Indoamérica Según Víctor Raúl Haya de La Torre

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miércoles, mayo 06, 2015

Indoamérica según Víctor Raúl Haya de la Torre


Felipe Giménez Pérez
Comunicación defendida en los XI Encuentros de Filosofía (Gijón, julio
2006)

El pensador, ensayista e ideólogo peruano


Víctor Raúl Haya de la Torre (1895-1979, a partir de ahora lo nombraré como
VRHT), así como buen discípulo y secretario del también ideólogo, esta vez
mejicano, José Vasconcelos (1882-1959), es el fundador en el día 7 de mayo
de 1924, estando exiliado en Méjico, de la APRA (Alianza Popular
Revolucionaria Americana), un proyecto de partido político revolucionario
antiimperialista a nivel continental iberoamericano que aspiraba a lograr la
unidad continental iberoamericana. Por cierto, debo de paso decir que VRHT
denomina a Iberoamérica como Indoamérica, lo cual no resulta en modo alguno
baladí.
1. El Espacio-Tiempo histórico
Dice VRHT que «El aprismo arranca filosóficamente del determinismo histórico
de Marx y de la dialéctica hegeliana adoptada por él para su concepción del
mundo.»{1}
Influido por Hegel y por Spengler y Toynbee, así como por la Geopolítica,
construye VRHT una filosofía relativista política de la historia adaptada a sus
fines políticos y entre éstos el principal, a saber: la consecución de la unidad
continental de Indoamérica. La Nación o Pueblo-Continente indoamericano
debe formar una entidad estatal.
Afirma VRHT que aspira a la «emancipación mental indoamericana de los
moldes y dictados europeos».{2} Pretende construir una ideología política
autóctona indoamericana y adaptada a la realidad de Indoamérica. Sin
embargo, no se trata de ningún indigenismo que signifique un retorno a la
época precolombina. Se trata de pensar los fenómenos políticos de
Indoamérica desde Indoamérica y teniendo en cuenta el relativismo espacial,
geográfico, temporal, histórico y por tanto político desde el que hay que pensar
la realidad de Indoamérica.
Según VRHT, el devenir histórico discurre por varios caminos y sin un mismo y
sincrónico movimiento. No hay una historia unilineal. Cada espacio continental
tiene su propio ritmo histórico. Igual que hay un Espacio-Tiempo histórico
europeo, hay un Espacio-Tiempo histórico chino o norteamericano y otro de
Indoamérica. Todos los hechos políticos son relativos y condicionados por el
espacio y el tiempo en el que tienen lugar según afirma VRHT. Sin embargo,
matiza VRHT, «Espacio histórico no es, pues, únicamente, la influencia de la
Geografía sino la constanterelación telúrica del hombre y su tierra, su paisaje,
su tradición, sus parentescos étnicos, su arte y sus muertos. En suma, todo
aquello que nos suelda y atrae consciente y funcionalmente a una determinada
región. Más justo habría sido decir que el Espacio histórico significa la
influencia de la Socio-geografía o de la Antropo-sociogeografía si se le quería
someter forzadamente a un casillero estricta y escuetamente técnico-científico.
Porque ya incorporando una categoría sociológica al Espacio histórico entra en
él la Psicología social que es un factor singularmente importante para
completar su sentido vital e inseparable del Tiempo histórico.» {3}
Por su parte, el Tiempo histórico significa el grado de desarrollo de las fuerzas
productivas de una formación económico-social además del grado de
desarrollo social y político de un país. «Hay algo más: el Tiempo histórico no es
sólo concebible y observable cuando un pueblo adquiere la madurez de
conciencia social que le capacita para ser protagonista e intérprete de su propio
proceso y del proceso del mundo. No bastan, pues, el ámbito geográfico y una
raza habitante para alcanzar la conciencia del Espacio-Tiempo histórico y la
categoría de Pueblo-Continente. Hace falta una dinámica económico-social en
apreciable desarrollo y un cierto grado de cultura y de relación funcional con la
multiplicidad y universalidad de los demás procesos históricos del mundo.» {4} El
ámbito geográfico nacional del Perú es insuficiente para Haya de la Torre. Sólo
el continente indoamericano tiene relevancia política e histórica.
