Chavin de Huantar
Chavin de Huantar
Chavin de Huantar
El artículo también presenta las dos posibilidades de las que disponía el gobierno
peruano para solucionar esta crisis de rehenes: (i) una solución pacífica, basada en los
diálogos directos mediante garantes nombrados por el jefe de Estado y (ii) una
solución militar a través de una operación de rescate que no garantizaba la seguridad
de los rehenes.
El artículo aborda tres interrogantes: ¿Cuáles son los elementos teóricos en relación
con las políticas del gobierno, creación de valor público, teoría de las decisiones y
gerencia social para la protección de la nación? ¿Cuáles son los hallazgos del análisis
realizado con base en los objetivos específicos? ¿Cuáles son las conclusiones?
La Operación Chavín de Huántar fue una operación militar del gobierno del Perú llevada a
cabo en abril de 1997 por el Comando Chavín de Huántar para rescatar a los 72 rehenes
cautivos del grupo terrorista MRTA restantes1 durante la crisis de la residencia del embajador
del Japón en el Perú. Ha sido calificada como una de las más exitosas operaciones militares
de rescate de la historia.234 Sin embargo, ha existido controversia por la supuesta ejecución
extrajudicial de uno de los terroristas.
Índice
Réplica de la residencia del Embajador de Japón en Lima, construida para el entrenamiento de las
fuerzas especiales que la recuperaron.
El total de los catorce terroristas que tomaron la residencia fueron abatidos, siendo estos:
Armamento[editar]
Comandos[editar]
Casco de combate de acero y fibra de vidrio.
Máscara antigás
Fusil de asalto Galil.
Subfusil Mini-Uzi
Anteojos de protección Uvex.
Subfusil FN P90
Subfusil HK MP5 de 9 mm.
Chaleco antimetralla fabricado con fibras de kevlar y de diseño flexible.
Pistola Beretta 92 de 9 mm.
Uniforme camuflado.
Terroristas[editar]
6 fusiles de asalto AKM
4 subfusiles Uzi
Radios Motorola
Revólver Smith Wesson
Pistola semiautomática Browning GP-35
Granadas fumígenas
Granadas de mano
Lanzacohetes RPG-7
Subfusil MP18
Subfusil Thompson
Subfusil Sten
Máscara antigás
Chaleco antibalas
Reconocimientos[editar]
En la noche del 17 de diciembre de 1996, catorce miembros del grupo terrorista Movimiento Revolucionario
Túpac Amaru (MRTA) ejecutaron la Operación Compañero Óscar Torre Condesú, que consistió en un asalto
a la residencia del embajador del Japón en el Perú, tomando como rehenes a más de ochocientos invitados de
diferentes nacionalidades, entre empresarios, diplomáticos, religiosos, militares y políticos con sus respectivas
familias. Posteriormente, fruto de varías liberaciones efectuadas por parte del MRTA, la cantidad de rehenes
se reducen a setenta y dos. El 22 de abril de 1997, luego de varios fracasos en las negociaciones y ante una
eminente amenaza a la salud de los rehenes, el gobierno ordenó el uso de la fuerza militar para rescatarlos.
Como antecedente a esta acción terrorista y posterior rescate, tenemos que luego de la captura de los
principales mandos de las organizaciones terroristas del MRTA y el Partido Comunista del Perú - Sendero
Luminoso (PCP-SL), la clase política se desentendió de los asuntos de seguridad y defensa, con un evidente
un desinterés en el diseño de políticas públicas adecuadas para consolidar la derrota del terrorismo. Las
políticas existentes incidían más en combatir la amenaza interna a través de las fuerzas del orden que en
fortalecer otros campos importantes como la salud, la agricultura, la educación, etc.; no existió una
interacción con y entre dichos campos que permitiera obtener un éxito definitivo en el combate a la
subversión. Con la consolidación de la democracia y la aparente derrota al terrorismo, las políticas de defensa
ya no formaban parte de la agenda nacional, se privilegiaron otros campos como las políticas sociales y
asistenciales que contribuían a obtener la aprobación ciudadana hacia el gobierno y obtener de esta manera
sus votos.
Al respecto, el general Leonardo Longa, en entrevista concedida para esta investigación, señaló:
El terrorismo solo fue vencido en el nivel táctico, no en el nivel estratégico ni operacional, no se concibió una
política social, económica ni jurídica que impidiera que remanentes terroristas se refugiaran en la selva
peruana, no se consolidó el éxito obtenido. Se retiraron las bases contraterroristas y se abandonaron a los
comités de autodefensa, y la sociedad pobre comenzó a convivir con terroristas y narcotraficantes. Aparecen
nuevas amenazas como la tala ilegal de madera, la minería, el contrabando, etc.
