcio- impondrá casi sin querer el con más fuerza al sector que
nes son muchas: salir por un peso de su propio y conocidí- en años anteriores aún esta-
café o conseguir un novio, ir simo epíteto: Barbie. Realidad ba en edad de tener jugue-
al trabajo, pretender un día Hablamos de alguien que apastelada tes. Barbie cedió ante esas
ordinario o hasta una situa- desde su nacimiento el 9 de transformaciones (aunque ha
L
ción épica. Complejidades a- marzo de 1959, cambió para as últimas dos décadas logrado insertarse con éxito),
parte, este juego se parece a siempre la dinámica de los del siglo XX fueron la é- pero también tiene detrás u-
poca de esplendor en na competencia férrea en la
el reinado de Barbie. En di- que otras muñecas han bus-
cho periodo se calculaba que cado desbancarla. Y si bien
la niña norteamericana pro- los números indican que ya
no es un fenómeno de ventas
como en los noventa, lo cierto
es que su nombre e importan-
cia están más allá del mundo
del juguete. Es, todavía, mu-
cho más que un objeto.
Barbie inició una revolu-
ción: la existencia como jue-
go. Una inocente tarde de mu-
ñecas se convirtió en una jor-
nada de creación de estilos de
vida, historias que han pobla-
do el imaginario de millones
de niñas alrededor del mun-
do. A lo largo del reinado de
Barbie tres elementos se han
combinado en cada tanda de
recreo: primero, dado que es
la sustancia del juego, está la
realidad con sus respectivos
cambios y exigencias; luego
viene la jugadora o jugador
con su imaginación, anhelos y
desplazamientos; y finalmen-
te Barbie con su apariencia y
Barbie. Diseño valores implícitos. “Cada fac-
de Kate Spade tor tiene fuerza e inercia pro-
(Collector, 2003).
pias, por tanto las preguntas
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gado con ella por generacio- l nacimiento mismo de milia en 1959. Ya en los se- can dream, esa postura pseu-
nes. Ha experimentado cam- Barbie estuvo marcado senta, en medio de diversas domística que implica una i-
bios, se ha transformado de por el conflicto. La mu- transformaciones culturales dea de esfuerzo moral y la-
manera simultánea al mundo; ñeca fue concebida en 1959 en Norteamérica, no pocos boral como condiciones del
ha sido pretexto para analizar por Ruth Handler (esposa de papás consideraron dañina éxito, del favor de Dios”. Bar-
inquietudes y problemáticas un empresario juguetero) tras la posibilidad de que al ju- bie podía representar a la mu-
siempre presentes”. un viaje a Alemania. El ances- gar con Barbie sus hijas se jer independiente que bus-
Cada cambio, crítica y é- tro directo de Barbie fue Bild identificaran con el rol adul- ca realización profesional sin
poca le han dado una vida Lilli, una muñeca alemana to y adoptaran una conducta necesidad de un hombre. Pe-
nueva y puesto en perspec- que representaba al persona- precoz. ro sus tácitas escalas de valor
tiva todo lo que se ha dicho je de un cómic: una prostituta. El Sociólogo Daniel Juá- (sugeridas en su color de e-
o se dice de ella, positivo o Básicamente era un juguete rez, especialista en historia lección, su ideal de familia y
negativo. Fuera de controver- para adultos, se vendía en de la cultura, afirma que el de hogar, sus dinámicas amis-
sias eso es lo que la ha cons- tabernas y tabaquerías. Aun tema sexual era inherente a
tituido en un icono: la idea así, la existencia de Lilli es cir- la época en cuestión, en di-
(chocante para muchos) de cunstancial, pues sólo sirvió versos sentidos, primero por
que un juguete pueda ser, pa- como base del diseño. la revolución sexual de los
ra bien o para mal, espíritu de Y si bien es verdad que no sesenta que no sólo se cen-
los tiempos y no un simple fue deliberado, el tema sexual tró en el tratamiento de salud
objeto de entretenimiento. sí se posó entre las polémicas reproductiva y redefinición
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tosas, su pertenencia
a una clase privilegia-
da) eran evidentemen-
te conservadoras.
Sin embargo, tal
ambivalencia podría
no existir más que en
la mente de quien bus-
ca respuestas mayores
en un simple objeto de
diversión: “Barbie, en
su naturaleza estricta
de juguete, no tendría
por qué presentar un
mensaje social delibera- Promocional de los
do”, ataja Ávila. accesorios para el modelo
Baby-Sits (1963).
