Kuhn La Tension Esencial
Kuhn La Tension Esencial
Kuhn La Tension Esencial
KUHN
LA TENSION ESENCIAL
rl Estudios selectos sobre la tradicio'n
y el cambio en el dmbito de la ciencia
Traduccion de
ROBERTO
HELIER
Este lihro se puhlica con el patrocinio del
Consejo Nacional de Ciencia y Tecno1ogia de M6xico
Tftulo o&hd
The Exsentid Tenxion. Selected Studies
in Scientific Tradition and Change
@ 1977, The University of Chicago
Publicado par The University of Chicago Press
ISBN 0-22645805-9
Depbs~tolegal M 7263-1993
ISBN.:84-375-0232-2
Impreso en Espaiia
que sigue siendo mi experto predilecto
en escatologia
PREFACIO
' Die Enrstekring &s Necm: Studien iur Srnrktnr der W;asemchaflsgestchickte Fmnefort,
1977). En este volumen h a y un prdloao del orofesor Kniper. En la transioidn a La edicidn
ESTUDIOS HISTOR~OGRAFICOS
I. LAS RELACIONES E N T R E LA HISTORIA
Y LA FILOSOFIA DE L A CIENCIA*
27
28 ESTUDIOS HISTORIOGRAFICOS
esenciales. Si dice luego "No put:do construir irna narracihn viable sin
concederle ti11 lirgar central a esos aspectos de la ciencia que los
fil6sofos pasan p ~ r ralto, como tampoco puedo hallar huellas de ele-
mentos tlue ellus cor~sideranesent:iales", entonces merece clue s e le
oi&, Lo (yue estti diciondo e s que la empresa reconstn~idapor el
fil6sofu no e s l a ciencia, encuanto a algonos d e sirs puntos esenciales.
;.Qu4,lecci<,iles podria aprender el filbsofu si tomara mlis e n seriu las
i:onstrucciones narrativas del historiador'?Terminar&estaconferencia
dando un ejemplo global, refirikndorne a mi trabajcr anterior para otras
ilustra(iiones, muchaa d e ellas ilependierltes del examen d e 10scasos
individuales. La mayor parte clel trahajo hist6rico e s t i relacionadaeon
procesos, con el desarrollo con respecto a1 tielngo. E n principio, el
desarrollo y el cambio no tienen por clue tlesempcfiar el misrncl papel
en la filosofia, pero e n la practica, y ahora q u i e n ~insislir, la ctlncep-
ci6n d e una ciencia rnQs hien csttitica que tiene el fil6s1rf<1y, asi
tambier,, de c t r e s t i ~ n e scum0 la estriictura y la confirmacihn d e la
teoria, s e modifisaria frtlctiferamente si el desarrollo y ei oarnbio se
tomaran e n cuenta d e otra rnanera.
Considkrese, pc)r ejemplo, la relaciirn entre leyes empiricas y teo-
rias, a las cuales, para sacar mi conclusirin, analizali con algo de
arnplitud. A pesar de las dificriltades reales, que ya recalrjiib en otra
parte, las leyes empiricas i!onccierdan relativamente bien con la tradi-
cihn de la filosofia d e la ciencia. Desde luego, pueden [ratar d e demos-
trarse directanlente por medio de la nbservacibn I, el t?xperimenio.
Pen). c n relacihn con lo que estoy planteando, cilando surgen llenan
un vacio r:vidente, dando illla inf<~rniaei611 de la qtie antes s e carecia. A
rnedida que s e desarrolla la ciencia, dichas leyes pileden ser perfec-
cionadas. ~ ~ e las n r versiones originales siguen siendo aproxilnaciunes
da las clue las ha11 sucedido, y por consig~iientesu fuerza sigtie siendo
obvia i, Sacil dc reouperar. En fin, las leyes, en la medida e n clue so11
pwarnente empiricas, ingresan en la ciencia como adiciones netas al
c ~ ~ n o e i m i e nyt ode ahi e n adelante nnnca son cornpletamente despla-
zadas. Pueden vulverse carentes de interbs y, por c o n s i g ~ i e n t eper- ,
manecer sin ser citadas, [Jon) kse c s otru asunto. Repito q u e la argo-
rnentaci6n d e esta posici6n envtielve grandes dificultades, pues deja
de s e r claro e n (1~16momento preciso una ley e s p u r a n ~ e n t eempirica.
Sin embargo, como idealizacibn admitida, esta explicaci6n amplia-
m e r ~ t eaceptada d e las leyes ernpiricas eocaja hastante bien e n la
expenencia del iristi)riad~~r.
44 ESTUDIOS HISTORIOGR~ICOS
Con respecto a l a s teorias, la situaciitn e s diferente. La tradici4n ]as
introduce como conjuntos de leyes. Aunque concede que 10s elemen-
tos d e un conjunto dado pueden enfrentarse a la expenencia s41o por
las consecuencias deductivas del conjunto e n su totalidad, d e ahi en
adelante las teorias se asimilan a l a s leyes tan intimamente como sea
posible. Tal asimilaci4n no encaja sencillarnente en la experiencia del
historiador. Cuando examina una iipoca pasada en particular, puede
encontrar vacios d e conocimiento que mas tarde seran llenados por
leyes empiricas. Los antig71os supierorr que el aire era compresible,
pero ignoraban la r e y l a r i d a d clue relaciona cuantitativamente su
volumen y presibn. Si se les bubiese p r e y n t a d o , probablemente
habrian aceptado que no lo sabian. Peru el historiador, rara vez, o
nunca, enctlentra vacios semejantes que seran llenados por teorias
posteriores. En su iipoca, la fisica aristotelica abarc4 el murldo accesi-
hle e imaginable tan completamente corno lo haria en la suya la fisica
newtoniana. A1 introdocir esta liltirna, la primera queda literalmerrte
desplazada. Desplles d e ocurrido esto, ademas, 10s esfi~erzospor
revitalizar la teoria aristotiilica presentaron dificultadesde nna natura-
leza mily diferente d e las necesarias para recuperar una ley empirica.
Las teorias, tal como el historiador las conoce, no pueden ser descom-
puestas en sus elernentosconstit~~tivos con la finalidad de compararlos
directamente con la naturaleza o unos con otros. Esto no quiere decir
clue no poedan descomponerse por anilisis, pero las partes de leyes
clue arroja el analisis, a diferencia d e las leyes empiricas, no pileden
funcionar aisladamente en tales comparaciones.
Uno de 10sprincir~iosd e la fisica aristotbljca, por ejemplo, era el d e
la imposibilidad d e qne existiera un vacio. Supbngase que irn fisico
moderno le hubiese dicho que una aproximacibn a un vacio podria
producirse ahora en un laboratorio. Quizi Aristbteles le huhiera res-
pondido clue un recipiente desprovisto de aire y otros gases noes, en el
sentido en que 61 10 dijo, on vacio. Esa respilesta in~plicariaque la
imposibilidad de un vacio no era, en fisica, un asunto puramente
empirico. Supbngase ahora que Aristbteles hobiese adnritido la afir-
maci4n del fisico moderrro y l~obieseanonciado que, despobs de todo,
si podia existir en la naturaleza un vacio. Entorrces hi~bierarecluerido
d e unafisica totalmente nueya, pues su concepto delcosmosfinitu, del
111gardentro de 11y del movimiento natural rloedarian en pie o caerian
juntos con sit corlcepto del vacio. En ese tnismu sentido, la proposiciirn
seniejante a ley d e que no hay vacios en la naturaleza" tampoco
ii~ncioni,dentro de la fisica aristotllica como una ley. Esto es, no
LA HISTORIA Y LA FILOSOFfA DE LA ClENClA 45
I Para un anilrsis u n poco m i s amplio d e estos dos enfoques, vCase Kuhrr, "History
Comienzan acn~stisrirdatosdeporadass6k~cuandoiecogerlosescumpiiiconuna
fiisci6n sucial definida. Quc la anatomis y la fisioiogia. de las cuales hscen Calla tales
datos. se havan desarrollado rnucho en ia antkiiedad
- debe de ser consecuencia de su
evidcnte importancia parala medicinn. Y queinclilsoesuimportanciasr hayadiscutido
a mcnudo acalurudamante -ipor k,s eml,iristas!- dcbr servii para expliaal. la careo-
~:iarrlativa. salvo en Arist6reles y Teofrast~,,de daios nntigoos, aplicables aiosintereses
mas grnerales y relatives al desarn,llo. taxon6miaos y comparatives, qur son basicus
para las cienrias biol6@cas def sigh, X V I . Dc 1 ~ ciencias
s fisicas clisiaas, $610 la
astn,e<~misneacsitaba datus d e us" sucial evidrnte -para elnborai calertdarios y,
desde el sigh $1 a. c.. para hacer hor6scopos-. Si las otrvs cieneias hubieserk estado
atenidas a la existencia d e datos elaborados, entonces muy probablemente no hubieran
ido m i s all6 del estudio de campos como el calor.
' Para la rcdariilin d c csie pirral'h, Fctenm muy iltiles rnis disaosiones con John
lurd,,clt, qitirn stibraya l<,s problemas lhisroriogiificus qur st: encucntrao ciiando las
ciciicias cldsicas sr t:onriben comu tratliciones de investigaci6n continuadas desde la
Edad Mcdia latina. Subre este asuoto. vCasr su "Plrilosophy acd the Enrerprisr ul'
64 ESTUDIOS HISTORIOCRAFICOS
cias matematicas, reconstituida entonces, s e asemej6 estrechamente
a su progcnitora helenistica. A medida que, durante el siglo XVI, s e
fiieron deearrollando estos campos comenz6 a asociarse a ellos la
investigaci6n sobre un campo mas. En parte coma resultado del anali-
sis escolastico del siglo xrv, el tema del movimiento local s e aepar6 del
problema filos6fico tradicional, relativo a1 cambio cualitativo, para
convertirse en una materia de estudio de caracter aut6nomo. Ya muy
desarrollado dentro de las tradiciones filos6ficas de la antigiiedad y de
la Edad Media, el problema del movimiento result6 de la obsemaci6n
cotidiana, y s e formul6 en tkrnunos matematicos generales. Por ello
fue que encaj6 perfectamente dentro de la agrupaci6n de las ciencias
matematicas con las cuales, d e ahi en adelante, sedesarroll6 enintima
asociaci6n.
Aumentadas asi, las ciencias clisicas continuaron desde el Rena-
cimiento en adeiante hasta constituir un conjunto fuertemente unido.
Cop6rnico defini6 el p6blico competrrite para juzgar su obra clasica
sobre astronomia con las siguientes palabras: "Las matemiticas s e
escriben para matemiticos." Galileo, Kepler, Descartes y Newton son
tan s61o unos cuantos de los muchos personajes del s i g h XVII que
pasaron facil y a menudo consecuentemente d e las matemiticas a la
astronomia, a la armonia, a la estitica, a la 6ptica y a1 estudio del
movirniento. Con la excepci6n parcial de la armonia, ademas, 10s
h e r t e s vinculos existentes entre estos campos relativamente matema-
ticos perduraron con pocos cambios hasta principios del siglo xrx,
mucho despuks de que las ciencias c l h i c a s habian dejado de ser las
linicas partes de la fisica sometidas a un continuado e intenso escruti-
nio. Los temas cientificos a los cuales Euler, Laplace y Gauss hicieron
sus principales aportaciones son casi idknticos a 10s explorados ante-
riormente por Newton y KepLer. Dentro de la misma lista podnan
incluirse las obras de Euclides, Arquimedes y Tolomeo. Como sus
antecesores de la antigiiedad, ademis, 10s hombres que practicaron
estas ciencias clasicas en 10s siglos XVII y xvlir realizaron, con algunas
y notables excepciones, pocos experimentos y obsemaciones minucio-
sas, aunque, despuiis de 1650, tales mktodos s e comenzaron a emplear
d e manera intensiva para estudiar otro conjunto de materias que mas
tarde liegaron a vincularse firmemente con partes de la agrupacibn
clasica.
ficable hasta 10s Prinzipia, y la otra hasta la dptica." Esa idea obtiene
significaci6n especial si se obsemaque, aunquelosPrincipia se apegan
a la tradici6n d e las ciencias clisicas, l a Optica no e s d e ninguna
manera inequivocamente baconiana. Como su materia d e estudio fue
la'6ptica, campo ya desarrollado, Newton fue capaz d e yuxtaponer
constantemente experimentos seleccionados a la teoria, y sus logros
resultan precisamenfe d e esas yuxtaposiciones. Boyle, cuya Historia
czperimental de 10s cvlores incluye varios d e 10s experimentos sobre las
cuales fund6 Newton su teo.ria, no hizo tal intento; s e content6 con el
comentario de que sus resultados sugenan especulaciones que valiala
pena p r o s e g u i ~ . 'Hooke
~ quien descubri6 10s "anillos d e Newton",
primer tema de la Optics, libro 11, acumul6 datos m i s o menos de la
m i s ~ r ~rnanrra.
a Newton, en lugar de ello, los seleccion6 y utilizb para
elaborar su teoria, muy dentro d e la linea de sus antecesores de l a
tradici6n clasica, que habia recurrido a la informaci6n menos rec6n-
dita usualmente suministrada por las experiencias cotidianas. Incluso
cuando se volvi6, como en las "Preguntas" a su Liptica, a temas
baconianos nuevos como la quin~ica,la electlieidad y el calor, Newton
eligi6 d e la creciente literatura experimental aquellas ohservaciones y
experimentos deteruiinados que podrian eliminar sus problemas te6-
ricos. Aunque en estos campos apenas nacientes no podian lograrse
avances tan importantes coma 10s relativos a la bptica, esos conceptos
como el d e afinidad quimica, disperses entre las "Preguntas", resulta-
ron una rica fuente para 10s profesionales baconianos, m i s sistemiti-
cosy selectivos, del siglo XVIIIy, por consiguiente, vinieron a ellos una
y otra vez. Lo que encontraron en la Optica y sus "Preguntas" fue un
uso no baconiano del experiment0 baconiano, producto d e la profunda
y simultanea inmersi6n d e Newton en la tradici6n cientifica clasica.
Sin embargo, con la parcial excepci6n d e sus contemporinens d e la
Europa continental Huyghens y Mariotte, el ejeniplo d e Newton e s
Gnico. Durante el siglo XVIII,a principios del cual su trabajo cientifico
estaba completo, nin&n otro particip6 significativamente d e ambas
tradiciones, situaci6n que s e refleja t a m b i b en el desarrollo d e las
instituciones cientificas y d e la estructura de las carreras, por lo menos
en el siglo XIX. Aunque hace falta investigar mucho todavia a.este
respecto, 10s siguientes comentarios indicaran la pauta general que
puede seguir l a investigacibn. Por lo menos e n el nivel elemental, las
ciencias clasicas se babian establecido dentro del plan d e estudios
76 ESTUDIOS HISTORIOGRAFICOS
Volvamos ahora del fin del siglo X V ~ I Ia mediados del siglo XVII Las
ciencias baconianas estaban entonces en gestacibn, mientras las cli-
sicas se transformaban radicalmente. Junto con sus cambios concomi-
tantes en Ias ciencias biol6gicas, estos dos conjuntos de acontecimien-
tos constituyen lo que ha venido a llamarse la Revoluci6n cientifica.
Aunque en este ensayo no me propongo explicar sus extraordinarias y
complejas causas, vale la pena anotar cuan diferente es la cuesti6n de
Ias causas cuando se suhdividen 10s avances par ser explicados.
No e s nada sorprendente que, durante la Revoluci6n cientifica,
las ciencias clisicas bayan sido las unicas en transformarse. Otros
campos de la fisica comenzaron a existir apenas a fines de esta Bpoca.
Mientras se ibanformando, ademis, carecian de un cuerpo importan-
te de doctrina tkcnica unificada por reeonstmir. Por el contrario, un
conjunto de las razones de la transformaci6n de las ciencias clisicas
se encuentra dentro de su propia trayectoria de desarrollo anterior.
Aunque 10s historiadores difieren enormemente acerca de la impor-
tancia que debe asignirsele a estas razones, pocos son ahora 10s w e
dudan de que algunas reformulaciones medievales de doctrinas anti-
guas, islamicas o latinas, fueron de importancia primordial para per-
sonajes como Copirnico, Galileo y Kepler. En cuanto a las ciencias
baconianas, no veo raices escolisticas semejantes, a p e s a de que a
veces se pretenda que la tradici6n metodol6gica desciende de Grosse-
teste.
Muchos de 10s demis factores que ahora se invocan frecuentemente
para explicar la Revoluci6n cientifica si contribuyeron a la evoluci6n
tanto de las ciencias clisicas como de las baconianas, pero a menudo
en formas y grados diferentes. Los efectos de 10s nuevos ingredientes
intelectuales -a1 principio hermiticos y luego corpusculares mecC
nicos- en el context0 en donde se comenz6 a practicar la ciencia
moderna constituyen un primer ejemplo de tales diferencias. Dentro
de las ciencias clisicas, los movimientos hermkticos fomentaron a
veces el status de las matemiticas, alentaron 10s intentos por hallar en
la naturaleza regularidades matemiticas, y ocasionalmente consagra-
ron a l a s formas matemiticas simples, asi descubiertas, como causas
formales, el tirmino de la cadena causal cientifi~a.'~ Tanto Galileo
como Kepler dan ejemplos de esta funci6n de las matemiticas, cre-
cientemente ontol6gica, a la vez que este liltimo muestra una influen-
cia hermitica m i s oculta. De Kepler y Gilbert a Newton, aunque
entonces en forma atenuada, las simpatias y antipatias naturales,
prominentes en el pensamiento hermitico, contribuyeron a llenar el
vacio creado por el colapso de las esferas aristotilicas que habian
mantenido en sus 6rbitas a 10s planetas.
Despuis del primer tercio del siglo xvn, cuando se comenz6 a
rechazar el misticismo hermitico, su lugar, todavia dentro de las
ciencias clisicas, fue tomado ripidamente por una u otra forma de
filosofia corpuscular, proveniente del atomism0 antiguo. Las fuerzas
de atracci6n y repulsi6n enrre cuerpos macrosc6picos o microsc6picos
se dejaron de aceptar, y de ahi surgi6 una gran oposici6n a Newton.
Pero dentro del universo infinito exigido por el corpuscularismo, no
podia haber ni centros ni direcciones preferentes. Los movimientos
naturales permanentes Cnicamente podian darse en lineas rectas y no
'' Desde hacecasi media siglose reconoceel mayor valorque muchosdelosprimeras
cientificos de la 6poca moderns la asignaron a las matemiticas, oomo instrumento o
como ontologia, y durante muchos aios se ha descrito tal heeho como una reacci6n al
neoplatonismo del Renacimiento. Cambiar a1 calificstivo de "hermeticismo" no mejora
la explicaci6n de este aspecto dsl pensamiento cientifico ---aunque ?i ha contribuido a
que se reconowan otras novedades importantes-, y el cambio ilustra uns limitacib
decisiva del saber reciente, la cual no he sabido c6mo evitar aqui. En el "$0 ardinario,
"hermeticismo" se refiere a toda una variedad de movimientos supuestamente relacio-
nados: el neoplatonismo, la cibala, 10s roaacruees, y lo que se quiera. Urge distinguir
estos movimientos temporal, geogifica, intelectual e ideol6gicamente.
EL DESARROLLO DE LA F ~ S I C A 79
'' Auntloe nadic tl.atil direrturncnrr csre puoto, Bay dos ariici~losrccicntcs clue
siigieren ia forma en (jilt, primer" ri irerrnrticis~noy 1ueg.r rl curpuscularisrno, pudrian
figurer en las batallas que se dieron en ei siglo x v l ~ p o rganar posiciones sociointelectua-
les: P. M. Rattansi, "The Helmontian-Galenist Controversy in Restoration England",
Ambix, 12 (1964): 1-23; T.M. Brown, "The College of Physicians and the Acceptance of
Iatromechanism in England, 1665-1695". Bulletin of the History of Medicine, 44 (1970):
12-30.
E L DESARROLI O DE LA FiSlCA 83
que 10s artistas-ingenieros del Renacimiento fueron Jtiles so-
,ialmente, lo sabian a$, y a veces basaron suspretensiones en ello, los
elementos utilitarios que hay en sus escritos son mucho menos persis-
tentes y notorios que 10s presentes en 10s escritos de quienes trabaja-
ban en las artes no mecanicas. Recuirdese lo poco que le import6 a
Leonardo que pudiesen constmirse o no 10s mecanismos que ide6; o
compbense 10s escritos de Galileo, Pascal, Descartes y Newton con
los de Bacon, Boyle y Hooke. El utilitarismo es rasgo primordial
Jnicanlente de los escritos pertenecierrtes a1 s e y n d o grupo, hecho
que puede dar la clave para entender la diferencia principal entre las
ciencias clisicas y las baconianas.
Exceptuando la quirnica, ya institucionalizada a fines del siglo xvn.
las ciencias baconianas Y las clisicas florecieron e n diferentes escena-
rios uacionales desde, por lo menos, 1700. Profesionales de ambas
pueden encontrarse en la mayoria de 10s paises europeos, pero el
centro de las ciencias baconianas foe evidentemente Inglaterra, en
tanto que el de las ciencias matematicas fue la regi6n continental,
especialmente Francia. Newton es el Jltimo matematico britinico
anterior a mediados dcl siglo XIX que puede compararse con persona-
jes del continente como Bernoulli, Euler, Lagrange, Laplace y Gauss.
En las ciencias baconianas, el contraste se inicia desde antes y e s
menos claro, pero e s dificil encontrar antes de 1780 experimentalistas
continentales con reputaciones equivalentes a las de Boyle, Hooke,
Hauksbee, Gray, Hales, Black y Priestley. Ademb, 10s clue vienen
primero a la mente son holandeses o suizos, y especialmente de 10s
primeros. Buenos ejemplos de 6stos son Boerhaave, Musschenbroek y
Sau.~sure.~~Seria muy utilestudiar esaspautas de distribuci6ngeogrC
fica, pero tomando en cuenta las poblaciones relativas y especial-
mente la productividad relativa de las ciencias baconianas y las clasi-
cas. Tal investigacibn podria demostrar tambiBn que las diferencias
nacionales apenas bosquejadas surgieron s61o a mediados del siglo
XvII, y que se fueron acentuando con el trabajo de las generaciones
posteriores. NO son mayores las diferencias entre las actividades
realizadas durante el siglo XVIII por la Academia de Ciencias francesa
y la Real Sociedad, que las obsemables entre las actividades de la
Accademia del Cimento, la Montmor Academy y el "Colegio invisible"
de Inglaterra?
'' St. purdr rncontrai, aunque disprrsa, ieiormacibn sobre esre punto en Pierre
Brunet. Les pl~ysiciensHoNondois el lo i d ~ h o d eezp2tirruntale en France oil XVIIP ridck Pads.
19261.
84 ESTUDIOS HISSORIOGRAFICOS
Entre las numerosas y a veces contrarias explicaciones de la Revo-
luci6n cientifica, solamente una de ellas sugiere el porquB de esta
pants de divergencias geograficas. Es la llamada tesis de Merton, nna
relaboracibn para las cienciae, de las explicaciones ofrecidas para el
snrgimiento del capitalism0 y propuesta irricialmente por Weber,
Troeltsch y Tawney." DespuBs de sus fases iniciales de proselitismo
evangBlico, se afirma, las conlunidades protestantes o puritanas esta-
blecidas proporcionaron unetkos o Btica especialmente favorables para
el desarrollo de la ciencia. Entre sus componentes primarios hubo una
fuerte tendencia a1 utilitarismo, nna elevada valoraci6n del tra-
bajo i n c l u i d o el marrual- y una desconfianza hacia el sistema qne
alentaba que cada hombre fuese, primero, el propio intirprete de las
Escrituras y, luego, de la naturaleza. Dejando a un lado --cosa que
otros no hacen-las difictiltades deidentificar talethos y de deterrninar
si este mismo puede adscribirse a todos 10s protestantes o unicamente
a ciertas sectas puritanas, las principales fallas de estc punto de vista
han consistido siempre en sus intentos de querer explicar demasiado.