El Espacio-Tiempo histórico sólo existe si hay Historia así como conciencia de
ella. «El Espacio-Tiempo… no existe sin la Historia. Vale decir, no es posible
sin laconciencia política que es la Historia.»{5}
Esta conciencia social se interpreta de forma psicológica. Se trata pues, de «la
capacidad psicológica de un grupo social para realizar su historia y para
interpretarla desde su propia realidad.»{6}
Entonces, «el relativismo de la política está determinado por la realidad
geográfica y social, por el grado de evolución económica, por la raza y la
historia de cada colectividad, que todo esto implica el espacio-tiempo
histórico.»{7} Es un relativismo político, histórico y cultural el que resulta de la
teoría del espacio-tiempo-histórico de Haya de la Torre. «La concepción del
espacio-tiempo-histórico de Haya de la Torre, no hace otra cosa que tratar de
introducir en la historia el relativismo aceptado en la física del siglo XX y el cual
desconoció Marx.»{8}
2. La unidad continental de Indoamérica
La unidad de Indoamérica según VRHT se fundamenta, como ocurre en
Vasconcelos, en la existencia de la quinta raza, la raza cósmica, producida por
el mestizaje entre las viejas razas celtibérico-arábigas y africanas con las razas
indígenas de América.
Cuando se le preguntó a VRHT por qué utilizaba el nombre de Indoamérica,
respondió que tal nombre formaba parte de la identidad del APRA y de
Indoamérica. «El nombre es parte de nuestra identidad». Aclara a continuación
que «Nuestros países son un nuevo mundo. Por eso yo no hablo de Tercer
Mundo, sino de Novomundo. Aquí no hay luchas de razas ni de religiones. En
el Novomundo alumbra el porvenir del mestizaje. Hemos fundido razas y
vivimos pluralismo de creencias.» A continuación señala la influencia que
Vasconcelos ha ejercido sobre él. «José Vasconcelos llamó a estas tierras:
continente de la raza cósmica. Aquí la batalla principal se dirige contra el
subdesarrollo en todas sus manifestaciones. En este frente de batalla podemos
afiliar a muchos hombres y mujeres que no cargan el prejuicio racial. No
padecemos fratricidios.» Precisamente la conciencia indoamericana es algo
que caracteriza esencialmente al APRA. Se trata de lograr la unidad política
continental de Indoamérica.
En un libro titulado La defensa continental afirma VRHT lo siguiente:
«Después de una detenida verificación, mantengo mis conclusiones de hace
once años: el término «Hispano o Ibero América», y sus derivados «hispano o
iberoamericano» o «hispano o iberoamericanismo», corresponden a la época
colonial. Son vocablos de un significado pretérito y ya anacrónico. Se refieren a
una América exclusivamente española –o portuguesa cuando del vocablo
Ibérico se trata–, e implican el desconocimiento de las influencias posteriores a
la Colonia, que han determinado nuevas modalidades en nuestro Continente.
La leyenda negra antiespañola está operando aquí en el intento de ruptura
definitiva con todo lo que tenga que ver con España y con la época colonial. En
el fondo, la independencia de España significa asumir la negatividad de
España, esto es, asumir la leyenda negra antiespañola.
El término «América Latina» y sus derivados «Latinoamérica» y
«latinoamericanismo» son más amplios, más modernos a decir de VRHT.
Corresponden cronológicamente, al siglo XIX. Abarcan todo lo español y
portugués de nuestra historia, sin excluir el aporte africano, porque incorporan
a Haití, que habla francés, a nuestra gran familia continental.
Pero el término «Indoamérica» es más amplio, va más lejos, entra más
hondamente en la trayectoria total de nuestros pueblos. Comprende la
prehistoria, lo indio, lo ibérico, lo latino y lo negro, lo mestizo y lo «cósmico» –
digamos, recordando a Vasconcelos–, manteniendo su vigencia frente al
porvenir. Es término «muy antiguo y muy moderno», que corresponde
justamente a la presente etapa revolucionaria de nuestra América, apenas
iniciada en México, en que aparece la gran síntesis de la oposición de los
contrarios que impulsa el devenir de nuestra historia.»{9} Indoamérica contiene
lo indio, la prehistoria, lo ibérico, lo latino y lo negro, lo mestizo y lo cósmico,
viene a decir en «La defensa continental» (1940). Lo que une a Indoamérica es
lo indígena. Todos los habitantes de Indoamérica, aunque no sean indígenas
tienen ya algo de indígenas por el mero hecho de existir, respirar, vivir sobre la
tierra de Indoamérica. Es algo telúrico, profundo lo que produce este efecto
político sobre los hombres de América. Además de esto, lo que une a
Indoamérica es la democracia, la libertad. Es una relación telúrica profunda la
que existe entre la geografía, la tierra y los habitantes de Indoamérica.