[...].
El gobierno pensó que, cortándose la cabeza, el cuerpo moriría. El cuerpo estaba sin cabeza, pero no moría y
seguía haciendo daño al país y seguía habiendo muertos y atentados, que denotó que esta estrategia no fue lo
suficiente fuerte para neutralizar al terrorismo. (L. Longa, comunicación personal, 20 de noviembre de 2017)
La comunidad de inteligencia y, sobre todo, el gobierno debió seguir jalando el hilo de la madeja y evitar que
la organización terrorista se regenerara y creara una nueva cabeza.
Una opinión importante que señala que la seguridad y la defensa no son cuestiones esotéricas:
Deben constituir políticas públicas y objeto de atención de toda la sociedad. La clase política es responsable
de formular las políticas de defensa por los procedimientos democráticos que correspondan, de la misma
manera que como es responsable de formular las políticas agrarias, tributarias y educativas. Los militares no
fueron elegidos, y por profesionales que sean, en democracia no les corresponde formular políticas sino
ejecutarlas. (Palma, 2002, p. 51)
La percepción de que las políticas sobre seguridad y defensa nacional eran inadecuadas se inicia desde
nuestras constituciones y se sustenta en dos razones:
Primero, porque se ubican en el capítulo destinado a definir a los poderes públicos y a los organismos
autónomos; y segundo porque, como bien dice el doctor Rubio, se mezclan aspectos de seguridad y defensa
con asuntos relativos a las instituciones militares y policiales. ( Robles, 2006, p. 17).
Las normas constitucionales existentes en nuestras cartas magnas a lo largo de los tiempos relacionadas con la
seguridad y defensa nacionales confieren a las FF. AA. un estatus constitucional que las ha mantenido cerca
de las decisiones de alto nivel del Estado (Robles, 2006).
En la tabla 1 se puede apreciar que en las dos últimas constituciones no se le dio la importancia debida a la
defensa nacional, sino que es hasta la Constitución de 1993 que se menciona por primera vez la existencia de
un Sistema de Defensa Nacional. Recién se menciona el concepto de políticas públicas de defensa en el
Acuerdo Nacional del año 2002, con la participación de representantes de organizaciones de la sociedad civil
y del Estado.
Constitución Política de
Constitución Política de 1979
Concepto 1993
Sumilla Artículo Sumilla Artículo(s)
Como derecho
No menciona No menciona
fundamental
Definición No menciona No menciona
Responsabilidad Estado no garantiza 269 Estado no garantiza 163
Toda persona según Toda persona
Participan 270 163
la ley según la ley
Permanente e
Características 270 Permanente e integral 163
integral
Ámbito interno y
Ámbito de aplicación No menciona 163
externo
Constitución Política de
Constitución Política de 1979
Concepto 1993
Sumilla Artículo Sumilla Artículo(s)
Se realiza a través
Sistema organizado Sistema de Defensa
de
sin ley 271 Nacional 163, 164
El expresidente Fujimori diseñó una estrategia con un enfoque personalista, asumió en persona la lucha
contrasubversiva, respaldado por un marco legal antiterrorista promulgado en su gobierno. Según Buleje,
Fujimori presidió el Consejo de Seguridad y Defensa Nacional y el Sistema de Inteligencia Nacional, asumió
el cargo de jefe supremo de las Fuerzas Armadas, entendió que el problema del terrorismo no era exclusivo de
las fuerzas del orden y que la iniciativa y decisión también debía ser de la ciudadanía, a la que involucró a
través de la conformación de Comités de Autodefensa integrados por campesinos organizados, capacitados y
armados por las fuerzas armadas (2015, p. 50). Fujimori impulsó, además, una política de desarrollo social
con propósitos estratégicos del gobierno. Según Dietrich, esto marcó la diferencia con sus antecesores, que
mantuvieron la idea desfasada de enfrentar a un enemigo corriente, sin diagnóstico previo y sin políticas
claras, por lo que Fujimori planteó crear un Servicio de Inteligencia que socavara al terrorismo desde sus
bases (2002, p. 16).
