Idea Del Valor de La Espac3b1ola Sachez Valverde

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BIBLIOTECA DOMINICANA

SERIE I VOL. I

ANTONIO SANCHEZ VAlVERDE

IDEA
DEL VALOR
DE LA

ISLA ESPAÑOLA
(Edicl6a anotada)

EDITORA MONTALVO
CIUDAD TRUJILLO, R. D.
MCMXLVII
BIBLIOTECA DOMINICANA
SERIE I VOL. I

ANTONIO SANCHEZ VAlVERDE

IDEA
DEL VALOR
DE LA

ISLA ESPAl\JOLA
(Edición anotada)

EDITORA MONTALVO
CIUDAD TRUJILLO. R. D.
MCMXLVII
BIBLIOTECA DOMINICANA

SERIE PRIM¡'~RA

l.-Antonio Sánchez Valverde. Idea del valor de la Isla Espa-


ñola. Prólogo y notas de Fr. Cipriano de Utrera. Editora
Montalvo, Ciudad Trujillo, 1947.

Il.-M. de J. Troncoso de la Concha. Narraciones Dominicanas.


Editorial El Diario, Santiago de los taballeras, R. D., 1946.

III - Gastón F. Deligne. Galaripsos. Prólogo de Pedro Henrí-


quez LTrefia. Editora Montalvo, Ciudad Trujillo, 1946.

OFICINA DE CANJE Y DIFUSION CULTURAL

Adscrita a la División Jurí4jca y de Cooperación Intelectual de la


Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores.
LIMINAR

Uno de los primeros empeños de la Oficina de Canje y Di-


fusión Cultural, fué la formación de la BIBLIOTECA DOMI-
NICANA, en la que tuviese cabida la expresión del pensamiento
nacional en todas sus manifestaciones y, desde su creación, de
acuerdo con las rectoras disposiciones del Excelentísimo Señor
Presidente de la República, Generalísimo Doctor Rafael Leo-
nidas Trujillo Molina, se juntó el material de las obras que ha-
bían de constituir los tres primeros volúmenes de la misma.
Fueron ellos, IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAfVO-
LA y UTILIDADES QUE DE ELLA PUEDE SACAR SU MO-
NARQUIA, por el licenciado Antonio Sánchez Valverde, NA-
RRACIONES DOMINICANAS, por el doctor M. de ]. Tron-
coso de la Concha, y GALARIPSOS, de Gastón F. Deligne, con
prólogo de Pedro Henríquez Ureña.
Circunstancias insalvables en la preparación de la prime-
ra de ellas, la cual, por ser reimpresión de una obra editada
en el siglo dieciocho, necesitaba una cuidadosa revisión y ano-
taciones, para adecuarla a las realidades modernas así como para
el debido cotejo de las referencias, trabajo que fué encomen-
dado al erudito historiador Fray Cipriano de Utrera, no permi-
tieron la impresión de este volumen primero junto con los sub-
siguientes, por lo que salieron a la luz antes el segundo y el ter·
cero, puestos en circulación por la Oficina de Canje y Difusión
Cultural, a mediados de 1946, cuando dicha oficina estaba ads-
crita al Archivo General de la Nación.
Disposiciones posteriores adscribieron la Oficina de Canje
y Difusión Cultural a la División Jurídica y de Cooperación
Intelectual de la Secretaria de Estado de Relaciones Exteriores,
donde se ha continuado la labor según los planes originales tra-
zados para la formación de la BIBLIOTECA DOMINICANA.
Aparece, pues, ahora, el volumen 1, con las mencionadas
notas de Fray Cipriano de Utrera, completadas con notas del li-
cenciado Emzlío Rodríguez Demonz!, pnmer D!rector de la
Oficina.
La Oficina de Canje y Difusión Cultural ha tenido espe-
cial cuidado en conservar la disposición tipográfica de la edi-
ción de 1785, de Madrid, de la IDEA DEL VALOR DE LA
ISLA ESPAiVOLA, de la que se reproduce en facsímil la por-
tada, como muestra de este raro ejemplar bibliográfico que fué
graciosamente facilitado, para los fines de esta edición, de labi-
blioteca del Ateneo Dominicano, al que se le expresan por este
medio las más cumplidas gracias.
La publicación de este volumen inicial de la BIBLIOTE-
CA DOMINICANA, es prueba del amor consagrado a nuestra
tradición, que es norma del ejemplar Gobierno del Honorable
Presidente Trujillo y contribuirá, en mucho, al mejor conoci-
miento de nuestro país, al poner al alcance de los investigadores
una obra de difícil acceso, ya con categoría de curiosidad biblio-
gráfica sólo conocida y estudiada por los eruditos, que hoy se
presenta de nuevo para utilidad de todos.
ANTONIO SA:N'CHEZ VALVERDE

De Antonio Sánchez Valverde Ocaña, autor de la presen-


ta obra, dejó escrita una interesante biografía el Dr. José Ma-
ría Morillas 1; su inserción en este lugar hubiera sido un justo
tributo a las letras patrias, si no fuera obstáculo desmejorador del
relativo mérito de dicho trabajo la necesidad de adelgazar con
notas al pie la personalidad de Sánchez Valverde vista a través
del juicio de aquel autor, quien, por haber fabricado biogra-
fías en serie, usó del arbitrio de encuadrarlo dentro de ideas
abstractas como si hubiera sido materialización de ellas, conque
consumió su tiempo y su tarea sin haber expresado la nota mo-
ral característica del biografiado.
Que es lo que ahora se intenta producir.

• • •
Entre los soldados que para refuerzo del Presidio de la
Ciudad de Santo Domingo llegaron en 1692 2, contábase el ex-
tremeño Pedro Sánchez, natural de Alburquerque, quien con-
trajo matrimonio en Santo Domingo el 21 de julio de 1694 3 con
1. Publicada en la revista CUo, de la Academia Dominicana de la
Historia, y después en un volumen con el título de Siete Biografias Do-
minicanas, Ciudad Trujillo, S. D., 1946.
2. Expedición y refuerzo de 98 soldados rasos, cabos y sargentos con
sus oficiales, conducidos por los capitanes don Bernardo de Egoavil y don
Dionisio José Rey. AGI, Contaduría 1059.
3. La partida matrimonial sólo produce el apellido Sánchez, pero en
las partidas de bautismo de la prole aparece constantemente el apellido
Bernarda Martínez de Rivera, natural de esta misma Ciudad,
hija natural de María Cuello. De esta unión nacieron Miguel,
Pedro, Manuel, María, Juan y Francisco, y todos estos varones,
menos el último, casaron y tuvieron sucesión. De ellos, Pedro
fué sargento de artillería; Manuel, alférez de artillería e inge-
niero vocacional, y Juan, que fué agrimensor, murió siendo Ayu-
dante de Milicias.
El agrimensor Juan Sánchez Valverde (1707-1769) contra-
jo matrimonio en la Catedral, el año de 1727, con Clara de
Ocaña, hija del capitán Andrés de Ocaña (largo tiempo resi-
dente en Bayaguana, y allí sargento mayor de las milicias del
pueblo) y de Francisca de Frías, apodada la Calderona, y fue·
ron padres de Antonio 4 el racionero, y de Josefa, María de la
compuesto Sánchez Valverde: lo mismo se reconoce con esta constancia
en todos los registros parroquiales. Con todo, por la costumbre, en el co-
rrer de los años vése en diversos papeles de los sujetos de esta estirpe la
¡¡pellidación de Valverde, omitido "Sánchez" y, a su imitación, multitud
de eneuncios en escritos de extraños a la familia, en fuerza de la costum-
bre oral de omitirlo. Hoy es corriente el desuso y todos son Valverde a
secas.
4. Con antelación de trece años a la publicación de la biografía es-
crita por Morillas, apareció en Universidades .... de la Ciudad de Santo Do-
mingo de la Isla Española, p. 473, que Antonio "n. en 1729 y m. en 1790,
h. 1. de don Juan Sánchez Valverde y de doña Clara de Ocaña". (En el
plan de dicha obra se hizo omisión deliberada de las fechas a mes y día
<:lel mes, lo que se tuvo presente al tiempo de formarse las fichas). Mori-
llas dice: "Nació en la Ciudad de Santo Domingo en 16 de Febrero de
1734, según consta de la partida de su bautismo verificado en la Catedral;
fué hijo legítimo de Don Juan y de Doña Clara Díaz de Ocaña, ambos de
familias distinguidas". Max. Henríquez Ureña, comparando los asertos de
Morillas y Fr. Cipriano de Utrera, anotó el pasaje del primero en esta
forma: "Aunque Morillas solía incurrir en errores por fallas de memoria,
en este caso sus afirmaciones parecen tener claflb fundamento. La preci-
sión con que señaló la fecha del nacimiento, hace pensar en una anota-
ción cuidadosamente conservada al través· del tiempo por la familia de
Sánchez Valverde, que facilitó a Morillas papeles de su biografiado, entre
ellos algunas cartas, según el propio Morillas hace constar". Y de dicha
partida como de la de defunción del racionero, dice: "Lo importante es
realizar una búsqueda de las partidas de nacimiento y de defunción"; y
después: "A mi juicio, debe reputarse como exacta la fecha del nacimien-
to dada por Morillas".
En el primer tomo de Dilucidaciones Históricas, cap. LXXV, es cons-
tante que Fr. Cipriano no introdujo dato positivo del año del nacimiento
de los sujetos, cuya genealogía va desarrollando, y que estuvieran com-
prendidos, cuando menos, entre 1727 y 1735. El libro o libros de ese es-
pacio de tiempo es todo papel quemado por la tinta y el tiempo. (Véase,
para ejemplo, la p. 450, donde Francisco de Mieses Ponce de León se dice
haberse casado en 1727, y los hijos enunciados con el año de nacimiento
comienzan en 1741, quedando allí consignados Ignacio, Juan, Ana Teresa,
María Antonia, Juana Teresa y Francisca sin el año del respectivo naci-
Concepción, María, Andrés y Pedro; éste último, como el ra·
cionero, fué presbítero.
Estudió Antonio con los PP. de la Compañía de Jesús y
en su colegio de San Francisco Javier, a la vez Seminario y Uni·
versidad de Santiago de Gorjón, se graduó de Licenciado en
Teología el 23 de diciembre de 1755, y, habiendo recibido la
orden Presbiterado a título de servicio de la Iglesia con fun·
ción de sacristán llIlayor de la iglesia parroquial de Bayaguana,
continuó, al lado de su pariente Juan Sánchez Valverde, rector

miento). No puede, pues, servir ya el arbitrio propuesto por Henríquez


Ureña para dar fecha correspondiente al año de 1734.
Pero la asignación del año de 1729 para el nacimiento de Antonio no
se hizo a humo de paja, y esto se comprueba por el hecho cabal de ha·
berse dado con iguales progenitores que (hase de advertir una tacha) en el
trabajo de Morillas, siendo así que por ninguna otra vía se pudo conocer
en 1932 quienes fueron, sino a vista de una partida de bautismo. La cual
no estaba en los libros de la Catedral, sino en unas hojas sueltas proce-
dentes de la parroquia de Santa Bárbara; hojas que en la actualidad ha
sido imposible localizar en el Archivo de la Catedral. Y por cierto que el
hallazgo de aquellas hojas fué muy placentero en aquel entonces. Cabe pre-
sumir que dicho Antonio fuese un varón, primero con ese nombre, que
muriese párvulo; pero la investigación hecha recientemente para dar con
tal defunción ha sido estéril en su fruto. Por otra parte, la deducción de
Henríquez Ureña basada en cartas vistas por Morillas, no satisface, por-
que para aquellos tiempos no hay otra fecha en las partidas bautismales
que la del sacramento y la rutinaria de "veinte y un días de nacido", lo que
hace muy dudosa la constancia literal del 16 de febrero; y es, además, de
todo punto inadmisible que en la partida de la Catedral se expresó lla-
marse la madre Clara Díaz de Ocaña, porque ni el padre de ésta declaró
nunca ser Díaz de Ocaña, ni ello está en la partida de 1729, ni tampoco
en las de Josefa, 1737; María, 1739; Andrés, a quien se da allí por nacido
e! 18 de marzo de 1741; Pedro, en 1754; sin contar a Manuel y a Juan, na-
<::idos en tiempo que los libros no prestan legibilidad de su letra, y hemos
juzgado ser hermanos de los otros.
Y, en resumen: salvo el caso de que el Antonio nacido en 1729 fuese
difunto antes de 1734, el testimonio directo de los sentidos vale más que
el testimonio de Morillas con las tachas declaradas.
Entre las pruebas indirectas concernientes al asunto hay dos, pero no
satisfacen. Es la 2rimera: que a principios de marzo de 1755 el arzobispo
Moreno Curie! vIsitó la parroquia de Bayaguana y, a instancias del cura
don Juan Sánchez Valverde, convirtió numerosas capellanías, allí existen-
tes, en beneficio clerical, y para ello creó la Sacristía mayor, cuyo bene-
ficiario <;ería en adelante presbítero. Entró en este beneficio Antonio,
quien, SI nació en febrero de 1734, no tenía edad para el presbiterado; evade
la dificultad que entre la institución de! sacristán mayor y la colación del
beneficio pudo ~ediar todo el tiempo necesario hasta que recibiera por
lo menos el subdlaconado. La prueba aparece realmente anodina. La otra
es que en 1781 se le computaba al racionero, a ojo de buen cubero, cua-
renta años de edad; naciese en 1729 o en 1734, la apariencia engañaba
por ocho o por trece años de menos, y en ambos casos, todo es yerro. Y
esta segunda prueba indirecta es tan fútil como la primera. No se ha da·
do con declaración propia de Sánchez Valverde sobre su edad.
de aquella iglesia, su preparaClon para hacerse abogado. El 14
de noviembre de 1758 recibió el grado de Bachiller en Derecho
Civil en la Universidad de dominicos, y poco después, el 22 del
mismo mes y año, fué nombrado Promotor Fiscal eclesiástico ¡¡,
cuyo ejercicio tuvo y el de la Cátedra de Instituta de dicha Uni-
versidad; después se le dió el beneficio de Ingreso en el Cabildo
de la Catedral con una ración, cuyo título real se le despachó
en San Lorenzo el 21 de noviembre de 1765 6 •
Por oficio de la Cámara de Indias de 5 de noviembre de 1766
mandóse que informara el Presidente Azlor 7 sobre los señor~s
Ignacio Granados Caro y Antonio Sánchez valverde, por ha-
ber quedado perplejos los señores Consejeros y sus votos dis-
pares para los efectos de cubrir una canongía vacante en la
Catedral de Santo Domingo. En carta de 6 de febrero de 1768
informó AzIor. De Sánchez Valverde dijo que por tener pa-
dres y dos hermanas que dependían de él, se dedicaba a defen-
der pleitos y a predicar, "en lo que gana bastante", y que por
esta dedicación no era tan asíduo, como debiera, a sus obliga-
ciones de racionero y que, por lo mismo, era infrecuente su
asistencia al Coro, "y además tiene el genio muy vivo y emplea
bastante libertad de lengua, y aún en el púlpito es ordinaria-
mente muy libre en el hablar"; estimaba que, si se le amones-
taba en nombre del rey, se moderaría 8. De Granados escribió
hallarse en él las calidades que se requieren para prebenda-
do. La prebenda, pues, se dió a Granados.
Este episodio, que se adelanta notoriamente a la vida pro-
cesada de Sánchez Valverde, y en el que se declara la preteri-
ción de un sujeto y la preferencia por otro con raíz en el co-
nocimiento práctico que la autoridad local tiene de uno y otro,
y ello con fines de inclinar el juicio, el voto o la decisión de
5. Declaraciones propias del racionero. AGI, Santo Domingo 1107.
6. AGI, Indiferente General 2864, lib. VI, f. 382v.
7. Sucesor de don Francisco Rubio y Peñaranda en la Capitanía
General y Presidencia de la Real Audiencia de Santo Domingo, don Ma·
nuel de Azlor Urríes de Vera y Gurrea de Aragón, recibió el título el 18 de
junio de 1758; tuvo bastantes desaciertos que le fueron improbados cua-
litativamente y con repetidas instancias pidió su relevo. Al sucesor, don
José Solano y Bote, que era Gobernador de Venezuela, se le despachó tí-
tulo el 20 de septiembre de 1770. AGI, Santo Domingo, 967.
8. AGI, Santo Domingo 1106.
un tribunal superior, y sin que conste que el Presidente Azlor
hubiese sido tropiezo alguno personal o interesado en arrui-
nar el porvenir del joven sacerdote, es ya el punto de partida
para apreciar la nota característica moral del racionero. Y, ca-
balmente, el propio Sánchez Valverde se las compone siempre,
en cuanto comienza a manifestarse íntegramente, que el crite.
rio o juicio de Azlor fué acertado y que en su informe procedió
sin pasión desordenada contra el sujeto, demás que le había
juzgado capaz de enmienda por medio de una amonestación
real bastante para hacerlo digno del mérito de futuros ascensos.
El toro que dentro del cercado, sin más acoso que el inter-
no de su apetito, corre y salva vigoroso la valla, o que en la li.
dia muestra la arrogancia de su estampa y el ímpetu bravío de
sus fuerzas y en el perseguir a su contrario se lanza veloz tras
él y por defensa natural o por ley de inercia salta fogoso la
barrera, es la verdadera cifra, el simbolo peculiarísimo de An-
tonio Sánchez Valverde.

.. ..
Con la expresión genérica de asuntos de su profesión, An-
tonio Sánchez Valverde pasó a España, con su hermano Andrés,
donde ambos permanecieron a lo menos por los años 1763·1765.
Durante este tiempo el primero ganó su título de abogado de
los Reales Consejos, su fecha en Madrid el 10 de septiembre
de 1763: y muy probablemente vióse en el caso de postergar
su retorno a la patria hasta conseguir la merced real de la ra·
ción predicha en la Catedral de Santo Domingo y, al cabo, se
embarcó con esperanzas ciertas de la expedición de su nom-
bramiento, porque ambos hermanos recibieron la licencia para
volverse a la Isla, el 30 de octubre de 1765, y el despacho de
embarque el 19 de noviembre siguiente; como tal despacho fué
expedido en Cádiz, y el nombramiento de racionero en Ma-
drid es de 21 de noviembre de dicho ~ño 9, la presunción ano-
tada se justifica, como también que este adelanto de su vida fué
fruto de sus personales afanes.
Es muy verosímil que Sánchez Valverde no llegase nunca
a conocer el mal cariz del informe que de él había dado el
9. AGI, Contaduría 5508.
12·

Presidente Azlor; pero bien hubo de apenarle que sucesiva-


mente, demás del racionero Ignacio Granados Caro, otros tres
(por lo menos), racioneros más modernos que él: Agustín
de Quevedo Villegas, Francisco Vicente González y Juan José
Oginaga, fuesen agraciados con la merced real del ascenso a
canónigos de la misma Catedral, como consecuencia de las sus-
tituciones normales en la plantilla de prebendados por ascen-
sos del personal de los diversos puestos y dignidades, en razón
de las vacantes que por estas mutaciones se producían.
Habría de convencerse de que para ascender a prebendas,
debía poner de su parte la diligencia y estudio de quien quiere
levantarse por propio esfuerzo, "y aunque hizo oposición (dice
Morillas) a las canongías de su oficio en la misma Catedral, en
la de Caracas y en la de Santiago de Cuba, no pudo conseguir
este ascenso". No hemos hallado dato directo de oposiciones
de Sánchez Valverde en su Iglesia, sino que en 1766 ganó la
canongía magistral don Pedro de Jesús Paredes, la que mantu-
vo hasta 1796; pero sí que, en prosecución de este intento de ser
Magistral, pasó a Caracas, juzgando que fuera de su patria no
tendría mayor tropiezo, como hombre muy pagado de su fama
de buen predicador. Presúmese que el mérito intrínseco d::-
otros opositores superó al de Sánchez Valverde, y hay indicios
bastantes para colegir que sus contendores circunstanciales le
apretaron hasta hacerle perder ¡tan fácil eral, la ecuanimidad
y moderación, y hubo de salir de Caracas con el alma presa de
grandísimo disgusto 10.
10. En 1782 se presentó en la Capital el coriano Sebastián de Ta-
lavera para hacer oposición a la Cátedra de Sagrados Cánones en la Uni-
versidad; su pretensión, justamente por haber de incorporarse en el claus-
tro de la misma en el caso de ganar la Cátedra, era un reconocimiento
implícito, aunque a priori, del mérito colectivo de dicha Academia; sa-
lióle vano el deseo por choque violento en puntillos de honor, porque
como renunciase solemnemente a responder por puntos en suerte y pre-
sumiese expresamente estar en todo ad nutum del jurado examinador y a la
veleidad artificiosa de los demás opositores en la argumentación con que
quisieran probarlo, hubo conjura de los criollos naturales para estorbarle
sus ejercicios, y no se hizo acto de oposición académica sin que se armase
una zambra regular, menudeando abucheos, pitos y quitaquitas. Vengóse
Talavera del ultraje, (de no haber podido continuar su ejercicio en fuerza
de la general obstrucción), y escribió a los doctores y compañeros estu-
diantes de la Universidad de Caracas una larga babosa carta satírica (era
hábil y estaba acostumbrdo a escribir semejantes estercoladuras), y entre
los tiros de su gruesa artillería se encuentra éste: "Antes de salir (él) a
ocupar la Cátedra, mandaron a buscar al bachiller Valverde para Consi-
liario y otra comitiva de insectos, como sujetos, mayormente Valverde.
Por tercera vez tentó fortuna, dando de mano al lucimien-
to de sus personales dotes de orador sagrado, y acudió a oposi-
ciones en la Catedral de Santiago de Cuba para optar a la ca-
nongía doctoral de dicha Iglesia, fiando esta vez de sus cono-
cimientos jurídicos hermanados con los rizos de su habilidad
tribunicia, fundamentos para el oficio a que aspiraba. Nueva-
mente, entre seis opositores, fué preterido con exclusión abso-
luta de la terna legal entre los tres más distinguidos en sus ejer-
cicios; de cuyo mal suceso y pasando de la protesta al desenfa-
do, y de éste a zaherimientos airados contra el prelado y jue-
ces en sus escritos reclamatorios, dió pie a que se ordenara su
detención, sino que furtivamente se salió de la isla y de igual
forma entró en España dispuesto. a vindicar su causa contra sus
acusadores. Por cuyo acto perdió entonces de pleno derecho
cuanto pretendía defender, y se le mandó salir de la Corte y en
el térnnino señalado retornar a su puesto en su Iglesia de San-
to Domingo 11.

criados en hodeg-ones y a propósito para decir desvergüenzas en público;


logrando ahora desquitarse conmigo a tuena de desvergüenzas de los ma-
los ratos que jJasó por allá en punto de habilidad". Talavera se despacha
a su sabor contra todos los que se distinguieron contra él. AGI, Audiencia
de Caracas 272. y así queda identificado con Antonio Sánchez Valverde el
famoso y hoy desconocido selior A. Valverde, de quien en Filosofía lttliversi-
tm'ia venezolana (Discurso y Estudio hístórico tJresentados por el Sr. Dr.
Caracciolo Parra en el acto de su incortJomción a la Academia Venezolana
correspondiente de la Española), segunda edición. Caracas, 1934. pp. 15.
46-52. 73, se hace despectiva recordación; el mismo que fué autor de una
furiosa invectiva contra Aristóteles, que corre impresa en An1¡ivo del Ge-
neral Miranda, tomo VII, pp. 272-289. Caracas, 1930.
11. Por R. C. de 4 de diciembre de 1778 se dió al racionero el tér'
mino de 24 días para situarse en Cádiz y estar a la espera de la primera
ocasión de trasladarse a su puesto y beneficio, y se le previno que en
adelante se guardase de proceder como entonces lo había practicado contra
leyes de Indias (ley IX. título XI, lib. I de la Recopilación). El licenciado
no pudo desembarazarse de un cuidado íntimo, que era la falta de dine,
ro, y no acertaba en dar con pagano a su propósito, y el 8 de mayo de
1779 se expidieron otras dos Reales Cédulas: una para el interesado, con
la admonición de no gozar de la conmutación de la pena en que hahía
incurrido por derecho, y que, obedeciendo pero no justificando su ohe-
diencia con certificación congruente, de tener por perdida su ración. y
la secuela fatal de no admitírsele en tal caso ningún otro escrito; la otra.
al Cabildo eclesiástico de Santo Domingo, con aviso de haberse conmuta-
do al racionero Sánchez Valverde la pena de perder el beneficio en ra-
zón de su fuga de Indias, por la de perdimiento de la renta caída desde
el día que se fugó hasta el día que compareciese nuevamente ante el Ca-
bildo propio y ocupase su puesto; y que se le había dado la orden de
salir inmediatamente de la Cor~ para que dispusiese su viaje con aperci-
bimiento. eH:. AGI. Santo Domingo 1117. Pero el licenciado. que bebía
los vientos por tener medios. y los amigos y el púlpito no bastaban para
14*

Cuando don Isidoro Rodríguez Lorenzo 12 vino de arzo-


bispo a Santo Domingo, trasladado en 1768 de la diócesis de
Comayagua, donde era obispo, corrían los tiempos en que los
"malhechores del bien" formaban una clase político-social. En·
tre ec1asiásticos españoles, fuesen simples presbíteros, capella-
nes, párrocos, capitulares, obispos o arzobispos, una misma ten-
dencia, la que constituía la clase, los igualaba en todo por to-
do, y era la piedra de toque en que los ministros reales herían
con el martillo de las regalías para tener evidencia de que so-
naba a defensor del derecho divino de la Majestad Real y re-
cubrir casi las ordinarias necesidades, vino a conturbarse a extremo tal
que, habiendo sido amonestado con una tercera R. C. de 6 de julio de
1779 para que saliese de la Corte, en tres días y entre ahogos de cuesta-
ciones vergonzantes, se decidió a solicitar la licencia, 9 de julio, bien o mal
esperanzado de mudar el aire en llegando a Cádiz. AGI, Santo Domingo
1I17. Por reclamos hechos de parte interesada en 1785, se reconoce que
el licenciado se dió maña para sacar por vía de préstamo 15.000 reales a
una vecina de Cádiz, María Gómez, mujer de un Joaquín de Figueroa, y
con la obligación de cargar con un chicuelo que estorbaba en la casa, so-
brino de la Gómez, criárselo y educárselo a cuenta de la deuda, pero pre-
sentando la caución de que, con efecto, quedaba empeñado en la conduc-
ción del muchacho, mediante la licencia y despacho de embarque propio
en unión con el referido. Y habiendo hecho presentación de dicho res-
guardo. otorgado por la autoridad portuaria dependiente de la Casa de
la Contratación de Indias, su fecha el 8 de abril de 1780, se formalizó la
escritura del préstamo el 18 de abril; sino que todavía hubo de esperar
ocho meses la ocasión de navío, el nombrado San Luis, donde se entró con
un "sobrino" sacado de los infiernos (dícese en el registro: "con un so-
brino, Manuel Vico", AGI, Contratación 5525) y sin un real casi en el
bolsillo, por haberlo consumido todo en su flete y pasaje, aviamiento, etc.
y en la propia manutención durante tan trabajada y tramposa estancia en
la ciudad gaditana.
12. Hallábase girando Pastoral Visita en el pueblo de San Jorge de
Olancho, de su diócesis de Comayagua (Honduras) cuando el 29 de fe-
brero de 1768 recibió la noticia de su promoción al Arzobispado de San-
to Domingo, y la orden de pasar a su nueva Sede (RR. CC. de 23 de agos-
to de 1767), y gobernarla de ruego y encargo hasta que recibiera sus bu-
las. Hízose a la vela en el puerto de Omón el 30 de agosto de 1768 y llegó
a la Habana el 4 de septiembre. A causa de un furioso huracán que azotó
la Habana el 15 de septiembre, su demora se prolongó por la necesidad
de reparar las embarcaciones no perdidas y dar con una conveniente: ,le
lo que escribió al Consejo. AGI. Santo Domingo 912 lib. H. Y llIO. El fiat
de S. S. el 14 de septiembre de 1767 (Gams). Sus ejecutoriales el 13 de fe-
brero de 1768. Entró en Santo Domingo el 16 de abril de 1769. Por carta
de 25 de junio de 1787 hizo la renuncia por achaques, la que le fué acep-
tada el 28 de enero siguiente. de que se le dió aviso por R. C. de 25 de
marzo, con encargo de seguir gobernando hasta la llegada del sucesor. El
17 de septiembre de 1788 dió el Papa su fiat al sucesor, y, habiéndolo sa-
bido, por oficio de 25 de abril de 1789 pidió se le aclarase de qué habría
de vivir; y por otro del ministro Porlier, de 12 de septiembre del mismo
aiío, se le previno que pasase a la Habana y de allí a España por cuenta
de la Real Hacienda. AGI. Santo Domingo 912 lib. H.. 1018 Y 1110.
15*

conocían si los sujetos eran aptos para adelantamientos, mer-


cedes y ascensos en las gradaciones eclesiásticas. Como antes del
hecho ominoso de la extinción de la Compañía de Jesús en Es-
paña y sus dominios, el bien personal temporal de tantos ecle-
siásticos en la escala sacristán-arzobispo, se cifró no ya en no
desplegar los labios en pro ni en contra de la institución igna-
ciana, sino en manifestarse por hechos, más que por palabras
(salvo cuando la palabra valía por cien hechos) contra la exis-
tencia de aquella Corporación religiosa; así después de reali-
zada la extinción predicha en todos los dominios de la Corona
de España, eran dignos de mercedes y ascensos como lealísimos
vasallos de S. M. C. los eclesiásticos, particularmente los prela-
dos, que vigilaban no se rompiera el candado del silencio con-
tra la sacratísima indecencia real que había barrido, con el pa-
recer por mayoría del episcopado nacional, la Compañía de J e-
sús. Pero los ministros reales hilaban más delgado aún; no bas-
taba ser antijesuítico; el candidato a beneficios, prebendas o
mitras debía estar dotado de las prendas de una inquebranta-
ble adhesión al Rey y a su política, que fluía al pueblo por
medio de leyes coordinadas por sus ministros, y cualquier ante-
cedente notable opuesto al juramento de guardar las regalías
de S. M. y para entonces opuesto a las piadosas intenciones rea-
les era un tropiezo fatal para la consecución de ascensos 13.
Esta deformación tan estúpida del espíritu cristiano en el
cuerpo del clero español era simplemente una modalidad artifi-
ciosa de la filosofía del siglo cristalizada en el vano intento de
abrir socavones en las bases del Catolicismo, a lo que contri-
buyó mucho el ejercicio de la autoridad espiritual visto a tra-
vés del utilitarismo, según el cual "tanta es la estima de tu per-
sona, cuanto das al que te pide", conclusión universal en la re.
lación de prelado y súbdito, previa sustitución de hecho de los

13. Como profesión de fe antijesuítica, este prelado. informando al


Marqués de Piedras Albas sobre los prebendados con fines a justificación
de ascensos, decía en oficio del 21 de febrero de 1770: "El Maestrescuela
don Pedro de Prado es un jesuitón de siete melas, y tiene con sus máxi
mas para conmig-o ninguna recomendación; pero siendo corto y enfermi-
zo, y por esto para poco, y teniendo yo el ánimo (conforme al de S. M.)
de oblig-ar al Maestresc.uela a que enseñe a los Colegiales elel Seminario
Conciliar que se va a instituir, convendría que ascendiese el señor Prado
a la Chantría". AGI, Santo Doming-o lllO. Donde se reconoce la ninguna
recomendación histórica del señor Rodríguez Lorenzo.
conceptos de padre e hijo por los de administrador y adminis-
trado. Lo que se hacía patente en miles casos, sobre todo entre
prelados celosos de su jurisdicción ordinaria que no armonizaban
su conducta con la exención canónica de los eclesiásticos regu-
lares. Y está reconocido por todo historiador sagrado y profa-
no que en el destruir las órdenes religiosas por grados, el uno
de ellos es aborrecer y proceder contra dicha exención por via
de actos adventicios pero constantes.
En, 1774 arribó a Santo Domingo Fr. Francisco Cuadrado,
Visitador y reformador de los frailes de la Merced; la Audiencia
debía darle toda ayuda y favor en el desempeño de su comi-
sión, y Presidente y Oidores se declararon prontos de €star a
obediencia. Por aquellos años se ventilaba en el tribunal. ccle-
siástico, por su conexión con rentas de capellanías afectas a
la Orden dc la Merced en fuero mixto, la acción de Fr. Mateo
Alvarez contra un José Beltrán por cobro indebido dc 368 pe-
sos de la venta de un esclavo,. habiendo habido por medio pa-
peles falsos, alegato del mercedario; cl tribunal curial, que
miraba aquel pleito más en sus derivaciones que en el hecho
mismo, daba largas al asunto, y el P. Visitador que, instruido
del ambiente local, tenía tribunal al que acudir, arrastró aque-
lla causa o pleito y la introdujo en el tribunal real donde for-
zosamente el trampeo dialéctico sobre fueros distintos quedaría
reducido a mínima expresión, porque lo interpretativo en la
aplicación canónica había de proceder de jueces no interesa-
dos en las derivaciones de la causa. Y por encargo del arzobis-
po, herido directamente en el puntillo de honor de la compe-
tencia, Sánchez Valverde, a título de defensor cristiano dc po-
bres e infelices, tomó en sí la defensa del fullero 14• El compor-
tamiento dc este abogado se manifestó entonces con el mismo
color con que veinte años atrás el Presidente Azlor pintó la
14. La caridad cristiana es de tal naturaleza que si no se (jercita
pura y simplemente por amor de Dios, haya sacrificio personal o no lo
haya, deja de ser virtud teologal, y será su ejercicio, asimismo sus efectos
o frutos, cualquier cosa: desde un bien propiamente humano hasta una
máscara ridícula de la verdadera caridad. La caridad ejercida de oficio es
meramente un favor oficioso para el beneficio, un acto programático
del bienhechor. Y si todo ello cayese debajo la condenada consigna: el fin
justifica los medios, ya hay un axioma constante con que se abroquela la
verdadera caridad: non sunt facienda mala. ut eveniant bona; aunque .1 Su
"ez la iniquidad, para quien todos los medios son buenos, proclame: ut
sint tacienda bona ut eveniant mala.
17""

bizarría del racionero 15; quien se salió con la suya de causar


una dilatoria más, atento el Tribunal a dirimir el incidente
de injurias, siendo actor la parte mercedaria, que vió atascado
el negocio con la ausencia del acusado, cuando se apartó a
Santiago de Cuba para las oposiciones a la Doctoral, y hasta que
su atolondrada suerte le obligó a dar cuenta de haber retor-
15. Conmmitantemente. el prelado se echó por derroteros fáciles a
su autoridad para infligir a los mercedarios un golpe que les llegase al
alma y reconocieran que debían estar a la disposición de su persona por
fas como por nefas. Notificóles la visita pastoral en punto a censos y ca-
pellanías, lo que le competía por derecho, y, llevando a los de! Santo Ce-
rro, cuyo comendador era el P. Fr. Mateo Alvarez, esta notificación, dió
poder para ello al pbro. Juan Caballero Terreros para "que en el día de
hoy pase al sohredicho Santo Cerro y notifique al Reverendo Padre Co-
mendador de él, que mafíana jueves pasaremos personalmente a su Con-
vento a efecto de visitar Iglesia, Sacristía, Convento y Libros de Gobierno,
como todo por derecho nos toca y compete. Y en caso que dicho Comen-
dador o cualquier otro, con cualquier título, oficio o nomhre que ejerza
el económico gobierno de él, se niegue con cualquier pretexto que sea a
franquear .dicha visita, y no se allane lisa y llanamente a consentirla en
la fon11a dicba, le damos al sobredicho facultad para que al dicho Comen-
dador y a cualquiera otro de los sobredichos, le conmine con la pena de
excomunión mayor latae sententiae ipso tacto incurrenda, y le advierta
que, si no se allana a la visita, usaremos de nuestra facultad en toda su
extensión y procederemos a usarla con todo rigor ha¡ta el de pegar fuego
a las puertas de Iglesia, Sacristía y Archivo, si por medios prudentes no se
nos franquean ...... Si para el católico que no es notoriamente rebelde con
contumacia, usaba aquel seiíor este lenguaje, ¿qué dejaba para el caso de
darse con la rebeldía contumaz? Porque la caridad del padre y pastor, en
la disciplina eclesiástica, tiene siempre el primer puesto lo mismo en el
ánimo que en la obra, y no es un bienhechor del bien el pastor que sub-
vierte, de buenas a primeras y sin medir razón agotadora, de paciencia,
aquello de: suaviter in modo, tortiter in re.
El Comendador P. Alvarez objetó razonablemente en derecho y en he-
cho y se expresó bastantemente cuando dijo que si por bulas el prelado
podía visitar conventos de solos tres frailes, habiendo estado en Puerto
Plata, no visitó el convento de dominicos, donde moraba un solo religioso;
el prelado debió de entender que la visita, debajo amparo· del derecho,
era meramente ocasional; por la intención eran los fines vejaminosos. Y "on
ser hecho inconcuso que e! prelado realizó la visita, de que pudo darse
por satisfecho, lo que quería hacer era un escarmiento atroz y, parodian-
do la extinción de los Colegios de la Compañía de Jesús, hizo lo que a
su fobia convenía, esto es, extinguir los dos conventillos de mercedarios
de Azua y el Santo Cerro, y ello con la aquiescencia del Visitador, valién-
dose de una circunstancia pintiparada:
El Visitador Cuadrado era terco en sostener el criterio de reforma-
ción conforme a sus hábitos conventuales de la Península y se enajenó
poco a poco la voluntad de los religiosos. Uno de éstos, morador del con-
vento de la Capital, presa de gran encono, sin encomendarse a Dios ni al dia-
blo, hizo una jugarreta tan desatinada como punible. Llamó a la puerta
de la celda del P. Cuadrado, recibió la licencia de abrir y, esto hecho, le-
vantó un trabuco que llevaba, y sin más ni más, disparó sobre e! Visitador
que del espanto rodó por los suelos, pidiendo confesor. Examinado el caso
en el propio cuerpo de la víctima, se halló que el fraile le había disparado
solamente con pólvora y estopa. El guasón fué desterrado, pero el Visita-
nado para comenzar a percibir la renta de su beneficio, como
se ha dicho.
Retornar y enredarse más y más la madeja a las potesta-
des real y eclesiástica en materia de dar destino a las tempo-
ralidades que fueron de los jesuítas con fines de la funda-
ción y sostenimiento de un Seminario con las rentas líquidas
del fondo global incautado, que parte era capital perteneciente
al dejado por Hernando Gorjón 16, parte proveniente de las ha-
ciendas propiamente jesuíticas, y parte de mandas y capella-
nías (cuyo tenedor, la Compañía, nunca pudo apropiarse, sino
administrar), todo fué uno; y, según lo que presutrnieron, q fue-
ron informados, o claramente descubrieron los ministros de la
Audiencia, el agudizamiento de la tirantez dialéctico-sarcástica
de los escritos que del Arzobispado iban al tribunal, se ahijó
al licenciado, encapotado con la firma del prelado, que era a
quien tocaba por orden real de acordar con el Presidente el
traspaso de aquellos bienes; sino que las diversas providencias
solicitadas y recibidas parecieron en diferentes cabos con no
toda claridad mientras el prelado con su asesor Sánchez Val-
verde las reconocían claras por enfocar el asunto bajo de un
procedimiento simplista. Al cabo, la Audiencia, sabiendo que
molestaba en lo más vivo al arzobispo, dióse prisa en concluír
el proceso de injurias pendiente contra el abogado de José Bel-
trán, y, confirmándose en la culpabilidad por nuevos destellos
de pasión, sátira y menosprecio del acusado hacia la Orden
de la Merced, le condenó en dos años de suspensión del ejer-

dor convirtió su ammo en desdén hacia la Provincia que visitaba luego


que reconoció que los demás frailes catalogaron el lance entre los sustos
merecidos, de que se sintió tanto que hizo el caldo gordo al arzobispo,
aviniéndose de mil amores a la extinción de aquellos dos conventos de su
Orden. Lo que comunicado a los demás conventos de Venezuela, fueron
aquellos frailes echándole piedrecillas en el camino hasta conseguir que
el Consejo de Indias desautorizara sus procedimientos de reforma y le en-
viara orden de volver y descansar en su convento de origen. Sobre los pro-
cedimientos del Arzobispo en el negocio del Santo Cerro y la extinción
de aquel convento, véase Boletín del Archivo General de la Nación, núm.
40-41, desde la p. 132.
16. Con cuyas rentas habia sido mejorado el Colegio que tenía la
Ciudad de Santo Domingo (con el que habla lo llamado bula In Apos-
tolalus culmine, de Paulo 111), elevado a categoría de Universidad el 23 de
febrero de 1'1'58, y convertído en Seminario por el arzobispo fr. Agustín
Dávila Padilla, y, después, atribuído a los jesuítas por R. C. de 24 de
julio de 1745.
19*

cicio de Ja abogacía. Con esto precipitábase una solución menos


enojosa del asunto de las Temporalidades, aunque era notorio
que el prelado no tenía espíritu de conciliación pastoral, y que
arteramente mantenía en vaivén competencias y más competen-
cias dentro del marco del derecho común, insuficiente de suyo
para cortarlas o definirlas.
Sánchez Valverde sintió más el peso de la sentencia por
el ánimo de los jueces de reducirlo a precaria situación con
un sambenito semejante, teniéndose por jurista irreprochable,
y subió de punto su iracundia cuando también columbró la
nueva tormenta que le echaban encima, esto es que, como pre-
dicador, saltaba virtualmente de la cátedra sagrada a la tribu-
na demagógica, mezclando entre conceptos morales especies
ominosas a los representantes del rey y de la ley; sino que la
nueva querella no tuvo manifestación oficial hasta que hubo
el convencimiento claro de que la pasiviliad del arzobispo era
indicio seguro de la protección que daba al racionero. Men-
guada protección, como suele darla todo espíritu utilitarista!
El 11 de octubre de 1781 el Presidente hizo notificar al
prelado que el racionero Sánchez Valverde en sus dos sermones
del 14 de mayo (fiesta del rey conmemorativa de la derrota de
Penn y Venables) y 30 de agosto antecedentes, había vertido
frases impropias del orador sagrado y con sobrado arrojo para
en presencia del Capitán General, señores de la Audiencia, Ca-
bildos, etc. en el primero, y con igual desenvoltura delante del
pueblo todo en el segundo, y le requería por ruego y encargo
en nombre del Rey, amonestase con efecto al culpado y avisase
de su acción para con ello dar cuenta a S. M. en el Consejo de
Indias. En un punto se sacó testimonio de este oficio y con car-
tas de recomendación, explicativas de todos los incidentes y de
la resolución tomada, el arzobispo despachó correo secreto a
la colonia francesa, para que el propio racionero, ya en salvo,
llevase consigo a los señores del Consejo 17.
Como el prelado no respondiese, entendióse la treta, y el

17. No se indica con esto un hecho, sino su posibilidad. El racione-


ro, lógicamente pensando, debía evadir con este nuevo intento la nota
de reincidente en una culpa sancionada por simple rigor de ley, después
dulcificada por piedad, finalmente rehecha en potencia y agTavada con la
conminación de perder el beneficio: por otra parte, no le faltó consejo,
(Onferición notable para acertar con el buen éxito, astucia para proceder
20·

13 del propio mes, el Presidente Peralta y Rojas 18 encamino


nuevo oficio al arzobispo para que impidiese la fuga del racio-
nero, acto de reincidencia que no debía permitir en fuerza de
su culpa anterior, sobre que se le había dado orden de estar
a la mira. El racionero, vigilado con todo disimulo, dejó de ver-
se asistir al hospital de San Nicolás, en don<,le por aquellos días
suplía las veces del Capellán mayor ausente.
La fuga era cierta, y con toda la potencia de expresión de
autoridad del rey a subordinados y en graciá a la paz y amis-
tad con franceses, el fugitivo cayó en manos de su perseguidor
y con toda seguridad entregado a la autoridad eclesiástica.

El expediente instruído al racionero 19 con motivo de su


fuga es, debido al fracaso de la misma, el único depósito de
y seguridad de estar el prelado al disimulo en tanto lance. De donde la
precaución de adelantar papeles hasta llegar a salvamento, o ser destruídOll
si el racionero no podía capear el signo adverso.
18. Don .losé Solano y Bote pidió su relevo y se le concedió el 23 de
marzo de 1778; el mismo día fué nombrado para sucederle en el gobier-
no y Presidencia de la :Española el Gobernador de Tarifa don Isidro de
Peralta y Rojas. El título de éste es de II de mayo, y la toma de posesión
se verificó el 3 de agosto del mismo at10 de 1778. Murió en su puesto el
26 de septiembre de 1785. AGI, Santo Domingo 967.
19. Esquema del expediente obrado contra Sánchez Valverde en ra-
Ión de su fuga:
13 de octubre de 1781. Auto del Gobernador para que se oficie al
prelado que impida que don Antonio Sánchez Valverde haga fuga a Es-
paiía como otra vez lo había intentado.
15 de octubre. Auto del Gobernador, ordenando que el escribano de
Cámara averigüe extrajudicialmente el desalojo que Sánchez Valverde ha
hecho de su casa. Diligencias: María de la Concepción, hermana del racio-
nero, responde como mujer: Antonio está en su estancia, yo solamente ten-
~o los trastos. Don Pedro, hermano del racionero: el jueves (que fué ade-
lantar la ausencia ds días antes del 13) salió para su estancia de San An-
tonio; si no estaba allí, habría salido para irse a España, según conjetu-
ras personales.
l,? de octubre. Carta del Gobernador al Caballero Lilancourt, gober-
nador, y al caballero Intendente General del Guarico, pidiéndoles deten-
gan al profugado; da sus señas; recomienda que se obre con cautela, mode-
ración y seguridad; en ello recibirá la mejor prenda de la estimación que
a dichos señores merezca.
15 de octubre. Auto del Gobernador; el pliego para el general francés
se ponga en manos del Comandante de San Rafael, para que con toda bre-
vedad lo despache con un propio a su destino.
15 de octubre. Auto, poniendo en guardia a los Comandantes de .-\lua,
21-

cuanta notiCia puede haberse de sus aficion~s literarias; el fru-


to de sus estudios, dado a la publicidad más tarde, es solamente
la manifestación de aquellas aficiones.
San Juan, Bánica, etc. para que tomen todos los caminos, prendan al fu-
gitivo y saquen de su poder todos los papeles que consigo lleve.
15 de octubre. Oficio al prelado sobre la fuga, etc.
15 de octubre. Instrucciones al correo Miguel de Mella: ningún Co-
mandante podrá abrir el pliego para el gobernador francés, sino el diri-
gido a cada uno personalmente; todos danín caución del dia y hora de la
llegada y salida del correo, y escribirán al gobernador, manifestando la
caución dada al correo respectivo.
17 de octubre. Responde el arzobispo; sobre fuga del racionero nada
sabe hasta el aviso oficial; en lo demás, como el pbro. Pedro, sin ,'onjetu-
rar nada.
(El correo es escalonado: Mella, de la Capital a Azua; Juan Pérez de
Azua a San Juan; y Jacinto Salvador, de Azua a Neiba; Valentin Sánchez,
de San Juan a Bánica; Sebastián Pinales, de B.ínica a San Rafael, y el 23
de octubre entrega los papeles al Comandante de la f'rontera NicoUlS Mon-
tenegro a las 10 de la mañana; las fronteras son cerradas a la misma hora).
23 de octubre. Montenegro pide auxilio al cura de Saa Rafael ,lon
Pedro Cayetano Figueroa.
23 de octubre. ~Es capturado el fugitivo. Se hace el secuestro de lo que
lleva, y el inventario al día siguiente.
24 de octubre. El cura responde: que ni es Vicario ni ha recill!'!:> ())"-
den de su prelado para el asunto gravísimo de que se trata, "por lo cual
no puedo tomar cartas en él". Si el Comandante tiene orden de entregar
la persona de Sánchez Valverde al cura, se hará cargo de él; "ne otra
suerte, proceda Vmd. según le dicte la razón".
26 de octubre. Montenegro al Gobernador: refiere sus diligencias; (,bró
rápidamente y en persona buscó al racionero; ya en camino, tuvo aviso
de que el 23 había pasado por El Aculadero con las bestias cansadas, y co-
mo reconociera que llevaba rumbo al Guarico. cambió de norte y tle ses-
go le ganó terreno; avisando en La Tanería y en la Grande Riviere que
ocultasen el hecho de su presencia, y pusiesen embarazo al racionero para
que no cobrase bríos por refresco ni alivio, y situando espías que no le
perdiesen de vista. entró en el Guarico. reposó, tuvo tiempo para Verse
con el Gobernador, quien despachó tres hombres " con el brigadier de la
Marichosé", los cuales a las diez de la noche dieron con el sujeto y con-
dujeron a la casa del capitán de la Marichosé. Incluye el inventario de
los papeles y dinero. Y que el 25 por la mafíana retornó con el racionero
a San Rafael, lugar de esta carta. '
26 de octubre. Carta de Sánchez Valverde al Gobernador I)er;¡!ta, ha·
ciéndole micos, desde San Rafael.
27 de octubre. Mr. Lilancourt a Peralta, sobre su intervención. y mo·
do de proceder habido sin caución juratoria; "la urgencia de su demanda
y la calidad de la persona me han hecho determinar de pasar sin esta
formalidad".
2 de noviembre. Auto de Peralta: que se comunique al prelado la de-
tención del racionero. El mismo día oficio historiado del asunto, y po-
niendo a disposición del prelado la persona del detenido.
3 de noviembre. El arzobispo da las gracias al Gobernador por MI
diligencia en causar la detención, y por la noticia; pídele un correo y le
envía la carta abierta que ha preparado para serialar eclesiástico en quien
se deposite el detenido.
5 de noviembre. Accede el Gobernador, expresando al prelado que el
auxilio que le da del correo podrá ser que no alcance a mantener la se·
22*

"Inventario de los papeles que se encontraron en los baúles


del Señor Don Antonio Sánchez Valverde, canónigo de la San-
ta Iglesia Catedral de Santo Domingo, en su presencia y la del
capitán Prevot de la Marichosé 20.
guridad del preso, y que, en todo caso, por la presente se indemniza de
todo lo adverso que ocurriere,
14 de noviembre. Lilancourt a Peralta: certificación sobre el arresto
del sacerdote: éste tenía todo el aspecto exterior de seglar, igualmente ro
porte; se le llevó a la casa del preboste Bousoumat; no recibió humilla-
ción ni maltráto; durmió en la habitación del preboste; comió a su mesa;
todo se le inventarió y firmó y quedó en poder del Comandante Monte-
negro. (Es escrito de oficio, sin relación al contenido de la de 18 de no-
viembre).
16 de noviembre. Auto del Gobernador, repudiando la carta que le
ha escrito Sánchez Valverde, porque "es una suposición y falsedad mani-
fiesta, a lo menos de parte de las órdenes e intenciones de uno y otro Go-
bierno que han procedido con la escrupulosidad y religiosa atención al
carácter del sacerdocio, y facultado al Arzobispo a que, hechas las averi-
guaciones con el Comandante de San Rafael, se sirva escarmentar cual-
quier exceso que se reconozca en el cumplimiento de las órdenes dadas".
18 de noviembre. Peralta a Lilancourt: Sánchez Valverde ha comenza-
do a propalar vejámenes. etc,; pídele que le informe sobre cómo fué tra-
tado en su territorio. y que disimiulc la impertinencia.
30 de noviembre. El Gobernador a la Real Audiencia: dice que Sán-
chez Valverde es el verdadero autor de la poca inteligencia que ha tenido
con el arzobispo en materia tocante a las Temporalidades de los Jesuítas
para renta del Seminario, y también de las incidencias sobre el mismo
asunto; y ahora. con motivo de su detención el prelado y Cabildo ecle-
siástico podrán llevar la cosa a extremos de interponer censuras, entredi-
chos, etc. Lo que avisa para que los señores del Acuerdo, como deposita-
rios de las leyes y doctrina de los autores ilustrados, malogren cuanto
tienda a perturbar la jurisdicción real.
l de diciembre. Carta acordada de la Audiencia. Que durante este
tiempo de guerra no haya censuras por el caso de Sánchez Valverde.
6 de diciembre. Peralta al arzobispo: rogándole que en el asunto pro-
ceda con el espíritu de la Iglesia y la prudencia de su carácter, suavidad,
etc. y no por censuras y estrépitos.
6 de diciembre. Decreto: "Santo Domingo 6 de diciembre de 1781.
Respecto de haberse avisado a S. Sría. por personas fidedignas que el
racionero don Antonio Sánchez Valverde escribía desde la frontera que
no entraría en la ciudad sino atado y ligado, con riesgo de la tranquilidad
pública; como el que varios eclesiásticos habían insinuado al M. Rdo..
Arzobispo que al ingreso del prebendado debían repicarse las campanas
en demostración de triunfo; pásese oficio a S. S. IlIma. para precaver las
fatales consecuencias que podría atraer su verificación, uniéndose al ex-
pediente la carta en que a S. Sría. se le avisa por persona de carácter
con fecha de este día. Peralta.- Chávez,- José de Castro Palomino". (Su-
jeto aludido, un Luis de Arguedas, La intervención del oidor Chávez en
este decreto abona, por haber sido notoriamente recto y justo, la veraci-
dad del contenido de dicho documento),
7, 8 Y 9 de diciembre. Contestaciones entre el Gobernador y el prela-
do sobre la inteligencia que cada uno de los dos daba al decreto del día
6 (en otra edad constituídos, el caso fuera ventilado tirándose pellas de
barro mútuamente). AGI, Santo Domingo 1I17.
20. Marichos¿, Marisos¿, Marison¿, formas fonéticas de Maréchaus-
,ée, cuerpo de policía montada, celador de la seguridad pública,
Primeramente: núm. 1, un legajo de cuarenta y nueve plie-
gos escritos, cuyo título es Reflexiones sobre el estado actual del
púlpito y medios de su reforma e instrucción de predicadores.
Núm. 2, otro legajo de diez y seis y medio pliegos apuntes
de sermón.
Núm. 3, Cuadernito de correspondencia del Conde de Pe-
ñalba y capitanes que defendieron a Santo Domingo de los in-
gleses.
Núm. 4, otro cuadernito roto, sobre el fomento de la Isla.
Núm. 5, un cuaderno, sermón de la Resurrección.
Núm. 6, sermón de Nuestra Señora de los Desamparados,
predicado en Madrid.
Núm. 7, un legajito que contiene varios papeles.
Núm. 8, un legajito.
Nímn. 9, un legajo con varios sermones.
Núm. 10, un legajito con varias cartas.
Núm. 11, cuentas con Don Antonio de Rojas.
Núm. 12, un legajo, testimonio de autos de Beltrán.
Núm. 13, ejecutorias y varios papeles.
Núms. 14, 15 Y ]6, tres paquetes de sermones.
Núms. 17 y 18, dos legajos con varios papeles.
Un talego en que se hallaron cuatrocientos noventa y ocho
pesos fuertes.
Otro talego que contenía la misma cantidad.
Item, ochenta y cuatro pesos fuertes en otro saco.
Núm. 18, un testimonio de autos.
Núm. 20, un legajito con varios papeles.
De cuyos papeles y dinero yo, Don Nicolás de Montene-
gro, Comandante de la Frontera de San Rafael, confieso está
bien inventariados y contados fielmente delante y en presen-
cia de dicho Señor Racionero y del capitán Prevot, quien lo
fiI'llló conmigo.
Guarico a 24 de octubre de 1781.-Nicolás Montenegro".
(Sigue la certificación del asunto firmada por Bousoumat).
Hasta el 14 de noviembre Montenegro no pudo dar paso a
los movimientos del detenido en espera de órdenes superiores,
y fué en este día cuando al hacer entrega de él en el mismo pue-
blo de San Rafael al Vicario de Hincha, don Juan Sánchez Val-
verde, se verificó el contenido de los baúles confiscados delante
de dicho Vicario con presencia del teniente cura de Hincha
don Antonio Martin Fajardo y del presbítero, con igual oficio
en San Rafael, don Pedro Cayetano de Figueroa, por ante el
notario Juan Amola: "Se abrieron los baúles, y en ellos se en-
contró la ropa del uso del dicho Señor Racionero: un libro de
gramática griega: el Nuevo Testamento en griego; una gra-
mática inglesa y dos diccionarios, inglés y francés. Item, una ca-
jita con varias curiosidades de Historia Natural; un Crucifijo
de plata con una imagen de lo mismo; un tomito de raíces grie-
gas; la Instituta de Monsieur Columbert, y su breviario; otro
compendio de la Nueva Gramática Griega, y Reglas de enten-
der la Sagrada Escritura, por Fr. Francisco Ruíz, abad de San
:Facundo".
(Otros papeles intervenidos eran incidentales; así tres car-
tas halladas en la faltriquera del detenido: todas tres eran de
letra de don Raimundo de Esparza, tesorero real; menciónan-
se los destinatarios de dos de ellas: don Marcos Antonio Lam-
bert y Ca, en el Guarico, y el Administrador de los derechos rea-
les en San Rafael; Sánchez Valverde ofreció dinero a Montene-
gro por la devolución, pero éste oyó en silencio y las envió al
Presidente fuera de inventario).

Es deducción que tan exigua librería, como congruente con


la previsión de su inmediata utilidad lejos del hogar, formaba
el punto de apoyo de la ocupación habitual, a la que no daría
pausa, el racionero: el estudio, principalmente la lectura fre-
cuente de autores franceses e ingleses, mediante esfuerzos gene-
rosos de autodidacto con vocación tardía; esto es, la ocupación
honesta en ratos que vacaba del estudio de las ciencias de su
estado y profesión, para imbuirse de ideas y pensamientos del
saber europeo; lo que conduce a la presunción de haber sido el
racionero un adepto al enciclopedismo, cuyo espíritu adquirió
en aquel grado que creyó compatible con su carácter sacerdo-
tal, siendo, por otra parte, proclive a la contención, al desdén
de sus adversarios, y a la singularidad de juicios que en todo
tiempo de su vida de relación se reconoce. Al fin, era tierra na-
tura~mente fecunda para recibir la semilla filosófica de su siglo.
El púlpito, ni la cátedra, ni el foro, ni sus libros escaparon, co-
mo partos de su entender, de aquella influencia.
Coufesamos no habernos detenido nunca en la lectura de
las obras de Sánchez Valverde, salvo la presente por razón voca-
cional, y que nuestro juicio se apoya en incidencias conocidas
y en su genio, que nunca modificó desde los días del Presidente
Azlor, y de que asentó piedras miliarias en su patria, en Cara-
cas, en Santiago de Cuba y en Madrid; unas veces por sus ideas,
otras por sus desplantes. Con esto y todo, fué varón considera-
blemente superior a muchos de sus coetáneos en las letras como
en el estado clerical, y cuyos nombres, aunque conocidos, entran
de pleno derecho en el anonimato histórico. Fué Sánchez Val-
verde el único entre sus coterráneos que dejó prendas propias
a la posteridad de su dedicación a las letras y a la historia, y por
csta sola razón, no importa efccto persistente del arriscamien-
to de genio, merecedor del aprecio de los amantes de su patria.

He aquí cómo en 1781 se describió el aspecto físico del ra-


cionero Sánchez Valverde, y también cómo éste quicn era se
pintó a sí mismo al afrontar las resultas de una incontenible re-
solución frustrada. Para lo primero se juntaron enunciaciones
precisas fundadas en registro antecedente y presunciones vero-
símiles por apreciación en defecto de presencia de la persona:
las primeras, quizás asumidas del pasaporte, o su registro, cuan-
do salió para Santiago de Cuba; la edad, estimada sin reparo
en la persistencia del aspecto físico, lozano o conservaticio que
tan comunmente se muestra en individuos del tipo negro o del
mestizo de bastante menos edad de la que realmente tienen.
Para lo segundo, el racionero saca provecho del caso ins{¡}ito,
ciertamente adverso al Gobernador, de habérsele tratado sin el
decoro debido a su carácter sacerdotal por exceso de cautela
encomendada a franceses, y por éstos a negros, unos y otros sin
noción de respetuosa atención al estado eclesiástico; de donde.
la chispa o vena punzante tan connatural en el racionero. se
26·

confunde casi, si ya no es que refuerza, con la dignidad del varón


inexorablemente por la fuerza acorralado.

Orden de prisión:

"Don Isidro de Peralta y Rojas, Coronel de los Reales Ejér-


citos de S. M., Superintendente del Tribunal de Cruzada y Real
Hacienda, Gobernador y Capitán General de la Isla Española y
Presidente de la Audiencia y Chancillería Real que en ella re·
side, &c.
"Conviene al mejor serVICIO de S. M. que se detenga a mi
disposición la persona de don Antonio Sánchez Valverde, racio-
nero de esta Santa Iglesia Catedral, que ha partido de esta Ca-
pital para embarcarse con destino a los Reinos de España sin
la correspondiente licencia del Gobierno, no sólo contra lo dis-
puesto por las leyes, sino también contra la particular consigna-
ción que se ha hecho por S. M. de su persona a este su domicilio
e Iglesia, el cual custodiará Vmd. con la decencia correspondien-
te a su estado, impetrando el auxilio del párroco y allanándolo
en caso de renuencia, dando cuenta de haberlo así ejecutado.
Las señas de este eclesiástico son: estatura regular como de cinco
pies y tres pulgadas, coloy moreno, cejas pobladas, nariz aguile-
iia y grueso de cuerpo cargado de espaldas, cerrado de barba
y como de cuarenta años de edad; es regular vaya disfrazado.
Habiendo de dar Vmd. un cumplimiento entero a lo mandado,
pues será responsable de cualquiera omisión y, poniendo la no-
ta a continuación de quedar inteligenciado, guardando en el
asunto el más profundo sigilo, la remitirá sin demora a la jus-
ticia que por el orden abajo anotado corresponda al Comandan-
te de San Rafael, quien hará pasar el adjunto pliego al Señor
Comandante General de la Colonia francesa, devolviéndome por
la misma vereda esta orden cerrada. Santo Domingo 15 de oc-
tubre de 1781. Isidro Peralta. Por mandado de S. Sría., José de
Castro Palomino, Secretario de Cámara y Gobierno" 21.

21. La vereda está indicada: Azua, San Juan, Bánica, Hincha y Co-
mandante de San Rafael (rubricada). Hay una postdata: "Recogerá Vmd.
los papeles y tomando la razón correspondiente de ellos, los remitirá a esta
Capitanía General por inventario y sin abrirlos". (rúb.)
27*'

Protesta de Sánchez Valverde:

"Muy señor mio: De orden de V. S. se arrestó mi persona


la noche del 23 del corriente a más de una legua de distancia
del Guárico, donde conforme a la enormidad de mis delitos, se
me ligaron los brazos junto con un mulato por un cabo de la
Marisoné francesa, a quien acompañaban tres negros de esta
Compañía, y otros tres sujetos enviados por el Teniente D. Ni-
colás Montenegro, a quien cometió V. S. esta diligencia. Con-
dújoseme hasta el Guárico con sable en mano y toda aquella
seguridad que V. S. encargaba y podía apetecer. En el Cuartel
General de la mesma Marisoné se me encerró en un cuarto, don-
de por no dormir en el suelo, colgué una hamaca y pasé la no-
che, guardándome el sueño un negro con fusil y bayoneta ca-
lada.
Al siguiente día 24 vino el Comisionado de V. S. a hacer el
inventario de mis papeles y dinero que estaban embargados, y
lo ejecutó a su satisfacción, aunque no a la mía, por 10 cual no
lo firmé. De allí me sacó a poco más de la una de la siguiente
noche y, acompañado también de la Marisoné, que siguió hasta
el Dondon, y, en fin, me hallo preso en San Rafael en la casa
que sirvió de Cuartel a los voluntarios; donde se me dice que
debo aguardar las órdenes de V. S., que no dudo serán iguales
y muy dignas del servicio de ambas Majestades para la mayor
seguridad de mi persona.
Confieso a V. S. que me engañé en dos cosas: la primera,
en creer que el celo de V. S. por la observancia de las leyes no
se extendiese a querer que se guardaran en los dominios extran-
jeros. Aquellas no encargan a V. S. sino es que no se dé licencia
a los prebendados para pasar de las Indias a España, y que no
se les permita la salida, a lo cual no había V. S. contravenido,
puesto que ni yo me había embarazado en pedirle licencia, ni
V. S. me la había dado. Por consiguiente, a cuanto juzgué que
podía extenderse el celo de V. S. era dirigir sus órdenes a la
frontera para cerrarme el paso; pero de ningún modo a que, sa-
lido ya de su jurisdicción y puesto en el caso en que no alcan-
za el encargo de las leyes, tomase V. S. el negocio con tanto ca-
lor que, para impedil1me el tránsito por los países extranjeros,
diese en el sacrílego intento (perdone V. S. .la propiedad de la
expresión) de violar la inmunidad de mi persona. Esta equivoca-
ción era principio de la segunda, por la cual estaba persuadido
que el General francés, puesto en su territorio, protegería mi
libertad; y V. S. le ha prevenido de modo que no he podido lo_
grar su audiencia.
Pero confiéseme V. S. con la misma ingenuidad que tam-
bién se ha equivocado en otras dos cosas. Una es creer que yo
iba cargado de las competencias que ha tenido con el Illmo.
Prelado, de cuya irresolución también iba a querellarme. ·De este
error saldrá V. S. con la vista de los papeles. La otra y principa-
lísima equivocación de V. S., que le ha precipitado, es el poco
conocimiento de mi carácter. En una conferencia me dijo V. S.
que me conocía bien, a lo que le respondí con sonrisa que me
alegraba, y que también yo le conocía. Ojalá que V. S. me hu-
biese conocido. Conóceme V. S. tal cual por la parte del espíri-
tu; quiero decir: sabe que no soy tonto, y que no puedo igno-
rar cuanto pasa en la ciudad y en la Isla, así en lo político como
en lo militar, así en el orden judicial como en el económico,
etc.: pero no me conoce V. S. por el lado del corazón. Soy más
honrado, más cristiano, más práctico, mejor intencionado de lo
que V. S. ha creído. Yo no he ido a hablar sobre el gobierno, so-
bre el Despacho, sobre el Abasto, sobre las Elecciones, sobre los
intereses particulares, etc. etc. Nada de esto es de .mi inspección,
ni me interesa más que como miembro de esa república; que go-
zaré de lo bueno con gusto y sufriré lo adverso con paciencia,
como todos, sin dar motivo a quejas ni alborotos. Todo el objeto
mío se reduce a la satisfacción de mi honor que sabe V. ·S. que
ha sufrido y sufre con la caritativa defensa que hice al misera-
ble José Beltrán en la demanda contra Fr. Mateo Alvarez. La
parte que V. S. ha tenido en esta causa está cubierta con su Ase-
sor. Con lo demás sólo tiene que ver la Real Audiencia y el P.
Reformador, cuyos intereses en este particular debe V. S. mirar
con indiferencia, si no quiere confirmar las presunciones de una
pasión, o ir dando tanto que hacer al Rey nuestro seI10r y su
Supremo Consejo que, por fin, tenga V. S. que sentir.
Ya yo le he dado cuenta desde el Guárico del violento prin-
cipio de estos procedimientos, y estoy seguro de que la religión
de nuestro Soberano y de su Consejo se sorprenderán del ultra-
je hecho sagrado de un eclesiástico, y que por orden de V. S. se
hayan ligado unas manos que se consagraron al Altísimo y en
que depositó el poder de desatar las ligaduras del pecado. V. S.
mismo, si no ha perdido la religión, debe temblar de su propio
hecho, sin que le sirva de disculpa el decir que no mandó que se
ejecutase así, pues sabe o debía saber del carácter de la nación
de que se servía, y el desprecio con que su tropa mira al sacerdo-
cio. No ha tres meses que en esa misma ciudad tuvo V. S. el
ejemplar con el Regimiento de Enghien y su Capellán 22 fuera
de que, habiendo yo salido de estos dominios, ¿qué empeño te-
nía V. S. de causarme, valiéndose de semejantes medios, si no es
el recelo de que comparezcan ante el Soberano personas como
yo? Este hecho alarmará su vigilancia para observar a V. S. y pue-
de ser que abra el paso para sus reales pies, a los cuales dirijo
también copia de ésta, porque estoy bien satisfecho de que aquél
es el centro de los desagravios, y antes de que V. S. pueda ha-
cerse dueño de lo que yo escribo, tendré buen cuidado de darle
cuenta de todo.
Dios Nuestro Señor guarde a V. S. muchos años. San Rafael
octu bre 26 de 1781.

B. l. m. de V. S. su más afecto servidor y capell,in

Antonio Sánchez Valverde.

Sr. Presidente Don Isidro de [Peralta y] Rojas".

Ya puesto en depósito el racionero a cargo del Prelado, d


expediente sólo produce una prolija información sobre el caso,
que llevaron a efecto tres comisionados del Cabildo eclesiástico
por orden del propio arzobispo, concluído por auto definitivo
que éste dió el 17 de mayo de 1782, y, conforme al mismo, un
historial completo con la súplica al Rey para que, atendiendo a
la exposición que le dirigió en 8 de febrero anterior, se dignara

22. Regimiento francés que, durante la guerra de España y Francia


aliadas contra Inglaterra, fué estacionado en la ciudad capital para oponer
resistencia en caso de sitio; eran diez divisiones, a las que se dió alojamien-
to en el Cuartel de Milicias (antigua Universidad de Gorjón), en el Cuar-
tel del Fijo y en las Atarázanas, habiendo sido desplazadas las milicias, y
los soldados del Fijo transferidos a los conventos de Santo Domingo y de
la Merced, y a los puestos fronterizos. AGI, Santo Domingo 1087.
tener por bien el pase que daba al racionero para que fuese a
los Reinos de España; y de cuya ida, fo.mna de ejecutar su sali-
da del país y demás circunstancias, inclusive las negativas, o en
orden a la acción que esta otra vez tuviera el Gobernador en el
nuevo incidente, no se ha hallado noticia. Cabe la presunción
de que se hubiera abstenido de reiterar la persecución, caso de
haber conocido a tiempo la ocurrencia, pues como depositado en
su superior, a éste tocaba ya responder de su encomienda. Pero
no dejó de informar al Consejo, y la Audiencia también por su
parte.
Sería aventurado preferir que el racionero, ya en la Corte,
antes atendiese a dar a la estampa su libro El Predicador, que
vió la luz pública el mismo año (1782), que a presentarse al
Consejo, constando que el 8 de noviembre de dicho año se dió
curso en el Consejo a la querella del clérigo, enviándose al Fis-
cal el recurso, luego que se vió la licencia que para presentarse
exhibió de su prelado; pudo ser que, habiendo llegado a salvo,
solamente presentara a los jueces cuanto papel condujo perti-
nente a la querella, pues lo demás no aprovechaba a su causa;
y que la respuesta del Fiscal se hubiese dilatado por arbitrio in-
teresado de parte, comoquiera que con frecuencia llana muchos
negocios dormíanse en manos del Fiscal meses y años, si una or-
den superior no le llamaba al estudio perentorio sobre deter-
minados negocios. Así se halla que hasta el 8 de marzo de 1783
no respondiese el Fiscal, pidiendo fuese recluído el racionero
en el Oratorio o casa de los PP. Filipenses, o siquiera se le tuvie-
se por detenido en la ciudad o en sus arrabales con obligación
de presentarse diariamente al Decano del Consejo en signo de
sumisión y para acreditar el buen cumplimiento de esta dili-
gencia; que se le entregasen sus papeles, pero que no se le co-
municasen las representaciones del Presidente y Ministros de la
Real Audiencia. Donde se trasluce que la tardanza del Fiscal a
tanto alcanzó cuanto se retardaron en llegar a la Corte las re·
presentaciones sobredichas, punto de apoyo para enjuiciar el
asunto, constituyendo al actor de inmediato en clase de fugitivo,
como lo era en el hecho. No le valió la licencia del prelado sino
para ser oído, habiendo habido transgresión manifiesta del al"
zobispo a la ley 9 del libro 1, tito XI de la Recopilación, y por
haberse recelado que esta reincidencia del racionero tuviese otro
fundamento distinto del de vindicar su honor, como alegaba 23
hubo empeño en hacérsele justicia, conque su causa corriese las
alternativas de las demoras que padecen los pleitos desabrigados
a cargo de agraviados conculcadores de las leyes.
Cierto que Sánchez Valverde procuró con todas veras atraer-
se la benevolencia del Consejero de Indias don José Antonio
Cerda y Soto y de otros personajes, uno de ellos don Antonjo
Porlier, Ministro de Gracia y Justicia 24, y que por la atención
23. En un informe del Fiscal, difuso y adverso a Sánchez Valverde,
de 20 de junio de 1783, siendo de parecer que se le quitase la ración, di-
cese: "Esto es cumplir el Fiscal con la obligación de su ministerio, pi-
diendo la observancia de las leyes y el castigo de su transgresión; pero al
mismo tiempo debe de hacer presente que don Antonio Sánchez Valverde
es un eclesiástico que no ha dado nota en su persona (adviértase que el
Fiscal omite la recordación de la nota que el racionero habia dado ante-'
riormente y la pena que se le impuso, la semicondonación de ella y la
conminación subsiguiente); que su erudición y literatura la ha dado a
conocer al público; que las luces de su entendimiento las ha manifestado
en el púlpito, y que con la privación de la prebenda se verá reducido a
un estado lastimoso un sujeto que, corregido y enmendado, podrá ser útil
a la Iglesia, trasplantado a otro territorio; atiadiéndose a ello que la des-
unión en que están los tribunales de Santo Domingo y sus Jefes tiene di-
vinida la ciudad en facciones y partidos, consternados sus habitantes, cons-
tituyéndose unos fiscales de otros, indagando sus movimientos, construyendo
sus operaciones; resultando de aqui que muchas de ellas tienen la raiz
muy profunda y muy otra de la que se presume. Por lo que, sin exceso ni
temeridad, puede conjeturarse que la ausencia de! racionero Valverde y
su personalidad en estos Reinos provenga de oculto influjo, o de designios
particulares, y que no la haya impulsado sólo la que llama vindicación
de su honor, pues. con el mismo pretexto o sobrescrito se ha presentado
en la Corte don José Frómesta. Relator de aquella Audiencia. dejándola
sin un subalterno tan necesario para el despacho. e te. "
24. Hay memorial de Sánchez Valverde a don Antonio Porlier. de
1787, en que con motivo de haber sido este setior encumbrado a Ministro
del Despacho Universal de Gracia y Justicia. suplicaba le dispensase una
protección efectiva, por haber sido él quien antes de subir a dicho empleo
tanto le favoreció, y que asi lo espera de nuevo, ya constituido en grado
de "Arbitro para sus satisfacciones"; y al intento le recuerda que "no
pudo ocultarse a la sana filosofia de V. E. que la venida del suplicante a
esta Corte sin la licencia de un Gobernador, Jefe de sus contrarios (que
es todo el delito de que ha podido hacérsele cargo) habia sido impulsada
de los motivos más capaces de justificarla; ni que e! recurso de poner:;c
en camino en solicitud del Trono, jamás pudo ser más legítimo y apro-
barto que en aquellas circunstancias. V. E. ha visto, no sin compasión. la
multitud y atrocidad de imposturas con que se le ha calumniado arbitra-
riamente al suplicante en el honor. en la conducta. en la fidelidad. y so-
bre todo en la religión; V. E. ha reconocido en el suplicante un eclesiástico
laborioso, empleado sin interrupción desde el atio de 61 en la predicación
del Evangelio con edificación y provecho (gracias a Dios) de los fieles; y
dado igualmente al confesionario, para cuyo desempetio estudió las len-
guas vivas necesarias al socorro espiritual de muchos extranjeros que mo-
ran f transitan por aquella Isla. La bondad de V. E. se ha dignado real-
zar la corta literatura del suplicante; ha hecho aprecio de sus tales cuales
o atendones que le dispensaron, de que hace mérito el racio-
nero en sus escritos, pudo prometerse una satisfacción, y cuan-
do no, una para él satisfactoria solución de su caso. Con todo, a
mayor grado de probidad de aquellos señores, menor interferen-
cia positiva de ellos cerca de los jueces del Consejo; ninguno
como el político en Corte sabe mejor apartarse de protecciones
activas lesivas de la independencia de los grandes funcionarios
del Estado, y que al par que otorga consideraciones oficiosas a
quien es personalmente acreedor a ellas, allí se detiene cuando
el fuero de la conveniencia ajena va a echar un pie adelante al
fuero de la probidad propia. Sánchez Valverde hubo, pues, de
esperar el fallo, que fué condenatorio; después de lo cual la pie-
dad real, movida a instancias de protectores, rebajó la pena has-
ta mantenerla firme en que el racionero fuese destinado con
igual categoría fuera de su propia patria 25. Siete años consumió
méritos. y en especialidad del de la obra que escribió del Valor de la Isla
Española, estimándole como digno de que el Supremo Consejo le reco-
mendase a nuestro amadísimo Soberano". Y con este preámbulo, expone
que no obstante el juicio que el Consejo tiene formado de él, se le tiene
limitado a optar a una de solas tres iglesias, aunque otros sin este con-
cepto, ni servicios, ni principios, gozan de la opción de todas; pide, ade-
m;ís, que se le alce la prohibición de parecer en la Corte y Sitios Reales
(está confinado al convento de Capuchinos de Esquivias), porque debe
practicar diligencias de su acomodo y para buscarse medios de subsistencia,
y que la Cámara le tenga presente para todas y cualesquiera iglesias y
beneficios. Se ha tenido presente que en la Enciclopedia Espasa, voz MI-
NISTRO, 35-670, se da la fecha de 10 de julio de 1790 para el nombramien-
to de Porlier, en el Despacho de Gracia y Justicia; la fuerza del documen-
to aquí anotado y de otros (v. nota 12 en p. 14). en su punto.

25. Enumeración esquemática de los actos en la causa seguida con-


tra Sánchez Valverde en ocasión de su segunda fuga a la Corte:
8 de noviembre de 1782. Decreto de remisión al Fiscal del expediente
de querella que ha presentado el racionero, con exhibición de la licencia
que le dió el arzobispo para pasar a España.
!l de marzo de 1783. El Fiscal pide la reclusión. o el confinamiento deí
racionero a los arrabales de Madrid con obligación de presentarse diaria-
mente al Decano del Consejo, en señal de sumisión.
12 de marzo. Devuelve la Cámara al Fiscal las representacion~s del
\rzobispo, Presidente y del propio racionero para que exponga lo que se
le ofrezca y parezca.
20 de junio. El Fiscal pide de oficio que se declare incurso en el per-
dimiento de su ración a Sánchez Valverde, y con criterio condicionado por
circunstancias que expresa, que se le amoneste y destine a otra Iglesia de
América. Corresponde a este papel la cita textual que está en la nota 23.
12 de octubre. El Fiscal, habiendo cotejado las quejas del racionero y
las demás inculpaciones que éste hace al Gobernador, y que el Goberna-
dor "por todos medios procura ponerse a cubierto", dice que "es de sen-
tir el Fiscal que al precitado Gobernador se le desapruebe todo el pro-
con aquellos aprietos.... Cuando el arzobispo conoció que su pro-
tegido satélite había salido con bien por resultas de la piedad
real que conmutó la pena de perdimiento de la ración por la
de una ración en otra parte por razón de conveniencia para
la tranquilidad pública en la Isla, renunció su alto cargo ale-
cedimiento contra el licenciado Valverde, dándole a entender lo mal visto
que ha sido y lo extraño que se ha hecho en un ministro de la confianza
del Rey, que debe administrar justicia sin abusar de la autoridad·........
"Anadiendo, como añade el Fiscal, que el licenciado Valverde es acreedor
a la vindicación de su honor, ultrajado dentro y fuera de los dominios de
S. M. y al resarcimiento de los quebrantos que se le siguieron en su cap-
tura y demás resultante de ella...... Y estima por providencia precisa y ade-
cuada que Sánchez Valverde sea libre de la pena de los maravedis que se
le tomaron, mandándose se le devuelvan.
14 de abril de 1785. El Consejo admite la propuesta fiscal y agrava la
pena: "que se exija al Gobernador la multa de mil pesos por sus irregula-
res procedimientos, aplicados al racionero Valverde en resarcimiento de los
gastos y perjuicios que se le han ocasionado". (Anulada la multa después
por defunción del Gobernador).
23 de julio. Consulta al rey, acordada en Sala primera el 14 de abril.
23, 27, 30 de junio, 11 de julio y 8 de agosto de 1786. Consejo pleno
de las tres Salas, con asistencia de Sánchez Valverde y del Fiscal; y son las
fechas en que se ve y examina la causa del racionero. En la última fecha
se resuelve llevarla a consulta del Rey, conforme al Acuerdo extendido por
el Sr. Cerda y aprobado por el Consejo. (No es cierto que el Rey estuviera
presente en el plenario).
18 de septiembre. R. O. por la que se manda que antes que el Conse-
jo resuelva este negocio en sesión plenaria. vuelva a ver los expedientes an-
teriores, y que con lo que el Consejo resolviere, se le envíe al Rey la con-
sulta anterior de 23 de julio de 1785.
30 de octubre. A consulta de este día, el rey decreta que Sánchez Val-
verde salga de la Corte y no entre en ella hasta que se le dé licencia.
8 de diciembre. Sánchez Valverde, confinado en el convento de Ca-
puchinos de Esquivias, solicita del secretario Taranco, del Consejo, se le
levante la interdicción impuesta, y pueda atender a las propias necesida-
des, si al fin se ha reconocido lo que ha padecido por los atentados a la
paz de parte del Gobernador de Santo Domingo.
Sin fecha. Memorial del racionero a don Antonio Porlier; a este papel
pertenece la cita hecha en la nota 24.
22 de febrero de 1787. Carta del Oonsejo para Sánchez Valverde; pa-
ra que pueda usar del oficio de abogado con la moderación de su carácter
sacerdotal; y que se le ha alzado la pena de suspensión que le impuso Pe-
ralta y Rojas de abogar por dos años; se ha ordenado la devolución del co-
miso que se le hizo de 1080 pesos. AGI, Santo Domingo 915 H44, Y 1117.
22 de febrero. C. R. al Deán y Cabildo de Santo Domingo; que man-
tengan en su ración a Sánchez Valverde interim se le nombra para otra
parte. Dice la letra de este instrumento que el perdón se ha otorgado "por
pura piedad". AGI, Santo Domingo 915 H44 Y 1117.
22 de febrero. C. R. al Gobernador de Santo Domingo; que se de-
vuelva al racionero el dinero que por orden de su antecesor se le incau-
tó al tiempo de su captura. AGI, Santo Domnigo 915 H44 Y 1117.
24 de agosto. R. C. al Presidente del Consejo: Sánchez Valverde pidió
se le levantase el confinamiento y se lee tuviese presente para indistinta·
34*

gando achaques, y con facilidad· se le aceptó en fuerza de lo


alegado con el propio fin que se apartara a Sánchez Valverde.
Este fué destinado con oficio de racionero a la Catedral de Gua-
dalajara, en Nueva España, donde murió.