Bacon, Boyle y Hooke parecen errcajar en la tesis de Merton, pero no
asi Galileo, Descartes y Huyghens. No s e ha demostrado contunden-
temente q l e comunidades puritanas o protestantes, adelante ya de sus
etapas de evangelizaciirn, hayan existido en alguna parte hasta que la
Revoluci6n cienhfica tenia recorrido cierto trecho. No sorprende,
pues, que la tesis de Merton sea controvertible.
Su atractivo, sin embargo, es mucho mayor si se aplica no a la
Revoluci6n cientifica en conjunto sino al movimiento que hiao avanzar
las ciencias baconianas. Ese impetu inicial hacia el poder sobre la
naturaleza mediante tBcnicas de rnanipulaciirn e instrumentales fue
conferido indudahlernente por el hermeticismo. Pero las filosofias
corpusculares, que despues de 1630 comenzaron a sustituir a1 herme-
ticism~,no comportaban valores similares y, sin embargo, el baconia-
nismo, continu6 floreciendo. Y que haya ocurrido asi especialmente
en paises no cat6licos sugiere que valdna la pena descubrir lo que es
' 4
pnritano" y ethos, corr respecto a 1as ciencias. Dos fragmentos aisla-
dos de ir~formaci6nbiogrifica pueden complicar especialmente este
problema. Denis Papirr, quien constmy6 la segunda bomba de aire de
Boyle e invent5 la olla de presibn, fue un hugonote huido de Francia
R. K. Mcl-ion, Scir,icr, Technulog? om1 Sociui) in S e ~ e o t r e n r l i - C c n ~ i i r y E , i g i (Nueva
~~i~d
Yu~.k,1970). Esta noeva rdiai6n dt: una obra qilc se public6 po~.primct.av r z en 1938
inoloyr una '~Riblb,gratiasclecciunada: 1970, la cual sirvr de giiia en la i:untiovrrsia
que se inici6 drsde so aparici6n ut.iginal.
EL DESARROLLO DE LA FISICA 85
que sii obra sea citada lrpetidarnetrre pur 10s pl-imeros escritures de termodinintira.
quieiies la "en curno curnponeilte importante de sus teorias. Es dificil decir q u e t l u l t s
inann retcndii, i>ot.k>mcnos m pnrte la conset.vecihn de la rnrrgia como se define Ihoy
r s a teoria. Pen,, para rsta investigaci<indel drsciibrimiento sin>ultineu,el jiiiciu d r sibs
cootemporierus es m i s procedente (rue el nuestro. A varios de ellos, Holi~mannles
tparecih u r t participantr artivo en la evulocii,n de la teoria dc la consrivar:ihn.
G. A. Hirn, "titudrs sitr les prinaipuiix phinorn6nesqiie prbsentrnt lcs fruttrmcnts
mbdiats, et sur ies diverses manieres de d6terminer la valeur mCcanique des matieres
einpluybes au grnissuge dcs maahincs", Bi~llclinde In socirl6 iiidirs~nrllrde iMicll~uiise,26
(1854): 188-237: y "Nutice sur lcs lois de la pruductiun dia caluriqor par les frc>ttemrnts
midiats", ;bid., pp. 238-277. Es dificil cl.ecl. ({or Him desconociesc por cornpicto lqrs
trabajusde Maycr. Joitle, Hclmholtr, Clausius y Kclvincuanda escribi6los"~tudes"m
1854. Pcro d r s p u i s dc lecr su articulo, erlcacntro pur enter" cunvinccnte sa prelensi6e
de haber heclro el dcscuhrirniento indrpandientrmentc (publicado en la "Nutice"1.
Como en iiinguna de lus historias ordinarias se eitan.estos articulos y ni siquiera se
rcconuce In existerrcia dr la pl.ctr.iksi6n de Him, me parcce pmpiu fundrmcntat.la
somcranirnte irqoi.
La ievestigaci6n d e Hirr~r s t i dedicada a1 cstiidiu d e la eficacia rrlativa de varios
lubri-icnntrs de m i w i n a s en funeiSn de !a pvesi6n sobre el asiento, la tursi6n aplicilda,
etc. Inesperadamente, segdrk 61, sus mediciones lo llevaron a la conclusi6n de qrie: ' L a
cantidad absolute de cal6rico p~odueids.por fricci6n mediada [por ejemplo, la friccihn
muchas otras, pero en todas sus transformaciones nunca podia ser
creada ni d e ~ t n r i d a . ~ Ellamadafuerza
sa es la linica que los cientificos
posterioresconocen como energia. La historia de la ~iencia no ofrece
otro caso mis sorprendente del fen6rneno conocido como descubri-
mie,ifo
,.
simulti~leo.Ya nombramos doce hombres que, en un breve
iutervalo de tiempo, llegaron por si solos a las partes esenciales del
concepto de la energia y conservaci6n. Podna aumentarse ese nh-
mero, pero por desgracia ir~htilmente.~ Esta multiplicidad sugiere
suficientemente que en las dos dkcadas anteriores a 1850 el clima del
q,,c sr produce entre dos superficies sepuratlas pur un lubricante] r s direcia y Gnica-
,,,er~tci~n,porcionalai tsabajo meainico absorbidu por esa fr.icci6n. Y si Fpresamus el
trabaju como 10s kilugramos eirvadus a la alrura de u n metro y la cantidad d r cal6rico e n
calurias, rr~coi~tramos quc la rarbn de rstos dos nbrneruses apn~ximadamentede0.0027
[qtlecorresponden a 370 kg x m/<:al], independienteincnre d e la velocidad y la tempera-
turd y cualquiera riuc seaia susiancialtibricante" (p. 202). Casi husta 1860, Hiin dud6 de
la vslidcz dc la ley con respect" a luhricantcs i m p o n ~ sr, bjrn sin lubricaci6n lvBanse
especialn,ente sus Hdckrehes sur i'4quimlenr rdeni~iquetie La chnleur [Paris, 18581, p. 83).
pero a ptsar de estas dudas, su trabajrlo muestra evidentemcnte una de las rutas quo, a
nrcrliados del sigh SIX. habia haaia rsta impurtante p u l e ilr la conserviicibn de la
enct.gia.
C. 1.'. Mobr, "Uebcr die Natur drl. \Viirme", %rir..f Pltp., 5 (1837): 419-445: y
'.Assichten iiber die 'Vatu!. det. \Vgrrne". Ann. d. Chcni. i ~ Phnrni.,
. 24 (1837): 141-147.
Willias, R. Grove, On rl,e Corrciariun qf Pizysicni Forces: tieing- 'he Sebsrancc o/ n
Coer~eqfl.ec,,trrs Drlireied in rhr London Instiruriorz in iirr Yenr 1843 (Londres, 18461. En su
primera edici6n, Grove dice quc no ha inrroilueido material nuevo desde qoe dio las
coafercncias. Las ediciones posteriores. y m i s uccesibles, esiio muy revisadas, con-
i m n e a su "bra ultrt.ior.
Michael Faradey, E.rp:rl,cri,vtm~o/Rercnnhrs in Eier-iricity (LoodreB, 1844). 2:101-104. Las
"Seventeenth Series" originales, de ias cuales 6sta es una partc, fueron lridas en in
Real Socirdad en marzo de 1840.
Justiis Licbig, Cbenzirche B"r/r Meidelberg, 1844), pp. 114-120. Con rste trabajo,
como con el de Glove, debe uno precaverse contra los cambios introducidos en las
edieioncs posfrriorcs al rcconocimientu de la conseivaci6n dc la enrr$,l'a cum" ley
ciratifica.
"orno algunvs d e mis concliisionrs dependrn de la lista de nornbrcs seirccionados
paw el rstudio. me pareoen indispensables unas palabras sobre el procedimiento d r
seleccibn. Trot6 de incluir a todos 10s hombres, qur, ssgbn sus contempupineos o sus
sucesores inmediatos, llrgarun indrpendicnternertte u algitna pal.te significativa de la
conservaci6n de la energia. A este grupo ngreguC los nombres de Carnot y Hirn, cuyas
f~.nbiljos,d e habeme cunuoido. hubiciar, sido uiinsiderados derrtro de ios prirneros.
Desdt: el punto de vista dc csta inveftigacibn, no viene ai caso <lor en lo aetuididad
carrzcan de influencia.
Por este procedimiento, se obtuvo la presente listn d e 12 nombres, y 5610 SC d e otros
cuatro que podrian haber rnerecido figurar aili. 'roles son: Haller, Rogert, Kuufrnnnn y
Rumford. A posar d e la desapasionada defenss que de el hace P. S. Epstein (Tezt6ookof
pensamiento cientifico europeo contenia elementos capaces de guiar a
10s cientificos rece~tivoshacia un significativo y nuevo punto de vista
sobrela naturaleza. Aislando estos elementos dentro de 10s trabajos de
10s hombres afectados por eUos podemos descubrir algo acerca de la
naturaleza del descubrimiento simultaneo. Ciertamente, podrian fun-
damentarse 10s siguientes t6picos, obvios y par entero carentes de
significado: "Un descubrimiento cientifico debe adecuarse a la
6woca". o "La kooca debe estar madura." El oroblema es retador. Por
consiguiente, el objetivo principal de este articulo es la determinaci6n
prelirninar de lasfuentes delfen6meno llamado descubrimiento simul-
taneo.
Pero antes de avanzar hacia nuestro objetivo, detengamonos en la
frase de "descubrimiento simultaneo". iDescribe suficientemente el
f e n h e n o que vamos a investigar? En el caso ideal de descubrimiento
simultaneo, dos o mas hombres anunciarian lo mismo a1 mismo tiempo
y en completa ignorancia del trabajo de cada quien, pero nada ni
remotamente parecido ocurril, durante el desarrollo del concept0 de
77~ertnudmrmlics[Nueva York. 19371, pp. 27-34), Haller no estd en la lista. La nocihn do
qur la fricci6n dc lus fltiidus clue cit.culan pus lus il~.trriasy las venas contribuye a
pt.oducir calor corporal nu inlplica partc de In nucibn de la cunservacihn d r la cnergia.
Cualquirl. feuria q u e expiirlue la produceiSn d r ealor por friccibn debe abarcar la
cuncepcibn dr Hallrr. MQspructdentes sun las ideas de Roget, quisn partiendo de la
impusibilidad del rnovimior~tuperpetuo argurnenta e n contrade la teoria del gnlvanismo
por contaeto (vbasr nora 271. Lu omiti sriio porqut: parece no darse cuents de la
pusibilidad de ampliar st, argument" y poiclue sus concepcior>eslasduplicael trabajode
Faradav, ~.w i e n si las amvli6.
Tai ver debiir~eluira Herrnann von Kaufrnann. SegGn Georg Helm, su obraesigunl a
la d r Holtrmann (L)ir snermiii, nacli ihrer pcrchichdklrrrt Enimickrlt~np ~.1898 I., v.
. .iLeipdx, ~
para nadn sus vabajos mutuos, ni siquiers euando 10s leyeron. Nuestros dace hombres
eo flierun estrietamentr independiehtrs. Grove y Hrlmlioltz conocieron el trabajo de
Joule y lu citaior~en stis escritos de 1843 y 1847 (Grove, Ptryricril Foxes, up. 39, 52;
Hrlmi~oltz,Abtrnr~dl~~rigen,133. 35, 37, 55). Joule, por su parte, conociri y cit6 el trabajo
. 0. 189). Liebip, aunque no cit6 a iClohr y a'Maper, debe de haber
de Fnraday (Papers, ~
8 1 ! t 1'1 ,I.
I C . , > I., .I . I 8 i t . 1 X I I , , .,
..
:t,1..
Vienrnal cusoia msyuria delos csctitus
11.r.,
. # I \ c ~ . t l { u # c il ~ l # h f n . t x i t . I , ~ r ! . + . t lI.# ,3 1 \ I # lhl-,t s
..
1 . 1 1 1 : ' 11, . 11, < I nit*< I it l l l l , l l i l
0 8 \l.<tct.r I..SI~LC
Force, and ifeat" (1W7). en paper.^, pp. 172.189, 265-281.
Esti, formiilaci6n tiene auando rncnus tin8 ventala considerable sobre la versi6n
usual. Noimplica nipermite la yreg~~ntadeiquiBndescubri6 realmentt: lacunsetvaci6n
Seria facil tomar estapreguntacomo lapetici6n de unalistade todos
aquellos factores, casi innumerables, gracias a 10s cuales cada uno de
losprecursnres pudo hacerun determinado descubrimiento. Interpre-
tada de esta manera, la pregunta no tiene respuesta, por lo menos
ningqna que pueda dar el idstoriador. Pero b t e puede intcntar otra
clase de respuesta. Una inmersi6n contemplativa en 10s trabajos de 10s
precursores y sus contemporaneos puede revelar un subconjunto de
factores que parezcan mas significativos que otros, por su frecuente
recurrencia, su especificidad con respecto a1 periodo, y el efecto
decisivo sobre lainvestigaci6nindi~idual.~El @ado de mi familiaridad
con la literatura de este campo no me permite, por ahora, juicios
definitivos. Sin embargo, estoy seguro ya de dos factores, y sospecho
la pertinencia de otro mas. Les Ilamark "disponibilidad de procesos de
n"' 10s escritos de Faraday hay infurrnaci6n dispersa per" "ti1 sobre el prugreso dc
la importante controversis clue se susciti, rntre 10s cxponrntes de las teorias d r l
galvanismo quimico y por cuntacto iErpe~menrolResrrrrchcs,2: 18-20). De aeurrdu con su
relaci611, la teoria quirnica predomini, e n Francin y en lnglaterra, cuando men<,sdesde
1825 en adelante, pero la teoria d r l contact" predominirba en Alemania y e n Ltalia
todaviv en 1840, Gpocn d e 10s escritos d e Faradny. iEl predominio de la teoria drl
cuntacto en Alemania explicari la nunera, sorprendentr por eierto, eumo Mayrr y
Helml~oitzpnsnrur) por alto la bateria en sus explieaciones d e las trvrdixniilciories de
enerpia?
" Para 10s descubrimientos siguientes, "ease Sir Edmund Whittaker, A f l i s l o r y &he
Theories o/Aether and Electricity, vol. 1, The Claisicol Theories, Zr ed. (Londres. 19511, pp.
81-84,88-89, 170-171,236-237. Sobre el descubrimientu de Oersted, v l a s r tarnbiPn R.
C. Stauffer, "Persistent Errors Regarding Oersted's Discovery of Electromagnetism",
Isis, 44 (1953): 307-310.
DE LA ENERCIA
LA c O N S E R V A C ~ ~ N 99
aiiadi6 otro ejemplo mis todavia, y cuando Melloni identifie6 laluz con
el calor radiante se confirm6 la antigua sospecha de que existia una
conexi611fundamental entre otros dos aspectos en aparieucia dispares
de la naturale~a.'~
kntes de 1800, ya existian algunos prooesos de conversi6n. El
movimiento ya habia producido cargas electrostaticas, y las atraccio-
nes y repulsiones resultantes habianproducido movimiento. Losgene-
radores electrostiticos habian desencadenado ocasionalmente reac-
ciones quimicas, erltre ellas disociaciones, y las reacciones quimicas
habian producido tanto luz como calor.13Aprovechado por la miquina
de vapor, el calor podia producir movimiento, y Bste, a su vez, gene-
rabacalor por fricci6n y percusi6n. Sin embargo, en el siglo XVIII Bstos
fueron fen6menos aislados; pocos de ellos parecieron de importancia
capital para la investigaci6n cientifica; y esos pocos fueron estudiados
por p p o s diferentes. Apenas en la dicada de 1830, cuando tales
fen6menos fueron considerados de la misma categoria que 10s muchos
otros ejemplos descubiertos en ripida sucesibn pnr 10s cientificos del
siglo XIX , aquBllos comenzaron a ser conceptuados como procesos de
~onversi6n.'~ Por esa Bpoca, en el laboratorio, 10s cientificos estahan
pasando inevitablemente de toda una variedad de fen6menos quimi-
cos, tBrrnicos, elBctricos, magnkticos o dinamicos a feu6menos de
cualqniera de 10s demas tipos, y asi tamhiin a fen6menos 6pticos.
Problemas tradicionalmente distintos fueron ganando intenelaciones
mliltiples, y eso es lo que Mary Sommerville tenia en mente cuando, en
1834, in dio a su famosaobra depopularizaci6n de laciencia el titulo de
O n the Conneaion of the Physical Sciences. "El progreso de la ciencia
moderna", decia e n su prefacio, "especialmente e n 10s Gltimos cinco
aiios, se ha caracterizado por una tendencia a. . . unir ramas aisiadas
.
[ de la ciencia, de manera que hoy ] . .existe un lazo de unibn, y ya no
se puede ser eficiente en una sola rama sin conocer las otras."15 El
comentario de Mary Sommerville aisla la "nueva visi6n" que la ciencia
fisica habia adquirido entre 1800 y 1835. Esa nueva visibn, junto con
" F . Cajuri,A I f i s ~ ~ ~ r y ~ f P(Nueva
b y ~ i ~York,
s 19221, p p 158, 172.174. Grovc hace un
punto particular de los prirneros procesos fotug~.ificos(PhysicalForcrs, pi). 27-32). Molir
bace destacar el trabaju de Mellor~iIZeii.,f Phyr, 5 (18371: 419).
" Sobre 10s efectus quirnicus de la electricidad rstalica, "ease Whittaker, Ardrer and
Elrctririty, 1:74. n. 2.
,< La Gnicaexcepciitn es significativa y se analira con alguna arnplitud m i s adelante.
Durante el sigh 1, 111. se consider6 alas miquinas de vapor dispositivos de conversi6n.
'' Mary Sornrnerville, On the Connalon oft& Pl~~sicalSciences(Lonbes, 1834). prefacio sin
paginaci6n.
100 ESTUDIOS HIS~'ORIOGRAFICOS
" Los primcr,~suncc ilparla~lc~sclr lr,s I ' o p ~ r s clr .liliilr(pp. 1-53)rstdrl dr,licatlos
rxciosiva~ncl,trill (,rlrirrvi<~narnie~,~tt,.
grirnrrr,. (I? 10s nuit<lresy. srguidarnente. de Ius
rlerr~.,,~na~i~c~t~~s:
rslos apiirtad,,.; iil~at.rilii t.1 pr~.i,,~Io
dc 18381841. Las rvaloacioncs
sistcmitictts cle Ihs r m ~ ~ t ~ e n~ fu1wi6n
r c ~ de 10s 16rn>irtmde ingenieria .'trabajo'' y
"rrndin>irrrtl," apartrcrr cii las brp. 21-25. 48. Sl,brc el o s o drl couaepto de trabajo.
pobiicsdo lio~.pri<iit,ra vcr p u r Joislr, v4usc 1,. 4.
102 ESTUDIOS HlSTORIOGRAFlCOS
result6 tener dds de 10s numerosos procesos de corrvel-si6nselecciona-
dos par Grove y Mohr para ilustrar su hipbtesis tan vaga como metafi-
sica." Las conexiones con el trabajo de otros precursores comienzan a
aumentar uniformemente.
En 1843, irnpulsado por el descubrimiento de un error en su trabajo
anterior con las hatedas, Joule reintrodujo el motor y el concepto de
trabajo mecinico. Asi s e establecii, el vinculo con la ingenieria del
vapor a1 rnismo tiempo que 10s articulos de Joule comenzaron a leerse
como investigaciones de relaciones de energia.lg Pero incluso en 1843
la semejanza con la conservaci6n de la energia era incompleta. Hasta
que Joule encontri, otras conexiones nuevas durante 10s aiios 1844 a
1847, su teoria no abarci, realmente las concepciones de personajes
tan dispares como Faraday, Mayer y Helmholtz.20 Partiendo de un
problema aislado, Joule habia trazado involuntariamente gran parte
del tejido conjuntivo entre 10s descubrimientos del siglo xlx. A1 hacerlo
asi, su trabajo s e vincul6 cada vez m i s con el de otros precursores, y
linicamente cuando se manifestaron muchos de tales vinculos sn
descubrimiento fue el de la conservaci6n de la energia.
El trabajo de Joule muestra que la conservaci6n de la energia pudo
ser descnbierta partiendo de un solo proceso de conversi6n y trazando
la red total. Pero, como ya se indic6, &sano es la iinica manera como
10s procesos de conversi6n Uevaron a1 descubrimiento de la conserva-
ci6n de la energia. C . F. Mobr, por ejemplo, estableci6 probablemente
su concepto inicial de couservacitjn partiendo de una fuente indepen-
diente de 10s nuevos procesos de conversi6n, pero entonces se vali6 de
10s nuevos descubrinlientos para esclarecer y elaborar sus ideas. En
1839, ya parafinalizar una defensa, larga y a menudo incoherente, de
la teoria dinimica del calor, Mohr exclam6 subitarnente: "Ademis de
10s cincuenta y cuatro elementos quimicos conocidos, hay, en la
naturaleza de las cosas, no mas que otro agente, y &ste es lo qne
llamamos fuerza; pudo parecer en varias circunstancias como movi-
miento, afinidad quirnica, cohesibn, electricidad, luz, calor y magne-
tism~y , partiendo de cualquiera de estos tipos de fen6menos puede
El interCs de Joule por las baterias Y es~ecialmenteoor la oroducci6n de calor
medianle beterias elGctrieas predornina en sus cinco contribuciones principales que
apareccn en sus Poper.~.pp. 53-123. Mi eumentariu dr clue Juule se interesri por las
. .
barrrias a1 dceeocionaise del disciio dr motores es s61o utla conietura. ue1.o oarece ser
extren,ildarnrntr pnlhablr.
'* V l a s e nota 1 . t s t e eselcscrito en doode. scglin sr acostumbra decir, Joolr anunci6
In eonsetvaci6n dr la encrgia.
2o VPase suta 7.
LA CONSERVACI~NDE LA ENERGIA 103
sino que tan s61o agreg6 una nota a su escrito de 1854 en la que negabs el cargo de
plagiilrig,. Esr esvritt, sr publimi en unu revista dc ingenieria, y nunt:al<ihe vistu citado
~~ornirigilncientificc,. Elrscritodel-lolizmann r s l a e r c c p c U n p ~ ~ r n ~ ~ s r r c ~ ~ Prnlsi
nfuso.
01109 (.i~r)tifi(.~(i
I ~ OIhubiesen descubiertu 18 cotlservacihn dr la energia. se hu1,iera
. .
trabajo o Arbeirskrqil, y cntonces lo llama In "surna de las tensiones" (Summe der
Spuiznkrifle) sobre la dimensi6n del espacio del mouimiento.
LA CONSERVACI~N DE LA EWERG~A 113
railitiil<a:l l ~ e es s d i k i l dc aplicar a cada iinc, dt: 10s pt.er.<lls,,resla distinciAr, ertlrc las
( i l ~ t ~ t drl
r s C G L I I C ~de O cvnsetvaci6n. Ya srilaiC csta dilicttltad en el rasu d r
~ ~la
C ~ ~ l d i o g ( a321. i l Mvltr y Licbig. mciaclim, tcadavia a d a r k !xioridad psicol6gira a
~ ~ t CWI
la\e,tr,p6il<,.~,q,hir.punlor ningonu dr rllos ihahia tesido n,orI,o q ~ l cvcr cc~nlus nttcvos
Iroc~scmdr rvnversicitl e n sus pn,l,ias investigarivnrs y tambiCn i,unliie antbos dirn,n
saltvs muy prandrs. Sus casm contrastan agudamrnte con 1,)s de G~.c,vry Faraday.
rloirnrs l,a,-rcro Itaber seesid<,ttna ntta cuotinteada desde Ivs pl.ucrsc,s dr c<,nversii,na
Ius dr consrrvilci6a. Pcro rsta cootioriidnd g~trdes r r eogaiiusa. Grove (P1~i.ricelForc.i.
pll. 25-271 mrnriona a Cvleridgr. y Pste fiir el principal cxposirvr isgles d r la.Va,rrrl,l,il~~-
nq26ir.. 1:0rn<,rl i,n,blt.ma <lor pcmrn d r nianificstn r s t w cjmml,Ios mr p a r w e real y nu
~.esuclt<,.riel><> seiiulu~.<[tie afects iioicarnctlte a la c,rgaoirarilit,. per,, an,, a la tcsis
i>rinril,alde r s t r escritw Qbiiri debat, rc,nsiderarst, ro la s,isma srrrii,n Ills l,t.c>rcs<>s dt.
l ~ l z i ~ ~deben
c<,ttv~isiAtiy la : \ ' n n i r l ~ b i l ~ ~ s ~ ~Ait,l,,,s . tc,n,arsc en cticnln.
