Expulsion de Migrantes en Chile
Expulsion de Migrantes en Chile
Expulsion de Migrantes en Chile
1. Introducción
El Ejecutivo anunció hace un mes el inicio de un proceso con el que pretende expulsar a unos
1.500 extranjeros durante 2021 en 15 vuelos distintos. Bajo el lema de «ordenar la casa», el
gobierno de Sebastián Piñera promulgó en abril una nueva Ley de Migración que exige a los
extranjeros obtener visas en los países de origen con el fin de evitar que ingresen al país como
turistas y cambien su estatus migratorio para buscar trabajo. Mientras que para el oficialismo la
nueva norma es una vía para enfrentar el creciente fenómeno migratorio, la oposición y las
organizaciones pro migrantes han criticado ampliamente la ley y estiman que el endurecimiento
de las fronteras desembocará en un aumento de migrantes que cruzan por pasos no habilitados 1.
Según el Departamento de Extranjería y Migración, hay 1,4 millones de migrantes en Chile, lo que
equivale a más del 7 % de la población y los venezolanos son los más numerosos, seguidos de
peruanos, haitianos y colombianos2.
Aunque la ley aún no entra en vigencia, el primer vuelo partió el 25 de abril con destino a Caracas
para devolver a un grupo de 55 personas en situación de irregularidad migratoria. Previo a su
expulsión, «muchas de las personas habrían permanecido detenidas, en situación de
incomunicación y sin acceso a asistencia legal», alertaron desde las Naciones Unidas 3.
En relación a esto último, el jueves pasado el presidente de la Corte Suprema, Guillermo Silva
Gudenlach, instruyó a las cortes de apelaciones del país para que dispongan de las medidas
necesarias para sesionar en horas inhábiles ante la interposición y resolución de admisibilidad de
recursos de amparos que requieran de atención urgente. Lo anterior fue valorado por el Instituto
Nacional de Derechos Humanos (INDH), entidad que había publicado un mensaje en el cual hizo
referencia a las masivas expulsiones de migrantes que el gobierno había hecho en fines de
semana, no dando tiempo a que las personas pudieran ejercer su defensa en el proceso 4.
- Promoción, respeto y garantía de derechos. El Estado deberá proteger y respetar los derechos
humanos de las personas extranjeras que se encuentren en Chile, sin importar su condición
migratoria.
- El Estado promoverá, respetará y garantizará los derechos de los extranjeros en Chile, y también
los deberes y obligaciones establecidos en la Constitución Política de la República, las leyes y los
tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes. Una vez que un
extranjero se encuentra lícitamente dentro del territorio nacional, su libertad de circulación en el
territorio y su derecho a salir del mismo sólo podrán limitarse de acuerdo con tales normativas.
Tratándose de derechos económicos, sociales y culturales, el Estado se compromete a adoptar
todas las medidas, hasta el máximo de los recursos disponibles y por todo medio apropiado, para
lograr su plena efectividad. El Estado asegurará a los extranjeros la igualdad ante la ley y la no
discriminación.
- Toda persona que se encuentre legalmente en el territorio nacional tiene el derecho a circular
libremente por él, elegir su residencia en el mismo y a salir del país.
- Interés superior del niño, niña y adolescente. El Estado adoptará todas las medidas
administrativas, legislativas y judiciales necesarias para asegurar el pleno ejercicio y goce de sus
derechos.
- Migración segura, ordenada y regular. El Estado promoverá que los extranjeros cuenten con las
autorizaciones y permisos de residencia o permanencia necesarios para su estadía en el país, y
para el desarrollo de sus actividades y el ejercicio de sus derechos. De igual forma, promoverá la
migración segura y las acciones tendientes a prevenir, reprimir y sancionar el tráfico ilícito de
migrantes y la trata de personas.
- Respeto y protección hacia la mujer extranjera, cualquiera que sea su situación migratoria, para
que en todas las etapas de su proceso migratorio no sea discriminada ni violentada en razón de su
género. Las mujeres embarazadas, víctimas de trata de personas, o de violencia de género o
intrafamiliar, u objeto de tráfico de migrantes, tendrán un trato especial por el Estado, en cuya
virtud el Servicio Nacional de Migraciones podrá entregarles una visa que regule su permanencia.
