Quatroccento

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 6

Luis Rojas

25.200.325
Historia de la Arquitectura
Introducción

El Quattrocento se refiere a toda la producción artística que se desarrolló en Italia en el


período que va desde el 1400 hasta el 1500, luego en el siglo XVI el Renacimiento se expandió
al resto de Europa.

Se formuló en torno a la idea de recuperación de un modelo cultural, el modelo clásico. Abarcó


la primera fase del Renacimiento, de la recuperación de los valores de la Antigüedad clásica.

El panorama artístico del Quattrocento giró en torno a un proceso de experimentación de las


distintas especialidades (pintura, escultura y arquitectura), que tenían un objetivo en común,
de formular de un lenguaje formal, que desembocó en el Renacimiento Clásico del siglo XVI.
Influyó también el trasfondo ideológico y cultural del Quattrocento, el Humanismo, de un
carácter plural. Por ejemplo en Florencia los artistas estaban influenciados por la filosofía
neoplatónica que orientó al arte hacia soluciones diferentes del arte de una ciudad como
Venecia, que estaba influenciada por el Aristotelismo o Padua, donde el arte estaba
influenciado por los Estudios de Ferrara que determinaron muchas soluciones pictóricas.
Además el artista del Quattrocento entendió a lo clásico no como un academicismo, sino como
un proceso de constante transformación y de ininterrumpida experimentación.

En el Quattrocento, los planos de los monumentos y el estudio de las formas antiguas revisten
una importancia decisiva. Bocetos y cuadernos de notas traídos por los viajeros circulan de un
taller a otro, alimentando el talento de pintores y escultores o suscitando el interés de
medallistas y ornamentistas. En esto estriba la originalidad de Florencia. Mientras que en las
cortes de Verona, Mantua, Ferrara o Milan parecen disfrutar todavía de lo maravilloso de los
temas corteses, extraídos de la poesía épica y de la caballería, Florencia y sus reformadores
imponen un arte estrictamente ordenado y opuesto rotundamente al estilo cortesano. El año
del nacimiento de Masaccio coincide con una etapa importante en el arte florentino y la
historia del arte lo pone de punto de referencia, como el amanecer de una nueva era: el
famoso Concurso de 1401 para las puertas del baptisterio. Asimismo, el renacimiento del arte
se desarrolla en paralelo con una revisión del conocimiento, sobre todo de los textos griegos y
romanos. El siglo XV fue la época dorada de los teóricos: Leon Battista Alberti escribe sus
reflexiones en sendos tratados fundamentales sobre la pintura y la escultura, y más tarde
sobre la arquitectura; Ghiberti publica a su vez sus Comentarios y Piero della Francesca escribe
su Tratado de la perspectiva. Ghiberti manifiesta en sus Comentarios que, tras de diez siglos de
inmovilidad, la pintura, la escultura y la arquitectura «modernas», habían recuperado el poder
de los Antiguos, tal como se manifestaba todavía al final del Imperio Romano.

Este primer Renacimiento supone una ruptura radical con el lenguaje característico de la Edad
Media utilizando de elementos constructivos tomados de la
Antigüedad Clásica, De esta forma vuelven a utilizarse el arco
de medio punto en alternancia con el dintel; esto lleva a la
utilización de la cubierta de bóveda de cañón, y a la
utilización de las cúpulas, bien semiesféricas u ojivales;
columnas y pilastras con los órdenes clásicos; entablamentos;
decoración de casetones, etc.

El muro recupera su función tectónica, aunque revestido


siempre vistosamente en su decoración, con mármoles de
colores, rústicos aparejos, etc. Esto enlazaría con otra
característica frecuente: la plena libertad ornamental, en la
que predomina la fantasía, con motivos de grutescos; de
temas animales, vegetales y humanos entremezclados;
enriqueciendo los capiteles corintios o compuestos con temas antropomórficos, etc.

