Idea Del Valor de La Espac3b1ola Sachez Valverde
Idea Del Valor de La Espac3b1ola Sachez Valverde
Idea Del Valor de La Espac3b1ola Sachez Valverde
SERIE I VOL. I
IDEA
DEL VALOR
DE LA
ISLA ESPAÑOLA
(Edicl6a anotada)
EDITORA MONTALVO
CIUDAD TRUJILLO, R. D.
MCMXLVII
BIBLIOTECA DOMINICANA
SERIE I VOL. I
IDEA
DEL VALOR
DE LA
ISLA ESPAl\JOLA
(Edición anotada)
EDITORA MONTALVO
CIUDAD TRUJILLO. R. D.
MCMXLVII
BIBLIOTECA DOMINICANA
SERIE PRIM¡'~RA
• • •
Entre los soldados que para refuerzo del Presidio de la
Ciudad de Santo Domingo llegaron en 1692 2, contábase el ex-
tremeño Pedro Sánchez, natural de Alburquerque, quien con-
trajo matrimonio en Santo Domingo el 21 de julio de 1694 3 con
1. Publicada en la revista CUo, de la Academia Dominicana de la
Historia, y después en un volumen con el título de Siete Biografias Do-
minicanas, Ciudad Trujillo, S. D., 1946.
2. Expedición y refuerzo de 98 soldados rasos, cabos y sargentos con
sus oficiales, conducidos por los capitanes don Bernardo de Egoavil y don
Dionisio José Rey. AGI, Contaduría 1059.
3. La partida matrimonial sólo produce el apellido Sánchez, pero en
las partidas de bautismo de la prole aparece constantemente el apellido
Bernarda Martínez de Rivera, natural de esta misma Ciudad,
hija natural de María Cuello. De esta unión nacieron Miguel,
Pedro, Manuel, María, Juan y Francisco, y todos estos varones,
menos el último, casaron y tuvieron sucesión. De ellos, Pedro
fué sargento de artillería; Manuel, alférez de artillería e inge-
niero vocacional, y Juan, que fué agrimensor, murió siendo Ayu-
dante de Milicias.
El agrimensor Juan Sánchez Valverde (1707-1769) contra-
jo matrimonio en la Catedral, el año de 1727, con Clara de
Ocaña, hija del capitán Andrés de Ocaña (largo tiempo resi-
dente en Bayaguana, y allí sargento mayor de las milicias del
pueblo) y de Francisca de Frías, apodada la Calderona, y fue·
ron padres de Antonio 4 el racionero, y de Josefa, María de la
compuesto Sánchez Valverde: lo mismo se reconoce con esta constancia
en todos los registros parroquiales. Con todo, por la costumbre, en el co-
rrer de los años vése en diversos papeles de los sujetos de esta estirpe la
¡¡pellidación de Valverde, omitido "Sánchez" y, a su imitación, multitud
de eneuncios en escritos de extraños a la familia, en fuerza de la costum-
bre oral de omitirlo. Hoy es corriente el desuso y todos son Valverde a
secas.
4. Con antelación de trece años a la publicación de la biografía es-
crita por Morillas, apareció en Universidades .... de la Ciudad de Santo Do-
mingo de la Isla Española, p. 473, que Antonio "n. en 1729 y m. en 1790,
h. 1. de don Juan Sánchez Valverde y de doña Clara de Ocaña". (En el
plan de dicha obra se hizo omisión deliberada de las fechas a mes y día
<:lel mes, lo que se tuvo presente al tiempo de formarse las fichas). Mori-
llas dice: "Nació en la Ciudad de Santo Domingo en 16 de Febrero de
1734, según consta de la partida de su bautismo verificado en la Catedral;
fué hijo legítimo de Don Juan y de Doña Clara Díaz de Ocaña, ambos de
familias distinguidas". Max. Henríquez Ureña, comparando los asertos de
Morillas y Fr. Cipriano de Utrera, anotó el pasaje del primero en esta
forma: "Aunque Morillas solía incurrir en errores por fallas de memoria,
en este caso sus afirmaciones parecen tener claflb fundamento. La preci-
sión con que señaló la fecha del nacimiento, hace pensar en una anota-
ción cuidadosamente conservada al través· del tiempo por la familia de
Sánchez Valverde, que facilitó a Morillas papeles de su biografiado, entre
ellos algunas cartas, según el propio Morillas hace constar". Y de dicha
partida como de la de defunción del racionero, dice: "Lo importante es
realizar una búsqueda de las partidas de nacimiento y de defunción"; y
después: "A mi juicio, debe reputarse como exacta la fecha del nacimien-
to dada por Morillas".
En el primer tomo de Dilucidaciones Históricas, cap. LXXV, es cons-
tante que Fr. Cipriano no introdujo dato positivo del año del nacimiento
de los sujetos, cuya genealogía va desarrollando, y que estuvieran com-
prendidos, cuando menos, entre 1727 y 1735. El libro o libros de ese es-
pacio de tiempo es todo papel quemado por la tinta y el tiempo. (Véase,
para ejemplo, la p. 450, donde Francisco de Mieses Ponce de León se dice
haberse casado en 1727, y los hijos enunciados con el año de nacimiento
comienzan en 1741, quedando allí consignados Ignacio, Juan, Ana Teresa,
María Antonia, Juana Teresa y Francisca sin el año del respectivo naci-
Concepción, María, Andrés y Pedro; éste último, como el ra·
cionero, fué presbítero.
Estudió Antonio con los PP. de la Compañía de Jesús y
en su colegio de San Francisco Javier, a la vez Seminario y Uni·
versidad de Santiago de Gorjón, se graduó de Licenciado en
Teología el 23 de diciembre de 1755, y, habiendo recibido la
orden Presbiterado a título de servicio de la Iglesia con fun·
ción de sacristán llIlayor de la iglesia parroquial de Bayaguana,
continuó, al lado de su pariente Juan Sánchez Valverde, rector
.. ..
Con la expresión genérica de asuntos de su profesión, An-
tonio Sánchez Valverde pasó a España, con su hermano Andrés,
donde ambos permanecieron a lo menos por los años 1763·1765.
Durante este tiempo el primero ganó su título de abogado de
los Reales Consejos, su fecha en Madrid el 10 de septiembre
de 1763: y muy probablemente vióse en el caso de postergar
su retorno a la patria hasta conseguir la merced real de la ra·
ción predicha en la Catedral de Santo Domingo y, al cabo, se
embarcó con esperanzas ciertas de la expedición de su nom-
bramiento, porque ambos hermanos recibieron la licencia para
volverse a la Isla, el 30 de octubre de 1765, y el despacho de
embarque el 19 de noviembre siguiente; como tal despacho fué
expedido en Cádiz, y el nombramiento de racionero en Ma-
drid es de 21 de noviembre de dicho ~ño 9, la presunción ano-
tada se justifica, como también que este adelanto de su vida fué
fruto de sus personales afanes.
Es muy verosímil que Sánchez Valverde no llegase nunca
a conocer el mal cariz del informe que de él había dado el
9. AGI, Contaduría 5508.
12·
Orden de prisión:
21. La vereda está indicada: Azua, San Juan, Bánica, Hincha y Co-
mandante de San Rafael (rubricada). Hay una postdata: "Recogerá Vmd.
los papeles y tomando la razón correspondiente de ellos, los remitirá a esta
Capitanía General por inventario y sin abrirlos". (rúb.)
27*'
• • •
Admite el juicio que Sánchez Valverde fuese más inclinado
a dejarse llevar del arriscamiento de genio, si se considera asocia·
do al mismo el noble anhelo de publicar el fruto de sus· traba·
jos literarios, lo que no le era posible en su tierra por falta de
imprenta. Se reconoce asimismo que en la segunda fuga llevaba
mente ir a prebendar en cualquiera Iglesia de América; S. M. pide el in·
forme del Consejo sobre esta solicitud, sin perjuicio de que se le proponga,
como está mandado, en la primera prebenda correspondiente de Iglesias
de Cuba, Yucatán o Guatemala.
27 de agosto. Responde el Fiscal sin objetar nada a la R. O. antecedente.
1 de octubre. Resuelve el Consejo que se consulte sobre el alza <le la
prohibición, y que pueda ser presentado para cualquier Iglesia.
17 de octubre. Se hace la consulta al Rey, ut supra; el Rey se con·
forma, pero establece que la propuesta de Iglesia sea con exclusión de la
de Santo Domingo.
12 de noviembre. Dase el decreto, en conformidad con la voluntad de
S. M. (Sánchez Valverde queda definitivamente privado de volver a su
patria en calidad de racionero; el amor propio de su honor, no vindicado
conforme a propio criterio, le obliga a perder la patria antes que la ra-
ción. I Suerte infausta!)
7 de febrero de 1788. El racionero explica que la renta del diezmo corre
por las Cajas Reales de Santo Domingo; pide se avise a los oficiales reales
para que acudan al pago de ella.
18 de febrero. Resolución del Consejo: que los oficiales reales de San-
to Domingo sean impuestos de lo que se escribió a Deán y Cabildo, para
que paguen, etc.
22 de febrero. R. C. en conformidad de dicha resolución; y se previene
a los oficiales que deduzcan del monto de 1080 pesos, la cantidad de 750
pesos que el racionero debe a María GÓmez. (Esta famosa tía de Vico pasó
a la Corte en 1785 para mover pleito a don Antonio en cobro de pesos; el
acusado hubo de explicar el 20 de junio de dicho año la razón, la causa, la
paga hecha, la buena fe, etc. y trató de abultar la satisfacción hasta en-
tonces hecha, que se reducía a cantar una deuda pendiente de apenas 5.000
reales; y como la Gómez era una infeliz a quien había de mirarse y aten·
derse con la poderosa razón con que el abogado había defendido al infeliz
José Beltrán, hallóse que don Antonio érale deudor de 11.250 reales (750
pesos), y a pagar )
22. de febrero. R. C. al Gobernador; su antecesor, bien pudo produ-
dir cerca del francés una requisitoria contra Sánchez Valverde, pero no como
lo hizo; y que procure que los oficiales reales paguen a Sánchez Valverde,
et., deducidos los 750 pesos, etc.
(Las fichas que no llevan cita están en AGI, Santo Domingo 11l7).
consigo los materiales sobre que habría de pujar para conseguir
la ejecución de su deseo. Y nuevamente en la tercera fuga los
llevó, y dió preferencia al libro El Predicador.
No era esta obra de un interés particular por utilidad di-
recta sino para los individuos del clero; en sus entrevistas con
el antiguo Oidor de la Española don José Antonio de la Cerda
y Soto, a quien se allegó para conseguir un puntal en el Consejo,
entre cuyos ministros Consejeros se contaba, hubo de tratarse
de esto y recogerse los juicios hacia otra demostración de la va-
lía personal que mereciese naturalmente la atención de aque-
llos señores, y sobre lo que el mismo racionero tenía echados
los cimientos, pues eran los mismos que hubo de manejar con
habitual brega, hasta rompérsele entre las manos, y a que alu-
de el mismo racionero como de cosa dispuesta para una obra
mayor de la historia de su patria. Es el número 4 del inven-
tario consabido: "Otro cuadernito roto, sobre el fomento de
la Isla".
Una obra tal, escrita con conocimiento práctico de la Isla,
por sujeto inteligente, avezado al estudio y a la observación
extensiva de lo que valía la Isla en todos órdenes, y enriquecida
con aquellas reflexiones que la experiencia dictaba para el pro-
vecho de sus riquezas, con arbitrios razonables que indujeran a
reconocer su utilidad en muchos cabos, y los estorbos que la
impedían en otros, habría de ser para los Ministros del Rey
de tanta satisfacción, como el autor digno de galardón, o de
benevolencia en el peor de los casos: demás del ejemplar es-
pectáculo del que en medio de la adversidad vive animado del
espíritu de amor del bien de sus semejantes para engrandeci-
miento de la Corona real, ocupación venerable de los eclesiás-
ticos celosos del servicio de S. M.
En esta tarea estaba ya empeñado a fines de 1782: pues
dice en el cap. X, $III, pág. 90 (de este reimpresión): " ....en
julio de este año, pasando por la parte del N arte.... hallé lo
mismo en el hato de...." Se reconoce que empleó dos años lar.
gos en ella, sirviéndose del cuadernillo, de la memoria, y ape-
nas de una decena de autores, españoles entre ellos cuatro:
Acosta, Herrera, Oviedo y Ulloa; extranjeros: Charlevoix, Paw,
Raynal y Weuves, gracias a su afición a las lenguas francesa e
inglesa. Ruin biblioteca, que no sería la misma de la Sociedad de
amigos del País, de Madrid (f. en 1785), en la que por esta
dedicación de americano trabajador con talento para dar cuen-
ta honrosa de sí, fué admitido con mira de hacérsele atmósfera
favorable a su causa. 26. Una certificación de 27 de mayo de
1785 manifiesta haberse dado licencia a don Antonio Sánchez
Valverde para imprimir "su descripción topográfica de la Isla
Española, sus terrenos, producciones, etc. para formar idea del
valor y utilidades que puede producir, ofreciendo abrir la res-
pectiva lámina correcta, como también la explicación de todos
los puertos, bahías, calas, surgideros y fondos y Islas adyacen-
tes; y que por acuerdo del Consejo del día 20 del corriente
mayo se accedió a su petición" 27.
La obra comenzó a publicarse el mismo año, y se corres-
ponde con fidelidad a los términos de la mencionada certifi.
cación, pues la explicación referida lleva, a título de adjun-
ción, paginación romana (I-XX) correspondiente a la pagina-
26. De la obra de Sánchez Valverde hay diversas ediciones: Madrid,
Imprenta de don Pedro Marín, 1785, 212 p.; Santo Domingo, Imprenta Na-
cional, por José de J. Castro, 1853, 95 p.; Santo Domingo, Imprenta Na-
cional, 1862, 219 p., (en esta edici6n faltan algunos capítulos y otros están
resumidos por el editor); inserta en Gaceta de Santo Domingo, S. D., Nos.
10 al 35, abril y sig., de 1861. Las ediciones de 1853 y 1862 son incomple-
tas. También hay una traducci6n al francés, hecha por M. Sorret, en Haití,
antes de 1802, que se conserva en la Sala Mazarin de la Biblioteca Nacional,
París. La obra de Sánchez Valverde era de cita obligada para nuestros his-
toriadores del pasado. La utilizaron Moreau de Saint-Mery, Lyonnet, Pedron
y otros contemporáneos del ilustre sacerdote. También la utiliz6 el histo-
riador nacional Garcia, como puede verse en su Historia de Santo Domingo,
S. D., 1893, vol. 1, p. 192 Y 233. La primera edici6n, de 1785, se hizo al
cuidado del autor, entonces en Madrid: En la Biblioteca Nacional, La Ha-
bana (Papeles del Dr. José María Morillas, caja 9) se conserva el siguien-
te manuscrito: Informe oral que el Lic. Antonio Sanchez Valverde, Racio-
nero de la Catedral de Santo Domingo, Primada de las Indias y natural de
la misma ciudad, hizo ante la Real presencia de S. M. y de su Consejo Ple-
no de Indias el día 2 de julio de 1786 en su propia defensa (44 p.)
