Módulo 1 NI PRINCESAS NI PRINCIPES

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 32

MAESTRAS Y MAESTROS CONSTRUIMOS IGUALDAD

CURSO EN LÍNEA PARA DOCENTES DE EDUCACIÓN PRIMARIA

Módulo 1
Ni princesas ni príncipes

Tema 1. De cómo nos hacemos mujeres y hombres


1.1 Diferencias entre sexo y género
1.2 Estereotipos y roles de género

Tema 2: Diferencias sexuales que se convierten en desigualdad y sus efectos


nocivos para niñas y niños

Tema 3: Necesidad de cambiar la mirada para avanzar en la igualdad de género

Tema 4: Por una convivencia entre niñas y niños basada en el respeto a la


diferencia

Conclusiones

Introducción

El presente módulo tiene como objetivo comprender, a partir de la reflexión sobre


situaciones cotidianas, la construcción de la feminidad y la masculinidad y cómo ello
da lugar a roles y estereotipos que generan desigualdades entre los sexos.

Se revisarán cuatro temas. El primero se enfoca en explicar conceptos útiles para


entender cómo a partir de las características biológicas de una persona, las
sociedades construyen una serie de valores, creencias, normas y conductas
diferenciadas, dependiendo de si dicha persona se define como hombre o como
mujer.

En el segundo, se estudiará la forma en que esa construcción social de lo femenino


y lo masculino —–a la que se denomina género—–, deriva en formas de
organización que repercuten negativamente en el desarrollo integral de las
personas, principalmente de las mujeres y niñas.

1
El tercero invita a reflexionar sobre la importancia de incorporar la perspectiva de
género como herramienta útil en el análisis de las circunstancias en que se
desarrollan mujeres y hombres, con la finalidad de transformar todos aquellos
mandatos sociales que impiden su bienestar.

Finalmente, se abordarán contenidos orientados a identificar la importancia de los


grupos familiares, así como de la comunidad escolar en la creación de ambientes
favorables para la convivencia armónica entre niñas y niños, independientemente
de sus diferencias.

Los conceptos del módulo serán abordados desde un enfoque reflexivo crítico, con
la finalidad de vincular la experiencia personal y la práctica docente, de tal forma
que quien tome el curso pueda identificar cómo su historia de vida, en relación con
la construcción de su identidad de género, deriva en ideas, valores y mandatos que
determinan su actuar en los distintos ámbitos de su vida, incluyendo la comunidad
escolar y el aula. Esto puede contribuir a perpetuar las relaciones desiguales entre
mujeres y hombres, o bien, modificarlas hacia formas más armónicas y respetuosas
para dar lugar a condiciones más igualitarias entre ellas y ellos.

Preguntas para la reflexión

Antes de iniciar le invitamos a que tome un momento para reflexionar sobre las
siguientes preguntas:

• ¿De dónde vienen las diferencias entre las mujeres y los hombres?
• ¿Por qué las mujeres y niñas se desarrollan en condiciones menos favorables
que los hombres y niños?
• ¿Qué tipo de mujeres y hombres quiere formar la institución educativa en la que
labora?
• ¿Cuál es su papel en la transformación de las relaciones entre mujeres y
hombres?

Tema 1. De cómo nos hacemos mujeres y hombres

Existe la idea generalizada de que mujeres y hombres se comportan de cierta forma


porque eso es parte de su naturaleza, porque nacieron así. Cuántas veces no ha
escuchado que los hombres son más inquietos y las mujeres son más tranquilas;
que los hombres tienen más iniciativa y son más rebeldes, mientras que las mujeres
son más pasivas y obedientes; que los niños son más agresivos y las niñas más

2
sosegadas, como si todas estas características fueran propias de un sexo y no
capacidades humanas.

A mediados del siglo XX, la filósofa existencialista Simone de Beauvoir afirmó: “No
se nace mujer, se llega a serlo”, revelando así que son las civilizaciones, y no la
naturaleza, las que elaboran el papel y la posición que tienen las mujeres o los
hombres en las sociedades.

Se preguntará entonces por qué si desde hace tantos años se tiene evidencia de
que las características que asociamos regularmente a las mujeres y a los hombres
son producto del aprendizaje social, más que de un determinismo biológico, se sigue
tratando a las personas de manera diferente y esperando cosas distintas de ellas
en función de su sexo.

La dificultad radica en que cuesta separar el cuerpo biológico del deber ser
masculino o femenino que nos mandata la sociedad. Por ello, es de suma
importancia comenzar por aclarar la diferencia entre los conceptos sexo y género.

1.1 Diferencias entre sexo y género

Cuando una persona nace una de las primeras cosas que se determina es su sexo,
es decir, si se trata de un niño o una niña. Esta definición se deriva básicamente de
la apreciación de sus características físicas observables, o sea, si posee pene o
vagina; pero el sexo es mucho más que eso. De acuerdo con organismos
internacionales de salud y sexología, el sexo es el “conjunto de las características
biológicas que definen como hembras y machos al espectro de los seres humanos”
(OPS, 2000, p. 7).

Aludir a un conjunto de características implica que su conformación y diferenciación


no es un paso automático, sino un proceso complejo que va más allá de las
características anatómicas perceptibles a simple vista. Así, encontramos que la
determinación del sexo conlleva diferentes niveles (Corona y Ortiz, 2003).

1. Sexo cromosómico: los hombres poseen un cromosoma sexual XY; mientras


que, en las mujeres, es uno XX.
2. Sexo gonadal: los hombres se caracterizan por tener testículos, mientras que las
mujeres poseen ovarios.
3. Sexo hormonal: en el caso de los hombres, la hormona principal es la
testosterona, mientras que en las mujeres son los estrógenos y la progesterona.

3
4. Sexo genital interno: los hombres se caracterizan por presentar el conducto
deferente, la vesícula seminal y el conducto de eyaculación; en las mujeres, las
trompas uterinas, el útero y la vagina.
5. Sexo genital externo: los órganos sexuales externos de los hombres son el pene
y el escroto; los den las mujeres, el clítoris y, los labios mayores y menores.
6. Sexo de asignación social: es la categorización de la persona cuando nace como
niña o niño.

Cabe mencionar que la conformación de cada uno de estos niveles que integran el
sexo se define en un proceso complejo durante el desarrollo intrauterino que puede
verse afectado por diversos factores, por lo que existen casos en los que alguno de
ellos se ve modificado. De ahí que la categorización sexual humana binaria, tal
como la conocemos, mujer vs. hombre, no representa fielmente la realidad de las
combinaciones de niveles sexuales existentes en la naturaleza y que se conocen
como estados intersexuales.

Dado el origen biológico del sexo, hasta hace pocos años se pensaba que estas
características no podían cambiar. Sin embargo, las ciencias biomédicas han
confirmado que lo único que no se puede modificar en un cuerpo humano es el sexo
cromosómico, mientras que todos los demás elementos son transformables
mediante intervenciones quirúrgicas y tratamientos hormonales, lo cual permite que
haya personas transexuales, es decir, que cambiaron de sexo.

También se creía que las características sexuales determinaban las cualidades y


conducta de mujeres y de hombres, es decir, se pensaba que las prácticas, ideas y
discursos considerados “femeninos” que se asocian directamente con las mujeres,
así como y aquellos considerados “masculinos” y asignados a los hombres, eran
realidades esenciales e inmutables determinadas por la biología. No obstante, los
aportes de las ciencias sociales enfatizan la influencia de la educación y la cultura
en la construcción de la subjetividad y la conducta de las personas a partir de la
designación social del sexo.

Una vez que alguien es categorizado como mujer u hombre, comienza un proceso
complejo que da lugar a la construcción de la identidad femenina o masculina. La
sociedad espera ciertos comportamientos de unas y de otros, como si estos
derivaran de forma inherente de las características sexuales. Sin embargo, las
personas desarrollan dicha identidad dependiendo de las cualidades y tareas que
les son impuestos de acuerdo con su cultura a la que pertenecen.

Por ejemplo, en nuestra cultura aún se espera que las mujeres sean sensibles,
dependientes, serviciales y que se dediquen a tareas relacionadas con el cuidado

4
de integrantes de la familia o de la sociedad. En contraste, se espera que los
hombres sean fuertes, propositivos, con capacidad de para la toma de decisiones y
que se enfoquen en tareas económico productivas o políticas.

