La Ideología

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UNIVERSIDAD SAN CARLOS DE GUATEMALA CENTRO UNIVERSITARIO SAN MARCOS CUSAM

CARRERA: Contaduría Pública Y Auditoria


CURSO: CIENCIA POLITICA

AREA COMUN:
Tercer Semestre 2021

CATEDRATICO: MANUEL GUSTAVO IXCOTT M.

TEMA: Trabajo de investigación sobre Leyes y categorías de la Ciencia Política los


partidos políticos, grupos de presión y la ideología. Realizar comentario por cada
tema.

ESTUDIANTE: Gerson Orlando Fuentes Morales


CARNE: 201243785
LA IDEOLOGÍA

El problema teórico de la ideología

El término ideología comenzó a utilizarse con bastante amplitud a finales del siglo XVIII y principios del siglo
XIX, por los “iluministas” o “ilustrados”. Entre ellos se mencionan a los enciclopedistas Destutt de Tracy y,
Étienne Bonnot de Condillac (1715- 1780), que le dieron una definición apegada a su sentido literal: tratado
o estudio de las ideas, teoría más general de las ideas. Para Destutt de Tracy la ideología es la “ciencia de
las ideas, de cómo surgen y de las leyes del pensamiento”

Napoleón va a emplear el vocablo ideología con matiz de menosprecio, con un sentido peyorativo; él es
contrario a las grandes especulaciones. Para él las ideas son quimeras, adora la realidad - o aquello que él
consideraba tal: la acción que transforma el mundo. Decía que los filósofos se tambalean en un universo de
sueños. El reino de lo político es la realidad.134 Cuando Napoleón habla de los “ideólogos”, quiere señalar
la incapacidad de ciertos hombres para realizar una actividad práctica, útil.

A partir de este momento, se le adhiere al término una valoración negativa, y también una gran
indeterminación del concepto, que para ser utilizado adecuadamente debe ser previamente revisado.

“ El ejemplo histórico muestra al mismo tiempo, que el punto de vista pragmático estaba ya implícito en la
acusación de Napoleón a sus adversarios. En verdad puede decirse que el pragmatismo se ha vuelto por así
decirlo, en muchos aspectos, la concepción inevitable y adecuada... Llamamos la atención sobre el matiz
que daba Napoleón al significado de la palabra ideología,... que las discusiones académicas, tienden a
volverse estériles porque no cuidan de comprender el mundo fuera de las paredes de una academia.

Por ideología entendían estos autores todo soñar vacío, el alejamiento de la vida, la concepción falsa o
completamente abstracta de la historia y la tergiversación idealista de las relaciones económicas en la
Alemania de su tiempo. Los términos “ideólogo”, “ideológico” lo emplearon Marx y Engels no menos
despectivamente que Napoleón, pero a diferencia de éste, su desprecio ya no se refiere a la impotencia
práctica de los ideólogos, sino a la inconsistencia de sus construcciones. En EL Capital, el término
“ideológico” se emplea como sinónimo de reflejo deformado de la realidad.

Por lo anteriormente expuesto pareciera que Marx y Engels le dan al término ideología una connotación
totalmente negativa, sin embargo, le dan ese sentido “bonapartiano” cuando se refieren a la
representación que tiene de la realidad la clase dominante, es decir como una evaluación negativa de
ciertas formas de pensar de la clase dominante

Es un conjunto de ideas, concepciones, en las que se reflejan, traducen o expresan perspectivas, intereses
o percepciones de clase o grupo social; es decir, determinadas de un modo u otro por el sistema social o
por el lugar que el enunciante ocupa en la estructura social. (Yadov)

El término ideología se refiere a proposiciones, se trata de juicios valorativos, prejuicios, creencias,


representaciones de la realidad (Juárez Ricardo).

La ideología alude a ciertas formas mediante las cuales los hombres toman conciencia de su realidad o
experiencia social. Ideas en las que se reflejan, traducen o expresan perspectivas, intereses, percepciones
de clase: es decir determinadas de un modo u otro por el sistema social o por el lugar que el enunciante
ocupa en el sistema. (Eugenio Trias)
Concepción objetiva de la ideología

Para comprender el concepto de ideología es necesario ubicarlo en la formación económico-social. En


primer lugar la ideología es una forma de la conciencia social, que a su vez forma parte de la
superestructura social. La conciencia social es el reflejo del ser social, en la mente, en la conciencia de los
seres humanos.

En este aspecto se enmarca en la gnoseología, más bien en la epistemología o teoría sociológica del
conocimiento.

La concepción materialista parte del principio de que toda idea, o categoría conceptual, está
necesariamente precedida y determinada por la existencia material objetiva.143 La producción de las ideas
y representaciones de la conciencia, aparece al principio directamente entrelazada con la actividad
material de los hombres, como el lenguaje de la vida real. Los hombres son los productores de sus
representaciones, de sus ideas, etc. Pero los hombres reales y actuantes se hallan condicionados por un
determinado desarrollo de sus fuerzas productivas, por el desarrollo de la sociedad, hasta llegar a sus
formaciones más amplias. La conciencia no puede ser nunca otra cosa que el ser consciente, y el ser de los
hombres es su proceso de vida real

La dependencia de la conciencia con respecto del ser social es lo común, lo que unifica a todas las formas
de la vida espiritual; pero al mismo tiempo, cada una de ellas cumple una función específica. Las formas de
la conciencia social se agrupan

La psicología social comprende las formas primarias de reflejar el ser social, tales como las sensaciones,
percepciones, estados de ánimo, respuestas de la conducta frente a los estímulos del ser social. La
psicología social también comprende los sentimientos, estados de ánimo, emociones, hábitos,
inclinaciones, tendencias de la voluntad, rasgos especiales del carácter, ilusiones que surgen sobre la base
de la situación social de una comunidad dada. 146 Yadov afirma que en la psicología social de una clase
social, las relaciones económicas y político sociales se reflejan más directamente. Así, las condiciones de
vida de la pequeña burguesía determinan su individualismo y las del obrero contribuyen a su sentimiento
colectivista, la sensibilidad política y su espíritu revolucionario147. Por otro lado, la ideología incluye
también aspectos psicológicos, pues se considera que los intereses causan una conducta de engaño o de
mentira.148 Sin embargo, existe diferencia entre la ideología y la psicología, puesto que alguien puede
tener una ideología que se considera “consecuente” y adoptar algunas veces una conducta inapropiada.

El carácter específico de la ideología se manifiesta precisamente en que el ser social se refleja desde el
ángulo de los intereses de clase. La ideología se diferencia de las otras formas de la cultura espiritual en la
manera de reflejar el ser social. Refleja el ser social a través del prisma de los intereses de clase. Por
consiguiente por su esencia misma, no puede dejar de ser cognoscitiva, aunque la función específica de la
ideología, el acento social de las concepciones ideológicas no consista en el conocimiento en cuanto tal,
sino ser una conciencia teórica de clase

“El concepto ideología refleja una de los descubrimientos que han surgido del conflicto político, a saber,
que los grupos dominantes pueden estar tan ligados en su pensamiento a los intereses de una situación
que, sencillamente, son incapaces de percibir ciertos hechos que vendrían a destruir su sentido de
dominación. La palabra ideología entraña el concepto de que, en ciertas situaciones, lo inconsciente
colectivo de ciertos grupos obscurece el verdadero estado de la sociedad.

La ideología y las clases sociales.

En las sociedades divididas en clases antagónicas, además de las clases fundamentales existen también
diferentes capas y sectores sociales que imprimen su huella en la ideología clasista. La desigual posición de
estos grupos se manifiesta en su desigual participación en las esferas económica, política, teórica, etc. y en
el diverso grado de influencia que experimentan por parte de los elementos de la superestructura (Estado y
sus instituciones, partidos políticos, organizaciones religiosas, etc.) A consecuencia de ello surgen diversos
intereses y con frecuencia opuestos, lo que a su vez influye en la formación de los productos
ideológicos.152 También, al interior de las clases existen diferentes grupos o sectores que tienen también
diferentes intereses, aunque no absolutamente antagónicos, sí existe cierto grado de contradicción, por lo
tanto existen también diversos matices ideológicos entre estos sectores. Existen por ejemplo diversas
manifestaciones ideológicas de la burguesía con respecto a la política económica; en ciertos períodos
históricos se inclina por un intervencionismo estatal, y en otros por la libertad y el predominio de las leyes
del mercado. Esto se da según el fragmento de clase que tenga el predominio temporal; también en el
sector laboral se dan diversas tendencias ideológicas, según los intereses de determinados grupos de
trabajadores. Por ejemplo algunos se manifiestan a favor de la participación de las organizaciones obreras y
de sus líderes dentro de las instituciones políticas y otros se oponen a ello

Así las sociedades clasistas se dividen en dos clases fundamentales: la dominante y la dominada, en ese
sentido también se dan las ideologías. Existen

principalmente la ideología de la clase dominante y la ideología de la clase dominada. Toda ideología tiene
como funciones generales la expresión de los intereses de clase y de grupo y descubrir el lugar que se
ocupa en la estructura social.

Con respecto a la ideología de la clase dominante, se puede aseverar que para esta clase no le es difícil
formarse una ideología propia, debido al control que ejerce sobre los medios de producción y sobre los
aparatos de producción espiritual. “Para la clase dominante, la realidad que percibe y elabora en su
conciencia es la realidad de la expansión del sistema en que ella misma es dominante, sin plantearse la
dominación como hecho o menos la dominación como problema;... La percepción de la expansión del
sistema es para la clase dominante condición de su supervivencia como tal, y así siempre que una clase
pueda ser definida como dominante, esa es la realidad concreta en la cual y para la cual trabaja. Por lo que
su formación en la conciencia propiciada por la acción cotidiana misma no implica mayores dificultades.

Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o dicho en otros términos, la clase
que ejerce el poder material dominante en la sociedad es al mimo tiempo, su poder espiritual dominante.
La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo
tiempo, de los medios de producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo por
término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente. Las
ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las
mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen de
una determinada clase, la clase dominante, son también las que confieren el papel dominante de sus
ideas.”
La función de la ideología de la clase dominante es la justificación teórica de las relaciones sociales
existentes y su fin es mantener y reproducir esas relaciones, que permiten prolongar el dominio de esa
clase social. No es el fin el de la ideología dominante, reflejar real y objetivamente la realidad. Pero dentro
de la función de la ideología no está solamente expresar los intereses de la clase dominante, sino que
integrar a ella a toda la sociedad. Que la clase dominada y todos los grupos y sectores sociales aprecien la
sociedad desde el punto de vista de la clase dominante y actúen según esta ideología. 155 La clase
dominante por el hecho de su relación con los medios de producción, por la conciencia que se tiene de sus
verdaderos intereses, por estar claros de la posición dominante que se ocupa en la estructura social y
actuar de acuerdo a ello es una clase para sí. “ Los individuos que forman la clase dominante tienen
también, entre otras cosas, la conciencia de ello y piensan a tono con ello

La clase social considerada como tal por el solo hecho de su relación con los medios de producción y por
ende de la apropiación de la riqueza social, pero que no tiene conciencia de sus intereses ni del lugar que
se ocupa en la estructura social, es una clase en sí

“La ideología de cada una de las clases no se refiere solamente a su clase, sino a la relación entre las clases.
Así en la ideología de la clase dominante se expresa la realidad de la relación clase dominante – clase
dominada, desde el punto de vista de la clase dominante”

La clase dominada va estructurando una ideología propia en fases avanzadas de su lucha y organización
social. La clase dominada y los otras capas sociales se integran y reflejan el ser social desde la perspectiva
de la clase dominante. En la conciencia de estos grupos se reflejan intereses ajenos; los patrones de
consumo y de conducta también son extraños a la posición social de estos sectores. A esta situación es lo
que se le denomina Alienación o Enajenación. (Alienación del latín alienus = extraño. Enajenación: hacer
ajeno)

En la época actual de la globalización y transnacionalización, en contra de la tesis de las ideologías


opuestas, se presentan las tesis “del fin de la historia”, del “fin de la modernidad” o el advenimiento de la
“postmodernidad”. Francis Fukuyama a finales de la década de los 80, en ese tiempo jefe de planificación
de la política exterior del Departamento de Estado en los Estados Unidos publicó, en el New York Times y
ampliado en la revista The National Interest, un artículo indicando no sólo el fin de la guerra fría, sino del
fin de la historia.