Otras obras de Sánchez Valverde: El Predicador. Tratado al qual pre-
ceden algunas reflexiones sobre los abusos del público y medios de su refor-
ma. Madrid, 1782, 16 h. s. f., LV-152 p.; Sermones panegíricos y de miste-
rios. Madrid, 1785,229 p. (predicados en Santo Domingo, Caracas y Madrid);
(de estas dos obras hay copia microfilm en el Archivo General de la Na-
ci6n); La América vindicada de la calumnia de haber sido la madre del
mal venéreo, Madrid, 1785, 180 p., (Ejemplar en la Biblioteca de E. R. D.);
Examen de los sermones del P. Eliseo, con instrucciones útiles a los predi-
cadores. Madrid, 1787, 2 vols.; Carta respuesta a D. Teófilo Filadelfo en de-
fensa de los sennones del autor. Madrid, 1789; Sermones varios, 3 vols. Tam-
bién se le atribuye otro volumen de Sermones panegíricos y de misterios,
Madrid, 1783. (En la revista Clío. 1947, se reproduce un Serm6n de Sán·
chez Valverde predicado en la ciudad de Santo Domingo). (E. R. D.)
2']. AGI, Santo Domingo 914 H43, f. 290v.
clOn usual, en esta reimpreslOn, 9-17. En cuanto a la lámina
ofrecida, se eximió de incluirla por las razones que dió en No-
ta al final de la explicación. A poco que se reflexione, viénese
a las mientes que, en el hecho, el epítome geográfico que pre-
cede al cuerpo de la obra, es un impreso posterior a ella, con-
dición impuesta al autor para que actualizara el contorno des-
crito de la posesión española en conformidad con el dominio
español estabilizado en la Isla por el reciente Tratado de Lí-
mites, llamado de Aranjuez, de 1777.
El libro Idea del valor de la Isla Española debe reputar-
se por sus elementos extensivos como prodigio de buena vo-
luntad para no incidir en apreciaciones resbaladizas que apun-
tasen a los defectos de la administración general practicada en
la Isla durante siglos, causa primordial del escaso valor efec-
tivo de ella; no era Sánchez Valverde sujeto improporcionado
para señalar con vivacidad, con las varias adversas vicisitudes
de los tiempos, la constante razón de tanto atraso, decadencia
y miseria de la Isla, .ni podía desplegar las alas de su acome-
tividad sañuda en aquel su estado de reo en causa que legal-
mente no le era favorable; así puede decirse que el libro Idea
del valor de la Isla Española, es prenda de su talento, no de
su temperamento, lo que se hace casi evidente no ya por in-
ducción lógica 28, antes por el testimonio mismo del autor, cuyas
palabras, aunque enderezadas a persuadir una cosa, persuaden
su contraria:
"Guardaréme bien de penetrar aquella política guberna-
28. En diciembre de 1931, en el curso de una conferencia leída en
el Salón de "Acción Cultural" sobre Sánchez Valverde y su obra Idea ....
dijimos: "No hay sino ver cómo se entretiene en la enumeración de las
causas históricas de la decadencia de la Española, y cómo salta como por
brasas sobre las causas político-económicas, envolviendo éstas con aqué-
llas, sin detenerse a filosofar, por ejemplo, acerca de la ruinosa providen-
cia de la despoblación de la banda del Norte de la Isla y destrucción de
los pueblos que en aquellas partes había. La misma invasión de france-
ses, su tenacidad en volver cuantas veces eran expulsados, los medios de
que disponían para levantar la agricultura, hacerse vida cómoda los co-
lonos y, más que todo, el proteccionismo oficial con que el Rey de Fran-
cia mantuvo el comercio y la navegación y la industria de la colonia, sa-
cando a los bucaneros del estadio irregular de tales y haciéndolos vasallos
favorecidos, todo vino a ser el verdadero fundamento de la prosperidad
francesa.... tan cierto es que de nada o de muy poco sirven las riquezas na-
turales del suelo, si el gobierno no ampara el beneficio humano de ellas,
ora concediendo libertad de navegación, de comercio, etc., ora contribuyen-
do a aliviar las dificultades que los vasallos no pueden soltar, y en toda
tiva que debo venerar sin indagarla; y cuando digo que con
esta o la otra providencia se lograrían tales o cuales ventajas,
no llevo más ánimo que el de manifestar el valor real y físico
de la Isla, suponiendo que el no tomarse o [el no] haberse to-
mado semejantes providencias, viene de unos principios que no
alcanzamos y que están sagradamente reservados al Señor de la
Nación, que sabe dirigir cada una de las partes con proporción
arreglada a la conservación y aumento de todo el cuerpo, cuya
felicidad antepongo yo a la pasión de aquella porción de te-
rreno en que nací, y cuyas ventajas y utilidad quisiera dar a
conocer, no precisamente por su particular beneficio, sino por
el del Estado", Con que guarda perfecta armonía la primera
parte de la nota (169) en la p. 131, donde se menciona al caba-
llero asesor, cuyo criterio siguió el autor para despedir de sus
borradores toda ulterior censura oficial de la obra.
Su reimpresión actual, auspiciada por el Gobierno N aci,)-
nal debajo la dirección del Director del Archivo Nacional,
ha tenido por fin principal, específicamente patriótico, la di-
vulgación de un esfuerzo vernáculo del pasado, cuyo autor s:>-
bresalió entre sus coetáneos por la dedicación a las artes libe-
rales, mostrándose digno de ser hijo de quien con tesón hab{a
atesorado noticias de su tierra natal para escribir su historia;
anhelo que Sánchez Valverde mantuvo siempre vivo, aunque
su mala suerte, fruto del recio temperamento que le llevó por
I-'SLA -ES-PAÑOL-A,
y U T 1L_ 1 DAD E S,
(1) Las notas ilustrativas del texto en la presente edición llevan, para
indicar su procedencia, las siglas siguientes: (A), o del autor de la obra y
están en la edición de 1785. (ERO), del licenciado Emilio Rodríguez De·
morizi. (FCU), de Fr. Cipriano de Utrera.
4 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE
de su descubrimiento; e)
apenas había hecho la codicia que
se conociesen aquellos minerales más ricos y que se comenzase
a sentir su feracidad. Pero ni Oviedo penetró su terreno ni en-
tonces estaba conocida su estensión, ni se tenia luz de todas
sus producciones, así vegetabIes como fósiles, ni se sabía la
cantidad, la qualidad, ni aun el origen de la mayor parte de
sus ríos.
Mi Padre en innumerables viages por varias partes de la
Isla tomó conocimiento personal de muchas particularidades.
Yo, con el servicio de los Beneficios Eclesiásticos y los embar-
ques a estos Reynos por diferentes Puertos de la misma Isla,
la he reconocido casi toda personalmente y me he servido de
varios Eclesiásticos amigos y de otros Hacendados para las no-
ticias más particulares de los terrjtorios de su posesión. En
f.in, los Monteros de toda la Isla, que viven de penetrar lo más
retirado para encontrar la caza, me han servido, cortejando
muchas veces sus relaCiones para la uniformidad, me han ser-
vido (vuelvo a decir) de una luz para lo más oculto y casi
inaccesible del terreno.
Con estos auxilios y principios he trabajado una Historia
completa de la Isla, que no me han dado lugar de perfeccionar
otras ocupaciones y accidentes de mi estado; pero que, siendo
Dios servido y logrando algún descanso, verá el público con la
satisfacción de encontrar la verdad práctica contra muchos
errores. a que le han inducido los que han escrito por noticias,
o con pasión, y el descubrimiento de otras desconocidas has-
ta aora (3).
En el día me ha parecido hacer algun servicio, dando un
extracto del conocimientCJ territorial que tengo, por el qual
podrá fomnarse una idea, más que mediana, del valor de aque-
lla Isla y del tesoro que tiene en ella la Nación, cuya utilidad
excita vivísimas solicitudes en otras, que, aunque no tienen
todo el conocimiento, logran por lo general más luces por el
(2) En efecto. Oviedo pasó gran parte de su vida en S. D., adonde lle-
gó por primera vez en 1515. Aquí murió en 1557 y fué sepultado en la
Catedral de Santo Domingo. Sus obras, bien conocidas -al menos su cé-
lebre Historia general y natural de las lndias-, fueron escritas total o par-
cialmente en la Isla. Véase P. Henríquez Ureña, La cultura y las letras CQ-
loniales en Santo Domingo. Buenos Aires, 1936, p. 73. (ERD).
(3) No hay rastro alguno de esa obra. probablemente perdida. (ERD).
6 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE
al S., hace otro Puerto, con andage, entre la citada Pta. A bu-
jas y Cabo Falso, que son diferentes y no una como denota
la Carta. Aunque la Ensenada se demarca sin fondo, pueden
los Navíos asegurarse en tierra.
Puerto de las
Beatas Desde Cabo Falso a la referida Pta. de las Montañas c,ol.
rre la Costa toda accesible y con fondo de 7 hasta 10 Bs. por
entre los Islotes llamados de los Fmyles. Redúcese a 5, 4, Y 3,
frente de un Banco, que sale de la Isla Beata acia el Norte (6).
(6) Uno de los objetos más importantes que deben tenerse a la vista
en el fomento de Santo Domingo, es la Población de estas fertilísimas Mon-
tañas. En la Punta de ellas, que mira a la Beata, hay dos llanuras, de que
hablamos en e! cap. 17. pág. 128. capaces cada una de la mejor pobla-
ción. Sus alturas ofrecen llano para otra. El pie de ellas por la parte del
N, es de los mejores terrenos. Su feracidad no es creíble, sino con el testi-
monio de la vista. Puede inferirse de lo que sucedió al Excelentísimo Se-
ñor Don Manuel de Azlor y Urriés, actual Virrey de Navarra, quando su-
bió a ellas persiguiendo los Negros fugitivos. La noche de su Campamento
se le hizo tienda para alojarse, y se cubrió de las hojas de col que allí
tenían los Negros. Tantas eran, y tan grandes! Con su población se logra-
ría utilizar un vastísimo terreno: se descubrirían las ricas Minas, de que
han dado muestra, se quitaría el asilo a los Negros futigitivos y estaría
cubierto uno de nuestros límites con los Franceses. Los Pobladores de la
parte del S., que mira a la Beata, facilitarían el cultivo de esta Isla, que
debe ser muy apreciable. En fin, se lograrían otras ventajas, que será largo
referir. Los actuales Negros fugitivos que las ocupan, brindados con la
libertad y llevados con política, pueden reducirse a un pueblo que enmien-
ze esta obra. (A)
L.a referencia histórica que en la nota de! (A) se hace, parece inexacta
en la determinación concreta del Baoruco, debido quizás a que en el len-
guaje usual el Baoruco fué Maniel de los negros. Los Manieles fueron tres:
uno el Baoruco, otro el Maniel de las Sierras de Neiba, y el otro en las
montañas de donde baja el río Ocoa. Azlor hizo tres salidas en Vísita Ge-
neral de la Isla. Fué la primera el 28 de enero de 1766, el Cibao, y se re-
gresó el 29 de mayo siguiente. La segunda, al Este, que empezó el 23 de
septiembre de 1766 y concluyó el 5 de noviembre del mismo año. La tercera
tocó al Sur, para donde salió el 25 de septiembre de 1767 al intento de
destruir el Maniel de negros fugitivos del francés, en virtud de disposición
real. Esta campaña fué combinada para abrirse con sigilo y vigor el 20 de
enero de 1768, y el 23 de febrero siguiente, estándose en junta de oficia-
les, que Azlor presidió, se definió dar término a la campaña, por haber
frustrado los negros todos los esfuerzos hechos para su destrucción sin otra
táctica que la de huir. El teatro, desde luego, no fué la Sierra del Bao·
ruco, sino el Maniel de los negros "establecidos sobre las montañas que
intermedian entre el Valle de San Juan y éste" de San Bartolomé de Nei·
ba, como se expresa en e! acta de la misma junta militar. Y aunque en
una certificación de 24 de febrero acerca de lo tratado en la junta del día
anterior, se asienta que antes de esta empresa se hicieron diligencias "por
dos veces en el tiempo de Su Sría." para destruir a los negros cimarrones,
tales acaecidos no guardan relación con la presencia de Azlor en e! Bao·
ruco ni en otra parte fuera de la Capital. Como el vocablo "Maniel" signi-
ficase muchas veces el "Baoruco", Sánchez Valverde asumió un territorio
por otro, pero se guardó de enunciar en dicha nota cualquiera de ambOll
términos, que identifica en el cap. IX. La referencia al convite de libertad
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 11
(9) Yerro material. por 1655. El autor llevaba en sus papeles, cuando
se le hizo preso en la Colonia francesa, copia de la correspondencia del
Conde de Peüalva, toda de 1655 y ocasión de la invasión que aquí recuero
da. (FCU).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 13
llamamos Playa del retiro, con una Pta. chica, que se dice por
eso la Puntilla y por otro nombre la Torrecilla: (10) porque
en ella hubo antiguamente un Fuerte, que defendía la entra-
da, cuyas ruinas y fragmentos existen todavía. En este distrito
queda la Caleta, Pta. en el qual, aunque no pueden fqndear
Navíos o Buques grandes. entran las Balandras y Barcos me-
dianos. Los Navíos pasan muy aterrados, sin peligro,y pueden
a la vela desembarcar Tropas, Pertrechos y quanto quieran:
por lo qual, en tiempo de Guerra es muy temible aquel pa-
rage.
Pasada la Pta. de Caucedo sigue la tierra perfectamente Playa de An.
al E. hasta la Pta. de la Palmilla, que queda frente por frente drés y Costá
hasta la
del Banco y Pta. Occidental de la Isla Saona. Todo el espacio Punta de la
de más de 20 legs. que corre la tierra de Caucedo a la Palmilla Palmilla.
es Costa abierta, por la qual desaguan ríos grandes y media-
nos, como se ha dicho en el cap. 23.
Por toda ella pueden abordar Barcos pequeños y Lan-
chones y en las Calas de Macoriz, el Soco, Comoyazu, la Ro-
NOTA
ISLA ESPAÑOLA
DE
SANTO DOMll1GO
CAPITULO PRIMERO
(17) La Isla está situada entre los 17'1, 36', 50" Y 199 , 56', 40" de la-
titud Norte y los 709, 3S', 21" y 769 , 51' de longitud Oeste del Maridiano
de París, o sea, entre los 68 9 , IS', 12" y 74 9 , 30', 50" del Meridiano de
Greenwich. V. A. C. Rodríguez, Geografía de la Isla de Santo Domingo,
Santo Domingo, 1915, p. 225. (ERD).