" Povl Vinding. "Colding, Ludwig August". Donsk Biografuk Lekikon (Copenhague,
1933.19441. t,p. 377-382. Lc agraderrc>a Ruy y a Ann Lawrence vl I>abrl-nwpn,l,t,n.il,-
nado t i n c<,tnllrndiu de este dtil busqocjc, b i ~ ~ ~ . i f i c o .
" E. von Meyer. A Historyof Chemistry, had. a1 inglhs de G. McCowan, 3O ed. (Londres,
1906), p. 274. J . T. Merz, European Thought in theNinereenthCenrury (Londres, 1923-1950).
1:178-218, partieularmente la 6ltima pigina.
G . A. Hun,"ttudes sur les lois et sur les principes constituents de I'univers", Reuue
d' Alsacr, 1 (1850): 24-41, 127-142, 183-201; ilid., 2 (1851): 24-45. Las referencias a
rpvrit,,~rvlacig,nadt,~con l a ! V e n ~ r l ~ k ; l ~ , , sst. ~ ~Iprcscetan
I~I~ii bastante a mre~cdu.nunqor 110
sun muy fuvorables. Pur utn, lado, el pnbpio tirulo de esta obra sugirre In Natrrrphilo-
sophie, y el titulo sr odrcua a1 c~,ntrnido.
a' H, Hvll. '.R<tl,ert Mayer.., K , , t r , . s , ~ r d ; < ~ .19 (191<41:222-248.
Koeeigsberger, Helmholrz, pp. 3-5,30.
Hrimhoit~,Abl~a~t~llil,i,~pr.,~. 1:68.
123 ESTUDIOS HISTORIOGRAFICOS
the Mec1,ilnicaI Philost,pliy", O.viris, 10 (1952): 412-541. Sobre las teorias del s i g h XI i t 8
hay nluclta info~.ii!acibn dispersa en: D. McKie y N. H. d e V , iieatl~cote,TiieDiscot~eryuJ
Silc~iJi/icnndl.n~eraHeo~ (Londras, 1935) y H. Metrger, ~Venrori,Staid, Bocrlinna~.etirtrloci~ne
126 ESTUDIOS HISTORIOGRAFICOS
del siglo xvrlr, Cpoca en que eclips6 temporalmente el trabajo de
y Lavoisier, muchas veces se describib la teoria dinamica en disc
nes cientificas sobre el calor, aunque s6lo fuera por el gusto de
tarlz~.*~
En la medida en que la concepci6n del calor corno movimi
figur6 en el trabajo de los precursores, debernos entender por qu
concepci6n cobr6 despuPs de 1830 una importancia que raras
tuvo antes.s5
Ademas, la teoria dinimica no figur6 por mucho tiempo. S61o C
not la emple6 corno escal6n esencial. Mohr salt6 de la teoria dini
a la conservaci6n, pero su trabajo indica que le habian
vido del mismo rnodo otros estimulos. Grove y Joule se adhirier
chinti,pu i P ~ l i s iQ301.
, Misinfurlnacihn Gtil srenciirntra enG. Bertbuld,H~~o~foi&
M~cb,~ni.sclr~~Wi;ni,rthuori~,(Heidclbrrg, 18751, noobstanteque Bertlioldpasa rapida
del siglv \ \ II al \ I \ .
*' Comu seria dificil decir que la teoria del cal6rico se llubiese expuesto en
desarrollada antes da la publicaci6n, en 1789, del TraitiLUwnioire & ehimie,de Lav
sirr, tnis dificil set.ia afirrnvr qile aqu6lla bnbiesr errndicado a la tourin dininlica
'
dlcada transcurride lhilsta la publicaciGn del trabajo de Rumford. Sobretesti
<liarinaluso 10s xnis frrvirntcs partidarios de la troria del calhrico siguierun
dula, vCasr Armarsd SPguin, "Obsrrvatiuns gbn6ralcs sur le cdoriqoe. . . re
la tl>lul-iedt: Mbf. Black, Crawford, Lavoisier, et Laplace", Ann, de Clrim., 3 (178
148-242, y 5 (1790): 191.271. i~anicular,nente3:182-190. La teoria mxtet.inl del ea
tctuu, desdeliirgo, raices m u c l ~ u m h p ~ ~ o f i ~ n d a s q i t e l a o b rLavoisier,
ade peroRumf
Dnvy rr a l , se ul,osic~.un realmenre a la teuria nileva, no a Is antigua. Sus it..
pal.tiaolarmmte el de Rurnfurd, pudiel.un baber mantenido viva la ieoria din
despuls dc 1800, pero Riirnford no crri, la touria, purs ista no habia muerto.
'I Rara vez se recunucs qtgc casi lhasra mediados de1 siglo XI* hobo cientifi
bt~iilunresqoe aplicawn la conselvacihn de la ria oiro a la teoria de que el calm
muvimicnto, per,, sin veconocerdrl todo queelcalor y eltrabajupuedcn convrrriise
en otro. Considlrense 10s siguientes u e s ejemplos. Daniel Bernoulli, en 10s pirr
citados frecuentemente de la secciitn X de su Hydmdynamica equipera nl calm
particulas de uis viva e infiere las leyes de 10s gases. Luego, en el pdrrafo 40, apliea
tcoria alcaiculode la altum drsde la c u d dehecaerun peso dado para comprimirun
lhasta unv fracci6n dada de su voliinlen original. Su soiuci6n da la energiu drl m
miento cxtraida drl peso qoc cae para cumprimirrl gas, per" en nirlgrin momerltu s
euenta de que esta energia tiene que ser transferida a las particulas del gas y,
consiguientr, debe elevar la tclnperatura de dicho gas. Lavoisier y Laplace, en las
357-359 d r su clisica memoria (nota 721, aphcan la corrsenaci(,nde la energia a la te
dinamiea para dernustrar qoc, yam todos lor pruphsitus expesimmtales, Ins teo
dinimics y drl calhrico son i,rrcisaolente cqiiivdontra. J . B. Uiot repite el mism
argument0 en su Traw dcphys@merpirimunle et mathimotigur (Paris, 1816). 1 : 6 6 7 , y e
otras oartes del mistno capitulo. El errur d r Grove aaeica dcl ealvr (outa 34) izidicu que
alln la coneepciiln d r 10s prucesos de conversihu fiie insuficieote a vcces para apaitara
10s cientificos d e estc errur virtualmente universal.
LA c O N S E R V A C I ~ NDE LA ENERGIA 127
[a, pero, en lo sustancial, muestran no depender de ella.9s
ann, Mayer y Siguin se opusieron a ella -Mayer vehemente-
y hacia el final de su vida-." Las conexiones, aparentemente
, entre la conservaci6n de la energia y la teoria dinamica son
e nada r e t r o ~ p e c t i v a s . ~ ~
arense estos dos factores omitidos con 10s tres que ya se
sleron. La racha de descubrimientos de la conversi6n se inicia en
. Las discusiones tkcnicas acerca de las maquinas dinamicas
as fueron ingrediente repetitivu de la literatura cientifica antes
760 y su densidad aumenta a velncidad constante desde esa
" Gruve, P 1 , y k n l Forcrs,l,p. 7-8. Juulc, Pril,rrr, pp. 121-123.Quirb istos nu lrubieran
desal.rulladc, sus teurias si nu lhubirsan trndido a considernr<jurrlcalores movimiento,
pel." r n sus ubl-na no se vee mas coueuiones decisivas.
" La mernoria d r Holtzmann se base en la teoria del cal6ricu. Subre Meyrr, vPase
Wryrauch, I, pp. 265-272, y 11. p. 320, n. 2. SubreSPguin, viase C l r r m i n s ~ l e l e i r ,p. XVI.
La f'acilidad e innlediatrr con q o c l a taoria dinimica se identifich cun laconserve-
cihn dr la anergia las indican ius malentendidos cunternporineos de Mayer, citados en
Wcyrailcl>11, pp. 320 y 428. Elcaso eibsicu, sin embargo, es el delord Kelvin. tlabiendo
e,nl,lcado la teurir! del cali,rico en sus invrstigaciuries y en susescritoshasta 1850, inicia
se I'arnosu a~.ticolu.'On tile Dyxinrnical T11eol.y uf Heat" (M~rhernnricninndl'/~y.~ici1P~p~~~
[Cainbridge, 18821, 1:174-1751con cina serir d e comenrariosen donde afirma que Davy
Ihahin rrtablecido la truria dinimicu 53 anus antes. Luegu dice que "Los recientes
.
drscitbrirnicnros hecbos por Mnyer y Juele. . poeden srrvir,.sinsisc r,uirre, de cunfirma-
ci6n perfecta a las ideas d e sir Hurnphry Davy" (las cursivas son mias). Pero si Davy
csrableci6 la tcoria dinimica en 1799, y si la parrr mstante d e la consm,acii,n se
decprendc dc aqtillla, comu da a enirndrr Kelvin, iquIi'ue lo q e r Gste estevo liacirndu
antes de 1852Y
" Las tcurias abstractas d r ias mbqoinas didnricas nu ernpieran en un tnomrnto
drtei-rninado. Escogi 1760 pur su r r l a e i h cus las uhrrs de Smeaton y Burda, mu?
im)w,-tanrrr y moy citadas (suras 50 y 511.
' O 0 ?Vier,., & t ~ r o l ~ eTltottgl~,,
~~n I: 178, n. 1.
128 ESTUDIOS HISTORIOGRAFICOS
bien pueden constituir la constelaci6n fundamental, dada la pregunt:
de la cual partimos: ipor quk, entre 1830 y 1850, s e requirieron tantor
experirnentos y conceptos para un enunciado cabal de la conservaci6r
de la energia, que tan pr6xima se hallaba a la superficie de la concien
cia cieritifiea?
V. LA HISTORIA DE LA CIENCIA*
DESARROLLODEL CAMP0
L A . , I ~ S T O R I AINTERN*
LA MISTORIA EXTERNA
. .
:El aspect0 mas notorio en el debate acerca de la ciencia del siglo xvlr
'esti contenido en la llamada tesis de Merton, que en realidad son dos
'tesis que coincidenparcialmente y poseenfuentes distintas. En ultima
jnstancia, ambas tienden a explicar la especial productividad de la
ciencia del siglo xvrl correlacionando sus objetivos y valores novedo-
sos -resumidos en el programa de Bacon y sus seguidores- con
otrosaspectos de la sociedad de aquella 6poca. Enlaprimera, que algo
debe a la historiografia marxista, s e subraya la medida en que 10s
:baconianos esperaban aprender de las artes practicas y, a su tiempo,
ihacer que la ciencia fuese Gtil. Constantemente estudiaron las tkcni-
cas de 10s artesanus de su Ctpuca -vidrierus, metalurgicos, marine-
ros, e t c . , y muchos de ellos le prestaron atenci6n a problemas
practicos y urgentes de la Ctpoca, por ejemplo, 10s de la navegacibn, 10s
deldrenaje de tierras y ladesforestaci6n. Los nuevosprohlemas, datos
y mitodos promovidos por estos nuevos intereaes fueron, seghn Mer-
ton, la raz6n principal de la transformaci6n sustancial experimentada
I .porvarias ciencias durante el siglo xvrr. En la segunda tesis s e recogen
jlas mlsmas novedades de la kpoca, pero s e afirma que el puritanismo
jfue el estimulante primordial. (No tiene por qu6 haber conflicto. Max
Weber, cuya hipStesis principal investig6 Merton, arguments que el
puritanismo contribuy6 a legitimar el inter& por la tecnolngia y las
jartes htiles.) Se dice que 10s valores de las comunidades puritanas
-por ejemplo, la importancia concedida a la salvacibn a travks de
obras y a la comuni6n directa con Dios a travhs de la naturaleza-
i fomentaron tanto el inter& por la ciencia como la t6nica empirica,
/ instrumentalists y utilitarista que caracteriz6 a dichas comunidades
i durante el' siglo xvrr.
140 ESTUDIOS HISTORIOGRAFICOS
Estas dos tesis han sido extendidas y tambi6n atacadas vigorosa-
mente pero no ha surgido ningtin punto de acuerdo. (Una importante
confrontaci611, que se centra en 10s articulos de Hall y d e Santillana,
aparece en el simposio del Ir~stitutopara la Historia d e la Ciencia,
dirigido por Clagett; el articulo d e Zilsel sobre William Gilbert puede
encontrarse en la colecci6n d e articulos pertinentes del Journal of the
IIistoryofldeas dirigido por Wiener y Noland. E n su mayoria, la parte
restante de la literatura, que e s muy voluminosa, puede investigarse
en las notas d e pie d e pagina de una controversia reciente sobre el
trabajo d e Christopher Hill.)En estaliteratura, las criticas mas persis-
tentes so11las di~igidasa la definicibn y aplicaci6n que hace Merton d e
la etiqueta "poritano", y ahoraparece estarclaro que no puede serlitil
ningfin tkrrnino tan estrechamente dortrinario en sus rnnsecuencias.
Esta clase d e dificultades puede eliniinarse seguramente; pues la
ideologia baconiana no se restringi6 a los cientificos ni s e propag6
uniformemente por todas las clases y regiones deEuropa. El r6tulo clue
aplica Merton quiza sea impropio, pero no hay duda de que el fen6-
meno que describe s[ existi6. Los argumentos mas significativos en
contra d e su posici6n son residuos provenientes de la reciente trans-
formaci6n en la historia de la ciencia. L a imagen que da Mertorr de la
Revoluci6n cientifica, aunque ya de largos aiios, s e desacredit6 ripi-
damente rnientras escribia, especialmente en el papel atribuido a1
movimiento baconiano.
Los s e y i d o r e s d e la tradici6n historiografica antigua declaran que
la ciencia, como ellos la conciben, nada debe ni a 10svalores econ6mi-
cos ni a l a s doctrinas religiosas. Sin embargo, la gran importanciaque
': Mertorr le concede a1 trabajo manual, la experimentacibn y la confron-
" .. .
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~ ; ~ h ! : lPaul-Henri.
, 1950. De Pythagore d Ewlide. Paris: edici6n "Les Belles
~ ~
~ ~ i n v i t a c i i que
t n recibi para escribir este ensayo, s e me pide que
e sobre las relaciones existentes entre mi propio campo y otros
s de historia. "Por varias dc5cadas", se seiiala aU, "la historia de la
cia ha parecido seruna disciplina aparte, con apenas tenues lazos
10s otros tipos d e estndios hist6ricos." Con tal generaIizaci611,
rrada tan s61o por suponer que la separaci6n no tiene sino unas
uantas d6cadas, se evidencia el problema con el que he venido
chando tanto intelectual coma emocionalmente desde que, hace
inte aiios, empeck aimpartir elcurso de la historiade laciencia. Mis
umnos y mis colegas conocen el problema tan bien como yo; y el
echo de que 6ste exista influye mucho en la direccibn clue sigle
uestra disciplina, lo mismo que en su grado de desarrollo. Por extra50
ue parezca, y pese a que a menudo lo discutimos entre nosotms, no
ay nadie que haya hecho antes de este problema un tema de estudio y
de discusi6n ptiblicos. Agradezco, pues, la oportunidad de poder
hacerlo aqui. De seguir trabajando aisladamente, los historiadores de
la ciencia no podran resolver el problema central de su campo.
Esto es lo que pienso de mi trabajo y esto determina la forma en que
voy a abordarlo. Pues, m i s que haberlo estndiado, es Bste un tema
que he vivido. Y por eso 10s datos que expongo para analizarlo no son
tan sistemiticos como personales y producto de impresiones. De es-
to resulta, entre otras cosas, que me limitarc5 a estudiar la situaci6n en 10s
Estados Unidos. Tratar6 de rio ser parcial, pen) sin la esperanza de
lograrlo cabalmente, pues me considero un defensor de mi disciplina,
un hombre bastante cornprometido en la lucha contra 10s impedimen-
tos del desarrollo y la explotaciitn de su propio campo.
A pesar de la fingida defensa que 10s historiadores hacen del papel
especial que h a tenido la ciencia en el desarrollo de la cultura occiden-
tal durante 10s Gltimos cuatro siglos, la historia d e la ciencia e s para
ellos, todavia, un territorio desconocido. En muchos casos, talvez la
* Reimpreso con uutorizaci6n de Dnrd,~lrrlw, 100 (1971): 271-304, Copyright 1971, de
The American Aeadetny of Arts and Sciences.
151
mayoria, esa resistencia a1 conocimiento de dicho territorio no causa
daiios visibles, porque el desarrollo cientifico tiene a1 parecer poet
importancia para muchos d e 10s principales problemas de la historia
occidental moderna. Pero 10s hombres que estudiau e l desarrollo
socioecon6mico o 10s que discuten 10s cambios en 10s valores, las
actitudes y las ideas, si le han prestado atenci6n a l a s ciencias y es de
esperarse que sigan hacidndolo asi. Sin embargo y como regla general,
ven la ciencia desdefuera, sin atreverse a entrar enella, perdiendo as:
la oportunidad de conocer el continente de que tanto hablan. Esa
resistencia causa daiio, tanto a su propio trabajo conlo a1 desarrollo de
la ciencia.
Para plar~tearel problema en tkrrninos precisos, empezark este
ensayo dibujando la frontera que h a scparado, desde tiempos remotos
hasta nuestros dias, loscampos tradicionales delos estudios histbricos
d e la historia de la ciencia. Admitiendo que parte d e esa separaci6n se
debe simplemente a1 tecnicismointrinseco de la ciencia, voy a tratar
d e aislar y d e estudiar las consecuencias d e la gran divisi6n que
existe todavia y que requiere ser explicada d e otra manera. A1
buscar estas explicaciones, comenzare con algunos aspectos de
una historiografia traditional d e la ciencia, que ha sido rechaza-
d a una y otra vez y que en ocasiones ha llevado a 10s historiadores
a conclusiones errcineas.
Como esa tradici6n pas6 de moda hace uri cuarto de siglo, no paede
por si sola explicar la posici6n d e 10s historiadores contemporineos.
Un entendimiento mas completo dependeri tamhien del estudio de
aspectos seleccionados de la estructura y la ideologia tradicioriales
d e la profesi6n histbrica, temas que seran tratados hrevemente en
la penGItima secci6n de este trabajo. Para mi, las raices sociol6
gicas d e la divisi6n que s e analiza alli tienen un papel decisive,
y e s dificil imaginar c6mo s e resolver6 el problema. A pesar de ello,
a1 terminar mi ensayo, hablard de algunos acontecimientos recien-
tes, ocurridos principalmente e n mi propio campo, y anunciadores
d e q u e a1 m e n o s h a b r i u n a conciliaci6n parcial d u r a n t e
la pr6xima dkcada.
iQu6 e s lo que se tiene e n mente a1 hablar de la historia d e la cien-
cia como "unadisciplina aparte"? Por un lado, que casi ningun estudian-
te d e historia le presta atenci6n. Desde 1956, mis propios cursos de
historia d e la ciencia s e han catalogado comunmerite entre 10s cursos
d e historia del departamento del que fortrio parte. A u r ~en esos cursos
solamente un estudiante d e cada veinte ha sido estudiar~teo graduado
L A HISTORIA Y L A HISTORIA DE L A CIENCIA 153
Para tin ejernglo dc: la clasr d c aolaraciho clue puedr ltacr~.algiiien clue cuoosca
la cieacia y sii historia, v6ase la dist:osi<iodcl jpapcl de la cicncia durantr la Iltts-
tracido, dc C . C. Gillispie. Tigc i.'<l8u "/'Oid,in.,ir2;ri.(Princetun: Princetor, University
Press, 19601, cap. 5
158 ES~UDIOS HISTORIOGRAFICO~
ensayo que guia hacia la literatura rec:iente sobre el danvinismo. NGtese, sin embargo,
una ironia que iiustra los orablemas de o.e r c e.~ c i 6 nque estarnos tratando. Youns .
comienza deplorando las suposiciones, muy difundidas entre "10s historiadores de la
.
ciencia y tambi6n 10s demis. . de que ias ideas y 10s halla.zxo,osoientificos pueden
tratane como unidades relativamente bien d e f i ~ d a ys con limites claramente estable-
.
cidos . . [ y ] que 10s factores 'no cientificos' Fan] desempenado papelee poco
importantesen d a r k formaal desarrollo delnsideas cientiticas". Su articulo trnta deser
"un estudio de caso que se propone romper las barreras en una pequeiia irea entre l a
historia de la oiencia y otras ramas de la historia". Obviamente, Csta e s la close de
aportaci6nalaque yo le dada una bienvenidamuy especial. Sinembargo, Youngno cita
easi ningunaliteraturaque tienda aexplicar el surgimiento del darwinismo enrespuesta
al desarrollo dc ideas o ticnicascie~ifices,y e n realidad es que hay muypoeo que eitar.
Tampoco hace nin&n intento, en su escrito, por trntar 10s problemas tCenieos que
pueden haber contribuido a moldear el pensamiento de Darwin. Muy probablemente,
seri durante algin tiempo la descripci6n autorizada de la influencia de Malthus sobre el
Pensamiento de la evoluci6n, Dues es de todo unto erudito v Denetrante. Pero leios de
164 ESTUDIOS HISTORIOGRAFICOS
cacibn, hablaron por primera vez def zarcillo como hojas "abortad
0 que explicaron 10s diferentes numeros de ovarios en las especie
plantas emparentadas entre si, refinindose a la "adherencia", e
especie, de 6rganos separados en otra, no eran evolucionist
ningun sentido. Pero sin su trabajo, el Origen de las especies de D
pudo haber llegado a su forma final, o no haber logrado el impa
tremendo en 10s pGblicos cientifico y lego.
Concluir6 esta parte de mi exposici6n con un ultimo punto.
que, a1 explicar la g6nesis de las nuevas teorias cientificas, la i
tancia que se le atribuy6 a1 m6todo y a1 intelectual extracienti
eran del todo compatibles. Agregar6 que, en el nivel fundamen a
dos factores parecen ser de id6nticos efectos. Ambos produce
partidarismo aparentemente incurable qile le permite a1 histor
descartar por supersticiosos todos 10s antecedentes de las ideas
:as que trabaja. La validez del circulo en la imaginaci6u astron
debe de ser eutendida como product0 del apasionamiento pla
por la perfeccibn geom6trica, perpetuado por el dogmatism0 m
val; la permaner~ciaen la biologia de la idea de las especies fijas
ser entendida como el resultado de una lectura excesiva
literal del G6nesis. Lo que falta en la primera explicaci6n es la r
cia a 10s sistemas astron6micos sobrios y con gran poder de prede
lidad, fundados en el circulo, logro que Cop6rnico no pudo mejora
si solo. Lo clue falta en la segunda es el reconocimiento de q
existencia observada de especies distintas, sin la cual no podria h
uinguna empresa taxoncimica, s e vuelve extremadamente dific
entender a merlos que 10s miembros actuales de cada una de e
desciendan de una pareja original. Desde Darwin, la definici6n de 1
categorias taxon6micas basicas, como la especie y el gknero,
convertido en mAs o menos arbitraria, ha permanecido asi y ha
tad0 fuente extraordinaria de problemas. A1 contrario, una raiz t6
del trabajo de Darwin es la creciente dificultad, durante principios
siglo XI& de aplicar estas herramientas clasificatorias modelo
conjunto de datos que hnbian crecido enormemente, debido,
otras cosas, a la exploraci6n del Nuevo Mundo y del ockano Paci
En resumen, las ideas que el historiador desecha por calificarl
supersticiones suelen resultar elementos vitales en sistemas cient~
cos antiguos que arrojaron buenos resultados. Cuando esto sucede,
aparici6n de sustitutos no puede ser entendida como una mera co
cuencia de la aplicaci6n de un buen mktodo en un medio intele
favorable.