La formación de la ideología

Desde el punto de vista del modo de reflejar el ser social, la ideología es un proceso complejo con múltiples
mediaciones; en su desarrollo influyen tanto el régimen económico de la sociedad como las ideas políticas
determinadas por él, a la vez que todo el conjunto de conocimientos teóricos acumulados en el período
histórico anterior.165 La ideología tiene una base teórica, política y económica.

La base inmediata de la creación ideológica es el caudal teórico acumulado con anterioridad, sujeto a una
reelaboración y a un desenvolvimiento ulterior. (base teórica). En este aspecto, se deja sentir la influencia
directa de la base política: la orientación que sigue en su desarrollo el material cognoscitivo que está a
disposición de los pensadores depende del carácter de las ideas políticas que el ideólogo sustenta. También
influyen las ideas jurídicas y morales. 166 El verdadero fundamento del proceso ideológico es, en última
instancia, la economía, pero la relación con ella tiene sus eslabones intermediarios: las ideas políticas y las
conquistas teóricas del período anterior. En toda ideología se reflejan la situación histórica y las tradiciones
culturales, y de clase. Etc

Los aparatos ideológicos

Tanto Nicos Poulantzas como I. Althusser, para definir “los aparatos ideológicos de Estado”, evocan a
Gramci en el sentido que estos aparatos en su mayoría no son públicos sino privados y además respaldan la
tesis que la distinción entre lo público y privado corresponde al derecho burgués. Según Poulantzas, Gramci
llegó a fundamentar la teoría de la dependencia del sistema estatal, de los aparatos ideológicos, pues el
Estado no reviste simplemente el papel de fuerza, sino igualmente un papel ideológico. El Estado no debe
ser concebido solamente como aparato de fuerza, sino igualmente como organizador de hegemonía. La
hegemonía de un grupo social sobre la sociedad nacional entera se ejerce por medio de organismos
privados como la Iglesia, los sindicatos, los partidos políticos, las escuelas, etc.

Según Poutlantzas la ideología en tanto que ideología dominante, constituye un poder esencial de las
clases en una formación social. Como tal, la ideología dominante se encarna, en el seno de una formación,
en una serie de aparatos o instituciones: las iglesias (aparato religioso), los partidos políticos, el aparato
político, los sindicatos (el aparato sindical), las escuelas y universidades (el aparato escolar), los medios de
información (periódicos, radio, cine, televisión, en suma, el aparato de información), el dominio cultural, la
familia en cierto aspecto, etc. Se les considera como “aparatos ideológicos de Estado”, porque el Estado
clasista es la instancia central cuyo papel es el mantenimiento de la unidad y de la cohesión de una
formación económico social, el mantenimiento de las condiciones sociales de la producción y su
reproducción y este es precisamente el papel que desempeñan los aparatos ideológicos. El aparato de
Estado constituye la condición de existencia y de funcionamiento de los aparatos ideológicos en una
formación social.

El Estado se compone también de instituciones y organismos muy importantes, que actúan como “aparatos
ideológicos”, (diferentes a los aparatos represivos que constituyen su esencia), es decir que justifican y
norman la vida social, por medio de acciones dirigidas a la conciencia humana (propaganda, derecho,
escuela, religión, etc.) Pero hay autores como Luis Althusser que incluye en los aparatos ideológicos del
Estado a las familias, las iglesias, los partidos políticos, los sindicatos, la prensa, la radio, la TV, las
empresas, las artes, el deporte, etc. 169 Considera muy amplia la estructura del Estado porque regula los
aparatos privados con su estructura propia

En una formación social, no existe solamente una ideología dominante: existen varias ideologías o
subsistemas ideológicos contradictorios, referidos a las distintas clases en lucha. La misma ideología
dominante no se constituye como tal sino logrando dominar, de manera especialísima esas ideologías y
subsistemas ideológicos, lo cual se hace precisamente por la vía indirecta de los aparatos ideológicos del
Estado

Principales corrientes ideológicas

En el desenvolvimiento de la historia social, las condiciones económicas, políticas y sociales se modifican,


van desapareciendo unas y desplegándose otras. En este mismo sentido, las teorías, las concepciones de
los grupos sociales también se van modificando.

Desde el punto de vista de reflejar el ser social las corrientes ideológicas conforman un conjunto de ideas,
principios, doctrinas, teorías --de una institución, clase o grupo social--, que, entre otros aspectos, explica
como una sociedad debería funcionar, que sistema económico es el más adecuado y que programa o
sistema político y jurídico es el más adecuado para su aplicación.

Dentro del ámbito político, especialmente a partir de la “Guerra Fría” (década de 1950), las corrientes
ideológicas se explican o suelen situarse dentro de un espectro de izquierda-derecha, dependiendo de su
origen o contenido socialista-comunista, por un lado, o capitalista, por el otro. Dependiendo de su
radicalización, se distinguen entre estas las llamadas de extrema izquierda y de extrema derecha. También
existen posiciones más moderadas situadas no precisamente ni estrictamente dentro de los conceptos
socialista o capitalista, como el Populismo o la Social Democracia y sus diferentes variantes.

Desde principios del siglo XX, las principales corrientes ideológicas desarrolladas y aplicadas en los países
del mundo son: el Positivismo (base ideológica del sistema capitalista desde su origen; las llamadas
“liberales” –pro capitalistas- (en cualquiera de sus versiones liberalismo clásico, moderno y
neoliberalismo); y el Marxismo definido como un movimiento político e ideológico

Comentario; La pluralidad de explicaciones que se registran de la noción de ideología articulan un


horizonte extenso definido por uno de los temas más debatibles y controvertidos en las ciencias sociales y
humanas. Aunque por cierto no es el único concepto del vocabulario académico que presenta vaguedades:
una situación similar se produce con nociones tales como sociedad, cultura, nación, estado, poder, libertad,
identidad, entre otras.

En el caso específico de la interpretación conceptual de la ideología, se agrega un nuevo inconveniente:


todo intento de definición es ideológico en sí mismo. En otras palabras, cualquier clase de caracterización
del término ideología resulta estar ideologizado. De tal forma, existe cierta paradoja de la definición de la
ideología que contrapone el esfuerzo intelectual por precisarla y las posiciones subordinadas en la que nos
encontramos al hacerlo. En este sentido, cabe indicar que las distintas interpretaciones de este concepto
pueden presentarse como construcciones intelectuales de teorías rivales o como corrientes académicas
enfrentadas.

Es innegable considerar que toda interpretación asume una intencionalidad o, al menos, una posición en y
desde lo social. Entonces, ¿bajo qué tipo operaciones intelectuales logramos desideologizar el concepto
mismo de ideología? ¿Hasta qué punto no falseamos o modificamos la realidad social si partimos de una
definición de ideología que seleccionamos y que luego aplicamos al puzle de la historia? ¿Cómo articular un
concepto abstracto y teórico con la praxis social y la realidad histórica? Estas encrucijadas constituyen las
orientaciones del presente artículo.

En particular, nuestro interés se centra en la pertinencia del fenómeno ideológico como herramienta de
análisis. Es decir, planteamos la viabilidad de establecer un conjunto de orientaciones que permiten
abordar el «hecho ideológico» en función de registrar distintas modalidades de aproximación,
posicionamientos teóricos o perspectivas metodológicas.

Por último, aclaremos que escapa a este trabajo desarrollar el debate en torno a qué término resulta más
adecuado o válido para considerar en las ciencias sociales y humanas: ideas, mentalidades, ideologías,
representaciones, imaginarios, concepciones, cosmovisiones, creencias, doctrinas, visión de mundo, entre
otras.

Realizar una breve reseña de las distintas perspectivas que ha tenido el concepto ideología refleja —en
parte— la dificultad que existe a la hora de comprender y delimitar este concepto. A continuación, se
elabora sucintamente un breve mapeo de las interpretaciones tradicionales. La intención es reconstruir un
fondo común de planteamientos, reflexiones y problemas.

PARTIDOS POLÍTICOS

Bajo la denominación de partidos políticos se integra una gran variedad de organizaciones de


características diversas, de distintos orígenes, variadas finalidades y diferentes procedimientos; de ahí que
resulte difícil lograr una definición acabada de estas agrupaciones. He aquí algunos intentos de diversos

Para Edmund Burke (inglés), “Un partido es un grupo de hombres unidos para fomentar, mediante sus
esfuerzos conjuntos, el interés nacional, basàndose en algún principio determinado en el que todos sus
miembros están de acuerdo”

Max Weber (alemán), por su parte, afirma que, “Llamamos partidos a las formas de ´socializaciòn´ que,
descansando en un reclutamiento (formalmente) libre, tienen como fin proporcionar poder a sus dirigentes
dentro de una asociación y otorgar por ese medio a sus miembros activos determinadas probabilidades
ideales o materiales (la relación de bienes objetivos o el logro de ventajas personales o ambas cosas)

Para Andrés Serra Rojas (mexicano), “Un partido político se constituye por un grupo de hombres y mujeres
que son ciudadanos en el pleno ejercicio de sus derechos cívicos y que legalmente se organizan en forma
permanente, para representar a una parte de la comunidad social con el propósito de elaborar y ejecutar
una plataforma política y un programa nacional con un equipo gubernamental

Luis Sánchez Agesta (español) nos dice que por partidos políticos debe entenderse a aquellos “grupos
societarios y secundarios, cuyo fin inmediato es la posesión y el ejercicio del poder político organizado para
establecer, reformar o defender un orden como articulación de los fines que responden a las convicciones
comunes de sus miembros

Jesús Anlén (mexicano) declara, por su parte, que el partido político es la “asociación legal creada por un
grupo de ciudadanos, con carácter permanente, en torno a una declaración de principios y un programa de
acción para la conquista o conservación del poder estatal

En los conceptos citados podemos notar cómo algunos autores (Weber, Coleman y Rosberg) acentúan la
finalidad de alcanzar el poder como esencial, sin mencionar los aspectos programáticos o la consecución de
fines idealmente deseables para la comunidad. En cambio, en Burke, la persecución del interés nacional es
lo que aparece como fundamental. Este autor está influido por las nociones de la época en la que vive
(fines del siglo XVIII), en la que parecía indispensable resaltar la supremacía del interés de la nación frente a
las tendencias que aparecieran como divisorias.