26 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE
CAPITULO II
(40) Cajuil.
(4,1) Refiérese al P. Acosta, en la Isla por el año de 1571. autor de
la conocida Historia natural y moral de las Indias. Madrid, 1894. (ERD)
38 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE
CAPITULO III
(46) Véase Enriquillo y Boyó, por Fr. Cipriano de Utrera. p. 38, nota
~O. (FCU).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 41
CAPITULO IV
por más de doce leguas (59) para la extracción que por cuenta
de S. M. se hace de los tabacos, que se cogen en los Partidos de
Santiago, Vega y Cotuy. Sus aguas y las de innumerables arro-
yos y otros ríos que le entran, fertilizan muchas leguas de terre-
no llano, abundantísimo de bosques y pastos en que se hace
principalmente tan fuerte crianza de cerdos, que después de
mantenidos todo el año con su carne aquellos Pueblos, abaste-
cen la Metrópoli y llenan las Colonias Francesas. De los ríos,
que dando vuelta del Este o Bahía de Samaná, acia el Puerto
de Santo Domingo por el Sur, fertilizan la tierra, hablamos en
el Capítulo n.
CAPITULO V
CAPITULO VI
dera es más fuerte que la del Caoba y tanto como la del Roble.
A una y otra hace la ventaja de resistir más a la corrupció~que
en aquel clima hace poco duraderas las mejores materias: por
lo qual ha comenzado a preferirse la Hácana a todas tas demás
para las vigas que se echan en los techos de las casas y otras mu-
chas obras, aunque no es tan suelta para su labor como el Caoba.
Caya, Gua· La Caya, el Guayacán y el Quiebra Hacha son tres especies
yacán y de árboles fuertísimos, recios y firmes, que, aunque no son muy
Quiebra
elevados ni gruesos, tienen la corpulencia que basta para ser
Hacha.
utilísimos en muchos obrages. Danse con abundancia. Son casi
incorruptibles, y el último se petrifica facilísimamente hincado
en tierra húmeda. La resina del Guayacán es bien conocida en
la medicina, su madera es útil para tazas en que conservar el
agua para .los que padecen de Itiricia y obstrucciones. Su cor-
teza suple por defecto del jabón y blanquean con ella los lien-
zos mucho más (64).
Candelón. El Candelón o Canelón es otro árbol semejante a los que
acabamos de referir en quanto a su textura, peso y facilidad de
petrificarse; pero sobre ser más crecido y recio, tiene un color
rojo tan encendido y vivo que parece fuego y por eso le han
llamado Candelón: da el proprio tinte y sirve para las mismas
.obras que los antecedentes, a los quales es preferido por la her-
'mosura y permanencia del color.
Capá. El Capá, poco menos freqüente que el Caoba y algo infe--
rior en sus dos dimensiones, es por lo que mira a su textura y so~
lidez de la clase del Roble, su color es blanquiszco y hay de ama~
rillo que da tinte, y preferible para curbas y quillas y útil para
los mismos efectos y obras que los antecedentes, porque cede
Laureles igualmente a la industria y a la fuerza del Artífice. Los Laureles
son bien conocidos de todos y abundantísimas en la Isla y pro-
prios para planes de Embarcaciones.
Naranjos. Los Naranjos de diferentes especies en la fruta, tienen muy
poca en la naturaleza y color de la madera, que es de buena
consistencia, de color amarillo baxo, de cinco y seis varas de alto,
con la circunferencia de tres a quatro palmos. Sirve para mu-
chas cosas y se encuentran dilatados bosques por la Isla. Los
(64) Sobre sus usos benéficos a la salud, véase al célebre Médico Ga-
briel Falloppio de Morbo Gall. a cap. 39 y siguientes. (A)
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPÁÑOLA 53
Espinos tienen mejor amarillo, son mucho más altos y recios, de Espino.
que se hacen hermosos muebles y preciosa sillería.
La Cavima es árbol alto, derecho, de· quatro a cinco pal. Cavima.
mos de circunferencia, con. once y más varas de elevación, color
amarillo muy claro, de bello olor y textura facilísima de labrar;
y aunque no es tan fuerte como el Roble, tiene bastante consis-
tencia y nos servimos mucho de su -madera, que es abundante
para varias cosas. La Sabina, aunque no es escasa, no es tan fre- Sabina.
qüente y es a propósito para tablazón y tan útil como el Cedro:
es más consistente, y fuera de muchos servicios a que se desti-
na, es bien notoria su utilidad para la construcción en los As-
tilleros y el grande aprecio que de ella hacen los Ingleses para
este efecto.
El Palo María o Baría, como le llaman vulgarmente los naría o Palo
Carpinteros en la Isla, es semejante a la Cavima en su longitud María.
y diámetro, aunque tiene mucha diferencia respeto de la tex-
tura. Porque la de el María o Baría es flexible y recibe mucho
peso, doblándose sin quebrar, por lo qual el principal uso que
hacemos de él es para varas de coches y obras semejantes.
Pinos hay con abundancia y en parages no dificultosos de Pinos
conducirlos por los ríos. Oviedo dice que no son tan excelentes
como los de España. El los vió recién descubierta la Isla, quan-
do ni los beneficiaban, ni hacían uso alguno de ellos los In-
dios. Todavía se hace muy poco por la abundancia de otras ma-
deras mejores y lo propensa que es esta a criar el Comegén, in-
secto pequeño y dañosísimo. En aquellos Pinales en que se han
dedicado algunos pobres a utilizar la resina, sangrándolos, y pu·
rificándolos por incisiones, se encuentran Pinos tan buenos y
útiles para la arboladura como los de Europa. Uno de estos Re-
sineros el año de 80 presentó para palo mayor de una Balan-
dra de las más grandes, cuyo amo trataba mandar a buscarle
fuera, un Pino que no estaba a mucha distancia de la Capital,
en el qual se encontraron todas las calidades necesarias.
Los árboles que llamamos de Ceyba son de furioso espesor Ceyba
y altura. Danse por toda la Isla, aunque con más abundancia en
las Vegas y cercanías de los ríos y de todo género de aguada.
Echa una mazorca o espiga de una tercia de largo que termina
en punta, teniendo por su pie seis u ocho pulgadas de circun-
ferencia, la qual encierra en seis celdillas, que forma en la parte
54 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE
CAPITULO VII
DE LAS PALMAS
Corozo () Convento de Santa Clara. Otras hay más pequeñas, que llaman
Corojo. de Corojo, o Corozo, que levantan seis o siete brazas, con qua-
tro palmos, poco más o menos, de circunferencia, vestidas por
todo su exterior de unas espinas largas, negras, punzantes y
muy espesas. Producen éstas su fruto en racimos grandes de
tres quattas, más o menos, pendientes de un bástago. Cada una
de las frutas, que son perfectamente redondas, es del tamaño
de un melocotón regular. Cúbrela una película verde a modo
de pergamino, baxo de la qual se halla primeramente una
substancia resinosa del espesor de dos pesos duros. El ganado
bacmio, que engulle estos globos con muy poca masticación.,
digiere esta especie de carnosidad y arroja el resto de la fruta.
Porque lo que sigue es otra cobertura poco menos gruesa, pero
tan firme y consistente como el hueso del melocotón, pero de
color negro y se labran de ella al torno cuentas de rosario y
otras menudencias que sacan muy lindo tez y son apreciables,
a que dan vulgarmente el nombre de Collor. Dentro de esta
última textura está la almendra, de la figura y tamaño de ave-
llana grande, y aunque algo más dura para comer, es buen nu-
trimento, de mucho y delicado aceyte.
Cana, Yarey Otras Palmas hay, llamadas de Cana, de Yarey, de Guano,
y Guano. de cuya simiente pequeña se aprovechan algunas veces; pero de
sus hojas, palmas o pencas largas, de figura de abanico, se sa-
can muchas utilidades. De ellas enteras se cubren muchas uti-
lidades. De ellas enterás se cubren las casas y dura su cobija
(así se dice por allá), según el espesor que se le da, diez, doce
y veinte años. La de la caña es hermosísima a la vista. De los
dedos, o girones de estas pencas, se texen' sombreros, más es-
timables de unas que de otras. También se fabrican árganas,
o serones grandes, que es de lo que nos servimos para la con-
ducción de todos los frutos, mercaderías y cosas que han de
cargarse en cavalgaduras. Hácense tambi~n otros géneros de
cestos manuables, que allí se llaman Macutas, y en otras par-
tes de América, Abas, de los quales se sirven los criados para
llevar y traer quanto se necesita, como no sea cosa líquida. To-
das estas especies de Palmas y otras menos útiles son abundan-
tísimas en toda la Isla, con la diferencia que en unas prevale-
cen más que en otras, según las varias naturalezas del terreno.
Palmas. Pero la más abundante y que generalmente se entiende
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 57
CAPITULO VIII
de, se ,dice que Colón trajo de las Canarias la caña de azúcar en su segun-
do viaje: que las plantaciones producían poco fruto en 1511: que en 1517
se recibió. dedicada al Cardenal Cisneros, una muestra de azúcar produ-
cido en la Española, y que "pronto se instalaron ingenios o molinos, de
fuerza hidráulica unos, y de tiro animal ótros, que. protegidos por la ad-
ministración se multiplicaron", y que de Santo Domingo pasó el cultivo a
Cuba, etc. Tocante a la protección de los ingenios, el dato informativo
de la época lo ofrece el licenciado Rodrigo de Figueroa en carta al Em-
perador de 6 de julio de 1520. "Las granjerías de los ingenios de acá y ca-
ñafístolos se multiplica~ cada día mucho: está puesto por obra de se ha-
cer cuarenta ingenios m,ís, y los más por obli~aciones, porque se les han da-
do indios, y a otros han prestado dineros de V. M. por tiempo de dos años.
V. M. debía enviar a mandar al Tesorero Pasamonte que sea liberaJ en
dar lo que se manda emprestar, que esto es lo que ha de resucitar esta Is-
la...... AGI, Patronato 174, No. 19. Y por lo que toca a la parte administra-
tiva de tal protección, por la import:mcia de la historia del cultivo de la
caña en Santo Domingo, se anotan las fechas de las obligaciones, los obli·
gados y dinero recibido por vía de préstamo de Real Hacienda, en virtud
de R. C. de 21 de agosto de 1521, "por la qual manda (el Emperador) que
de su Real Hazienda se den y presten a los vezmos y moradores desta isla
que tengan aparejo para hazer ingenios para socorro e ayuda de fazellos,
quatro mill e quinientos pesos de oro, tomando dellos syguridad que en
cierto tiempo lo volverán y pagarán a S. M......: 1 de diciembre de 1521, a
Hemando Gorjón 400 pesos de oro; .13 de diciembre de 1521, a Diego Ca-
ballero, 400 pesos de oro; 29 de abril de 1522, a Gonzalo de Guzmán. 400
pesos de oro; 27 de enero de 1523, al licenciado Antonio Serrano, 400 pe-
sos de oro; 3 de febrero de 1523, a Pedro de Valenzuela, 400 pesos de oro;
24 de abril de 1523, a remando de Carvajal, alcalde mayor de Santo Do-
mingo, 400 pesos de oro; 8 de junio de 1523, a Diego Franco, 200 pesos
de oro; 25 de abril de 1525, a Francisco Tostado, 400 pesos de oro. AGI,
Contratación 1050.
La protección a los ingenios se extendió a más, porque por R. C. de
Toledo, de 15 de enero de 1829, y por otra de Palencia, de 28 de septiem-
bre de 1530, y por otra de Valladolid, de 30 de marzo de 1557, se mandó
que los dueños de ingenios no fuesen ejecutados por sus deudas en nada
tocante o dependiente de los ingenios, tales como los mismos in~enios,
aperos de fál:¡rica y de labranzas, indios, azúcar, etc. .Y por ~umer?sas. pro·
rrogaciones temporales, durante muchas decenas de anos los mgemos mtro-
ducían en la Isla todo herraje y utensilio propio de la industria sin pa-,
gar ningunos derechos, desde 1540, a petición original de Diego Caballe-
ro, Procurador a Corte. (FCU).
60 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE
El Añil es una planta o arbusto que sube como unos qua- Añil o dig6.
tro o cinco pies sobre dos o tres bástagos, de que nacen otros
muchos casi orizontalmente adornados de una hojita semejaQ-
te a la de la Gabuba en tamaño y figura; pero de un verde cla-
ro muy vistoso, en que se distingue de otro arbusto, llamade'
Brusca, semejante en todo menos en el verde, que es más obs
curo. De las ojas de aquella planta, beneficiadas en pilas, don-
de se dexan corromper y se baten hasta hacer una masa, se
saca aquella pasta tan estimable para los Tintes a que damos
el nombre de Añil y los Franceses el de Indigo. A los principios
del descubrimiento se cultivó muy poco, y quando nos dimos
más a este ramo fué a los fines del siglo 16, en que se hicieron
considerables remesas a la Matriz (74). .Siguióse la despobla-
ción y decadencia y en el día sacan de ella muchos tesoros los
Franceses, quando a nosotros nos sirve de estorbo por su mu-
cha abundancia y profundas raíces, para emplearnos en otras
siembras.
El Tabaco es tan natural que nace por sí en todas partes Tabaco.
y alrededor de las mismas casas. Su hoja es más frondosa que
en ninguna parte de la América. Su calidad generalmente bue-
na en todos los sitios y en muchos tan superior como el de la
Isla de Cuba o Habana, de que se han hecho pruebas última-
mente en las ,Fábricas de Sevilla y se ha preferido para los Ci-
garros al de la misma Habana (75). Para el Son o Rapé es el
uno muy malo que es tener unas ahumadas que llamaban tabaco, lo qual
hazian con el humo de cierta yerva de qualidad del veleño, aunque no
de aquella hechura y forma. Esta yerva es como quatro o cinco palmos de
alto, con unas ojas anchas, gruesas, blondas y vellosas. Los caciques y hom-
bres principales tenían unos palillos huecos del largo de un xeme, poco
más o menos, y como un dedo o menos de grueso, y estos cañutos tenían
dos cañones que respondían a uno, todo en una pieca, y los dos ponían
en las ventanas de las narizes, y el otro en el humo y yerva que ardía, y
así tomaban aquel humo una, o dos, o más vezes hasta que quedaban sin
sentido grande espacio, tendidos en tierra, beodos o adormidos de. grave
e pesado sueño, y a estos palillos con que tomaban este humo llamaban
tabaco y no a la yerva e sueño que les causaba, y esta yerva preciaban
mucho y la criaban para este efecto, y no solamente tenían por sano ha-
zer esto, pero por muy santa cosa. Algunos españoles tocados de la buba,
estando afligidos con dolores, tomaban este zahumerio, porque dezian que
estando así trasportados, aquel tiempo no sentían los dolores de la enfer-
medad: después lo han usado algunos negros quando cesan del trabajo y
dizen hazerlo para descansar". AGI, Patronato 18, ramo 13. Durante la
trata del contrabando que dió ocasión a la orden de la despoblación de
los pueblos de la banda del Norte de esta Isla, el cultivo del tabaco fué
muy fomentado para su trueque con los corsarios extranjeros, y fueron
muchos los conucos y estancias que hubo en el Cibao. (V. Relaciones his-
tóricas de Santo Domingo, vol. 11, pp. 166, 168, 181, 434); Y para obviar
tantas infracciones, por C. R. de San Lorenzo, 26 de agosto de 1606, dió-
se orden a los Gobernadores de Santo Domingo, Cuba, Margarita, Puerto
\Rico, Cumaná y Nueva Andalucía, para que prohibiesen el cultivo por
diez años. (Está publicada esta Cédula en Disposiciones complementarias
de las Leyes de Indias, Madrid, 1930, tomo 111, p. 323, con el núm. 836).