LA HISTORIA Y LA HISTORIA I)E LA CIENCIA 165
), u d ~ ~ ~ t a l a p o s i c i C n o p ~ i e s t a e n u n a f u r i r ~ amisextrerna,
delu argumentandola toral
pendenciadr I u s d ~ ~ r ~ ~ i Corri&endolaidra
, , ~ ~ , , ~ ~ . d e qoeIaRevoluciilnindustria1
,iencia newruniana aplicndu, puede decirse qice e s mrjor la vrrsii,il de Mousnier,
nr cstu inisma se deser~tiendrde las importantes ir~teraecionrsrnetodoMgicas r
,,lCgicas de la aicncia del sigh \ \ i l l con la tbcnica. Subre estos pu~ltos,v i a s e m6s
elanre, o bieir el excelentc busijoejo que ihay en el capitulo "Science", en E. J .
166 ESTUDIOS HISTORlOGRAFICOS
ciones metodoMgicas del siglo xxvlison vistas, por tanto, como lafueote
de una ciencia Gtil y consolidada. Explicita o implicitamente, se dice
que la ciencia ha venido influyendo cada vez m b , desde entonces, ex,
10s aspectos socioecon6micos. Sucede, sin embargo, que a pesar de
10s tres siglos de exhortaciones de Bacon y sys sucesores, la tecnoIogia
floreci6 sin aportes especiales e importantes de las ciencias hastahace
casi cien aiios. La aparici6n de la ciencia como elemento motor de
primera magnitud enel desarroUo socioecon6mico no fue un fen6meno
s a d u a l , sino repentino, annnciado sig~ficativamentey por primera
vez en la industria del teiiido quimico-orgi~co, a partir de 1870;
continu6 con la industria elictrica desde 1890; y se aceler6 ripida-
mente desde 1920. Ver estos acontecimientos como las consecuencias
resultantes de la Revolnci6n cientifica, equivale a pasar por alto una
de las transformaciones hist6ricas, radicales y esenciales dei mundo
contemporineo. Muchas de las discusiones comunes acerca de la
politicacientifica serian mis fmctiferas si la naturalezade este cambio
estuviera mejor entendida.
A dicho cambio volver6 m b adelante, pero primero debo bosqnejar,
aunque simplista y dogmiticamente, sus antecedentes. La ciencia y la
tecuologia fneron actividades distintas hasta antes de que Bacon
anunciara su uni6n a principios del siglo x n ~ y, luego continuarian
separadas por casi tres siglos mis. Hasta fines del siglo XIX, las
innovaciones tecnoldgicas importantes casi nunca provinieron de 10s
hombres, las instituciones, o 10s p p o s sociales qne trabajaban para
las ciencias. Aunque 10s cientificos hicieron algunas incursiones enla
tecnologia, y pese a que sus voceros a menudo proclamaran ixitos,
quienes verxaderamente contribuyeron al desarrollo tecnoltigico fue-
ron predorninantemente 10s maestros de oficios, 10s artesanos, 10s
trabajadores y 10s ingeniosos inventores, este irltimo g u p o a menudo
en agudo conflict0 con sus contemporineos cientifico~.~ El desprecio
por 10s inventores se puede encontrar repetidamente en la literatura
ladas del clima exterior -a1 menos del de las ideas- que los
catnpos creativos. Pero fue, indudablemente, una tradicibn
xagerada y, de cualquier manera, trabajar dentro de esta modalidad
&ib atractivo para los historiadores, excepto, tal vez, para 10s
.s4kiadores de las ideas. Sin embargo, aun 10s mas puros historiado-
s de lasideas fueron rechazados y en ocasiones confundidos por otro
efecto, mas pronunciado, de esta tradicibn. Los cientificos historia-
ores, asi coma sus seguidores, se caracterizaron por imponerle a1
asado las categorias, 10sconceptos y 10s modelos cientificos contem-
orineos. A veces, una especialidad que ellos reconstmian desde la
ntigtiedad, apenas habia sido reconocida como disciplina autbnoma
na generacibn atras. Ann conociendo el campo propio de esa disci-
lina restauraron st[ contenido actual con textos antiguos tornados de
campas heterogbneos, sin darse cuenta de que la tradicibn asi recons-
ida nunca habia existido. Ademas, generalmente 10s conceptos y
las teorias del pasado eran tratados como aproximaciones imperfectas
de las que estaban en uso, ocnltando tanto la estructura como la
integridad de las tradiciones cientificas anteriores. Inevitablemente,
las historias escritas de esa manera reforzaron la impresibn de que la
historia de la ciencia es una crbnica, no muy interesante, del trinnfo
del mitodo ortodoxo sobre el error descuidado y la supersticibn. Si
isos fueran 10s inicos modelos accesihles, solarnente se podria criti-
car a 10s historiadores por la facilidad con que s e engafian.
Pero 6stos no son ni 10s inicos ejemplares modelos ni tampoco 10s
predominantes durante 10s Gltimos treinta afios. h t o s provienen de
una tradicibn m b reciente que fue adaptando a la ciencia un enfoque
creado en las historias de la filosofia producidas a fines del siglo XIX .
En esa area, claro, sblo 10s m i s adeptos podian sentirse seguros de su
habilidad para distinguir el conocimiento verdadero del error y la
superstici6n. Como resultado, 10shistoriadores rara vez podian esca-
par de la fuerza de un precepto, mis tarde enunciado concisamente
por Bertrand Russell: "A1 estudiar a un filbsafo, la actitud correcta no
es ni de veneracibn ni de rnenosprecio, sino, en primera instancia, una
especie de simpatia hipotitica, hasta que sea posible saber q u i se
siente a1 creer en sus teorias." l4 En la historia de las ideas, la tradici6n
resultante eslaque prodnjeron E n ~ sCassirer
t y Arthur Lovejoy, coyas
trabajos, a pesar de sus profundas limitaciones, han tenido una in-
fluencia enorme y fructifera enla manerade tratar ideas enlahistoria.
'"ertrand Russell, A History of Wulern Philosophy (Nueva York: Simon & Schuster,
1945). p. 39.
174 ESTUDIOS HISTORIOGRAFICOS
Lo sorprendente y que falta ser explicado e s la ausencia de a1
influencia comparable, siquiera en 10s historiadores intelectuale
10s trabajos de 10s hombres que, siyiendo a Alexandre Kay16
estado desarrollando, durante una generacibn, 10s mismos model
para las ciencias. La ciencia, vista a trav6s de sus escritos, no es
misma actividad que la representada en cualquiera de las tradicion
antiguas. Por primera vez, s e ha convertido, coma posibilidad, en u
empresa totalmente histbrica, coma la m h i c a , la literatura, lafilosof
o el derecho.
Digo "como posibilidad" porque ese modelo tiene tambi6n s
limitaciones. Aunque se ha ampliado el temapropio del historiador
la ciencia a todo el context0 de las ideas, contin6a siendo histo
interna, ya que le pone poca o ninguua atenci6n a1 contextoinstitucz
nal o socioecon6mico dentro del cual se han desarrollado las ciencia
La historiografia reciente, par ejemplo, ha hecho que s e pierda la
confianza en el mito del m6tod0, pero luego ha tenido dificultad en
encontrarle un papel significante dentro del movimiento haconiano, y
prbticamente ha hecho a un lado tanto la tesis Merton como la
relaci6n entre la ciencia y la tecnologia, laiudustna, o las arte~anias.'~
Es tiempo de confesar que algunas de las lecciones objetivas que he
leido a 10s historiadores citados podnan circular tambibn, y provecho-
samente, en mi propio campo. Pero las areas alas que se aplican estas
lecciones objetivas son 10s intersticios entre la historia de la ciencia y
10sintereses, hay comunes, del historiador cultural y socioecon6mico.
Es necesario que 10s trabajen ambos grupos. Ya esta dado un modelo
del desarrollo interno de la ciencia, el c u d nos da puntos de entrada, y
los historiadores de la ciencia se estan volcando hacia 61, movimiento
que analizark enlas conclusiones. No tengo conocimiento de que haya
otro movimiento de tal rnagnitud dentro de la profesi6n hist6rica.
ESTUDIOS METAHIST~RICOS
VII. LA ESTRUCTURA HISTORICA DEL
DESCUBRIMIENTO CIENTIFICOw
* Reimpreso con autorizaci6n da Scierze, 136 (1962): 760.764. Copyrighi 1962, de The
American Association for the Advancement of Science.
' La revoluci6n mayor y e analizard en mi pr6ximo libro, The Structure of Scientific
que publicari en el otoiio la editors de la Urliversidad de Chicago. Las ideas
Rei,ol~~tions.
predominantes e n este articulo se eatrajeron de su tercer capitulo: "La anomalia y el
stlrgirniento de 10s descubrintientos cientificos" [Za cd., 19701
Para una brillante discusi6n de estos puntos, v6ase R. K. Merton, "Priorides in
Scientific Discovery: A Chapter in the Sociology of Science", Arnericon So~.iological
189
190 ESTUDIOS METAHIST~RICOS
3 Nu to do^ ~ O S ~ C S C ~ ~ ~ T ~ ~ ~ ~ F ~ r>itiliamrntrcomo
~ ~ O S C U T Telanteriora
C S ~ ~ ~ una
~ E ~ I ~ ~ ~ ~
tra de ",is dos clnses. Pur ejen,plo, el trabaja d r Anderson sobre el positr6n h8e
lirado con desconueimientu absoliifo de la teorid dei electnin, de Dilzc, u partirdela
al ya se habin predicho con cierta aproxirnaci6n la existencia de dicha particula. Por
rolado, Blackett y Ocehialini, en su trabajo realirado inmediatamente despuds dei d e
nderson, aplicaron la teoria de Diac y por lo mismo aprovecharon casi integramente
experimento: por elk,. su demostracibn de la existencia dei positr6n Cite mitclro mejor
quela d e Anderson. Subre este trrna, vtase N. R. tianson, "Discovering the Positron",
Bjitisit Jo~rrnnl,/i~~ the Plriloso~~ir~
"fS&eru;e, 12 (1961): 194; 12 (1962): 299. Hansun sugiere
varius de 10s puntas expuestos oqui. Le estoy muy agradccido a1 profesur Hanson poi
haberme proporcionado una reimpresidn d e su material.
' Desarrolli un ejcmpio mesos familiar desde el mismo punt" d e vista en "Tile
Caloric Tlieory of Adiabatic Compression", Iris, 49 (19581: 132. Un ar>ilisismuy seme-
;ante del sur@miento d e una teoria nueva se incllrye en las primeras piginas d s mi
ensayo: '.Energy Conservation as an Example of Simultaneous Discovery", en Crirtai
Proble~~ts in the Histor)-01'Scirtac.cornpilador, M. Clagrtt (Madisun: UniversitEof Wiseon-
sin Press, 1959). pp. 321-356.Lareferrncia aestos articulos puede anadirlr profundidad
y detalles a la discusi6n siguicntr.
La exp<,sici6nclisica del descubrimicnto delonigrnu es la de A. N. Meldrum, Tire
Eigiztee,rernrii Cc,,rury Rn~u1,criun in Science: The F i m Pltnse (Calcuta. 1930), cap. 5. Una
exposican m L conveniente y e n general m i s confiable er la inoluida en . I.
B. Conant, The
O~:rrrlcm!r r?f tile Phlugi8ton Titeory: The C/ieii$icolRruoitrrion q ' 1775.1 789.Harvard Case
HistvrirsinExperimentnl Science, case 2(Cambridge: HarvardUniversity Press, 1950).
Una revisii,n reciente e indispensable, que iecluye una 1.eleci6n de la controversia sobre
seguro que hays estado ternrinado antes de las investigacio
Priestley y Lavoisier, no s e public6 hasta que el trabajo d
Gltimos ya era bastante c o n o ~ i d oPor
. ~ tanto, no desempefia
papel causal, y lo omitirk para simpliiicar mi historia.' IniciarB,
el camino principal hacia el descubrimiento del oxigeno con el t
de Bayen, quienpoco antes de marzo de 1774 descubri6 que alca
el precipitado rojo de mercurio (HgO) s e producia el desprendim
de un gas.
Ese product0 gaseoso fue identificado por Bayen como air
(CO,), sustancia familiar para la mayoria de 10s dedicados a la quim
de 10s gases, por el trabajo anterior de Joseph B l a ~ k Se. ~ sabia
muchas otras sustancias desprendian el mismo gas.
A principios de agosto de 1774, unos meses despues de apare
trabajo de Bayen, Joseph Priestley repiti6 el experimento, aun
probable que en formaindependiente. Sin embargo, Priestley o
que elproducto gaseosopermitia la combusti6n y, por tanto, lo I
fic6 de otra manera. Para 61, el gas obtenido a1 calentar el pre
rojo era aire nitroso (N,O), sustancia que ya habia descubiert
mas de dos a i i o ~Mas
. ~ tarde, en el mismo mes, Priestley hizo un vl
P a n s y alli le comunic6 a Lavoisier la nueva reacci6n. Este repiti
la prioridad, es la de M. Daumas, La~oirier,theoricien et ezp4rimenrotew (Paris, 1
a p s . 2 y 3. H. Goerlae agt.ega mucilos detalles impc,rtantrs n ril~estroconoci
sobre las primeras relaciones entre Priestley y Lavuisier en su "Joseph Priestley's
Papers on Gases and Their Reception in France", Jozunol of the Hurov $Medicine, 12
(19571: 1, y tambiPn en w monografia, moy recirnte, Lrizroisiec Tile Cnicial Yerrr (Ithaca:
Corneli University Press, 1961). Sobre Scheele, vease J. R. Partington, A S l ~ r ~ N i s c o r y o j
Chemistry, 2" ed. (I.ondres, 1951). pp. 104-109.
Soh1.e las l'eclms en el trabajo de Schecle, viase A. E. Nor(iensiijii1d. Cod Wi2kclm
S c l ~ e e J ~iVach~.eirise,ie
, D i e f i l u ~ dA t ; / t ~ i c l i ~ t t z r ~ ~(Estocolmo,
t.ii 18921.
' U. Bc,akinnd ("A i.ost 1.etterirurn Sciieele to Lavoisier", Lychnos, 1957-1958, pp.
39-62] argitmenta qur Sclreele lr comonici, u Lavuisiersu descubrimiento dciuxigei~oen
unacnrta aonfeclia30 de srptiernbt.e dc 1774. Desde luegoesimportante 1a carta, yell0
demuestra que Schcele iba adelante de Priestley y Lavoisier en la Bpoca en que la
escribi6. Pero no creo que i s carta sea tan franca como supone Bocklund, y na
imagino cirn~up ~ d olraber secado dc elin Lavoisirr el descubrimiento drl oxigeno.
Scheele describe un procedimianto para constituir aire comGn, no para producir un gas
nocvu, y Gsta, como vet.emos mlis adelante, es casi la misms ioiormacidn qur Lavoisier
~.ecibi,ide Priestley mis o menos por la misma Ppoca. En todu caso, no bay prieabas de
qisc Lavuisicr realirara la clase de enperirnrnto sugerida pol Sclteele.
P. Bayen, "Essai d'eupbriences ciiymiqors, iaitrs stir qrielqoes precipitls de
mercure, dans la vue de dCcouvrir leur nature, Seconde partie", Observutioiu sur lo
physQrm, 3 (1774): 280-295, particularmente pp. 289-291.
J. 8.Conaot, The Ouerthrow of the Phlogiston T l e o v , pp. 3 - 4 0 ,
LA EsTRUCTURA HlSTORlCA DEL DESCUBRIMIENTO C I E N T ~ F ~ C O193
7s
.I. R . I'artington, A Skon History o(Cheminpy, p. 91.
'' Sobre 10s elemontos t~.adicionnlesdc las interpretaciones hechas por Lnvoisier de
las reacciones quimicas, v6ase H. Metzger, La philosophie & lo matdre chez Lavnoirier
(Paris, 19351, y Daumas, Louoisier, cap. 7.
LA ESTRUCTURA H I S T ~ R I C ADEL DESCUBRIMIENTO CIENT~FICO 195
acto simple que, siempre y cuando se sepa dc i l lo suficiente, es
posible atribuir a alguien Y a una fecha determinada. Cuando el descu-
bdmiento nb se esperaba, por otro lado, la atribucibn es siempre
imposible y el acto, dificilde reconocer. Si pasamos por alto aScheele,
podergbs decir, por ejemplo, sin meternos en mayor problema, que el
oxigeno no habia sido descubierto antes de 1774, y prohablemente in-
,istiriamos e n que se descubri6 en 1777, o poco despu8s. Pero, dentro
de estos limites, cualquier intento por fechar ese descubrimiento
por atribuirselo a alguna persona s e r i inevitablemente arbitrario.
$eri arbitrario, ademis, por el simple becbo de que el descubri-
rniento de un nuevo tipo de fen6meno sigue un proceso complejo
que incluye el reconocimiento de que se ha descubierto alga y de q u i
es ese algo. La observaci6n y la conceptuaci6n, asi como el hecho y la
asimilaci6n del hecho a la teona, se encuentran inseparablemente
unidos en el descubrimiento de una novedad cientifica. Inevitable-
mente, ese proceso toma cierto tiempo, y en 81 suelen intervenir
muchas personas. finicamente para 10s descubrimientos de mi se-
y n d a categoria -la de aquellos cuyo caricter s e conoce por antici-
pado- es que el descubrir algo y el descubrirlo qile es ese algo ocurren
simultineamente en el mismo instante.
Expondr8 acontinuacibn dosejemplos mucho m i s simples y breves,
que nos mostrarin a1 mismo tiempo lo tipico del caso del oxigeno y
tamhien prepararin el terreno para llegar a una conclusi6n m i s o
menos plecisa. En la noche del 13 de marzo de 1781, el astr6nomo
William Herschel escribi6 lo siguiente en su diario: "En el cuartil
uercano a Zeta Tauri. . . se encuentra una curiosa nebulosa, o tal vez
un cometa.""
Se acostumbra tomar tales frases como la declaraci6n del descu-
brimiento delplanetaurano, pero eso no es del todo cierto. Entre 1690
y la observaci6n de Herschel en 1781, habia sido visto el mismo objeto
y registrado el hecho a1 menos 17veces porhombres que pensaban que
era una estrella. Herschel difiere de Bstos Gnicamente por haber
supuesto, gracias a1 mayor poder de amplificaci6n de su telescopio,
queen realidad podria tratarse de un cometa. Dos observaciones mis,
que hizo el 17 y el 19 de marzo, confirmaron su sospecha a1 encontrarse
con que el objeto observado s e movia entre las estrellas. Consecuen-
temente, les inform6 del descubrimiento a 10s astr6nomos de toda
Europa, y 10s matemiticos que habia entre ellos empezaron a medir la
'I P. Doig, A Concise Hislory of Aarommy (Londres: Chilpmon, 1950), pp. 115-116.
196 ESTUDIOS METAHlST6RICOS
l6 L. W. Taylor, Physrcs, the Pioneer Scirnce (Boston: Houghlon Mifflin Co., 1941)
pigina 790.
LA ESTRUCTUKA HIST6RICA DEL DESCUBKIMIENTO C I E N T ~ F ~ & 197
nes que pueden s e ~ v i rde marco de referencia para ahondar en e l
estudio de 10s extensos episodios que acostumbramos llamar "descu-
brimientos".
Enprimer lugar, quiero llacer notar qua nuestros tres descubrimien-
tos -:&el deloxigeno, e l de Urano y el de 10srayos X-principiaron con
el aislamiento experimental o e n la observaci6n d e una anomalia, esto
es, con l a faUa d e la naturaleza para conforn~arsecompletamente a lo
que se espera. A continuacibn, n6tese que el proceso s e y i d o para
aislar esa anomalia muestra a1 mismo tienkpo las caracteristicas evi-
'dentemente incompatibles d e lo inevitable y lo accidental. E n el caso
de 10s rayos X, el brillo an6malo que le dio a Roentgen la primera clave
result6 clararnente d e la colocaci6n accidental d e su aparato. Pero,
hacia 1895,los rayos catbdicos erao un tema de investigacibn com6n
en toda Europa; en esa investigacibn, s e acostumbraba eqoipar los
tubos d e rayos catbdicos con pantallas y peliculas serrsibles; en conse-
cuencia, el accidente d e Roentgen pudo haber ocurrido en crialquier
otro lugar, y d e hecho asi fue. Estos comentarios deben servir para que
resalten las senrejanzas del caso d e Roentgen con respecto a 10s casos
de Priestley y Herschel. Este observ6 por primera vez su an6rnala y
gigantesca estrella eIr el curso de un prolongado estudio d e 10s cielos
del norte. Ese estudio fue, salvo por la mayor amplificaci6n clue
proporcionaba~isus instrumentus, del mismo tipo que se habian ve-
nido realizando antes y que ya habia producido observaciones de
Urano. Y Priestley d u a n d o aisl6 el gas que s e comportabacasiigual
que el aire rritroso y despu6s casi i y a l que el aire com6n- estaba
viendo tambikn algo que ni st: !labia pnjpuesto N concordaba con el
resultado d e un tipo d e experinlento del que habia muchos preceden-
tes en Europa y que habia conducido m i s d e una vez a la producci6n
del nrismo gas.
Estas caracteristicas sugierenlaexistencia d e dos rec1uisitos norma-
les para el inicio d e iln episodio d e descubrimiento. El primero - q u e
durante todo este escrito, en gran medida, he dado por sentado- es la
capacidad individual, el talento o el geniu para reconocer que algo ha
salido ma1 d e una manera que puede tener consecuencias irnportan-
tes. No todos 10scientificos habrian notado que una estrella descono-
cida pudiera ser tangrande, que unapantalla no deberia haber brillado
ni que el aire nitroso no debiera baber mantenido la vida. Pero ese
requisito presupone otro, que e s menos frecuente d e dar por sentado.
Cualqoiera que sea el nivel del genio posible que las observe, las
anomalias no s e presentan en el curso normal d e la investigacibn
198 ESTUDIOS METAHIST~RICOS
" Aunque aqui no puedo argurnentar sobre este punto, las condiciones que hacen
probable el surgirniento de una anornalia y las que la haeen reconocible son en gran
medida las mismas. Tal hecho puede nyudarnos a entender el porqut de tantos descu-
brimientos sirnultineos como hay en las ciencias.
'' Un bosquejo 6til del desarrollo da la quimica de 10s gases se halla en Partington,
A Shon Hklory of Ckrnisrry, cap. 6 .
LA ESTRUCTURA HIST6RlCA DEL DESCUBRIMlENTO CIENT~FICO 199
Finalmente, veamos la tercera de estas tres caractensticas comu-
nes, referente alo que sucede cuando el periodo de un descubrimiento
se acerca a s'u fin. Para un analisis completo de este tema, harian falla
p p e h a s y otro articulo, ya que aqui es muy poco lo que he &cho
del figal de un descubrimiento. Sin embargo, no hay por qub soslayar
el tema, pues en parte es un corolario de lo ya expuesto.
Muy a menudo se describen 10s descubrimientos como las meras
adiciones o incremerltos a1 climulo creciente del conocimieuto cienti-
fico, y por ello parece que el descnbrimientoindividual es una medida
gfirecisadel descubrimiento cientifico. Sin embargo, sugiero que eso se
aplica liriicamente a descubrimientos que, como el de 10s elementos
que llenaron 10s espacios vacios de la tabla peri6dica, ya estabau
previstos y, por lo mismo, no exigian ningun ajuste ni adaptacidn ni
asimilaciifn por parte de la profesidn respectiva. Aunque el tipo de
descubrimientos que henlos estudiado aqui e s indudablemente de
adiciones al conocimiento cientifico, tamhikn es a1go mas. En cierto
sentido, que aqui s61o pude expouer en parte, tales descubrimientos
influyeri igualmente en 10s conociniientos establecidos, haciendo que
sean contemplados desde una nueva perspectiva y, a1 mismo tiempo,
cambiando la forma de trabajar algunas de las partes tradicionales de
la ciencia. Quicnes trabajan en aquellas areas a las que pertenece el
fen6meno nuevo suelen ver de manera difereute tanto el mundo como
sn trabajo cuando surgen de la larga batalla con la anomalia, lo cual
constituye el descubrimiento de ese fen6meno.