Aparecieron nuevas tareas para los civiles: "los nuevos decretos establecían obligaciones para los civiles al
exigirles que brindaran información a los servicios de inteligencia y apoyo a las Fuerzas Armadas cada vez
que este les sea requerido" (Bowen 2013, p. 127). Según este mismo autor, "se creaba también un nuevo
sistema de defensa. El órgano supremo de este sería el Consejo de Defensa Nacional -que encabezaría el
presidente Fujimori-, el cual estaría conformado por el jefe del SIN y las Fuerzas armadas, así como por los
ministros del Interior y Defensa" (2013, p. 127).
Henry Pease (2003), refiriéndose a las precisiones hechas sobre el fujimorismo entre los regímenes que se ubican
entre dictadura y democracia -y siguiendo los trabajos realizados por otros estudiosos como Morlino,
O'Donnell, López, Crabtree, Cotler, Grompone, Degregori, Tanaka, Rospigliosi, Gonzales de Olarte y
Dammert- concluye que el régimen de Fujimori fue autoritario-civil-militar:
Pero lo que se desarrolla luego del 1.° de enero de 1993, es un régimen autoritario-civil-militar. Su punto de
partida es civil, un gobernante constitucionalmente elegido, junto con otro civil y expulsado de las FF. AA.,
realizan dos tareas previas: toman y autonomizan de los comandos institucionales los Servicios de
Inteligencia de Las FF. AA. y la Policía Nacional, que dirigirá realmente Montesinos desde el Servicio de
Inteligencia Nacional. (Pease 2003, p. 68)
Bajo la conducción directa de Alberto Fujimori, cientos de funcionarios, entre congresistas, ministros, altos
mandos militares y autoridades regionales y ediles, bajo diversas modalidades, participaron directamente en la
comisión de estos delitos, colaboraron en su ejecución, ocultando hechos con la finalidad de sustraer a los
responsables del imperio de la ley, finalmente, emitiendo normas de todo rango para cubrir con un manto de
legalidad, el ejercicio omnímodo y corrupto del poder. (Comisión Investigadora de la Gestión Presidencial de
Alberto Fujimori, 2002, p. 201)
En relación con el marco contraterrorista implantado por Fujimori, la Comisión de la Verdad y
Reconciliación, creada en junio del 2000 por el presidente Valentín Paniagua y cuyo informe final fue hecho
público el 28 de agosto del 2003, señala:
Se implantó una legislación drástica después del autogolpe, realizado el 5 de abril de 1992, que el 80 % de la
población apoyó. Se promulgaron decretos leyes como la del Sistema Nacional de Inteligencia, la ampliación
del control policial de los penales, el apoyo a las rondas campesinas, la intervención de las FF. AA. en las
universidades, intensificación de las operaciones de rastrillaje y acción cívica, la cadena perpetua para casos
de terrorismo, los jueces sin rostro, la ley de arrepentimiento de subversivos rendidos, la reducción de la edad
de los exentos de responsabilidad penal de 18 a 15 años para los que cometían delitos de terrorismo, traición a
la patria para delitos de terrorismo, los tribunales militares para juzgar a acusados de terrorismo y reducía los
plazos para el proceso, todas las dependencias vinculadas a la lucha contra la subversión y el narcotráfico
debían adecuar sus normas y procedimientos a las directivas del Comando Operativo del Frente Interno
(COFI), dirigido por el Comando Conjunto de las FF. AA. y se estableció la facultad de condenar en ausencia
a los responsables del delito de terrorismo. (Comisión de Verdad y Reconciliación [CVR], 2003, pp. 85-87)
Otro aspecto que influyó en el proceso de la formulación de las políticas fue: "El estilo de liderazgo que
imprimió Alberto Fujimori, así como su relación que tenía con las Fuerzas Armadas" (Buleje, 2015, p. 69).
Este líder se gana progresivamente a la opinión pública por resolver la crisis de gober-nabilidad y al aplicar
con éxito la dura receta de estabilización económica y derrota estratégicamente a Sendero Luminoso a través
de una concentración de poderes en el ejecutivo. (Durand, 1996, p. 183)
Su gobierno se caracterizó por el uso de la personalización del liderazgo hacia un gobierno autoritario
reflejado en el control de la prensa y de la población que buscaba implementar y más exactamente
evidenciado en el autogolpe del 5 de abril de 1992 propiciado a través de las Fuerzas Armadas donde se llegó
mediante acciones violentas e inconstitucionales a la disolución inconstitucional de las dos Cámaras del
Congreso de la República y a la intervención del Poder Judicial. (2008, p. 7)
Alberto Fujimori, al asumir su primer gobierno y con el fin de mantener bajo control al Ejército para sus fines
personalistas, promulgó dos decretos leyes que incrementaron significativamente su liderazgo autoritario: (i)
La facultad de designar al comandante general del Ejército y (ii) la repotenciación del Sistema de Inteligencia
Nacional (SIN), designando como su órgano rector al Servicio de Inteligencia Nacional. Según Rojas (2008, pp. 6-
7), estos decretos leyes posibilitaron al presidente de la República escoger al comandante general entre los
generales más leales, incluso mantenerlos en el cargo los años que creía conveniente a sus intereses y usar al
SIN como un arma política sin control civil-militar.