El Cabildo Catedral salió en defensa del cultivo por defensa propia,
y en un memorial al Rey de 17 de mayo de 1608. (AGI, Santo Domingo
94), expuso sus motivos, que el apoderado suyo en la Corte glosó en esta
representación al Consejo de Indias:
"Muy poderoso Señor:
El Deán y Cabildo de la Metropolitana de la Ciudad de Santo Domin-
go de la Isla Española dice: Que por otras peticiones ha significadd el
daño, pérdida y menoscabo que se sigue a vuestra Real HaCienda como
a la de los particulares de la dicha provincia y rentas de aquella Iglesia en
ejecutar la Real Cédula en que V. M. prohibe el trato y sementera del
tabaco que se siembra y coge en aquella provincia, por ser, como es, la
más pobre de todas las Indias, y pender, como pende, la mayor parte del
sustento y conservación de los vecinos de ella el trato de dicho tabaco,
y ser, como es, el sustento principal de los esclavos que tienen para su
servicio en ella, a quien si el dicho tabaco les faltase, no sería posible ase-
gurarse de ellos en habiendo seguridad de algún alzamiento o motín, por
lo cual, y para el provecho que, como dicho es, resulta a la Real Hacienda
de V. M. y bien común de toda aquella tierra, y no tener ni seguirse del
dicho trato y sementera ningún inconveniente pues todo lo que se siem-
bra y coge se trae a estos Reinos, sin tener salida para ninguna parte, que
por ser flojo y de menos fuerza que lo de Tierrafirme y otras partes, naide
lo apetece ni lo busca, y para que a V. A. le conste ser todo así lo sobre-
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 65
les obligan a el más ínfimo, siendo tan alto el que ellos le dan
con la simple Fábrica del rapé. Si entre nosotros se hiciese es-
te o otro equivalente, hallarían su cuenta los Cosecheros, de-
xarían de llevarlo a los Estrangeros y perderían éstos mucho
(76) La feracidad de esta isla que mantuvo lozanos los pies de esta
planta. aunque en estado silvestre, por largos años después de la despo-
blación de la banda del Norte, hizo creer a cuantos el alltor interrogó
sobre ello. que el cacao era natural en la Isla. Pero no lo era. El licenciado
Rodrigo de Ribero, Visitador de la Española, al rey. carta sin fccha (en
la Isla en 1583): "Las personas que vienen a esta Isla y ven la disposición
de la tierra. tienen por cierto que se daría clavo y pimienta como en la
India Oriental. si lo trajesen verde y no pasado por lejía () seco, para que
presto en la tierra naciese, sería, dándose en esta Isla. gran bien para el
seguro de las cosas en adelante. y excusar tan grande navegación. Tam-
bién dicen se daría en esta Isla cacao. como se da en el Perú. en Potosí,
Un vecino de esta ciudad hace diligencia para traerlo, lo que asimismo
habría mucho gasto de ello en estas Islas circunvecinas v en Nueva Espa-
ña y en las comarcas de Tierrafirme. a donde no llega lo que hay en el
Perú." AGI. Santo Domingo 73. Muy extensamente escribió el cronista
Oviedo sobre la planta del cacao, y el racionero hubo de ver, pues tanto
cita a aquél, que el cacao no era de las islas, sino de Tierrafirme.
Para los tiempos de la despoblación de la banda del Norte, y lUllchos
años después. el fruto del cacao no ofrece ocasión para ser mencionado
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 69
esta pregunta (que es la 3"): "!ten, si es verdad que habrá trece años po-
co más o menos, que de un poco de genjibre verde que vino a esta ciudad
de la isla de Santomé en un navío de negros que vino a José Pedrálvarez,
que lo trujo Sebastíán Rodríguez, el dicho Rodrigo Peláez hubo como
tres onzas de él, e informándose cómo se sembraba, lo sembró en un arria-
te de su casa y, teniendo mucha cuenta y cuidado, haciendo muchas ex-
periencias en sembrallo, en que gastó mucho tiempo y cuidado, por per-
severar tanto tiempo, aunque muchas veces no se ac;ertaba y no se cogía
sino lo que se sembraba, vino a coger cantidad que lo pudo sembrar en
el campo y dar a otros que lo sembrasen, por lo cual, entre el dicho Ro-
drigo Peláez y otros vecinos, labradores del dicho genjibre en el año pa-
sado de mil y quinientos y setenta y seis se sembró más de tres mil arro-
bas, de las cuales se ha cogido este año de setenta y siete cantidad de seis
mil arrobas de genjibre seco y beneficiado, que en las naos que de próxi-
mo están de partida para España, y sólo el dicho Rodrigo Peláez envía en
ellas dos mil y quinientas arrobas, que valen en España a seis ducados,
poco más o menos, el arroba". AGI Santo Domingo 13. Era el intento de
dicho sujeto que se titulaba inventor del cultivo del genjibre en la Isla
que se le diese facultad para cargar navíos con genjibre fuera de ocasión
de flotas, y de cuya conveniencia o inconvenientes se pidió a la Audiencia
que informase, por R. C. de Badajoz 26 de mayo de 1.580. AGI, Santo
Domingo 899. ,
Tan preponderante fué de allí a poco este ramo que tocaron no po-
cos desórdenes que recayeron en daño de los esclavos por la improporción
del número de braceros con lo que se sembraba por cuenta de sus amos,
que hubo de aplicarse remedio por unas ordenanzas (no vistas) que dió
el Cabildo de la Ciudad: "E yo, dicho Baltasar López, escribano de Cáma-
ra susodicho, en cumplimiento de lo proveido por los Señores Presidente
y Oidores, doy fe que en el Cabildo que la Justicia y Regimiento de esta
dicha ciudad hicieron en veinte y un dias del mes de diciembre del año
pasado de mil y quinientos ochenta y seis hicieron y ordenaron cierta orde-
nanza, que en efecto mandaron no sembrase ningún labrador más can-
tidad de ochocientas arrobas de genjibre, en cierta forma y con ciertas
condiciones, la cual dicha ordenanza se suso referida fué confirmada por
los Señores Presidente y Oidore3 de est" Real Audiencia de S. M. y fué
apregonada por toda esta dicha ciudad: y por parte del dicho Rodrigo Pe-
láez fué suplicado, etc." AGI, Santo Domingo 80. Fué caso que Peláez pro-
bó tener los esclavos necesarios y convenientes para sembrar 1400 arrobas
y muchas más, y como no se satisfizo con aquella concesión, apeló al Con-
sejo de Indias, que le devolvió su asunto y que tornase a pedir en la
Audiencia para que ésta proveyese como conviniera. Después de 1638 ce-
san las citas documentales sobre el genjibre, como artículo de exportación.
(FCU).- Véanse diversas noticias de las numerosas plantaciones de gengi-
bre y de su exportación en Relaciones Históricas de Santo Domingo...., Vol.
n, p. 33, 45, 78, 83, 133, 166-168, 180, 181, 227, 374, 425-428, 437, 439, 441,
442. (ERD).
72 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE
(81) Véase Actos relativos al deslinde de los terrenos del hato Haiti de
Rojas y de los de la Sierra del AglUl, noviembre 1770, en Archivo Real de
Bayaguana, Libro No. 11, doc. 97, en A. G. de la N. (ERD).
CAPITULO IX
del qual dice que pesaba 3600 pesos de oro, fuera de otros de
estraña grandeza, aunque inferiores a la de aquél. En este sitio
continúan todavía muchos pobres en el parage que llaman
Santa Rosa, oro, cuyo quilate pasa de los 23 y Y2' En el
Contraste de esta Corte se preguntó el año de 64 de dónde era
el de unas hevillas que se llevaron a pesar y aseguraron que
jamás habían visto otro tan excelente (86). Algunos han pen-
sado que viene de criaderos superficiales; pero se engañan. Las
aguas traen al río estos granos, que se desprenden de la gran
Mina trabajada a los principios, cuyo socabón derrumbado se
vé todavía y se han sacado herr31mientas por el Presbítero Don
Jacobo Cienfuegos y otros que el año de 750 quisieron benefi-
ciarla; y por la muerte de aquel Eclesiástico, que se tenía por
inteligente, la abandonaron los demás.
(86) No se ha dado con la certeza de tal acaecido, pero en su lugar,
'! con mayor fuerza que la del simple enuncio del autor, se reproduce
aquí la siguiente certificación:
"Don José Garda Caballero, ensayador y marcador mayor de los Rei-
nos de Castilla. Certifico haber ensayado una porción pequeña de pepitas
de oro que se han lavado y recogido en el rio Yaque, en el paraje que lla-
man Santiago, en la Isla de Santo Domingo, el cual tiene de ley veinte y
dos quilates, un grano y un cuarto de grano. Asimismo, otra corta porción
de oro lavado en el paraje que llaman la Buenaventura, el cual tiene de
ley los mismos veinte y dos quilates, un grano y un· cuarto que el ante-
cedente: los cuales lavaderos, si son abundantes de este metal, siendo como
son de leyes tan subidas, prometen mucha riqueza, y no se duda que en
otros parajes de aquella Isla se descubran otras minas y lavaderos de la
misma calidad: y que si se descubriesen los criaderos originales de dicho
oro, sería una nueva riqueza, además de las que contie\len los Reinos del
Perú y Nueva España. Y no se puede dudar que si dicho oro lavado vi-
niera fundido en rieles o tejos, tuviera más ley por lo que el fuego pu-
rifica en la fundición.
Asimismo ensayé unos granos de cobre para saber si contenían alguna
porción de oro, o de plata, y al presente no se encuentra otra cosa que co-
bre puro. Pero en su género es muy fino y a propósito para labrar de él
cualesquiera obras de caldereros y otros instrumentos de martillo, sin que
contenga algunos medios minerales de azufre, arsénico, que lo pongan
frangible o quebradizo, como de ordinario sucede con otros cobres que
vienen de la Habana, (Santiago de) Cuba y otros parajes de las Indias que
necesitan de particular refinación.
He reconocido con particular cuidado la piedra minera], la cual al
presente no tiene más señal que el cardenillo, propia marca de las minas
de cobre, y se conoce ser piedra superficial y venteada del tiempo y que
sirve de caja a la mina en que estaba. Pero el quijo sobre que arma es
muy propio criadero de metales ricos, y que si se trabaja y profunda con
valor hasta ponerla en segunda y tercera humedad, no se duda será muy
abundante y de gran provecho, especialmente si la veta fuere caudalosa de
metales, esto es, si fuere ancha y de mucha saca de metales.
Esto es lo que siento, salvo etc. Madrid 26 de marzo de 1736.- (f)
José García Caballero". AGI, Santo Domingo 246. (FCU).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 75
todos los quales llevan Oro que baxa de aquellas alturas y has-
ta ahora no se han reconocido y sólo se han aprovechado de
las más visibles algunos Particulares ocultamente.
Plata. N i es sólo este metal .el que se da con abundancia en la
Isla; hállanse también muchas minas de Plata, una de las cua-
les, que se labró y fundió antiguamente, está un día de cami-
no de la Vega en el sitio de Gambacoá (92). Doce leguas de
Santiago a la parte del Norte, en el arroyo del Obispo y en el
llamado Piedras, como también en Puerto de Plata en el circui-
to de seis a ocho leguas, se encuentran muchas Minas del pro-
pio metal, que de orden de Roque Galindo, Alcalde Mayor de
Santiago (93), se ensayó y fundió a fines del siglo pasado. En la
parte del Poniente, en los sitios llamados Tanci) hay tanta abun-
(95) Este cerro de sal fué conocido desde muy antiguo, pero su explo-
tación no tuvo uso corriente, por las salinas de Puerto Hermoso. Cuando
en 1683 la Junta de Guerra del Consejo de Indias quiso poner en planta
la construcción de dos bergantines en Santo Domingo para la defensa de
sus costas, y que entretanto el navío Santa Rosa hiciese su estación de vi-
gilancia, por hacer el menor gasto posible a los vecinos de la Isla, se acep-
tó para acudir a aquellos gastos "lo que produjere el arbitrio propuesto
por la Ciudad de Santo Domingo de una sierra de sal de piedra que hay
en el Valle de Neiba, y lo que importaren las presas que se hicieren" a
corsarios, pero que para reconocel'SC la eficiencia de este arbitrio se le
ordenase al Presidente informase qué rendiría cada año aquella sierra de
sal. El rey admitió la propuesta el 17 de julio de 1685. AGI, Santo Do-
mingo 3. (FCU).
(90) Un siglo, nada menos, transcurrió desde que los scñores del Ca-
bildo secular de Santo Domingo escribieron al rey (18 de febrero de 1594),
porque las minas de plata iban mejorando, que enviase de la Nueva Es-
paña "ocho o diez indios que sean muy diestros en descubrir y conocer
las vetas de plata y labralla". (AGI, Santo Domingo 73), hasta que llegó
un experto en la materia, Juan Nieto Valcárcel, que fué indio en la elec·
ción del país donde quiso desarrollar sus actividades y nada de provecho
pudo hacer, salvo que escribió un informe de los yacimientos de minera-
les (copia del mismo hecha en 1744, y otra en 1810. AGI, Santo Domingo
961, 1045, de cuyo contenido se sirvió el Dr. Américo Lugo, Clío, No. 39,
p. 8 Y siguientes). Nieto Valcárcel escribió un memorial al Consejo de In-
dias para que se le diese licencia de ir a la Isla Española a beneficiar minas
de oro, plata, azogue, etc., y el 8 de enero de 1694 se remitió su escrito
al Oidor del Consejo don Juan de Pantoja, quien rindió informe favora-
ble el 16 del mismo mes: el 12 de mayo siguiente se le dió la licencia. AGI.