- Principio pro homine. Los derechos reconocidos en esta ley serán interpretados según la norma
más amplia o extensiva. A su vez, cuando se trate de restringir o suspender derechos se
interpretará de acuerdo a la norma más restrictiva. La ley reconoce a los migrantes la protección
de derechos laborales, acceso a la salud, a la seguridad social y beneficios de cargo fiscal, a la
educación, a la vivienda propia, envío y recepción de remesas y al debido proceso.
b) Ingreso al país:
Como principio general, la ley establece que corresponde al Estado decidir a quién ha de admitir
en su territorio. La ley dispone que la entrada de personas al territorio nacional y salida de él
deberá efectuarse por pasos habilitados, los que deberán ser determinados por el Presidente de la
República, con los correspondientes documentos de viaje y siempre que no existan prohibiciones
legales. A los extranjeros se les podrá autorizar el ingreso a Chile como titular de permiso de
permanencia transitoria, o como residente oficial, temporal o definitivo. Se establece la exención
de visa como regla general, pudiendo exigirse por motivos calificados de interés nacional o de
reciprocidad internacional. Los niños, niñas y adolescentes extranjeros deberán ingresar al país
acompañados por su padre, madre, guardador o persona encargada del cuidado personal, o con
autorización escrita de uno de ellos, del tribunal o la autoridad competente; con todo, se iniciará
el procedimiento aunque los menores no estén acompañados o no cuenten con documentos de
viaje, quedando en tal caso al cuidado de la autoridad.
Respecto de las prohibiciones de ingreso, la ley establece dos tipos, con sus correspondientes
causales: prohibitivas (que deben aplicarse, por ejemplo: condenas o procesos penales vigentes
registrados en INTERPOL, pertenencia a grupos terroristas, traficantes de armas o de personas,
quienes tengan enfermedades catalogadas, ingreso por paso no habilitado o con documentos
falsos, etc.), y facultativas (que podrán aplicarse). El afectado contra quien se aplicaren tiene
derecho de reclamar de la medida, mediante un procedimiento de reclamación administrativa
especial.
c) Categorías migratorias:
Se distingue entre permanencia transitoria y residencia, la que puede ser de tres clases: oficial,
temporal, y definitiva.
La ley regula las causales de rechazo y revocación, imperativa y facultativa, de los permisos de
residencia, los que se dispondrán por resolución fundada del Director Nacional del Servicio
Nacional de Migraciones, debiendo indicar un plazo para que la persona abandone del país, que
no podrá ser inferior a 5 días. La ley establece que se podrá conceder residencia con asilo político
a los extranjeros que se vean forzados a solicitarlo ante alguna misión diplomática chilena o en su
ingreso al territorio nacional, en resguardo de su seguridad personal y en razón de las
circunstancias políticas de su país de residencia, como también a quienes, por motivos calificados
que hayan surgido, se vean impedidos de regresar a sus países. Un asilado político no podrá ser
expulsado hacia un país donde corra peligro.
Quienes operen medios de transporte internacional no podrán transportar con destino a Chile a
los extranjeros que no cuenten con la documentación que les habilite para ingresar al país,
debiendo hacerse cargo de la reconducción de quienes sean rechazados por este motivo, sin
perjuicio de los viajeros que se encuentren en tránsito hacia otros destinos.
Los empleadores solo podrán contratar a extranjeros que estén en posesión de algún permiso de
residencia o permanencia que los habilite para trabajar, o a quienes se encuentren autorizados
para ello.
e) Infracciones y sanciones:
La ley regula las infracciones migratorias distinguiéndolas entre graves y menos graves. Son
infracciones graves el facilitar o promover el ingreso o egreso ilegal, conducir desde y hacia el
territorio nacional a extranjeros que no cuenten con la documentación correspondiente, el no
entregar listado de pasajeros por parte de las empresas de transporte, la negativa a hacerse cargo
de la reconducción, hacer abandono del país sin pasar por control migratorio, emplear a
extranjeros que no cuenten con autorización, el arriendo o subarriendo de piezas o habitaciones a
extranjeros sin cumplir la carga de ocupación ni las exigencias y estándares que se establecen en la
Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones, y la permanencia del extranjero en el país por
más de ciento ochenta días corridos desde el vencimiento de su permiso de residencia o
permanencia.
Las sanciones, impuestas por la autoridad previo procedimiento y resolución fundada por las
causales que la ley señala, pueden ir desde amonestaciones y multas, hasta la expulsión del
territorio y la prohibición de ingreso por plazos determinados, que van desde un mínimo de tres
hasta un máximo de 25 años.
