Crisis Circunstanciales TP (Norma Carolina Benitez)

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UNIVERSIDAD POLITÉCNICA Y ARTÍSTICA DEL

PARAGUAY

PSICOTERAPIA I

Tema:

CRISIS CIRCUNSTANCIALES

Alumna: Norma Carolina Benítez

CAPIATÁ – PARAGUAY
2021
INTRODUCCIÓN
La existencia de todas las personas está marcada por el enfrentamiento a
situaciones que provocan pensamientos, sentimientos y reacciones, que
desequilibran su cotidianidad. La forma en que cada persona hace uso de los
recursos individuales o redes significativas para enfrentarla, hará la diferencia
en que esta situación se convierta en un proceso de evolución y crecimiento o
de conflicto y deterioro.

Las situaciones de crisis, circunstanciales o de desarrollo, van a provocar que


las personas que las experimentan, pierdan el control emocional para su
manejo y por lo tanto la capacidad para plantear y generar soluciones, es aquí
donde una oportuna y adecuada intervención por parte de personas
capacitadas, puede contribuir a la canalización de los recursos internos y
externos de las personas hacia la búsqueda y ejecución de soluciones a la
crisis, propiciando que, gradualmente, las personas regresen a su
funcionamiento habitual.

Como cada crisis es experimentada y enfrentada por cada persona de forma


única y diferente, no se puede generalizar acerca de la crisis que provoca más
angustia o estrés, sin embargo, algunas de las situaciones de crisis más
comunes son las relacionadas con la alteración en la salud física. Estas crisis
dependiendo de la gravedad de la enfermedad, va generando mayor estado de
angustia e involucrando a mayor número de personas, por la amenaza explícita
o implícita que representa para la vida.

Atendiendo a la complejidad de los seres humanos que somos, las demandas


sociales son cada vez más complejas y, por tanto, demandan atenciones de
mayor especialización técnica. Por este motivo, las necesidades adquieren
diferentes matices y, prioritariamente, las necesidades de carácter emocional
están demandando cada día mayor atención por parte de los profesionales de
psicología. Esta es una necesidad que no podemos dejar sin atender ya que
las “lesiones psicológicas” producidas por la multitud de situaciones de crisis a
las que deben hacer frente las personas en la cotidianidad de su vida
(enfermedades, accidentes, divorcios, desahucios judiciales, pérdida de seres
queridos, depresión, soledad, pérdida de autonomía personal, siniestros,
vivencia de situaciones traumáticas o de violencia, pérdidas materiales, de
estatus económico, etc.) suceden con frecuencia en la población a la que
atendemos; afectando emocionalmente a las familias y paralizándolas en su
acción.

Hoy en día, son numerosas y variadas las situaciones a las que las personas
deben hacer frente, al haber quedado expuestas ante una situación de pérdida
material o personal, que hacen que atraviesen por una situación de crisis que,
a menudo, suele ser paralizante y emocionalmente angustiante para la familia.

CRISIS CIRCUNSTANCIALES
Siguiendo a Caplan y a Erikson, las crisis son entendidas como “una respuesta
de disrupción en la homeostasis psicológica del individuo, en la que fallan los
mecanismos de afrontamiento habituales tendentes a reinstaurar dicha
homeostasis, lo cual va acompañado de todo un conjunto de consecuencias
conductuales, emocionales, cognitivas y biológicas en la persona”.

Silvia Bleichmar entiende por crisis “la repercusión psicológica de complejas


situaciones vitales, la forma en que estas son vividas por la persona, a partir de
múltiples y muy variados factores histórico coyunturales: su inscripción
económico-social, familiar, su propia historicidad, sus vicisitudes como sujeto
psíquico (fundamentalmente inconscientes), etcétera”.

De otro lado, “una crisis es una combinación de situaciones de riesgo en la vida


de una persona que coinciden con su desorganización psicológica y necesidad
de ayuda. La crisis representa el peligro de una mayor vulnerabilidad al
trastorno mental como la oportunidad para el desarrollo de la persona. La crisis
es una experiencia que siempre está presente en la vida de los seres
humanos”.

Durante la vivencia de una crisis, la persona pierde de forma transitoria o


definitiva una serie de aportes con los que ha contado; encontrando
comprometida su estabilidad. Estos aportes pueden tener diferentes
dimensionalidades, pudiendo ser tanto físicos (alojamiento, economía,
alimentación, salud, autonomía, etc.) como psicosociales (de relación con los
otros, seguridad, pertenencia, confianza, etc.) así como de otra índole, que
pueden afectar a su salud mental.

Dicho esto, la persona puede encontrarse en muchas situaciones de


emergencia “la intervención psicológica en crisis se orienta hacia la expresión
de los sentimientos y experiencias internas de la persona que se relacionan
con el evento o eventos que provocaron el desajuste, facilita la elaboración del
duelo ante la pérdida, en ocasiones de bienes mate- riales, pero en otros casos
ante la irreparable pérdida de un ser querido”.