Santo Domingo 91, y. en consecuencia, se expidió la R. C. citada por Sán-
chez Valverde: "El Rey. Presidente y Jueces oficiales de la Casa de la
Contratación de Sevilla. Yo os mando que dejéis pasar a la Ciudad de
Santo Domingo de la Isla Española a don Juan Nieto Valcárcel sin pe-
dirle información, respecto de que va a reconocer y examinar los mine-
rales que hay en ella, que así es mi voluntad. Madrid a 13 de agosto de
1694. Yo el Rey. Por mandado del Rey nuestro Señor, don Antonio Ortiz
de Otálora". Habiendo llegado Nieto a Sevilla, pidió, con la exhibición
de esta R. C., sus despachos el 7 de junio de 1695, y los despachos se le
dieron el 28 del mismo mes y año. AGI. Contratación 5457. Y el 8 de ju-
lio siguiente se tomó razón de sus papeles, estando ya para pasarse al bar·
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 81
CAPITULO X
§ 1.
De los Quadrúpedos
(102) Para muestra se da aquí el art. IV del Tratado firmado por los
plenipotenciarios de los Jefes Gobernadores de una y otra parte de la Isla
don Ignacio Pérez Caro y don Gabriel de Bory, su fecha en Santo Domin-
go el 21 de julio de 1762:
"Cuarto.-Que debiendo procurarse las dos naciones la subsistencia ne-
cesaria para la defensa común, y faltando a los franceses el abasto de car-
nes que necesitan para el consumo de las tropas que hoy en día existen en
sus colonias, y las que esperan de Europa: los españoles les darán por ahora
y durante la guerra, y sin que pueda esto hacer obligación, ejemplar ni cos-
tumbre en adelante, ni para el tiempo de la paz, el número de ochocientas
reses vacunas de ganado macho al mes, y más si lo permitiere la fuerza de los
hatos, a saber, para la provisión o abasto del Guarico, o a Cabo Francés, mien-
86 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE
§ JI.
§. III.
De los Peces e
OG )
Besllgo.~. pequeños al Besugo, pero que crecen mucho más, serían capa-
ces de mantener una grande Población, como mantubieron los
millares de Indios antes del descubrimiento. Muchas de estas
especies suben a los ríos, donde se propagan y hacen más de-
licadas al paladar. Otras son propias de los ríos y no se encuen-
tran en el mar. En los arroyos y también en los mismos ríos
Dajados. se encuentran los que llaman Dajados" muy parecidos a las
Truchas. Truchas, y al gusto de muchos Europeos mejores que ellas. No
hay quebradilla, como sea de las que siempre conservan algu-
na agua, que no las tenga; como taombién las Guavinas y qua-
Guavinas. tro especies de Cancros, o ]aybas, otros Cangrejos de río, a di-
Caneros o ferencia de las muchas especies que se crían en tierra, otros
Jaybas. Camarones y otros Langostas, todos los quales son cubiertos
Cangrejos
de rio.
de una escama gruesa principal y muchas pequeñas en dife-
Camarones. rentes figuras, tamaños y colores, pero generalmente con una
Langostas. carne blanquísima y regaladísima.
No puedo omitir la particularidad que el año de ochenta
noté en una de estas especies que se cría en Bánica en un ria-
chuelo que entra en el gran río de Atibonico, por la parte del
Onceano, que tube entonces por rara; pero en Julio de este año
pasando por la parte del Norte, en el despoblado de Santiago,
hallé lo mismo en el hato de Vrabo (107), llamado así por un
arroyo inmediato, donde ví las mismas conchas o escamas, las
quales tienen de color de bermellón una cruz perfectísima so-
bre una peana, con dos especies de cirios y son más o menos
grandes estas cruces, según lo es el animal. Tengo una de más
de tres pulgadas sin la peana.
A este Reyno no aquátil debe añadirse el innumerable y
variado de conchas y testáceos animados, que en tanta copia
se encuentra por toda la Isla y sus Costas, de que hacen mu-
cho caso y uso todas las Naciones de Europa que pasan allá.
Tortugas. No es menor el número de las Tortugas, testáceo casi redondo
en su figura, plano por la parte inferior y ovalado en la supe-
rior, que crece hasta seis y siete pies. Su carne, así fresca como
salada, es sana y de buen gusto. Engruesa mucho y su multi-
plicación es prodigiosa, porque este animal, que es anfibio, sale
a desovar a las Playas, donde caba la arena hasta hacer un
hoyo en que depone de 300 a 400 huevos, poco menos que los
de Gallina, los quales vuelve a cubrir con la propia arena. Esta
diligencia hace dos veces en el año y en cada una sale también
dos noches, dexando pasar una por medio; de suerte que lle-
gan y pasan de mil los huevos que pone durante el año. Enton-
ces es que los Pescadores se ponen en vela a acecharlas; las cor-
tan el paso al agua y las tornan, conque quedan inmobles. En
esta operación se engañó Don Antonio Ulloa (lOS), creyendo
que dentro de la misma agua las cogían y volvían los Pescado-
res: sin reparar ni en la dificultad de que un hombre coja un
pez en el agua, ni en la de que en aquel fluído se le inutilice
la acción por el trastorno, quedándoles sus largos y gruesos ale-
tones en aptitud de bartirlos y manejarse. De esta misma espe-
cie, con alguna diferencia, es el Carey, de que se saca la con· Carey.
cha tan apreciable de este nombre.
Nuestros Pescadores, aunque desperdician mucha, sacan
algunos millares de libras que se llevan a las Colonias Estran-
geras por la estimación de tres pesos y a veces más que tiene en
ellas cada libra. Este objeto, al parecer despreciable, merecía
la atención del Gobierno, si se considerase bien: así para im-
pedir a los Pescadores el abuso de desenterrar los huevos, en
que hay poquísimo provecho y crecidísimo atraso; como en ha-
cer que, quando llegan de sus pescas, manifestasen esta Con-
cha, sin exigirles derechos y diesen cuenta de los Compradores
al tiempo de su venta para que se averiguase el destino y se
enderezase su giro, de suerte que no comprásemos después de
mano de los Estrangeros, sino de la misma Nación, las precio-
sas caxas y muebles que se labran de esta materia. Igualmente
debía prohibírseles la pesca de las pequeñas, que no pueden dar
utilidad y que quando vienen en las redes con otros peces, las
diesen libertad.
De la misma clase, esto es, de los Testáceos, son las Hyco-
(108) D. Antonio de Dlloa, Not. Amero Entren. 9 p. p. 17l Y 172. (A).
Se refiere a la obra de Antonio de DUoa, Noticias americanas. Entreteni-
miento físico-históricos sobre la América Meridional y la Septentrional
Oriental. Comparación general de los territorios, climas y producciones en
las tres especies: Vegetales, Animales y Minerales. con relación particular de
las petrificaciones de cuerpos marinos, de los indios naturales de aquellos pai-
ses, sus costumbres y usos; de las antigüedades. Discurso sobre la lengua yw-
bre el modo en que pasaron los primeros pobladores. Imp. de Francisco
M. de Mena, Madrid, 1772, 407 p. (ERD).
92 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE
teas, que juzga Oviedo ser voz Hay tina, sinónima con la Tor-
tuga, pero se engaña. Son las Hycoteas, Testáceos y Anfibios
como la Tortuga y el Carey; pero muy diferentes en tamaño,
color, extremidades de las patas, las quales terminan en uña,s
semejantes a las del Gato en la Hycotea, de que carecen la Tor-
tuga y el Carey en sus aletones. Tampoco la Hycotea tiene, co-
mo estas dos especies, su asiento en el mar, ni en la agua salada,
sino en las lagunas y ríos de agua dulce. La de mayor corpu-
lencia <;rece hasta media vara poco más en su concha superior
y una tercia en la inferior. Nótase en este Anfibio la singulari-
dad de no crecer el macho a proporción de la hembra. Es mu-
cho !más pequeño, tiene muy manchada la Concha, que arras-
tra de unos tiznes color de sangre, sus patas están guarnecidas
de uñas !pucho más largas que las de la hembra. La carne de
éstas es de los manjares más deliciosos con que puede regalarse
el paladar. La del macho, fuera de no ser de igual gusto, es te-
mible, como la de la Iguana y el Manatí, para aquellos que ado-
lecen del mal vergonzoso, porque le hace brotar. Toda la Isla
abunda de estos Testáceos y otros de diferente figura, pertene-
cientes al género de los Cancros, de buen gusto y sano nutri-
mento, quales son la Langosta (no la perniciosa de Europa.. que
hasta aora no ha pasado allá) Anfibio cubierto de varias Con-
chas, largo hasta un pie, del grosor como de ocho pulgadas en
la parte de arriba, que disminuye poco a poco hasta la cola;
de largas patas en tres articulaciones, compuestas de otros
tantos cilindros de hueso cubiertos de un pelo corto y
recio, cuya carne es muy blanca y delicada: los Cama-
rones muy semejantes en la figura y carne, aunque más chi-
cos y matizados de encarnado, las Jaybas y otros muchos, que
sería largo referir y se crían en todos los ríos y arroyos. Si el
Filósofo Paw para sus inquisiciones Americanas hubiese toma-
do estas y semejantes noticias, propias para el desempeño de
su Obra, se hubiera convencido sin duda por la copia que ha-
llamos de estos anfibios y encontramos en la Isla de Hay ti y de-
más partes de las Indias, que la naturaleza había dado allí a
sus hijos suficiente alimento en sus producciones espontáneas
de frutos, raíces, aves, peces y anfibios, sin que fuese necesario
obligarla a ello, hiriéndola con el arado o regándola con el su-
dor. Principalmente quando la población de aquella Isla, aun-
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 93
CAPITULO XI
corriente para que los Vecinos enviasen sus Esclavos por agua
a la fuente de la Despoblada, libres de toda contribución (114).
Como este era un afán tan penoso, se dieron a hacer Algibes
en sus casas y a beber de ellos, práctica que se ha continuado
Mina de Pla- En la misma dichosa época de los principios del Siglo XVI
ta cerca de se encontró en las inmediaciones de la Capital de Santo Do-
la Capital. mingo una Mina riquísima de Plata. Informado el Emperador
-Trabájase, V
de este feliz hallazgo, concedió a aquella Metrópoli del Nuevo
·concede el
Emperador Mundo el derecho de batir moneda del mismo precio y valor
el derecho de intrínseco que la de España. (121). Desde entonces se fabricaban
batir mo- en diferentes Puertos Carabelas y toda especie de buques del
nedas. mayor número de toneladas que se acostumbraban, tanto pa-
ra el trato como para la guerra (122). En la contestación que tu-
bieron Sevilla y Cádiz, sobre a qual de los dos Puertos debía
solar, que hasta hace pocos afios había frente a la capilla de Altagracia, poco
más abajo, en la calle Mercedes, (hoy No. 27), arrastrada con las aguas
que se destilaban entre la tierra que lentamente se desplazaba en tiempo de
lluvias por la parte inferior del seto que cerraba una de las viejas puertas
del derruido edificio. (FCU).
(122) Sobre construcción de navíos con maderas del país hay numero-
sas noticias. Los oficiales reales decían al Rey Católico el 6 de octubre de
1515 que hasta entonces no habían hallado pinos para hacer los bergantines,
pero "de otra madera tan buena, que se disce caoba, an fecho al presente
fascer dos bergantines para la armada que mandaron fascer para la Trini-
dad: e que desta manera podrían facer los más que fueren menester".
El 1 de abril de 1556 diéronse 260 pesos a Francisco Hernández, "maes-
tre de hazer navios, por un bergantin que hizo para que ande con el ar-
mada que se espera para esta Isla".
El 4 de agosto de 1606 don Antonio Osorio ordenó la fábrica de dos pi-
nazas para la defensa de la Isla.
En 1612 se estaba construyendo en la ribera del Ozama una nao grande.
El 20 de mayo de 1620 se despachó una Real Cédula por la que se fa-
cultaba a Pedro Henríquez de Almeida y Fernando Bueno para hacer un
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 103
CAPITULO XII
CAPITULO XIII
Ido la Real Piedad, antes de mediar este siglo, queda todavía Aniquila-
~scasísima (139). ción de los
Los Derechos Reales se redugeron a nada: porque ni había Derechos
Reales: y
ramos de comercio de que cobrarlos, ni persona que se hallase crecidas su-
en estado de pagar contribución. En una palabra, la Real Ha· mas, que ha
erogado el
(139) Por la erección de la Iglesia Catedral de Santo Domingo las pre- Real Erario
bendas y beneficios que se crearon, fueron: las dignidades: deán, arcediano,
chantre, maestrescuela, tesorero y arcipreste; diez canónigos, seis raciones en- en Santo
teras y tres medias raciones. Se previno que, en tanto los diezmos no al- Domingo.
canzasen para satisfacer las congruas de estos 25 sujetos, quedase suspen-
dida la colación del arcedianato y tesorería, de cinco canongías y de tres ra-
ciones y las tres medias raciones, y que, en habiendo frutos de diezmos so-
brantes para el cumplimiento de las prebendas y beneficios suspendidos.
fuesen entrando sucesivamente por el orden de enunciación en el texto de
la erección. No llegó a haber más de dos arciprestes sucesivos. Por la mis-
ma erección se crearon los beneficios simples de seis acólitos y seis cape-
llanes (sacristán, organista, pertiguero, ecónomo, notario y perrero), to-
dos suspendidos igualmente por la misma causa, y tales oficios no tendrían
cabida sino cuando el número de dignidades, canongías, raciones y me-
dias raciones estuviesen en ejercicio, en razón de sus congruas efectivas.
Fueron entrando las dignidades y canongías, y cuando aÚn no estaba lleno
el cupo de las raciones, fueron suprimidas dos de éstas para meter, con
parte de los frutos a ellas correspondientes, alguna de las medias raciones;
el Emperador proveyó una media ración y el beneficia~ la <tejó por tener
la asignación cortísima de 35 pesos anuales, y por si enla~ había pre-
tendiente a ellas (peninsulares no las querían), se le ~viaron al obispo
Fuenmayor las provisiones en blanco, quien metió en eUas asua criados.
Después de Fuenmayor nunca más hubo medio-racionero en la Catedral.
Va1e, para suplir con uno incontables documentos, sobre la pobreza del
Cabildo eclesiástico por razón de los diezmos (y la del arzobispo, cuya con-
grua había fijado la erección) lo que el arzobispo don Alonso López de
Avila escribió a Felipe 11 el 7 de enero de 1582: "Porque sé que V. M. ha
sido informado que este Arzobispado vale mucho, envío esos testimonios
de lo que ha valido estos años pasados: entiéndese que irá valiendo me-
nos cada día porque los ingenios de azúcar y ganado se van disminuyendo
mucho. Yo vine cargado de deudas, que podré pagar· mal, pues aún para
sustentarme muy estrechamente no basta esta poca renta. Bien veo que
para lo poco que merezco, es mucho esto. Mas suplico a V. M. mande pro-
Veer esta merced, y por ventura hallará que de su Real mano podía espe-
rarse otra más crecida". AGI, Santo Domingo 93.- Para aliviar a los pre-
bendados de necesidades y a petición de ellos, los dos curatos de la Cate-
dral fueron incorporados en el Cabildo por R. C. de 15 de febrero de 1624.