Pareciera que las potencialidades humanas tales como la inteligencia, la capacidad


de resolver problemas, la empatía o el cuidado de personas estuvieran limitadas por
el hecho de pertenecer a un sexo en particular.

Para reflexionar:

Antes de continuar, le invitamos a pensar en todas las veces que ha deseado


expresar o hacer algo y se ha limitado porque considera que no es propio de su
sexo.

Por ejemplo, si es hombre, tal vez cree que no puede abrazar a un compañero
cuando se siente triste, o llorar para expresar su impotencia cuando se siente
rebasado ante una situación; si es mujer, limita la expresión de su enojo ante algo
que le enfurece, o la manifestación de su deseo de acercarse a alguien que le
atrae.

Asimismo, en su labor docente, repase cuántas veces ha impuesto límites a las y


los estudiantes a partir de las mismas creencias.

Por ejemplo, pudo haber excluido a las niñas de tareas que implican el uso de
fuerza física, como cargar cosas; mientras que ha evitado que los niños participen
en tareas asociadas a lo doméstico, como servir las bebidas en un convivio.

Como podrá observar, las personas no somos ajenas a las construcciones de


género y las reproducimos en todos los espacios en que participamos a diario. De
ahí la importancia de identificar qué ideas, creencias y valores tenemos en torno
a lo que significa ser mujer y ser hombre, y desechar todas aquellas que limiten
el propio desarrollo integral y el de niñas y niños con quienes trabajamos y, con
mayor razón, cuando la labor que se realiza tiene un efecto tan determinante en
el desarrollo de las personas y la sociedad.

A este sistema o red de creencias, actitudes, valores, formas de comportamiento y


manera de ver el mundo que se aprenden desde el nacimiento y que son diferentes
dependiendo de la etiqueta que se le ponga, de mujer u hombre, se le conoce como
género (OPS, 2000). Por ello, se puede afirmar que el género es el resultado de una

5
construcción social e histórica que toma como base algunos aspectos del sexo para
clasificar a los seres humanos en dos grupos: masculino y femenino.

Sin embargo, existe la posibilidad de una categoría intermedia entre lo masculino y


lo femenino, que los vincula dinámicamente a través de un continuum transgenérico
(Barrios y García, 2008). Es decir, hay mujeres y hombres que tienen la convicción
personal y subjetiva de pertenecer al género masculino, al femenino, o a ninguno
de ellos. A esta auto-asignación se le conoce como identidad de género y depende
de qué tan identificada se siente una persona con las prácticas, valores,
características y tareas que le han sido asignados; esto puede o no corresponder
con su sexo biológico.

La construcción de género deriva en un ordenamiento social que comprende


prácticas, símbolos, representaciones, normas y valores de la propia sociedad que
dan sentido a la forma como se satisfacen los impulsos sexuales, a la reproducción
de la especie humana y, en general, a las relaciones entre las personas (Barbieri,
1993), todo ello dependiendo del momento histórico y social en que se desarrollan.
A este ordenamiento se le denomina orden de género.

Así, el llamado orden de género se refleja en el reparto de características,


comportamientos y papeles que responden a esta separación en femenino y
masculino, y guarda una compleja interacción con la organización económica y
política de una sociedad, la cual se ha caracterizado por la dominación de los
espacios y recursos por parte de los hombres, frente a la subordinación de las
mujeres.

De ahí que el género pueda utilizarse como una herramienta de análisis para
explicar cómo se construyen las experiencias de las mujeres respecto a las de los
hombres y por qué estas se caracterizan por establecer opuestos
(femenino/masculino, racional/intuitivo, político/doméstico, público/privado) y una
distribución desigual de bienes, recursos, derechos y poder. Esto tiene una
importancia considerable, ya que a pesar de que las normas, prácticas y valores
que rigen el género, deberían adaptarse a las características y necesidades de cada
sociedad, aún persisten representaciones de lo femenino y masculino en nuestra
cultura que no reflejan las particularidades y tareas que realizan las mujeres y los
hombres en el contexto actual.

Por ejemplo, se defiende la idea de que las mujeres, dada su capacidad de


embarazarse y parir, son las únicas responsables de las tareas de cuidado, lo que
se traduce en situaciones de desigualdad que les impiden tener el tiempo y las
condiciones necesarias para desarrollarse en otros ámbitos de su vida y acceder a

6
mejores oportunidades y recursos, con miras a favorecer el pleno ejercicio de sus
derechos.

Sabía que:

Datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los


Hogares 2016 (Endireh, 2016), con información de mujeres de 15 años de edad
o más que viven en el país, muestran cómo algunas creencias refuerzan el orden
de género:

- 69.6% está de acuerdo con que las mujeres deben ser igual de
responsables que los hombres de traer dinero a casa y de cuidar a niñas,
niños y personas ancianas o enfermas; mientras que 47.6% opina que las
mujeres que trabajan descuidan a sus hijas e hijos.
- 47% considera que las mujeres no deben tener derecho a salir solas en la
noche a divertirse, y 32.2% opina que las mujeres deben vestir sin escotes
para no ser molestadas por los hombres.
- 14.3% está de acuerdo con que los hombres deben ganar más salario que
las mujeres.
- 12.7% no está de acuerdo con que los hombres deben encargarse, al igual
que las mujeres, de las tareas de la casa, así como de cuidar a niñas, niños
y personas enfermas o ancianas.
- 10.4% considera que los hombres deben tener mejores puestos que las
mujeres en los trabajos.
- 8% señaló que las mujeres casadas deben tener relaciones sexuales con
su esposo cuando él quiera.

Fuente: Inmujeres (2020). Estereotipos de género en las relaciones de pareja, en Sistema de


indicadores de género. Extraído el 10 de enero de 2021 desde https://bit.ly/3qhvO3V

La distinción entre sexo y género es necesaria para reconocer que, entre mujeres y
hombres, hay diferencias anatómicas, fisiológicas y sexuales evidentes; pero
también hay diferencias en los roles, atributos y relaciones que construye y
determina la cultura. Por ejemplo, a las mujeres se les considera emocionales,
mientras que a los hombres se les atribuye la inteligencia o la fuerza física.

1.2 Estereotipos y roles de género

La reproducción y reforzamiento de la construcción del género se da mediante el


proceso de socialización, el cual implica que cada persona, dependiendo de su

7
sexo, interioriza las pautas sobre qué pensar o hacer para cumplir con las
expectativas de género.

Para reflexionar:

Antes de revisar este contenido le invitamos a elaborar una lista de todos aquellos
mensajes que recibió durante la infancia, la adolescencia, la juventud y la adultez,
sobre lo que significa ser mujer o ser hombre, según sea su caso. Incluye tanto
las características o los comportamientos, como las tareas que le tocaba hacer.

Posteriormente, identifique quién le dio ese mandato: si alguien de su familia, su


grupo de amigas o amigos, algún profesor o profesora, una autoridad religiosa o
los medios de comunicación mediante anuncios, imágenes, canciones, películas,
etc.

Cuando tenga la lista, compare si hay diferencias entre los mensajes que recibió
en cada etapa o por parte de quien se los dio.

Reflexione qué tanto su identidad como mujer u hombre concuerda o difiere de


los mandatos recibidos y, en su caso, qué le llevó a rechazarlos.

Como podrá observar, las ideas sobre el significado de ser mujer u hombre no
son estáticas a lo largo de su propio desarrollo; incluso, compárelas con las que
crecieron sus abuelas, abuelos, padre o madre, o con las que viven sus alumnas
y alumnos y notará diferencias importantes.

El proceso de la socialización del género inicia en la familia, con las expectativas


que tienen madres, padres y demás personas responsables de la crianza sobre lo
que se espera de ese bebé y la forma de educarlo, dependiendo de si es niño o
niña, y que, en su mayoría, se basan en esquemas que responden a la cultura en
la que se desarrolla esa persona.