La intervención en crisis consiste en “un tratamiento intensivo que requiere la


habilidad para la creación de un clima óptimo de comunicación que facilite: (a)
la libertad de expresión por parte de la persona en crisis, (b) la aceptación de la
persona y de su situación, (c) la expresión de la capacidad para escuchar de
manera empática, (d) la búsqueda de soluciones realistas, y (e) la expresión
natural de afecto y cercanía. Se trata de propiciar una situación de seguridad
psicológica que permita la exploración de los eventos críticos en un contexto de
realidad.

Las crisis circunstanciales tienen que ver con situaciones que suceden
principalmente en el ambiente y que pueden suponer la muerte o separación de
una persona amada o bien una enfermedad grave. También, la amenaza de la
pérdida o un desafío para el que la persona no está preparada, puede suponer
una crisis circunstancial. Sucede ante eventos extraordinarios que la persona
no puede controlar y que es imprevista, intensa, catastrófica y azarosa.

Una crisis es un estado temporal de trastorno y desorganización, caracterizado


básicamente por una incapacidad de la persona para manejar (emocional y
conceptualmente) situaciones particulares, utilizando métodos acostumbrados
para la solución de problemas que le llevaban a lograr resultados importantes.

El individuo enfrenta un problema ante el cual sus recursos de adaptación, así


como sus mecanismos de defensa usuales no funcionan.

El problema rebasa sus capacidades de resolución y por lo mismo se


encuentra en franco desequilibrio. Como resultado de todo esto la persona
experimenta una mayor tensión y ansiedad, lo cual la inhabilita aún más para
encontrar una solución.

En muchas ocasiones es importante solicitar apoyo de profesionales de la


Salud Mental, para recibir una ayuda inmediata y poder restablecer el equilibrio
emocional.

Etiología

Las causas de las crisis están referidas al evento precipitante al tipo de crisis y
a la funcionalidad de las estrategias de afrontamiento desarrolladas por la
persona. Tienen que ver con la historia personal, la escala de valores, el
manejo de la pérdida y la frustración y la homeostasis física psíquica y social.

COMORBILIDAD O PATOLOGÍAS RELACIONADAS

Las crisis comparten síntomas de manera significativa con los trastornos de


ansiedad, los trastornos depresivos, los trastornos somatomorfes,
psicosomáticos, alteraciones del sueño, alcoholismo y drogadicción.

FACTORES DE RIESGO ASOCIADOS

Consumo de drogas (automedicación) y psicoactivos

Estado de salud física y mental

Factor de tensión o evento precipitante: Impacto del evento y grado de


amenaza percibida sobre el bienestar físico, psicológico, social y/o proyecto de
vida.

Medio Ambiente: Problemas socioeconómicos, situación financiera, presencia


de violencia y maltrato familiar y social, disfuncionalidad familiar, ausencia de
redes de apoyo social.
Variables propias de la persona: Edad o ciclo vital (siendo más riesgoso en
adolescencia y tercera edad), género, experiencias de crisis anteriores no
resueltas o mal resueltas, estrategias de afrontamiento inadecuada,
distorsiones cognitivas, valores y sistemas de creencias, culturales, control
sobre las decisiones, capacidad de reorganización y restricciones
concomitantes.

KARL A SLAIKEU HACE LA SIGUIENTE LISTA DE CATEGORÍAS DE


CRISIS CIRCUNSTANCIALES

a) Enfermedades físicas y lesiones: Cirugía, pérdida de un miembro del cuerpo,


enfermedad que amenaza la vida, incapacidad física

b) Muerte inesperada: Accidentes fatales, enfermedades mortales, homicidio,


suicidio

c) Crímenes: Asalto (robo, violación); violencia doméstica (niño y/o cónyuge


maltratado/abuso; encarcelamiento/libertad de delincuentes

d) Desastres naturales y provocados por el hombre: Incendio, inundación,


tornado, huracán, accidente nuclear, desastre aéreo

e) Guerra y hechos relacionados: Invasión u otra acción militar, toma de


rehenes, prisioneros de guerra, [terrorismo]

f) Familia y economía: Contrariedades económicas (inflación, desempleo),


migración/reubicación, separación, divorcio.

CARACTERÍSTICAS DE LAS CRISIS CIRCUNSTANCIALES:

1. Aparecen de repente.

Nos llegan de cualquier lado y todo a la vez

2. Son inesperadas.

No nos preparamos ni esperamos que nos va a tocar a nosotros.

3. Tienen la característica de emergencia.

Requieren atención inmediata ya que amenazan con nuestro bienestar físico y


psicológico.

4. Tienen el potencial de afectar toda una comunidad.

Pueden afectar a una gran cantidad de gente simultáneamente. El ataque


terrorista sobre las torres gemelas en 1997 afecto no sólo a Maniatan, sino a
toda la ciudad de Nueva York y sus alrededores. El huracán Katrina y la
inundación que siguió afectó a la ciudad de New Orleans, El Tsunami del
sudeste de Asia afectó a varios países.
5. Peligro y oportunidad.

La reorganización que sigue a las crisis circunstanciales tienen el potencial de


mover a las personas y familias hacia niveles de funcionamiento más altos o
más bajos. Se requieren nuevos mecanismos de enfrentamiento y se provee la
oportunidad para examinar y elaborar aspectos personales del pasado que no
se han resuelto. Existe la opción de crecer o retroceder.