William Herschel, por ejemplo, a1 aumentar en uno el n6mero de
planetas conocidos, les enseiio a 10s astrdnomos a mirar cosas uuevas
mientras escudrisan 10s cielos iamiliares, aunque sea con instmmen-
tos menos perfeccionados que 10s de 61. Ese cambio en la visiifn de 10s
astr6nomos debe ser la principal razdn de que, en el medio siglo que
siguid al descubrimiento de Urano, se agregaran veinte cuerpos cir-
cunsolares a Ins siete tradicionale~.'~ La transformacidn, semejante a
'' R. Wulf. C n 1 . 6 i h r r ~lelrrrlamnoatie (Monicl~,1877), pp. 513-515, 683-693. El descit-
brimiento de 10s astemides, anies dr la e w de la Cutngrafia, sisrle verse corno resultado
delaley deBode. Pero esaley no ~ u e d ser e todala explicaei6n y aeaso n i siquiera haya
re~,resmtudoran $>ape1impurtante. El descu brimiento de Ceres, reirlirildo por Piazzi m
1801, cleurrii, sin que Pstr supiera nada dc la especcilaci6n, corrirnte en ayuel entonces,
del planeti! fhltante en el "espacio vacio" entre Marte y Jilpiter. Lejos de cllo, Piazri
estaba realizando erploracianea estelares, como Herschel. Lo m i $ impoztante es quela
ley dc Bode ya era astigiia en 1800 Ii6id.. p. 6831, pero antes de esn feclta s6lo a un
hombre se le llabia ucurrido qor vvlia li! pena buscurotro planera. Por Gltimo, la ley de
Budr si,lo podia sugeiir la tttilidad de bisx:ar m i s planetas: prm no les decia a 10s
la antenor, que resulta del trabajo d e Roentgen es ahn m i s patente.
En primer lugar, tuvieron que cambiarse Pas ticnicas establecidas
para la investigaci6n d e 10s rayos cat6dicos, debido a que 10s cieutifi-
cos encontraron que no podian controlal una d e las variables pertinen.
tes. Entre esos cambios estuvieron el pe~f&ccionamientod e aparatos
antiguos y formas nuevas d e hacer preguntas viejas. Ademis, los
cientificos m i s interesados experimentaron la misma t r a n s f o r m a ~ i 6 ~
d e sus correspondientes perspectivas que acabamos d e ver coma
consecuencia del descubrimiento de Urano. Los rayos X fueron el
primer tipa d e radiaci6n nueva descubierto desde la infrarroja y la
ultravioleta a principios d e siglo. Pero menos d e una d6cada despu&s
del trabalo d e Roentgen se descubrieron cuatro m i s gracias a la nueva
sensibilidad cientifica (par ejemplo, las placas fotogrificas veladas) y
par algunas d e las nuevas tkcnicas instlumentales que resultaron a
partir del trabajo d e Roentgen y d e su a s i m i l a ~ i 6 n . ~ ~
Muy a menudo estas tlansfo~macionesen las tQmcas establecidas
en laprictica cientifica tienen ahn m i s importancia que el aumento de
conocimiento que proviene del descubrimiento mismo. Tal es lo que
podria argumentarse a1 menos en 10s casos d e Urano y d e 10s rayos X;
en cuanto al tercer ejemplo, el del oxigeno, esti categ6ricamente claro.
A1 igual que 10s trabajos d e Herschel y de Roentgen, 10s de Priestley y
Lavoisier les enseiiaron a 10s cientificos a mirar las situaciones anti-
guas desde nuevas perspectivas. Por tanto, como era de esperarse, el
oxigeno no fue la uuica nueva especie quimica que se tuvo que identifi-
r a r como consecuencia de la investigacibn. Pero, en el caso del oxi-
geno, 10s reajustes exigidos par la asimilaci6n del nuevo conocimiento
fueron tan profundos que desempeiiaron un papel esencial e inte-
gral -aunque en si no hayan sido la causa- en el cataclismo de la
teoria y la prictica d e la quimica, que desde entonces se conoce como
la Revoluci6n quimica. No sugiero que todos 10s descubrimientos
imprevistos tengan consecuencias tan profundas y d e tan largo al-
cance e n la ciencia, como las que siguieron a1 descubrimiento del
oxigeno. Pero si sugielo que todos esos descubrirnientos exigen, de
astronomos en d6nde buscarlos. Lo que si esti clam es que la rnotivaci6n para busear
rnh pianetas data del trabajo de Iierschel sobre Urano.
Sobre las radiaciones a, 6 y y , cuyo descubrimionio data de 1896, "Case Taylor,
Physics, pp. 800-804. Sobrelas cuatro nuevas iorrnusde radiaci6n, ios rayos N, "Case D.
J . S. Price, ScianceSiweRobylun (New Hauen: Yale University Press, 1961). pp. 8489.
Quelos rayos N hayan resuitado a fin de cuentas motivo de un escindalocientifieo nolor
hace menos reveladores del estado mental de la comunidad cientiiics.
LA ESI'RUCTURA H I S T ~ R I C ADEL DESCUBRIMIEN'I'O CIENTIFICO . 201
quienes son 10s m i s interesados en ellos, 10s tipos de reajuste que,
, u a n d ~son mas obvios, equiparamos con la Revoluci6n cientifica.
Cree que, poryue exigen reajustes como Bsos, el proceso del descu-
brimiento posee, necesaria e inevitablemente, uua estructura, y por
consSguiente s e extieride en el tiernpo.
.9
VIII. LA FUNCI6N DE LA MEDICION
EN LA F ~ S I C AMODERNA"
En grado mucho mayor del que nos damos cuerrta, nuestra imagen
la fisica y de la medici6n e s t i determinada par 10s textos cientific
En parte, esa influencia es directa: los libros de texto son la fi
fuente mediante la cualla mayoria de las personas entran en cont
con la fisica. Su influencia indirecta, sin embargo, es indudabl
mayor Y mas generalizada. Los libros de texto o sus equivalentes son
los Gnicos almacenes de los logros reaiizados por los fisicos contempo-
rineos. La mayona de los escritos dedicados a lafilosofia de la ciencia,
asi como la mayor parte de los trabajos de vulgarizaci6n cientifica,
parteu del analisis y la propagaci6n de esos logros. Coma lo atestiguan
muchas autobiografias, incluso el investigador cientifico no siempre se
halla libre de lairnagen de libro de textoobtenidadurante susprimeros
contactos con la ~ i e n c i a . ~
IndicarC surneranronte por quk el nlodo de presentaci6n del libro de
texto es, de suyo, causa de confnsiitn, pero examinari primero esa
clase depresentacibn. Admitido que la n~ayoriadelosasisrentes a esta
S E examina tnis detalladameo!e esre i~ni,mcnr,rll s t i mwiug~.aiiaTiir P,rrcriin.
Seienli/ic Revoluliorrr, que aparecerl corno vol. 2, nlirn. 2, en la inrrrrmtionnl Eiu;yclopedin
En cse lugnr, y e examinan tamhien muchos uiros aspccios de la
of U n W d Sciencd.
imagen de lihro de texto de ia ciencia, sus origenes y sus poderes.
LA FUNCl6N DE 1.A MEDlC16N EN LA FISICA MODERNA 205
a hferuio
(I6g1ca1, rnarerndtica)
do aceptada por la profesi6n. Por eso, creo, es que estin alli los cua-
dros: definen la "concordancia razonahle". Estudiindolos, el lector
aprende lo que puede esperarse de la teona. El conocimiento de 10s
cuadros es parte del conocimiento de la teoria. Sin ellos, la teoria
estaria incompleta en lo esencial. Con respecto a la medicibn, no seria
tanto no verificada como no venficahle, lo que nos aproxima a la
conclusi6n de que, en cuanto ha sido incorporada a un texto -10 que,
para nuestro prop6sit0, significa en cnanto ha sido adoptada por la
profesi6n-, se reconoce que ninguna teoria puede ser verificahle por
ninguna prueba cuantitativa a la que no se la haya sometido ya.9
William Ramsay, Tlte Gores v{tdeArrnosphere: The History ofT1teir Discourry (Londres,
18961, caps. 4 y 5.
Prose8lil- este nsunto nos llevaria fuera del tema de este articulo; pero debiera
yrosoguirse purque, si tengo razdn, se relaciona con la irnportante controversia, de
actualidad, sobre iadistinci6n entrr veidadanalitica y verdad sinthtica. Enlarnedidaen
Quizi estas conclusiones no sean sorprendentes. En redid
tienen por q u i serlo. Despuis de todo, 10s libros de texto se es
tiempo despuis de 10s descubrimientos y 10s procedimientos d
firmaci6n cuyos resultados registran. Adernis, se escriben con p
tospedag6gicos. El objetivo de unlibro de texto es el de darle a1
de la manera m i s econ6mica y ficil de asimilar, un enunciado
que la c o m u ~ d a dcientifica contemporinea Cree que sabe, asi co
de 10s usos principales que pueden darsele a ese conocimiento.
informacibn relativa a la forma en que se adquiri6 ese c
miento --el descubrimiento- y a l a raz6n de que haya sido ace
por la profesi6n --confirmaci6n- es, en el mejor de 10s casos,
exceso de equipaje. No obstante que incluir esa informaci6n po
aumentar 10s vaIores"humanistas" del texto y fomentar la educa
de cientificos m i s flexibles y creativos, hana tambiin que el tex
alejara de la facilidad de aprender el lenguaje cientifico contemp
neo. Hastalafecha, s610 el Gltimo objetivo ha sido tomado en serio
la mayoria de 10s escritores de libros de texto sobre ciencias natur
En consecuencia, auuque 10s textos sirvan para que 10s fil6so
descubran la estructura Mgica de las teonas cientificas terminada
probable que sirvan masparaconfundir que para ayudar alne6fit
reclama mitodos productivos. Con la misma esperanza, podria
carse e n un libro de texto sobre lenguaje, de nivel universitario
caracterizaci6n autorizada de la literatura correspondiente. Los te
sobre idiomas, como 10s textos cientificos, ense~iana leer laliteratu
pero no a crearla ni a evaluarla. Y lo m i s probable es que las indicac
nes que den sobre estos puntos Sean causa de confusi6n.'"
qiie iina ieoria drbe ir ucompafiada de u n enunciadu sobre la pruebu d e ella para tener
significadu empiricu, la teuriu. total (qur incluye la prueba).debe srr vrrdntlera analiti-
cammte. Subre tin eriiinciado dal problcma filos6fico d e la analiticidad, v h s e W. V.
Qtiine, "Two Dusmas of Eml,irieism" y utt.us ensayos en From o Logical Poi,a of V i m
(Cambridge, Mass., 1953). Para una discusidn estirnulantr, per" 1x0 rigorosa, de la
posicii,n, orasionalmente nx~alitica,de luslcyescientificas. ukase N. R. Hanson, Pnrterre
<<fDirc<>reo.(Cami>ridgr, 19581, ~ 1 ' . 93-118. Una discusihrr nuevadelproblernafiloscificu,
que ineluyr copiosn referencia a la liteintura d e ia coetroversia, se encuentra en Alan
Pasch, Experience and the Analytic A Reeonsideratior~o/Empiricisrn (Chicago. 1958).
' O 1'wla munogrufia aitadarn Is notn 3. st. urgumrntar8 qiiela desviacihn lrropiciada
11or10s libros d r tcuto cirntificos e s iantu sistematica cumo funcional. No esta claro, de
ninglin rnodo, c6mo seria que una irnagen m&senacfa del p--eso de la eiencia hiciera
de los fisicas investigadores m i s eficientes.
LA F U N C I ~ NDE LA MEDICION E N LA FfSIC.4 MODERNA 211
que esta distincii,n, clara y contundente, entre aiticuios y libros, escritos d e investiga-
ci6n y de otra indole, aittnerlta enormemente la fuerza de lo que he venido llamando
image" de iibros d e texto.
'* Aqui y eli otras pnrtes de este articulo pasari. por alto la gran cnntidad d e medicio-
nes hechss senciliamente para obtener informaci6n factual. Pienso que mediciones
eomo las d e gravedad especifica, longitudes de onda, constantes de elasticidad, puatos
de ebullicii,i,, etc., sr efect~iunpuradeterminarpar=metros que hnn de insertarse eelas
teoriascientiiicas, pem q u e dstas na predicen 10s resultados numQicosencuesti6n --o
bien no los predicen en el periodo de que se t~ata-. Esta elase d e mediciones no carece
de inter&, per" creo qoe es una cosa bi& entendida. En todo caso, considerario
exteoderia demasiado 10s alcances de este articuio.
212 ESTUDIOS METAHISTOKICOS
" Son Cstas la deflenidn de la lur en el campo gravitational del Sol, la precisidn del
perihelia de Mercurio y el desplazamiento hacia el rojo de la luz de las estrellas lejanas.
Ee el rstado actual de la teuria, $610 Ins dos primerns son verdaderas predicciones
cu~l!liilati~as.
'" Las difict~ltadespara encontrar aplicaciones concretes dr la ieot.ia general de la
relatividad no dehen impedir qiie 10s cientiiieus aprovecllen el punto de vista cieniifico
incorporado en esa teoria. Pero, qiiizi dcsgraciadaeiente, asi pareeeestarocurrirndo. A
diferencia de In teoria especial, lus estudianres de fisica pricticamente nose dedican a
la teuria general. Cahe pensai clue dentm de cincrtrnta anus sr llahii perdido de vista
totalmente este aspect" de iss aput.tacionos de Einstein.
LA FUNCION DE LA MEDICION EN LA F ~ S I C AMODERNA 213
'I Lus experitnerttus nlds prrtineotei y a los que m is ss recilrri6 fueron rjrcuiados
eon penduios. La determiilacibn drl retrocesv d r 10s dus pesos de srndos pendulus que
chucan parcce 1,abersidu el prir~cipalinstrumento cut~ceptualy experimental ernpleado
enelsiglo xr~iparadeterminarloqueeranla"accidi~"y1a'.reacci6nM dinimicas. Vhasr
A. Wolf, A History ofScience, Technology, or& Phiksophy in the Sixteenth and Semnteeruh
Cmturicr, nueva ed. preparada por D.McKie (Londres, 1950), pp. 155, 231-235; y R.
Dugas, Lo dcanlyue ou miie sihcle (Neuchatel, 19541, pp. 283-298; y Sir I s m Newton's
Mathemnticol Primiples @'Noturd Philosopl&yadH b Sy~rcrnofthe World, F. Cajori, compila-
dor (Berkeley. 19.344, pp. 21-7L. Wolf(p. 155) describe la tercera ley cumo "la linica ley
lisica d e las trcu".
" V l a s e la excelente descripaibn de cstr aparato asi cum" el anilisis de las razones
(ie Atwood para consrmirlo, en Hansun, I'o~srnsufDoisco~er).,pp. 100-102 y notas a estas
~,aginas.
" A. Wolf. A History ofSciener, Technology, and Philosophy in the Eighteenth Century, Za
ed. rev. i,c,i 1). Mc.Kic (Londies, 1952). pp. 111-113. Hay alg~lnvsprecursores d e las
mrdiciunes efecruadas yor Cavcrtdislr en 1798, yrru shlo 6ste logri, obtener resoltadus
ineqoivucus.
214 ESTUDIOS METAHIST6RlCOS
'' Los mudet.nos aparatos d c laboratorio con 10s qor sc lc aytida a1 estudinnre a
estudiar la ley galileana d e la aaida librr s u n buCn ejemplu d e la marlera como la
pedagogia drsvirrlia la imager, Bist6rica de la relacine r n t r r la aiencia crrativa y
medicicin. Lo m i s probable es que n i n ~ l n cde los npnr8tos rille lloy estir, en ~ l s ose
podrla ltaber construido en el s i g h S \ 18. UIIOde k,s dispositivos. mrjorcs y m i s canoci-
dos, por ejernpk,, permite qne onci~ei.poprsndocaigverltre t i n par de rielzs i,ardclos y
verticales. Entre tales rieles, sr bace pasar r ~ n acorrientc ellctrica cads ccnr6simo de
segondo, y lachispa <leepasa d e riel a riel y s travls d e l p c s o q i ~ e d aregistrada sobre una
cieta tratadacluimicamcnte: nsi piles, sr registralaposicii,ndrlpesoc:ndaccnti.simude
s e ~ f n d oO. t w s aparatos son ci~enraminutosel6ct1icos. etc. Rcsttecto a las difici~ltadcs
ilist6riaas qiee irnplica el ilaael. mediciones relativss a esta Icy. vlase mQs adelante.
'* En iodas las aplicaciones d e Ins leyes de Newton hay apmriaacic~nes.t,em en los
ejempios siguirnfrs lus aproximaeiones tienrn unv importanria cuantiteriva de la qoe
carecen / a s ~ n r e r i o r e s .
20 Wolf (C;ig/rfrmrh Cenftrr7. pi,. 75-81) d s u n a biicna dcscripei6n preliminvr d e esre
trahaio.
LA FUNCION DE LA MEDICION EN LA F~SICAMODERNA 215
esti dirigido a las teonas que parecen encajar con lo que se sabe
acerca de la naturaleza, y todas estas teonas, por diierentes que Sean
en su estnictura, parecerin producir, necesariamente, resultados
predi,;,tiv~smuy semejantes. Si es posible distinguirlas mediante me-
dicidhes, Bstas, de ordinario, violentaran 10s limites de las tBcnicas
experimentales existentes. Ademis, dentro de 10s limites impuestos
esas tkcnicas, las diferencias numkicas en cuestibn resultarin
ser, muy a menudo, bastante pequeiias. Sblo en estas condiciones y
dentro de estos limites, puede esperarse que la naturaleza responda a
4as ideas preconcebidas. Por otro lado, estas condiciones y limites son
precisamente 10s caracteristicos de la situacibn histbrica.
Si he logrado aclarar esta parte de mi argurnentacibn, podrB tratar
mis ficilmente otro posible mal entendido. Al insistir en que es
condicibn indispensable un cuerpo de teoria muy desarrollado para
realizar mediciones fructiferas en la fisica, parece que quiero decir
que en esta ciencia la teoria debe conducir siempre al experimento
y que el papel de Bste es, defi~tivamente,seeundario. Pero tal
implicacibn depende de identificar "experimento" con "medici6n",
identificaciitn que ya reprob6 explicitamente. Sblo porque la compa-
racibn cuantitativa de teonas con la naturaleza llega en una etapa tan
tardia del desarrouo de una ciencia e s que la teoria parece ser una guia
decisiva. Si hubiBsemos hablado de la experimentacibncualitativa que
domina las primeras etapas del desarrollo de una ciencia natural, y
que de abi en adelante continlia desempeliando un papel importante,
el resultado habria sido muy diferente. Quizi aun entonces no hubi6se-
mos querido decir que el experimento es anterior a la teoria -aunque
seguramente si lo es la experiencia-, pero ciertamente habriamos
encontrado mucho m i s simetna y continuidad en el diilogo que se da
entre uno y otra. Muy pocas de mis conclusiones sobre el papel de la
medicibn en la fisica pueden extrapolarse ficilmente a la experimen-
tacibn en su coniunto.
MEDICION EXTRAORDINARIA
d i ~ , i ~Lost".
y i i n l 01 (1058):128.136:
Atiiuricon S o ~ i o l ~ ~ ~Rrririu,
228 ESTUDIOS METAHIST~RICOS
soluciones, y son &stas las que les dan a las crisrs c~entificassU
importar~ciafundamental.Frecuentemente, se resuelven las crisispor
el descubrimiento de un nuevo fen6meno natural; ocasionalmente, la
solucibn exige una revisi6n basica de las teorias exrsterrtes.
Obviamente, la crisis no es una condicibn previa para que, en las
ciencias naturales, ocurran 10s descubrimientos. Ya hicimos notarque
algunos descublimientos, coma las leyes de Boyle y de Coulomb,
surgen con facilidad como la especlficaci6n cuantitatlva de lo que ya
se conoce cualitatlvamente. Muchos otros descublin~ientos,las miis
de las veces cualitativos, resultan de la exploraci6n preliminar con un
instmmento nuevo, por ejemplo, el telescopio, la pila elbctrica o el
ciclotr6n. Hay, ademis, 10s famosos, "descubrimientos accidenta-
less: Galvam y lascontraccionesdelas patas delalana, Roentgen ylos
rayos X, Becquerel y las placas Eotogrificas veladas. Pero las dos
ultimas categorias de descuhrimlentos no son slempre independientes
de las crisis. Es plobable que sea la capacidad de reconocer una ano-
nlalia significativa en contra del tel6n de fondo de la teoria ordinaria lo
que distinga precisamente a la victima afortunada de un "accidente",
de sus contemporaneos que no log~anadvertir el mismo fenbmeno.
(iNo cabe esto dentro de la famosa frase de Pasteur de que "En 10s
campos de la ohservacibn, el azar favorece finicamente a l a s mentes
p r e p a r a d a ~ " ? )A1
~ ~mismo tiempo, las nuevas tkcnicas instrumentales
que multiplican 10s descublimientos son a menudo productos secun-
darios de las crisis. La invenci6n de la pila elBctrica, realizada por
Volta, fue, por ejemplo, resultado de un largo interlto par aslmilar las
observaclor~esde Galvani, de las contracciones de las patas de larana,
alas teorias dela electricidad queprevalecian en aquella Bpoca. Y, por
encima de estos casos un tanto cuestionahles, hay gran niimero de
descubrimientos que son, muy claramente, el resultado de una crisis.
El descubrimiento del planeta Neptuno fue producto de un esfuerzo
por explicar las anomalias conocidas de la brbita de U r a n ~ La .~~
naturaleza del cloro y del monbxido de carbono se descubr16 tras de 10s
intentos por reconciliar con las observaciones la nueva quimica de
L a v o i ~ i e rEl. ~ descubrimiento
~ de 10s llamados gases nobles fue pro-
ducto de una larga serie de investigaciones, imciada a raiz de la
D e I d i ~ e i t r s ~ ~receycii,ndr
de Pasteu~~pronc~ociadu en Lillr en 1854,citadoen Keni
Vallrry-Kudot, 1.n Vie rle Pansir (Paris 19031, 1,. 88.
"Angils Armitage. A Ct,nli,rs ~ / ' A s r , r i s o , r z(Londrcs,
~ 1950). pp. i l l - 1 1 5 .