• • •
Admite el juicio que Sánchez Valverde fuese más inclinado
a dejarse llevar del arriscamiento de genio, si se considera asocia·
do al mismo el noble anhelo de publicar el fruto de sus· traba·
jos literarios, lo que no le era posible en su tierra por falta de
imprenta. Se reconoce asimismo que en la segunda fuga llevaba
mente ir a prebendar en cualquiera Iglesia de América; S. M. pide el in·
forme del Consejo sobre esta solicitud, sin perjuicio de que se le proponga,
como está mandado, en la primera prebenda correspondiente de Iglesias
de Cuba, Yucatán o Guatemala.
27 de agosto. Responde el Fiscal sin objetar nada a la R. O. antecedente.
1 de octubre. Resuelve el Consejo que se consulte sobre el alza <le la
prohibición, y que pueda ser presentado para cualquier Iglesia.
17 de octubre. Se hace la consulta al Rey, ut supra; el Rey se con·
forma, pero establece que la propuesta de Iglesia sea con exclusión de la
de Santo Domingo.
12 de noviembre. Dase el decreto, en conformidad con la voluntad de
S. M. (Sánchez Valverde queda definitivamente privado de volver a su
patria en calidad de racionero; el amor propio de su honor, no vindicado
conforme a propio criterio, le obliga a perder la patria antes que la ra-
ción. I Suerte infausta!)
7 de febrero de 1788. El racionero explica que la renta del diezmo corre
por las Cajas Reales de Santo Domingo; pide se avise a los oficiales reales
para que acudan al pago de ella.
18 de febrero. Resolución del Consejo: que los oficiales reales de San-
to Domingo sean impuestos de lo que se escribió a Deán y Cabildo, para
que paguen, etc.
22 de febrero. R. C. en conformidad de dicha resolución; y se previene
a los oficiales que deduzcan del monto de 1080 pesos, la cantidad de 750
pesos que el racionero debe a María GÓmez. (Esta famosa tía de Vico pasó
a la Corte en 1785 para mover pleito a don Antonio en cobro de pesos; el
acusado hubo de explicar el 20 de junio de dicho año la razón, la causa, la
paga hecha, la buena fe, etc. y trató de abultar la satisfacción hasta en-
tonces hecha, que se reducía a cantar una deuda pendiente de apenas 5.000
reales; y como la Gómez era una infeliz a quien había de mirarse y aten·
derse con la poderosa razón con que el abogado había defendido al infeliz
José Beltrán, hallóse que don Antonio érale deudor de 11.250 reales (750
pesos), y a pagar )
22. de febrero. R. C. al Gobernador; su antecesor, bien pudo produ-
dir cerca del francés una requisitoria contra Sánchez Valverde, pero no como
lo hizo; y que procure que los oficiales reales paguen a Sánchez Valverde,
et., deducidos los 750 pesos, etc.
(Las fichas que no llevan cita están en AGI, Santo Domingo 11l7).
consigo los materiales sobre que habría de pujar para conseguir
la ejecución de su deseo. Y nuevamente en la tercera fuga los
llevó, y dió preferencia al libro El Predicador.
No era esta obra de un interés particular por utilidad di-
recta sino para los individuos del clero; en sus entrevistas con
el antiguo Oidor de la Española don José Antonio de la Cerda
y Soto, a quien se allegó para conseguir un puntal en el Consejo,
entre cuyos ministros Consejeros se contaba, hubo de tratarse
de esto y recogerse los juicios hacia otra demostración de la va-
lía personal que mereciese naturalmente la atención de aque-
llos señores, y sobre lo que el mismo racionero tenía echados
los cimientos, pues eran los mismos que hubo de manejar con
habitual brega, hasta rompérsele entre las manos, y a que alu-
de el mismo racionero como de cosa dispuesta para una obra
mayor de la historia de su patria. Es el número 4 del inven-
tario consabido: "Otro cuadernito roto, sobre el fomento de
la Isla".
Una obra tal, escrita con conocimiento práctico de la Isla,
por sujeto inteligente, avezado al estudio y a la observación
extensiva de lo que valía la Isla en todos órdenes, y enriquecida
con aquellas reflexiones que la experiencia dictaba para el pro-
vecho de sus riquezas, con arbitrios razonables que indujeran a
reconocer su utilidad en muchos cabos, y los estorbos que la
impedían en otros, habría de ser para los Ministros del Rey
de tanta satisfacción, como el autor digno de galardón, o de
benevolencia en el peor de los casos: demás del ejemplar es-
pectáculo del que en medio de la adversidad vive animado del
espíritu de amor del bien de sus semejantes para engrandeci-
miento de la Corona real, ocupación venerable de los eclesiás-
ticos celosos del servicio de S. M.
En esta tarea estaba ya empeñado a fines de 1782: pues
dice en el cap. X, $III, pág. 90 (de este reimpresión): " ....en
julio de este año, pasando por la parte del N arte.... hallé lo
mismo en el hato de...." Se reconoce que empleó dos años lar.
gos en ella, sirviéndose del cuadernillo, de la memoria, y ape-
nas de una decena de autores, españoles entre ellos cuatro:
Acosta, Herrera, Oviedo y Ulloa; extranjeros: Charlevoix, Paw,
Raynal y Weuves, gracias a su afición a las lenguas francesa e
inglesa. Ruin biblioteca, que no sería la misma de la Sociedad de
amigos del País, de Madrid (f. en 1785), en la que por esta
dedicación de americano trabajador con talento para dar cuen-
ta honrosa de sí, fué admitido con mira de hacérsele atmósfera
favorable a su causa. 26. Una certificación de 27 de mayo de
1785 manifiesta haberse dado licencia a don Antonio Sánchez
Valverde para imprimir "su descripción topográfica de la Isla
Española, sus terrenos, producciones, etc. para formar idea del
valor y utilidades que puede producir, ofreciendo abrir la res-
pectiva lámina correcta, como también la explicación de todos
los puertos, bahías, calas, surgideros y fondos y Islas adyacen-
tes; y que por acuerdo del Consejo del día 20 del corriente
mayo se accedió a su petición" 27.
La obra comenzó a publicarse el mismo año, y se corres-
ponde con fidelidad a los términos de la mencionada certifi.
cación, pues la explicación referida lleva, a título de adjun-
ción, paginación romana (I-XX) correspondiente a la pagina-
26. De la obra de Sánchez Valverde hay diversas ediciones: Madrid,
Imprenta de don Pedro Marín, 1785, 212 p.; Santo Domingo, Imprenta Na-
cional, por José de J. Castro, 1853, 95 p.; Santo Domingo, Imprenta Na-
cional, 1862, 219 p., (en esta edici6n faltan algunos capítulos y otros están
resumidos por el editor); inserta en Gaceta de Santo Domingo, S. D., Nos.
10 al 35, abril y sig., de 1861. Las ediciones de 1853 y 1862 son incomple-
tas. También hay una traducci6n al francés, hecha por M. Sorret, en Haití,
antes de 1802, que se conserva en la Sala Mazarin de la Biblioteca Nacional,
París. La obra de Sánchez Valverde era de cita obligada para nuestros his-
toriadores del pasado. La utilizaron Moreau de Saint-Mery, Lyonnet, Pedron
y otros contemporáneos del ilustre sacerdote. También la utiliz6 el histo-
riador nacional Garcia, como puede verse en su Historia de Santo Domingo,
S. D., 1893, vol. 1, p. 192 Y 233. La primera edici6n, de 1785, se hizo al
cuidado del autor, entonces en Madrid: En la Biblioteca Nacional, La Ha-
bana (Papeles del Dr. José María Morillas, caja 9) se conserva el siguien-
te manuscrito: Informe oral que el Lic. Antonio Sanchez Valverde, Racio-
nero de la Catedral de Santo Domingo, Primada de las Indias y natural de
la misma ciudad, hizo ante la Real presencia de S. M. y de su Consejo Ple-
no de Indias el día 2 de julio de 1786 en su propia defensa (44 p.)
Otras obras de Sánchez Valverde: El Predicador. Tratado al qual pre-
ceden algunas reflexiones sobre los abusos del público y medios de su refor-
ma. Madrid, 1782, 16 h. s. f., LV-152 p.; Sermones panegíricos y de miste-
rios. Madrid, 1785,229 p. (predicados en Santo Domingo, Caracas y Madrid);
(de estas dos obras hay copia microfilm en el Archivo General de la Na-
ci6n); La América vindicada de la calumnia de haber sido la madre del
mal venéreo, Madrid, 1785, 180 p., (Ejemplar en la Biblioteca de E. R. D.);
Examen de los sermones del P. Eliseo, con instrucciones útiles a los predi-
cadores. Madrid, 1787, 2 vols.; Carta respuesta a D. Teófilo Filadelfo en de-
fensa de los sennones del autor. Madrid, 1789; Sermones varios, 3 vols. Tam-
bién se le atribuye otro volumen de Sermones panegíricos y de misterios,
Madrid, 1783. (En la revista Clío. 1947, se reproduce un Serm6n de Sán·
chez Valverde predicado en la ciudad de Santo Domingo). (E. R. D.)
2']. AGI, Santo Domingo 914 H43, f. 290v.
clOn usual, en esta reimpreslOn, 9-17. En cuanto a la lámina
ofrecida, se eximió de incluirla por las razones que dió en No-
ta al final de la explicación. A poco que se reflexione, viénese
a las mientes que, en el hecho, el epítome geográfico que pre-
cede al cuerpo de la obra, es un impreso posterior a ella, con-
dición impuesta al autor para que actualizara el contorno des-
crito de la posesión española en conformidad con el dominio
español estabilizado en la Isla por el reciente Tratado de Lí-
mites, llamado de Aranjuez, de 1777.
El libro Idea del valor de la Isla Española debe reputar-
se por sus elementos extensivos como prodigio de buena vo-
luntad para no incidir en apreciaciones resbaladizas que apun-
tasen a los defectos de la administración general practicada en
la Isla durante siglos, causa primordial del escaso valor efec-
tivo de ella; no era Sánchez Valverde sujeto improporcionado
para señalar con vivacidad, con las varias adversas vicisitudes
de los tiempos, la constante razón de tanto atraso, decadencia
y miseria de la Isla, .ni podía desplegar las alas de su acome-
tividad sañuda en aquel su estado de reo en causa que legal-
mente no le era favorable; así puede decirse que el libro Idea
del valor de la Isla Española, es prenda de su talento, no de
su temperamento, lo que se hace casi evidente no ya por in-
ducción lógica 28, antes por el testimonio mismo del autor, cuyas
palabras, aunque enderezadas a persuadir una cosa, persuaden
su contraria:
"Guardaréme bien de penetrar aquella política guberna-
28. En diciembre de 1931, en el curso de una conferencia leída en
el Salón de "Acción Cultural" sobre Sánchez Valverde y su obra Idea ....
dijimos: "No hay sino ver cómo se entretiene en la enumeración de las
causas históricas de la decadencia de la Española, y cómo salta como por
brasas sobre las causas político-económicas, envolviendo éstas con aqué-
llas, sin detenerse a filosofar, por ejemplo, acerca de la ruinosa providen-
cia de la despoblación de la banda del Norte de la Isla y destrucción de
los pueblos que en aquellas partes había. La misma invasión de france-
ses, su tenacidad en volver cuantas veces eran expulsados, los medios de
que disponían para levantar la agricultura, hacerse vida cómoda los co-
lonos y, más que todo, el proteccionismo oficial con que el Rey de Fran-
cia mantuvo el comercio y la navegación y la industria de la colonia, sa-
cando a los bucaneros del estadio irregular de tales y haciéndolos vasallos
favorecidos, todo vino a ser el verdadero fundamento de la prosperidad
francesa.... tan cierto es que de nada o de muy poco sirven las riquezas na-
turales del suelo, si el gobierno no ampara el beneficio humano de ellas,
ora concediendo libertad de navegación, de comercio, etc., ora contribuyen-
do a aliviar las dificultades que los vasallos no pueden soltar, y en toda
tiva que debo venerar sin indagarla; y cuando digo que con
esta o la otra providencia se lograrían tales o cuales ventajas,
no llevo más ánimo que el de manifestar el valor real y físico
de la Isla, suponiendo que el no tomarse o [el no] haberse to-
mado semejantes providencias, viene de unos principios que no
alcanzamos y que están sagradamente reservados al Señor de la
Nación, que sabe dirigir cada una de las partes con proporción
arreglada a la conservación y aumento de todo el cuerpo, cuya
felicidad antepongo yo a la pasión de aquella porción de te-
rreno en que nací, y cuyas ventajas y utilidad quisiera dar a
conocer, no precisamente por su particular beneficio, sino por
el del Estado", Con que guarda perfecta armonía la primera
parte de la nota (169) en la p. 131, donde se menciona al caba-
llero asesor, cuyo criterio siguió el autor para despedir de sus
borradores toda ulterior censura oficial de la obra.
Su reimpresión actual, auspiciada por el Gobierno N aci,)-
nal debajo la dirección del Director del Archivo Nacional,
ha tenido por fin principal, específicamente patriótico, la di-
vulgación de un esfuerzo vernáculo del pasado, cuyo autor s:>-
bresalió entre sus coetáneos por la dedicación a las artes libe-
rales, mostrándose digno de ser hijo de quien con tesón hab{a
atesorado noticias de su tierra natal para escribir su historia;
anhelo que Sánchez Valverde mantuvo siempre vivo, aunque
su mala suerte, fruto del recio temperamento que le llevó por

concurrencia de estorbos o tropiezos, disponiendo con leyes efectivas o


realizables el mayor fomento del trabajo, fuente única de la multiplica-
ción de los frutos. Todo eso lo conocía el autor, como quien había to-
cado con las manos (tenía dos haciendas rurales: Vi llegas y San Antonio),
y lo demuestra, manifestando las facilidades que el francés tenía...... Por
eso cuando debiendo tocar la llaga haciendo mención de las causas de la
decadencia de la isla, parte española entonces, íntegramente española an-
tes, forró sus dedos con guante de seda, y escribió lo que Charlevoix es-
cribió con ironía: "que aquél (altor) se persuade a que la Corte de Es-
paria tendría sus razones para no fomentar" la ventajosa situación o po-
sición de Santo Domingo, su feracidad y riquezas, para añadir por cuen-
ta propia que "lo cierto es, si no me engaño, que hasta ahora no ha ha-
bido otras causas que las guerras que ha sufrido la nación y la necesidad.
de atender a otros países inmensos y a diferentes objetos de suma impor-
tanda". Efugio del raciocinio para caer sentado sosegadamente y expresar
esta lisonja: "Pero nuestro gloriossísimo monarca, que Dios prospere, se
ha dignado ya echar sus benéficos ojos sobre aquella isla, y su ministerio
tan celoso como infatigable y penetrante, ha comenzado a manifestar el
aprecio que hace de ella y a darnos con sus providencias esperanzas bien
fundadas de nuestra felicidad", Que es un discurrir conforme a talento,
pero no a temperamento.
39'"

derroteros de contenciosos encuentros hasta perder el derecho


de recobrarse al solar nativo y rehacerse económicamente, ma-
logró la honra de su patria con tal nueva prenda de edificante
amor, regalo a la posteridad del recuento circunstanciado de
hechos que constituyen su fondo peculiar histórico.
Esta obra, que ahora se reproduce con el exorno de notas
confirmativas, explicativas, ampliativas y correctivas del texto
original, servirá desde luego (yen atención a que en los actua-
les tiempos se tiene más intensa y extensivamente noticia del
pasado), de grande auxilio a los estudiosos, hecha cantera de
material histórico y bibliográfico justificante de su exhuwa-
ción del sepulcro de las rarezas bibliográficas de Hispano:uné-
rica.
Fr. Cipriano de Utrera.
ID EA
DEL. VALOR
DE LA

I-'SLA -ES-PAÑOL-A,
y U T 1L_ 1 DAD E S,

QUE DE ELLA PUEDE SACAR


su MONARQUIA.
POR
DON ANTONIO SANCHEZ P ALPERDE.
LICENCIADO EN. SAGRADA TEOLOGIA, T A.MBOI
lJERECHOS, NATURAl- DE LA PROPIA ISLA, RA-
CIONERO DE LA SANTA IGLESIA CATEDRAL DK.
.ELLA, SOCIO DE NUMERO DE LA SOCIEDAD MA-
'r4IT.ENSE DE AMIGOS DEL PAIS, &c.
ftJ OC'
~1I(Jtl S~l, IItque 1mbres aederant , fllfll
terrll ereara!
SpDnte SUII, satis id placabat ptetor~
dOflum. Lucr. lib. ). v. 93 j'.
Ul •
CON LICENCIA:

En MADRID: en la Imprenta de DoN PEDRO MAJUH.


Año dé MDCCLXUT..
PREFACIO
~\lrO hay carácter, ni dignidad entre los miembros de un
!~ Estado, que pueda eximir al hombre de la obligación
- - de contribuir con sus tareas a cuanto sea útil para la
felicidad común de aquella sociedad en que vive. Es verdad, que
como hay diferentes puntos, de que pende el bien común y la
perfección de una Nación; también son diferentes los empleos
de sus individuos, los quales por sus respectivos destinos
deben primeramente trabajar en el ministerio de su colo-
cación en que tienen o deben tener más luces. Pero el que sin
faltar a la aplicación que exige de él su grado, pudiere estender
la utilidad de sus vigilias a otros ramos, será doblemente be-
nemérito del aprecio de su Nación, y ésta mirará con más in-
dulgencia qualquier defecto en que pueda incurrir como
hombre (1).
El ministerio Eclesiástico en que la Divina Providencia
me ha colocado, conozco que me estrecha a emplear todas mis
facultades en el orden espiritual de la Religión y en separar-
me, según el Apóstol, de los cuidados del siglo. Por esta razón
he trabajado y trabajo, quanto alcanzan mis cortos talentos,
para desempeñar aquel precepto. Pero co~o el que dá las lu-
ces y los conocimientos haya querido por varios accidentes co-
municarme algunos otros, de que pueda servirse la N ación y

(1) Las notas ilustrativas del texto en la presente edición llevan, para
indicar su procedencia, las siglas siguientes: (A), o del autor de la obra y
están en la edición de 1785. (ERO), del licenciado Emilio Rodríguez De·
morizi. (FCU), de Fr. Cipriano de Utrera.
4 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

sacar ventajas mi Patria. no he creído que faltaba a mi mi-


nisterio en exponerlos. ni que era mezclarme en aquellos cui-
dados del siglo, que me prohiben el Apostol y los Cánones;
y que. por el contrario. debía, como Vasallo, contribuir con
ellos al estado y llenar una obligación que no se borra, si no
se perfecciona con el Sacerdocio.
Nada es más importante a una Nación que se estiende no
5ólo por diferentes Países y climas dentro de un Continente,
sino por dilatadísimos Reynos e Islas a centenares de leguas ul-
tramar, que el conocimiento exacto y práctico de cada una de
aquellas partes que la componen. El defecto de estas noticias
puede hacerla abandonar sus posesiones más preciosas: perder
las producciones más estimables que la enriquecerían y dexar
perecer en la miseria millares de individuos, cuya felicidad poe
dría procurar con ventajas de todo el cuerpo. Las Naciones
que así se estienden, no contentas con las Cartas geográficas
que describen la estensión de sus terrenos, la comodidad de
sus Puertos y la calidad de sus costas: ni satisfechas con las
relaciones generales del clima, fertilidad y proporciones del
suelo de una Isla, Provincia o Reyno, hechas tal vez sin el co-
nocimiento correspondiente, o con diferentes intereses, debían
procurarse una relación circunstanciada de hombres imparcia-
les. prácticos y de buenas luces sobre cada pedazo de terreno
que hubiese visitado por sí mismo y tenido en él suficiente
demora, hasta llegar a componer un Código de estos puntua-
les conocimientos, que en qualquier caso le pusiese a la vista
brevemente el verdadero valor y utilidad de cada una de sus
posesiones.
Hace diez y ocho años que trabajo en acopiar materiales
para una Historia exacta de la Isla Espafwla, sobre muchos más
que había empleado mi Padre en el mismo exercicio, cono-
ciendo quan defectuosas eran las que hasta entonces se habían
escrito, así por los Autores Espaiíoles como por los Estrange-
ros; de los quales unos jamás habían pisado su terreno: otros
le habían visitado por el corto distrito que poseen los Fran e
ceses y alguna parte de las Costas en que por casualidad des·
embarcaron. Gonzalo Fernández de Oviedo, uno de los pri~
meros y mejores Escritores de ella, vivió muy a los prineipio&
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 5

de su descubrimiento; e)
apenas había hecho la codicia que
se conociesen aquellos minerales más ricos y que se comenzase
a sentir su feracidad. Pero ni Oviedo penetró su terreno ni en-
tonces estaba conocida su estensión, ni se tenia luz de todas
sus producciones, así vegetabIes como fósiles, ni se sabía la
cantidad, la qualidad, ni aun el origen de la mayor parte de
sus ríos.
Mi Padre en innumerables viages por varias partes de la
Isla tomó conocimiento personal de muchas particularidades.
Yo, con el servicio de los Beneficios Eclesiásticos y los embar-
ques a estos Reynos por diferentes Puertos de la misma Isla,
la he reconocido casi toda personalmente y me he servido de
varios Eclesiásticos amigos y de otros Hacendados para las no-
ticias más particulares de los terrjtorios de su posesión. En
f.in, los Monteros de toda la Isla, que viven de penetrar lo más
retirado para encontrar la caza, me han servido, cortejando
muchas veces sus relaCiones para la uniformidad, me han ser-
vido (vuelvo a decir) de una luz para lo más oculto y casi
inaccesible del terreno.
Con estos auxilios y principios he trabajado una Historia
completa de la Isla, que no me han dado lugar de perfeccionar
otras ocupaciones y accidentes de mi estado; pero que, siendo
Dios servido y logrando algún descanso, verá el público con la
satisfacción de encontrar la verdad práctica contra muchos
errores. a que le han inducido los que han escrito por noticias,
o con pasión, y el descubrimiento de otras desconocidas has-
ta aora (3).
En el día me ha parecido hacer algun servicio, dando un
extracto del conocimientCJ territorial que tengo, por el qual
podrá fomnarse una idea, más que mediana, del valor de aque-
lla Isla y del tesoro que tiene en ella la Nación, cuya utilidad
excita vivísimas solicitudes en otras, que, aunque no tienen
todo el conocimiento, logran por lo general más luces por el
(2) En efecto. Oviedo pasó gran parte de su vida en S. D., adonde lle-
gó por primera vez en 1515. Aquí murió en 1557 y fué sepultado en la
Catedral de Santo Domingo. Sus obras, bien conocidas -al menos su cé-
lebre Historia general y natural de las lndias-, fueron escritas total o par-
cialmente en la Isla. Véase P. Henríquez Ureña, La cultura y las letras CQ-
loniales en Santo Domingo. Buenos Aires, 1936, p. 73. (ERD).
(3) No hay rastro alguno de esa obra. probablemente perdida. (ERD).
6 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

cotejo de su corta posesión. Por este medio conseguirán hablar


con más discernimiento de un terreno, que anda hoy en boca
de todos y de que es muy raro el que tiene una ligera tintura.
Casi no hay quien sepa lo mucho que dió en su primer cen-
tenar. Para esto haré una descripción de la estensión de su te-
rreno, con distinción de montañas y valles; después de esta-
blecer su situación hablaré de sus producciones en los tres Rei-
nos animal, vegetable y fósil, quanto baste para hacer juicio
de su fertilidad y riqueza. Diré de su antigua población, su
decadencia y el actual estado de los frutos yespecies comercia-
bles que puede dar en la parte Española, con ventaja de lo
que está dando en las Colonias vecinas, de sus Minas riquí-
simas, especialmente de oro y de plata, de todo lo qual resul-
tará el cálculo prudencial del valor de aquella primera Colo-
nia, Metrópoli del nuevo Mundo, que mereció el glorioso re-
nombre de Española.
En todos y cada uno de estos artículos será mi principal
estudio ceñirme a la verdad por un conocimiento práctico, o
una Teoría muy segura. El amOr de la Patria no me llevará.
a exageracioneli, antes procuraré dexar el cálculo algo inferior
a lo que en realidad podrá experimentarse con el tiempo, o
concluirse por una aplicación más prolixa de los supuesto')
constantes. Guardaréme bien de penetrar aquella política gu-
bernativa que debo venerar, sin indagarla; y quando digo que
con esta, o la otra providencia se lograrían tales o quales ven-
tajas, no llevo más ánimo que el de manifestar el valor real
y físico de la Isla, suponiendo que el no tomarse o haberse
tomado semejantes providencias, viene de unos principios que
no alcanzamos y que están sagradamente reservados al, Señor
de la N ación, que sabe dirigir cada una de las partes con prc-
porción arreglada a la conservación y aumento de todo el cuer-
po; cuya felicidad antepongo yo a la pasión de aquella por-
ción de terreno en que nací y cuyas ventajas y utilidad quisie-
ra dar a conocer, no' precisamente por su particular beneficio,
sino por el del Estado.
Por el mismo principio he dexado correr la pluma en la
defensa, así de los Españoles Criollos o Indispanos, como de 10li
Europeos contra los vicios de sangre, holgazanería y defecto
de sagacidad con que quiere envilecerles el Estrangero. Para
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 7

ello me sirvo de la razón y no de las injurias. Si alguna chis-


pa resalta, será por necesidad inevitable: que no es posible
escribir sin que tal vez tropiece la pluma en el grano del pa-
pel. No hay paciencia, que no se apure con la maledicencia
contínua e infundada. Yo conozco su emponzoñado origen de
la embidia: y causa menos ira que compasión el ver una Na
ción, por otra parte benemérita y cultísima, arrastrada tan ge-
neralmente de ella. No es uno, u otro, sino casi todos sus Es-
critores los que nos burlan, tachan, o maldicen. Esta quali-
dad, que ciega a las demás Naciones que se hallan más lejos
de conocernos personalmente, obliga a los corazones verdade-
ramente patricios a una defensa justa y racional; pero no les
dá derecho para insultar. Fuera de que la Apología de los
Criollos de Hay ti en los puntos de actividad y genio, es un
artículo esencial, sin el qual no podría fomentarse la Isla, que
es el objeto de esta Obra (4).

(4) Si la obra de Sánchez Valverde, como lo indica el título, es una


"Idea del valor de la Isla" en los tiempos pasados, hecha sin rigor cien-
tífico aunque con admirable visión de conjunto de la Colonia y de sus po-
sibilidades económicas, puede considerarse como obra paralela a ésta, en
nuestros días, realizada con sujeción a los modernos métodos científico••
el vasto estudio del Dr. Carlos E. Chardón, Reconocimiento de los recursos
naturales de la República Dominicana (Informe presentado al Hon. S1".
Presidente de la República, Gen. Dr. R. L. Trujillo Molina, 15 nov. 1937),
del cual hay edición en mimeógrafo, 395 pp. hecha por la Universidad de
Santo Domingo. Esta obra, pues, y la de Sánchez Valverde, completan el pa·
norama de las riquezas del país. Otras obras, de semejantes tendencias, pue-
den servir de auxiliares: En primer término la del doctor José Ramón Abad,
República Dominicana. Reseña general geográfico-estadística S. D., 1888,
400·XXVII1 pp., y la conocida obra de Moreau de Saint Méry, Descripción
de la parte española de Santo Domingo, traducción del francés por el Lic.
C. A. Rodríguez, C. T., 1944. La excelente obra de Abad comprende tres
partes de nutrida y exacta información: Descripción geográfica; Organiza-
ción politica y social; y Fuerzas' productivas. Esta última parte comprende
cuatro capítulos: Agricultura; Presente de la agricultura tropical; Porve-
nir de la agricultura tropical; e Industria y comercio. En Relaciones his-
tóricas de Santo Domingo, Colección y notas de E. Rodríguez Demorizi,
vol~. 1·4, C. T., 1942-1947, hay diversos documentos que tratan porme-
nonzadamente puntos que abarca la obra de Sánchez Valverde. Véanse prin-
cipalmente los Memoriales y Relaciones de Juan López de MorIa (1724),
D. Pantaleón Alvarez de Abreu (1740), Alfonso de Castro y Mazo (1733)
y José A. de Castro Palomino (1783). Todos tratan de las riquezas natu-
rales de ~a Isla y de. s!--' falta de explotación y del peligro que constituía pa-
ra los hlspano.domlnlcanos el alarmante progreso de la occidental colonia
de Francia. Son documentos que sólo se diferencian de la obra de Sánchez
Valverde en extensión: el mismo espíritu las anima; el mismo intenso es-
pañolismo, amor a España y a la Española desdichada les da vida, y hace
de esos sentimientos la base y raiz del dominicanismo de todos los tiem-
pos. (ERD). .
EXPLICACION
DE LAS BAHIAS, ENSENADAS, PUERTOS,
CALAS Y SURGIDEROS
DE LA

QUE CAEN EN NUESTRAS POSESIONES,


SEGUN LA ULTIMA DEMARCACION DE LIMITES
PARA MEJOR INTELIGENCIA DEL MAPA.

Pi OR la vanda del S. de la Isla partimos con los Franceses, Bahía de las


= ~ según aquella demarcación, en la desembocadura del Aguilas, y
- río Pedernales, al E. del qual quedan las altas, ricas Punta de
Baoruco.
y feracísimas Montañas de Baoruco, que baxan al mar por el S.
formando una Pta., que queda frente de otra de la Isla Beata.
La Costa de estas Montañas, que mira al O., hace varias Pls.
hasta el río Pedernales, quales son las de Cabo Roxo y las Abu-
jas entre las quales se forma una hermosísima Ensenada sín
fondo, llamada de las Aguilas y, doblando la Pta. que la abriga
(5) Para mejor conocimiento del asunto de este captíulo y del siguien-
te, véase Sir Robert H. Schomburgk. Reselia de los principales puertos "
puntos de anclaje de las costas de la República Dominicana, S. D., 1881;
Lic. C. Armando Rodríguez, Geografía física, política e histórica de la Isla
Española (en Relaciones Históricas de Santo Domingo, vol. 1, pp. 149-
166). (ERD).
10 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

al S., hace otro Puerto, con andage, entre la citada Pta. A bu-
jas y Cabo Falso, que son diferentes y no una como denota
la Carta. Aunque la Ensenada se demarca sin fondo, pueden
los Navíos asegurarse en tierra.
Puerto de las
Beatas Desde Cabo Falso a la referida Pta. de las Montañas c,ol.
rre la Costa toda accesible y con fondo de 7 hasta 10 Bs. por
entre los Islotes llamados de los Fmyles. Redúcese a 5, 4, Y 3,
frente de un Banco, que sale de la Isla Beata acia el Norte (6).
(6) Uno de los objetos más importantes que deben tenerse a la vista
en el fomento de Santo Domingo, es la Población de estas fertilísimas Mon-
tañas. En la Punta de ellas, que mira a la Beata, hay dos llanuras, de que
hablamos en e! cap. 17. pág. 128. capaces cada una de la mejor pobla-
ción. Sus alturas ofrecen llano para otra. El pie de ellas por la parte del
N, es de los mejores terrenos. Su feracidad no es creíble, sino con el testi-
monio de la vista. Puede inferirse de lo que sucedió al Excelentísimo Se-
ñor Don Manuel de Azlor y Urriés, actual Virrey de Navarra, quando su-
bió a ellas persiguiendo los Negros fugitivos. La noche de su Campamento
se le hizo tienda para alojarse, y se cubrió de las hojas de col que allí
tenían los Negros. Tantas eran, y tan grandes! Con su población se logra-
ría utilizar un vastísimo terreno: se descubrirían las ricas Minas, de que
han dado muestra, se quitaría el asilo a los Negros futigitivos y estaría
cubierto uno de nuestros límites con los Franceses. Los Pobladores de la
parte del S., que mira a la Beata, facilitarían el cultivo de esta Isla, que
debe ser muy apreciable. En fin, se lograrían otras ventajas, que será largo
referir. Los actuales Negros fugitivos que las ocupan, brindados con la
libertad y llevados con política, pueden reducirse a un pueblo que enmien-
ze esta obra. (A)
L.a referencia histórica que en la nota de! (A) se hace, parece inexacta
en la determinación concreta del Baoruco, debido quizás a que en el len-
guaje usual el Baoruco fué Maniel de los negros. Los Manieles fueron tres:
uno el Baoruco, otro el Maniel de las Sierras de Neiba, y el otro en las
montañas de donde baja el río Ocoa. Azlor hizo tres salidas en Vísita Ge-
neral de la Isla. Fué la primera el 28 de enero de 1766, el Cibao, y se re-
gresó el 29 de mayo siguiente. La segunda, al Este, que empezó el 23 de
septiembre de 1766 y concluyó el 5 de noviembre del mismo año. La tercera
tocó al Sur, para donde salió el 25 de septiembre de 1767 al intento de
destruir el Maniel de negros fugitivos del francés, en virtud de disposición
real. Esta campaña fué combinada para abrirse con sigilo y vigor el 20 de
enero de 1768, y el 23 de febrero siguiente, estándose en junta de oficia-
les, que Azlor presidió, se definió dar término a la campaña, por haber
frustrado los negros todos los esfuerzos hechos para su destrucción sin otra
táctica que la de huir. El teatro, desde luego, no fué la Sierra del Bao·
ruco, sino el Maniel de los negros "establecidos sobre las montañas que
intermedian entre el Valle de San Juan y éste" de San Bartolomé de Nei·
ba, como se expresa en e! acta de la misma junta militar. Y aunque en
una certificación de 24 de febrero acerca de lo tratado en la junta del día
anterior, se asienta que antes de esta empresa se hicieron diligencias "por
dos veces en el tiempo de Su Sría." para destruir a los negros cimarrones,
tales acaecidos no guardan relación con la presencia de Azlor en e! Bao·
ruco ni en otra parte fuera de la Capital. Como el vocablo "Maniel" signi-
ficase muchas veces el "Baoruco", Sánchez Valverde asumió un territorio
por otro, pero se guardó de enunciar en dicha nota cualquiera de ambOll
términos, que identifica en el cap. IX. La referencia al convite de libertad
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 11

Al E. de aquellas Serranías queda el Puertecillo que lla- PetitrlJ, o


mamos con el nombre Francés de Perit-trou, pronunciado Pe- Petit trou.
titTu, que es baxo y con escollos; pero de Santo Domingo van
allí en Barcos pequeños a sacar las carnes y mantecas que ha-
cen los Monteros o Cazadores. Los Franceses practican lo mis-
mo, valiéndose de la desocupada. Por consiguiente, es a pro-
pósito para la extracción de maderas y todo género de frutos,
que por allí se sembrasen.
Al N. del Petitru, por la desembocadura del río Neyba, Bahía de
que viene de más de 20 leguas recibiendo las aguas de otros Neyba, o de
Juliana.
muchos grandes y pequeños, está la Ba. que tiene el nombre
del río entre las Serranías del Baoruco y la de Martin Carcía.
En ella pueden fondear Balandras grandes y otros Buques de
igual y menor porte. Si este río, que desagua al mar por mu·
chas bocas, de las quales la mayor parte no son fijas y se mudan
cada año, se redugese (que no es grande dificultad) a uno o
dos canales, se haría navegable, segun la copia de sus aguas,
por muchas leguas para los mismos Buques que andan en la
Ba., y con menos dificultad para Lanchones, o Barcos chatos,
que a favor de sus corrientes vendrían de muy arriba.
Volviendo la Pta. del E. de la Ba. de Neyba se halla el Puerto Viejo
Pta. viejo de Azua la antigua ('), de igual calidad que la refe- de Azua
rida Ba., por el qual se conducían a la Capital los muchos y
excelentes Azúcares que daba aquel partido en la época flo-
reciente de la Isla, como testifican nuestros Historiadores, es-
pecialmente Oviedo y Herrera.
Entre Pto. Viejo y la Pta. de las Salinas queda la famosa Ocoa, y la
Ba. de Ocoa, de la qual hablamos largamente en el Cap. 3, a Caldera
cuya entrada por la parte del E. está el Pto. de la Caldera,
bastantemente capaz y dilatado, con fondeadero para toda es-
pecie de Buques.
que debía hacerse a los negros alzados, era ya un hecho que históricamente
toca a los negros del Baoruco, porque el 17 de mayo de 1780, don Juan
BobadilIa, cura de Neiba, se entró en el Baoruco e inclinó la voluntad de
muchos a reducirse a vida social y cristiana, lo que se ejecutó después de
muchas incidencias burocráticas. AGI, Santo Domingo 1018, H02. (FCU).
(7) El 31 de julio de 1752 Gregorio Félix y su esposa María de Oban-
do, Luisa García (Viuda del Capitán Marcos de Obando) y Francisca Sán-
chez (Viuda de Agustín Batista), donaron a la nueva población de Via
(Azua) 25 pesos de tierra, para la Iglesia y Cónvento de Nuestra Señora
de la Merced.., para la edificación del nuevo pueblo de Azua. (ERD).
12 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

F'ondeaderos De esta Pta. de Salinas) o de Ocoa, o de la Caldera (como


entre la
la llama el Excelentísimo Señor Don Joseph Solano, en su
Punta de
Plano del año de 76), corre la Costa del S. de O. al E. hasta
Ocoa y Ni.fllO
el río de Nisao y Pta. de este nombre, en cuyo intermedio pue-
den fondear Barcos pequeños o Lanchones, principalmente en
las Calas que forman las salidas al mar de dicho Nisao y Sur-
gidero de la Catalina) de que se servían los Regulares extin-
guidos para extraer los frutos de sus Haciendas y Molinos de
Azúcar y suele practicarlo en el día Don Nicolás Guridi, que
posee parte de aquellas Haciendas (8).
Surglrleros Desde la Pta. de Nisao, que sale como 4 leguas al S., vuel-
entre Nlsao ve a subir el terreno al N. E. hasta la boca de Jayna. Por esta
Y]flynfl
Costa desembarcó el año de 1652 (9) el Vice Almirante Penn el
Exército de 8 ó 10.000 hombres que enviaba a la Conquista de la
Isla el Tirano de Inglaterra Olive'rio Cromwel al mando del
General Venables, que fué felizmente derrotado y rechazado
con mucha pérdida. Este desembarque se hizo a la vela y ma-
nifiesta, así lo accesible de aquellas Costas para el transporte
de frutos, como el descubierto de ellas sin defensa y tan inme-
diato a la Capital.
Puer~o de El Pto. de Santo Domingo, que se forma de la confluencia
Santo de los dos ríos Isabela y Ozama en su desagüe al Occeano Sep-
Domingo. tentrional por el S. de la Isla, es el que sigue por este lado de
la Costa, de cuya capacidad, propiedades y barra, que incomo-
da· su entrada para Navíos, tratamos en el cap. 3.
Punta (~(' , Todos los Ptos., Bas. y Surgideros, de que hemos hablado
Caucedo y
hasta aquí, están situados a Sotabento del de Santo Domingo.
Punta de la
Caleta. A Barlobento de éste, esto es, al E. corre la Costa hasta la boca
del Catuan y Pta. que mira a la Saona, sin que la tierra se
abance sensiblemente acia fuera, sino es en la Pta. de Caucedo,
que hace una buena lengua, la qual se echa al mar. La des-
embocadura del Ozarna forma al E. un recodo pequeño que

(8) V. Univel'sidades de Santiago de la Paz y de Santo Tomás de Aqui-


no y Seminario Conciliar de la Ciudad de Santo Domingo de la Isla Espa-
fíola, pp. 396, 411 Y 433, por Fr. Cipriano de Utrera. (FCU).

(9) Yerro material. por 1655. El autor llevaba en sus papeles, cuando
se le hizo preso en la Colonia francesa, copia de la correspondencia del
Conde de Peüalva, toda de 1655 y ocasión de la invasión que aquí recuero
da. (FCU).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 13

llamamos Playa del retiro, con una Pta. chica, que se dice por
eso la Puntilla y por otro nombre la Torrecilla: (10) porque
en ella hubo antiguamente un Fuerte, que defendía la entra-
da, cuyas ruinas y fragmentos existen todavía. En este distrito
queda la Caleta, Pta. en el qual, aunque no pueden fqndear
Navíos o Buques grandes. entran las Balandras y Barcos me-
dianos. Los Navíos pasan muy aterrados, sin peligro,y pueden
a la vela desembarcar Tropas, Pertrechos y quanto quieran:
por lo qual, en tiempo de Guerra es muy temible aquel pa-
rage.
Pasada la Pta. de Caucedo sigue la tierra perfectamente Playa de An.
al E. hasta la Pta. de la Palmilla, que queda frente por frente drés y Costá
hasta la
del Banco y Pta. Occidental de la Isla Saona. Todo el espacio Punta de la
de más de 20 legs. que corre la tierra de Caucedo a la Palmilla Palmilla.
es Costa abierta, por la qual desaguan ríos grandes y media-
nos, como se ha dicho en el cap. 23.
Por toda ella pueden abordar Barcos pequeños y Lan-
chones y en las Calas de Macoriz, el Soco, Comoyazu, la Ro-

(10) El Cabildo secular de la ciudad de Santo Domingo. en un me-


morial de peticiones al Rey para remedio de los vecinos por las pérdidas
experimentadas. efecto de la tormenta y ciclón de 25 de septiembre de 1591.
y que está firmado por los regidores Alonso Bernáldez y capitán Juan Mel-
garejo, y escribano Alonso Ruiz: "Item, porque estorba mucho a la pobla.
ción e!tar esta ciudad tan sin defensa contra enemigos por los pocos ve-
cinos que han quedado y por no tener artillería. municiones ni fortaleza.
que S. M. sea servido de la mandar fortificar. mandando hacer la Fuerza
que está trazada en la Punta que llaman la Torrecilla. de la otra banda.
en donde. haciéndose un fuerte. con solas seis piezas de artillería que se
pongan, no puede navío alguno entrar en el puerto ni en las caletas que
están por bajo de él: que si necesario es para hacer la dicha fortificación,
la Ciudad consiente que corra la avería que solía correr para las galeras
para hacer este fuerte. la cual habíamos ofrecido por tres años para cercar
la ciudad. la cual cerca no será necesaria haciendo este fuerte. allende que
con cien mil ducados no se podrá cercar en mucho tiempo". (AGI. San-
to Domingo 73). Este fuerte estaba ya construído en. 1598. y era capitán del
mismo don Gaspar de Carrizoza. con dos artilleros de servicio; Nicolao y
Melchor Francisco. La subsistencia de parte de la basamenta de este fuerte
ha dado pie en algunas ocasiones a visitas de inspección investigadora y a
colegirse haber sido aquel paraje porción correspondiente a la primitiva
ciudad de Santo Domingo: pero el dato aquí reproducido declara la anti-
güedad real de dichas ruinas. en tanto que para la pequeña fortaleza de
la primitiva ciudad debe seguir corriendo la creencia de haber sido tal
construcción de troncos, ramas de árboles y tierra, como fueron los demás
fuertecillos o reductos hechos por los españoles en los primeros tiem-
pos. (FCU).
14 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

mana (11) Y Quiabon entran Buques de más porte y son na-


vegables, especialmente el Macoriz.
Bahía de Lo mismo sucede desde la Palmilla a Pta. Espada, la más
Hig'Üey o
Oriental de la Isla, en cuya distancia desemboca el rio Yuma
Yuma.
o de Higiiey, que hace una Ba. del nombre del rio, en que
pueden entrar las Balandras.
Volviendo de Pta. Espada al N. E. hasta el Cabo de San
Rafael es a propósito para Lanchones, especialmente en los
Surgideros, que hacen con sus desaguas los ríos de Nisibón,
Maymón y Macao, de que se aprovechan nuestros Pescadores
y no pocas veces los Franceses.

Bahía de Frente del Cabo de San Rafael queda el de Rezón, a la


Samaná olas Pta. Oriental de la Península llamada Samaná, entre los qua-
Flechas. les se forma la gran Ba. del nombre de la Peninsula, por cuyo
centro desagua el río Yuna, de la qual se trata en el cap. uIt.
A esta Ba. llamó el Almirante y su equipage de las Flechas,
por haber encontrado en ella un buen número de Indios ar-
mados, Vasallos del Cazique Cayacoa, que le visitó a su bordo
(11) No ha podido precisarse aun la fecha exacta de la fundación de
La Romana. En los Mapas de la Isla de Santo Domingo, anteriores al siglo
XIX, sólo aparece el Río de La Romana. Al menos así consta en la Carta
plana de la Isla de Santo Domingo, por López, impreso en Madrid hacia
1785, y en el Mapa Isle ot Sto Domingo or Hispaniola, publicado en Lon-
dres, en 1796, por WiIliam Faden. Tampoco figura la citada villa en el ma-
pa de la Isla (que circuló en la obra de Lepelletier de Sto Remy. Saint Do-
mingue...., publicada en París en 1846), "levantado segun los documentos
más modernos", y que es, quizás, el primer mapa en que figura el nombre
de República Dominicana. No figura el pueblo de La Romana, sino el rio,
en las conocidas obras de Moreau de Saint Méry (Philadelphia, 1796) y de
Lemonnier Delafosse (Havre, 1846). En su Memoire descriptit de la partie
espagnole de Santo Domingo, escrita hacia 1800, Pedron afirmaba que en
la parte oriental de la isla, casi toda despoblada, solo existían los pueblos
de Higüey. Sabana de la Mar y el Seibo. Sólo menciona el rio de La Ro-
mana. Las primeras menciones reales de la existencia del pueblo de La Ro-
mana las encontramos en la Reseña de los principales puertos y puntos de
anclaje de las costas de la República Dominicana, (Santo Domingo, 1852).
obra del sabio geógrafo y diplomático inglés Sir Robert H. Schomburgk.
El ilustre Cónsul de Inglaterra en Santo Domingo realizó una serie de ex-
pediciones científicas por el país, de 1849 a 1852. También aparece La Ro-
mana, como "lugarejo", en el Mapa de la Isla hecho por Schomburgk en
esa época. (ERD). Mención antigua de La Romana hállase en AGI. Con-
taduría 1061, en una partida de pago hecha el 6 de octubre de 1659, por
la cantidad de 930 reales al patrón y marineros de la balandra del Rey.
por el despacho de ella "con un oficial de tropa que fué a reconocer la
Romana, por la noticia que se tuvo de hallarse en ella una balandra que·
mada". (FCU).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 15

y cuya Viuda se hizo Christiana con el nombre de Doña Inés


Cayacoa.
A vuelta de Cabo Rezón, o de Samana, sIgue la tierra de Península de
este nombre mirando al N. que las Cartas antiguas y algunas Samaná y su
Costa del N.
modernas tienen por Isla separada de Santo Domingo: en ésta
se demarca como Península, aunque el Isthmo no es tan es-
trecho, como aquí se figura, según la inspección que de orden
superior hizo el Ingeniero Don Lorenzo de Córdova (12). De
ella resulta también, que la longitud de aquella lengua de tie-
rra es cerca de 4 leguas mayor de lo que aquí se figura, cuya
Costa del N. es abordable en Barcos pequeños, para facilitar
la extracción de los frutos que se cogen por aquella vanda.
Después de la Península sigue la Costa de la Isla acia el Costa desde
Samaná al
Cabo Francés. Este distrito es de la misma calidad que el que
Cabo Fran·
hay entre Pta. Espada y Cabo de San Rafael, esto es, aborda- cés viejo
ble por todas partes, especialmente en las Calas que hacen
las salidas de los ríos. Tambien se halla en este trecho, a vuelta
de Samaná, el Estero grande, que es un Pto., cuya boca mira Estero
al N. E.; tiene arrezifes y vaxos de uno y otro lado, aunque la grande.
entrada es limpia, su interior espacioso y abrigado y su fondo
de I4 brazas, desde el qual a dicho Cabo Francés está una Ba.
Bahía Esco·
grande del todo abierta al N. E. que en nuestro Mapa y otros cesa o de
se llama Ba. Escocesa y en algunos se dice de Cosbec. Cosbec.
Desde el Cabo Francés a Pta. de Plata corre la Costa de
E. a' O. con algunos Cabos, coono el de la Roca y Macorís, Bahía del
guarnecida la mayor parte de arrecifes y descubierta al N. Bálsamo.
La Ba. que se llama del Bálsamo entre los ríos de San Juan y
Macorís, se le dá por lo dicho el nombre de Ba. con muchísi-
ma impropiedad. El Pto. de Santiago, que más comunmente
Puerto de
se conoce por Pto. Viejo, es pequeño y más bien debe llamarse Santiago.
Cala que Pto. Puerto viejo.

(12) Lorerlzo de Córdova y Domenech, ingeniero militar de la Plaza


de Santo Domingo, con titulo y nombramiento de segundo agregado y suelo
do anual de 1500 pesos, fecho en Buen Retiro el 3 de diciembre de 1752:
en la Isla desde 1755. De su actuación más notable es la fundación de la
ciudad de Samaná, véase "Samaná, Pasado y Porvenir", (autor E. Rodriguez
Demorizi) Archivo General de la Nación, vol. 111, p. 15, Sorprendióle la
muerte repentinamente en Montecristi, julio de 1761, cuando atendía de
oficio a la fundación de aquella ciudad. (AGI, Santo Domingo 973. 1085.
1094). (FCU).
16 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

Puerto de El Pta. de Plata fue descubierto y visitado por el Almi-


Plata.
rante en su primer viage. Dominábale una Montafía, cuya ci-
ma se veía tan blanca, que creyeron los nuestros cubierta de
nieve y desengafíados la llamaron Monte de Plata y el mismo
epíteto dieron al Pto. que está baxo de ella. Parecióle muy
lindo al Almirante y en otro viage le reconoció junto con su
hermano el Adelantado Don Bartolomé y trazaron el Plano
de la Población que después se hizo en aquel parage. Su boca
mira derechamente al N. Y su fond<;> de 3 brazas.
Puerto Ca- Desde este Pto. sigue la Costa inclinando al O. hasta la
ballo o de Pta. de la Isabela, antes de la qual está Pto. Caballo. En este
Gracia. entró el Almirante con la Carabela llamada la Pinta, una de
las 3 que hicieron el descubrimiento, cuyo Capitán Francisco
Martin Pinzon se le había separado muchos días antes y le
causaba bastante inquietud, y llamó Pto. de Gracia.
Puerto de la A vuelta de la Pta. de la Isabela está el Pto. de la prime-
[sabela.
mera Población que con este nombre, en memoria de la Ca-
tólica Reyna, hizo Don Christóval' Colomb en la Isla Española,
al qual abordó de noche obligado de una tempestad. Desagua
en este Pto. un río que tiene el mismo nombre de Isabela y trae
bastantes aguas. Abrigado allí el Almirante, reconoció al otro
día la belleza del Pto. aunque un poco descubierto al N. E.
dominado de una Montafía muy elevada, y llana en su cum-
bre, cercada de Rocas. Anclase en él por 14 brazas, y debiera
ser un objeto de la mayor consideración para nosotros, así
por haber sido el primer establecimientc:> y con nombre tan
heroyco, como por otras muchas utilidades que ofrece su si-
tuación por aquella parte de la Isla. Tiene con mucha mme-
diación entre el Islote y Pta. de MarígarTOte y la Pta. Rusia
Estero hondo otro Pto. llamado Estero hondo.
Queda la Isabela doce leguas al E. de Monte Christi. Lue-
go que se vuelve de la Pta. Rusia al O. se encuentra la Isla de
Arena, por entre la qmil y la tierra hay un pasage al Pto. de
la Balza que no es accesible por otra parte a causa de los arre-
zifes, que corren desde la Isla de Arenas hasta el Cabo de
Monte Christi.
Rada de
Monte Vuelta esta Pta. se halla la Rada del propio nombre, que
Christi tiene desde 7 hasta 30 brazas de fondo, en la qual desemboca
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 17

el río Yaque, a cuya parte Occidental queda otra Montaña


que echa el pie sobre la mar, formando una Península y es
en realidad a la que el Almirante, viniendo de Pto Real, que
se halla más al O. dió el nombre de Monte Christi. A este Pto.
llegan nuestros Bergantines ('..arreos mensualmente (l3).
Frente de esta Montaña, a la parte Occidental de la Rada, Bahía de
hay unos Islotes, que llaman los Siete Hermanos, y a vuelta de Manzanillo.
la misma Montaña la Ba. de Manzanillo, en que desemboca
el río Dajabon, la qual tiene desde 5 hasta 11 brazas de agua:
su boca queda al O.; éste es el último Pto. de nuestras pose-
siones por la vanda del N. que en caso de fomentarse el cul-
tivo de la Isla, será de muchísima importancia para el Comer-
cio conel Pueblo de Dajabón, que tenemos fundado, y con
otros que pueden formarse en la vasta llanura que hay desde
él hasta Santiago.

(13) La organizaclOn del serVIC10 periódico del Correo data de 1720.


en que por C. R. general de 27 de junio, se participó a las autoridades co-
loniales. (en Santo Domingo a Presidente y Oidores). haber hecho obliga-
ción el Consulado y Comercio de Cádiz de enviar cada año a América ocho
avisos. y se ordenaba darles el auxilio necesario y estar siempre prevenidos
para entregar los pliegos del servicio real en las ocasiones que llegasen a
puerto del distrito para recogerlos. Recibida en Santo Domingo y aviso de
recibo. el 17 de marzo de 1721. (AGI. Santo Domingo 256). El servi-
cio se hizo mensual y la correspondencia que solía llegar a algún puerto
del Norte. quedó fija al de Montecristi aún antes de fundarse cerca de él
la ciudad de Montecristi. (FCU).
BREVE DESCRIPCION
DE LAS ISLAS, CAYOS Y BAXOS QUE RODEAN LA
ESPA~OLA POR LA PARTE DE NUESTRAS
POSESIONES

~..¡¡ N la Descripción de las Islas, Cayos y Baxos, que dan


~ vuelta a la Española, seguiremos el orden que se ha
- - llevado en la Demarcación de los Puertos y Bahías,
que es comenzar por la. vanda del S. desde el río Pedernales.
La primera Isla, que por la parte del S. se acerca a la de Isla Beata.
Santo Domingo, es la Beata. Fórmase entre las dos un Canal,
que de la Pta. del S. de las Montañas de Baoruco a la del N.
de la Beata, tiene 3 quartos de legua y a poca distancia .Ie
estrecha a un Islote, que hay entre las dos, aunque después se
ensancha, tirando al O. Del S. de la Beata a la Espafíola corre
un baxo de arrecifes, que vuelve al N., y tiene más de dos le-
guas: indicios bien claros de haber sido en otro tiempo un
mismo Continente. En el año 1504, por el mes de Agosto, se
vió precisado el Almirante a entrar por este Canal, que tiene
de fondo desde 5 hasta 10 brazas y en lo más estrecho 4. El
de 1498 había estado frente de la misma Isla, habiéndose pro-
pasado del Pto. de Santo Domingo.
Estiéndese la Beata (14) por más de dos leguas y media
(14) Esta solitaria Isla, en donde españoles tenían algún ganado y a
sus tiempos recogían huevos de tortugas y de aves marinas, fué alguna vez
teatro· de castigo contra piratas. EllO de diciembre de 1630 el Gobernador
20 ANTONIO SÁNCHEZ VAL VERDE

de E. a O. subiendo un poco al N. E. Y una Y media de N. a


S. en la mayor parte. Tiene al O. una Ensenada y Pto. con
10 brazas de fondo: es abordable casi por todo su circuito, que
es de 8 a 9 leguas, en Barcos pequeños. El terreno es excelente,
como lo manifiesta su copiosa y gruesa arboleda de diferentes
especies, y los ganados silvestres que han multiplicado en ella.
En su terreno podrían fundarse haciendas, tanto de labor, co-
mo de crianza, y las hubo antiguamente.
El resto de la Costa del S. hasta Comayazu es limpio de
Santa Cata· islas e Islotes. Entre Comayazu y la Romana está Santa Cata-
linao lina, separada de la tierra por un Canal de un quarto de legua.
que corre de E. a O. con arrezifes por donde costean sin em-
barazo los Pescadores. Tira de E. O. como dos leguas y de N.
a S. tres quartos. Sus producciones son las mismas que hemos
dicho de la Beata y, por consiguiente, sus proporciones para
labor y crianza.
LIJ Saona. Al E. de la Catalina se halla la Saona (15) que merecía más
atención de la que se hace de ella. No es tan grande, ni fértil
Chavez Osorio envió a ella dos navíos de armada al mando respectivo del
capitán regidor Santiago Rodríguez de la Vega y capitán Francisco Ramí-
rez Camacho para destruir un cantón de extranjeros en ella ranchados: to-
mÓ8e una lancha enemiga y fueron ahorcados en la isla diez de los apresa-
dos,cuyos cuerpos dejaron suspendidos para cuando llegasen otros que re-
conociesen el posible paradero de sus aventuras, y cuatro más que pare-
elan de buen entendimiento lleváronlos a la cárcel de Santo Domingo, a
disposición de la justicia. Escribanía de Cámara 33A. (FCU).
(15) En 15 de julio y 24 de septiembre de 1771 el Gobernador puso en
noticia del Rey haber expulsado de la isla Saona a unos ingleses que allí
tenían hechas sus rancherías y vivían dedicados a la pesca de tortugas, y
que para ello envió a don Lorenzo Daniel con embarcación armada y gente
que arruinaron las rancherías y prendieron a sus ocupantes, de todo lo cual
instruyó un expediente tan somero e impreciso, que le valió severísima
reprensión. Por Cédula real de San Ildefonso de 26 de julio de 1774, se
le afeó que empresa de tanto bulto la hubiese encomendado a un particu-
lar "cuyo apellido es sospechoso" (error en el Consejo de Indias), "agregán-
dose no constar sino por una leve expresión del corsario la demoli<;ión y
quema de los establecimientos y rancherías, sin especificar su estructura,
capacidad, fortaleza, ni otras particularidades que en tales casos no pue-
den omitirse, y más cuando los extranjeros usan en los parajes desiertos de
mis dominios el inicuo ardid de dejar, fijar palos, o erigir pilares, con
armas e inscripciones alusivas a su nación para aparentar una quieta po-
sesión y pacífica tolerancia, y disputarme el inconstestable derecho que
he tenido, tengo y conservo en esos reinos, como lo ha acreditado la expe-
riencia en otras ocasiones, de lo que proviene la necesidad de celar \0&
sitios y parajes que no se hallen materialmente ocupados por mis vasa-
llos, y la de examinar prolijamente si en los sitios donde se han descubierto
los de otras naciones, han dejado cautelosamente signos que en lo futuro
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 21

la de Cumzado en que tienen los Olandeses un poderoso Co-


mercio ni la igualan otras, en que las demás Naciones han
hecho establecimientos muy fuertes. Su separación de la de
Santo Domingo es solo de media legua entre la Pta. de la
Palmilla y la que se abanza de la Saona al N. Está rodeada de
baxos y arrezifes a excepción del Pto. que mira al O. Su cir-
conferencia es de 8 leguas escasas por el S., dos y media por
la parte Oriental, 6 al N. y 2 al Poniente, que componen 18
leguas y media. Dilátase de E. a O. 6 leguas y tiene de N. a S.
2 y Y4' A cada uno de sus extremos de E. y de O. se levanta
una Montaña y otra en la Pta. de su medianía, que mira al
S. las quales la abrigan, la riegan, y templan. Los Indios tu-
bieron en ella un Cazique o Principe, que era Soberano en
aquella Isla, independiente de los de Santo Domingo. Sus Va-
sallos se dieron con el Comercio de los Espaiíoles a la Agricul-
tura y siembra de los granos y frutos, que tenían y nos proveían
de muchísimos víveres, asi para el abasto de la Capital, como
para las espediciones. Los nuestros tubieron después haciendas
en la Isla con sobrada utilidad de los Propietarios; ella, y su
buen Pto. sólo sirven en el día de abrigo a los que por allí na-
vegan y por necesidad o conveniencia llegan a refrescar sus
aguadas, hacer leña y tomar carnes de los ganados mayores y mee

pongan en cuestión el derecho indubitable que me asiste, cuyos dos extre·


mos se han omitido, pues no aparece que se haya celado con vigilancia
la Isla Saona y sus costas, impidiendo la pesca y cualquiera otro acto que
pudiera dar color de dominio, ni de que se haya hecho la cuidadosa ins-
pección de los sitios y parajes de las rancherías y bohíos, para ver si los
enunciados extranjeros habían dejado indicios de volver, y puesto algunas
armas, cifras o inscripciones para persuadir la pacifica posesión que no
tienen, ni han tenido, y aunque semejante tibieza o descuido pudiera tener
disculpa, no la merece el que habiendo confesado los aprehendidos el
haberse dirigido a la mencionada Isla de Saona con patentes de sus res-
pectivos Gobiernos, y, hallando estos documentos y otros en idioma ex-
tranjero, ni se haya hedlO la menor memoria de ellos, ni puesto en los au-
tos: siendo, como eran, tan precisas éstas para venir en conocimiento del
espíritu en que se concedían y libraban semejantes patentes por los minis-
tros holandeses e ingleses, y más cuando asimismo confesaron llanamente
estaban en la inteligencia de que la pesca en la expresada Isla era lícita
y común, corroborándolo con el ejemplar de no haberles molestado los
oorsarios de la Compañía Guipuzcoana en las ocasiones en que los habían
hallado en el mencionado ejercicio, no alcanzándose tampoco el motivo de
haberlos puesto en libertad y permitídoles su ausencia, etc." Se le reproba-
ba el procedimiento empleado en el asunto y se le mandaba enviarse gente
a la Saona a reconocer qué señales hubieran dejado y se destruyesen, y
arrasase cuanto hubiera quedado del rastro de aquellos extranjeros. A.
G. l. Santo Domingo 930 (FCU).
22 ANTONIO S'\'NCHEZ V ALVERDE

nores de que abunda. La copia de sus aves, especialmente de


2 ó 3 géneros de palomas, es increíble, si no se ve.
Mona V Mo- Al O. de la Saona, un poco más al S. hay dos Islitas, lla-
nito.
madas la Mona y el Monito entre las de Santo Domingo y
Puerto Rico. El Monito, que es el más próximo de las dos,
es poca cosa; pero la Mona tiene 2 leguas y quarto de E. a O.
sobre media y algo más en parte de N. a S. Tiene puertos para
Buques medianos y menores y todo lo necesario para pobla-
ción, cultivo y crianza. Su utilidad y estimación puede cono-
cerse de haber sido objeto de consideración para el premio de
los servicios de Don Bartolomé Colomb, a quien hizo dona-
ción de ella S. M. por los años de 1512. Fué entonces bien cul-
tivada y de mucho provecho a sus Propietarios.

Desecheo. Más al N. de éstas, entre la parte Oriental de Santo D@-


mingo y la Occidental de Puerto Rico está el Islote llamado del
Desecheo, que han corrompido los estrangeros en sus Cartas,
con el nombre de Zaqueo. Son muy pocos los que saben la et.
mología de su verdadero nombre, la qual viene de que para
doblar una y otra Isla por sus vandas del S. en demanda del
N. es menester desechar la tierra y acercarse, aunque no mucho,
al Desecheo para huir los Baxos.
Baxos dt" ln Subiendo al N. quedan al N. E. del Cabo Viejo Francés
Plata. de nuestra Isla los Baxos de la Plata, llamados así por la pér-
dida de un tesoro que tubimos sobre ellos. Son unos arrezifes
que cubre el mar, divididos en dos partes: la de los más pe·
queños está como 12 leguas del citado Cabo, la mayor está
cerca de tres.

Abrojos. Frente de la Punta de la Isabela, 14 leguas al N. hay es-


Islas Turcas collos e Islotes que los Franceses llamaron le Mouchoir carré.
y otros El pai'íuelo quadrado. Los nuestros le dieron por nombre en
Escollos.
los principios de su descubrimiento Abreojos, que corrompido
después se dixeron los Abrojos. Al O. de éstos y casi baxo de
la misma línea, quedan otros Grupos de Islillas muy baxas,
de las quales unas se llaman Turcas, que los Franceses dicen
Ananás, que tienen bellas Salinas y otras se llaman Cayucos
o los Cayos.
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 23

NOTA

Como el Mapa que acaba de publicar Don Tomás Lo-


pez (16), Geógrafo de S. M., sea muy suficiente para la inteli-
gencia de esta Obra, hemos escusado el costo de abrir Lámina
más correcta, que reservamos para quando demos a luz la His-
toria de la Isla. Con la explicación de las Bahías, Ensenadas,
&c. pueden deshacerse algunas equivocaciones que hay en él.
Por lo respectivo a los descuidos typográficos, en que ha incu-
rrido por defecto de conocimiento práctico del terreno, nombre
de Ríos, Arroyos, Montañas, &c. no nos detenemos, por no ser
de importancia para el asunto. El que quisiere tener esta Obra
con el Mapa,..puede tomarle en casa de dicho Don Tomás López.

(16). Tomás López, Geógrafo de los dominios de S. M., publicó


en Madrid en 1785 un Mapa de la Isla, y un Plano de la Plaza y ciudad de
Santo Domingo, del cual hay ejemplar en la Biblioteca de E. R. D.
IDBA
DEL VALOR Y UTILIDAD DE LA

ISLA ESPAÑOLA
DE

SANTO DOMll1GO
CAPITULO PRIMERO

SITUACION DE LA ISLA DE SANTO DOMINGO

tIr A Isla de Santo Domingo, una de las mayores o en rea-


~ lidad la mayor de las Antillas, porque aunque es me·
- - nos larga que la Havana, es más que doblemente ano
cha, está colocada en medio del inmenso Archipiélago de la
América Septentrional, compuesto de innumerables Islas. el
qual se estiende desde los 8 a los 28 grados de elevación polar
y corre de los 293 a los 316 de longitud, quedando ella entre
los 18 y 19 (17). Su meridiano tiene de diferencia con el de Paris

(17) La Isla está situada entre los 17'1, 36', 50" Y 199 , 56', 40" de la-
titud Norte y los 709, 3S', 21" y 769 , 51' de longitud Oeste del Maridiano
de París, o sea, entre los 68 9 , IS', 12" y 74 9 , 30', 50" del Meridiano de
Greenwich. V. A. C. Rodríguez, Geografía de la Isla de Santo Domingo,
Santo Domingo, 1915, p. 225. (ERD).
26 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

4 horas, 43 minutos y 51 segundos, segun las Observaciones


del Padre Pedro Boutin hechas en la parte Occidental. Su lon-
gitud de Oriente a Poniente tiene cerca de 200 leguas; y la la-
titud de Septentrion a Mediodia es de más de 70 en lo más
ancho, de las quales no rebaja la tercia parte en el resto de su
estensión. Las Cartas antiguas padecen una equivocación no-
tabilísima, tanto en su longitud como en su latitud. Este de-
fecto ha ido corrigiéndose con las Observaciones y Mapas pos-
teriores, especialmente el que por los años de 40 levantó el Al-
ferez de Artillería Don Manuel Sánchez Valverde (18), que servía
de Ingeniero; y el que en 76 delineó el Excelentísimo Señor
Don Joseph Solano y Bote, siendo Capitan General de la mis-
ma Isla. (19). Pero todavía notan las personas que tienen conoci-
(18) Tío carnal del racionero; casó en 1718 con Mercedes Sáens Díaz,
y después con Ana Marrón, y murió en 1749. Su título de Subteniente de
artillería dado en San Ildefonso el 2 de octubre de 1741. AGI, Santo Do-
mingo 1085. Se conserva de él un plano, en negro y verde, con pie indi-
cador; "Manuel Sánchez Valverde f. Año de 1730"; tiene indicaciones ma-
nuscritas, y está su escala a "diez leguas marineras" (:141 mm). La pieza
tiene 691 x 458 mm, y ocupa el plano 627 x 389 mm. Y en la cartela se
lee: "Plan j de una Parte de la ysla Española contenijda desde la Baía de
neiva hasta el Cabo I de Benet en la Costa del Sur, y assimismo j se ex-
presan los BaIles de San Juan, y de j Neiva y en este contenidas la la-
guna de Ennijquillo, la florida y tierra nueba Paraje j que disen los
franceses es comun a las dos j Naciones hasta Arroyo Blanco, y no
combijniendo el Señor Preste. en esta Comunidad j no obstante de avene
mantenido guardo I de las Compañias Milicianas oy la mantiene I con
Jente pagada por este motivo". Es plano enviado por el Presidente Rocha
Ferrer con carta de 14 de agosto de 1730. AGI, Santo Domingo 304. (FCU).

(19) Por R. O. de Madrid 23 de marzo de 1771 se le dijo al Goberna-


dor Solano y Bote haberse recibido un plano de la Isla hecho pedazos,
y que en la primera ocasión volviese a enviarlo triplicado. AGI, Santo
Domingo 1018. El 23 de octubre de 1773 avisaba Solano del nuevo en-
vio del mapa dentro de 'un canuto de hojalata en un cajón de madera; el
mapa guardaba relación con un delillp.o de la frontera, y le acompañaba
un oficio historiado sobre las pretulsiones francesas de inconformidad con
parte de dicho trazado, su fecha 24 de septiembre anterior. AGI, Santo
Domingo 1019. La mención de un mapa delineado por Solano, como en el
texto se dice, ha de identificarse con la del mapa fronterizo, ejecutado en
dicho año durante el ejercicio de la comisión franco-española de Demar-
cación de Límites. Dicho mapa no es obra española, sino francesa; autor
el ingeniero Mr. Calon de Filcour, quien hizo cuatro copias, valiéndose de
los delineadores franceses Depeneville, Bony, Thomas, Boisselier, BeIle-
vue, DetauvilJe y Demoulin, en cuyo trabajo se invirtieron cuatro meses y
veintiún días. Los comisionados don Joaquín García Moreno y don José
de Acuña supervisaron personalmente este trabajo, y García entregó a
dichos delineadores 300 pesos de gratificación secreta "para acalorar su
más pronta ejecución". El primer plano acabado se encaminó a Solano el
30 de septiembre de 1776 para que lo enviase a la Corte. AGI, Santo Do-
mingo 1019. El gobierno de Solano acabó al tiempo qtle el ingeniero don
IDEA DEL VALOR m: LA ISLA ESPAÑOLA 27

miento práctico del terreno, que las dimensiones geométricas


de uno y otro, son inferiores a la verdadera estension y di-
latación de la Isla (20).
Sus antiguos Pobladores la daban los nombres, verdadera-
mente epítetos, de Hay ti o Tierra alta, y Quisqueya o Madre
de tierras (21). Esta fué la primera en que fijó el pie nuestra
N ación baxo de la conducta del inmortal Almirante Don
Christóval Colón en el felicísimo Reynado de los Católicos
Reyes Don Fernando y Doña Isabel, por los años de Jesu
Christo de 1492. En ella enarbolamos y plantamos el soberano
Estandarte de la Santa Cruz, el qual por un estupendo y bien
averiguado milagro acaecido en 1514, (22) conservamos como
Antonio Ladrón de Guevara, con su ayudante don Juan de Salazar y Va-
lenzuela, terminó un plano de los alrededores de la Capital, cuya hechura
corrió del 28 de abril al 20 de agosto de 1778. Desde luego que. en Apuntes
para la Cartografía Dominicana (Boletín del Archivo General de la Na-
ción, núm. 2, p. 18) el mapa señalado con el núm. 36 es la anotación he-
cha del pasaje a que corresponde la presente nota, sobrancero del todo en
todo, por ser el mismo mapa que en aquella serie lleva el núm. 33 (FCU).

(20) El Abad Raynal, en su Hist. PhiI. Y PoI. lib. 6, cap. 5, dice:


"La Isla de Haytí, que tiene 200 leguas de largo, sobre 60, y en partes
80 de ancho. "Se gobernó sin duda por una Carta Inglesa, que es la me-
nos incorrecta que yo he visto. Pero como este Escritor no procede eu sil
Obra con los conocimientos geográficos que debía, afirma en el lib. 13,
cap. 19, que la Isla tiene 160 leguas de longitud y de latitud como 30. En
esta dimensión siguió al Padre Charlevoix. Sus Reflexiones políticas pa
decen el mismo trabajo de no nacer de unos principios constantes y asi se
implica y se contradice a cada paso. Véase la que hace sobre los Españo-
les viciosos, que llevó el Almirante a Santo Domingo, en el lib. 6, cap. 6,
tomo 3, y cotéjese con la de iguales Ingleses en el lib. 14, cap. 38, tomo 5.
Estos se mejoraron en unos establecimientos recientes y donde las leyes
no tenían vigor, hasta volver a honrar su Patria; y aquellos se hicieron
peores por los mismos principios. Política graciosa. (A).
Sánchez Valverde cita frecuente a Rayna!. La discutida obra de éste
es Histoire philosophique et politique des établissements du commerce des
europeans dans les deux Indes. Géneve, 1780, 10 vols. Publicó además,
&sai sur l'administration de Sto Domingue (Géneve, 1785, XVI-254 p.) en
que habla del clima, de los cultjvos, de la esclavitud, comercio, finantas
y justicia. Se refiere en su mayor parte a la colonia francesa. Raynal tuvo
otro opositor, Th. Paine, autor de Remarques sur les erreurs de I'Histoi-
re Philosophiqtte de M. G. Th. Raynal, par rapport aux affaires de l'
Amerique septentrionale, par Th. Paine, Maitre exArts de la Université
de Pensylvanie .... traduit de l'anglais et augmentée d'une préface et de
quelques notes, par A. M. Cerisier. Amsterdam, 1783, 126 p. (ERD).

(21) Véase Dr. Apolinar Tejera, Quid de Quisqueya, en Boletín del


Archivo General de la Naciór¡, C. T., 1945 No. 42, p. 216 (ERD).
(22) Debió de ser error tipográfico. No es 1514. La célebre Batalla
de La Vega Real fué el 25 de marzo de 1495. (ERD).
28 ANTONIO SÁNCHE.Z VALVERDE.

inestimable reliquia, en aquella Catedral Metropolitana Pri-


mada de las Indias, cubierta de plata con labor de feligrana
baxo de la custodia de tres llaves, que se depositan en el Deán,
Canónigo y Racionero Decanos. Verificóse de nuevo en esta
Reliquia santa (que así la llamamos vulgarmente) la Profecía
de nuestro divino Redentor, de que traería a sí todas las co-
sas, quando fuese exaltado o levantado de la tierra (23) pues
desde aquella Isla, en que se elevó la imagen de su Cruz, sobre
cuyos brazos se dexó ver, con asombro de los Indios, en los de
su santísima Madre (24) comenzaron a esparcirse los rayos de
la verdad y la doctrina evangélica por todo el nuevo mundo.
De allí, como de un centro, salían todas las expediciones, con
que se descubrió, conquistó y pobló aquella que llamamos
quarta parte del mundo y debía decirse mitad del Orbe. Por
estos y otros motivos se distinguió desde el principio con el
renombre de la Espaiiola, como que era el seno de la Nación,
de donde se derramaba por las demás innumerables Islas y
basto Continente, hasta pasar al mar Pacífico o del Sur y dar
principio a las conquistas del Reyno del Perú: siendo por con-
siguiente el primero y más inmortal padrón de los Españoles
en el valor y en el culto.
Su situación, respecto de las otras Islas y Tierra firme,
dice el P. Francisco Xavier de Charlevoix, (Historiador Fran-
cés) (25) que no podía ser más ventajosa: porque está casi ro-
deada de ellas y podría decirse que fué colocada en el centro
de aquel grande Archipiélago, para darlas la ley. Las otras tres
grandes Antillas de Sotavento (Cuba, Puerto Rico y Jamaica)
parecen sobre todo dispuestas a reconocer la superioridad de
aquélla, y su dependencia~ porque a cada una de ellas se avan-
za con tres cabos o puntas. El de Tiburón, que la termina al
Suduestc, no está más de 30 leguas de la J amayca y segun Ovie-
do 25: entre el de Espada y Puerto Rico se cuentan 18; y 12
(23) Joan, 12 V. 32. (A)
(24) Charlev. Rist. de S. Dom. lib. 6. (A)
(2[,) Rist. de Saint Domingue, lib. l. (A)
Rcfiérese a la obra de Pierre Francois de Charlevoix, Histoire de l'
ble Espagnole, de la cual hay ediciones de 1730 (París, 2 vols.) y 1733
(Amsterdam, 4 vols.) Sirvió de base a esta obra la Histoire manuscrita
de Le Pcrs. cuya publicación se ha iniciado en el Boletín del Archivo Ge-
neral de la Nación, C. T. 1946, No. 46, p. 107. (ERD).
IOEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 29

del de San Nicolás a la Isla de Cuba. Ninguna otra, dice el


mismo Charlevoix, podía poner a los Españoles en estado de
establecerse sólidamente en aquellos mares: por consiguiente
ninguna es más capaz de hacer mantener el respeto y la su-
perioridad de la Nación; así sobre las Islas y Continente, que
poseemos, en caso de qualquier necesidad, como sobre las que
nos han usurpado los Estrangeros en aquellos Dominios. Su
colocación a Barlovento, la multitud y capacidad de sus Pue¡:"
tos a los quatro vientos principales, su inmediación a Puerto
Rico y Cuba, con otras proporciones, la hacen el centro de la
navegación y llave de la Nueva España. A qualquier parte que
hayan de girar nuestras Flotas o Esquadras, las brinda con an-
dages seguros, con refrescos abundantes y con dirección pro-
porcionada: sea recibiendo las que pasan de Europa, sea aco-
giendo las que hayan de salir de Indias, sea despachando las
que operen y transiten con qualquier motivo por aquel Archi-
pielago.
Sobre estas indisputables ventajas tiene la Española otra
muy apreciable, que es la de estar cercada con mucha inmedia-
ción de varias Islas pequeñas, de las quales puede sacar y en
otros tiempos ha sacado grandes auxilios, tanto para su subsis-
tencia y adelantamiento, como para el comercio y la navegación.
Tales son la Saana, llena de ganados y aves; la Beata y Santa Ca-
talina, poco menos pobladas de estas especias; Altovelo, Isla-
vaca, la Mona, el Monito, la Tortuga, la Guanavana y otras,
abundantes de muchas y excelentes maderas, como lo son tam-
bién las tres primeras. Tampoco distan mucho de nuestra Isla
las que se llaman Turcas impropiamente, porque su verdadero
y primitivo nombre, dado por su Descubridor, es de Diego Lu-
yengo, en que hay ricas salinas, de que se aprovechan los In·
gleses y los Franceses.
30 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

CAPITULO II

DE L/tS SERRANIAS QUE CORTAN LA ISLA,


SUS LLANURAS Y TEMPLE (26)

Toda la área y superficie de Santo l,)omingo está cortada


de Norte a Sur y del Este a Oeste con cordilleras de Serranías
más o menos altas, que la dividen en muchas partes, con gran
separación, en cuyos intermedios se forman inmensos llanos o
valles. El de la Vega Real se tiene por el mayor de todos, situa-
do al Norte de la Isla. El Padre Charlevoix (27) le da 80 le-
guas de largo, sobre 10 de ancho. Pero se equivoca; porque si
lo 'toma desde la Bahía de Samaná, por donde viene corriendo
con el Yaque grande una llanura sin interrupción, ni Serranía
notable, que termina en la planicie que ocupan los France-
ses, llamada del Guarieo (28), excede en mucho a la longitud re-
ferida;· pero si se ciñe a lo que es jurisdicción de la antigua
Ciudad de la Concepción de la Vega, deberá rebaxar más de la
mitad. Los rios, arroyos y quebradas o cañadas que la riegan
son innumerables, aunque no Uegan a los 30.000 que cuenta
el mismo Autor (29). La hermosura y frescura de este llano
causó admiración y llamó toda la atención del Almirante y
primeros Españoles que abordaron la Isla por la Isabela.
Pasado el rio Camú hay otro paño de tierra plano, que lla-
mamos el despoblado de Santiago y corre baxo nuestra domi-
nación hasta el rio Daxabón, de 25 a 30 leguas con latitud pro-
porcionada. Al Oeste de la C~pital está el Valle de Vani, que
se estiende desde el rio Nisao hasta el de Oeoa, con excelentes
pastos para toda especie de ganados, cuyas carries son del gusto
(26) Véanse descripciones semejantes a la de este capítulo, con otras
noticias, en la Relación de Alcocer, de 1650, en Relaciones Históricas de
Santo Domingo...., vol. 1, p. 198-209. Véase, además Chardón, Geografía y
fisiografía, en ob. cit. p. 24. (ERD).
(27) Charlev. lib. I. (A)
(28) Hoy Cabo·Haitiano.

(29) Esta exageración es obra de Las Casas. Véase su exaltada des-


cripción del Valle de La Vega Real en su Apologética historia de las In-
dim, Madrid, 1909. (ERD).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 31

más delicado y muy abundantes en leche y grosura. La espe-


cie bacuna suel~ padecer en ellos notablemente por las largas
secas que causa el ímpetu casi contínuo de las brisas, que arre-
batan con celeridad las nubes, sin darlas el tiempo correspon-
diente para deshacerse en lluvias (30). Por esta razón sufren
allí .los Criadores de tiempo en tiempo crecidos quebrantos;
pero es tal la excelencia de los sitios, que con qualesquiera llu-
vias resarcen, sin mucha dilación, sus pérdidas; y si tubiesen
bastantes fuerzas para abrir norias en sus respectivas posesio-
nes, como lo ha hecho algún otro con conocida utilidad, evi-
tarían, si no el todo,. la mayor. parte de este daño. A este Valle
sigue el de Azua, el de San Juan o antigua Maguana, dividido
del de Santo Tomé por las aguas de Neyba, después del qual
se separan por otros Rios y Serranías, el del Onceano, corrom-
pida la voz Occeano, que se le dió sin duda por su estensión:
el de Hincha, Guaba y otros. Al Oriente de la Capital hay
unas inmensas Praderías, llamadas por eso con la voz genérica
de los Llanos; pero todo el terreno que hay desde el rio Ozama
hasta la punta Oriental, internando al Norte y buscando el pa-
ralelo de Montaña redonda, es una tierra igual, con tal qual
cerrillo pequeño, cuya total estensión puede computarse por
una quinta o sexta parte de la Isla.
De esta organización que dió el Autor de la Naturaleza a
aquel cuerpo, viene una diferencia de climas, que no se expe-
rimentan fácilmente en otra parte sobre igual estensión de te-
rreno y elevación polar. Vemos allí .en territorios muy conti-
guos ser uno notablemente más lluvioso que otro y lograr una
diferencia bien sensible en los grados de calor. Los llanos de
Bánica confinan con los de San .luan y Santo Tomé: unos y
oU-os están situados al pie de Serranías: por consiguiente bien
regados de rios y de arroyos. Con todo, los de Bánica son más
ardientes que los de San Juan y los naturales de aquellos más
robustos y de mejor talla que los de San Juan, en donde el
fresco es tal, que casi todo el año se necesita de mucho abrigo,
principalmente en la noche. El Valle de Constanza, dividido

(30) En estos tiempos, ya atravesado el valle por poderosas acequia~


por donde fluyen las aguas del Nizao y otros rios inferiores, la aseveraciórl
del autor sale cierta con gran ventaja, si no en cuanto a la ganadería, a
la agricultura, generalizada en el valle. (FCU).
32 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

del oc San Juan por unas altas Serranías y colocado a la par-


te del Norte de la Isla en jurisdicción de la Vega, que estubo
desconocido muchos años (31), es tan fresco, que en la esta·
ción más calurosa del año se conserva la carne quatro y cinco
días: de que estoy i!1formado por muchas personas fidedignas
y por su propia poseedor actual Don Melchor Suriel, sugeto
veracísimo. En las cimas de esta Sierras, cuyo acceso es traba-
josísimo, se encuentra escarcha todo el año y se necesita de ho-
gueras para dormir. Las causas físicas de esta diferencia y los
errores con que sobre ellas discurren algunos Escritores, ocupa-
rían sin necesidad muchas páginas en una Obra que sólo mira
a la utilidad. Pero por lo general el temple de nuestra Isla por
diferentes principios es una Primavera en sus noches y maña-
nas hasta las ocho, o nueve horas. Después de ellas, elevándose
más el Sol, e hiriendo casi siempre perpendicularmente con
sus rayos la superficie de la tierra, se hace más sensible el calor,
que templan las lluvias, la brisa, la constitución de las monta-
ñas y otros accidentes con alguna diferencia y desigualdad, se-
gún los territorios y los meses.
La bondad de esta temperatura, aunque declina al extre-
mo del calor, se conoce por la robustez, sanidad y fecundidad
de sus indígenas: por la pomposidad, fertilidad, corpulencia y
yariedad de sus árboles y frutos. Los habitantes que encontra-
mos en Hay tí, aunque no consta con seguridad su número, que
algunos hacen subir a más de cinco millones, es cierto que
componían cinco poderosas Monarquías, cuyos Soberanos te-
nían a su obediencias muchos Señores o Caciques menos prin-
cipales (32) ¿Y de dónde vendría la subsistencia de estos pue-
blos innumerables, bien alimentados, ágiles, sanos y propaga-
tivos o fecundos? Sabemos que carecían de quadrúpedos, de
que no había más de quatro especies pequeñas llamadas Hu-
tía, Quemí, Mohuy y Cory, las quales ni eran muy abundan-
tes, ni llegaba la mayor a la corpulencia de un gato. Por otra

(31) En 1851 visitó la región el doctor Sir Roben Schomburgk, a la


cual le dedicó su artículo Visil lo Ihe Valley o/ Constanza ....• publicado
en The Alheneum, London. 1852, p. 797. (ERD).

(32) La población indígena de la Isla, según las Casas, era de 3.000.000;


de 2.000.000, según Fray Tomás de Angulo; y de más de 1.000.000, según
el geógrafo López de Velasco. (ERD).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 33

parte, sabemos la ignorancia en que estaban de la Agricultura:


las pocas simientes que tenían y lo poquísimo que se daban a su
siembra: de que se concluye que el fondo de subsistencia de
tantos millares de individuos, venía de la feracidad de un ten-e"
no, cuyos prados están siempre vestidos de verdura y sus árboles
cargados de flores y frutos: siendo pocas las especies que guar-
dan sus producciones para estación determinada. El tamaño de
los frutos es generalmente mucho mayor, sin comparación, que
los de Europa y tanta la variedad de los frutales, que se cono-
ce la liberalidad con que favoreció aquel terreno su autor, que"
riendo que los unos produgesen quando cesaban éstos pocos,
para que perennemente se viese provisto y matizado el campo;
de que se asombraron los primeros Europeos, acostumbrados
a ver sus prados desnudos y sus árboles como áridos esquele"
tos la mitad del año. De esta abundancia, de que hablaremos
después más largamente, unida a la feliz ignorancia del luxo y
de la glotonería, venía la desaplicación al trabajo que echa-
mos a la cara, con nombre de poltronería, a unos Filósofos fru-
gales, que sabían contentarse con los dones gratuitos de una
benéfica madre.
A esta conclusión y a su antecedente resiste con el mayor
empeño Mr. Paw, una de las antorchas del presente siglo ilus-
trado entre los Estrangeros, cuya claridad no ha llegado a M<1"
drid, porque consiste en discurrir con toda libertad sobre lo
más sagrado, en arrollar la Religión, infamar el Estado Ecle"
siástico y hablar contra los Españoles. Todo lo ha hecho Mr.
Paw; y sobre todo ha empleado nueve o diez años en acinar
quantas fábulas se han escrito contra las Indias Orientales,
contra sus primeros Pobladores y contra los que las descubrie"
ron y conquistaron. A las escritas añadió su fecunda imagina-
ción otras muchas, dirigidas todas a establecer un Romance
filosófico sobre la degeneración que habían padecido y pade"
cen en aquella gran porción del Globo o Planeta terráqueo,
las especies vegetable y animal, con inclusión de la humana,
baxo el título de Recherches Philosophiques sur les Arneri"
cains (33).

(33) M. de Paw, Recherches philosophiques sur les americains, ou mé-


moires interessants pour servir a ['histoire de l'espece humaine. Par....
Nouvelle edition. augmentée d'une Dissertation critique par Dom Pernety,
34 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

Para cimentar su sistema, comienza el Filósofo Paw por


hacer padecer al nuevo mundo un funesto cataclysmo o tras-
torno, cuyos vestigios examina y encuentra en la supuesta de-
generación. Infiere que la principal causa fué un diluvio di-
ferente y posterior a aquellos, cuya memoria se conserva en los
Libros agrados, en los Anales de la China y en las Historias y
Fábulas profanas más antiguas, el qual anegó el nuevo Con-
tinente y sus Islas: ahogó los quadrúpedos grandes que en él
y ellas había, (aunque escaparon .innumerables especies de
otros pequerios y los pesadísimos reptiles, que con ironía lla-
mamos Pericos ligeros); y en fin dexó tan anegada la tierra,
que a la llegada de los primeros Europeos estaba todavía cu-
bierta de broza y limazo, de lodazales y pantanos de agua co-
rrompida. Con este suceso se vició enteramente el jugo de su
)

suelo; de suerte que no producía más que una cantidad increí-


ble de yerbas y arbustos venenosos; y unos exércitos innume·
rabIes de agigantados insectos y serpientes igualmente mortífe-
ras. Su esterilidad obligaba a los habitantes a vivir de la pesca
y la cazería a falta de frutos. La vasta región de la América
Septentrional, cubierta siempre de nieves y habitada de algu-
nos Salvages, no podía ser país de delicias, pródigo en frutas
y producciones naturales. En ninguna parte señaló más la
naturaleza su avaricia, que en ésta, que comprehende el Im-
perio Mexicano y nuestra Isla. He aquí el resumen del Roman-
ce Filosófico de Mr. Paw, de donde concluye la degeneraLión
de las especies vegetable y animal en la América y que la es-
pecie humana, cuyos individuos acababan de baxar de las mono
t~ñas en que se habían refugiado, participó luego de la co-
rrupción del suelo y de la atmósfera: su sangre se maleó y con
ella los principios de la generación. Su propagación fué escasa
y viciada. Una humedad excesiva y unos hálitos emponzoña.
dos casi apagaron el calor natural, cargándola de viscosidades
y flemas. La falta del calor entorpeció sus facultades físicas y
espirituales: apagó sus pasiones más nobles, obscureció o des-
quició sus ideas y, para decirlo de una vez, embruteció al hom·

Be de la Defense de l'autellr des Recherches contre cette Dissertation. A Ber·


lin, 1774, 3 vols. Véase extensa refutación a la obra de Paw en J. B. Sche-
rer, Recherches historiques et geographiques sur le Nouveau·Monde. Pa·
ris, 1777, p. 218-265. (ERD).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 35

bre, que al cabo de tantos siglos no ha vuelto a serlo ni en lo


que mira al alma, ni en lo que hace la perfección de la má-
quina, aunque ha cerca de otros tres siglos que está mezclando
su sangre con la de las Naciones Asiáticas,\ Africanas y Euro·
peas. Porque el vicio radical de esta degeneración reside en el
jugo de la tierra, la qual no se ha purgado todavía; en 'prueba
de lo qual, dice: (34): "Observamos sobre los vegetales que nin-
guno de los frutales de corteza sólida y de cuesco o hueso que
se han transplantado de la Europa, como las almendras, nue-
ces y cerezas, se han dado bien en la América o absolutamente
no vienen. El melocotón y el alvaricoque sólo se han dado en
la Isla de Juan Fernández. La cebada y el trigo no han pro-
ducido sino en algunos quarteles del Norte. Y si era menester,
para sustentar la vida, darse a la siembra ~el maíz, que de
veinte Provincias de la América sólo nacía en una, ¿de qué
servía aquella abundancia de frutos que venía del seno de la
tierra graciosamente y sin trabajo? La verdad es, que la Amé-
rica en general ha sido y es en nuestros días un terreno muy
estéril (35). "Por lo que mira al género animal, todos han dege-
nerado hasta perder su instinto (36) y los perros Europeos pier-
den también la voz y dexan de ladrar en la mayor parte del
Nuevo Continente (37) y a poco tiempo de su llegada se in-
festaban de la peste venérea (38). Sobre todo, para nadie ha si-
do más fatal aquel clima maligno que para la especie huma-
na, "la qual en su quarta o quinta generación de Criollos Eu-
ropeos, sin otra mezcla, degenera tanto, .según las repetidas
experiencias, que les falta el genio y la capacidad que tienen
los Europeos para las ciencias y artes: de suerte que aunque
dan en su niñez algunas muestras de penetración, como los
hijos de los Indios, se apagan al salir de la adolescencia y en-
tonces se vuelven tontos, aturdidos y desaplicados, sin poder
llegar a la perfección de alguna arte o ciencia. Por esto se dice
(34) Parto l. pág. n. (A).

(85) Ibi, pág. lOS Y 106. (A).