El extranjero que sea sorprendido por la autoridad contralora intentando ingresar al territorio
nacional eludiendo el control migratorio, ya sea por pasos habilitados o no, o valiéndose de
documentos falsificados, adulterados o expedidos a nombre de otra persona, contraviniendo la
prohibición de ingreso, previa acreditación de su identidad, será inmediatamente reembarcado o
reconducido a la frontera, según corresponda, debiendo en este último caso informarse a la
autoridad contralora del país vecino colindante al paso fronterizo por el cual se intentó el ingreso y
estableciéndose a su respecto una prohibición de ingreso provisoria de seis meses. El extranjero
tendrá derecho a ser oído por la autoridad contralora previo a la ejecución de la medida, a ser
informado del procedimiento de reconducción o reembarco al que será sometido y los recursos
procedentes, a comunicarse con sus familiares que se encuentren dentro del territorio nacional, y
a ser asistido por un intérprete. Esta medida será recurrible desde el exterior ante el Servicio
Nacional de Migraciones, mediante presentación efectuada por el extranjero ante los consulados
chilenos.
f) Institucionalidad Migratoria
Este nuevo servicio tendrá como funciones, entre otras, la de llevar a cabo la Política Nacional de
Migración y Extranjería y las acciones, planes y programas necesarios para su ejecución; autorizar
o denegar el ingreso, la estadía y el egreso de las personas extranjeras al país; resolver las
solicitudes de permisos de residencia y permanencia y la determinación de la vigencia de los
mismos; decidir sobre cambios de categorías y subcategorías migratorias; determinar la expulsión
de los extranjeros; tramitar las solicitudes de carta de nacionalización; aplicar las sanciones
administrativas que corresponda a los infractores de la ley y su reglamento; recopilar, sistematizar,
analizar y almacenar los antecedentes relevantes sobre las migraciones en el país, y elaborar y
desarrollar programas orientados a difundir y promover los derechos y obligaciones de los
extranjeros.
El control migratorio, esto es, las acciones para controlar el ingreso y egreso de extranjeros del
territorio nacional, y ejecutar las medidas de expulsión, se mantiene encomendado a la Policía de
Investigaciones de Chile, bajo la supervisión de la Subsecretaría del Interior.
La ley también se refiere a las autoridades migratorias en el Exterior, rol ejercido por el Ministerio
de Relaciones Exteriores a través de las representaciones consulares de Chile, responsables de
recibir, resolver y otorgar las solicitudes de autorizaciones previas o visas de permanencia
transitoria, verificar que las declaraciones y documentos presentados por los solicitantes de un
permiso de residencia sean auténticos, y recibir y remitir al Servicio las solicitudes de residencia
que les sean presentadas.
La ley dispone que existirá una "Política Nacional de Migración y Extranjería" y establece los
elementos que se deben considerar para su elaboración, la que debe ser fijada por el Presidente
de la República mediante decreto supremo expedido por el Ministerio del Interior y Seguridad
Pública, y ser revisada por el Consejo al menos cada cuatro años, y sin perjuicio de la facultad del
Presidente de la República para modificarla, en cuyo caso deberá informarlo a la comisión
permanente de la Cámara de Diputados y del Senado ante la que se presentó la original, dentro
del plazo de treinta días contado desde su publicación.
Esta ley regirá una vez que se publique su Reglamento, que deberá elaborar el Ministerio del
Interior y Seguridad Pública, para lo cual dispondrá de un año desde que la ley se haya publicado
en el Diario Oficial.
2. Críticas a la normativa6
Desde la academia se han expresado críticas a la ley promulgada. Para el Observatorio de Políticas
Migratorias de la Universidad Católica Silva Henríquez, en conjunto con el Proyecto Anillos SOC
180008, de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo ANID, la prioridad de la nueva ley de
migraciones no estaría puesta “en la integración de las personas migrantes, sino en la supuesta
capacidad del Estado de controlar, seleccionar y restringir la movilidad de las personas que
proyectan su vida en Chile”. Lo anterior podría tener tres consecuencias: i) convertir la “condición
social de migrante” en una situación permanente; ii) aumentar el ingreso clandestino e iii)
incentivar la permanencia irregular de los migrantes.