Filippo Brunelleschi protagoniza una auténtica revolución artística en el campo de la


arquitectura, si bien fue además un reconocido escultor. Su formación se orienta
inicialmente hacía el trabajo de orfebre y escultor, y se realiza en el ámbito del taller, como era
común entre los artistas del Trecento. Pronto comienza a apasionarle el mundo de la
Antigüedad, que le deslumbra particularmente durante sus viajes a Roma, frecuentes a partir
de 1402 en compañía habitualmente de su amigo Donatello. En 1423 inicia su labor en la
cúpula de la Catedral de Florencia, actividad que le ocupará prácticamente hasta el final de su
vida, pero que marca un hito en el devenir de la Historia de la arquitectura. Con esta obra no
sólo resuelve un difícil problema técnico, sino que sienta las bases de toda la arquitectura
renacentista, al introducir la referencia de la Antigüedad, al establecer un sistema de
proporcionalidad y armonía a la medida del Hombre, y también al convertir al viejo Maestro de
obras medieval, en un proyectista, en un creador, en un arquitecto en fin, de amplia formación
intelectual,

La cúpula de Sta. M.ª del Fiore pronto se convirtió en


símbolo de la nueva arquitectura, y sus contundentes y
esbeltas formas se erigieron en modelo de amplia difusión
por toda Italia. Pero, aunque importante y emblemática, la
cúpula de Brunelleschi no definió de por sí la primera
arquitectura renacentista; fueron otras obras florentinas del
mismo arquitecto las que crearon definitivamente el nuevo
lenguaje. Brunelleschi pertenece a una generación que
comparte la idea de que no hay otro camino para la creación
artística que el que marcaron los maestros de la antigüedad,
aunque también es consciente de que los sistemas constructivos clásicos pueden superarse.
Por ello, trata de conjugar en sus proyectos los elementos y las proporciones de la tradición
romana con la perspectiva renacentista, que él mismo inventó. Efectivamente, se atribuye a él
el haber sido el primero en analizar las leyes de la perspectiva, lo que permitió a los pintores
representar con exactitud las tres dimensiones sobre un soporte plano, y a los arquitectos
armonizar visualmente las masas en el espacio e investigar los efectos espaciales antes de
construir.

Otro gran arquitecto del quattrocento fue sin duda León Battista Alberti Hijo natural de un
exiliado florentino, realizó sus estudios en Padua y Bolonia, si bien su auténtica formación
artística se produce en Roma. Es allí donde descubre toda la grandeza del arte clásico e inicia
su obra erudita “Descriptio Urbis Romae”. Sobresalió en todas las artes, ideó artilugios
mecánicos y dedicó tratados a la escultura, a la pintura y a la arquitectura. Sobre esta última
disciplina escribió en diez libros "De re aedificatoria" (Florencia, 1485), en cuyas páginas
defiende por vez primera el aspecto intelectual del arquitecto, como dibujante de planos e
inventor de maquetas. Su misión será la de concebir mentalmente el edificio, confiando su
ejecución material a los maestros de obras y albañiles.

Algunos de sus principios sobre la arquitectura era Concebir la BELLEZA como EURITMIA,
armonía entre las partes y el todo, sólo apreciable
desde un punto de vista intelectual, y como
EQUILIBRIO, manifestado particularmente por la
simetría. Según sus propias palabras, "la belleza es
una armonía entre todas las partes en cualquiera que
sea el objeto en que aparezca, ajustadas de tal
manera y en proporción y conexión tales que nada
pueda ser añadido, separado o modificado mas que
para empeorar”.
La estructura del palacio renacentista es, como en general toda la arquitectura de la época,
muy simple: cuatro cuerpos reunidos alrededor de un patio central; en suma, un cubo con un
vacío en el centro. Esta disposición era el mejor compromiso entre las exigencias de intimidad
(garantizada por el patio central, sobre el que se abrían las puertas de las habitaciones, que se
comunicaban entre sí por corredores en forma de pórticos, es decir, por las galerías del patio)
y las de representación (que podían tener un imponente panorama sobre las calles). Las
fachadas que se debían organizar eran, por tanto, la que daba al
patio y las que daban a la calle. La del patio tenía un tema
obligado, establecido por la galería. Venía a ser así una o más
series de arcos apoyados sobre correspondientes series de
columnas; o bien –como se hizo muy pronto transformando la
logia superior en un corredor cerrado- una serie de arcos con
columnas en la parte baja, con una serie de ventanas encima.
Generalmente un entablamento correspondiente al orden de las
columnas separaba un piso de otro; y una serie de pilastras -
parcialmente encajonadas en el muro- correspondían, en los pisos
superiores, a las columnas del pórtico.