(36) Ibi, pág. 10. (A)

(87) Ibi, pág. n. (A)

(38) Ibi, pág. 22. (A)


36 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

de ellos, por proverbio, que ciegan quando las Naciones de


la Europa comienzan a ver (39)."
A esta pintura de las Indias y de sus habitantes no era
menester más réplica para entre ellos y los que han visitado
sus tierras y conocídoles, que el
Roe speetatum risum teneatis, amici?
Que decía Horacio a los Pisones sobre un libro inarcinado de
sueños y delirios. Pero como son muchos los que no han pisa-
do aquellas tierras, ni conocido sus habitadores, me tomaré,
para desengañarlos, el trabajo de citarles los testimonios de
algunos Escritores Europeos. Gonzalo Fernández de Oviedo,
primer Escritor y testigo ocular de la Isla de Santo Domin-
go y gran parte del nuevo Continente, nada apasionado por
las Indias, habla con admiración de la feracidad de ellas. De
la Isla Española hace un paralelo con las de Sicilia y Londres,
en que da muchísimas ventajas a la primera sobre las dos se-
gundas; siendo así que éstas, especialmente la de Sicilia, son
de los suelos más fértiles de la Europa. Lo más particular es,
que la da estas ventajas por lo que han multiplicado en ella
sin degenerar, y muchas veces mejorando así las especies ani-
males como las semillas llevadas de Europa. Pero quando no
hubiese este principio, quisiera yo saber de MI'. Paw ¿en qué
parte de Europa ha podido conseguirse, aún con todo el em-
peño de los Monarcas, un plátano, una piña o ananas, una
guanávana, un mamey, un zapote, un cacao, un aguacate, un
molondrón, o algunas de las innumerables especies frutales de
la Isla? Luego aunque no se diesen en Indias las de Europa,
donde dice que derramó Amaltea su cuerno, no era prueba
ni de la malignidad, ni de la degeneración de aquel clima.
Lo cierto es que no digo las Indias Occidentales, sino la
Isla sola de Haytí, excede mucho a la Europa en la variedad de
frutos, propriamente nativos de su suelo: en el tamaño de ellos,
de los quales muchos son mayores que la cabeza de MI'. Paw,
como el mamey, la guanávana, la papaya o lechosa o higo de
Indias, el coco, &c.: y en la singularidad de sus especies, de las
quales unas, como el plátano y la piña, con pesar el primero
desde una libra hasta más de 26 onzas y la otra: de tres a. q ua-
(39) Parto 4, sect. 1, pág. 118 Y siguientes. (A)
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 37

tro libras y más, no tienen hueso, pipa o simiente alguna; a


otras, como el coco, la sirve de simiente la agua potable y de-
liciosa que encierra en su cabidad, en fin, el caugil (40) mara-
ñón, o merei (nombres que en diferentes Países se dan a una
misma fruta) tiene su hueso o semilla (que los Franceses lla-
man Castañas de Indias y cargan para la Europa) en la cabe-
za, independiente de todo el cuerpo de la fruta. Estas singula-
ridades de la naturaleza pudieran haber ocupado mucho me-
jor la curiosidad y la física de aquel Filósofo.
El Padre Josef Acosta, Historiador juicioso (41) y verad-
sima, el qual también indina la balanza quanto puede a favor
de la Europa, desde el capítulo 16 al 26 y después en el 31 y
32 de su Historia Natural de las Indias, lib. 4, habla en los
once primeros (aunque superficialmente, como él confiesa),
de diferentes frutas, granos, legumbres y raíces de las natura-
les de las Indias, su abundancia, gusto, grandor y reproduc-
ción de todo el año. En el 31 y 32 trata de las plantas y fruta-
les que se han llevado de España y comienza el 31 con estas
palabras: "Mejor han sido pagadas las Indias en lo que toca
a plantas, que en otras mercaderías: porque las que han veni-
do a España, son pocas y danse mal; las que han pasado de
España son muchas y danse bien.... En conclusión, quasi quan-
to bueno se produce en España y hay allá y en partes aventa-
jado y en otras no tal; trigo, cebada, hortaliza y verdura y le-
gumbres de todas suertes.... Y finalmente, quanto por acá se
da de esto casero y de provecho, porque han sido cuidadosos
los que han ido en llevar semillas de todo y a todo ha respon-
dido bien la tierra, &c." Este veracísimo Escritor vió por sí
mismo una y otra parte de las Indias, estubo en algunas de las
Islas, como Puerto Rico y la Española, habla con distinción de
lo que vió; y de lo que supo por relación; no puede negár-
sele el conocimiento de la naturaleza; tubo noticia de su Obra
Mr. Paw, la cita y no con desprecio. ¿Pues cómo se atreve a
mentir tan descaradamente, negando la existencia a las .cosas
que se ven, y han visto? Me atreveré a jurar que hasta aora

(40) Cajuil.
(4,1) Refiérese al P. Acosta, en la Isla por el año de 1571. autor de
la conocida Historia natural y moral de las Indias. Madrid, 1894. (ERD)
38 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

no se ha escrito un libro del tamaño del suyo con tantas fal-


sedades. Pero él miraba a su crédito en la Europa donde sa-
bía que son muy raros los que se hallan en estado de cono-
cerlas. ¿Es posible que este Filósofo ha ignorado el fuerte Co-
mercio, (de que hablaremos después) que hace la Nación Fran-
cesa con las producciones de una quarta parte del terreno de
la Isla Española, y esa la menos f~cunda?
No hay que cansarse en impugnar, ni en citar hechos ni
testimonios contra un hombre que tiene la temeridad de ne-
gar quanto se opone a sus ideas, y de aventurarse muchísimas
veces a probar todo lo contrario. Si se le presenta el célebre
Montesquieu, de quien confiesa al principio de la Carta 4. § 6.
Que a nadie le conviene repeler el testimonio de un Escritor
tan respetable: O responde, que no está bien informado, como
en orden al Paraguay; o le pierde el respeto negando la reali-
dad de los hechos en que se apoya o tachando de vicioso su
razonamiento, como quando dice este sabio Filósofo (42): "Lo
que hace que haya tantas Naciones Salvages en América, es que
la tierra produce allí por sí misma muchos frutos de que pue-
den mantenerse.... Yo creo que no tendríamos iguales ventajas
en la Europa, si la tierra se dexase inculta, la qual no produ
ciría otra cosa que malezas, encinas y otros árboles estériles".
Si Dapper, de quien confiesa que había estudiado con alguna
atención las relaciones de la América conocidas en su tiempo,
concluye por ellas, que la Población de las Indias Occidentales
excede a la de Europa e iguala a la de la Asia, dice que se ad-
mira de que Dapper discurra así, siendo constante que los hom-
bres son en Indias impotentes y las mugeres infecundas y que
entre los que nacen más son hembras que varones. De suerte
que sus pruebas son su mismo sistema y para impugnar todas
sus suposiciones y errores, sembrados entre muchísimas noti-
cias verdaderamente curiosas, sería menester diez o doce vo-
lúmenes como el suyo. ¡Tan espesos son y tan groseros! Pro-
bado así el antecedente de la feracidad de las Indias, y en par-
ticular la de Santo Domingo, con el testimonio del Padre Char-
levoix en toda su obra, diremos señaladamente con él: "Que
los antiguos Isleños gozaban buena salud y vivían largo tiempo;
(42) Lib. 1, cap. 9. (A)
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 39

los negros son allí fuertes y tienen una robustez inalterable,


igualmente que los Españoles establecidos de dos siglos a esta
parte: ni es raro ver personas que viven 120 años. En fin, si
allí se envejece más temprano que en otra parte, también se
conservan los viejos muchos más tiempo sin experimentar los
achaques incómodos de la vejez (43). HA estos felices y frugales
habitantes son a los que yo he llamado Filósofos (aunque no
de los de la última raza) contra el dictamen de Mr. Paw, que
no puede sufrir que se les dé este renombre a los Salvages de
la América, aunque me niegue a mí el mismo honor, como dice
al fin del capítulo 25 de su Defensa contra la Disertación de
Mr. Parnetty (44). No he podido escusar alargarme un poco
en esta impugnación, aunque es infinitamente más lo que ha-
bía que decir, porque se interesa en ello la opinión de las In-
dias y de nuestra N ación.

CAPITULO III

DE SUS COSTAS, PUERTOS Y BAHIAS

Contemplada por la parte de fuera o por sus costas nues-


tra Isla, la hallaremos no menos ventajosa y útil a la Nación.
No he hablado, ni hablaré por aora, de aquella parte que
ocupan en ella los Franceses desde la Bahía de Manzanillo, si-
tuada al Norte, corriendo al Oeste, hasta la desembocadura del
rio Pedernales, que queda al Sur. Comenzaré desde aquí cos-
teando al Oriente, en cuyo distrito hasta Neyba hay varios
Puertos pertenecientes al antiguo Reyno de Xaragua, que :Illll-
que no son de mucho nombre, son limpios, abrigados y sufi-
cientes para el Comercio. De la misma calidad los hay en la
jurisdicción de Azua, después de la qual está la famosa Bahía
de Ocoa, distante 18 leguas de la Capital, en la qual entra un
rio del mismo nombre, de que se proveen con abundancia y

(43) Lib. 1. (A)

eH) V. Paw. ob. cit. vol. IIJ. p. 124 (ERD).


40 ANTONIO S..\NCHEZ VALVERDE

comodidad los navegantes. La figura de esta Bahía es de una


Omega, más bien que de una herradura con que la designan
algunos. Sus dos cabos o puntas que hacen la entrada, distan
entre sí como tres quartos de legua y va estendiéndose y dila-
tándose más y más acia dentro, hasta formar la circunferencia
de algunas tres o quatro leguas. Por consiguiente, es capaz de
las mayores Escuadras y numerosas Flotas, cuyos Navíos pue-
den aterrar tanto, que pongan su bauprés sobre la tierra y se
aseguren en ella con amarras. La elevación de su Costa los de-
fiende de los vientos y hace tranquilo y apacible su mar. Por
el lado que desemboca el rio de Ocoa hay un palmar que se
interna mucho y ofrece muy buenas proporciones para estable·
cer una población en el lugar donde se ven las ruinas y pare-
des de un antiguo molino, que fué en los principios del Licen-
ciado Zuazo y daba gran cantidad de rico azúcar. AlIado opues-
to en la misma Bahía están los sitios que llaman de San Fran-
cisco, por los quales desaguan dos rios, que dexan asiento muy
a propósito para otro establecimiento.
El Puerto de Santo Domingo se forma de la desembocadu-
ra al mar de los rios Ozama e Isabela, cada uno de los quales
recibe otros menos principales con innumerables arroyos, ca-
ñadas y quebradas. Júntanse a distancia de más de una legua
de la Capital por la parte del Norte y quando pasan por su
frente forman el Puerto con suficiente fondo para Navíos de
línea. Pero no pueden éstos entrar a causa de un peñasco que
está a la boca y no permite Bageles que calen sobre 18 ó 20
pies. Oviedo en su Historia (45) dice: "Que la pl'ofundidad de
las aguas en la entrada del Puerto es de más que de quatro
brazas, que por ella vió pasar la Nao que llamaban la Impe-
rial (46), de más que de quatrocientas toneladas o toneles ma-
chos". La copia de aguas que traen los dos rios juntos puede
inferirse de la turbia que causan en el mar por los tiempos de
lluvias. Quanto alcanza entonces la vista se ve del color barro-
so de los mismos rios, sin que se les note salir de sus márgenes,
a excepción de alguna rara avenida, como la que hubo en Ma-
(45) Lib. 6. cap. 7. (A)

(46) Véase Enriquillo y Boyó, por Fr. Cipriano de Utrera. p. 38, nota
~O. (FCU).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 41

yo de 1751. El peñasco que cierra su entrada no sería muy di-


fícil de quitarle y dexarla libre para los mayores buques.
En la misma Costa del Sur, a poca distancia de la Capi-
tal, acia el Oriente, después de doblar la punta que llaman
de la Torrecilla, (por los fragmentos que allí existen de una
antigua) está la Ensenada nombrada la Caleta, en que pue-
den anclar Navíos, bien que lejos de la tierra, a la qual no
tienen embarazo de acercarse las Balandras y otros Vasos pe-
queños. A ésta sigue en la misma dirección la de A ndrés y
Puerto de Macoríz (47), nombre de un buen rio que allí des-
emboca y es navegable hasta muy adentro por las mismas Ba-
landras y Bageles semejantes. Esta ensenada proporciona la
conducción :l la Capital de todos los frutos que puede dar un
dilatado y fertilísimo terreno, regado de muchos rios, como di-
remos adelante. Después de una larga punta que se abanza al
mar por el Sur, conocida con el nombre de Cauzedo, se hallan
otros Puertecillos en las salidas de los grandes rios de Quiabón,
Soco, la Romana y Cumayare, con las mismas proporciones y
ventajas que la antecedente, de que hemos hablado en la ex-
plicación de las Costas.
En la parte más Oriental de la Isla está la utilísima y casi
desconocida Bahía de Samaná, de que hablaremos al fin en
particular. Volviendo de ella acia el Norte hasta la de Manza-
nillo, en que comienza la ocupación de los Franceses, tenemos
a Puerto Escondido; la [sabela, nombre que le dió el Almi-
rante en su primer desembarco: Puerto Real, o de Plata; Monte
Christi y otros menos conocidos y considerables, cuyas utilida-
des y ventajas haría sensibles y apreciables el Comercio, como
ha sucedido en muchas semejantes a éstas que tienen nuestros
Convecinos. El resto de las Costas, quiero decir, todo lo que no
son Puertos y Bahías, está defendido por naturaleza; ya por
los Arrecifes e Islotes que la rodean, ya por la prominencia de
la tierra y elevación de montañas, que dió motivo al nombre
de Haytí o Tierra alta: no las Serranías, que la cortan por
dentro, como han pensado algunos Escritores.
(47) Hoy comunmente llamado Río Iguamo. Véase al respecto Líe. C.
Armando Rodríguez, Opinión sobre el nombre del rio que bmia /(1 ciu-
dad de Macorís, en Listín Diario, S. D., 21 abril 1934. Prueba, documen-
talmente, que el nombre de tal río es Afacorís, formado por los rios Igua·
mo y Casuí. (ERD).
42 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

CAPITULO IV

DE LOS PRINCIPALES RIOS QUE LA FERTILIZAN

Desde las Serranías de que acabamos de hablar y de otras


menos dilatadas y altas se desata una multitud prodigiosa de
Ozama e rios, arroyos y quebradas, cuyos nombres solos ocuparían mu-
[sabela. chas páginas y aun sería difícil darlos a todos; pero como pa-
ra mi propósito no sea necesaria esta menuda descripción, sólo
hablaré aquí de los más principales. El del Ozama, que unido
con la Isabela forma el Puerto de Santo Domingo, como se ha
dicho, viene de mucha distancia por la parte del Narte y es
navegable por más de siete leguas en Canoas, lo que facilita
la conducción así de los frutos de sus dos márgenes, como de
lo interior" de la tierra acia el Este, por otros ríos más peque-
iios y arroyos, quales son los de Yabacao, Monte de Plata, Sa-
vita, Guavanimo, Yuma, Duey, jaynamoza, Namnjo, Yuca, Da·
jao, &c., que aunque aora no son navegables por falta de fuer:
zas en los hacendados, éstos los harían tales por su propio in-
terés, siempre que engrosasen sus haciendas con proporcional
número de Negros al que tienen los Franceses. La parte Oc-
cidental del Ozama que forma con la Isabela la figura de una
y griega, tiene tantas aguadas, cuyo curso se dirige al uno o
al otro, que todo el terreno intermedio es un bosque fresquísi-
mo, excepto lo poco que se ha labrado y sus frequentes corta-
duras hacen penosísimo el camino con qualesquiera lluvias.
A distancia como de tres leguas de la desembocadura de
éstos, acia el Oeste, desagua el de Hayna, llamado vulgarmen-
Jayna o te Jayna. El nacimiento de éste no es muy distante del de otro
Hayno. llamado Nigua; pero desde el principio van separándose en
su curso, que dirige el primero más al Oriente y el segundo por
el contrario al Poniente, abrazando entre los dos una dilata-
da y fértil llanura, que en los principios del descubrimiento
fué el más precioso manantial de nuestras riquezas y comercio,
así por el mucho y finísimo oro que hay en sus cavezadas, c.o-
mo por las azucarerías, cacaguales, añilerías y otros frutos, que
hacían ascender los diezmos de aquel distrito más de lo que
suben hoy los de toda la Isla. Una sola hacienda, que está a
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 43

las márgenes de jayna, llamada Cañaboba (48), que hoyes de


ningún producto, se conocía antiguamente con el nombre de
la Urca; porque su poseedor enviaba a Sevilla una todos los
años con los frutos residuos que no había expendido en la Ca-
pital.
Del Nigua, dice Oviedo como testigo ocular (49), que es Nigua.
muy principal, rico y de grandísima utilidad por los grandes
heredamientos y labranzas de hermosas haciendas que hay en
sus Costas y Comarcas y por los ingenios de azúcar. Corre des-
de su nacimiento hasta el mar de nueve a diez leguas. Tiene su
origen en un elevadísimo peñasco, que he visto, como límite
de mi hacienda de Villegas. Descienden de él dos gruesos bra- Villegas.
zos de agua, sobre un playazo de arena, que la sorbe y consume Cacagual
toda, sin que se haya podido saber el curso que toma y me per- del Autor.
suado a que sea subterráneo. Pero como las vertientes de al-
gunas montañas y el curso de muchos arroyos y riachuelos, tan-
to de la parte del Este como del Oeste, buscan el declive de la
tierra para desaguar y le hallan por aquella parte, forman con
(48) La estancia Caña boba, mencionada por el autor como fuente de
prosperidad agrícola y comercial un tiempo, era de cacao, y pertenecia en
1780 a doña Petronila de Coca: colindaba con ella la estancia de cacao Lo~
Cocos, de don Lorenzo Angulo, y el ingenio Sabanabotana, de don José de
la Vega. Por este tiempo el ingenio tenía 27 esclavos de servicio: la estan-
cia Caliaboba, 18: y la de Los Cocos, 4. (FCU).
(49) Oviedo, lib. 6, cap. 7. (A) En la desembocadura del Nigua tuvo
intención de echar los fundamentos de una rica población Diego Caballero.
Por C. R. de Valladolid 26 de febrero de 1538, ordenóse a la Real Audien-
cia que hiciese información sobre el ingenio de Diego Caballero, población
de dicho ingenio, y con qué contaba, pues había pedido una legua en cua-
dro, con facultad para amojonada y tener jurisdicción ordinaria, por ser
su solar conocido. Su apoderado Sebastián Rodríguez había expuesto que
Caballero "es uno de los primeros pobladores y conquistadores della y qUe
de treynta años a esta parte siempre Nos ha servido en los descubrimien-
tos y conquistas del Océano, y que es buen vezino e poblador desa isla, e
para la ennoblescer y perpetuarse en ella, él ha hecho un edificio de inge-
nio de azlÍcar en un rio que se dize Nigua, que ha sido cosa de mucha costa
y trabajo en que dizque ha gastado más de quinze mil ducados, en el qual
dicho ingenio tiene echa una pobladon de españoles y negros e indios, en
que ay más de sesenta casas de piedra y de paja, y que en la dicha pobla-
ción tiene una iglesia con un clérigo que les dize misa, y ha comenzado en
aquella hazienda a poner viñas, las quales dizque se dan muy bien, y que
tiene trigo sembrado y espera que se dará abundantemente, y que como COlla
que tanto le ha costado, desea que tenga alguna perpetuidad, en especial
porque cae en camino por donde vienen todos los españoles que escapan
de las otras tierras, los quales son allí muy socorridos, y que tiene pensa-
miento de en esta hazienda hazer todas las esperiencias del pastel, grana y
morales para seda y de todos los frutales destos reinos porque es tierra apa-
rejada para ello. AGI, Santo Domingo 868, lib. 1, f. 113. (FCU).
44 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

su concurrenCIa el cauce o madre, que es bastante espaciosa,


aunque de poca agua en los tiempos que no llueve y que sólo
tiene las del arroyo Galán y otros pequeños. Baxando del pe-
ñasco al Sur, como una legua, se hace una Isleta entre las Ha-
ciendas de Boruga y el Pedregal, que están al Este, y la de Vi-
llegas, situada al Oeste. En una montaña de éstas, de bastante
elevación, fronteriza a la Isleta, brota un peñasco de la Sierra,
que queda como en la mitad de su altura, tres ojos de agua
perennes en distancia como de tres varas, cada uno de los qua-
les tendrá el diámetro y circunferencia de la copa de un som-
brero regular. Los primeros Fundadores de ingenios o moli--
nos de azúcar que hubo en Santo Domingo comenzaron por
aquel terreno y supieron aprovecharse de este rico presente de
naturaleza, recibiendo todo el caudal de las tres erupciones en
una espaciosa pila que, a pesar del abandono y del tiempo, se
conserva entera con el nombre de la Toma (SO). SUS aqüeduc-
tos corrían a dos o tres grandes molinos. Perdiéronse éstos en
la decadencia de la Isla y rebosando el receptáculo, sigue la
agua su curso natural por el cauce o madre, que llaman de
Nigua, cuyo nombre lleva hasta el mar, habiendo recibido an-
tes por el mismo terreno de Villegas, el arroyo de este nombre,
los de Marciliana, Juan Caballero,Velázquez y el rio Yamán,
con otras aguadas semejantes.
NiUJ.o Nisao es otro buen rio por la propia Costa del Sur, muy
rico (dice el citado Oviedo) de heredamientos y cañaverales
de azúcar: muchos y hermosos pastos de ganados en sus cerca-
nías. De la desembocadura de Nigua a la de Nisao habrá seis
a siete leguas y toda la tierra que se comprehende entre los dos
fue y es labradera, llana en la mayor parte: tan fértil, que el
inmenso Bosque de gruesa arboleda, llamado el monte Naja-
yo (51), que ha crecido allí después que dexó de cultivarse, da
(50) Véase artículo acerca de La Toma en la obra San Cristóbal de an-
tmio, C. T., p. 137. (ERD).
(51) El beneficio de los bosques en las zonas cercanas al mar y parajes
por donde el enemigo invasor podría acercarse a la Capital, estuvo prohi-
bido sitmpre, y la explMación de sus maderas reservada para fines del real
servicio. El autor hace afusión a solamente las obras a cargo de la Real Ha-
cienda. Durante la construcción de cuarteles, años de 1757-1762, sobrestante
Juan Marcelino Mendía, púsosele en data el 2 de abril de 1757 "por el corte
de maderas que de cuenta de S. M. se está trozando en los montes de Na-
hayo con destino para la fábrica de Cuarteles, y son correspondientes a los
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 45

contínua provisión de maderas para las Fábricas de la Ciudad


e inmediaciones, sin que se conozcan los cortes. Su espesura
fué en el año de 652 (52) la principal defensa de los vecinos
contra el poderoso desembarco de 8.000 hombres que en tiem-
po del usurpador de Inglaterra Oliverio Comwel, hizo el Vice-
Almirante Penn, que fué rechazado y derrotado entre aque-
llos bosques y los que desde allí siguen hasta la Capital. En
ellos perdió más de 3.000 Soldados y once Vanderas, no lle-
gando a 400 los Españoles Criollos, que ganaron tan señalada
victoria. Con este desastre tomó la derrota de Jamayca, que des-
de entonces ocupa la Nación Británica. Todo este plano de
tierra está hoy inculto a pesar de su admirable fertilidad y
proporciones bellísimas.
Desde Nisao al rio y Balúa de Ocoa, de que hemos habla- Oeoa.
do, no hay rio considerable y que desagüe en el mar. Después
de la Bahía hasta la desembocadura de Neiba hay muchos y
excelentes. En el terreno de la Población llamada Azua, o Vía
(que tiene la gloria de haber contado por vecino al Conquis-
tador de México) (53), además de los ríos que la dan el nom-
bre, están los de las Mulas, Távara, Mijo y Yaque, que la di·
vide de San .luan de la Maguana, diferente del Yaque grande,
que corre por el Norte. El territorio de Azua a beneficio de es-
tas aguadas y otras muchas no tan considerables, nos dió en
los principios gruesas cantidades de azúcar y cañafístola de la
mejor calidad de toda la Isla, con preciosas maderas que con-
ducía fácilmente el propietario o bien a la Bahía de Ocoa, o
bien al Puerto de Azua, según la situación en que se hallaban
las haciendas. Lo cierto es que quanto produce en su distrito
es de esquisito gusto y bondad. Las naranjas, de que abunda
todo el año, son las más hermosas y desde que comienzan a
pintarse en amarillo, dexa de sentirse en ellas la más ligera
gastos causados en jornales, salarios y mantenimientos de personas que se
han ocupado el pasado marzo" la cantidad de 2.250 reales. Y entre las últi-
mas partidas, el 13 de agosto de 1757, día "en que cesó este trabajo" del
corte, diéronsele al mismo Mendía 2.262 reales. AGI, Contaduría 1069A. (FCU)
(52) Es 1655. V., acerca de la invasión de Penn y Venables, Relaciones
históricas de Santo Domingo ...., vol. 111. (ERD).
(53) En efecto, en Azua hizo de escribano el célebre Hernán Cortés, que
también fué vecino de Santo Domingo antes de ser Conquistador de Mé-
xico. (ERD).
46 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

punta de ácido. Después de los furiosos terremotos del año


51, que comenzaron el día 18 de Octubre a las tres de la tarde,
se han descubierto en las Sierras, que llaman de Viajama, aguas
minerales (M), que con la fermentación de la materia y con-
cuciones de la masa brotaron por diferentes partes, mostran-
do que la mole de toda aquella Serranía es de azufre (55).
Entre el rio Yaque que limita a Azua por la parte Occi·
dental y el de Neyba, está el Valle de San Juan y fué el asiento
del gran Reyno de la Maguana, que acabó en la infeliz Ana-
caona. Estas amenas y dilatadas llanuras y la de Santo Thomé
al otro lado del Neyba, tienen bellísimos pastos de ganado:
única utilidad que sacamos hoy de ellas. También hay gran-
des y frescos Bosques, que humedecen las aguas del mismo
Neyba y más de 300 arroyos, quebradas y riachuelos en que,
como refiere Oviedo (56), hubo a los principios del siglo 16,
fuera de numerosas crianzas de ganado, plantíos de todos los
frutos comerciables, principalmente de azúcar, cuya conduc-
ción voluminosa manifiesta que su situación es proporcionada
al ermbarque por la Costa del Sur.
Del llano de San Thomé adelante, siguiendo al Oeste y
tirando una paralela de Norte a Sur, ocupan los Franceses los
Puertos de nuestra Isla: por consiguiente, nos inutilizan una
grande y bellísima porción de terreno en los Partidos de San
Juan, Bánica, Hincha y Guaba, situados al Sur de la Isla, fe-
cundados de innumerables aguadas, principalmente del gran
rio Guayamuco, las Cabullas, Guaraguei, y el caudaloso de Ha-
tibonico, &c.
A este río dan los Franceses el nombre de Artibonit y lo
mismo a la llanura de sus tierras por donde pasa, en que está
situada su rica y comerciante Población de San Marcos. Ha-
(54) En este lugar temperaba el Presidente Santana, por prescripción
médica. En la curiosa obra de Moreau de Saint-Mery, Recuil de vues des
lieux .... de Saint Domingue...., Paris, 1791, hay una vista de la entrada de
la fuente de aguas termales de Bánica. (ERD).
(55) El 2 de noviembre de 1528 se pagó al maestro Hernández su salario
de artillero y polvorista "porque fué por mandado desta Real Abdiencia a la
villa de Acua y sus términos, a buscar e hazer espiriencia del salitre para hazer
pólvora, que al presente avía mucha nescesidad della en la dicha Fortaleza,
e ovo información que avía el dicho salitre en el dicho término de Acua".
AGI, Santo Domingo 903. (FCU).
(G6) Oviedo, loco citado, & alibi. (A)
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 47

bla de ésta Raynal (57), y dice: "Que su prosperidad aumen-


taría considerablemente si se lograse regarla con las aguas de
este rio: porque es naturalmente muy seca y sólo necesita de
este auxilio para exceder en su fecundidad a las mejores tie·
rras. Por operacione~ Mathemáticas se ha demostrado la posi-
bilidad. ¡Tanto es el imperio de las Naciones sabias sobre la
naturaleza! Todos los propietarios desean con impaciencia
la empresa de Obra tan grande. El Gobierno gastaría, pero que·
daría bien recompensado de este sacrificio por una sexta parte
de aumento en las producciones de la Colonia". Hasta aquí el
Abate Raynal. Todos estos cálculos Mathemáticos podríamos
nosotros ahorrarles, divirtiendo las aguas del río por nuestras
posesiones con mucha facilidad antes de entrar en sus límites
y destruírles tan ventajoso proyecto; pero no tenemos Negros
como ellos. ¡Tal es el trabajo de los pobres, que conocen la uti-
lidad y no pueden apropiársela! (58)
Lo mismo sucede por la parte del Norte con los distritos de
Santiago y Vega, en que fuera del gran Yaque, hay tantos ríos
caudalosos, como son Camú, Mao, Guayubín, Daxabon, &c.
Bien que estos dilatados Partidos, en caso de cultivarse, podrían
conducir sus frutos, como antiguamente lo hicieron, por los
Puertos de Plata y Monte Cristi, donde desemboca el citado Ya-
que, muy fácil de hacerse navegable, como también muchos de
los que le entran. Todas estas inmensas Posesiones no nos sir·
ven en el día de otra cosa que de mantener a los Franceses y
proveherles de mulas, bestias y bueyes para mover las máquinas
de sus ingenios y cargar sus frutos. De aquí viene que nos lla-
men sus Pastores; pero también viene que sean nuestros depen-
dientes: porque no teniendo ellos Criaderos, abandonarían ne-
cesariamente sus quantiosos y grandes plantíos y se verían pre-
cisados a evacuar la Isla, siempre que dexasemos de contribuír-
les con aquellos auxilios.
Por el propio N. corre el más rápido y caudaloso río, lla-
mado Yuna, que desagua al Este de nuestra Isla en la gran Ba· Yuna.
hía de Sa'lllaná, el qual en nuestros días se ha hecho navegable
(57) Raynal en el tomo 5. lih. 13. cap. 22, fol. 168. (A)

(58) V. Objeciones en MOl"eau de Saint.Mery, ob. cit., p. 252. quien


consideraba imposible el desvío del Artibonilo según lo sugería Sánche¡
Valverde. (ERD).
411 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

por más de doce leguas (59) para la extracción que por cuenta
de S. M. se hace de los tabacos, que se cogen en los Partidos de
Santiago, Vega y Cotuy. Sus aguas y las de innumerables arro-
yos y otros ríos que le entran, fertilizan muchas leguas de terre-
no llano, abundantísimo de bosques y pastos en que se hace
principalmente tan fuerte crianza de cerdos, que después de
mantenidos todo el año con su carne aquellos Pueblos, abaste-
cen la Metrópoli y llenan las Colonias Francesas. De los ríos,
que dando vuelta del Este o Bahía de Samaná, acia el Puerto
de Santo Domingo por el Sur, fertilizan la tierra, hablamos en
el Capítulo n.

CAPITULO V

IDEA GENERAL DE LA ISLA: PRINCIPIOS DE SU FER-


TILIDAD, VARIEDAD Y RICA ABUNDANCiA
DE SUS PRODUCCIONES

De la descripción que hemos hecho de lo interior y exte-


rior de la Isla viene naturalmente la ventajosa idea que debe-
mos formar de su cuerpo. Yo me la figuro una dilatada y es-
tendida planicie o llanura de tierra muy levantada sobre las
a.guas del Occéano, dividida en partes proporcionadas por las

(59) Véase la obra Sánchez Ramírez, de Fr. Cipriano de Utrera, p. 118,


nota 248. El Gobernador Solano y Bote, el 24 de septiembre de 1774 es-
cribió para conocimiento de S. M. que la cosecha de tabaco del año ante-
rior en su parte escogida fué de 3.131 quintales, y como se esperaba que
la de 1774 fuese de 6.000 quintales y "no era posible traerla a lomo a este
puerto (de la Capital), porque aún la de estos dos años antecedentes, no
han podido traerse, si no es con mucho daño de los pueblos, distrayéndose
para ello hombres y caballerías de los ejercicios productivos de la agricul-
tura y crianza, pasé a reconocer el río Yuna y el Camú que, pasando por
la ciudad de la Vega, cinco leguas de Santiago, entra en aquél, y hallé que
se podrían hacer navegables de champanes y grandes canoas desde San Ra-
fael de Angelina, cuatro leguas abajo de la Vega, hasta el Gollete, que lla-
man, en la Bahía de Samaná, y que el camino que hay desde San Rafael
hasta Santial1;o se podría allanar para ruedas sin excesivo costo" y ello sin
gasto a Real Hacienda, sino de Santiag()~ la Vega y el Cotuí por el inme-
diato beneficio que recibían, "exoner;índoles, como pedían, del gravámen
de la conducción de tabacos a lomo". Y por R. O. dada en el Pardo el 8
de f'llf'ro df' 1775. se le aprobó la providencia de haber hecho nave~ables
aquellos dos ríos. A. G. l.. Santo Domingo 1055. (FCU).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA J<~SPAÑOLA 49

excrecencias de la misma tierra, la qual se eleva de Norte a Sur


y del Este al Oeste en cordilleras de montañas que la refrescan
y en vez de inutilizar parte de su todo, la dan tanta más "área
laborable y fructífera, quanto más se dobla el terreno en su ele-
vación. Porque todas ellas manifiestan a la vista con sus grue-
sas arboledas, densos bosques y perpétuo verdor, ser más feraces
que los propios valles y llanos, y ofrecen a los ojos el objeto más
agradable con su frondosidad. La que se encuentra sin este pom-
poso adorno, con un exterior pedrisco y estéril, es porque en-
cierra ricos minerales o piedras preciosas y útiles.
De estas elevadas montañas nace la prodigiosa e increible
multitud de, manantiales, quebradas, arroyos y ríos que por to-
das partes la cortan, serpentean, humedecen y fertilizan, por los
quales, como por arterias, venas y fibras, distribuye y propaga
aquella enorme masa el jugo fructífero a cada una de sus par-
tes 'más pequeñas. Para la feracidad incomparable de aquella
Isla contribuyen muchísimo las freqüentes lluvias que, sin di-
ferencia de estación, se experimentan todo el año. Pero como es-
tas son fuertes y pasageras, como por otra parte el Sol hiere con
tanta vehemencia, se empapa muy poco la tierra por el primer
principio y esto poco se deseca bien pronto por el segundo; de
que se concluye que el jugo permanente es el de los ríos y arro-
yos tan freqüentes, y tales que aun quando fuesen más raras las
lluvias, se supliría con gran facilidad este defecto, sacando ace-
quias y canales con que regar todas las porciones de tierra que
se destinasen a la siembra.

De estos principios de feracidad y la bondad de su suelo


viene el verdor permanente de sus praderías, la numerosa y con-
tínua variedad de sus flores aromáticas que embalsaman todo
su ambiente: la grandeza y frescura de sus bosques, de cuyas
principales maderas y más útiles, hablaremos apra, dexando otras
innumerables, conforme al fin que nos hemos propuesto.
50 ANTONIO SÁNCHEZ V,ALVERDE

CAPITULO VI

DE LAS MADERAS UTILES QUE PRODUCE LA ISLA (60)

En el género de las producciones vegetales y útiles, ningu-


Caoba. na es más abundante en Santo Domingo que los Caobas. Este
es un árbol grueso de seis y siete varas de circunferencia, casi
igual desde lo alto, en que se estienden sus ramas hasta el sue-
lo, en cuya distancia tiene el tronco doce y catorce varas y a
veces más. Su color veteado, de un rojo obscuro, es bien cono-
cido y preferido por su hermosura para los muebles preciosos de
las casas. Su madera es sólida, pero fácil de labrar. Son innu-
merables los que se crían, especialmente en una mitad de la
Isla, comenzando por la parte del Este (61). Danse también en
el resto de ella, aunque no con la misma abundancia y corpu-
lencia. En los bosques de· Azua se ha descubierto en estos últi-
mos años otra especie o clase de estos mismos árboles, mucho
más vistosos y apreciables para mesas, cómodas, &c.: porque ade-
más de recibir el mismo brillo con el beneficio de la cera, ofrece
a la vista, en vez del veteado, unos ojos que a corta distancia no
parecen sino pintados de propósito (62).

(110 ) Véase José Schiffino, Riqueza forestal dominicana. C. T., 1945-,


2 vols.; W. D. Durland, Los bosques de la República Dominicana. (R:tl-
prod. de The geographical Review, 'Vol. XII, abril 1922, No. 2) 1925, 18 p.;
Y Reconocimiento de los recursos forestales, en Chardón, ob. cit., p. 364-
!l9./). (ERD)

(61) La exportación de caoba fué, durante muchos añOs, el principal


recurso económico del país, "el ramo más comerciable y de labor", como
decía don Pascual Real en 1821, en sus disposiciones acerca del arancel
de exportación de la caoba. Véase en La Imprenta y los primems perió-
tlicos de Santo Domingo, C. T., J944 p. 107. Todavía en 1844 constituía la
más importante y explotada fuente de ingresos en la República. V. Co-
rrespondencia del Cónsul de Francia en Santo Domingo, 1844-1946. C. T.,
1944. p. 157. 168. 180, 188.213 Y 237. (ERD).
(62) Oviedo. (Historia de las Indias, vol. 1, p. 340-341), hace la si-
guiente descripción y elogio de.Ja caoba: "En esta isla Española y otras y
en la Tierra Firme hai muy grandes robles naturales e como los de Espa·
ña, e de mui recia madera; e la hoja es así como la de los robles de Cas-
tilla. Destos, i de otro árbol que tractaré en el capítulo siguiente, se ha-
cen los husos i exes e ruedas de los inv;enios de azucar en esta Isla, e las
vigas para las prensas, que son mui luengas e gruesas e a quatro esquinas
labradas, de septenta e ochenta pies de luengo e de diez e seys palmos en
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 51

En los mismos montes de Azua se ha encontrado otro árbol Futete.


de color amarillo, que da perfecto tinte pagizo, al qual han
puesto el nombre de Futete. Es fácil de labrar, tiene una tez
muy linda y aunque ignoro toda su corpulencia y grosura, sé que
no es de los pequeños. En el territorio de Azua no es escaso, y
creemos que se encuentra en otras muchas partes.
El Roble es poco menos abundante que el Caobas más alto, Robles.
aunque no tan grueso. Es mucho más sólido y por consiguiente
más a propósito para aquellas obras que necesitan de mayor
consistencia y fortaleza. De su longitud y espesor, testifica Ovie-
do (63) "haber visto vigas muy luengas y gruesas, labradas a
quatro esquinas, de 70 a 80 pies de luengo y de 16 palmos y más,
en quadra y redondo, o cintura después de labradas". Aunque
este árbol no tenga la ventaja del Caoba para los muebles y ta-
blazón de Bageles, es mejor para las mazas de los molinos de
azúcar y otros usos. En la construcción de Navíos es excelente
para quillas, costillas, codastes, tarugos y quanto necesite. de
mucha solidez.
La Hácana es poco menos gruesa y corpulenta; pero su ma- Hatana.
cuadro o redondo e cintura, después de labrada la viga. Que es mui grand
cosa, e son piezas mui hermosas de ver por su groseza e longitud; e como
tengo dicho, es mui fuerte o buena madera, e a mi ver yo la tengo por
una de las mas lindas que hai en el mundo: lo cual nos han enseúado ago-
ra nuevamente la silla episcopal e las otras que con ella están en el coro de
la iglesia mayor desta cibdad de Santo Domingo de la Isla Espaiíola, que
son desta madera e de· la que se dirá en el siguiente capítulo del caoban.
y dÍKo que, a mi parescer, son sillas que en el coro de las iglesias .le To·
ledo e Sevilla metropolitanas, serían estimadas e tenidas en mucho; porque
los asientos i espaldares destas sillas son deste roble i la guarnición e co-
lupnas e perfiles de caoban, e labradas de escelentes esculturas, al roma-
no, de medio relieve; e queda lo ques de roble de una color mas que par-
do e mui vecina a color blanco o como plateado e lo ques de caoban mu,i
colorado, ques como un morado que· tira a la color de púrpura. En fin,
a mis ojos ello es rica madera e la mejor cosa que he visto para semejante
edificio e para cualquier cosa, en que la quisierren poner. Pero para, la·
brar este roble, se requiere que esté mucho tiempo cortado e enxuto e en·
rado, porque de si es humidísimo e ha de tener salida toda aquella agua
e estar mui curado. E si oviere diez años que se cortó, es mUl bueno; e
si mas, mui mejor............ Caoban es un árbol de los mayores e mejores e
de mejor madera e color que hai entre todos los desta Isla Española la
qual lnadera es asaz colorada, e hácense della mui hennosas puertas e me·
sas, e caxas e tablazon para lo que quieren, e mui lindas vigas, e tan grue-
sas e luengas como las quieren o las pide la obra". (ERD). Acerca de la
silla episcopal, que dice Oviedo, véase La Inmaculada Concej¡ción, de Fr.
Cipriano de Utrera, p. 77, nota 88 (FCU).
(.IR) Lih. 9. cap. R. (A)
52 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

dera es más fuerte que la del Caoba y tanto como la del Roble.
A una y otra hace la ventaja de resistir más a la corrupció~que
en aquel clima hace poco duraderas las mejores materias: por
lo qual ha comenzado a preferirse la Hácana a todas tas demás
para las vigas que se echan en los techos de las casas y otras mu-
chas obras, aunque no es tan suelta para su labor como el Caoba.
Caya, Gua· La Caya, el Guayacán y el Quiebra Hacha son tres especies
yacán y de árboles fuertísimos, recios y firmes, que, aunque no son muy
Quiebra
elevados ni gruesos, tienen la corpulencia que basta para ser
Hacha.
utilísimos en muchos obrages. Danse con abundancia. Son casi
incorruptibles, y el último se petrifica facilísimamente hincado
en tierra húmeda. La resina del Guayacán es bien conocida en
la medicina, su madera es útil para tazas en que conservar el
agua para .los que padecen de Itiricia y obstrucciones. Su cor-
teza suple por defecto del jabón y blanquean con ella los lien-
zos mucho más (64).
Candelón. El Candelón o Canelón es otro árbol semejante a los que
acabamos de referir en quanto a su textura, peso y facilidad de
petrificarse; pero sobre ser más crecido y recio, tiene un color
rojo tan encendido y vivo que parece fuego y por eso le han
llamado Candelón: da el proprio tinte y sirve para las mismas
.obras que los antecedentes, a los quales es preferido por la her-
'mosura y permanencia del color.
Capá. El Capá, poco menos freqüente que el Caoba y algo infe--
rior en sus dos dimensiones, es por lo que mira a su textura y so~
lidez de la clase del Roble, su color es blanquiszco y hay de ama~
rillo que da tinte, y preferible para curbas y quillas y útil para
los mismos efectos y obras que los antecedentes, porque cede
Laureles igualmente a la industria y a la fuerza del Artífice. Los Laureles
son bien conocidos de todos y abundantísimas en la Isla y pro-
prios para planes de Embarcaciones.
Naranjos. Los Naranjos de diferentes especies en la fruta, tienen muy
poca en la naturaleza y color de la madera, que es de buena
consistencia, de color amarillo baxo, de cinco y seis varas de alto,
con la circunferencia de tres a quatro palmos. Sirve para mu-
chas cosas y se encuentran dilatados bosques por la Isla. Los
(64) Sobre sus usos benéficos a la salud, véase al célebre Médico Ga-
briel Falloppio de Morbo Gall. a cap. 39 y siguientes. (A)
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPÁÑOLA 53

Espinos tienen mejor amarillo, son mucho más altos y recios, de Espino.
que se hacen hermosos muebles y preciosa sillería.
La Cavima es árbol alto, derecho, de· quatro a cinco pal. Cavima.
mos de circunferencia, con. once y más varas de elevación, color
amarillo muy claro, de bello olor y textura facilísima de labrar;
y aunque no es tan fuerte como el Roble, tiene bastante consis-
tencia y nos servimos mucho de su -madera, que es abundante
para varias cosas. La Sabina, aunque no es escasa, no es tan fre- Sabina.
qüente y es a propósito para tablazón y tan útil como el Cedro:
es más consistente, y fuera de muchos servicios a que se desti-
na, es bien notoria su utilidad para la construcción en los As-
tilleros y el grande aprecio que de ella hacen los Ingleses para
este efecto.
El Palo María o Baría, como le llaman vulgarmente los naría o Palo
Carpinteros en la Isla, es semejante a la Cavima en su longitud María.
y diámetro, aunque tiene mucha diferencia respeto de la tex-
tura. Porque la de el María o Baría es flexible y recibe mucho
peso, doblándose sin quebrar, por lo qual el principal uso que
hacemos de él es para varas de coches y obras semejantes.
Pinos hay con abundancia y en parages no dificultosos de Pinos
conducirlos por los ríos. Oviedo dice que no son tan excelentes
como los de España. El los vió recién descubierta la Isla, quan-
do ni los beneficiaban, ni hacían uso alguno de ellos los In-
dios. Todavía se hace muy poco por la abundancia de otras ma-
deras mejores y lo propensa que es esta a criar el Comegén, in-
secto pequeño y dañosísimo. En aquellos Pinales en que se han
dedicado algunos pobres a utilizar la resina, sangrándolos, y pu·
rificándolos por incisiones, se encuentran Pinos tan buenos y
útiles para la arboladura como los de Europa. Uno de estos Re-
sineros el año de 80 presentó para palo mayor de una Balan-
dra de las más grandes, cuyo amo trataba mandar a buscarle
fuera, un Pino que no estaba a mucha distancia de la Capital,
en el qual se encontraron todas las calidades necesarias.
Los árboles que llamamos de Ceyba son de furioso espesor Ceyba
y altura. Danse por toda la Isla, aunque con más abundancia en
las Vegas y cercanías de los ríos y de todo género de aguada.
Echa una mazorca o espiga de una tercia de largo que termina
en punta, teniendo por su pie seis u ocho pulgadas de circun-
ferencia, la qual encierra en seis celdillas, que forma en la parte
54 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

de dentro. una sutilísima pelusa o lana. ~e que se hacen sua-


vísimos colchones y almohadas. Esta producción me parece que
puede hacerla utilísima la industria, o para las fábricas de som-
breros, de que tengo noticia haberse hecho feliz experiencia en
Filadelfia: o reduciéndola al hilado'; que aunque puede costar
algo por su cortedad y finura, también serán muy exquisitos
y apreciables los texidos. La madera de este árbol ,es ligera y sua-
ve de labrar, por lo qual se hacen de· ella muchas cosas. Pero la
grande utilidad y servicio -de ella es para formar Barcas, o Ca-
noas enterizas, esto es, de una pieza, capaces de 40 y 50 hom-
bres y de transportar muchos quintales.
Mamey. El Mamey tiene la misma deformidad en su masa; pero la
madera de éste es tosca, dura y como su fruto es resinoso, tam-
bién se resiente el árbol de este achaque y es difícil de tratar
por el Carpintero. Si se le dexa desecar largo tiempo, cede me-
jor al hierro y sus gruesos troncos son muy a propósito para las
mazas de los molinos, ingenios y otras obras que necesitan de
espesar y dureza. Se hacen de él grandes Canoas, Baños, Arte-
sas y muchos utensilios. Creo que si se beneficiase este árbol y
se le hiciese descargar parte de su resina por los medios que a
otros, sería más labradero y por consiguiente de una conside-
rable utilidad, por ser el más freqüente de todos. Semejante a
Copey él, aunque no tan grandes, ni gruesos, son el Copey y el árbol
Higuillo. llamado Higo o Higuillo, tanto o más grande que el Mamey y
sin el vicio de la resina, mas no tan duro ni fuerte.
Jobo. El Jobo silvestre es madera bastantemente gruesa, aunque
Almácigos no muy larga de cañón. Los A lmácigos suben algo más, con pa-
Higüero. co menos espesor. El Higüero es semejante a los dos: porque to--
dos tres tienen los filamentos o textura de su madera algo es-
pongiosa y por consiguiente ligera y muy suave de labrar, de
que además del beneficio medicinal particular de cada uno, nos
servimos para muchos muebles y utensilios. El Higüero se pre-
fiere a todo otro árbol para las caxas de c~ches.
Cedros. Encuéntranse en muchas partes los Cedros de ambas espe-
cies; esto es, blanquizos y encarnados, tan excelentes como los
de la Isla de Cupa o Fernandina, aunque no con la misma abun-
dancia. Bien que los respectivos amos de los terrenos en que se
crían por sí, los harían abundar siempre que los animase el
interés. Pero sería interminable este tratado si hubiese de ha-
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 55

blar de todas las especies, calidades y servicios de sus maderas,


de las quales aun no conocemos el nombre, propriedades y esti-
mación de las que se dan en las montañas y bosques; mas no
omitiré decir que hay muchos a propósito para tablillas de te-
chumbres, barricas y toneles: bejucos y varas flexibles para ahra-
zaderas o arcos.
También abunda la Isla de otras maderas que podemos lla-
mar preciosas y exquisitas por la hermosura y variedad de sus
colores y por su consistencia. Tales son el Ebano, conocido Ebano.
generalmente: el Granadillo negro, fuerte y de mucho peso, el Granadillo.
Catey de las mismas calidades, aunque con algunas vetillas que Catey
lo agracian y estando bien bruñido ofrece una superficie seme-
jante a la concha del Carey, el palo llamado Nazareno por sus Nazareno.
vetas moradas, el de Tabaco, arbusto cuyos tallos o bastones Tabaco.
se aprecian mucho. No se encuentran largos, porque además
de no elevarse mucho, es naturalmente tortuoso; pero su color
variado de lindo negro y amarillo y lo terso de su superficie la-
brada, lo hacen tan apreciable como hermoso, de que comien-
zan a hacerse silletas, que exceden a todas en fortaleza y her-
mosura. Es abundantísimo, especialmente en la parte del S. El Guaconejo.
Guaconejo, el Cuerno de Buey y otras muchas son también va- Cuerno de
riadas y fuertes y algunas de ellas de bastante altura y espesor. Buey

CAPITULO VII

DE LAS PALMAS

Como la Palma no es propiamente madera, como se co-


nocerá en su descripción y por otra parte son muchas y muy
diferentes sus especies y sus utilidades, me ha parecido conve-
niente hablar de su género con separación. (65). Las de Dátil
no se encuentran al presente en la Isla por haberse dexado per-
der la semilla; pero se dieron muy bien y producían mucho,
como lo testifica Oviedo. Yo alcancé una antiquísima cerca del
(65) Véase R. M. Moscoso, Cotologus Plorae Domingensis (Catálogo
de la flora dominicana) New York, 1943; y Palmas dominicanas, C. T.,
1945; Y José Schiffino. Riqueza forestal dominicana. C. T., 1945. (ERD).
56 ANTONIO SÁNCHF.Z V ALVERDE

Corozo () Convento de Santa Clara. Otras hay más pequeñas, que llaman
Corojo. de Corojo, o Corozo, que levantan seis o siete brazas, con qua-
tro palmos, poco más o menos, de circunferencia, vestidas por
todo su exterior de unas espinas largas, negras, punzantes y
muy espesas. Producen éstas su fruto en racimos grandes de
tres quattas, más o menos, pendientes de un bástago. Cada una
de las frutas, que son perfectamente redondas, es del tamaño
de un melocotón regular. Cúbrela una película verde a modo
de pergamino, baxo de la qual se halla primeramente una
substancia resinosa del espesor de dos pesos duros. El ganado
bacmio, que engulle estos globos con muy poca masticación.,
digiere esta especie de carnosidad y arroja el resto de la fruta.
Porque lo que sigue es otra cobertura poco menos gruesa, pero
tan firme y consistente como el hueso del melocotón, pero de
color negro y se labran de ella al torno cuentas de rosario y
otras menudencias que sacan muy lindo tez y son apreciables,
a que dan vulgarmente el nombre de Collor. Dentro de esta
última textura está la almendra, de la figura y tamaño de ave-
llana grande, y aunque algo más dura para comer, es buen nu-
trimento, de mucho y delicado aceyte.
Cana, Yarey Otras Palmas hay, llamadas de Cana, de Yarey, de Guano,
y Guano. de cuya simiente pequeña se aprovechan algunas veces; pero de
sus hojas, palmas o pencas largas, de figura de abanico, se sa-
can muchas utilidades. De ellas enteras se cubren muchas uti-
lidades. De ellas enterás se cubren las casas y dura su cobija
(así se dice por allá), según el espesor que se le da, diez, doce
y veinte años. La de la caña es hermosísima a la vista. De los
dedos, o girones de estas pencas, se texen' sombreros, más es-
timables de unas que de otras. También se fabrican árganas,
o serones grandes, que es de lo que nos servimos para la con-
ducción de todos los frutos, mercaderías y cosas que han de
cargarse en cavalgaduras. Hácense tambi~n otros géneros de
cestos manuables, que allí se llaman Macutas, y en otras par-
tes de América, Abas, de los quales se sirven los criados para
llevar y traer quanto se necesita, como no sea cosa líquida. To-
das estas especies de Palmas y otras menos útiles son abundan-
tísimas en toda la Isla, con la diferencia que en unas prevale-
cen más que en otras, según las varias naturalezas del terreno.
Palmas. Pero la más abundante y que generalmente se entiende
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 57

con el nombre de Palma, crece o sube más que ningún árbol


conocido. Su duración es de siglos; porque aunque en la par-
te interior, o intestina es espongiosa, o casi hueca, tiene una
superficie que forma un cubo perfectamente redondo de quatro
dedos de espesor y de diez y doce palmos de circunferencia, tan
sólida, que solas las planchas de metal pueden ser más duras,
quando el árbol ha tomado su perfecta consistencia. El modo
regular de cortar este árbol es darle fuego por su raíz. Derriba-
do, se abre al hilo con cuñas de hierro a distancia de ocho o
diez dedos y da unos listones o tablas larquísimas. Estas se la-
bran quitando aquellos filamentos que ocupaban los intestinos
de la Palma, hasta reducir la tabla al espesor de un dedo, poco
más, en que tiene toda su solidez adelgazando o afilando las
partes laterales, para que caygan bien unas sobre otras en las
vestiduras de la armazón o paredes de las casas que se fabrican
con ellas y que a pesar de las continuas lluvias y ardientes so-
les, duran muchísimos años, y puede decirse que son perpetuas.
Para clavarlas es menester barrenar la tabla para que no se
hienda.
Fuera de esta grandísima utilidad, que sería más ventajosa
en la Europa si acá se conduxesen las tablas, da la Palma, de
que hablamos, su fruto que es el alimento con que tanto se
multiplican los Cerdos en toda la Isla. Cada mes produce un
racimo que pesa desde dos a quatro arrobas y más con un gra-
no o simiente del tamaño de la cereza. Al principio es verde
y a proporción que madura, pasa a ser amarillo y va goteando
o cayendo sobre la tierra (66). Críase hasta cierto tiempo en una
emboltura que llamamos Yaguacil y forma una especie de va-
sija que termina en dos puntas iguales, abierta por medio en
figura de naveta. Aprécianla los Cosecheros de tabaco para fo-
rrar y beneficiar los andullos o garrotes, de que se hace el Ta-

(66) Siempre he deseado que los Profesores de Botánica y los Médicos


hiciesen alto en este grano y experimentasen su virtud. Porque quando está
verde, hace su jugo una impresión particular en la piel y fibras del cerebro.
Untado en ellas causa ardor y picazón, y así se chasquean los nifíos unos a
otros, estregándose con la fruta, a la que llaman por esta razón alegra cogote.
Yo he procurado ver si en las otras partes del cuerpo hacia igual impre-
sión, y en ninguna se siente otra cosa que el fresco de su humedad. Aquella
correspondencia particular sohre el cerehro puede tener muchos efectos be·
néficos contra varias enfermedades que vician una de las partes más nobles
de nuestra máquina, si se apura con el estudio que merece.
58 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

pé. Su longitud es de tres a quatro pálmos y su diámetro cOlmo


de uno y medio a dos.
Da también la Palma cada Luna junto a su cogollo un
cortezón amarilluzco por dentro y ceniciento por defuera, el
qual en su mitad o espinazo tiene el espesor de un dedo y va
adelgazando hasta hacerse' como un pergamino ordinario en
las orillas laterales, que llaman Yagua, flexible, y de que se
hace mucho uso, principalmente para cubrir las casas: porque
su superficie exterior escurridiza y su textura lo hacen impe-
netrable a las lluvias, dándole un declive como el de los texa-
dos. Su longitud es de vara y media poco m~s o menos, según
la feracidad de los sitios: su latitud en la parte media, de dos
tercias, la qual en la parte superior se estrecha más y se dilata
en la inferior; pues aunque son más anchas estas Yaguas, se las
quita quatro o seis dedos de lo más débil en cada lado. De es-
tas tiras o listones se sacan los asideros para atarlas por de den-
tro. Este utilísimo árbol se encuentra en toda la Isla con mu-
chísima abundancia y los Estrangeros que carecen de él en las
inmediatas que ocupan, solicitan y pagan .a buen precio sus ta-
blas y cortezones o Yaguas. Omito la Palma del Coco, aunque
su fruta o nuez es apreciable, porque contribuiría poquísimo al
Comercio.

CAPITULO VIII

DE LOS VEGETABLES MAS PRECIOSOS

Comenzaremos a hablar de estas porducciones por la ca-


Caña. tIa dulce o de azúcar (.), sobre la qual convienen los primeros
Escritores en que es estraña de aquel suelo y del de toda la Amé-
rica. Oviedo (67) dice: que se llevó de las Canarias y comenzó
(") Véase el opúsculo de Juan José Sánchez Guerrero, La caña en San-
to Domingo, S. D. 1893. 87 pp. Y también Aportación de los Colonizado-
res españoles a la prosperidad de América, Madrid, 1929, publicado por el
Ministerio de Trabajo y Previsión. (ERD).
(67) Lic. 4, cap. 8. (A).-Antonio del Monte y Tejada, en Historia de
Santo Domingo, S. D., 1890, tomo 111, pp. 82-89, reproduce el citado cap.
8 del cronista Fernández de Oviedo. (ERD).
En Carlos V y sus Banqueros, Madrid. 1943, p. 321, de Ramón Carau-
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 59

a plantarse por curiosidad en los Jardines y Huertos: que des-


pués se dieron a su cultivo y fué tan rápida su multiplicación
que en menos de 25 años se contaban 20 ricos y poderosos in-
genios corrientes y molientes, y otros tres que estaban para mo-
ler en el mismo año, que era en el de 535. Llamábanse Ingenios
aquellos Molinos que corrían a impulso del agua, fuera de los
quales, dice el mismo Historiador, que había otros cinco de Ca-
ballos y muchos que se edificaban, de cuyos azúcares muy bue-
nos volvían las Naos cargadas a España y que con las espumas
y mieles que se perdían en la Isla o daban de gracia, podría
hacerse rica otra gran Provincia. Lo que hay más de maravillar

de, se ,dice que Colón trajo de las Canarias la caña de azúcar en su segun-
do viaje: que las plantaciones producían poco fruto en 1511: que en 1517
se recibió. dedicada al Cardenal Cisneros, una muestra de azúcar produ-
cido en la Española, y que "pronto se instalaron ingenios o molinos, de
fuerza hidráulica unos, y de tiro animal ótros, que. protegidos por la ad-
ministración se multiplicaron", y que de Santo Domingo pasó el cultivo a
Cuba, etc. Tocante a la protección de los ingenios, el dato informativo
de la época lo ofrece el licenciado Rodrigo de Figueroa en carta al Em-
perador de 6 de julio de 1520. "Las granjerías de los ingenios de acá y ca-
ñafístolos se multiplica~ cada día mucho: está puesto por obra de se ha-
cer cuarenta ingenios m,ís, y los más por obli~aciones, porque se les han da-
do indios, y a otros han prestado dineros de V. M. por tiempo de dos años.
V. M. debía enviar a mandar al Tesorero Pasamonte que sea liberaJ en
dar lo que se manda emprestar, que esto es lo que ha de resucitar esta Is-
la...... AGI, Patronato 174, No. 19. Y por lo que toca a la parte administra-
tiva de tal protección, por la import:mcia de la historia del cultivo de la
caña en Santo Domingo, se anotan las fechas de las obligaciones, los obli·
gados y dinero recibido por vía de préstamo de Real Hacienda, en virtud
de R. C. de 21 de agosto de 1521, "por la qual manda (el Emperador) que
de su Real Hazienda se den y presten a los vezmos y moradores desta isla
que tengan aparejo para hazer ingenios para socorro e ayuda de fazellos,
quatro mill e quinientos pesos de oro, tomando dellos syguridad que en
cierto tiempo lo volverán y pagarán a S. M......: 1 de diciembre de 1521, a
Hemando Gorjón 400 pesos de oro; .13 de diciembre de 1521, a Diego Ca-
ballero, 400 pesos de oro; 29 de abril de 1522, a Gonzalo de Guzmán. 400
pesos de oro; 27 de enero de 1523, al licenciado Antonio Serrano, 400 pe-
sos de oro; 3 de febrero de 1523, a Pedro de Valenzuela, 400 pesos de oro;
24 de abril de 1523, a remando de Carvajal, alcalde mayor de Santo Do-
mingo, 400 pesos de oro; 8 de junio de 1523, a Diego Franco, 200 pesos
de oro; 25 de abril de 1525, a Francisco Tostado, 400 pesos de oro. AGI,
Contratación 1050.
La protección a los ingenios se extendió a más, porque por R. C. de
Toledo, de 15 de enero de 1829, y por otra de Palencia, de 28 de septiem-
bre de 1530, y por otra de Valladolid, de 30 de marzo de 1557, se mandó
que los dueños de ingenios no fuesen ejecutados por sus deudas en nada
tocante o dependiente de los ingenios, tales como los mismos in~enios,
aperos de fál:¡rica y de labranzas, indios, azúcar, etc. .Y por ~umer?sas. pro·
rrogaciones temporales, durante muchas decenas de anos los mgemos mtro-
ducían en la Isla todo herraje y utensilio propio de la industria sin pa-,
gar ningunos derechos, desde 1540, a petición original de Diego Caballe-
ro, Procurador a Corte. (FCU).
60 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

(añade) de estas gruesas haciendas es, que en tiempo de mu-


chos de los que hoy vivimos y de los que a Santo Domingo pa-
saron desde 22 o 23 años acá, ningún Ingenio de éstos halla-
mos en esta tierra.
Después de esta época que señala Oviedo, se multiplicaron
mucho más aquellas Fábricas y creció el producto de los azúca-
res; de suerte que, no consumiéndose ya ni en aquella Isla, ni
en la matriz todos los que producía, se solicitó el permiso de
navegación a la Flandes y Payses Baxos, como refiere el Cro-
nista Herrera (68). Decayó este precioso ramo de riquezas, como
todos los demás, con la despoblación y nuevos descubrimientos.
En el día contamos 22 de alguna consideración (69). Este nú-

(68) Herrera, Dec. 4 cap. 6. (A) V. Historia General y Natural de In-


dias, lib. IV, cap. VIII, de Gonzalo Fernández de Oviedo, fuente clásica
del número de in~enios de su tiempo y sus propietarios, locación, calidad
e importancia de cada uno. "Los azúcares y cañafístolos se multiplican
mucho: ay más de quarenta yngenios de azúcar de agua empezados a hacer,
con obligación de hacerlos unos porque recibieron dineroli emprestados, y
otros, indios: muelen dellos ya tres, y otros tres de cavallos". (Carta de
Rodrigo de Figueroa de 18 de noviembre de 1520, A. G. l., Patronato 174,
ramo 19). Cabeza de un poder de 17 de febrero de 1553; "Sepan cuantos
esta carta de poder vieren, cómo nos don Cristóbal Colón, y el Secretario
Diego Caballero, y el Contador Alvaro Caballero, y Ruy Díaz Caballero, y
Juan Caballero Bazán, y Francisco Caballero, y Diego de Guzmán, y Bal-
tasar Garda, y Hernán Sánchez Alemán, y Tomás Justinián, y doña Inés
de Fuentes, viuda, mujer que fué de Antonio Meléndez, y Catalina Bláz-
quez, viuda, mujer que fuí de Francisco Tostado, difunto: y Hernando
de Hoyos, y Pedro Vázquez de Ayllón, y el licenciado Estévez, y Me1chor
de Torres, y Juan Sodorín, y Diego de Aguilar, y Gómez Hernández, y
Garda de Escalante, y Lope de Bardeci, y Martín Garda, mercader: todos
señores de ingenios, vecinos que somos desta muy noble y muy leal cib-
dad de Santo Domingo del Puerto de la Isla Española de las Indias del
Mar Océano, por nosotros y en nombre de los demás señores de ingenios
que con nosotros y cualquier de nos tiene compañia y parte en cualquier
ingenio " Poder dado a Juan de Vadillo, y en su lugar a Juan Rodrí-
guez, estante en Corte. AGI, Justicia, 983. (FCU).
(69) La enumeración de ingenios y trapiches alrededor de la Capital,
a que se refiere el autor, es ésta para 1780. Ingenios Engombe y Carelio
(dos) de don Lorenzo Angulo; Sabanabotana, de don José de la Vega; del
Pedregal, del coronel don Antonio Alvarez Barba; Parra, de don Nicolá$
Guridi; de San Cristóbal, de José Antonio Zárraga; de Nigua, de don Ca-
simiro Bello; de Camba abajo, de don Felipe Guridi; de Camba arriba, de
don José Frómesta; de Cumba, de doña Gregoria de Heredia; de La ¡a-
gua, de don Nicolás Guridi. Trapiches: El Lepo, de Francisca de Herrera;
Ingenio Nuevo, de Isabel de Mota; Costilla, de Juan Evangelista Hernández;
Padrón, del mismo Hernández; de Vera, de Juanela de Mota; San Antonio,
de Juan José Martínez; El Rosario, de Gregorio González; de la Guerrera,
de Fernando Bello; de Guajimla, de don Francisco Caballero; de Bondillo,
de don Francisco de los Reyes; de. Boca de Banl, de Cristóbal Soto.- Papel
suelto, procedente del Archivo de la Audiencia de Santo Domingo. en el Ar-
chivo Nacional, Habana. (FCU).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 61

mero se completa con uno que hay en Azua y otro en Santiago.


Digo de alguna consideración respecto de la extrema pobreza
de los otros. La fuerza de Negros de los 22 apenas llegará a 600,
que son los menos que cuenta un Molino de los medianos en-
tre los Franceses que muelen azúcar y mieles, y otros que llama-
mos Trapiches y sólo se ocupan en las mieles. Todo su pro-
ducto queda entre los habitantes y apenas se saca algún poco
para Puerto-Rico, y de tiempo en tiempo para Espaiía; por-
que los proprietarios carecen de Negros, de utensilios y faltan
las proporciones de Comercio. Los Franceses, que ocupan un
terreno muy inferior en calidad y extensión, hacen en el día
todo el Comercio, que diremos después, de este fruto por los
principios opuestos, que son la copia de Negros y franqueza pa-
ra la introducción de los aperos y extracción de los frutos.
El Café es otra planta estraña de aquel terreno, al qual la Caf~.
llevaron los Franceses; y ha sido tan a propósito para este gra-
no, que no hay parte de la Isla en que no se dé y produzca pro-
digiosamente (70). Es verdad que varía algo en la qualidad y
tamaiío, según lo más alto o baxo de la tierra y otras circuns-
tancias; pero siempre es bueno y en algunos terrenos tan ex-
celente como el de Moca (71). De sus cosechas anuales, que
son dos, hacen crecidos cargamentos nuestros vecinos, quando
nosotros sólo cogemos el que basta para un corto consumo que

(70) Por R. O. de 8 de junio de 1768 se ordenó al Gobernador de San-


to Domingo que informase si el cultivo del café podría perjudicar al culti-
vo del tabaco en la Isla y al de los azúcares en los terrenos y en la gente
que se ocupase en lo del café, y que enviase muestras del café que por en-
tonces se cogía en la Isla con expresión de los sitios y distancia en que se
cogía, porque el Rey quería extender a la Isla el cultivo de este grano, re'
levando de los derechos a los cosecheros por cinco aí'íos. En su respuesta,
de 10 de noviembre de 1768, Azlor expuso al Consejo de las Indias que la
siembra del café en la Isla era muy ventajosa, compatible con la caña, sin
poder transcender a la siembra del tabaco, por no hallarse en práctica ni
aún para su consumo, del cual se provee de la ciudad de Santo Domingo
a los lugares de la tierra adentro; solamente dos sujetos siembran café, y
aunque hay otros naturales dados a esta labor, pero son muy reducidos y
es poco lo que cosechan. Enviará las muestras en primera ocasión. (Hay
carta de Azlor, de 11 de febrero de 1770, avisando del envío de un barril
con muestras de café). AGI, Santo Domingo, 930, 973. (FCU).

(71) Diversas referencias de las plantaciones de café en la Isla, en Sa-


maná, pasado y porvenir, C. T., 1945, p. 27, 58, 128, 129, 149, 151, 165, 170,
194, 228. Véase, además, Reconocimiento agro-pecuario, en Chardón, ob.
cit. p. 153-345. (Trata del café, cacao, azúcar, tabaco, arroz, plátano, guineo,
frutas, industrias, etc.) (ERD).
62 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

hacen de él los Naturales por darse mucho más al chocolate.


Los Pueblos limítrofes con los Franceses, que se sirven más
del Café, sacan la mayor parte de las habitaciones estrangeras.
Algodón. Dase el A 19odón en Santo Domingo' naturalmente y sin
cultivo alguno, excelente, de varios colores; porque lo hay
blanco y de color de canela, más o menos subido, muy fino y
fácil de hilar. Produce sus cap1J.IIos todo el año y sembrado
una vez, crece, dura muchos años, engruesa y encepa, dando
abundantísima cosecha; con la particularidad de que en los
terrenos más áridos y pedriscos y en las mismas grietas o aber-
turas de las rocas viene por sí. Desde el principio del descu-
brimiento despreciamos este renglón y Oviedo se queja del po-
co ~aso que se hacía en su tiempo (72), pudiendo enriquecer
mucho nuestro Comercio, como nos lo están manifestando los
Estrangeros (73).

(72) El testimonio asumido de Femández de Oviedo es exacto en la


realidad de aquellos tiempos, porque el 10 de enero de 1572 los Oidores
Grajeda, Vera y Castillo (Audiencia entera) decían al Rey que para el re·
medio de la extrema necesidad de la Isla, convenía se hiciese una de estas
dos cosas: o mandar que cada uno sembrase en su heredad una parte de
algodón o genjibre, o que en España no se metiese por algún tiempo nin·
guna de estas dos cosas procedentes de reinos extraños. De esta consulta se
tomó pie, previo informe del Procurador de la Isla Diego de Encinas, para
la expedición de una R. C., dada en Madrid el 19 de enero de 1573, por la
que se pidió informe a la Audiencia sobre la cantidad de genjibre y algo-
dón que se cosechaba en la Isla en aquella sazón, para considerar si con·
venía conceder la exención de derechos que solicitaba Encinas, y aún se dió
otra, del Bosque de. Segovia, el 13 de julio de 1573, para que la Audiencia
favoreciese dichos dos cultivos y diese protección a su salida para los rei-
nos de España. Con todo, no hubo celo oficial y el cultivo del algodón ca'.
reció de importancia, como antes se desatendió una disposición real de 11
de marzo de 1563, que impuso a los Oidores que asistiesen con su protec-
ción a los cultivadores del arroz y del algodón, porque se hacían muy coro
tas remesas a Sevilla. AGI, Santo Domingo 60; 868, libro III: 899. (FCU).
(73) En su Historia de las Indias, libro X, cap. V, dice Oviedo: "Mu-
cho algodón hay salvaje tn esta Isla Española.... Pero como en esta isla no
se dan a lo labrar e cultivar, no se hace tanto como en el tiempo de los
indios, que tenían más cuydado deHo". En una carta del Rey, 1513, a Mi-
guel de Pasamonte, Tesorero de la Isla Española, le dió instrucciones de
comprar y de entregar a Pedrarias Dávila "quatrocientas camisas de algo-
dón de las que se fazen en Villanueva de Yaquimo.... Asi mismo comprareys
doze yeguas ensilladas y enfrenadas y un caballo.... Así mismo comprareys
quinientas bateas de servicio y dosientas de labar oro...,'· V. Serrano y Sanz,
Origenes de la dominación espa1iola en América. Madrid, 1918, pp.
CCCXXVII. (Nueva Biblioteca de Autores Españoles, volumen 25). En la
Biblioteca de Palacio, Madrid, hay el siguiente documento del ligIo XVIII,
acerca del algodón: Informe del Marqués del Real Tesoro a la Sociedad
Económica de Madrid, sobre precio de algodón en la Isla de Santo Domin·
go y costa de su traída al puerto de Cádiz, escrito hacia 1780. V. J. Do-
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 63

El Añil es una planta o arbusto que sube como unos qua- Añil o dig6.
tro o cinco pies sobre dos o tres bástagos, de que nacen otros
muchos casi orizontalmente adornados de una hojita semejaQ-
te a la de la Gabuba en tamaño y figura; pero de un verde cla-
ro muy vistoso, en que se distingue de otro arbusto, llamade'
Brusca, semejante en todo menos en el verde, que es más obs
curo. De las ojas de aquella planta, beneficiadas en pilas, don-
de se dexan corromper y se baten hasta hacer una masa, se
saca aquella pasta tan estimable para los Tintes a que damos
el nombre de Añil y los Franceses el de Indigo. A los principios
del descubrimiento se cultivó muy poco, y quando nos dimos
más a este ramo fué a los fines del siglo 16, en que se hicieron
considerables remesas a la Matriz (74). .Siguióse la despobla-
ción y decadencia y en el día sacan de ella muchos tesoros los
Franceses, quando a nosotros nos sirve de estorbo por su mu-
cha abundancia y profundas raíces, para emplearnos en otras
siembras.
El Tabaco es tan natural que nace por sí en todas partes Tabaco.
y alrededor de las mismas casas. Su hoja es más frondosa que
en ninguna parte de la América. Su calidad generalmente bue-
na en todos los sitios y en muchos tan superior como el de la
Isla de Cuba o Habana, de que se han hecho pruebas última-
mente en las ,Fábricas de Sevilla y se ha preferido para los Ci-
garros al de la misma Habana (75). Para el Son o Rapé es el

mínguez Bordona, Manuscritos de América. Madrid, 1935, p. 127, doc. 335·5.


El Marqués Joaquín Muñoz de Villena, (1709-1790) fué Director de la So·
ciedad Matritense. (ERD).
(74) La aseveración del autor, que a toda luz se refiere al producto ex-
traído de la planta, no parece bien ajustada a la entidad de las cosas en
los tiempos. V. Relaciones Históricas de Santo Domingo, vol. n, p. 310.
nota (7). Por R. C. de Valladolid, 8 de julio de 1558, se mandó al, Presi·
d,ente y Oidores que, como se tenía entendido que en la Isla Española lle
daba una yerba que hace el oficio del pastel para teñir la lana y el algo·
dón de azul, para acudir a la providencia de que el pastel no se importa.
se más de Francia, informasen si en la Isla se daba dicha yerba: si en can-
tidad bastante para la industria del tinte, qué yerba era, cómo se culti-
vaba, qué procedimiento usaban los indios para servirse de su tinte, o si
era cosa que se llevaba a la Isla, o si se daba en ella, naciendo en los
campos, y si era venenosa: y que con la información enviasen alguna can-
tidad para hacer experimento de ella. AGI, Santo Domingo 899. (FCU).
(75) El cultivo del tabaco en la Española tiene una corta historia muy
interesante. Dice un papel anónimo, al que de mano diferente se le puso
la indicación del año 1595: "Entre los vicios que estos indios tenían, hera
64 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

más excelente y los Andullos o Garrotes de nuestras cose-


chas son muy apreciados de los Franceses para este efecto. Has-
ta ahora poco, sólo se sembraba en los Partidos de Santiago y
Vega lo que bastaba para el consumo de la Isla y para llevar
por alto a las Colonias vecinas. Después que S.. M. ha dado fo-

uno muy malo que es tener unas ahumadas que llamaban tabaco, lo qual
hazian con el humo de cierta yerva de qualidad del veleño, aunque no
de aquella hechura y forma. Esta yerva es como quatro o cinco palmos de
alto, con unas ojas anchas, gruesas, blondas y vellosas. Los caciques y hom-
bres principales tenían unos palillos huecos del largo de un xeme, poco
más o menos, y como un dedo o menos de grueso, y estos cañutos tenían
dos cañones que respondían a uno, todo en una pieca, y los dos ponían
en las ventanas de las narizes, y el otro en el humo y yerva que ardía, y
así tomaban aquel humo una, o dos, o más vezes hasta que quedaban sin
sentido grande espacio, tendidos en tierra, beodos o adormidos de. grave
e pesado sueño, y a estos palillos con que tomaban este humo llamaban
tabaco y no a la yerva e sueño que les causaba, y esta yerva preciaban
mucho y la criaban para este efecto, y no solamente tenían por sano ha-
zer esto, pero por muy santa cosa. Algunos españoles tocados de la buba,
estando afligidos con dolores, tomaban este zahumerio, porque dezian que
estando así trasportados, aquel tiempo no sentían los dolores de la enfer-
medad: después lo han usado algunos negros quando cesan del trabajo y
dizen hazerlo para descansar". AGI, Patronato 18, ramo 13. Durante la
trata del contrabando que dió ocasión a la orden de la despoblación de
los pueblos de la banda del Norte de esta Isla, el cultivo del tabaco fué
muy fomentado para su trueque con los corsarios extranjeros, y fueron
muchos los conucos y estancias que hubo en el Cibao. (V. Relaciones his-
tóricas de Santo Domingo, vol. 11, pp. 166, 168, 181, 434); Y para obviar
tantas infracciones, por C. R. de San Lorenzo, 26 de agosto de 1606, dió-
se orden a los Gobernadores de Santo Domingo, Cuba, Margarita, Puerto
\Rico, Cumaná y Nueva Andalucía, para que prohibiesen el cultivo por
diez años. (Está publicada esta Cédula en Disposiciones complementarias
de las Leyes de Indias, Madrid, 1930, tomo 111, p. 323, con el núm. 836).
El Cabildo Catedral salió en defensa del cultivo por defensa propia,
y en un memorial al Rey de 17 de mayo de 1608. (AGI, Santo Domingo
94), expuso sus motivos, que el apoderado suyo en la Corte glosó en esta
representación al Consejo de Indias:
"Muy poderoso Señor:
El Deán y Cabildo de la Metropolitana de la Ciudad de Santo Domin-
go de la Isla Española dice: Que por otras peticiones ha significadd el
daño, pérdida y menoscabo que se sigue a vuestra Real HaCienda como
a la de los particulares de la dicha provincia y rentas de aquella Iglesia en
ejecutar la Real Cédula en que V. M. prohibe el trato y sementera del
tabaco que se siembra y coge en aquella provincia, por ser, como es, la
más pobre de todas las Indias, y pender, como pende, la mayor parte del
sustento y conservación de los vecinos de ella el trato de dicho tabaco,
y ser, como es, el sustento principal de los esclavos que tienen para su
servicio en ella, a quien si el dicho tabaco les faltase, no sería posible ase-
gurarse de ellos en habiendo seguridad de algún alzamiento o motín, por
lo cual, y para el provecho que, como dicho es, resulta a la Real Hacienda
de V. M. y bien común de toda aquella tierra, y no tener ni seguirse del
dicho trato y sementera ningún inconveniente pues todo lo que se siem-
bra y coge se trae a estos Reinos, sin tener salida para ninguna parte, que
por ser flojo y de menos fuerza que lo de Tierrafirme y otras partes, naide
lo apetece ni lo busca, y para que a V. A. le conste ser todo así lo sobre-
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 65

mento a este ramo, tomando- porción de él, se han animado al-


guno~ a su cultivo. Este tomará por consiguiente tanto incre-
mento, quanto vaya dándose de salida al Cosechero; y a pro-
porción se mejorará también el beneficio. Los Franceses, que
dicho, pide y suplica mande a D. Diego Gómez de Sandoval que va por
Presidente de Aquella Audiencia, informe, y siendo necesario y conve-
niente suspender la ejecución de la dicha Cédula, lo haga hasta dar cuen-
ta de todo a V. A., y provea lo que convenga, que en ello recibirá mer-
ced". AGI, Santo Domingo 24.
La resolución de Felipe 111 fué ésta: "Informe el Presidente sobre es-
to". AGI, ibidem. En cuyo cumplimiento se despachó R. C. de Vallado-
lid e! 2 de agosto de 1608 dirigida a la Audiencia, con expresión de razo-
nes al tenor de dicha representación, para que informara. AGI, Santo Do-
mingo 900, registro H6.
Hizose la informacion de! caso, y en carta de 12 de mayo de 1609 Gó-
mez de Sandoval expresó su parecer, diciendo que todos los vecinos lla-
mados a declarar "concuerdan en que convernía que V. M. mandase dar
licencia para que los naturales gozasen de este socorro, fundándose así en
lo que he dicho, como en que es bien para los pobres por la facilidad
y poca costa que tiene el victuarlo. El inconveniente que hallo es haber
mandado V. M. a esta Real Audiencia el año de 606 vea si converná que
los vecinos desta Isla tengan este trato, y si les pareciere que tiene incon-
venientes por los muchos enemigos que suelen acudir a esta costa a resca-
tar tabaco, lo prohiban, corno lo hicieron; por la misericordia de Dios
no hay imaginación de rescates. Esto es lo que he entendido...... AGI, Santo
Domingo 94. El mal quedó conjurado.
Por cartas de 2 de abril de 1721 y 17 de octubre de 1723, don Juan
López de Morla, Gobernador de las Armas de Santiago, pidió al Rey, para
remedio de! trato con franceses, entre otras cosas, la permisión y orden de
que entrasen en esta parte los molinos de tabaco, sumamente abundante
en el país, y que por la falta de caudales y de esclavos y gente para las
labores, se introdujesen negros, recibiéndolos a cambio de este fruto. AGI,
Santo Domingo 237,
El estanco del tabaco fué establecido en España por R. C. circular de
9 de mayo de 1634 y la explotación del negocio se dió a arrendatarios, pe-
ro los fraudes fueron tantos, sobre todo desde que el rapé se fabricó en
Sevilla desde 1670, ·que e! negocio se hizo pasar al de la Real Hacienda
e! 9 de abril de 1701, y por sucesivas Reales Cédulas se llevó el estanco
a mucha centralización de monopolio.
La abundancia y buena calidad de! tabaco de Cuba y la poca frecuen-
cia de barcos españoles en esta Isla mantenían mucha ignorancia sobre
la calidad del tabaco de Santo Domingo. En una propuesta de arbitrios,
el Capitán General don Alfonso de Castro y Mazo propuso al Rey el l~
de octubre de 1735:
"El segundo arbitrio más proporcionado por ahora de notable alivio a
estos vasallos y que los ha de estimular a sus mayores aumentos, consiste
en que V. M. mande reconocer la calidad del tabaco (que con ésta remito,
y se recoge con abundante rendimiento en esta Isla, y según aseguran di-
ferentes sujetos de la Habana que al presente se hallan en esta Capital a
dependencias y tienen haciendas de este fruto), es tan buena y mejor ca-
lidad. que el de aquella Isla y con la gran excusa de no tener aquí salida
este fruto, no se aplican a sembrarlo ni a beneficiar más que el preciso
para su propio consumo, del que se les pierde mucho por su excesivo ren-
dimiento: y es cierto que si por V. M. se dispone el que le carguen embar-
caciones que le transporten a la Europa, abundaría excesivamente, respec-
to de la suma fertilidad de la tierra y su buena disposición para este fru-
66 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

conocen la poca venta que tienen de este renglón los Coseche-


ros en nuestras Poblaciones y que una vez llevado a sus Colo-
nias, no les conviene sacarlo, les dan la ley sobre el precio y

to con especialidad. Sin dificultad se establecerá el estanco, dejando libre


el que se gaste en la misma vecindad, pues por falta de compradores está.
naturalmente estancado: y en estos términos se podrá comprar todo y re-
mitir por cuenta de V. M. Es así que como no hay quien le compre, no se
siembra más que el que se consume en la Isla, por lo cual no se puede
despachar embarcación a este puerto sin prevenir un año antes la venida,
y adelantar V. M. treinta o cuarenta mil pesos por el primer. año para
hacer asiento con los sembradores y para que, teniendo segura la compra,
se empeñen con fervor a la siembra de dicho fruto. En esto nunca pude
malograrse el caudal de V. M., puelO caso que no se lograse la idea (que
parece infalible) quedará el dinero en Cajas Reales". El mismo Goberna-
dor, después de referir sus juicios sobre la conducción del tabaco, via Ha-
bana o la Guaira, y de que la cosecha del segundo año, por ser mayor, da-
ría pie a providencias particulares sobre embarcaciones, dice: "El pri-
mer año no será necesario nombrar factor hasta experimentar el produc-
to de asegurar la planta de este comercio: pero yo me obligo a poner
persona de satisfacción que con mi intervención y la de Oficiales Reales,
recoja y ajuste los frutos que con muy pocos costos de V. M., a cuyo aho·
rro me aplicaré con desvelo, así por manifestar a V. M. mi leal celo, como
para beneficiar estos pobres vasallos e Isla. Hállome informado de los mis-
mos sujetos inteligentes de la Havana, que se hallan actualmente aquí,
que el valor del tabaco es el mismo que corre en aquella ciudad, de que
se sigue que si se sembrara con el esperanzado interés seguro de su saca
y venta, abaratará más que en aquella Isla, siendo así que los mismos me
aseguran ser de ígual calidad y alguno de excesiva, para cuya inspección
remito la muestra adjunta". AGI, Santo Domingo 262.
Tales fueron las bases del incremento que a poco andar de los años
tuvo el cultivo del tabaco, y fué don Francisco Rubio y Peñaranda, Capitán
General, quien dió los primeros pasos en virtud de real disposición, y el
26 de enero de 1752 escribió a don Fernando Pisón, Alcalde mayor y Go-
bernador de las Armas en Santiago que comprase "cinco cargas (que ha-
rán diez tercios) de a doce manojos cada una del superior que llaman de
Tienda: otras tantas de a 16 manojos del rescogido, y el mismo número
del de tripa con 20 manojos, que todos componen las diez cargas y los
treinta tercios que se piden de las distintas clases conocidas en esta Isla,
y cuidando Vmd. de elegir el más selecto".- AGI, Indiferente General 155.
Por Orden de 12 de Octubre de 1763 se comunicó al Gobernador Az-
lor la resolución real de crear en la Isla una Factoría de Tabacos, y por
otra de igual fecha se mandó al Virrey de México que situara "por aho-
ra" cada año 25.000 pesos. Una instrucción de 19 artículos, su fecha el
11 .de ?ctubre de 1763, regulaba el establecimiento de la Factoría y sus
atnbuclOnes para promover y acaparar la cuota de tabaco que se asignó
a Sa.nto Domingo, tabaco del Cibao, y sobre todo "en la jurisdicción de
Santiago y en todas las demás que puedan producir abundantes cosechas
de buenos tabacos para el mayor adelantamiento de la construcClón de
cigarros que ~e deben labrar en las Reales Fábricas de Sevilla", porque
por lo~ expenmentos hechos el tabaco de la Española es muy a propósito
para clgarro~. Fueron nombrados Factor de. esta comisión don José Cid de
la Paz, Temente de Factor y Sobrestante mayor de la Fábrica de Cigarros
de Sevilla, y Oficial interventor y contador don José Carranza entonces
oficial escribiente de las mismas fábricas sevillanas: el asiento de la Fac-
toría debía estar precisamel1te en la ciudad de Santo Domingo, donde ha-
bría de hacerse almacén: dichos oficiales procurarían que el Gobernador
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 67

les obligan a el más ínfimo, siendo tan alto el que ellos le dan
con la simple Fábrica del rapé. Si entre nosotros se hiciese es-
te o otro equivalente, hallarían su cuenta los Cosecheros, de-
xarían de llevarlo a los Estrangeros y perderían éstos mucho

convocase a los alcaldes y justicias de los pueblos para que informaran


el monto de las cosechas anuales, tierras de labor, precio a que se había
vendido el taba('o, adelantar socorros si convenía con algunos labradores,
etc., etc. Y continuando el negocio con algunos defectos, por R. O. de 22
de agosto de 1768, se le previene al Gobernador que se encarg3se a peritos
el efectuar las compras, por lo que el Gobernador Azlor hubo de recurrir,
según se le mandaba, al establecimiento de un primer Factor de Tabacos,
para hacer la compra con dos empleados subalternos en Santiago, y un se-
gundo Factor en Santo Domingo para recibirlo, con otros dos empleados,
y por sendos decretos de 2 de enero de 1770 nombró por primer Factor
a don Andrés de Lecanda, Guardalmacén, y por segundo a don José de la
Vega, Teniente de Caballería de Milicias arregladas, para la Capital, y a
don Francisco Antonio Velilla de Torres, por primer Factor en Santiago
de los Caballeros.
Ya en 1771 los parajes dedicados a este cultivo eran: Limonal, Licey,
Gurabo, Guazimal, Sabana Grande, Canea, Quinigua, Guayabal, Moca, la-
eagua, Egido, Papayo. Buenavista. El tabaco de Lieey era entonces el con-
siderado con superioridad a todos los demás de la clase superior.
El Superintendente Vicente Carrasco escribió al Marqués de la Co-
rona, su Jefe, Sevilla 22 de mayo de 1771: "Como estos peritos declaran
cuanto se puede apetecer sobre la bondad de la hoja de esta Isla, y la que
podrá adquirir si se le diera el beneficio de que carece a imitación del de
la Havana con el melazo, ahogado y prensa, no tengo yo qw~ añadir". Y
lo que el Fiel principal de la Fábrica, don Antonio Aguilar de Zela, decía,
fué: "Lo cierto es que esta Isla ha dado los primeros tabacos que vinie-
ron a España, y por haber tomado incremento el comercio de la Haba-
na, pasó a decadencia el de ésta, por estar a trasmano y que las flotas ya
no hacen arribo, ni refresco en ella, y sí en la de Puerto Rico; pero con-
tinuando el que vengan las remesas, como las dos anteriores, y dándoles a
sus tabacos los beneficios que van en las prevenciones, podrá desde luego
servir para una y otra materia, así en la construcción de cigarros como en
el polvo, respecto de venir manojos de hoja madura, anchas, de buen olor
y suficiente cuerpo, con la fragancia que tienen los de los mejores partidos
de la otra Isla. Y, en fin, de una hoja se han hecho cuarenta cigarros (co-
sa no vista) ".
Los peritos de Sevilla, sobre un cargamento de tabaco de Santo Do-
mingo, escribieron en uno de sus informes: "Nos ba parecido que de los
195 tercios de hoja de aquella Isla que últimamente se recibieron en estas
Fábricas y reconocimos, los de superior calidad pueden estimarse equiva-
lentes a la hoja regular del partido de Santiago de Govea de la Isla de la
Habana: los de mediana calidad a la hoja del partido de Cuba largo, y
los de endeble a la hoja del partido de Bayamo largo".
A consecuencia de la ejecución de los requisitos impuestos por la Real
Fábrica de Sevilla, los cosecheros se reunieron en Santiago de los Caballe-
ros el 10 de marzo de 1771, para representar la ruina a que se iba por no
corresponder el precio concertado del tabaco con la aplicación del proce-
dimiento de enmelarlo, y porque a todos era notorio pudrirse la hoja sua-
ve con el agua que se había mandado echar; y habiendo Solano comuni-
cado el caso, por R. O. de Aranjuez 23 de abril de 1773 se ordenó el au-
mento de 4 reales sobre cada una de las tres clases que se pagaban a razón
de 18, 16 Y 12 reales la arroba, pero imponiendo que el tabaco fuese de
68 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

en sus J<'ábricas, las quales sin alguna porción de nuestros an-


dullos son muy despreciables.
Cacao. El <Cacao es natural (76). Dase en muchas partes. Su almen-
dra es más aceytosa que la de la Provincia de Venezuela o Ca-
buena calidad "con la fragancia y requisitos que señalan los prácticos de
Sevilla".
Cuando parecia que este cultivo entraba ya en fase de gran extensión,
llegó la R. O. de 16 de septiembre de 1774, que prevenía la redu~ción de
la siembra del tabaco para la producción de solas 12.000 arrobas con las
enmiendas de su preparación prescritas en la misma orden y aunque el
Gobernador Solano representó en favor de los agricultores, por otra R. O.
de 27 de abril de 1775. se repitió por confirmación aquella tasa, hasta que,
por fin. por una tercera. dada en San Lorenzo el 17 de noviembre de 1778.
se permitió que. cumplidas las cargas de surtir las reales fábricas, pudie-
sen vender los cosecheros los tahacos sobrantes en la colonia francesa, pero
aquéllos "que por su baja calidad no son de recibo en las reales fábricas",
tomando por pago solamente dinero o negros: de que se dió aviso haherse
ejecutado en oficio de 24 de febrero de 1779.
En esta época se calculaba que en cada cosecha de cierto tahaco in-
ferior se sacaban de 1600 a 1700 andullos. por servir nada más que para
este efecto, de 4 a 5 libras cada uno: su precio regular en Santiago no era
mayor de ll;\; real fuerte: componían una carga 40 andullos, y cada an-
dullo puesto en Santo Domingo costaba y valía 2 reales de América, y la
libra pnesta en Cádiz se daha por nn real de vellon, dos cuartos y tres
mrs. El tabaco en hoja se componía: la carga de dos serones; el serón de
12 manojos; el manojo de !l manojitos, y el manojito de 3 ó 4 hojas" y
cuando la cosecha se hacia en sazón la carga pesaba 8 y hasta 9 arrobas,
que valía la arroha 12 pesos. El tabaco generalmente y según su clase co-
rría la escala de 24 a 13 pesos el quintal. AGI. Santo Domingo 1055.
Usáronse dos vías de conducción al almacen de la ciudad de Santo
Domingo: la terrestre. muy penosa, y la fluvial-marítima desde 1774. Véa-
se Sdnchez Ramírez, por Fr. Cipriano de Utrera, p. 118, nota 248. (FCU).
Hay interesantes detalles de la industria del tabaco en Preguntas que fe
han hecho a D. .fuan de Bocanegra, vecino de la Isla Española, por los Di-
rectores Generales de la Renta del Tabaco y respuestas de Bocanegra, 11
julio 1747, en Relaciones históricas de Santo Domingo, vol. IV. (ERD).