En las familias, la niña o el niño encuentra los primeros modelos de feminidad y


masculinidad y puede percibir cómo se relacionan. Por ejemplo, quién se hace cargo
del cuidado de las hijas y los hijos, realiza trabajo fuera de casa, administra los
diferentes recursos de los que dispone el grupo familiar, toma las decisiones, quién
tiene el poder, etc.

8
Este proceso de socialización de género no se limita a la infancia y a la familia. La
persona refuerza la conformación de su identidad de género a lo largo de toda su
vida mediante la interacción que experimenta en los diferentes ámbitos en que se
desarrolla, tales como la escuela, las redes de amistades, el grupo religioso al que
pertenece, los espacios de convivencia o recreación social, los medios de
comunicación, el espacio laboral, etc.

En la infancia, el principal medio para la apropiación de la identidad de género es el


juego. Mediante esta actividad se reflejan los significados y representaciones de lo
que significa el ser mujer y ser hombre, pero también es a través de ella que las
personas adultas refuerzan o desalientan conductas, intereses, valores y creencias,
dependiendo de si se pertenece a uno u otro sexo.

Esto es fácilmente observable al revisar el tipo de juguetes que se producen para


niñas y niños, incluso en el color que con el que se asocia a cada sexo. Para las
niñas, las muñecas, la gran mayoría de las cuales, refuerzan las tareas relacionadas
con la maternidad o resaltan características de belleza asociadas a lo femenino;
también abundan reproducciones de artículos vinculados con labores domésticas,
como el hornito, el juego de té, la planchita, etc. Por su parte, para los niños,
destacan los muñecos de acción o superhéroes, artículos bélicos o que implican la
puesta en marcha de destrezas físicas, como es el caso de los deportes. Es difícil
encontrar opciones que vayan dirigidas a ambos sexos.

Es importante mencionar que dicha socialización del género incluye diferentes


mecanismos, entre los cuales se destacan los estereotipos y roles de género.

Los estereotipos de género son el conjunto de ideas, creencias y expectativas


simples, arraigadas en la conciencia social, que escapan de la razón, mediante las
que se atribuyen características y comportamientos a las personas, dependiendo
de su sexo. Estos patrones pueden identificarse cuando se emiten opiniones sobre
las características específicas, el uso exclusivo de algún objeto o el desarrollo de
alguna actividad por el hecho de ser mujer u hombre.

A través de estos mecanismos se busca que el rol perdure, es decir, que se


mantengan las responsabilidades asignadas socialmente a las personas según su
sexo, así como las relaciones entre mujeres y hombres en una determinada
organización social en la que a ellos se les asigna el espacio público, mientras que
a ellas se les ubica en el espacio doméstico o privado.

9
Se puede decir que estos mecanismos funcionan como los “guardianes del orden”
de género y limitan las aspiraciones, capacidades y anhelos que unas y otros
puedan desarrollar.

Los estereotipos y roles de género más comunes que en nuestra cultura son los
siguientes:

Mujeres Hombres
Estereotipos Coqueta Conquistador
Subordinada Poderoso
Dependiente Independiente
Sumisa Dominador
Obediente Rebelde
Torpe Inteligente
Pasiva sexualmente Activo sexualmente
Emocional Racional
Roles Administrar la riqueza Generar la riqueza
Acatar y obedecer Tomar decisiones y mandar.
Ser madres, esposas, amas Ser proveedores, jefes de
de casa familia, políticos, líderes
Realizar trabajos no Realizar trabajos remunerados
remunerados, voluntarios o
complementarios

Los estereotipos y roles de género son importantes porque son causa de la


desigualdad al promover una estratificación de los sexos, en la que predomina la
poca o nula valoración de lo femenino y, por ende, ponen las bases para la
discriminación y desigualdad social que viven las mujeres cotidianamente, debido a
que se ven reflejados en todas las instituciones y procesos sociales.

Además, estos mecanismos son la base del sexismo, es decir, prácticas y actitudes
que promueven el trato diferenciado de las personas en razón de su sexo y que,
debido a la jerarquización, validan una serie de creencias infundadas sobre la
superioridad de los hombres, las cuales generan privilegios a ellos en tanto
favorecen la discriminación de las mujeres.

Existen dos formas de naturalizar la discriminación contra las mujeres: primero,


manifestar como un hecho “natural” que ellas ocupen un lugar subordinado porque

10
son “naturalmente” inferiores, y, segundo, aludir a discursos que manifiestan
abiertamente que la discriminación ya no existe (Fernández, 1994).

Para reflexionar:

Como se revisó en este apartado, comprender mejor cómo se incorporan los


estereotipos tiene mucho que ver con los mensajes que se reciben. Por ello le
invitamos a ver los siguientes videos:

- 48 cosas que las mujeres escuchan a lo largo de su vida (y los hombres


no): https://bit.ly/39pjJCV
- 48 cosas que los hombres escuchan a lo largo de su vida (y las mujeres
no): https://bit.ly/2XCbpKw

Ahora conteste las siguientes preguntas:


- ¿Algunos de esos mensajes le resultan familiares?
- ¿Cómo se sintió al escuchar esos mensajes?
- ¿Cómo cree que estos mensajes afectan a las personas al escucharlos
reiteradamente a lo largo de su vida?

Como puede observar, los mandatos de género que se expresan en los


estereotipos y roles afectan de forma negativa el libre desarrollo, principalmente
de las mujeres, pero también dichos mandatos limitan a los hombres, aunque en
menor medida, al ser ellos quienes ostentan el poder.

Particularmente en la infancia, los estereotipos de género pueden afectar el


desarrollo de las niñas para que alcancen una autonomía plena, lo que ocasiona
que se les coloque como personas dependientes y con poca capacidad de decidir
sobre sí mismas. Esta situación derivará en marginación y menor éxito de las
mujeres en todas las áreas de su vida, sobre todo en la laboral y la pública (Subirats,
2003).

En el ámbito escolar, los estereotipos de género tienen una influencia determinante


en la distribución de tareas y beneficios. Según estos estereotipos, los hombres
serán más aptos para los deportes y ciencias como física, química o astronomía;
las mujeres tendrán una “propensión natural” a las ciencias sociales, humanidades
y tareas que impliquen ocuparse y cuidar de los demás. Así, ciertas destrezas o
competencias, como la habilidad manual y la capacidad de comunicación y empatía,
no se consideran adquiridas por medio de la formación y de la experiencia, sino

11
como atributos femeninos transmitidos genéticamente. Asimismo, se genera una
doble forma de valorar a las mujeres y a los hombres ante una misma situación en
los espacios escolares. Por ejemplo, en el caso de los hombres, el éxito suele
atribuirse a sus habilidades y competencias, mientras que en el caso de las mujeres
obedecen al esfuerzo y la abnegación o compromiso.

En esta lógica, los estereotipos reproducen esquemas de desigualdad y


discriminación en detrimento de las mujeres, pues, aunque siguen destacando en
los aspectos escolares, se les desalienta para estudiar ciertas materias o se les
restan posibilidades de participar en función de su sexo.

También suele ocurrir que una misma actitud o conducta, mostrada tanto en las
mujeres como en los hombres, dé lugar a distintas apreciaciones. Así, por ejemplo,
cuando las mujeres son competitivas, frecuentemente se les otorga la connotación
de agresividad, mientras que en los hombres, se considera una característica muy
valiosa que refleja ambición y voluntad de destacar.

Sabía que:

A pesar de que muchos de los estereotipos de género persisten entre niñas, niños
y adolescentes (NNA) mexicanos, existen avances hacia la igualdad, como lo
revelan los resultados de la Consulta Infantil y Juvenil 2018 (INE, 2018):

- Los datos muestran que seis de cada diez niñas y niños mexicanos opinan que
las mujeres son quienes pueden jugar con muñecas, aunque el resto considera
que es una actividad que pueden realizar ambos.
- Al preguntarles a niñas y niños sobre características como ser fuerte o
inteligente, más de 80% de las niñas y los niños considera que ser más inteligente
es igual para ambos sexos. No obstante, los niños encuentran que ellos son más
fuertes en 31% y sólo el 3% de ellas piensa que las niñas lo son.

Por ello, el papel de la educación es fundamental para combatir la discriminación


y estigmatización relacionados con los estereotipos de género, lo que permitirá
seguir dando pasos en la construcción de una sociedad que favorezca la igualdad
entre mujeres y hombres.