La necesidad de compartir principios y convicciones está en las opiniones de Burke y Sánchez Agesta. El
elemento programático que supone una serie de medidas para ser ejecutadas desde el gobierno, se
encuentra en Serra Rojas, Sánchez Agesta y Anlèn. Estos dos últimos insisten, a su vez, en que la noción de
partido político

La participación electoral es resaltada por Coleman y Rosberg. En cambio, es éste el único elemento que
Riggs toma en consideración. Desde el punto de vista funcional, Almond y Powell destacan el proceso de
integración y conciliación de diversos intereses, que se efectúa en el seno de ciertos partidos políticos
modernos.

“Para lograr describir el concepto de partido político, debemos tomar en cuenta que se trata, en principio,
de agrupaciones organizadas con carácter permanente, cuyo propósito es gobernar o participar en el
gobierno mediante la proposición o designación de personas para ocupar puestos públicos.

En la noción de partido que proponemos, hemos eliminando toda referencia a elementos formales, ya que
no los consideramos indispensables desde el punto de vista de la ciencia política. Así, por ejemplo, el
reconocimiento legal no es indispensable para la acción política de una organización y tampoco es
indispensable que sus miembros sean ciudadanos con capacidad para ejercer sus derechos cívicos. Muchos
partidos incluyen movimientos juveniles cuyos elementos no tienen todavía la condición de ciudadanos y
puede darse el caso de que un individuo, por encontrarse en reclusión carcelaria, tenga suspendidos sus
derechos políticos sin que por ello deje de tener carácter de miembro de un determinado partido

Origen y Evolución de los Partidos Políticos

El partido político es un fenómeno relativamente reciente; en realidad no se asienta en la vida política de


los Estados sino hasta bien entrado el siglo XIX. Sus raíces más antiguas las encontramos en la Inglaterra del
siglo XVII.

La confrontación entre el Parlamento y la Corona dio lugar a las formas partidistas embrionarias.
Simplificando, podemos decir que en torno al Parlamento y en defensa de la capacidad de éste para
defender los intereses de la burguesía emergente, se formó el grupo de los Whigs que pugnaban por la
tolerancia en materia religiosa y por un incremento en la participación política.

A favor de los privilegios reales se organizaron los Tories, integrantes, en general, de la aristocracia
tradicional y beneficiarios de la autoridad indisputada del Rey

La Revolución Gloriosa (1688), trasladó el centro de poder de la Corona al Parlamento y éste se convirtió en
el campo de batalla entre Tories y Whigs, que empezaron a actuar como formaciones partidarias. A partir
de entonces el sistema inglés ha sido tradicionalmente bipartidista. Su funcionamiento se asentó en la
aceptación y tolerancia recíprocas y en un consenso generalizado en cuanto a las bases de la actuación
gubernamental, Hume hacía referencia a este fundamento consensual definiendo a un Tory como amante
de la monarquía, aunque sin abandonar la libertad, y a un Whig como amante de la libertad, pero sin
renunciar a la monarquía.

“El surgimiento de los partidos como actores en el escenario político, está íntimamente vinculado con el
desarrollo del parlamentarismo como forma de gobierno. En las primeras asambleas parlamentarias se
inició la formación de grupos de diputados unidos por su afinidad ideológica; como cada uno de ellos
contaba con simpatizantes y activistas que actuaban en sus respectivas circunscripciones electorales, se
produjo la unificación de los comités de campaña en concordancia con la reunión de los diputados en
grupos parlamentarios. Así, el agrupamiento de un determinado número de miembros de la asamblea,
correspondía el agrupamiento de sus respectivos seguidores, que empezaron a formar organizaciones
políticas estables

En el primer tiempo de la democracia representativa, no era muy bien visto el espíritu partidista. David
Hume (1711-1776) decía al respecto: “Así como a los legisladores y fundadores de Estados habría que
honrarlos y respetarlos, habría que detestar y odiar a los fundadores de sectas y facciones, porque la
influencia de las facciones es directamente opuesta a la de las leyes. Las facciones subvierten el gobierno,
hacen impotentes las leyes y suscitan la más fiera animosidad entre los hombres de una misma nación, que
debía prestarse asistencia y protección mutua. Y lo que debía hacer más odiosos a los fundadores de
partidos, es la dificultad de extirpar esta mala hierba una vez que han echado raíces en un Estado

Teorías sobre el origen de los partidos

Es necesario distinguir entre el surgimiento histórico del partido político como una forma institucionalizada
de participación en los procesos electorales o en la toma de decisiones en el seno de los parlamentos, del
origen especifico de cada partido político en particular.

Duverger hace una distinción entre los partidos políticos de origen electoral y parlamentario y los de
“origen exterior”, queriendo significar con esta expresión que se forman fuera del sistema parlamentario.
Esta clasificación parece poco útil y su autor reconoce que no es rigurosa y que resulta difícil distinguir con
precisión entre unos y otros. Esto se debe a la confusión que se establece entre la aparición de los partidos
en el marco de los sistemas políticos, que es simultánea al desarrollo del parlamentarismo y que ya antes
hemos descrito brevemente, con la génesis especifica de distintas organizaciones políticas partidistas.

Para algunos, los partidos surgen con ocasión de los procesos de modernización de los Estados, que
incorporan a las masas a la vida política haciendo a ésta más compleja. En estas condiciones, quienes
desean llegar al poder o mantenerlo, deben asegurarse un determinado grado de apoyo popular. Pantoja
Morán, refiriéndose a la opinión de La Palombara acerca de esta necesidad de apoyo público, indica que el
autor mencionado en último término “señala dos condiciones para que esto ocurra: a) Debe haber un
cambio tal, en las actitudes de los individuos frente a la autoridad, que prevalezca la creencia en el derecho
que aquéllos tienen de influir en el ejercicio del poder político. b) Una porción importante de la élite
política dominante o una élite aspirante debe tratar de ganar el apoyo público a fin de apoderarse del
poder político o mantenerse en él, aunque la gran mayoría no participe en la vida política.

partidos. La crisis de legitimidad supone la necesidad de allegarse apoyos populares para justificar una
posición contestataria del orden vigente. Así, por ejemplo, los revolucionarios franceses del siglo XVIII
buscaban legitimizarse mediante el apoyo de grupos que hasta entonces no habían tenido participación
política, tales como los campesinos, los artesanos y la burguesía. En el mismo caso se encuentran, en
opinión de estos autores, los movimientos nacionalistas que luchan contra regímenes coloniales que
buscan legitimar su acción mediante un apoyo masivo de la población autóctona.

La crisis de participación aparece cuando nuevos grupos sociales formulan demandas que no son
suficientemente atendidas, provocándose así la necesidad de crear organizaciones políticas que canalicen
esta participación y hagan posible que dichas demandas sean escuchadas. Tal es el caso de la integración
de sindicatos en organizaciones políticas partidistas.

La crisis de integración se manifiesta cuando minorías étnicas asentadas en un territorio especifico, sienten
la necesidad de organizarse políticamente. Tal es el caso de los francocanadienses en Quebec

Régimen Jurídico de los Partidos Políticos

Durante mucho tiempo los partidos políticos no fueron objeto de ningún tipo de regulación jurídica. Se
consideraba que su constitución y actividades pertenecían a la esfera privada y se aceptaba que no tenían
relación alguna con las instituciones estatales. La doctrina vigente a principios de este siglo convalidaba
dicha postura. Así, Jellinek, en su Teoría General del Estado, nos dice que: “en el orden de la vida del estado
no hay lugar alguno para el concepto de partido político; incluso, cuando los partidos deben ejercer y
ejercen un influjo sobre aquél, sólo son considerados en cuanto mayorías y minorías.

Ya antes hemos hecho referencia a la aversión que los primeros constitucionalistas estadounidenses tenían
a los partidos; de allí que en la Constitución de Estados Unidos ni siquiera se les mencione. Las
constituciones del siglo pasado guardan silencio frente a estas realidades políticas, ya que en general se
estimaba que el derecho de los

Evolución de su regulación jurídica

A principios del siglo los partidos empiezan a cobrar vida en el mundo del Derecho, aunque no por su
carácter de organizaciones políticas, sino, particularmente, por su representación parlamentaria. Los
reglamentos de las asambleas legislativas, paulatinamente van otorgando ciertos derechos a los grupos
parlamentarios que se identifican por su pertenencia a un partido, pero éste, como agrupación cuya
finalidad es participar en la vida política, no es objeto de ninguna regulación específica y sólo se hacen
referencias a él en las normas electorales, sobre todo por la necesidad de admitir que los partidos son las
organizaciones que presentan las listas de candidatos, indispensables en los sistemas de representación
proporcional.

El triunfo de la revolución en la Unión Soviética hace pasar al partido comunista de la clandestinidad al


poder. El nuevo régimen le da formalmente el papel de órgano conductor de la sociedad. El artículo 126 de
la Constitución soviética de 1939 decía textualmente: “Los ciudadanos más activos y más conscientes,
pertenecientes a la clase obrera, a los trabajadores campesinos y a los trabajadores intelectuales, se unen
libremente en el seno del partido comunista de la U.R.S.S., vanguardia de los trabajadores en su lucha por
la construcción de la sociedad comunista y núcleo dirigente de todas las organizaciones de trabajadores,
tanto de las organizaciones sociales como las organizaciones estatales”.

Terminada la Segunda Guerra Mundial, diversos países introdujeron en sus textos constitucionales
menciones a los partidos. En muchos casos esta actitud tuvo su origen en el propósito de proscribir a los
partidos fascistas.

El artículo 21 de la Ley Fundamental de Alemania Federal de 1949 estableció constitucionalmente los


principios rectores de la formación y funcionamiento de los partidos políticos, al disponer: “1. Los partidos
cooperarán en la formación de la voluntad política del pueblo. Su creación será libre. Su organización
interna deberá responder a los principios democráticos. Los partidos deberán dar cuenta públicamente de
la procedencia de sus recursos. 2. Los partidos que por sus fines o por actitud de sus adherentes tiendan a
desvirtuar o destruir el régimen fundamental de libertad y democracia, o a poner en peligro la existencia de
la República Federal de Alemania,

El reconocimiento del papel de los partidos en la formación de la voluntad política popular, va seguido de la
preocupación por evitar la integración de organizaciones con tendencias totalitarias. Aún estaba muy
reciente la experiencia del partido nacional socialista (nazi) y de ahí la minuciosidad que impera en el
apartado 2 del citado artículo al especificar los motivos que colocan a una organización partidaria al
margen de la ley. Con fundamento en esta disposición se ha proscrito en Alemania Federal tanto a los
partidos de corte neonazi como a los comunistas.
Es de hacerse notar que, a diferencia de la alemana, la Constitución francesa da a los partidos una función
estrictamente electoral al estimar que su finalidad es concurrir “a la expresión del sufragio” en tanto que
aquélla habla de “la formación de la voluntad política del pueblo”. Por otro lado, al texto francés es más
generalizador por lo que toca a los criterios restrictivos, ya que impone el deber de respetar la soberanía
nacional y la democracia, lo cual deja un amplísimo margen a la interpretación. No precisa, por ejemplo, si
el respeto a la democracia es sólo en el aspecto externo de su participación en las elecciones o si se
pretende una organización interna que garantice, en el seno de los propios partidos, el apego a principios
democráticos.

