Im 1 3 817513045 In1 2139161
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La norma aplicable de caducidad, para la época en que ocurrieron los hechos que
dieron lugar a este proceso -junio de 2001-, era el numeral 9 del artículo 136 del
C.C.A., modificado por el artículo 44 de la Ley 446 de 1998 (…) [E]l término de
caducidad de la acción empieza a correr a partir de la fecha en que efectivamente
se realice el pago o, a más tardar, desde el vencimiento del plazo de 18 meses
previsto en el inciso cuarto del artículo 177 del C.C.A., franja temporal que
empezaría a contarse después de la ejecutoria de la providencia que ordena el
pago.
CONSEJO DE ESTADO
SECCIÓN TERCERA
SUBSECCIÓN A
II. ANTECEDENTES
1. La demanda
1
Efectuado el reparto correspondiente, el asunto le fue asignado al Juzgado 37 Administrativo de
dicha ciudad. Sin embargo, por falta de competencia funcional, este lo remitió al Tribunal
Administrativo de Cundinamarca por medio de auto de 1 de junio de 2010 (f. 86-88, c. 1).
Guillermo Olaya Orozco y otros, sobre el pago de perjuicios morales y
materiales que debió asumir la Policía Nacional.
(…)
A las 2:30 am del día siguiente, el señor Olaya Orozco fue encontrado en la vía
que de Bogotá conduce a Choachí con sangre en su cara y varios golpes.
Luego de brindarle la atención médica correspondiente, al citado ciudadano se
le fijó una incapacidad definitiva de 60 días.
Mediante Resolución No. 070 del 5 de febrero de 2008, la Policía Nacional dio
cumplimiento a la antedicha sentencia. El día 15 siguiente, por intermedio de
copia del reporte de pagos del Sistema Integrado de Información Financiera
(SIIF), expedido por el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, se confirmó la
consignación realizada a nombre de la señora Sandra Gamboa Rubiano
(apoderada del señor Olaya Orozco y su núcleo familiar), en la cuenta No.
176081354 del banco BBVA por valor de $43.665.472.
2
Notificada por edicto desfijado el 22 de noviembre de 2013 (f. 215, c. ppl.).
emprender la acción de repetición, lo cual debía estar soportado por el acta y las
firmas correspondientes y no por una simple certificación, como ocurrió en el sub
judice (f. 209-214, c. ppl.).
La parte demandada guardó silencio en esta etapa procesal (f. 270, c. ppl.).
III. CONSIDERACIONES
1. Competencia
La anterior norma resulta aplicable por ser especial y posterior a las disposiciones
contenidas en el C.C.A. y en la Ley 446 de 1998, sobre competencia funcional por
cuantía.
La norma aplicable de caducidad, para la época en que ocurrieron los hechos que
dieron lugar a este proceso –junio de 2001-, era el numeral 9 del artículo 136 del
C.C.A., modificado por el artículo 44 de la Ley 446 de 1998, cuyo contenido era el
siguiente:
Con todo, para el conteo de este fenómeno extintivo es necesario tener en cuenta
que el 15 de febrero 2010, la Policía Nacional radicó solicitud de conciliación
extrajudicial, trámite que se consideró fallido el 13 de abril siguiente (f. 57-58, c.
1). Así las cosas, como la demanda se presentó el 19 de abril de 2010 (f. 77, c.
3
Tal como lo evidencia la constancia expedida por la Secretaría del Tribunal Administrativo de
Cundinamarca (f. 36, c. 1).
4
Según se desprende de la constancia obrante en el folio 102 del cuaderno 2.
1), puede concluirse que se interpuso dentro del término bienal previsto por la ley,
el cual vencía el 23 de marzo de 2011.
