Placer Matrimonio 1 Ok
Placer Matrimonio 1 Ok
Placer Matrimonio 1 Ok
1
Debemos tener en cuenta varios factores antes de
estudiar el tema desde una perspectiva bíblica.
2
maestro preguntó a sus 24 alumnos cuántos de ellos habían
recibido una información y formación sexual positiva de sus
padres. De las señoritas, dos respondieron afirmativamente, y
de los varones, ninguno. El silencio es abrumador. ¿Y por qué
el silencio? En parte, los pastores y los padres ignoran
cómo orientar. No saben qué decir, ni cuándo, ni con quién.
En otros casos se ha prohibido la conversación orientadora
porque creen que es contribuir a la promiscuidad, y si alguien
les sugiere la lectura de un libro creen que es pornografía.
3
tenemos libros como El placer sexual ordenado por Dios, del
Dr. Ed Wheat, con su orientación cristiana. Hay un libro
Excelente que se llama Música entre la Sábanas de Dr. Kevin
Leman.
4
casan han llegado a perder, o dejar de sentir placer en la
dimensión sensual-sexual, aunque pueden llegar a tener más'
hijos. Se puede caer en la rutina de solo cumplir con el deber
conyugal si disfrutar el regalo de la sexualidad.
5
repite esta frase en los Evangelios (Mt. 19:5 y Mr. 10:8), y
Pablo lo recalca en sus epístolas (Ef. 5:31). El verbo "conocer"
en hebreo es utilizado vez tras vez para referirse ' a la relación
sexual: "Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió
y dio a luz." (Gn. 4: 1). Este conocimiento obviamente no se
refiere al saludo y entendimiento de amigos. Es un término que
descriptivamente presenta la relación sexual como el conocerse
más profundo entre hombre y mujer.
6
propósitos, y ni siquiera el principal. La razón central es la
de participar de la unión entre hombre y mujer en el
matrimonio y el sexo. Cuando Dios ofrece su clásica
definición del matrimonio en Génesis 2:24, no menciona a los
niños. El factor de unidad es más grande. Esta verdad es
de tremendo consuelo para las parejas que no han podido tener
hijos, o que tienen dificultad para concebir, así como para las
familias cuyos hijos ya han salido del "nido hogareño" y están
formando sus propias familias. Una de las dimensiones del
factor de unidad es la del placer. Indiscutiblemente, Dios
nos ha dado el sexo para gozarlo. La profunda experiencia del
coito, este encuentro físico- emocional, es de tremendo placer
para la pareja. Esto es verdad particularmente si los dos
participan activamente en la relación sexual. Un ejemplo
fascinante de este placer viene en Génesis 18:12, cuando Sara,
al escuchar que va a tener un hijo, pregunta: "¿Después que
he envejecido, tendré deleite ...?" Otro lo encontramos en
Génesis 26:8 cuando Isaac acariciaba sensualmente a Rebeca
de una manera que demostraba que realmente sí era su
esposa. Los dos casos presentan placer en el juego, y a la
relación sexual como algo placentero.
7
entre la relación de esposo y esposa con la relación de Cristo y
su Iglesia. Tan íntima y fuerte es la relación matrimonial
que sirve para ilustrar la relación espiritual del pueblo
de Dios con su Señor. La relación sexual refleja la unidad
espiritual y emocional entre los esposos. Por eso el encuentro
íntimo nunca debe tomarse sencillamente como algo físico-
sexual. Va más allá, entrando en la mística del ser humano en
todas sus dimensiones. Por eso la relación sexual extramarital
viola no solo el lazo y los votos matrimoniales, sino que es un
atentado a la esencia del sexo en el matrimonio como algo
sagrado.
8
Antes de culpar solo a David, pensemos en Betsabé.
¿Por qué se bañaba tan cerca de las miradas del terrado real?
Ella tenía que saber que se estaba exponiendo a peligros. ¿O
estaba buscando algo también? Tal vez sí. Recuerde que su
marido, Urías heteo, estaba lejos, y ella también podía sentir
que la soledad la atacaba desesperadamente. Ella tampoco
rehusó la invitación del rey, hombre poderoso, puro israelita,
cuando su marido no era siquiera de sangre pura israelita. En
otras palabras, Betsabé estaba propensa para un encuentro
que le daría brillo a su vida de mujer casada con un militar.
9
Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer,
le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te
condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni
yo te condeno; vete y no peques más.
10