A la llamada conspiración del silencio sucedió –como lo señala García Laguardia196 - la conspiración de la
manipulación constitucional, la cual consistió en referirse expresamente a los partidos, pero con un
propósito restrictivo, imponiendo condiciones especificas para su funcionamiento y, en varios casos
estableciendo proscripciones explícitas, particularmente dirigidas a las agrupaciones de inspiración
marxista. Así, la Constitución guatemalteca prohibió expresamente “la organización o funcionamiento de
grupos que actúen de acuerdo o en subordinación a entidades internacionales que propugnen la ideología
comunista o cualquier otro sistema totalitario” (artículo 68 de la Constitución de 1967). Prohibiciones
similares aparecen en las cartas fundamentales de El Salvador, Honduras, Panamá, República Dominicana,
Venezuela, Paraguay y Costa Rica, aunque debe señalarse que esta última nación tiene una vida
democrática y partidista de considerable estabilidad y autenticidad. Por lo que toca a Nicaragua, el reciente
proceso revolucionario que derrocó en 1979 a la dictadura somocista, parece dirigirse a un sistema de
frente amplio constituido por las fuerzas triunfadoras integrantes del Frente Sandinista de Liberación
Nacional (FSLN) que asumió el poder a la caída de Somoza con tendencia a convertirse probablemente en
un partido dominante al estilo del PRI mexicano.

Conformación y Estructura de los Partidos

Los partidos políticos, como toda organización, no son informes y desarticulados, sino que requieren de
una estructura jerárquica y de una organización. El partido actúa en una realidad social organizada de
múltiples maneras. En tal organización existen agrupaciones de diversa índole y variados objetivos que se
asientan de acuerdo con una determinada distribución territorial, según la forma como esté organizado el
Estado de que se trate. Así, la organización del partido queda condicionada por todos esos factores.

Debemos distinguir entre la conformación social del partido y su estructura directiva. La conformación
depende de la realidad social en la que se desenvuelve y se refiere a la manera como éste gana adeptos o
miembros a partir de los grupos que actúan en la sociedad. Así, un partido puede estar conformado por
organizaciones preferentemente obreras, o campesinas, o profesionales, o de características religiosas, o
por algunas de ellas combinadas.

La estructura de un partido, en cambio, está condicionada por la división territorial que impera en el país y
particularmente por aquélla que se emplea para fines electorales. De esta manera, los partidos requieren
órganos directivos que asuman en primer término las tareas nacionales y, después, órganos dirigentes en
cada estado o provincia y en cada circuns

Partidos de clase y pluriclasistas

A partir de su conformación podemos plantear una primera clasificación de los partidos: partidos de clase y
partidos pluriclasistas. Los partidos de clase buscan representar los intereses de una sola clase social, entre
la cual reclutan a sus partidarios y reclaman el poder para los pertenecientes a dicha clase con exclusión de
los demás. Este es el modelo de los partidos comunistas, es decir, aquéllos que se adhieren a la idea de la
dictadura del proletariado, o sea la preeminencia, desde el ejercicio del poder de la clase obrera, que a
través de su acción gubernativa debe eliminar las diferencias de clase. En consecuencia, los partidos de
clase, buscan a sus afiliados y simpatizantes entre los miembros de organizaciones que representan a la
clase en cuestión, y en el caso de los partidos comunistas, principalmente en los sindicatos y otros tipos de
organizaciones obreras.

Partidos de conformación directa y de conformación indirecta

Tanto los partidos de clase como los pluriclasistas tienen intimas relaciones con diversas organizaciones
sociales. Estas relaciones pueden desenvolverse de distintas formas. Cuando el partido admite en su
integración a organizaciones completas, estamos en presencia de partidos de conformación indirecta 197 .
Esto se debe a que la relación entre el partido y sus miembros individuales se realiza de manera indirecta a
través de una organización intermedia. El individuo pertenece indirectamente al partido al cual se
encuentra afiliada la agrupación, como podría ser el caso de la Confederación de Trabajadores de México,
que a su vez se encuentra afiliada al Partido Revolucionario Institucional.

Debemos señalar que, en la práctica, estos tipos de partido no se dan con absoluta pureza y hay muchos de
conformación mixta, que admiten las dos formas de integración señaladas. Podemos afirmar en términos
generales que aquéllos que se conforman a través de la afiliación indirecta suelen también admitir la
incorporación directa, tal es el caso del Partido Laborista de la Gran Bretaña o el Partido Revolucionario
Institucional de México. En cambio hay otros que solamente se conforman por afiliación directa, como el
Partido Comunista de la U.R.S.S.

Partidos de cuadros, partidos de masas y partidos de electores

La conformación de los partidos está también determinada por la actitud de la dirección de ellos en cuanto
al número y características de su membrecía. Así, en la doctrina se habla de partidos de cuadros y partidos
de masas 199, que es la terminología empleada por Duverger, o de partidos de armadura y partidos de
membrecía, que son las expresiones usadas por Deutsch 200, para referirse a lo mismo.

Los partidos de cuadros o de armadura, aparecen históricamente primero y se sustentan en las


características de sus miembros procurando que sean personas conocidas por su labor en un campo
especifico y, de preferencia, con un nivel de ingresos medio o superior. Estos partidos no buscan afiliar a
una gran cantidad de personas sino tratan de atraer votos a partir de las personalidades que los
conforman, de entre las cuales surgen sus candidatos. Su actividad se reduce propiamente a los períodos
electorales.

Los partidos de masas o de membrecía, por el contrario, intentan reclutar gran cantidad de miembros, si es
posible a través de la afiliación indirecta que ya explicamos. Animados por una ideología específica, buscan
difundirla entre sus seguidores y por ello su actividad adquiere mayor permanencia y no se limita a la lucha
electoral. Suplen la falta de financiamiento que se derivaría de fuertes aportaciones de miembros que
disponen de muchos recursos, con módicas cuotas que recaban entre numerosa membrecía.

Estructura de los partidos

La estructura de los partidos se presenta como pirámide en cuya cúspide se encuentra el órgano de
dirección nacional, que puede tener diversos nombres: comisión directiva o ejecutiva, o comité, como
denominación más frecuente. En los diversos niveles jerárquicos siguen los comités correspondientes a la
demarcación territorial de que se trate. En esta estructura hay comités regionales que dirigen las
actividades del partido en toda una zona del país que puede abarcar varios estados, provincias o
departamentos; después de los comités dirigentes de estas divisiones territoriales están los comités de
poblados o municipios y, dentro de éstos, se encuentran las unidades básicas del partido, que son su
mínimo grupo de militantes que responden a un conjunto de dirigentes, los cuales ocupan el primer
escalón en la estructura jerárquica.

Unidades básicas de los partidos

Estas unidades básicas de organización pueden ser de diversa índole. Duverger distingue el comité, la
sección, la célula y la milicia. El comité es el grupo más reducido de miembros, que se asientan en una
extensión territorial pequeña, la cual corresponde normalmente a la circunscripción electoral mínima, y se
presenta en los partidos de cuadros. Es importante no confundir esta noción de comité con la que hemos
venido mencionando y que corresponde a los órganos directivos. Lo que sucede es que los partidos de
cuadros este grupo mínimo de miembros dirige y a la vez protagoniza las actividades del partido en el
territorio que le corresponde; sin embargo, puede haber en los partidos de masas comités que sean los
órganos de dirección de una sección entendida como unidad territorial de integración de miembros o como
ya dijimos pueden existir comités directivos de las actividades en un estado, una región o todo el país. Así,
la palabra comité tiene una doble connotación en la terminología partidista: la de órgano directivo de una
circunscripción territorial, que puede ser todo el país y, la de unidad mínima de organizaciones de los
miembros.

La sección suele ser la unidad básica de organización de los partidos de masas. Se asienta también en un
territorio especifico que, generalmente, es más reducido que el del comité y no se presenta como un grupo
cerrado de notables, ya que la posibilidad de incorporación es más abierta y por lo tanto su número de
miembros es mayor que el del comité, entendido también como unidad básica. Desde el punto de vista de
dirección, la sección tiene normalmente un comité (entendido como órganos de dirección) que organiza las
actividades de sus miembros.

La sección suele ser la unidad básica de organización de los partidos de masas. Se asienta también en un
territorio especifico que, generalmente, es más reducido que el del comité y no se presenta como un grupo
cerrado de notables, ya que la posibilidad de incorporación es más abierta y por lo tanto su número de
miembros es mayor que el del comité, entendido también como unidad básica. Desde el punto de vista de
dirección, la sección tiene normalmente un comité (entendido como órganos de dirección) que organiza las
actividades de sus miembros.

La célula es una unidad básica caracterizada por no tener un asentamiento territorial, sino que se organiza
normalmente en un centro de trabajo y su número de miembros es muy pequeño, generalmente no mayor
de 50. La célula permite una más frecuente comunicación entre sus integrantes y una mayor capacidad de
control por parte de los órganos directivos; por otro lado, se presta más fácilmente para la acción
clandestina. Esta forma básica de organización es característica de los partidos comunistas.

La milicia aparece como unidad básica de los partidos fascistas, aunque no es la única. Se caracteriza por su
similitud con la organización militar; sus miembros reciben entrenamiento periódico y obedecen a una
disciplina y a una jerarquía equiparables a

Fines y actividades de los partidos


La finalidad esencial que define a la figura del partido político es la de alcanzar el ejercicio del poder público
mediante su acceso al gobierno. Sin embargo, todos los partidos políticos no pueden ejercer el poder
simultáneamente y, en muchos casos, no existe la posibilidad inmediata de acceder a él. No obstante los
partidos políticos ejercen cierta influencia sobre el gobierno con el objeto de que se tomen medidas que
beneficien a los intereses que representan.

Partidos de acción y partidos de expresión

Partiendo del supuesto de que los partidos constituyen aglutinamientos estables de intereses, Karl Deutsch
distingue dos categorías: partidos de acción y partidos de expresión. Los primeros son partidos fuertes que
ejercen efectivamente el poder y pueden ejecutar acciones concretas. Sin embargo, en razón de su propia
dimensión, - en la que se conjuntan intereses variados-, tienen que sacrificar parte de sus demandas
mediante transacciones que les permitan satisfacer otra parte de ellas.

Los partidos de expresión, por otra parte, parecen conformarse con plantear sus exigencias y, si bien no
ejercen el poder directamente, pueden, mediante coaliciones con otros partidos mayores, lograr ciertos
beneficios para los intereses que representan. En ocasiones, esas coaliciones suelen darse con grupos
insatisfechos de lo que pueden ofrecerles los partidos más grandes y se manifiestan a través de estos
partidos de expresión. Con tales coaliciones se obtienen, por lo menos, recompensas psicológicas y, en
alguna medida, no tienen que transigir en cuanto a cuestiones de principio que consideren intocables.

Formas de unión de los partidos

Entre las actividades de los partidos presentan particular importancia los pactos y alianzas. Estos permiten
agrupar fuerza con tendencia semejantes para asegurar triunfos electorales. Se dan con mayor vigor en los
sistemas multipartidistas y, en ocasiones, han generado críticas severas, pues afirman algunos autores que
la decisión política se traslada en esos casos, del electorado a la dirección de los partidos, que deciden
dichas alianzas sin contar con la opinión de los electores.

La fusión consiste en la unión de dos partidos o de un partido y una asociación política para dar lugar a un
nuevo partido político. También puede consistir en la absorción – por así decirlo- de un partido por otro, en
tal caso, el primero se considera disuelto, conservando el segundo su personalidad jurídica y su registro
(art. 35).