(76) La feracidad de esta isla que mantuvo lozanos los pies de esta
planta. aunque en estado silvestre, por largos años después de la despo-
blación de la banda del Norte, hizo creer a cuantos el alltor interrogó
sobre ello. que el cacao era natural en la Isla. Pero no lo era. El licenciado
Rodrigo de Ribero, Visitador de la Española, al rey. carta sin fccha (en
la Isla en 1583): "Las personas que vienen a esta Isla y ven la disposición
de la tierra. tienen por cierto que se daría clavo y pimienta como en la
India Oriental. si lo trajesen verde y no pasado por lejía () seco, para que
presto en la tierra naciese, sería, dándose en esta Isla. gran bien para el
seguro de las cosas en adelante. y excusar tan grande navegación. Tam-
bién dicen se daría en esta Isla cacao. como se da en el Perú. en Potosí,
Un vecino de esta ciudad hace diligencia para traerlo, lo que asimismo
habría mucho gasto de ello en estas Islas circunvecinas v en Nueva Espa-
ña y en las comarcas de Tierrafirme. a donde no llega lo que hay en el
Perú." AGI. Santo Domingo 73. Muy extensamente escribió el cronista
Oviedo sobre la planta del cacao, y el racionero hubo de ver, pues tanto
cita a aquél, que el cacao no era de las islas, sino de Tierrafirme.
Para los tiempos de la despoblación de la banda del Norte, y lUllchos
años después. el fruto del cacao no ofrece ocasión para ser mencionado
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 69

Tacas; y el gusto, si no excede, al menos no es inferior. El Cho-


colate más rico es el que se labra con la mezcla de los dos gra-
nos; esto es, de el de Caracas y el de Santo Domingo. Esta Isla
tiene sobre aquella Provincia la ventaja para los Cacaguales
de que su humedad y frescura la dispensan de regadíos, y en
Caracas es indispensable traer azequias para formar un Caca-
gual. Es verdad que las tormentas o uracanes en las cercanías
de la Capital, Costas del Sur y parte Oriental, son un azote fu-
rioso contra este género de Haciendas, aunque no por eso de-
xan de ser muy útiles y con ellas se han hecho y sostienen al-
gunos de los mejores caudales; pero en la Vega Real y partes
del Norte donde no se experimentan los uracanes, hubo anti-
gu.alillente crecidísimas plantaciones, de que se encuentran to-
davía dilatados bosques, confundidos con la maleza y otros ár-
boles (77).
La Bixa es un árbol como de dos brazas de alto, bien co- Bixa o
pado y frondoso. Da unos capullos a manera de los del Algodón; Achote.

en el ramo de lo comercial, y aún en el de la agricultura, y solamente por-


que desde que dejó de observarse lo dispuesto de no pasarse de la guar-
darraya, se hallaron plantas que sobreexistieron en parajes cultivados antes
de la despoblación, pudo creerse que se daba naturalmente en la Isla, si
ya no es que fuese tan corto lo hallado, que aún ello no fuese tan ant.iguo.
Luis Jerónimo de Alcocer, en su Relación de la Isla Española (Relaciones
Históricas.... vol. 1, p. 204), dice, significando un novísimo cultivo: "ya
se va cogiendo cacao que este año de 1650 dicen se abrá cojido seis mil
«cargas de a 75 libras cada una, y dicen es buen cacao, m~jor que el de
otras partes". Y que este aserto es de hecho verdadero se ve por el testi-
monio de don Manuel de Feix Tinoso, quien en carta de 6 de abril de
1659 decia sobre las calamidades de la Española: "Las arboledas .le ca<.:IO,
que de quince a diez y seis años a esta parte se sembraron, est;in perdidas
por no haber esclavos con que se beneficien". AGI, Santo Domingo 273.
y aún fué mayor su perdición en el año de las muchas calamidades de ló66,
pues una tormenta o ciclón destruyó casi todas las plantaciones ·Ie la Is-
la, y lo que quedó acabó de abatirlo un terremoto, segun estas palahras
del Gobernador Zayas Bazán, cartas de 6 y 8 de mayo de 1671: "Hace
tres aiíos que no se coge fruto ninguno en aquella (Isla) por haber suce-
dido un terremoto tan recio que arruinó todos los árboles de cacao y de-
más haciendas de los vecinos y la mayor parte de las viviendas de la
Ciudad". AGI, Santo Domingo 273.
Por R. C. de San Lorenzo de 20 de septiembre de 1720 se dió un Re-
glamento sobre los derechos que debían exigirse del cacao puesto en Cá-
diz procedente de América. AGI, Aud. de Caracas 534. Algo de este régi-
men hubo de tocar a Santo Domingo, sobre todo desde que se dió orden
a don Alfonso de Castro y Mazo para que fomentase (y lo practicó) Jos
cultivos de trigo en favor de la misma Isla, y de cacao para su remisión
a España, AGI, Santo Domingo 201. (FCU).

(77) V. R. Ciferri. Informe sobre la industria cacaotera de Sallto Do-


mingo. S. D., 1930; Y Stlldies on cacao. P. R., 1931. (ERD).
70 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

pero se juntan muchos y forman un ramillete. Dentro de cada


uno hay quatro casillas, en las quales se encierran los granos de
color roxo, o propiamente de sangre, que se estrahen con faci-
lidad y son algo pegajosos. De estos granos se hace una masa
a modo de ladrillos, que llaman Achote y los Franceses Rocou.
cuyo comercio en el siglo 16 fué utilísimo a la Isla y se hicieron
quantiosas siembras, de que duran los vestigios. Esta pasta ser-
vía y sirve, lo primero, para dar color y gusto a los manjares
y guisos, sin el picor del pimentón, que se le ha substituído, ni
el calor de la pimienta. Lo segundo, para hacer tintes; pues su
color es semejante, dice Oviedo (78),_ al del Almagre, aunque
más fino: y Herrera le compara con el Bermellón. Lo tercero,
para varios usos saludables y medicinales contra golpes y algu-
nos afectos del pecho. Los Fabricantes estrangeros conocen bien
este tinte y los Franceses sienten tener en Santo Domingo y otras
Colonias poquísima cosecha de Rocou, quando a nosotros se
nos pierde por defecto de comercio.
Gengibre. El Gengibre, dice el Historiador Herrera que le llevaron
los Portugueses de las Islas de los Molucos a nuestras Indias
Occidentales y que en la Isla Española se dió muy bien: y que
es una raíz como Rubia o Azafrán (79). No sé si es buena su
comparación; lo que es cierto es que fué tan bien recibido de
aquel suelo, que en poco tiempo se levantaron muchas labran-
zas de este género y se trahían gruesas cantidades a España,
fuera de lo mucho que se consumía en la Isla y otras circun-
vecinas. Su precio subió tanto, que hubo año que se remató
el quintal en la postura de Diezmos a quarenta pesos (80). Su
(78) Ovied. lib. 8, cap. 5. in fine, & cap. 6. (A)
(79) Herr. Dcc. 3 cap. II in fine. (A)
(80) Consta de Originales, que obran en el Archivo del Cabildo Ecle-
siástico. (A).- Los seliores de la Real Audiencia escribieron al rey el 24
de marzo de 1573: "Un hombre solo ha cogido este alio mil arrobas de
genjibre de setenta y cinco que sembró, y las torna a sembrar todas este
año sin vender una libra de él"; y pidieron que S. M. favoreciera este cul-
tivo. AGI, Santo Domingo 71. En realidad, ya se había puesto atención a
este fruto, pues se reconoce por R. C. de San Lorenzo 11 de marzo de
1563, que se encargaba a las autoridades de la Isla el mayor fomento del
genjibre, y como no se supiera la calidad del de esta Isla, se mandó hacer
remisión a España de dos cajones del mejor que se hallase. AGI, Santo
Domingo 868, reKistro libro 111, f. 5.
El introductor de este cultivo en la Isla fué Rodrigo Peláez. quien
en una información hecha a su petición elIde junio de 1577, introdujo
IDEA DEL VALbR DE LA ISLA ESPAÑOLA 7I

excelencia para el desayuno en lugares húmedos y su beneficio


para varios accidentes, especialmente para indigestiones, obs-
trucciones y otros vicios del estómago, son muy sabidos y cier-
tos. Hácese en el día poco uso de su virtud en las Boticas de
Europa, o porque ha dexado de traerse o porque los Pharma-
ceutas, que hallan mejor cuenta en componer drogas que en
vender simples, le han desacreditado.

esta pregunta (que es la 3"): "!ten, si es verdad que habrá trece años po-
co más o menos, que de un poco de genjibre verde que vino a esta ciudad
de la isla de Santomé en un navío de negros que vino a José Pedrálvarez,
que lo trujo Sebastíán Rodríguez, el dicho Rodrigo Peláez hubo como
tres onzas de él, e informándose cómo se sembraba, lo sembró en un arria-
te de su casa y, teniendo mucha cuenta y cuidado, haciendo muchas ex-
periencias en sembrallo, en que gastó mucho tiempo y cuidado, por per-
severar tanto tiempo, aunque muchas veces no se ac;ertaba y no se cogía
sino lo que se sembraba, vino a coger cantidad que lo pudo sembrar en
el campo y dar a otros que lo sembrasen, por lo cual, entre el dicho Ro-
drigo Peláez y otros vecinos, labradores del dicho genjibre en el año pa-
sado de mil y quinientos y setenta y seis se sembró más de tres mil arro-
bas, de las cuales se ha cogido este año de setenta y siete cantidad de seis
mil arrobas de genjibre seco y beneficiado, que en las naos que de próxi-
mo están de partida para España, y sólo el dicho Rodrigo Peláez envía en
ellas dos mil y quinientas arrobas, que valen en España a seis ducados,
poco más o menos, el arroba". AGI Santo Domingo 13. Era el intento de
dicho sujeto que se titulaba inventor del cultivo del genjibre en la Isla
que se le diese facultad para cargar navíos con genjibre fuera de ocasión
de flotas, y de cuya conveniencia o inconvenientes se pidió a la Audiencia
que informase, por R. C. de Badajoz 26 de mayo de 1.580. AGI, Santo
Domingo 899. ,
Tan preponderante fué de allí a poco este ramo que tocaron no po-
cos desórdenes que recayeron en daño de los esclavos por la improporción
del número de braceros con lo que se sembraba por cuenta de sus amos,
que hubo de aplicarse remedio por unas ordenanzas (no vistas) que dió
el Cabildo de la Ciudad: "E yo, dicho Baltasar López, escribano de Cáma-
ra susodicho, en cumplimiento de lo proveido por los Señores Presidente
y Oidores, doy fe que en el Cabildo que la Justicia y Regimiento de esta
dicha ciudad hicieron en veinte y un dias del mes de diciembre del año
pasado de mil y quinientos ochenta y seis hicieron y ordenaron cierta orde-
nanza, que en efecto mandaron no sembrase ningún labrador más can-
tidad de ochocientas arrobas de genjibre, en cierta forma y con ciertas
condiciones, la cual dicha ordenanza se suso referida fué confirmada por
los Señores Presidente y Oidore3 de est" Real Audiencia de S. M. y fué
apregonada por toda esta dicha ciudad: y por parte del dicho Rodrigo Pe-
láez fué suplicado, etc." AGI, Santo Domingo 80. Fué caso que Peláez pro-
bó tener los esclavos necesarios y convenientes para sembrar 1400 arrobas
y muchas más, y como no se satisfizo con aquella concesión, apeló al Con-
sejo de Indias, que le devolvió su asunto y que tornase a pedir en la
Audiencia para que ésta proveyese como conviniera. Después de 1638 ce-
san las citas documentales sobre el genjibre, como artículo de exportación.
(FCU).- Véanse diversas noticias de las numerosas plantaciones de gengi-
bre y de su exportación en Relaciones Históricas de Santo Domingo...., Vol.
n, p. 33, 45, 78, 83, 133, 166-168, 180, 181, 227, 374, 425-428, 437, 439, 441,
442. (ERD).
72 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

'TM. No puedo omitir, aunque muchos lo duden y otros no lo


crean, que en aquella Isla y dentro de la propia Capital se cría
naturalmente el verdadero y legítimo Thé. Yo le he visto, gus-
tado y experimentado sus efectos con noticia que tube de mi
padre. No falta por fortuna entre los mi9IIlos Señores Minis-
tros que han de ver esta Obra, alguno que tenga igual cono·
cimiento y experiencia y que le haya visto en todo el camino
que va de la Ciudad al Castillo de San GerÓnimo. Es verdad
que pocos le conocen sino es por una yerva pectoral, que en
cada parte tiene su nombre y el más común en la Capital es el
de Mur1igá. Estoy bien informado que en un cerro inmediato
a la Población de Monte Christi, viene por sí abundantísima-
mente y que los Franceses cargan quanto pueden al Guarico. Me
persuado que no sería despreciable a la Nación el cultivo de
un ramo que en el día es tan usual y que no carece de una vir-
tud benéfica bien decidida.
Para conclusión de este Capítulo sobre el Reyno vegeta-
ble, que sería interminable si hubiese de comprehender todas
las frutas, los árboles, las maderas útiles, las preciosas, natura-
les y trasplantadas y todas las raíces nutritivas y medicinales,
Nogal. no puedo dexar de advertir que entre los árboles que se han
pasado en silencio deben contarse lo primero los Nogales, de
que abundan algunas partes de la Isla, como el hato llamado
Hay ti de Roxas (81), jurisdicción de Bayaguana, de donde se
me ha conducido porción de la fruta. De ellos habla Oviedo,
Jagllas. lib. 9. cap. 3. Lo segundo, los ]aguas, de cuya fruta dice el
mismo (82), que es rica de comer: la agua clarísima que de ella
se exprime dá tinte, tanto o más negro que el azabache y es ad-
mirable baño contra el cansancio porque fortalece y aprieta las
carnes. Es árbol hermoso, alto y derecho como el Fresno. Há-
cense de él lanzas tan luengas y gruesas como se quieren. Es
más pesado que el Fresno y de linda tez y color entre pardo y
Jaguey. leonado. Lo tercero, que de las cortezas de la Jagua, del Jagüey,
Hallón. del Hanón, de la Emajagua y otros árboles altos. se sacan unos
Emajagua. listones de arriba abaxo larguísimos, con los quales se fabrican

(81) Véase Actos relativos al deslinde de los terrenos del hato Haiti de
Rojas y de los de la Sierra del AglUl, noviembre 1770, en Archivo Real de
Bayaguana, Libro No. 11, doc. 97, en A. G. de la N. (ERD).

(82) Oviedo, lib. 8, c:ap. 5. (A)


IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 73

cordages y sogas para todo uso y servicio, ahorrando por este


medio las de cáñamo, cahuya, esparto y correas de cuero.

CAPITULO IX

DE LAS PRODUCCIONES MINERALES O FOSILES

A proporclOn de la abundancia con que se explicó natu-


raleza en las producciones vegetables de nuestra Isla, se mostró
también en ella pródiga de sus riquezas metálicas o fósiles, que
son, según los Naturalistas, otra especie de árboles subterrá-
neos, con raíces, troncos y ramas. Dar razón de todos los géne-
ros minerales que hay en Santo Domingo, e indicar sus lugares
es imposible porque muchos no se han descubierto y aún se ha
perdido la memoria de otros que se trabajaron al principio.
La Isla tiene todavía sierras y bosques por donde sólo han pe-
netrado Monteros o Negros fugitivos y montañas, que sin teme-
ridad podrá decirse que jamás han sido pisadas de planta hu-
mana; por consiguiente, hay mucho que descubrir tanto en el
ramo vegetable como en el metálico. El Padre Charlevoix no
duda afirmar que en esta línea tiene la Isla de quantas especies
de fósiles produce la Naturaleza, todos los quales deben au-
mentar su valor (83).
Pero como la codicia humana prefiere ciertas especies y Oro.
yo no he de hablar sino de cosas conocidas y ciertas, diré en
este punto lo que afipma el citado Charlevoix (84), que no hay
Isla en el mundo donde se hayan encontrado tan bellas y tan
ricas minas de oro. Determinadamente tenemos allí las Minas
de la Buena Ventura, a ocho leguas de la Capital, cerca de la
antigua Población del Bonao, donde se encontró el singular gra-
no que refieren nuestros Escritores, especialmente Oviedo (85),
(83) V. Recursos minerales, en Chardón, oh. cit. p. 10-149. (Incluye
minerales no metálicos: mármol, petróleo, sal, yeso, lignita) Otros deta-
lles de las minas de la Isla en Relaciones Históricas de Santo Domingo....
vol. l. (ERD).
(84) Lib. I. Verbo minieres, & carrieres. (A)

(85) Lib. 3, cap. 9. (A)


74 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

del qual dice que pesaba 3600 pesos de oro, fuera de otros de
estraña grandeza, aunque inferiores a la de aquél. En este sitio
continúan todavía muchos pobres en el parage que llaman
Santa Rosa, oro, cuyo quilate pasa de los 23 y Y2' En el
Contraste de esta Corte se preguntó el año de 64 de dónde era
el de unas hevillas que se llevaron a pesar y aseguraron que
jamás habían visto otro tan excelente (86). Algunos han pen-
sado que viene de criaderos superficiales; pero se engañan. Las
aguas traen al río estos granos, que se desprenden de la gran
Mina trabajada a los principios, cuyo socabón derrumbado se
vé todavía y se han sacado herr31mientas por el Presbítero Don
Jacobo Cienfuegos y otros que el año de 750 quisieron benefi-
ciarla; y por la muerte de aquel Eclesiástico, que se tenía por
inteligente, la abandonaron los demás.
(86) No se ha dado con la certeza de tal acaecido, pero en su lugar,
'! con mayor fuerza que la del simple enuncio del autor, se reproduce
aquí la siguiente certificación:
"Don José Garda Caballero, ensayador y marcador mayor de los Rei-
nos de Castilla. Certifico haber ensayado una porción pequeña de pepitas
de oro que se han lavado y recogido en el rio Yaque, en el paraje que lla-
man Santiago, en la Isla de Santo Domingo, el cual tiene de ley veinte y
dos quilates, un grano y un cuarto de grano. Asimismo, otra corta porción
de oro lavado en el paraje que llaman la Buenaventura, el cual tiene de
ley los mismos veinte y dos quilates, un grano y un· cuarto que el ante-
cedente: los cuales lavaderos, si son abundantes de este metal, siendo como
son de leyes tan subidas, prometen mucha riqueza, y no se duda que en
otros parajes de aquella Isla se descubran otras minas y lavaderos de la
misma calidad: y que si se descubriesen los criaderos originales de dicho
oro, sería una nueva riqueza, además de las que contie\len los Reinos del
Perú y Nueva España. Y no se puede dudar que si dicho oro lavado vi-
niera fundido en rieles o tejos, tuviera más ley por lo que el fuego pu-
rifica en la fundición.
Asimismo ensayé unos granos de cobre para saber si contenían alguna
porción de oro, o de plata, y al presente no se encuentra otra cosa que co-
bre puro. Pero en su género es muy fino y a propósito para labrar de él
cualesquiera obras de caldereros y otros instrumentos de martillo, sin que
contenga algunos medios minerales de azufre, arsénico, que lo pongan
frangible o quebradizo, como de ordinario sucede con otros cobres que
vienen de la Habana, (Santiago de) Cuba y otros parajes de las Indias que
necesitan de particular refinación.
He reconocido con particular cuidado la piedra minera], la cual al
presente no tiene más señal que el cardenillo, propia marca de las minas
de cobre, y se conoce ser piedra superficial y venteada del tiempo y que
sirve de caja a la mina en que estaba. Pero el quijo sobre que arma es
muy propio criadero de metales ricos, y que si se trabaja y profunda con
valor hasta ponerla en segunda y tercera humedad, no se duda será muy
abundante y de gran provecho, especialmente si la veta fuere caudalosa de
metales, esto es, si fuere ancha y de mucha saca de metales.
Esto es lo que siento, salvo etc. Madrid 26 de marzo de 1736.- (f)
José García Caballero". AGI, Santo Domingo 246. (FCU).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 75

De esas Minas dice el citado Charlevoix (87): "Que habien-


do tenido Colomb noticia por algunos Caciques particulares
que en cierta parte del Sur había abundantísimas Minas de
oro; quiso antes de su partida aclarar la verdad y envió allá a
Francisco Garay y Miguel Díaz con buena escolta, a la qual die-
ron sus guías los Caciques. Garay y Díaz se hicieron conducir
hasta el río Hayna en que les habían dicho que descargaban
muchos arroyos cantidad de oro con sus aguas. Hallaron que
era cierto; y habiendo hecho cabar la tierra en varias partes,
vieron en todas cantidad de granos de oro, cuyas muestras lle-
varon al Almirante. Colomb dió luego orden de levantar allí
una Fortaleza con el nombre de San Christobal, que se dió des-
pués a las Minas que se labraron en las cercanías y de donde
se han sacado inmensos tesoros". (88).
El Pueblo de Cotuy, que está más arriba ácia el Norte, se
llamó antiguamente de los Mineros (89), porque en su territo-
rio hay y se trabajaban entonces muchas y ricas Minas de oro.
En la Sierra que llaman Maymón, por un arroyo de este nom-
bre, se ha labrado en nuestros días una, abundantísima de co-

(87) Charlev. lib. 3 (A).

(88) V. referencia de las Minas de San Cristóbal, artículos, nomina de


concesiones para su explotación, etc. en San Cristóbal de anta/lo, C. T.,
1946. (ERD).

(89) El 6 de junio de 1533 los vecinos del Cotuí promovieron una


información al intento de conseguir la confirmación del título de villa
que los PP. Jerónimos le habían dado al independizar este lugar del Ca-
bildo o Concejo de la Buenaventura. Pregunta que ajusta la exactitUd
del aserto de Sánchez Valverde: "Iten, si saben cómo puede haber dos años
y medio que el obispo don Sebastián Ramírez, Presidente de la Audien-
cia Real de S. M., viniendo visitando esta Isla, vino a esta villa, e visto
el sitio e asiento de ella, e la mucha riqueza de oro que de los campos
junto a ella se ha sacado e lo que se podría sacar habiendo posibilidad, e
vista la necesidad e costas que los vecinos tenían, los conmovió a que se
hiciese una compañia.... AGI, Santo Domingo 9.- Prenda de lo que puso
uno de los socios: "Alvaro de Castro, canónigo tesorero de la Catedral, al
Emperador el 25 de septiembre de 1522, pretendiendo licencia para vol-
verse a España, escribió enumerando méritos: "Suplico a V. M. que en
pago.... , y de la industria que he dado al coger del oro en las minas de
Cibao y de la Compañia que agora ultimamente, yendo la tierra adentro
a visitar con el Obispo y Presidente, yo hice y asenté y concerté en la villa
del Cotuí para coger oro con sesenta negros en los cerros de la Cruz y de la
Magdalena, y de un camino que ha pocos dias que por mi industria y
trabajo se abrió muy claro, llano y poblado, por el cual se puede andar
la mayor parte de la Isla sin temor de Enriquillo ni de Tamayo, otro- in-
dio, ni negro alguno....'· AGI, Santo Domingo 94. (FeU).
76 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

bre; tan excelente, que se asegura tener un ocho por ciento de


oro, refinando el metal. No lejos de ésta hay otra Sierra que
llaman de la Esmeralda, por lo que contiene de esta preciosa
piedra.
Las famosas Minas de Gibao, grandes por la abundancia.
y ricas por los quilates de su oro, son conocidas desde el prin-
cipio del descubrimiento de las Indias y el primer oro que pre-
sentó a los Reyes Católicos el Almirante se sacó de ellas. Há-
llanse estas Minas por la parte del Norte de la Isla, junto a un
río, que unos llaman ]ánico y otros GibaD, las quales dieron
en los primeros años mucho oro sin más beneficio que el de la
fundición. Las Sierras que dividen el sitio de Gonstanza, que
está en jurisdicción de la Vega y es actualmente de Don Mel-
chor Suriél, de las quales hablamos arriba, se han reconocido
ser todas mineras de oro: tan abundante que, expeliéndolo la
tierra de sus senos, corre en arenas y granos por quantas que-
bradas, arroyos y riachuelos descienden de ellas. A dos días de
distancia de la Ciudad de Santiago, en un sitio que llaman
las Mesitas, en las cabezadas de Río Verde y en todas aquellas
inmediaciones, se lavó y cogió antiguamente mucho oro super-
ficial y viene de copiosísimos minerales que no se han recono-
cido.
Copiaré aquí el Testimonio del Padre Charlevoix (90):
"Mr. Butet confirma lo que he dicho ya muchas veces, que el
río Yaque lleva entre sus arenas cantidad de granos de un oro
purísimo. El añade que en 1708 se encontró uno que pesaba
nueve onzas y se vendió en 140 pesos a un Capitán Inglés. De
ordinario son del tamaño de la cabeza de un alfiler aplanada
o de una lenteja muy delgada.... También dice Mr. Butet que
un Mulato le mostró un plato de finísima plata hecho de dos
pedazos de una Mina, que Se ha encontrado en una de las
montañas de Puerto de Plata; que por lo general todo el País
de Santiago está lleno de abundantísimas minas de Oro, de
Plata y de Cobre; que supo por un Vecino de esta Ciudad, lla-
mado Juan de Burgos, que sobre las márgenes de un riachuelo
nombrado Río verde, había una mina de Oro cuya beta princi-

(90) Lib. 12. V. Richeses de ce quartier. (A).- Refiérese a M. Butet,


autor de unas Memorias, relativas a la Isla. utilizadas por el geógrafo fran-
cés Am'iIle en su Carte de l'lsle de Saint-Damingue, de 1730. (ERD).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 77

pal, en que había trabajado, era de tres pulgadas de circun-


ferencia, de un Oro muy puro, macizo y sin la menor mezcla
de materia estraña. Que Río verde lleva una prodigiosa canti-
dad de granos de Oro mezclados con sus arenas. Que Don Fran-
ósco de Luna, Alcalde de la Vega, habiendo sabido que los
Españoles habían abierto muchas Minas a lo largo de este arro-
yuelo, pasó a visitarlas y quiso apoderarse de ellas a nombre
del Rey; pero que habiendo hecho resistencia los Propietarios,
dió cuenta a España, de donde se despachó Orden al Presiden-
te de Santo Domingo para que hiciese cegar todas las Minas de
la Isla, la que cumplió con todo rigor".
A la vanda del Sur están las fertilísimas Minas de Gua-
ba (91) y el Cerro llamado el Rubio, que puede llamarse de
Oro. En éstas se han enriqueódo algunos clandestinamente con
sólo su trabajo y el de algún Negro, por no ser descubiertos,
sin tener la pericia ni los utensilios necesarios. ¡Tanta es la
abundancia del metal! Quando digo a la parte del Sur, se en-
tiende hablando de la Gran Cordillera que corre de Este a
Oeste; pero el terreno de Guaba es bien conocido y está en lo
más interior de la Isla, y es casi el ombligo de ella.
En las Sierras del Maniel o de Baoruco a la Costa del Sur,
J

entre la Bahía de Neyba y Río Pedemales que son eminentí-


J

simas y de un temperamento excelente, se ha cogido mucho Oro


granado; y sus arroyos y quebradas llevan gran cantidad de
pajas y arenas de este precioso metal. Ignórase quantas rique-
zas encierren estas Serranías porque jamás se han habitado y
sólo han servido para asilo de Negros fugitivos. Lo mismo su-
cede en los arroyos de Macabón y otros, en jurisdicción de San-
tiago, que vienen al Yaque por las Sierras de uno y otro lado,
(91) El 21 de enero de 1599 se pagó 30 ducados de a 11 reales (11.220
mrs.) a Juan López de Silva, minero, que habia ido con el Depositario Ge-
neral Baltasar de Figueroa "a ver las nuevas minas descubiertas en el va-
lle de Guaba, ochenta leguas de esta ciudad, a hazer cates y ensayos como
tal minero". AGI, Contaduría 1055.- Debió ser haberse hallado diferen-
tes venas que en otro tiempo se conocieran y trabajaran, porque en carta
de los Oidores Zuazo e Infante al Emperador, de 27 de mayo de 1532, se
enumeran las cuadrillas de soldados enviados a varias partes del interior
para tener a raya a los indios alzados: "La otra (cuadrilla) en Puerto Real,
que es asimismo puerto de mar y está en la otra banda de la Isla y muy
lejos de otra población y a donde a la continua han hecho daño los ci-
marrones, y también porque en la comarca de esta villa hay las ricas mi-
nas de Guahaba, para asegurar las cuadrillas que allí cogen oro". AGI,
Santo Domingo 49. (FCU).
78 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

todos los quales llevan Oro que baxa de aquellas alturas y has-
ta ahora no se han reconocido y sólo se han aprovechado de
las más visibles algunos Particulares ocultamente.
Plata. N i es sólo este metal .el que se da con abundancia en la
Isla; hállanse también muchas minas de Plata, una de las cua-
les, que se labró y fundió antiguamente, está un día de cami-
no de la Vega en el sitio de Gambacoá (92). Doce leguas de
Santiago a la parte del Norte, en el arroyo del Obispo y en el
llamado Piedras, como también en Puerto de Plata en el circui-
to de seis a ocho leguas, se encuentran muchas Minas del pro-
pio metal, que de orden de Roque Galindo, Alcalde Mayor de
Santiago (93), se ensayó y fundió a fines del siglo pasado. En la
parte del Poniente, en los sitios llamados Tanci) hay tanta abun-

(iJ2) Es Jarabacoa, a orillas del Vaque. 1"lIeron descubiertas las minas


de plata de Jarabacoa por el alguacil mayor de la Audiencia don Juan
}o'rancisco Rojas. Tres sujetos hubo de este nombre y apellido, desde 1557
a 1598; abuelo, padre, hijo. Del primero hay recuerdo que, habiendo sa-
lido para Espaiia en la flota de 1561, los marineros del barco impidieron
a los pasajeros tomar las espadas contra franceses que abordaron el barco, y
Rojas perdió en esta ocasión una arqueta llena de oro y joyas: hizo en
Espaiia que se procesara al maestre del barco. AGI, Justicia 997.- (~uien
halló las minas fué el segundo poco antes o durante el tiempo del Go-
bernador Ovalle, y que, secundado por un Santa Cruz de Cárcamo. ex-
perimentado en la Nueva EspaJ1a, consiguió sacar dos onzas y media por
quintal de piedra, en frase de Ovalle al rey, carta de 16 de junio de 1584.
AGI, Santo Domingo 84.- El hijo, o tercero de nombre. hizo relación al
rey de haber descubierto un nuevo método para beneficiar plata y pidió
privilegio por 30 aiios para practicar él solamente el método de su in-
vención, y por R. C. de San Lorenzo de 1 de noviembre de 1597. se orde-
nó a la Audiencia que llamase al sujeto y se le pidiera explicación sobre
los procedimientos que fuel'an congruentes con el método expuesto, re-
producido en la R. C., Y que si la cosa tenía posibilidad, se le diese li-
cencia por tres aiios para que pasase a la Corte al propósito de habilitar
sus propuestas, dejando sustituto en el cargo que ocupaba. AGI, 868. IV,
I. 13.-El 9 de mayo de 1598 Jerónimo Peláez devolvió a las Cajas Reales
27 arrobas de azogue, "que el susodicho entregó que le avia sobrado del
que se le avió para el veneficio de plata que sacaba en las minas de fara-
bacoa, por haber cesado la dicba labor". Otros beneficiarios hicieron pa-
recidas devoluciones. AGI, Santo Domingo 1055.- El Gobernador Vitrián,
en carta de 8 de octubre de 1636, escribió: "A más de esta mina (del Ca-
ho de San Nicolás), hay otra que se llama de farabacoa, que, por ser su
amo de poco caudal y haber falta de gente, no se pasó adelante en ella".
AGI, Santo Domingo 8r;. (FCU).

(93) Don Juan Duque de Estrada fué nombrado Alcalde Mayor de la


tierra adentro el 3 de agosto de 1660: no acudió a recoger el documento,
y el 5 de mayo de 1662 se publicó el decreto de habérsele dado sucesor en
don Roque Galinda. AGI, Santo Domingo 2.- El 20 de diciembre de 1666
diósele título de Alcalde mavor a don José de Yarza, sucesor de Galindo.
AGI, Santo Domingo 940. (FCU).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 79

dancia del proprio metal que se ha creído aquel parage más


rico que el Potosí. En Yásica, doce leguas de Santiago, a la ori-
lla del río, hay otro Cerro de Plata.
En las riberas de Jayna, en la estancia de Gamboa y Gua·
yabal, que es hoy de Don Casimiro Bello (94), hay otra riquí-
sima mina de Plata que se empezó a labrar antiguamente, y por
haberse derrumbado y cogido 18 Esclavos, se dexó en aquel es-
tado. En el mismo sitio, entre los hatos que se llamaron la Cruz
y San Miguel, se encuentra otra.
Yendo de Santo Domingo a Higüey, en territorio del Se)'·
bOJ en unos cerros que se ofrecen al camino Real, se ha ensa·
yado una mina de Estaño con Plata, que en más profundidad
será más rica. En términos de la misma Villa de Higüey hay
otra muy abundante que trabajaron los Indios.
En Sierra Prieta, a siete u ocho leguas de la Ciudad, hay Hierro.
una gran mina de Hierro, y no se duda que en sus espesuras y
maleza se encuentran otros metales. Siguiendo las mismas Se-
rranías acia el Cotuy se halla el propio metal de la mejor ca-
lidad, con la facilidad de navegarlo por el Yuna.
El Azogue se encuentra en muchas partes, principalmen- Azogue.
te en Yaque arriba, jurisdicción de Santiago; y lo hay también
a poca distancia de las minas de Oro de Cibao. En la jurisdic-
ción de Santo Domingo, pasado el río Jayna por el camino Real
que va a San Christoval, a mano derecha, en el sitio que lla-
man Valsequillo, hay una Sierra pelada, que es mineral de
Azogue.
En las Minas del Cobre de Maymón se coge un excelente Azul.
Azul y una especie de Greda o Jaboncillo veteado, de que se Jaboncillo.
sirven los Pintores con preferencia al bol para dorar. Junto a
esta Mina están dos de Piedra Imán. Imán.
En fin, el Jaspe de todos colores, el Pórfido, el Alabastro Jaspe.
y otras piedras excelentes son producciones freqüentísimas de Pórfido.
Alabastro.
la Isla, como también los Diamantes en los muchos pedernales Diamantes.
que se hallan en la jurisdicción de San Juan, Bánica y Guaba. Yeso.
El Yeso en Baní, Puerto de Plata y Neyba. El Talco en jurig- Talco.

(94) Casimiro Bello, dominicano, hacendado; casó con Damiana Sán-


chez; su partida de defunción, en Catedral, al 10 de agosto de 1800.
Véase CUa, núm. 71-73, p. 87, Estirpe Bello, por Carlos Larrazábal Blan·
co. (FCU).
80 ANTONIO SÁNGHEZ VALVERDE

dicción de Azua y otras partes. Fuera de las Salinas de sus Cos-


Sal dc picdr¡] tas, hay el gran Cerro de Sal en Neyba (95), que sobre ser bue-
na para el uso y muchas medicinas, tiene la particularidad de
que la escabación que se hace un año, se rellena a poco tiempo.
Vuelvo a decir que en el género fósil tiene quanto produce
naturaleza de más apreciable y útil y que aun resta que descu-
brir por defecto de industria y de interés.
Concluiremos lo perteneciente a este ramo mineral con dos
testimonios. El primero, de Don Juan Nieto y Balcárcel que,
de Real Orden expedida en 13 de Agosto de 1694, pasó a reco-
nocer las Minas de aquella Isla (96); y después de indicar mu-

(95) Este cerro de sal fué conocido desde muy antiguo, pero su explo-
tación no tuvo uso corriente, por las salinas de Puerto Hermoso. Cuando
en 1683 la Junta de Guerra del Consejo de Indias quiso poner en planta
la construcción de dos bergantines en Santo Domingo para la defensa de
sus costas, y que entretanto el navío Santa Rosa hiciese su estación de vi-
gilancia, por hacer el menor gasto posible a los vecinos de la Isla, se acep-
tó para acudir a aquellos gastos "lo que produjere el arbitrio propuesto
por la Ciudad de Santo Domingo de una sierra de sal de piedra que hay
en el Valle de Neiba, y lo que importaren las presas que se hicieren" a
corsarios, pero que para reconocel'SC la eficiencia de este arbitrio se le
ordenase al Presidente informase qué rendiría cada año aquella sierra de
sal. El rey admitió la propuesta el 17 de julio de 1685. AGI, Santo Do-
mingo 3. (FCU).
(90) Un siglo, nada menos, transcurrió desde que los scñores del Ca-
bildo secular de Santo Domingo escribieron al rey (18 de febrero de 1594),
porque las minas de plata iban mejorando, que enviase de la Nueva Es-
paña "ocho o diez indios que sean muy diestros en descubrir y conocer
las vetas de plata y labralla". (AGI, Santo Domingo 73), hasta que llegó
un experto en la materia, Juan Nieto Valcárcel, que fué indio en la elec·
ción del país donde quiso desarrollar sus actividades y nada de provecho
pudo hacer, salvo que escribió un informe de los yacimientos de minera-
les (copia del mismo hecha en 1744, y otra en 1810. AGI, Santo Domingo
961, 1045, de cuyo contenido se sirvió el Dr. Américo Lugo, Clío, No. 39,
p. 8 Y siguientes). Nieto Valcárcel escribió un memorial al Consejo de In-
dias para que se le diese licencia de ir a la Isla Española a beneficiar minas
de oro, plata, azogue, etc., y el 8 de enero de 1694 se remitió su escrito
al Oidor del Consejo don Juan de Pantoja, quien rindió informe favora-
ble el 16 del mismo mes: el 12 de mayo siguiente se le dió la licencia. AGI.
Santo Domingo 91, y. en consecuencia, se expidió la R. C. citada por Sán-
chez Valverde: "El Rey. Presidente y Jueces oficiales de la Casa de la
Contratación de Sevilla. Yo os mando que dejéis pasar a la Ciudad de
Santo Domingo de la Isla Española a don Juan Nieto Valcárcel sin pe-
dirle información, respecto de que va a reconocer y examinar los mine-
rales que hay en ella, que así es mi voluntad. Madrid a 13 de agosto de
1694. Yo el Rey. Por mandado del Rey nuestro Señor, don Antonio Ortiz
de Otálora". Habiendo llegado Nieto a Sevilla, pidió, con la exhibición
de esta R. C., sus despachos el 7 de junio de 1695, y los despachos se le
dieron el 28 del mismo mes y año. AGI. Contratación 5457. Y el 8 de ju-
lio siguiente se tomó razón de sus papeles, estando ya para pasarse al bar·
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 81

chas de las que hemos referido, cierra su Informe al Rey, di-


ciendo: que no hay parage en ella, donde lavando algún arte-
són de tierra dexe de encontrarse alguna parte de Oro. Dentro
de la propia Ciudad puede certificarse qualquiera de ésta que
parece paradoxa; pues en los tiempos de fuertes lluvias hacen
los Negrillos y pobres en las corrientes de los arroyos peque-
ñas escabaciones donde se empoce el agua y lavando aquella
cortísima porción de tierra, que pueden coger con sus gigüeri-
las, ditas, o toturnas (97), sacan pajas y arenas de oro.
El segundo es del Historiador Herrera (98), el qual dice :Fundiciones
que en Santo Domingo se hacían cada año quatro fundiciones de de Oro, que
Oro, dos en el Pueblo de la Buena Ventura, ocho leguas de la se hadan en
Sto. Domingo
Capital, donde se fundía el de las Minas nuevas y viejas de
aquel contorno y dos en la Ciudad de la Vega, adonde se lleva-
ba el de sus inmediaciones. En la Buena Ventura se fundían
cada año de 225 a 230 mil pesos de oro y que las Fundiciones
de la Vega eran de 230 mil y algunas veces llegaban a 240 mil;
de suerte que rendía la Isla anualmente 460 mil pesos de oro.
Es de notar: lo primero, que estas fundiciones abrazaban dos
cortos distritos. Lo segundo, que era todavía muy corta la cien-
cia metálica y demasiado el desperdicio. Lo tercero, que ocul-
taban los Particulares mucha parte; y, finalmente, que en esta
cuenta no entraba el que se cogía en granos, cuyo valor subía
a muchos millares, como testifica en varias partes Oviedo.

co, e hizo su vIaje en el navío Nuestm Sellora de los Remedios, maestre


Diego Daza. AGI, Contratación 5455. La venida de Nieto fué conquista
hecha por don Gregorio Semillán Campuzano.
Hay dos cartas de 20 de mayo y II de octubre de 1699, del Goberna-
dor don Severino de Manzaneda, sobre providencias dadas para poner al
cuidado de Nieto VaIcárcel el beneficio de las minas. AGI, Santo Domin-
go 973. Pero la falta de negros y la ninguna cooperación de los vecinos
que por su posibilidad podían ayudar a la empresa, hicieron desistir al
explorador que, sin medios de vida proporcionados a sus tareas, se retiró
de la Isla. (FCU).- En el Archivo General de la Nación (Colección Lu-
go) hay copia del Informe de Nieto. (ERD).

(97) Estos son diferentes nombres que en diferentes Países de Indias


dan a la corteza de una fruta que produce el árbol de Higuero. la qual,
partida por la mitad, dá dos tazas grandes, medianas, o pequeñas, según el
tamaño de la fruta que es casi redonda. (A)

(98) Dec. 1, lib. 6, cap. 18 in fin. (A)


82 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

CAPITULO X

DE SUS PRODUCCIONES ANLMALI!;S

§ 1.

De los Quadrúpedos

Hemos dicho que nuestros Descubridores sólo encontraron


en Hay ti quatro especies pequeñas de Quadrúpedos, que su vo-
racidad, en frase de Oviedo, consumió dentro de pocos años.
Con exquisitas diligencias pude haber uno de ellos, que me
presentaron en la Ciudad de Bayaguana, cogido en las Monte-
rías llamadas Hay ti de Roxas. Su figura y tamaño era de un
Lechoncillo de quince días; su pelo tan raro y delgado como el
de los Perros, que decimos Chinos; no tenía cola y el hocico me
pareció algo más aguzado en su extremo que el de un Lechón;
era absolutamente mudo y murió dentro de poco tiempo. No sé
a qual de las especies corresponderá; porque Oviedo las descri-
be con bastante confusión, al qual sigue la nueva Encyclope-
dia, añadiendo otras equivocaciones como acostumbra.
De los Quadrúpedos que se llevaron de la Europa, abun-
da la Isla en Bacadas, Cerdos, Ovejas, Cabras, Caballos y Bu-
rros. De la propagación de cada una de estas especies pu~stas
en suelo tan feraz y cielo tan benigno, hablan con admiración
nuestros púmeros Escritores. El citado Oviedo, tratando el
año de 535, por consiguiente a los 43 del descubrimiento, de
las ventajas que hace la Isla Española a las de Sicilia e Inglate-
rra en el libro 3, cáp. 11. a los principios pone estas palabras:
"Díxelo, porque habiendo venido en nuestro tiempo las pri-
meras Bacas de Espaíia a esta Isla, son ya tantas, que las Nave.s
vuelven cargadas de los cueros de ellos, y ha acaecido muchas
veces alancear 500 y 300 de ellas y más o menos como place a
sus dueños y dexar en el campo perder la carne por llevar los
cueros a España; y porque mejor se entienda esto ser así: digo,
que la arrelde de carne vale a dos maravedís: y una Baca pa-
rida un castellano; y un Carnero un real. Yo digo lo que he
visto en esto de los ganados, y yo los he vendido de mi hacien-
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 83

da en la Villa de San .Juan de la Maguana a este precio y me-


nos. De este ganado Bacuno y de Puercos, se ha hecho mucho
de ello salvage" (99).
Es menester advertir que Oviedo habla de los primeros
quarenta años del descubrimiento e importación de las Bacas
en nuestra Isla y por consiguiente de la estación en que estubo
más habitada de Indígenas y Europeos. Como sin mucho inter-
valo se siguió la decadencia y la despoblación, crecieron infif'i-
tamente los ganados y lo mismo sucedió con los Cerdos, Caba-
llos y Burros, que la ocuparon toda, haciéndose bravíos y mon-
taraces. Después de los primeros 25 años de nuestro siglo se sa-
lía a caza de estas dos últimas especies y se vendían a vilísimo
precio (lOO). Todavía los hay casi en toda la Isla, aunque no en
tan crecido número. En quanto al ganado Bacuno y Cerdos, es
sin comparación mayor la cantidad de los Alzados o Extra-
vagantes y por otro nombre Orejanos) por falta de marca en
la oreja, que la de los mansos. Aquí es menester notar que hay
ganado Con-alero) que es el que pasta cerca de las habitaciones
y se reduce fácilmente a los corrales para el esquilmo de la le·
che; jHanso) que anda en puntas conocidas, cuyos sitios de pas-
to saben los Amos y Mayorales; Extravagantes) que necesitan
del aperreo u ojeo, saliendo muchos a juntarle con Perros quan·
do es menester para matanza o pesas; y finalmente, Montaraz

(99) Véanse abundantes noticias acerca del ganado de la Isla en Rela-


ciones Históricas de Santo Domingo.... vols_ 1 y n. El vol. n contiene los
censos del ganado y de los hatos de la Española en 1606. (ERD).

(100) Un siglo antes también. El Gobernador don Gabriel Chávez Oso-


rio ordenó hacer una información sobre la abundancia de bestias en la
Isla. Entre los llamados a declarar entró el Alguacil mayor de la ciudad
de Santo Domingo, don Francisco Rodríguez Franco, y "dijo que sabe este
testigo, como persona que ha comprado y vendido cantidad de potros de
una hacienda llamada Guanábana que solía tener, que es en esta Isla, y
que el ordinario precio ~ que se suelen vender en esta ciudad es a 40 y a
44 reales de cuartos, que son 12 y 14 de plata, y que podría habr. cuatro
o cinco días que doña Elena Franco, su hermana, compró una partida a
Baltasar de León, de la villa de Azua, a 14 reales de plata cada uno, y
a los dichos precios y a menos se compran en muchas ocasiones en esta
ciudad por haber mucha cantidad de bestias en esta Isla: y esto es 10 que
sabe y la verdad para el juramento que hizo, etc." (Júntasc en el expe-
diente, con otros testimonios, el de un decreto de Chávez Osorio, por el
que prohibe a los soldados que por sí tomen potros a persona cualquiera
para hacer servicios de campo, por saberse que más adelante los vendían
por nonada, conocida en la tierra la baratura consuetudinaria de estos
animales. AGI, Escribanía de Cámara 13A. (FCU).
84 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

o Bravío, que anda errante por los bosques, selvas y serranías,


el qual sólo se aprovecha matándole en las mismas malezas y
conduciendo la carne y cuero que se puede, según la distancia
en que se alancea.
Con el motivo de las matanzas por la utilidad de la co-
rambre, que refiere Oviedo de su tiempo y fué sin compara-
ción mayor en el siglo pasado y principios de éste, por el con-
trabando que en las Costas se hacía con los Holandeses y otras
Naciones, vendiéndoles la corambre o permutándola por mero
cancías, se crió en los montes gran número de Perros alzados,
a los quales se daba y da el nombre de Xíbaros, que han cau-
sado mucho estrago en el multiplico de esta especie, cebándose
principalmente en los animales recién nacidos y tiernos. Poco
a poco han ido extinguiéndose,. a medida que se ha aumenta-
do la población (101). De la corrupción de aquellas carnes se en-
gendraron unos Moscones verdosos y dorados, semejantes a las
Cantáridas, que llaman los Naturales lvloscas de gusano, por-
que en qualquiera pelado o excoriación que padezca el ani-
mal, sea bacuno, caballar o de cerda, se sienta la Mosca y de-
pone su simiente, la qual se anima en gusanos que van royendo
(101) E:l 6 de junio de 1732 el Cabildo de la Ciudad de Santo Do-
mingo hizo una representación al Gobernador para que diese orden "para
el exterminio de los perros jíbaros en la tierra adentro, que, con motivo
de las secas y muerte de ganados, habían ido en notable aumento". AGI,
Escribanía de Cámara 16B.- En el siglo XVI se reputaba que el número
de los perros jíbaros era de muchos cientos de miles, y para poner reme-
dio un procurador a Corte, Baltasar García, pidió se diese orden real que
pusiese a la autoridad en el caso de aplicarlo, y se despachó una en Valla-
dolid el 22 de marzo de 1557, por la que se mandó a la Audiencia que jun-
tase a los propietarios y estancieros para que se concertasen para la ayuda
mutua, teniendo negros que se diesen la mano en el matar el mayor nú-
mero posible de perros, y que un negro en cada estancia fuese ocupado
en sólo ir arrancando los guayabos tiernos, porque en las espesuras de los
guayabales formados por la semilla que las vacas iban por doquiera des-
positando, se refugiaban juntamente el ganado y sus enemigos los perros
jíbaros. Los propietarios y estancieros debían hacer juramento de acudir
a estos remedios, era el sentir de García. cuya propuesta, en esta parte,
no mereció acogida. AGI. Santo Domingo 899. (FCU).
Era tal la cantidad de perros jíbaros (sin dueños, alzados en los mon-
tes) que azotaban los hatos, destrozando el ganado, que el Gobernador
Zorrilla, por auto del 12 de marzo de 1746, ratificó la orden de que cada
año se hiciese un repartimiento general entre los vecinos de cada pobla-
ción o lugar para que cada uno matase el número que le correspondiese
de perros jíbaros de su jurisdicción, con la obligación de "presentar en
su ¡'espcctivo Cabildo el número de pieles de los jibaros que se les repar-
tiesen en aquel afio". Así consta en orden original. existente en el Archivo
Real de Higüey, en Archivo .General de la Nación. (ERD).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 85

y ulcerando el animal, hasta matarle. Para atajar sus perni-


ciosos efectos es menester ocurrir todos los días con los polvos
de las puntas de cigarros molidas o con los de cebadilla, que
son más eficaces para su curación. Como esto no puede prac-
ticarse sino es con los que están a la vista, es grande el nú-
mero de los que se pierden, especialmente de recién nacidos,
a cuya vid u ombligo tierno y ensangrentado, ocurre luego la
tal Mosca y hace su mortal deposición. Sin embargo de todos
estos enemigos, del aumento de nuestra población y del cre-
cidísimo consumo de la parte Francesa, hay todavía en la Isla
mucho número de todas estas especies.
No hay duda que todas nuestras Poblaciones limítrofes
con los Franceses y las más cercanas a ellas, tanto de la vanda
del Sur como de la del Norte, donde ha sido siempre más fuer-
te la crianza de las Bacas, han padecido un deterioro muy con-
siderable con motivo de esta última guerra, por el abasto de
muchos millares de cabezas que se vieron obligados los Criado-
res a contribuir para la subsistencia de nuestras tropas y las
Francesas y de las tripulaciones de ambas Esquadras, alojadas
en el Guarico. Por consiguiente, necesitan de unas providen-
cias eficaces para que puedan reponerse y no perdamos un ra-
mo tan esencial que ha sido desde la época de la decadencia el
único apoyo de la Espar1ola. La juiciosa economía que se ha
guardado hasta ahora, prohibiendo la matanza de las hem-
bras, que son la primera fuente del multiplico de la especie,
sería en nuestros días el principio más seguro de la ruina. La
larga continuación de abastecer con los machos, así nuestras
Poblaciones como las de los Franceses, había reducido las Ba-
cadas, antes de la guerra, a menos del número necesario de To-
ros para fecundar las hembras. Este hecho es indubitable. (102).

(102) Para muestra se da aquí el art. IV del Tratado firmado por los
plenipotenciarios de los Jefes Gobernadores de una y otra parte de la Isla
don Ignacio Pérez Caro y don Gabriel de Bory, su fecha en Santo Domin-
go el 21 de julio de 1762:
"Cuarto.-Que debiendo procurarse las dos naciones la subsistencia ne-
cesaria para la defensa común, y faltando a los franceses el abasto de car-
nes que necesitan para el consumo de las tropas que hoy en día existen en
sus colonias, y las que esperan de Europa: los españoles les darán por ahora
y durante la guerra, y sin que pueda esto hacer obligación, ejemplar ni cos-
tumbre en adelante, ni para el tiempo de la paz, el número de ochocientas
reses vacunas de ganado macho al mes, y más si lo permitiere la fuerza de los
hatos, a saber, para la provisión o abasto del Guarico, o a Cabo Francés, mien-
86 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

Con los crecidos envíos durante la guerra, fué preciso dispen-


sar en esta ley por aquel defecto; y se ha seguido una tal des-
proporción en el número de los dos sexos, que la mayor parte
del de las hembras queda infecundo por la cortedad del otro.
Por lo que hace a la especie Caballar, es innegable que
su multiplicación fué rapidísima y que nada perdieron de su
origen (103). Los que se llevaron de EspaFía fueron de las me-
jores razas y sus crías conservaron la valentía y hermosura de
los padres. En el curso de casi tres siglos que han corrido, ve-
mos todavía, especialmente en ciertos distritos, como los de Va-
ni, Azua, Maguana y Bánica, una entera semejanza con los me-

tras se mantenga allí el mayor número de sus tropas, se le dadn la cantidad


de seiscientas reses saladas por la parte de Dajabón, San Rafael y otros pa-
rajes allí vecinos; y las otras doscientas reses para la provisión del resto de
las tropas francesas, se le suministrarán de la frontera de Neiba y los luga-
res vecinos, todos los cuales se le pagarán en los parajes de la frontera se·
t1alados aqui, o que se determinen en adelante, según el diferente destino
que tuvieren dichas tropas francesas, y a los precios de treinta y cinco pesos
por cada mancorna de reses de tres at10s arriba, pues no deben admitir
ni dejar pasar las que no tuvieren esta edad, y las que pasen de ellas tam-
poco se pagarán a mayor precio, y que los franceses proveerán por su parte
a los espafioles y a los precios corrientes entre los franceses las municiones
de boca y también de guerra de que necesiten y sean independientes de la
provisión necesaria para la conservación de su país". AGI, Santo Domingo
nOI. Lo que se sobreentiende gravó la situación del ganado. pues el comer-
cio civil continuó como siempre.
Sánchez Valverde omite una de las principa:les causas de la extinción del
"'anado (la del robo) por razones congruentes con el intento de su libro.
Un extracto oficial de carta del Gobernador, 4 de junio de 1769, dice que
la Isla no florece, entre diversas causas, "por no trabajar, y que con la
vecindad de los franceses y facilidad de pasarse a sus terrenos, y aunque
por sí y sus antecesores y Real Audiencia se han aplicado a castigarlos y
exterminarlos. han experimentado que el vicio crece y los culpables se au-
mentan, ya por temor de los alcaldes, parentesco, alianza, falta de cár-
celes buenas y de prisiones, y, lo que es más, de guardias fieles que por
soborno les facilitan su escape, y que, usando del modo común que las
leyes disponen, los procesos son dilatados, y no haciendo la justicia en el
mismo paraje, escarmientan poco o nada los ladrones, y los labradores y
criadores de ganado desmayan en su labor y crianza por las contínuas pér·
(lidas que tienen". AGI, Santo Domingo 930. En este mismo documento
se declara a que el Gobernador había propuesto la moderación de los de-
rechos de salida de ganado a la colonia a un 6%, la Real Hacienda ten-
dría grande entrada y podría sustentar y mantener una Compañía de 78
hombres para impedir extravíos de ganados, coger ladrones y esclavos fu-
gitivos, concediéndoles la tercera parte de lo que cogieran, además de 6.180
pesos para situado de sus sueldos, y que por este medio todos los de la Isla,
por verse libres de ladrones y sus daños, llevarían a bien pagar medio real
al at10 por cada cabeza de ganado mayor vacuno. (FCU).

(103) Trata del caballo en Santo Domingo el Dr. Angel Cabrera en su


docta obra Caballos de América. Buenos Aires, 1945, p. 97. (ERD).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 87
jores de acá. Sólo he notado que no varían tanto los colores y
esto nace del ningún cuidado que se tiene en buscar para la
mezcla las diferencias de pelos, de cuya convinación viene la
hermosa variedad. En la constancia para llevar la fatiga, no
dudaré decir que exceden los de Santo Domingo. Allí no se da
a una bestia de carga más alimento, que quitarla de noche la
que ha llevado todo el día, ponerla una manea y una suelta,
que son las trabas que se echan de mano a mano y de mano a
pie de la Caballería para que no pueda alejarse, y dexarla pa-
cer en la sabana o prado, después de haber hecho catorce o diez
y seis leguas de camino. Al día siguiente se repite la misma ac-
ción; y aunque este afán no puede durar muchos días conti-
nuados, con todo, no dexan de ir así quatro o cinco días y si
se tiene algún cuidado muchos ,más, lo que ciertamente no ha-
cen en Europa, no digo las Caballerías, pero ni las Mulas. En
la carrera son velocísimos e infatigables. Hay en los hatos los
que llaman Sabaneros, que son del servicio diario de andar tras
las Bacadas, los quales se llevan toda una mañana corriendo
sin que se les note decadencia y con aquella carrera que es
menester para tomar la delantera a un Toro silvestre que huye
en busca de los bosques. Las razas de Frisones que han llevado
de la Filadelfia y Nueva York y los que se llaman Santa Mar-
teños o del Río la Hacha, que caminan sin fatiga del ginete
tres o más leguas por hora, han propagado también su raza
sin mengua. Los Asnos y las Mulas ni son muy grandes, ni pe-
queños; pero en la fortaleza no les habrá superiores. Este es
uno de aquellos Países en que el catacIysma, que trastornó el
cerebro de Mr. Paw, dexó tan viciados sus jugos, que no hay
especie de animal que no degenere luego.

§ JI.

De las Aves (104)

No será fuera de propósito dar aquí alguna notICIa de su


abundancia en Aves y Peces, que hacen un considerable ramo
(10'4) V. A. Wetmore y B. H. Saales, The birds o/ Haiti amI the Do-
minican Republic. Washington, 1931 (ERD).
88 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

de la subsistencia y que rebaja otro tanto del consumo que


sin este auxilio se haría de los Quadrúpedos. Toda la Isla está
Palomas de poblada de quatro especies de Palomas, las unas cenicientas y
quatro es- grandes como una polla igualada, otras hay Torcaces como las
pecies.
de España y son las de morado claro, grandes y de excelente sa-
bor; y las otras dos de morado obscuro que tira a negro, de las
quales unas tienen cierta coronilla blanca y otras no, ambas un
poco más pequeñas que las Torcaces, como las bravías de Es-
paria; aunque de buen gusto, no tan excelente como las pri-
meras, pero mucho más abundantes y tanto, que en la misma
Capital y sus rededores, por los meses de Abril, Mayo y Junio
se vé pasar desde el mediodía hasta el anochecer de la parte del
Poniente ácia el Oriente una columna casi continuada, quanto
alcanza la vista de Norte a Sur. De éstas se matan millares fue-
ra de la Ciudad, principalmente en un manglar que está al
Norte y en todas las estancias de la parte del Este. Quando el
viento es un poco fuerte que no pueden levantarse mucho, es
diversión ordinaria subirse a las azoteas a tirarlas.
Hay otra especie de aves mayor que ésta y que tiene tanta
Gallinas de carne como una Gallina casera, a las quales llamamos Gallinas
Guinea. de Guinea y los Franceses Pintadas, quizás porque sobre un
fondo azul oscuro tiene cada una de sus plumas al extremo,
un ojillo blanco del tamaño de una lenteja pequeña. Tam-
bién abundan por toda aquella tierra, van en vandados de mu-
cho número y sirven de alimento y de regalo en las mesas. Las
Tórtolas. Tórtolas son también abundantísimas y delicadas, de quatro
o cinco especies, mayores y menores. En la parte de los Llanos
Anzares y son muchos los Anades, Anzares y Patos que se encuentran en
Patos. sus lagunas y se numeran hasta veinte y tres géneros diferentes,
en los quales hay también mucho número de cierta especie de
Garzas. Garzas que llaman Cocos, de poco menos carne que una Ga-
llina y de buen sabor, de que se mantienen muchos en aque-
llos meses con una escopeta y quatro tiros al rededor de la ca-
sa. De estas mismas Aves hay en lo demás de la Isla, aunque
no con tanta abundancia, como también de otra especie de
Yaguazas. Aves terrenas y aquátiles, llamadas Yaguazas y otras C uchare-
Cucharetas. tas, por la figura de su pico.
Faysanes y Los Faysanes y Flamencos, que son mayores y andan en
Flamencos. tropas, se encuentran en todas partes, principalmente a las ori-
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 89

llas de ríos y lagunas y en el distrito de Neyba y Azua son in-


numerables, como también los Pabos Reales, que llaman Pa- Pabos Reales
juiles, cuyo hermosísimo plumage se trae a Europa, como tam-
bién los animales, que son mayores que un Pabo y de carne
muy sabrosa. En fin, la abundancia de Cotorras y Pericos, que Cotorras y
son de la clase de Papagayos y de buena carne, es tanta, que Pericos
'1llatándolos contínuamente, causan notable perjuicio a las co-
sechas de grano. Omito las Garzas, Carraos y otras muchas Aves
mayores y menores, todas comestibles y útiles para el manteni- Garzas.
Carraos.
miento y el regalo.
Es verdad que poblando y cultivando más la Isla, escasea-
ría este género; pero también se multiplicaría mucho más el
de las Aves domésticas que se dan de todas especies con tanta
felicidad, que de las llevadas de acá, dice Oviedo en el lugar
citado (105): "Gallinas como las de Castilla no las había; pero
de las que han traído de España se han hecho tantas, que en
parte del mundo no puede haber más, ni por maravilla sale
un huevo falto de quantos echan a una Gallina de los que ella
puede cubrir acabar".

§. III.

De los Peces e
OG )

En quanto a los Peces sería menester también tratado


aparte y no pequeño, si hubiese de hablar de todas sus espe-
cies y propiedades. Bástenos para el asunto lo que es indubita-
ble, de que toda aquella Costa abunda de muchos y varios
grandes y pequeños: los quales unos son conocidos en estos ma-
res de Europa y otros absolutamente desemejantes. El Carite, Carite.
Pez regalado y que crece hasta la estatura de un hombre, el Sábálo.
Lebranche.
Sábalo, de bastante corpulencia y especial gusto, principalmen- Lis3s.
te en ciertos meses, el Lebranche y otros muchos, con una in- Sardinas.
finidad inagotable de Lisas, Sardinas y Colorados, parecidos los Colorados.

(105) Lib. 3, cap. 11. (A)

(106) V. lista de peces, de aves, etc., de la Isla en Samaná, pasado y


porvenir, ·C. T., 1945, p. 108 (ERD).
90 ANTONIO SÁNCHEZ V AI.VERDE

Besllgo.~. pequeños al Besugo, pero que crecen mucho más, serían capa-
ces de mantener una grande Población, como mantubieron los
millares de Indios antes del descubrimiento. Muchas de estas
especies suben a los ríos, donde se propagan y hacen más de-
licadas al paladar. Otras son propias de los ríos y no se encuen-
tran en el mar. En los arroyos y también en los mismos ríos
Dajados. se encuentran los que llaman Dajados" muy parecidos a las
Truchas. Truchas, y al gusto de muchos Europeos mejores que ellas. No
hay quebradilla, como sea de las que siempre conservan algu-
na agua, que no las tenga; como taombién las Guavinas y qua-
Guavinas. tro especies de Cancros, o ]aybas, otros Cangrejos de río, a di-
Caneros o ferencia de las muchas especies que se crían en tierra, otros
Jaybas. Camarones y otros Langostas, todos los quales son cubiertos
Cangrejos
de rio.
de una escama gruesa principal y muchas pequeñas en dife-
Camarones. rentes figuras, tamaños y colores, pero generalmente con una
Langostas. carne blanquísima y regaladísima.
No puedo omitir la particularidad que el año de ochenta
noté en una de estas especies que se cría en Bánica en un ria-
chuelo que entra en el gran río de Atibonico, por la parte del
Onceano, que tube entonces por rara; pero en Julio de este año
pasando por la parte del Norte, en el despoblado de Santiago,
hallé lo mismo en el hato de Vrabo (107), llamado así por un
arroyo inmediato, donde ví las mismas conchas o escamas, las
quales tienen de color de bermellón una cruz perfectísima so-
bre una peana, con dos especies de cirios y son más o menos
grandes estas cruces, según lo es el animal. Tengo una de más
de tres pulgadas sin la peana.
A este Reyno no aquátil debe añadirse el innumerable y
variado de conchas y testáceos animados, que en tanta copia
se encuentra por toda la Isla y sus Costas, de que hacen mu-
cho caso y uso todas las Naciones de Europa que pasan allá.
Tortugas. No es menor el número de las Tortugas, testáceo casi redondo
en su figura, plano por la parte inferior y ovalado en la supe-
rior, que crece hasta seis y siete pies. Su carne, así fresca como
salada, es sana y de buen gusto. Engruesa mucho y su multi-
plicación es prodigiosa, porque este animal, que es anfibio, sale
a desovar a las Playas, donde caba la arena hasta hacer un

(107) Gurabo. (ERD).


IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 91

hoyo en que depone de 300 a 400 huevos, poco menos que los
de Gallina, los quales vuelve a cubrir con la propia arena. Esta
diligencia hace dos veces en el año y en cada una sale también
dos noches, dexando pasar una por medio; de suerte que lle-
gan y pasan de mil los huevos que pone durante el año. Enton-
ces es que los Pescadores se ponen en vela a acecharlas; las cor-
tan el paso al agua y las tornan, conque quedan inmobles. En
esta operación se engañó Don Antonio Ulloa (lOS), creyendo
que dentro de la misma agua las cogían y volvían los Pescado-
res: sin reparar ni en la dificultad de que un hombre coja un
pez en el agua, ni en la de que en aquel fluído se le inutilice
la acción por el trastorno, quedándoles sus largos y gruesos ale-
tones en aptitud de bartirlos y manejarse. De esta misma espe-
cie, con alguna diferencia, es el Carey, de que se saca la con· Carey.
cha tan apreciable de este nombre.
Nuestros Pescadores, aunque desperdician mucha, sacan
algunos millares de libras que se llevan a las Colonias Estran-
geras por la estimación de tres pesos y a veces más que tiene en
ellas cada libra. Este objeto, al parecer despreciable, merecía
la atención del Gobierno, si se considerase bien: así para im-
pedir a los Pescadores el abuso de desenterrar los huevos, en
que hay poquísimo provecho y crecidísimo atraso; como en ha-
cer que, quando llegan de sus pescas, manifestasen esta Con-
cha, sin exigirles derechos y diesen cuenta de los Compradores
al tiempo de su venta para que se averiguase el destino y se
enderezase su giro, de suerte que no comprásemos después de
mano de los Estrangeros, sino de la misma Nación, las precio-
sas caxas y muebles que se labran de esta materia. Igualmente
debía prohibírseles la pesca de las pequeñas, que no pueden dar
utilidad y que quando vienen en las redes con otros peces, las
diesen libertad.
De la misma clase, esto es, de los Testáceos, son las Hyco-
(108) D. Antonio de Dlloa, Not. Amero Entren. 9 p. p. 17l Y 172. (A).
Se refiere a la obra de Antonio de DUoa, Noticias americanas. Entreteni-
miento físico-históricos sobre la América Meridional y la Septentrional
Oriental. Comparación general de los territorios, climas y producciones en
las tres especies: Vegetales, Animales y Minerales. con relación particular de
las petrificaciones de cuerpos marinos, de los indios naturales de aquellos pai-
ses, sus costumbres y usos; de las antigüedades. Discurso sobre la lengua yw-
bre el modo en que pasaron los primeros pobladores. Imp. de Francisco
M. de Mena, Madrid, 1772, 407 p. (ERD).
92 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

teas, que juzga Oviedo ser voz Hay tina, sinónima con la Tor-
tuga, pero se engaña. Son las Hycoteas, Testáceos y Anfibios
como la Tortuga y el Carey; pero muy diferentes en tamaño,
color, extremidades de las patas, las quales terminan en uña,s
semejantes a las del Gato en la Hycotea, de que carecen la Tor-
tuga y el Carey en sus aletones. Tampoco la Hycotea tiene, co-
mo estas dos especies, su asiento en el mar, ni en la agua salada,
sino en las lagunas y ríos de agua dulce. La de mayor corpu-
lencia <;rece hasta media vara poco más en su concha superior
y una tercia en la inferior. Nótase en este Anfibio la singulari-
dad de no crecer el macho a proporción de la hembra. Es mu-
cho !más pequeño, tiene muy manchada la Concha, que arras-
tra de unos tiznes color de sangre, sus patas están guarnecidas
de uñas !pucho más largas que las de la hembra. La carne de
éstas es de los manjares más deliciosos con que puede regalarse
el paladar. La del macho, fuera de no ser de igual gusto, es te-
mible, como la de la Iguana y el Manatí, para aquellos que ado-
lecen del mal vergonzoso, porque le hace brotar. Toda la Isla
abunda de estos Testáceos y otros de diferente figura, pertene-
cientes al género de los Cancros, de buen gusto y sano nutri-
mento, quales son la Langosta (no la perniciosa de Europa.. que
hasta aora no ha pasado allá) Anfibio cubierto de varias Con-
chas, largo hasta un pie, del grosor como de ocho pulgadas en
la parte de arriba, que disminuye poco a poco hasta la cola;
de largas patas en tres articulaciones, compuestas de otros
tantos cilindros de hueso cubiertos de un pelo corto y
recio, cuya carne es muy blanca y delicada: los Cama-
rones muy semejantes en la figura y carne, aunque más chi-
cos y matizados de encarnado, las Jaybas y otros muchos, que
sería largo referir y se crían en todos los ríos y arroyos. Si el
Filósofo Paw para sus inquisiciones Americanas hubiese toma-
do estas y semejantes noticias, propias para el desempeño de
su Obra, se hubiera convencido sin duda por la copia que ha-
llamos de estos anfibios y encontramos en la Isla de Hay ti y de-
más partes de las Indias, que la naturaleza había dado allí a
sus hijos suficiente alimento en sus producciones espontáneas
de frutos, raíces, aves, peces y anfibios, sin que fuese necesario
obligarla a ello, hiriéndola con el arado o regándola con el su-
dor. Principalmente quando la población de aquella Isla, aun-
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 93

que no llegase a tres millones, como testifica el Ilustrísimo Ca-


sas, no puede negarse que era muy grande en proporción a la
extensión del terreno.

CAPITULO XI

ESTABLECIMIENTO, COMERCIO Y PROGRJ;;SUS {¿Vii


TUBO LA ISLA BAXO DE LA DOMINACION ESPAÑ'OLA
EN LOS PRINCIPIOS DEL DESCUBRIMIENTO

La idea que hemos dado hasta aquí de la Española, aun-


que con mucha concisión, descubre bien su fondo físico y na-
tural para ir haciendo juicio de su valor y utilidad, sin que
nos deslumbren los accidentes. Su ventajosa situación, su pro-
porción acomodada para el comercio, su clima templado. sus
lluvias y riego, sus aguadas y ríos, sus montaii.as y valles, su
abundancia de carnes y de peces, su variedad y fertilidad para
10s frutos y, en fin, las riquezas no acabadas de conocer toda-
vía que encierra en sus entrañas y corren por su superficie,
todo está anunciando un País, en que convida la naturaleza y
anima la codicia con una habitación deliciosa. Sus primeros
habitantes vivieron naturalmente felices en crecido número
con sólo los desperdicios (digámoslo así) de esta benéfica ma-
dre. Los Conquistadores Europeos, aunque en los principios,
esto es, en los tres años del Descubrimiento pasaron hambres
y trabajos, así por la mutación del clima.., alimentos, como por
otros incidentes, cuya noticia no es propia de esta simple idea,
pasado aquel brevísimo período comenzaron a disfrutar de la
abundancia y gozar de las riquezas que no habían soñado si-
quiera en su suelo nativo, con ser uno de los más feraces de la
Europa.
Los primeros veinte y cinco años del Siglo XVI bastaron
para enriquecer, no sólo a los muchos Europeos que en diferen-
tes viajes pasaron a la Española abandonando sus Payses. sino
también a otros Señores que residían en nuestra Corte, a quie-
nes los Reyes Católicos o el Emperador, concedieron Territo-
rios y Departamentos (contra la opinión de Ovando). en que
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 95

La principal de estas Poblaciones ya se sabe que era la Ca-


pital de Santo Domingo. Su primera fundación fué, como co-
rrespondía en buenas reglas, al Este del río Ozama, donde go-
zaba de un ayre más puro y con facilidad se puso corriente una
fuente de agua rica y saludable. Su Fundador fué Don Diego
Colomb, y su primer nombre la Nueva ¡sabela (l11), a donde
pasaron en 1496 los habitantes de la antigua y permanecieron
hasta el de 502, en que con la fuerza de un Uracán acaecido en
el mes de Julio de aquel año y pronosticado por el sabio Almi-
rante, fueron destrozadas casi todas sus Fábricas, que hasta en-
tonces eran de madera y paja. Dos años después, que fué el de
504 (112), se reedificó y trasladó por orden de Ovando a la Ribera
toca al conocimiento vulgar de tales escudos. Así se reconoce por los actos
de la residencia que López de Cerrato tomó al Cabildo secular de la Ciu-
dad, y valga para el caso la declaración de Gonzalo Fernández de Oviedo.
alcaide de la Fortaleza y cronista de Indias: "A las doze preguntas dixo
que cree este testigo que tienen libro donde se asientan las Cédulas y Pro-
visiones del Rey, y que destas y de los previlegios de la Ciudad, los menos
vezinos lo saben y tienen noticia dellas, a cabsa que para la presentación
de las tales no se haze Concejo público, como era razón que se hiziese, e
se juntase la Cibdad a campana repicada para la presentación e notifi-
cación de los tales previlegios y Cedulas Reales de S. M., como se suele ha-
zer en los pueblos principales de España, y desta cabsa no saben los ve-
zinos las mercedes e previlegios de que se podrian aprovechar y los igno-
ran: e que en lo que dize si se an sacado las escripturas, e vuelto, este tes-
tigo no lo puede saber, salvo que a algunos años que a este testigo fué
mostrado un previlegio de las armas que esta Cibdad e otros pueblos desta
Isla Espafíola tienen, que fué concedido por el Catolico Rey Don Fernan-
do, escripto en pergamino e iluminado y muy honrosa escriptura, e que
cree que Esteban de Pasamonte, tesorero y regidor que fué en esta cibdad
por S. M. se le hizo mostrar por notar las dichas armas, e se acuerda que,
entre otras cosas, tenia una cláusula en que daba S. M. facultad y hazía
merced a esta Cibdad e Isla en que donde oviesen de poner las Armas Rea-
les, se pusiese en un cuarto dellas la figura desta Isla, ques cosa muy hon-
rosa y de mucha preminencia para esta Cibdad: y que después que este
testigo notó lo que le pareció del dicho previlegio, le volvió a quien se
lo dió: y que le parece a este testigo que a oido dezir al Secretario Diego
Caballero que tenía el dicho previlegio y le haría mostrar hablando en
este caso: y que le parece se debia abtorizar por esta Abdiencia antes que
se deteriorase e se parase tal que no se pudiese leer: y que le parece a este
testigo que a visto algunas vezes traer a casa de Diego Caballero un libro
donde estan asentados los traslados de los previlegios reales y Cedulas del
Cabildo. y que no sabe si tiene premáticas ni Partidas de los Fueros y
Leyes del Reino. ni otra cosa más que lo que dicho tiene de esta pregunta".
AGI, Justicia 62. (FCU).
(111) Dice Fr. C. de Utrera que no parece que Santo Domingo se lla-
mara primitivamente de tal modo. A esclarecer el caso se dedica su artículo
La Nueva Isabela, en su obra Dilucidaciones históricas, S. n., 1927, vol. 1,
p. 54-59 (ERD).
(112) El traspaso de la ciudad a la banda occidental o derecha del
96 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

Occidental del mismo río, menos sana y sin la proporción de


agua corriente porque la del Ozama es salada en algunas le-
guas por su mezcla con la del mar. Esta falta pensó resarcir,
trayendo las de Hayna a un gran receptáculo en la Plaza
mayor de la Ciudad (que subsiste cubierto con una losa) y aun·
que trabajó bastante en esta obra, no tubo lugar de perfeccio-
narla (113). En aquel tiempo tenía la nueva Ciudad una Barca
Ozama hubo de hacerse en el mismo atio de 1502, o muy poco después,
porque la institución religioso-social del Hospital de San Nicolás de Bari
tuvo principio el 29 de noviembre de 1503. V. La Inmaculada Concepción,
por l;r. Cipriano de Utrera, pp. 22 y siguientes.
(113) No es extrañar que el autor, cuando hace referencia de asuntos
de origen remoto, no dé en lo exacto; asi debe reconocerse en este pasaje,
en que atribuye a Ovando el proyecto de traer a la ciudad el agua del
Jaina y que llegó a trabajar bastante en la obra. El más antiguo documen-
to hasta ahora conocido es una carta de Ramírez de Fuenleal, luazo. In-
fante y Vadillo, de 5 de julio de 1531, en la que dicen al Emperador que
se ha hallado cierta agua en el río arriba, se ha gastado mucho dinero en
querer traerla porque todo aquí es muy caro. y piden 6000 vacas y novillos
(de la Real Hacienda), porque (:on su venta se podrá traer el agua. AGI,
Santo Domingo 49. Este mismo asunto se repitió en otra carta de 27 de
mayo de 1532. AGL ibidem. En una tercera carta, de 25 de enero de 1533,
luazo, Infante y Vadillo explicaron la cosa, diciendo que en el querer
traer el agua descubierta rio arriba de esta ciudad, "trabajóse todo lo que
fué posible en hallar manera para la traer, y después de haber gastado en
descubrir el nacimiento de ella más de trescientos ducados, se halló que
era por debajo toda, y de tal forma que en ninguna forma se halló medio
para poderse recoger, demás de ser poca cantidad. Visto esto y la extre'
ma necesidad que esta ciudad tiene de alguna agua, tornamos a platicar en
lo que muchas veces se ha intentado de traer agua del río de Haina, que
es cuatro leguas de esta ciudad, y para nos testificar de la altura que traía
y del camino por donde ha de venir, enviamos por tres partes personas su-
ficientes para ello, las cuales la pesaron y hallaron que tiene mucha altura
y que hay buen camino y aparejo para la sacar, y como era menester mu-
cha costa para ello y que esta tierra está tan necesitada, no se podrá por
ninguna manera traer, si V. M. no es servido de le mandar hacer ayuda
de costa, etc." AGI, ibidem. En 1535 se desechó el agua del Jaina por lo
costoso de la obra, y en carta de 24 de julio de este año, Fuenmayor, lua-
zo y Vadillo, después de tratar de aquella agua, dicen: "Agora se ha ofre-
cido que de la otra banda del rio y puerto de esta ciudad, se ha hallado
un rio de agua que, segun es notorio, es mucho más provechoso y de me-
nos costa que traer el río de Haina, y tiene mucha facilidad en la traída
de él, pero a causa que está de la otra parte del río, hay necesidad de ha-
cer puente para pasar el agua, y por ser el rio ancho y hondable, parecía
cosa costosa y trabajosa de se hacer......." El rio de que se trata es por otros
documentos, el Yabacao, y para lograr la traida, se había dado ya comienzo
a la obra del puente.... que se llevó la corriente. Y aunque se haya escrito
que con la idea de traerse el agua del Jaina "se colocaron tubos que se
hicieron pasar bajo tierra en la ciudad... ." (V. infra), los tubos se colo-
caron pero con otra distinta idea, que se puso por obra y tuvo efecto
cumplido, habiendo mediado un contrato formal entre el Cabildo de la
Ciudad y el maestro mayor Rodrigo de Liendo, firmado el lunes 24 de
julio de 1542. Liendo y su comparte Gaspar de Paredes "se obligaban y
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 97

corriente para que los Vecinos enviasen sus Esclavos por agua
a la fuente de la Despoblada, libres de toda contribución (114).
Como este era un afán tan penoso, se dieron a hacer Algibes
en sus casas y a beber de ellos, práctica que se ha continuado

obligaron de traer la dicha agua a la plaza de esta ciudad desde la noria


que se hiciere en el solar que está enfrente de la puerta de San Francisco,
y para ello hacer la dicha cañeria en el camino desde allí y hasta la dicha
plaza, y en la dicha plaza todo el edificio de pilares. caños. arcos, andén
y todo lo demás que está escrito y figurado de mano del' Secretario Caba-
llero. según y por la forma y manera que allí se declara, conque la dicha
ciudad de su parte haga y cumpla lo que por los dichos apuntamientos y
capítulos es obligada. que es hacer la noria desde el agua hasta la lumbre
de la tierra de albañilería y todo lo demás que fuere menester. y hacer
la carpintería y dar la soga y canjilones y atanores para debajo de tierra
r de les dar doce negros por seis meses que trabajen en la obra, manteni-
dos a costa de la Ciudad...... AGI, Justicia 58. La cosa fué aprobada por
el Consejo de las Indias y se despachó R. C. para que se entendiese en ello;
y cuando llegó el oidor-visitador López de Cerrato en 1544. en su prime-
ra carta pudo escribir: "Cuando esta Cédula se recibió, ya había más de
un mes que la Ciudad entendía en hacer una noria junto a la puerta del
monasterio de San Francisco en un pozo que allí está; se halló de muy
buena y mucha agua para la traida por sus atanores debajo de la tierra a
la plaza. en la cual obra se queda entendiendo y no se alzará mano de
ella hasta la acabar". AGI. Santo Domingo 49. El A. se desvió. pues. del
sentido genuino de las palabras de Oviedo (lib. 111. cap. X) donde dice
que por haberse pasado el asiento de la ciudad a donde no habia agua.
"dió lugar a esta inadvertencia del comendador mayor ser muy posible
traerse el agua a esta cibdad desde un rio que se llama Hayna pues es-
cribía esto cuando ya se pensaba en ello. (FCU).
En su interesantísima Memoria descriptiva de la parte española de
Santo Domingo (1800). inserta en Relaciones históricas.... vol. IV. dice Pe-
drón: "Cuando se fabricó la catedral. se construyó cerca de ella una gran-
dísima cisterna para recibir el agua de las lluvias. de la que se tenía ne-
cesidad para los trabajos de albañilería de esta iglesia. Cuando no se tuvo
ya necesIdad de esa cisterna. se pensó que el agua del río Haina (o Jaina)
que puede ser conducida allí y un día sería traída. se la conservó. cubrién-
dola con piedras para que algún día pudiera servir de depósito. Se hizo
más; con esa misma idea se colocaron tubos que se hicieron pasar bajo
tierra' en la ciudad. antes de que las casas que se debían construir. hicieran
ese trabajo más difícil. Cuando se quiso ejecutar ese proyecto. la ciudad.
que no podía por sí sola suministrar los gastos de esa empresa. recurrió al
Gobierno para que ayudara; éste no pudo o no quiso avanzar nada para
este objeto y nada se hizo. Algunas personas no conocedoras de esta cir-
cunstancia. habiendo encontrado. al hacer excavaciones en la ciudad. al-
gunas piezas de este canal. quedaron persuadidos de que el a~ua del rio
Jayna. había sido algún día conducida a la plaza de la catedral. y ellas se
engañaron" (ERD).

(lU) La tradición oral vulgar. de que aquí hace estima el A. versa


casi siempre sobre especies absolutamente informes y por generalización
de conceptos; el escritor que la asume y trata directa o indirectamente de
darle, locación. edad u otras circunstancias que se codeen con lo histórico.
desatina si sobre la tradición no pone el dato preciso. Dícese en el texto
que el agua que bebían los vecinos era de "la fuente de la Despoblada",
esto es. de la fuente de la villa primitiva de Santo Domingo, y presupone
98 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

hasta aora, aunque no es la más favorable a la salud, a la qual


nada sería más ventajoso que la perfección del proyecto del
Comendador. Con todo, la nueva Población se levantó en po-
cos años con aquel ayre de grandeza y de explendor que co-
rrespondía a la primera Metrópoli del nuevo Mundo. Ella es-
tá situada a lo largo del Ozama, de Norte a Sur. Al Mediodía
la termina el mar, y el río al Oriente. Las Campiñas, que tie-
ne al Poniente y Septentrión, son hermosas y bien variadas. Su
interior corresponde perfectamente a tan hepmosos rededores.
Las Calles anchas y bien tiradas y las Casas alineadas con exac-
titud. La mayor parte de las primeras se fabricaron de una
piedra, especie de mármol, que se halló en sus cercanías, las
demás se hicieron de una mezcla glutinosa, que el tiempo y
el ayre endurecen como el mejor ladrillo. El pie de su terre-
no, muy levantado de la superficie del mar por el Sur, la de-
fiende del furor de sus aguas y la sirve de un Dique invenci-
ble. Porque esta descripción no se haga sospechosa en un Apa-
sionado, he querido tomarla del Historiador Charlevoix (115),
omitiendo algunas particularidades de .Jardines y otras semejan-
tes que hubo en los principios y no existen aora.
El mismo Autor añade que: "Ovando, además de la for-
taleza, que es su grande Obra, y su casa que era magnífica, hizo
construír un Convento para los Padres de San Francisco y un
Hospital baxo del título de San Nicolás, cuyo nombre tenía.
Que algunos años después pasaron a establecerse allí los Reli-
giosos de Santo Dómingo y de la Merced y el Tesorero Miguel
de Pasamonte edificó otro Hospital con el nombre de San Mi-

el A. que el propio Ovando mandó construir y poner al servicio público


una barca. No es de dudarse haber habido desde el principio algún núme-
ro de yolas y también otros barquichuelos de particulares. La barca se hizo
por orden del Lic. Alonzo Zuazo, mientras tuvo en sí la gobernación de la
Isla, el oficio de Justicia Mayor. Zuazo, defendiéndose en residencia: "!tem,
si saben que ansimismo en esta Cibdad de Santo Domingo el dicho licencia-
do a hecho otras cosas de mucha utilidad y provecho de la dicha Cibdad y
vezinos della , ansi como...., que antes que el dicho licenciado viniese no ha-
bía, un tablado e picota muy honrada para la ejecución de la justicia que an-
simismo no había y había falta, porque quando los hombres se habían
de justiciar. se justiciaba por los árboles e lugares disconvenientes a la ju-
risdicción real: a hecho ansimismo barra para el pasaje del río, en que so-
llan morir algunas personas y bestias a otros animales.... " AGI, Justicia 43.
El cronista Oviedo corrobora plenamente el aserto de Zuazo. (FCU).