DIFERENCIA ENTRE CRISIS Y TRAUMA

CRISIS CIRCUNSTANCIAL EVENTO TRAUMATICO


Un evento traumático es un
acontecimiento negativo intenso que
Las Crisis Circunstanciales son surge de forma brusca, que resulta
accidentales o inesperadas (por inesperado e incontrolable y que, al
ejemplo, muertes inesperadas, poner en peligro la integridad física o
enfermedades corporales, pérdida del psicológica de una persona que se
trabajo, desastres naturales, crímenes muestra incapaz de afrontarlo, tiene
violentos, etc.) consecuencias dramáticas para la
víctima, especialmente de terror e
indefensión.
La crisis aunque es catastrófica a El trauma frecuentemente pone en
menudo es un fenómeno universal  marcha a muchas personas en la
vivido de manera solitaria. El individuo comunidad cuando el evento está
se siente sólo y único.  ocurriendo o poco después.
Este tipo de crisis suelen ser difíciles Su duración es permanente, hasta de
de sobrellevar y de resolver; dado a su por vida; dependiendo del evento
misma naturaleza, de carácter activador y lo que esto signifique para
imprevisible, accidental e inesperado. la persona.

INTERVENCIÓN EN CRISIS

Sin excepción, toda persona se enfrenta a problemas propios de su desarrollo


individual y social, así como a circunstancias impredecibles que generan
inestabilidad o pérdida de equilibrio, que le impide al individuo resolver o
controlar sus efectos.

Algunas personas no son capaces de enfrentar o resolver estas crisis


favorablemente y requieren de guía y apoyo para su resolución, es aquí donde
adquiere importancia la Intervención en Crisis o Terapia Breve. La psicoterapia
abreviada, en términos de Paul Hoch (1968), da resultados en la resolución de
conflictos agudos, no en reacciones psicosomáticas crónicas; esta
característica requiere que el o la terapeuta tenga habilidad para diferenciar
entre una crisis o un problema crónico, así como para ejecutar un plan de
tratamiento corto y activo.
En la terapia breve el rol de la persona terapeuta no debe ser pasivo, más bien
activo y agresivo, pues las características de los problemas abordados y el
tiempo destinado para su abordaje, requiere que ésta, en muchas ocasiones,
intervenga en los actos de la persona cliente e incluso le imponga normas
sobre lo que debe y no debe hacerse, ya que en esta terapia no es posible
esperar que la persona en crisis modifique su conducta automáticamente a
través del proceso de tratamiento, pues esto requeriría de más tiempo. (Hoch,
1968)

Otro punto de suma importancia al que se refiere Hoch (1968), es lo


relacionado con la necesidad de conocer el ambiente inmediato de la persona
en crisis, sobre todo para reconocer las redes significativas que podrían
colaborar con el tratamiento, así como los recursos materiales existentes que
contribuirían a mejorar la situación social y económica de éste, cuando el
síntoma está relacionado con esta área.

Masserman (1968) es otro autor que hace referencia a la terapia breve y se


refiere a ésta como un proceso en el cual se le ayuda a las personas a
reestructurar su propio universo, su confianza en sí, en su prójimo y su sistema
social, es decir, que la persona se haga un miembro útil y relativamente feliz
dentro de la sociedad. Para ello, el o la terapeuta debe propiciar, no solo, que
la persona vea en el proceso de terapia un contacto, una exploración y una
reeducación para su propio bien, sino también la creación de un puente a las
realidades físicas y sociales para que ésta pueda continuar viviendo en ellas
como en su ambiente propio.

Las causas de las crisis son muchas así como sus consecuencias; las crisis
toman características particulares dependiendo de la naturaleza del evento que
la provocó así como de las fortalezas y debilidades de las personas
involucradas en ellas, pero a pesar de ello, las crisis comparten algunas
características:

La ocurrencia de un problema inesperado e inusual que causa estrés


psicológico y que demanda una solución inmediata.

El surgimiento de sentimientos inusuales en las personas involucradas,


especialmente sentimientos de vulnerabilidad e impotencia.

El involucramiento de varias personas que tienen diferentes perspectivas sobre


lo que ha sucedido y sobre lo que debe hacerse.

El involucramiento de un conjunto de problemas en vez de uno solo. (Gil y


Edwars, 1998)

Dadas las implicaciones que tienen estas características en la intervención,


según Gil y Edwars (1998), la preocupación inmediata de cualquier intervención
debe ser ayudar a las personas a recuperar su capacidad para pensar y actuar
de manera constructiva y lógica, además, como las crisis generalmente
provocan sentimientos de impotencia, las intervenciones deben incluir la
provisión de servicios de apoyo y protección.

Independientemente del tipo de crisis ya sea esta circunstancial al estar


determinada por factores ambientales, o de desarrollo por estar relacionadas
con el traspaso de una etapa de crecimiento desde la infancia hasta la vejez, la
crisis se define como un estado temporal de desequilibrio que impide a la
persona funcionar apropiadamente durante un período determinado, pero que a
la vez contiene un potencial para realizar cambios. (Claramunt, 1999)

Las crisis, a diferencia del estrés que es un trastorno crónico, tienen una
duración determinada, aproximadamente seis semanas en las cuales, la
persona no tiene la capacidad de enfrentar el evento precipitante ni los
problemas y demandas de su vida cotidiana; luego de este tiempo, la persona
utiliza su potencial interno para propiciar un cambio positivo o recobrar el
equilibrio.