Otro concepto vertido con relación a este tema es que "las fuerzas armadas, a pesar de estar mediadas por la
figura civil de Alberto Fujimori, se convirtieron para todo efecto práctico en el 'partido' de gobierno y
asumieron prerrogativas de naturaleza política en desmedro de las autoridades civiles electas" (Degregori, 1993, p.
18).
Antes de 1990, la barbarie terrorista se incrementaba. Alberto Fujimori, al asumir su primer gobierno se
comprometió a derrotarla: impuso una legislación más drástica contra el terrorismo y potenció el Sistema de
Inteligencia Nacional a fin de alcanzar ese compromiso.
En lo referente a la conducción de las acciones para combatir la subversión, las Fuerzas Armadas contaban
con el manual Estrategia integral para la contrasubversión, que señala que la acción contrasubversiva del
Estado no se limita a enfrentar el proceso subversivo a partir del momento en que se inician las acciones
armadas, sino que debe adelantarse a los hechos, desarrollando políticas públicas que eviten la aparición del
caldo de cultivo. Si el Estado reacciona cuando ya apareció la insurrección, su accionar será tardío y, en el
mejor de los casos, evitará la generalización de la violencia, pero no los efectos negativos de su aparición y de
los costos de su neutralización. Según el mismo manual, el Estado realiza en el campo militar tres fases para
derrotar a la subversión: la prevención, la intervención y la consolidación. Tales fases deben acompañarse con
políticas públicas en el campo social, económico y político. La fase de prevención empieza cuando se
presentan las luchas espontáneas violentas de los sectores marginados, por lo que es necesario elaborar
políticas integrales y que abarquen los campos económicos, sociales y políticos. La fase de intervención se da
cuando los grupos subversivos inician la lucha armada e intervienen las Fuerzas Armadas, que deben contar
con el apoyo de políticas de Estado que supriman las contradicciones internas y los problemas básicos
estructurales del país, poniendo énfasis en aquellas que pueden ser aprovechadas con más ventajas por la
subversión. Finalmente, la fase de consolidación se inicia con los éxitos alcanzados y tiene por finalidad
aprovechar la ventaja circunstancial en aras de la pacificación total y el regreso a las condiciones que
caracterizan a una situación normal (Comando Conjunto de las FFAA, 2000, pp. 4854). Como se puede
apreciar, es el Estado el que debe tomar la iniciativa para combatir la subversión desde el mismo momento en
que se está gestando y proporcionar todas las políticas públicas para que el accionar de las Fuerzas Armadas
sea eficiente.
Método
La metodología documental y participativa trata de reconstruir y recoger las acciones de forma ordenada de
una experiencia en la que el autor participó directamente, tanto en el componente operacional como en el de
inteligencia. El diseño descriptivo está acompañado de entrevistas y observación participante. El
ordenamiento de los hechos, su aplicación y la forma de investigación predominante es cualitativa.
Se aplicó la técnica de la entrevista en profundidad, formulando preguntas a las personas capaces de aportar
datos de interés relativos a sus experiencias, opiniones y expectativas, estableciendo un diálogo asimétrico por
ser actores involucrados en el tema de esta investigación. La guía de entrevistas fue semiestructurada, ya que
se tuvo la libertad de introducir preguntas adicionales para precisar conceptos u obtener mayor información
sobre temas deseados. Se han empleado instrumentos como fichas de registro, en las que se resume la
información contenida en fuentes documentales que han servido de base para el planteamiento del problema y
la construcción del marco teórico, tal como se observa en la tabla 2.