Este proyecto político está dirigido contra los EE.UU. Se inspira en él, pero va
contra él en cuanto imperialismo. La unión de Indoamérica sirve para que los
países integrantes de Iberoamérica tengan un papel histórico-mundial decisivo.
«Estados Unidos de Norte América son lo que son: Estados que se unieron
para alcanzar la fuerza que tienen actualmente. Los Estados Desunidos del Sur
son un conjunto de naciones envenenadas por odios de campanario, ancladas
en el revanchismo de viejas heridas, amarradas a las culpas históricas de los
oligarcas que empujaron a nuestros pueblos a guerras fratricidas. Por eso el
Aprismo levanta su bandera de hermandad: unión de países, para crear la
Indoamérica poderosa que soñó Bolívar», La base teórica de la Idea de Unidad
Continental de Indoamérica reposa sobre la idea del Pueblo-Continente.
Parece pues, afirma Haya de la Torre, que el mundo va a definirse
geopolíticamente en un equilibrio continental entre diversos bloques
continentales.
La solución de los problemas del Perú sólo se halla en la unión continental. La
política exterior tiene prioridad sobre la política interior. La dialéctica de Estados
es superior a la de clases. La solución de los problemas de Iberoamérica es la
unión continental. «Nuestra campaña tiene que ser, pues, contra el enemigo de
fuera y contra el enemigo de dentro. Uno de los más importantes planes del
imperialismo es mantener a nuestra América dividida. América Latina, unida,
federada, formaría uno de los más poderosos países del mundo, y sería vista
como un peligro para los imperialistas yanquis.»{10} (la cursiva es nuestra).
Esta unión continental forma parte del antiimperialismo del APRA y de VRHT:
«Nuestros pueblos deben emanciparse del imperialismo, cualquiera que sea su
bandera. Deben unirse, transformando sus actuales fronteras en meros límites
administrativos y deben nacionalizar progresivamente su riqueza bajo un nuevo
tipo de Estado.»{11} El antiimperialismo del APRA y su tesis de la unidad política
de Indoamérica van inextricablemente unidos. La lucha por la emancipación
nacional frente al imperialismo exige forzosamente la unión política y
económica de Indoamérica. VRHT, analiza el problema de Indoamérica en
clave de política internacional o en clave de dialéctica entre Estados. Hay que
«Tender a la unificación de los países indoamericanos para formar un gran
organismo político y económico que se enfrente al imperialismo… es sin duda,
la tarea inicial y necesaria del APRA, antes y después de su primera política en
cualquiera de nuestros países.»{12} Eso es, según VRHT porque «Ningún
Estado latino o indoamericano –sostuvimos– podrá cumplir una efectiva
transformación socio-económica integral, aisladamente. Ninguno tampoco
podrá lograr el revolucionario equilibrio de servirse de la economía capitalista
extranjera para constituir una propia, progresar y resistir, sin malogro, a los
inevitables excesos del imperialismo.»{13}
La unidad política de Indoamérica va acompañada de la unidad económica. A
este respecto VRHT se inspira en la CEE para preconizar la unidad económica
de Indoamérica. «El Destino de América demuestra, sin quererlo, que la unión
o confederación de nuestra América es un imperativo revolucionario del más
puro carácter económico. No podrá realizarse por los Estados actuales, por las
clases dominantes pertenecientes a la internacional del capitalismo. Tendrá
que ser obra de la acción conjunta de los pueblos, de las clases oprimidas, en
defensa de de la opresión de fuera y de dentro.»{14}
Se trata entonces de «Formar una sólida unión, bloque, anfictionía o federación
indoamericana para pactar en condiciones de equidad y de coordinación
eficiente con la Federación norteamericana, que debe ser nuestra aliada –no
nuestra dueña– en esta empresa de libertad común.»{15} Hay que establecer un
pacto por las libertades con los EE.UU. y para que no haya imperialismo. Es un
pacto por la democracia, porque existe el derecho de intervención militar para