En este punto, cabe señalar que para el presente asunto, el término de caducidad
se cuenta desde la ejecutoria de la providencia proferida el 9 de junio de 2005,
por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, Sección Tercera, Subsección
A, dado que, como se analizará más adelante, no se probó el pago efectuado
por la entidad, pues, en principio, este plazo se cuenta desde el desembolso
efectivamente realizado, sólo que para efectos de la repetición, el período para
presentar la demanda no puede exceder el espacio temporal de dos años,
contados a partir del fenecimiento de los 18 meses que tenía la entidad como
término hábil para realizar dicho pago.
3. Legitimación en la causa
4. Análisis de la Sala
La Sala advierte que los supuestos fácticos debatidos en este proceso ocurrieron
como consecuencia de las graves lesiones producidas al señor Calos Guillermo
Olaya, el día 15 de junio de 2001, momentos después de haber sido detenido por
una patrulla de la Policía Nacional en el centro de Bogotá, al encontrarse
indocumentado y en estado de alicoramiento (f. 20-30, c. 1).
Tal suceso dio lugar a una acción de reparación directa que culminó con
sentencia condenatoria de única instancia, expedida por el Tribunal Administrativo
de Cundinamarca, Sección Tercera, Subsección A, por medio de la cual se
condenó a la Nación-Ministerio de Defensa-Policía Nacional-, al pago de
$2.599.728 y de 80 salarios mínimos legales mensuales vigentes, a favor del
ciudadano agredido y de su núcleo familiar.
Por consiguiente, resulta claro para la Subsección que los hechos que dieron
origen al nacimiento de la obligación pecuniaria a cargo de la entidad actora
ocurrieron con anterioridad a la expedición de la Ley 678 de 2001 5; por tanto, esta
norma solo resulta aplicable al presente caso en los aspectos procesales y no en
aquellos que ostenten el carácter de sustancial. Así lo ha explicado la Sala 6:
ii) En cuanto a las normas procesales, por ser estas de orden público y
regir a futuro con efecto general e inmediato, se aplican las contenidas
en la Ley 678, tanto para los procesos que se encontraban en curso al
momento en que empezó su vigencia, como, desde luego, a los que se
iniciaron con posterioridad a dicha vigencia, con excepción de ‘los
términos que hubieren empezado a correr, y las actuaciones y
diligencias que ya estuvieren iniciadas’, los cuales ‘se regirán por la ley
vigente al tiempo de su iniciación 7.
5
El artículo 31 de la Ley 678 de 2001 señala la vigencia de dicha ley a partir del momento de su
publicación en el Diario Oficial, la cual se surtió el 4 de agosto de 2001.
6
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 16 de octubre de 2007, exp. 22.098, C.P.
Mauricio Fajardo Gómez, y sentencia proferida por esta misma Subsección el 12 de octubre de
2017, exp. 42.802, M.P. (E) Marta Nubia Velásquez Rico.
7
Nota a pie de página del original. Artículo 40 de la Ley 153 de 1887.
8
Sobre el tema pueden consultarse las siguientes sentencias: de 27 de noviembre de 2006, exp.
18.440, de 6 de diciembre de 2006, exp. 22.189, de 3 de diciembre de 2008, exp. 24.241, de 26 de
febrero de 2009, exp. 30.329 y de 13 de mayo de 2009, exp. 25.694, entre otras.
iii) El pago realizado por parte de la Administración.
Los tres primeros requisitos son de carácter objetivo y frente a ellos resultan
aplicables las normas procesales vigentes al momento de la presentación de la
demanda.
9
En similares términos consultar: Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección A, sentencia
del 13 de junio de 2016, exp. 41384, C.P. Carlos Alberto Zambrano Barrera.
de los siguientes documentos 10:
Así pues, tanto la resolución que ordena el desembolso identificada con el número
070 de 5 de febrero de 2008, expedida por la propia entidad demandante, como
los demás documentos aportados no son suficientes para demostrar el pago
efectivo de la condena impuesta por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca,
toda vez que no se demostró que se hizo la consignación y menos que esta se
hubiera recibido a satisfacción por parte del señor Olaya Orozco, sus familiares o
su apoderada.