Fuente: Inmujeres (2020). Desigualdad en cifras. Los estereotipos de género en la infancia. Boletín
6, marzo 2020. Extraído el 9 de enero desde https://bit.ly/3oFcH3s

12
Tema 2. Diferencias sexuales que se convierten en desigualdad y sus efectos
nocivos para niñas y niños

Otro de los mecanismos de vital importancia en la construcción de género es la


división sexual del trabajo, ya que determina en gran medida las relaciones que se
establecen entre mujeres y hombres y los espacios que ocupan en la sociedad.

El concepto de división sexual del trabajo se refiere a la organización de las tareas


en tareas productivas (trabajo) y reproductivas (cuidado), a partir del criterio de la
pertenencia a uno u otro sexo y al tipo de rol de las mujeres y los hombres en las
familias.

Trabajo productivo o remunerado: Comprende todo trabajo realizado


para la producción de bienes o servicios que se destina al mercado o
para terceros, a cambio de un pago o beneficio.

Trabajo reproductivo, de cuidado o no remunerado. Actividades


productivas específicas que realizan los integrantes del hogar para
personas dependientes o no dependientes, con el fin de atender, asistir,
acompañar, vigilar y brindar apoyo a los integrantes del hogar o a otras
personas, con la finalidad de buscar su bienestar físico y/o la satisfacción
de sus necesidades. (Inegi, 2020)

El primero se realiza principalmente en el espacio público y se asigna a los hombres,


mientras que el segundo, se lleva a cabo en el espacio privado y se vincula a las
mujeres. Esta división sexual del trabajo conlleva un reconocimiento y valoración
desiguales del trabajo, debido a que las tareas que históricamente han sido
realizadas por las mujeres a través del trabajo doméstico no cuentan con
remuneración económica, pues se considera que dichas actividades son
obligatorias o inherentes a la naturaleza de las mujeres. Por otra parte, a las labores
que por lo regular realizan los hombres y que implican la transformación de los
recursos disponibles en productos, bienes y servicios necesarios para la sociedad,
sí se les otorga un valor y, por lo tanto, merecen una remuneración. Esta división de
tareas se reproduce en todos los ámbitos en los que se desarrollan las personas
mediante el reparto diferenciado de labores.

Podemos ver un claro ejemplo de ello en el reparto de tareas al interior del hogar.
De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo (ENUT,
2019), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), las mujeres de 12
años y más dedican un promedio de 39.7 horas a la semana a realizar trabajos no

13
remunerados en el hogar (TNRH), en contraste con los hombres, que dedican 15. 5
horas a este tipo de labores.

Cuando se revisa el desglose de horas por tipo de tareas se observa mejor la


división sexual, como lo muestran las siguientes gráficas:

14
Fuente: Inegi (2020). Encuesta Nacional del Uso del Tiempo 2019. Resultados. Extraído el 6 de
enero desde https://bit.ly/38E5MBT

A la luz de todo lo anterior, es importante señalar que la escuela no es un espacio


neutro a la reproducción del género en su forma de organización y de reparto de las
tareas.

Para reflexionar:

Sobre las manifestaciones de la división sexual del trabajo, le invitamos a pensar


en las siguientes preguntas:

- ¿Por qué es mayor el porcentaje de mujeres que se dedican a la


educación? ¿Por qué a pesar de ello, en el sistema educativo los puestos
más altos son ocupados principalmente por hombres?
- ¿Por qué en la educación primaria quienes trabajan con los tres primeros
grados son en su mayor parte mujeres?
- ¿Por qué las profesoras se encargan en mayor medida de organizar las
actividades recreativas y los profesores las deportivas?
- ¿Por qué cuando se deben realizar labores de mejora en las instalaciones
escolares son básicamente las mujeres quienes se encargan de la limpieza
y los hombres de las reparaciones?
- ¿Por qué tareas como bordar o preparar alimentos se asocian más con las
niñas y resolver problemas o construir cosas con los niños?

Como puede apreciar, en la organización escolar en general, y del aula en


particular, a menudo se reproduce la división sexual del trabajo a pesar de que
nuestro contexto ha cambiado y de que cada día se reconoce más que mujeres y
hombres tienen la capacidad de incursionar exitosamente en las tareas
productivas y reproductivas por igual.

Las mujeres se han incorporado con éxito en el ámbito público. Aunque debe
decirse que los hombres no lo han hecho en la misma medida en el espacio
privado, lo que representa sobrecarga y desigualdad principalmente para ellas
porque, si se analiza con detenimiento, el que ellos no se involucren en el ámbito
privado limita sus capacidades, por ejemplo, para cuidarse y cuidar a sus seres
queridos. De ahí la importancia de identificar estos sesgos de género y
transformarlos de manera que mujeres y hombres tengan la oportunidad de
desarrollarse integralmente.

15
La desigualdad derivada de esta asignación diferenciada de características,
espacios y tareas con base en el sexo afecta principalmente a las mujeres porque,
como ya se mencionó anteriormente, se valora menos todo lo asociado a lo
femenino. Esta desigualdad se manifiesta en todos los ámbitos de la vida y afecta
el desarrollo pleno de las mujeres y niñas.

Una de las expresiones más graves de la desigualdad de género es la


discriminación que perjudica principalmente a las mujeres, debido a que los
prejuicios que implica se traducen en actitudes y prácticas que niegan o limitan sus
derechos.

En general, la discriminación hacia personas o grupos sociales es considerada una


práctica indeseable que debe ser erradicada. Es contraria al principio de igualdad
(establecido en nuestro país en la Constitución), como un valor fundamental y
universal. La Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación (2003) la define,
en su artículo 4, como:

Toda distinción, exclusión o restricción que, basada en el origen étnico


o nacional, sexo, edad, talla pequeña, discapacidad, condición social
o económica, condiciones de salud, embarazo, lengua, religión,
opiniones, preferencias sexuales, estado civil o cualquier otra, tenga
por efecto impedir o anular el reconocimiento o el ejercicio de los
derechos y la igualdad real de oportunidades de las personas.

La discriminación se caracteriza por:


● Producir un daño en las personas.
● Tener repercusiones nocivas sobre la limitación de derechos y
oportunidades de las personas.
● Implicar una relación asimétrica basada en una valoración negativa de
otra u otras personas, a las que se considera inferiores a otras por su
sexo, raza, discapacidad, etcétera.
● Afectar el ejercicio de los derechos fundamentales de las personas que la
padecen.

Para una mejor comprensión de estos elementos sobre la discriminación y la no


discriminación, recomendamos leer los textos de Jesús Rodríguez Zepeda en
https://t.ly/rpOc

Asimismo, es necesario tener presente que la discriminación no afecta a todas las


personas por igual, sino que existen grupos en situaciones de vulnerabilidad,
quienes ven más limitados y afectados sus derechos. Por ejemplo, las mujeres,

16
quienes, a pesar de representar más de la mitad de la población, siguen viviendo
situaciones de desigualdad e incluso de violencia por su condición de género;
aunque muchas de esas prácticas no se reconocen porque se han naturalizado a
partir de los mandatos de género.

Por ello, ha sido necesario reconocer que existe una discriminación específica
contra las mujeres. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) (1979), a través
de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer (Cedaw, por sus siglas en inglés), la define como:

Toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo, que tenga


por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento,
goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil,
sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos
humanos y las libertades fundamentales en las esferas política,
económica, social, cultural y civil o en cualquiera otra esfera.

La discriminación puede ser de dos tipos: directa y e indirecta.

La discriminación directa se ejerce cuando existen reglas o prácticas explícitas para


señalar o excluir a las personas por alguna condición específica, afectando sus
derechos. Por ejemplo, cuando una estudiante está embarazada y se le pide que
deje de asistir a la escuela para evitar que sea un “mal ejemplo” para sus
compañeras.