Aun así Mattel, la empresa
de Handler, modificó patro-
nes de la muñeca y entró in- versia se dio con dos mode-
cluso sin querer a las grandes los de 1963, la Baby-Sits y la Barbie Farrah Fawcett (Collector, 2011).
discusiones femeninas del si- Slumber Party, que incluían
glo XX. un minilibro titulado How to tral en Helsinki señaló que al- dable’: la línea Belly Button.
lose weight (cómo perder guien con sus medidas carece- Sin embargo la empresa no
peso), en cuya contraportada ría de entre el 17 y el 22 por cien- dejó de producir muñecas
La delgada se leía la frase Don’t eat! (¡no to de la grasa corporal nece- ‘famélicas’, hecho que han jus-
linea rosa comas!). saria para menstruar); en re- tificado como una diversifi-
Investigaciones diversas sumen, que distorsionaban la cación del mercado. Existen
L
a polémica más recurren- llegaron a conclusiones simi- realidad sobre la apariencia. varias ediciones que no son
te en la que ha estado lares: que las proporciones fí- Mattel escuchó y ajustó su precisamente para niñas, sino
involucrada Barbie se sicas de Barbie eran exagera- patrón de diseño. A partir de para el coleccionista adulto.
refiere a su constitución cor- damente delgadas; que eran 1997 se llegó a un estándar de Por ejemplo las Barbie Col-
poral, su idea implícita de cul- poco saludables (en 1964 la U- medidas corporales que res- lector (que incluyen réplicas
to a la imagen y el efecto que niversidad del Hospital Cen- pondieron a una figura ‘salu- de cantantes, actores, perso-
esto podría provocar en quie-
nes jugaran con ella. A la fe-
cha el debate continúa, pero
con matices. Para muchos es
exagerado y reduccionista
culparla como causa de des-
órdenes alimenticios, falsa a-
preciación corporal y proble-
mas de autoestima. El tema
es ya un lugar común y un es-
tigma sobre la muñeca.
Hay hechos indudables so-
bre este tópico, íntimamen-
te ligados al origen mismo
de Barbie. La mayor contro-
H
ay que reconocerlo: na fuente de inquietudes y el
Barbie ha sabido adap- ensayo de respuesta; de sa-
tarse a las épocas, ir ber corregirse y con ello res-
de la mano con ellas. Ha sido ponder bien a su tiempo: “Es
quizá el primer juguete mo- un objeto que aún hoy adquie-
derno de la Historia, aludien- re vida cuando alguien con
do al concepto sociológico y su imaginación la dota con
filosófico que implica la rup- un universo lúdico o uno de
tura constante con las tradi- prejuicios. La existencia rosa
ciones heredadas, con la idea o la oscura depende de quien
del porvenir como condición sostiene a la muñeca”.
para redimensionar balanzas En el mismo tenor Adrien-
morales, visiones culturales, ne Fontanella, jefa de la divi-
etcétera. sión Mattel para niñas, afirmó
Esta postura viene a cola- alguna vez que “el secreto de
ción de quienes afirman que la juventud de Barbie es la
Mattel ha tenido el acierto de reinvención. La genialidad de
corregir, en favor de la salud la marca radica en que Barbie
del consumidor, el diseño de es un reflejo de sus épocas”.
Barbie, y a la vez ha buscado Francie (1967). Si las manos que juegan
segmentar el mercado para definen a la Barbie, el valor de
conservar su creación original. oscura y facciones afroameri- rediseñadas en el futuro, con ésta durante su reinado de
Así como en el renglón de la canas, con la que se apaciguó rampas y accesos amplios. más de medio siglo podría re-
imagen corporal (el fantasma la crítica. En 1992 el modelo Teen sidir en el empoderamiento
más riguroso en su mundo), la Igualmente debatible fue Talk Barbie fue juzgado por del consumidor: su capacidad
muñeca ha sufrido otros re- la apertura de la compañía a albergar casi 300 frases al es- de crear juegos o bien contro-
veses que Mattel ha amortiza- lanzar una muñeca con algu- tilo de “vamos a comprar versias a partir de una
do con inteligencia. na discapacidad física, ‘simple’ muñeca. Según
Muy publicitada discusión bajo el argumento de esa premisa, Barbie
fue la causada por la constitu- que no habían consi- sería un icono cultural
ción caucásica de Barbie, aún derado a ese sector de por incentivar la ima-
en sus versiones pelirroja y la población. Share a ginación y también la
castaña. En los primeros años Smile Becky, en silla de discusión.