Accma dcl rloro, viase E!.nst vus Mcycr, A Hi~t~~r~~/~C1iemis~ryI11111 llir ii(ir1icrt Tinies
to the Prerenr Day, trad. a1 indks d e G . M'Gowan (Londres, 1891), pp. 224227. Sobre el
LA FUNCI6N DE LA MEDICION EN LA FISICA MODERNA 229
ente la teoria ondulatoria, despues d e 1812. Pero muy poco eu lo que dieen sobre 10s
onteeimie,aos ocurridos en el siglo XVIII e indicatives d e unn crisis previa a la primera
efensa que him Young de la teoria onddataria en 1801 y despubs. De hecho, no se ve
aramente que habia una crisis o, por lo menos, una nueva. La teoria corpuscular de la
de Newton, nunca habia gozado de aeeptaci6n general, y cuando Young e m p e ~ 6a
nerse a ella lo hizo hasindose enteramente en anomalias reconocidas y a veces ya
lotadas. Tenemos que saear la conclusi6n de que el siglo XVlll ~e caracteriz6 por una
is de bajo nivel en la 6ptics, pues la teoria predominante nunea fuc inmune a criticas
ques difiidos a sus aspectos fundamentales.
sto debiera bastsr para apoyar el punto que trato de exponer aqui, pera sospeeho
s61o con un estudio cuidadoso de la literatura del sigio xviii relativa a la 6ptica
odremos sacar una conclusi6n m i s sostenible. Un simple vistazo a esa Literatura
giere ya que las anomalias de la 6ptiea d e Newton fueron mucho m i s evidentes y
spremiantes que nunca en las dos deeadas previas a1 trnbajo de Young. En la dbcada de
1180, la existencia de lentes y prismss condujo a numerosas proposiciones para la
determinacibn astron6mica dei movimiento relativo del Sol y las estrellas. (Las referen-
eias sue hay en Whittaker, Aerier and Elelnriry, 1:109, llevan directamente hacia una
iiteratura mueho mis extensa.) Pero todas *stas dependiar~d e que el movimiento dc la
luz fuera mucho m i s ripido en el cristal que en el nire, y por tarito dieron nueva
relevancia a unn antieua controversia. L'Abbb Haiiv demostr6 axuerimentslmentc
r S u r la double rPfrnction du Spath rl'fslande", Memoires de l'Ac<zdernie, 1788, pp. 34-60)
que la teoria ondulatoria aplieada por Huyghens a la doble reGacci6n arroiaba meiores
resultados que la teoria corpuscular de Newton. El prohlema resultante trnjo consiga el
prernio ofrecido por la Academia F~ancesaen 1808, y luego el deseubrimiento d e Malus d e
la polarizaci6n por rellexibn, ocurrido e n el nlismo a h . Las Ph;iorophicnl Trnnraaions
de 1796, 1797 y 1798 contienen una serie de articulas, dos de Brougham y uno de Pre-
vost, que muestran otras difieultades m i s que entraiia la 6ptica de Newton. Se&n
Prevost, en particular, las elases d e fuerzas que deben ejercerse sobre la luz en una
superficie, para explicar la reflexi6n y la refracci6n no son compatihles eon las clases de
fuen7as necesarias para explicar la inflexi6n (PIdmophical Tronroc~lonr,84 [1798]: 325
328. Los bi6pafos de Young debieran prestarle m i s atenci6n a 10s dos articulos d e
Brougham contcnidos en 10s vol~imenescitados. Tales hi6pafos muestran un eompro-
miso intelectual que recorre un largo camino para expliear el vitriilico ataque d e
Brougham a Young, en las piginas de In Ediribwgi1 RminuJ.
Richtmeyer, Kennard y Lauritsen, Malcrn Physics, pp. 89-94, 124-132 y 409-414.
Una descripci6n m L elemental del problema del cuerpo nepo y del efecto fotoelbctriea
es la contenida en Gerald Holton, Inrroducrion lo C o n c r p ~and Theoriec in Pilysical Science
ICambridge, Mass., 1953). pp. 528545.
232 ESTUDIOS METAHIST~RICOS
Desdc: rriucho antes d e Lavoisier, era bien sabido que algunos metal
ganan peso cuando son calcinados --es decir, tostados-. Adem
mediados del siglo XVIII,se reconocia que esta observaci6n cualita
era incompatible, par lo menos, con las versiones m b simples d
teoria d e flogisto, segun la cual el flogisto escupa%a del metal dur
la calcinaci6n. Pero mientras esta discrepancia fue d e indole cual
va, pudo ser eliminada d e diversas maneras: quizi el flogisto tenia
so negativo, o quizi !.as particulas d e fuego se alojaban en el m
calcinado. Hubo otras ideas mas, y todas ellas sirvieror1 para r e d u c ~
urgencia del problema cualitativo. Con el desarrollo d e las t6cni
neumaticas, sin embargo, s e transform6 la anomalia coalitativa
cuantitativa. En manos d e Lavoisier, con tales tkcnicas se demos
cuantopeso se ganaba y d e d6ndeprocedia 6ste. Estos datos no pod
ser manejados con las anteriores teorias cualitativas. Aunque
partidarias del flogisto dieron una batalla vehemente y diestra,
aunque sus argumentas cualitativos fueron muy persuasivos, 10s a
gumentos cuantitativos a favor d e la teoria d e Lavoisier resultaron
ab~umadores.~'
S e introdujeron esos ejemplos para ilustrar lo dificil que e s justific
anomalias cuantitativas establecidas y a fin d e demostrar cuanto m i s
eficaces son &stasquelas cualitativaspara establecerunacrisis cienti-
ficainevitable. Pero esos ejemplos demuestran alga mas. Indican que
la medici6n puede ser una arma extraordinariamente poderosa en la
batalla entre dos teorias, y que, creo, su segunda funci6n e s particu-
larmente significativa. Ademis, e s a esta funci6n -de auxiliar en la
elecci6n entre teorias- y a 6sta sola, para la que debemos reservar la
palabra "confumaci6n". Esto es, debemos hacerlo si es que el tPr-
mino "confirmaci6n" ha d e emplearse para denotar un procedi-
miento relativo a cualquiercosa que 10s cientificos siempre hacen. Las
" Esta es una simplificaci6n exagerada, ya que la batalla librada enlre Lavoisier con
su nueva quimica y sus opovitores implicb en realidad algo m i s qus 10s procesos de
combusti6n y todala gamnde testimonies pertinenres eopueden tratarse s61oen funci6n
de la combusti6n. Relaeiones elementales y Gtiks de las aportaciones de Lavoisier
pueden encurttrarse en J. B. Conant, TI* ulrn/trmc qf rbe PMo&ori T / i r ~ q .Haward Case
Histories in Exprrimental Science, case 2 (Cambridge, Mass.. 1950). y D. McKie,
t k ~ , Re/brmer (Nucva York, 1952). Maurice Dau-
~1,tIoirrrlaookirir: Sciernisi, K c ~ ~ n ~ nSociel
mas, Lab,oi.sk,r, rhCoricien cr erpi,riimcnru~nir (Paris, 19.55) RS la revisibn m i s rrricnte y
eri~dita.J . 11. White, The Pldogis!r,rt Tlt<.~~ry (Lor,dlps. 19321 y especiaimente J . I{. Parling-
t0n.y D. McKie, "Historical Studies of the Phlogiston Theory: IV. Last Phases of the
Theory", Annnir $Science, 4 (1g391: 113-140, dan m i s detallrs sobre el conflicto entre la
rlueva y ia vieja teoria.
LA FUNCION DE LA MEDICIdN EN LA FISICA MODERNA - 235
,,,ediciones que muestran una anornalia y crean asi una elisis pueden
tentar a1 cientifico a dejar la ciencia o a trar~sferirsu atencibn hacia
algut~aotra.parte del campo. Pero, si s e w e d a en donde esta, las
observaciones ancirnalas, cuantitativas o cualitativas, no pueden ten-
tarlo$ abandonar su teoria mientras no le sea sugerida otrapara rempla-
De la misma manera que el carpintero, mientras estk en su
oficio, no podra descartar su caja de herramientas por el solo hecho de
que ksta no contengaun martillo que sirva paraclavarun tipo determi-
*ado de clavos, asi tarnbikn el profesional de la ciencia no puede
&scartar la teoria establecida 5610 porque la encuentra en parte
inadecuada. Por lo menos no puede hacerlo mientras no haya otra
manera de hacer su trabajo. En la practica cientifica, la confirrnaci6n
real entraiia siempre la comparaci6n entre dos teorias y la compara-
ci6n tamhien entre cada una de &stasy el mundo. No la comparaci6n
de 5610 una de ellas con el mundo. En estas triples comparaciones, la
medici6n tiene una ventaja en particular.
Para determinar en d6nde reside la ventaja de la medicibn, debo
salirn~eunpoco, y porlo mismodogrnaticamente, deloslirnites deeste
ensayo. En la transici6n de la teoria antigua a la nueva, a menudo hay
tanto una pkrdida como una ganancia de poder explicati~o."~
La teoria de Newton acerca de 10s movimientos planetarios y delos
proyectiles fue combatida vehementemente durante mas de una ge-
neracibn porque, a dierencia de las teorias rivales, exigja la introduc-
ci6n de una fuerza inexplicable que actuaba a distancia pero directa-
mente sobre 10s cuerpos. La teoria cartesiana, por ejemplo, habia
tratado de explicar la gravedad en funci6n de colisiones directas entre
particulas elementales. Aceptar la teoria de Newton sigrlificaba aban-
donar la posibilidad de toda explicaci6n parecida, o por lo rnenos asi
les parecia a la mayoria de 10s in~nediatossucesores de N e ~ t o n . ~ $ D e l
mismo modo, aunque el detalle hist6rico es mas arnbiguo, a la teoria
quirnica de Lavoisier se opuso un gran numero de cientificos que veian
ala quimica privada de una de sus principales funciones tradicionales:
la explicacibn de las propiedades cualitativas de 10s cuerpos en fun-
ci6n de la determinada combinaci6n de "principios" quimicos qne 10s
Hasta este punto hemos dado por un hecho que la medicibn desempeiia
un papel capital en la fisica y nos hemos preguntado por la naturaleza
de ese papel asi como por las razones de su pecu1ia.r eficacia. Ahora
debemos preguntarnos, aunque sea demasiado tarde como para pre-
veruna respuesta comparablernente completa, por laforma en que la
fisica lleg6 a hacer uso de las te5cnicas cuantitativas. Para que sea
nlanejable una interrogante tan amplia y llena de hechos, he seleccio-
nado para discutirlas ~610aquellas partes de una respuesta que se
relacione intimamente con lo que ya esta dicho.
Una cor~secuericiarecurrente de la discusi6n anterior e s que, nor-
malrnente, es condicibn previa, para una cuantificacibn fecunda de un
campo de investigaci6n dado, una gran cantidad de investigacibn
cualitativa, tanto empirica corno tebrica. Sin tat trabajo previo, la
directriz metodol6gica "Salgamos a medir" puede resultar tan s61o
una invitaci6n a perder el tiempo. Si quedan algunas dudas sobre este
punto, se resolveran ripidamente con una breve revisibn del papel
desempeiiado por las ticnicas cuantitativas en el surgimiento de las
diversas ciencias fisicas. Permitaserne preguntar por el papel que
tuvieron tales ticnicas en la Revolucibn cientifica del siglo xv11.
Como, por ahora, toda respuesta debe ser esquemitica, comenzare5
dividiendo en dos grupos 10s campos de las ciencias fisicas estudiados
durante el siglo xvn. El primero, a1 que llamare5 de ciencias tradiciona-
les, consta de la astronomia, la 6ptica y la mecanica, todos ellos
campos que se desarrollaron considerablemente tanto en lo cualita-
tivo como en lo cuantitativo durante la antigiiedad y la Edad Media. A
estos campos hay que oponer lo que llama& las ciencias baconianas,
nuevo conjunto de campos de investigacibn que debieron su categoria
de ciencias a la insistencia caracteristica de 10s filbsofos naturales del
siglo XVII en la experimentaci6n y en la compilacibn de historias
naturales, incluidas las historias de 10s oficios. A ese s e y n d o gmpo
pertenecen ante todo el estudio del calor, de la electricidad, del
238 ESTUDIOS M E T A H I S T ~ R I C O S
AP~NDICE
248
LA TENSION ESENCIAL: TKADICION E INNOVACION 249
de otros de 10s articulos de trabajo (Getzels y Jackson), se repite este
aspeeto de la imagen subrayando el "pensamiento divergente, , . . la
libertad de partir en direcciones diferentes, . . . rechazando la solucibn
,ntigua y tomando una direccibn nueva".
Est* convencido de que es enteramente correcta esta descripcibrr
de1"pensamiento divergente" y la busquedaconcomitar~tede quienes
son capaces de tenerlo. Todo trabajo cientifico esta caracterizado por
algunas divergencias, yen el coraz6n de los episodios mas importantes
del desarrollo cientifico hay divergencias giganteseas. Pero tanto mi
.+ropia expenencia en la investigacibn cientifica coma mis lecturas de
la historia de las ciencias hacen que me pregunte si no se insiste
demasiado en la flexibilidad y la imparcialidad como caractensticas
indispensables para la investigacibn bisica. Por eso, suge~irPmas
adelante que alga asi como el "pensamiento convergente" es tan
esencial conlo el divergente para el avance de la ciencia. Como estos
dos modos de pensar entran inevitablemente en conflicto, se infiere
qne urro de 10s requisites primordiales para la investigacibn cientifica
de la mejor cdidad es la capacidad para soportar una iensibn qne,
ocasionalmerrte, se volvera casi insoportable.
En otra parte, estoy estudiando estos asuntos desde una perspectiva
mas biei histbrica, recalcarldo la importancia de las "revoluciones"'
para el desarrollo de la ciencia. Son istas e~isodios--ejemplificados
en su forrna extrema y facil de reconocer por el advenimiento del
copernicanismo, el darwinismo, el einsteinianismo- en que nna co-
r~runidadcientifica abandona la manera tradicional de ver el mundo y
de ejercer la ciencia a favor de otro enfoque a sn disciplina, por lo
regular incompatible con el anterior. En el borrador de dicho estudio,
argument0 que el historiador se encuentra constantemente muchos
episodios revolucionarios de estluctura semejante, aunque mas pe-
queiios, y que 6stos son vitales para el avance cientifico. Contraria-
mente a laimpresibnque prevalece, la mayoria de 10s descubrimientos
y las teorias nuevas en las ciencias no son meras adiciones a1 acopio
existente de conocimientos cientificos. Para asinlilar unos y otras, el
cientifico debe reorganizar su equipo intelectual e instrumental en qne
ha venido corrfiando, y descartar algunos elementos de su credo y
practica anteriores hasta encontrar nuevos significados y nuevas rela-
ciones entre muchos otros. Ya que, para asimilarlo a lo nuevo, lo
arrtiguo debe ser revalorado y reordenado, en las ciencias el descuhri-
The S~,ruccurcofScieniij% Revolulinns (Chicago, 1962).[ L o estruclura rle lor rmolacionel
cient@cas, Mixico, FCE. 1971.1
rniento y la'invencibn suelen ser intrinsecamente revoluciona
Demandan, pues, precisamente esa flexibilidad e imparciali
caracterizan, o en realidad definen, a1 pensador divergente.
pues, a admitir de aqui en adelante la necesidad de estas ca
risticas. Sin muchos cientificos que las posean en alto gra
revoluciones cientificas no ocurrinan y el avance cientifico s e
lento.
No basta, sin embargo, con la flexibilidad, y lo que per
obviamente no e s compatible con ella. Citando partes de un
no terminado alin, debo hacer destacar que las revoluciones no
sino uno de 10s dos aspectos complementaries del avance cientif'
Casi ninguna de las investigaciones emprendidas, aun las de 10s
grandes cientificos, esti destinada a ser revolucionaria; 5610 una p
muy pequeria de Bstaes de naturalezarevolucionaria. Por el contrar
incluso lainvestigaciiln norrnal de mejor calidad esuna actividaden
mayor parte convergente, fincada sblidamente en un consenso es
blecido, adquirido este liltimo de la educaci6n cientifica y fortaleci
por la prilctica de la profesi6n. Reylarmente, esta investigacibn
vergente o basada en el consenso desemboca en la revoluci6n.
tonces, las ticnicas y las creencias tradicionales se abandonan par
remplazarlas por otras nuevas. Pero 10s cambios revolucionarios de
una tradicibncientifica son relativamente raros, y Bpocas prolongadas
de investigaci6n convergente son sus preliminares necesarios. Como
indicarB en seguida, sblo las investigaciones cimentadas f~memente
en la tradici6n cientifica contem~oraneatienen la ~robabilidadde rom-
per esa tradicibn y de dar lugar a otra nueva. ksta es la razbn de
que hable yo de una "tensibn esencial" implicita en la investigacibn
cientifica. Para hacer su trabajo,el cientifico debe adqui~irtoda una
variedad de cornpromisos intelectuales y practices. Sin embargo, su
aspiracibn a la fama, en caso de que tenga el talento y la buena suerte
para ganarla, puede estar fundada en su capacidad para abandonar
esa red de compromises a favor de otros que 61 mismo invente. Muy a
menudo, el cientifico que logra el Bxito debe mostrar, simultinea-
mente, las caractensticas del tradicionalista y las del iconoclasts.'
Estrictan,rnte I~ablandu.e s el g r r ~ p <i,wfisiunill.
l y no cl cientifico individual, el
que dcbr mostrarsimultincamentc estas ca~acterisriaas.Al tratarse tun rods st, extcn-
silin el asuntu dr estc ariicnk~,tendria qur:aer bisica rsa distincihn entre ias rararlcris-
ticas del grii(,o y las del individuti. Arjui sCla puedu obse~.var<jic~. ~i bicn cI ~ ~ ( . o I I u c ~ -
tnirnto dr rsa disrinoilin i~tenliitel c<,nflicto( 3 la tcosii,n. n < lla elimina. Denrlrl riel grupr,,
a l g i ~ r ~individuos
~~r sodrr rradicionalisrae, utrus icoeociaslas, y en coriscciiriiria sos
LA TENSION ESENCIAL: TRADICl6N E I N N O V A C I ~ N 251
ripidos son 10s qne llegarl siempre primero a la meta. No hay, pues,
condici6n alguna de verosimilitud fisica. El experimentador puede
imaginar la situaci6n que le plazca mientras dsta le permits la aplica-
ci6n de 10s indicios riormales.
-:?
%Y
Volvamos ahora a nuestro caso histbrico, en general semejante a1
anterior, de revisi6n de conceptos. Este fue impulsado por el anilisis
detenido de una situaci6n imaginada. Como 10s nirios del lahoratorio
de Piaget, la Fisica de Aristbteles y la tradicibn proveniente de ella
avidencia de 10s dos criterios dispares empleados en 10s anilisis de la
velocidad. El punto general e s hien conocido, pero aqui lo aislaremos
para que se destaque. En la mayoria de las ocasiones, Arist6teles
considera el movimiento o cambio --en su fisica 10s dos t6rminos
suelen ser intercambiables- como un camhio de estado. Entonces,
"todo cambio e s de algo a algo; asi lo indica la propia palahra me&-
bole".' La reiteraci6n que Aristitteles bace de enunciados como iste
indica que, normalmente, ve todo movirniento no celeste comoun act0
completo y finito que se ha de captar en conjunto. Correspondiente-
mente, midela cantidad y lavelocidad de un movimiento enfunciitnde
10s parimetros que descrihen sus puntos terminales: 10s termini a quo y
ad quem de la fisica medieval.
Las cunsecuencias de la noci6n aristot6lica de la velocidad
son tan inmediatas como obvias. Como 61 mismo lo a s e y r a : "La
mis rapida de dos cosas recorre una magnitud mayor en un tiem-
po ignal, una magnitud igual e n menos tiernpo y una magnitud mayor
en menos t i e m p ~ . "0,
~ en otra parte: "Hay una velocidad i y a i cuando
se cumple el mismo cambio en igual t i e m p ~ . "En
~ estos pasajes, como
en muchas otras partes de 10s escritos de Arist6teles, la noci6n impli-
cita de velocidad e s muy parecida a lo que llamamos "velocidad
promedio", cantidad que igualamos a1 cociente de la distancia total
entre el total del tiempo transcurrido. Como el criterio de llegar a la
meta del nifio, esta manera de juzgar la velocidad difiere de la nuestra.
Pero tal diferencia puede no ser perjudicial si se emplea consecuen-
temente el criterio de velocidad promedio.
Sin embargo, como 10s nifios de Piaget, Arist6teles, desde la pers-
pectiva moderna, no es consecuente. Parece poseer ademis un crite-
' Aristhiclcs. Plrysica, trad. al isslPs de R. P. Hnrdir y R. K. Gaye, en The Workr "1
Aririotie, vul. 2 (Oxford, 19301, 224' 35-225'1.
16id., 232.25.27
16id... 249"4-5.
ria como el de borrosidadperceptual del nifio, parajuzgar lavelocidad.
En particular, distingue a veces entre la velocidad de un cuerpo cerca
del principio y cerca del final de su movimiento. Por ejemplo, a1
distinguir los movimientos naturales o no forzados, que terminan enel
reposo, de 10s movimientos violentos, que requieren de un motor
externo, asegura: "Pero mientras que la velocidad del que termina por
detenerse parece aumentar siempre, la velocidad del que es impul-
sado violentamente parece decrecer siempre.""'Aqui, como en otros
cuantos pasajes por el estilo, no se mencionan 10s puntos terminales,
ni la distancia recorrida, ni el tiempo transcurrido. En lugar de ello,
Aristbteles e s t i tbmando directamente, y quiz6 en forma perceptual,
un aspect0 del movimiento a1 que nosotros Uamariamos "velocidad
instantinea" y cuyas propiedades son muy diferentes de las de la
velocidad promedio. Pero Aristbteles no hace tal distinci6n. En reali-
dad, como veremos, 10s aspectos sustanciales m i s importantes de su
fisica estin condicionados por esta falta de distincibn. En consecuen-
cia, 10s que recurren a1 concepto aristotilico de velocidad pueden
verse enfrentados a paradojas muy semejantes alas quePiaget encon-
tr6 en sus niiios.
En un momento examinaremos a1 experiment0 imaginario a1 que
recurri6 Galileo para poner de manifiesto estas paradojas, pero pri-
mero debemos hacer notar que en la ipoca de Galileo el concepto de
velocidad ya no era el de Aristbteles. Las bien conocidas ticnicas
analiticas desarrolladas durante el siglo xrv para tratar las latitudes de
las formas, habian enriquecido el Cparato conceptual que tenian a su
disposici6n 10s estudiosos del movimiento. En particular, se habia
introducido la distincibn entre la velocidad total del movimiento, por
un lado, y, por el otro, lade la intensidad de la velocidad en cada punto
del movimiento. El segundo de estos conceptos era muy semejante a la
nocibn moderna de velocidad instantinea; el primero, aunque s610
despuhs de las importantes revisiones a que lo sometib Galileo, fue un
gran paso hacia el concepto contemporaneo de velocidad promedio."
Parte de la paradoja implicita en el concepto aristotilico de velocidad
fue eliminada durante la Edad Media, dos siglos y medio antes de 10s
escritos de Galileo.
planos, hay que imaginar dos cuerpos que resbalan o ruedan sin
fricci6n desde itn punto d e partida comGn, C. Por liltirno, Salviati les
pide a sus interlocutores clue le concedan que, cuando 10s cuerpos que
se deslizan Ilegan a 10s puntos A y B, respectivamente, ksos habrin
adqnirido e l mismo impetu o velocidad, esto es, lavelocidad necesaria
para devolverlos a su punto d e partida.15 Le e s concedida tambikn esa
peticibn, y Salviati procede a preguntarles a 10s participantes en el
diilogo c u i l d e 10sdos cuerpos s e mueve m i s ripido. Lo que pretende
e s que ellos se den cuenta d e que, empleando elconcepto d e velocidad
clue entonces se osaba, pueden verse forzados a admitir que el movi-
miento a lo largo d e la perpendicular es, simultineamente, m i s
ripido, igual y mas lento, que el movimiento a lo largo del plano
inclinado. Su segundo objeto consiste en, por el efecto d e esta para-
doja, lracer que sus interlocutores y sus lectores se percaten de que la
ve1r)cidad no dehiera atribuirse a1 conjunto d e un movimiento sino,
m i s hien, a sus partes. En suma, el expenmento imaejnario es, como
e l p n ~ p i oGalileu lo serials, tzna propedhutica para la discusi6n integra
del rnuvimiento uniforme y del acelerado, que expone en "El tercer
discurso" de sus Dos nueuas ciencias. Condensark y sistematizari: consi-
" /bid., ~ p 22-27.
.
Galiico se vale dr csa fonccsihr~ienchu menos clue yo en el pirrafo que siaie. En
rigor, su areurnento no deperlde dt: eila si el plano CA puede extenderse m i s alli de A y
si el plano qor rucda n lo lergo del plano entendido continira ganando veiocidad. Para
simplificat., restriagil-6 mi 1.ecapitulaci6n sistematizada al plnno no proionpado, si-
aliendo la tbnica marci~dapol. Galilea en la p~.imerapsrte de su t e d ~ .
LA FUNC16N DE LOS EXPEKIMENTOS lMAGINARfOS 273
" Qsienqilirra yur dude dc que ista es u n n respuesta tentadora y natural puede
llaccrle la picgunla de Galileo, corno bice yo, a estudiar~tosgraduadosdcfisica.A menos
que desde antes ya sepan de qo4 se irara, rnuchos de ellos daran lainisma respuestaque
lus interlocurores de Salviati.