Por su parte, la discriminación indirecta comprende las reglas o procedimientos que,


en apariencia, son neutrales, pero resultan en una exclusión o lesión de las
personas. Por ejemplo, no hay ninguna regla que impida a las niñas destacar en
áreas de conocimiento como las matemáticas; sin embargo, en nuestro país un
estudio encontró que cuando las escuelas están conformadas solo por niñas, sus
calificaciones son mejores en cuanto al aprovechamiento, la comprensión y el
saberse con habilidades para esa materia, mientras que en la modalidad mixta no
representa mayor interés para las alumnas (González, 2004), debido al trato
diferenciado que reciben del personal docente y las expectativas que tiene sobre
ellas.

La discriminación que viven las mujeres y niñas por razones de género se puede
observar en todos los ámbitos de su vida; para muestra, los siguientes datos:

17
- Educación: de acuerdo con la Encuesta Intercensal 2015:
o La proporción de población femenina analfabeta es de 6.5% y de 4.4% la
masculina. El analfabetismo en la población femenina de 15 años y más
es de 22.3%, mientras que el de la población masculina registra un 13%.
- Salud reproductiva: de acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica
Demográfica (Enadid, 2018):
o 50.6% de las mujeres embarazadas de 15 a 49 años de edad, que tiene
dos o más hijas/os sobrevivientes, no deseaba su embarazo.
o De las mujeres que han tenido relaciones sexuales, 59.4% declaró que no
utilizaron algún método de prevención del embarazo en su primera
relación por las siguientes razones:
• 28.4% no tenía planeado sostener relaciones sexuales.
• 24.1% desconocía los métodos anticonceptivos.
• 24.4% deseaba embarazarse.
• 11.0% confiaba en no quedar embarazada
• 11.0% otra razón.
- Inserción laboral: los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y
Empleo (Enoe), para el segundo trimestre de 2019, muestran que:
o La tasa de participación económica de las mujeres de 15 años y más es
de 44.9%, mientras que para los hombres es de 77.1 por ciento.
o El 59.7% de las mujeres de 15 años y más que cuentan con escolaridad
de nivel medio superior y superior, así como 28% de las mujeres con
primaria completa, es económicamente activa. Entre los hombres los
porcentajes son de 82.1% y 70%, respectivamente.
o Según el índice de discriminación salarial, para lograr la igualdad en el
salario se requiere incrementar el que se paga a las mujeres un 6.6% en
promedio.
- Violencia: los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las
Relaciones en los Hogares (Endireh, 2016) muestran que:
o Dos terceras partes (66.1%) de las mujeres de 15 años y más
reconocieron haber experimentado por lo menos un incidente de violencia
a lo largo de su vida, por parte de cualquier agresor: 49% ha sufrido
violencia emocional; 29% ha padecido violencia económica o patrimonial;
34% ha sido víctima de violencia física y 41.3% de violencia sexual.
o 43.9% de las mujeres de 15 años y más ha sido víctima de violencia por
parte de sus parejas en algún momento de su actual o más reciente
relación (sea por matrimonio, convivencia o noviazgo).
o 25.3% de las mujeres ha referido que durante su vida de estudiante
padeció principalmente violencia física (16.7%), como pellizcos, jaloneos,
empujones, puñetazos, patadas e incluso agresiones con armas

18
punzocortantes o de fuego, así como violencia sexual (10.9%), pues
sufrieron intimidación (las obligaron a mirar escenas, publicaciones, les
hicieron insinuaciones sexuales, insultos u ofensas), acoso, hostigamiento
y abuso sexual. Además, 10.4% ha sufrido violencia emocional,
principalmente ofensas o humillaciones vinculadas a ser mujer, así como
intimidación y acecho.
o Los datos de 2016 del Sistema de Justicia Penal muestran que alrededor
de 50% de los delitos cometidos contra niñas, niños y adolescentes se
relacionan con actos que atentan contra su integridad física (lesiones,
abusos sexuales, violaciones, homicidios) y patrimonial (robos simples o
en la vía pública). Al observar las diferencias por sexo, las mujeres fueron
preponderantemente víctimas de abuso sexual, amenazas y violación; los
hombres, de lesiones, robos y homicidio.

Fuente: Inmujeres. (2020). Tarjetas temáticas: Sistema de indicadores de género. Extraído el 10 de


enero desde https://bit.ly/3bGjgz1

Tema 3: Necesidad de cambiar la mirada para avanzar en la igualdad de género

La discriminación contra las mujeres y las niñas se ha justificado a partir de una


condición determinada por su naturaleza. Pero como vimos en el primer tema, son
las sociedades, la cultura, la historia y no los genes ni la herencia, los que fomentan
la discriminación sistemática, limitando sus oportunidades de desarrollo integral.

Un aporte fundamental en este sentido es la perspectiva de género, que nos ayuda


a comprender cómo hombres y mujeres se construyen y relacionan a partir de los
mandatos sociales y culturales, identificando vías para lograr el libre desarrollo de
todas las personas y, así como relaciones de género más igualitarias.

Una perspectiva o enfoque es un punto de vista a partir del cual se analizan e


interpretan los hechos. Por ejemplo, una persona que necesita anteojos se percata
de que sin ellos mira su entorno de forma diferente, incluso borrosa, pues no alcanza
a observar las particularidades de los objetos o simplemente no puede verlos,
mientras que, al usarlos, distingue claramente rasgos, características y detalles que
antes no lograba identificar con claridad.

De la misma manera, la perspectiva de género posibilita mirar la realidad desde otro


punto de vista, pues proporciona herramientas (teóricas y metodológicas) para
cuestionar lo aprendido a través del tiempo y asumido como algo natural, por
ejemplo, la forma en que se relacionan mujeres y hombres. En este curso le

19
invitamos a reaprender a observar el mundo para identificar las desigualdades que
afectan a las personas, en específico en el ámbito escolar y principalmente a las
mujeres y niñas.

La perspectiva de género es el resultado de diversas elaboraciones teóricas y


políticas que, tanto la academia como el feminismo, han producido sobre las
diferencias y desigualdades entre mujeres y hombres, entre las que destacan la
distinción entre los conceptos de sexo y género. Es de gran relevancia debido a que
nos permite analizar relaciones entre mujeres y hombres y las que existen entre las
propias mujeres y los propios hombres, así como su articulación con otros aspectos
sociales, como la condición económica, la etnia, la edad o la preferencia sexual. Si
bien existen condicionamientos de género para todas las mujeres y hombres, no
todas las personas viven, asumen o disponen de las mismas vías para su
transformación. Esta consideración permite distinguir la discriminación que sufren,
por ejemplo, las mujeres indígenas, las menores de edad, las docentes, las que
viven con alguna discapacidad o pertenecen a algún grupo de la diversidad sexual.
De igual manera, podemos analizar las diferencias o semejanzas de la condición de
género existentes entre los hombres, por ejemplo, directivos de escuelas, docentes,
quienes forman parte del personal de intendencia, indígenas, quienes pertenecen a
la diversidad sexual o viven con alguna discapacidad.

En síntesis, el uso de la perspectiva de género permite:

● Desnaturalizar las explicaciones sobre las diferencias entre mujeres y


hombres, basadas en la idealización de los aspectos biológicos y la negación
de la influencia social y cultural.
● Comprender los procesos a través de los cuales las diferencias biológicas
entre los sexos se convierten en desigualdades sociales que limitan el acceso
equitativo de mujeres y hombres a los derechos y recursos de todo tipo.
● Visibilizar la experiencia de los hombres en su condición de género,
contribuyendo a tener una mirada más integral e histórica de sus
necesidades, intereses y aportaciones al cambio. Esto desplaza la idea de
hombre como representativo de la especie humana.
● Observar y comprender cómo opera la discriminación, pues aborda todos
aquellos aspectos de la condición social y económica de las mujeres y los
hombres, con el fin de favorecer la igualdad de oportunidades y el acceso de
a recursos, servicios y derechos.
● Identificar vías y alternativas para modificar la desigualdad de género y
promover la igualdad entre mujeres y hombres.

20
Por lo anterior, es importante que como docente pueda incorporar esta forma de
aproximación al mundo con la finalidad de cuestionar todas aquellas creencias,
valores y prácticas que limitan el desarrollo integral y el pleno ejercicio de los
derechos de las y los estudiantes debido a su sexo.