El frente es una unión de varios partidos con propósitos de lucha política no electoral, es decir, para
propugnar la adopción de ciertas medidas, hacer declaraciones políticas relativas a acontecimientos
nacionales o internacionales, realizar manifestaciones, etc. (art.56).

Financiamiento de los partidos

La actividad de los partidos plantea el problema de su financiamiento. Lo habitual es que estas


organizaciones se sostengan con fondos aportados por sus propios miembros a través de cuotas. Sin
embargo, en ocasiones puede ser hecha una fuerte aportación con el propósito de vincular al partido a
determinados intereses particulares que no siempre coinciden con los del electorado en general. Para
contrarrestar esto, las legislaciones han tomado diversas medidas; unas de carácter limitativo y otras
tendientes a emplear fondos públicos para financiar las tareas de los partidos. Entre las primeras,
adoptadas por ejemplo en Estados Unidos, están las que obligan a los partidos a dar cuenta públicamente
del origen de sus recursos y prohiben a los particulares, sean personas físicas o colectivas, hacer
aportaciones más allá de ciertos límites fijados por la ley. Las segundas, parten del supuesto de que la
acción de los partidos es de interés para toda la sociedad y que por lo tanto ésta debe procurar garantizar
su independencia destinando fondos del erario para el sostenimiento de los mismos.

Relación ciudadano-partido

Las tareas partidistas requieren de la participación efectiva de los ciudadanos, que se vinculan con el
partido de diversas maneras. Podríamos establecer una gradación de dicha vinculación que va desde el
votante hasta el dirigente. El votante es aquél que vota por un determinado partido en el momento de la
elección; su motivación puede ser

Múltiple, incluso el azar en el momento de sufragar, pero ello en ultima instancia no preocupa al partido si
el voto ha sido emitido a su favor. Sigue después el simpatizante, que no sólo vota de manera consciente y
decidida por el partido en cuestión, sino que lo defiende y razona el motivo de su simpatía aunque no
pertenezca formalmente a él. Continúa en la escala el adherente, que forma parte del partido por afiliación
indirecta al ser integrante de una agrupación que pertenece al partido; su entusiasmo puede ser mayor o
menor, e incluso se puede dar el caso de que vote en contra, pero formalmente está dentro del partido.
Sigue el miembro que es quien se ha afiliado directamente, manifiesta su interés participativo, asiste a
reuniones y desarrolla tareas que le son encomendadas. En el siguiente escalón encontramos al activista,
cuya participación es intensa, promueve la afiliación de miembros, hace propaganda, opina en las
reuniones y propone acciones, etc. En un lugar formalmente superior, aunque no necesariamente más
activo, está el funcionario, el cual realiza tareas burocráticas concretas en el partido y, en muchos casos,
recibe una compensación por ellas, aunque no tengan el carácter de sueldo para no establecer una relación
laboral; se dedica de tiempo completo a su tarea en la organización pero no forma parte de los órganos
directivos. Finalmente está el dirigente, quien realiza funciones decisorias; forma parte de los comités u
órganos de gobierno del partido; integra comisiones de solución de asuntos o juzgadoras de la acción de los
miembros y otros dirigentes y busca como proyección natural la postulación a los cargos de elección.

Acción internacional de los partidos

Por último, la actividad de los partidos se manifiesta en algunas ocasiones en el ámbito internacional, a
través de la formación de agrupaciones partidistas que pertenecen a varios Estados. Si bien estas
agrupaciones no adquieren el carácter de partidos supranacionales de manera formal, a fin de evitar las
prohibiciones que establecen las legislaciones particulares de cada país, en cuanto a la dependencia de sus
partidos de entidades extranjeras, sí logran un cierto grado de eficacia en cuanto a la aplicación de políticas
comunes y en muchos casos se prestan ayuda recíproca. Ejemplos de estas formas de organizaciones son la
Social Democracia internacional que convoca con frecuencia a congresos en los que se analiza la posición y
actividades de los partidos con esta tendencia en distintos países, y la Democracia Cristiana que reúne
partidos identificados por esta posición ideológica con finalidades similares a las expuestas

Sistemas de Partidos

Los partidos no actúan aislados, ni de otros partidos ni en general del medio económico, político, social y
cultural en el que se desenvuelven. Estas relaciones dan por resultado un esquema específico de actuación
de los partidos en el marco políticosocial al que se denomina sistema de partidos. En la politología
contemporánea se suelen distinguir dos grandes grupos de sistemas partidistas, según que se basen en la
competencia de varias formaciones políticas que se disputan el favor del electorado, o bien que admitan
solamente la existencia de una agrupación política que por definición legal representa los intereses de toda
la colectividad nacional. A los primeros se les llama sistemas competitivos y a los segundos sistemas no
competitivos.

Sistemas competitivos

Como ya lo indicamos, estos sistemas se identifican por el hecho de que suponen un juego en el que
intervienen diversos partidos disputándose los votos de la ciudadanía. La competencia entre las
agrupaciones partidistas presenta diversos grados que dan origen a una subclasificación cuyo punto de
referencia es el número de partidos que intervienen en la contienda. Debe aclararse que aunque los
nombres que se asignan a los diversos sistemas competitivos se fundan en ese criterio cuantitativo, lo
cierto es que en realidad cada sistema refleja rasgos cualitativos que lo definen y que producen como
resultado un juego de fuerzas efectivas que son las que se toman en cuenta para la clasificación, con
independencia del número de partidos que formalmente existan.

Considerando una escala de competitividad decreciente, Roger Gerard Schwartzenberg, profesor del
Instituto de Estudios Políticos de París, propone una clasificación de los sistemas competitivos que nos
parece muy adecuada.

Multipartidismo integral
1. Sistemas multipartidistas
Multipartidismo atenuado

Bipartidismo imperfecto
2. Sistemas bipartidistas
Bipartidismo perfecto

De partido dominante
3. Sistemas de partido
dominante De partido ultradominante
Multipartidismo

El multipartidismo supone la existencia de tres o más partidos políticos con capacidad para lograr
una participación relativamente importante en el seno de la representación nacional. Las causas
sociológicas que dan origen al multipartidismo son variadas. Desde el punto de vista social, el
multipartidismo puede ser reflejo de una variada

Conformación clasista de la sociedad de que se trate, con grupos de intereses identificados con
claridad, que deciden organizarse políticamente para intervenir en la lucha electoral. Cuando esta
diversa conformación social y estructura clasista se mezcla con otros factores de carácter étnico,
religioso, ideológico o regional, es muy probable que se produzca un sistema de partidos
múltiples. Así aparecen partidos definidos por una ideología específica (marxista-leninista o
trosquista), por una tendencia religiosa (partidos católicos, musulmanes) o por una vinculación
ètnicoregional como es el caso del partido quebequense en Canadá o el partido republicano
irlandés en la Gran Bretaña.

Además el multipartidismo puede verse incentivado por el tipo de sistema electoral que se adopta
en un país. Al respecto Duverger planteó en su obra Los Partidos Políticos las que él denominó
leyes sociológicas fundamentales a través de las cuales relacionó el sistema electoral con el de
partidos indicando, en primer término, que el escrutinio mayoritario a una sola vuelta da por
resultado el bipartidismo, que la representación proporcional origina un sistema de partidos
múltiples y que el escrutinio mayoritario a dos vueltas da lugar a un multipartidismo atemperado
por la formación de alianzas. Aunque estas llamadas leyes sociológicas han sido severamente
criticadas, es indiscutible que existe una influencia capaz de ser reconocida, por parte de los
sistemas electorales sobre la configuración del sistema de partidos, aunque no puede decirse que
el sistema electoral sea un factor indefectiblemente determinante del sistema de partidos, ya que,
como hemos visto, existen otras razones sociológicas que influyen en la aparición de los partidos
políticos en el marco de una sociedad. De cualquier modo, las afirmaciones de Duverger pueden
considerarse como válidas en un sentido tendencial, es decir, puede admitirse, en el caso del
multipartidismo, que éste tal vez sea el resultado de una tendencia motivada por la aplicación del
sistema electoral de representación proporcional.

El multipartidismo puro (multipartidismo integral), donde varios partidos con fuerzas similares se
disputan el electorado, como es el caso italiano, produce ciertos efectos no siempre favorables
para la estabilidad de un sistema. Uno de ellos, mencionado por Almond y Powell, quienes señalan
que “la presencia de un número elevado de pequeños partidos endebles hacen que el proceso de
agregación de intereses se incremente de tal modo que cada partido únicamente transmite los
intereses de una subcultura o clientela especiales con un mínimo de agregación”.

El multipartidismo atenuado se presenta en aquellos casos que si bien existen numerosos partidos
políticos éstos suelen integrarse en coaliciones sólidas por virtud de las cuales se forman dos
grandes bloques que permiten resolver algunos de los problemas que hemos mencionado con
respecto al multipartidismo integral.
Sistemas bipartidistas

Estos sistemas se producen en países en que, por su experiencia histórica, se llegan a unir
numerosos grupos de interés en torno a dos corrientes políticas principales que se organizan como
partidos y que enfrentan posiciones antagónicas fundadas en dos

Visiones distintas de la sociedad (liberales contra conservadores; burgueses contra proletarios).


Algunos autores afirman que esta dualidad corresponde a la naturaleza de las cosas que suelen
presentarse por parejas contrapuestas; sin embargo, esta posición carece de fundamento
científico. Más práctico es el punto de vista de Deutsch, que señala que: “cuando el número de
activistas políticos y líderes potenciales, y el número y variedad de grupos de interés activos son
mucho mayores, ...un sistema bipartidista puede ofrecer el doble de oportunidades de
participación política; cada uno de los partidos puede representar un equipo completo de líderes
potenciales”. Esto quiere decir que el bipartidismo ofrece no sólo dos opciones perfectamente
definidas para el electorado, sino que, además, plantea la posibilidad de que dos grupos se
alternen en las funciones gubernamentales.

Los sistemas mencionados, el británico y el estadounidense han representado históricamente el


ejemplo más acabado de bipartidismo perfecto, en el que sólo dos fuerzas aparecen como
protagonistas de la lucha electoral. Debemos mencionar ahora las características del llamado
bipartidismo imperfecto, que se sitúa como frontera entre los sistemas multipartidistas y los
bipartidistas. En el bipartidismo imperfecto aparecen preponderantemente dos formaciones que
obtienen, cada una, un porcentaje muy elevado de votación, sin embargo, requieren de una
alianza con una agrupación menor para poder alcanzar la mayoría absoluta que les permita
controlar el gobierno. El ejemplo clásico en la actualidad, del bipartidismo imperfecto es el de la
República Federal de Alemania. En ella existen dos grandes partidos: La Unión Cristiano Demócrata
(CDU) y el Partido Social Demócrata (PSD).

Sistemas de partido dominante

Estos sistemas se caracterizan por el predominio de un partido sobre los demás existentes en el
país. Dicho predominio puede alcanzar diversos grados y de ahí que Schwartzenberg proponga la
distinción entre sistemas de partido dominante y sistemas de partido ultradominante.

Los sistemas de partido dominante se caracterizan, según este autor, por el hecho de que un
partido obtiene durante un largo período de tiempo una constante ventaja electoral sobre todos
los demás participantes. Aunque no alcance la mayoría absoluta de los sufragios, su condición de
partido que cuenta con una considerable mayoría relativa de los sufragios, le permite
prácticamente determinar la orientación del gobierno. Indica el autor que venimos citando, que
para que un partido se pueda considerar dominante debe obtener aproximadamente entre el 30 y
el 35 por ciento de los votos emitidos, aunque no considere indispensable que logre determinar la
formación de un gobierno estable. Desde nuestro punto de vista, la existencia de un partido
dominante sólo puede ser determinada por la capacidad de dirección gubernamental y no
simplemente por un porcentaje de sufragios obtenidos durante un largo período de tiempo, dado
que, si un partido no logra estabilizar y controlar la dirección gubernamental, no se le puede
atribuir plenamente el carácter de dominante.

