El Papel Del Abogado Segun La Sociologia Juridica
El Papel Del Abogado Segun La Sociologia Juridica
El Papel Del Abogado Segun La Sociologia Juridica
Mi trabajo se trata, más que nada, de alcanzar una visión global de la función del derecho
en la historia desde la perspectiva del papel creciente del abogado como defensor de los
valores sustanciales de la persona y de su orden social. Es aquí donde se puede ver la
aventura espiritual y apasionante de la abogacía, sin cuyos desvelos la humanidad
seguramente no habría superado todavía la fase de la violencia y del sufrimiento social
cotidiano.
Tratare de abarcar los aspectos sociales, económicos, culturales y morales que integran e
influyen en el mundo de la Abogacía.
Este trabajo, me sirve para conocer los aspectos que estarán presenten en el estudio y en el
desarrollo de mi carrera y de mi vida en gral.
Los estudiantes reciben una formación abierta y dinámica que los capacita para una rápida
adaptación a los cambios constantes que se presentan en la vida social, cultural, y moral,
considerado un problema como un conjunto de situaciones reales que exigen soluciones de
justicia, y no exclusivamente como un sistema normativo.
Desarrollo
El derecho positivo está en los libros, pero lo que la vida reclama no está escrito en ninguna
parte. Quien tenga previsión, serenidad, amplitud de miras y de sentimientos para
advertirlo, será Abogado; quien no tenga más inspiración ni más guía que las leyes, será un
desventurado mandadero.
La justicia no es fruto del estudio, sino de una sensación. “La sensación de la justicia” es
decir, que procuremos no actuar tan apegados a las leyes, que usemos lo que nosotros
tenemos conceptualizado como bueno, equitativo, prudente, cordial y sobre todo justo.
La abogacía es una profesión difícil de lograrla por las diversas cualidades requeridas. Una
publicación de la UNESCO sintetizando dichas cualidades puntualiza: “La rectitud de
conciencia es mil veces más importante que el tesoro de los conocimientos; primero es ser
bueno, luego ser firme, después ser prudente, la ilustración viene en cuarto lugar, la pericia
en el último”.
Ejercicio Profesional
Persona con título de grado habilitado conforme a la legislación de cada país, que ejerce el
Derecho, en representación de terceras personas, siendo un auxiliar activo e indispensable
en la administración de la Justicia de un país.
El abogado es el encargado de defender los intereses de una de las partes en litigio. Al ser
el abogado un profesional específicamente preparado y especializado en cuestiones
jurídicas, es la única persona que puede ofrecer un enfoque adecuado del problema que
tiene el ciudadano o 'justiciable'.
Debe destacarse que además de su intervención en el juicio, una función básica y principal
del abogado es la preventiva. Con su asesoramiento y una correcta redacción de los
contratos y documentos, pueden evitarse conflictos sociales, de forma que el abogado, más
que para los pleitos o juicios, sirve para no llegar a ellos, sirviendo en muchos casos como
mediador extrajudicial. Tanto es así que en la mayoría de los procedimientos judiciales es
obligatorio comparecer ante los tribunales asistido o defendido por un abogado en calidad
de director jurídico, es decir todo escrito y/o presentación judicial debe ir firmada por el
cliente (o su representante legal, el procurador/a) y por su abogado, lo cual le garantiza un
debido ejercicio del derecho a la defensa durante el proceso.
Las especialidades más habituales en el mundo de la abogacía suelen ser: Derecho civil, de
familia, penal, mercantil, laboral, tributario, constitucional, administrativo y ambiental.
7º TEN PACIENCIA.
Arte, política, ética y acción son, a su vez, sólo los contenidos de la Abogacía. Esta se halla,
además. Dotada de una forma. Como todo arte tiene su estilo, y este estilo no es la unidad,
sino la diversidad.
4º. Piensa siempre que tu eres para el cliente y no el cliente para ti.
5º. No procures nunca en los tribunales ser más que los magistrados, pero no consientas ser
menos.
10º. Busca siempre la justicia por el cambio de la sinceridad y sin otras armas que las de tu
saber.
Normas de ética profesional del Abogado
1º. Trata de ser honesto, no engañes al cliente ni le hagas concebir vanas esperanzas.
2º. No transijas ni con las malas causas, ni con los malos jueces.
8º. Ocupa útilmente tu tiempo. Cuida tu titulo. Acuérdate que has jurado.
La crisis del estado-nación es una crisis que trae nuevas configuraciones, complejas y
paradojales. Y está en crisis, porque no puede contener en esa complejidad, la presencia de
múltiples realidades (individuales o colectivas) culturales, morales, políticas o de otra
índole, como consecuencia de que la nueva estructura mundial.
De aquí es que nacen las clases sociales, las diferencia de oportunidades, los conflictos
sociales, las pocas posibilidades de algunas personas para estudiar y desarrollarse.
Es ahí donde se complica el estudio de esta carrera, donde dependiendo de cuanto dinero
tengas, como vivas o de que familia vengas podrás desarrollarte y superarte o no.
En esta circunstancias, para ingresar a una facultad (y en casi todo ámbito de la vida actual)
las oportunidades no son regidas por la capacidad o las competencias con los que la persona
cuente si no que todo se rige por lo económico.
Esto es porque saben que es muy difícil, casi imposible realizar algunas de estas acciones
sin contar con el dinero que sustente el cambio. Por lo cual, en lugar de buscar la manera de
hacerlo, o de luchar por lo que quieren anulan desde un principio el sueño o anhelo de
estudiar y /o mejorar su vida.
Así ingresan al sistema laboral, donde perciben un sueldo (por lo general escaso por su
nivel de educación) y para ellos esta bien, viven y mueren viviendo de esa manera.
Esto lleva a un círculo vicioso en donde nadie intenta superarse. Lo más probable es que
sus hijos vivan y piensen de la misma manera, ya que no cuentan con el incentivo de los
padres, ni la motivación y guía se requiere para estudiar una carrera.
El estado, quien intenta “solucionar” los problemas de esta gente, le entrega mensualmente
a esta gente, una insignificante ayuda económica.
Esto si bien soluciona los problemas más urgentes e inmediatos de la gente, por otro lado,
les afecta ya que los acostumbra a vivir de esa ayuda, creyendo innecesario estudiar,
esforzarse por el desarrollo personal y/o trabajar.
Como decíamos antes, el estudiar esta o cualquier carrera tiene como principal requisito
contar con ciertos recursos económicos. Aun si habláramos de la Facultad Nacional que es
gratuita, se debería tener en cuenta esto, ya que desde el asistir a clases hasta la compra del
material significa un gasto de dinero.
Por lo cual considero que hoy y desde siempre, el estudio de una carrera y el desarrollo
intelectual y personal de las personas es excluyente.
Muchas personas quizás tienen las capacidades y competencias necesarias para un estudio
terciario o universitario pero no cuentan con los recursos económicos.
Por eso, si tenemos los recursos económicos, lo único que necesitamos es querer
desarrollarnos intelectual y personalmente, superarnos y esto se da a través del estudio.
Conveniencia o vocación
Por otro lado, como toda profesión u oficio, la remuneración que se recibe va a depender de
cómo nos desarrollemos, de nuestras capacidades y competencias para realizar las tareas
encomendadas.
Para mi forma de ver las cosas, estudiar una carrera, convertirse en un profesional, (sea cual
sea el rubro a seguir), no tiene que ver con la remuneración que pueda recibirse por ello,
sino que es importante que se elija a través de una evaluación del deseo y la convicción de
hacerlo, las competencias y capacidades que tenemos para esto, y por sobre todo la
vocación.
Por supuesto, siempre que se habla de trabajar (desarrollando un oficio o una profesión), se
tiene en cuenta que se recibirá una remuneración dependiendo de la actividad que
realicemos, el puesto jerárquico, y las horas trabajadas.
Por supuesto, con dicha remuneración deberemos sustentar los gastos de nuestra vida, por
lo cual, esto siempre influye a la hora de decidir que profesión u oficio se va a seguir, ya
que la elección de este, dictara como viviremos económicamente hablando.
Considerando que si elegimos una profesión u oficio solo evaluando las posibles ganancias
a obtener, o la salida laboral que tengan, al cabo de unos años de desarrollarla se tornara
difícil y casi insoportable, ya que no tendrá el encanto de una vocación y quizás tampoco se
pueda triunfar en ese ámbito ya que es muy importante tener en cuanta las competencias y
capacidades para el desarrollo de las tareas concernientes a la profesión.
En fin, esta es solo mi forma de pensar, y es como yo logre la elección de la profesión que
deseo seguir. Conozco mis competencias y mis capacidades, y por sobre todo tengo
vocación, sin importar el hecho de cuan remunerativa sea la profesión que deseo
seguir.Aspectos Políticos que integran e influyen en el mundo de la Abogacía:
Cuando reflexionamos sobre la administración de la cosa pública, nos damos cuenta que en
la mayoría de instituciones estatales, sean éstas parte del Órgano Ejecutivo, el Legislativo o
el Judicial, una gran parte de los empleados y funcionarios públicos ostentan la profesión
de abogados.
Esta combinación del derecho con la función pública y/o política, debería ser considerada
como una ventaja para el Estado y sobre todo para los administrados. El conocimiento del
ordenamiento jurídico debería obligara a los funcionarios u ocupantes de cargos públicos,
no sólo a respetar los derechos de los contribuyentes, sino también a asesorar debidamente
a los titulares de las distintas instituciones para las cuales trabajan.
Para ello la ética es fundamental, pues sólo si se actúa con rectitud se puede aplicar el
derecho como se debe: sin ideologías, pues no estamos al servicio de un partido político
cuando se trabaja en el Estado, sino al servicio de los ciudadanos.
Sin embargo no basta con conocer la ley, se debe ir más allá; cuando se está dentro del
quehacer político y se es abogado, se tienen dos opciones: o sucumbir ante la politiquería, o
asesorar conforme al “deber ser”.
Esto último debería constituir la opción más frecuente y para ello los abogados que
temporalmente sirven al Estado, deben prepararse, combinando su conocimiento del
derecho con otras ramas del saber.
En los albores de este nuevo siglo estamos persuadidos de la necesidad de efectuar una
pausa en el mundo de la abogacía, para replantear la incidencia que esta doctrina tiene el la
cultura y en la sociedad en general.
En suma, una toma de conciencia sobre la evolución histórica del Derecho y sobre las
proyecciones en la sociedad de nuestras actividades profesionales y académicas.-
Esta aparente crisis del Derecho, entendiendo crisis como una ruptura significativa de la
ciencia con sus postulados del pasado, encuentra uno de sus fundamentos más
trascendentes en una suerte de re-descubrimiento de la persona humana como un ser en
libertad.- La libertad ya no es solo visualizada como un atributo de la persona, sino también
como un elemento configurativo de su propia existencia.
Este cambio en los postulados del derecho influye y golpea fuertemente en la cultura y la
sociedad, ya que el común de la gente, no entenderá, ni aceptara estos nuevos conceptos y
concepciones hasta que no sufran una internalizacion de estos, lo cual dentro de una
sociedad como la nuestra, lleva muchos años.
Por otro lado, resulta particularmente relevante analizar el rol que la enseñanza
universitaria del derecho puede asumir dentro de una sociedad que padece altos niveles de
desconstitucionalización.
Sin duda, la ignorancia es el primer cordón que enlaza las siguientes ataduras de la mente
humana.- Confiar en la fuerza liberadora del conocimiento es apostar a un futuro diferente.-
Existe otro dilema para esta profesión. “El abogado es el consejero o asesor jurídico más
cualificado” es una frase que comentan muchos abogados. No obstante, es necesario
preguntarse: ¿La sociedad percibe al abogado como el asesor más cualificado, como su
primera opción? ¿La relación calidad/precio/servicio de los abogados es la más valorada?
¿Se conoce claramente la utilidad social de la profesión de abogado?
Si los abogados son los profesionales más preparados como consejeros jurídicos, ¿por qué
los clientes potenciales escogen a veces los servicios de otros profesionales?
Porque existe la percepción o valoración social que determinados asuntos los pueden
resolver bien otros colectivos profesionales y a un precio inferior al de los honorarios de los
abogados. Con independencia de que ello sea así, existe esta creencia. Igualmente perdura
todavía, aunque no tanto como en el pasado, la clásica asociación del abogado con las
actuaciones judiciales (pleitos), percepción reforzada en buena parte por la industria de la
imagen (televisión y cine).
El mantenimiento del prestigio, de la consideración social, de una profesión es clave para
que no disminuya su demanda social. Realidad y percepción social a menudo discrepan.
Cuando la identidad (la realidad) y la imagen (la percepción social) de un colectivo
profesional no se corresponden, el colectivo en cuestión tiene un problema de imagen, de
posicionamiento en la sociedad.
Este es el caso donde un medio de comunicación masivo, como lo es la televisión, crea una
propia realidad social, crea cierta imagen de una profesión, basándose en la percepción y
subjetividad de ciertas personas. Además realiza una generalización de esta profesión, sin
analizar cada caso, o los diferentes profesionales.
En la moral del abogado podemos decir que lo más importante es el criterio que debe tener
un abogado. La abogacía no se cimienta en la lucidez del ingenio, sino en la rectitud de la
conciencia. Malo será que erremos y defendamos como moral lo que no es; pero si nos
hemos equivocado de buena fe, podemos estar tranquilos.
Se desprende de ahí que el momento crítico para la ética abogacil es el de aceptar o repeler
el asunto.
“Nuestro oficio ¿es hacer triunfar a la justicia o a nuestro cliente? ¿Iluminamos al Tribunal
o procuramos cegarle?
Cuando un abogado acepta un caso, es porque estima -aunque sea equivocadamente- que la
pretensión de su tutelado es justa, y en tal caso al triunfar el cliente triunfa la justicia, y
nuestra obra no va encaminada a cegar sino a iluminar.
También da unos consejos a los abogados. Hay que ser refractario al alboroto.
Soportar la amargura de una censura caprichosa e injusta, es carga añeja a los honores
profesionales. Debajo de la toga hay que llevar la coraza.
Abogado que sucumba al que dirán debe tener su hoja de servicios manchada con la nota de
cobardía. No digo que el juicio público no sea digno de atención. Lo que quiero decir es
que después de adoptada una resolución, vacilar ni retroceder por miedo a la critica, que es
un monstruo de cien cabezas irresponsables y faltas de sindéresis.
Cuando se ha marcado la línea del deber hay que cumplirla a todo trance. El transeute que
se detenga a escuchar los ladridos de los perros, difícilmente llegará al término de su
jornada.
Adviértase que he confiado la solución del conflicto al criterio y no al estudio. Quien busca
en los libros el aquietamiento de la conciencia, suele ir hipócritamente a cohonestar la
indelicadeza para beneficio del interés…
Segundo.- Pugna entre la moral y la ley. Empiezo por creer que no es tan frecuente como
suele suponerse. Cuando en verdad y serenamente descubrimos un claro aspecto moral en
un problema, raro ha de ser que, con mas o menos trabajo, no encontremos para el la
fórmula amparadora en las leyes.
Todos nos hemos hallado en casos semejantes, y es no solo admisible sino loable y a veces
heroico, comprometer la propia reputación usando ardides censurables para servir una
finalidad buena que acaso todos ignoran menos el abogado obligado a sufrir y callar.
Sexto.- Queda por considerar una sabrosa adivinanza que Colette Iver plantea en su
originalísima novela Les Dames du Palais. “Nuestro oficio ¿es hacer triunfar a la Justicia o
a nuestro cliente? ¿Iluminamos al Tribunal o procuramos cegarle?”.
Art.1: Ámbito de aplicación: Las disposiciones del presente Código de Ética serán de
aplicación a todo matriculado en este Colegio en el ejercicio de la profesión de abogado en
la Capital Federal y/o ante Tribunales Federales, como asimismo en el supuesto
contemplado en el artículo 4 párrafo segundo de la Ley 23.187.
Art.2: Comienzo de vigencia: Las disposiciones del presente Código de Ética comenzarán
a regir desde el día siguiente a su publicación en el Boletín Oficial y sin perjuicio de toda
otra forma de publicidad que dispongan las autoridades del Colegio Público de Abogados
de la Capital Federal, anterior o posterior a la publicación en el Boletín Oficial.
Art.4: Heteronomía: Las disposiciones del presente Código de Ética no podrán ser
modificadas o dejadas sin efecto, ni excusarse deberes u obligaciones profesionales allí
contenidos por acuerdo de partes, por lo que son nulos los convenios o acuerdos respecto de
temas comprendidos en este Código de Ética, o la renuncia a su exigibilidad.
Art.7: Defensa del Estado de Derecho: Es deber del abogado preservar y profundizar el
Estado de Derecho fundado en la soberanía del pueblo y su derecho de autodeterminación.
Art.9: Abogacía y Usurpación del Poder Político: Es contrario y violatorio de los deberes
fundamentales del ejercicio de la abogacía, el prestar servicio a la usurpación del poder
político, aceptando ingresar a cargos que impliquen funciones políticas, o a la magistratura
judicial.
Tener un domicilio fijo y conocido para la atención de los asuntos profesionales que se
le encomienden.
Abstenerse de publicitar sus servicios sin la mesura y el decoro exigidos por la dignidad
de la profesión, en base al los honorarios a percibir, que pueda inducir a engaño.
El abogado debe respetar rigurosamente todo secreto profesional y oponerse ante los
jueces u otra autoridad al relevamiento del secreto profesional, negándose a responder las
preguntas que lo expongan a violarlo.