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Ciper. Nueva ley de migraciones: por qué precariza el trabajo y la residencia de los migrantes y puede
promover más ingresos clandestinos. En: https://www.ciperchile.cl/2021/04/27/nueva-ley-de-migraciones-
por-que-precariza-el-trabajo-y-la-residencia-de-los-migrantes-y-puede-promover-mas-ingresos-
clandestinos/
Para el Observatorio, toda ley migratoria se organiza sobre dos grandes pilares: por una parte, el
conjunto de disposiciones que delimitan el estatus legal con que residen las personas extranjeras,
y por otra, el conjunto de mecanismos que permite superar ese estatus legal limitado, y acceder
en igualdad plena a la ciudadanía. Se establecen así, al mismo tiempo, las puertas de acceso y
salida de la condición de migrante. Sin embargo, la ley de migraciones en Chile pone el énfasis en
las condiciones de ingreso y permanencia en el estatus legal parcial que define la situación
migratoria, y mantiene en la penumbra muchos de los mecanismos para superar esa situación. Es,
en este sentido, una ley que no asegura que se pueda salir en un plazo razonable de una situación
por definición transitoria, y que se convierta en una condición social permanente. La nueva ley
migratoria puede dar origen a la institucionalización de una nueva fuente desigualdad estructural
en nuestra sociedad. La nueva ley de migraciones conduce a la institucionalización de una serie de
normas que redundarán en la precarización de la residencia y el acceso al trabajo de las personas
migrantes
Así, para el Observatorio el principal avance en materia de derechos en la nueva ley es la creación
de un estatuto de protección complementaria (artículo.10). A su juicio, este puede ser un
importante instrumento para proteger a víctimas de violencia de distinto tipo que no califiquen
para acceder al estatus de refugiado. Y estima que si bien no se logró incluir en la versión final de
la ley un nivel de especificidad mayor que incluyera, por ejemplo, la protección especial para
víctimas de violencia intrafamiliar, y aunque los criterios de otorgamiento de esta protección
quedaron sujetos a lo que defina la Política Nacional de Migración, es una ventana que, si bien no
garantiza, al menos no impide avanzar en dirección de un mejor estándar de protección de los
derechos humanos. Con todo, este artículo podría dar pie para lo contrario si se implementa en el
sentido de actuar como instrumento sustituto de la condición de refugiado para personas que
califican para este estatuto. En un sentido similar el hecho de que el ingreso clandestino deje de
ser, con la nueva ley, un delito (artículo N°9), nos acerca al estándar internacional de derechos
humanos pero al mismo tiempo expone a las personas que incurran en esa falta, a ser sometidos a
una expulsión administrativa sin que se respete el debido proceso y a la legítima defensa. De
manera que esto, que en el papel puede constituir un avance, en virtud de la implementación de
la política, para el Observatorio constituye uno de los riesgos de vulneración de derechos que
tiene la nueva normativa. Los anuncios hechos por la autoridad, en el sentido de que la nueva ley
facilitará las expulsiones, irían a su juicio en esta dirección.
En relación con los derechos sociales, el Observatorio indica que la ley trae avances que pueden
calificarse de formales. Tanto en relación con la salud (artículo N°15) como con la educación
escolar (artículo N°17), el acceso que antes estaba consagrado en documentos administrativos
emitidos entre 2003 y 2017 por el ejecutivo, ahora estará plasmado en la ley. Así, más que
reconocer nuevos derechos a las personas migrantes en materia de educación escolar y salud, se
sube de rango una serie de derechos ya consagrados administrativamente. Es el caso del acceso al
sistema de salud para migrantes en situación irregular, reconocido desde 2016 en la circular 67 de
Fonasa, o el acceso de NNAs en esta misma situación al sistema escolar vigente desde la
publicación de la circular 1.179 en 2003, e implementada en documentos posteriores de la misma
naturaleza. En materia laboral, observa por su parte, la ley explicita el hecho de que los derechos
de trabajadores y trabajadoras extranjeras deben respetarse independiente que la situación
administrativa sea regular o irregular (artículo N°14). Esto, a simple vista, podría considerarse un
avance, sin embargo, es dudoso que así sea. Y es que, por una parte, el código del trabajo ya
consagra los derechos laborales sin establecer distinciones por situación administrativa o
nacionalidad y por otra, la nueva ley de migraciones integra este criterio pero lo enmarca en una
paradoja. En efecto, la misma ley establece sanciones nuevas tanto para empleadores como para
trabajadores que realicen actividades laborales remuneradas sin autorización o en situación
irregular (artículos N°103, 109 y 117). De manera que más que reconocer nuevos derechos
laborales a trabajadores migrantes, los que ya se encontraban consagrados, se establecen
sanciones nuevas para quienes ejerzan esos derechos estando en situación irregular.