Cabe señalar que este cambio de mirada es un proceso gradual y debe ser
permanente, pues implica deconstruir muchas de las cosas aprendidas a lo largo de
la vida, por lo que puede ser un desafío. Sin embargo, es una gran oportunidad para
contribuir a la construcción de una sociedad en la el que todas las personas sean
valoradas y se respeten sus derechos para el logro de su máximo potencial. Por
consiguiente, el primer paso es hacer una reflexión honesta y profunda sobre la
concepción de mujer y hombre que se tiene para identificar todos aquellos mandatos
de género que se han internalizado a lo largo de la vida, para fin de evitar dejarse
llevar por ellos o reproducirlos en el trato con las y los estudiantes.

Este proceso debe ser acompañado de conocimientos y habilidades en materia de


género que permitan orientar adecuadamente el análisis desde una visión científica,
por lo que capacitarse en estos temas es otro de los pasos importantes en el
proceso de incorporación de la perspectiva de género en la práctica docente.

Ello le permitirá aproximarse de una forma crítica al conocimiento de la realidad de


las mujeres y los hombres y cómo se relacionan en el ámbito escolar, no solo de las
y los estudiantes, sino también del personal docente. Es decir, podrá hacer su propio
diagnóstico de género, insumo indispensable cuando se desea implementar
acciones que contribuyan a realizar cambios efectivos con el objetivo de construir
formas de relación más equitativas, respetuosas y armónicas en las relaciones entre
mujeres y hombres. Para ello sugerimos que trate de contestar las siguientes
preguntas:

o ¿En qué actividades se involucran tanto mujeres como hombres? ¿Cómo


participan y cómo se relacionan entre ellos? ¿Cómo unas y otros usan los
espacios?
o ¿Qué diferencias identifica entre sus actividades? ¿Cómo se explican?
¿Cuentan con los mismos recursos?
o ¿Tanto mujeres como hombres cuentan con lo necesario para desarrollarse
integralmente?

El uso y conocimiento de las estadísticas de género es también una herramienta de


gran utilidad. La generación de datos, estadísticas e indicadores de género no ha
sido sencilla, sin embargo, instituciones públicas como el Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (Inegi) o el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) han

21
diseñado indicadores e instrumentos para apoyar la obtención de datos útiles para
conocer las desigualdades por razones de género. En particular, el Inmujeres
desarrolló el Sistema de Indicadores de Género (Siga), en el que podrá encontrar
indicadores y estadísticas de género que se pueden consultar a través de esta liga:
https://bit.ly/2Lxy5tf

Tema 4: Por una convivencia entre niñas y niños basada en el respeto a la


diferencia

Nadie elige nacer como hombre o mujer. Las personas nacen con características
sexuales biológicamente diferentes, lo que no tendría que traducirse en un trato
desigual. Sin embargo, como hemos revisado a lo largo del módulo, la construcción
social del género organiza de manera diferenciada el mundo para mujeres y
hombres, y otorga una jerarquía superior a todo lo masculino, en detrimento de lo
femenino. Esto origina el sexismo y la discriminación contra las mujeres y reduce
sus posibilidades de desarrollarse de manera integral y ejercer sus derechos con
plenitud.

Si se reconoce el mundo en su diversidad, incluyendo a las personas, las diferencias


no tendrían por qué generar desventajas para unas en relación con las otras. La
diversidad debe ser un valor social y no un obstáculo a superar. En la medida en
que aprendamos a valorarla como una oportunidad, nos enriqueceremos y
creceremos como personas y como sociedad.

Incorporar el valor de la diversidad en la cotidianidad sucederá en la medida en que


los principales agentes de socialización, en este caso la familia y la escuela, le
otorguen un significado positivo. En la familia, niñas y niños reciben la herencia
cultural integrada por tradiciones, costumbres, afinidades, aversiones, ideologías,
etc., lo que les permitirá integrarse paulatinamente a la sociedad, en donde con su
comportamiento, expresarán sus valores (Mendive, 2008). Por ello, es reconocida
la gran labor de la familia al inculcar y reforzar valores para que las niñas y los niños
de verdad los interioricen y puedan fortalecerse ante situaciones negativas que les
afecten personalmente o a su comunidad.

Más adelante, la escuela tendrá también un papel fundamental en la formación de


valores, dado que es intencionada y sistemática.

22
Para reflexionar:

La escuela y, en particular, usted como docente, tienen el papel de educar en


valores que favorezcan la deconstrucción de los estereotipos de género para
fomentar ambientes escolares más igualitarios. Por ello le invitamos a reflexionar
sobre las siguientes preguntas:

1. ¿Trata con el mismo respeto a las y los estudiantes?


2. ¿Favorece que las niñas sean protagonistas en la toma de decisiones o en
la organización de todo tipo de actividades?
3. ¿Promueve que todos los espacios escolares sean utilizados por niñas y
niños por igual?
4. ¿Interviene cuando hay comentarios que descalifican a un alumno o
alumna o por hacer actividades no consideradas propias de su sexo?

La educación impartida en las escuelas debe formar y permitir a las y los estudiantes
desenvolverse como personas dentro de la sociedad, tomando en cuenta los valores
que se imparten desde el hogar.

No obstante, en las escuelas aún existen sesgos sobre las capacidades de las
mujeres y los hombres, lo que genera un trato desigual en la trayectoria escolar y
formativa, sobre todo hacia las mujeres, que se expresa, entre otros aspectos, en lo
siguiente (Martínez, 2012):

● La segregación de habilidades o profesiones por sexo. Por ejemplo, a las


niñas se les encamina hacia labores o profesiones tradicionalmente asociadas
a los cuidados y se les aleja de tareas y profesiones asociadas a los hombres,
como son la ciencia, la tecnología y las matemáticas.
● La distribución desigual del poder. Los hombres son quienes habitualmente
toman las decisiones y ocupan los lugares de autoridad en la estructura escolar,
mientras que las mujeres se mantienen en un lugar subordinado.
● La participación. A los hombres se les estimula para ser más participativos y
propositivos, a tener opiniones y expresarse sin inhibiciones; mientras que a las
mujeres se les fomenta ser reservadas, participar de forma discreta para evitar
discusiones, a ocuparse de tareas secundarias, mostrarse poco en público y a
temer la crítica.
● La disciplina. La forma y tipo de restricciones para mantener la dinámica en el
aula depende del sexo del destinatario. Por ejemplo, existen estudios (Coffey y
Delamont, 2002) en los que se encontró que un mayor número de mujeres

23
tienden a participar en el orden de la clase, por lo que con los niños se invierte
más tiempo en moderar sus conductas disruptivas.
● El uso de los espacios. Las áreas asociadas al aula contienen el imaginario de
orden, pasividad y recogimiento, mientras que las destinados al esparcimiento
representan lo no ordenado y lo activo. Las primeras suelen vincularse a lo
femenino y, las segundas, a lo masculino, lo que genera una apropiación
diferente de tales espacios por parte de las niñas y los niños, con todas las
consecuencias que ello tiene en el desarrollo de sus habilidades, en su
percepción de seguridad, en su autonomía, etc.
● Tolerancia a la violencia. El personal docente y los propios grupos de
estudiantes pueden dar muestra de valores, ideas o prácticas de violencia hacia
las y los estudiantes, originadas en creencias asociadas al género. Por ejemplo,
es común observar manifestaciones de violencia psicológica hacia las niñas y
mujeres por medio de descalificaciones y de violencia sexual, como el
hostigamiento o el acoso, entre otras conductas.

En consecuencia, es necesario romper los límites del conocimiento acotado por los
roles y estereotipos de género, con el objetivo de modificar los patrones de
participación en el aula mediante la estimulación de formas diferentes de
interrelación. Por ejemplo, evitar reforzar en los hombres formas de ser y conductas
de manifestación de la fuerza física, la indiferencia emocional, la seguridad, el
control, la individualidad, la competitividad y la racionalidad, y, en las mujeres, los
valores de belleza, sentimentalismo, recogimiento, servicio y cuidados.

Además, se requiere hacer notar que no hay una sola forma de actuar en masculino
o en femenino y que estas no son inseparables de hombres o mujeres, sino
construcciones socioculturales en permanente transformación que se pueden
expresar de formas infinitamente diversas, dependiendo de múltiples variables
como el tiempo, la cultura, la clase social, la edad, la raza, el ámbito de actividad y,
la orientación sexual, entre otras.