Instrumento
Herramientas Lugares ricos en datos
s
Entrevista en
Guía de entrevistas Experiencia de los actores involucrados en la Operación Chavín de Huántar
profundidad
Visión de archivo Fichas de registro Información recopilada o registrada en materiales
impresos, audiovisuales y electrónicos: publicaciones
y documentos oficiales, libros, revistas, manuales,
Instrumento
Herramientas Lugares ricos en datos
s
tesis de posgrado, memorias, documentos de
prensa, documentales, internet, etc.
Se realizó un trabajo de campo entre agosto y noviembre del 2017, con entrevistas a profundidad de diversos
actores claves involucrados en la operación de rescate, como planificadores, conductores y rehenes. Se
concretaron veinte entrevistas, entre ellas: al Almirante Luis Giannetti Rojas, exvicepresidente de la
República y exrehén; al general de división José Williams Zapata, exjefe del Comando Conjunto de las
Fuerzas Armadas y jefe de la patrulla "Tenaz"; al mayor PNP Marco Castro Renwick, integrante de la Dircote
durante la operación y jefe del Departamento de Búsqueda durante la operación; al comandante PNP René
Colchado Huamani, integrante de la Dircote y jefe del Departamento de Análisis durante la operación; al
general de división Leonardo Longa López, especialista en inteligencia; al general Adolfo Coronado Fournier,
jefe del Frente Interno del SIN durante la operación; al técnico EP Manuel Tullume Gonzales, especialista
técnico de inteligencia durante la operación; al técnico EP Pedro Tolentino García, especialista de inteligencia
en la operación; al coronel EP Gutiérrez Ballón Luis, responsable de la construcción de los túneles durante la
operación; al técnico Walter Coronado, especialista del SIN y supervisor de la construcción de los túneles; y
al técnico EP Sabrera Céspedes, a cargo de la central bíper. Además, fue entrevistado el exrehén Alex Kouri,
que por motivos de distancia no se pudo grabar la entrevista, pero remitió las respuestas en forma escrita,
acción que no perjudica los fines de la investigación; y al comunicador Juan Zacarías Muñoz, quien se
desempeñaba como corresponsal de prensa extranjera durante los sucesos de la Embajada. A todos los
entrevistados se les explicó los objetivos de la investigación, las condiciones y el aporte de su participación;
tuvieron la opción de abandonar el estudio en cualquier momento, sin ninguna consecuencia. La metodología
seguida para el presente artículo es la que se muestra en la figura 1.
A fin de verificar la calidad y exactitud de los datos testimoniales recogidos en el trabajo de campo, estos
fueron comparados con la evidencia documental contenida en (i) publicaciones generales de carácter
académico, (ii) sitios web referidos al tema, (iii) la teoría de las operaciones sostenida por el Vicealmirante
McRaven de la Armada de los EE. UU. y (iv) actuaciones judiciales al respecto.
RESULTADOS
Las acciones de secuestros de rehenes por grupos terroristas afectan a todos los ciudadanos de forma directa o
indirecta en diferentes grados de magnitud y con consecuencias diferentes. Las soluciones que el Estado
plantea siempre van a estar rodeadas de intereses particulares que dificultan su acción y la satisfacción de
todos los ciudadanos por igual. Alejandro Sakuda, en su prólogo del libro escrito por el Almirante Giampetri,
señala que la prensa, con algunas excepciones, se esmeró por realizar sensacionalismo, no importándoles la
vida de los rehenes ni de sus familiares. No le falta razón a Giampetri cuando censura el hecho de que la
mayoría de los medios hayan actuado con una ligereza que denotaba su indiferencia ante el riesgo que corrían
no solo los rehenes, sino el país entero (Giampetri, 2011, p. 13).
La crisis abierta con la toma de la residencia generó opiniones que señalaban que esta acción modificaba los
intereses inmediatos de la nación:
El futuro a corto y mediano plazo de la nación y el suyo propio estaban en juego. El rumbo de la economía, la
estabilidad del gobierno, la confianza de las inversiones extranjeras, el desarrollo del turismo y en definitiva
del país se encontraba a expensas del desenlace del atentado más grave de la historia del Perú. (De Carlos, 1997, p.
138)
En todas las obras analizadas sobre la operación militar Chavín de Huántar se puede apreciar la coordinación
de esfuerzos, el gobierno como ente decisor, gerente social y creador de valor público, y las fuerzas del orden
como ejecutantes de la decisión política. Existió un entendimiento entre el componente político y el militar
teniendo como prioridad el restablecimiento del Estado de derecho y la devolución de la paz a la sociedad
peruana.