Para el Observatorio, la nueva ley consagra un sistema de visas consulares para trabajadores que
establece que, con la excepción de quienes ingresen con permiso transitorio (artículo N°27), todo
migrante deberá venir con una autorización tramitada en el consulado de su país de origen. El
objetivo de este sistema, implementado por decreto desde 2018, es desplazar la administración de
la frontera a los países de origen de tal manera que el control de ingreso se produzca allí y no en el
límite territorial. La promoción de esta medida en base a la idea de que ordenará la migración a
juicio de la entidad se basa en una serie de supuestos erróneos. Asume por ejemplo que el
mercado de trabajo puede adaptarse a esta nueva realidad, creando mecanismos de acceso
formal que superen la separación geográfica de la demanda de trabajadores en la sociedad de
destino y la oferta de fuerza de trabajo en las de origen. Así mismo supone que las personas a las
que se niegue la autorización desistirán de venir, cuestión que está suficientemente refutada por
el volumen de ingresos clandestinos documentados en base a información del propio Ministerio
de Interior. Finalmente se presenta como un instrumento para el ingreso de personas, cuando en
la práctica funciona como dispositivo de rechazo de los ingresos. En este sentido solo basta
constatar que desde que fueron decretadas en 2018 las visas consulares de oportunidades
laborales y de responsabilidad democrática, se han aprobado respectivamente en torno al 17% y al
26% de las solicitudes ingresadas. Las visas consulares son dispositivos que buscan restringir los
ingresos y que no han logrado, en el caso de Chile, hacerlo, más bien han conseguido precarizarlos.
Un supuesto adicional igualmente errado es que los consulados chilenos en los países de origen de
los migrantes tienen la capacidad para procesar el volumen previsible de solicitudes. Tomando en
cuenta las poco más de 200 mil solicitudes de visas de responsabilidad democrática realizadas
entre 2018 y 2019, hacia fines de ese año se había resuelto solo el 60%. En tanto, el 40% restante
(SJM, 2019) permanecía en trámite.
Por último, para el Observatorio la nueva ley contiene una omisión paradojal en torno a la
irregularidad. Ya que si por una parte reconoce la existencia de esa situación administrativa como
un hecho, al punto que consagra, como señalamos arriba, derechos sociales a personas que se
encuentren en esa situación, no establece ningún mecanismo ordinario para salir de ella. En este
sentido, no solo se renuncia a la voluntad de promover la regularidad declarada en la introducción
y plasmada en los compromisos internacionales contraídos por el Estado, sino además se elude la
responsabilidad de hacerse cargo de esa situación que, según los supuestos de la propia ley, es
parte de la realidad. El rechazo por parte del ejecutivo y de la mayoría del Senado a la propuesta
de incluir un artículo que permitiera a las personas que hubieran residido en situación de
irregularidad por dos años, acceder a una documentación por arraigo, como existe en España y
otros países desarrollados, muestra que en el origen de esta paradoja hay una decisión política de
ignorar la situación irregular de las personas, proyectándola en el tiempo al infinito. En la misma
línea de negación de una realidad que asume, se ha incluido en la nueva ley un artículo transitorio
para llevar a cabo un nuevo proceso de regularización extraordinario, el que no incluirá, como lo
hizo el de 2018, a las personas que hubieran ingresado por pasos no habilitados. Ello deja fuera del
proceso a las 16 mil personas que ingresaron clandestinamente en 2020 y a las 14 mil que lo
hicieron entre 2018 y 2019 que no alcanzaron a acceder al proceso anterior. Hay también en esta
decisión una voluntad expresa de renunciar a la responsabilidad política de resolver una situación
de precariedad extrema, de más de 30 mil personas que seguirán viviendo y trabajando en Chile
mientras las condiciones en sus países de origen no cambien. Esta es, sin embargo, la situación
más urgente que debe resolverse, ampliando el proceso de regularización a estas personas. De
otro modo, no tendrán posibilidades de eludir este callejón sin salida, pues la ley no cuenta con un
mecanismo de regularización ordinario; no serán incluidos en el proceso extraordinario y no serán
expulsados, pues el Estado no tiene capacidad para ello y muy probablemente no regresarán a sus
países, muchos de los cuales viven profundas crisis sociales.