Sistemas de partido ultradominante

El sistema de partido ultradominante suele caracterizarse por la existencia de un partido que logra
obtener regularmente la mayoría absoluta de los sufragios. Estos partidos suelen aparecer en los
países tercermundistas y constituyen grandes coaliciones de fuerzas identificadas por su afán
nacionalista. Ejemplos de estos partidos los constituyen el Partido Republicano del Pueblo de
Kemal Ataturk, que operó en Turquía controlando el poder desde 1923 hasta 1950; el Partido del
Congreso de la India que, a partir de la independencia, dominó el panorama político de aquella
nación hasta perder por primera vez una elección en 1977; y el Partido Revolucionario
Institucional de México, que se ha mantenido en el poder con diversos nombres desde 1929 hasta
la fecha. En estos sistemas de partido ultradominante se distingue del partido único en que su
hegemonía no deriva de una disposición de la ley sino de la correlación de fuerzas sociales
existentes en el país. Existen efectivamente partidos de oposición que, aunque tengan el carácter
de meros partidos de expresión, aglutinan fuerzas considerables que tienen una efectiva
capacidad de hacer escuchar sus puntos de vista y constituyen un mecanismo de control y de
acción sobre la opinión pública con respecto a las medidas tomadas por el partido mayoritario.

Comentario; la población guatemalteca debió participar con la finalidad de elegir a diversos


funcionarios que participaron a cargos de elección popular. De esa cuenta, es importante analizar
cuál fue la actividad desarrollada por las diferentes organizaciones políticas, principalmente por
los partidos políticos, quienes debieron cumplir con los requerimientos establecidos en la Ley
Electoral y de Partidos Políticos vigente en Guatemala, así como lo que para el efecto establece el
reglamento de dicha ley. Previo a la actividad electoral los partidos políticos deben celebrar
asambleas tanto a nivel nacional, departamental y municipal respectivamente para dar
cumplimiento al mandato legal antes citado y de ahí la motivación de conocer el aspecto jurídico y
práctico de dichas asambleas.

Asimismo, los objetivos planteados en la presente investigación fueron conocer el punto de vista
doctrinario y jurídico de los partidos políticos y determinar la importancia de la regulación legal de
las diferentes asambleas a que están obligados a celebrar los partidos políticos, tanto a nivel
nacional, departamental y municipal.

Por otra parte los métodos utilizados fueron, el científico el cual fue de gran utilidad puesto que
del mismo, se realizó el proceso de selección de documentos, tanto de fuentes primarias como
secundarias, además de utilizar la conceptualización básica, por su importancia; así como el
analítico, tomando en consideración el análisis que se realizó y la síntesis que se aplicó, en lo
relativo al marco teórico, que fue la base del contenido temático de la investigación.

Finalmente, la presente investigación, se divide en cinco capítulos los cuales se describen


brevemente a continuación
se hace referencia al Estado, con los aspectos tanto generales como históricos, los elementos, las
funciones y el sistema político del mismo.

se indica el régimen político electoral, con los aspectos generales de la política, el funcionamiento
de las organizaciones políticas, la institucionalidad y gobernabilidad de los partidos políticos y el
sistema político electoral guatemalteco.

se presenta un análisis jurídico de las asambleas celebradas por los partidos políticos y su
incidencia en el proceso electoral guatemalteco, con los aspectos generales, las funciones del
Comité Ejecutivo Nacional, Departamental y Municipal, las clases de asambleas celebradas por los
partidos políticos, los efectos jurídicos y políticos de las asambleas celebradas, así como los
dirigentes políticos encargados de la redacción y autorización de las asambleas celebradas por los
partidos políticos, y el grado de cumplimiento de la celebración de asambleas por los partidos
políticos participantes en el proceso

Es por ello que la Ley electoral y de partidos políticos es la normativa jurídica vigente en
Guatemala, ya que en la misma se establecen las disposiciones en materia electoral que rigen el
territorio nacional, para lo cual se establece en dicho régimen las actividades correspondientes a
las organizaciones políticas, partidos, políticos, comités cívicos electorales, asociaciones con fines
políticos además de las autoridades y órganos electorales, tales como el Tribunal Supremo
electoral, los órganos electorales y principalmente el desarrollo del proceso electoral, los aspectos
antes mencionados deben ser cumplidos por las organizaciones políticas que decidan participar en
los comicios electorales realizados cada cuatro años, en donde deben de celebrar las
correspondientes asambleas de acuerdo a dicha ley y de esa cuenta dar cumplimiento al aspecto
jurídico y político para que la entidad administrativa correspondiente admita la documentación
que contiene lo acontecido durante la celebración de dichas asambleas.

La vigencia de la Constitución Política de la República marca el inicio del proceso democrático que
se fortalece once años después de la finalización del conflicto armado interno y la firma de los
Acuerdos de Paz, los cuales plantearon la reestructuración de la institucionalidad a través de la
cual el Estado de Guatemala debe ejercer el poder público en garantía de los derechos de sus
habitantes, fundamentado en los principios de libertad, independencia y soberanía.

En esta etapa de vida democrática los avances en el fortalecimiento de la capacidad institucional


del Estado y en el ejercicio de las funciones gubernativas, legislativas y judiciales, que cobraron
impulso gracias, entre otros, a los siguientes hechos: Promoción de los derechos humanos,
actualización de normativa jurídica, implementación de procesos modernos para la gestión
pública, redefinición de los papeles de los funcionarios públicos y empleados públicos, desarrollo
de procesos participativos y de auditoria social y surgimiento de nuevas instituciones que
interactúan en el ejercicio del poder, tales como la Corte de Constitucionalidad, Tribunal Supremo
Electoral, Consejos de Desarrollo, Instituto Nacional de Ciencias Forenses, Dirección General de
Inteligencia Civil, Sistema Nacional de Seguridad, entre otras. Así también el fortalecimiento de
instituciones ya existentes como las municipalidades, el Ministerio Publico, y la Contraloría
General de Cuentas.
No obstante, el proceso de fortalecimiento institucional, el Estado aún requiere cambios
estructurales que por diversas razones no han sido realizados. Tal es el caso de la mejora en la
asignación y ejecución de recursos económicos; la eficiencia, y transparencia en la ejecución de la
función pública, continuación del proceso de reforma normativa; y sobre todo, la excepción
concreta de voluntad política por parte de los funcionarios públicos. Adicionalmente, durante la
última década se ha observado un serio deterioro de la institucionalidad y del poder del Estado
para cumplir con sus funciones esenciales.

En consecuencia, durante estos años de experiencia democrática, el Estado guatemalteco


continúa enfrentando los siguientes desafíos: Hacer efectivo el ejercicio pleno de la ciudadanía
bajo un Estado democrático de derecho, garantizar la seguridad de las personas, recuperar la
credibilidad de las instituciones, ampliar los servicios a las comunidades; en suma, afianza la
democracia. Para superar sus retos históricos y combatir nuevas amenazas, tales como la pérdida
del control territorial, la narcoactividad a nivel regional, el cambio climático, la corrupción e
impunidad, en suma la profunda debilidad del Estado, es imprescindible la adopción de consensos
y acuerdos nacionales para el fortalecimiento institucional del Estado.

GRUPOS DE PRESIÓN

Concepto y tipos de grupos de presión

Al igual que en otros temas de nuestro estudio, existen múltiples definiciones en los textos con
respecto a los grupos de presión. Podríamos decir, sintetizando, que un grupo de presión es un
agrupamiento de individuos, con cierto grado de organización, que realizan acciones dirigidas a los
mecanismos formales de decisión gubernamental con la intención de que tales decisiones sean
favorables a sus intereses o pretensiones.

La importancia de la acción de los grupos en los procesos políticos fue destacada originalmente
por Arthur F. Bentley en su conocida obra “The Process of Governement”, publicada en 1908, en la
cual hacía hincapié en que para los estudios políticos resultaba más importante en la adopción de
ciertas medidas, que el proceso mismo de toma de decisiones formales por los órganos de
gobierno.

En la bibliografía existen discrepancias acerca de la adecuada denominación de estos grupos.


Algunos autores prefieren llamarles “grupos de interés”, en tanto que otros se inclinan por la
denominación de “grupos de presión”. David Trumann define al grupo de interés como cualquier
grupo que, basàndose en una o varias actitudes compartidas, lleva adelante ciertas
reivindicaciones ante los demás grupos de la sociedad, para el establecimiento, el mantenimiento
o la ampliación de formas de conducta que son inherentes a las actitudes compartidas

Como puede apreciarse, la noción de Trumann se funda en el interés compartido más que en el
hecho de que el grupo ejerza presión sobre la autoridad. Paul Noack sostiene que es preferible la
denominación grupo de interés porque la presión es solamente un síntoma de la actividad de una
asociación de intereses.

A nuestro juicio es acertado el punto de vista de Jean Meynaud 203, según el cual las
denominaciones de grupo de presión y grupo de interés designan dos realidades distintas o, si se
quiere, dos momentos diferentes de una misma realidad.

presión supone una actuación específicamente dirigida a presionar a las estructuras


gubernamentales para que se adopte o no una determinada medida política que favorece o no los
intereses del grupo. Es claro que un grupo de interés puede convertirse, en ciertos momentos, en
grupo de presión o incluso serlo permanentemente. Para distinguir la diferencia pensemos en una
asociación de comerciantes que se ponen de acuerdo a fin de realizar acciones que les permitan
mantener un cierto precio de los artículos que venden. Es obvio que tienen un interés común y
que hay una actividad concertada para defenderlo. Mientras esta actividad va dirigida al público o
a otros grupos, la asociación está actuando como grupo de interés. En cambio, si sus acciones se
dirigen a evitar que el gobierno imponga un control de precios sobre los bienes que expenden,
estará ya asumido el carácter de grupo de presión.

Grupos permanentes de presión y grupos de presión eventual

Como hemos visto, todo grupo de interés puede convertirse en un momento dado en un grupo de
presión. Existen grupos que se constituyen con una finalidad específica que originalmente se
encuentra prácticamente desvinculada de las acciones políticas, y que, sin embargo, pueden
ejercer en ciertos momentos, una presión con respecto a una decisión gubernamental. Meynaud
cita el caso de la Academia Francesa, cuyos propósitos habituales son de carácter científico y que,
sin embargo, realizó en ciertas circunstancias una acción presionante con respecto a la aplicación
de tasas impositivas a las publicaciones escritas. En cambio, existen grupos que se constituyen con
el propósito específico de intentar influir en las decisiones gubernamentales. En este caso,
hablamos de grupos permanentes de presión, puesto que su finalidad principal es el ejercicio de
dicha presión. Cuando el grupo tiene otras finalidades principales, pero ocasionalmente pretende
influir en las decisiones políticas, le denominamos grupos de presión eventual.