10
Vale destacar que incluso los documentos aportados en copia simple cuentan con valor
probatorio, tal como lo decidió la Sala Plena de esta Sección mediante sentencia del 28 de agosto
de 2013. Consejo de Estado, Sección Tercera, Sala Plena, sentencia del 28 de agosto de 2013,
exp. 25022, C.P. Enrique Gil Botero.
Para demostrar el cumplimiento de la exigencia a la que se viene haciendo
referencia, la parte demandante debió allegar no solo el documento o documentos
que reconocieran y ordenaran la entrega de dinero en favor del beneficiario y la
correspondiente orden de pago, como se hizo en este caso, sino también la
constancia de haber efectuado la transferencia a entera satisfacción del
beneficiario de esta o su apoderada.
En otros términos, debió aportarse el paz y salvo suscrito por el ciudadano Olaya
Orozco, sus familiares o su apoderada, con los correspondientes soportes o un
certificado de depósito en la cuenta que la delegada para recibir la condena indicó
a la administración; lo anterior, con miras a brindar certeza sobre el efectivo
cumplimiento de la obligación hoy objeto de repetición. Sobre el particular, esta
Corporación, en sentencia del 26 de noviembre de 2006, precisó lo siguiente:
Lo anterior, por cuanto quien alega haber efectuado un pago, debe probar
plenamente que así fue (art. 1626 y 1757, C.C.), siendo insuficiente su sola
afirmación en tal sentido; conforme lo dispone el C.P.C. (art. 232), en
principio la prueba de los pagos realizados debe constar por escrito, pero
en casos como el presente, no basta que la entidad pública, parte
demandante en el proceso, interesada en obtener la condena del
demandado, aporte documentos emanados de sus propias
dependencias, tales como el acto administrativo de reconocimiento de la
obligación, la liquidación de la misma y la orden de pago al acreedor o
beneficiario, si en ellos no consta la manifestación expresa de éste sobre
su recibo a entera satisfacción, requisito indispensable que brinda certeza
sobre el cumplimiento de la obligación.
Cabe destacar que, aunque la Sala hizo uso de la facultad oficiosa a aras de
esclarecer el punto oscuro atinente al pago de la acreencia referida, el banco
BBVA respondió que en la cuenta de la señora Sandra Rocío Gamboa Serrano la
entidad demandante no había efectuado abono alguno por el valor de
12
Cita del original. Artículos 1628, 1653, 1654 y 1669 del Código Civil.
13
Cita del original. Artículos 877 y 1163 del Código de Comercio.
14
El inciso segundo del artículo 232 del Código de Procedimiento Civil señala que: “Cuando se
trate de probar obligaciones originadas en contrato o convención, o el correspondiente pago, la
falta de documento o de un principio de prueba por escrito, se apreciará por el juez como un indicio
grave de la inexistencia del respectivo acto, a menos que por las circunstancias en que tuvo lugar
haya sido imposible obtenerlo, o que su valor y la calidad de las partes justifiquen tal omisión”.
15
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 2 de mayo de 2007, exp. 18.621, M.P.
Mauricio Fajardo Gómez, posición jurisprudencial reiterada por esta misma Subsección en
sentencia del 28 de septiembre de 2017, exp. 36.162, M.P. (e) Marta Nubia Velásquez Rico.
16
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 11 de febrero de 2010, exp. 16.458, M.P.
Enrique Gil Botero, posición jurisprudencial reiterada por esta misma Subsección en sentencia del
28 de septiembre de 2017, exp. 36.162, M.P. (e) Marta Nubia Velásquez Rico.
$43.840.408 (f. 295, c. ppl.), lo que impide aún más a esta Corporación dar por
acreditado el hecho de la satisfacción o el descargue de la obligación sub
examine.