Diferentes tipos de eventos precipitantes:

Los eventos traumáticos que son situaciones súbitas e inesperadas y provocan


miedo, paralización y estupor.

- Eventos que exigen cambios drásticos e inmediatos en el estilo de vida y las


expectativas.

- Eventos de poca importancia que se presentan al final de un período de


eventos estresantes, y los cuales implican cambios en el estilo de vida.

- Eventos que implican cambios a un nuevo estilo de vida.

- Eventos que reactivan problemas inconclusos. (Claramunt, 1999)

Otra de las características de las crisis, es que este período está


compuesto por etapas en las cuales la persona reacciona en forma
diferente, según el momento en el que se encuentre, estas etapas son:

1. Reacción emocional de impacto, incluye llanto, lamento y paralización.

2. Negación o bloqueo del impacto, la persona evita pensar en el problema y


actúa como si no hubiera pasado.

3. Fase de intrusión, caracterizada por la invasión de pensamientos e imágenes


acerca de la posibilidad de encontrarle sentido a la experiencia; esta fase
puede representar un desafío a los recursos adaptativos de los seres humanos,
lo que debe ser aprovechado por los profesionales, fortaleciendo y guiando los
recursos internos para alcanzar un cambio positivo.
4. Fase de penetración en la cual se identifican y expresan los sentimientos,
pensamientos e imágenes de la experiencia de crisis.

Toma especial importancia el dominio cognitivo, en el que se buscan nuevas


interpretaciones a los problemas, es aquí donde la

ayuda espiritual o los grupos de apoyo contribuyen a encontrarle significado a


las experiencias.

5. Fase de consumación, permite la integración de la experiencia dentro de la


vida personal, la persona admite que está enfrentando un período de
desorganización y reconoce los mecanismos para salir adelante. En esta etapa
se restaura el equilibrio, se comprende el problema, se identifican estrategias
de enfrentamiento y cambios de conducta. (Claramunt, 1999).

Los momentos de crisis o emergencia presentan un alto riesgo físico y


psicológico, por lo que la intervención en situaciones de emergencia tiene como
principales metas, primero, mayor seguridad y disminución de riesgos para la
persona o personas que experimentan la crisis, y segundo, el uso potencial de
la crisis para realizar cambios positivos en la vida cotidiana, bajo la luz del
evento precipitante de la crisis.

Según Claramunt (1999), las acciones para alcanzar la primera meta deben
estar dirigidas hacia la movilización de recursos externos para aumentar la
seguridad de la persona en crisis, contribuir a superar el período de
desequilibrio, participar activamente en la solución de las necesidades
inmediatas y proporcionar apoyo.

Para alcanzar la segunda meta, o sea el uso potencial positivo del período de
crisis, se deben presentar diferentes alternativas para comprender la crisis y el
evento precipitante, ayudar a examinar los problemas y las alternativas de
solución con orden de prioridad, iniciar junto con la persona la elaboración de
planes y metas futuras, posibilitar alternativas de solución para los problemas y
propiciar un enfoque de vida positivo. (Claramunt, 1999).
CRISIS RELACIONADAS CON ALTERACIÓN EN LA SALUD FÍSICA

La pérdida de la salud se constituye como una crisis circunstancial ya que no


tiene que ver con el proceso natural de maduración de la persona, estas crisis
son impredecibles y tienen poca o ninguna relación con la edad o etapa de
desarrollo, en consecuencia, pueden afectar a cualquiera en cualquier
momento. Las principales características de una crisis circunstancial son:

 Es un trastorno repentino
 Es inesperado
 La calidad de urgencia, lo que implica una acción inmediata.
 Pueden tener un impacto potencial sobre varias personas.

Peligro y oportunidad, esto implica que las crisis producen desorganización,


pero permiten que las personas adquieran niveles de funcionamiento más
altos. (Casas, 1997).

Las crisis generadas por la alteración en la salud están asociadas a un


proceso de duelo por la pérdida de la salud, y además, por una confusión
mental y dolor emocional, al enfrentarse con la amenaza de muerte.
Elizabeth Kübler-Ross citada por Chaves (1998) y Quesada (1991), señala
que la persona durante este tipo de crisis experimenta cinco fases:

1. Negación y aislamiento: la persona niega que lo que está sucediendo es


real.

2. Cólera: se expresa por la impotencia ante la enfermedad o la muerte, esta


fase está acompañada de sentimientos de molestia, culpa, invalidez,
vergüenza, hostilidad, envidia y agresión.

3. Regateo o negociación emocional: es un intento por posponer la muerte, se


hace un trato con Dios donde hay ofrecimientos y premios de por medio.

4. Depresión: ocurre cuando la persona enfrenta la pérdida de su salud y lo que


ello implica, es decir, su independencia, actividades inconclusas y por todo lo
que conforma su cotidianidad. La depresión es una forma realista de enfrentar
la verdad, para unos se expresa con llanto y desesperación, para otros es un
dolor íntimo, callado, sordo.

5. Aceptación: por lo general, en esta fase la persona se encuentra muy


cansada y débil, se observa en la persona calma física, psicológica y espiritual.