274 ESTUDIOS METAHIST~RICOS
cuerpo que se mueve sobre el plano perpendicularnecesitara m i s tiempo
para completar su recorrido, que el cuerpo que se mueve sobre el plan0
inclmado para recorrer la misma distancia patr6n. Por lo tanto, el movi.
miento a lo largo del plano perpendicular es mas lento. Por iltimo,
arguments Salviati, si la distancia CB se mide entre puntos interiores del
plano inclinado, entonces seran i y a l e s 10s tiempos necesarios para que
ambos cuerpos recorran las dos distancias patr6u. El movimiento sobre
el plano perpendicular posee la misma rapidez que el correspondiente al
plano inclinado. En este punto, el diilogo ha dado lugar a tres respuestas
para una sola pregunta~elativaa una sola situacibn, y cada una delas tres
respuestas es incompatible con las otras dos.
Desde luego, el resultado e s una paradoja, y 6sta es la forma, o una
de las formas, en que Galileo prepar6 a sus contempotineos para on
cambia d e los conceptos empleadus a1 discutir, analizar o experimen-
tar en relacibn con el movimiento. Aunque 10s nuevos conceptos no
llegaron a1 pGblico hasta la aparici6n de Dos nuevas ciencias, el Didlogo
muestra ya iiacia dhnde s e dirige la discusi6n. "Mas rapido" y "veloci-
dad" son t&rminosque ya no deben serusados a l a manera tradicional.
Puede decirse que, enuninstante dado, un cuerpo tieneunavelocidad
instanttinea mayor de la que en ese mismo instante o en otroposee otro
cuerpo. Puede decirse que un determinado cuerpo recorre una distan-
cia dada con m i s rapidez que otro que recorre la misma distancia u
otra. Pert) en esus dos enunciados no s e descrihen las mismas caracte-
risticas del mcrvimiento. "Mas rapido" significa algo distinto ci~andose
le aplica, por un lado, a la comparaci6n de la rapidez instantanea del
movimiento en instantes determinados y, por el otro, a la comparaci6n
de 10s tiempos necesarios para que se complete el total de dos movi-
mientus especificados. Asi, un cuerpo puede ser "mas rapido" en un
sentido, pero no en el otro.
El expenmento imagjnario de Galileo ayud6 a ensefiar esa forma
conceptual, y pur ello podemos plantear nuestras pregnntas anteriores
acerca de tal clase d e experimentos. Clam esta que las respuestas
nlinimas son 1as mismas que se obtuvieron a1 examinar el resultado de
10s experimentos de Piaget. Los conceptos clue Arist6teles aplic6 a1
estudio del rnovimiento fuerou, en parte, cor~tradictoriosconsigo mis-
mos, y esa contradicci6n no tiabia desaparecido totalmente durante la
Edad Media. El expeiiniento imaginario de Galileo sac6 aluzla dificuF
tad, confrontando a sus lectores con la paradoja implicitit en SLIS ma-
neras d e pensar. Como consecuencia, 10s ayud6 a modificar sus
aparatos conceptuales.
LA FUNCl6N DE LOS EXPERIMENTOS IMAGINARIOS 275
'' Es posiblr irnaginar tambiin o n rnundo e n clue lus dos criterios seguidos por 10s
niiias de Piaget nunca llevvrian a cont~.adicciirs,pero eso es mis complejo, y entonces
no recurriri n ello en la argumentaci6n qtie sigue. Permitaseme, sin embargo, arriesgar
una conjetura susceptible de prueba sobre la nnturaleea del rnovirniento en ese mundo.
A menos que irniten a sus compaiieros, los nibs qiie ven el rnovirnier~tode la manera
descrita deben serrelvtivamenteinsensihles ala importanciadene/toi~~liirc~~p irnpoesn, a1
gnnador de una carrera. Y, en lugar de ello, todos deberian corifiar en la violencia con
que se moverian 10s brasos y las piernas.
LA FUNC16N DE LOS EXPERIMENTOS IMAGINARIOS 279
como de dos cosas la que cambia miis pronto es la mas rapida, e n el
tiempo FG, en el cual A ha cambiado d e C a D, B no habra llegado
todavia a D, pero e s t a r i a p u n t o d e l~acerlo."'~Esteenunciado ya no e s
una definicikt. S e refiere a1 comportamiento fisico d e cuerpos "mas
rapid<$", y cum(, tal e s viilido para cuerpus que e s t i n en movimiento
unifrbrme o c o a s i t ~ n i f b r m e .El
~ ~propirsito fundamental del experi-
mento imaginario d e Galileo es el de demostrar c6n1o este enunciado y
otros pur el estilo ---enunciados que parecen desprenderse inevita-
blemente de la unica definici6n a la que apoyara el concepto tradicio-
?%a1de "mas rapidon- no se mantienen e n el mondo que conocemos y
qize, por tanto. debe modificarse elconcepto. Noobstante, Arist6teles
introditce profundamente en la trama de su sistema su propiaidea d e
movimiento cuasiuniforme. Por ejemplo, en el pirrafo que sigue a l o s
qiie se acaban d e citar, emplea esos enunciados para demostrar que, si
el tiempu lo es, el espacio tambiin debe ser continuo. Su argumento
depende d e la suposicihn, ya impliciia, de qoe, si u n cuerpo B se
retrasa respecto d e otro i\ a1 final d e un movimiento, estarii retrasado
en todos 111spilntos intermedios. En ese caso, B puede usarse para
dividir t.1 espacio y A para dividir el tiempo. Si uno es continuo, el otro
debe serlo tarnbiC.11.~'Peru, por desgracia, la suposiciirn no tiene clue
lrianter~ersesi, por ejemplo, e l movimiento mas Iento e s d e desacele-
raci6n y el mas rapido de aceleraci6n; sin embargo, Arist6teles no
necesita desechar 10s muvimientus de esa soerte. Atpi, de nuevo, su
argumento depende de clue atribuye a todos los movimientos las pro-
piedades cualitativas del cambio uniforme.
*' POIrlemplo: "Cuando, por consiguiente, ohservo que, u pilrtir d r iln estsdo de
reposo, cile oer piedrs desde una posicirin elevada y quc contieiiarnrntr adyuiere
nuevosirlcrementosdr velocidad, Lporrbui. no voy ocreerque talrsincren~entosocurrcn
de ona maeera quc r s enagrradamente simple y hastante obvia para rodos? Si ahora
examinamus cuidadosamente el nsuuto, no encontmt.emos adici6n o incremeiito mbs
simple que el que se repite sieznpre de la misma rnaners."Cf. Galileo Galilei, Dialogues
LA FUNCION DE LOS EXPERIMENTOS IMAGINARIOS - 281
W h ~ r f . ~Braithwaite,
' siguiendo a Ramsey, ha sentado una tesis p
cida usando modelos Mgicos para demostrar la mezcla inextricah
ley y definici6n que dehe caracterizar incluso a la funci6n d
conceptos cientificos relativamente element ale^.^' Vienen m i s a1
todavia las recientes discusiones 16gicas sobwe1 uso de las "oraci
de reducci6nn en la formaci6n de 10s conceptos cientificos. )?stas
oraciones que especifican k n forma 16gica y que no nos incum
aqui-las condiciones de observaci6n o de prueba en las cnales pue
aplicarse un cdncepto dado. En la prictica, se asemejan euormeme
a 10s contextos en que se adquieren realmente 10s conceptos cien
cos en su mayoria, y esto hace particularmente significativas sus
caracteristicas principales. Primera, se requieren varias oraciones
reduccicin -a veces muchas- para darle a un determinado conce
el campo de aplicaci6n que exige su uso dentro de la teoria cientific
Segunda, tan pronto como se empieza a emplear mis de unaoracicin de
reduccicin para introducir un solo concepto, resulta que esas oraciones
implican "ciertos enunciados que poseen el caricter de leyes empiri-
cas. . . Conjuntos de oraciones de reducci6n que combinan, de modo
peculiar, las funciones del concepto y de la formaci6n de la t e ~ r i a " . ~ ~
Esta cita, con la frase que la precede, pricticamente describe la
situaci6n que estamos examinando aqui.
Nu es necesario, sin embargu, clue hagarnos toda la transici6n a la
l6gi;ira y a la fik~sufiade la riencia para rectrnocer la funci6n lrgislativa
de los conceptus cientificos. En otrrt aspet:to, ya esfamiliar para todos
1 ~ )historiadores
s que han estitdiado detenidarnente la evoluci6n de
conceptos corn<$10s de elementc~,especie, masa, fi~erza,espaciu,
cal6rico o e n c ~ g i a Estos
. ~ ~ y muchos otros conceptos cientificos se
'' B.L. Whorf, Language, Thoughl, and Reality: Selected Wri~ings,John B . Carroll,
roml,ilador (Cambridge, &lass., 1956).
K. B. Brairhwaite, Seienufi~ Exphnarion (Cambridge, 1953). pp. 50-87. Y uiase
tambiCr1 W. V. 0.Ouine, "Two D o a m a ~ o f E m ~ i r i c i s m "en
, Fron~oLogicolPoinl o/View
(Cambridge, Mass., 1953). pp. 20-46.
C. G . Hempel, F~~ndilmenrtrL,oJ'Co~~eptF~rmoiioninEm~~i~calScirnce, vol. 2 nGm. 7, en
, .
In !nlrmmrLailolE~.~rlo~e~lilioofUnifiedS~icnce
- < -
1Ctiicnao. 1952). 1.a discusidn futtdarnentalde
ias oraciones d e reducci6n e s t i eo Rudolph Carnap, "Testabiliry and Meaning", Philo-
mphy ufScience, 3 (1936):420-471, y 4 (1937): 2-40.
30 LOSCBSCIS drl calhrico y de la masa son particularmmte instructivos; el prirneru $lor
ticas qut: m8s tardc tuvieron clue distribuirsr entrr el calor y la entropin. (V6ase mi
discusi6n con V. K. La Mer, American Journal of Physics 22 [1954]: 20-27; 23 [19551:
91-102 y 387-389. En ia segunda dr esias refereneiar s r furmula ri punto de la manera
yue t.s necesvria aqiti.) La masa, porotrolado, muestra una linea opuesfade desarrollo.
En la teoria newioniana, ia masainarcial Y la lnasagravitaciunalsonconceptosdistintos,
medidos por elementus diferentes. Hace faltn una ley de la naturaleza, comprobada
experimentalmenJe, para decir yue, dentro de los Umites de 10s instrumentos, bas dos
clases de medidas arrojarin siempre lo$ mislnos iesultados. Pem, cunfvrme a 13
roiatividad general, no hacc falta una ley rxperirnentai distinta. Las dos mediciones
ilrherr pruducir el mismo resultado porquc se refiems a la misma cantidad.
284 ESTUD~OSMETAHIST~RICOS
risticas que subraya sir Karl, pero unade las cuales, porlo menos en el
pasado, se hapresentado s61o de manerainterrnitente y en circunstan.
cias muy especiales de una disciplina cientifica dada."
Sugiero, pues, que sir Karl caracteriza a la ciencia entera en tirmi.
nos que se aplican s6lo a sus ocasionales revoluciones. Esto es natural y
comrin: las proezas de un Cop6rnico o un Einstein se leen mejor que las
de Brahe o las de Lorentz; sir Karl no e s el primero en tomar to que
llamo ciencia normal por actividad en si carente de inter&. Sin em.
bargo, no se pueden entender ni la ciencia ni el desarrollo del conoci-
niient~lviendo la investigaci6n exclusivamente a travks de las revolu.
ciones clile produce ocasionalmente. Porejemplo, aunquela prueba de
10s compr~~misos basicos ocurre s6lo en la cieneia extraordinaria, es la
ciencia normal la que pone de manifiesto tanto 10s puntos a probar
como la manera de probarlos. Y 10s profesionales se forman por la
prictica de la ciencia normal y no de la extraordinaria. Si, apesar de
ello, lugran desplazar y remplazar las teorias en las que se funda la
prictica normal, esto obedece a una peculiaridad que hay que expli-
car. Pur illtimo, y kste es por ahora mi punto principal, una mirada
cuidadosa a la actividad cientifica sugiere que, en lugar de la ciencia
extraurdinaria, es la ciencia normal, en la cual no ocurren las clases de
pruehas de que habla sir Karl, la que mejor distingue a la ciencia
de otras actividades humanas. Si es que existe un criterio de demar-
caci6n -y no debemos buscar, creo, un criterio rotundo ni deci-
sivo-, Aste puede consistir en esa parte de la ciencia que pasa
por alto sir Karl.
En uno de sus ensayos mas evocadores, sir Karl hace remontar el
origen de "la tradici6n de la discusi6n critica [que] representa la hnica
manera prictica de expandir nuestro conocimiento" a 10s fil6sofos
griegos, de Tales a Platbn, hombres que, segtin 61, alentaron la discu-
si6n critica tantoentre escuelas diferentescomo dentro de cadauna de
ellas." La descripci6n del discurso presocratico con la que ilustra su
aserto es excelente, s61o que lo que presenta no se asemeja en nada a
la ciencia. Lejos de ello, la tradicibn de afirrnaciones, negaciones y
debates sobre 10s fundamentos es lo que, salvo quiza durante la Edad
Media, caracteriza a la filosofia y a gran parte de las ciencias sociales.
Ya desde las matematicas del periodo helinico, la astronomia, la
estatica y las partes geomktricas de la 6ptica abandorlaron este modo
de discurso y optaron por la soluci6n de 10s problemas. Y, desde
'' Este punto se trata ampliamente en mi Structure of Scientific Reuoluliom, pp. 52-97.
" Popper. Conjedures ond Rejiuruions, cap. 5, rspecialmertte pp. 1481s2.
LA L6GICA DEL DESCUBRIMIENTO 297
Para explicaciones reiteradas del fracaso, viase ibid., 1:11,514-515: 4:368: 5279.
26 Ibid., pp. 215 y 220. En estas piginas sir Karl describe e ilustra su tesis de que l a
ciencia crece por revoluciones. Mientras tanto, no yuxtapone siempre el tCrmino "equi-
vocaci6n" a1 nombre de una teoria cientifica extemporinea, q u i d porque gracias a su
buen instinto histbrico no cae en tan burdo anacronismo. Sin embargo, el anacronismo
l laret6rica de sir Karl, lo que dareiteradoslndiciosdelas diferencias
es h l n d a m e n t ~en
fundamantales que existen entre nosotros. A menos que las teodas anticuadas Sean
equivocaciones, no hay rnaneradereconciliar, digamos, elpirrafoinicialdelprefaciode
sir Karl (ibid., p. vii: "aprender de nuestras equivocaciones"; "nuestros intentas,
a rnenudo equivocados, por resolver nuestros problemas"; "pruebas que pueden ayu-
darnos a descubrir nuestras equivocaciones") con la idea (ibid., p. 215) de i u e "el
desarrollodelconocimiento cientifico. . . [consiste en ]elcontinuoderracamientode las
teorias cientificas y su sustituci6n por otras mejores o mds satisfaetorias".
304 ESTUDlOS METAHISTORICOS
familiarizados. Esos errores son 10s normales que un astr6nomo tole-
maico (o copernicano) comete dentro de su sistema, quizi en la obser.
vaci6n, el calculo o el anilisis de 10s datos. Es decir, son la clase de
errores que deben ser aislados y luego corregidos, dejando intact0 el
sistemn original. En el sentido que le da sir Karl, por otra parte, un
error contamina a todo el sistema y s610 puede ser corregido sustitu-
yendo por otro todo el sistema. Ninguna expresihn, ni nada que se le
parezca, puede encubrir estas diferencias fundamentales, como tam-
poco se puede ocultar el hecho de que antes de la contaminaci6n el
sistema poseia la integridad caracteristica de lo que llamamos ahora
conocimiento s6lido.
Posiblemente pueda salvarse el sentido que sir Karl le da a1 thrmino
'8
error", pero para lograrlo debemos despojarlo de ciertos significados
que tiene todavia. Como el tArmino "probar", el de "error" se tom6
prestado de la ciencia normal, en donde su empleo es razonablemente
claro, para aplicarlo a 10s acuntecimientos revolucionarios, en donde
tal aplicaci6n no deja de ser prohlematica. Esa transferencia crea, o
por lo menos robustece, la imprcsi6n prevaleciente de que teorias
enteras pueden juzgarse con 10s mismos criterios que se emplean para
juzgar las aplicaciones de una teoria dentro de un trabajo de investiga-
ci6n individual. Cobra entonces urgencia, para muchos,.el descubri-
miento de 10s criterios aplicables a1 caso. Que sir Karlfigure entre ellos
me parece extraiio, pues la b6squeda va en contra de la idea mas
original de su filosofia de la ciencia. Pero no puedo entender de otra
manera sus escritos metodoliigicos desde la Logik der Forschur~g.
Ahora, a pesar de todas las impugnaciones explicitas, sugerirC que ha
buscado consecuentemente procedimientos de evaluaci6n aplicablee
a teorias, los cuales posean la seguridad evidente que caracteriza alas
ticnicas por las cuales se identifican 10s errores en la aritmktica, la
16gica o la medici6n. Me Temo que est6 persiguiendo una quimera
nacida de la misma confusi6n de la ciencia normal con la extraordina-
ria, y que ha hecho que las pruebas parezcan un componente funda-
mental de las ciencias.
En su Logik derForschung, sir Karl subray6 la asimetda de una genera-
lizaci6n y su negaci6n con respecto a las pruebas empiricas. No se
puede demostrar que una teoria cientifica se aplique a todos 10s casos
posibles, pero si que no se aplica a determinados casos. Lainsistencia
en ese axioma 16gico y en sus implicaciones parece ser un paso
adelante, y de atli no debemos retroceder. La misma asimetria desem-
peza un papel fundamental en mi Estmctura de l a reuohciones cientificas,
LA L ~ G I CDEL
A DESCUBRIMIENTO 305
en donde el fallo de una teoria para dar reglas que identi€iquen los
acertijos solucionables se ve como la fuente de las crisis profesionates
que a menudo terminan con el cambio de la teoria. Lo que estoy
dicien+ e s casi lo mismo que sir Karl, y bien puedo haberlo tomado de
lo qu&i sobre su trabajo.
Pero sir Karl describe como "refutaci6n" lo que ocurre cuando nose
puede aplicar una teoria a un caso dado. Y Esta es la primera de una
serie de expresiones relacionadas, cuya peculiaridad me ha dejado
sorprendido. "Refutaci6n" es ant6nimo de "prueba". Uno y otro tEr-
&inn provienen de la l6gica y de las matematicas formales; las cadenas
de argumentos a las cuales se aplican concluyen con un "Q.E.D."
Invocar estos tQminos implica la capacidad de lograr el asentimiento
de cualquier miembro de la comunidad profesional de que se trate. NO
hace falta, sin embargo, decirle a ninguno de 10s miembros de este
pitblico que, cuando toda una teoria o acaso unaley cientifica estin en
juego, 10s argumentos rara vez son tan evidentes. Pueden impugnarse
todos 10s experimentos, ya sea en raz6n de su pertinencia o su preci-
si6n. Pueden modificarse todas las teorias mediante 10s mis variados
ajustes adhoc, sinque, en tkrminosgenerales, dejen de ser las mismas
teorias. Ademis, es importante que esto sea asi, pues frecuentemente
el conocimiento cientifico crece por impugnaci6n de las observaci' ones
o por ajuste de las teorias. Las impugnaciones y 10s ajustes son una
parte comcn y corriente de la investigacibn normal dentro de las
ciencias empiricas, y 10s ajustes no dejan de tener un papel predomi-
nante en las matemiticas informales. El brillante anilisis que el doctor
Lakatos hace de las rhplicas permisibles a l a s refutaciones matemiti-
cas constituye el argumento m i s revelador que conozco en contra de
una posici6n "refutacionista" ingenua."
Sir Karl noes, desde luego, un refutacionista ingenuo. Sabe lo que
acaho de decir y la ha subrayado desde el principio de su carrera. Ya
en La 16gica del descuhrimiento cientifico, por ejemplo, escribe: "En
realidad, no puede producirse ninguna refutaci6n concluyente de
ninguna teoria, pues siempre cs posiblc decir que 10s resultados expe-
rimeritales no son dignos de confianza, o que las discrepancias que se
dice existen entre 10s resultados experimentales y la teoria son s61o
aparentes, y que se desvaneceran cuando tengamos mis conocimien-
t ~ s . " ~Enunciados
' como dste muestramuna semejanza m L entre las
''I. Lakatos, "Proofs and Refutations", British Jourrurlfor the Philo~ophyofScicnce, 14
(1965.1964):1-25. 120-139. 221-243, 296.34.2.
" Popper, Logic of ScirnlGc Discowry, p. 50.
306 ESTUDIOS METAHIST~RICOS
ideas de sir Karl y las mias, pero lo que hacemos con ellas difiere
bastante. P a r a mi, sorl enunciados fundamentales, tanto en calidad de
pruehas como d e fuentes. P a r a sir Karl, en carnbio, son una limitacibn
esericial que amenaza la integridad d e su posici6n basica. Barri5 con 1%
impognacihn concluyente, pero no la sustituyb con nirrguna otra cosa,
y la relacibn que sigue tomando en cuenta e s la d e la refutaci6n Ibgica.
Si bizn no e s un refutacioniata ingenuo, creo qoe, legitimamente,
puede tratarsele como tal. Si estuviese interesado excluaivamente en la
delimitacibn, entonces 10sproblemas que plantea la inexistencia de las
refutaciones concluyentes serian menos graves y quiza eliminables.
Esto es, se llegaria a la delimitacitin por un criterio exclusivamente
~ i n t a c t i c o . ~ ~punto
E l de vista d e sir Karl seria entilnces, y quizi ya lo
sea, e l d e que una teoria e s cientcfica si, y s6lo si, 10s enunciados de la
obsemaci6n -particularmente las negaciones d e proposiciones exis-
tenciales singulares-poeden deducirse lhgicamente d e ella, quizi en
conjunto con el conocirniento establecido como antecedente. Enton-
ces no vendrian a1 caso las dificultades -a las cuales me referirk en
breve- que s e presentan a1 decidir si una determinada operacihn de
laboratorio justifica el emitir u n determinado enunciado d e observa-
cihn. Quiz& aunque la base para hacerlo asi sea menos evidente,
podrian eliminarse las dificultades igualmente graves d e decidir si un
enunciado d e observaci6n deducido d e una versibn aproximada -por
ejemplo, manejable matemiticamente- de la teoria debe conside-
rarse u no una consecuencia d e la propia teoria. Problemas como istos
no pertenecenan a la sintaxis, pero si a la pragmitica o a l a semantica
del lengi~ajeen qoe estuviese expresada la teoria, y por lo mismo no
desempeiiarian ningiin papel e n determinar su calidad de ciencia.
Para que sea cientifica, una teoria s61o puede ser refntada por un
enunciado d e obselvacibn y no por la observaci6n real. La relacibn
entre enunciados, a diferencia d e la que hay entre enunciado y obser-
vacihn, seria la refutaci6n conclnyente tan familiar en la 16gica y en las
matematicas.
Por razones ya indicadas (nota 21) y que en seguida ampliar&, dudo
que las teorias cientificas puedan expresarse sin carnbio decisivo en
fornia ial clue permita los juicios, puramerlte sintacticos, que exige
esta versi6n delcriterio d e sir Karl. Pero, aunque asifuese, sobreestas
N6tese que la semejarlza entre los rniernbros de una familia natural es aqui trna
reiaci6n n ~ r e n d i d ay. que
. puede
. desaprenderse. Obsirvese el viejo dicho: "A un oeei-
dental, todos los chinos le pareceniguales." Ese ejemplo me aclaiatarnbi6n las simplifi-
cncianes mds dristicas introducidas en este punto. En una discesi6n rrds completa
tendrinn que admitirse jcrarquias de familias naturales con relaci~r~es de semejanza
entre las families de 10s niveles superioros.