AGI, Indiferente General 2862, lib. 1, f. 229: y en atención a los muchos
reclamos sucesivos del Cabildo, por R. C. de Madrid 14 de octubre de
1677, se fijó congrua fija a los prebendados, según la cuota proporcional
que en la misma se señala a cada prebendado, y se mandó a los Oficiales
reales que desde entonces y en adelante fuesen ellos los administradores
de diezmos, y que en la práctica se redujo a suplir de la Hacienda Real
lo que de los diezmos faltaba para el cumplimiento de la congrua respec-
tivamente señalada. AGI, Santo Domingo 136.- Se ha hallado la supre-
sión de una canongía, pero no en razón de pobreza de diezmos, sino para
dotar de congrua (a expensas de supresiones de canongías en algunas igle-
sias de América) a los oficiales de la Comisaría de la Inquisición de Car-
tagena de Indias, según R. C. de 14 de abril de 1633. AGI, Santo Domin-
go 95. (FCU).
114 ANTONIO SÁNGHEZ V ALVERDE
cienda no tenía más ingreso que las pocas resmas de Papel Se-
llado que podían consumir quatro vecinos pobres, y otras tan-
tas Bulas, a que animaban la Religión y la Piedad. Todo ello
no bastaba a cubrir los sueldos del Presidente y la Audiencia;
mucho menos para mantener Tropa, que no la hubo en todo el
siglo pasado hasta los fines de él, en que se enviaron tres o qua-
tro Compañías (140). Por consiguiente, para mantener un Pre-
sidente, un Tribunal Real, una Mitra, un Cabildo y hacer los
reparos públicos indispensables, fué menester que el Soberano
comenzase a enviar anualmente de México caudales suficientes,
y que una Isla que había sido y podía ser fuente de las riquezas
del Estado, viniese a servirle de gravamen.
La suma de estos Caudales creció con la llegada de aquellas
Compañías y se aumentó considerablemente a los principios de
este siglo con la formación de un Batallón arreglado (141). La
(140) Los primeros albores de guarnición militar, sin contar diversas
agrupaciones armadas para el servicio real, se retraen históricamente a los
días de don Antonio Osorio para los fines de la despoblación de la banda
del Norte (V. Relaciones Históricas ...., vol. II, p. 214, nota (13).- Por C.
R. de Granada 28 de agosto de 1610, quedó la Real Audiencia inhibida
para conocer de delitos de la gente de guerra, "y mando que por el tiem-
po que fuere mi voluntad y no proveyere y mandare otra cosa en contra-
rio,.! el mi Gobernador y Capitán General de la dicha Isla Española y Pre-
sidente de mi Audiencia de ella, como tal mi Capitán General, conozca y
determine todos los delitos, casos y causas que en cualquier manera to-
caren al alcaide, capitanes, sargentos mayores y los demás oficiales y gente
de guerra de aquella Isla que me sirve y me sirviere a sueldo, sin que la
dicha Audiencia ~e entremeta en cosa alguna de ello, ni en conocer de los
tales casos y causas por vía de apelación, ni en otra manera, etc." AGI,
Santo Domingo 901. Sucesivamente, por todo el siglo XVII fueron llegan-
do soldados para la guarnición de la Ciudad, y es notable la R. C. de fe-
brero de 1656, por la que la ciudad de Santo Domingo fué hecha Plaza de
Armas, en cuya virtud, y por otra de 17 de dicho mes y aii.o se enviaron
dos ingenieros, "para que sea más asistida y defendida y que desde ella
puedan ser socorridos todos los presidios de las Islas de Barlovento". AGI,
Santo Domingo 1085. (FCU).
CAPITULO XIV
que las de oro y mucho más preciosa que ellas para los Sobera-
nos. La Mina que quiero dar a entender es la del amor y fide-
lidad a los Católicos Monarcas, tan radicado en el corazón de
los pocos y pobrísimos habitantes de Santo Domingo, que todo
el empeño de las Potencias Estrangeras, tan envidiosas de nues-
tra gloria como ansiosas de nuestras riquezas, no pudo hacer
siquiera que vacilase, ni conseguir fijar con seguridad un pie
en parte alguna de la Isla, defendida por un puñado de Crio-
llos baxo de la conducta de Cabos o Gefes de su mismo País,
con sus lanzas y machetes (143).
Invasiones Mientras estubo pujante y poblada, quiero decir, en todo
de los su primer centenar, que aunque no correspondió a las esperan-
Ingleses. zas de su principio, conservaba todavía bastante número de
habitantes, así de los que habían pasado de España como de sus
descendientes y tal qual canti<!ad de Esclavos para su cultivo
y población, aunque la miraban con envidia las Naciones Es-
trangeras y procuraban participar de su Comercio por qualquie.
ra vía, no se atrevían a pensar en invadirla, ni aspiraban a par·
tir su terreno con España. Pero quando la vieron despoblada y
Madrid 27 de julio de 1683. dicha consignación quedó a cargo de las de
México, y. por la misma orden, de ellas se pagaron los atrasos de las de
Panamá. AGI, Santo Domingo 903.- Como todos vivian de prestado. ecle-
siásticos. ministros. soldados y particulares a cuenta de salarios y sueldos
del Situado. y las Cajas Reales de la Isla debían por esta razón de adelan-
tar socorros a unos y otros y lo pedían prestado a los vecinos y en este
plan todos. absolutamente todos, dependían de la llegada del Situado (que
solía retardarse mucho tiempo). en llegando a la bahía de Ocoa en salva-
mento y sabido en la ciudad, el júbilo era insólito. la gente se preparaba
para ver la entrada de recuas de mulos con las cajas de dinero. los chiqui-
llos y mozalbetes se adelantaban por el camino con palmas de coco y ra-
mos en las manos: la murga (si algún regocijado pagaba) recibía a los re-
ciénllegados animalitos con alegres aires, repicábanse las campanas de to-
das las il1;lesias y ermitas. Y. consecutivamente, entre bailes y otros alboro-
zos por todas partes, los acreedores por la suya ajustaban sus cuentas para
darse algún respiro en regalos, mientras que los tramposos ideaban planes
para gozar de la vida como si nada debiesen. La entrada de los mulos en
la ciudad se parecía fiesta general de la mayor importancia. incluidas las
mismas fiestas reales y aún sobre ellas, en cuanto a la satisfacción de los
vasallos de la Corona. (FCU).
(146) Don Ignacio Francisco Pérez Caro (dicho el joven) hijo de don
Juan (que lo fué del Capitán General don Ignacio Pérez Caro) y de doña
Ana Teresa Fernández de Oviedo: sus apellidos abreviados: Caro y Ovie-
do. Casó en Santo Domingo el 12 de Junio de 1720 con doña Ana María
Fernández de Oviedo y Castillo de Torrequemada, y fué sepultado en la
iglesia del convento de dominicos el II de noviembre de 1799, Brigadier
de los Reales Ejércitos. Su mujer, Ana María, 1711-1779, hija del abogado
don Gonzalo Fernández de Oviedo (1695-1734), y de doña Agueda del
Castillo Torrequemada (que lo fué de Juan del Castillo Torrequemada
y de doña María Bibiana de Carvajal), nieta del mencionado Damián del
Castillo Vaca, regidor y alguacil mayor del Santo Oficio, y de dofia Isabel
de Torrequemada y Melgosa: bisnieta del alcaide de la Fortaleza Damián
del Castillo y de doña Antonia Beltrán, que pasaron de Puerto a esta
Isla. (FCU).
118 ANTONIO SÁNCHEZ VAL'lERDE
(164) A nuestro juicio, esta palabra tolerancia es una de las más feli-
ces del autor, no por el valor del sentido o concepto del vocablo, sino
porque apenas hay escritor de historia dominicana que no incurra en el
error de considerar el Tratado de Riswick (1697) como particionero de
la Isla entre franceses y espaftoles. No hay en dicho tratado palabra que
toque a semejante materia, y todo, desde luego, lo que hubiese de hallarse
que dé luz para conocerse el verdadero estado de posesión de los france-
ses hasta el Tratado de Aranjuez, recuerda la tolerancia y nada más que la
tolerancia espaftola. Este asunto requiere, pues, dejarse claramente expli·
cado en esta nota.
Carlos II falleció elide noviembre de 1700; había declarado por he-
redero de! trono a Felipe, nieto de Luis XIV de Francia. Después de pocos
días, esto es, el 20 de noviembre, fué despachada una R. C. firmada por
un Consejo del Reino, por la que se daba una resolución de emergencia
a todos los incidentes con franceses en esta Isla, los cuales, después de la
paz firmada el 30 de septiembre de 1697, habían seguido sus acostumbra-
dos desmanes de ir ganándoles a los españoles más y más territorio. Y se-
gún e! parecer de la Junta de Guerra, que para este fin se había reunido,
y deliberado y propuesto, se le aprobó al Gobernador Manzaneda lo que
había ejecutado para contener a los franceses, y que así continuara "de
modo, que con el arte a que olJliga la necesidad, procuréis que en nin~ún
modo transciendan ni propasen los límites de sus poblaciones y que se
ciñan a lo que poseen, estando advertido de que todo lo que obréis en esta
materia. ha de ser ocultando que tenéis orden para ello ni para otra cosa
,que pueda mirar a consentir gocen como propio lo que sólo tienen como
usurpado, pues jamás se les ha confesado jurisdicción legítima en ningu-
nas capitulaciones de paces". AGI, Santo Domingo 1019.
Por R. C. de 25 de marzo de 1701, y en fuerza de la alianza de las
dos Coronas borbónicas, se ordenó al Gobernador de Santo Domingo: "y
así os mando dejéis entrar en los puertos de vuestro gobierno sin réplica
ni embarazo las referidas escuadras y convoyes de guerra que llevaren,
recibiendo a los cabos de ellas y demás bajeles, o cualquiera de ellos que
arribase a esos puertos, tratándolos con toda atención y buena correspon-
dencia y haciéndoles aquel buen pasaje y acogida que si fuesen navíos de
Espalia": debía asimismo permitir el paso por territorio español a toda
tropa francesa que se enviase para dar auxilio a los de Occidente si eran
atacados de los ingleses, y en cuanto a la defensa propia de la Ciudad, si
llegase el caso de hacer prevenciones de guerra y necesitase de ingenieros
franceses. los pidiera, y si para defender la Isla tenía necesidad de solda-
dos franceses, los admitiera como si fueran españoles, debiendo unos y
otros mantenerse siempre en la más cordial amistad. AGI. Escribanía de
Cámara 13B.
Al abrigo de estas y otras reales Cédulas de amistad con franceses. éstos
continuaron siempre ocupando territorios. vejando a los españoles, y excu-
sando aquellos gobernadores deshacer los avances ejecutados durante go-
biernos anteriores por decir que no tocaba a ellos entender de tales ne-
gocios, sino a los respectivos soberanos. y cuando llegaron a Madrid no-
ticias alarmantes de tanto progreso, a consulta del Consejo o Junta de
guerra, don Felipe V, en vez de conformarse o no conformarse lisamente
con el criterio de sus Consejeros, resolvió textualmente la Consulta de 19
de abril de 1715: "Quedo enterado y vengo en que se suspenda el nombra-
miento de Comisario hasta que vengan y se vean los autos que se esperan
y en que se den al nuevo Presidente nombrado para Santo Domingo las
128 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE
(1H5) Rayn. Hist. l'olit. & Phi!. tomo 5, li". 13, cap. :::2. (c-\)
CAPITULO KV
de las Indias' (169), que lo fué doce años de aquella Real Au-
diencia y la mayor parte de ellos le emplearon' en ·la Asesoría
general de Gobierno los Presidentes,· me asegura haber visto el,
Padrón con qlie acompañó ·la Audiencia un Informe de·la Isla,
que hizo de orden de S. M. en el año de 737, el qual no pasaba
de 6.000 almas e7~). En efecto, de los Pueblos' antiguos, o no
había vestigio alguno, o apenas contaqan de uno a quinientos (*)
centenares de almas. Tales eran el Cotuy, Vega y Santiago ácia el
Norte; A.zua, Bánica, Larez de GlIaba o Hincha por el Sur y
lo interior de la tierra al Oeste: Monte de Plata, Bayaguana e
Higüey al Este. Por esta misma parte se hallaban ya' los prin-
cipios de la Villa del Seybo, población nueva, (171) que comen-
(169) No puedo callar aquí en obsequio de la verdad, y de la justi.
Cia, que el Ministro .que aquí Cito y de quien se hizo menCión en el f:lp.
6. es el Señor Don Josef Antonio de la Cerda y Soto, cuyos singulares ser·
vicios, hechos en Santo Domingo, premió S. M. (que Dios guarde) con la
Plaza del Consejo que tan dignamente ocupa. Este Señor Ministro. tan
zeloso del Re1l1 ServiCio como lleno de humanidad, dexó en aquella Isla
una apreCiabilísima memoria por la dulzura con que la dirigió y por las
luces filosóficas que inspiraba a sus Gobernadores para el fomento ,de ella.
Todavía respira contínuamente este buen deseo. El supo penetrar el genio
de los Naturales e imponerse menudamente en el País; sus observaCiones
y notas, que me ha comunicado, me han servido mucho eh este trabajo.
(A). Por muerte del oidor .don Bernardo de Urrutia, fué nómbrado Oidor
de Santo l;>omingo, a consulta de 9 de octubre de 17·54, y su título lleva la
fecha de Buen Retiro 29 de octubre del mismo año; la licencia para ir a
su destino, el juramento de fidelidac;l, el despacho de su embarque y el
embarque, los días respectivamente, 2 de febrero, 2 y 5 de abril. y 5 de
junio de 1755. Pidió licenCia para restituirse a España, y fué sustituído
con don Ruperto Vicente de Luyando, cuyo título es de 6 de abril de
1.,766. Sánchez Valverde se había ganado la benevolenCia de este Conseje·
ro de Indias; escribió la presente obra, sujetando los conceptps y la forma
de expresióll al juiCio de este. señor para que correspondiese al intento
hi benevolenCia del Consejo de Indias en la causa que el A. tenía pen-
diente. y a él debió que su suerte final, aunque. no honrosa, escapara del
desastre. Cerda y Soto pudo ser atento y complaCiente sin menoscabo d~
su imparcialidad y probidad de Consejero de Indias. (FCU).
(170) La enunCiaCión del autor lleva consigo embebida una proporción
e aumento respecto de quince años atrás, porque en la parte narrativa
de una R. C. de 21 de mayo de 1723, se lee: "Y ahora, con cartas de 29
de junio de 1721 y 22 de febrero de 1722, habiendo acompañado la Au·
diencia, en consecuenCia de los Citados despachos, testimonio por donde
le verifica que los pueblos, villas y lugares de que se compone dicha Isla
son nueve: y que la gente de toda su poblaCión se. 'reduce de cuatro mil
quinientas personas a cinco mil, en que se· incluyen tres mil y Cincuenta
hombres de armas de gente miliciana, cuatrocientos veteranos y 'arreglados
de guarnición de aquella Plaza y el restante número de vecindarios, repar-
tidos en aquel territorio". AGI, Santo Domingo 284. (FCU).