Grupos públicos, grupos privados y grupos sociales de presión

Se ha planteado la discusión entre los politólogos acerca de si en el interior de las estructuras


pueden existir grupos de presión. Algunos sostienen que, por definición, los grupos de presión sólo
pueden ser privados, dado que la noción de unidad jurídica del Estado impide que éste pueda
ejercer presiones sobre si mismo. No obstante, nos parece que la complejidad de las actividades
del Estado contemporáneo ha dado lugar a que en la realidad política práctica determinados
grupos de funcionarios, o bien sectores específicos de la administración, entren en pugnas que les
inducen a presionar a quienes dentro del mismo aparato estatal habrán de tomar decisiones que
pueden afectarles o beneficiarles como grupo. De allí que nos parezca útil la distinción entre
grupos privados y grupos públicos de presión.
Por otro lado, la división tripartita que proponemos permite emplear la categoría de grupos de
presión en todos los sistemas socioeconómicos vigentes y superar la noción de que sólo pueden
existir grupos de presión en las sociedades capitalistas organizadas bajo los principios de la
ideología democrático-liberal. Se afirma a favor de esta tesis que el carácter pluralista de estas
sociedades es el único que permite la constitución de grupos de presión, los cuales no pueden
concebirse en las sociedades de economía centralmente planificada por el Estado, puesto que en
éstas no existen intereses privados que puedan organizarse. Esta afirmación es sólo parcialmente
cierta ya que, por un lado, en un sector público tan amplio y diversificado como el que existe en
estos países, no puede evitarse la aparición de intereses encontrados que, aunque no siempre
alcanzan un grado de organización formal, si se manifiestan de manera que producen tensiones
dentro del propio sistema de decisiones del Estado. Así, por ejemplo, los dirigentes de las diversas
ramas de la industria soviética luchan entre sí para colocar a la suya entre las prioridades del
partido, lo cual les rinde beneficios en su carácter de grupo de funcionarios. Estaríamos aquí en
presencia de un grupo de presión de carácter público, catalogado no tanto por el tipo de intereses
que defiende, que pueden no necesariamente vincularse al interés público de la economía. Este
fenómeno se presenta también en las sociedades capitalistas en que algunas ramas de la
producción se manejan públicamente. Es conocido el hecho de que grandes industrias
paraestatales, aun en los regímenes capitalistas, ejercen presión sobre el gobierno para obtener
decisiones favorables.

La categoría de grupos sociales de presión, nos permite también resolver el problema de las
diversas motivaciones del agrupamiento en las sociedades capitalistas así como del surgimiento de
grupos de presión que no pueden ser catalogados estrictamente como privados, en las sociedades
socialistas. Aunque Meynaud rechaza esta posibilidad por considerarla sustentada en valoraciones
subjetivas, nosotros pensamos que se apoya en realidad en un criterio objetivo de diferenciación
de los sectores económicos. El sector privado se integra por los propietarios de medios de
producción. El sector social por las organizaciones que, como colectividades, manejan dichos
medios o colectivamente representan intereses frente a la propiedad privada de los mismos, y el
sector público se constituye por la administración del gobierno y de los medios de producción y de
coacción que corresponden al Estado.

Grupos de masas y grupos de cuadros

Duverger204 traslada esta clasificación desde el ámbito del estudio de los partidos políticos. Sin
dejar de reconocer que parece un poco artificial aplicada a los grupos de presión, es interesante
considerarla porque explica algunas modalidades del proceso de integración de estos grupos. Así,
los que hemos llamado grupos sociales, se nos presentan como grupos de encuadramiento
masivo, que buscan atraerse un número considerable de adeptos de forma que la cantidad de sus
miembros sea un elemento de apoyo considerable cuando ejerce presión; tal es el caso de los
sindicatos o de los movimientos étnicos, feministas, ecologistas o pacifistas.

Grupos de beneficios y grupos de ideas


Otra distinción importante es la que separa a los grupos que persiguen un beneficio concreto para
sus integrantes, de aquellos que defienden un interés general. “Algunos autores llaman a los
primeros grupos, de interés y a los segundos, de ideas. A nuestro juicio, esta terminología no
resulta adecuada porque hemos partido de la base de que todos los agrupamientos de esta
naturaleza se identifican por un interés, aunque es cierto que no es lo mismo pugnar por medidas
que benefician directamente

Debe admitirse que esta distinción, como cualquiera de las otras, sólo tiene un valor relativo para
permitirnos ubicar la tendencia manifiesta o principal de los grupos, pero que no pueden
establecerse fronteras precisas que separen a unos de otros. Es muy frecuente que bajo la
cobertura de la defensa de valores generales se encuentren intereses materiales concretos, como
sucede cuando se busca el reconocimiento de valores, como la igualdad social o entre los sexos, o
cuando se argumenta a favor de la ecología, pues los interesados en estos valores pueden también
obtener mejores condiciones de empleo en los casos étnico o sexológico o bien la preservación de
sus tierras cultivables amenazadas, por ejemplo, por la construcción de un aeropuerto o una
presa.

Igualmente los intereses materiales concretos pueden vestirse con un manto de defensa de
valores generales, como ocurre en las campañas patrocinadas por los empresarios a favor de la
libre empresa.

Pros y contras de los grupos de presión

La existencia de estas realidades políticas han dado lugar a juicios valorativos con relación a su
papel en los procesos políticos. Se argumenta a favor de la existencia de estos grupos: 1. Que
estimulan la discusión pública de los asuntos que requieren de una decisión política; 2. Que
emplean métodos no siempre legítimos como el chantaje o la corrupción, deteriorando el sistema
político; 3. Que permiten la acumulación de un excesivo poder en manos de los dirigentes de los
grupos, cuyos intereses pueden acabar oponiéndose a los de las colectividades que dicen
representar (la ley de hierro de la oligarquía parece operar también en el grupo de presión); 4.
Que su multiplicación en defensa de muy variados y encontrados intereses concretos, dificulta la
negociación y la adopción de medidas generalmente aceptables.

Grupos de presión y partidos políticos

Como puede apreciarse, los grupos de presión se mueven en el terreno político con el objeto de
lograr ventajas para sus agremiados. En este sentido, su función parece confundirse con la de los
partidos políticos a la que ya nos hemos referido.

una diferencia importante la constituye el hecho de que los grupos de presión se especializan en la
articulación de intereses, y los partidos en la agregación de los mismos. “Entiendo por articulación
la expresión pública de las aspiraciones de quienes integran los grupos representados, y por
agregación, la conciliación y estructuración de las demandas así expresadas para formular líneas
de acción política concretas. Esta distinción parece insuficiente, pues lo mismo existen grupos de
presión que reclaman decisiones políticas precisas como resultado de la agregación de los
intereses que representan; como partidos políticos que formulan solamente demandas específicas
de los grupos que los integran”

Esta distinción entre acción directa e indirecta se explica por una diferente actitud frente a la
decisión política. Los grupos de presión desean que se tomen ciertas medidas,
independientemente de quien lo haga; de allí que, frecuentemente, presenten sus demandas de
igual manera frente a distintos partidos políticos en pugna, en tanto que los partidos buscan el
ejercicio directo del poder, de modo que sean las personas por ellos propuestas quienes tomen las
decisiones.

Esta distinción se expresa por dos funciones que son exclusivas de los partidos políticos y que los
grupos de presión no realizan: la intervención en la contienda electoral y la administración directa
del poder como grupo. Debe precisarse el énfasis que hacemos en estas dos últimas palabras:
como grupo, pues si bien los grupos de presión no intervienen directamente como tales en las
elecciones, sí suelen lograr que los partidos políticos designen como candidatos a personas
propuestas por ellos, con lo cual, en muchos casos sus integrantes llegan también a ser
administradores directos del poder.

1. Subordinación de grupos de presión a los partidos políticos

2. Subordinación de los partidos políticos a los grupos de presión, y

3. Establecimiento de relaciones igualitarias de cooperación.

El caso de la subordinación de los partidos a los grupos de presión se da cuando aquéllos


dependen en la práctica de éstos. Schawartzenberg209 distingue entre dependencia oficial y
dependencia oculta. La primera se da en los partidos de conformación indirecta en que las grandes
organizaciones de masas conforman y orientan la acción de los partidos. La dependencia oculta se
produce cuando el partido depende de grupos económicos o financieros que lo constituyen como
instrumento de su acción política.

Factores de poder de los Grupos de Presión

La fuerza de los grupos de presión y su capacidad efectiva de influir en las decisiones políticas, se
deriva de diversos factores que pueden actuar de manera aislada o combinándose entre sí. Los
principales son: su capacidad financiera, el número de miembros, la eficiencia de la organización,
el reconocimiento público de que disfrutan y el tipo y la calidad de sus contactos.

Recursos económicos

La cantidad de medios financieros de la que puede disponer el grupo de presión es determinante


para sus actividades. Le permite pagar publicidad, disponer de órganos de investigación
especializados, movilizar a sus miembros, financiar campañas políticas e incluso, ofrecer dádivas y
recompensas materiales a los funcionarios públicos.
Número de miembros

La cantidad de personas adheridas a un grupo, puede ser determinante en cuanto a la presión que
es capaz de ejercer. Los grupos de presión de masas se fundan en este principio. Por ejemplo, un
sindicato que abarque diversas ramas de la industria puede paralizar, mediante una huelga,
diversas actividades vitales de un país. Igualmente, en los países con sistemas electorales
avanzados, la amenaza colectiva de votar en la siguiente elección por la oposición, puede mover al
gobierno a acceder a sus peticiones.

Reconocimiento público

La imagen que el grupo proyecta sobre la sociedad en general puede determinar también la
efectividad de su presión. Si el grupo disfruta de prestigio entre el público en general, puede
mover amplios sectores de la opinión de éste a favor de sus demandas, lo cual será, sin duda,
tomado en cuenta por los órganos decisorios del gobierno.

Eficiencia de la organización

La capacidad organizativa de la agrupación para movilizar a sus miembros o para inducirlos a


realizar actividades específicas, cuenta también considerablemente en la determinación de la
fuerza que pueda aplicar el grupo a favor de sus intereses. Una organización numerosa pero poco
cohesionada puede tener más dificultades para hacerse oír que un grupo más pequeño pero mejor
organizado y activo.

Tipo y calidad de los contactos

Las relaciones personales de los miembros destacados o de los dirigentes del grupo de que se
trate, con los funcionarios gubernamentales, puede resultar decisiva para el logro de los objetivos
propuestos. Un grupo con escaso reconocimiento público puede, sin embargo, contar con
miembros que tengan estrechas relaciones familiares o de negocios con funcionarios colocados en
posiciones claves para la toma de decisiones en las que el grupo está interesado.

Formas de actuación de los Grupos de Presión

La manera de actuar de los grupos de presión puede ser muy variada. El concepto de presión
implica no tanto “la posibilidad de tener acceso al poder político, como la posibilidad de recurrir a
sanciones negativas –castigos- o positivas-premios- con el fin

Esto quiere decir que la presión es ejercida por un grupo no sólo por el hecho de ser capaz de
formular una demanda, sino, particularmente, por su capacidad para ofrecer a cambio de la
decisión favorable una posible ventaja para aquéllos que tomen dicha decisión o la posibilidad de
crearles problemas específicos.