Este cambio tendría que verse reflejado también en el lenguaje, porque es a través
de él que se interactúa con el mundo, se recrea de manera constante. Son las
palabras las que dan vida o presencia, ocultan o invisibilizan, otorgan valor o
demeritan a las personas, los colectivos, las situaciones o las cosas y la forma en
que se les conoce.

En la escuela, el lenguaje cobra un significado mayor porque, además de ser el


principal medio por el cual se conducen los procesos de aprendizaje, es mediante
su uso que el personal docente, las y los estudiantes ponen en juego sus propios
valores y creencias y construyen a su vez relaciones de género, así que, cuando se

24
discrimina a las personas con el lenguaje en razón de su sexo, es porque formamos
parte de una cultura en la que existe sexismo. Sin embargo, el lenguaje no solo
refleja las relaciones de género ya existentes, sino que puede contribuir a construir
nuevas.

Conclusiones
● El sexo hace referencia a las características biológicas que definen a una
persona como macho o hembra; mientras que el género corresponde a los
aspectos sociales y culturales que cada sociedad asigna a la masculinidad y
feminidad. En ambos casos existe tal diversidad de posibilidades que no se
puede seguir sosteniendo una clasificación binaria hombre-mujer, masculino-
femenino, debido a que limita la expresión de la diversidad de las personas.
● Los roles y estereotipos de género son el conjunto de ideas, creencias y
expectativas sobre las características, conductas y responsabilidades de
mujeres y hombres que se construyen sobre la base de un modelo divisorio que
ubica a las mujeres en el espacio privado (la casa) y a los hombres en el espacio
público, y se refleja en la división sexual del trabajo, que es el eje principal que
articula la desigualdad y condiciona de manera diferenciada las oportunidades,
los derechos y las posibilidades de influencia de unos y otras.
● La discriminación es una grave expresión de la desigualdad que consiste en un
trato excluyente para ciertas personas o grupos sociales, lo que lesiona el
ejercicio de sus derechos fundamentales. Este trato se fundamenta en creencias
e ideas estereotipadas que estigmatizan condicionando las conductas o
respuestas de la sociedad. De ahí que las mujeres experimenten mayor
discriminación que los hombres, la que se presenta en todos los ámbitos de su
vida, afectando gravemente su desarrollo.
● La perspectiva de género es una herramienta que ayuda a aproximarse e
interpretar las relaciones sociales entre las mujeres y los hombres, con el
objetivo de entender los significados que se atribuyen a la feminidad y la
masculinidad en un contexto determinado. Su importancia radica en que permite
comprender las relaciones sociales entre las personas e identificar aquellos
aspectos que afectan negativamente tanto a las mujeres como a los hombres y
propiciar su transformación.
● La escuela no es un espacio neutral al género, por lo que corresponde al
personal docente comprometerse a contribuir de manera activa a la formación
de hombres y mujeres que integren una sociedad más justa, igualitaria y
equilibrada, e incidir en la erradicación de prácticas discriminatorias y sexistas
en todos los ámbitos.
● Cumplir con este papel transformador implica un trabajo personal de reflexión y
formación que ayude a fortalecer los conocimientos y habilidades para

25
comprender, cuestionar y hacer propuestas encaminadas a construir ambientes
escolares en los que el reconocimiento y respeto hacia mujeres y hombres sean
prácticas cotidianas.

Para profundizar

Con la finalidad de profundizar la comprensión de los temas, le invitamos a revisar


los siguientes textos:
1. Martínez, Dolores M. (2012). Práctica docente con equidad de género. Una
guía de trabajo. Universidad de Guadalajara. Centro de Estudios de
Género. Guadalajara, Jalisco. México. Disponible en: https://bit.ly/3nR8Xuj
2. Piñones, Patricia (2005). La categoría de género como dispositivo analítico
en la educación, en Memoria del Primer Foro Nacional Género en
Docencia, Investigación y Formación Docentes, México, Inmujeres,
septiembre; reproducido en Inmujeres y Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD) (2006), Prevención de la violencia desde la
infancia, México, Inmujeres/PNUD: https://bit.ly/38DPtFq
3. Sánchez Bello, Ana (2012). La división sexual del trabajo docente:
procesos discursivos y realidades sobrevenidas. Revista Electrónica
universitaria de Formación del Profesorado (REIFOP), 15 (3):
https://bit.ly/3oGJ8OP
4. Subirats, Marina. (2003). La educación como perpetuadora de un sistema
de desigualdad: la transmisión de estereotipos en el sistema escolar, en
Construyendo la equidad de género en la escuela primaria, en
Construyendo la equidad de género en la escuela primaria. México,
Inmujeres, reproducido en Inmujeres y Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD) (2006), Prevención de la violencia desde la
infancia, México, Inmujeres/PNUD: https://bit.ly/38DPtFq

También puede ver las siguientes películas y videos:


- Berliner, A., (1997), Ma vie en rose (Mi vida en rosa), Canal+, Eurimages,
CNC, TF1 Films production.
- Daldry, S., (2000), Billy Elliot, Universal Pictures.
- Bradbeer, H., (2020), Enola Holmes, Legendary Pictures, PCMA
Productions, Warner Bros. Pictures. Disponible en Netflix.
- trendo.mx (28 de mayo de 2019), El hombre que inventó la moda: Louis
XIV. Youtube. https://youtu.be/iwJ93QKztrU

26
Propuesta de interactividad: Memorama
Instrucciones: Una con una línea la tarjeta del concepto con su definición.

Concepto Definición
Sexo Conjunto de características biológicas que definen como
hembras o machos a los seres humanos.
Género Sistema o red de creencias, actitudes, valores, formas de
comportamiento y manera de ver el mundo que se aprenden
desde el nacimiento y que son diferentes dependiendo del sexo
asignado socialmente.
Identidad de Convicción personal y subjetiva de pertenecer al género
género masculino o femenino o a ninguno.
Estereotipo de Conjunto de ideas, creencias y expectativas simples, arraigadas
género en la conciencia social, mediante las que se atribuyen
características y conductas a las personas dependiendo de su
sexo.
Rol de género Responsabilidades o tareas asignadas socialmente a las
personas según su sexo.
División sexual Organización de las tareas en tareas productivas (trabajo) y
del trabajo reproductivas (cuidado) a partir del criterio de la pertenencia a
uno u otro sexo.
Discriminación Toda distinción, exclusión o restricción que tenga por efecto
impedir o anular el reconocimiento o el ejercicio de los derechos
y la igualdad real de oportunidades de las personas.
Discriminación Reglas o prácticas explícitas para señalar o excluir a las
directa personas por alguna condición específica, lesionando sus
derechos.
Discriminación Reglas o procedimientos que en apariencia son neutrales, pero
indirecta resultan en una exclusión o lesión de las personas.
Discriminación Toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo, que
contra las tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el
mujeres reconocimiento, goce o ejercicio por de la mujer,
independientemente de su estado civil, sobre la base de la
igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las
libertades fundamentales en las esferas política, económica,
social, cultural y civil o en cualquiera otra esfera.

27
Valoración de saberes
Para cada una de las cuestiones que se plantean, elija la opción de respuesta que
corresponda con lo revisado en el módulo.

1. Los principales agentes socializadores de género son:


A) La familia, la escuela, la religión y los medios de comunicación
B) La familia, la escuela, las leyes y el grupo de amistades
C) La escuela, el grupo de amistades, los padres y el juego

2. La escuela es un ámbito neutro al género porque se da igual acceso a mujeres


y hombres:
A) Verdadero
B) Falso

3. Las mujeres viven en condiciones de mayor desigualdad y discriminación que


los hombres:
A) Verdadero
B) Falso

Caso 1
Carmen nació con aparato reproductor femenino, por lo que es considerada
mujer, pero nunca se ha sentido identificada con las características que se
vinculan a lo femenino, como ternura, pasividad, dependencia o debilidad.

