Birdman
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Birdman
Adentrarse en los recovecos de la mente humana, nunca fue sencillo. La crítica cinematográfica, no
se muestra unánime con la película objeto de nuestro análisis, ya sea por motivos artísticos o
técnicos. Más allá de esas, para nuestra disciplina, estériles discusiones, hemos de decir que la
película, impecablemente interpretada por Michael Keaton retrata de una manera plástica y realista
dos fenómenos diferentes, pero unidos de forma irresoluble y que no son otros que La esquizofrenia
paranoide y La anosognosia o falta de conciencia de enfermedad, así como la pérdida de la
capacidad para percibir adecuadamente las consecuencias de la misma y que, lleva en la mayoría de
las ocasiones aparejada o bien el abandono de la medicación o, en el peor de los casos la falta de
diagnóstico.
Riggan Thomson sufre un trastorno que trata de paliar a base de ejercicios respiratorios de
autorelajación, mientras una voz en su cabeza le indica lo que debe hacer, cuestión esta que en
ocasiones resulta ideas disparatadas y absurdas.
La esquizofrenia es una enfermedad mental grave. Se trata de un desorden cerebral que deteriora la
capacidad de las personas en muy diversos aspectos psicológicos como el pensamiento, la
percepción, las emociones o la voluntad, es decir, los que la padecen, sufren una pérdida de contacto
con la realidad (psicosis), alucinaciones, delirios (creencias falsas), pensamiento anormal y alteración
del funcionamiento social y laboral. Etimológicamente significa «mente escindida». Con este
término, se quería subrayar las alteraciones en el pensamiento que presentan estos sujetos.
Thomson se nos presenta en una primera escena (o plano secuencia, como está rodada toda la obra)
levitando, en la posición del loto, en un habitáculo que para nada lleva a la reflexión y a la quietud de
ánimo precisamente (botellas de alcohol vacías, un desorden nada clásico en los amantes de la
meditación etc…) es en ese momento, cuando el espectador comienza a preguntarse si se trata de
alguna licencia del Director o hay que mirar un poco más allá de la pantalla, aunque en esa fase, nada
nos haría sospechar de tamaña situación.
Hay dos grandes problemas en relación con los síntomas de la esquizofrenia y estos consisten en que,
los síntomas en su mayor parte son subjetivos (intangibles, no medibles), es decir, sólo el sujeto los
experimenta, con lo cual no pueden ser comprobados. El segundo, es que la esquizofrenia es una
enfermedad que presenta muchos y variados síntomas pero ninguno es específico de ella, sino que
también pueden estar presentes en otros trastornos mentales. Actualmente se dividen los síntomas en
dos grandes grupos:
Los positivos consisten en aquellas manifestaciones anormales que experimentan o hacen los
pacientes, como ver cosas que no existen (alucinaciones) o pensar que ocurren cosas que no son
verdad (delirios).
Los negativos consisten en aquellas manifestaciones que hacen pensar que el sujeto está perdiendo
capacidades para pensar, sentir o hacer cosas con normalidad. En el ejemplo que nos ocupa, el
alcohol también corre en contra de su dolencia, pero su dejadez le hace dormirse encima de un cartón
en la calle en pleno corazón de Broadway a tan sólo unas cuantas horas del estreno de su obra.
Denota frialdad hacia los demás, indiferencia o desinterés por todo, en especial con las personas que
le rodean (su hija, una adolescente en plena terapia de desintoxicación de las drogas, su ex esposa a
la que en un momento brillante de la película le pregunta por qué motivo se divorciaron, a lo cual
ella le responde que si no recordaba haberle lanzado un cuchillo de cocina)
Delirios: ideas erróneas de las que el paciente está convencido. Por ejemplo en nuestro caso, «que
puede volar».
Alucinaciones o falsas percepciones como “la del pájaro que le acompaña durante todo el film y que
encarna la paranoia del personaje que se adueñó de su psique durante tanto tiempo”
Bajo mi humilde punto de vista es la más magistral muestra de entendimiento, cruce y definición
conjunta que visualmente se haya realizado de un delirio y una alucinación en su conjunto.
Este pájaro esquizofrénico nos hace reflexionar sobre muchas cuestiones que en ocasiones nos
acucian, como la seguridad de un trabajo fijo, que estigmatiza a los sujetos y los aliena como en el
caso de Thomson o el de la cantidad de genialidades y personas de a pié, de las que nos cruzamos a
diario que padecen esa otra vida, la que te proporciona la esquizofrenia.
La escena final, nos sugiere un “Follie a deux”, que obviamente no desgranaremos y que, sólo con el
visionado de la película, podremos entender.