(") Expresión descuidada del A.
(171) Este pasaje no anda acorde con lo cierto. Hay documento que
menciona la villa de Santa Cruz del Seibo existente en 1658, y en 1649
132 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE
(173) Las Capellanías son unas CapiJIas u Oratorios que el zelo de los
Ilustrísimos Señores Arzobispos, o la devoción de los Hacendados han do-
tado en aquellos parages más distantes de los Pueblos, en que más se ha
aumentado el número de los Vecinos. Estos son los que imponen fondos,
de cuyos réditos se mantiene un Capellán Sacerdote, así para la Misa, co-
mo para la administración de los den};Ís Sacramentos. (1\).
S. M. de que nos volvamos a nuestro pueblo, que se nos hará duro volver
a desbaratar nuestras casas y volver a trabajar de nuevo para volvernos a
nuestro pueblo". AGI, Santo Domingo 297; (FCU).
,
(175) La fundación de Montecristi fué muy laboriosa y dilatada. El
14 de enero de 1751 dió cuenta el Presidente de "habér mandado al capi-
tán don. Juan ,MoreH de Santa Cruz que pasase a la bahía de Manzanillo a
empezar la fundación de un pueblo que allí había proyectado el' ingenie-
ro don Fernando. Jerónimo de Pineda, desmantelando todo aquel terreno
con los negros minas que en Santo Domingo los llaman del Rey": Para el
26 de ·abril había sido admitida la renuncia de Morell de Santa Cruz, y ~
dió ord~n a don Miguel Súnchez para transitar al Mallzanillo y concluir el
desmontel:omenzado, construir iglesia, bohíos, etc. Sánchez murió en su ocu-
pación en agosto sig-uiente: se quitaron los negros y enviáronse ~amilias
canarias: encomendóse la continuación de los trabajos al capitán don Gas-
par de Leoz y Echalaz. La orden para comenzarse esta', fundación es de 3
de ag-osto de 1750, dada por el Presidente Rubio al alcalde mayor de San-
tiago don Ferrtando Martínez I'ison, quien en breve se desentendió por haber
sido trasladado. a Guatemala. AGI, Contaduría 1069A, Indiferen~e General
156. Este, pueblo tenía '.en 1783 diez calles nombradas: Santa Bárbara, Pere-.
grino, Triana, Sol, Retiro, Castillo, Fragosa, San Francisco, Nueva y Buena-
vista, con Jin total de J4!i casas con 165 familias, que sumaban 1.298 per-
sonas, sin otras 63 familias con 344 personas, que habitaban en el campo
de su distrito. AGI, Santo Domingo 988. (FCU),
(197) De esta práctica tuvo origen. una de las pestes más terribles, que
Toussaint Louverture destruyó con escariniento espantoso. Españoles y fran-
ceses, blancos y de color, conocidos con el genérico nombre de "briganes",
se introducian en el territorio respectivamente vecino y vendían las 'piezas
de negros y negras, adultos o párvulos que robaban en el propio territorio:
ni los blancos estaban seguros, porque habían de pagar el secuestro de sus
personas con dineros, o r.eses, o esclavos.. Cuando ya los negros de ~ciden
te estaban declarados libres, blancos de Santiago de los Caballeros roba-
ron negros,franceses y los vendieron, de que hubo una protesta ~rancesa de
tanta cuantía, como que, por punición y represalia, fué impuesta al Go-
bernador don Joaquín Garcia la entrega de los pueblos de la parte espa-
ñola, y, aunque la orden se suspendió, Toussaint, principal instigador de
aq.uella punición, juró imponerla por sí mismo, y lo ejecutó. (FCU).
144 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE
especies. Con esto sólo fueron inmensas las sumas que por aque-
lla Población corrían a lo demás de la Isla) donde se hizo la
Portuguesa (199) la moneda más común. Por este conducto en-
traron también muchos Negros y se establecieron forasteros que
se ligaron con el matrimonio allí y en las Poblaciones inmedia-
tas. Baxo del proprio Gobierno se volvió a poblar Puerto de
Plata (*) y se hizo la Ciudad de Samaná y el Lugar de Sabana de
la Mar.
En los años que gobernó el Excelentísimo Señor Don. Ma-
nuel de Azdor se declaró la guerra a los Ingleses) de que resul-
taron las utilidades y ventajas que hemos dicho y se fundaron las
Poblaciones de San Rafael) San Miguel y las Cahovas. Visitó per-
sonalmente la Isla) e hizo una invasión contra los Negros fugi-
tivos acantonados en las montañas de Baoruco) que contubo los
perjuicios que causaban en las inmediaciones y amedrentó los
Esclavos que se acostumbraban a buscar aquel asilo con perjui-
cio de los Hacendados. El Excelentísimo Señor Don José Solano
trabajó mucho en fomentar la Agricultura, establecer un Co-
mercio regular, arreglar los abastos de las Colonias Fmncesas)
contener la extracción excesiva y perjudicial de los ganados, re-
frenar el contravando y, sobre todo, consiguió la permisión ven-
tajosísima para el fomento de la Isla de que en cambio de los
ganados y bestias que se llevaban legítimamente a los Fmnceses)
pudiesen los dueños traer Negros) con lo qual animó la Agricul-
tura para cuyo beneficio formó también una Sociedad de Ha-
cendados (200).
(wn) Portuguesa, es una pieza del oro bellísimo de los Portugueses, con
el Cl1Iío de esta Nadón, cuyo peso y valor intrínseco excede algo de ocho
duros. (A)
(*) Error. Puerto de Plata fué nuevamente fundado en 1756, durante
el gobierno de Castro y Mazo. (FCU).
(200) Con carta del 18 de enero de 1767, el Gobernador Azlor envió
a la Corte una Representadón del Ayuntamiento de Santo Domingo ex-
poniendo "la suma fertilidad de su terreno para la producción de azú-
car, cacao, café. añil, :llgodón y otros frutos. evidendándolo ron los abun-
dantes que cogían los franceses' en la menor y menos feraz parte que ocu,
pan en este territorio, proponiendo para su fomento" entre otros arbitrios
la introducción de 1500 negros por cuenta de la Real Hacienda para que
se vendiesen a los hacendados. El Rey resolvió, el 22 de marzo de 1768,
que se expidiesen las respectivas Cédulas. tal como se hizo el 29 de octubre
de 1769. mandando al Gobernador de Santo Domingo crease una Junta
.para que formase un Plan para el fomento agrícola de Santo Domingl>.
(Esta Junta debe de ser la misma Sociedad de Hacendados que menciona
146 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE
CAPITULO XVI
Azua 3 mil. últimos días (pues aún no está concluída la disputa de su te·
San Juan rritorio), se siguen por la parte del Sur o Mediodía de nuestra
4 mil qui- Isla ácia el Poniente, las Villas de Azua, de más de tres mil per-
nientos
sonas, San Juan de quatro mil y quinientas, Neyba, en la Costa,
Neyba 1 mil
quinientos
de mil y quinientas, Bánica, con su Ayuda de Parroquia de las
Bánica, y Cahobas y las Capellanías o Hermitas de Pedro Corto y Farfán,
adyacentesde siete mil, e Hincha, con sus Anexos de San Rafael, San ¡\!liguel,
7 mil. Poblaciones nuevas y los Oratorios, de más de doce mil almas.
Hincha y Por la parte del Oriente tiene Santo Domingo al Norte el
Anexo~
12 mil
Pueblo de Monte de Plata, fundado de las familias que salieron
Monte de de Puerto de Plata y Monte Christi, como hemos dicho (l08),
Plata 600. en que habrá seiscientas almas; y el infeliz Lugarejo de Boyá
Boya 25. a que se retiró el Cazique Don Enrique con el resto de los In-
dios que le siguieron en la sublevación, después que fué per-
donado por nuestro Rey y Emperador Carlos V (209). De estos
Pobladores no quedó rastro alguno, ni habría tampoco vesti-
gios del Lugar si no fuera por la devota Imagen de Nuestra
Señora con título de Aguas Santas, que tiene allí una linda
Iglesia de piedra y bóveda con Capellán, a costa todo de una
Congregación de Vecinos de la Capital. Con este motivo han
procurado conducirse a aquella parte, después de la extinción
de los Indígenas, algunos otros pobres que han venido de la
Tierra-firme con diferentes motivos, que también se han acaba-
do, dexando sólo unos veinte y cinco o treinta Mestizos que
gozan los fueros y privi~egios de Indios.
Cerca de ésta está Bayaguana, fundación también de los
Bayaguana retirados de Bayajá y la Yaguana, que hoy ocupan los France-
1 mil. ses. Bayaguana tiene en el día más de mil habitantes en su dis-
suma de trescientos setenta pesos fuertes. Don Manuel Franco de Medina.
a la sazón cura de almas de la parroquia y vicario foráneo, representó a los
condueños. y el general Pablo Romero, a los vecinos. Don Tomás del Mon-
te y Heredia, regidor del Ayuntamiento de Santiago de los Caballeros, ac-
tuó como perito; don Antonio Bernal, como agrimensor. y don Antonio
Sosa. como escribano. Existe también la tradición. aunque menos socorri-
da, de que la rica familia de Bartolomé Castillo regaló el terreno donde
está situada la población de Baní, para poner así término a las disputas
de los vecinos, pues cada cual pretendía que la naciente ciudad se fundara
en sus dominios". (ERD).
(208) Monte Plata fué fundado el 27 de abril de 1605. V. Relacione6
Históricas de Santo Domingo...., p. 118. (ERD).
(209) Sobre la fundación de Boyá véase Enriquillo y Boyá. por Fr. Ci-
priano de Utrera. Ciudad TrujilIo, 1946.
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 151
CAPITULO XVII
cunferencia, y estando tan distante del mar, que por la parte más corta
le queda a siete leguas, entre las cuales hay elevadas montañas, se observa
que sus aguas son del peso, color y amargura de las marinas, como tam-
bién sus peces: pues se cogen en ella los de mayor grandeza, a excepción
de la Ballena, de cuya clase es el Manatí, el Tiburón y la Cherna. Tiene el
mismo flujo y reflujo que la Costa. Lo más especial es que en su centro
se forma una Isla de dos leguas de longitud y una de latitud, la qual tie-
ne fuente de agua dulce y está muy poblada de ganado Cabrío. (A).
156 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE
CAPITULO XVIII
FRUTOS
Cantidades
de los frutos
I Sus precios
corrientes en
Su vslor total
en pesos
la Colonia fuertes
CAPITULO XIX
CAPITULO XX
(235) El caso denunciado por Sánchez Valverde -el alquiler de los es-
clavos en beneficio de sus dueños-, que tan~os escándalos producía, fué
objeto de reglamentación: la Ordenanza sob,"e negros y negras ganadores, dic-
tada por el Cabildo de Santo Domingo en 1786. Véase en Boletin del Ar-
chivo General de la Nación, C. T .. 1946. No. 46, p. 164. (ERD).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 171
CAPITULO XXI
CAPITULO XXII
rios, es que nuestros Esclavos aplicados y que no son dados a vicios, juntan
en pocos años doscientos y cinqüenta o trescientos duros con que libertarse,
o libertar a sus mugeres, que es lo que suelen hacer primero para que sus
hijos nazcan libres. Muchos de ellos dilatan la libertad de su propia cabeza
y se ocupan en solicitar la de sus hijos, por no perder las proporciones que
les da la misma esclavitud de ganar dinero. ¿Quándo se vé un Jornalero de
Europa en situación de tener siquiera dos mil reales, mantenida con esca-
sez y desabrigo su familia?
Por lo que mira al castigo, cuya voz sola horroriza al vulgo de la Eu-
ropa, es menester entender que estos castigos los hace el Amo sobre su pro-
pio caudal y no son los hombres tan locos que echen los pesos fuertes al mar,
o los pongan donde no vuelvan a encontrarlos. Quando el dueño descarga
el golpe, le detienen el brazo las leyes, la humanidad y su interés. No lo
executa sino es quando el Esclavo ha faltado gravemente. Y pregunto, ¿todo
hombre que dexa de trabajar, pudiendo hacerlo, que quiere vagar de una
a otra parte, manteniéndose del robo, que hurta a su Capataz o a otro
Vecino, no debe ser castigado por la Justicia, si vive en una Sociedad zelosa
y arreglada? ¿No sufre muchos meses, o años de cárcel en la miseria? ¿No
lleva ciento o doscientos azotes por las calles? ¿No suele salir desterrado para
siempre o por largo tiempo? En fin, ¿no se le quita la vida? Pues un Es-
clavo que comete otro tanto, sale de toda su pena con cinqüenta o cien
azotes que le da el Amo en su casa, sin dexar de comer, de ver sus hijos,
ni de estar en compañía de su muger. El Amo es su Juez y Juez apasio-
nado. lA).
Véase Constancio Bernaldo de Quirós, Penalidad en el Código Ne-
gro de la Isla Española, en Boletín del Archivo General de la Nación, C. T.,
1942, No. 23. (ERD). Tendráse presente que ningunas disposiciones del
Código Negro o Carolino pueden derivarse a la práctica como hechos en el
tiempo en materia de esclavos, porque dicho Código nunca tuvo valor de ley
en vigencia, ni fué promulgado en esta Isla, sino que fué relegaJo al Ar-
chivo del Consejo de Indias como no conveniente, por contenerse en su tex-
to no más que puntos de vista que tocaban a solos los esclavos de la Isla,
y lo que se había pedido era un Código muy más sucinto y en todo contorme
con las providencias que generalmente debían ejecutarse en todos los do-
minios españoles. En lugar de dicho Código Negro emanó de la Corona la
Cédula Real de 31 de mayo de 1789, y ésta sí fué promulgada en Santo Do·
mingo, y se halla en copia de registro entre los papeles del Ayuntamiento
de BayaJ?:uana, hoy en el Archivo General de la Nación, papeles de Baya·
guana, libro 28. (FCU).
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPAÑOLA 175
(240) Quizás sea Sánchez Valverde el autor o inspirador del folleto Isla
de Santo Domingo. Auxilios que necesita dicha Isla, e instancia para la libre
introducción de negros y admisión de extranjeros católicos con ampliación
de estas concesiones a las Islas de Cuba y Puerto Rico, 1785. (ERD).
