Álbum de Patología

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ÁLBUM DE PATOLOGÍA

Neumonía
La neumonía es una infección que inflama los sacos aéreos de uno o ambos
pulmones. Los sacos aéreos se pueden llenar de líquido o pus (material
purulento), lo que provoca tos con flema o pus, fiebre, escalofríos y dificultad para
respirar. Diversos microrganismos, como bacterias, virus y hongos, pueden
provocar neumonía.

Etiología:

Virus, bacterias.

Anatomía:

Se denomina neumonía, en
general, a la inflamación del
tejido pulmonar. Este término,
sin embargo, se aplica más
específicamente a
inflamaciones que
comprometen grandes áreas
del pulmón, segmentos o
lóbulos, y, por lo común, de
manera más o menos
homogénea.

Signos y síntomas

Los síntomas de la neumonía varían desde moderados a graves. Los más


frecuentes incluyen tos con flema (“tos húmeda”), dificultad para respirar, fiebre,
dolor en el pecho, fatiga y confusión.
Pruebas diagnosticas

- Exploración física. Para el diagnóstico de la neumonía deben evaluarse de


manera cuidadosa los síntomas como tos, fiebre, producción de esputo,
dolor torácico pleurítico y una auscultación pulmonar anómala que pueden
indicar neumonía.
- Radiografía de tórax

Radiografía simple de tórax. En la neumonía, los alvéolos, que deberían estar


llenos de aire, se llenan de líquido o tejido inflamatorio, por lo que en una
radiografía esto se observa de color blanco, mientras que el espacio lleno de aire
aparece de color oscuro. La presencia de este color blanco confirma el diagnóstico
de la infección.

En algunos casos, es necesario complementar la radiografía con un TC. Esta


prueba de imagen informa sobre la localización de la neumonía, su extensión, las
posibles complicaciones (presencia de líquido en el pulmón o derrame pleural;
presencia de cavidades o cavernas), existencia de enfermedades pulmonares
asociadas y otros posibles diagnósticos alternativos. También, ayuda a confirmar
su evolución hacia la progresión o la curación.

Analítica de sangre. Informa sobre el estado del paciente y la gravedad de la


neumonía.

Saturación de Oxígeno. La comprobación de la saturación de oxígeno también


es un componente importante para determinar el estado del paciente.

Pruebas microbiológicas. Son necesarias y muy importantes porque permiten


determinar cuál puede ser el microorganismo causante de la neumonía y su
epidemiología. Además, permite saber las posibles resistencias antibióticas de
estos microorganismos, lo que ayuda a seleccionar un tratamiento antibiótico
adecuado.
 Cultivo de esputo. Examen microscópico del esputo que sale de las vías
respiratorias cuando se tose profundamente.
 Antígenos microbianos en orina (neumococo y legionella).
 Hemocultivo. Es un cultivo de su una muestra de sangre para determinar
si hay algún microorganismo en ella.
 Frotis nasofaríngeo para virus respiratorios. Es un frotis en la nariz y la
faringe con un escobillón fino que permite detectar virus.
 Estudios serológicos para la detección de bacterias atípicas.
 Cultivo de líquido pleural (solo en caso de tener un derrame pleurítico).
 Cultivo de bronco aspirado (indicado en casos de pacientes con
ventilación mecánica y neumonía grave).

Tratamiento:

El tratamiento para la neumonía implica la cura de la infección y la prevención de


complicaciones. Las personas que presentan neumonía adquirida en la comunidad
normalmente pueden recibir tratamiento en sus hogares con medicamentos. A
pesar de que la mayoría de los síntomas se alivian en unos pocos días o
semanas, la sensación de cansancio puede perdurar durante un mes o más.

Los tratamientos específicos dependen del tipo y la gravedad de la neumonía, tu


edad y tu estado de salud general. Las opciones incluyen las siguientes:

 Antibióticos. Estos medicamentos se usan para el tratamiento de la


neumonía bacteriana. Puede llevar un tiempo identificar el tipo de bacterias
que causan la neumonía y elegir el mejor antibiótico para tratarla. Si los
síntomas no mejoran, el médico puede recomendarte un antibiótico diferente.

 Medicamentos para la tos. Estos medicamentos pueden usarse para


calmar la tos a fin de que puedas descansar. Debido a que el toser ayuda a
aflojar y mover los fluidos de los pulmones, es bueno no eliminar la tos
completamente. Además, debes saber que en muy pocos estudios se ha
examinado si los medicamentos para la tos de venta libre disminuyen la tos
causada por la neumonía. Si quieres probar un supresor de la tos, usa la
dosis más baja que te ayude a descansar.

 Antifebriles/analgésicos. Posiblemente tomes estos según lo necesites


para aliviar la fiebre y el malestar. Estos incluyen medicamentos como la
aspirina, el ibuprofeno (Advil, Motrin IB, otros) y el paracetamol (Tylenol,
otros).

Dieta nutricional:

 Hidratos de carbono: La cantidad de alimentos ricos en hidratos de carbono


complejos se debe controlar mucho y ser inferior a las recomendaciones de
dieta equilibrada. Deben representar entre el 40-50% del valor energético total
diario.
 Proteínas: Se debe personalizar el aporte de proteínas en función del
estado físico y nutricional de la persona. El porte debe ser de 1 a 2 gramos de
proteína por kilo de peso corporal al día.
 Grasas: El consumo de grasas es importante ya que supone un esfuerzo
ventilatorio menor que al consumir hidratos de carbono (producen menos CO 2). 
Deben aportar como máximo el 50% de las calorías diarias consumidas.
 Vitamina C, E, betacarotenos y selenio: son vitaminas y minerales  con
actividad antioxidantes que se ha visto que tienen  un efecto positivo sobre la
función pulmonar. La vitamina C y los betacarotenos se encuentran
principalmente en frutas, verduras, hortalizas. La vitamina E en el aceite de
oliva, de girasol y en los frutos secos. El selenio en la levadura de cerveza, la
avena, mariscos, pescados y carnes rojas.
Alimentos recomendados

Hay ciertos alimentos que es interesante tener en cuenta para mejorar la salud de
los pulmones.
 El pescado azul: hay estudios que evidencian que los ácidos grasos
omega-3 presentes en el pescado azul previenen el daño pulmonar causado
por el tabaco y mejoran los síntomas de la enfermedad pulmonar obstructiva
crónica gracias a su efecto antiinflamatorio.
 El brócoli: contiene sulforafano, una sustancia capaz de restablecer el
desequilibrio antioxidante en el tejido pulmonar.
 La soja: se ha visto que los consumidores habituales de soja tienen una
mejor función pulmonar y un menor riesgo de desarrollar enfermedades
respiratorias. Los flavonoides presentes en la soja actúan como
antinflamatorios en los pulmones y protegen de los carcinógenos del tabaco.

Cuidados de enfermería:

 Auscultar los pulmones para comprobar si las vías aéreas se encuentran


obstruidas por secreciones.
 Colocar al paciente en una posición adecuada y ayudarlo a andar para
ayudar a movilizar las secreciones.
 Realizar Rx de tórax, gasometría y hemograma.

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