No todas las personas que se enfrentan con procesos de pérdida de salud


experimentan estas fases en su totalidad o en el mismo orden, algunas viven
en repetidas ocasiones varios estadios o no experimentan alguno. A pesar de
que estas fases son descritas solo para las personas que tienen la enfermedad,
los miembros de la familia también experimentan proceso de duelo, y aunque
en forma diferente, sufren y comparten el dolorcon su ser querido.

Cuando la persona enferma y su familia recibe información cargada de


emoción como son las noticias de diagnóstico, tratamiento o pronóstico, suelen
estar muy ansiosos y por lo tanto menos capaces de tomar decisiones
adecuadas y resolver sus problemas con coherencia. El impacto de la noticia
sacude a todo el sistema familiar y a la vez todos tratan de absorver gran
cantidad de información alarmante, la persona cliente y su familia tratan de
recobrar el control de una situación abrumadora, buscando todo tipo de
información. (Baird y otros,1991).

Como lo señalan Baird y otros (1991), los múltiples cambios y pérdidas que
ocurren durante este período de crisis provocan sentimientos de pena y dolor y
además la persona cliente y sus familiares a menudo se enfrentan con
problemas tales como la pérdida de control de la situación, cambios en la
imagen corporal y modificación de sus papeles y relaciones en la vida
cotidiana.

La información sobre la existencia de la enfermedad y su respectivo tratamiento


es, en la mayoría de los casos, dada por el médico, sin embargo son otros
miembros del equipo del cuidado de la salud quienes continúan el contacto con
el paciente y su familia durante el curso de la enfermedad y por lo tanto están
en la posición de poder seguir la trayectoria del proceso de la resolución de la
crisis y realizar intervenciones importantes. (Siegel y otros, 1990)

El segundo punto de contacto incluye las correlaciones somáticas de todas las


crisis ya sea que empiecen o no con el daño físico o enfermedad. El reto para
el equipo de salud en estas circunstancias es el diagnóstico apropiado de la
relación entre los síntomas físicos y las crisis de la vida (problemas
económicos, conflicto familiar, desempleo o cualesquiera) y hacer las
recomendaciones de tratamiento o proporcionar referencias para la terapia en
crisis, congruentes con los principios de la resolución eficaz de ésta. (Siegel y
otros, 1990)

Las personas que experimentan crisis por alteración en la salud así como por el
tratamiento, específicamente, los que sufren de insuficiencia renal y deben ser
sometidos a un trasplante, están bajo un estrés grave que a menudo precipita
una serie de crisis continuas que amenazan la vida, ésto por el
reagudizamiento de las manifestaciones de la enfermedad o por los
tratamientos que por métodos artificiales prolongan la vida del paciente. Es por
ello que, una vez abordada la crisis inicial, el proceso de intervención
psicosocial con las personas candidatas a trasplante, debe continuar con la
Terapia de Crisis.
En el caso de las personas que tienen como tratamiento la hemodiálisis y la
diálisis ya sea en el hospital o en el hogar, deben tolerar algunas tensiones
psicológicas como son los conflictos entre necesidades de dependencia VS
independencia, una relación con un objeto inanimado (dializador), ambivalencia
sobre la vida VS la muerte, y los conflictos interpersonales relacionados con el
personal de la unidad de diálisis y el cónyuge u otros familiares del paciente.
(Siegel y otros, 1990).

El mismo autor señala las personas sometidas al procedimiento quirúrgico,


siempre presentan ansiedad antes y después del proceso. La intervención en
crisis con personas que requieren de procedimientos quirúrgicos ha estado
dirigida hacia la valoración del potencial de la familia para enfrentar la cirugía y
proporcionar información sobre ésta y el posoperatorio con el fin de despejar
cualquier idea falsa o malentendido sobre el proceso, así como facilitar la
expresión de los sentimientos sobre el evento.

Sin embargo, el impacto de la cirugía con frecuencia no termina cuando se


completa el procedimiento, las consecuencias casi siempre se relacionan con
un considerable estrés, y el periodo de recuperación por sí mismo puede ser
terreno fértil para las crisis de la vida. (Siegel y otros, 1990).

Modelo de intervención propuesto

La crisis que experimentan las personas durante el proceso de trasplante renal,


el cual inicia cuando el médico le informa al paciente acerca de su condición de
salud dándole un diagnóstico y tratamiento médico y termina cuando el
paciente regresa a su cotidianidad social, requiere de un proceso terapéutico
en el que la intervención inicial o intervención en crisis se constituye en la base
para que las personas involucradas en la crisis enfrenten y superen
adecuadamente dicho proceso.

La intervención en crisis en la primera etapa del proceso de trasplante va más


allá del apoyo emocional y la orientación para la búsqueda de soluciones. Las

características del proceso y las personas que lo experimentan, requieren de


un reordenamiento mental, emocional y social para hacerle frente y sobrellevar
los cambios que implica este tratamiento, propósito que se pretende lograr con
el siguiente modelo de intervención.

Objetivos de la intervención

Contribuir con el enfrentamiento y superación de la crisis generada por el


Proceso de Trasplante Renal.

Movilizar y potencializar recursos personales y familiares.


Propiciar la comprensión y aceptación del Proceso de Trasplante Renal y
Donación.