En cuanto a los modelos de políticas públicas empleados por el gobierno para dar solución a la crisis de los
rehenes, el secuencial fue uno de ellos (que tiene como autores a Charles O. Jones y James Anderson):
El MS [modelo secuencial] describe correctamente el proceso de las políticas públicas. Si hay imprecisiones
en relación a la implementación o respecto de la toma de decisiones, o cualquier otra etapa, es a causa de
nuestras estructuras teóricas insuficientes o poco desarrolladas para comprender el funcionamiento profundo
de cada etapa o sistema. (Estévez & Esper, 2009, p. 76)
Ahora nos hacemos la pregunta: ¿Por qué la mayoría de políticas públicas no finalizan en una ley? Algunos
estudiosos señalan al respecto que "hay decisiones públicas que son tomadas por consenso y consulta entre los
grandes grupos interesados (stakeholders), y es en virtud de ello que no encontramos este sesgo top-down en
el modelo, porque el MS puede perfectamente describir una política que sea de tipo consensuada o
decisionista (Estévez & Esper, 2009).
una decisión, en el sentido de la teoría de las decisiones, es una elección o juicio, realizado con base a los
datos disponibles, entre cursos de acción bien definidos y cuyas consecuencias en varios 'estados de la
naturaleza', se comprenden razonablemente bien. La decisión debe hacerse en razón de la situación que el
decisor confronta inmediatamente, tomando en cuenta desde la decisión presente, las consecuencias probables
de cada posible decurso de acción. Se subrayan los términos para llamar la atención sobre el sentido de
urgencia, necesidad y aun de crisis que está implícito en la noción de decisión (1978, p. 346)
Moore postula que las organizaciones públicas tienen como finalidad crear "valor público": resolver
problemas, satisfacer necesidades y habilitar el ejercicio de derechos mediante la prestación de bienes,
servicios, transacciones, legislación y regulaciones (1998).
Otra literatura que es conveniente traer a colación es la referida al concepto de gerencia social, campo de
acción y de conocimientos enfocados en la promoción del desarrollo social. En esa línea, Mokate y Saavedra,
señalan que
su tarea consiste en garantizar la creación de valor público por medio de la gestión, contribuyendo al
fortalecimiento de los estados democráticos y de la ciudadanía, se apoya en aportes conceptuales y prácticos
que le ofrecen simultáneamente los campos de desarrollo social, política pública y gerencia pública, los
procesos de formación de políticas públicas incluyentes y sostenibles y la generación de impactos de políticas
sociales que surgen del seno de las organizaciones. Se destaca como elemento central la creación de valor
público; se enfatiza la importancia de trabajar con la multiplicidad de actores que tienen intereses o se
involucran en la promoción del desarrollo y concluye que hace falta trabajar simultáneamente en acciones y
objetivos de gestión programática, gestión organizacional y gestión política para el mejoramiento de calidad y
condiciones de vida de la población. (2006, p. 7)
Un concepto en cuanto a la gerencia de las políticas sociales y de toda política pública nos señala que
han sido juzgadas a la luz del carácter crónico de los problemas de pobreza, desigualdad y desconfianza. Es
en este contexto que surge la exigencia de la ciudadanía por una mejor gerencia de las intervenciones que
proponen mejorar las condiciones de vida de nuestra sociedad y facilitar la transición hacia un futuro mejor.
Esta no sólo se relaciona con el uso más eficiente de los recursos públicos y la intervención más efectiva en la
mejora de la calidad de vida y las oportunidades, sino también con más y mejores políticas y servicios
públicos con un criterio de participación y rendición de cuentas ante la sociedad civil. La gerencia social
surge ante la necesidad de enfrentar esta demanda, ya que propone asegurar que las políticas y programas
sociales respondan de manera valiosa, pertinente, eficaz y eficiente a problemas importantes de la ciudadanía,
promoviendo así el logro del desarrollo social de manera equitativa y sostenible. (Mokate y Saavedra, 2007,
p. 2)
El campo de las políticas públicas permite a la gerencia social generar valor público porque facilita un
entendimiento y consenso de las propuestas para (i) la formulación de las políticas, (ii) la generación de
alternativas de intervenciones a favor del desarrollo, (iii) el conocimiento de las bondades y limitaciones de
cada una, (iv) la generación de procesos para la obtención de apoyos y v) la generación de alianzas para la
aplicación de las políticas.
La formulación de las políticas públicas implementadas por el gobierno para la toma de decisiones en la crisis
de los rehenes tiene similitud con el modelo secuencial propuesto por Charles O. Jones (1970), que señala: "el estudio
de las políticas públicas se realiza sobre una secuencia de etapas que constituyen al final su estructura global".
