El Tramo Ancla
El Tramo Ancla
El Tramo Ancla
El tramo anda. Ensayos puertorriqueños de hoy, Rio Piedras, Puerto Rico, Editorial
de la Universidad de Puerto Rico, 1993.
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Cristina Bravo Rozas «El tramo anclo,,: últimas tendencias del cuento puertorriqueño
2 José Luis Vega. Reunión de espejos, Puerto Rico, Editorial Cultural, 1988.
Efrain Barradas. Apalabra,niento: Diez Cuentistas puertorriqueños de hoy Hanover,
Ediciones del Norte, 1983.
Revista Iberoamericana, Estados Unidos, Universidad de Pittsburg, ti.0 162-163, ene-
ro-junio, 1993.
Esta narrativa parece seguir los parámetros realistas, pues utiliza la anéc-
dota verosímil como eje constructivo del relato y establece continuas corres-
pondencias miméticas con acciones habituales de nuestras vidas. Sin embar-
go, la angustia que genera la aplastante cotidianeidad puede abocar a los
narradores al relato terrorífico o fantástico, que intenta reflejar ese miedo a
la existencia de todos los días, y donde lo aparentemente real tiene una cara
desconcertante, monstruosa y trágica. Esta subversión literaria también llega
a apropiarse del humor, un humor ácido y despiadado que arranca la risa y
las lágrimas casi simultáneamente.
Algunos escritores no desean quedarse en una manzana de su barrio y
buscan una proyección más universal, entonces entra en escena una modali-
dad que se denomina «antillana o caribeña». Ana Lydia Vega bucea en la
esencia afroantillana, se lanza al ahondamiento en la convivencia de domini-
canos, haitianos, cubanos y puertorriqueños, recreando unas jergas y una for-
ma de ver la vida particularmente isleña y que bebe directamente de fuentes
africanas. Jaime Martínez Tolentino rastrea los orígenes puertorriqueños,
pero en este caso es la herencia taina su punto más claro de referencia.
La «retórica de lo doméstico» que inunda la cuentística puertorriqueña no
se queda en un localismo sin más, se metamorfosea en la «metafisica hoga-
reña», escarba en los abismos interiores del ser humano, en las reacciones del
individuo ante determinadas situaciones que le depara la vida de hoy. Veinti-
trés y una tortuga de Mayra Montero describe las relaciones de pareja desde
distintos ángulos, en Hilando Mortajas de Juan Antonio Ramos el triste
espectáculo de la vida diaria en las zonas residenciales de San Juan queda
retratado cómo si de una instantánea se tratase. Héctor Meléndez en Impacto
Súbito penetra en el mundo de las sectas y el fanatismo religioso o político,
o bien, el lector se convierte en «voyeur» de la existencia rutinaria de una sir-
vienta y de la actividad de dos fervorosos amantes en la cama. Las noticias
de un periódico que selecciona uno de los protagonistas de Cuentos para
leerse de pie de Antonio González Caballero informan de lo que realmente
sucede en Puerto Rico. Edgardo Sanabria Santaliz en Cierta inevitable muer-
te viaja a los Estados Unidos para fotografiar la vida de los puertorriqueños
del restaurante Borinquen, pero también forma parte de su punto de mira los
suicidios o las relaciones familiares. En la otra orilla de José Luis Ramos
Escobar se sufre la impaciencia de un atasco en un día lluvioso y se siente
verdadero miedo a la violencia callejera, se juega al confidente de un ena-
morado desengañado o se presencia la traición de un amigo para no ser per-
seguido políticamente. En casa de Guillermo TeIl de Juan Antonio Ramos el
mundo de las falsas apariencias inunda el texto, mientras que Ricardo Vélez
Arzuaga y Félix Córdova Iturregui revelan las tragedias del mundo de los
marginados por la sociedad —enfermos de Sida, retrasados mentales, homo-
sexuales etc...
La narrativa femenina comienza a tenerun papel protagonista en el perío-
do anterior —años setenta—, pero su consolidación definitiva se correspon-
de con la época que estoy analizando —década de los ochenta a los noven-
ta—. Ramón Luis Acevedo realiza un pormenorizado estudio de estas obras
en Del silencio al estallido:
Más conos que largos, más chocantes que rutinarios, estos tex-
tos de muj eres cuentan sucesos extraños, incitantes incertidumbres
de amor, sexo y celos o enredadas aventuras individuales y colecti-
vas... Hay de todo: deliciosos juegos prohibidos, desventuradas
pasiones, cómicas ocurrencias, secretas traiciones, abortos, dolorosas
rebeldías y crímenes ignorados. Forman en fin el tejido de estas tra-
mas las batallas a veces ridículas, a veces desgarrantes que se libran,
no en la guerra, sino en la convivencia7.
Estas narradoras tratan los asuntos más diversos pero abandonan una acti-
tud puramente feniinista o reivindicativa; traspasan la barrera del tópico
6 Ramón Luis Acevedo. Del silencio al estallido: la narrativa femenina en Puerto Rico,
Puerto Rico, Editorial Cultural, 1991, pág. 50.
María M. Sola. Aquí cuentan las mujeres. Muestra y estudio de cinco narradoras
puertorriqueñas, Rio Piedras, Puerto Rico, Ediciones Huracán, 1990, pág. 13.
8 El término choteo se refiere al peculiar sentido del humor «antillano» —cubano, puer-
torriqueño, dominicano— en el que se mezclan lo grotesco, lo popular, lo soez como forma de
supervivencia ante la opresión y la adversidad. Luis Rafael Sánchez es uno de los maestros de
esta «poética de lo soez» en Puerto Rico.
Mucho menos te voy a hablar como esos cuentos que andan por
ahí en los que todo el mundo habla como un drogadicto y que a veces
ni yo entiendo, y que si los sacas en avión a cualquier parte nadie los
entiende9.
Ana Lydia Vega disecciona su método de construcción de «Cuento en
camino», tras recoger las historias que le contaron varios viajeros en un tra-
yecto en autobús; José Luis Ramos Escobar invita desde «El trampolín» a
nadar hacia un final para su relato; Carmen Lugo Filippi propone una autén-
tica receta literaria para escribir con éxito guiones de telenovelas:
Era infalible:
Mezcle una infidelidad con un abono,
Añada un crimen,
Agite bien.
Adobe con unos granitos de brujería,
un puñado de celos,
una poca de envidia.
Vierta la mezcla en un molde rosado.
Adórnelo con un villano (a),
un corazón negro (siempre negro) y
un niño tierno.
Riéguele tres violinadas
y una docena de lagrimones.
Hornee a fuego lento’0.
Yvonne Ochart. Elfuego de las cosas, Puerto Rico, Universidad de Puerto Rico, 1990,
pág. 41.
lO Carmen Lugo Filippi. «Adiestrados ya los pies en la carrera», Virgenes y mártires,
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