(HD) Hist. de S. Dom., lib. 3. circa finem. lA)


IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 99

guel, su Patrono (116). En fin (sigue), se fabricó una sobervia


Catedral y todas sus Iglesias son muy bellas. JAMAS SE ACA-
BO CON TANTA PRONTITUD UNA CIUDAD DE AQUE-
LLA MAGNIFICENCIA. Algunos Particulares que tenían fon-
dos, emprendieron desde luego fabricar manzanas enteras, de
las quales no tardaron en sacar su principal con gran prove-
cho. Así se hizo casi de un golpe Santo Domingo una Ciudad
tan grande y hermosa, que Oviedo no temió asegurar al Em-
perador Carlos V que en España no había una siquiera que
pudiese preferirla, ni por lo ventajoso del terreno, ni por lo
agradable de la situación, ni por la belleza y disposición de las
Calles y Plazas, ni por la amenidad de los rededores; y que S.
M. Imperial alojaba muchas veces en Palacios que no tenían
ni las comodidades, ni la amplitud, ni las riquezas de algunos
de Santo Domingo". Prueba más que suficiente, aunque no hu-
biese otra, de la excelencia de aquella Isla y de los tesoros (117),
que en sí encierra.
Las inmensas riquezas que de ellos sacaron en poco tiem-
po nuestros primeros Pobladores, se manifiestan muy bien, sin
dexar lugar a la duda o al escrúpulo, por los fuertes arma-
mentos que se vieron en estado de poner sobre aquellos mares,
así para las Conquistas de las Islas de Puerto-Rico, Cuba, la-
mayea, iWargarita, Trinidad y otras muchas como para conti-
nuar los descubrimientos del Continente, poblar a Coro, &c.
y esto después de alojados soberviamente y establecidos nume-
rosos hatos de ganados, considerables molinos e ingenios de
azúcar, crecidas sementeras de frutos y comestibles, gruesas la-
branzas de Vixa y Gengibre, después de haber cultivado las
plantaciones del palo del Brasil y del Cacao. Pero sobre todo,
(116) Mucho crédito se había dado a la credulidad de Charlevoix has-
ta el presente, pero de tal hospital no hay mención, simple mención, en
documentos españoles, ni Miguel de Pasamonte hubo de divertir su aten-
ción o devoción en gastos de hospital distinto del de San Nicolás, en el
que tuvo vara alta por su oficio y posición social. La ermita de San Mi-
guel fué primitivamente de madera criolla y yaguas, y la razón de su cons-
trucción debe ponerse en haber salido en suerte el Santo Arcángel para
patrón contra una epidemia, sobre que no se tiene otra noticia sino que el
Ayuntamiento de la Capital costeaba una fiesta anual en fuerza del \1Oto
de la Ciudad. (V. La Inmaculada Concepción, por Fr. C. de Utrera, p.
99, nota 114. (FCU).

(117) Véase Luis E. Alemar, Santo Domingo, Ciudad Trujillo, Santia-


go, 1943. (ERD).
100 ANTONIO SÁNCílEZ VALVERDE

nada convence tanto esta verdad como las ricas y quantiosas


muestras de oro que trajo el Almirante en sus dos primeros
viages y los quintos que se sacaban para el Rey; de que hablan
nuestros Historiadores Coetáneos. En el año de 1531 envió el
Presidente de Santo Domingo 10 mil pesos de oro y 50 celemi-
nes de Perlas' por razón de su quinto al Emperador (118).

(118) Este libro, de tipo apologético, no es de maravillar que a veces


contenga exageraciones que desaparecieran a poco de usar la insinuación
conveniente: fué Santo Domingo el asiento de la Audiencia del distrito,
y a ella se remitia cuanto tocaba al Rey por sus derechos, de suerte que
no todo el oro, ni ninguna de las perlas al Rey tocantes, eran de Santo Do-
mingo. Por otra parte, la saca del oro debía tener progresivamente la ine;
vitable mengua por falta del capital invertible (dinero, negros esclavos,
indios y ausencia de mineros que se fueron a donde mayores ventajas tu-
vieran). En 1523 llevó la flota a España de derechos reales 4.158 pesos de
oro "desta ysla", y hasta cantidad doblada, a lo menos hipotéticamente, en
hachas y cascabeles que se presumía. contener oro, y procedía de depósi-
tos traidos de Tierrafirme. Para fijar las ideas sobre derechos reales del
oro (sin olvidar las ocultaciones y fraudes que se hacían), he aquí algunos
datos recoKidos para muestra: La fundición de la Vega, que en 1526 co-
rrió del 26 de julio a 31 de agosto, produjo para el Rey el diezmo (no el
quinto), de 282 pesos, 6 tomines, 9 granos. La fundición de Santo Domin-
go del mismo año, de 15 de julio a 6 de septiembre, dió el diezmo de 14
pesos, 8 granos. En 1527 la fundición de Santo Domingo, hecha del 14 de
enero a 26 de febrero, produjo el diezmo de 109 pesos, 1 tomín y 9 granos:
en la segunda fundición, de 4·5 de marzo, 16 pesos y 7 tomines. AGI, Con-
taduría 1550.
Era ya tiempo de decadencia, bien que de nuevo aparecían minas con
ejemplares de subido valor, aunque pocos, y el historial que da idea cabal
de aquel descenso industrial es como sigue:
Por R. C. de Burgos de 15 de abril de 1521, los derechos reales del oro
beneficiado que estaban al quinto, se redujeron al diezmo por ocho años
por la cortedad de indios y negros en el año anterior. Por otra, de 20 de
noviembre de 1528, se concedió prórroga del diezmo por seis afíos por la
diminución de negros traidos a la Isla a mucha costa, pero con la limita-
ción de que del oro sacado con indios libres se cobrase nuevamente el
quinto. Por otra de Toledo, de 13 de mayo de 1529, se quitó el quinto
predicho y se redujo igualmente al diezmo por haberse comprobado que
quedaban casi sin provecho los mineros pagando el quinto, y esta merced
se concedió por seis años. Por otra, de Madrid 23 de agosto de 1535, se
prorrogó por dos años más, con condición de que, acabándose los catorce
años de la primera concesión del diezmo por el quinto, se siguiera cobran·
do el quinto. Como los mineros dieron en irse al Perú en busca de mayo-
res ventajas, por otra, de Valladolid 17 de febrero de 1537, se prorrogÓ el
diezmo por otros seis años y, aunque la ciudad pidió después la merced
de darse solamente el veintena, y cuando no, que la merced corriese pro-
rrogada hasta treinta años, por .R. C. de Talavera 21 de enero de 1541, se
prorrogó solamente por cinco años. De donde la cantidad que asevera Sán-
chez Va1verde, en caso de ser cierta, era el diezmo, no el quinto; 10 que
hace rebajar el cómputo total del oro sacado en aquel tiempo a la mitad.
Sobre el tiempo del apogeo de la labor de las minas, y cuánto fué el
monto beneficiado, da razón una representación o Memorial que los pro-
curadores de las ciudades, villas y lugares pusieron en manos de los PP.
Jerónimos: "Generalmente en esta Isla se fundía ciento y cincuenta mil
pesos de oro, y, visto el registro de las naos, van todos a Castilla cada año
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA Esp AÑot.A lO}

De ellos sacó el Padre Charlevoix la noticia que voy a dar


y que sería increíble sin un testimonio semejante, a los que no
han leído aquellos Escritores. Hablando del Uracán, de que
poco ha hicimos mención y del anticipado aviso que el Almi-
rante dió a Ovando para que dilatase la partida de la flota que
iba a despachar, dice: "Burláronse del pronóstico y se aparejó
la flota. Hallábase ésta todavía a vista de la punta Oriental de
la Isla, quando uno de los más terribles Uracanes que hasta
entonces se habían visto en aquellos 'mares, destrozó veinte y
un Navíos, CARGADOS TODOS DE ORO Y los mejores de
la flota, sin que pudiese escapar siquiera un hombre. Aquel
hermoso Grano de oro, de que hice arriba mención (119) pe-
reció en esta ocasión Y PUEDE SER QUE JAMAS HUBIESE
RECIBIDO EL OCEANO EN SU SENO TANTAS RIQUE-
ZAS A LA VEZ".
En el recinto de la misma Ciudad dice que había una
Mina de Azogue de maravillosa abundancia; pero que la Cor-
te dió orden que se cerrase y que se había encontrado otra de
oro, aunque no rica. De uno y otro tenemos allí tradición cons-
tante y que la de Azogue está en la Montañuela, sobre que se
fundó el Convento de San Francisco (I20). De la de oro no hay
duda y se manifiesta por lo que diximos en el capítulo IX.
sin ninguna cosa de lo que en ella coge, y demás desto se recibe mucho
daño en la contratación del comprar y vender, porque todo se habla por
pesos de oro, y así se compra y vende y los mercaderes no sacan otra cosa
de la tierra sino oro y en que ganan dineros en Castilla". AGI, Santo Do-
mingo 77. (FCU).
(119) Este es el Grano que en las arenas de Hayna encontró una ma-
ñana cierta India del servicio de las Minas de Francisco Garay y Miguel
Díaz, llamadas de San. Christoval, el qual pesaba 3.600 pesos o escudos de
oro. Al grito de la India, admirada de la estraña grandeza, ocurríó Garay,
que quedó no menos sorprendido que la India. Lleno de gozo hizo matar un
Lechón, con que regaló a sus amigos, sirviendo por mesa el Grano, bastante
capaz para tener todo el animal y les dixo que él podía lisongearse de que
los Reyes Católicos nunca habían sido servidos en Bagilla más rica. Los Pla-
teros que le examinaron y reconocieron, para que el Gobernador Bobadilla
le tomase de cuenta de sus Altezas, fueron de parecer que apenas tendría
300 escudos de pérdida en la fundición; porque aunque se veían algunas
venillas de piedra, eran unos lunares sín profundidad o espesor, de cuya
materia estraña se hubiera descargado con el tiempo y con el curso de las
aguas. (A).- (El A. Y cuantos autores refieren este hallazgo tan extraordi-
nario, siguen a Fernández de Oviedo, Historia General y Natural de las In-
dias, lib. m, cap. VII). (FCU).
(120) El autor de esta nota llegó a ver y tocar una buena gota o lágri-
ma de azogue que se mostraba al paso del transeunte en las ruinas de un
102 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

Mina de Pla- En la misma dichosa época de los principios del Siglo XVI
ta cerca de se encontró en las inmediaciones de la Capital de Santo Do-
la Capital. mingo una Mina riquísima de Plata. Informado el Emperador
-Trabájase, V
de este feliz hallazgo, concedió a aquella Metrópoli del Nuevo
·concede el
Emperador Mundo el derecho de batir moneda del mismo precio y valor
el derecho de intrínseco que la de España. (121). Desde entonces se fabricaban
batir mo- en diferentes Puertos Carabelas y toda especie de buques del
nedas. mayor número de toneladas que se acostumbraban, tanto pa-
ra el trato como para la guerra (122). En la contestación que tu-
bieron Sevilla y Cádiz, sobre a qual de los dos Puertos debía

solar, que hasta hace pocos afios había frente a la capilla de Altagracia, poco
más abajo, en la calle Mercedes, (hoy No. 27), arrastrada con las aguas
que se destilaban entre la tierra que lentamente se desplazaba en tiempo de
lluvias por la parte inferior del seto que cerraba una de las viejas puertas
del derruido edificio. (FCU).

(121) La interesante y difusa carta de 28 de febrero de 1529, suscrita


por el Presidente Ramírez y oidores Espinosa y Zuazo, con que respondie·
ron a R_ C. de Monzón 1 de junio de 1528, fija los reales fundamentos y
justos y generales motivos para que a la Isla se concediera licencia de labrar
moneda, y ello expuesto, no en razón de una contingencia de haberse des·
cubierto plata, sino de la necesidad que profundamente se sentía en todas
las actividades del pueblo constituído en sociedad perfecta pero sin el be-
neficio de igualdad con el pueblo metropolitano. Tampoco fué creada la
Casa de Moneda a iniciativa insular, sino del Emperador, y de ella se reco-
ge, para sólo intento de ajustar el espíritu de esta nota, el párrafo que dice:
"Finalmente, se reduce esta Relación, que es el parecer de todos gene-
ralmente, e de nosotros el Presidente e Oidores, que V. M. deve mandar
que aya en esta Isla Espafiola Casa de Moneda, para que el oro por fundir
que en ella se cogiere, se labre por la orden y manera que dezimos, de que
redundará los provechos y mercedes que V. M. hará a esta tierra, y se es-
cusarán los inconvenientes y pérdidas que agora cada día se ofrecen, y V.
M. será servido en el acrecentamiento de sus reales rentas, como en parti-
cular en esta Relación cada cosa se contiene, sin otros muchos beneficios
que la población rescibirá". AGI, Patronato 174, ramo 52.- Contrariamente
a lo que siempre se ha creído, nunca se labró en la Española moneda de
oro, ni de plata: sólo de cobre. (FCU).

(122) Sobre construcción de navíos con maderas del país hay numero-
sas noticias. Los oficiales reales decían al Rey Católico el 6 de octubre de
1515 que hasta entonces no habían hallado pinos para hacer los bergantines,
pero "de otra madera tan buena, que se disce caoba, an fecho al presente
fascer dos bergantines para la armada que mandaron fascer para la Trini-
dad: e que desta manera podrían facer los más que fueren menester".
El 1 de abril de 1556 diéronse 260 pesos a Francisco Hernández, "maes-
tre de hazer navios, por un bergantin que hizo para que ande con el ar-
mada que se espera para esta Isla".
El 4 de agosto de 1606 don Antonio Osorio ordenó la fábrica de dos pi-
nazas para la defensa de la Isla.
En 1612 se estaba construyendo en la ribera del Ozama una nao grande.
El 20 de mayo de 1620 se despachó una Real Cédula por la que se fa-
cultaba a Pedro Henríquez de Almeida y Fernando Bueno para hacer un
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 103

darse la preferencia para el asiento del Comercio de Indias, se


da razón de un Buque construído en Santo Domingo y el ma-
yor que se había visto hasta entonces. En fin, por un Informe
que en aquellos principios dió la Audiencia a la Corte, dice:
que la Colonia de la Isla Española, no sólo era la primera de
todas las que teníamos en Indias, sino el apoyo y la madre que
las alimentaba a todas. Que la Capital de Santo Domingo se
veía de día en día más poblada, más rica y más floreciente.
Que su Puerto estaba siempre lleno de Bageles de todas las
partes de Indias, que iban allí a cargar de Cueros, de Cañafís-
galeón de mayor porte de lo dispuesto por Ordenanzas, conque el Presiden-
te de la Audiencia nombrase superintendente que asistiese en el tomar las
medidas del galeón.
El 9 de junio de 1622 se expidió Real Cédula, en que se dice que Do-
mingo de ZÚñiga hizo en Santo Domingo un galeón confonne a las orde-
nanzas vigentes: cuando llegó a Sevilla, viéndole tan bueno, se lo embar-
garon para la annada y sirvió después de galeón de plata en tres viajes:
ahora quiere fabricar otro mayor en Santo Domingo "por ser la madera de
la dicha Isla tan buena, fuerte y segura de carcoma", y ha pedido licencia
y merced de ser preferido en Santo Domingo y Sevilla a los navíos de Vizca-
ya, y libertad de derechos en las cosas que lleve a Santo Domingo para ha-
cerlo, y allá no pagar tampoco por ello nada: y la Casa de la Contratación de
Sevilla ha dado informe favorable por la calidad de la obra en manos de
este fabricante: y se le da la licencia conque no sea mayor de 17 codos de
manga, y a este respecto todas las demás medidas, y en viniendo tal galeón
a Sevilla, goce de la antigüedad en el tercio de fabricadores y sea admitido
en las flotas, y que se le dé licencia para llevar pertrechos de fábrica, etc.
Habría de ser galeón de 539 toneladas, término medio.
El 22 de junio de 1633 dióse nombramiento real de Superintendente de
fábrica de embarcaciones en Santo Domingo a don Luis Garavito de Aguilar.
Por una Real Cédula de 18 de abril de 1633 se reconoce que don I"uis
Garavito de Aguilar "ha propuesto y ofrecido un modo de fabricar de una
vez con toda la brevedad diez galeones de a quinientas toneladas, o las más
que se pudieren en esa Isla (de Santo Domingo) sin costo considerable de
mi Real Hacienda": negocio sujeto a un arbitrio relativo a la fabricación de
moneda, que no prosperó.
Pedro Henríquez de Almeida hacía en 1636 un galeón en Santo Do-
mingo, por entonces ya entablado hasta la primera cinta.
En carta de 6 de diciembre de 1638, don Juan de Retuerta, Oidor, decía
al Rey que el capitán Antonio Coello, fabricante de navíos, había exhibido
R. C. de 1637 por la que se mandaba que este sujeto fuese preferido en los
cortes de madera con el menor daño de terceros, "y luego salieron contra-
diciendo Jos dueños de ingenios, conque se embarazó el cumplimiento de
la dicha Cédula y se suspendió la fábrica de una nao que actualmente tiene
en el astillero. El motivo que tuvo la contradicción fué no expresarse en la
dicha Cédula tierras de ingenios, y así para evitar litigios y que la fábrica
de naos vaya adelante, principalmente en el tiempo presente, suplica a V.
M. que la dicha Cédula se entienda también en las tierras de ingenios, con-
que muchos se animarán a fabricar y los vecinos y dueños ,de las haciendas
no reciben daños por no necesitar de las maderas, y cuando hayan menes-
tel.: ah¡;,unas, ha" muchas en esta Isla".
y se omiten aquí otros muchos datos preciosos, todos del AGI, por que-
dar sobradamente justificado el aserto del autor. (FCU).
104 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

tola, de Azúcar, de Sebo y de otras mercancías de igual precio;


de Víveres, de Caballos y de Cerdos. Que las Villas de la Bue-
na Ventura y la Mejorada del Cotuy estaban en el centro de
unas abundantísimas Minas de oro, a cuya labor no podían
darse por falta de Esclavos. Que el Bonao abundaba de Casa-
be, Maiz y otras vituallas. Que Azua daba mucho Azúcar, y que
su territorio era tan fértil que las cañas plantadas de seis años
estaban tan frescas, como si acabasen de sembrarse. Que ade-
más de eso tenía Minas de oro en su vecindad. Que en San Juan
de la Maguana también se trabajaba mucho Azúcar de superior
calidad al del resto de la Isla y había diferentes Minas en todos
sus rededores, provehida de mucha copia de' Víveres: que una
Palma de Dátil, que se había sembrado en su distrito, comen-
zaba ya a dar fruto. Que la Yaguana tenía un buen Puerto, Mi-
nas y todo lo necesario para hacer un gran Comercio. Que en
Puerto Real se preparaban a volver a sacar oro de las Minas que
se hallaban en su jurisdicción. Que Pue1'to de Plata estaba muy
floreciente, al qual concurrían las:N¡lOS de Esparta en gran
número y todas encontraban su. cargamento de Azúcar. En fin,
que Salvaleón de Higüey comenzaba á fabricar esta mercancía
y nutría en sus pastos uná cantidad prodigiosa de ganados (123).
Todo anunciaba los fondos físicos e inagotables de la Española,
no digo para hacer ricos y felices a sus. habitantes Europeos que,
atendida su extensión, eran muy ,pocos; sino para sostener pOI
sí sola el peso de un Trono que diese envidIa a las más ricas Mo-
narquías de la Europa.

CAPITULO XII

DECADENCIA DE LA ISLA Y SUS CAUSAS

Pero todas las riquezas y explendor de la Española fueron


semejantes a la hermosura y fragancia de una flor, que apenas
dexa ver sus bellos matices y sentir su suave olor. Parece increí-
ble que unos fondos de felicidad, que consistían en produccio-
nes permanentes de la misma naturaleza, desapareciesen con
(123) Carlev. lib. 6, poco después del principio. (A)
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 105

tanta p¡;ontitud. No fué más pasmosa la rapidez de sus progre-


sos que espantosa la de su ruina; porque como la causa de aque-
lla fué la fuerza que se hizo a .naturaleza para precipitar la ma-
durez del fruto, fué por consiguiente efímera su duración. Los
principios de esta decadencia no fueron uno, ni dos; sino que
concurrieron a ella quantos hay más poderosos para destruír
un Imperio establecido sobre los más sólidos cimientos. Yo no
me detendré en examinarlos porque me basta para la idea de
esta Obra ponerlos juntos a la vista, a fin de desvanecer la preo-
cupación vulgar que atribuye la decadencia a la misma Isla y
a sus habitantes y dar a conocer que aquel árbol, árido y seco,
puede reverdecer y tornar a dar frutos.
Nada es más natural que la ruina de las cosas, por la ruina
de sus causas. Así el golpe capital y más funesto que recibió la
Española fué la desgracia del Almirante y la muerte de los Re-
yes Católicos, principalmente la incomparable Isabela. Aquél
había descubierto la Isla a expensas de esta magnánima Reyna
y ella había consagrado sus' Real~s esmeros al fin de adelantarla.
No pudo toda la inotencia y g~áI\des servicios del Almirante
ponerle a cubierto. dé·Ja conjuración universal de la envidia,
sombra fatal quelHgue al cuerpo pe los hombres grandes por la
parte opuesta a la luz de sus he-tlios; y aunque no pudieron too
dos los tiros obscurecer sus glótias, ni sacarle del corazón de
sus Soberanos, con todo, se vieron obligados a hacer pesquila
de su conducta, más por vii:ldicarle de las calumnias que por
dar crédito a las acusaciones falsas. De aquí se siguió la comi-
sión con que a mediados del año de 1500 se despachó para San-
to Domingo a Don Francisco de Bobadilla, Comendador de la
Orden de Calatrava, con el Título de Gobernador general y con
el objeto de que atendiese a la libertad de los Indios y que ins-
truyese el proceso contra los culpables en la rebelión de Roldán,
rebelión que, bien reflexionada, fué la causa más poderosa de la
ruina de aquella Isla. El comendador, en vez de dar libertad a los
Indios conforme a las piadosas intenciones de los Reyes, les re-
dujo a la más dura servidumbre, haciendo un censo de todos
ellos y distribuyéndolos entre los habitantes para el beneficio de
las Minas, de cuya violencia se siguió considerable menoscabo
en su número. No fué menos violenta su conducta contra el Al
mirante y sus hermanos, aunque muy favorable a Roldán y los
106 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

demás sediciosos. Traslucióse en la Corte su modo de proceder


e irritados por extremo los Reyes, especialmente la Reyna, cuyo
humano corazón herían todos los golpes que daban sobre los
Indios, resolvieron el siguiente año de 1501 el retiro de Boba-
dilla. Diósele por sucesor en el gobierno a Don Nicolás de Ovan-
do, de quien hemos hablado y contra el qual es notorio el ju-
ramento que hizo la Católica Reyna de castigarle por la muerte
de la Cazique Anacaona (124) y sus Vasallos, por lo que antes de
morir encargó al Rey que le sacase de la Isla. Este fué el primer
autor de los Departamentos o Repartimientos de los Indios y,
por consiguiente, uno de los que más contribuyeron a su ex-
tinción y de los que más contravinieron a las piadosas Ordenes
con que procuraban conservarles los Reyes Católicos, cuya muer-
te puede decirse que fué la de los padres de aquellos nuevos
Vasallos. De aquella sedición de Roldán, retiro del Almirante
y nuevos Gobernadores, se siguió también tal confusión y pac-
ti dos entre los mismos Espafíoles, que toda la capacidad y polí-
tica del Cardenal Ximénez, Gobernador de la Corona, se halló
embarazada, y tomó la providencia de poner quatro Religiosos
de San Gerón~mo por Ministros del Tribunal de la Audiencia
de lo Civil, y al Licenciado Alfonso Zuazo por Adjunto, con el
título de Administrador por lo que miraba a lo Criminal y de-
más ramos contrarios a la profesión de unos Jueces regulares.
Pero si éstos no atrasaron la cosa como sus predecesores, lo cier-
to es que nada adelantaron y que mantubieron los repartimien-
tos, aunque al fin se desengañaron de este error; de suerte que la.
Isla quedaba siempre ardiendo en guerras civiles (125) entre
los Españoles y continuando su despoblación a paso largo.
Porque los Indios, unos desertaban por las Costas en bus-
ca del Continente o de alguna Isla favorable y otros morían con
las viruelas, desconocidas entre ellos; enfermedad que arrebató
con más de 200 mil en poco tiempo (126). De nuestro Comer-

(124) V. Dr. Apolinar Tejera, La ejecución de Anacaona, en Boletín


del Archivo General de la Nación, C. T., 1946, No. 48, p. 197-203. (ERD).
(125) Guerras civiles, dice el A., por pleitos y más pleitos entre espa-
í'ioles, pues está conforme la ilación con las resultas de no avenirse en la
práctica a la renuncia llana del servicio de los indios. (FCU).
(126) Para el más exacto conocimiento de la extinción de la raza indí-
gena y de la población de la Isla de 1492 a 1800, véase la erudita obra de
A. Rosenblat, La población indígena de América, Buenos Aires, 1945. (ERD).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 107

cio y aplicación al trabajo, que jamás habían sentido sus cuer-


pos, se les originaron, como es naturalmente indispensable, otros
varios accidentes que les acababan sin culpa alguna en sus Con-
quistadores. Faltando los Indios, dexaron de beneficiarse las
Minas, que habían sido y serán siempre el fondo esencial y más
pronto de las riquezas, y cuyos quintos importaban anualmerl-
te al Real Erario de cinco a seis millones (127).
Las nuevas adquisiciones o Conquistas que hacíamos en el
Continente, que debían haber contribuído al aumento de la Fs-
pañola: Porque fuera de sus proprias riquezas inagotables, de-
bía mirarse como el corazón de aquel cuerpo de Monarquía que
se formaba en las Indias, de que Santo Domingo era el centro
y el Canal indispensable para la comunicación de aquellos
miembros, dispersos entre sí, y con la Metrópoli de Europa:
estas adquisiciones, digo, eran otros tantos principios de su ruina
y despoblación. El Licenciado Marcelo de Villalobos, uno de
los Oydores, concluyó un Tratado con la Corte para el estable-
cimiento de la Margarita, que se executó a costa de la Españo-
la (128). En el mi~mo año partió de ella Rodrigo de Bastidas
con una Esquadra para poblar la Costa de Santa Marta, de que
se le había hecho Adelantado (129). México, la Florida, Yuca-
tán y el Perú la iban despoblando insensiblemente. Los Veci-
nos más acomodados eran los primeros que la dexaban, fasti-
diados de las desavenencias intestinas. Apenas se trataba de al-
guna Conquista, que no se recurriese para el Armamento a los
Hacendados de la Española. Francisco de Montejo, para los Ei-
tablecimientos que se le concedieron en Yucatán; Lucas Bás-
quez de Ayl10n y Pánfilo de Narvaez, para los dos de la Florida;
y Heredia para los de Cartagena, todos armaron en Santo Do-
mingo, a quienes se asociaron y siguieron los mejores habitantes.
De nada servían las Ordenes que para evitar este perjuicio había
(127) Charlev. lib. 6, circa finem. (A)- Cita incongrua para aplicarse
tal beneficio a la Real Hacienda COIllO procedente de s610 la Isla Españo-
la. (FCU).

(128) En 1525; Villalobos murió en 1526, y la ejecución de su asiento


se efectuó en 1527, en favor de su hija doña Aldonza Manrique, cuyo nom-
bre quedó perpetuado en la Española y se le daba a fines del siglo XVIII
a una loma próxima al paraje nombrado Libonao. (FCU).
(129) Acerca de Bastidas véase Relaciones Históricas de Santo Domingo
[50 ...., vol. 1, p. 231. (ERD).
108 ANTONIO SANCHEZ VALVERDJ;:

dado el Consejo en 16 de Diciembre de 1526 (130). Con el mo-


tivo de que estas Ordenes contenían la cláusula de que si a los
Pobladores o Conquistadores les era indispensable sacar de San-
to Domingo hombres, por ser los más proprios para semejantes
empresas, fuesen obligados a conducir de España otros tantos,
sucedía que todos hacían las levas que necesitaban y ninguno se
cuidaba del reemplazo.
A pesar de tantos principios unidos contra la subsistencia
de la Española, ella iba tirando al modo de un cuerpo robusto
y bien complexionado, que quando no puede vencer el mal, le
resiste largo tiempo. Los poquísimos Indios que quedaron y al-
gunos Negros que se le introdugeron, mantuvieron las Azucare-
rías, las plantaciones de Gengibre, Añil y Achiote, las de Caña-
fístola y algún poco de Algodón y de Tabaco. Cortábase todavía
porción de Palo del Brasil. El Padre Josef Acosta testifica de
vista que en la Flota de 1587 se trageron de Santo Domingo a
España 48 quintales de Cañafístola y 50 de Zarzaparrilla; 134
de Palo del Brasil (131) y de Azúcar dice, que conducía 898 Ca-
(130) Los oidores Espinosa y Zuazo, en carta de 10 de ahril de 1530.
decían a la Corona que les fué notificada la R. C. ganada por el Cabildo
de la Ciudad. por la que se mandaba que ningún gobernador ni capitán que
viniera a esta Isla, sacase gente de ella, y que se decía que el Cabildo re-
presentó que se habían sacado contra Provisiones que lo prohibían, y se
dió licencía "a muchos gobernadores y capitanes y otras personas para que
sacasen gente, como fué a Pedro de Vadillo, al factor Juan de Anpiés y al
capitán Diego Alhites": que como por dicha R. C. se mandó que hicíeran
informacíón de aquellas sacas que se hahían hecho. responden sobre la in-
formación hecha con razones probatorias de haber procedido bien y no con-
tra Cédulas. AGI, Santo Domingo 49.- Y en 30 de enero de 1534, Fuenma-
yor, Zuazo, Infante y Vadillo, escribieron al Emperador: "A. V. M. hicimos
relación que, con estas nuevas tan grandes de las riquezas del Perú, había-
mos de tener trabajo en detener la gente de esta Isla, y aún de todas las
otras comarcanas, porque V. M. mandase proveer io que en esto fuere ser-
vido se hiciese.... Toda la gente' general está muy alterada con pensamien-
tos de se ira aquella tierra; habémosle detenido y detenemos todo lo que
podemos, aunque en la verdad con mucha fatiga nuestra porque, como sean
pobres y en la tierra no hay indios que les dar, ni otras ayudas sino de
sus trabajos, no hallamos la manera para los detener...... AGI, Santo Do-
mingo 49. Pero una cosa es escribir. y otra hacer. Diego de Fuenmayor. her-
mano del Presidente, llevó de Santo Domingo al Perú 300 hombres y 200
caballos para auxiliar a Pizarro: éste pidió m,ís y se le enviaron otros 150
hombres y 100 caballos, y como la cosa había sido como auxilio presto en
defensa del Rey, Fuenmayor y Zuazo, el 16 de noviembre de 1536, escribie-
ron a S. M. sobre este envío al Perú: "de manera que la gente que de esta
"Isla se le ha enviado hasta ahora son cerca de quinientos y cincuenta hom,
bres y doscientos negros ladinos que servirán mucho para la guerra, y tres-
cientos caballos", AGI, Santo Domingo 49. (FCU).
(13l) Acosta, lib. 4, cap, 29, (A)
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 109

jas del peso de ocho arrobas cada una (132). La multiplicación


prodigiosa de sus ganados la daba todavía considerables ren-
glones de Comercio, entre los quales era la mejor grangería la
Corambre, según el citado Acosta (133), de la qual se embarca-
ron en la Flota referida 35.444 de la Española. Cesó este Co-
mercio con la Europa que teniendo apenas con qué surtir a
M éxico, sólo de tres en tres años se dexaba ver algún registro de
España en aquellos Puertos. Las Naciones Extranjeras, espe-
cialmente los Holandeses, se aprovechaban de esta calma. Ellas
llevaban clandestinamente sus efectos y sacaban nuestros frutos
y por este medio se mantenía de algún modo la Colonia hasta
los principios del siglo pasado (134).
Informada la Corte de este fraude y de que ninguna pro-
videncia era ,bastante a contenerle, tomó por fin la más eficaz
de todas, qué fué demoler las Plazas marítimas que no podía
guardar. Con este Uracán dieron en tierra Bayahá, la Yaguana,
Montechristi y Puerto de Plata, situados todos al Norte y que
eran los Lugares más freqüentados de los Contravandistas. Los
Vecinos de estas Villas y Ciudades tubieron orden de retirarse
a lo interior de la Isla. Tomaron ácia el Oriente y los de Bayahá
y la Yaguana fOI1IIlaron la Ciudad de San Juan Bautista de Ba-
yaguana. Los de Montechristi y Puerto de Plata fundaron la de
Monte de Plata, que aunque en sus principios tubieron algún
lustre, le perdieron muy pronto y ha muchos años que son unos
Lugares miserables, a los quales parece ironía darles el título
que tienen de Ciudad (135). En fin, lo que acabó de arruinar
aquella Isla, fueron las epidemias de viruelas, sarampión y di-
sentería que, cebándose principalmente en los Negros e Indios
que quedaban, no dexaron manos que cultivasen la tierra el fa-
tal año de 1666, cuya triste memoria ha quedado con el epitecto
del año de los Seises. Las mejores Fábricas de la Capital habían
(132) Id. ibi, cap. 32. (A)
(133) Id. ibi, cap. 33. (A)
(134) Acerca de la decadencia de la Isla, del comercio, y arbitrios pa-
ra su mejora, véase en Relaciones Históricas de Santo Domingo...., vol. 1,
principalmente las Relaciones de Araujo y Rivera y de Haro y Monterroso.
(ERD).
(135) Acerca de las funestas devastaciones de 1605 y 1606 véase Relacio-
nes Históricas de Santo Domingo...., vol. n, p. 109-449, casi totalmente con-
sagrado al asunto. (ERD).
no A~TONIO SÁNCHEZ VALVERDE

comenzado a destruirse por las Tropas Inglesas de Francisco


Drak, que la invadió por el Oeste en 586. Las que quedaron
fueron destrozadas por los fuertes terremotos de 684; de suerte
que a los principios de nuestro siglo no tenía más aspecto que
el de ruinas y fragmentos aquí y allí mezcladas de gruesos árbo-
les que havían nacido sobre ellas (136).

CAPITULO XIII

MALAS CONSEQUENCIAS QUE TRAJO LA


DESPOBLA CION

Después de demolidas aquellas Plazas, que fué el año de


606, a cuya ruina había precedido el abandono de otras Villas
(136) Por iniciativa del Capitán General don Ignacio Pérez Caro, el 20
de julio de 1691 se hizo cabildo abierto (en que podian decir sus pareceres
los vecinos concurrentes por invitación particular o general), y estándose en
él, Pérez Caro dijo: "que habia hecho juntar este Cabildo abierto para pro-
poner, como lo hacía, que, desde luego que entró al gobierno de esta Isla,
propuso en su ánimo solicítar medios proporcionados y suaves para la ree-
dificación de la Plaza mayor de esta ciudad por ser el mayor adorno que
tenia y haberse arruinado la mayor parte de ella con el terremoto del año
pasado de seiscientos y setenta y tres, quedando desde entonces tan dfor-
me el aspecto público de dicha Plaza que instantáneamente está pidiendo
se atienda a su reparación, asi por lo referido como por estar sita en ella
la Iglesia Catedral de esta ciudad y las Casas de su Ayuntamiento, que sólo lo
que ha quedado en pie de dicha plaza son la cárcel y otras dos casas, siendo
lo demás ruinas diforrnes y basureros, y para que las casas que en ella se
edificaren queden para propios y rentas de esta Ciudad con los dueüos de
ellas, y que, aplicando Su Sría. su ánimo a obra tan del servicio de ambas
Majestades y ornamento de esta república, a que deben concurrir todos los
vecinos ayudando por su parte con algún donativo, ha discurrido por me-
dios más suaves y proporcionados, los siguientes". Trae el documento ocho
medios explanados debidamente, y se dice que luego al punto que el Go-
bernador rogó a los Regidores y demás que confirieran sobre ellos, habiendo
recibido las gracias de todos, se salió de la reunión, que comenzó a delibe-
rar: de todo lo cual se le envió después testimonio, y con él y un oficio
Pérez Caro elevó el asunto a la consideración del Consejo de las Indias
el 27 de julio del mismo año. EllO de octubre de 1692 rindió su informe
el Fiscal del dicho Consejo contra la tendencia que en el expediente descu-
bre de beneficiarse a particulares, cuando lo que al Rey y a la Ciudad de
Santo Domingo interesaba era ponerse atención a la muralla para defensa
de la ciudad: que tales arbitrios eran perjudiciales y que se mandase al Go-
bernador cesase en la obra que en esta razón hubiese hecho. El Consejo de
las Indias no se conformó con el criterio del Fiscal y envió el asunto al es-
tudio particular de don Antonio de Argüelles, del mismo Consejo, para
que informase (con lo que termina el documento). AGI, Santo Domingo 91.
(FCU).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA III

y Lugares, así marítimas como mediterráneas, ni fueron, ni po- Transmi-


dían ser tan freqüentes y numerosas las transmigraciones de los graciones de
Colonos a otros Establecimientos de las Islas o del Continente; familias.
pero insensiblemente iban saliendo de la Española, o las fami-
lias enteras o los sugetos que se hallaban todavía con algún cau-
dal antes de consumirle poco a poco sin esperanza de adelan-
tarle; o aquellas personas que naciendo con espíritu para cono-
cer la triste situación en que se hallaban, traslucían vislumbres
probables de hacer fortuna fuera de ella, poniéndose en parage
en que pudiesen servirse de sus talentos. Así lo executaban mu-
chos en todo el siglo pasado y en los principios del nuestro. Los
mismos Trasmigrantes convidaban y provocaban a otros de suero
te que apenas se quedaban en la Española los que por su mucha
miseria se hallaban imposibilitados de huírla; o los que por sus
estrechos vínculos y obligaciones no podían desampararla. De
las más distinguidas familias que se habían establecido y arrai-
gado, apenas quedaron rastros (137). Las casas se arruinaban ce-

(137) El Reglamento Militar de la Isla Espaiíola, establecido por R. C.


de San Ildefonso. 4 de septiemhre de 1738. tiene su articulo 14 con esta le-
tra: "Considerando la dificultad que hay de reclutas, y en consecuencia de
la gran confianza que tengo del celo. valor y destreza de los naturales de la
Isla Espaiíola, como lo han acreditado en las diversas funciones militares que
se han ofrecido de mi Real servicio y de su propia defensa: Permito que en
cada Compaiíía del Batallón de la Plaza de Santo Domingo, y en la de Arti-
lleros. haya la mitad de soldados hijos de la misma Isla, que sean descen'
dientes de espaiíoles. con la calidad que sean solteros y no ejerzan ningún
oficio, debiendo alojarse, como todos los demás. en los cuarteles, y hacer
servicio en la misma forma que los soldados nacidos en España". AGl. San-
to Domingo 237.
Castro y Mazo, Gobernador y Capitán General, en conformidad con di-
cho artículo, dispuso entre sus providencias para la instalación del Bata-
llón Fijo, que los ocho capitanes del Presidio reclutasen para sus respecti-
vas Compaüías 34 sujetos de las calidades requeridas. y en junio de 1739
respondieron haber hecho la diligencia. pero sin efecto por no haber comu-
nicación y comercio para buscarlos fuera del país. no habiendo número apre-
ciable entre los de la tierra, y que para que hubiese el número competente
de soldados, se habian tolerado oficiales mecánicos, hombres casados, contra
lo prevenido por las Leyes del Reino. y le recordaron al propio Gobernador
que en sus mismos días de gobierno en una misma revista general y me-
diante ella se excluyó la mitad de la gente y no quedaron 160 soldados, sien-
do la dotación del Presidio de 800 plazas, y que tuviera por cierto que no
podrían formarse las Compafíías con las calidades de las Ordenanzas porque
hasta los capitanes no tenían sino 12 pesos de gratificación, mientras en la
Habana tenían 20. AGI, Escribanía de Cámara 16B.
Para otro aspecto del recuerdo de la despoblación y ausencia de familias
reconocidamente hidalgas, y es la referencia directa en el texto. véase (en
Relaciones Históricas de Santo Domingo, vol. l. p. 88), lo que don Francis-
co Franco de Torrequemada representó en el Consejo de Indias para conse-
guir refuerzo de sujetos de distinguidas familias en los oficios militares y
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 113

Ido la Real Piedad, antes de mediar este siglo, queda todavía Aniquila-
~scasísima (139). ción de los
Los Derechos Reales se redugeron a nada: porque ni había Derechos
Reales: y
ramos de comercio de que cobrarlos, ni persona que se hallase crecidas su-
en estado de pagar contribución. En una palabra, la Real Ha· mas, que ha
erogado el
(139) Por la erección de la Iglesia Catedral de Santo Domingo las pre- Real Erario
bendas y beneficios que se crearon, fueron: las dignidades: deán, arcediano,
chantre, maestrescuela, tesorero y arcipreste; diez canónigos, seis raciones en- en Santo
teras y tres medias raciones. Se previno que, en tanto los diezmos no al- Domingo.
canzasen para satisfacer las congruas de estos 25 sujetos, quedase suspen-
dida la colación del arcedianato y tesorería, de cinco canongías y de tres ra-
ciones y las tres medias raciones, y que, en habiendo frutos de diezmos so-
brantes para el cumplimiento de las prebendas y beneficios suspendidos.
fuesen entrando sucesivamente por el orden de enunciación en el texto de
la erección. No llegó a haber más de dos arciprestes sucesivos. Por la mis-
ma erección se crearon los beneficios simples de seis acólitos y seis cape-
llanes (sacristán, organista, pertiguero, ecónomo, notario y perrero), to-
dos suspendidos igualmente por la misma causa, y tales oficios no tendrían
cabida sino cuando el número de dignidades, canongías, raciones y me-
dias raciones estuviesen en ejercicio, en razón de sus congruas efectivas.
Fueron entrando las dignidades y canongías, y cuando aÚn no estaba lleno
el cupo de las raciones, fueron suprimidas dos de éstas para meter, con
parte de los frutos a ellas correspondientes, alguna de las medias raciones;
el Emperador proveyó una media ración y el beneficia~ la <tejó por tener
la asignación cortísima de 35 pesos anuales, y por si enla~ había pre-
tendiente a ellas (peninsulares no las querían), se le ~viaron al obispo
Fuenmayor las provisiones en blanco, quien metió en eUas asua criados.
Después de Fuenmayor nunca más hubo medio-racionero en la Catedral.
Va1e, para suplir con uno incontables documentos, sobre la pobreza del
Cabildo eclesiástico por razón de los diezmos (y la del arzobispo, cuya con-
grua había fijado la erección) lo que el arzobispo don Alonso López de
Avila escribió a Felipe 11 el 7 de enero de 1582: "Porque sé que V. M. ha
sido informado que este Arzobispado vale mucho, envío esos testimonios
de lo que ha valido estos años pasados: entiéndese que irá valiendo me-
nos cada día porque los ingenios de azúcar y ganado se van disminuyendo
mucho. Yo vine cargado de deudas, que podré pagar· mal, pues aún para
sustentarme muy estrechamente no basta esta poca renta. Bien veo que
para lo poco que merezco, es mucho esto. Mas suplico a V. M. mande pro-
Veer esta merced, y por ventura hallará que de su Real mano podía espe-
rarse otra más crecida". AGI, Santo Domingo 93.- Para aliviar a los pre-
bendados de necesidades y a petición de ellos, los dos curatos de la Cate-
dral fueron incorporados en el Cabildo por R. C. de 15 de febrero de 1624.
AGI, Indiferente General 2862, lib. 1, f. 229: y en atención a los muchos
reclamos sucesivos del Cabildo, por R. C. de Madrid 14 de octubre de
1677, se fijó congrua fija a los prebendados, según la cuota proporcional
que en la misma se señala a cada prebendado, y se mandó a los Oficiales
reales que desde entonces y en adelante fuesen ellos los administradores
de diezmos, y que en la práctica se redujo a suplir de la Hacienda Real
lo que de los diezmos faltaba para el cumplimiento de la congrua respec-
tivamente señalada. AGI, Santo Domingo 136.- Se ha hallado la supre-
sión de una canongía, pero no en razón de pobreza de diezmos, sino para
dotar de congrua (a expensas de supresiones de canongías en algunas igle-
sias de América) a los oficiales de la Comisaría de la Inquisición de Car-
tagena de Indias, según R. C. de 14 de abril de 1633. AGI, Santo Domin-
go 95. (FCU).
114 ANTONIO SÁNGHEZ V ALVERDE

cienda no tenía más ingreso que las pocas resmas de Papel Se-
llado que podían consumir quatro vecinos pobres, y otras tan-
tas Bulas, a que animaban la Religión y la Piedad. Todo ello
no bastaba a cubrir los sueldos del Presidente y la Audiencia;
mucho menos para mantener Tropa, que no la hubo en todo el
siglo pasado hasta los fines de él, en que se enviaron tres o qua-
tro Compañías (140). Por consiguiente, para mantener un Pre-
sidente, un Tribunal Real, una Mitra, un Cabildo y hacer los
reparos públicos indispensables, fué menester que el Soberano
comenzase a enviar anualmente de México caudales suficientes,
y que una Isla que había sido y podía ser fuente de las riquezas
del Estado, viniese a servirle de gravamen.
La suma de estos Caudales creció con la llegada de aquellas
Compañías y se aumentó considerablemente a los principios de
este siglo con la formación de un Batallón arreglado (141). La
(140) Los primeros albores de guarnición militar, sin contar diversas
agrupaciones armadas para el servicio real, se retraen históricamente a los
días de don Antonio Osorio para los fines de la despoblación de la banda
del Norte (V. Relaciones Históricas ...., vol. II, p. 214, nota (13).- Por C.
R. de Granada 28 de agosto de 1610, quedó la Real Audiencia inhibida
para conocer de delitos de la gente de guerra, "y mando que por el tiem-
po que fuere mi voluntad y no proveyere y mandare otra cosa en contra-
rio,.! el mi Gobernador y Capitán General de la dicha Isla Española y Pre-
sidente de mi Audiencia de ella, como tal mi Capitán General, conozca y
determine todos los delitos, casos y causas que en cualquier manera to-
caren al alcaide, capitanes, sargentos mayores y los demás oficiales y gente
de guerra de aquella Isla que me sirve y me sirviere a sueldo, sin que la
dicha Audiencia ~e entremeta en cosa alguna de ello, ni en conocer de los
tales casos y causas por vía de apelación, ni en otra manera, etc." AGI,
Santo Domingo 901. Sucesivamente, por todo el siglo XVII fueron llegan-
do soldados para la guarnición de la Ciudad, y es notable la R. C. de fe-
brero de 1656, por la que la ciudad de Santo Domingo fué hecha Plaza de
Armas, en cuya virtud, y por otra de 17 de dicho mes y aii.o se enviaron
dos ingenieros, "para que sea más asistida y defendida y que desde ella
puedan ser socorridos todos los presidios de las Islas de Barlovento". AGI,
Santo Domingo 1085. (FCU).

1141) Referencia a la creación del Regimiento Fijo de Santo Domingo


por la R. C. de Reglamento del mismo, de 4 de septiembre de 1738, y que
const(. de un Estado Mayor de la Plaza, un Batallón de 637 hombres, sar-
gentos y tambores inclusos, dividido en siete Compañías, inclusa una de
granadero~ y más una de artilleros, y dos compaii.ías más de Caballería
para el resguardo de las costas. AGI, Santo Domingo 237. Y porque se su-
puso al tiempo de ser sustituído Castro y Mazo por don Pedro Zorrilla de
San Martín, no haber habido tiempo para implantar este nueTO estilo de
guarnición, dióse a Zorrilla en su título de Capitán General la orden de eje-
cutar dicho Reglamento con toda firmeza y formar el Batallón, tomando
todos informes de su antecesor, a quien se avisó (ambas Cédulas de Buen
Retiro 13 de julio de 1739) para que concurriese con su sucesor en ello.
AGI, Santo Domingo 271. (FCU).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 115

miseria pública fué tanta y tal la escasez de moneda, que la ma-


yor fiesta en Santo Domingo era la llegada del situado, ~ cuya
entrada por las puertas de la Ciudad se repicaban todas las
Campanas y causaba universal regodjo y gritería. El dolor era
quando se dilataba o no iba este socorro, cosa que sucedió mu-
chas veces y cuyos atrasos se ha servido pagar a los herederos
nu~stro beneficentísimo Monarca, Carlos nI (que Dios guarde
y prospere), con lo qual ha dado mucho consuelo a aquellos
pobres Vasallos. Si ajustamos el total de las erogaciones que
ha hecho el Real Erario para conservar la Española, sube a más
de veinte y cinco millones de pesos fuertes, aunque no le demos
más que un centenar de años a razón de 250.000 de situado uno
con otro. La misma pensión sigue y se continuará mientras no
se haga mudar el semblante de la Isla y se la ponga en el estado
que necesita para dar y producir lo que puede fácilmente (142).

CAPITULO XIV

INVASIONES DE LAS NACIONES ESTRANGERAS PARA


ESTABLECERSE EN LA ISLA ANIMADAS DE SU
DESPOBLACION; VALOR DE SUS NATURALES
EN DEFENDERLA

Con todos estos gastos aun no conservaría Esparia aquella


primera Colonia de las Indias si, a pesar de la pobreza y despo-
blación, no hubiese durado en ella una Mina más inagotable
(142) Acerca del Situado, véase Relaciones Históricas de Santo Do-
mingo...., vol. IV. (ERD).- La primera disposición sobre el Situado. por
R. C. de Lerma 23 de junio de 1608. prevenía a los oficiales reales de
México que enviasen. según certificación previa de la Audiencia de Santo
Domingo. lo que faltase para completar el salario de los ministros de la
misma Audiencia. AGI, Santo Domingo 900, libro H6.- Por la segunda.
sobre esta materia, de Madrid 3 de junio de 1614, se mandó a los mismos
de México, que situasen por el tiempo de cuatro años, los sueldos de los
200 hombres que se tenían de guarnición en Santo Domingo para perfec-
cionar con su vigilancia el hecho de la despoblación de la banda del Nor-
te. AGI. Santo Domingo 1085.- De México se pasó más tarde esta consig-
nación a las Cajas de Cartagena según R. C. de 23 de septiembre de 1639,
y después se fijó en las de México. por otra de Madrid 10 de julio de 1641.
AGI, Santo Domingo 273, 294.- Volvió a pasarse a las Cajas de Panamá.
por otra de 15 de noviembre de 1647. AGI. Patronato 273. ramo 4; y por-
que aquellas Cajas no cumplían, y se tocaban gravísimos inconvenicntps
de las alteraciones de los soldados, que perecían de hambre, por otra de
116 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

que las de oro y mucho más preciosa que ellas para los Sobera-
nos. La Mina que quiero dar a entender es la del amor y fide-
lidad a los Católicos Monarcas, tan radicado en el corazón de
los pocos y pobrísimos habitantes de Santo Domingo, que todo
el empeño de las Potencias Estrangeras, tan envidiosas de nues-
tra gloria como ansiosas de nuestras riquezas, no pudo hacer
siquiera que vacilase, ni conseguir fijar con seguridad un pie
en parte alguna de la Isla, defendida por un puñado de Crio-
llos baxo de la conducta de Cabos o Gefes de su mismo País,
con sus lanzas y machetes (143).
Invasiones Mientras estubo pujante y poblada, quiero decir, en todo
de los su primer centenar, que aunque no correspondió a las esperan-
Ingleses. zas de su principio, conservaba todavía bastante número de
habitantes, así de los que habían pasado de España como de sus
descendientes y tal qual canti<!ad de Esclavos para su cultivo
y población, aunque la miraban con envidia las Naciones Es-
trangeras y procuraban participar de su Comercio por qualquie.
ra vía, no se atrevían a pensar en invadirla, ni aspiraban a par·
tir su terreno con España. Pero quando la vieron despoblada y
Madrid 27 de julio de 1683. dicha consignación quedó a cargo de las de
México, y. por la misma orden, de ellas se pagaron los atrasos de las de
Panamá. AGI, Santo Domingo 903.- Como todos vivian de prestado. ecle-
siásticos. ministros. soldados y particulares a cuenta de salarios y sueldos
del Situado. y las Cajas Reales de la Isla debían por esta razón de adelan-
tar socorros a unos y otros y lo pedían prestado a los vecinos y en este
plan todos. absolutamente todos, dependían de la llegada del Situado (que
solía retardarse mucho tiempo). en llegando a la bahía de Ocoa en salva-
mento y sabido en la ciudad, el júbilo era insólito. la gente se preparaba
para ver la entrada de recuas de mulos con las cajas de dinero. los chiqui-
llos y mozalbetes se adelantaban por el camino con palmas de coco y ra-
mos en las manos: la murga (si algún regocijado pagaba) recibía a los re-
ciénllegados animalitos con alegres aires, repicábanse las campanas de to-
das las il1;lesias y ermitas. Y. consecutivamente, entre bailes y otros alboro-
zos por todas partes, los acreedores por la suya ajustaban sus cuentas para
darse algún respiro en regalos, mientras que los tramposos ideaban planes
para gozar de la vida como si nada debiesen. La entrada de los mulos en
la ciudad se parecía fiesta general de la mayor importancia. incluidas las
mismas fiestas reales y aún sobre ellas, en cuanto a la satisfacción de los
vasallos de la Corona. (FCU).

(143) El Machete es una especie de cuchilla que tiene media vara de


largo sin el cabo o empuñadura. El grueso de su lomo es como el canto de
quatro pesos fuertes. Cerca del cabo tiene una pulgada de ancho. que va
aumentando hasta el extremo de la punta, en que es de quatro a cinco
dedos. Es arma fuertísima, de buen temple y mucho corte. Los Naturales
de la Isla la traen siempre a la cinta y la manejan con admirable destreza.
Un golpe de ella basta para abrir un hombre desde el hombro hasta la úl-
tima ternilla del pecho. (A)
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 117

como abandonada de su Metrópoli, bien cerciorados de sus ri·


quezas y de sus ventajas, emprehendieron la conquista o la usur-
pación. Los primeros en invadirla fueron los Ingleses} de cuyas
expediciones e insultos, baxo del Corsario Francisco Drak y la
conducta del General Venables, hemos dado la razón que basta
para esta Obra (144).
Sólo tenemos que añadir, para que no se haga increíble, lo
que diximos allí sobre el número de ocho mil hombres de Tro-
pas, con que acometió Venables a Santo Domingo (145) la muer-
te de este General con más de tres mil Soldados y el cortísimo
número de los Defensores Criollos, que todo consta de las Or-
denes y Oficios originales que pasaron entre el Conde de Pe-
ñalva, Presidente y Gobernador entonces, y Damián del Castillo,
uno de los Cabos Españoles} de los quales el principal era Don
Juan de Morfa. Estos Documentos originales los conserva en su
poder Don Ignacio Pérez Caro, Sargento Mayor actual de aque-
lla Plaza, cuya muger Doña Ana de Oviedo descendía de la fa·
milia de Castillo (146). Con el motivo de hacer la Oración de ac-
ción de gracias que por tan señalada victoria mandó S. M. ce·
lebrar anualmente el día 19 de Mayo por Real Cédula, inserta
después en la Recopilación de Indias} ví los referidos Documen-
tos, de que saqué Copia, como también las Cédulas con que el
Rey premió los servicios de Castillo y el importantísimo de Juan
(144) En el cap. 4 (A) Véase artículo de Fr. C. de Utrera, Invasiones
e incursiones en Dilucidaciones históricas, S. D., 1927, vol. 1.- Acerca de
la invasión de Drake, 1586, véase Relaciones Históricas de Santo Domin·
go...., vol. n, p. 7-108. (ERD).

(145) Ya ratificó la especie Moreau de Saint-Mery, ob. cit., pág. 131.


Venables no murió entonces: al regresar a Inglaterra, Cronwel le hizo en-
carcelar en la Torre de Londres. (ERD).

(146) Don Ignacio Francisco Pérez Caro (dicho el joven) hijo de don
Juan (que lo fué del Capitán General don Ignacio Pérez Caro) y de doña
Ana Teresa Fernández de Oviedo: sus apellidos abreviados: Caro y Ovie-
do. Casó en Santo Domingo el 12 de Junio de 1720 con doña Ana María
Fernández de Oviedo y Castillo de Torrequemada, y fué sepultado en la
iglesia del convento de dominicos el II de noviembre de 1799, Brigadier
de los Reales Ejércitos. Su mujer, Ana María, 1711-1779, hija del abogado
don Gonzalo Fernández de Oviedo (1695-1734), y de doña Agueda del
Castillo Torrequemada (que lo fué de Juan del Castillo Torrequemada
y de doña María Bibiana de Carvajal), nieta del mencionado Damián del
Castillo Vaca, regidor y alguacil mayor del Santo Oficio, y de dofia Isabel
de Torrequemada y Melgosa: bisnieta del alcaide de la Fortaleza Damián
del Castillo y de doña Antonia Beltrán, que pasaron de Puerto a esta
Isla. (FCU).
118 ANTONIO SÁNCHEZ VAL'lERDE

de Torra, natural de las Canarias, que habí:t perdido un ojo


en la defensa de Puerto· Velo y con sesenta hombres, que juntó,
su ardid y el auxilio del Castillo de San Gerrnimo, hizo la no-
che del 18 de Mayo el principal estrago y denota que padecie-
ron los Ingleses (147). Todo se refiere en la Real Cédula, en que
se le concedió por esta acción la Tesorería de Cruzada para él
y sus Succesores y debe existir en el Archivo de este ramo, de
donde me la comunicó el año de 766 el Comisario de Cruzada,
que e¡;a Don Juan Moreno Curiel.

(147) Recordadón que hace el autor, con ayuda de su memoria. Tra·


ta aquí de don Melchor Núñez de Torra, de larga carrera militar, y que
en la ocasión de la invasión inglesa de 1655 asistió con sus dos hijos y es·
clavos lanceros, "y el día 5 de mayo de 1655, víspera de la Ascensión, que
llegó el ejército inglés a las dos de la tarde a vista del Castillo de San
Jerónimo, -certifica el capitán don Mateo de Villanueva que estaba por
Castellano de él-, un cuarto de legu;! de las murallas de aquella ciudad,
que, habiendo dejado pasar al enemigo las hileras que se había acordado,
se comenzó a disparar la artillería.... y al mismo tiempo embistió nuestra
6ente que cstaba emboscada, rechazando y matando muchos de los que
en ella habían entrado y haciendo retirar a los demás, siguiéndoles los
nuestros hasta donde se había talado.... y sin embargo volviendo de nuevo
el enemigo, vió al dicho capitán Melchor Núñez que hasta allí había ido
haciendo mucho estrago en el enemigo, y fué público había muerto al
Teniente General que embistió con mucha resolución y valentía, siguién-
dole como hasta ochenta hombres, y con ellos hizo poner en huida al ene-
migo, en que se señaló el dicho capitán Melchor Núñez.... y al cabo de
buen rato volvió el dicho capitán Melchor Núñez en un caballo de los del
enemh;:o por haberle dado al suyo tres balazos en esta refriega, teniendo
delante los despojos de cajas, banderas, caballos y armas del enemigo, y
aquella noche, como a las ocho, queriendo avanzar, volvió a aVanzar el
enemigo y oyó que dieron algunas cargas, y a la mañana supo habían sido
causa unos cabos de cuerda que, usando de ardid, había puesto el dicho
capitán Melchor Núfíez sobre las matas, para que juzgase, si el enemigo
viniese, ser gente emboscada. Y, así sucedió que, entendiéndolo así el ene-
migo, dió muchas cargas cerradas, de que resultó su ruina, que aunque
disparó 'luego la artillería hasta donde más le paredó convenía, hallándose
confuso para proseguir en ello, recelando a los demás, llegó un soldado
que dijo le enviaba el dicho capitán Melchor Núñez a decir hacia la parte
que se había de disparar la artillería, y se consiguió así y hizo grande es-
trago al enemigo: asimismo habiendo llegado el dicho capit¡ín Melchor
Núúez aquella tarde, como a la oración, a caballo, y preguntando al Cas-
tellano qué munición se echaba a la artillería, respondió la que era, yen-
wnces propuso sería acertado mudar la carga para hacer más daüo al ene-
migo, y así se hizo.... " AGI, Indiferente General 123.-Los hijos de Melchor
Núíiez de Torra, Andrés y Diego. Andrés fué alcalde mayor de la tierra
adentro, y Diego sucedió a su padre en la Tesorería de la Santa Cruza-
da, merced real por sus muchos servicios. Murió o cesó Melchor en 1686,
y Diego mantuvo en sí el oficio hasta su muerte, el 11 de febrero de 1693,
y el ofido salió de la familia, porque le sucedió don Juan de Mieses Pon-
ce de León, que murió el 29 de diciembre de 1716. AGI, Santo Domin·
go 262.- El Capitán Melchor Núñez de Torra había casado con Lorenza
de Soto, y en ella tuvo, demá~ de dichos Diego y Andrés, a Melchor, que
se hizo fraile mercedario. (FCU).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 119

Ni el insulto de Drak, ni la invasión de Venables dieron Tentativas


tanto que hacer a los pocos Vecinos de la hla, ni tubieron tan de los Fran-
ceses y con-
perniciosas conseqüencias como las tentativas clandestinas y el
tinua fatiga
porfiado tesón de los Franceses por establecérse en ella, an~ma· en echarlos
dos de la propria decadencia. El Historiador de sus Estableci· hasta el año
mientos lo manifiesta con claridad, quando después de pintar de 695.
la miseria a que quedaba reducida nuestra Colonia el año de
606, dice (148): "Tal era la situación en que se encontraba la
primera y la madre de todas las Colonias Españolas de la Amé-
rica, quando emprendieron los Franceses partir con los Castella·
nos una Isla, de que dexaban estos largo tiempo una grandísi-
ma parte al abandono". En efecto, desde aquella fatal época a
que se siguió la expulsión de los Ingleses y Franceses que se ha.
bían apoderado de la Isla de San Christoval, de donde los des-
alojó el General de nuestra Flota Don Federico de Toledo el
año de 1630, se juntaron estos Expulsos a otros Aventureros de
sus dos Naciones y pOl confesión del proprio Historiador (149):
"Se acercaron a la Isla Española y, habiendo encontrado la Cos·
ta Septentrional casi enteramente abandonada por los Castella-
nos, se detubiefon y establecieron allí. Como en los Bosques y
en los llanos hormigueaban por todas partes los Cerdos y las Ba-
cadas, se encontraron muy a su placer y, habiéndoles ofrecido
los Holandeses asistirles con todo lo necesario y recibir en paga
los Cueros que sacasen de la caza del ganado bacuno, acabaron
de fixarse con esta seguridad". ESTE ES EL ALTO ORIGEN
DE AQUELLAS COLONIAS (150).
Aun no se atrevieron a hacer su principal guarida en la
Española sino en la Tortuga, Isla pequeña que tiene ocho le-
(148) Charlevoix, Hist. de S. Doming. en la Conc. del lib. 6. (A)
(149) Idem, lib. 7. circa principium. (A)
(150) C. H. Haring. Los bucaneros de las Indias Occidentales en el
siglo XVII. París, 1939. Esta admirable monografía contiene interesantísi-
mos pormenores y doctos conceptos acerca de los bucaneros y del monopo·
lio del comercio en la' América. Véase también los interesantes capítulos
El Monopolio español y Corsarios luteranos, de la obra del mismo autor,
El comercio y la navegación entre España y las Indias en época de los
Habsburgos, París, 1939. pp. 141·176 Y 261·291. Son obras fundamentales
para el estudio de los interesantes asuntos de los bucaneros y del comercio,
estrechamente enlazados. El más grave problema de la. especie. en la Amé·
rica. fué sin duda el que tuvo por consecuencia las devastaciones de 1605
y 1606 en la Española. Trata del asunto, extensamente, el vol. III de Re-
laciones Históricas de Santo Domingo.... (ERD)
120 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

guas de largo de Este a Oeste y dos de ancho, separada por un


Canal, como de otras dos, de la Costa del Norte de la Española,
de donde les desalojamos; pero volviendo a dexarla desierta y
sin guarnición (151). Lo mismo sucedió a los que andaban a caza
de ganados y tenían rancherías en esta última. Treinta años se
pasaron en igual afán, porque no quedando población, ni guar-
niciones en toda la parte Occidental de Santo Domingo, com-
puesta al Norte de la tierra que corre hasta el Cabo de San Ni-
colás y por el Sur de la Costa, que termina en el de Doña Maria,
entre los quales se forma un inmenso seno con innumerables
Puertos, quedaba siempre a los Franceses una entera libertad de
volver a tomar tierra donde mejor les pareciese. No obstante,
como ellos salían a caza de Bacas, salían nuestros Orejanos (152),
o Monteros a caza de Franceses, los quales se vieron tan acosa-
dos que en 1665 tomaron la resolución de evacuar enter<lJmente
la Isla y acogerse a las pequeñas de su rededor. Desde las altu-
ras de estas vigeaban si andaba gente en aquella y quando se
juzgaban seguros, se juntaban muchos y pasaban a ella con la
precaución posible para hacer sus correrías sin pernoctar ja-
más. De aquí tubo su origen la Población de Bayahá, o Bayajá,
en cuya excelente Bahía hay una Isla, que tomaron por asilo
aquellos Aventureros. La Península de Samaná al Oriente era
otra de sus guaridas que se les hicieron dexar por fuerza los Ve-
cinos del Cotuy en pago de un insulto con que habían acome-
tido su Pueblo, en tiempo que todos se hallaban retirados a sus
campos y labores (153).
(151) A tan funesta disposición, el desmantelamiento de la Isla Tor-
tuga, se consagra en su mayor parte el vol. III de Relaciones Históricas de
Santo Domingo. (ERD).
(152) Orejanos, este es el nombre que se da en Santo Domingo a todos
los habitantes de sus Poblaciones interiores, que viven de criar ganados
y de cazar en el monte los alzados, a que llaman Montear. (A)
(153) De una carta del capitán don Francisco Sánchez Calderón, su-
cesor .de Roque Calindo en la Alcaldía Mayor de Santiago: enumera mu-
chas calamidades que en poco tiempo se han padecido, "a que se ha se-
guido que el enemigo francés está poblado en lo más y mejor de toda la
Isla, y con las contínuas entradas que ha hecho y hace, ha robado y muer-
to la mayor parte de los ganados, llegando con su gente cuatro leguas de
estas poblaciones, aunque los vecinos viven con notable vigilancia para
poderse conservar sin riesgo, aunque es imposible, pues el año pasado de
1673 entró el enemigo en la villa del Cotuí, que la quemó, y mató dos
hombres y tres mujeres con notable crueldad y se llevó ocho mujeres y ni-
ños y mató cuantos caballos y ganado encontró: y por mayo de dicho año
volvió a entrar seis leguas de dicha villa en un paraje que llaman el Ma-
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 121

Sería infinito referir todos los encuentros que por más de


siglo y medio tubo nuestra N ación con la Francesa en Santo
Domingo y sus cercanías, hechos que reservamos para nuestra
Historia, donde descubriremos también a la larga las máscaras
con que los desfiguran los Franceses. Lo que no podemos
omitir para la inteligencia de esta Obra, es que así como les
echamos de la Tortuga) de Santo Domingo y de Samaná (154),
también les hicimos salir de Isla Baca (155). Pero como el nú-
mero cortísimo de los nuestros lo dexaba todo desierto a su re-
tirada y la Corte de Francia tenía un interés grandísimo a la
Isla) iba siempre engrosando su partido y ocupando quanto po-
día. Quando España declaró en favor de la Holanda la guerra
contra Francia) se hallaba ésta con tales fuerzas en la Española
y Tortuga) que Beltrán de Ogeron, Señor de la Boüere) Gober-
nador de la última, formó el proyecto de apoderarse de toda la
Española por los años de 1673 (156). El mismo desvarío propuso
cariz, y. marchando sobre la ciudad de la Vega. por haber sido sentido de
la gente. se retiró, abrasando las casas de algunos hatos. conque se han
despoblado diez y ocho ranchos de ganado de cerda con más de 3.500 ca-
bezas, y asimismo nueve hatos de ganado vacuno con más de 3.000 reses.
de que en dicha villa supe de las justicias esta verdad. Este mes hizo el
enemigo otra entrada siete leguas de la ciudad de Santiago en un hato
llamado Garurabo, donde cogió nueve personas, mató una mujer y cinco
hombres y se llevó tres. Mediante estos daños que el enemigo ha hecho.
los vecinos de la ciudad de Santiago, Vega y Cotuí no viven en sus luga-
res. temiéndose de un daño irreparable.....• AGI, Santo Domingo 90 (FCU).
(154) El desalojo francés de Samaná. en 1677. V. Samaná, Pasado y
Porvenir, por Emilio Rodríguez Demorizi, pp. 53-56.
(155) En II de agosto de 1611 se pagó y socorrió "a diez y ocho mon-
teros que fueron sirviendo en la jornada de la Isla Vaque"; también se le
pagó a Agustín de Brito "por el flete que ganó la dicha su fragata Nuestra
Señora de Altagracia desde 28 de abril que el Señor Presidente don Diego
Gómez de Sandoval le mandó embargar y fletar para ir en compañía de la
armada de la guarda de esta Isla. por pataje de ella. en la última jornada
que don Jerónimo Gómez de Sandoval. general de la dicha armada, hizo a
la Isla Vaque, hasta 14 de septiembre de dicho año que se le entregó. a
razón de 25 ducados buenos al mes"; pago de 26 de septiembre de 1611.
AGI. Contaduría 1056. (FCU).
(156) Charlev. lib. 8. (A).- Lo que en la obra de Chalevoix sirve de
apoyo para lo que asevera el A. carece de exactitud. como tales planes de
Ogeron. porque harto hizo con sostenerse en el mando entre los suyos,
encendidos en revueltas; aunque sea cierto que los españoles de la Isla te-
mían ya desde bien antes de 1669 las invasiones armadas y los insultos de
la gente de Occidente. Las entradas que en 1673 hicieron franceses por
Samaná hasta el Cotuí, Macorís y cercanías de la Vega no se correspon-
día con intentos emanados de jefes algunos de calidad; eran piraterías
terrestres. Ogeron, desde luego. en dicho año de 1673 hizo una incursión
en Puerto Rico, pero con resultas desastradas. (FCU).
122 ANTONIO SÁNCHEZ V AL VERDE

a su Corte, como facilísimo, MI. Ducasse en 695, quando pocos


centenares de nuestros Lanceros, cuyo nombre sólo helaba el
corazón Francés, acababan de humillar esta Nación y hacerla
correr por las Montañas como Ciervos. Quatro años antes, esto
es, en 691, había sido la gran batalla de Sabana Real, en cuya lla-
nura cantó uno de nuestros Poetas Americgnos (157).
(157) Don Francisco Ximenez ~¡orillas. (A).- De lo poco que en los
últimos tiempos se ha podido escribir acerca del autor de los dos versos
(con una variante, en todas las copias: "que para sus once mil", en lugar
de: "que contra sus once mil"), parece que es necesario decir: borrón y
cuenta nueva.
Lo primero: tendráse presente que la noticia de ese autor y de sus dos
versos tiene por fuente primaria la obra de Sánchez Valverde, y que si el
A. escribió haber sido el autor "uno de nuestros poetas americanos", dé-
bese reconocer esta naturaleza en él, como con efecto la tuvo uno de ese
nombre, Don Francisco Jiménez Morillas y doña Rosa Franco de Medina
fueron padres de don Francisco Jiménez Morillas, nacido en Santo Domin-
go en 1149, abogado, Catedrático de Vísperas de Instituta en la Univer-
sidad de Santo Tomás, de quien hay dato que huyó de San Juan de la
Maguana con el escribano Juan Eloy Tirado y otros anglófilos, cuando en
1797 los republicanos, entre ellos el tristemente célebre cubano Nicolás
González, facilitaron a los negros apoderarse de aquella villa. Había ca-
sado con doña Aguasantas Garay, y su defunción está registrada en Cate-
dral al 2 de junio de 1815.
Lo segundo: don Francisco Morillas (en Historia de Santo Domingo,
de Del Monte y Tejada, tomo 111, p. 50, ed. de 1890) y don Francisco Xi-
ménez Morillas (texto), son una y misma persona, y no puede considerar-
se a Del Monte como fuente para la discriminación de sujetos en razón
de estos apellidos, porque los mismos miembros de la familia Jiméf!ez Mo-
rillas tuvieron costumbre de omitir "Jiménez" y "Jiménez de", y, a su ejem-
plo, muchos de sus coetáneos por sí, y por mano de escribanos en papeles
de oficio. Hasta alguna docena de muestras puede darse para det.'lOstrar
esta identidad, contra la cual militaría, rayano en lo absurdo, que hubiese
habido simultáneamente un catedrático de la Universidad, abogado tam-
bién, de apellido Morillas, y otro tal y tal, Jiméne~ Morillas, a ta altura
de los conocimientos actuales no reconocidos como sujetos <tistintos. Mo-
rillas, por Jiménez Morillas: Caro, por Pérez Caro; Oviedo, por Fernán-
dez de Oviedo; l'uenmayor, por Fernández de Fuenmayor; Valverde, por
Sánchez Valverde, y otros, son apellidos que no pueden discriminarse como
diversos ni distintos en nuestra Historia.
Lo tercero: que Del Monte, escribiendo Morillas, tuvo delante de los
ojos el Jiménez Morillas de Idea del valor...., porque es casi evidente que
su discurso sobre la gran desigualdad de número entre los combatiente!>
de uno y otro campo, no tira tanto a contradecir los versos como a no ad-
mitir el asenso que Sánchez Valverde da a dichos versos; y, por otra parte,
ya se ha dado con fuentes documentales, determinadamente encauzadas pa-
ra apreciarse en juicio contradictorio en los consejos de guerra, previos
a la marcha y castigo por la tropa española, el monto de las fuerzas espa-
ñolas y el supuesto, reconocido, del monto de las fuerzas francesas, que
aparecen poco más o menos equilibradas. AGI, Escribanía de Cámara 26B.
Lo cuarto: que el A. escribió este pasaje, como toda su obra, en Espa-
ña, y que la asunción de esos dos versos no implica que el ,A. conociera o
no conociera toda la pieza poética de alguna mayor extensión, sino sola-
mente que esos dos versos le bastaron para su intento; y que es caso in-
sólito que el único Francisco Jiménez Morillas, a quieh toca la nota de
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 123

Que contra sus once mil,


Sobran nuestros setecientos.

Porque con este número de Criollos derrotamos aquél de


los enemigos, por más que quieran rebajar el uno y subir el otro
sus Historiadores; con la singularidad, de que se debió la victo-
ria a la destreza y valor de 300 Lanceros, como confiesa uno de
sus Escritores (158) por estas Palabras: "El 20 de Enero llegó
nuestro General a aquella llanura, que tiene una legua en qua-
tro y es perfectamente igual; y el 21 se dexó ver el Exército Es-
nacido en Santo Domingo, haya quedado tan fuera de recordación como
poeta que, habiendo fallecido en 1815, de 66 años de edad aproximadamen-
te, por ninguna otra vía se haya conseguido de él noticia congruente
de otros versos suyos, ni aún de la pieza, cúyos puedan ser los dos versos
consabidos.
Cabe preguntar: ¿erraría Sánchez Valverde en la asignación de! episo-
dio y, por consiguiente, de autor, cuando, en lugar de referir los versos al
combate de la Sabana Real de 1691, pudo con mayor razón referirlo a la
invasión de Penn y Venables en 1655? Porque entonces las fuerzas contrarias
fueron manifestaciones muy desiguales y, por lo mismo, pudieron ser ob-
jeto de exageraciones poéticas. Ello es que todo crítico debe reparar en
adelante en la fuerza de este dato:
Habiendo determinado el Conde de Peñalba comprar una fragata, la
de Miguel Camacho, para llevar con su hijo don Gutiérre la noticia de la vic-
toria contra ingleses a todos los Gobernadores de la zona antillana, ordenó
por auto de 3 de agosto de 1655 a los Oficiales reales que pagasen el valor,
aviamiento, flete, etc. de dicha fragata, "y que por ahora se entregue por
inventario, cuenta y razón, a Francisco de Morillas, piloto, para que la ad-
ministre y meta la gente de mar que necesitare par,!- que navegue a donde
conviniere". AGI, Contaduría 1060. Y parece llano que si este Francisco
de Morillas, administrador de la fragata y piloto hubo de conducir y acom-
pañar tales pliegos. habría de hacer de su parte en el trato político co-
mo en las regocijadas fiestas por doquiera, lo que e! Conde de Peñalba
con las autoridades de aquellas ProvinCias, a quienes mucha parte del jú-
bilo insular correspondía como miembros de la familia hispana. ¿Y por
qué no decirlo en verso este Morillas, testigo ocular de todo y a la vez
acompañante de! emisario portador de novedades tan placenteras? Porque
es incomprensible que hubiese habido un Francisco Morillas. enviado a
producir contentos y regocijos, fiestas, cantos y versos en loor de las armas
espaIiolas, y que no cantase ni recitase lo que vió en Santo Domingo, y
haya de prevalecer otra adjudicación de esos dos versos como fruto de in-
genio americano, iY tan corto ingeniol, por sola razón de que Sánchez Val-
verde, en tales versos, nos desc,ubra un poeta dominicano en la persona de
su coetáneo Francisco Jiménez Morillas. Comoquiera, ni el A. queda aquí
desmentido en absoluto, ni e! dato predicho sin aquel valor intrínseco
que inclina a preferir al testigo sobre el no testigo, si ya es constante que
al cabo de tantos años nada se ha adelantado para reconocerse la compo-
sición entera en que estén esos ·versos, ni otros versos cualesquiera, au.tor
Jiménez Morillas. (FCU).
(158) Charlev., lib. 9. (A) Las Relaciones de Sigüenza y Góngora acero
ca de la invasión de 1691 figuran en Relaciones Históricas de Santo Do·
mingo...., vol. 1. p. 1-71. (ERD).
124 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

pañol. Atacóle a las nueve de la mañana con la misma precipi-


tación que había precedido a la deliberación y no dexó de ba-
lancear la victoria más de hora y media, aunque los Fmnceses
combatían sin orden. Pero reconociendo un Oficial Espa-
tiol. (159) que sus Fusileros no podían sostener el fuego de sus
enemigos y comenzaban a desconcertarse, hizo señal con su
sombrero para que se levantasen 300 Lanceros que estaban de
barriga en tierra, los quales dieron con tanta furia sobre los
nuestros, que forzaron el centro después de un porfiadísimo com-
bate. Hallándose entonces separadas las dos alas, huyó la mayor
parte y sólo quedó un grueso de los más esforzados al rededor
de los Señores de Cussy y de Franquesnay". De estos dos dice,
que hicieron prodigios de valor antes de morir y que "el Ca-
ballero de Buterval, sobrino de Fmnquesnay, 39 Oficiales y de
400 a 500 hombres de los más esforzados de la Colonia perecie-
ron en aquel encuentro, después de haber peleado con todo el
valor posible". Dueños los nuestros del Campo corrieron la lla-
nura del Guarico, saquearon y quemaron la Población y lleva-
ron prisioneros muchos Niños, Mugeres y Esclavos.
En el año 1714 pasó a la Capital de Santo Domingo Mr.
Charite, Teniente Rey de Isla Baca, a quien hospedó en su casa
el Gobernador y Presidente Don Pedro Niela. A este Coman-
dante Fmncés siguieron algunas Balandras que entraban suc-
cesivamente en el Puerto con Tropas disfrazadas, las quales se
quedaban a bordo o alojaban en las Riveras del río, sin que hi-
ciese alto en ello el Vecindario. Llegó el Viernes Santo una de
estas Balandras que, no pudiendo rebazar la desembocadura del
Ozama por la fuerza de Nordeste, ancló bajo de la fortaleza, que
está a la boca del Puerto, donde dan razón los Buques que en-
tran de su destino, carga y nombre del Capitán. El de éste tubo
la imprudencia de preguntar al Centinela SI GOBERNABA YA
MR. CHARITE? Divulgóse en el público la novedad, y aquella
noche se juntaron en la Plaza de San Andrés como 200 Paysa-
nos que se echaron de repente sobre la casa de Charite, le con-
(159) Este era Don Antonio Miniel, natural de Santiago, terror de
los Franceses, el qual dispuso su gente de modo que, echados en tierra los
Lanceros entre los Arcabuceros, se levantasen después que hubiesen recí-
bido y dado la descarga del enemigo. El número de los Lanceros era de
más de 400, y componía la mayor fuerza. Esta función es conocída en la
Isla con el nombre de Primera despoblación del Guarico.
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 125

dujeron al muelle y obligaron a embarcar con toda la Tropa


que tenía en tierra y hacerse a la vela en la misma noche (160).
Ignorábase el fondo de aquel proyecto, pero había fundamen-
tos que se confirmaron después, para sospechar contra el Fran-
cés. Lo cierto es que los Criollos resueltos a no reconocer otro
Señor, así como habían defendido su Isla de los enemigos decla-
rados, manifestaron su lealtad en esta ocasión contra la perfidia.
No he podido omitir este resumen, porque es absolutamen-
te indispensable para dar a conocer las falsedades y preocupa-
ciones del Abate Raynal en su Historia Filosófica y Política y

(160) En carta de 28 de marzo de 1713 el Capitán General don Pe-


dro de Niela y Torres da cuenta al Rey de haberse estado en la Capital
trece días Mr. Pedro Charite con su mujer e hijos, y que cuando escribe
esta carta ya había pedido sus bagajes para irse: menciona su cargo de
Teníente de Rey del Guarico, y que va a la Martínica con su nuevo título
de Gobernador. AGI, Santo Domingo 236. Como la Pascua de Resurrec·
ción cayó este año el 16 de abril, y en el siguiente, 1714, en 1 de abril, es
ya seguro que, demás de la noticia llana que dió don Pedro de Niela al
Rey, el incidente narrado por Sánchez Valverde, reproducido por el his-
toriador José Gabriel Garda y por otros, es un asunto que no se corres-
ponde con el tiempo. Con efecto, el 15 de diciembre de 1719, el Capitán
don Fernando Constanzo dió cuenta a S. M. de que el 8 de octubre ante-
rior dió fondo, casi debajo de la artillería, la fragata francesa nombrada
El Postillón de Véndome: su capitán se entró en el puerto en la falúa de
la fragata, diciendo que venía a hacer aguada y reparar el árbol: se le
trató de persuadir que metiese la fragata en el puerto "aunque con reser-
vada intención de represarla": no picó el capitán en el anzuelo, y, en
vista de su negativa, se hizo dar caza a la fragata con una balandra que
se armó para ello, pero en la fragata, sin aguardar al capitán, se levó el
ancla y huyó a tiempo: la falúa quedó en poder de los españoles con di-
cho c.apitán y marineros, a todos los males, debajo la fe de homenaje y
fianza de 300 pesos, se les permitió pasar a las colonias francesas. La ba-
landra española que se armó tenía seis cañones y más de 140 hombres:
a vista de la ciudad cañoneó a la fragata, porque huía, y no se continuó
su persecución, porque se hizo noche. AGI, Santo Domingo 255. En la in-
vestigación se ha logrado dar con el dato de que el 22 de abril de 1714,
esto es, 24 días después del supuesto incidente del Viernes Santo, se des-
pacharon correos al interior, "el uno a Santiago y el otro a Azua para que
estuviesse la gente presta por la noticia que había de guerra": y una par-
tida de 180 reales fué dada "a ocho soldados de la Compañía de caballos
por estar en armas en esta Ciudad para cualquier aviso a la tierra aden-
tro", servicio que hicieron por solos catorce días. AGI, Santo Domingo 1063.
De que se sigue no poder admitirse la narración del autor en la confor-
midad que lleva, pues aunque no obste la pequeña inexactitud de que
Mr. Charite era Teniente Rey de la Isla Vaca, donde no había tal oficio,
sino en el Gu arico , por cuya razón había sido allí dos veces Gobernador
interino, obstan las demás circunstancias de la carta de Niela, y el dato
semejante y exacto del tiempo de Contanzo Ramirez. y la buena inteli-
gencia del mismo Mr. Charite, presente en el Guarico en 1719 con muchos
amigos en la parte española con quienes guardaba leal correspondencia.
(FCU).
126 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

las de Mr. Weuves en sus Reflexiones sobre el Comercio (l61), los


quales, como otros de su Nación, dan a la Colonia Francesa de
Santo Domingo y sus Poblaciones más antigüedad y otro
principio del que tienen en la realidad y se infiere de los pasa-
ges expuestos. En quanto a la antigüedad, ninguno de sus Esta-
blecimientos puede contar una fundación permanente antes de
la entrada de este siglo. Es verdad que algunos comenzaron en
el pasado; pero eran continuamente incomodados de los Criollos
y obligados a transmigrar de unas partes a otras, dentro o fue-
ra del Continente de la misma Isla) como se ha manifestado con
testimonios de sus proprios Historiadores. Después de ésto,
¿quién no se reirá de la Gasconada de Weuves, quando cla-
ma (162) "quién diría que la adquisición de esta Colonia en
su origen se debe a sólo un puñado de nuestros bravos Aven-
tureros?" pudiendo decir: a un puñado de Pyratas Vandidos,
fugitivos de San Christoval, que entraron clandestinamente en
la Española a robar sus ganados y hacer comercio de su Coram-
bre.

Con la misma voluntariedad se atreve a decir (163): "Que


jamás convendrá en que los Vasallos de Francia hayan usurpa-
do (en la Isla) terrenos de los de España; porque han sido gana-
dos o represados espada en mano, que es el modo con que han
hecho sus adquisiciones todos los Potentados y que el territorio
Francés se estendía antiguamente más allá de Bayahá) &c." Es
verdad que en el siglo pasado tuvieron los Franceses con los
nuestros muchos encuentros y toques de' espada en mano; pero
también es constante que con ella, en vez de adelantar un paso,
les hacían perder nuestros Pastores poltrones (como ellos dicen),
con la Lanza y el Machete, quanto habían usurpado clandesti-
namente en mucho tiempo; de que da testimonio la époéa de
sus Establecimientos fijos contra sus imaginarias pretensiones.
Tampoco puede dudarse que quanto han poseído hasta el pre-

(161) Refiérese a W"euves, Reflexiones historiques et politiques sur le


commerce de la France avec ses colollies de I'Am¿rique. Genéve, 1780, 392
p. (ERD).
(162) Ref!. sur le Como cap. 13. (A).