4. Que Carmen tenga aparato reproductor femenino refiere a su:


A) Identidad de género.
B) Sexo
C) Género

5. La identificación de Carmen con las características femeninas refiere a su:


A) Identidad de género
B) Sexo
C) Género

6. Las características asociadas a lo femenino, representado por las mujeres,


refieren a:
A) Identidad de género
B) Sexo
C) Género

28
Caso 2
Andrea, Luisa, Pepe y Miguel se encuentran en el patio de la escuela tratando de
decidir a qué jugar. Andrea propone jugar voleibol, pero Miguel dice que ese juego
es de niñas y que no vale, por lo que sugiere mejor jugar futbol. Además, sugiere
organizar los equipos de niñas contra niños. Andrea le pregunta por qué quiere
que se dividan así los equipos y Miguel argumenta que su hermano siempre le
dice que haga equipo con los niños, porque las niñas son malas para los deportes.

7. La opinión de Miguel, respecto a que el voleibol no vale porque es un deporte de


niñas, es un ejemplo de:
A) Discriminación
B) Sexismo
C) División sexual del trabajo

8. La creencia del hermano de Miguel de que las niñas son malas para los deportes
es un ejemplo de:
A) Estereotipos de género
B) División sexual del trabajo
C) Identidad de género

9. Que Miguel no quiera hacer equipo con Andrea o Luisa es un ejemplo de:
A) Roles de género
B) Valores
C) Discriminación por género

Caso 3
En una escuela secundaria se brindan los talleres de cocina, electricidad,
estructuras metálicas, dibujo artístico y fotografía. Si bien no hay restricciones
para tomar cualquiera de los talleres, el profesor responsable del taller de
estructuras metálicas descalifica constantemente a las mujeres que entran a su
clase, pues argumenta que ellas no tienen la fuerza y habilidades requeridas para
las tareas; también suele comentar que sería mejor que eligieran el taller de
cocina porque ellas son buenas para eso y promueve que los compañeros
expresen su opinión sobre el cuerpo y apariencia de sus compañeras. Por ello,
las mujeres evitan inscribirse a este taller a pesar de que les guste el oficio que
ahí se aprende.

29
10. La conducta del profesor hacia las mujeres e incitar a los hombres a opinar sobre
el cuerpo y apariencia de ellas es un ejemplo de:
A) Discriminación indirecta
B) Discriminación directa
C) Desigualdad

11. El comentario de que las mujeres no tienen la fuerza y habilidades para el taller,
pero son buenas para la cocina, en cuál de los siguientes conceptos se basa:
A) Identidad de género
B) Discriminación
C) División sexual del trabajo

12. Identificar las razones por las que las mujeres evitan inscribirse al taller de
estructuras metálicas requiere aplicar:
A) Igualdad de género
B) Perspectiva de género
C) La diferencia sexo-género

Caso 4
Gerardo organizó una actividad con su grupo en la que por equipos deben
identificar y solucionar un problema de contaminación en su comunidad. Cada
equipo debe elegir una persona que los represente, pero en uno de ellos se está
dando un conflicto, ya que Raúl no quiere que Lucía sea la representante porque
es mujer, a pesar de que el resto del equipo la eligió. Gerardo interrumpe y pregunta
a Raúl por qué esa sería una razón para que Lucía les represente y luego pide al
grupo que mencionen las cualidades que vieron en Lucía para elegirla.

13. El manejo que hace Gerardo del conflicto favorece que:


A) Se reconozcan las cualidades independientemente del sexo
B) Sean las niñas las que participen como líderes en los equipos
C) El grupo participe en igualdad de condiciones

14. La actitud de Raúl es una expresión de:


A) La desigualdad de género
B) El orden de género
C) Discriminación contra las mujeres

15. Gerardo está promoviendo entre sus alumnas y alumnos el valor de:
A) La no discriminación
B) La igualdad de género
C) La diversidad de género

30
Referencias
Barbieri, T. (1993). Sobre la categoría de género: una introducción teórico-
metodológica. Debates en Sociología, 18, 145-169. Disponible en:
https://bit.ly/3irrHzN
Barrios, D. y García, M. (2008). Transexualidad: la paradoja del cambio, Alfil,
México, DF.
Berliner, A., (1997), Ma vie en rose (Mi vida en rosa), Canal+, Eurimages, CNC, TF1
Films production.
Bradbeer, H., (2020), Enola Holmes, Legendary Pictures, PCMA Productions,
Warner Bros. Pictures. Disponible en Netflix.
Cámara de Diputados. (2003) Ley Federal para Prevenir y Eliminar la
Discriminación. Disponible en: https://bit.ly/2NUbIPz
Coffey, A. y Delamont, S. (2002). Feminism and the Classroom Teacher: Research,
Praxis and Pedagogy. Londres: Routledge, en Martínez, Dolores M. (2012).
Práctica docente con equidad de género. Una guía de trabajo. Universidad
de Guadalajara. Centro de Estudios de Género. Guadalajara, Jalisco.
México. Disponible en: https://bit.ly/3nR8Xuj
Corona, E. y Ortiz, G. (Coords.). (2003). ¡Hablemos de salud sexual! Manual para
profesionales de atención primaria a la salud. Información, herramientas y
recursos. Instituto Mexicano del Seguro Social. México.
Daldry, S., (2000), Billy Elliot, Universal Pictures.
Fernández, A. (1994). La mujer de la ilusión. Paidós. Argentina.
González Jiménez, R. (2004). Género y Matemáticas: balanceando la ecuación,
México, Miguel Ángel Porrúa -Universidad Pedagógica Nacional.
Inegi (2020). Encuesta Nacional del Uso del Tiempo 2019. Resultados. Disponible
en: https://bit.ly/38E5MBT
Inmujeres (2020). Estereotipos de género en las relaciones de pareja, en Sistema
de indicadores de género. Disponible en: https://bit.ly/3qhvO3V
Martínez, Dolores M. (2012). Práctica docente con equidad de género. Una guía de
trabajo. Universidad de Guadalajara. Centro de Estudios de Género.
Guadalajara, Jalisco. México. Disponible en: https://bit.ly/3nR8Xuj
Mendive, G. (2008). La escuela y sus desafíos. Declaración Universal de los
Derechos Humanos, 10 de diciembre de 1948 en Pinto-Archundia, R. La
importancia de promover los valores del hogar hacia las escuelas primarias.
Ra Ximhai, vol. 12, núm. 3, enero-junio, 2016, pp. 271-283. Universidad
Autónoma Indígena de México. El Fuerte, México. Disponible en:
https://bit.ly/2LLCCbl
ONU. (1979). Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer. Disponible en: https://bit.ly/3oWej9f

31
Organización Panamericana de la Salud (OPS). (2000). Promoción de la salud
sexual, recomendaciones para la acción. Guatemala: OPS.
Piñones, Patricia (2005). La categoría de género como dispositivo analítico en la
educación, en Memoria del Primer Foro Nacional Género en Docencia,
Investigación y Formación Docentes, México, Inmujeres, septiembre;
reproducido en Inmujeres y Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD) (2006), Prevención de la violencia desde la infancia,
México, Inmujeres/PNUD. Disponible en: https://bit.ly/38DPtFq
Sánchez Bello, Ana (2012). La división sexual del trabajo docente: procesos
discursivos y realidades sobrevenidas. Revista Electrónica universitaria de
Formación del Profesorado (REIFOP), 15 (3). Disponible en:
https://bit.ly/3oGJ8OP
Subirats, M. (2003). La educación como perpetuadora de un sistema de
desigualdad: la transmisión de estereotipos en el sistema escolar, en
Construyendo la equidad de género en la escuela primaria, reproducido en
Inmujeres y Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
(2006), Prevención de la violencia desde la infancia, México,
Inmujeres/PNUD. Disponible en: https://bit.ly/38DPtFq
Trendo.mx (28 de mayo de 2019), El hombre que inventó la moda: Louis XIV.
Youtube. Disponible en: https://youtu.be/iwJ93QKztrU

32

También podría gustarte

pFad - Phonifier reborn

Pfad - The Proxy pFad of © 2024 Garber Painting. All rights reserved.

Note: This service is not intended for secure transactions such as banking, social media, email, or purchasing. Use at your own risk. We assume no liability whatsoever for broken pages.


Alternative Proxies:

Alternative Proxy

pFad Proxy

pFad v3 Proxy

pFad v4 Proxy