Persuasión
Según Eduardo Andrade Sánchez ésta consiste en el objetivo de convencer con argumentos, a
quienes tienen la posibilidad de tomar decisiones, de que aquella demanda que presentan y que
favorece al grupo en cuestión, tiene los fundamentos para ser la determinación más adecuada.
Resulta difícil distinguir los límites de la persuasión que tiene por objeto un convencimiento
racional, de aquella presión que incluye elementos como el ofrecimiento de ventajas materiales,
que pueden llegar al soborno o las amenazas que pueden identificarse con el chantaje. Con esta
salvedad, nos referiremos aquí a dos técnicas persuasivas que son características de la acción de
los grupos de presión: el lobbying o cabildeo y el empleo de los medios de comunicación.

Lobbying

Para Eduardo Andrade Sánchez este término deriva de la palabra inglesa lobby, que designa el
pasillo o vestíbulo de los edificios gubernamentales y se refiere al trabajo de convencimiento
hecho sobre los parlamentarios o los funcionarios que trabajan en dichos edificios, no de manera
oficial, mediante peticiones dirigidas a ellos en su carácter de funcionarios, sino de manera más o
menos discreta y realizada en los “pasillos” más que en las oficinas; dicho esto de una manera
figurada.

Uso de los medios de comunicación

Aunque la finalidad de los grupos de presión no va dirigida a convencer al público, sino al


gobierno, es frecuente que se busque atraer partidarios entre el público para la causa defendida,
con el propósito de que esta opinión ejerza alguna influencia en las decisiones gubernamentales.
Los grupos de presión destinan así fuertes cantidades de dinero a campañas publicitarias en los
medios de comunicación, que se emplean como instrumentos de presión indirecta sobre el
gobierno. Ésta, constituye una técnica intermedia entre la persuasión y la acción directa tomada
por los grupos con el propósito de presionar. Puede adquirir diversas formas relacionadas con
diferentes intereses del propio gobierno. Una de ellas es la amenaza electoral, en el sentido de
retirar los votos para una posible reelección a aquellos candidatos que no se plieguen

Acción directa

Los sindicatos pueden recurrir a huelgas más o menos generalizadas para lograr que se tomen las
decisiones que pretenden. En ocasiones, se puede recurrir a la resistencia pasiva mediante
fórmulas como “tortuguismo en el trabajo” o falta de colaboración de los empresarios privados en
relación con las acciones que emprende el gobierno. Otras veces se acude al expediente de retirar
efectivamente los capitales del país, con el fin de provocar una situación económica crítica. Esta
técnica fue empleada con singular eficacia en México en 1976 con la finalidad de que el gobierno
abandonara los propósitos reformistas que había puesto en marcha y también fue intentada por
los capitalistas franceses a raíz de la victoria del partido socialista, encabezado por Francois
Miterrand.

Formas Típicas de los Grupos de Presión


Grupos empresariales privados

Éstos se constituyen particularmente en agrupaciones de empresas industriales o comerciales. En


Estados Unidos, los industriales se agrupan en la Asociación Nacional de Fabricantes (Nationals
Association of Manufacturers, NAM) cuyos miembros comprenden el 8% de las empresas
manufactureras del país, pero controlan el 75% de la producción industrial. Los comerciantes se
agrupan en la Cámara de Comercio de Estados Unidos (United States Chamber of Commerce) y
existe además la Mesa Redonda de Negocios (Business Roundtable) constituida en 1974 y a la que
pertenecen los ejecutivos más importantes de las 180 corporaciones más grandes de los Estados
Unidos. En Francia, los empresarios se agrupan en el Consejo Nacional de Empresariado Francés
(CNDF) dentro del cual los comerciantes constituyen el “Consejo Nacional del Comercio”. En
Alemania, existe la Federación de las Industrias Alemanas en la que predomina particularmente la
industria siderúrgica. En México operan, como organismo de los industriales la Confederación de
Cámaras Industriales (CONCAMIN);

Grupos de agricultores

Los intereses de los productores del campo suelen también dar lugar a la constitución de grupos
de presión, En Estados Unidos existen tres agrupaciones principales: la de los patrones agrícolas, la
Unión Nacional de Granjeros y el Buró de Granjeros. En Francia, la Federación Nacional de los
Sindicatos y Empresarios Agrícolas. En Alemania, la Unión Nacional de los Campesinos. En Italia
existen tres organizaciones: la Confederación General de la Agricultura, la Confederación Nacional
de los Cultivadores Directos y la Federación de la Tierra. En México, la Confederación Nacional de
la Pequeña Propiedad “CNPP”, en Guatemala UNAGRO.

Organizaciones de trabajadores

Los trabajadores suelen agruparse también en grandes centrales de carácter nacional. En Estados
Unidos, la AFL-CIO (American Federation of Labor-Congress of Industrial Organizations) que es una
agrupación federal de sindicatos. Fuera de ella, existen algunas agrupaciones importantes por el
tipo de industria al que pertenecen los trabajadores como por ejemplo los trabajadores mineros
unidos y los trabajadores de la industria automovilística. En Francia existen la CGT (Confederación
General del Trabajo) y la CFDT (Confederación Francesa y Democrática del Trabajo). En Alemania la
Confederación de los Sindicatos Alemanes(DGB). En México la Confederación de Trabajadores de
México (CTM), la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), la Confederación Obrera
Revolucionaria y otras integradas en el Congreso del Trabajo. En Guatemala tenemos,
UNSITRAGUA.

Agrupaciones de profesionistas liberales

En algunos países este tipo de agrupaciones tiene una muy considerable relevancia. Por ejemplo
en Estados Unidos, la Asociación Médica Americana (AMA) se ha constituido a lo largo de los años
en un importante grupo de presión que se ha opuesto con éxito a determinados programas de
seguridad social que han pretendido ser implantados por el gobierno. En México, la agrupación
profesional de los economistas se ha constituido en los últimos años como grupo de presión,
particularmente por el prestigio intelectual de sus miembros. En Guatemala diversos colegios de
profesionales.

Agrupaciones religiosas

Éstas constituyen también grupos de presión en diversos países. En Polonia, por ejemplo, se ha
constituido tradicionalmente en grupo opositor a las políticas gubernamentales. En Italia y en
España ha sido dinámica su actividad en contra de la adopción de medidas como la regulación
legal del divorcio o del aborto. En México llegó a generar una insurrección civil en contra de los
gobiernos revolucionarios.

Ejército

Como cuerpo, el ejército constituye también un grupo de presión de importante relevancia en


todos los países. Su actividad tiende a lograr que el gobierno apruebe presupuestos considerables
para los gastos militares y, en ocasiones, como lo prueba la política de varios países
sudamericanos, se constituye en un grupo que opta directamente, empleando la fuerza, por su
acceso al poder.

Medios de comunicación

Estos constituyen grupos particulares de presión sobre todo en los casos en que son administrados
privadamente. Un congresista estadounidense afirma que todos los miembros del Congreso
dependen, en buena medida, del vigor que les otorga la televisión, de sus apariciones en la
pantalla. “Es extremadamente difícil ser un crítico de las cadenas de televisión”. Los periódicos,
estaciones de radio y de televisión suelen ejercer una presión sobre el gobierno por su capacidad
de influir en la opinión del público. En ocasiones, como el caso de los periódicos pertenecientes a
sindicatos, se expresan públicamente como medios al servicio de ciertos grupos, pero en otras, su
influencia es oculta pero no por eso menos efectiva.

Otras agrupaciones

Según las circunstancias sociales y culturales de cada país, se constituyen diversas agrupaciones
con distintos fines. Algunas representan a minorías étnicas, como es el caso de distintos grupos en
Estados Unidos, entre los que destaca la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de
Color. En naciones que han intervenido en las dos últimas guerras mundiales suelen tener
influencia las agrupaciones de excombatientes. En ellas se agrupa un considerable número de
personas de edad avanzada. Tales agrupaciones de retirados son importantes en muchos países.

Comentario; En el estudio se realizó un análisis de la conducta de los grupos de presión


nacionales ante las iniciativas gubernamentales y las decisiones que el gobierno pueda tomar en
determinado momento, en este caso fue estudiado el escenario del ALBA como una alternativa de
integración regional de los pueblos latinoamericanos y caribeños, que pretende erradicar la
pobreza, la exclusión social y fomentar el desarrollo de los países en vías de desarrollo de la
región. La alternativa bolivariana trasciende lo comercial, va más allá y da cabida también a
cuestiones culturales, turísticas, educacionales, de salud, entre otras. En este sentido el ALBA está
empapado de un fuerte contenido social que pretende el mejoramiento del nivel de vida de los
pueblos.

Según la legislación guatemalteca, compete a los Órganos Legislativo y Ejecutivo la toma de


decisiones, sin embargo, existen una gran cantidad de actores que pueden influir para que esas
decisiones se admitan en función de sus intereses. Dichos actores son los grupos de presión que
influyen ante el poder público con el fin de satisfacer sus intereses a través del uso de diferentes
mecanismos para ejercer presión, como el acercamiento a las autoridades, el cabildeo, la
utilización de los medios de comunicación, entre otros.

Bajo esta dirección la investigación estuvo dividida en dos partes. La primera donde se desarrolló
toda la recopilación y redacción documental de información, tanto de lo referente al ALBA como a
los grupos de presión. En la segunda, fue efectuado el trabajo de campo, donde se llevaron acabo
una serie de entrevistas a miembros de diferentes grupos que fueron estimados como grupos de
presión por la investigadora y seleccionados de forma aleatoria. Finalmente, se realizó el
respectivo análisis de los resultados y su presentación, con el fin de dar elementos que permitan
construir juicios propios al lector de la investigación y generar el debate intelectual.

La investigación se presenta en cuatro capítulos. El primer capítulo de aspectos teóricos y


metodológicos de la investigación, está constituido por una descripción de los elementos
metodológicos utilizados en la investigación, como el método y técnicas utilizadas, la definición del
problema, la delimitación espacial y temporal del estudio y los objetivos generales y específicos.
Así mismo, se expone la teoría de las Relaciones Internacionales empleada para la explicación de
los resultados, dicha teoría fue la Teoría de Juegos. También se describe en dicho capítulo como
fue la utilización de la técnica de la entrevista y se hace mención de los entrevistados.

Los Grupos de Presión. En este sentido, el capítulo pretende dar una visión de lo que se entiende
por grupos de presión y sus mecanismos de acción. Contiene lo que es la definición de grupos de
presión, su respectiva clasificación y su campo de acción. Así mismo se incluye lo que son los
grupos de presión en las Relaciones Internacionales y el papel de las Organizaciones no
Gubernamentales como actores de presión y el rol de éstas en el sistema de Naciones Unidas.
También se explica la relación que existe entre el poder y los grupos de presión y su influencia en
la estructura jurídico-política de los Estados mencionando los mecanismos utilizados para ejercer
esa presión e influencia. Se hace una diferenciación entre grupos de presión y partidos políticos
para que haya claridad de lo que pretende cada uno y no se caiga en la confusión de pensar que
puedan ser lo mismo. Finalmente, se hace mención de las formas típicas de los grupos de presión
en Guatemala, enmarcándolas en una serie de categorías y colocando algunos de los grupos
nacionales que corresponden a cada una de ellas.

los resultados de las entrevistas realizadas contrastándolos con la teoría. Pretende dar a conocer
los aspectos más relevantes del estudio de campo e interpretar los resultados obtenidos. Como
parte del análisis realizado, se seleccionaron una serie de indicadores identificados como variables
transversales que permitieron orientar la presentación de los resultados. Tales variables son el
factor ideológico, la estrategia de la nación, el rol del Estados como proveedor de los servicios
sociales, la cooperación sur-sur y el papel de los medios de comunicación.

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