(163) Ibi, part. 2 cap. 5, f. 213 Y siguientes, (A)


IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 127

sente, lo han debido a la tolerancia (l64); que su subsistencia ha


sido puramente mercenaria, sin más límites hasta la demarca-
ción que los que hemos querido dexarles, empujándoles siem-

(164) A nuestro juicio, esta palabra tolerancia es una de las más feli-
ces del autor, no por el valor del sentido o concepto del vocablo, sino
porque apenas hay escritor de historia dominicana que no incurra en el
error de considerar el Tratado de Riswick (1697) como particionero de
la Isla entre franceses y espaftoles. No hay en dicho tratado palabra que
toque a semejante materia, y todo, desde luego, lo que hubiese de hallarse
que dé luz para conocerse el verdadero estado de posesión de los france-
ses hasta el Tratado de Aranjuez, recuerda la tolerancia y nada más que la
tolerancia espaftola. Este asunto requiere, pues, dejarse claramente expli·
cado en esta nota.
Carlos II falleció elide noviembre de 1700; había declarado por he-
redero de! trono a Felipe, nieto de Luis XIV de Francia. Después de pocos
días, esto es, el 20 de noviembre, fué despachada una R. C. firmada por
un Consejo del Reino, por la que se daba una resolución de emergencia
a todos los incidentes con franceses en esta Isla, los cuales, después de la
paz firmada el 30 de septiembre de 1697, habían seguido sus acostumbra-
dos desmanes de ir ganándoles a los españoles más y más territorio. Y se-
gún e! parecer de la Junta de Guerra, que para este fin se había reunido,
y deliberado y propuesto, se le aprobó al Gobernador Manzaneda lo que
había ejecutado para contener a los franceses, y que así continuara "de
modo, que con el arte a que olJliga la necesidad, procuréis que en nin~ún
modo transciendan ni propasen los límites de sus poblaciones y que se
ciñan a lo que poseen, estando advertido de que todo lo que obréis en esta
materia. ha de ser ocultando que tenéis orden para ello ni para otra cosa
,que pueda mirar a consentir gocen como propio lo que sólo tienen como
usurpado, pues jamás se les ha confesado jurisdicción legítima en ningu-
nas capitulaciones de paces". AGI, Santo Domingo 1019.
Por R. C. de 25 de marzo de 1701, y en fuerza de la alianza de las
dos Coronas borbónicas, se ordenó al Gobernador de Santo Domingo: "y
así os mando dejéis entrar en los puertos de vuestro gobierno sin réplica
ni embarazo las referidas escuadras y convoyes de guerra que llevaren,
recibiendo a los cabos de ellas y demás bajeles, o cualquiera de ellos que
arribase a esos puertos, tratándolos con toda atención y buena correspon-
dencia y haciéndoles aquel buen pasaje y acogida que si fuesen navíos de
Espalia": debía asimismo permitir el paso por territorio español a toda
tropa francesa que se enviase para dar auxilio a los de Occidente si eran
atacados de los ingleses, y en cuanto a la defensa propia de la Ciudad, si
llegase el caso de hacer prevenciones de guerra y necesitase de ingenieros
franceses. los pidiera, y si para defender la Isla tenía necesidad de solda-
dos franceses, los admitiera como si fueran españoles, debiendo unos y
otros mantenerse siempre en la más cordial amistad. AGI. Escribanía de
Cámara 13B.
Al abrigo de estas y otras reales Cédulas de amistad con franceses. éstos
continuaron siempre ocupando territorios. vejando a los españoles, y excu-
sando aquellos gobernadores deshacer los avances ejecutados durante go-
biernos anteriores por decir que no tocaba a ellos entender de tales ne-
gocios, sino a los respectivos soberanos. y cuando llegaron a Madrid no-
ticias alarmantes de tanto progreso, a consulta del Consejo o Junta de
guerra, don Felipe V, en vez de conformarse o no conformarse lisamente
con el criterio de sus Consejeros, resolvió textualmente la Consulta de 19
de abril de 1715: "Quedo enterado y vengo en que se suspenda el nombra-
miento de Comisario hasta que vengan y se vean los autos que se esperan
y en que se den al nuevo Presidente nombrado para Santo Domingo las
128 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

pre que han querido abanzarse y quemándoles las habitaciones


y pueblos quando nos han incomodado.
El otro Panegyrista de los Establecimientos Franceses en la
Española, que es el Abate Raynal, de cuyas inconseqüencias en
las Reflexiones Políticas y poca instrucción en los conocimien-
'tos Geográficos, dimos una muestra en la nota al Capítulo 19;
Este Abate, digo, cuya Historia corre con tanta aceptación por-
que ensalza sin tino los hechos de sus Nacionales, dexa traslú-
órdenes que se proponen, pero previniéndole con particular encargo no
haga en esto ninguna novedad, ni acto alguno de ocupación ni reintegro
hasta nueva orden, ni permitir la menor hostilidad de parte de los espa-
ñoles, ni rompimiento de la paz y buena correspondencia que se debe
mantener y continuar entre las dos naciones, de cuya providencia he man-
dado prevenir al Duque de Sto Aignan para quedé cuenta de ella al Rey
mi Abuelo, y le haga presente en mi nombre que si la mayor extensión
que han dado a sus habitaciones y dominación en la parte española los
franceses, se tratará por los Comisarios que se nombraren y se verá y re-
conocerá la justicia de cada una de las partes: pero que si ésta su mayor
extensión la hubieren dado después de haber yo entrado en la posesión
de esta Monarquía y ocupado parajes y puesto que no tenían antes, debo
prometerme de su justificación hará reintegrarme de lo que en esta parte
hubieren ocupado desde el referido tiempo, haciendo S. M. Cristo expedir
a este fin órdenes eficaces que mandará se entreguen duplicados para re-
mitirlas a mis ministros, como de mi parte se entregarán también a los
de S. M. Cristo los de las que por acá se dieren, unas y otras con especia-
lísímos encargos, para que no se consíenta ni permita la más mínima hos-
tilidad de ninguna de las dos partes". AGI, Santo Domingo 236.
y con esto basta para, con inteligencia de que los franceses nada cum-
plieron y los españoles con toda lealtad observaron, se reconozca que el
Tratado de Riswick es ajeno a la historia de la Isla Española, y que en su
lugar el monarca español don Felipe, francés, confirmó el estado de las
cosas en cuanto a la posesión que franceses tenían en el momento del alli-
venimiento suyo al Trono de Espafía, según aquella desgraciada R. C. de
1701, y fué posesión simpliciter tolerada; porque repitiéndose esta deno-
minación en adelante muchas veces y no habiéndose hecho demanda ningu-
na para quitársela a franceses, hubo cesión de todo lo robado hasta el ad-
venimiento de :Felipe V por solo el hecho de este advenimiento y no por
tratado ninguno, y que cuando se hizo el Tratado de Aranjuez en 1777
sobre demarcación de límites, fué entonces hecha, en fuerza de la misma
demarcación, la cesión implícita, pero real, de todo lo que quedó de la
Isla al occidente de los límites demarcados. Y en prueba de que hasta 1777
no hubo Capitán General que considerara a los franceses en la Isla sino
como intrusos y que su posesión era usurpada, en oficio historiado con-
tra las pretensiones del gobernador francés Caballero de la Valiére, su fe-
cha 24 de septiembre de 1773, don José Solano y Bote decía al Ministro
don Julián de Arriaga: "Los límites de tolerancia eran: en la parte de la
costa del Norte el rio Yaquesillo o Caracol por el Oriente, y poseíamos
todo el territorio de Bayajá, contiguo a aquél, como consta de representa-
ciones, fechas de 20 de marzo de 1699, hecha después de las paces de 30
de septiembre de 1697, de las de 1702, y 1703, de 30 de julio de 1712 y de
30 de diciembre de 1717" (el documento sigue describiendo los límites de
tolerancia hasta la Bajada Grande, línea Norte-Sur al mar: "que es la par-
te tolerada por la Majestad del Rey Felipe V...... AGI, Santo Dommgo
1019. (FCU).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 129

cir con toda claridad que aquellos Establecimientos no pudie-


ron fijarse hasta la aniquilación de nuestra Población. Habla de
la llanura del Guarico y dice (16;'";): "Aunque los Franceses ha-
bían conocido mucho antes el precio de un terreno, cuya fera-
cidad excede la imaginación, no comenzaron a cultivarle hasta
el año de 1670; época en que cesaron de temer las incursiones
de los Espa'Íioles, que hasta entonces se mantenían fuertes en la
Vecindad. Este establecimiento había hecho bastante progreso
en 25 años para excitar el zelo de los Ingleses. Juntaron sus
fuerzas a las de los Españoles, le atacaron en 1695 por mar y tie-
rra, le tomaron, saquearon y redugeron a cenizas". Así habla
Raynal, cuya pasión por la Nación Británica y aversión a la Es-
paílola se toca a cada paso en su Obra y le hace atribuir el últi-
mo saco y despoblación del Guarico, principalmente a los Ingle-
ses. Olvídase de todas las Batallas y Campañas con que 40 años
antes habían trabajado incesantemente los Criollos Espaiioles
contra los Franceses por echarles de su Isla. Pasa en silencio
el primer saco y despoblación del mismo Guarico, executado
por solos los Espaiioles el año de 1691, mezcla falsamente a los
Ingleses en la de 695 hecha en los meses de Enero y Febrero y la
confunde con la que llamamos vulgarmente en la Isla Despo-
blación de Portopé, por el nombre que los Franceses dan a nues-
tro antiguo Puerto de la Paz, la qual sucedió en Julio del mismo
aíio de 95 (166), a que concurrieron con efecto los Ingleses con
'nosotros.
"Trata el mismo Raynal (167) en el proprio Capítulo de
las Posesiones que tienen a la parte del Sur de la Isla y dice
que se estienden desde el Cabo de Tiburón hasta el de la Beata.
Que los Españoles habían fabricado allí dos poblaciones gran-

(1H5) Rayn. Hist. l'olit. & Phi!. tomo 5, li". 13, cap. :::2. (c-\)

(166) El autor no acierta a su vez, porque la campaña de 1695 se hizo


con las armas en las manos desde mayo. Hubo mucha prisa para hacerla
porque los franceses no tuviesen tiempo de saber los movimientos; pero
bien es verdad que todavía en agosto la presencia de tropa española en
territorio de franceses se mantenía annque ya en orden de retirada. Hay
a la mano una certificación de todos los movimientos del ejército espafíol:
el 28 de mayo entraron los españoles en el Guárico. desde elide julio .le
lante de Port-au-de-Paix, y se batió bien el cobre hasta el 14, qne se tomó
la Plaza. AGI, Escribanía de Cámara 28C. (FCU).

(167) Idem, ibi. (A)


130 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

des en los tiempos de su prosperidad, las quales abandonaron


en los de su decadencia. El lugar, sigue, que dexaron desocupa-
do los Españoles, no le ocuparon luego los Franceses, que de-
bían temer la vecindad de Santo Domingo, donde estaban con-
centradas las principales fuerzas de la Nación, sobre cuyas rui-
nas se levantaban. Los Corsarios Franceses que se juntaban en
la Isla Baca para dar sobre los Castellanos y
repartían allí sus
despojos, animaron a los Labradores a comenzar un Estableci-
miento en la Costa fronteriza el año de 1673. Destruído éste casi
al principio, no se recobró hasta mucho tiempo después". Estos
testimonios de un Filósofo Historiador, tan célebre entre 10\su-
yos, bastarían por sí solos para convencerles que no han sido l~s
armas las que les han dado el terreno que ocupan sus ColoniaS
en Santo Domingo (como ni las otras de éstos y los demás Es-
trangeros en América); sino que han ido estableciéndose poco
a poco, y clandestinamente después de la aniquilación de los
Naturales. Y que, en fin, no han podido fijarse hasta la entrada
en nuestra centuria. en que dexaron de tener facultad para aco·
meterlos aquellos pocos Naturales (168) que lo' habían hecho
hasta entonces.

CAPITULO KV

ESTADO ACTUAL DE LA ISLA Y PRINCIPIO DE SU


RESTABLECIMIENTO

La miseria y'la despoblación en que se hallaba la Española


por los años de' 1700 anunciaban una pronta pérdida de toda
ella para la España o, quando menos, que le costaría considera-
bles sumas de dinero y de familias, si quisiese conservarla en tal
qual pie. Uno de los Señores Ministros del Supremo Consejo

(168) Esta nota se ha puesto aquí para hacer hincapié en la disposición


real Que ató las manos de los criollos y no pudieron en adelante expulsar
a los franceses de las tierras que nuevamente ocupaban por aquellos medios.
los de las armas, que probaron ser el único argumento comprensible entre
franceses. Véase la respuesta de Felipe V a la Consulta de 19 de abril .. cle
1715. cuyo tenor está a la letra en la nota 164. (FCU).
IDEA DEL VALOR DE LA' ISLA ESPAÑOLA 131

de las Indias' (169), que lo fué doce años de aquella Real Au-
diencia y la mayor parte de ellos le emplearon' en ·la Asesoría
general de Gobierno los Presidentes,· me asegura haber visto el,
Padrón con qlie acompañó ·la Audiencia un Informe de·la Isla,
que hizo de orden de S. M. en el año de 737, el qual no pasaba
de 6.000 almas e7~). En efecto, de los Pueblos' antiguos, o no
había vestigio alguno, o apenas contaqan de uno a quinientos (*)
centenares de almas. Tales eran el Cotuy, Vega y Santiago ácia el
Norte; A.zua, Bánica, Larez de GlIaba o Hincha por el Sur y
lo interior de la tierra al Oeste: Monte de Plata, Bayaguana e
Higüey al Este. Por esta misma parte se hallaban ya' los prin-
cipios de la Villa del Seybo, población nueva, (171) que comen-
(169) No puedo callar aquí en obsequio de la verdad, y de la justi.
Cia, que el Ministro .que aquí Cito y de quien se hizo menCión en el f:lp.
6. es el Señor Don Josef Antonio de la Cerda y Soto, cuyos singulares ser·
vicios, hechos en Santo Domingo, premió S. M. (que Dios guarde) con la
Plaza del Consejo que tan dignamente ocupa. Este Señor Ministro. tan
zeloso del Re1l1 ServiCio como lleno de humanidad, dexó en aquella Isla
una apreCiabilísima memoria por la dulzura con que la dirigió y por las
luces filosóficas que inspiraba a sus Gobernadores para el fomento ,de ella.
Todavía respira contínuamente este buen deseo. El supo penetrar el genio
de los Naturales e imponerse menudamente en el País; sus observaCiones
y notas, que me ha comunicado, me han servido mucho eh este trabajo.
(A). Por muerte del oidor .don Bernardo de Urrutia, fué nómbrado Oidor
de Santo l;>omingo, a consulta de 9 de octubre de 17·54, y su título lleva la
fecha de Buen Retiro 29 de octubre del mismo año; la licencia para ir a
su destino, el juramento de fidelidac;l, el despacho de su embarque y el
embarque, los días respectivamente, 2 de febrero, 2 y 5 de abril. y 5 de
junio de 1755. Pidió licenCia para restituirse a España, y fué sustituído
con don Ruperto Vicente de Luyando, cuyo título es de 6 de abril de
1.,766. Sánchez Valverde se había ganado la benevolenCia de este Conseje·
ro de Indias; escribió la presente obra, sujetando los conceptps y la forma
de expresióll al juiCio de este. señor para que correspondiese al intento
hi benevolenCia del Consejo de Indias en la causa que el A. tenía pen-
diente. y a él debió que su suerte final, aunque. no honrosa, escapara del
desastre. Cerda y Soto pudo ser atento y complaCiente sin menoscabo d~
su imparcialidad y probidad de Consejero de Indias. (FCU).
(170) La enunCiaCión del autor lleva consigo embebida una proporción
e aumento respecto de quince años atrás, porque en la parte narrativa
de una R. C. de 21 de mayo de 1723, se lee: "Y ahora, con cartas de 29
de junio de 1721 y 22 de febrero de 1722, habiendo acompañado la Au·
diencia, en consecuenCia de los Citados despachos, testimonio por donde
le verifica que los pueblos, villas y lugares de que se compone dicha Isla
son nueve: y que la gente de toda su poblaCión se. 'reduce de cuatro mil
quinientas personas a cinco mil, en que se· incluyen tres mil y Cincuenta
hombres de armas de gente miliciana, cuatrocientos veteranos y 'arreglados
de guarnición de aquella Plaza y el restante número de vecindarios, repar-
tidos en aquel territorio". AGI, Santo Domingo 284. (FCU).
(") Expresión descuidada del A.
(171) Este pasaje no anda acorde con lo cierto. Hay documento que
menciona la villa de Santa Cruz del Seibo existente en 1658, y en 1649
132 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

zaba entonces a formarse de la concurrencia a oír Misa de al-


gunos Hateros o Criadores de ganado. Lo mismo sucedía a la
parte opuesta con San Juan de la Magauana. Más de la mitad
de los Edificios de la Capital estaban enteramente arruinados y
de los que se hallaban en pie, los dos tercios inhabitables o
quedaban cerrados y el otro daba una anchurosa vivienda a sus
Pobladores. Había casas y terrenos cuyos dueños se ignoraban
y de que se aprovecharon álgunos, como de cosas, que estaban
para el primero que las ocupase: o porque había faltado ente-
ramente la succesión de los proprietarios, o porque habían tras-
migrado a otras partes.
Sobre este incontestable supuesto, que ninguno que tenga
quarenta o cincuenta años ignora en Santo Domingo, y sobre
el otro evidentísimo, de que el Real Erario no ha hecho más
esfuerzos considerables que continuar la remesa del situado, de
que hablamos antes, ni enviado tIDás Población que algunas fa-
milias miserables de Islas de las CanaYias (172), de las quales la ma·
yor parte desertaba o moría a los principios, ya por los males
de que iban plagados, ya por el ayre corrompido de unas tie-
rras que ellos mismos comenzaban a desmontar para entrar a ha-
bitarlas, sobre estos supuestos, digo, parecerá increíble el núme-
ro de habitantes que se cuenta aora, de que hablaremos en el
ya la menciona Luis Jerónimo de Alcocer, contando con que hubo tal vi-
lla en el censo ordenado hacer por Osorio a raiz de la despoblación de los
pueblos. del Norte en 1606. Más ajustadamente puede decirse que la villa
del Seibo tuvo tres fundaciones: la segunda en el mismo siglo XVI, y pan
el aiío de 1561 se tiene el dato de haber sido asesinado en el Ceibo un
Juan de Cidia, su alcalde ordinario: hay, en las investigaciones, una falta
absoluta de datos sobre los alcaldes de la villa en muchos aiíos desde 1610
en adelante. y se reconoce por varios indicios que la fundación a que se
refiere Sánchez Valverde, fué propiamente un traslado de su asiento, por-
que la sucesión de las justicias de la villa es constante, a lo menos desde
1658 hasta los días del autor y hasta el presente. Como noticia del todo
nueva, por lo que toca a la primera fundación de la villa, un documento
antiguo seiíala que el 15 de mayo de 1560 fué recibido en el Seibo por
escribano público Remando de Esquivel, hijo de Pedro de Baena y de
Catalina de Montesdoca: este sujeto, en una información de servicios ins-
truida en 1575, alegaba que hacía nueve años se había casado con hija de
Francisco Santana, "el cual es uno de los más antiguos pobladores de esta
Isla, y el primer fundador y poblador de la villa de Santa Cruz del valle
del Seybo, que es en esta Isla Espaiíola'. AGI, Santo Domingo 29. (FCU).
(172) Ray un elenco completo de todas las barcadas de familias ca-
narias traidas a los países de la América Española desde 1720 a 1764: en
dicho tiempo llegaron a Santo Domingo justamente cuarenta barcos con
un total de 483 familias, todas de 5 individuos, salvo 20 familias que pasa
ron de dicho número. AGI, Santo Domingo 1020. (FCO).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 133

Capítulo siguiente y las Ciudades, Villas, Lugares y Capella-


nías (173), efectos debidos a la concurrencia de unos principios
muy débiles para otro qualquiera suelo que no tubiesc los fon-
dos físicos de la Española.
Porque, en efecto, en el citado año de 780 se veía la Capi-
tal reedificada en la mayor parte con edificios de mampostería
y tapias fuertes, de que se habían hecho calles enteras. El resto
estaba poblado de buenas casas de madera, cubiertas de yaguas,
bien alineadas y bastantemente cómodas y capaces. Los Vecinos
principales habían hermoseado las suyas por dentro y fuera y
con toda esta extensión era ya tal la Población, que el que ne-
cesitaba mudar de casa, andaba muchos días para encontrar
otra. Igual o semejante mutación se notaba en los demás Po-
blados de que acabamos de hablar, especialmente en Santiago,
San Juan, Bánica y Guaba, los quales habían crecido conside-
rablemente, como también el Seybo y Azua, (174), cuya situación
de las inmediaciones del mar se había retirado al interior de

(173) Las Capellanías son unas CapiJIas u Oratorios que el zelo de los
Ilustrísimos Señores Arzobispos, o la devoción de los Hacendados han do-
tado en aquellos parages más distantes de los Pueblos, en que más se ha
aumentado el número de los Vecinos. Estos son los que imponen fondos,
de cuyos réditos se mantiene un Capellán Sacerdote, así para la Misa, co-
mo para la administración de los den};Ís Sacramentos. (1\).

(174) El 23 de abril de 1756, con la firma "Nos Jos leales vasallos de


Vuestra Sacra Real Majestad de Azua", 150 cabezas de familia, cuyos nom-
bres parecen en hoja adjunta, representaron al Rey que el lugar en donde
se hizo el nuevo asiento de la villa era estéril, y deseaban "que se nos deje
conducir a nuestra patria en donde estábamos con más comodidad que en
la que nos hallamos", y que este cambio de asiento ha sido obra del Cura
(P. Montaño) y de José Ramírez, Manuel Santamaría, Martín de León, Vi-
cente Ferrer, José González y Lázaro de Tapia, los cuales no tení'lll antes
oficio de república en la villa, y por tenerlo, habiendo derramado doblones
entre los minístros de la Audiencia, se han salido con la suya, en tanto que,
con la huida de la gente de este nuevo sitio, se ha ocasionado "haberse le-
ventado dos pueblos. los que nombramos San Juan y Neiba, los cuales estos
dos pueblos eran valles de donde nos venía nuestra manutención, y así no
es bien que vayan en aumento estos dos pueblos, lo cual todo este tiempo
sólo se había permitido un capellán para una urgencia, pero no un curato,
porque ni ellos lo hubieran pretendido, ni nuestros antecesores lo hubieran
consentido, y ahora, por la mudanza del pueblo, por no venir la gente de
los dos valles a la villa", han pretendido tener cura y se los han dado. "por-
que los jueces de la ciudad de Santo Domingo, tanto Presidente como Au-
diencia, en habiendo plata, a lo imposible hacen posible". Es un memorial
en que se contiene la demarcación del egido, y en que se expresan diferen-
tes incidencias, tales como la de que, habiéndose sabido que se escribía al
Rey esta carta, "con mueha fuerza nos han obligado que desbaratemos nues-
tras casas, con pena tanto pecuniaria como corporal, lo cual dicen los dichos
que una vez que estén los bohíos desbaratados, aunque venga la ralón de
134 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

las tierras por razón de lo estropeada que la dexaron los terre-


motos del año de 51. Fuera de estas Poblaciones se habían pues-
to en pie las de Montechristi (175) y Puerta de Plata (176) en la

S. M. de que nos volvamos a nuestro pueblo, que se nos hará duro volver
a desbaratar nuestras casas y volver a trabajar de nuevo para volvernos a
nuestro pueblo". AGI, Santo Domingo 297; (FCU).
,
(175) La fundación de Montecristi fué muy laboriosa y dilatada. El
14 de enero de 1751 dió cuenta el Presidente de "habér mandado al capi-
tán don. Juan ,MoreH de Santa Cruz que pasase a la bahía de Manzanillo a
empezar la fundación de un pueblo que allí había proyectado el' ingenie-
ro don Fernando. Jerónimo de Pineda, desmantelando todo aquel terreno
con los negros minas que en Santo Domingo los llaman del Rey": Para el
26 de ·abril había sido admitida la renuncia de Morell de Santa Cruz, y ~
dió ord~n a don Miguel Súnchez para transitar al Mallzanillo y concluir el
desmontel:omenzado, construir iglesia, bohíos, etc. Sánchez murió en su ocu-
pación en agosto sig-uiente: se quitaron los negros y enviáronse ~amilias
canarias: encomendóse la continuación de los trabajos al capitán don Gas-
par de Leoz y Echalaz. La orden para comenzarse esta', fundación es de 3
de ag-osto de 1750, dada por el Presidente Rubio al alcalde mayor de San-
tiago don Ferrtando Martínez I'ison, quien en breve se desentendió por haber
sido trasladado. a Guatemala. AGI, Contaduría 1069A, Indiferen~e General
156. Este, pueblo tenía '.en 1783 diez calles nombradas: Santa Bárbara, Pere-.
grino, Triana, Sol, Retiro, Castillo, Fragosa, San Francisco, Nueva y Buena-
vista, con Jin total de J4!i casas con 165 familias, que sumaban 1.298 per-
sonas, sin otras 63 familias con 344 personas, que habitaban en el campo
de su distrito. AGI, Santo Domingo 988. (FCU),

(176) La fundación d¡; Puerto Plata se había pedido en 1715 y 1723,


Y los comienzos de la misma se colige de una orden de C;¡.stro y Mazo, !le
9 de febrero de 1736, para que el teniente de gobernador de Santiago don
Juan Geraldino de Guzmán hiciese reconocer el puerto y terrenos de Puerto
Plata, el cual el 14 de febrero dió esta comisión al sargento mayor don Luis
de Tejada y al ayudante mayor don Juan Rodríguez Terreros: tarea cum-
plida el 23 de febrero. Hasta el 15 julio ,del mismo año no dió otro paso,
y el '16 se emprendió el camino por el comisionado para la fundación, d(m
Tomás Lorenzo, que llevó consigo 34 morenos de la colonia francesa, 6 del
Cotuí, 11 de la Vega y 17 de Santiago: pero de estos negros sólo quedaban,
a don Tomás once negros el 11 de agosto: y el 11' de septiembre pudo eS-
cribir que ya estaba hecho el desmonte para edificar iglesia y la mitad de
los bohíos señalados para principios:, en septiembre se edificaban ya dichos
.bohíos: maestro de obras José González: continuáronse las obras, lleváronse
familias, comenzaron a enfe);mar los canarios y a huirse del paraje, y, al
fin, rellenados muchos parajes inmediatos y no desmontados todavía que
contenían charcos de aguas muertas muy peligrosas, mejoró la situación
d~ todos, no sin haber tenido que defenderse Castro y Mazo de muchas in-
culpaciones que pretendían hacerle responsable de la muerte de cantidad
de canarios. La denominación de la villa está en la cabeza de un docu-
mento que dice: "Instrucción dirigida a don Santiago Morell de Santa Cruz
y don Tomás Lorenzo de Abren sobre lo que han de observar en el esta-
blecimiento de la nueva población nombrada Nuestra Señora de la Can-
delaria y Puerto de Plata". Patrono del lugar al que se, juntó poco despubi
el que prevaleció más en la enunciación corriente, en memoria del Mo-
narca Reinante Felipe, V, de San Felipe de Puerto Plata. AGI, Escribanía
de Cámara 16B. Véase Apuntes para la Historia de la Parroquia de Puerto
Plata, por el Licdo. Canónigo Rafael C. Castellanos, S. D., 1931. (FCU),
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 135

vanda del Norte. Se había fundado Dajabón (177) cerca de la


Bahía de Manzanillo, que queda al mismo viento. Al Oriente
se habían hecho de nuevo el Pueblo de Sabana de la Mar en) y
Sa~¡ta BáTbara, de Sarnaná (179). En las Fronteras de los France·

(177) El 24 de mayo de 174Q el arzobispo hizo propuesta a S. M. a


favor de la creación de una nueva parroquia en e! sitio llamado Dajabón,
veinte leguas de Santiago, con cuatro rios intermedios qu<; muchas veces
imposibilitaban el vado por todas partes, para socorro espiritual "de los
muchos vecinos que 'en él se hallan en diferentes haciendas de campo que
allí se han formado, y tambíén gozarán del mismo beneficio un capit:1O
y soldados de vuestra Real tropa destinados para defender la pertenencia
de V. M." lo que se podía ejecutar sin nueva erogaciÓIl, "sirviéndose V.
M. resolver que los 135 pesos anuales que se da al capellán de dicha guaro
dia, se apliquen para congrua sustentación de! cura que se habrá de elegir,
y que para ayuda de fabrícar la iglesia, se dé una limosna de vuestras
Reales Cajas", y con ella y lo que el vecindario diese, quedaría establecida
la par;roquia. AGI, Santo Domingo 317. En enero de 1743 el arzobispo Al-
varez de Abreu puso de teniente cura en Dajabón a dvn Manuel de Estra·
da y ,Noda, y para ello se hizo una ermita en Sabanalarga. En 1744, vacan·
te la Silla arzobispal, se quitó el teniente de cura por orden verbal del Goc
bernador eclesiástico, pero el nuevo arzobispo Padilla y Guardiola 'lo res·
tableció por decreto de 12 de julio de 1747, eS,tando en Santiago, y puso de
teniunte al mismo Estrada y Noda. Los límites de esta nueva feligresía fue-
ron: "por la parte del Norte la ribera del Vaque en sti extremo e ingreso a
la mar: por la del Sur hasta la ribera de! ,rio de Dajabón en la parte que
empieza la jurisdicción de Guaba: por el Oriente hasta e! rio de Guayubín,
y por el Poniente hasta la frontera de Dajabón". El Vicepatrono Regio.
'consintió el 31 de enero de 1.7'18, Y así se perfeccionó la erección de la pa-
rroquia. Se publicaron edictos para oposición al oficio de teniente cura
de' DajabóI\, y no. compareció clérigo alguno, por lo que el puesto se cuhrió
por nombramientos de interinos. AGI, Santo Domingo 318. En carta de 20
de octubre de 1748, el arzobispo Fr. Ignacio de Padilla daba cuenta al rey
de haber dividido el territorio parroquial de Santiago en dos, con acuerdo
del Vicepatrono, para que Dajabón fuera cabecera de la nueva parroquia.
AGI, Santo Domingo 973. (FCU).
(178) En el Archivo General de la Nación (Epoca colonial, legajo 7,
exp, 1, año 1761), hay las siguientes anotaciones concernientes a los co·
mienzos de Sabana de la Mar: "Entregar al Sr. Benito Díaz Carneyro, sei~
mil reales como administrador de la nueva población de Nuestra Sefiora
del Pilar de Sabana de la Mar pal'a la continuación de ella.... " "Pagar no·
venta y seis rea1cs a Juan Baptista, Maestro Carpintero, por su trabajo y la
madera que puso en el marco para la lámina de Ntra. Sra. del Pilar que
se hizo para Sabana de la Mar". (ERD). La fundación de este pueblo de
Sabana de la Mar debe ponerse al afio de 1760, porque el Presidente Az-
lor decía en carta de 21 de febrero de 1761, que en otra de 15 de mayo
del año anterior dió cuenta de haber hecho dos grupos de familias canarias
para la fundación de Samaná, y la de su agregado "Sabana de la Mar a 'lli.e
he dado princitlio". AGr, Santo Domingo 100R. Y es dato correlativo a mes
y a ailo el siguiente: "En siete de mayo (1760) damos en data doscientos
diez y seis reales pagados a don Benito, Dial Carneiro por su asistencia y
trabajo personal a reconocer, medir y tasar las tierras en que se ha de
fundar el Pueblo de 'Sabana de la Mar. en la ocupación de diez y ocho
dia~ a diez y ocho reales cada lino". AGr. Contaduría 1069B. (FClJ).

(J79) Samaná fuc' fundado el 2l de ag-osto de 1756. Véase Sarwl't,i. fli1


sfldo y ponl('nir, C. 'L, 1945, p. 14. (ERD),
136 ANTONIO SÁNCHEZ VAL VERDE

ses se habían fabricado San Rafael de la Angostura (180) y San


Miguel de la Atalaya (181), cuya Baronía acaba de concederse
a su Poblador Don Josef Guzmán, fundados en terrenos que
habían pertenecido antes a la Jurisdicción y Curato de Hincha.
En el proprio distrito se habían erigido, para el socorro espiri-
tual de los Vecinos más retirados de la Matriz y aumentados ya
en gran número, el Oratorio del Peñón y otros.
En los territorios de Bánica, que están más al Sur, se ha-
bía formado el Pueblo de las Cabovas, con un Teniente Cura,
y proveído de Capellanes a los Oratorios de Farfán (182) y Pedro
Corto. Entre el Cotuy, Vega y Santiago se hallaban puestos tam-

(180) San Rafael de la Angostura fué fundado en virtud de Real De-


creto del 2 de julio de 1761, según consta en Real Cédula del 13 de no
viembre de 1771 en la cual ordenaba el Rey se votasen dos mil pesos para
reconstruir 16 hohíos Que destruyó un incendio el día de San Pedro, del
afío 1769, (Copia antigua, de este documento, en nuestra Biblioteca). Véan-
se otras noticias en artículo del Dr. Guido Despradel Batista, San Rafael
de la Angostura, en el diario La Nación, C. T., 6 nov., 1942. (ERD). San
Rafael de la Angostura estaba naciéndose en 1763; hay una partida de gastos,
de 9 de noviembre de dicho afío, por 5.838 pesos y 1 real, presupuesto de
un año, destinados para construcción de bohíos, iglesia, ornamentos y soco-
rro a las seis familias canarias ya establecidas en aguel paraje. AGI, Santo
Domingo 1020. (FCU). -

(181) El mismo oficio de Solano y Bote, ya citado (nota 164), sobre la


fundación de pueblos, trae estas noticias: "La villa de Neiba se fundó
en el afío de 1735 de este siglo, y sus vecinos disfrutan de sus tierras que
eran del distrito de Azua y alcanzarán hasta el término antiguo de Cu-
risaco en la Bajada Grande sobre la laguna de Asuey. La villa de San luan
se fundó en el afío de 1733 sobre el distrito de Azua, y sus vecinos tam-
bién han disfrutado de las tierras que tienen en la parte occidental del
rio Neiba. En territorio de Bánica se fundó el afío de 1704 la villa de
Hincha. En el de 1761 el pueblo de San Rafael, continuo a los estableci-
mientos franceses por la parte del valle del Dondón, Y el año de 1768 el
de San Miguel sobre la Atalaya y tierras de Villarrubia. Pues ¿por qué no
han reclamado (los franceses) contra las fundaciones de estos cinco nue-
vos pueblos? ¿y por qué no contra los cuerpos de guardia que en todos
tiempos hemos tenido y tenemos a la vista de sus establecimientos, como
linderos, en diferentes partes de la frontera, y contra las rondas frecuen-
tes de tropa armada que hemos tenido por ella para contenerlos? Porque
no han tenido derecho alguno para hacerlo. Finalmente.... la Villa de Báni-
ca, que está en los terrenos sobre los cuales protesta (de la Valiere), está
fundada desde el afío de 1683. ¿Pues cómo el año 1700 ocupaban el mismo
tcrreno los franceses? De ningún modo". (FeU).

(182) Mención de este nombre como paraje, hállase al ario de 1767,


como punto de entrada de. tropas hacia El Sonador, dirección Sur, contra
negros cimarrones, y en dicho paraje se puso una estación de vigilancia
para darse la mano con otra establecida en Neiba en cuanto se presentasen
los cimarrones, cuyos refugios no pudieron localizarse en las montafías del
Panza. (FeU).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 137

bién Capellanes en los Sitios de Amina y Macoriz (l83). Por en-


tonces comenzó el Excelentísimo Señor Don Josef Solano, en las
Riberas del Yuna, otro Establecimiento con el nombre de Ange-
lina (184). Entre la Capital y Bayaguana se hicieron las Hermi-
tas de San ]osef (185) y de Tavíra a costa de los habitantes de
aquellas inmediaciones para mantener Sacerdotes que les dige-
sen Misa y proveyesen del Pasto Espiritual. En la Jurisdicción
de la Capital se habían formado los Pueblos de San Lorenzo
de los Negros Minas (l86) en la Ribera Oriental del Ozama, el

(183) El autor omite Moca, por no tener entonces un capellán ins-


tituído por la autoridad eclesiástica. El 7 de julio de 1773 los esposos don
Gregorio López, capitán, y doña Juana Fernández de Barrios, vecinos de
Santiago, otorgaron ante el escribano público don José Sáinz de Azcona,
una escritura de dotación y fundación de una capellanía de 500 pesos con
la obligación de decirse misa doce veces al año en la ermita de Nuestra Se-
ñora del Rosario existente en el sitio de Moca: quedó comprometido para
la consecución de los 500 pesos, y expensas anuales en dichas misas, como
frutos de dicho capital, un pedazo de tierra labradera que dichos funda-
dores poseían en la ribera del río Licey de 53Y2 cordeles de largo y 16y:!
de ancho, y asimismo una décima .parte de otra porción de tierra a ellos
pertenecientes en los sitios que hoy se llaman de Juan López, Cacique y
Guansí, jurisdicción entonces de la Vega, en cuya contigüidad es el sitio
de Moca. La capilla predicha era en la sazón del capitán don Andrés Gar-
cía Colón. (De los papeles de la familia Espinosa, Espinosa-Azcona). (FCU).
(184) Establecimiento construído junto al Yuna, para que fuese al-
macén de los tabacos que por cuenta del Rey se compraban para las Reales
Fábricas de Sevilla: constaba de un edificio de piedra y otros varios para
los empleados y peones que se mantenían de puesto para el transporte de
los serones por el rio procedentes del interior de! país, y para pasarlos a pon-
tones chatos y embarcarlos para su depósito en la Capital. Su nombre ori-
ginal: San Rafael de Ange!ina, en honor de la esposa de! mismo Solano,
doña Rafae!a Ortiz: abandonado e! sistema de trasporte, y destruida la
negociación desde los días de Toussaint, hubo conato de restablecerse el
lugarejo, conocido también con el nombre de La Factoría, y se conserva car-
ta de don Juan Sánchez Ramírez, de 13 de julio de 1810, avisando a la Re-
gencia del Reino que algunos vecinos le habían pedido se les permitiese
poblar en Angelina. AGI, Santo Domingo 961. (FCU).
(185) San José de Los Llanos: este pueblo, como los de San José de
las Matas y San Francisco de Macar/s, ya estaban constituidos en parro-
quias, con comienzos de ayudas de parroquia, para el II de junio de 1813.
(FCU).
(186) Pueblo fundado ron los negros esclavos huidos de franceses en
el gobierno de don Francisco de Segura Sandoval, era ya en 1684 ohjeto
de estudio sohre si habia de tener cura propio y mantener allí un teniente
cura agregado en su ministerio a la parroquia de Santa Bárbara. (FCU).
En el Archivo de Indias, de Sevilla, se conserva un plano, en colores.
con explicaciones y sujeto a escala de 29 x 19Y2 preparado el 22 de agosto
de 1788· junto con el presupuesto y perfil de la Capilla y sacristía "pro-
)'("ctada para el pueblo de negros de San Lorenzo de los Minas", en las
ribe,as del Ozama. Acerca de San Lorenzo de los Negros Minas véase Bo-
letín del Archivo General de la Nacíón, C. T.; 1946, No. 46, p. 161. (ERD)
138 ANTONIO SÁNCHEZ VALVIi:ROE

de Vani (187) catorce leguas a la O;>sta del Sur, y los Curatos de


Santa Rosa, donde estaban las antiguas Minas de San Cristóbal,
y el de los Ingenios, entre Hayna y Nizao, cuyo Párroco, o quasi.
no tiene Iglesia fija, ni asig~ación de Diezmos. Goza de la Pri-
mici¡t y una capitación que se le ha consignado sobre los Negros
de los Ingenios' y Estancias y las obvenciones de Entierros y Bau-
~smos. Está obligado a decir alternativamente la Misa en una
de las Hermitas que tienen los Hal:endados y anuncia de un día
para otro 'aquella en que Qa de celebrar el siguiente Domingo,
o Fiesta, para la inteligencia de los Feligreses. Dentro de la pro-
pia Ciudad fué preciso erigir una Ayuda de
Parroquia en el
Hospital de San Miguel fabricado por el T~sorero Pasamon-
te (l88), que no era ya más de una Hermita arruirrada 'y fomen-
tar otra en l<i Iglesia de San Andrés (l89). El mucho Vecindaiio
de Santiago obligó a ~os Señores Arzobispos a ,creav"dos Curas en
lugar del uno, que había de antes.
El Pueblo llamado vulgarmente de los Islefws, porque fue-
ron sus Fundadores familias escogidas que. se sacaron de las Ca-
narias a fines 'del siglo pasado para reemplazarlas que ·faltaban
en la Capital, dignas de. los empleos públicos,.y por una de atIne-
(187) Véase Dilucidaciones históricas; por Fr. C. de Utrera,' vol.. 1, p.
1136. Agréguese que, habiendo sido escogida la bahia de Ocoa' por los bar-
cos contrabandistas para .introducir esclavos y mercancías, se puso un des-
tacamento permanente de soldados mandados por un capitán para montar
la guardia móvil que reconociese constantemente las costas, y el cuartel se
puso' en el valle de Bani en distam:ia proporcionada, y según la comodi·,
dad del sitio, paraje nombrado El Cerro .. tFCU).

(188) Erigiqa por el Cabildo eclesiástico el 13 de octubre de 1765 con


acuerdo del Rea~ Vicepatrono en unión con el Prelado, y sancionada por
el Rey por R. C. de 28 de junio de 1766, según Noue!,' en su Historia
Eclesiástica de la Arquidiócesis de Santo Domingo, t. I. p. 342. Con efec-
to, el Presidente Azlor había· dado cuenta a S. M. en la conformidad su-
sodicha ,por carta de 19 de diciembre de 1765, esto es, en los pocos días
que dicha erección fué ejecutada. Esta Ayuda de parroquia, lo fué de la
Catedral. No hay ~ención de tal hospital en ningún tiempo como hecha
de institución existente: alguna referencia, de donde nació el error, fué opi-
nión recibida. (FCU).

(i89) La creación de la Ayuda de Parroquia de la Catedral en la igle-


sia de' San Afldrés fué hecha' por el Arzobispo Fr. Francisco del Rincón en
1710, "con parecer y conocimiento del Señor Vicepatrono y de los Señoretl
Venerable Deim y Cabildo". como se lile en el decreto de institución de
las Constituciones del Hospital de San Nicolás, según ·Ia pauta reformada
de otras que el Arzobispo Fr. Domingo Fernández .Navarrete había hecho
en 1681; decreto y Constituciones que llevan la fecha de 24 de septiembre
de 1711. AGI, Santo Domingo 31$. (FCU).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 139

llas maniobras políticas tan comunes, especialmente en las re-


giones distantes de la Corte, no entraron en ella (190) y se esta-
blecieronen sus Puertas a ia parte Occidental; este Pueblo, di-
go, cuyo titular es San Carlos, aunque tubo principio desde en-
tonces, eran muy cortos, y ha tomado el incremento en que 'se
halla durante la época de que vamos hablando. En ella hemos
visto pruebas del restablecimiento que ha tenido la Isla en las
respectivas Fábricas de mampostería, ladrillo o cal y canto que
se han levantado en todas sus Poblaciones y principalmente en

, (190) El A, no se manifiesta cabalmente enterado 'de la cosa, porque


originalmente la saca de' familias de las Is1;is Canarias se debió a la nece-
llidad interna de las mismas Islas. El 20 de abril de 1663 se hizo consulta
al rey: de haber el Gobernador de Canarias, don Jerónimo de Quiñones,
representado que había tantas familias pobres que si se, les, diese licencia
para ir a Santo Domingo. o a otras partes de Indias, lo harían'; "y que
tie!)e por cierto que si esto se publicase al tie.mpo que se estuviese le-
vantando' gente: que muchos hombres casados ,sentarían plaza y se irían
con sus familias a' las partes de las Indias donde fuesen necesarios, conque
a un tiempo se acudiría a las defeilsas y población de aquellas plazas". Fué
aprobado este arbitrio, y salió decretado el 23 del mismo mes y afio, En'
esta ocasión el Consejo expuso acen;a de Santo Domingo: "El poblar San·
to Domingo es una de las. cosas en que más ha pensado el Consejo, y otras
panes, por las conveniencias de la defensa; pero la falta de población en
España ha sido la mayor dificul~ad para ello", y porque en tales circuns-
tancias, aunque e8 de alabar el celo del Gobernador' Quiñones, no con'
viene el ~rbitrio que propone sin un plan convt;niente, y presupuesto que
a Consulta de 18 de marzo de 1662, se cónsideró "que para las Islas de
Cuba y Santo Domingo se diese licencia' a n'apolitanos, sicilianos y milane-
ses para que fuesen a poblar a ellas", que se le pida a Quiñones el,.plan
para lo, que ha propuesto, y al Gobernador de Santo Domingo se le ord~n",
que informe "qué tierras y gan;tdo~ hay para repartir a la gente que se en-
víe, y m{ls adelante se vaya enviando". AGI, Santo Domingo 49. Hasta fin
de 1684 no llegó la primera partida de. f¡¡.milias canarias, agricultores; fun-
daron rio· arriba de la Ozama, en tierra baja; las aguas enfermaron a los
más y muchos murieron. Quísose ql,le todas poblasen dentro de los muros
de la capital, pero porque quedaban sin tierras de labor, se negaron; al cabo
consintieron en establecerse en la altura' inmediata conque se les diese tierras
de labor, y se hizo así, pero como este arbitrio malogró los e~fuerzos del
Cabildo' secular que queríalos por vecinos dentro de la ciudad, todos loo
propietarios de tierras de labrantío dieron en la flor de negarse al fomen-
to del pueblo que se llamó de San Carlos y por trein,~ años fué constante
la contradicción a la subsistencia de dicho pueblo, y ,fpn diversos intentos
en distintos tiempos se acometió la empresa de quereF persuadir al Con-
sejo de Indias que el pueblo de los Isleños en la inmediación de la ciudad"
era peligroso para la defensa contr,a enemigos; se pudo conseguir, debajo
este pretexto. que no pudiesen edificar los isleños casas de mampostería, y
cuando éstos consiguieron licencia para tener de piedra, siquiera fuese so-
lamen~e su iglesia, hubo muchas contenciones, pero el pleito quedó en
favor de los canarios, que habían sobrellevado' con tesón tanta contradic-
ción y el peso cruel de pagar. subido arriendo de las tierras que labraban.
El A., desde luego, o era del partido capitaleño en esta' razón antisancarle-
fía, O· no copoció bien los orígenes del pueqlo de' San ·Carlos. (FCU).
140 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

la Capital. No hablo aora de los Edificios particulares, de que


hicimos mención arriba por mayor: hablo de los Templos que
se han hecho de nuevo o reedificado casi enteramente y de los
Conventos o Monasterios Regulares. Las Iglesias de Boyá, Hi-
güey y Seybo (191) por el Este; las de Azua, Bánica e Hincha
por el Sur y lo interior, se han comenzado y acabado mucho des-
pués de los principios de nuestro siglo la más antigua y las otras
de 20 ó 25 años para acá. El gran Templo de los Regulares ex-
tinguidos en la Capital no ha 30 años que se concluyó, ni 50
que se comenzó (192). El de los Padres Mercenarios se dedicó por
los años de 730 (193); pero éste, el de San Francisco, Santo Do-
mingo, Parroquia de Santa Bárbara, Iglesia de San Lázaro y las
Hermitas de San Antón y San Miguel, edificios casi enteramen-
te arruinados con los terremotos de 51, se han reedificado y me-
jorado después (194). Los tres Conventos Regulares han amplia-
do muchísimo su habitación y reedif~cado la antigua. Paréceme
que todas estas nuevas Poblaciones y Fábricas dan un testimo-
nio irrefragable de lo mucho que ha respirado la Espailola.

(191) Sobre el tiempo de la construcción de la iglesia del Seiho dan


idea estos dos datos: Juan Benito Rangel, teniente de Gobernador y alcaI-
de ordinario de la villa de! Seibo en 1748, murió e! 23 de febrero de este
año, hizo testamento y mandó "que se den de sus bienes cien pesos para
ayudar a la fábrica de la iglesia nueva, con condición que si dentro de tres
años de la fecha del dicho testamento no se prosig'uiere dicha obra en esta
villa. o en e! lugar donde se mudare, se agreguen los dichos cien pesos a
la dicha capellanía" de que se trata en la escritura. Manuel de Rosas., del
Seibo, murió el 27 de marzo de 1748. "el que testó en e! campo. donde
murió.... deja en su testamento doscientos pesos para la obra nueva de la
iglesia de esta villa con condición de que si dentro de cuatro años no se
sigue, se imponga en capellanía por su alma". Libros de óbitos del Sei-
bo. (FCU).
(1112) Es la íglesia edificada por los PP. de la Compañía de Jesús, edi·
ficio actualmente' empleado para Secretaría de Estado del Tesoro. Los da-
tos del A., aunque tan indeterminados, son exactos. En el Status rerum
Provinciae Novi Regni Granatensis Soco 1esu se dice del Coleg-io de la ciu-
dad de Santo Domingo y su iglesia: "Debet Collegium 2.300 patacones
commodato acceptos ad concIudendam EccIesiae fabricam". Documento de
fines de 1753. en el Archivo Histórico de la Biblioteca Pública de Bogotá,
sección Historia, tomo 1. (J<·CU).
(J!);l) El .3 de septiembre de 1734, conforme a la inscripción de la (:po-
ca en piedra que está en el interior de la iglesia. izquierda, puerta lateral.
Véase Nuestra Ser10ra de las iHercedes, de Fr. Cipriano de Utrera, Santo
Domingo 1932. (FCl.i).
(194) V. Breve resei'ía de los citados templos y notas bibliográficas adi-
cionales en Bernardo Pichardo, Reliquias históricas de la Espa·ñola. Santia-
go, 1944. (ERD).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 141

¿Y todo esto cómo se ha hecho? ¿Qué esfuerzos superiores


han influído en ello? Ninguno, verdaderamente. No ha habido
otra cosa que la concurrencia, como decíamos antes, de algunos
accidentes que expondremos con brevedad. El primero, en mi
opinión, ha sido el mismo establecimiento de las Colonias Es-
trangeras. Ello es constante, sin que pueda ponerse en duda, que
a proposición que ellas han tomado incremento, tatmbién le han
tenido nuestras Posesiones: y la razón no es obscura. Como fue-
ron creciendo en numero los Franceses, fueron necesitando de
nosotros para su abasto y subsistencia, a medida que labraban
la tierra, les faltaban los pastos y los Criaderos y quantos más
Ingenios de Azucar iban plantando, tanta mayor necesidad te-
nían de bestias para moverlos y para la conducción de sus fru-
tos. Lo que nos sobraba en la Isla eran ganados y caballerías que
de nada nos servían sin labores, ni comercio en que exercitar los
unos y sin pobladores que consumiesen los otros. Por consi-
guiente, se nos abrió una puerta utilísima, por donde sacar lo
que sobraba y traer tanto como faltaba a los Vecinos (195). Una
de las especies que tomaban los nuestros por precio de sus ani-
males¡- eran las herramientas y utensilios de que carecían y Ne-
gros que hacían tanta falta. El mismo tráfico se hacía por las
Costas con la Nación Holandesa y con la Inglesa, que procura-
ban sus Islas circunvecinas. De esta suerte fuimos poco a poco
habilitándonos de esclavos y de utensilios. Empezamos a culti-
var la tierra y dimos principio a unos Ingenios y Trapiches tales
quales.
Como estas introducciones, aunque necesarias y utilísimas,
eran fraudulentas, procuraban impedirse dando licencias de ar-
mar Corsos para estorbar los Contravandos de la Costa, con lo
qual encontramos otra Mina. Nada es más animoso que la po-
breza y ella excitó a todos los Vecinos de la Capital a comenzar
(195) En 1742, para atender legalmente a las necesidades de la colonia
francesa, se hizo estadística de los hatos y hatillos correspondientes a la ju-
risdicción de Hincha; el número de ellos, con la designación de sus pro-
pietarios, era de 128. El cómputo total (por estimación) del ganado exis-
tente en la parte espafíola, en dicho año, era de 112.138 cabezas de gana-
do mayor, y sobre esta cantidad se tenía por cómputo correlativo, que el
multiplico había de ser 24.975; correspondían al diezmo, 2.ll'7; se reten-
drían del aumento para la procreación, 17.767; los dueños retendrían para
su uso y manutención de sus familias, 3.812; se destinarían para el abasto
público, 5.639; y se llevaría a vender a las colonias, 5.570. AGI, Santo Do-
mingo 314. (FCU).
142 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

esta guen:a en sus Lanchas o 'Piraguas, en que iban veinte y cin-


co O treinta hombres bien armados, pero al descubierto. Echá-
banse sobre el Barco Contravandista que hallaban, tomábanle
y partían el importe de su valor. Mejorando de Buque con, el
apresado, se juntaban en mayor número y con más defensa y así
fu~ron enriqueciéndose muchos Vecinos y haciéndose famosos
Corsarios yPláticos excelentes de todo el seno Mexicano.
La Guerra que llamamos de Italia por los años de 40, cogió
a los Dominicanos instruídos y cebados en este exercicio, que les
era tan lucroso y se dieron más que antes a sus correrías, en las
quales se alargaban hasta los Puertos de sus enemigos, buscaban
y guardaban, los cruceros más freqüentados y de este modo les
cortaban su comercio entre las Islas: El del Continente con la
Nueva York. y el de Inglaterra, cogiéndoles muchos ~arcos de
considerables portes e in'tereses. Fueron señalados entre los Ca-
pitanes Corsarios de aquel tiempo un Josef Antonio, un. Do-
mingo Guerrero, un Don Brancisco Valencia, y un Olave y, so-
bre todo, Don Francisco Gallardo, que hizo más y mayores pre-
sas que "ninguno. Algunos que armaban en otras partes iban a
Sa1'!to Domingo en busca de tripulación y se estimaban sus Na-
tür'ales por los más esforzados y die~tros para el Corso.
Finalizada esta guerra, se continuó la de los Contravandis~
tas por la Costa con iguales ventajas de la Isla. El Capitán Don
Domingo Sánchez y otros, entre varias presas interesadas que les
tomaron, hallaron conside~able número de Negms y Negras. Así
se siguió hasta el rompimiento del año de 61 con los Ingleses.
Entonces nos rindió el Corso más que nunca. Como aquella Na-
ción no estaba separada entre sí y tanto los Americanos como
los que hoy se llaman Realistas ,eran enemigos, fué inmensa la
cosecha de nuestros Aimadores. El Capitán Lorenzo Daniel, lla-
mado vulgarmente Lorencín, que hasta entonces había sido te-
rror de los Contravandistas, se hizo azote de los Ingleses, a quie-
nes quitó más de sesenta Embarcaciones así de Comercio como
de Guerra. A' la Retaguardia de las mismas Esquadras enemi-
gas se iba c¿n una Balandra, burlándose de las Fragatas .de Gue-
rra y sacaba de entre ellas prisioneros los Buques (196).
(196) El autor reduce. a narración las ideas combinadas de corso, cor-
sario y provechos del corso, lo mismo en el tiempo de tranquilidad que en
el de ofensiva contra enemigos en tiempo de guerra, por la constitución
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA Esp ANOLA 143

Ya se ve quanto contribuiría al alivio de una Isla misera-


ble el ingreso de tantos efectos y de tantos Ban;os que compra-
ban, o los mismos Estrangeros que se hallaban en la Capüal, o
los Vecinos de otras Poblaciones Espaiiolas, .que venían en busca
de estos efectos para llevarlos a sus respectivas Islas o Provin-
cias, con los correspondientes registros. Sobre todo, los Negros
eran el renglón más útil y estimable. Fuera de éstos, no cesaban
ni han cesado de entrar por la frontera Francesa unos que esca-
paban de la esclavitud, otros que traían los franceses para ven-
der; y otros que compraban los Espafíoles en sus Colonias a cam-
bio de sus bestias y ganados (197).
Los quatro Gobiernos succesivos de Don Pedro Zorrilla de

de agentes particulares o asaltantes, que·se regían por ordenanzas legales


moderadoras de las resultas de los corsos hechos en presas buenas y ma-
las, a que estaban los corsarios apatentados expuestos, quedando por ellos
las pérdidas experimentadas en el ejercicio y las sancionadas en lqs pleitos
o reclamaciones litigiosas, o la parte proporcionaL de las ganancias, según
leyes establecidas. Por R. C. de Madrid, 22 de febrero de 1644, se pusieron
en vigor en todo el territorio y mares de las Indias Occidentales las Orde-
nanzas reales para hacerse el corso .legal contra piratas, contrabandistas y
enemi~os de la Corona. AGI, Escribanía de Cámara 2A. De más está de-
cirse que este corso no había de habérselas siempre' con barcos de piratas
descuidados o desarmados, sino q,ue generalmente se regían por ordenan-
zas similares, o de corso contra corso. La importancia de este ejercicio en la
Isla da materia para una historia particular, peto aquí se muestra sola·
mente la veracidad contenida en el texto. Durante la guerra de 1762 rue-
ron metidos en el puerto un'paquebot, un bergantín, seis balandras, dos
goletas y un guairo: y fueron corsarios dominicanos. sus introductores: Lo-
renzo Daniel, Juan Bautista San Marco~, Juan CUelo, .Domingo Antonio Se-
rrano. En junio de 1747 Domingo Sánchez Moreno y José Sánchez apresa-
ron una fragata inglesa de 22 cañones y pedreros con un cargamento de
192 negros, de marfil, cera y palo de tinte, todo valorado en 32.000 pesos.
La lista de corsarios legales es muy extensa; entre ellos fueron muy afor-
tunados don Juan José Campuzano Polanco, en la primera mitad del siglo
XVIII, y Lorenzo Daniel (Lorencin) en la segunda. Este solo sujeto metió
en el río el año 1774 19 hajeles y .12 lanchones y piraguas. AGI, Santo Do·
mingo 1078. (FCU).

(197) De esta práctica tuvo origen. una de las pestes más terribles, que
Toussaint Louverture destruyó con escariniento espantoso. Españoles y fran-
ceses, blancos y de color, conocidos con el genérico nombre de "briganes",
se introducian en el territorio respectivamente vecino y vendían las 'piezas
de negros y negras, adultos o párvulos que robaban en el propio territorio:
ni los blancos estaban seguros, porque habían de pagar el secuestro de sus
personas con dineros, o r.eses, o esclavos.. Cuando ya los negros de ~ciden­
te estaban declarados libres, blancos de Santiago de los Caballeros roba-
ron negros,franceses y los vendieron, de que hubo una protesta ~rancesa de
tanta cuantía, como que, por punición y represalia, fué impuesta al Go-
bernador don Joaquín Garcia la entrega de los pueblos de la parte espa-
ñola, y, aunque la orden se suspendió, Toussaint, principal instigador de
aq.uella punición, juró imponerla por sí mismo, y lo ejecutó. (FCU).
144 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

San Martín, Don Francisco Rubio y Peñaranda, Don Manuel de


Aslor y Urries y Don Josef Solano y Bote (llJS), Ministros tan ze-
losas del Real Servicio como amantes del bien público, muy
ilustrados los unos en la ciencia del Gobierno, y bastantemen-
te dóciles y bien intencionados los otros para buscar y abrazar
los dictámenes agenos, contribuyeron mucho al consuelo de San-
to Domingo. Don Pedro Zorrilla, Brigadier, que le gobernó du-
rante la guerra del año de 40, viendo que nadie se atrevía a ex-
poner sus caudales para ir a las Colonias Estrangeras en busca
de harinas, vino. aseyte y otros víveres y que tampoco iban de
España) dió aviso a las Naciones Neutrales para que pudiesen
proveernos. No es decible quán favorable fué a Santo Domingo
este proyecto. Los Holandeses y Dinamarqueses iban a porfía.
La concurrencia les obligaba a avaratar los efectos y teníamos
aquellos renglones al mismo precio que en la Europa. Estos Co-
merciantes, los Capitanes y Tripulación gastaban en su subsis-
tencia, diversiones y composturas de Barco gran parte de su prin-
cipal y lo demás procuraban llevarlo en maderas, vituallas y
otros efectos del País, de que necesitaban en sus Colonias. Los
Esclavos que trahían para su servicio y ostentación no volvían
regularmente a embarcarse y de este modo, sin sacar dinero, que-
dábamos regalados y utilizados. Por este medio se logró también
que los Labradores, encontrando salida de sus frutos, se diesen
más a la Agricultura. Muchos de ellos se quedaban en la Capi-
tal y formaron familias. De los que concurrían con motivo del
Corso son innumerables las que se han hecho.
En el Gobierno del Excelentísimo Señor Don Francisco Ru-
bio y Peñaranda, fué que logró la nueva Población de Monte
ChTisti su Real Indulto de Comercio libre con todas las Nacio-
nes por 10 años. La guerra que entonces había entre los Ingleses
y Franceses) hizo de Monte Christi un Almacén común, donde
concurrían los Comerciantes de ambas Naciones a traficar sus

(l!lR) Pedro Zorrilla de San Martín, Brigadier: su título de Madrid


4, de julio de 1739. (Matías Abadía, que después de nombrado, fué hecho
Capitán General de Cuba). Juan José Colomo: su título, para suc;eder a
ZOHina, de San Lorenzo 9 de noviembre de 1748. Francisco Rubio y Pe-
Iiaranda, Brigadier: su título de Aranjuez 23 de febrero de 1751. Manuel
Azlor y Urríes, su título de Aranjuez 18 de julio de 1758. José Solano y
Bole. su título de 20 de septiembre de 1770. Con que se deja establecida la
slH;esión cerrada, defectuosa en el texto. (FCU).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 145

especies. Con esto sólo fueron inmensas las sumas que por aque-
lla Población corrían a lo demás de la Isla) donde se hizo la
Portuguesa (199) la moneda más común. Por este conducto en-
traron también muchos Negros y se establecieron forasteros que
se ligaron con el matrimonio allí y en las Poblaciones inmedia-
tas. Baxo del proprio Gobierno se volvió a poblar Puerto de
Plata (*) y se hizo la Ciudad de Samaná y el Lugar de Sabana de
la Mar.
En los años que gobernó el Excelentísimo Señor Don. Ma-
nuel de Azdor se declaró la guerra a los Ingleses) de que resul-
taron las utilidades y ventajas que hemos dicho y se fundaron las
Poblaciones de San Rafael) San Miguel y las Cahovas. Visitó per-
sonalmente la Isla) e hizo una invasión contra los Negros fugi-
tivos acantonados en las montañas de Baoruco) que contubo los
perjuicios que causaban en las inmediaciones y amedrentó los
Esclavos que se acostumbraban a buscar aquel asilo con perjui-
cio de los Hacendados. El Excelentísimo Señor Don José Solano
trabajó mucho en fomentar la Agricultura, establecer un Co-
mercio regular, arreglar los abastos de las Colonias Fmncesas)
contener la extracción excesiva y perjudicial de los ganados, re-
frenar el contravando y, sobre todo, consiguió la permisión ven-
tajosísima para el fomento de la Isla de que en cambio de los
ganados y bestias que se llevaban legítimamente a los Fmnceses)
pudiesen los dueños traer Negros) con lo qual animó la Agricul-
tura para cuyo beneficio formó también una Sociedad de Ha-
cendados (200).

(wn) Portuguesa, es una pieza del oro bellísimo de los Portugueses, con
el Cl1Iío de esta Nadón, cuyo peso y valor intrínseco excede algo de ocho
duros. (A)
(*) Error. Puerto de Plata fué nuevamente fundado en 1756, durante
el gobierno de Castro y Mazo. (FCU).
(200) Con carta del 18 de enero de 1767, el Gobernador Azlor envió
a la Corte una Representadón del Ayuntamiento de Santo Domingo ex-
poniendo "la suma fertilidad de su terreno para la producción de azú-
car, cacao, café. añil, :llgodón y otros frutos. evidendándolo ron los abun-
dantes que cogían los franceses' en la menor y menos feraz parte que ocu,
pan en este territorio, proponiendo para su fomento" entre otros arbitrios
la introducción de 1500 negros por cuenta de la Real Hacienda para que
se vendiesen a los hacendados. El Rey resolvió, el 22 de marzo de 1768,
que se expidiesen las respectivas Cédulas. tal como se hizo el 29 de octubre
de 1769. mandando al Gobernador de Santo Domingo crease una Junta
.para que formase un Plan para el fomento agrícola de Santo Domingl>.
(Esta Junta debe de ser la misma Sociedad de Hacendados que menciona
146 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

CAPITULO XVI

POBLACION ACTUAL DE LA ESPAiVOLA (201)

Con las notIClas que acabamos de dar, se hará más creíble


el incremento que ha tomado la Población desde aquel estado
deplorable en que se hallaba el año de 37, cotejado con el que
tiene al presente, que, aunque infinitamente corto para la ex-
tensión de la Isla) es, sin embargo, muy crecido con relación al
que tubo a los principios del siglo.
Supongo que nuestro descuido y el sistema de las cosas en
la Isla imposibilita hacer un cálculo exacto de su población, cosa
que parecía tanto más hacedera quanto es más corto el número
de los Pueblos. Pero esto que debía facilitarlo al parecer es lo
que en realidad ha hecho impracticable el censo de su Vecin-
dario y la diferencia de los Empadronamientos. Los más ajus-
tados que se han hecho llegan como a cien mil almas; pero yo
encuentro algunas veinte o veinte y cinco mil más por diferentes

Sánchez Valverde). En su cumplimiento el Gobernadar Solano, a nombre


de la Junta y por carta del 24 de octubre de 1772, solicitó del Rey las
ocho gracias que formaban el citado Plan formulado por la Junta. Bien
tardíamente se resolvió acerca del Plan: por Real Cédula del 12 de abril
de 1786, el Rey concedió a los vecinos de la Española, entre otras gracias y
prerrogativas, la libertad de introducción de negros, sin limitación, para
los cuales debía formarse un Código especial a la manera del votado en
Franda en 1784; la concesión de franquicias, exención de diezmos, sumi-
nistro de instrumentos de labranza; la reglamentación del, Comercio de
ganado con la colonia francesa y otras plausibles disposiciones encamina-
das al fomento de la agricultura y del comercio en la Colonia. (La im-
portante Real Cédula de 1786, impresa en Madrid en ese ario, en
que constan los puntos del citado Plan y demás pormenores, se conserva
manuscrita en el Archivo Real de Higüey, en Archivo General de la Na-
ción). Mientras tanto las autoridades de la Espaliola no habían quedado
inactivas. En 1778 el Gobernador Solano obtuvo del Rey la reducción a la
mitad del derecho de alcabala por cinco alias en el comercio interior de la
Isla. Consta el documento de 58 capitulos, de gran interés para el conoci-
miento del comercio en la Isla. Véase en Boletín del Archivo General de
la Nación, 1946, No. 46, p. 173-190. En el aiío 1786, el Cabildo de Santo
Domingo dictó una OTdenanza sobTe que no haya CTía de ganados en tie·
rras de labor, ni labores en tierm de crianza, en vista de las "querellas de
los labradores por los continuos dalios.... que ocasiona la muchedumbre de
cerdos...." Dictó el Cabildo otras Ordenenzas sobre Reducción de los ne-
gros libres a San Lorenzo de los Minas; Negros y negras ganaderos; Abas-
to de carne; y Venta de carne salada y otros abastos públicos. Estas Or-
denanzas pueden verse en el citado Boletín, p. 157-172. (ERD).
(201) Véase supra, nota 126, en la p. 106. (ERD).
IDEA DEL V ALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 147

averiguaciones y noticias que he tomado y de que iré dando ra-


zón, según los Pueblos.
Los Padrones de la Capital de Santo Domingo. que son los Santo Do·
más exactos, nunca han pasado de veinte mil almas de toda ca- mingo 25
mil
lidad de gentes y de toda edad; pero es menester suponer que
estos Padrones se hacen regularmente por personas a quienes
los comete el Cura o su Teniente, yendo de casa en casa con ei
preciso objeto de averiguar después los que dexan de cumplir
con el precepto anual. De aquí se sigue: lo primero, la omisión
de empadronar los de siete años abaxo; lo segundo, la de que
no encontrando en casa las cabezas de familia, como sucede o
por haber salido a visita aquel día o por hallarse en los campos,
tIueda sin empadronar un número no pequeño; lo tercero y prin-
cipalísimo, que la mitad. de la Ciudad se compone de la Parro-
quia de Santa BáTbaTa y los Anexos de San Miguel y San Andrés)
puestos en los Arrabales de ella. Todo el Partido de los Llanos)
mucho terreno de M ante de Plata y la .Jurisdicción rural de la
Capital, tanto al Este como al Norte y Oeste, que es dilatadí·
sima, está llena de pequeñas Estancias, Labranzas o Conu-
cos (202), en que pasan el año muchas familias de Morenos) Par-
dos y Blancos) Labradores que solo vienen a la Ciudad en aque-
llos días de QuaTesma hasta San Juan) que tienen. para cumplir
con el precepto, en que van uno a uno o muchos juntos, y se
alojan por uno o dos días en casa de algún pariente o cono-
cido o de la Vendedora, donde envían a expender sus frutos:
por consiguiente, queda sin empadronarse un número de más
de cinco o seis mil almas en el distrito solo de la jurisdicción de
la Capital, cuyo total deberá ascender por lo menos a veinte y
cinco mil almas (203).
(202) Conucos se llaman en Santo bomingo las labranzas de frutos del
País, que en cierto número de varas de terreno hacen regularmente los
Negros libres, etc., o los Esclavos jornaleros, a quienes lo conceden los pro-
prietarios que no pueden cultivar la área de su pertenencia, por el precio
de cinco pesos al afio. Pasado éste, o quando más dos, le abandona el
A1J'endatario y pasa a desmontar y sembrar otro pedazo por igual pen-
sión. (A)

(203) Por auto del 18 de marzo de 1745, la Real Audiencia de Santo


Domingo, a petición del Gobernador Zorrilla y San Martín, dispuso que se
hiciese un censo de personas (de 15 afios en adelante); esclavos, número
de armas (de fuego y blancas) y distancia de cada una de las villas y lu·
gares de la ciudad de Santo Domingo. (Archivo Real de Higüey, año 1745,
A. G. de la N.) (ERD).
148 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

Santiago Sobre los miSlmos principios ha dc hacersc JUlcto dc los Pa-


26 mil droncs de las demás Poblaciones dc la Isla, principalmcnte de
las de Santiago, Vega, Cotuy e Hincha. En la de Santiago salen
los Padrones con igual número que en la Capital, y aun los pos-
teriores han excedido en más de dos mil almas, por haber pues-
to, sin duda, más diligencia. Pero quien sepa la inmensa distan-
cia y despoblado que tiene por la parte que va a confinar con
Dajabón: y el del lado por donde mira a Monte Christi, Puerto
de Plata y Vega, en cuyos bosques y llanos hay innumerables
rancherías de gentes pobres que viven de la montería, y guatro
animales domésticos, los quales pasan el año sin ver las Capi-
tales al modo que los primeros Indios: calculará su Vecindario
sobre el Padrón de veinte a veinte y un mil que tiene hasta vein-
te y seis, o veinte siete mil almas; y juzgo que quedará algo cor-
Dajabón to. Dajabón, que se ha fomentado de pocos años a esta parte y se
4 mil. ha separado de Santiago con una ayuda de Parroquia, tiene
quando menos, quatro mil Pobladores en el recinto que se le
ha señalado.
Vega 8 mil. La Concepción de la Vega, Ciudad antigua, y que con mo-
tivo de los terremotos (204) que la arruinaron en mil quinien-
tos sesenta y quatro en que era populosísima eO"), fuerte y de
hermosos edificios, se trasladó a dos leguas de distancia, donde
existe hoy, se encuentra al presente con m;is de ocho mil habi-
':otuy 4 mil tantes de toda edad. El Cotuy, cuya decadencia ha reducido el
quinientos
número de los suyos como a cinco mil, tiene en sus interme-
dios las Ayudas o Capellanías de Amina y A!acoyíz, por dos ríos
que así se llaman. En el espacio de estos terrenos hay, como se
ha dicho, un número muy considerable de pobres que solamen-
te tienen sus casucas en el campo y los corrales de sus Cerdos,
en cuya crianza se entretienen o sus siembras de tabaco. A ellos
debe agregarse otro tanto, o más número de personas del mismo
(2(H) J'U(' el 2 de diciembre de EíG2, conforme varios documentos ofi-
ciales del mismo tiempo. (FCU).

(20;,) No era tan populosa ya eu 15G2, porque, por falla de vecindario,


en 1555 solamente tenía un regidor, Juan Daza. odiado de todos los veci-
nos, que habian suplicado se les quitase este sujeto, pues n>mo no l1ubiese
otro regidor que le fuera a la mano, cada aiío ponía los alcaldes a su de-
voción, los que hacían disimulo de sus desmanes; y porque no había quien
les administrase justicia. se iban de la ciudad y pennanentemente se que-
dahan a vivir en sus haciendas y conucos. AGI. Santo Domingo 899. (I'CU)
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 149

exerclclO, que se han propagado de los hacendados primitivos.


A estos podemos dar el nombre de Accionistas, porque tienen,
romo ellos dicen, una acción de tierras que gradúan de veinte
reales (que son dos pesos y medio fuertes) hasta veinte y cinco
o treinta (206). De aquí resulta una confusión grandísima en los
mismos terrenos por el crecido número de los tales Accionistas,
que, sin embargo de la diferencia del valor de sus acciones he-
redadas o comprauas, no tienen más límite en el número de
crianza o en los días de montear, que las facultades respectivas
y voluntad de cada uno: y así entre las Poblaciones de la Vega Dispersos
y Cotuy pueden y deben contarse, quando menos, tres mil per- 3 mil.
sonas de esta calidad, las quales son en realidad muy útiles por
su exercicio de crianza, aunque con la misma capa se encubren
muchos holgazanes que debieran perseguir las Justicias. He ha-
blado de estas tres Poblaciones después de la de Santo Domingo
por razón de la agregación que debe hacerse a sus Padrones.
Como Anexos de la Capital deben contemplarse los quatro San wren-
Curatos de San Lorenzo de los Minas, a la parte del Oriente del (w de los
río Ozama, que contará trescientos Feligreses Negros: El de San- Minas 300.

ta Rosa o Jayna, que comprende la antigua Población rica y


grande de la Buena Ventura, reducida a pocos individuos que
crían ganados o lavan oro con los demás ingenios y fundaciones
del Llano de Santa Rosa y riberas del río Hayna, en que hay lo Curato de
menos dos mil habitantes, la mayor parte N egTOs, Esclavos o Li· Hayna 2mil
bres. El que llaman de los Ingenios por las haciendas de azúcar
que hay entre los ríos de Nizao y Nigua, en que se contal"Ún dos Ingenio.5
mil y quinientas personas de la misma clase y distinciÓn que las 2 mil qui.
nientos
antecedentes. El de Vaní, entre Nyzao y Ocoa, de gente ocupada
en la crianza, COIIDO de mil y quinientos a mil y ochocientos.
Al Pueblo de Vaní, fundado en un hato (207) en nuestros
(20IJ) En Cuba también existía semejante situación. En su lIfanual de
agrimmsum cubana (Sagua la Grande, 1854, p. 12), Bernardo y Estrada
explica así la palabra Acción: "Ep las haciendas comuneras se llama ac-
ción, la cantidad de terreno que proporcionalmente pueda caber por 1000
reales o 125 pesos de propiedad. El comunero que posea una acción, puede
criar sueltos sus animales en la hacienda, con su hierro y señal particu-
lar, no así los que posean menor cantidad de pesos, los cuales solo pueden
usar media señal, y criar bajo de cercado a acotamiento". (ERD)
(207) En su Reseña histórica de Baní, Valencia, 1930, dice .J. S. Incháus-
tegui: "El día 3 de marzo del año 1764 se fundó la población de Baní en
un predio que los vecinos compraron a los dueños de Cerro Gordo por la
150 ANTONIO SÁNCHEZ. VALVERDE

Azua 3 mil. últimos días (pues aún no está concluída la disputa de su te·
San Juan rritorio), se siguen por la parte del Sur o Mediodía de nuestra
4 mil qui- Isla ácia el Poniente, las Villas de Azua, de más de tres mil per-
nientos
sonas, San Juan de quatro mil y quinientas, Neyba, en la Costa,
Neyba 1 mil
quinientos
de mil y quinientas, Bánica, con su Ayuda de Parroquia de las
Bánica, y Cahobas y las Capellanías o Hermitas de Pedro Corto y Farfán,
adyacentesde siete mil, e Hincha, con sus Anexos de San Rafael, San ¡\!liguel,
7 mil. Poblaciones nuevas y los Oratorios, de más de doce mil almas.
Hincha y Por la parte del Oriente tiene Santo Domingo al Norte el
Anexo~
12 mil
Pueblo de Monte de Plata, fundado de las familias que salieron
Monte de de Puerto de Plata y Monte Christi, como hemos dicho (l08),
Plata 600. en que habrá seiscientas almas; y el infeliz Lugarejo de Boyá
Boya 25. a que se retiró el Cazique Don Enrique con el resto de los In-
dios que le siguieron en la sublevación, después que fué per-
donado por nuestro Rey y Emperador Carlos V (209). De estos
Pobladores no quedó rastro alguno, ni habría tampoco vesti-
gios del Lugar si no fuera por la devota Imagen de Nuestra
Señora con título de Aguas Santas, que tiene allí una linda
Iglesia de piedra y bóveda con Capellán, a costa todo de una
Congregación de Vecinos de la Capital. Con este motivo han
procurado conducirse a aquella parte, después de la extinción
de los Indígenas, algunos otros pobres que han venido de la
Tierra-firme con diferentes motivos, que también se han acaba-
do, dexando sólo unos veinte y cinco o treinta Mestizos que
gozan los fueros y privi~egios de Indios.
Cerca de ésta está Bayaguana, fundación también de los
Bayaguana retirados de Bayajá y la Yaguana, que hoy ocupan los France-
1 mil. ses. Bayaguana tiene en el día más de mil habitantes en su dis-
suma de trescientos setenta pesos fuertes. Don Manuel Franco de Medina.
a la sazón cura de almas de la parroquia y vicario foráneo, representó a los
condueños. y el general Pablo Romero, a los vecinos. Don Tomás del Mon-
te y Heredia, regidor del Ayuntamiento de Santiago de los Caballeros, ac-
tuó como perito; don Antonio Bernal, como agrimensor. y don Antonio
Sosa. como escribano. Existe también la tradición. aunque menos socorri-
da, de que la rica familia de Bartolomé Castillo regaló el terreno donde
está situada la población de Baní, para poner así término a las disputas
de los vecinos, pues cada cual pretendía que la naciente ciudad se fundara
en sus dominios". (ERD).
(208) Monte Plata fué fundado el 27 de abril de 1605. V. Relacione6
Históricas de Santo Domingo...., p. 118. (ERD).
(209) Sobre la fundación de Boyá véase Enriquillo y Boyá. por Fr. Ci-
priano de Utrera. Ciudad TrujilIo, 1946.
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 151

tríto. A esta Ciudad sigue ácia el Oriente de la Isla) tomando


para el Sur, la Villa del Seybo) formada en este siglo de la con-
currencia de varios hatos y muchos Pardos y Morenos que por
allí tenían pequeñas crianzas y pasa ya su población de qua-
tro mil almas.
La última de todas por esta vanda es San Dionysio de By-
güey. Población muy antigua con reliquias de buenas familias;
pero tan decaída que apenas pasará de quinientas almas, te- Higüey 500.
niendo las más bellas proporciones y habiendo sido la Corte
del más poderoso Cazique de la Isla. Esta se termina con las
dos Poblaciones que comenzaron a fundarse habrá veinte y
nueve años, de Samaná y Sabana la Mar) con familias llevadas Sam.aná, y
de las Canarias) de las quales y las que se han unido con ellas, Sabana la
habrá entre las dos Poblaciones quinientas personas. mar 500.

Por la Costa del Norte hemos numerado las principales,


que son Santiago) Vega y Cotuy) internadas todas tres. En toda
la vasta extensión de aquella Costa no tenemos más que a M on- Monte
te Christi y Puerto de Plata) despobladas, como he dicho, en Christi y
el siglo pasado y vueltas a poblar en éste, del mismo modo que Puerto de
Plata 5500.
Samaná) con familias llevadas de las Canarias) cuya mortan·
dad fué grande a los principios; de suerte, que a no haber so-
brevenido la úlüma guerra anterior a ésta entre la Francia y
la Inglaterra y haberse concedido a aquellos Puertos y Pobla-
ciones el Comercio libre por diez años, o se hubieran entera-
mente acabado, o estubieran como Sabana de la Mar y Samaná.
Con aquella franqueza no sólo se mantubierqn, se enriquecie-
ron y crecieron sus Pobladores, sino que Santiago tomó el in-
cremento que hoy tiene y la Vega se adelantó mucho, llevando
los Vecinos de una y otra sus ganados y frutos a aquellos Puer-
tos, en los quales se cuentan al presente como cinco mil y qui-
nientas almas.
De estos mismos Isler10s tenemos otra Población llamada
de San Carlos) de buena y laboriosa gente, la qual después de
los medios del siglo pasado, con motivo del estado de despo-
blación a que había llegado, no sólo la Isla) sino la misma San Carlos
Capital, tan arruinada y desierta que no la habitaban, qui- 2 mil qui-
nientas almas. Estos se establecieron a la parte del Oeste de la nientos.
Capital, por donde habia corrido antiguamente su recinto, y
152 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

hoy quedan en población separada de más de dos mil y qui-


nientas personas cabe a las mismas murallas o Cerca que se
levantó después para ceñir la Capital.

CAPITULO XVII

DIVISION DEL SUELO DE LA ISLA ENTRE NUESTRA


c.:ULUNIA y LA FRANc.:liSA. 1JIF~'R~Nc.:IA

DE UNO Y OTRO (210)

El terreno que ocupan los Fmnceses en nuestra Isla (con


cualquier título que sea), como que está poblado y cultivado,
puede saberse a palmos y le tienen exactamente mensurado sus
habitantes. Pero sea con malicia o por ignorancia de la exten-
sión del de nuestra pertenencia, se jactan continuamente en sus
escritos de que poseen la mitad de la Isla y el que más se ciñe,
dice que la tercia parte. \Veuves, que acaba de escribir después
de visitar personalmente todas sus posesiones, dice (211): "La
parte que los Fmnceses ocupan en Santo Domingo está situada
al O., y forma dos Penínsulas, de las quales la más abanzada
tiene por extremo al O. la punta de los Irois, el Cabo de Doña
MarífJ..y el de Tiburón. La otra se termina en el Cabo de San
Nicolás, el del Loco y la Plataforma. Estas dos Penínsulas for-
man un Golfo de una vasta extensión, abierto al O en el qual,
como a los medios, está la Isla de la Guanábana, notada sin ra-
zón de los Geógrafos por estéril. Estas dos Penínsulas forman
un seno que presenta 50 leguas de Costa al N., 100 al O. y 70
al S. y tienen 7, 8, 10 Y hasta 15 leguas de ancho: están sem-
bradas de altas montañas y morros; pero también tienen lla-
(210) Moreau de Saint Mery, (ob. cit., p. 359-405), particularmente en
los capítulos que "'le dedica a Las relaciones entre la colonia espaiíola " la
francesa; los hatos; el ganado; Monopolio del comercio; la venta de gana-
do; etc.• establece la diferencia apuntada aquí por Sánchez Valverde. a
quien elogia y cuya obra utilizó extensamente, como él mismo lo declara.
Véase, además, citas y comentarios de la obra de S. V. en p. 77. 78, 98. 101.
102, 105. 108-110, 131, 160, 163. 167. 173, 223, 252. 259. 275. 277, 283, 404,
405. 411. (ERD).
(211) Reflexiones Políticas sobre el Como part. 2, C. 3. p. 130. (A)
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 153

nuras de 3, 4 Y 5 leguas ácia la orilla del mar, donde se respira


un calor que sofoca quando las montañas gozan de un tempe-
ramento bien agradable". Este Autor ha medido sin duda las
Costas ocupadas por los Franceses, tomando la vuelta de todos
los Cabos y Ensenadas, como puede verse no sólo en el Mapa
de Don Tomás López, que hemos preferido; sino por el de Mr.
de Anville, Geógrafo del Rey, gravado en 1731, de que se sir-
vió el Charlevoix en la Descripción que hizo por mayor de la
parte Francesa, inserto en el lib. 12 después de la página 484 de
la Edición en quarto, por el qual se ve que en la Costa del S.
desde el río Pedernales hasta la Punta de los [mis, apenas hay
53 leguas marinas y en la del N. desde la B. de ¡"fanzanillo al
Cabo de San Nicolás, 38 y media. De cabo a cabo, esto es, del
de San Nicolás al de los [rois no llega la distancia a 40.

El error de las latitudes que concede a las planicies o lla-


nuras desde la orilla del mar a las montañas desde 3 a 5 leguas,
es verdaderamente imperdonable por qualquiera parte de la
Costa que se tome. En ninguna de ellas llega la profundidad
del terreno llano a más de las tres que se cuentan en la gran
plana del Guarico, en la Sabana quemada de Artibonit, que
llega a 4, con 5 de largo de N. a S., en la del Puerto del Prín-
cipe y Cul-de-Sac, igual en todo a ésta y en la que corre por
lo interior del Cabo del Lobo a la punta de la Geringa, que
tiene las mismas dimensiones. En conclusión, todo el terreno
que poseen nuestros Vecinos en el día se reduce a 882 leguas
cúbicas o quadradas con muy corta diferencia, por el qual
atraviesan de N. a S. y del E. al o. muchas y elevadas monta-
ñas hasta de 800 toesas que lo cortan y reducen ácia la salida
del mar, inhabilitando el cultivo de una porción muy conside-
rable, que resiste a la multitud de Negros, por más que la co-
dicia de los amos fija en algunas de ellas gruesos maderos, de
que cuelgan cadenas de hierro para que, atados a ellas por la
cintura, puedan trabajar de algún modo los Esclavos. Las Agua-
das no son tan copiosas ni freqüentes como en nuestra perte-
nencia y sus mayores llanuras, unidas en un cuerpo, no com-
ponen tanto como la de Azua, que es de las menores que te-
nemos. De suerte que rebajando como corresponde una mitad
del terreno de los Franceses para el cultivo de frutos comercia-
154 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

bIes, sólo quedarán 441 leguas labraderas; pero yo quiero alar-


garme hasta 500.
Lo que nosotros poseemos por los incontestables derechos
de Descubrimiento, Conquista, Población y :Qefensa contra los
Estrangeros, aunque por su poco cultivo no ha podido ni pue-
de mensurarse, no digo con una certidumbre Geométrica, pero
ni aún con un cómputo proporcional, contiene sin embargo,
según nuestro Mapa posterior, 3.175 leguas quadradas, de don-
de resulta el falso cálculo aun de la tercera parte de terreno
que se atribuyen los Franceses, cuyas posesiones exceden muy
poco de la quarta parte y puede ser que no lleguen, quando
se cultive y conozca toda la extensión que nos queda. Es ver-
dad que también en nuestras pertenencias hay Serranías y Mon-
tañas; pero muy diferentes de las suyas. Estas son, por lo gene-
ral, áridas, precipitadas e inaccesibles; aquéllas, por el contra-
rio, son por lo común labraderas y de un suelo tanto o más fér-
til que el de los Valles; por tanto, lexos de rebajar algo de su
área fructífera, la aumentan con su doblez. No obstante, con-
vendré en abandonar como inútiles otras 400, que siempre se-
rán útiles a los ganados, deducidas las quales nos quedan 2.775
que son cinco tantos y medio de lo labradero que ocupan los
Franceses, cuya ventaja en la calidad confiesa el mismo Weu-
ves y todos los Escritores Estrangeros a cada paso.
Esta hermosa y feracísima área se divide en muchos Va-
lles y Campiñas de diferentes longitudes y latitudes, de las qua-
les sólo referiremos aquí las más considerables y útiles para la
Agricultura. Comencemos por la parte del S. Al pie de las mon-
tañas de Baoruco, ácia la punta de la Beata, queda por el O.
un Valle que corre nueve leguas y media castellanas (212) N. S.
con 8, y 8y:! de ancho E. O. Acia la parte del E. y Bahía de
Neyba se forma otro de 8, 6, 5, 4 Y 2 de ancho, con 14 de N.
a S. por donde va a unirse, siguiendo el río de Neyba arriba,
con el Valle del nombre del río, terminando por él al E., y al
O. por la Laguna de Enriquillo (213) y otras Serranías, cuya
(212) En las dimensiones siguientes de los Valles me sirvo de la men-
sura de la legua Castellana de 5.000 varas cada una. (A).
(213) Enriquillo. Esta es la famosa Laguna a que dió nombre el Ca-
zique D. Enrique. sirviéndose de la Isla que hay en medio de ella para
asilo durante el tiempo de su sublevación. Tiene como 18 leguas de cir-
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 155

extensión es varia. Porque del río de Neyba a los nacimientos


del de Pedernales E. O. tiene 15 leguas, y de N. a S. 8 y ~, 9
Y en partes 3. Por una corta garganta o Puerto, buscando al N.
el río de la Seyba} se une con las llanuras de Farfán} de las Ca-
hovas y de Bánica y sigue pasadas las corrientes de Artibonico
a los Valles de Libón y Dajabón} que va a acabar en la Bahía
de Manzanillo al N. Subiendo por el proprio río de Neyba,
se unen con aquella llanura las de San Tomé y San Juan} de
las quales la primera queda en su Ribera Occidental y la se-
gunda en la Oriental, de todas las quales hablaremos después
en particular. En el Valle de Neyba} muy fértil y proporcio-
nado para el Comercio por el río que trae inmenso caudal de
agua, es tan deliciosa como útil la caza abundantísillna de varias
aves, cuyo número crece notablemente con el de los Faysanes Caza de Pa-
y Pabos Reales, singularidad que no sé tenga parte alguna de boB Reales
lo descubierto. en Neyba.