En definitiva, para el Observatorio la nueva ley de migraciones conduce a la institucionalización de
una serie de normas que redundarán en la precarización de la residencia y el acceso al trabajo de
las personas migrantes. Abre además un espacio de incertidumbre importante en materia
integración puesto que aquellos elementos claves para avanzar en esa dirección, como la
obtención de la residencia permanente o la extensión de la temporalidad, permanecen sujetos a
las determinaciones reglamentarias y administrativas que tomen las autoridades de gobierno. Por
otra parte, los potenciales avances plasmados en algunos artículos, pueden redundar,
dependiendo de la forma en que se implementen, en retrocesos en relación a los estándares
internacionales. Si el sentido de esa política se orienta en la dirección que lo ha hecho en los
últimos años, no solo no habrá avances sino que francos retrocesos para los derechos de las
personas migrantes y por consecuencia para la democracia del Estado.
Así, de forma unánime, la Segunda Sala del máximo tribunal sostuvo que el Ejecutivo tuvo un
actuar arbitrario e ilegal, al decretar la salida obligada de los amparados, tras un procedimiento
contencioso administrativo que calificó de insuficiente, carente de fundamentación,
proporcionalidad y razonabilidad: «(…) los recurrentes no fueron oídos ni pudieron presentar las
pruebas que estimare del caso, lo que torna en ilegal tales pronunciamientos en cuanto carecen
de la debida fundamentación, no pudiendo desprenderse de ellas criterio alguno de
proporcionalidad y razonabilidad», argumentó el tribunal. A lo que agrega que en razón de lo
anterior «la presente acción constitucional deberá ser acogida, al afectar la libertad ambulatoria
de las personas en cuyo favor se acciona, sujetos a la medida de expulsión del territorio nacional».
La Corte Suprema sostuvo que «debe tenerse además en consideración que la epidemia generada
por el virus SARS-CoV-2, enfermedad que amenaza la vida y salud individual de la totalidad de la
población mundial, misma que no ha sido controlada, además, las persecuciones políticas y
dificultades económicas más las carencias sanitarias que padecen en sus países de origen quienes
ingresan irregularmente a Chile». De la misma forma, el máximo tribunal argumentó sobre la base
de la Declaración de Cartagena de 1984 aludiendo al carácter de refugiados de «las personas que
han huido de sus países porque, su vida, seguridad o libertad han sido amenazadas por la violencia
generalizada, la agresión extranjera, los conflictos internos (…)», enfatizando sobre la crisis social y
política de Venezuela. Finalmente, dice la sentencia, «debe tenerse presente que de los
antecedentes del recurso se desprende que gran parte de los amparados cuentan con familia en el
7
El Desconcierto. Corte Suprema falla a favor de seis ciudadanos venezolanos y deja sin efecto decretos de
expulsión por ser arbitrarios e ilegales. En: https://www.eldesconcierto.cl/nacional/2021/06/09/corte-
suprema-falla-a-favor-de-seis-ciudadanos-venezolanos-y-deja-sin-efecto-decretos-de-expulsion-por-ser-
arbitrarios-e-ilegales.html
territorio nacional, por lo que de mantenerse la decisión de la autoridad administrativa se
ocasionará la separación de ella«. Por lo que en ese sentido, «el acto administrativo impugnado
vulnera de esta forma el principio de reunificación familiar».
Por su parte, un grupo de expertos de Naciones Unidas envió hace pocas semanas al gobierno una
misiva para suspender de inmediato las deportaciones de extranjeros que se iniciaron como parte
de un plan para desincentivar la migración irregular y que busca expulsar del país a más de un
millar de personas este año.
Según el relator especial sobre los Derechos Humanos de los Migrantes Felipe González Morales
“Las deportaciones no se pueden llevar a cabo de manera sumaria, sino que requieren una
evaluación individual teniendo en cuenta las consideraciones humanitarias de arraigo”. El experto
agregó que es indispensable que se garantice a los migrantes disponer de “acceso efectivo a la
justicia» para presentar sus reclamos contra una orden de deportación, y que se les permita
permanecer en el país «mientras se resuelva el fundamento de estos reclamos”.
8
El Desconcierto. ONU insta a Chile a suspender «de inmediato» la expulsión de migrantes. En:
https://www.eldesconcierto.cl/internacional/2021/05/20/onu-insta-a-chile-a-suspender-de-inmediato-la-
expulsion-de-migrantes.html