En relación a este tema es conveniente mencionar: "En el campo de las ciencias políticas, el modelo
secuencial de políticas públicas, proponía dividir el proceso de la política pública en una serie de etapas,
discutiéndose diversos factores que afectaba a cada una de ellas" (Sabatier & Jenkins-Smith, 1999 y 1993).
En el caso específico de la toma de decisiones del gobierno en la Operación Chavín de Huántar, si bien se
empleó la metodología propia del planeamiento militar basado en la formulación de una apreciación
estratégica antes de tomar una decisión, esta no difirió sustancialmente de la metodología propuesta por Jones.
En la tabla 3 se puede apreciar que las etapas de la formulación de políticas públicas del modelo secuencial de
Jones poseen gran similitud con las del planeamiento militar.
Tabla 3 Comparación de las etapas del modelo de Jones frente al del planeamiento militar
Modelo de O. Jones Modelo del planeamiento militar
Agenda Misión
La demanda de la sociedad que pide por Objetivo de un planeamiento militar
la solución de su problema
Discusión o formulación Situación y probables formas de acción
El curso de acción para resolver dicho Síntesis de los aspectos importantes de la situación
problema que ha originado el problema
Decisión Análisis de las formas de acción probables
La política pública (curso de acción Analiza el comportamiento de las probables formas
gubernamental ya legitimado) de acción, frente a cada capacidad del enemigo en
el marco del ambiente operacional, se completa
su factibilidad, se determina el grado de aceptabilidad
y se extraen las ventajas y desventajas para su
comparación
Implementación Comparación de las formas de acción probables
Puesta en práctica de la política pública Esta comparación se hace a través de las ventajas y
desventajas que hayan surgido del propio análisis de
las formas de acción posibles
Evaluación Recomendación y conclusiones
Recomendaciones o juicios sobre el
El comandante, después de determinar la mejor
valor
de la política pública forma de acción, expresa su decisión verificando
la expresión clara y concisa de la forma de acción
seleccionada
En la figura 3 se detallan los principios de la guerra y sus acciones para cumplirlos, lo
cual se aplicó en la Operación Chavín de Huántar. Tales principios fueron desarrollados
por los analistas y especialistas de inteligencia. A estos principios se debe agregar la
supervisión personal del gobierno de los preparativos y ensayos para la acción militar
que elevó la moral de los integrantes de la operación al sentirse respaldados.
Fu
ente: Elaboración propia con base en Álvarez (2011)
Figura 3 Acciones para cumplir los principios de guerra en la Operación Chavín de Huántar.
Todos pensamos que el rescate iba a ser de noche, yo no concebía que lo hicieran de
día hasta que comenzaron a jugar fulbito. Ahí se abrió la posibilidad, nunca pensé que
iban a venir por debajo de la residencia. Vimos a través de una ventana una línea
verde que venía de unas de las casas hasta la residencia y con las informaciones
propaladas por el diario La República, nos dimos cuenta con Tudela de la construcción
del túnel. (L. Giampetri, comunicación personal, 20 de enero de 2016)
Fue una idea espectacular, deben ser personas con una mente bien amplia para hacer
ir a mi señora al SIN para que autografiara una de las tres guitarras que ingresaron a
la residencia, con eso direccionaron la guitarra hacia mi persona. Asimismo, ingresaron
diez termos y uno de ellos era más bonito que los demás y como Serpa tenía un ego
muy grande, lo tomó para su uso sin percatarse que tenía un micrófono, gracias a esto
tenía las comunicaciones en doble sentido: recibía por el bíper y trasmitía por la
guitarra. [...] El SIN captó cerca de 5 000 comunicaciones, fue un proceso muy
complicado y tenso. (L. Giampetri, comunicación personal, 20 de enero de 2016)
Al respecto, Tolentino manifiesta
La Embajada de EE. UU. nos apoyó con micrófonos que intentamos instalarlos en palos
de escoba, pero los mismos eran demasiado grandes y se corría el riesgo de que sean
descubiertos. Se les solicito nuevamente unos micrófonos, pero de tamaño más
reducidos, pero manifestaron no poseerlos y ante tal negativa el jefe del SIN bloqueó
todos los trabajos que realizaba la DEA y la PNP en el Perú y tuvieron que entregarnos
los micrófonos requeridos. Se aprovechó una circunstancia en la que el almirante
Ibárcena entregó una biblia a Montesinos para que le sea alcanzado al almirante