esa poca diversidad étnica ruedas, fue la solución,
se interpretó como un ánimo pero pronto recibió un Virus
segregacionista e incluso un reproche: una joven hi- y antivirus
reforzamiento de los valores zo notar que la silla no
E
WASP. La obvia corrección cabía en los pasillos y e- l sociólogo Da-
fue el lanzamiento de Francie levadores de las mansio- niel Juárez coin-
en 1967, de tez oscura... y ras- nes de Barbie. La contra- cide en que tal
gos caucásicos. Al año siguien- rrespuesta fue la prome- vez Barbie ha sido
te se presentó Christie, de piel sa de que las casas serían el chivo expiatorio
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Inspiracion en caja
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olémicas aparte, es in-
dudable que Barbie ha
constituido un fenóme-
no cultural de diversas pro-
porciones. Si como juguete
incentivó la fabulación, como
objeto ha logrado influir a ar-
tistas de diversas disciplinas.
Por vías naturales, se integró David Levinthal,
a la imaginería del arte pop. Sin título, de la serie Chris Jordan, Barbie Dolls, de la serie
Barbie! (1998). Running the numbers (2006).
Con la misma naturalidad, ha
inspirado a más de 70 diseña-
dores de alta costura. Si como
sugiere George Steiner una
condición del gran arte impli-
ca que una pieza puede en sí
misma remitirnos a su crítica,
su negación y su origen, en-
tonces Barbie puede ser un
objeto absolutamente valede-
ro para la ejecución creativa.
El catálogo de obras surgi-
das a partir de ella es amplísi-
mo y abarca desde el aborda-
je respetuoso hasta estrictas
parodias. La más antigua y
más significativa es el retrato
que realizó Andy Warhol en
1985, tanto por la importancia
de este creador como por la
ratificación de la imagen de
Barbie en la iconografía de la
cultura pop. Recámara principal de la Mansión de Barbie en Malibú (Estados Unidos, 2009).
Otros vieron en la muñeca
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un objeto de apreciación. El célebre después de Warhol. rubia en 2009, cuando junto a surge del lenguaje de la publi-
artista multidisciplinario Chris Desde 1989 la aplaudida Ca- diversas instancias culturales, cidad televisiva y recrea una
Jordan produjo en los noven- rol Peligian ha dedicado bue- la empresa organizó muestras pesadilla consumista como si
ta una popular serie fotográ- na parte de su trabajo gráfico en donde se incluían creacio- se tratara de un largo comer-
fica, Barbie Dolls, que mostra- a la reflexión sobre Barbie, en nes que claramente hacían cial. También los británicos
ba mosaicos hechos con mu- especial sobre los diseños de mofa de su juguete estrella. Simon Tyszko y Banksy, cada
ñecas. También en foto, la se- los sesenta; su serie Icon es un Entre las piezas paródicas uno con su estilo, han hecho
rie Barbie!, de David Levinthal, estudio de retratos de la pri- destacan la inolvidable Saint burla de Barbie y su concep-
explota esa sugerida aura sen- mera muñeca. Barbie (1994) de Mark Ryden. ción de multiprofesionista. Un
sual y sexual de la muñeca, en Muchas de estas piezas O The Colossus of Barbie, del ejemplo: la Suicide Bomber
piezas de gran formato que pertenecen al propio acervo arquitecto Robert Sterne, con Barbie de Tyszko, que desde
buscan dotar al plástico con u- de Mattel y están emplazadas el que a partir de una proyec- 2002 se ha exhibido como pie-
na textura carnal. en la Mansión de Barbie en ción de Barbie como templo za artística en diferentes par-
Peter Max, uno de los pio- Malibú, una especie de museo. faraónico, critica a la arquitec- tes del mundo. Según el pro-
neros del arte psicodélico, pin- Otras más fueron recopiladas tura y la cultura californianas. pio artista la ‘suicida’ se pon-
tó en 1994 su Futuristic Barbie, o comisionadas para los feste- Una serie fotográfica de Char- drá a la venta por primera vez,
quizá el segundo cuadro más jos por el 50 aniversario de la les von Wip, creada en 1969, en una edición limitada de
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No tan plastica
T
anto en sus orígenes co-
mo en la actualidad Bar-
bie presenta una diso-
nancia importante; es una