De igual forma, la Subsección recuerda que las normas reseñadas sobre los
requisitos y validez del pago ostentan la característica de ser cánones de corte
sustancial17 y no procesal. En el sub judice, reitera y resalta la Sala, que la entidad
demandante pretendió acreditar el pago de la condena con documentos que,
aunque ostenten la calidad de públicos y se presuman auténticos, ello solo
permite tener certeza sobre el autor de los mismos, lo que no significa que estos
den cuenta de que el beneficiario hubiera recibido el monto correspondiente,
hecho que infringe las reglas sustanciales contenidas en nuestro Código Civil.
Así las cosas, como la entidad demandante no demostró haber pagado el valor de
la condena judicial que generó el ejercicio de la presente acción de repetición en
contra de los señores Juan Andrés Gómez Ramírez, Deyanira Sandoval Virgüez
y Jhon Jairo Llano López, y la verificación de esa circunstancia constituía
requisito indispensable para que ésta tuviera éxito, la Subsección se abstendrá de
analizar si se acreditó o no el elemento subjetivo necesario para la prosperidad de
la pretensión restitutoria.
17
Al respecto cabe precisar que la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia ha
definido la naturaleza sustancial de una norma en los siguientes términos: “Debe entenderse las
que declaran, crean, modifican o extinguen relaciones jurídicas concretas, es decir, las que se
ocupan de regular una situación de hecho respecto de la cual deba seguirse una consecuencia
jurídica, y no las que se limitan a definir fenómenos jurídicos o a describir sus elementos,
precisamente porque al ser tales, no pueden atribuir derechos subjetivos (…)” (énfasis fuera del
texto). Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, providencia de 14 de diciembre de 2010,
exp. 20010070901, M.P. William Namén Vargas; reiterando a Corte Suprema de Justicia, Sala de
Casación Civil, providencia de 4 de diciembre de 2009, exp. 199501090.
18
Al respecto, conviene recordar de manera más detallada lo expuesto por el tratadista Devis
Echandía respecto de dicho concepto: “Para saber con claridad qué debe entenderse por carga de la
prueba, es indispensable distinguir los dos aspectos de la noción: 1°) por una parte, es una regla para
el juzgador o regla del juicio, porque le indica cómo debe fallar cuando no encuentre la prueba de los
hechos sobre los cuales debe basar su decisión, permitiéndole hacerlo en el fondo y evitándole el
proferir un non liquet, esto es, una sentencia inhibitoria por falta de pruebas, de suerte que viene a ser
un sucedáneo de la prueba de tales hechos; 2°) por otro aspecto, es una regla de conducta para las
partes, porque indirectamente les señala cuáles son los hechos que a cada una le interesa probar (a
falta de prueba aducida oficiosamente o por la parte contraria; cfr., núms. 43 y 126, punto c), para que
sean considerados como ciertos por el juez y sirvan de fundamento a sus pretensiones o excepciones.”
DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Teoría general de la prueba judicial. Bogotá: Editorial Temis. 2002.,
pág. 405. De lo anterior, este último autor afirma: “De las anteriores consideraciones, deducimos la
siguiente definición: “carga de la prueba es una noción procesal que contiene una regla de juicio,
por medio de la cual se le indica al juez cómo debe fallar cuando no encuentre en el proceso
pruebas que le que le den certeza sobre los hechos que deben fundamentar su decisión, e
indirectamente establece a cuál de las partes le interesa la prueba de tales hechos, para evitarse
las consecuencias desfavorables”. Ídem. pág 406.
que le impone esta norma legal, toda vez que –se reitera-, no allegó al proceso
prueba alguna que permita acreditar la satisfacción de la obligación a su cargo.
Todas las razones hasta ahora expuestas servirán de apoyo para proferir la
confirmación de la sentencia impugnada, mediante la cual se denegaron las
pretensiones de la demanda.
5. Costas
El artículo 55 de la Ley 446 de 1998 –que modificó el artículo 170 del C.C.A.–
preceptúa que sólo habrá lugar a la imposición de costas cuando alguna de las
partes haya actuado con temeridad o mala fe; dado que ninguna procedió de
esa forma no habrá lugar a decretarlas.
FALLA