Giampetri porque era un regalo de cumpleaños y es ahí donde con ayuda de la
Embajada de los EE. UU. se coloca el primer micro en una de las tapas de la biblia
[...]. Se fabricaron más micrófonos y de menor tamaño y se los infiltraban en todos los
objetos que podíamos. (P. Tolentino, comunicación personal, 25 de noviembre de
2016)
Los comandos
CONCLUSIONES
Los conceptos vertidos en el presente artículo son útiles para abrir el debate sobre un
tema aún pendiente por ser abordado en forma integral desde el Estado: el de contar
con una política de Estado para enfrentar las crisis provocadas por una toma de
rehenes. Es un deber político contar con un aparato de inteligencia debidamente
preparado, regido por instituciones tutelares y acompañado de un aparato sociológico
eficiente. Merece un reconocimiento la acción profesional y silenciosa del personal de
inteligencia involucrado en el desarrollo y ejecución de la Operación Chavín de
Huántar. Este caso debe ser profundamente analizado a la luz de la doctrina sobre
subversión de las Fuerzas Armadas para formular e implementar una política pública
de excelencia destinada a mantener la legitimidad y el estricto cumplimiento de las
reglas de utilización de la fuerza en las operaciones de rescate de rehenes.
El primer aporte del presente artículo está referido a que la seguridad nacional es un
bien público y, como tal, no es una responsabilidad exclusiva del Estado o de sus
Fuerzas Armadas, sino un derecho que genera deberes e involucra a la sociedad en su
conjunto. Las normas deben ser conocidas y entendidas por todos y, si es necesario,
deben existir actores que verifiquen su cumplimiento y sancionen su incumplimiento.
Así, el caso de una resolución de crisis rehenes convoca una multiplicidad de actores e
intereses nacionales e internacionales, por lo que la coordinación entre ellos debe ser
muy estrecha a fin de (i) delimitar las acciones, (ii) lograr economía de los recursos,
(iii) lograr compromiso con las soluciones y (iv) garantizar la sostenibilidad de las
acciones a desarrollar.
Un segundo aporte nos dice que las crisis de rehenes son un fenómeno social complejo
y que no pueden ser enfrentadas con una sola estrategia como la represión, sino que
acciones de control preventivo o solución militar deben estar alineadas y ser
coherentes con las políticas públicas. Se requiere del trabajo coordinado entre las
instituciones del Estado, como gerente social y representante de la sociedad civil y la
comunidad en general a fin de garantizar la eficacia y confianza de las políticas
adoptadas. Este planteamiento nos dice que la interrelación entre las políticas para
solucionar una crisis de rehenes con las otras políticas públicas solo es posible cuando
se tiene una visión integral de la noción de pertenencia y confianza en su gobierno y
sus Fuerzas Armadas. Las políticas para solucionar las crisis de rehenes deben ser
dirigidas desde el Estado y deben ser racionales, integradas en todos los campos de la
actividad humana para evitar las condiciones que dan nacimiento a estas crisis,
coherentes y continuas en el tiempo para consolidar firmemente los éxitos iniciales,
consensuadas entre el gobierno y la sociedad en general y basadas en la doctrinas
generadas por las experiencias de operaciones de rescates exitosas realizadas por las
fuerzas de seguridad de todo el mundo.
Un tercer aporte nos señala que el gobierno debe generar la confianza suficiente para
generar la cooperación entre las todas las autoridades y la ciudadanía, por lo que las
políticas deben ser de doble vía, donde la participación de toda la sociedad es
fundamental para consolidarlas generando de esta forma valor público. Los estudios
para arribar a las políticas deben ser detallados y se debe evitar el populismo, con
acciones efectivas e inteligentes. Se debe evitar el síndrome del terror y tratar de
evitar soluciones que privilegien el uso de la fuerza. Este planteamiento se basa en que
las políticas públicas para enfrentar las crisis de rehenes no solo deben tener su
sustento en la defensa de los derechos humanos, sino que deben ser concebidas para
garantizarlos.
Un cuarto aporte tiene que ver con que el Estado debe crear, con base en la
experiencia obtenida en la Operación Chavín de Huántar, un Comando Único de
Operaciones Especiales que incluya también a las fuerzas especiales de la Policía
Nacional y dotarlo de presupuesto necesario para incrementar su excelencia operativa.
AGRADECIMIENTOS
REFERENCIAS