Narrativa Hispanoamericana, El Realismo Mágico
Narrativa Hispanoamericana, El Realismo Mágico
Narrativa Hispanoamericana, El Realismo Mágico
origen de cada autor. A partir de los años cincuenta y sesenta se produjo un cambio, y los relatos
alcanzaron una gran difusión internacional.
A partir de los años cuarenta se inicia un periodo de renovación que condiciona la creación narrativa
posterior y cuyas características son:
En los temas, comienzan a incluirse problemas existenciales junto a los sociales, e irrumpe el
realismo mágico: vinculado a la percepción de la naturaleza y de la realidad americana como
un mundo donde lo real alcanza una dimensión extraordinaria.
En el aspecto estético, se tiende a una prosa cuidada con estructuras de gran elaboración y se
introducen innovaciones en la técnica narrativa (debido a la temática de carácter mágico).
A partir de 1960 se publican algunas novelas de carácter experimental (influidas por Faulkner y Joyce), y
supone una etapa de máximo esplendor para la novela hispanoamericana.
El nuevo realismo: se pretende ofrecer una nueva visión de una realidad en la que siguen
presentes las preocupaciones sociales y políticas con la multiplicación de los puntos de vista y la
organización compleja de la narración. Ej.: La ciudad y los perros (Mario Vargas Llosa)
El realismo mágico: las peculiaridades naturales y culturales de América están presentes.
Muchos escritores mezclan elementos reales y sucesos sobrenaturales. Ej.: Cien años de soledad
(Gabriel García Márquez).
La narración neofantástica: aunque hay mezcla de cotidianidad y de elementos fantásticos, los
ambientes son urbanos. Aparecen preocupaciones filosóficas que conducen a juegos
intelectuales. Ej.: Las armas secretas (Julio Cortázar).
Miguel Ángel Asturias: en su obra más conocida, El señor presidente, retrata las dictaduras
hispanoamericanas con elementos caricaturescos y surrealistas.
Alejo Carpentier: combina el asombro ante la naturaleza americana y el barroquismo expresivo.
Ej.: El siglo de las luces.
Jorge Luis Borges: su creación narrativa se compone de relatos cortos (Ficciones, El Aleph…)
que tienden a ser juegos imaginativos que ponen al lector ante insólitos ejercicios intelectuales
con el objetivo de plantear problemas de carácter metafísico. Entre los temas encontramos:
El tiempo cíclico y circular
Presencia de laberintos que simbolizan el universo
Las bibliotecas, que representan la imposibilidad del conocimiento
Los espejos como imagen del desdoblamiento en la personalidad humana
Los ríos, que simbolizan el tiempo que fluye
La muerte, como final o principio del mundo cíclico
Juan Rulfo: su producción literaria se reduce a una colección de cuentos titulada El llano en
llamas y la novela Pedro Páramo. Las características formales son: el desarrollo no lineal de la
narración, la combinación de varias perspectivas y la mezcla del lenguaje culto con el popular.
Julio Cortázar: como cuentista crea juegos de ingenio y de imaginación. El estilo de su prosa se
caracteriza por su musicalidad, por el ritmo fluido de sus oraciones y por originalidad de sus
metáforas. Ej.: Bestiario. Entre sus novelas sobresale Rayuela, se trata de una novela que se
organiza como un rompecabezas. El objetivo de Cortázar es describir el absurdo de la realidad
que percibimos. Sus recursos principales son: el fragmentarismo, la despreocupación por la
ortografía y la mezcla de formas de expresión de un modo paródico.
Gabriel García Márquez: inventa un espacio geográfico llamado Macondo (donde se confunde la
realidad y la ficción). En Cien años de soledad introduce la violencia humana, la naturaleza
salvaje, las guerras junto con las hechicerías y milagros para crear un marco mágico y humano
para el tema de la obra: el destino del ser humano. Otras obras son: Crónica de una muerte
anunciada y Del amor y otros demonios.
Mario Vargas Llosa: toma la realidad como tema de sus narraciones y se introduce en mundos
míticos sacados de su propia vida y del Perú. Ej.: La ciudad y los perros, Conversación en La
Catedral… La producción literaria de Vargas Llosa responde a tres aspectos básicos: el
autobiografismo proyectado en una tercera persona, la ambición totalizora que abarca toda la
realidad, y u enfoque novedoso para convertir la realidad en materia poética. Por ello emplea
técnicas complejas (confusión de tiempos narrativos, la mezcla de acción y las innovaciones
léxicas).
Sin embargo, cabe destacar otros autores de la época del “boom” tales como: