Ensayo de Filosofía de La Ciencia

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Universidad: Univalle

Materia: Introducción a la filosofía de la ciencia


Doc. Jairo Isaac Racines
Estudiante: Hardanny Reina Reina

El carácter distintivo de la filosofía de la ciencia

La filosofía de la ciencia suele confundirse con otras actividades de investigación o


reflexión crítica, debido al desconocimiento de la disciplina filosófica, de su abordaje y de las
temáticas estudiadas. Para evitar esta confusión se hace necesario conocer qué es la filosofía
de la ciencia, qué la distingue de otros abordajes y a qué se dedica. En el siguiente ensayo
expondré que la tarea de la filosofía de la ciencia es problematizar los contenidos teóricos de
la actividad científica analizando sus elementos, interpretando sus teorías e inventando
alternativas a ellas. Para lograr este propósito expondré: 1) cuál es el carácter distintivo de la
filosofía de la ciencia con relación a otras disciplinas y ciencias, 2) cuál es el método para
abordar la actividad científica y 3) cuál es la finalidad de la filosofía de la ciencia.
¿Cuál es el carácter distintivo de la filosofía de la ciencia?
Para responder este cuestionamiento, primero hay que delimitar el alcance de lo
considerado “filosófico” y posteriormente especificar su objeto de estudio.
Primero, en términos generales, esta pregunta apunta a una delimitación semántica de lo
“propiamente filosófico”, en contraste con lo “no-filosófico”. A partir del desarrollo del
“círculo de Viena” y la crítica del lenguaje, la filosofía se ha encargado de la claridad
conceptual y la dilucidación de los problemas metafísicos. Este trabajo, si bien ya era
practicado en los diálogos de Platón, pasa a ser lo distintivo del abordaje filosófico de un
problema. A este respecto Wittgenstein comenta que “La filosofía es una lucha contra el
embrujo de nuestro entendimiento por medio de nuestro lenguaje” (I. F. 109), también aclara
que:
Los resultados de la filosofía son el descubrimiento de algún que otro simple sinsentido y
de los chichones que el entendimiento se ha hecho al chocar con los límites del lenguaje.
Éstos, los chichones, nos hacen reconocer el valor de ese descubrimiento. (I. F. 119)

Según estas definiciones del quehacer filosófico, tomaré como premisa lo siguiente: la
filosofía es una actividad reflexiva y crítica acerca de un saber cotidiano. Resalto que es
acerca de cualquier saber cotidiano, lo que significa que es un saber de segundo orden, dado
que reflexiona “sobre” un saber primario. Ahora bien, en relación al ámbito científico, el
filósofo clarifica y hace explícitos aquellos elementos que subyacen a nuestras opiniones. De
acuerdo con esto y al tenor de J. A. Ayer (1952), podemos decir que: “We may look to the
philosopher to show us what we accept as constituting sufficient evidence for the truth of any
given empirical proposition.” (pp. 48-49).
En ese sentido es una aproximación que «analiza» otro saber y produce un «conocimiento
argumentado» acerca de una práctica o un conjunto de saberes ya presentes en las actividades
diarias. Se diferencia de la ciencia en que no tiene “un objeto material” como finalidad de su
estudio y no teoriza, directamente, sobre “el estado de cosas” por medio de la aproximación
empírica.
La filosofía tiene, además, como característica particular la auto-referencialidad al momento
de analizar los contenidos conceptuales que enuncia. Es decir, en relación a las ciencias y
otras disciplinas, la filosofía no pretende dogmatizar sus enunciados, como si fueran una ley
incuestionable, contrario a eso, siempre se problematizan los elementos que hacen parte de
las concepciones de la realidad.
Según Wittgenstein, en el Tractatus lógico-philosophicus:
El objetivo de la filosofía es la clarificación lógica de los pensamientos. La filosofía no es
una doctrina, sino una actividad… El resultado de la filosofía no son «proposiciones
filosóficas», sino el que las proposiciones lleguen a clarificarse. La filosofía debe clarificar y
delimitar nítidamente los pensamientos, que de otro modo son, por así decirlo, turbios y
borrosos (T. 4.112).

Lo filosófico se distingue de otras actividades humanas en que «delimita la pertinencia y


validez» de los conceptos usados para «justificar» una actividad. Aunque la reflexión
filosófica versa sobre otras disciplinas y saberes lo hace de modo crítico y problematizador,
“lo que caracteriza a la filosofía no es un objeto o tema especial, sino su finalidad de saber
cómo manejarse con respecto a los temas u objetos de todas las disciplinas especiales”
(Sellars, 1971, 10).
Si bien me parece que es clara la distinción entre ciencia y filosofía, quizá puede seguir
vigente la confusión en relación a la historia o la psicología. Quizá la distinción principal sea
que la filosofía se encarga de la ordenación de los conceptos, no según la cronología o la
biología, sino, según la lógica. En otras palabras se encarga de estudiar el contexto de
justificación y no el de descubrimiento. Siendo así, la disciplina filosófica se distingue de
otras disciplinas, como la historia o la psicología, en el tratamiento conceptual y en la
clarificación de las suposiciones teóricas sin dilucidar. En últimas, la actividad filosófica en
un área de investigación pretende:
Impartir orden sistémico en el dominio de los datos relevantes, hacerlos coherentes y, sobre
todo, consistentes. De hecho, se podría definir la filosofía como la sistematización racional de
nuestros pensamientos sobre los asuntos básicos, de los “primeros principios” de nuestro
entendimiento del mundo y nuestro lugar en él. (Rescher, 1995: 36)

Segundo, la filosofía de la ciencia se distingue de otros enfoques filosóficos debido a su


objeto de estudio. La filosofía de la ciencia, como su nombre indica, tiene como campo de
estudio “la actividad científica”; esto es, la teorización científica y sus supuestos, el estatus
ontológico de los enunciados científicos, la metodología de investigación, la estructura
argumentativa de justificación y validez y el alcance de las teorías como imagen del mundo.
Al enfocarse en la ciencia, se distingue de la filosofía del lenguaje, la antropología filosófica,
la filosofía de la religión, etc.
Es también propicio aclarar que se puede investigar a la ciencia de manera general o de
forma específica. Es decir, se puede tomar una ciencia en particular y examinar su
argumentación y justificación teórica o tomar “la actividad científica” de manera general
analizando los métodos, la metafísica que la sostiene y los criterios de evaluación de sus
teorías. Ahora bien, la filosofía de la ciencia no se reduce a servir a los propósitos de alguna
ciencia particular, como si fuera un medio para que la ciencia logre el éxito, sino que es un
fin en sí misma. Esto se debe a que el proyecto filosófico es el entendimiento claro y distinto
de los elementos que conforman nuestras acciones en el mundo. Por ello, el carácter
dilucidador de la filosofía de la ciencia es suficiente en sí misma. J. A. Ayer (1952) lo
enuncia así:
In saying that philosophy is concerned with each of the sciences, in a manner which
we shall indicate, l we mean also to rule out the supposition that philosophy can be
ranged alongside the existing sciences, as a special department of speculative
knowledge. (pág. 48)
Finalmente, Diez y Moulines (1999) explican que:
En este sentido, al menos parte de la filosofía de la ciencia tiene por tarea hacer explícitas
las reglas que rigen las diversas partes de esa actividad que es hacer ciencia. Y al igual que los
buenos argumentadores saben argumentar sin ser por ello capaces de decir en qué consiste
argumentar bien (tarea del lógico), los buenos científicos que, por ejemplo, saben contrastar
(correctamente) sus hipótesis no tienen por ello por qué ser capaces de decir en qué consiste
realizar una buena contrastación, ésa es la tarea del filósofo de la ciencia (y si algún científico
realiza esta tarea, no lo hace qua científico sino qua filósofo de la ciencia). (pág. 22)

¿Cuál es el método para abordar la actividad científica?


Al hablar de método se presenta como evidente un problema y es que “es posible que hayan
varios métodos”. Guerrero Pino (2015) comenta que:
En cuanto al método de la filosofía, una vez admitido que son muy diversas las áreas del
saber de las que se ocupa la filosofía, es muy arriesgado afirmar que existe un único método
que permita cubrir estas diversas temáticas, esto es, una manera única de abordar los
problemas filosóficos. Aun que hablando estrictamente esta es la situación, podemos aceptar
que los distintos métodos empleados en las distintas áreas de la filosofía comparten un interés
desmedido por el análisis conceptual y la fuerza argumentativa. (pág. 17)

Esta definición admite la posibilidad de la existencia de “problemas propiamente


filosóficos” que pueden ser investigados en otras áreas de conocimiento, distinguiéndolos
quizá de problemas meramente teóricos en la práctica de teorización primera que pertenece a
la ciencia.
Para Guerrero Pino, los problemas que estudia la filosofía de la ciencia son:
a) El contexto de justificación de una teoría, b) el método científico como justificación del
conocimiento, c) la demarcación entre lo que es ciencia y lo no científico, d) la naturaleza de
los conceptos científicos: términos observacionales y teóricos; y la clasificación de los
conceptos científicos. e) la estructura de las teorías científicas, f) la naturaleza de la
explicación científica y su importancia dentro de la actividad científica, g) Naturaleza y
función de las leyes científicas. (pág. 23, parafraseado)
Los problemas son requeridos en la filosofía como punto de origen de la actividad
filosófica, puesto que la reflexión crítica inicia en las tensiones existentes entre
cosmovisiones incompatibles o en la necesidad de clarificar lo que es propiamente una
pregunta. Me parece que este es un rasgo distintivo del abordaje filosófico y es que está
basado en problemas, además, la actividad filosófica los genera al inventar cuestionamientos
acerca de un tema de debate.
Tal parece, en lo dicho por Guerrero, lo que resalta es la aproximación “analítica” y la
capacidad problematizadora de la filosofía; esto es, el cuestionar los argumentos e inventar
nuevos marcos interpretativos de las teorías. Ahora bien, la filosofía de la ciencia se presenta
como normativa y descriptiva de la actividad científica, además, con una “dimensión
interpretativa” como lo sugieren Diez y Moulines (ver 1999: 20-25), que busca dar a conocer
de manera clara y distinta los contenidos de las teorizaciones científicas.
Hasta aquí se ha hecho evidente que el método es analítico y problematizador. En el primer
caso, se hace uso por antonomasia de la lógica como metodología que permite dilucidar los
contenidos proposicionales de una argumentación, y en el segundo caso, se amplía el
conocimiento al descubrir la diversidad de interpretaciones y significados de las teorías
científicas y los paradigmas en los que estas se presentan.
Por otro lado, es posible entender “el método” de forma más holista. Para Samuel Manuel
Cabanchik (En Nudler, 2012), el método en filosofía corresponde a “la mayor visión
sinóptica conceptual” (pág. 259) posible. Cabanchik (2012) comenta:
Es propio de esta visión sinóptica focalizar sus preguntas en los aspectos conceptuales más
generales implicados y en sus mutuas articulaciones, no limitadas a las disciplinas específicas.
Pero esta visión sinóptica requiere los insumos teóricos que las distintas ciencias pueden
aportarle. Así, en este sentido la filosofía se ubica en un campo de búsqueda del conocimiento
junto a y articulado con las ciencias, no disyunto de o incluso opuesto a ellas. (En Nudler,
pág. 260)
Para este autor es necesario plantearse primero si “es cierto que existen problemas
propiamente filosóficos”, para poder así plantear las soluciones que correspondan al
comparar las argumentaciones teóricas en las que se basa una creencia. Puesto que es posible
pensar que los problemas enunciados anteriormente (en Guerrero Pino) son solo problemas
metodológicos. Para este autor, todo método filosófico debe explicitar los supuestos del
investigador (las creencias que soportan la actividad científica), es decir, su finalidad. En ese
sentido, la filosofía de la ciencia abarca también un estudio de la concepción heredada por
comunidad científica, como marco conceptual del que parte, este es el abordaje de Ian
Hacking. Me parece que los problemas enunciados anteriormente pueden entenderse como
filosóficos al referirse a la estructura justificadora y crítica de los contenidos conceptuales
heredados que validan el conocimiento obtenido por la práctica científica.
En este punto me parece que la filosofía hace otra actividad en el campo de estudio, la cual es
crear o “in-ventar” problemas; es decir, se adentra problematizando los temas de su campo de
estudio, esto es, investiga1 otras perspectivas y genera tensión en las formas de conocimiento
aceptadas, con el fin de mejorar la interpretación de los enunciados teóricos y de la imagen de
la realidad. La filosofía de la ciencia descubre anomalías y propone caminos de resolución.
Para Diez y Moulines (1999):
El método correcto en filosofía, en tanto que análisis conceptual, exige fijar la atención en
las intuiciones más firmes sobre nuestros conceptos y, “teorizando” sobre ellas, explicarlas, y
a la vez, arrojar nueva luz sobre otras “situaciones conceptuales” menos claras, proceso éste
1
La palabra investigar e inventar vienen del término latino in-ventus que significa hacia dentro.
que puede exigir, siempre como última instancia, la revisión de algunas de nuestras
intuiciones originales. Parte de esta tarea es común a toda disciplina explicativa: a partir de
ciertos casos paradigmáticos se desarrolla una “teoría” que los explique y, a la vez, pueda dar
cuenta de nuevos casos menos claros, siendo posible, aunque inusual, modificar a lo largo de
este proceso nuestras ideas originales sobre algunos de los casos paradigmáticos. Lo peculiar
de la filosofía es, fundamentalmente, que los datos básicos que en ella manejamos son las
intuiciones que tenemos sobre nuestros propios conceptos, un territorio por lo general más
movedizo que el del resto de disciplinas. (Pág. 18)

En otras palabras, la filosofía de la ciencia analiza sistemáticamente los enunciados, marcos


teóricos y métodos que son propuestos por la comunidad científica, al analizarlos, exige que
se presenten válidos en su justificación y que puedan ser claros, sin ambigüedades lógicas.
Además, propone un trabajo de interpretación, esto es justamente la clarificación de los
problemas presentes y de los enunciados dados por la comunidad científica. Finalmente, a mi
parecer, busca nuevamente problematizar las hipótesis y teorías ya expuestas al compararlas
con sus rivales.
¿Cuál es la finalidad de la filosofía de la ciencia?
La finalidad de filosofía de la ciencia es producir conocimiento, esto al aclarar y distinguir
entre lo que es un problema de investigación auténtico de aquello que no lo es. Además busca
explicar qué es ese saber llamado ciencia y qué elementos lo conforman. En ese contexto,
identifica las nociones teóricas que guían la práctica científica, dilucida los pseudo-problemas
que se presentan en el uso ambiguo del lenguaje y da claridad, tanto interpretativa como
normativa, acerca de lo requerido en una explicación científica exitosa.
De esta manera la filosofía de la ciencia contribuye al conocimiento de nuestras actividades
y a la delimitación de las capacidades de este saber. Es decir, tiene como finalidad crear
conocimiento acerca de nuestra actividad científica. Esta finalidad solidifica su pretensión de
ser saber autónomo y progresivo. La filosofía de la ciencia contribuye tanto al conocimiento
de la práctica y normas que rigen la práctica científica, como al avance de la ciencia misma,
pues al eliminar los pseudo-problemas, malos entendidos y errores de justificación enfoca a
los científicos y a los demás filósofos en verdaderos problemas, problemas lógicamente
solucionables o con sentido. Y como ya mencioné, también logra delimitar el alcance
(progreso) de la ciencia y sus pretensiones y con esto marca la diferencia entre un contenido
metafísico y un contenido científico.
Algunos han opinado que la falta de consenso en la filosofía (en general) y en los debates
de la filosofía de la ciencia (en particular), podría ser un impedimento en su progreso, sin
embargo, al igual que Rescher, no encuentro una asociación de necesidad entre el progreso de
una ciencia y el consenso de sus integrantes, puesto que el tamaño del objeto de estudio
generará discrepancias entre las perspectivas de sus estudiosos, por lo que no encuentro
decisiva esta opinión. Antes bien, la filosofía de la ciencia al tener un campo de investigación
tan amplio y en constante crecimiento, logra crecer a pasos agigantados en la multiplicidad de
acercamientos. La ciencia, su objeto, como ya he dicho, está en constante cambio y la
filosofía de la ciencia al explicitar estos los mecanismos internos de la actividad científica, de
su crecimiento, de su éxito y sus cambios adaptativos, progresa. Al respecto del progreso de
la filosofía Rescher comenta que: […] la filosofía de hecho progresa. Las innovaciones
constantes proporcionan nuevas perspectivas de consideración, nuevas cuestiones y
problemas, argumentos nuevos y más profundos, distinciones más sutiles, sistemas más
adecuadamente desarrollados, y así sucesivamente (1995: 285).
En conclusión
La filosofía de la ciencia se distingue de las otras disciplinas en “el tipo de abordaje” de su
tema de estudio, además, se diferencia de los otros enfoques de la filosofía por su objeto de
estudio “la actividad científica”. Por otro lado, su metodología es analítica y
problematizadora. Su actividad, la filosófica, puede entenderse como normativa, descriptiva,
interpretativa e inventiva (creadora de cuestionamientos), puesto que al explorar los
problemas de claridad conceptual permite ver nuevos horizontes de análisis e investigación.
Finalmente, el propósito de la filosofía de la ciencia es dar claridad acerca de la actividad
científica y de los presupuestos que ella tiene. Evidentemente, al hacerlo, progresa y, al
examinar críticamente la actividad científica, hace crecer a su objeto de estudio.

Referencias

Ayer, J. A. (1952), Language, truth and logic. Dover Publications, New York.

Diez, J. A.; Moulines, U. C. (1999). Fundamentos de Filosofía de la Ciencia (2 ed.) Ariel,


Barcelona.

Guerrero Pino, G. (2015), Introducción a la filosofía de la ciencia: documentos de trabajo


(4 ed.), Programa Editorial Universidad del Valle, Cali.

Nudler, O. (Ed) (2012). Filosofía de la filosofía. Trotta, Madrid.

Rescher, N. (1995), La lucha de los sistemas: un ensayo sobre los fundamentos e


implicaciones de la diversidad filosófica. Universidad Nacional Autónoma de México,
México.
Sellars, W. (1971), Ciencia, percepción y realidad [1961], Tecnos, Madrid.
Wittgenstein, L. (1992), Tractatus logico-philosophicus. Alianza, Madrid.
Wittgenstein, L. (1999), Investigaciones filosóficas. Altaya, Barcelona.

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