310 ESTUDlOS METAH~ST~RICOS
gansos, por intervalos escasamente p e ~ c e p t i b l e sPero
. ~ ~ mientras eso
no ocurra, sabra usted mucho acerca d e 10s cisnes, aunque no estk
usted muy seguro d e lo que sabe ni conozca lo que e s u n cisne.
Suponga usted ahora que todos 10s cisnes que ha observado real-
lnente son hlanqos. iAceptaria la generalizacidn d e que "Todos 10s
cisnes son blancos"? A1 hacerlo asi, cambiara muy poco lo que usted
sabe; ese cambio sera &ti1 s6lo en el caso improbable d e que se
encuentre usted un ave no blanca que, en todo lo demas, parezca ser
un cisne; a1 hacer el cambio, aumenta usted el riesgo d e que la familia
d e 10s cisnes no sea, a fin d e cuentas, una familia natural. En tales
circunstancias, probablemente se abstengausted d e bacerlagenerali-
zaci6n a menos que tenga razones especiales para lo contrario. Quiza,
por ejemplo, deba usted describir cisnes a hombres a 10s que no
pueden ensefiarseles directamente 10s paradigmas. Sin precauciones
sobrehumanas, tarito d e parte de usted como d e sus lectores, su
descripcidn adquiriri la fuerza de unageneralizacibn; y hste e s a veces
el problema del taxonomista. 0 quiza haya descubierto usted algunas
avesgrises que, enlo d e m b , son comolos cis~les,pero s e alimentande
otro modo y tienen ma1 c a r h t e r . Puede usted generalizar entonces
para evitar u n error conductual. 0 puede usted tener una razdn mas
te6rica para pensar que vale la pena hacer la generalizaci6n. Por
ejemplo, ha observado usted que 10s miembros d e otras familias natu-
rales comparten l a coloraci6n. Especificarldo este hecho e n forma tal
que permita la aplicacidn d e las .poderosas tkcnicas ldgicas a lo que
usted ya sabe aprenderi usted mas sobre el color d e 10s animales en
general o sobre la alimentaci6n de estos mismos.
Ahora, habiendo hecbo la generalizacidn, iquk hara usted si s e
encuentra con un ave negra que, en todo lo demas, sea igual a un
cisne? Creo que casi las mismas cosas que si n o s e hubiese comprome-
tido con la generalizacidn. Examinara usted el ave cuidadosamente, e n
lo exterior y quizti en lo interior tarnbikn, para encontrar otras caracte-
risticas que distingan este espkcimen d e sus paradigmas. Ese examen
sera especialmente largo y cornpleto en la medida e n que tenga usted
razones te6ricas para creer que el color caracteriza a 1as familias
naturales, o bien en la medida en que se sienta usted comprometido
35 En esta experiencia, no habda necesidad de abnndonar ni la eategoria de "cisnes"
Casi todo lo dicho hasta aqui suena como variaciones sobre un mismo
tema. Los criterios se&n los cuales 10s cientificos determinan la
validez de una articulaci5n o una aplicaci6n de la teoria existente no
son en si suficientes para determinar la elecci6n entre teorias rivales.
Sir Karl se equivoca al transferir caracteristicas selecciouadas de la
investigaci6n cotidiana a 10s ocasionales acontecimientos revoluciona-
rios en 10s cuales el avance cientifico e s masobvio, y alpasar pox alto,
en adelante, la actividad cotidiana. En particular, trata de resolver e1
problema de la elecci6n de teoria durante las revoluciones conforme a
criterios 16gicosaplicables totalmente s61o cuando una teoria ya poede
darse por sentada. Esta es la parte mas grande de la tesis que sostengo
en este articulo, y seria toda mi tesis si me contentase con dejar
formuladas las preguntas que araiz de ellas t ~ a nsurgido. iCbmo eligen
10s cientificos entre teorias rivales? iC6mo hemos de entender la
forma en que progresa la ciencia?
Permitaseme aclarar de una vez que, luego de haber abierto la caja
de Pandora, la cerrari de inmediato. Acerca de estas preguntas hay
mucho que no entiendo todavia y que tampoco pretendo haber enten-
dido. Peropienso que veo las direcciones enlas cuales deben buscarse
las respuestas, y concluir6 con un intento por seiialar el camino. Cerca
del final, encontraremos una vez mlis un corijunto de las expresiones
caracteristicas de sir Karl.
Debo comenzar por preyrrtar qub es lo que requiere ser explicado
todavia. No qile 10s cientificos descubren la verdad sobre la naturaleza
ni que se aproximan cada vez m i s a la verdad. A menos que, coma
indica uno de mis criticos," definamos simplemente la aproximacibn a
la verdad como producto de lo que los cientificos hacen, no podemos
reconocer el progreso hacia ese objetivo. En su lugar, debemos expli-
car por qu6 la ciencia -nuestra muestra mis segura de conocimiento
stilido- progresa como 10 hace, y lo primero que debemos descubrir
e s o6mo progresa.
Sorprende lo poco que s e sabe sobre la respuesta a esa pregunta
descriptiva. Hace faita todavia una gran cantidad de investigacibn
LA L6GICA DEL DESCUBRIMIENTO 313
" Popper, Logic of Scicrufc DDucovery,pp. 22, 31-32 y 46, Corrjeaures and R$u&nr,
pigina 52.
Popper, Conjectures and Rrfiautbnr, p. 51 (corsivas en el original).
316 ESTUDIOS METAHIST~RICOS
h2
*
(E-V) o 8 v 2m (E-V) @1h2= 0. Otras se expresan en pala-
' Noes usual incluir, digamos, btomos, campos ofuerzas que actGan a distancia hajc
el iuhro de modelos, pero ahora no veo nada perjudicial en ese uso tan extendido.
Ohviarnente, el grado de compromiso de una comunidad vnda a1 pasar do modelos
heurlsticos a modelos metafisicos, pero parece mantenerse igual la naturaleza de las
funciones cognoscitivas de 10s ntodelos.
ALGO MAS SOBRE LOS PARADIGMAS ,323
ci6n simb6licaJ -
que comparten un compromiso respecto de, digamos, la generaliza-
ma, quiero decir que no le acarrea dificultades a
quien d c r i b e en ~ u c e s i 6 n10s cuatro simbolos f, =, rn y a: a quien
manipule la expresi6n resultante por medio de la 16gica y las m a t e m i
ticas, y a quien muestre un resultado todavia simb6lico. En este punto
de la discusi6n, para nosotros, aunque no para 10s cientificos que 10s
emplean, estos simbolos y las expresiones formadas a1 comhinarlos no
espin interpretados, estin desprovistos tociavia de significados empi-
ricos o de aplicaci6n. Un compromiso cornpartido respecto de un
conjunto de generalizaciones justifica la manipulaci6n 16gica y la
matematica e induce un compromiso con respecto a1 resultado. No
necesita implicar concordancia, sin embargo, sobre la manera coma
10s simbolos, uno por uno y colectivamente, van a ser correlacionados
con 10s resultados del experiment0 y de laobservaci6n. Hasta aqui, las
generalizaciones simb6licas compartidas funcionan todavia como ex-
prcsiones que s e dan dentro de un sistema matemitico puro.
La analogia entre teoria cientifica y sistema matematico puro ha
sido explotada ampliamente por la filosofia de la ciencia de nuestro
siglo, y gracias a ello disponemos de algunos resultados que son de lo
mas interesante. Pero es tan s61o una analogia y, par tanto, puede
crear confusi6n. Creo que en varios aspectos hemos sido victimas de
ella. Veamos una confusi6n que viene a1 caso aqui.
Cuando una expresibn como f= ma aparece en un sistema matemi-
tico puro, por asi decirlo, e s t i alli de una vez y para siempre. Es decir,
si errtra en la soluci6n de un ~ r o b l e m amatemitico planteado dentro
del sistema, entra siempre en la forma f = ma o bien en una forma
reducible a 6sta por la sustitutividad de identidades o por alguna otra
regla de sustituci6n sintactica. En las ciencias, las generalizaciones
sirnb6licas se comportan ordinariamente de modo muy distinto. No
hay tanto generalizaciories como esquemas de generalizaci6n, formas
esquemiticas cuya expresi6n simb6lica detallada varia de una aplica-
ci6n a otra. Para el problema de la caida libre, f = ma s e convierte en
mg = md2sldtz. Para el p8ndulo simple, s e convierte en mg Sen6 = -
mdzs/dt2.Para 10s osciladores arm6nicos acoplados, s e convierte en
dos ecuaciones, la primera de las cuales puede escribirse mld2sldtz+
klsl = k z (d + s z - s1 ). Losproblemas mas interesantesdelarnecinica,
por ejemplo, el movirniento de un giroscopio, mostrarin mayor dispa-
ridad atin entref = rna y la generalizacibn simb6lica real a la cual se
324 ESTUDIOS METAHISTORICOS
aplicar~la l6gica y las matemiticas; pero ya debe estar aclarado el
punto. Aunque las expresiones sirnbblicas no interpretadas son la
posesi6n cornun de 10s miembros de una cornunidad cientifica, y
aurique tales expresiones son las que le dan a1 grupo un punto de
entrada para la ligica y las rnatematicas, estos instmrnentos no se
aplican a la generalizaci6n cornpartida sino a una u otra versi6n espe-
cial de ella. E n cierto sentido, cada una de tales clases requiere de un
formalismo nuevo.'O
De aqui se extrae una interesante conclusi6n, que probablemente
viene a1 caso de la situaci6n de 10s tkrminos tebricos. Los fil6sofos que
presentan las teorias cientificas corno sisternas formales no interpre-
tados subrayan frecuenternente que la referencia empirica entra en
tales teorias de abajo hacia ar-riba, movii-ndose de un vocabulario
basico, con significado empirico, hasta 10s tQminos te6ricos. A pesar
de las dificultades, bien conocidas, que encierra la noci6n de vocabu-
lario basico, no pongo en duda la importancia de esa ruta en la
transforrnaci6n de un sirnbolo no interpretado en el signo de un con-
cepto fisico en particular. Pero i-sa no e s la irnica ruta. En la ciencia,
10s formalismos se relacionan con la naturaleza tarnbikn "arriba", sin
que medie deducci6n alguna para eliminar 10s tkrrninos te6ricos.
Antes de que el cientifico pueda empezar las operacibnes l6gicas y
matematicas que culrninan con la prediccibn de lecturas de medidas,
debe inscribir la forma particular def= ma que se aplica, digamos, a la
cuerda que vibra o la forrna particular de la ecuaci6n de Schroedinger
correspondiente, por ejern~lo,a1 Btomo de helio en un carnpo magn6-
tico. Cualquiera que sea el procedimiento que siga, 6ste no podri ser
purarnente sintictico. El contenido empirico debe ingresar en las
teorias forrnalizadas desde arriba y tarnbi6n desde abajo.
Creo que no puede uno evadir esta conclusi6n sugiriendo que la
ecuaci6n d e Schroedinger o f = ma puede construirse corno una
abreviatura para la conjunci6n de las nurnerosas y particulares forrnas
lo No puede evadirse esta dificultad enunciandu las leycs dela mecanicii newtoniana
en forma, digamos, lqranpiana
- - o hamiltoniana. Por lo contrario, las segundas formula-
ciones son explicitamento bosquejos de leyes, per0 no leyes propiamente diohas, como
tampoeolo es'laformulacidn newtoniana dele mecinica. Partiendodelasecuacionesde
Hamilton o de las de Lagrange, hay que escribir todavia una ecuaci6n hamiltoniana o
lagrangiana para el problema de que se trate. Ndtese, sin embargo, que una de las
ventnjas de estas formulaciones es que hacen mucho m i s ficil identificar el formalismo
particular we convenga a un problema dado. Contrastadas con la formulaci6n de
Newton, ilustran una de las direcciones caractcristicas que sigue el desarrollo cienti-
fico.
ALGO MAS SOBRE LOS PARADIGMAS 325
" Uesde que se ley6 este escrito, me he dado cuenta d e que, al omitir las dos
cuestiones mencianadas en el p6rrilfo anterior, se introduce uea povible fuente do
confusi6n en este punto y m i s adelante. En el uso filos6fico normal, las reglas d e
correspondencia conectan palabras 3610 con otras oalabras: no con la naturaleza. Asi,
loe tdrminos te6ricos adquieren significado mediante las reglas de correspondencia, que
las vlnculan con un vocabulario b b i e o ya significative. S61o este Gltimo es el que se
relaciona direetamente con la naturaleza. Parte de mi argumento s e dirige a esta
concepci6n normal y, par tanto, no debiera crear problemas. La distinci6n entre
vocabulario te6rko y voeabulario bisico no viene a1 caso en su formapresente, pues se
puede demostrar que muchos tirminos te6ricos so vineulan eon in naturaleza d e la
misma manera, cualquiera que b t n sea, que lou tirminos b6sicou. Pero estoy preocu-
pado ademis por i n v e s t i ~ a dr e (IUC manera ooera esa "vinculaci6n directs". sea d e un
"ocabulario ti6rico o d e i n vocabulario bisico. Mientras tanto, ataco la suposici611, a
menudo implicita, de que quienquiera que . sepa usar correctamente un tCrmino bisico
~
principiu, me irizodeeidirme por tnl t6rmino. Por desgmcia, la mayoria deios lectores de
Lo esrritctsrr~ rle lrrs rcaubzcioites cienrilicas no se dieron cucnta de lo que para mi era la
funciSn primordial, y emplean "paradigma" en sentido aproximado al qrtr alrora prr-
fiero ilama~."matriedisciplinaria". Veo poco probsble recupervr "paradigma" para sy
oso original, el iinicu propio dcsde el punto de vista filus6fico.
" NStese qcic lus ejemplares -y tambi6n 10s modelos- son determinantes de la
infrnesiructoia dt: la comunidnd, mucho m i s eficacrs que las gei~eraiiracionessimbdli-
cas. Muches comunidades cientificas comparten, pur ejempla, la ecuaeibn de Schroe-
dinger, y sus miernbros se encuentrar, con esa fbre,ula en ipuca consrcuentemenre
lempraria d e su educaci6n ciontifica. Pem, a rnedida clue cuntiniiil st, forrnacibn, hacia,
diganios, la fisica del estado sblido, por una parte, y la teoria del camp" por la otra,
comierlzan a diferir 10s ejemplares que se encuentra el cicntifico en ciernes. De ahi en
adelante, 8610 puede decirse que comparten la ecuacibn de Schroedinger no interpre-
tadn, pero no la si interpretada:
332 ESTUDIOS METAHISTORlCOS
le pide a uno que encuentre las figuras de animales o las caras ocultas
dentro de un dibujo de arbustos o nubes. El niiio buscaformas que son
como las de los animales o las caras que conoce. En cuanto las
encuentra, kstas ya no vuelven a confundirse con elfondo, pues se ha
modificado laformaenque el niiiove eldibujo. Dela misma manera, el
estudiante de ciencias que se enfrenta a un problema rrata de verlo
como uno o m L de 10s problemas ejemplares con 10s que ya se ha
encc,ntrado. Desde luego, cuando existen reglas para guiarlo, las em-
plea. Pero su cliterio basico es una percepcibn de similitud que es
previa tanto lbgica como psicolbgicamenie a cualquiera de 10s nume-
rosos criterios conforme a los ellales habn'a hecho esa inisma identifi-
cacibn de la similitud. Despuks de captada la similitud, puede uno
inqui~irsobre 10s criterios, y a menudo vale la pena hacerlo. Pero en
realidad noes necesario. Puede aplicarse directamente lapredisposi-
ci6n mental o visual adquirida a1 aprender a ver semejantes dos
problemas. Quiero preguntar ahora si, en circunstancias adecuadas,
ihay alguna manera de procesar datos formando conjuntos de simili-
tud que no dependan de una respuesta previa a l a p r e y n t a de similar
con respecto a quk?
Figura 1
ALGO MAS SOBRE LOS PARADIGMAS 337
Figura 3
diagranra es obviarnente un cisne por el criterio de la distancia perci-
bida, pero no es un cisne, ni tin ganso, ni un pato, por las reglas de
correspondencia aplicables a la pertenerrcia a un conjunto dado, las
cuales s e acaban de introducir.
Por consiguiente las frorrteras no deben dibujarse demasiado cerca
de 10s bordes de un conglomerado de ejemplares. Vayamos, poes, a1
otro extremu, la figura 4, y dibujemus fronteras que agotan la mayoria
de las partes pertinentes del espacio perceptual de Pepe. Con esta
eleccibn, ningGn ave que aparezca cerca de uno de los conglomerados
existentes presentara problerna, pero al evitar esa dificultad hemos
creado otra. Pepe ya sabia que nu tray cisnes-gansos. 1,anuevarecons-
tmct:ibn de su conocirniento lo priva de esa infolmacibn; en lugar de
ella, le d a algo que e s practicanrente improbable que necesite, el
nombre que se aplica a1 dato de un ave que se encuentra en el espacio
vacio entre 10s cisnes y 10s gansos. Para remplazar lo que ha perdido,
podemos inraginarnos clue agregamos al aparato cognoscitivo de Pepe
una funcibn de densidad que describa la probabilidad de que s e
encuentre un cisne en varias posiciones dentro de lasfronteras de 10s
cisnes, junto con funciones iguales para los gansos y 10s patos. Pero el
criterio de similitud original ya servia para esto. Err efecto, podriamos
haber vuelto a1 nrecanisnlo de procesamiento de datos que habiamos
dicho que s e remplazaba.
Claro e s t i que ninguria de las mas cuidadosas tbcnicas para dibujar
fronteras d e conjuntos lo hara. El compromiso indicado en la figura 5 es
una mejora obvia. Toda ave gue aparezca prbxima a uno de los con-
glomerados existentes perterrece a ese mismo. Toda ave que aparezca
entre conglomerados no tiene nombre, pero tampoco es probable que
se presente ese dato. Con fronteras de conjuntov como bstas, Pepe
debe ser capaz dt: operar con buenos resultados durante algJn tiempo.
No ha ganado nada, sin embargo, a1 sustituir frorrteras de conjuntos
por su original criterio de similitud, y err realidad ha perdido algo. Si ha
de mantenerse la conveniencia estratbgica de estasfronteras, no tiene
clue cambiar sn obicacibn cada vez que Pepe s e encuentre con otro
cisne.
La figura 6 mrrestra lo clue tengo en mente. Pepe ha encontrado otro
cisne. Esta, corno debe, completamente derrtru de la antigua frontera
deconjunto. Nok~ajrproblemadeidentificacibn. Peropuede lraberlo la
pr6xima vez, a menos que las fronteras nuevas, que aqui s e represen-
tart con lirreas ponteadas, s e dihujen turrlando en cuenta la forma
alterada del cunglonlerado de bps cisnes. Sin el ajuste hacia afuera de
ALGO MAS SOBRE LOS PARADIGMAS 341
342 ESTUDIOS METAHISTORICOS
c o ~ j ~ u n t serian
?~, confuses. Quinto -aspect0 alga menos frecuente,
lmre Lakatos, "Faisification and the Methodology of Scientific Research Pro-
grammes", en I . Lakatos y A. Musgraur, cornpiladores, Cri~icisntniid :be Gmruib qfihe
K a o e l c d p (Cirnibridge, 19701, PI'. 91.195. La kase citada, qur aparece en la p. 178, e s t i
airbrayuda en el original.
* Dudley Sirapere, "Meaning and Scieniific Change", en R. C. Coludny, cornpila-
dor, Mind and C<>.<,i,,trn: Essays i n Corilentpomr).Scirrice and P l ~ i l o s o ~ / ~Univevsiiy
y, of l'itts-
borgh Seriesin tl~ePhilusuphyoEScience,vol. 3iPittsbuqh. 19661, yp.41-85. Lacitase
encueritlr en la p. 67.
Israel Scbriflcr, Science orid Sthj,jec~inity(Indianipolis, 1967), p. 81.
346 ESTUDIOS M E T A H ~ S T ~ R I C O S
mayores, y entze la8 consecuencias pueden contarse ins difrcultades para introducir la ac-
tividad cientEca en sociedades con valores hostiles o q u i d hasta el fin de esa actividad
en sociedades dentro de las ouales una vez floreci6. A este respecto, es preciso ser muy
cuidadoso. Los cambios que ocurren en el medio en donde se practica la ciencia pueden
tener tarnbiin efectos baneficiosos sobre la investigaci6n. Por ejemplo, 10s historiadores
recurren a veces a las diferencias entre medios nacionales para explicar por quC se
iniciaron determinadas innovaciones y poi quC se @at6de realizarlas con tanto empeio
en determinados paises, por ejemplo, el darwinismo en Inglaterra, la conservaci6n de in
energk en Alemania. En el momento presente, no sabemos nada sustancial sobre las
condiciones esenciales minimas del medio social, dentro del c u d pueda florecer una
acuvidad como le ciencia.
OBJETIVIDAD, JUlClOS DE VALOR Y ELECCI6N DE TEORIA 359
Estoy de acuerdo con eso, y s61o agregaria que es inevitable que haya
una diferencia eutre una actividad que tiende a resolver acertijos y otra
que no procede asi. (Nbtese que, con respecto a muchas de las dife-
rencias en discucibn, el desarrollo de las matemiticas se asemeja mis
al delgrte que al de las otras ciencias, y que, correspondientemente,
las crisis en las matematicas son raras. Se reconocen pocos problemas
matemiticos antes del momento en que sean solucionados. En todo
caso, el fracas0 en resolver tales problemas, a menos que se hallen en
10s propios fundamentos de las matemitieas, nunca arroja duda sobre
las presuposiciones de1 campo pero si sobre la capacidad de sus
profesionales. Por otro lado, en las ciencias todo problema cuya so-
luci6n no se halle por mis que se la busque termina por afectar
10s fundamentos.) Debe ser verdad la observaci6n de Ackerman y,
vikndola como parte de una configuraci611, resulta ser de grandes
consecuencias.
La funci6n de las crisis en las ciencias consiste en sefialar la necesi-
dad de innovar, en dirigir la atenci6n de 10s cientificos hacia el irea de
la cual puede surgir la innovacicin fecunda, y en dar indicios sobre la
naturaleza de esa innovaci6n. Precisamente porque la disciplina posee
este sistema de secales integrado, fa innovacicin no tiene por quB ser un
valor primordial para 10s cientificos, y por lo mismo se condena la
innovaci6n pot la innovaci6n. La ciencia tiene su y puede tener su
retaguardia, sus productores de baratijas. Pero no hay vauguardia
cientifica, y si existiese, seria amenazadora para la ciencia. En el
desarrollo cientifico, la innovaci6n debe conservarse como una reac-
ci6n, a menudo renuente, a desafios concretos planteados por proble-
mas concretos. Ackerman sugiere que, tambikn respecto de las artes,
la respuesta contemporinea a la vanguardia plantea una amenaza, y
puede tener raz6n. Pero eso no debe enmascarar la funci6n hist6rica
que la existencia de una vanguardia pone de manifiesto. Tanto indivi-
dualmeute como e n grupos, 10s artistas buscan nuevas cosas que
expresar y tambiin nuevas maneras de expresarlas. Hacen de la
innovaei6n un valor primordial y han comenzado a haeerlo asi desde
antes que la vanguardia le diese a ese valor una expresi6n institucio-
nal. Por lo menos desde el Renacimiento, este componente innovador
de la ideologia del artista -no es el inico componente ni muy compa-
tible con 10s demis- ha hecho por el desarrollo del arte algo de lo que
las crisis internas han hecho por fomentar las revoluciones en la
ciencia. Decir con orgullo, como lo hacen tauto artistas como cientifi-
376 ESTUDIOS METAHIST~RICOS
Segunda Parte
La medicion en 10s lihros d e text" . . , . . , . . . . .
Razories d e la tnedicibn t ~ o r ~ n a.l . . . . . . . . . . .
[ a s efectos d e la medicion tiorma1 . . . . . . , . , . .
Medician extraordinaria . . . . , . . . . . , . . . .
La medicion en el desarrollo d e la fisica . . . . . . . ,
Apendice . . . , . . . . . . . . . . , . . , . , . .