Mucho más complicada era la fachada exterior, de tal forma que el Renacimiento no adoptó
un esquema único. Alberti adoptó una fachada almohadillada, con ventanas separadas por
pilastras de escaso relieve, e, inspirándose en el Coliseo romano, fragmentada en tres pisos de
órdenes superpuestos: toscano, el más rústico, en el bajo, corintias sencillas en la mitad y
corintias decoradas arriba, lo cual supone todavía

una cierta confusión tipológica. Entre piso y piso ya no había una simple cornisa, sino el
entablamento correspondiente al orden de la columna que había debajo. El orden inferior se
apoya en un basamento que, además de servir como banco en el espacio urbano, recuerda el
"opus reticulatum" romano, y, cobijándolo todo, una amplia cornisa en saledizo. El
segundo objetivo de Alberti es el templo, que "bien hecho y ordenado es el mayor y
más principal ornamento de la ciudad". Sus trabajos iniciales consisten en remodelar
edificios del Medievo, enmascarándolos con portadas renacentistas: A la basílica gótica
de Sta. M.ª Novella, de Florencia (1456), le añadió una fachada de proporciones
perfectas, dotada de sentido musical, asumiendo como módulo compositivo el
cuadrado

Pero la construcción religiosa más importante de Alberti, la


única que diseñó en su totalidad, fue San Andrés, de Mantua
(1470). La voluntad de introducir elementos de la Antigüedad
queda patente en su fachada, de esquema tripartito, y San
Andrés de Mantua concebida nuevamente como un arco de
triunfo de un sólo vano, apeada sobre un podio al igual que los
templos romanos

En cuanto a la planta, es de cruz latina y nave única, rompiendo


con la fórmula basilical de tres naves que imperaba desde la
época paleocristiana, con capillas entre los contrafuertes, que
un siglo después copiará Vignola en el Gesú de Roma,
convirtiéndose en el modelo predilecto del templo
contrarreformista.
El alzado se estructura mediante dos órdenes: el mayor, correspondiente a las pilastras que
sostienen el entablamento del que arranca la bóveda principal; el menor, compuesto por las
pilastras y el entablamento que sirve de imposta para los arcos y las bóvedas de las capillas.

Otra iglesia proyectada por Alberti, ya en los últimos años de


su vida para Mantua, pretendía ser, ante todo, un modelo
tipológico ideal: San Sebastiano (proyecto 1460): Estructura
de planta de cruz griega con un espacio central cuadrado y
cuatro capillas a cada lado, tres de las cuales se cierran con
ábside y la cuarta sirve de acceso conectando con un amplio
pórtico que hace las funciones de fachada y que quedó
inacabado. La inspiración arqueológica provenía esta vez de
los martyria paleocristianos.

También podría gustarte

pFad - Phonifier reborn

Pfad - The Proxy pFad of © 2024 Garber Painting. All rights reserved.

Note: This service is not intended for secure transactions such as banking, social media, email, or purchasing. Use at your own risk. We assume no liability whatsoever for broken pages.


Alternative Proxies:

Alternative Proxy

pFad Proxy

pFad v3 Proxy

pFad v4 Proxy