Tipo de intervención en crisis

Dadas las características de la crisis que experimentan las personas


candidatas a trasplante renal y sus familias, el modelo propuesto está
planteado para intervenir a nivel familiar, es decir, con la persona que requiere
el trasplante y sus familiares, esto implica que algunas sesiones puedan ser
individuales, y otras, con varios miembros del grupo familiar,
independientemente del grado de parentesco con la persona enferma.

Mecanismos de evaluación del proceso

La evaluación de la intervención en crisis en la primera parte del proceso de


trasplante debe ser concurrente, es decir, evaluarse durante la intervención, ya
que ésto permitirá organizar, hacer los ajustes y adaptar las acciones
terapéuticas a las necesidades de la persona cliente y sus familiares.

La evaluación de la intervención en crisis con personas candidatas a trasplante


renal y sus familiares consiste en comparar el cambio de actitudes,
pensamientos y sentimientos de las personas involucradas, con los objetivos
propuestos al inicio de la intervención. Esto permitirá definir el avance del
proceso o la profundización y fortalecimiento de alguna área débil que podría
constituirse en limitante para el enfrentamiento y superación positiva de la
crisis.

Este proceso de evaluación exige a la persona terapeuta captar y percibir no


solo los cambios positivos, sino también aquellas expresiones manifiestas o
encubiertas que representen obstáculos para el cambio. Algunos de estos
indicadores o factores de riesgo son:

 Negación de la enfermedad.
 Dificultades para la aceptación de la enfermedad, el tratamiento o la
crisis.
 Incumplimiento del tratamiento médico y social.
 Insuficiente o inconsistente apoyo emocional y material por parte de
familiares.
 Pasividad o indiferencia.
 Depresión, poco optimismo y desesperanza.
 Dificultad para interiorizar las consecuencias de la enfermedad.
 Persistencia de hábitos o costumbres insalubres.
 Persistencia de hábitos alimentarios inadecuados.
 Presencia de alcoholismo, agresión, drogadicción.
 Pobreza extrema.
 Desinformación y persistencia de mitos sobre la enfermedad, el
trasplante y la donación de órganos.

Ejemplo

MUERTE REPENTINA

Enfrentar la muerte como una transición del desarrollo hacia la madurez. No


todos los duelos son crisis, el duelo involucra experimentar e introyectar una
pérdida, aunque no necesariamente con una desorganización e incapacidad
grave para enfrentarla

Muerte repentina: las reacciones emocionales pasan por diferentes fases como
lo son el aturdimiento o negación de sentimientos y el alejamiento emocional
respecto a la realidad de la muerte en la primera fase.

En la segunda fase se empiezan a expresar los sentimientos asociados con la


pérdida, hay una intensa añoranza por aquel que se ha perdido, se produce
mucha desorganización y una incapacidad general para el funcionamiento.
Durante la tercera fase seda una aceptación gradual de la realidad de la
pérdida y ruptura de lazos con el difunto. Ya se ve un movimiento hacia la vida
funcional sin el ser querido.

ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN

Intervención de primera instancia

La meta principal es restablecer el enfrentamiento inmediato. Para la persona


en crisis, el punto crucial es la incapacidad de tratar con las circunstancias
abrumadoras que confronta en ese momento. El objetivo primario es auxiliar a
la persona a dar pasos concretos hacia el enfrentamiento con la crisis, lo cual
incluye el control de los sentimientos o componentes subjetivos de la situación
y comenzar el proceso de solución del problema. Las tres submetas de los
primeros auxilios son proporcionar apoyo, no dejando a la persona sola; reducir
la mortalidad previniendo el daño físico y por último proporcionar un enlace con
fuentes de asistencia.

Hay cinco componentes de los primeros auxilios psicológicos que se resumen


en el siguiente cuadro

Componentes de los primeros auxilios psicológicos


Comportamiento del
asistente
1. Realizar el Invitar al pte a hablar, Que el pte se sienta
contacto escuchar los hechos y comprendido,
psicológico sentimientos, efectuar aceptado, apoyado.
declaraciones Reducir la
empáticas, interés por intensidad del
comunicarse, aturdimiento
tocar/abrazar de emocional,
manera física, dar reactivación de las
control calmante a capacidades de
una situación intensa. resolución de
problemas.
2. Examen de las Indagar acerca de: Orden jurídico:
dimensiones del • Pasado inmediato
problema • Incidente que a) Necesidades
precipitó la crisis inmediatas
• Funcionamiento b) Necesidades
previo posteriores
• Funcionamiento
actual
• Recursos
personales y sociales
• Decisiones
inminentes

3. Analizar posibles Preguntar qué es lo Identificar una o


soluciones que el pte ha más soluciones
intentado hasta ahora, para las
examinar qué es lo necesidades
que el pte podría inmediatas y
hacer ahora, proponer posteriores.
nuevas alternativas
como un nuevo
comportamiento del
pte, redefinir el
problema, cambio
ambiental.