178 ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE
CAPITULO XXIII
CAPITULO XXIV
que no sean más de diez o doce. De aquí viene que los Propie-
tarios que crían estos animales, dividen las Bacadas en quatro
clases, que llaman Corraleras, f.lansas, Estmvagantes y Alzadas
o Alontaraces. Las Corraleras se reducen a un número cortísimo,
que ha podido hacerse con trabajo a pastar en las cercanías de
las casas y entrar sin dificultad en los Corrales, para sacar de
ellas el beneficio de sus leches. Mansas se llaman las que no van
muy lexos de la habitación, con tal qual agregación entre sí, a
que dan el nombre de Puntas y saliendo el Amo con sus Veci-
nos o Peones a caballo, corriendo de una parte a otra, puede
traer a los corrales quando le parece o pide la necesidad. En esta
obra se gastan algunos días, quando es menester juntar mucho
ganado, porque en cada punta, que se compondrá como de vein-
te a quarenta animales, se consume uno por lo menos.
Dícense Extravagantes las que se alexan demasiado y an-
dan más desagregadas; de suerte que, para tener algún provecho
de ellas, es menester que se junte mucha gente: que se suelten
muchos perros y que entre los unos y los otros vayan sacándolas
del monte y encaminando a un centro, en que las contiene la
multitud y la diligencia de los que andan a caballo. Armanse
éstos para su exercicio los unos de lanza larga y los otros de ja-
rretadera, que es otra vara igual a la de la lanza, en cuyo ex-
tremo se enhasta un instrumento, figura de semi-círculo, cortan-
te por su recta, que tiene poco menos de quarta. Sírvense unos
y otros de sus respectivos instrumentos en las correrías tras del
Toro o Baca que huye, o bien para matarles o bien para desja-
rretarle, si pierden la esperanza de reducirle al rodeo, nombre
que dan al centro en que se proponen agregarlas. Tras otras de
las que pretenden escapar, siguen sin hacer uso del hierro. Asen-
las de la cola a la carrera, suspenden sus quartos traseros y a
una buelta de mano dan con ellas en tierra (248). Paran el ca·
baIlo, desmontan en un instante y se echan sobre el animal an-
tes que haya podido levantarse. Tuercen su cervíz, cogiéndole
de los cuernos, cuyas puntas fijan quanto pueden en tierra, y
de este modo le dexan hocico arriba sin acción todo el tiempo
que necesitan. Esta laboriosa maniobra no se hace en los Ha-
tos, sino es quando el Amo debe sacar pesa (249), porque como
esta tercera clase de ganado extravagante, aunque se reduzca al
rodeo (que es juntarle en una sabana o pradería grande con lai
fatigas, que hemos dicho), no por eso puede conducirse a 10i
Corrales: es imposible al Proprietario aprovechar de ella, si no
es las que mata o las que a costa de la diligencia de tumbarlas,
como ellos dicen (que es la operación de dexarlas en tierra),
puede después mancornar o atar de dos en dos y ponerlas en
camino con el auxilio de los Cabestros.
La quarta especie de Montamces o Bmvías son aquéllas que
viven en lo más retirado de los montes y bosques, que apenas ven
un hombre a pie o a caballo, dan a huir y se internan de suer-
te que sólo puede detenerlas el ladrido y fuerza de los perros,
lidian con ellas y las entretienen mientras llega el Montero o
Cazador, con quien embiste el animal enfurecido, al qual espera
cuerpo a cuerpo con la lanza. Si falta ésta, toma el abrigo de
un árbol delgado, a cuyo pie le va divirtiendo y cansando hasta
que puede matarle con el machete. El provecho que saca de su
victoria es cortísimo y a costa de nuevas fatigas, como veremos
después.
En la crianza de los Cerdos es todavía más palpable el per-
juicio que viene a los Amos por la estensión de los terrenos.
Aunque esta especie de animales se congrega más que la otra y va
regularmente en piaras, como en aquella Isla andan las piaras
sin Porquero que las custodie y conduzca, tienen la libertad de
encaminarse por donde quieren y penetrar quanto se les anto-
ja, sin que quede muchas veces vestigio o huella del camino
que tomaron. El modo de criarles es, acostumbrar desde peque-
ñas, dos o tres hembras y un macho a la habitación, engolosi-
nándolas, como ellos dicen, ya con el Maíz, ya con la fruta de la
Palma, ya con el Plátano, mientras llegan a ser madres. Después
que paren, van y vienen con sus hijos, entran en su pozilga, y
se las va cebando como de antes. Multiplícanse y se procura ce-
rrarles de noche, dándoles quando vienen algo de aquellos ali-
mentos cuya contribución se les repite a la mañana y abre la
puerta. Escapan luego a los bosques en busca de las frutas, rai-
ces, insectos y animalejos que puedan encontrar y tornan al ano-
(249) De ahí nació la frase "alzar de atrás". Alzar de atrás a lIna perso-
na significa tenerla fastídiada. (ERD).
190 ANTONIO SÁNCHEZ V ALVERDE
CAPITULO XXV
CAPITULO XXVI
CAPITULO XXVII
CONCLUSION
llory, Gabriel de, gobern. francés: 85. Colón, Bartolomé, adelantado: 16, 22.
Boussoumat, preboste: 23". [Bmé.] Diego: 95.
Boutin, Pedro, astrónomo: 26. Colón, Cristóbal, almirante: 16, 27, 59.
:Bracamonte, Gutirre de, capitán: 123. Columbert, escritor: 24".
'Brito, Agustín, armador: 121. Conde de Aranda, embajador: 210.
Bueno, Fernando, carpo de ribera: 102. Conde de Peñalba, gobernador: 12,
:Butet, escritor: 76. 117, 123.
Constanzo, Fernando, gobernador: 125.
Córdoba y Domenech, Lorenzo, inge-
C niero: 15.
Córdoba, Pedro Tomás de, escritor:
178.
Caballero, Diego, hacendado, procura-
Cortés, Hernán, conquistador: 45.
dor, secretario: 43, 59, 95.
Cronwell, Oliver, jefe de estado: 12,
Caballero Terreros, Juan, pbro.: 17".
117.
Cabrera, Angel, escritor: 86.
Cuadrado, fr. Francisco, mere. visi-
Calon de Filcour, cartógrafo: 26.
tador: 16", 17".
Camacho, Miguel, armador: 123.
Cueto, Juan, corsario: 143.
Campuzano Polanco, Juan José, corsa-
Chardon, Carlos E., escritor: 7, 30,
rio: 143.
50, 61, 73, 207.
Caraude, Ramón, escritor: 58.
Charite, Pedro, francés: 124, 125.
Carrizosa, Gaspar de, castellano: 13.
Charlevoix, escritor: 27-30, 38, 73, 75,
Carlos 11: 127.
76, 98, 99, 101, 104, 119, 121, 123,
Carlos 111: 115.
162, 163, 165.
Casas, fr. Bart. de las: 30, 32.
Chávez, Luis de, oidor: 22".
Castellanos, Rafael C., escritor: 134.
Chávez Osorio, Gabriel, gobernador:
Castillo, estirpe: 117. Barto1omé, ha-
20, 83.
cendado: 150. Damián, capitán: 117.
Choiseul, Vizconde Luis, comisiona-
Castro, Alvaro de, canónigo tesorero:
do: 209.
75.
Castro y Mazo, Alfonso de. goberna·
dor: 7, 65, 69, 111, 134.
D
Castro Palomino, José de, secretario:
22",26".
Cayacoa, indio: 14. Daniel, Lorenzo, corsario: 20, 142.
Cerda y Soto, José Antonio, ex-oidor: Dapper (Oliverio], escritor: 38.
35", 131. Dávila, PedraI'ias, conquistador; 62.
Cerisier, A. M. escritor: 27. Dávila Padilla, fr. Agustín, arzobis-
Cidia, Juan de, alcalde: 132. po: 18".
Cienfuegos, Jacobo, [maestro de capi- Daza, Juan, regidor: 148.
lla], explorador: 74. Deligne, Gastón F., poeta: 5".
Ciferri, R., escritor: 69. Demoulin, dibujante: 26.
Cipriano de Utrera, fray: 8", 39", 3, DepenevilIe, dibujante: 26.
12, 40, 48, 51, 68, 96, 99, 117, 138, Despradel Batista, Guido, escritor:
140, 150. 136.
Coca, Petronila de, hacendado: 43. Detauville, dibujante: 26.
Colomo, Juan José, gobernador: 144. bíaz, Miguel, explorador: 75, 101.
215
W
z
Wermore. A., escritor: 87.
Weuves. escritor: 126. 152. 158. 161, . Zayas Bazán. Ignacio. gobernador: 69.
165. 168, 176, 183. 184. 205. Zorrilla de San Martín. Pedro. gober-
nador: 84, 114. 144. 147, 193.
x Zuazo. [Alonso], oidor: 40. 77, 96. 98.
102. lOO. 108.
Ximenez [de Cisneros]. fr. :Francisco: Zúñiga. Domingo, constr. de barcos:
106. 103.
INDICE DE ,MATERIAS
P s
Palmas: 55 passim. Sabanalarga, ermita de: 135.
Pastores: (v. Montero~). Sabana de la Mar, fundación: 135, 268.
Pavo real: 155. Sabana Real, combate en: 123, 124.
Peces, especies de: 89. Sal, cerro de: 80.
Pedro Corto, ermita de: 136. Salitre: 46.
Peñón, ermita del: 136. Samaná, bahía: 14, 101 passim; pen-
Perros jíbaros o cimarrones: 84. ínsula: 120, 121; pueblo: 15; fun-
Pesa de la carne (estilo): 190. dación de: 135, 208.
Petit-Trou, puerto: 11. San Andrés, capilla de: 138; plazuela
Piedras de construcción: 79. de: 124.
Pinta, carabela la: 16. San Antón, ermita: 140.
Plantíos, según terrenos: 178 passim. San Carlos, pueblo, fundación: U9,
Plata, minas de: 78, 102. 151.
225
San Cristóbal, isla: Il9, 126; minas Tavira, ermita de: 137.
de: 75. Té: 72-
San José [de los Llanos]. ermita: 137. Terremotos y temblores de tierra: 46,
San José de las Matas, pueblo: 137. IlO, 140, 148.
San Lorenzo de los Minas, fundación: Testáceos, especies de: 92.
137. Tolerancia (ocupación y límites de
San Marcos, población: 46. ocupación francesa): 127, 128.
San Miguel, ermita: 99, 138, 140; pa- Toma, la: represa antigua: 44.
trono votivo: 99. Torrecilla, punta y fortín: 13.
San Miguel de la Atalaya, fundación: Tortuga, isla: H9, 120.
136. Trapiches: 181.
San Rafael de Angelina, factoría: 48; Tratado, de Aranjuez: 128; de Ris-
(v. Angelina). wick: 127, 128.
San Rafael de la Angostura, funda- Turcas, islas: 29.
ción: 136.
Santa Rosa, minas de: 74. v
Santo Cerro, convento del: l'l*.
Santo Domingo, ciudad: 95, 98; rui- Vaca, isla: 121, 129.
nas en: 132; reedificación de: 133; Valles varios: 30, 31, 1.54 t'assim; <le
puerto de: 103. Santiago: 30; de la Vega: 30.
Saona, isla: 20. Vara conuquera: 178.
Seibo, pueblo: 131, 151; iglesia de: Vega, fundación en la: 81; ciudad
140. amenazada: 120.
Seminario Conciliar: 18*. Villanueva de Yáquimo, 62.
Sermones de Sánchez Valverde: 19*. Villegas, hacienda: 43.
Silla episcopal (trono): 51.
Sillas episcopales (obispados): Il2.
x
Situado (presupuesto erogatorio): Il4,
Il5. Xaragua, territorio: 39.
Sociedad de Hacendados: 145.
Soco, rio: 13. y
Págs.
Liminar....................................................................................................................... 5·
Antonio Sánchez Valverde, por Fray Cipriano de Utrera.......................... 7·
IDEA DEL VALOR DE LA ISLA ESPA¡\¡OLA
Facsímil de la portada de la edición de 1785.................................................. 1
Prp.f~cio u...........................................
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Explicación de las bahías, ensenadas, puertos, calas y surgideros de la
Isla Espaliola :...................................................................... 9
Breve descripción de las islas, cayos y baxos que rodean La Española
por la parte de nuestras posesiones.............................................................. 19
Cap. I - Situación de la Isla de Santo Domingo.......................................... 25
Cap. II - De las serranías que cortan la Isla y sus llanuras y temple.... 30
Cap. III - De sus· costas, puertos y bahías.................................................... 39
Cap. IV - De los principales ríos que la fertilizan........................................ 42
Cap. V - Idea general de la Isla: Principios de su fertilidad, variedad
y rica abundancia de sus producciones........................................................ 48
Cap. VI - De las maderas Miles que produce la Isla.................................. 50
Cap. VII - De las palmas.................................................................................. .55
Cap. VIII - De los vegetables más preciosos.................................................. 58
Cap. IX - De las producciones minerales o fósiles........................................ 73
Cap. X - De sus producciones animales.......................................................... hZ
Cap. XI - Establecimiento, comercio y progresos que tubo la Isla baxo
de la dominación española en los principios del Descubrimiento........ 93
Cap. XII - Decadencia de la Isla y sus causas................................................ llJ4
Cap. XIII - Malas consequencias que trajo la despoblación........................ 110
Cap. XIV - Invasiones de las naciones estrangeras para establecerse en
la Isla animadas de su despoblación; valor de sus naturales en de-
fenderla.................................................................................................................. 115
228
Págs.
Cap. XV - Estado actual de la Isla y principio de su restablecimiento.... 130
Cap. XVI - Población actual de La Espatiola................................................ 146
Cap. XVII - División del suelo de la Isla entre nuestra colonia y la
francesa. Diferencia de Uno y otro................................................................ 152
Cap. XVIII - Producto de las dos colonias a sus respectivas metrópolis
y habitantes.......................................................................................................... 157
Cap. XIX - Que esta diferencia no viene de la actividad personal de
los franceses y la holgazaneria natural de los criollos. Apología de
éstos y de la nación espatiola contra las injurias de 'Veuves y otros
estrangeros.............................................................................................................. 160
Cap. XX - Verdaderas causas de la diferencia de productos entre las
dos colonias de Santo Domingo.................................................................... 167
Cap. XXI - Continuación del antecedente.................................................... 171
Cap. XXII - Dificultades para proveer de negros nuestras posesiones.... 174
Cap. XXIII - Aumento que pueden tomar nuestras posesiones en di-
ferentes plantíos.................................................................................................... 178
Cap. XXIV - Que el cultivo de la Isla en el modo propuesto no per-
judicará a la crianza, antes la dará mayor fomento................................ 186
Cap. XXV - Continuación de las utilidades que se seguirán en la crian-
za con el incremento de la agricultura........................................................ 194
Cap. XXVI - Importancia del beneficio de las minas, que dan una ven-
taja esencial a la parte espatiola sobre la francesa.................................. 198
Cap. XXVII - Estimación imponderable que da a La Espaiíola la ba-
hía de Samaná y perjuicios que se seguirían de cederla a otra nación.... 204
Conclusión.................................................................................................................. 210
Indice de nombres de personas.......................................................................... 213
Indice de Materias.................................................................................................. 221