muñeca feliz y exitosa en su
proyección, pero cargada de
tragedias en su background,
llena de controversias y agi-
taciones, de acusaciones te-
rribles que la hacen ver per-
versa, mala influencia, una
bimbo superficial e insensi-
ble; objeto de burlas. La ma-
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no es causa de la acción, sólo sacrificios, se despeñaron, se (con los Handler) o en las his- y los noventa, cuando se de-
depositario. rompieron, se alienaron de los torias colaterales (se sabe de cía que cada dos segundos
Por otro lado, aunque la mismos principios de Barbie. mujeres que se han sometido se vendía una muñeca en el
suma de infortunios que ro- “Es como si ella hubiera juga- a cirugías plásticas para lucir mundo. Y si bien la franquicia
dearon a la popular muñeca do con los Handler”, compara como Barbie) revela su poten- sigue generando millones, su
no se menciona en la sem- José Juan Cabrera. cial trágico, lo costoso que es frecuencia de venta ha baja-
blanza articulada por Mattel, El asunto es que Barbie sí perseguir esa vida rosa”. do considerablemente. Aun
sí forma parte de sus raíces. ha sido generadora de un e- así su permanencia podría es-
Algunas biografías de la fami- ventual desencanto. Afirma tar asegurada, pues ante la
lia Handler, los dueños de la el psicólogo: “Esa es su des- Leyenda rubia competencia gran parte de
compañía y cuya matriarca gracia casi humana: la per- sus ejes se dirigen hacia los
C
creó a Barbie, parecen con- fección que ostenta se revela omo ya se mencionó, el coleccionistas, un sector que
figurar una trama en donde eventualmente falsa; no re- periodo de mayor es- encuentra en ella un ornamen-
la muñeca quedó bien para- sulta suficiente para sostener plendor comercial para to más que la posibilidad de
da mientras la ellos, en sus un universo que en el fondo Barbie fue entre los ochenta juego.
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Esta segmentación de mer- lla hablan tan bien y tan mal, memorables historias de éxi- dia que se enmascara en la
cado, que ha posicionado a la como de muchas divas del ci- to sin la desventura que las libertad.
muñeca más como objeto de ne, por ejemplo”, compara E- acompaña o precede. Como Quienes inventaron y lanza-
apreciación y fetiche, respon- duardo Ávila. apunta Juárez: “Las grandes ron a Barbie; quienes han juga-
de a un criterio comercial pero Los fenómenos culturales leyendas modernas de Occi- do con ella; las mentes que la
también a la multiplicidad de abarcan asimismo la derrota. dente tienen de fondo el pa- pusieron al centro de la polé-
significaciones que Barbie ha Las figuras en las que se fijó radigma del final feliz, que pa- mica; los investigadores que
generado a lo largo de su his- Warhol para su mosaico del ra ser tal debe vencer dificul- la colocaron en la mesa de di-
toria. Son muchas sus facetas arte pop, los personajes y a- tades. Si Barbie fuera pura- sección; todos han dejado un
y justamente por ello puede contecimientos del siglo XX, mente feliz sería un simple ju- poco de sí mismos en la muñe-
decirse que estamos frente a brillan no sólo en su impor- guete hecho de plástico. Si ca. Se han decantado y pro-
“una fuente inagotable para la tancia histórica y la grandeza la acompañan la polémica, la yectado en ella. Barbie es una
creación de sueños y pesadi- de sus sucesos, sino igual- desdicha, el cambio, entonces efigie de nuestros tiempos por-
llas. Ese es otro de sus valo- mente en sus potenciales fra- deja de ser artificial”. que múltiples manos y corazo-
res como icono cultural: de e- casos. No podemos concebir Los mitos clásicos tienen nes han depositado en ella al-
esa marca dual, las historias go de su propia humanidad. §
del capitalismo boyante y las
utopías del idealismo social
poseen esa ambivalencia. Tam- Fuentes: Psicólogo José Juan Cabrera; Eduar-
bién eso hace de Barbie un do Ávila, coleccionista de Barbie; Sociólogo
signo de esta época: es un Daniel Juárez, especialista en historia de la
símbolo perfecto de la trage- cultura y fenómenos culturales.
BARBIE EN NÚMEROS
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