4. Asistir en la Comportamiento del Ejecutar soluciones


ejecución de asistente: inmediatas,
acción concreta planteadas para
a) Mortalidad baja, satisfacer las
actuar en propio necesidades
beneficio-hablar, pte inmediatas.
actúa y se hace un
contrato para actuar
entre el asistente y el
pte.
b) Mortalidad alta, no
actúa en propio
beneficio- hablar,
asistente actúa en
beneficio del pte, el
contrato para la
acción puede incluir a
la familia y otros
recursos
comunitarios.
5. Seguimiento Asegurar la Asegurarse de la
identificación de retroalimentación en
información; examinar las tres submetas
los posibles de los primeros
procedimientos para auxilios
el seguimiento; psicológicos.
establecer un
convenio para
recontactar.

Qué hacer y qué no hacer en los primeros auxilios psicológicos

Qué hacer Qué no hacer


1. Contacto Escuchar de manera Contar "tu propia
cuidadosa, comunicar historia", ignorar
aceptación. sentimientos o
hechos, juzgar.
2. Dimensiones del Plantear preguntas Depender de
problema abiertas, evaluar la preguntas de sí/no,
mortalidad. permitir abstracciones
continuas, soslayar
señales de peligro.

3. Posibles Alentar lluvia de ideas, Permitir la visión de


soluciones establecer prioridades. pasar por un túnel,
dejar obstáculos sin
examinar.
4. Acción concreta Dar un paso a la vez, Intentar resolverlo
establecer metas todo ahora, realizar
específicas de corto decisiones que
plazo, hacer comprometan por
confrontaciones cuando largo tiempo, ser
sea necesario. tímido, retraerse de
tomar decisiones
cuando parezca
necesario.
5. Seguimiento Hacer un convenio para Dejar detalles al aire o
recontactar. Evaluar los asumir que el pte
pasos de acción. continuará la acción
del plan por sí mismo.
Dejar la evaluación a
alguien más.
INTERVENCIÓN EN SEGUNDA INSTANCIA

La terapia multimodal para crisis surge donde los primeros auxilios psicológicos
cesan al asistir al paciente en el proceso de reconstruir una vida quebrantada
por un incidente externo.

La terapia para crisis intenta ayudar al paciente a resolver la crisis y se define


como una translaboración del incidente de crisis de modo que éste se integre
de manera funcional en la trama de la vida, para dejar al paciente abierto para
encarar el futuro.

Los cinco subsistemas de la persona se convierten en el foco de la terapia para


crisis. Estos se enumeran a continuación:

Perfil básico de personalidad

Modalidad/sistema Variables/subsistemas
Conductual

Patrones de trabajo, interacción,


descanso, ejercicio, dieta,
comportamiento sexual, hábitos de sueño,
uso de drogas y tabaco, presencia de
cualquiera de los siguientes: actos
suicidas, homicidas o agresión.

Afectiva Sentimientos acerca de cualquiera de los


comportamientos citados arriba; presencia
de sentimientos tales como ansiedad, ira,
alegría, depresión, etc. Adecuación de los
afectos a circunstancias.

Somática
Funcionamiento físico general, salud.
Presencia o ausencia de tics, dolores de
cabeza, malestares estomacales y
cualquiera de otros males somáticos; el
estado general de relajación/tensión,
sensibilidad de la visión, el tacto, gusto,
percepción y oído.
Interpersonal
Naturaleza de las relaciones con la
familia, los amigos, los vecinos y los
compañeros de trabajo; fortalezas y
problemas interpersonales, número de
amigos, frecuencia del contacto con ellos
y con los conocidos; papel asumido con
los distintos amigos íntimos; estilo de la
resolución de conflictos; estilo
interpersonal básico.

Cognoscitiva Sueños diurnos y nocturnos usuales;


representaciones mentales acerca del
pasado o del futuro; autoimagen; metas
vitales y las razones para su validez;
creencias religiosas; filosofía de la vida;
presencia de cualquiera de los siguientes:
catastrofización, sobregeneralización,
delirios, alucinaciones, hablarse a sí
mismo de manera irracional,
racionalizaciones, idealización paranoide;
actitud general hacia la vida.

EN UNA ENTREVISTA CLÍNICA ES IMPORTANTE QUE SE INCLUYAN


DATOS DE LAS SIGUIENTES ÁREAS:

1. Incidente precipitante

2. Presentación del problema

3. Entorno de la crisis

4. Funcionamiento previo a la crisis

5. Funcionamiento durante la crisis

La actuación a desarrollar y que comprendería el ámbito de los primeros


auxilios psicológicos y emocionales, son los siguientes:

 Protección: Donde lo prioritario es proporcionar seguridad y resguardo


a la persona. Para ello, el Trabajadores Sociales gestionarán los
recursos que consideren necesarios y harán uso de las técnicas
necesarias, tales como la derivación de las personas a los servicios
oportunos (centro de acogida).
 Contacto: Donde se deberá promover el contacto tanto emocional,
como físico. En relación a este último tipo de contacto, aclarar que este
no se llevará a cabo en situaciones que resulten contraproducentes
(como es el caso de las agresiones sexuales) o cuando nuestro
interlocutor sea de un sexo diferente al nuestro (para que no dé lugar a
malas interpretaciones). En todo momento, el profesional debe
mostrarse receptivo a las necesidades.
 Aceptar sin juzgar los sentimientos: El objetivo es tranquilizar a la
persona, por lo que se deberá evitar hablar de culpables o realizar
juicios de valor.
 Aceptar nuestras limitaciones y la imposibilidad de resolver todo en
el momento: Esto es imprescindible para poder actuar de forma
responsable.
 Evaluar las capacidades de la persona o grupo: Determinando sus
facultades (orientación temporo-espacial, estado emocional,
procesamiento de lo ocurrido, etc.) para poder anticiparnos a sus
necesidades. Lo importante es la detección de las preocupaciones de la
persona y ayudarla en la resolución de las mismas (facilitarle el contacto
con las personas que precise, darle la información necesaria, etc.).
 Brindar opciones: La persona ante esta situación es incapaz de decidir,
por lo que se la deberá ayudar en la elaboración de una lista de
alternativas o soluciones posibles.
 Acciones concretas y estimulantes: Estableciendo objetivos e
incitación a la acción.
 Ofrecer información: sobre todos los recursos sociales disponibles.
 Seguimiento: Imprescindible para valorar la evolución de la persona y
su situación

EL MANEJO DE LA COMUNICACIÓN

Estas estrategias son importantes tanto para los receptores de nuestra


intervención como para la propia seguridad del profesional en el desempeño de
su trabajo. En más ocasiones de las deseables, el Trabajador Social tiene que
enfrentarse con personas extremadamente agitadas o enfadadas, afectadas
por un fuerte estrés, que sufren violencia familiar, que padecen enfermedad
mental o, incluso, con personas que amenazan con suicidarse.

Por todo ello, la forma en la que nos comunicamos reviste especial importancia,
ya que no solo hablan las palabras, sino los gestos, la entonación, el ritmo,
vocabulario, y las posturas que adoptamos, entre otras. Mantener una actitud
serena, no manifestar temor, evitar las negaciones y las confrontaciones así
como permitir a la persona expresarse, nos va a posibilitar que esta disminuya
los sentimientos negativos hacia nosotros, así como una apertura a la
comunicación.
De otro lado, hay que tener en cuenta que “los desacuerdos de contexto surgen
con referencia a la manera como una persona percibe mal a la otra durante una
conversación, o la manera como una ha interpretado mal lo que dice la otra.”

Esta distorsión puede venir dada por factores culturales, diferentes


percepciones del mundo, sistema de valores distintos o bien, que provenga de
un ambiente socioeconómico diferente o grupo étnico. La función principal es
“comprender la visión del mundo de la persona en crisis”.

Las personas perciben en función de sus sentimientos, valores, creencias, por


lo que las mismas palabras no tendrán los mismos efectos, ni la misma
significación en todas las personas. Por ese motivo hay que asegurarse que el
mensaje llega y que no lo hace distorsionado.

Para ello, el Trabajador Social, deberá tener ciertas habilidades para establecer
la comunicación más adecuada con la persona que tiene delante.

Definimos empatía como la capacidad de sintonizar afectivamente con la otra


persona. No significa estar de acuerdo con lo que la persona esté sintiendo,
sino aceptar y respetar los sentimientos, y reconocer que puede tener razones
para sentirse o actuar de ese modo”

“El estilo de comunicación asertivo hace que la persona se encuentra bien


consigo misma y con los demás, por lo que debemos de observar las
habilidades que conlleva este estilo de comunicación, interiorizarlas y utilizarlas
en nuestra vida diaria”
CONCLUSIÓN

La importancia de la prevención del sufrimiento humano, desde los aportes de


nuestra disciplina y desde nuestro ámbito de intervención, va a resultar
fundamental en todas aquellas situaciones de afectación en las que la persona,
por sí misma, no es capaz de “ver”.

La función profesional va a consistir, en este tipo de situaciones, en


proporcionar alternativas de actuación realistas, alentando y proporcionando
opciones para que la persona retome nuevamente las riendas de su vida.

La intervención en crisis consiste en dar un valioso apoyo que va a amortiguar


los efectos negativos del padecimiento de una situación de crisis o de
emergencia social; en donde la persona necesita del apoyo y del soporte para
hacer frente a la nueva situación, sin que se cronifique su situación y se
estanque en la inmovilidad.

Al resolver una crisis, no nos enfrentamos a la verdad, la verdad no está en los


sucesos o las consecuencias ni en los procesos de los organizacionales, ni en
la propia justicia encontramos la verdad, en las crisis resolvemos problemas,
que nos causan dolor y sufrimiento y que afectan nuestra vida, no son aspectos
axiomáticos que están en juego, son situaciones y consecuencias, las
soluciones están por sobre la verdad, ya que solo buscamos el equilibrio y que
nuestro sistema, funcione en armonía con el resto de los sistemas que nos
rodean.

Estas situaciones hacen que, desde nuestra profesión, nos encontremos


obligados a atender, además, otro tipo de necesidades, las de carácter
emocional; y que nos encontremos sensibilizados para la prevención del daño
psicológico. La importancia de atender a las personas cuando sufren, resulta
imprescindible en tanto que atenúa las consecuencias que se derivan de este
estado y previene situaciones de mayor agravamiento.

Tener en cuenta la multidimensionalidad de las necesidades, sin olvidar


aquellas de carácter emocional, deben constituir un pilar básico de nuestra
intervención, y tener un desarrollo directo en nuestra práctica.

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