El mismo Neyba y las Montañas que tiene al Oriente an-


tes de desembocar al mar, dividen el Valle de su nombre de el
de Azua y Vaní} los quales se cierran por el Oriente con el río
Nyzao y por el Norte con una cordillera de montañas. De la
boca de Neyba a la Punta de la Ensenada que llaman la Cal-
dera} tiene doce leguas por el S., que corren del E. a O. sobre
casi otras tantas de fondo y de la Caldera al desagüe de Nyzao,
en que se comprehende el Valle de Vaní} hay 12 sobre 8, 6 Y
4 de fondo.
De Nisao a la Ozama} a cuya margen Occidental está la
Capital de Santo Domingo} hay diez o doce leguas de Costa, y
de su orilla Oriental a la Punta que termina la Isla más al E.
que es la de Espada} hay 44. Todo este distrito desde las Sierras
del río Nisao y Jayna} es una llanura de diez y doce leguas de
fondo hasta el río de la Romana} entre el qual y el Soco vienen
unas lomas pequeñas y labraderas que lo estrechan siete leguas

cunferencia, y estando tan distante del mar, que por la parte más corta
le queda a siete leguas, entre las cuales hay elevadas montañas, se observa
que sus aguas son del peso, color y amargura de las marinas, como tam-
bién sus peces: pues se cogen en ella los de mayor grandeza, a excepción
de la Ballena, de cuya clase es el Manatí, el Tiburón y la Cherna. Tiene el
mismo flujo y reflujo que la Costa. Lo más especial es que en su centro
se forma una Isla de dos leguas de longitud y una de latitud, la qual tie-
ne fuente de agua dulce y está muy poblada de ganado Cabrío. (A).
156 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

de N. a S. y quatro de E. a O., quedando todo lo demás de un


suelo llano y unido, regado de un sin número de ríos grandes
y pequeños, cubierto por lo mismo de las más frondosas ar-
boledas o las más risueñas praderías. Las propias Serranías que
le cierran por el fondo a la parte del N. Y por sus costados en-
tre Jayna y Nisao al Poniente y el Soco y la Romana al Orien-
te, son los más ventajosos Criaderos de animales mayores y
menores, de donde jamás salen los Monteros con las manos
vacías. Algunas de estas montañas son de difícil acceso por no
ser freqüentadas de otras personas que de los Monteros, los qua-
les entran a pie, porque su feracidad, fuera de los mayores y
gruesos árboles que se recuestan unos sobre otros, produce lar-
gos y fuertes Bejucos (214), que los enredan y entretexen unos
con otros; pero cultivado su terreno serán lffiUY fáciles y acce-
sibles.
Continúa esta planicie siguiendo la Costa Oriental de la
Isla desde Punta Espada hasta el Cabo de Montaña Redonda,
con el frente de quince o diez y seis leguas, sobre un fondo casi
igual, bien regado y muy fértil, de cuyo paralelo sigue, sin más
discontinuación que las aguadas de los ríos, el llano que va
hasta las Minas de Cibao con treinta y treinta y cinco leguas de
longitud de Oriente a Poniente, con diez, doce y quince de la-
titud de N. a S. y desde el pie de dichas Montañas de Cibao
a las de Puerto de Plata, a cuya falda corre el Yaque y está fun-
dada la Ciudad de Santiago, se estrecha dos o tres leguas; pero
se ensancha luego a cinco, siete y ocho hasta el río Dajabón,
límite con los Franceses, tirando del E. a O. la longitud de vein-
te leguas. Este es el llano que el Almirante llamó la Vega Real
En la parte Mediterránea de nuestras Posesiones hay otros
muchos Valles pequei'íos y los dos grandes de San .Juan y las
Caobas. El de San Juan, junto con el de San Torné, desde el
pie de las Montañas de donde nacen los dos Yaques, que le
quedan al E. y las del O., por donde corre el río de la Seyba,
(214) Llámase así una especie de producción vegetal, que unas nacen
de la tierra y otras de los propios árboles, gruesas como un dedo las unas
y otras más hasta el diámetro de la mUlieca de un hombre, que o van ci-
ñendo los mismos árboles, o pasan de unos a otros subiendo y baxando
por sus ramas y troncos. Son tan flexibles que sirven de cuerdas las más
delgadas y las más gruesas pueden ser útiles por su flexibilidad y bella
textura para arquería de toneles y barricas. (A)
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 157

tiene de nueve a diez leguas, con otras tantas de N. S. Después


del citado río Seyba sigue el de las Caobas, que se alarga cator-
ce leguas ácia el O. hasta la guardarraya Francesa, y tiene de
seis y media a cinco de latitud en la mayor parte. Omito los
de Bánica, Hincha, Guaba y San Rafael, con otros muchos por-
que son innumerables, y entre las mismas Cordilleras y Serra-
nías los tenemos hermosísimos y utilísimos. Lo que no omito
apuntar es, que por toda la Costa de la mar ácia el N., baxan-
do desde la Bahía de Manzanillo y Monte Christi, hasta Sama-
ná, que son más de sesenta leguas al E. O. es la tierra llana per-
fectamente de dos a tres leguas en que comienza a dar con al-
gunas montañas, que las más son pequeñas y labraderas, como
se dirá después.

CAPITULO XVIII

PRODUCTO DE LAS DOS COLONIAS A SUS RESPECTIVAS


METROPOLIS y HABITANTES

Bien conozco que el hilo de esta Obra pedía necesariamente Producto de


que después de haber hablado de lo mucho que produjo en sus Santo Do·
mingo Es-
principios la Española, de la entera ruina que padeció este pro-
pañol.
ducto por la despoblación, de la gran porción y excelente calidad
del terreno que en ella tenemos y manifestado, en fin, lo que se
ha repuesto el Vecindario y número de sus habitantes, dixésemos
lo que daba con respecto a este incremento que ha logrado, para
que pudiese seguirse por unos principios continuados la verda-
dera idea que nos hemos propuesto dar de su valor y utilidad.
Pero no podemos dexar de confesar, aunque con mucho dolor,
que la subsistencia de aquel Establecimiento cuesta todavía al
Real Erario la suma anual de que arriba se habló: porque aun-
que se ha establecido el ramo de los Derechos que adeudan las
cabezas de ganado mayor y menor, las de Mulas y Caballerías
que pasan a los Franceses, y el de los Negros que se sacan de
retorno, aunque se ha impuesto el dos y medio por ciento de
Alcavala y permanece el de lo que deben pagar los efectos que
158 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

entran y salen por mar, según sus respectivos aforos, conforme


a las últimas gracias de S. M. (que Dios guarde), todo ello es
aún de tan poca monta, que no asciende un año con otro su
total a mucho Illlás de 70.000 pesos, si yo no estoy engañado.
Este tal qual aumento no ha rebajado cosa considerable a fa·
vor del Real Erario por la creación de tres Compañías más
que se han agregado al Batallón, los sueldos de Milicias regla·
das que se han creado, los de Guardas en la Frontera y en la
Capital y otras erogaciones, que no tenía antes la Real Ha-
cienda.
Producto de Pero se engañará mucho qualquiera que piense inferir de
Santo Do· este defecto la inutilidad de nuestras Posesiones y graduarlas
mingo de dispendiosas por su naturaleza. Para convencer sin réplica
Francés.
al que así quisiese raciocinar, bastará ponerle a la vista lo que
produce aquella menor e inferior porción de terreno que ocu·
pa la Colonia Francesa. El producto de ésta a la Real Hacien·
da, a su estado, a los particulares Habitantes y aún a toda la
Europa; con dificultad merecerá al asenso de un Espaiiol, si no
ha tenido la proporción de ver y tocar de cerca sus Estableci-
mientos, su Comercio y sus Leyes. Para quitar toda duda al que
no ha podido examinarlo, nos serviremos del testimonio de sus
Escritores Nacionales, especialmente del que últimamente ha
escrito de propósito sobre este punto, que es Mr. Weuves. Es·
te Autor dice, hablando de las Posesiones de su Nación en San·
to Domingo (215): "Esta poderosa Colonia en una Isla cuyos
dos tercios ocupa la Nación Española, trae en contínua fatiga
las tres quartas partes de los Navíos Mercantes de la Metrópoli,
dá que hacer por lo llenos a la quarta parte de nuestras Ma
nufacturas, saca del Estrangero un numerario increíble y forma
la mayor parte de la Marina Francesa. En sus cinco Puertos
principales desarmaron 353 N avías, despachados de la Metró-
poli en el año de 1776.... cuéntanse al presente en Santo Do·
mingo 723 Molinos de Azúcar, los quales produgeron en 1773
dos cientos quarenta millones de Azúcar bruto y moreno, una
infinidad de Cafeterías, que dieron 84 millones de Café, hicié·
ronse además quatro millones de algodón, más de }50.000 li·
bras de Añil, otro tanto Cacao, 30.000 barricas de Syrop y 15.000
(215) Weuves, parto 1, cap. 13, pág. 109. (A).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 159

de Tafia. A estas riquezas conocidas debe añadirse más de su


sexta parte que ha pasado por contravando'~. En otra parte di-
ce (216): "Recorriendo el Catálogo de los progresos que ha he-
cho el Comercio con las Colonias (habla de la de Santo Do-
mingo) y recíprocamente éstas con aquél, desde "10 a 50 años
para acá, podría creerse que estos Payses producen más bien
oro que efectos. Adnnírase y no se vé cómo tan pequeños terre-
nos pueden dar tan grandes riquezas".
Este mismo Escritor no duda asegurarnos que las Posesio-
nes que tienen en Santo Domingo los Franceses) son las que
dan más movimiento a la actividad de las Naciones; porque sus
usufructos importan a los Cultivadores al pie de 25 millones de
libras tornesas y llevados hasta el punto de su consumación,
monta la masa de ellos a más de cien millones, la qual masa, al
cabo del año, causa en el universo inmensas utilidades y revo-
luciones. Puede haber en este último cálculo algo de exagera-
ción, nacida de aquella ligereza genial que desde ama 18 siglos
y más notó el César (217) en esta Nación, contra la qual no han
influído, sin duda, para fixarla las revoluciones inmensas que
causan anualmente sus Colonias. Pero es constante que en ellas
cargan al daño por 400 Navíos procedentes de la Francia y por
más de 100 de otros Puertos Europeos y de las Colonias Ex-
trangeras de la América y que la Real Hacienda cobra un mi·
llón de pesos fuertes que la dan los arrendamientos de Correos,
de Carnicerías, de Portazgos, y el quatro por ciento que cobra
de los frutos que de ella se sacan para Francia y la Nueva In-
glaterra) porque la introducción de los de Europa nada adeu-
da como tampoco la de los Negros que se llevan de las Costas
de Africa. Por el contrario, para animar y fomentar este ramo
de Comercio, que es el fondo (como manifestaremos adelante)
de tantas riquezas, da el Rey una gratificación de 15 libras tor-
nesas por cada cabeza de los que se compran más allá del Cabo
NegTO y 30 por los que se sacan del Cabo de Buena Esperanza.
Para que haga menos fuerza la considerable suma que da
aquel corto terreno de la Colonia Francesa y pueda formarse
juicio de la ventajosa utilidad y valor de la Isla Española) pon-
(216) Parto 2, cap. 5. (A).

(217) César, de bello Galico. (A).


160 ANTONIO SÁNCHEZ VAL VERDE

dremos aquí un extracto de los frutos, que de allí se sacaron


el año de 776, arreglado fielmente a las declaraciones que hi·
cieron en la Real Tesorería los respectivos Capitanes de los Bu-
ques. Sobre este extracto debe añadirse una quinta o sexta par-
te más de lo que se regula para el Rey y que pasa y se disimula
en todos. Añadiremos la reducción de su valor total a pesos
fuertes, porque se entienda mejor en la Targeta siguiente.

FRUTOS
Cantidades
de los frutos
I Sus precios
corrientes en
Su vslor total
en pesos
la Colonia fuertes

Azúcar blanco........... 613.500 qs. a 7. ps fuert. 4.294.500


Azúcar moreno 914.250 3. 112. . 3.199.876
Añil . 21.150 9. rs. pI. lib. 2.374.312
Algodón................... 37.640 20. pesos . 752.800
Café. .......... ......... .... 304.500 6 .. 1.827.080
Barricas de melado... 45.600 4 .. 182.400
Aguardiente de Caná. 12.300 10 . 123.000
Cueros al pelo........... 30.000 1. .. 30.000
Ps. fuert. 12.783.887
De todo lo qual concluye que la Nación Francesa, sin exa·
geración alguna, se utiliza más de sus Colonias en aquella Isla,
que la nuestra de todo el Continente.

CAPITULO XIX

QUE ESTA DIFERENCIA NO VIENE DE LA ACTIVIDAD


PERSONAL DE LOS FRANCESES Y LA HOLGAZANERIA
NATURAL DE LOS CRIOLLOS. APOLOGIA DE ESTOS Y
DE LA NACION ESPAiVOLA CONTRA LAS INJURIAS DE
WEUVES y OTROS ESTRANGEROS

Al modo que se admira y no se ve cómo el pequeño terre-


no de los Franceses puede dar tan grandes riquezas (usando de
la frase de ''''euves), causa también admiración que sirva de
dispendio y no de provecho al Real Erario la mayor extensión
IDEA DEL VALOR PE LA ISLA ESPAÑOLA 161

y mejor calidad del nuestro en la propria Isla y que sus Veci·


nos vivan sumergidos en la miseria sobre el suelo más feraz y
pobres, pisando el oro y la plata. Una desigualdad tan notable
ha dado margen al error de lIlluchos Extrangeros presumidos de
políticos y de Filósofos, los quales no han dudado concluír que
viene de la desidia de los Criollos, cuya poltronería esteriliza
aquellos bellísimos terrenos. Esta opinión general cubre a los
Naturales de la Española de una confusión más sensible que la
misma pobreza. Pero los que piensan así, de nada se acreditan
menos que de Políticos y de Filósofos y descubren una igno-
rancia irmperdonable de los hechos positivos y que no están se·
pultados entre los polvos de la antigüedad sino que están ve·
rificándose actualmente y a los quales no ha podido, ni pu~de
resistir sin delito toda la actividad de los Criollos.
Mr. vVeuves, tan empeñado en elogiar su Nación, como en
desacreditar la nuestra y alucinarnos, no cesa de repetir la de·
sidia de los Americanos y de los Españoles en general. Pero omi·
tiendo muchos pasages y reduciéndonos al que tiene más unión
con el asunto que tnltamos, dice (218): "Acabamos de recorrer
todos los Establecimientos que posee la Francia en la Isla de
Santo Domingo, cuya vuelta hemos dado exactamente. Ha de-
bido observarse, que la parte que ocupa la Nación Espaiiola
es la más grande, menos cortada de Montañas y que casi en
toda su extensión goza un suelo propio para el cultivo de la
Zona Tórrida, en una palabra, que tiene más medios físicos
que la parte de, los Franceses; pero comparándose los frutos que
cogen los Colonos Espaiioles que tienen todas estas ventajas,
con los que sacan los Franceses de un suelo limitado, lleno de
cerros y precipicios y mucho menos fecundo que el otro, no
podrá negarse que estos últimos están dotados de una activi·
dad y genio que no tienen sus Vecinos".
No hay Nación más enemiga que ésta de las preocupacio.
nes en sus escritos, pero ninguna más sujeta a ellas ni más cie·
ga. La grande actividad y genio de los Franceses de la Española,
que así ensalza Weuves, parece que es adventicio y no nativo.
El Abate Raynal (219) dice: "que la mayor parte de los France-
(218) Part. 2, cap. 3, pág. 172. (A).
(219) T. 5, lib. 13, cap. 22. (A).
162 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

ses que llegan a la Colonia, carecen de arbitrios y talentos y an-


tes de adquirir la industria necesaria para subsistir, están ex-
puestos a enfermedades muchas veces mortales". Hasta aora po-
co ocupaban mucho terreno en ella y tanto que el Padre Chal"
levoix creyó que les alcanzaría para ir estendiéndose todo un
siglo y variar la cultura (220). No obstante esta extensión, que
el mismo Weuves creía todavía mayor, como hemos visto, no
daban sus Colonias en los veinte y cinco y treinta primeros años
de éste la centésima parte de los frutos que hoy envían a la
Europa. Toda su actividad y su genio se limitaba entonces a
hacer Almacenes de mercería y efectos de Francia, para el con·
travando. Sus remesas de aora treinta años no igualaban toda·
vía a los que en los principios y medios del siglo XVI hacían
nuestros mayores para España, sin contar el oro y plata.
Ni se diga que esta diferencia venía de que entonces ha-
bía menos Franceses que aplicasen al cultivo su actividad su-
perior. El número de Habitantes Europeos era el mismo con
corta diferencia. Llamo Habitantes (221) a todos los que existían
por aquel tiempo en la Isla. El aumento de éstos, considerados en
sí mismos, aumentará en realidad el Comercio de los efectos
de su Metrópoli por el mayor consumo que harán de ellos; pe-
ro no el de las producciones de la tierra. Estas han ido subien-
do a proporción que se han hecho nuevas plantaciones de Azú'
cal', Café &c. Sepamos qué influjo tiene en ellas el genio yac-
tividad superior de los Franceses, para conocer la ventaja que
nos hacen. Cada Francés hacendado o habitante vive en su Ca·
fetería, Indigotería, &c. como un Señor, en una casa magnífica,
acomodada y adornada de mejores muebles que el Palacio de
nuestros Gobernadores. Tiene una mesa más expléndida, abun·
dante y delicada que nuestros Grandes, Alcobas y Gabinetes
soberviamente alhajados, con camas ricamente colgadas para
hospedar sus Visitas o Pasageros decentes, Barberos y Peluque-

(220) Charlevoix, lib. 12, pág. 485 de la Edic. en quarto. Mais il y


en a encore pour plus d' un siecle a defricher dans les quartiers de Saint
Domingue, qui ne s'auroient nous étre. contestes, et rien n' empeeheroit
d' y varier un peu plus le Commerce, a fin que cette Colonie ne souffrit
point de l' ahondance des memes denrées. (A).

(221) Se llamaba así en las Antillas francesas y en Haití al agricultor.


al que tenía o explotaba una propiedad rural, y habitación era sinónimo
de propiedad. (ERD).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 163

TOS para estar continuamente de Corte. En fin, dos o tres Ca·


lesiones o Birlochos para visitarse unos a otros, o concurrir a la
Comedia en la población de su distrito, juntándose los días de
fiesta y otros muchos POUR FAIRE LA BONE CHAIR y
otros excesos, y hablar de las noticias de Europa, sin entrete-
nerse, ni pisar sino es tal vez, por diversión, los plantíos y tra-
bajos.
A proporClon de la habitación tiene los Maestros de Azú-
car o de Indigo, los Sobrestantes de los Negros y otros Subalter-
nos, un Ecónomo o Administrador, que lleva la cuenta de la
hacienda, de su comercio y toda la correspondencia. Este habi-
ta, come y peyna como el propietario y en los Establecimien-
tos mayores tiene uno o dos Oficiales. Los Maestros disfrutan
una mesa y habitación menos rica y delicada; pero mucho me-
jor que la de nuestros ricos. Jamás falta en ella con abundan-
cia el buen pan, vino, aves y legumbres. Según su ocupación
tiene cada uno el sueldo desde mil pesos abaxo, porque para
todo rinde el Comercio de los frutos que produce el trabajo
de quinientos, seiscientos o mil Negros y muchas veces más.

En fin, nada puede ser más imaginario que caracterizar a


los Franceses de activos para el trabajo en Santo Domingo,
quando sobre este género de vida que acabamos de pintar, es
constante que su delicadeza nacional les hace menos a propó-
sito para aquel clima, no digo que los Criollos pero aún más
que los Españoles Europeos. En prueba de ello daré el testimo-
nio del Padre Charlevoix. "Algunos pretenden que son pocos
los Franceses que viven en la Isla de Santo Domingo sin una
especie de calentura oculta, que les consume poco a poco y se
manifiesta, menos por la alteración del pulso que por un color
cetrino y aplomado, que con el tiempo les sobreviene a todos,
más o menos, según el vigor de su temperamento y el cuidado
que tienen en darse a los placeres o al trabajo. En los princi-
pios no se veía persona que llegase a ser Illluy vieja y aun aora
es cosa muy rara en aquéllos que son nativos de Francia. Pero
los Criollos a proporción que se alejan de su origen Europeo,
se hacen más sanos, más fuertes y viven más largo tiempo. El
áyre no tiene allí, hablando absolutamente, alguna calidad no-
civa que obre este efecto, y sólo es menester naturalizarse con
164 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

el clima" (222). ¿QUAL SERA LA ACTIVIDAD DE ESTE


HOMBRE ENFERMO?
Veamos aora el defecto de actividad y de genio de los pro-
prietarios en la parte Española. No hablo de aquellas labran-
zas que llamamos Estancias, cuyos amos no tienen más de dos
o tres Negros, a par de los quales han 'de trabajar; porque de
otra suerte no podrían mantenerse aún' trabajando tanto como
los dos o los tres suele no alcanzarles. Hablo de los Regidores,
de los Capitanes, de los Canónigos y Eclesiásticos que tienen In-
genios o Cacaguales. Estos sugetos, que deben ser los más deli·
cados y holgazanes, como lo son en Francia, no pueden vivir
en sus haciendas, ya por sus ocupaciones, ya porque sería un
penoso destierro, ni fiarlas a Ecónomos o Mayordomos, porque
como el producto de ellas no alcanza para darles la quarta par-
te de salario y mucho menos el regalo que los Franceses, es im-
posible que encuentren personas, ni de la vigilancia y desem-
peño que es menester, ni de toda la fidelidad que correspon-
de. Por consiguiente, se ve el Regidor, el Capitán, el Canónigo
en la triste necesidad de asistir a su hacienda al menos todo
aquel tiempo que le permiten sus respectivos empleos o aquel
preciso de las cosechas y zafras. ¿Y con qué comodidad? En Ca·
lesa o Birlocho es imposible porque ni el caudal lo sufre, ni los
caminos lo permiten. Va a caballo, expuesto a los ardores de
aquel sol y a las lluvias. El hospedage que le espera es una cho-
za pagiza y mal entablada, con una sala de quatro o seis varas,
en que hay una pequeña mesa, dos o tres taburetes y una hama.
ca, un aposento del mismo tamaño, o menor, con quatro hor·
quillas clavadas en tierra, en que descansan los palos y se echan
seis ú och,o tablas de palmas, un cuervo y algunas veces un col-
chón. Si llueve, escurren dentro las goteras que caen sobre un
suelo sin ladrillos y que por lo regular no tiene otra diferencia
del campo que haberse muerto la yerva con el piso. Desayú.
nase el más acomodado con una xícara de chocolate y un poco
de pan, que cuenta tantos días de cocido como el amo de via-
ge. Los otros hacen esta diligencia con Café o agua de Gengi.
bre y un Plátano asado. La comida consiste en arroz y cecina
con batatas, plátano, llame y otras raíces, a cuya masticación

(222) Charlev. Hh. 12. fol. 482. Edil. in I. (A).


IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 165

aCOlffipaña el cazave en vez de pan. Los más delicados llevan


pólvora y munición para matar alguna ave, o tienen una corta
crianza de ellas cuyos huevos y algún pollo es el sumo regalo.
Su exercicio es levantarse al alba para visitar sus cortas la-
branzas, pisando la yerba llena del copioso rocío de la noche
o los lodos. que hacen las lluvias, recibiendo un sol ardiente
desde que nace. Retírase sudado y acalorado por una parte y
penetrado de humedades P?r otra. En tiempo de zafra o mo-
lienda de Azúcar, tiene que velar, si quiere que vaya bien. En
los plantíos de Cacao y otros frutos, va con los Negros a coger
las mazorcas o vaynas, ha de asistir quando las granan, entro-
jan, &c. porque, aunque tenga un Mayordomo, como hay qlJe
ocurrir a diferentes cosas en el campo y en la casa, es preciso
que el amo se sacrifique, partiendo con éste las tareas y que
lleve una vida más laboriosa y desastrada que la de los mismos
Mayorales o Sobrestantes Franceses, cuya decantada actividad
y genio consiste en el luxo, la gula y otros vicios que ceban con
el regalo y la libertad de sus habitaciones.
Pero no me admiro del poco juicio de este Escritor y otros
de su Nación para desacreditar, sin reflexión, a los Criollos de
Santo Domingo, quando en el mismo lugar se atreve a insultar
del modo más injurioso a todos los Españoles y su gobierno,
diciendo (223): "No queremos buscar las causas de una dife-
rencia tan sensible: PORQUE TODO EL MUNDO LAS VE
Y LAS COMPRENDE; pero no podemos dexar de observar que
si el verdadero Cultivador debe ser preferido para hacer fruc-
tificar y valer un terreno, qualquiera que sea, a otro que no lo
es o no quiere serlo, deberán los Franceses tomar todos los me-
dios que sugiere una política sana y legal, esto es, digna de
ellos, PARA ADQUIRIR EN SU TOTAUDAD LA ISLA DE
SANTO DOMINGO". Por este principio toda la tierra fructí-
fera de las Indias deben los Españoles, que no son tan labrado-
res e industriosos como los Franceses, cederla a esta admirable
Nación, que la hará producir a beneficio de todos. Proposición
digna del cerebro de Mr. Weuves. Más cuerdo andubo el Pa'
dre Charlevoix que considerada la ventajosa situación de San-
to Domingo, su feracidad, sus riquezas y la suma decadencia a
(223) Ibi. (A).
166 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

que había venido su Comercio y Población, dice (224): que se


persuade, a que la Corte de España tendría sus razones políti-
cas para no fomentarla; pero incurrió en la misma presunción
que Weuves de creer que quando faltase a los Franceses terre-
no vacante en Santo Domingo, nada podría impedirles su ex-
tensión sobre las Islas Vecinas o en los Lugares del Continente
que pertenecen a la Francia, como si aquellas Islas no fuesen
del Señorío y dominación de Espafta. Lo cierto es (si yo no me
engaño), que hasta aora no ha habido otras causas que las gue-
rras que ha sufrido la N ación y la necesidad de atender a otros
Payses inmensos y a diferentes objetos de suma importancia.
Pero nuestro gloriosísimo Monarca, que Dios prospere, se ha
dignado ya de echar sus benéficos ojos sobre aquella Isla y su
Ministerio tan zeloso como infatigable y penetrante, ha comen-
zado a manifestar el aprecio que hace de ella y a darnos con
sus providencias esperanzas bien fundadas de nuestra felicidad.
La insolencia de Weuves y de otros Estrangeros no se ha
contentado con insultarnos sobre la actividad y genio sino que
ha tenido la habilantez de abrir nuestras venas y manchar la
sangre, tanto de los Indo-Hispanos, como de sus Progenitores
Europeos. En una parte (225) dice, hablando de los primeros: "Si
es que puede llamát'seles Españoles a los Habitantes de Indias, cu-
ya sangre está tan mezclada con la de los Caribes y los Negros, que
es rarísimo encontrar un solo hombre cuya sangre no tenga es-
ta mixtura". En otra parte (226): "No hay Colonia Española ni
Portuguesa en que no se vean Mulatos poseyendo las Dignida-
des del primer orden. Por esta razón es que estas dos Naciones
no tienen tal vez una gota de sangre pura, sea que hayan to-
mado esta mezcla de los Negros, sea de los antiguos l\loros. Ce-
téjense estas dos Naciones con los Franceses. los Suizos, los Ale-
manes y se verá sin dificultad quán superior es la sangre de
éstas a la de las otras dos, tanto por lo que mira a la hermosura
de los cuerpos, como por lo respectivo a las otras buenas cali-
dades del espíritu y del alma". Yo tIlle maravillo de la desenfre-
nada libertad con que los Escritores de esta N ación, que pre-
(224) Charlev. Hist. de S. Domingo. lih. 7. pág. 28. Edil. in 4. (A)
(225) Parto 2, cap. 2, in fine. (A).
(226) Cap. 16, fol. 286. (A).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 167

tende tirar los gages de la más civil y culta de la Europa, ultra-


jan en sus obras a las demás y con especialidad a la nuestra. Si
yo pudiese acomodarme a imitar la osadía de este Autor, le ha-
ría ver su ceguedad y las bellas qualidades del espíritu y del al-
ma con que nos distinguimos unos de otros. Pero ni es qües~
tión de ésto, ni razón el abatir las Naciones quando se filosofa
o trata de intereses. En España hay sangre tan pura como en
qualquiera otro Reyno. Ninguno ha dexado de mezclar la suya
con otros en las varias revoluciones que todas han padecido. Los
Americanos, que han descendido de estas Casas, han procurado
conservar su pureza en Indias más que los Franceses, cuyos Con-
des y Marqueses casan en las Colonias de Santo Domingo con
Mulatas ricas (227) y generalmente el luxo de éstas, superior al de
las Señoras Americanas, está manifestando, junto con su nume-
rosa multiplicación, el aprecio que de ellas hacen los Franceses,
y que es falsísima la aversión que supone Weuves en el lugar
citado.

CAPITULO XX

VERDADERAS CAUSAS DE LA DIFERENCIA DE


PRODUCTO ENTRE LAS DOS COLONIAS DE
SANTO DOMINGO (228)

Hemos manifestado con pruebas convincentes, como fun-


dadas en hechos sujetos a los sentidos, que la actividad personal
de los Franceses en la América, lejos de hacerlos superiores a los
Criollos, que llaman y suponen poltrones, es muy inferior a la
infatigable tarea y sobriedad de éstos, lo qual se confirmará me-
jor quando hablemos de nuestros Pastores; y que ellos son en

(227) Acerca del mestizaje y de las castas coloniales véase Rosemblat,


ob. cit., p. 209. (ERD).
(228) Pueden consultarse diversas publicaciones relativas a las diferen-
cias entre las dos porciones de la Isla, entre ellas H. E. Michelin. Tableau
statistique de la population, du commerce et des industries dans la partie
francaise de l']sle de Saint-Domingue. comparé avec les relevés officiels pour
la partie espagnole, Paris, 1785, 2 vols .• y el Tableau comparatif.... de 1787-
1788..... del francés Avalle, publicado en París en esa época. (ERD).
168 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

efecto los verdaderos holgazanes sensuales que hay en la Isla. Pe-


ro se hará más perceptible est~ verdad con los testimonios que
he de citar aquí del mismo ",Veuves, con el objeto de descubrir
las verdaderas causas, de que nace aquella diferencia tan nota-
ble de producto entre las dos Colonias. Weuves dice (229): "Quan-
to a lo segundo, ¿puede ignorarse en Francia que es imposible
cultivarse las tierras de la Zona Tórrida sin Negros? ¿Ignórase que
aquellos climas ardientes no permiten a los Europeos resistir a
las fatigas de su cultura? Todos juntos y aun reunidos, no bas-
tarían para este trabajo. Sólo los que han nacido entre los Tró-
picos pueden soportar el ardor excesivo del sol baxo de sus
grados" (230). Y más adelante: "Los Señores Negociantes de
Burdeos no deben ignorar que sin los brazos de los Negros no
hubieran subsistido nuestras Colonias". En fin, tratando de la
nec~sidad de procurar los medios posibles para baxar el precio
de los Negros, cuyos brazos son los primeros móviles de tantas
producciones, dice (231): "Como la producción del suelo de
nuestras Colonias es el fin general que nos hemos propuesto en
su Establecimiento, que la abundancia de estas producciones de-
pende tanto de un buen suelo como de la mano que le trabaja,
que la Zona tórrida es un País demasiadamente caliente. para
que los Blancos puedan resistir allí a un exercicio contínuo que
es menester servirle de hombres endurecidos con los calores de
un sol ardiente; sólo hay los Negros que sean capaces de resistir
la fatiga".
Esta es la primera y principalísima causa de la diferencia
tan grande entre la riqueza de Santo Domingo Francés y la po-
breza del Español. ¿Qué haremos con tener. no digo los dos ter-
cios de la Isla, sino más de las tres quartas partes, que el terre-
no sea más unido, más regado y más feraz, si todo este fondo
de riquezas es un tesoro escondido en las entrañas de la tierra,
que necesita una llave para abrirla y aprovecharse de él? Sin
ella nada saca el Poseedor y los Colonos o Habitantes no son
más que unos Guardas que viven del sueldo del Señor y de
algunos desperdicios, que por sí mismos se asoman. Las más

(229) Part. 1, cap. 5, fol. 43. (A).


(:130) Fol. 48. (A).
(231) Parto 2, cap. 9, fol. 244. (A)
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 169

ricas Minas no dan su metal si no se labran, ni la tierra más


fértil toda la abundancia de sus frutos sin los brazos y el arado.
¿Ignoran, por ventura, los Colonos Espaíioles o Criollos quál es
esta llave? No por cierto: bien saben que son las manos, prin-
cipalmente de los Negros. ¿Tiénenlas acaso, o está a su arbitrio
el tenerla? Ni uno, ni otro. Luego no hay razón, ~i para acu-
sarlos de indolentes, ni para censurarlos de corto genio, y talen-
to. Déseles esta llave como se le ha dado a los Franceses: y si no
hicieren tanto o más que ellos, podrá decirse que son zurdos y
que no saben usarla. Qué mucho produzca tanto el corto dis-
trito de nuestros Vecinos, si en el año de 77 se contaban por Número de
los Registros del Guárico sobre trescientos mil Negros, en cuyo Negros de
nÚJInero no entraban otros cinquenta mil menores de catorce las Colonias
Francesas
ailos, debiendo advertir que, al menos, una mitad de estos me-
350.000
nores sirve lo mismo que un número igual de grandes; porque
aquéllos se ocupan en muchos exercicios en que se embaraza· Negros de
rían éstos. Nosotros apenas contaremos doce o catorce mil Es- los Españo·
clavos en toda la extensión de nuestras Posesiones (232). les 14.000
A este número de Negros se agrega el de las pocas fiestas
en que dexan de trabajar al año a beneficio de sus Propietarios, Diferencia
de dias fe-
que no son más que los Domingos y alguna otra Fiesta muy ra-
riados entre
ra. Nuestros Esclavos huelgan o trabajan para sí casi una tercia las dos Co-
parte del año, que ocupan los días que llamamos de dos y de lonias.
tres Cruces (233). El abuso de tener Esclavos a jornal, demasiada·

(232) En efecto. La desproporción entre el número de esclavos existen-


tes en las dos colonias era bien considerable. Mientras Sánchez Valverde
observa que en la parte española había de 12.000 a 14.000 esclavos, en la
parte occidental, en el período 1750-1789, se recibían en Haití, del Africa,
hasta 30.000 esclavos al año. En la época en que escribía S. V. había en la
colonia francesa más de 700.000 esclavos. (En 1789 había allí 40.000 liber-
tos). Véanse pormenores en Dorsainvil, lHannal d'Histoire d'Haití, Port-au-
Prince, 1926, p. 53. (ERD).

(233) Según el Sínodo de 1683 las fiestas de la Iglesia eran de una. de


dos y de tres cruces. Las de tres obligaban a todos los fieles; de las de dos
estaban exceptuados, por Privilegio de Paulo III, los negros, mulatos y es-
clavos; las fiestas de una cruz sólo obligaban a guardarlas a la "gente blan-
ca y europea". A pesar de estas limitaciones, los esclavos disfrutaban de ex-
cesivo número de días en que podían sustraerse a sus faenas, en perjuicio
del adelantamiento de la Isla. Ya lo decía don Ignacio Pérez Caro en cart:l de
12 de marzo de 1784 escrita en S. D.: "Considerando no menor el motivo del
atraso las excesivas fiestas que en el día tienen los esclavos, llegando al cre-
cido número de noventa y tres días en el año". Al caso se refiere nuestro
artículo l.a Iglesia y los negros esclavos, en La Nación, C. T., 9 ag. 1945.
(ERD).
170 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

mente estendido en nuestra América, inutiliza una gran parte


de los pocos que tenemos, porque ésta es una especie de Negros
Perjuicio de que viven sin disciplina ni sujeción; que saca su jornal, la hem-
los Jorncdc- bra, por lo regular, del mal uso de su cuerpo, y los hombres
ros generalmente del robo. Se ocultan y protegen unos a otros y
a los que se escapan de las haciendas. Los pocos que trabajan,
lo hacen sin método y, en ganando una semana para satisfacer
el jornal de dos, descansan la segunda. Fuera de que lo más
freqüente es trampear a sus amos la mitad de los jornales asig-
nados. Este abuso está pidiendo no una reforma sino una ex-
tinción y entero desarraygo, prohibiendo absolutamente el que
haya estos Jornaleros dentro de la Capital y demás Ciudades.
No hay duda que muchos Particulares, Viudas y Menores
tienen algunos Esclavos de cuyo servicio no necesitan y sus jor-
nales son el medio de su subsistencia, y que no teniendo labores
de campo a que aplicarlos, sentirían un quebranto muy nota-
ble. A este mal puede ocurrirse con el medio que se practica
en la Ciudad de Cuba (234) y produce al Propietario la seguri-
dad del jornal que no tenía; al Público la utilidad de unas
manos que vacaban la mayor parte del año; y a la Religión
el que se corte un crecido número de escándalos y pecados que
comete este género de Esclavos, ya con el llilO de su cuerpo las
mugeres para ganar el diario, ya con los robos por parte de
los hombres y las ocultaciones que hacen en sus chozas de los
otros Esclavos, que roban a sus Amos, hacen fuga o buscan
asilo para sus sensualidades. Este arbitrio consiste en que los
Labradores por años o por meses para la conducción, o alqui-
ler de sus Jornaleros, prohibiendo absolutamente, so pena de
una buena multa por la prirrnera y segunda contravención, y
de perdimiento del Esclavo a favor del Real Erario por la tel'-
cera, alquilarlos dentro de las Ciudades o Pueblos, aunque sea
a personas determinadas y conocidas (235). Sobre los beneficios
que de aquí se seguirían, podría formarse un largo y sólido dis-

(234) Santiago de Cuba. (ERD).

(235) El caso denunciado por Sánchez Valverde -el alquiler de los es-
clavos en beneficio de sus dueños-, que tan~os escándalos producía, fué
objeto de reglamentación: la Ordenanza sob,"e negros y negras ganadores, dic-
tada por el Cabildo de Santo Domingo en 1786. Véase en Boletin del Ar-
chivo General de la Nación, C. T .. 1946. No. 46, p. 164. (ERD).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 171

curso, manifestando que, además de los que apuntamos, resul-


taría la aplicación de muchos Negros y Mulatos libres de am-
bos sexos y de personas blancas pobres, que hoy yacen en la
inacción e indolencia, porque no hay quien los ocupe a causa
de los Negros; que muchas, aun de baxa extracción y que no
tienen caudal para comprar Esclavos, dexarían la vanidad de
aniquilar a los pobres maridos con los jornales que les hacen
pagar para eximirse de los menesteres que ellas mismas po-
drían hacer.

CAPITULO XXI

CONTINUACION DEL ANTECEDENTE

Un principio de religión mal entendido, que consiste en fa-


vorecer por todos modos y sin algún discernimiento la libertad
de los Esclavos, nos ha conducido y conduce a otro pemidasí-
sima abuso, que han coartado los Franceses racionalmente. Entre
nosotros,pasa por un acto de piedad dar o legar la libertad a los
Esclavos. Lo es, con efecto, en algunas ocasiones, pero general-
mente es un acto de irreligión, de impiedad y pecaminoso grave-
mente. Quando la libertad se concede a un Esclavo o Esclava co-
nocidamente aplicado, laborioso y exento de vicios, por un amo
que no tiene ascendientes, descendientes o colaterales pobres, en
quienes sería mayor virtud que quedasen estos Esclavos entonces
es la libertad acto religioso y meritorio. Mas esto, o el caso tam-
bién de un señalado beneficio del Siervo que liberta la vida a su
Señor, es rarísimo.
Otórganse o se legan regulaI1mente estas libertades por vie-
jos y viejas infatuados, dirigidos de Confesores menos expertos,
dexando muchos parientes en la indigencia y unos libertos y li-
bertas holgazanes, desarreglados y que han de subsistir casi ne-
cesariamente de la iniquidad, hecho que, muy lejos de ser piedad,
es un escándalo notorio que debe estorbar la legislación civil y
la Eclesiástica, porque la franqueza de dar estas libertades, multi-
plicando infinitamente los pecados, llena los Pueblos de ladro-
nes, prostitutas y fautores de los vicios, quitándole las manos más
172 ANTONIO S.~NCHEZ V ALVERDE

útiles para el trabajo, cuyo desorden tocamos y experimentamos


visiblemente en nuestra Isla. (236).
La segunda fuente de que viene este abuso es mucho más
delinqüente y por tanto más digna de que se corte. Las liberta-
des que se otorgan graciosamente, no comienzan por los Esclavos
sino por las Esclavas. Los Propietarios o Amos de éstas, con es-
pecialidad los que no son casados y viven retirados del Comer-
cio de las otras gentes en los campos, suelen agradarse de ellas
y ligar una familiaridad pecaminosa, a que condesciende la Es·
clava, no por el imperio o la violencia del Amo, sino por el ce-
bo de la libertad que éste la promete y que le franquea la ley;
la qual, si al modo que. para impedir los adulterios ha estable-
cido el impedimento del crimen, inhabilitando para el matri-
monio a los que, siendo casados, se conocieron con la promesa
de contraherle, muerto el cónyuge, dispusiese igualmente que
los excesos entre los Amos y las Esclavas sirviesen de óbice le·
gal a la libertad de éstas, atajaría unos concubinatos que son
demasiadamente comunes, no inutilizaría para el Estado las
manos de estas Esclavas y de su descendencia y cortaría las pros-
tituciones de ellas, que después de libres no tienen otro oficio
para subsistir que el que les sirvió para sacudir la esclavitud.
Las que no consiguen el beneficio de su libertad por la
delinqüencia con el propio Amo, lo logran por el mismo deli-
to con un estraño, o bien para sí, o bien para la prole que re-
lmIta. La madre, presentando al Amo la cantidad de doscientas
y cinquenta pesos, está asegurada de su libertad, sin que ni el
Amo tenga arbitrio para pedir más, a menos que la haya ha-
bido por título oneroso en mayor cantidad, ni para indagar
de dónde viene aquella suma, que muchas veces suele ser, si no
del todo, en gran parte de su propio caudal robado. El hijo se
extrahe, aun antes de nacer, del dominio del Amo con solos
cien reales de plata, y después de nacido, con veinte y cinco pe-
sos, a cuya percepción se obliga al dueño, si la resiste. ¿Y quién
no ve la iniquidad y los perjuicios de este sistema, que quiere
aparentarse piadoso? Si el Real Fisco tubiese una inspección so-
bre este género de libertades con audiencia del Amo, para que
(236) Véase extracto del Códi~o Negro de la Española en ColecciJn l~u­
go, en Boletín del Archivo General de la Nación, No. 14. 1941, p. 25-49.
(F:RD).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 173

se aplicase el precio ofrecido por tales libertades o al Erario o


a una Caxa de póliza, ni ellas se prostituirían con la freqüencia
que sucede, ni habría en las Poblaciones de Indias tantos miem-
bros, no sólo inútiles, sino facinerosos. Quando la suma que el
Esclavo ofrece por su libertad, es adquirida con su desvelo y
aplicación extraordinaria, es justísimo que se le favorezca y la
República logra una persona que la sirva con utilidad y sin
perjuicio.
Los Franceses han cortado sabiamente estos abusos y sus
conseqüencias, con la providencia de que el Amo o persona que
da libertad a un Esclavo, haya de pagar ciento y cinquenta pe-
sos al Rey y asegurar la subsistencia del liberto o liberta hasta
su muerte por aquellos medios que la Justicia juzga suficien-
tes. Antes de esta leyeran en sus Colonias tanto más freqüen-
tes que entre nosotros las libertades, de que ha resultado el
crecidísimo número que hay de ellos, principalmente Mulatos
y Mulatas, pero después de ella, apenas se encuentran una u
otra liberta. Por otra parte han cargado con la contribución
de tres pesos anuales cada cabeza de Negro doméstico, hombre
o mujer, estante en las Ciudades o Lugares, sea libre o esclavo.
De este establecimiento prudentísimo resulta que los Amos no
tienen el luxo suntuario de las Poblaciones Españolas, en que
los ricos toman la tonta vanidad de llenar las casas de Escla-
vo~ inútiles y ociosos y que los libres se apliquen a la cultura
de la tierra (237).

(237) Yo hablo de la esclavitud que hallo generalmente establecida y


que han conocido todas las Naciones del mundo. No entro en el examen de
las causas que pueden, o no, legitimarla civilmente, ni en la averiguación
de si es contraria al verdadero espíritu del Christíanismo. Estos son puntos
muy separados de mi materia; en que debo pr.:>ceder conforme al sístema
actual de las cosas adoptado, así entre nosotros como entre los Estrangeros.
Pero no puedo omitir algunas reflexiones bien sólidas y fundadas contra las
preocupaciones de muchos Europeos, que se escandalizan con la voz de Es-
clavitud y la de Castigos de los Negros por sus Amos. Yo tengo hecho a mil
Jornaleros libres de la Europa la proposición de ¿si les sería útil encontrar
en sus lugares, o fuera de ellos, un sugeto que se obligase a darles casa, ropa
suficiente a cubrirse, según el tiempo, los alimentos necesarios para ellos,
sus hijos y mugeres, Médico, medicina y asistencias en las enfermedades,
sólo por trabajar a beneficio del contribuyente ocho horas en los días de
labor, quedándoles los demás y el resto de aquéllos para ganar con qué
hacer algunas cosas más de las que debe darles aquél? Todos los casados me
han dado unánimes la respuesta, no sólo de que abrazarían el partido, sino
de que sería una felicidad para ellos y sus familias. Lo que yo propongo es
la pintura natural de la vida de nuestros Esclavos. La prueba más convin-
cente de que la de éstos es más cómoda que la de aquellos libres imagina-
174 ANTOl'\IO SÁNCHEZ VAL VERDE

CAPITULO XXII

DIFICULTADES PARA PRUV.JiER DE NbURU:)


NUESTRAS POSESIONES

Hemos manifestado, con testimonio de nuestros propios


Vecinos los Franceses, que el incremento que han tomado sus
Colonias de Santo Domingo sobre las nuestras ha venido esen-
cialmente del número de Esclavos y l1Ilanos Africanas que han
podido introducir en ellas, las quales cuentan sobre trescientos
cinqüenta mil Negros, que son los únicos sugetos a propósito

rios, es que nuestros Esclavos aplicados y que no son dados a vicios, juntan
en pocos años doscientos y cinqüenta o trescientos duros con que libertarse,
o libertar a sus mugeres, que es lo que suelen hacer primero para que sus
hijos nazcan libres. Muchos de ellos dilatan la libertad de su propia cabeza
y se ocupan en solicitar la de sus hijos, por no perder las proporciones que
les da la misma esclavitud de ganar dinero. ¿Quándo se vé un Jornalero de
Europa en situación de tener siquiera dos mil reales, mantenida con esca-
sez y desabrigo su familia?
Por lo que mira al castigo, cuya voz sola horroriza al vulgo de la Eu-
ropa, es menester entender que estos castigos los hace el Amo sobre su pro-
pio caudal y no son los hombres tan locos que echen los pesos fuertes al mar,
o los pongan donde no vuelvan a encontrarlos. Quando el dueño descarga
el golpe, le detienen el brazo las leyes, la humanidad y su interés. No lo
executa sino es quando el Esclavo ha faltado gravemente. Y pregunto, ¿todo
hombre que dexa de trabajar, pudiendo hacerlo, que quiere vagar de una
a otra parte, manteniéndose del robo, que hurta a su Capataz o a otro
Vecino, no debe ser castigado por la Justicia, si vive en una Sociedad zelosa
y arreglada? ¿No sufre muchos meses, o años de cárcel en la miseria? ¿No
lleva ciento o doscientos azotes por las calles? ¿No suele salir desterrado para
siempre o por largo tiempo? En fin, ¿no se le quita la vida? Pues un Es-
clavo que comete otro tanto, sale de toda su pena con cinqüenta o cien
azotes que le da el Amo en su casa, sin dexar de comer, de ver sus hijos,
ni de estar en compañía de su muger. El Amo es su Juez y Juez apasio-
nado. lA).
Véase Constancio Bernaldo de Quirós, Penalidad en el Código Ne-
gro de la Isla Española, en Boletín del Archivo General de la Nación, C. T.,
1942, No. 23. (ERD). Tendráse presente que ningunas disposiciones del
Código Negro o Carolino pueden derivarse a la práctica como hechos en el
tiempo en materia de esclavos, porque dicho Código nunca tuvo valor de ley
en vigencia, ni fué promulgado en esta Isla, sino que fué relegaJo al Ar-
chivo del Consejo de Indias como no conveniente, por contenerse en su tex-
to no más que puntos de vista que tocaban a solos los esclavos de la Isla,
y lo que se había pedido era un Código muy más sucinto y en todo contorme
con las providencias que generalmente debían ejecutarse en todos los do-
minios españoles. En lugar de dicho Código Negro emanó de la Corona la
Cédula Real de 31 de mayo de 1789, y ésta sí fué promulgada en Santo Do·
mingo, y se halla en copia de registro entre los papeles del Ayuntamiento
de BayaJ?:uana, hoy en el Archivo General de la Nación, papeles de Baya·
guana, libro 28. (FCU).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 175

para el cultivo de la Zona tÓ1Tida y sus producciones. Que su


decantada actividad y superioridad de genio, de que vanamen-
te se lisongean, es cluimérica en unos hombres los más delica-
dos por temperamento y los más dados al placer; en un clima,
donde uno y otro les conduce a la más pronta decadencia de
salud y de fuerzas; quando los CTÍollos naturalizados con el ca-
lor de su Zona y frugalísimos, son infatigables en las más duo
ras tareas. Pero como el número de éstos es cortísimo para tan-
ta estensión de terreno y el de los Africanos mucho menor, se
hace absolutamente necesaria la multiplicación de los últimos,
si queremos ponernos en paralelo de producciones con los
Franceses: cosa que tiene entre nosotros, y en el día, más difi-
cultades. de las que se presentan a primera vista.
La conducción de los Negros a las Indias, que se hace por
una navegación larga y costosa, supone necesariamente la pro-
porción de extraerlos de su suelo nativo. Esta proporción se ha
hecho entre las Naciones, después del descubrimiento del nue-
vo mundo, un derecho de la mayor consideración, de suerte
que hace artículo en los Tratados de Paz y Convenios N acio·
nales, como la pesca del Bacallao y la Ballena. En ellos se ha de-
clarado las Naciones que pueden hacer este Comercio, dónde
y con qué condiciones han de formar sus asientos, para estor-
bar las unas el perjuicio de las otras. Las que tienen esta ac:
ción, estudian también los medios de lograr a menos costa y
con más seguridad mayor número de Esclavos. Nuestra Monar-
quía miró desde el principio este trato con la humanidad y re·
ligión que la caracterizan y no quiso tomar parte en él. Sólo ha
juzgado que, extrahidos ya los Negros de su tierra y sujetos a la
esclavitud, podía permitir su compra y venta, así por la necesi-
dad como por hacerles más llevadero el yugo, templándole con
su blandura y recompensándoles el gravamen natural de la li·
bertad perdida con la ilustración de la Fé Católica y la adop-
ción al Reyno eterno. Los Soberanos de Francia se abstubieron
también de igual comercio. Los Portugueses, los Olandeses y los
Ingleses son los que dividieron entre sí las Costas de Africa y
se pusieron en parage de comprar en ella los Naturales, que
se venden unos a otros con motivo de sus guerras.
De aquí viene que nosotros no podemos tener NegTOs si-
no es de segundas o de terceras manos y, por consiguiente, a
176 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

un precio máS" y más subido. Los Portugueses, Holandeses e In-


gleses, que tienen asientos en el Africa, han llevado a sus Colo--
nias de las Indias los Esclavos a precios equitativos. proporcio-
nados a su costo. Los Franceses han tenido más dificultad por
falta de aquellos asientos y en el día se resienten de la carestía.
Pero ellos han hecho sin embargo su comercio sobre las refe-
ridas Costas en los términos que hanpodid? (238) y han abastecido
sus Establecimientos de este renglón esencialisimo por medio
de los Comerciantes de Francia, especialmente los Nanteses,
que arman para comprar sobre las Costas. Ellos· conducen a
las Indias estos Esclavos y los venden o fian a los Habitan-
tes (239). que pagan a plazos. por tercias partes. el valor de los
que toman con los frutos de sus posesiones; de suerte que los
propios Negros ayudan y contribuyen con su trabajo al pago
de su precio.
Nosotros estamos muy lejos de una proporción igual. Nues-
tro Comercio. muy diferente del de Francia, ni ha gustado las
utilidades de este género de negociación. ni está en términos,
por lo que hemos dicho, de emprehenderla. Lo que ha hecho
algunas veces es formar Compañías para proveer de Negros,
con privilegio exclusivo de que ninguno otro pueda introdu-
cirlos. El subidisimo precio a que ponen los Esclavos estas
Compañías y otros perniciosos efectos, están demasiadamente ex-
perimentados para que nos paremos a exponerlos. Quedamos,
pues, reducidos para la provisión indispensable de los Negros
a uno de dos arbitrios; esto es. o salir de Santo Domingo a com-
prarlos en las Colonias estrangeras. o permitir que de ellas los
traigan sus Comerciantes a las nuestras. Uno y otro tiene sus
inconvenientes. que apuntaremos aquí. dexando a la sabidu-
ría y prudencia del Soberano y su zeloso Ministerio el peso y
la elección. que no es para un pulso tan débil. ni para unas
miras tan cortas como las mías.
El primer arbitrio. de que los Vecinos de la Isla salgan
de ella a comprar los Negros, supone que los Hacendados ten-
gan caudales suficientes para sacar una suma que sea bastante

(238) Weuves, Reflex. part. 2, cap. 9. (A).

(239) Habitantes se llaman entre ellos, no qualesquiera Moradores, sino


los que tienen Plantíos de Caña, Café, Algodón, etc. (A).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 177

a formar una cargazón de doscientos o de trescientos Negros,


y esto quando pueda verificarse una o dos veces, será todo el
esfuerzo posible. Dixe que los Hacendados, porque conceder la
permisión a los que úo lo sean, sería abrir la puerta a un Ca·'
mercio que nada aprovechase al vecindario, el qual tendría
que comprarlos a precios lIIlUY altos. Este género de Comercio
ya se ve quán lento habría de ser, y sobre la lentitud tiene el
inconveniente de que es puramente pasivo y fuera del nume-
rario crecido, que consumirá en el valor de los Esclavos com~
prados, traerá el de los costos que hagan nuestros Buques en
ir, venir y desarmar en los Puertos estrangeros.
El segundo medio de permitir que los Estrangeros lleven
a Santo Domingo sus Negros parece más ventajoso. Lo prime-
ro, porque entonces ahorramos el peligro y costos de la con·
ducción. Lo segundo, porque del numerario que habíamos d'2
expender en la compra se rebajaría lo que consumiesen estos
Conductores en nuestros Puertos. Lo tercero, porque para no
volver de vacío, comprarían nuestras maderas y frutos, de que
se seguía otra rebaja de extracción de moneda y un fomen-
to de la Agricultura. Lo quarto, que conociendo ellos que esta
permisión había de subsistir por algún tiempo, no dudarían
dar su~ cargamentos al fiado y a pagas de plazos en frutos, que
sería una utilidad visible de los Hacendados. A este arbiu io
sólo le encuentro el óbice de que con pretexto de los Negros
se introduzca el contravando. Pero fuera de que el primer
medio no carece de este inconveniente, pueden tomarse por
el Gobierno las precauciones que parezcan más conformes a
impedirlo. El contravando no se hace fácilmente por la mar,
si los que deben zelarlo no cierran voluntariamente los ojos,
y si ellos quieren, lo mismo se hará por medio de nuestros
Buques que vayan a la compra de los Negros. (240).

(240) Quizás sea Sánchez Valverde el autor o inspirador del folleto Isla
de Santo Domingo. Auxilios que necesita dicha Isla, e instancia para la libre
introducción de negros y admisión de extranjeros católicos con ampliación
de estas concesiones a las Islas de Cuba y Puerto Rico, 1785. (ERD).
178 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

CAPITULO XXIII

AUMi!-NrU QUi!- PU1Wi!-N rUMAR NUE~'l'HA~

POSESIONES EN DIFERENTES PLANTIOS

La división de nuestro territorio en la Isla, que hicimos


en el cap. 17, nos servirá para ir indicando las varias Planta-
ciones que en ella podemos hacer de Caña, Añil, Café, Cacao,
Tabaco y Algodón, que son los principales frutos del Comer-
cio que ofrece la Zona Tórrida. Diximos allí que, comenzan-
do a correr nuestras Posesiones por la parte del Sur desde el
río Pedernales, término de los Franceses,. se encontraba con las
montañas de Baoruco, que forman un Cabo o Punta frente
de la Isla Beata. Que este Cabo presentaba dos llanuras di·
vididas por las Serranías: una al O. y otra al E., de las quales
la primera tiene nueve leguas castellanas de profundidad
N. S. con ocho de latitud E. O. La segunda tira de N. a S. has-
ta catorce, con una latitud varia E. O. Por consiguiente, la
primera da setenta y dos leguas cúbicas de tierra labradera,
útil para toda clase de frutos, sin tocar en las Serranías, en las
quales puede sembrarse el Café, que viene mejor en este gé-
nero de tierra que en las baxas y llanas. El Continente, de se-
tenta y dos leguas quadradas, comprehende dos mil trescien-
tas setenta Caballerías de tierra, medida que se practica en
Santo Domingo (241), donde en el espacio de dos Caballerías se

(241) El modo que se observa en la Espat10la de mensurar las tierras,


diferente del de hanegas, estadales, etc. con que nos entendemos en otras
partes de nuestros Dominios. asi de Europa como de Indias, es el de Ca/Ja-
llerías. Una Caballería de tierra, medida geométricamente, debe tener qua-
renta cuerdas o varas conuqueras de longitud y treinta de latitud, y cada
una de éstas, veinte v cinco castellanas. De suene que dando de frente mil
varas castellanas y setecientas cinquenta de fondo. multiplicadas unas por
otras, resulta la úrea de setecientas cinquenta mil. La legua castellana tiene
cinco mil varas de longitud y debiendo ser igual en latitud para la qua-
dratura, viene a comprender veinte y cinco millones de varas Gistellanas
quadradas, que componen treinta y tres Caballerías y un tercio. (A). Pedro
Tomás de Córdoba, Memoria.... de la Isla de Puerto Rico, Madrid, 1838,
p. 50, las medidas agrarias de la Isla de Santo Domingo eran las siguientes:
"Igualmente se denomina Caballería la medida agraria que se usa en ella;
tiene varias divisiones; la primera consta de cuatro peonías; la peonía de
30 M varas conuqueras: la vara conuquera de tres castellanas. La segunda
división es en cuerdas. La caballería tiene 40 de estas de largo o de fondo,
r 30 de ancho o de boca. La cuerda tiene 10 varas c011uqueras, y estas tres
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 179

hace un mediano ingenio. Si éstas se destinan para otro gé-


nero de frutos, como Cacao, Café, Añil, sobra terreno para una
de las más quantiosas Plantaciones.
Pero demos a cada Ingenio, para que sea capaz de la labor
de quinientos Negros, suficiente a mantener los animales que
necesita su cultivo y las demás proporciones y comodidades; dé-
mosle, digo, ocho Caballerías y un tercio de terreno, que es la
quarta parte de una legua castellana cúbica: podrán fundarse
quatro de ellos en cada una de éstas. Como tampoco debemos
retirar sus asientos más de quatro o cinco leguas del agua na·
vegable, para que la exportación de los azúcares no cause ma-
yores costos, computamos que en el paño de tierra de que ha-
blamos, pueden establecerse ciento y cinquenta y un Molinos de
Azúcar, a quatro leguas del mar el más remoto, que ocuparán
treinta y dos Caballerías de las setenta y dos que diximos, de-
xando quarenta para los demás frutos. No todos son convenien-
tes a su situación. El Cacao debe excluirse de toda la Costa del
S. tan castigada de los uracanes. El Café ha de reservarse para
las tierras altas y montañosas. Así deben destinarse las quaren-
ta leguas restantes para Añil, Algodón y Tabaco. Las planta-
ciones de estas especies tienen bastante terreno, como hemos
dicho, con dos Caballerías de tierra; pero aunque las demos
más de quatro, resulta una extensión muy cumplida para tres-
cientos y veinte Establecimientos.
Con la misma proporción y progresiones debe calcularse
el número de los que caben, así en la otra llanura de la parte
Oriental de Baoruco, que mira a Neyba, como en la del propio
nombre de Neyba y la de Azua hasta la Bahía de Ocoa, con la
diferencia de que en la de Neyba, que tiene las copiosas aguas
de este río, pueden subir las fundaciones de los Molinos de
Azúcar, quanto sea o se haga navegable, en Barcos chatos o
champanes por ambas riberas. En esta conformidad son innu-
merables los que podrán establecerse en los llanos de San .luan
y Santo Thomé, que divide el Neyba y tienen la capacidad que

castellanas como se ha dicho. Según estos datos la caballería consta de 1200


cundas superficiales, de 120 M varas canuqueras; de 1.0S0.000 vaTaS caste-
llanas o de 9.720.000 pies, y viene a componer 5 51S caballerías de la isla de
Cuba". Véase, además, Rodrigo de Bernardo y Estrada, Manual dF agrimen-
sura cubana, Sagua la Grande, Cuba, 1854. (ERD).
180 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

se ha demostrado (242). Los frutos de estos valles lograrían la


conducción por el río hasta la mar. Mientras la tierra se dispo-
ne para estos nuevos' Plantíos, antes de recibir las especies de
su destino de Caña, dará muchos millones de libras de Añil y
de Tabaco, cuya siembra es utilísima para preparar la que ha
de dar Azúcar, y sazonan la cosecha de su especie dentro de seis
u ocho meses, de como se ha echado la semilla.
El espacio de N isao al Osama tiene al presente once Mo-
linos de Azúcar que muelen con Mulas y Bueyes en un suelo
excelente y con buena proporción para conducir sus frutos en
Carretas y por agua. Hácenlo aora por tierra y a lomo de bes-
tias, con notable pérdida y quebranto, desde el más distante,
llamado Curnba, situado en las riberas de dicho Nisao. Este
río, uno de los más caudalosos de la Isla, como también los de
Hayna y Nigua, haría navegables el interés de los Hacendados,
liiempre que t!ubiesen la fuerza de Negros que logran los Fran-
ceses. No se ignora el modo y las ventajas de esta operación, ni
las utilidades de hacer correr los Molinos con las aguas que ofre-
cen estos ríos, ni el gran beneficio de dar con ellas riego a las
plantas que lo necesiten. Lo que falta es manos para executarlo.
Con este auxilio, absolutamente indispensable, se cultivaría toda
aquella extensión de terreno feracísimo, se establecerían los In-
genios, Añilerías, Algodonales, &c. que caben en él. Los Proprie-
tarios unirían sus fuerzas para hacer Caminos carreteros, Ríos
navegables, Azequias de regadío, con que se proporcionarían
crecidos beneficios y escusarían los caudales que se consumen
en Mulas y servirían para Negros. No embarazarían diariamen-
te dos o tres de éstos en el cuidado de aquéllas, ni destinarían
tanta parte de su terreno para su pasto, ni se verían obligados a
trabajar tantas cercas para defender las labranzas.
Parte de estos beneficios gozan los dueños de los Ingenios
situados en las riberas del Ozama, Isabela y Yuca, los quales
conducen sus frutos a la Capital por estos ríos, a cuyas márge-
nes los conducen de poca distancia aquéllos que están más in-
ternados, como Barbaroja y San Josef. Estos Hacendados, con
menor número y pérdida de Mulas, hacen mayores moliendas
y conducciones. Otros tienen la facilidad del carreteo por la lla-

(242) Cap. 17, pág. 129, Y 131. (A).


IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 181

nura e igualdad del terreno y todos, en conclusión, podrían lo-


grar una u otra de estas ventajas si tubiesen las fuerzas corres-
pondientes. Pero el más poderoso de todos los Molinos, de que
vamos hablando, es San ]oset, el qual tendrá en todo rigor se-
tenta Esclavos útiles para el trabajo. .Tagua, que en tiempo de
los Regulares Extinguidos era el más considerable y pasaba de
cien Negros, es aora de los medianos. En una palabra, todos diez
y nueve o veinte no llegan a seiscientos Negros, dispersos en
muchas leguas de terreno.
Dentro del 'illismo distrito hay otros Molinos que llamamos
Trapiches, los quales sólo trabajan mieles. Tenemos otras Po-
sesiones a que se da el nombre de Estancias, ocupadas en sem-
brar maíz, arroz, yuca, de que se hace el pan de Cazave, y otras
raíces, legumbres y menestras. Los Trapiches de más considera·
ción tienen ocho o diez Esclavos. En las Estancias lo más ordi-
nario son de dos a seis; pero todas ellas y ellos tienen suficien·
te terreno para convertirse en Azucarerías, Cafeterías, Añilerías,
&c.' gruesas y fuertes, tanto por la estensión como por la calidad
y ventajas del suelo. También hay en el propio espacio, de que
vamos hablando, diez y seis Plantaciones de Cacao, mayores y
menores que, a proporción del número de Negros, tienen los
centenares o millares de árboles fructíferos. Las tierras de cada
una y sus respectivas ventajas solicitan la codicia a hacer de
ellas labranzas tan dilatadas y ricas, como lo fueron en el si-
glo XVI: que no habiendo otra cosecha de Cacao que la de
Santo Domingo, se abastecía la Isla. toda la España y sobraba pa-
ra haberse solicitado el permiso, que refiere Herrera, de comer-
ciar este precioso grano fuera de la Metrópoli. Las más de estas
Plantaciones tienen estensión para fundar dos y tres de cien
mil y más árboles; quando aora apenas dan todas ellas para el
consumo del País. Porque desde el año de 64, en que ya comen-
zaban a producir para hacer algunas remesas, como se hicieron
a Cádiz, han sido muy azotadas de los uracanes. Lo cierto es
que fomentadas las que hay y plantadas las que caben en suelo
tan proporcionado a esta especie, podría haber en jurisdicción
de la Capital cinquenta o sesenta Cacaguales, que un afio con
otro produgesen a mil fanegas de este fruto.
Volviendo a los otros, hallaremos que en la corta llanura
que abrazan las aguas de Nizao y .Tayna hasta el pie de las Sie-
182 ANTONIO SÁNCHEZ VAL VERDE

rras, pueden fundarse, fuera de los Cacaguales, otros cinquenta


Ingenios considerables que den una cosecha anual de doscien-
tos y cinquenta a trescientos millares de quintales de Azúcar;
y del pie de las montañas arriba más de cinquenta Añilerías
e igual número de Cafeterías, que reditúen a proporción del
número de Negros y la superioridad de la tierra. El mismo au-
mento cabe entre Jayna y la Isabela, tierra toda útil para los
propios frutos y con la facilidad que hemos insinuado de los
ríos. El de la Ozama, que es actualmente navegable por ocho o
nueve leguas de Norte a Sur, tiene ocupada gran parte de sus
márgenes con Texares y Estancias de pocos Esclavos, y las Azu-
carerías referidas, cada una de las quales tiene terreno para dos
o tres Molinos, que darían proporcionalmente a los Negros los
millares de Azúcar. Todos los que tenemos hasta aora muelen
tan poca cantidad, como es la de sus respectivas fuerzas y en los
buenos años se ven precisados los propietarios a dexar de hacer
todo el Azúcar que pudieran y se ocupan en mieles u otros tra-
bajos; porque no habiendo saca de este efecto y excediendo su
cantidad al consumo intestino, baxa el precio de modo que no
iguala la utilidad al trabajo y gastos. Por la misma razón, tam-
poco purifican sus Azúcares, a excepción de algunos pocos quin-
tales que toman los Confiteros o Dulceros, que así llaman. Pero
quando se ha presentado algún cargamento o embarque, lo han
puesto en aquel grado de bondad que piden los Compradores,
porque es constante, como dice Weuves (243) y nuestro Oviedo:
"Que el suelo de Santo Domingo es superior a los otros Esta-
blecimientos de América para la calidad de esta especie".
Corriendo la parte del Sur de nuestra Isla desde el Puerto
de Santo Domingo hasta el río Yuma o de Higüey, y siguiendo
de éste a la Punta Oriental de Espada, hemos dicho que hay
quarenta y quatro leguas de llanura, sobre diez a doce de latitud
en la mayor parte y en otras de ocho a diez. Esta es regada prin-
cipalmente de las aguas de Macoriz, Soco, Cumayare, Romana,
Quiabón y Yuma, que desaguan en el mar y forman Puertos y
Ensenadas útiles. A cada uno de ellos le entran en lo interior
otros menos caudalosos, pero que además de fertilizar la tierra,
facilitan el riego, el móvil para los Molinos de agua y el trans-

(243) Parto 1, cap. 1, fol. 22. (A).


IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 183

porte en Carretas y Canoas: tales son Sanate, Seybo, Cibao, Ma-


garín, el del Mayorazgo, Mojarras, Casui, Almirante y otros mue
chos. Todavía se ven las ruinas de un fuerte Molino de agua
que hubo entre los dos últimos que acabamos de nombrar. De
esta situación tan favorable se conoce con evidencia la utilidad
que puede dar su llanura, plantando en ella quatrocientos o
quinientos Molinos, otras tantas Cafeterías, Algodonales y Añi-
lerías, con suficiente número de Negros, distribuídas según la
calidad del suelo y la distancia, para los diferentes frutos co-
merciables de aquella Zona.
De la citada Punta Oriental de Espada a Montaña Redon-
da, se ha visto que tenemos de quince a diez y seis leguas de
frente, con quatro, cinco y seis de fondo plano regado y fértil,
por consiguiente, pueden plantarse las Haciendas que quepan,
según las reglas que hemos apuntado, dexando lo más retirado
y las montañas para los frutos que exigen esta calidad de te-
rrenos. A espaldas de la Montaña Redonda sigue la misma lla-
nura hasta la Población de Sabana la Mar, que se dilata diez
leguas E. O. y quatro N. S. con nueve ríos que desembocan al
mar, sin los innumerables arroyos que baxan de las Serranías,
con que se divide esta llanura de las del Se)'bo por el Sur, y de
la de Yuna o la Vega, por el O., y ofrece asiento para Ingenios,
Cafeterías, &c. conforme a lo que se ha observado arriba.
Por lo respectivo a la Costa del Norte desde la Bahía de
Manzanillo, en que terminan nuestras Posesiones al O. hasta la
Bahía de Samaná, en que dexamos la descripción, nos ha escu-
sado el trabajo de cálculo de sus fundaciones y productos el
Señor Weuves. Este dice (244): "Que los terrenos que hay en
toda esta extensión,· profundando doce leguas, no nos sirven
sino es para criar algunas Cabras; y que si España lo cediese a
la Francia (245), como es probable (NO SE SI AORA LO DI-
RIA), pensamos que en menos de diez años podría haber en
Samaná y sus rededores de doscientas a trescientas Azucarerías
corrientes que, dando una con otra de doscientos cinquenta a
trescientos millares de Azúcar, formarían un total de noventa
millones de libras de este efecto, sobre un terreno que antes de

(244) Parto 2, cap. 5, fol. 189. (A).


(245) Cap. 16, fol. 194. (A).
184 ANTONIO SÁNCHEZ VAL VERDE

ser plantado de Caña hubiera dado, a lo menos, quinientas


ochenta mil libras de Indigo. Habría también doscientos Esta-
blecimientos de Café, cuya cosecha entera valdría la suma de
ocho mil10nes de libras de esta especie, contando quarenta mil
pies de Café en cada uno. Aun podría haber en la parte de la
Punta de Salinas y otras del lado de Cabo Roxo, cien Algodo-
nerías que produgesen un millón de libras de esta mercan-
cía, &c., &c.
"Ver aquí, a poco más o menos, la perspectiva de los pro-
ductos de estos Establecimientos en diez años; pero debemos
creer que no pararían en esto. Serían susceptibles de un aumen-
to doble en quanto al Azúcar y del triple, a lo menos, y tal vez
del sextuplo, en orden al Café y el Algodón. Por lo respectivo
al Indigo no subiría mucho; pero seguramente se mantendría
algo tiempo en la tasa que le hemos puesto y deberíamos que-
dar contentos".
Hablando de la llanura interior que riega el río Yuna, di-
ce: Que se halla la Población del Cotuy bastantemente habita-
da; pero que sus Vecinos nada hacen sobre uno de los mejores
terrenos de la Isla y no sacan ventaja alguna, a pesar de la po-
sesión de una vasta llanura, que contendría fáczlmente dos-
cientos Ingenios de Azúcar, de regadío en la mayor jJarte por el
dicho río de Yuna (246).
Estimando en esta parte el dictamen de Mr. Weuves so-
bre las doscientas Azucarerías que pueden plantarse en la ju-
risdicción del Cotuy y comerciarse por Yuna en la Bahía de
Samaná, soy de parecer que este terreno y toda la Vega, que
hemos dicho, que corre desde la citada Bahía hasta Dajabón,
con toda su estensión de N. a S., debe destinar al cultivo del
Tabaco y del Cacao, para los quales es tan ventajoso su suelo,
respecto a que en otras partes de igual o más fácil exporta-
Lc1ón, nos sobra campo para moler tanta Azúcar, quanta con-
venga a animar y vigorizar nuestro Comercio. El Cacao es uno
de los ramos que comenzado a cultivar desde el primer tercio
de nuestro siglo. ha sido uno de los fomentos más eficaces que
hümos tenido para la gran mutación que se observa de treinta
o quarenta años a esta parte en nuestra Población. Este pro-

(246) Parto 2, cap. 2, fol. 145. (A).


IPI~A DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 185

pio ramo fué en el primer centenar del descubrimiento, des-


pués de las Minas y Azúcar, el más fuerte que enriquecía a los
Colonos y aunque había Cacaguales en varias partes de la Isla,
las márgenes y vertientes del río Yuna, Camú y otros que des-
aguan en él, eran el Reyno de esta planta, de que da evidente
testimonio la innumerable arboleda que se encuentra de ella
silvestre y sin cultivo en sus dilatadísimos y fresquísimos bos-
ques. Si éstos volviesen a beneficiarse y sembrarse de un grano
tan apreciable, como usado universalmente, igualaría en muy
pocos años las grandes cosechas de la Provincia de Caracas en
la cantidad, no siendo; como no es, su almendra inferior en
la bondad y el gusto, antes sí más aceytosa, y es experiencia,
constante en las Indias, que el Chocolate que se labra con igua-
les porciones de ambos Cacaos, es más delicado que el que se
hace con el de Caracas solo. Los Cosecheros de la Vega, que
están libres de uracanes, pueden abaratar este género más que
los que lo cultiven en las inmediaciones de la Capital y otros
parages de la Isla y darlo aún a mejor precio que los de Cam-
cas, por no necesitar de los costos de azequias y regadío y tener
una exportación facilísima por agua, de suerte que, aunque
vendan a diez pesos el quintal, quando sus Plantíos hayan lle-
gado al estado de perfección que ofrece su terreno, harán una
ganancia muy suficiente; porque si para fundarse hubo menes-
ter doscientos Negros con que llegar a plantar cien mil árbo-
les, después le bastan sesenta o setenta, no solo para mantener-
los y repararlos, sino para coger gruesas cosechas de otros
granos.
Mientras se establecen estos Cacaguales y llegan a fructi-
ficar sus árboles, a proporción que se desmonta el terreno para
plantar quatro o seis mil de ellos, se siembra esta tierra de Ta-
baco, especie que se da allí con muchas ventajas a toda la Amé-
rica, así en la calidad como en la abundancia y tamaño de la
hoja. Por esta razón han tenido últimamente en las Fábricas
de Sevilla una preferencia decidida los Tabacos de Santo Do-
mingo sobre los de la Havana para los cigarros. Nuestros an-
dullos o garrotes de Tabaco son los m,ís apreciados de los Fmn-
ceses, para dar fragancia y cuerpo, con una tercera o quarta
parte de ellos a su rapé. Esta introducción clandestina ha sido
uno de los m,ís fuertes Comercios con que ha subsistido nuestra
186 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

Colonia en su mayor decadencia y que todavía da mucho ju-


go. Después que S. M. (que Dios guarde) ha puesto allí una
Administración y toma algún número de quintales en rama,
se han animado más los Vecinos de Santiago (247), la Vega y
Cotuy a su cultivo, han mejorado la calidad, no están sus Pue-
blos tan miserables; y si se observan otras reglas y otra econo-
mía en la compra y conducciones, ganarían más los Cultivado-
res y saldría a mejor precio para el Real Erario. Las reglas eco-
nómicas de que hablo pueden hacerse demostrables; pero no
son de mi propósito.

CAPITULO XXIV

QUE EL CULTIVO DE LA ISLA EN EL MODO PROPUESTO


NO PERJUDICARA A LA CRIANZA, ANTES LA
DARA MA YOR FOMENTO

Podría alguno persuadirse que esta multitud de Estable-


cimientos y de Plantaciones traería a la crianza de ganados ma-
yores y menores un perjuicio irreparable y que éstos dismi-
llUirían a proporción del terreno que ocupasen aquéllas. Así
parece a primera vista; pero en realidad y examinado con re-
flexión el punto, no sólo no es así, sino que, por el contrario,
se aumentarían los ganados. Para hacerse cargo de la fuerza
de esta verdad es menester suponer dos cosas. La pr~mera, que
(¡uanto hemos destinado para los Plantíos del Algodón, Café,
Tabaco, Cacao, Añil, &c. y para los Molinos de Azúcar, se re-
duce a solo seis u ocho leguas de lo interior de las Costas, a

(247) En efecto. Por aquella época se fundaron importantes estancias


(OffiOla de Espaíllat. En la sección de Los Melados, (hoy Provincia de San-
tiago) estaba la finca de Monsieur Espaillat, "fundador de la preclara familia
de ese nombre en el país, como lo dice justamente el periódico El Constitu-
cional (Santiago, 6 marzo 1901). Esa hacienda era una de las de más nom-
bradía en el Cibao. La casa "abrazaba una superficie de 1500 metros clla
drados y la rodeaba un muro de piedras y ladrillos de altura bastante regular.
El arroyo "Los Cedros"'. cuyas márgenes fueron fortificadas con dos lienzos
de pared, corría por medio de la posesión. Tenía Capilla, taller de Car-
pintería, herrería, hornos de cal, tejar, fábrica de índigo (añil), alambique,
trapiche, enfermería, depósitos para el azúcar y el tabaco, algodón. Una
negrada de 500 cabezas componía el perwnal de la finca. (ERD).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 187

excepclOn de aquellas vegas por donde desaguan los grandes


Ríos de Neyba, Nisao, Ozama, Yuna, Yaque, &c., porque co-
mo por una parte la copia de sus aguas brinda la facilidad de
la exportación de frutos y por otra la amenidad y frescura de
los Bosques que pueblan sus márgenes, ofrecen terrenos utilí-
simos, podrán muy bien los Labradores internarse doce o ca-
torce leguas para hacer fructificar un suelo, cuya utilidad está
indicando la naturaleza con el pomposo follage y grosura de
sus árboles. Pero lexos de que su trabajo perjudique a la crian-
za, quitará a los animales los impenetrables asilos que les ocul-
tan al desvelo y vigilancia del Amo.
La segunda, que los Hatos o Posesiones de los que tienen
Bacadas y los Ranchos o asientos de los que crían Cerdos, son
al presente unos terrenos tan dilatados y estendidos, que ocu-
pan la circunferencia de muchas leguas para quatrocientas o
quinientas cabezas, y algunas veces menos, de estas especies.
Cada dueño de Hato o Rancho tiene en sus límites al'~unos
bosques que llaman Monterías, confinantes con otra u otras
posesiones, por las quales corre la ¡misma Montería. Juzgan los
Propietarios que estos sitios son una de las mayores utilida-
des que pueden tener los Hatos o ranchos, porque en ellos se
encuentran animales salvages, de cuya caza se mantienen (ce·
mo diremos después) sin tocar a los otros que cuentan, d¡gJ.
maslo así, por suyos. Pero si reflexionasen que la caza, que con-
siguen en las Monterías a fuerza de increíbles fatigas, no es
más que una pequeña parte de lo que se escapa de aquéllos.
conocerían que lo que imaginan beneficio es en la realidad ua
perjuicio de mucha consideración, el qual, con otros gravísi-
mas, viene de la propria estensión de sus Posesiones.
Porque de este principio se sigue en los Hatos que tanto
las Bacadas como las Yeguadas pastan con demasiada separa-
ción y casi enteramente dispersas. No se conoce entre estos ani-
males más agregación que la que el Toro o Caballo más fuerte
hace de algunas Bacas o Yeguas, acosando o maltratando los
otros de su especie. Todos los demás machos o hembras vagan
por las vastas praderías, se entran por los bosques y van ale-
xándose muchas leguas del centro o corrales del Hato. Las mis-
mas que llamamos agregadas a un Toro o Caballo, no están
tan unidas que dexen de ocupar un quarto o media legua, aun-
188 ANTONIO SANCHEZ VALVERDE

que no sean más de diez o doce. De aquí viene que los Propie-
tarios que crían estos animales, dividen las Bacadas en quatro
clases, que llaman Corraleras, f.lansas, Estmvagantes y Alzadas
o Alontaraces. Las Corraleras se reducen a un número cortísimo,
que ha podido hacerse con trabajo a pastar en las cercanías de
las casas y entrar sin dificultad en los Corrales, para sacar de
ellas el beneficio de sus leches. Mansas se llaman las que no van
muy lexos de la habitación, con tal qual agregación entre sí, a
que dan el nombre de Puntas y saliendo el Amo con sus Veci-
nos o Peones a caballo, corriendo de una parte a otra, puede
traer a los corrales quando le parece o pide la necesidad. En esta
obra se gastan algunos días, quando es menester juntar mucho
ganado, porque en cada punta, que se compondrá como de vein-
te a quarenta animales, se consume uno por lo menos.
Dícense Extravagantes las que se alexan demasiado y an-
dan más desagregadas; de suerte que, para tener algún provecho
de ellas, es menester que se junte mucha gente: que se suelten
muchos perros y que entre los unos y los otros vayan sacándolas
del monte y encaminando a un centro, en que las contiene la
multitud y la diligencia de los que andan a caballo. Armanse
éstos para su exercicio los unos de lanza larga y los otros de ja-
rretadera, que es otra vara igual a la de la lanza, en cuyo ex-
tremo se enhasta un instrumento, figura de semi-círculo, cortan-
te por su recta, que tiene poco menos de quarta. Sírvense unos
y otros de sus respectivos instrumentos en las correrías tras del
Toro o Baca que huye, o bien para matarles o bien para desja-
rretarle, si pierden la esperanza de reducirle al rodeo, nombre
que dan al centro en que se proponen agregarlas. Tras otras de
las que pretenden escapar, siguen sin hacer uso del hierro. Asen-
las de la cola a la carrera, suspenden sus quartos traseros y a
una buelta de mano dan con ellas en tierra (248). Paran el ca·
baIlo, desmontan en un instante y se echan sobre el animal an-
tes que haya podido levantarse. Tuercen su cervíz, cogiéndole
de los cuernos, cuyas puntas fijan quanto pueden en tierra, y
de este modo le dexan hocico arriba sin acción todo el tiempo
que necesitan. Esta laboriosa maniobra no se hace en los Ha-

(248) Moreau de Saint-Mery reproduce casi en su totalidad este capítu-


lo, en su obra citada, p. 99-109. (ERD).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 189

tos, sino es quando el Amo debe sacar pesa (249), porque como
esta tercera clase de ganado extravagante, aunque se reduzca al
rodeo (que es juntarle en una sabana o pradería grande con lai
fatigas, que hemos dicho), no por eso puede conducirse a 10i
Corrales: es imposible al Proprietario aprovechar de ella, si no
es las que mata o las que a costa de la diligencia de tumbarlas,
como ellos dicen (que es la operación de dexarlas en tierra),
puede después mancornar o atar de dos en dos y ponerlas en
camino con el auxilio de los Cabestros.
La quarta especie de Montamces o Bmvías son aquéllas que
viven en lo más retirado de los montes y bosques, que apenas ven
un hombre a pie o a caballo, dan a huir y se internan de suer-
te que sólo puede detenerlas el ladrido y fuerza de los perros,
lidian con ellas y las entretienen mientras llega el Montero o
Cazador, con quien embiste el animal enfurecido, al qual espera
cuerpo a cuerpo con la lanza. Si falta ésta, toma el abrigo de
un árbol delgado, a cuyo pie le va divirtiendo y cansando hasta
que puede matarle con el machete. El provecho que saca de su
victoria es cortísimo y a costa de nuevas fatigas, como veremos
después.
En la crianza de los Cerdos es todavía más palpable el per-
juicio que viene a los Amos por la estensión de los terrenos.
Aunque esta especie de animales se congrega más que la otra y va
regularmente en piaras, como en aquella Isla andan las piaras
sin Porquero que las custodie y conduzca, tienen la libertad de
encaminarse por donde quieren y penetrar quanto se les anto-
ja, sin que quede muchas veces vestigio o huella del camino
que tomaron. El modo de criarles es, acostumbrar desde peque-
ñas, dos o tres hembras y un macho a la habitación, engolosi-
nándolas, como ellos dicen, ya con el Maíz, ya con la fruta de la
Palma, ya con el Plátano, mientras llegan a ser madres. Después
que paren, van y vienen con sus hijos, entran en su pozilga, y
se las va cebando como de antes. Multiplícanse y se procura ce-
rrarles de noche, dándoles quando vienen algo de aquellos ali-
mentos cuya contribución se les repite a la mañana y abre la
puerta. Escapan luego a los bosques en busca de las frutas, rai-
ces, insectos y animalejos que puedan encontrar y tornan al ano-
(249) De ahí nació la frase "alzar de atrás". Alzar de atrás a lIna perso-
na significa tenerla fastídiada. (ERD).
190 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

checer. Pero como este es un acto a que no son forzados, lo ha-


cen o dexa~, como les place. El dueño espera todo aquel día y
suelen quedarse aún en el monte, alexándose cada vez más, por-
que no hay baya ni persona que les detenga; de suerte que los
que crían esta especie, después del trabajo y estudio que les cues-
ta al principio acostumbrarles a ir y volver, jamás pueden con-
tar con ella (250). Retíranse, como hemos dicho, en solicitud del
pasto; van errantes por todas partes y, al fin, se alzan las piaras
enteras o trozos de ellas y se vé obligado el dueño a salir con
perros, rastreando sus huellas; repite esta diligencia uno y otro
día, teniéndose por venturoso, si después de muchos puede des-
cubrirlos y matar algunos fuera de sazón y casi sin utilidad, por
no perderlos del todo. '
No son estas pérdidas y menoscabos el único peTJUlclO de
la dispersión de los ganados por la desproporcionada estensión
de los terrenos; todavía hay otra mayor y más contínua. La des-
unión de estos animales entre sí hace que no multiplique su es-
pecie con respecto a su número, lo qual se manifiesta por el
'cálculo de multiplicos, que se forma en la Isla para el reparti-
miento de las Pesas (251). Sólo se contempla por producto anual
a razón de un quince por ciento. Quando con motivo de algu-
na tutela o administración, pretende el heredero o el propieta-
rio mayor producto, se ve obligado a dar unas pruebas con los
vecinos muy unánimes y concluyentes, con cuya diligencia se
(250) La crianza de cerdos, libre, era una de las grandes causas de la
decadencia de la Isla, porque entorpecía el fomento de la agricultura. No
había conuco que resistiera el embate de una voraz manada de cerdos mon-
taraces. Con razón decía don Emiliano Tejera que los cerdos y las revolucio-
nes eran los principales enemigos del país. Acerca de la crianza libre. una de
las mayores causas del atraso de la República, escribió una jugosísima y pre-
visora exposición, carta del 14 de noviembre de 1894, a T. D. Morales, in-
serta en CUo, C. T. 1941, p. 190-194. (ERD).

(251) Sacar ·pesa se dice en la Isla quando el Amo debe contribuir al


abasto de la Capital con aquel número de Reses que al principio del año
se le ha asignado. Una pesa debe constar de ochenta cabezas de Machos y
que pasen de tres años. Dalas uno solo, si el Hato es grueso. La distribu-
ción se hace por el Regidor que ha tenido la Plaza de Fiel Executor el año
antecedente, el qual entrega la Lista a su Succesor, de cuyo cargo queda el
cumplimiento; Pero en esto hay muchísimos abusos dignos de una severa
reforma, por los perjuicios que traen tanto al Abasto del Público como a
los Criadores. (A).
Hay diversas disposiciones de la Audiencia relativas al repartimiento
de las pesas, en Archivo Real de Bayaguana, 1600-1800, en Archivo Gene-
ral de la Nación. (ERD).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 191

asciende el multiplico a veinte o veinte y cinco por ciento, que


es lo sumo. ¿Y quién habrá que, conociendo las ventajas de aquel
suelo, dexe de persuadirse que es un cómputo escasís~mo? Por-
<iue en realidad, siendo reses mayores bien pastoreadas, con
proporción al número de Toros, contando entre ellas algunas
hijas, es preciso que produzcan cada año un cinquenta por
ciento quando menos. Los pobres que no tienen más que de ocho
a veinte Bacas de vientre, con uno o dos machos, como las ha-
cen Corraleras y andan siempre unidas, logran al año regular-
mente tantos Becerros como madres. En efecto, si las cien reses
fuesen noventa madres y diez Toros, no baxaría de ochenta el
multiplico. Pero a proporción que crece el número, también
crece la separación, se aumenta el descuido o la imposibilidad
de unirlas en tan vastos terrenos, a que se sigue la mayor esca-
sez de su producto que crecería con la reducción.
En el ganado estravagante es más notable este peqUlClo,
cuyo multiplico se regula en menor número. Del Montaraz o
Bravío no se hace cuenta, porque ni se sabe lo que produce ni
tiene a la verdad otro dueño que el primero que le mata en su
Montería o en la agena. Estas dos especies, que ni diezman, ni
prodecen, ni dan a los Propietarios la utilidad que podían, irán
reduciéndose y agregándose a proporción que se cierren o estre-
chen los terrenos con los plantíos de frutos y con el tiempo ven-
drán a hacer una sola clase de ganado manso, útil y fecundo, se-
gún sea el estudio y diligencia del Amo en pastorearlo y unirlo,
de suerte, que el que tenga mil cabezas de ganado logrará ma-
yor multiplico que el que posee en el día ocho o diez mil de
las quatro clases.
A tantos beneficios se seguirán todavía otros de bastante
consideración. El pr~mero será que se críen todos los Animales
que nazcan, tanto en las Bacadas como en las Yeguadas, de que
muere ahora la mayor parte por la razón que tocamos en el cap.
10 del gusano que cae a los recién nacidos o a los mayores que
padecen qualquiera escoriación o matadura, porque pudiendo
verlos con facilidad el Amo, su Mayoral o Esclavos, se acudirá
luego a la curación. Por lo que mira a los Cerdos, se evitará el
atraso freqüentísimo de quedarse en los bosques y montes donde
coge el parto a la madre. Gran parte de los Gorrinos muere por
falta de aquel pequeño cuidado que debe tenerse con ellos en
]92

Jos primeros días, porque su ternura no les permite seguir a la


madre en tanta distancia quando quiere volver a la casa. En fin,
la estensiÓn en que vagan y pastan todas estas especies de ani-
males, facilita los robos, irrmnediables en el presente estado, y
que ser,in más raros en unas posesiones cortas, donde tenga el
ladrón que pasar por el registro de muchos para lograr su tiro.
Lr segunda, que es de muchísimo peso, consiste en la per-
dición, que experimentamos de los mejores pastos, a la qual no
puede ponerse otro remedio que el t¡ue trae la población y plan-
tación de Molinos de Azúcar y otros frutos. Los dueños no co-
nocen aora su perjuicio, porque todavía les sobran bosques, pra-
derías o sabanas para la crianza de los animales que tienen. Pero
en realidad da compasión ver cómo se han viciado las mejores
dehesas. La parte llamada de los Llanos) que son unas larguísi-
mas Sabanas, están llenas de matorrales de diferentes arbustos,
especialmente de Xicacos y Guayabos) que han quitado una por-
ción muy considerable de su yerva. En los sitios del Sey!Jo se han
hecho bosques de los mismos Guayabos) que no sólo quit.m al
pa~to el terreno que ocupan, sino que abrig<indose a ellos los
animales, mueren pasados del gusano o de otras dolencias, sin
que los Amos o Mayorales puedan remediarlo. Las hermosísi-
mas llanuras de San .luan y San Thomé son ya un lineonal, por-
que ha cundido tanto esta fruta, que puede decirse con verdad
que cubre una quarta parte de la tierra y al paso que va, se per-
der<i del todo en pocos años. Las de Hincha) Guaba) las CalJU-
lIas y San Rafael están casi enteramente poseídas de Brusca) Al-
bahaca y otras yervas. En fin, todos los pastos de la Isla van apo-
cándose y consumiéndose de este modo.
Los Hatos están fiados todo el año al cuidado de un Es-
clavo con título de Mayoral, que no tiene interés alguno en la
utilidad del Amo y sólo procura ganar para su libertad. Aun-
que tenga uno o dos subalternos, digámoslo así, y él quiera des-
empCl'iar de algún modo su comisión, tampoco le es Urcil cxc-
cutarlo, porque no bastan para visitar con freqücncia todo el
terreno. Dcxan nacer y crecer las malezas, sin hacer el más pe-
que/lO reparo, porque (como hemos dicho) sobra pasto para el
sustento de los animales existentes. Los Amos pondrían el re-
medio correspondiente a tanto mal si se viesen reducidos a me-
nos Pastos y Dehesas, y en pocos años tendríamos mudado el sis-
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 193

tema actual de crianza (que no es otro que el de dexar los ani-


males a lo que da el tiempo), y una multiplicación impondera-
ble de ganados, con conocida ventaja del Común y de los Pro-
pietarios. Por consiguiente, lejos de disminuír el actual Comer-
cio con los Franceses, que mantenemos eri la Isla, antes se au-
mentaría.
Fuera de que, si nuestras Poblaciones llegasen, como pue-
den y deben, a necesitar para su abasto de todo lo que criamos,
sería mayor el beneficio que diesen los consumidores, que el
que aora se saca de la venta, porque era prueba del aumento de
frutos y Comercio, ~n que lograríamos las ventajas que aora
tienen los Franceses. Por otra parte se conseguiría en aquel caso
debilitar notablemente el de éstos. Tal podía llegar a ser esta
rebaja que evacuasen la Isla; porque faltándoles el abasto de
nuestras carnes y el auxilio de las Mulas y Bueyes, era menester
que de Labradores que son, se convirtiesen en Pastores; que
desocupasen para la crianza una gran parte de los terrenos que
labran, con que decayendo la cantidad de frutos y creciendo
los costos, vendrían a no hallar su cuenta, como ellos dicen.
Los cinquenta o sesenta mil Cueros que hacen parte de sus car-
gamentos a Francia y son producto de los ganados que les ven-
demos para la subsistencia (252), se aumentarían a nuestro Co-
mercio con otros quince o veinte mil que por falta de extrac-
ción dexamos perder, o echamos en cosas para las qualcs sirven
otras materias (203).

(252) Por solo el puerto de Santo Domingo se exportaba, en el siglo


XVI, cada año, "más de un millón de cueros, azúcar, gengibre y demás fru-
tos sin el oro, la plata y perlas", según decía Baltasar López de Castro en
su AIemorial del 20 de nov. de 1598. V. Relaciones Históricas de Santo Do-
mingo.... , vol. JI, p. 167. Por Bando del 15 de octubre de 1751, el Gobernador
Rubio y Periaranda prohibió, a pena de vida etc., el comercio ilícito de ga-
nado vacuno y caballar con la Colonia francesa, en vista del abuso que co-
metían en este trMico, con perjuicio de la Metrópoli, los duerios de los ha-
tos, principalmente los de las regiones fronteritas. Véase original del inte-
resante Bando, firmado por Rubio y PeJ1aranda, en Archivo Real de Hi-
güey, aüo 1751, Archivo General de la N ación. (ERD).
(253) Entre los papeles del Consejo de Indias se halla el extenso expe-
diente formado en 1742 por el Gobernador de la Colonia, don Pedro Zo-
rrilla, relativo al fomento de los hatos y al comercio de ganado con la Co-
lonia francesa, y está en el AGI, Santo Domingo 314. (ERD).
194 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

CAPITULO XXV

CONTINUACION DE LAS UTILIDADES QUE SE


SEGUIRAN EN LA CRIANZA CON EL INCREMENTO
DE LA AGRICULTURA

Aunque son tan visibles y crecidas, como hemos manifes-


tado, las ventajas que se seguirían a los Criadores, si con la in-
troducción correspondiente de NJ:gros, fuesen haciéndose· los
Establecimientos de frutos comerciales de que es susceptible
nuestra Isla, todavía resultarían otras· dos, que podemos llamar
personales. Aumentada la Agricultura y Población, quitado el
asilo de muchos bosques en que se pierden los ganados, reduci-
dos los límites de la crianza, cuya estimación subirá con el ma-
yor consumo, se multiplicarían los asientos de Hatos, se evitaría
el alzamiento de animales, su mortandad por el gusano, los ru-
bos, que aora se executan con tanta fa¿Üidad, sería infinitamente
mayor el multiplico de las Bacadas y se purgarían los pastos;
pero todas estas ventajas son propiamente pecuniarias. Las que
voy a exponer miran derechamente al bien y comodidad perso-
nal de los Amos y Criados.
Dan éstos generalmente, así los Escritores Estrangeros co-
mo los nuestros, el nombre de Pastores; pero la notable dife-
rencia que hay de la vida y exercicio de ellos al de los Partores
de Europa, manifiesta muy bien la impropiedad del nombre.
En Indias les llamamos Monteros y es en realidad el epíteto que
denota su continua ocupación. La de los Pastorescle Europa n:>
es otra que salir con el número de cabezas mayores o menores
de que se ha encargado, siguiendo la manada o el rebaño con
la lentitud que es Illlenester, para que paste y no se fatigue. Lle-
va una Borriquilla con el Hato, que llaman, en el qual se in-
cluye el alimento que ha de consumir aquel día. Este hombre
descansa la mayor parte de él sentado o acostado. con sólo el
trabajo de tender la vista para evitar que alguna res se desca-
rrie, que lIegue algún ladrón o que acometa algún lobo. En los
rigurosos tiempos del invierno, en que el frío y las nieves po-
dían hacer más penoso su exercicio, no sale de la cabaña, sino
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 195

es en aquellos días más templados que no perjudican al ga-


nado y en los otros cumple con sus obligaciones sin alexarse del
hogar.
Los Pastores de la Española que se ocupan en la crian-
za de animales, tienen que madrugar todos los días y salir des-
calzos, pisando el rocío o el lodo, en busca del Caballo que han
de montar para sus· correrías. Como la Caballería se mantiene
de su diligencia, suele estar !1lluy distante o tan oculta entre los
matorrales y arboledas, que viene a costar mucho trabajo el en·
contrarIa. Condúcela el Pastor a la casa y después de aparejarla,
se desayuna con un Plátano asado, si le tiene y una taza de Gen-
gibre o de Café, que es todo su alimento hasta la hora que vuelo
ve. Así desayunado, monta a caballo y va sufriendo los ardores
del Sol o la molestia de las lluvias por bosques, montes o saba-
nas; ya al golpe, ya corriendo, para reconocer los animales dis-
persos por muchas leguas, reducirlos, agregarlos quanto es posi-
ble y conducir a los Corrales aquellos que vé picados del gUS'1-
no o con otro mal que necesite curación. Este exercicio, que en
dexando de ser diario, trae conocidos perjuicios, es el más sua-
ve. A él se añade el que llaman de Montear, al qual deben dar-
se con m,lS o menos freqüencia, según pide la subsistencia de la
familia que mantienen, no de lo que crían, sino de lo que ca-
zan, en un País que sólo el día de la matanza puede comerse ]a
Carne fresca y donde casi todo el alimento es la vianda fresca
o salada, especialmente en los Hatos (2"4). Por consiguiente, ra-

(254) El hatero debía reunir ciertas condiciones. como lo apunta Ber-


nardo y Estrada en su Manual de agr·imensura cubana ..... p. 144: "Hatero es
el individuo que se ejercita en el cuidado y crianza de animales en un hato.
Las circunstancias que debe reunir el hatero son robustez, agilidad. cono-
cimiento de los lugares o parajes del hato y donde se hallan las mejores
aguadas y pastos: conocimiento particular de los animales que están a su
cuidado y vigilancia. así como de las enfermedades a que están sugetos y
el modo de curarlos: últimamente sobriedad y buena conducta, aunque esta
última cualidad se recomienda en general a todos los hombres. El hatero
se distingue del montero, en que el primero anda más a caballo que a pié;
viceversa del segundo, que anda más a pié que a caballo. El primero tiene
que salvar grandes distancias buscando el ganado mayor por las sabanas y
conduciendo a veces grandes· piáras de un punto a otro; el segundo camina
por hosques o montes valiéndose de estrechísimas veredas practicadas en la
espesura para buscar los trozos de cerdos, y muchas veces ni aun veredas
hay, y tiene que romper monte en su carrera. Parece que las palabras hatero
y sabanero son más parecidas en su significación, siendo la sola diferencia.
la de que el sabanero solo está encargado de cierta cantidad de animales de-
terminados por orden del hatero para su vigilancia y cuidado. Por último
diremos que el hatero debe ser escelente ginete y domador".
1% ANTONIO S.ÁNCHEZ VALVERDE

ra vez puede pasar de ocho días y muchas veces debe anticipar


esta trabajosa diligencia que se executa en el modo siguiente.
Sale el Montero descalzo y a pie por lo regular, con una
lanza y sus Perros. Si va a caballo, tiene que dexarle a la entra-
da del bosque o montaña, porque son impenetrables si no es a
pie. Aun así ha de hacer mil contorsiones con su cuerpo para
en trar y poder seguir la caza. Suelta uno, dos o más Perros, a
los quales, más el exercicio y la necesidad que su inclinación na-
tiva, les enseña a rastrear la Pieza. Al ladrido de éstos corre el
Pastor con su lanza, rompiendo ramas, pisando espinas y trope-
zando con ganchos, en que quedan los arapos de la camisa o
calzones, y no pocas veces la carne. Tiénese por feliz si encuen-
tra un buen Toro o un Berraco grande (especie de Jabalí) que
le embiste con furia y con el que lidia hasta matarle. Divídele
en vandas, después de sacado el cuero, dexa la cabeza y mucha
parte de él, aprovechando sólo aquella carne que ::>uede llevar
al hombro hasta su casa o dexar en parage que vuelva con el
auxilio necesario a conducirla. Muchas veces . logra su victoria
en tal terreno, que se ve obligado a echar a rodar las Piezas,
porque cargado de ellas se precipitaría. Esta es la vida verdade-
ramente apaneada de nuestros Monteros, que llaman P3.stores
holgazanes. Sus pies crían una soleta o costra de el' espesor de
un dedo con la continuación de andar descalzos. Las espinas,
que son muchas y varían en el tamaño o calidad, suelen no pe-
netrarles a lo vivo. Verles en la operación de sacárselas, después
que vuelven de su exercicio, cortando con una nabaja en las
plantas de sus pies, parece que lo executan como los Cirujanos
en cuerpo estraño o en un pie postizo de madera. Todo el día
que ha pasado en montear, se ha mantenido mitigando la sed con
naranjas agrias o dulzes, según las encuentra, y engañando el
calor natural con alguna fruta silvestre que se presenta al país.
Pocos centenares de estos holgazanes eran los que triunfaban
en el siglo pasado y triunfarían en éste de millares de Estrange-
ros DOTADOS DE SUPERIOR ACTIVIDAD Y GENIO.
Una vida tan afanosa y expuesta se convertiría sin duda
en un exercicio más suave, saludable y provechoso si, multipli-
cados los Hatos, reducidos a terrenos más limitados, purgados
los pastos y abatidos muchos bosques, llegasen a extinguirse
las dos clases de ganados extravagante y montaraz y se reduge-
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 197

sen todos a animales mansos, que andubiesen pastoreados y agre-


gados entre sí y conducidos con método. Para ésto, no hay du-
da que serían menester más criados de los que aora tiene cada
Propietario; pero el mayor producto daría para comprarlos o
para alquilar personas libres que andubiesen, como en EurojJa
tras las puntas, manadas, piaras o rebaños, así para que no per-
,judicasen a las labranzas, como para que pastasen unidas. La
ocupación de estos libres es la segunda utilidad que decíamos.
Utilidad que rebajaría el número de los ladrones, que no son
otros que estos mismos hijos y parientes de Monteros, los qua-
les, después de consumir o dexar perder lo que heredaron, van
oliendo de un Hato en otro para comer; y hurtando, para las
otras necesidades o vicios. Estos son los verdaderos holgazanes
y los que han desacreditado a los verdaderos Monteros e"").
(255) Al ocio de aquellos tiempos (1808) alude Delafosse en Sil oLTa
Segunda campaña elt' Santo Domingo.... Tradución del Lic. C. Armando Ro-
dríguez, Santiago, 1946, p. 151: "Yo interrogué un día a uno de ellos sobre
esa conducta, reprochándole su manera de ser, que él podía emplear en la
agricultura y he aquí su contestación: Ah, señor, la crianza aleja la labran-
za!.... (ah, señor, criar ganados nos dispensa de hacer ningún trabajol)"-
Durante el período de la España Boba (1810-1821) fué preocupación de los
dominicanos el fomento de la agricultura, tal como lo recomendaba Sán-
chez Valverde. En su Tnforme al Ayuntamiento, de 1812, abogaba José Fran-
cisco Heredia porque se diese ocupación a las mujeres, porque se crease "la
verdadera escuela práctica de agricultura, con cierto número de labradores
instruídos". Si se llegaba a la exageración, como el Gobernador Carlos de
Urrutia, que conyirtió al Gobierno en agricultor, fomentando conucos cuyos
frutos se vendían en provecho del Erario, también se alzaba la voz de cen-
sura del Gobernador Kindelán señalando que el Gobierno "no debía ser
comerciante ni agricultor", sino desembarazar y fomentar estas fuentes de
la riqueza pública. Las prácticas de Urrutia le valieron el mote de Don Car-
los Conuco. (Al caso se refiere nuestro libro Poesía popular dominicana.
C. T., 1938, vol. 1). En esa misma época se publicó en Santo Domingo, 1820.
una Memoria sobre el fomento de la agricultura en Santo Domingo. Desde
la aparición del periódico El Telégrafo Constitucional de Santo Domingo.
se abogó por el fomento agrícola del país. En su primera edición, del 5 de
abril de 1821, decía el editorialista, previsoramente: "Santo Domingo va a
ser un pueblo agricultor, y levantar el edificio de su felicidad, de su fuerza
y grandeza sobre la agricultura, que por su superioridad sobre todos Jos
ramos de historia natural es el objeto más digno de un pueblo liberal, el
origen y fomento de la industria y del comercio, madre de la abundancia.
principio de la propagación y multiplicación de los hombres, y manantial
inagotable de la opulencia de los pueblos cultos. Esta ciencia por quien el
hombre tiene, sin confesarlo, la más grande veneración, ha recibido homena-
ge de las Cortes en sus sabios decretos, que declaran varias reglas en bene-
ficio del labrador, y escuelas donde puede adquirir los conocimientos pe-
culiares de su profesión. Parece que han oído las justas quejas de los Xe-
nofontes, de los Columelas y Jovellanos. Los hombres más justos e ilustrados
son los que recompensan los trabajos de los que todo el aüo derraman su su-
dor para asegurar la vida de una multitud de sus semejantes". (De nuestro
libro La imprenta y los primems periódicos ,de Santo Domingo, C. T., 1944.
198 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

CAPITULO XXVI

IMPORTANCIA DEL BENEFICIO DE LAS MINAS, QUE


DAN UNA VENTAJA ESENCIAL A LA PARTE
ESPAiVOLA SOBRE LA FRANCESA

En todo lo que hemos dicho desde el prinCipIO de esta


IDEA del valor de la Espai'íola, así sobre el Establecimiento de
nuestros Mayores en ella como en orden a las riquezas, que jun-
taron en muy pocos años y las quantiosas sumas que sacaba la
Real Hacienda, de las quales, dice con razón un Historiador
verídico, que los intereses del Rey, que conducía la flota de
1520, sumergidos por un uracán a vista del Puerto bastaban pa-
ra reintegrarla de quantos costos había hecho desde el descu-
brimiento, dexándola todavía crecidísimas ganancias, en todo
esto, digo, se habrá observado que el deseo del oro y de la plata,
Agente y motor de todos los siglos y Payses que ha animado a las
conquistas, movido las guerras, incitado a los viages más largos
y abierto camino por los mares, fué a los fines del siglo quince
el que llevó a los Portugueses ácia el Oriente, costeando la in-
culta Africa y condujo a los Españoles al Occidente por entre
las inmensas aguas del Océano, en demanda de unas tierras, de
las quales la "noticia más segura que corría, las daba por ima-
ginarias o si existían, las calculaba en una situación inhabitable.
Encontramos por fortuna estas tierras y en ellas el oro, cuyo po-
deroso magnetismo no sólo fijó a los Descubridores, sino llamó
otros y otros Pobladores de todas las Naciones del Continente
antiguo, comenzando por las más ilustres de entre ellas. Nin-
guna se tiene por feliz y poderosa en la Europa, sino es que se
haya puesto en proporción de participar de sus metales. Mag-
netismo que dura y durará y que influye no sólo en los Euro-
peos, que son los que más freqüentan aquellas partes y que, des-
poblando sus matrices, van a porfía poblándolas, sino en los
Rey~os y gentes más remotas, cuya no descontinuada unión con

p. 45. En la citada obra hay abundantes noticias acerca del fomento de la


agricultura en el país, del repartimiento de tierras, de la industria y del
comercio, de los frutos agrícolas. Véase, principalmente, p. 34, 45, 61-65,
140, 162. (ERD).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 199

la Europa las ha hecho sentir la conclusión que comenzó por


ésta. Todas se han puesto en nuevo y mayor movimiento y am-
bos Orbes han mudado de semblante con el descubrimiento de
nuestras Indias y sus Minas.
Las de la Isla de Haití, a que para gloria nuestra dimos el
nombre de Española, fueron las que comenzaron una revolución
tan admirable y podríamos afirmar sin recelo que si el incom-
parable Almirante hubiera sido menos feliz en descubrir, o los
Cortezes y Pizarros en conquistar, de suerte que los descubri·
mientos y conquistas hubiesen terminado en aquella Isla, sería
el Cibao de Haití el Cipango que se imaginaba Colomb, la Isla,
con su copia de metales, el tesoro inagotable de España y está
la aguja, que diese dirección a los movimientos de la Europa.
Porque entonces hubiera unido en aquel punto sus fuerzas y su
industria, la hubiera poblado y cultivado toda, la conservaría
por entero y las otras Naciones esperarían inmediatamente de
su mano aquel jugo con que se nutren y fomentan, no teniendo
las Indias Occidentales aquella vasta estensión, que no hemos
podido humanamente guardar y en que han ido introduciéndo-
se sucesiva y clandestinamente, llamadas de sus riquezas.
Pues si las Minas de Haití dieron, vuelvo a decir, principio
a aquella revolución; si aunque los Franceses han entrado ep.
parte de su terreno, quedan éstas todavía en nuestra jurisdic-
ción ¿por qué dudaremos asegurar a España y toda la Europa,
que volviendo a labrarlas y beneficiarlas, será sin comparación
mayor el producto de la Colonia Española que el de la Francesa
en Haití? ¿Agotáronse, por ventura, sus vetas con el corto tra-
bajo que en ellas se hizo? No por cierto. Ni se agotaron, ni se
profundaron tanto, que pida aora un gasto más gravoso su re-
habilitación y beneficio, que el que en aquellos tiempos se hizo;
a excepción del fondo de Negros que ha de substituirse al de
Indios, con que se trabajaban entonces. No hay duda que para
labrar una Mina en Santo Domingo es menester comprar los
Negros, con que ha de comenzar y hacerse su labor; pero para
plantar un Molino de Azúcar, una Cafetería, &c. es menester
mucho mayor desembolso, como veremos después. Aunque con-
cediésemos que aquéllas se hubiesen apurado o quedado sus me-
tales en tal profundidad que no correspondiese el beneficio al
costo, que todo es falsísimo, hay todavía otras muchísimas igual-
200 ANTONIO SÁNCHFtZ V AL VERDE

mente ricas así de oro como de plata, (dexando las de cobre,


hierro, &c.) a las quales ni se tocó por los primeros Pobladores,
nr después se han trabajado. Lo más que se ha hecho es cono-
cer su situación y tomar alguna noticia de ellas; porque su mis-
ma riqueza y abundancia del metal las ha descubierto, o la con-
nuación de las aguas ha manifestado sus ramos, haciendo rodar
por la superficie de la tierra los granos y las pajas de oro a lu-
gares más freqüentados. jQuántas hay sin duda en nuestros días
de que no se han visto los indicios por hallarse en sitios que na-
die pisa, o solo corre por ellos un Montero tras de algún animal!
A estas verdades prácticas e incontestables de que el oro y
la plata son el objeto de la codicia de los hombres y la riqueza
esencial de ellos y de las Monarquías en el sistema actual, que'
uno y otro metal se da con abundancia en la Isla Espafíola, que
su beneficio fué el que la enriqueció tanto en los principios, que
la falta de su labor causó principalmente su decadencia, que és-
ta, como la de la Agricultura, vino de la falta de operarios, que
con ellos es que han levantado su Colonia los Franceses y que
sin ellos no revivirá nuestra Isla, a estas verdades, digo, debe aí'ía-
dirse la de que con muchísimos menos operarios de los que ne-
cesita un Molino para producir diez mil pesos al al10 en su fru-
to, dará cien mil una mina, con la notable diferencia de que
aquel producto, para ser riqueza física del particular y del Es-
tado, necesita muchas maniobras, conducciones y gastos: expues-
to, sobre su natural corrupción a muchos riesgos, de todo 10 qual
está libre el metal. Un Molino con cien Negros apenas dexará
al Propietario en buena tierra, con Maestros hábiles, Mayordo-
mos activos y logrando buena venta, de ocho a diez mil pesos
libres de costos y me excedo mucho. Con igual número de Escla-
vos no puede calcularse 10 que dexaría una Mina; porque el
producto de ésta depende de la mayor o menor riqueza de la
veta y de su profundidad. Pero es indubitable que si la veta no
es de una extremada pobreza de metal (que entonces se aban-
dona), será su producto de ciento por uno, comparado con el
de Azúcar u otra qualquiera especie de fruto.
No niego que quanto tiene de menos de lucrosa la Agri-
cultura que las Minas, otro tanto más las aventaja en seguri-
dad y permanencia; porque el caudal de éstas depende de unas
contingencias a que no está sujeta aquélla. La primera contin-
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 201

gencia es, encontrar veta suficiente según la naturaleza respec-


tiva del metal, que cubra los costos de su beneficio y dexe ga-
nancias regulares, ventajosas o muy sobresalientes. Pero si por
una contingencia semejante hubiesen de desanimarse los hom-
bres para emprehender obras con que aumentar sus caudales,
se acabaría el Comercio marítimo, cuyos lucros penden del trans-
porte por mar, expuesto no a una, sino a muchas contingencias
en que peligra enteramente. Después de conseguida la importa-
ción de los efectos en el Puerto destinado para su venta, necesi-
ta de encontrar Compradores y que no esté abastecido de los
mismos renglones. Ultimamente, para que estos intereses tornen
al fondo de donde salieron, con sus respectivas ganancias, han
de volver a correr los propios riesgos, que todo el arbitrio hu-
mano es incapaz, no digo de prevenir o de impedir, pero ni aún
de cercenarlos. Por el contrario, la contingencia de no encontrar
veta suficiente, puede impedirla con mucha probabilidad el co-
nocimiento práctico de los sugetos versados en Minas o cortarlos
el Beneficiante a pocos pasos, si no le ciega con vanas esperan·
zas la codicia de resarcir quinientos o mil pesos que haya gas-
tado sin descubrir la veta que se prometía.
La segunda contingencia consiste en que se acabe la veta
después de encontrada y de que haya comenzado a dar produc-
to. Esta contingencia es rarísima, porque quando las Minas lle-
gan a descubrir su metal por la superficie de la tierra con sufi-
ciente caudal, manifiestan que tienen una profundidad grande
y tanta más riqueza, quando se cave más hondo. Esto es lo ordi-
nario y lo que se ha tocado en el cerro del Potosí y en la mayor
parte de los minerales de Perú y de México: que antes llegan a
hacerse dispendiosos para esta razón, que por la opuesta de aca-
barse pronto. Es verdad que algunos no son profundos, ni dan
materia para el trabajo y utilidad de muchos años, pero nunca
dexan de reintegrar los costos y dar ganancias más que regula-
res, si manifestaron al principio suficiente veta.
La tercera es la mortalidad de los Esclavos, o por razón de
los hálitos sulfúricos que continuamente respiran, o por los de-
rrumbes a que están expuestos los socabones de las Minas, y co-
mo en Santo Domingo se necesita para este beneficio de Escla-
vos comprados con dinero, por no haber Indios ni otros Traba:·
jadores de alquiler, es más temible un riesgo de esta naturaleza.
202 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

Yo no sé si es cierta esta mortandad, sobre que tanto se grita


a favor de la humanidad y contra el beneficio de las Minas. Per-
suádemela, sí, en algún modo, la voz común; pero yo querría
verla prácticamente para saber si todos los que mueren en .las
Minas es por razón de su trabajo o por otras causas que puedan
impedirse. Por lo que mira a la mortandad de Indios, estoy bien
cierto, averiguada la Historia antigua de nuestra Isla, que no
vino el desastre del influjo físico de las Minas sino de otras tres
causas muy eficaces. La primera, de la complexión de aquellos
isleños, delicada por falta del trabajo, a que nunca habían su-
jetado sus cuerpos, viviendo fácil y frugalmente a muy poca
costa, como hemos dicho. La segunda, de la pesadumbre y dis-
gusto con que les tomaban, viéndose a un mismo tiempo priva-
dos de la libertad y condenados a la fatiga, bastante causa por
sí sola. La tercera, del poco manejo y conducta de los Amos, por-
que como nada les costaba la persona de cada Indio, nada se les
daba de apurarles hasta el cabo, de conducirles al trabajo, aun-
que estubiesen indispuestos, ni, en fin, de que se alimentasen
con proporción a la tarea que llevaban. Puede ser que si entre
tanto como se trabajó y disputó entonces por conservar la vida
de aquellos hombres, sin que dexasen de ser útiles, se hubiese
pensado el medio de obligar a nuestros mayores y primeros Po-
bladores con la contribución, siquiera de treinta pesos (que es
menos de la quarta parte de lo que nos cuesta aora un Esclavo)
por cada Indio de los que morían en el trabajo, se hubiera con-
seguido aquel altísimo fin, digno de las Católicas entrañas de
nuestros Reyes.
En efecto, lo que yo puedo decir de conocimiento práctico
es que por los años de 47 comenzó Don Gregario Alvarez Tra-
vieso con una Compañía de seis sugetos a trabajar las Minas
de cobre de Maymón, jurisdicción del Cotuy y que en más de
tres años que continuó mi padre aquella Compañía, de los qua-
les pasó el uno sobre los sitios, ni murió un Negro, ni tubo en-
fermedad considerable; por el contrario, todos estaban robustí-
simas. No dudo que a esto podría contribuir lo saludable del tem-
peramento yaguas; pero la bondad de éste no bastaría contra
el maligno influjo de las Minas, si fuese cierto, porque en la ca-
bidad de ellas es que pasaban la mayor parte del tiempo. Siem-
pre que se beneficien las Minas con Africanos, que cuesten el
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 20:S

dinero a los Mineros, cesará este inconveniente, así por la com-


plexión de ellos, como por el cuidado que tendrán los dueños
de su salud, no apurándoles más de lo regular, dándoles ali-
mentos sanos y correspondientes, y medicinándoles en sus do-
lencias y quebrantos.
Bien sé la máxima, tantas veces repetida, de que la mejor
Mina es el cultivo de la tierr~. Aprécienla como quierán las Na-
ciones que no han logrado en sus terrenos la abundancia de
oro y plata, con que nos ha favorecido la Providencia. Ellas ha-
cen muy bien en consolarse de esta suerte por la falta de un
beneficio cuyas ventajas no pueden desconocer en el fondo de su
conciencia. Nosotros debemos trabajarlas dondequiera que las
hallemos como un fruto inestímable, como una sangre balsámi-
ca que anima el cuerpo de nuestra Monarquía, como un espí-
ritu que le fortalece contra sus enemigos, como una dote por
la qual la solicitan todas las Naciones, en fin, como un medio
universal para atraer y procurarse todas las cosas necesarias,
útiles y deleitosas que le falten. Las Minas fueron la primera
base sobre que fundó su antigua opulencia la Isla Española. Con
ellas puso a sus Conquistadores en estado de hacer los demás
Descubrimientos y apoderarse del Continente por el Septentrión
y el Mediodía. Con ellas socorrió a su Metrópoli, desde el pun-
to de su Descubrimiento, enviándola crecidas sumas. En el sis-
tema actual de su decadencia nada puede contribuír con más
actividad y prontitud a su restablecimiento que la aplicación
a sacar esta preciosa sustancia que aora abriga inútilmente en
su seno y, extrahída de él, la servirá para alentar, restablecerse
y pararse de modo que se gloríe España otra vez de tenerla por
suya y de haberla distinguido con su nombre.
Para emprehender esta importantísima Obra bastan mucho
menos Negros que para plantar Cafía, Añil, Café y Algodón.
Con la cosecha de las Minas podrán comprarse más y más escla-
vos para establecer y fomentar aquellos ramos. Pero para evitar
los perjuicios que en nuestros días experimentaron los Vecinos
que se dieron al beneficio de las Minas y los demás que puede
haber en ellas, sería necesario que pasasen por Real Orden y
con el sueldo correspondiente dos o tres Maestros hábiles y de
conocida conducta, así para que registrasen las Minas que hu-
biese más útiles de cada especie de metal, como para que re-
204 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

conociesen las que denunciase cada particular y enseI1asen el


método menos costos y de más rendimiento, según la naturaleza
de la Mina. También convendría dar Orden precisa a los Go-
bernadores y Audiencias, para que nunca permitiesen a un solo
Individuo la empresa de abrir Mina; y que esto se hiciese por
CompaI1ías que no baxasen de quatro personas. Con esta pre-
vención se conseguiría, lo primero, que en caso de no hallarse
el provecho que se prometía, se distribuyese la pérdida entre
muchos y que ninguno 'se arruinase. Lo segundo, que en el
caso contrario de un feliz hallazgo, girase entre muchos la uti-
lidad y la riqueza y hubiese más sugetos que pudiesen empre-
hender otras obras.

CAPITULO XXVII

ESTIMACION IMPONDERABLE QUE DA A LA ESPAíVOLA


LA BARIA DE SAMANA y PERJUICIOS QUE SE
SEGUIRIAN DE CEDERLA A OTRA
NACION (256)

Sobre todas las proporciones que por su situación y Puertos


ofrece Santo Domingo al Comercio de Espaíía, sobre la feracidad
de su terreno en producciones vegetables de mucho precio, sobre
la abundancia de sus pastos y Dehesas para la crianza de anima-
les, sobre la disposición del suelo llano de sus Costas, tanto a la
parte del Sur como a la del Norte y el desagüe de sus caudalosos
ríos para plantar los más estimables géneros de frutos; y sobce

(256) Ya señalábamos en Relaciones Históricas de Santo Domingo ....• vol.


1, p. 75, que "el nacionalismo de Juan Pablo Duarte, en lo que se retieíe, par-
ticularmente, a la conservación de Samaná, tiene raiees en el previsor na-
cionalismo de Sánchez Valverde". El título de este capítulo, Estimación im-
ponderable que da a la Española la bahía de Samaná y perjuicios que se;
seguirían de cederla a otra nación, es bien significativo. En tornQ al pro-
blema de las pretensiones extranjeras sobre la Bahía y la Península, gira toda
la política internacional dominicana desde 1843 hasta culminar en el con-
venio para el Arrendamiento de Samaná realizado por el Presidente Báez
en 1869, a los E. U. de A., rescindido en 1873. Véase Samaná, pasado y llOr·
venir, C. T. 1945, p. 28-33; Y Correspondencia del Cónsul de Francia en San-
to Domingo, C. T., 1944, p. 48, 56, 65, 94, 96, 111, 119, 127, 134, 162, 171,
176, 177, 187, 188. (ERD).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 205

la copia y riqueza de sus Minas de oro, plata, cobre, hierro, esta-


ño, &c. de que hemos hablado hasta aquí, para que se forme
idea del valor de aquella Isla, sobre todas estas ventajas y gran-
dezas puede decirse que la corona y realce de ellas consiste en
la excelente Bahía de Samaná, situada al Este de la Isla. Por
eso reservamos en el cap. 3 tratar de esta Bahía al fin de la Obra
con la estensión correspondiente, confirmando la realidad de lo
que diremos con el aprecio que hacen de ella los Estrangeros.
En efecto, la Bahía de Samaná, cuya boca queda al Este de
la Española, no sólo es capaz de abrigar las mayores Esquadras
y darlas anclage seguro, sino también tiene la ventaja de que en
aquel punto están en proporción de defender la Isla por qual-
quier parte que intente invadirla el enemigo, o de ocurrir al so-
corro de todo el seno l\1exicano, por razón de los vientos que rey-
nan en la vona tórrida y hacen que los Establecimientos puestos
a la parte del Este sean mucho más ventajosos, porque de los
primeros se va con mayor brevedad a los segundos. Esto es lo
que ha dado margen a la distinción que se hace de aquellas Islas,
llamando a las unas de Barlovento y a las otras de Sota-uento. La
de Santo Domingo queda a Sotavento de la Barbada, Santa Cruz,
San Cristóval Santa Lucía, Dominica, Martinica y otras; pero está
a Barlovento de la de Cuba, .lamayca y de todo el Seno Mexicano.
Por consiguiente, quedando la Bahía de Sarnaná a su cabeza del
Este y Barlovento de ella, es la más ventajosa para mantener nues-
tras fuerzas marítimas en estado de socorrer a la Habana y todo
el Seno Mexicano, que es el objeto importantísimo de nuestra
Monarquía.
"Esta Isla, dice Weuves (2"7), con la de Cuba, son las llaves
del Golfo de México, de la fuerza de ellas pende la seguridad de
aquel Golfo y, por consiguiente, la de todos los Establecimientos
que la España posee en aquellos parages; su mayor interés con-
siste en que se hagan inexpugnables. Ella no podrá jamás lison-
gearse de poner sus Establecimientos enteramente al abrigo de las
tentativas enemigas, si no es por la fuerza que procurare a aque-
llas dos Islas ..." Que el principal medio de esta resistencia está en
fortificar la parte del Norte de Santo Domingo y Bahía de Sama.
ná, de que hasta aora ha descuidado Espai'ía, ni hay apariencias

~2,,7) Parto 2, cap. 5. (A)


206 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE

de que, conociendo la necesidad, trabaje en lo sucesivo en la de-


fensa de este Cantón, teniendo tantos otros lugares que guardar".
De aquí concluye: "que lo más ventajoso para la España sería
confiar este cuidado a la Francia) la qual, juntando sus fuerzas
con las nuestras, haría de esta Isla con la de Cuba la mejor trin-
chera del Golfo de México".
Héme servido del testimonio de este Escritor, porque con
más certidumbre se conozca la suma importancia de la Bahía de
Samaná; pero sus cláusulas merecen a la verdad más observa-
ción y reparos de lo que parece. Yo no sé quien le confió a Weu-
ves la llave de nuestra política para fundar sus proyectos, ni de
donde infiere que España no ha de hacer en adelante lo que no
ha hecho hasta el presente. Es verdad que tiene mucho que guar-
dar en la A mérica; pero siendo la parte Oriental de Santo Do-
mingo la llave más principal (como él dice) de guardarlo todo;
debe ser por fuerza lo que más guarde. Todas sus riquezas están
por consiguiente baxo de esa llave, ¿y seria buena conducta po-
nerla en las manos de otro? ¿Hay acaso pacto o vínculo entre las
Naciones que se haga eternamente indisoluble? Lo cierto es que
nada es más forzoso en el día ni de tanta importancia a nuestra
Nación, como el conservar en su dominio toda la Costa del Norte
de la Española) poblarla y cultivarla y mantener a Samaná) utili-
zar las prop9rciones que brinda y fortificar su Bahía; cosa más
fácil todavía de lo que piensa Weuves.
Porque esta Bahía presenta al Este una boca que por la
parte del Sur se estrecha con los Anecifes) entre los quales y el
Cabo Rezón) que está al Norte, colocó la naturaleza el Cayo de
Levantados. Este reduce la entrada de suerte que de él a la Costa,
que corre del Cabo Rezón a lo interior de la Bahía, hay poco más
de quarto y medio de legua. Puesta una Batería en la Tierra-firme
y en el Cayo otra de la figura que se quiera, no puede pasar
Buque alguno sin que se sugete a los dos fuegos. Si intenta tomar
por entre el Cayo y los Arrecifes) es más expuesto el pasage y más
estrecho; porque los Arrecifes son también fortificables, y distan
menos del Cayo de Levantados que el Cabo Rezón. Estas propor-
ciones de defensa tiene Samaná en la misma entrada, sin contar
otras muchas que ofrece en lo interior..
La otra utilidad de Samaná) que también hemos apuntado,
consiste en las bellísimas comodidades con que está brindando
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 207

para que se forme en ella un Astillero, donde se fabriquen tantos


Navíos quantos necesite la Nación y se establezca un Fundición
de Artillería menos costosa (258). Todo esto viene de la salida que
tiene por allí el gran Yuna, tantas veces nombrado en nuestra
obra. Porque como este río se ha hecho navegable en Champa-
nes grandes o Barcas planas por más de doce leguas, de cuyo
beneficio son igualmente susceptibles el Camú y otros crecidos
que le entran, como por otra parte las márgenes de todos és-
tos estén pobladas de dilatadísimas y gruesísimas arboledas de
Cahobas, Sabinas, Cedros, Robles, Hácanas, Cayas, Pinales y
otras muchas maderas utilísimas, que sería largo referir (259), se
encontraría muy a mano y con poquísimo costo toda la materia
de construcción que se quisiese, sin recelo de escasez por al-
gunos siglos, con tal qual cuidado que haría nacer en los
Propietarios su mismo interés. Las Minas de estaño, cobre y
hierro de excelente calidad y abundantís~mas, están todas en
las cercanías del citado Yuna, por donde vendrían, como las
maderas para la construcción, los metales para la fundición de
los cañones o las piezas fundidas, si se estableciese la Fábrica en
el parage donde están las Minas (260).
Con qualquiera de estos dos proyectos que se ponga en
execución y mucho más con ambos, son indecibles las venta·
jas que lograría nuestra Nación y la Isla. Esta, porque se for-
(258) En la misma época Moreau de Saint-Méry abogaba por que se
convirtiese la Bahía de Samaná en arsenal marítimo, a lo cual atribuía gran·
de importancia. V. su obra citada, p. 433. (ERD).
(259) No puedo omitir que 23 leguas río arriba de Yuna se hallan las
citadas maderas de construcción y copia de Brea y que entre las que no he
referido deben contarse el Chicharrón y la Sabicua para quillas, las Yabas
para palmejares y las Tocumas, que acá llaman Nísperos, para las obras in-
teriores. (A) Acerca de la construcción de barcos en Santo Domingo véase
Haring, Comercio y navegación...., p. 302; Samaná, pasado y porvenir, C. T.
1945, p. 71; Y nuestro artículo La construcción de barcos en Santo Domingo,
en el diario La Nación, C. T., 25 marzo 1942. (ERD).
(26(,) La extensa cuenca del Yuna y sus tierras aledañas es la zona de
mayor porvenir en el país para la industria arrocera. Allí habrá de trasla-
darse la radicada actualmente en la zona del Vaque, cuyos terrenos son hoy
destinados, progresivamente, al cultivo del guineo. El problema agrícola está
expuesto en un Memorandum acerca de previsiones de problemas en la zona
arrocera del Yaque del Norte, inédito, por el Sr. Felix Francisco Rodríguez
Demorizi, escrito en 1946. Véase Informe de J. J. Machado y R. S. Rodrí·
guez, 1846, acerca pe exploración del Yuna, en Samand, pasado y porvenir,
C. T., 1945, p. 133-139. Véase, además, Proyecto de canalización del Yuna,
en Chardón, ob. cit. p. 58-63. (ERD).
208 ANTONIO SANCHEZ V ALVERDE

tificaría, se poblaría en la parte más desierta y en la que más


necesita de fortificación y de gente. Mucho ha que está cono-
cida esta necesidad, que le pareció a Weuves un descubrimien-
to nuevo. Hace más de 30 años que, gobernando la Isla Don
Francisco Rubio y Peñaranda, comenzó a poner en práctica las
Ordenes de nuestra Corte para poblar la Bahía y se destina-
ron familias de las Islas Canarias para su fundación, con las
quales se comenzó Samaná y Sabana la mar; pero con tan in-
feliz suceso, que no han podido pasar de unas pobres Ranche-
rías, así por la humedad de aquellas tierras montuosas, que no
han podido ventilarse con el corte de las arboledas por los po-
cos Pobladores y falta de Negros, como por defecto de un Co-
mercio, capaz de suplir estos inconvenientes. La Nación conse-
guiría hacerse más respetable en todo el Golfo de México, pun-
to que cada día va haciéndose más y más necesario por muchí-
simos respetos.
Si se verificase el proyecto de ceder a los Franceses, como
ellos solicitan, desde Grange hasta Samaná, internando doce
leguas, perderíamos estas inestimables riquezas y utilidades, de
que ellos sabrían hacer buen uso. Quedaríamos sin la pose-
sión de todo el Yuna, sin los Puertos marítimos del Norte, sin
Dajabón y Santiago con sus llanos. Perderíamos las montañas y
Minas famosas de Cibao, la Vega Real, y toda su llanura con
riquísimas Minas de oro y plata, y ultimamente el mejor te-
rreno de Tabacos..En una palabra, quedaríamos reducidos a
la menor porción de la Isla, para criarles ganados, de la qual
nos echarían quando quisiesen o saldríamos por necesidad.
Ellos se contendrían dentro de las dor;e leguas mientras tubie-
sen fuerzas para internarse. Sucedería lo que en la parte Occi-
dental, que el año de 30, quando escribía el Padre Charlevoix,
calculaba que les sobraba terreno para cultivar un· siglo, y en
sólo medio no han cabido en él, se han estendido más y más
sobre nuestras posesiones y aun después de la última demarca-
ción de límites, han hecho sus irrupciones por varias partes,
verificándose lo que decimos en la Isla, que después que cono-
cieron que no podían apoderarse de ella por fwerza, siguen la
máxima de ir ganándola a pulgadas (261).

(261) En abril de 1778 la ronda de frontera halló que el mojón 174. en


el valle por donde corre el río Guaranas, estaba derribado, y pícado consi-
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 209

No obstante, soy de parecer que debemos dar a Mr. Weu-


ves y otros Escritores de su País las gracias, de que al mismo
tiempo que dicen lo que les conviene, nos abren los ojos sobre
nuestros proprios intereses. El funda su pretensión en nuestra
indolencia y en el defecto de fuerzas. Aquélla hemos manifes-
tado que es falsa y que somos más fuertes, laboriosos y frugales
que los Franceses y que en otro tiempo hicimos tanto o más
que ellos. En orden a las fuerzas, sólo les responderé que ni él
ni yo sabemos quales son la de nuestra Monarquía, que la suya.
no ha hecho erogaciones pecuniarias para el incremento que en
quarenta o cinquema años han tomado sus Colonias. Que las
nuestras, para fomentarse y tomar vuelo, no necesitan de que
su Soberano meta el hombro con crecidos caudales. Es verdad
que será más lento el progreso; ¿pero qué rápido sería si, des-
ahogado de los gastos de la presente guerra, erogase algunas
sumas que, recobradas sin mucha dilación, le dexasen un fondo
inagotable de riquezas?
Para comenzar esta obra bastarán franquezas con que se
introduzcan en la Isla N egTOs, utensilios y se saquen frutos, con
que se animen muchos Españoles que en la Metrópoli no en-
cuentran sobre qué establecer con seguridad y ventaja sus cau-
dales, a pasar a radicarlos en aquel suelo, donde lograrán un

derable terreno ya estacado recientemente; la autoridad espaíiola, con pre-


sencia de los prácticos del país que trabajaron en la demarcación de lími-
tes, restablecieron en su sitio aquel signo, pero los franceses en ocasión fa-
vorable, lo removieron de nuevo y colocaron cerca de tres leguas más al
oriente de donde estuvo y debía estar. Reconocido el hecho, se procedió a
establecer la reclamación del caso, y comisionados oficiales actuaron enton-
ces, marzo-junio de 1780, para establecer la responsabilidad consiguiente.
El Vizconde Luis Choiseul por los franceses, y don Gaspar de Leoz y Echalaz
por los espaíioles, provistos de copias correspondientes a los sectores inme-
diatos de la frontera con inclusión central del punto debatido, (copias sa-
cadas de los originales archivados en una y otra gobernación), reconocie-
ron el malhecho, y con dolor de franceses, restablecieron la piedra. Como
atropello francés que había sido todo, fué firmada una declaración por am-
bos comisionados por la que se dió cuenta a los dos Gobernadores, que ello
había sido malsín de dos franceses, Gapy y La Torre "por exceso de las ope-
raciones ridículas del nombrado Souville, agrimensor enviado por el gobier-
no francés, a fin de medír los límites indicados por el Tratado figurados
por los Comisarios de las dos Naciones, y no por innovar cosa alguna, lo
que hace a estos habitantes más inocentes que culpados...... (declaración fir-
mada el II de abril de 1780). La madeja tuvo algún enredo, y los france-
ses en lugar de entregar los malhechores, según el Tratado de Aranjuez, los
sacaron· de la Isla y pusieron en salvo. AGI, Santo Domingo 1019. El Trata-
do de Basilea, de 1795, fué el último empujón francés para quedarse con
toda la Isla. (FCU).
21'0 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE

doce, quince o más por ciento de utilidad. Muchos de los mis-


mos Franceses solicitarían con empeño este permiso 262. Además de
estas franquezas sería indispensable hacer Ordenanzas acomo·
dadas al sistema y destinar UNOS MINISTROS, A QUIENES
EL AMOR DEL SOBERANO, EL ZELO DEL BIEN PU·
BLICO y EL HONOR interesasen vivamente en la felicidad
de la Nación y fomento del Comercio. El que hacen en la Isla
los Franceses confiesan ellos que da a su Monarquía la Pr:e-
ponderancia en América. la qual sería más decidida si logra-
sen la insinuada estensión de límites hasta Samaná: ¿Y por
qué hemos de abandonarles esta prerrogativa tan estimable?

CONCLUSION

Lo que he dicho hasta aquí me parece más que suficien·


te para que qualquiera Lector se ponga en estado de hacer
juicio y formar un cálculo prudencial del valor real de la Isla
Española en sí, del que le da su situación para el Comercio y
defensa de toda la América y conocer el tesoro que en ella tie-
ne la N ación. Me he servido en muchos Artículos de la auto-
ridad de nuestros Escritores antiguos y de los estrangeros de
aquellos tiempos y éstos, porque nadie pueda dudar de los
puntos que sin este auxilio lograrían con dificultad el asenso.
Pero en realidad, ni yo los necesitaba, ni los habría menester
el que hubiese visto la Isla; no digo con un espíritu filosófico,
sino con una curiosidad racional. N o he dexado correr la re·
flexión en varios asuntos que podía y lo pedían por no exceder
(262) Propuesta impertinente. En oficio de París 30 de marzo de
1775, el Conde de Aranda comunicó al Marqués de Grimaldi un antepro-
yecto para permitir a franceses establecerse legalmente en la parte españo-
la de Santo Domingo; antes que el Conde, había hecho el Duque de Cri-
llón una propuesta semejante, con limitación a la parte fronteriza españo-
la, y el Rey, conformándose con el dictamen de la Junta de Guerra, decla-
ró que se daría opción a tales franceses pero en el interior de la Isla de
Puerto Rico. Por respuesta al Conde de Aranda, el 2 de mayo de 1776, el
rey resolvió darse tierras a franceses' que fuesen precisamente católicos en
el interior de Puerto Rico o en el Continente, siempre que, al transferirse
a dichos dominios españoles, llevasen sus familias y caudales y otorgasen las
correspondientes obligaciones de perseverar en el vasallaje del Rey Católico
en aquellos dominios' para poder recibir cartas de naturalización española.
AGI, Santo Domingo 1019. (FCU).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 211

los límites de mi propósito. Los motivos de la decadencia, no


hago más que indicarlos por razones poderosas, quanto digo
está sujeto a la prueba de los sentidos o a la convicción de los
hechos incontestables. Del producto que da una parte del te-
rreno, se juzga el que pueden dar las otras dos, mayores y me-
jores. No he querido tocar en los medios de hacer fructificar es-
tas dos: lo uno, porque siendo notorios los arbitrios con que
se ha hecho tan rica y abundante la una, bastará aplicarlos a
las dos. Lo otro porque entre estos medios, unos son generales
para todos los ramos, como es la introducción de Negros, fran-
quicia de Derechos, zelo de Ministros, &c. y otros particulares
y adaptables a cada especie. Para el progreso de las Fábricas de
Azúcar (por exemplo), es menester unas ideas y principios que
no conducen para el Cacao, Tabaco, &. y al contrario. Sobre
todo, el dar noticia de la estensión de un terreno, sus produc-
ciones, sus proporciones y ventajas, es propio del Vasallo apli-
cado; los arbitrios son del Resorte superior, cuyos esfuerzos y
cuya penetración no alcanza aquél. De este modo comunico,
como buen Patriota, los tales quales conocimientos que tenga,
por si fueren de alguna utilidad y tributo, como Vasallo, el
homenage que debo a la Soberanía, dispuesto siempre a obe-
decerla y servirla con todas mis facultades por el deseo de su
gloria y de la felicidad común del Estado, de que tengo la
dicha de ser miembro.
IN DICE DE NOMBRES DE PERSONAS (*)

A Aniaga, Julián de, ministro: 128.


Auville, geógrafo: 76.
Abad, José Ramón, escritor: 7. AvalJe, escritor: 167.
Abadía, Matías, gobernador: 144. Azlor, Manuel de, gobernador: 10",
Abreu, Tomás, comisionado: 134. !o, 20, 61, 135, 138, 144, 145.
ACllSta, José, escritor: 37, 108.
Acuiía, José, comisionado: 26. B
Albites, Diego, capitán: 108.
Alcocer, Luis Jerónimo, escritor: 30. Báez, Buenaventura, presidente: 204.
69, 132. Bastidas, Rodrigo de, descubridor: 107.
Alemar, Luis E., escritor: 99. Beltrán, José, falsario: 16*.
Almirante (C. Colón): 16, 19. Bellevue, dibujante: 26.
Alvarez, fr. Mateo, l1\ercedario: 16", Bello, Casimiro, hacendado: 79.
17". Bernal, Antonio, agrimensI,I: 1t.O.
Alvarez de Abreu, Domingo Panta- Bernáldez, Alonso, regidor: 13.
león, arzobispo: 7, 135. Bernaldo de Quirós, Constancio, es-
Alvarez Travieso, Gregorio, indus- critor: 174.
trial: 202. Bernardo y Estrada, Rodrigo, escritor:
Ampiés, Juan, capitán: 108. 179, 195.
Anacaona, india: 106. Bobadilla, Juan, párroco: 11.
Angulo, Lorenzo, hacendado: 43. Bobadilla, Francisco de, gohernador:
Angnlo, fr. Tomás, escritor: 32. 101, 105.
Araujo y Rivera, Fernando de, escri- Bocanegra, Juan, perito tabaquero: 68.
tor: 109. Boisselier, dibujante: 26.
Arguedas, Luis de, confidente: 22". Hony, dibujante: 26.

(") Nombres de personas y de parajes que en el texto ele la obra y en


las notas son meros enunciados ocurrentes, sin ofrecer elemento para la apli-
cación del juicio, y cuya utilidad, por lo mismo, es ninguna para fines de
consulta, carecen en estos elos índices de mención: la exuberancia viciosa
ele una planta como la recargazón de miembros inútiles en cuerpo colect.!-
cio cualquiera, ofende la vista en el un caso, fastidia la atención y la espe-
ranza estudiosa en el otro. (FCU).
214

llory, Gabriel de, gobern. francés: 85. Colón, Bartolomé, adelantado: 16, 22.
Boussoumat, preboste: 23". [Bmé.] Diego: 95.
Boutin, Pedro, astrónomo: 26. Colón, Cristóbal, almirante: 16, 27, 59.
:Bracamonte, Gutirre de, capitán: 123. Columbert, escritor: 24".
'Brito, Agustín, armador: 121. Conde de Aranda, embajador: 210.
Bueno, Fernando, carpo de ribera: 102. Conde de Peñalba, gobernador: 12,
:Butet, escritor: 76. 117, 123.
Constanzo, Fernando, gobernador: 125.
Córdoba y Domenech, Lorenzo, inge-
C niero: 15.
Córdoba, Pedro Tomás de, escritor:
178.
Caballero, Diego, hacendado, procura-
Cortés, Hernán, conquistador: 45.
dor, secretario: 43, 59, 95.
Cronwell, Oliver, jefe de estado: 12,
Caballero Terreros, Juan, pbro.: 17".
117.
Cabrera, Angel, escritor: 86.
Cuadrado, fr. Francisco, mere. visi-
Calon de Filcour, cartógrafo: 26.
tador: 16", 17".
Camacho, Miguel, armador: 123.
Cueto, Juan, corsario: 143.
Campuzano Polanco, Juan José, corsa-
Chardon, Carlos E., escritor: 7, 30,
rio: 143.
50, 61, 73, 207.
Caraude, Ramón, escritor: 58.
Charite, Pedro, francés: 124, 125.
Carrizosa, Gaspar de, castellano: 13.
Charlevoix, escritor: 27-30, 38, 73, 75,
Carlos 11: 127.
76, 98, 99, 101, 104, 119, 121, 123,
Carlos 111: 115.
162, 163, 165.
Casas, fr. Bart. de las: 30, 32.
Chávez, Luis de, oidor: 22".
Castellanos, Rafael C., escritor: 134.
Chávez Osorio, Gabriel, gobernador:
Castillo, estirpe: 117. Barto1omé, ha-
20, 83.
cendado: 150. Damián, capitán: 117.
Choiseul, Vizconde Luis, comisiona-
Castro, Alvaro de, canónigo tesorero:
do: 209.
75.
Castro y Mazo, Alfonso de. goberna·
dor: 7, 65, 69, 111, 134.
D
Castro Palomino, José de, secretario:
22",26".
Cayacoa, indio: 14. Daniel, Lorenzo, corsario: 20, 142.
Cerda y Soto, José Antonio, ex-oidor: Dapper (Oliverio], escritor: 38.
35", 131. Dávila, PedraI'ias, conquistador; 62.
Cerisier, A. M. escritor: 27. Dávila Padilla, fr. Agustín, arzobis-
Cidia, Juan de, alcalde: 132. po: 18".
Cienfuegos, Jacobo, [maestro de capi- Daza, Juan, regidor: 148.
lla], explorador: 74. Deligne, Gastón F., poeta: 5".
Ciferri, R., escritor: 69. Demoulin, dibujante: 26.
Cipriano de Utrera, fray: 8", 39", 3, DepenevilIe, dibujante: 26.
12, 40, 48, 51, 68, 96, 99, 117, 138, Despradel Batista, Guido, escritor:
140, 150. 136.
Coca, Petronila de, hacendado: 43. Detauville, dibujante: 26.
Colomo, Juan José, gobernador: 144. bíaz, Miguel, explorador: 75, 101.
215

Diaz Carneiro, Benito, comisionado: Fuenmayor, Alonso de, presidente:


135. 96, lOS. Diego de, capitán: lOS.
Domínguez Bodona, V. J., escritor:
62. G
Dorsainvil, escritor: 169.
Drake, Francisco, invasor: UO, U7.
Galindo, Roque, alcalde mayor: 7S.
Ducasse, [Juan Bta.] gob. francés: 122.
Gallardo, Francisco, corsario: 142.
Durland, W. D., escritor: 50.
Gapy, francés bellaco: 209.
Duque de Crillou, embajador: 210.
Garavito de Aguilar, Luis, arbitris·
Duque de Estrada, Juan, alcalde ma·
ta: 103.
yor: 78.
Duque de St. Aignan, ministro fr.: Garay, Francisco, explorador: 75, lOS.
128. Garda, Balܡsar, procurador: S4.
Garda, Luisa, hacendado: 11.
Garda Moreno, Joaquín, comisiona-
E
do: 26; gobernador: 143.
Garda Caballero, José, ensayador: 74.
Egoavil, Bernardo, capitán: 7*.
Garda Colón, Andrés, capitán: 137.
Encinas, Diego de, procurador: 62.
Geraldino de Guzmán, Juan, tenien·
Enriquillo, cacique: 75, 150, 155.
te de gob.: 134.
Espaillat, Francisco, hacendado: 186.
Gómez, Maria (Cádiz): 14"', 34"'.
Espinosa, Gaspar de, oidor: 102, 108.
Gómez de Sandoval, Diego, goberna-
Esquivel, Hernando de, escribano:
dor: 65, 121; Jerónimo, general de
132.
mar: 121.
Estrada y Noda, Manuel, pbro.: 135.
Gorizález, Francisco Vicente, racione-
ro: 12"'.
F
González, José, maestro de obras: 134.
Gorjón, Hernando, hacendado: IS"'.
Faden, William, cartógrafo: 14.
Granados Caro, Ignacio, racionero:
Felipe V.: 127, 128.
lO"'.
Félix, Gregorio: 11.
Guerrero, Domingo, corsario: 142.
Fernández de Oviedo, Gonzalo, ero·
Guridi, Nicolás, hacendado: 12.
nista: 4, 2S, 36; 40, 44, 45, 46, 50,
Guzmán, José de, poblador: 136.
53, 5S, 60, 62, 6S, 70, 72, 73, 82,
S3, 89, 95, 97, 101, 13S.
Fernando el Católico: 27. H
Figuero3(, Baltasar de, depositario
gral.: 77. Haring, C. H .. escritor: U9.
Figueroa, Pedro Cayetano de, párro· Haro y Monterroso, [Fernando José
co: 21"', 24"'. de] escritor: 109.
Figueroa, Rdrigo de, juez de Indias: Henríquez de Almeida, Pedro, cons-
59, 60. tructor de naves: 102, 103.
Foix Tinoco, Manuel de, regidor: 69. Henríquez Ureña, Max, escritor: S"';
Franco de Medina, Manuel, párro· Pedro, escritor: 5"', 5.
co: 150. Heredia, [Pedro de], conquistador:
Franco de Torrequemada, Francis· ,107.
co, procurador: lU. Hernández, polvorista: 46.
216

Hernández, Francisco, constructor de López de Silva, Juan, explorador: 77.


naves: 102. López de Velasco, Juan: geógrafo: 32.
Herrera, Antonio, cronista: 6q, 70, Lorencín Ev. Daniel).
81, 94, 181. Louverture, Toussaint, negro invasor:
143.
1 Lugo, Dr. Américo, escritor: 80.
Luna, Francisco de, alcalde: 77.
InchausteguÍ, Joaquín Seljgio, escri· Luyando, Ruperto Vicente. oidor:
tor: 149. 131.
Inés Cayacoa, india: 15. Luyengo, Diego, descubridor: 29.
Infante, Rodrigo, oidor: 77, 96, 108. Machado, J. j., escritor: 207.
Isabel la Católica. 27 .
M
J
Manrique, Aldonza, gobernadora: 107.
Jerénimos, Padres: 75, 106. Manzaneda, Severino de, gobernador:
Jiménez Morillas, Francisco: padre e 81, 127.
hijo: 122, 123. Marqués de Grimaldi, ministro: 210.
José Antonio, corsario: 142. Martin Fajardo, Antonio, pbro.: 24".
Juan Bautista, maestro de carp.: 135. Martinez Pisón, Fernando, alcalde ma-
yor: 66, 134.
L Melgarejo, Juan, regidor: 13.
Mendia, Juan M., empleado: 44.
Ladrón de Guevara, Antonio, inge· Mieses Ponce de León, Juan de, ca·
niero: 27. pitán: 118.
Lambert, comerciante francés: 24". Michelín, H. E., escritor: 167.
I_arrazábal Blanco, Carlos, escritor: Miniel, Antonio, capitán: 66, 124.
79. Montaño, Juan, párraco: 133.
La Torre, francés, bellaco: 209. Monte y Heredia, Tomás del, regidor:
Lemonnier Delafosse, J. B., escritor: 150.
14, 197. Monte y Tejada, Antonio del, escri·
Leoz y Echalaz, Gaspar de, capitán: tor: 58, 122.
134, 209. Montejo, Francisco, capitán: 107.
Le I'ers, jesuita, escritor: 28. Montenegro, Nicolás, capitán: 21",
Liendo, Rodrigo de, arquitecto: 96. 23", 24".
Lilancourt, gobernador francés: 21". Montesquieu, filósofo: 38.
López, Gregorio, hacendado: 137. Moreau de 51. Méry, F. L. E., escri-
López, Tomás, cartógrafo: 14, 23, 153. tor: 7, 46, 47, 117, 152, 188, 207.
López de Avila, Alonso, arzobispo: Morell de Santa Cruz, Juan, capitán:
WJ. 134; Santiago, capitán: 134.
López de Castro, Baltasar, secretario: Moreno Curiel, fr. José, arzobispo:
71, 193. 9"; Juan, prebendado: 1I8.
López de Cerrato, Alonso, oidor vi- Morfa, Juan de, capitán: 1I7.
sitador: 95, 97. Morillas (v. Jiménez de Morillas).
López de MorIa, Juan, memorialista, Morillas, Francisco, piloto: 123.
capitán: 7, 65. Morillas, José María, escritor: 8", 36".
217

MCl!lfOBO, R. M., escritor: 55. Peralta y Rojas. Isidro de. goberna-


Muñoz de Villena, Joaquín. escri· dor: 20", 26".
tor: 62. Pércz Caro. estirpe: 117; Ignacio, go-
bernador: 85, 110, 169; (y Ovie-
N do), Ignacü~, sargento mayor: 117.
Pernety, Antonio José. escritor: 33, 39.
Nárvaez, Pánfilo de. conquístador: Píchardo. Bernardo, escritor: 140.
107. Pineda, Fernando J .. ingeniero: 134.
Niela y Torres, Pedro, gobernador: Pinzón, Francisco Martín. capitán: 16.
124, 125. 45.
Nieto Valcárcel. Juan, explorador de Porlier. Antonio, ministro: 14" 31".
minas: 80, 81. Prado. Pedro de: maestrescuela: 159.
Nouel, Carlos, escritor: 138.
Núñez de Torra. Melchor e hijos: 118.
Q
o
Quevedo y Villegas. Agustín. racione-
OcaIÍa, Andrés de, capitán: 8". nero: 12".
Ogeron, Beltran D', gob. francés: 121. Quiñones. Jerónimo de: 139.
Oginaga, Juan José, racionero: 12".
Olave, corsario: 142.
Osorio, Antonio, gobernador: 102, 132. R
Ovalle, Cristóbal de, gobernador: 78.
Ovando, María de, hacendado: 11. Ramírez Camacho. Francisco, capi-
Ovando, Nicolás de, gobernador: 94. tán: 20.
95, 96. 98, 101. Ramírez. Sehastián. presidente: 11,
75, 96. 102; obispo: lI2.
P Rangel, Juan Benito: 140.
Raynal, Abhé (Guillermo Tomüs F.).
Padilla Guardiola, fr. Ignacio de, aro escritor: 27. 47. 125. 129. 165.
zobispo, 135. Rey, Dionisio José. capitán: 7".
Paine, Tomás, escritor: 27. Real, Pascual del. gobernador: 50.
Paredes, Gaspar de. constructor: 96. Retuerta, Juan de. oidor: 103.
Paredes, Pedro de Jesús. prebenda· Ribero. Rodrigo de, visitador: 68.
do: 12". Rincón. fr. Francisco del, arzobispo:
Parra León, Caracciolo. publicist,r: 138.
13". Rocha Ferrer. Francisco, gobernador:
Pasamonte. Esteban de. tesorero: 95; 26.
Miguel, tesorero: 98, 99. 138. Rodríguez, Cayetano A.. escritor: 7
Paw, [Pauw, Cornelio]. escritor: 33, 34. 25. 41, 97.
36. 37. 39. Rodríguez. Sebastián (genjibre): 71.
Pedron, escritor: 14, 97. Rodríguez Demorizi, Emilio, anota-
Peláez, Jerónimo. minero: 78; Rodri- dor (ERD), escritor: 3. 7. 121; Félix
go, hacendado: 71. F .• escritor: 207.
Pelletíer de Sto Rémy, escritor: 14. Rodríguez Franco. Francisco, algua·
Penn [William], general inglés: 12, cil mayor: 83.
45. Rodríguez, R. S .• escritor: 207.
218

Rodríguez Lorenzo, Isidoro, arzobis- Segura Sandoval, Francisco, goberna.


po: 14·, 15·. dor: 137.
Rodríguez Terreros, Juan, ayudante: Semillán Campuzano, Gregorio, pro-
134. curador: 81.
Rodríguez de la Vega, Santiago, re- Serrano, Domingo Antonio, corsario:
gidor: 20. 143.
Rojas, Antonio de: 23·. Serrano y Sanz, Manuel, escritor: 62.
Rojas, Francisco de, abuelo, padre, Sigüenza y Góngora, [Carlos}, escri-
hijo: 78. tor: 123.
Roldán, Francisco, rebelde: 105. Solano y Bote, José, gobernador: 10·,
Romero, Pablo, hacendado: 150. 20·, 12, 26, 48, 128, 136, 144, 146.
Rosas, Manuel de: 140. Souville, agrimensor fr.: 209.
Rosemblat, A., escritor: 106. 167. Suriel, Melchor, hacendado: 32, 76.
Rubio y Pefíaranda, Francisco, gober-
nador: 66, 134, 144, 193, 208. T
Ruiz, Alonso, escribano: 13.
Ruiz, fr. Francisco, escritor: 24' Talavera. Sebastián, escritor mordaz:
12·.
S Tamayo, indio alzado: 75.
Tejada, Luis de, sargento mayor: 134.
Saales. B. H., escritor: 87.
Tejera, Apolinar, escritor: 27, 106;
Salazar y Valenzuela, Juan, dílmjan·
Emiliano, escritor: 190.
te: 27.
Thomas, dibujante: 26.
Sánchez, Francisca: 11.
Tirado, Juan Eloy, escribano: 122.
Sánchez, José: 143.
Toledo, Federico de, almirante: 119.
Sánchez., Miguel, comisionado: 134.
Torra (v. Núñez de Torra).
Sánchez Calderón, Francisco, alcalde
Troncoso de la Concha, Manuel de
mayor: 120.
Jesús, escritor: 5·.
Sánchez Guerrero, Juan, escritor: 58.
Trujillo Molina, Rafael L., presiden-
Sánchez Moreno, Domingo, corsario:
te: 7.
143.
Sánchez Ramírez, Juan, gobernador:
u
137.
Sánchez Valverde, familia: 7·, 8·; Ulloa, Antonio de, escritor: 91.
Antonio, biografía: 7·, passim; 27, Urrutia, Bernardo de, oidor: 131.
47, 86, 100, 131, 132, 152, 169, 170, Urrutia, Carlos, gobernador: 197.
177; Concepción: 20·; Juan, agri-
mensor: 8·; (mi padre): 5; Juan, V
pbro.: 9·, 24·; Manuel, ingeniero:
8·, 26; Pedro, pbro.: 20·. Vadillo, Juan, oidor: 96, 108; Pedro,
San Marcos, Juan Bta., corsario: 143. capitán: 108.
Santana, Francisco, poblador: 132; Valencia, Francisco, corsario: 142.
Pedro, presidente: 46. Valiere, Caballero de la, gob. fr.: 128.
Scherer, J. B., escritor: 34. Vásquez de Ayllón, Lucas, conquista-
Schiffino, José, escritor: 50, 55. dor: 107.
Schomburgk, Robert H., geógrafo: 9, Vega, José de la, hacendado: 43.
14. 32. Velásquez, Diego, ten. general: 94.
219

Vcnables, general inglés: 12, 117. Y


Villalobos, Marcelo de. oidor: 107.
Villanueva. Mateo de. iasteIlano: 118. Yarza, José de. alcalde mayor: 78.
Vitrián. [Juan de]. gobernador: 78.

W
z
Wermore. A., escritor: 87.
Weuves. escritor: 126. 152. 158. 161, . Zayas Bazán. Ignacio. gobernador: 69.
165. 168, 176, 183. 184. 205. Zorrilla de San Martín. Pedro. gober-
nador: 84, 114. 144. 147, 193.
x Zuazo. [Alonso], oidor: 40. 77, 96. 98.
102. lOO. 108.
Ximenez [de Cisneros]. fr. :Francisco: Zúñiga. Domingo, constr. de barcos:
106. 103.
INDICE DE ,MATERIAS

A Baoruco, serranía: 10.


Barca del rio Ozama: 96, 98.
Acción de tierra, qué sea: 149. Batalla de la Vega Real: 27.
Agua para la ciudad, del Jaina, del Batallón Fijo: lIl, Il4, 158.
Yabacao: 96. Bayaguana, fundación: 109.
Aguas termales y minerales: 46. Bayajá, pueblo: 120.
Ahorcados en la isla Beata: 20. Beata, isla: 19.
Alcabala, derecho de: 146, 157. Bejucos: 156.
Aldonza j\fanrique, loma: 107. Bergantines correos: 17.
Algibes: 97. Bergantines, se hacen: 80.
Algodón: 62; arbitrio: 184. Bija (achote, rocou, onoto): 69.
Amina, ermita de: 137. Boyá, fundación: 150; iglesia de: 140.
Angelina, fundación: 137. Briganes: (v. Cuartreros).
Añil (índigo): 63. Brusca, daño que hace: 192.
Arboles frutales: 33, 36. Buenaventura, minas: 73; paraje: 74;
Artibonito, rio: 47. pueblo: 73, 75, 81.
Avenida, riada histórica: 40.
Avería, gabela de la: 13. C
Aves, especies de: 88.
Azogue: 101; devolución de: 78; yaci- Caballeria de tierra, medida: 178.
mientos de: 79. Caballo, puerto: 16.
Azua, villa: Il, 45; 140; traslación de: Caballos, abundancia de: 83.
133: convento de: 17". Cabildo de la Catedral: IlI.
Azúcar, caña de 58, .59. Cacao: 68, 181; arbitrio: 184.
Azufre: 46. Café: 61.
Caleta. puerto: 13, 41.
B Caminos carreteros, arbitrio: 180.
Campaña contra negros alzados: 10.
Bajos de la Plata, arrecifes: 22. Camú, rio: 48.
Baní, fundación: 137, 149. Canarios: (v. Isleños).
Bánica, fundación: 136; iglesia de: 140. Cañaboba, hacienda: 43.
222

Caoba: 50, 102. D


Capellanías, qué sean: 133.
Carey, concha: 91. Dajabón, pueblo: 17; parroquia de:
Carne, baratura de la: 82; salada: ll. 135.
Casa de Moneda: 102. Derechos reales: 113.
Catalina, surgidero e isla: 12, 20. Desecheo, islote: 22.
Cerdos, crianza de: 48; arbitrio para Despoblación de la isla: 106-108; de
la crianza: 186; daños que hacen la banda del Norte: 109.
los: 146. Diamantes: 79.
Cerro, el; paraje: 138.
Cerros de la Cruz, paraje: 75. E
Cibao, minas del: 76.
Ciudades y villas: 94, 104, 131. Enriquillo, laguna: 155.
Climas de la isla: 32. Epidemias: 109.
Cobre, minas de: 79; en Maimón: 202. Esclavos, a jornal: 169, 170; vida de
Código Negro o Carolino, sin valor: los: 170; libertad de los: 171, 172;
174. necesidad de: 175, 176; humanidad
Col, planta notable: 10. con los 175; arbitrios para tener-
Colegio de Gorjón: 18"'. los: 176, 177, 209, 210.
Colonia francesa; descripción física de Escudos de armas, de ciudades y vi-
la: 152 passim. llas: 94; de la isla: 95.
Colonos franceses, propuesta denega- Esmeralda, sierra y piedra: 76.
da: 210. Estancias: 181.
Comercio y Consulado de Cádiz: 17. Estaño, yacimiento de: 79.
Comercio marítimo: 108; francés: 156; Estero Grande, puerto: 15.
libre temporal: 144. Exportación (siglo XVI): 193.
Compañía Guipuzcoana: 21.
CompaIiía de Minas: 75. F
Congrua capitular: 113.
Constanza, paraje: 76. Factoría de Tabacos y empleados: 66,
Conucos: 147. 67.
Corsarios: 129. Faisanes: 155.
Corso: 142. Farfán, oratorio de: 136.
Cotuí, villa: 75, 184; saqueo de: 120. Feracidad de la isla: 37.
Criollo, longevidad del: 163: Fiesta, días de: 169.
Cruz de la Vegá, reliquia: 28. Flechas, bahía de las: 14.
Cuadrúpedos indígenas: 32. Fomento agrícola: 145, 197 passim.
Cuadrúpedos, especies de: 82. Franceses, incursiones de; 119 passim;
Cuarteles; fábrica de: 44. invasión lenta: 126.
Fronteras: incidente: 208.
Cuatreros: 86, 143.
Fuente: 97.
Cuerda; medida longitudinal: 178.
Cumayaza, rio: 13. G
Curatos de la Catedral: 113.
Curazao, isla: 21. Ganado, bravío o cimarrón: 83; cla-
Curisaco, territorio: 136. ses del vacuno: 188; rodeo del: 188;
223

pérdida del: 191 ; comercio del: Isabela, rio: 16, 40.


146, 193; extracción por convenio: Isleños: 132, 139, 151.
85; extracción consuetudinaria: 141,
193. J
Garurabo, hato: 12I.
Genjibre, aclimatación del: 70, 71. Jánico, rio: 76.
Guab-a, minas de: 77. Jarabacoa, minas de: 78.
Guarico, llanura: 124, 129; pueblo: Jesuitas: 12, 140; iglesia de los: 140.
129. Jicacos, daño que hacen: 192.
Guayabos, daño que hacen: 192. Juan Fernández, islas de: 35.
Guerra de España a Francia: 121.
L
H
La Factoría: (v. Angelina).
Habitante, o agricultor francés: 162, Lanceros: 122. 124.
176. Lanza, arma: 126.
Hacendado español: 164. La. Romana, pueblo: 14; cal.a: ]3.
Haina, Jaina, rio: 12, 42, 75. Legua castellana: ]54.
Haití, isla: 62; significación: 41. Linoleales, daño que hacen: 192.
Haití de Rojas, terrenos: 72. Longevidad en la isla: 39, 133.
Hateros: 195. Los Llanos, llanura: 31.
Hatos (en 1742): 141; arbitrío sohre:
187.
Hierro, minas de: 79.
Hincha, fundación: 136; iglesia de: Macao, rio: 14.
140. Macorís, rio: 13, 41; territorio: 121;
Higüey, minas de: 79; iglesia de: 140. ermita: 137.
Historia, por el autor A.. S. V.: 4, 5. Machete, arma: 116, 126.
Horca: 98. Maderas, de construcción: 44; útiles
Humedad climatérica: 34. 50 passim, 72, 103; preciosas: 207.
Huracanes: 95, 101. Magdalena, cerro de la: 75.
Maguana, región:' 46.
1 Maimón, rio: 14.
Manie!, cantón de negros: 10.
Iglesia :\.fetropolitana: 112. Mapas de la isla: 12; varios: 14, 15,
Iglesias reconstruidas: 140. 16, 23, 26, 27, 137, 153.
Iguamo, rio: 40. Mayoral, sus costumbres: 192.
Imperial, la: nao: 40. Mercedes, iglesia de la Virgen de las:
Indigo: (v. Añil); arbitrio sobre el: 140.
184. Mesitas, las; paraje; oro en: 76.
Ingenios: 43, 44, 59, 60; varios: 180, Milagro del Santo Cerro: 27.
181; arbitrio sobre: 179 passim; due- Minas, arbitrio: 199.
ños de: 59, 60. Mineros, pueblo de los (Cotui): 75.
Inmigración francesa: arbitrio: 209. Moca, ermita de: 137.
Inventario (equipaje del autor): 22*', Molinos de azúcar: 180, 1811.
24". Mona, isla: 22.
224
Montecristi, ciudad: 16; fundación, Plaza de armas: lB; plaza mayor: 110.
calles, censo: 134. I'oblación indígena: 32; de la isla: 131,
Monte Plata, fundación de: 109, 150. 147 passim.
Monteros: 5, ll; vida de los: 194 pas- Port-de-Paix, pueblo: 129.
sim. Portuguesa, moneda: 145.
Mulatos: 166. Posesiones francesas: 129.
Prebendados y prebendas: 113.
N Presidio (plaza fuerte): 111.
Prosperidad de la isla: 141 passim.
Najayo, bosque: 44. Pueblos, demolición de: 110.
Naranjas: 45. Puente: 96.
Navíos, construcción de: 102. Puerto de Gracia, puerto: 16.
Negros, en las dos colonias: 169; in- Pudrto Plata, fundación: 13~ 146;
troducción de: 146; de ingenios: 61; puerto: 16.
cimarrones o alzados: io, 136, 145; Puerto Real, puerto: 77.
libres: 146; minas: 134. Puerto Viejo (de Azua): 11.
Neiba, fundación de: 136; rio de: 11. Puntilla, la: (v. Torrecilla).
Nisibón, rio: 14.
Nizao, rio: 44.
Q
Norias en la capital: 97.
Quiabón, rio: 14.
o
R
Ocoa, bahía: ll, 40, 116; rio: 39.
Ordenanzas municipales varias: 146.
Rapé: 63, 65.
Orejanos (cazadores): 120.
Regimiento de Enghien: 29".
Oro, minas de: 73 jJassim, 100, 101;
Regulares extinguidos: (v. Jesuitas).
diezmo y quinto del: 100; fundi-
Rios varios: 43 passim.
o.in del: 81. .
Rio Verde, oro en: 77.
Ozama, rio: 12, 40. 96.

P s
Palmas: 55 passim. Sabanalarga, ermita de: 135.
Pastores: (v. Montero~). Sabana de la Mar, fundación: 135, 268.
Pavo real: 155. Sabana Real, combate en: 123, 124.
Peces, especies de: 89. Sal, cerro de: 80.
Pedro Corto, ermita de: 136. Salitre: 46.
Peñón, ermita del: 136. Samaná, bahía: 14, 101 passim; pen-
Perros jíbaros o cimarrones: 84. ínsula: 120, 121; pueblo: 15; fun-
Pesa de la carne (estilo): 190. dación de: 135, 208.
Petit-Trou, puerto: 11. San Andrés, capilla de: 138; plazuela
Piedras de construcción: 79. de: 124.
Pinta, carabela la: 16. San Antón, ermita: 140.
Plantíos, según terrenos: 178 passim. San Carlos, pueblo, fundación: U9,
Plata, minas de: 78, 102. 151.
225

San Cristóbal, isla: Il9, 126; minas Tavira, ermita de: 137.
de: 75. Té: 72-
San José [de los Llanos]. ermita: 137. Terremotos y temblores de tierra: 46,
San José de las Matas, pueblo: 137. IlO, 140, 148.
San Lorenzo de los Minas, fundación: Testáceos, especies de: 92.
137. Tolerancia (ocupación y límites de
San Marcos, población: 46. ocupación francesa): 127, 128.
San Miguel, ermita: 99, 138, 140; pa- Toma, la: represa antigua: 44.
trono votivo: 99. Torrecilla, punta y fortín: 13.
San Miguel de la Atalaya, fundación: Tortuga, isla: H9, 120.
136. Trapiches: 181.
San Rafael de Angelina, factoría: 48; Tratado, de Aranjuez: 128; de Ris-
(v. Angelina). wick: 127, 128.
San Rafael de la Angostura, funda- Turcas, islas: 29.
ción: 136.
Santa Rosa, minas de: 74. v
Santo Cerro, convento del: l'l*.
Santo Domingo, ciudad: 95, 98; rui- Vaca, isla: 121, 129.
nas en: 132; reedificación de: 133; Valles varios: 30, 31, 1.54 t'assim; <le
puerto de: 103. Santiago: 30; de la Vega: 30.
Saona, isla: 20. Vara conuquera: 178.
Seibo, pueblo: 131, 151; iglesia de: Vega, fundación en la: 81; ciudad
140. amenazada: 120.
Seminario Conciliar: 18*. Villanueva de Yáquimo, 62.
Sermones de Sánchez Valverde: 19*. Villegas, hacienda: 43.
Silla episcopal (trono): 51.
Sillas episcopales (obispados): Il2.
x
Situado (presupuesto erogatorio): Il4,
Il5. Xaragua, territorio: 39.
Sociedad de Hacendados: 145.
Soco, rio: 13. y

T Yaguana, villa de la: 94.


Vaque, rio: 74.
Tahaco: 48, 185; terrenos para: 67; Yásica, cerro de plata: 79.
historia de la industria del: 63; fac- Yerros históricos: 12.
toría: 137. Yuma, rio: 14.
Tanci, minas de: 78. Yuna, rio: 47, 48.
INDICE GENERAL

Págs.
Liminar....................................................................................................................... 5·
Antonio Sánchez Valverde, por Fray Cipriano de Utrera.......................... 7·
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPA¡\¡OLA
Facsímil de la portada de la edición de 1785.................................................. 1
Prp.f~cio u...........................................
'l •••••• 3
Explicación de las bahías, ensenadas, puertos, calas y surgideros de la
Isla Espaliola :...................................................................... 9
Breve descripción de las islas, cayos y baxos que rodean La Española
por la parte de nuestras posesiones.............................................................. 19
Cap. I - Situación de la Isla de Santo Domingo.......................................... 25
Cap. II - De las serranías que cortan la Isla y sus llanuras y temple.... 30
Cap. III - De sus· costas, puertos y bahías.................................................... 39
Cap. IV - De los principales ríos que la fertilizan........................................ 42
Cap. V - Idea general de la Isla: Principios de su fertilidad, variedad
y rica abundancia de sus producciones........................................................ 48
Cap. VI - De las maderas Miles que produce la Isla.................................. 50
Cap. VII - De las palmas.................................................................................. .55
Cap. VIII - De los vegetables más preciosos.................................................. 58
Cap. IX - De las producciones minerales o fósiles........................................ 73
Cap. X - De sus producciones animales.......................................................... hZ
Cap. XI - Establecimiento, comercio y progresos que tubo la Isla baxo
de la dominación española en los principios del Descubrimiento........ 93
Cap. XII - Decadencia de la Isla y sus causas................................................ llJ4
Cap. XIII - Malas consequencias que trajo la despoblación........................ 110
Cap. XIV - Invasiones de las naciones estrangeras para establecerse en
la Isla animadas de su despoblación; valor de sus naturales en de-
fenderla.................................................................................................................. 115
228
Págs.
Cap. XV - Estado actual de la Isla y principio de su restablecimiento.... 130
Cap. XVI - Población actual de La Espatiola................................................ 146
Cap. XVII - División del suelo de la Isla entre nuestra colonia y la
francesa. Diferencia de Uno y otro................................................................ 152
Cap. XVIII - Producto de las dos colonias a sus respectivas metrópolis
y habitantes.......................................................................................................... 157
Cap. XIX - Que esta diferencia no viene de la actividad personal de
los franceses y la holgazaneria natural de los criollos. Apología de
éstos y de la nación espatiola contra las injurias de 'Veuves y otros
estrangeros.............................................................................................................. 160
Cap. XX - Verdaderas causas de la diferencia de productos entre las
dos colonias de Santo Domingo.................................................................... 167
Cap. XXI - Continuación del antecedente.................................................... 171
Cap. XXII - Dificultades para proveer de negros nuestras posesiones.... 174
Cap. XXIII - Aumento que pueden tomar nuestras posesiones en di-
ferentes plantíos.................................................................................................... 178
Cap. XXIV - Que el cultivo de la Isla en el modo propuesto no per-
judicará a la crianza, antes la dará mayor fomento................................ 186
Cap. XXV - Continuación de las utilidades que se seguirán en la crian-
za con el incremento de la agricultura........................................................ 194
Cap. XXVI - Importancia del beneficio de las minas, que dan una ven-
taja esencial a la parte espatiola sobre la francesa.................................. 198
Cap. XXVII - Estimación imponderable que da a La Espaiíola la ba-
hía de Samaná y perjuicios que se seguirían de cederla a otra nación.... 204
Conclusión.................................................................................................................. 210
Indice de nombres de personas.......................................................................... 213
Indice de Materias.................................................................................................. 221

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