proteger la democracia. «Porque, como ya queda dicho, no son islas nuestros
países, sino parte inseparable de un todo cuyo destino histórico está señalado
por la unidad de su geografía, por la hermandad de sus razas y la comunidad
de su pasado. Así, la convivencia interamericana debe sujetarse a un equilibrio
coordinado que mantenga, con el respeto de la autonomía nacional de cada
país, lo que es condición ineludible para su existencia y libertad, parte a su vez
de la existencia y libertad de la comunidad republicana continental: el
mantenimiento de la democracia y el derecho a tomar parte en su defensa cada
vez que peligre en cualquiera de nuestros pueblos.»{16} Hay que insistir en que
es en principio una unidad muy laxa porque VRHT señala que esta unión
anfictiónica o federal, no sacrifica la fisonomía nacional de cada país, ni sus
intereses, ni su libertad, ni su sentido de patria. Es una especie de alianza
defensiva permanente, política, económica y militar la que postula VRHT entre
las naciones políticas indoamericanas.
3. El antiimperialismo
VRHT funda en la ciudad de Méjico, el 7 de mayo de 1924, como ya dijimos
más arriba, la Alianza Popular Revolucionaria Americana, APRA como ya
hemos dicho más arriba. Los cinco puntos básicos del programa del APRA son
los siguientes:
1. Antiimperialismo.
2. Unidad política continental o Indoamérica.
3. Nacionalización de tierras e industrias.
4. Interamericanización del Canal de Panamá.
5. Solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidos del mundo.
Hay que señalar que de tales cinco puntos, cuatro son de política internacional.
Haya de la Torre tiene muy claro que la dialéctica de Estados es el motor de la
Historia mucho más que la lucha de clases. La primacía de la política exterior o
mundial si se quiere es algo que queda claro. El objetivo del APRA es la unión
continental más que el socialismo o el reformismo en el interior de las fronteras
políticas nacionales convencionales establecidas del Perú.
«Económicamente, Indoamérica es una dependencia del sistema capitalista
mundial –parte o provincia del imperio universal del capitalismo financiero–.»{17}
Distingue VRHT dos tipos de imperialismo: uno militar y saqueador que usa la
violencia y las armas y otro simplemente depredador, pero financiero y
económico. Éste usa el dinero.
El imperialismo es la fase superior del capitalismo en los países desarrollados,
pero es la primera fase del capitalismo en los países explotados. Por lo tanto,
conviene tener esto en cuenta a la hora de ser antiimperialista:
«Empero, vale no olvidar que el sistema capitalista del que el sistema
capitalista del imperialismo es máxima expresión de plenitud, representa un
modo de producción y un grado de organización económicos superiores a
todos los que el mundo ha conocido anteriormente y que, por tanto, la forma
capitalista es paso necesario, período inevitable en el proceso de civilización
contemporánea. No ha de ser un sistema eterno –porque lleva en sí mismo
contradicciones esenciales entre sus métodos antitéticos de producción y
apropiación–, pero tampoco puede faltar en la completa evolución de alguna
sociedad moderna. Consecuentemente, para que el capitalismo sea negado,
abolido, superado, debe existir, madurar y envejecer con mayor o menor
aceleración, pero su presencia no puede suprimirse del actual cuadro histórico
del desenvolvimiento humano.»{18}
Además:
«La afirmación marxista de que el imperialismo es la última etapa del
capitalismo, Lenin, esta afirmación no puede aplicarse a todas las regiones de
la tierra. En efecto, es ‘la última etapa’; pero sólo para los países
industrializados que han cumplido todo el proceso de la negación y sucesión de
las etapas anteriores. Mas para los países de economía primitiva o retrasada a
los que el capitalismo llega bajo la forma imperialista, ésta es ‘su primera
etapa’.»{19}
El antiimperialismo no será entonces un anticapitalismo comunista o marxista,
sino un antiimperialismo nacionalista realizado por un frente nacional unido de
tres clases: campesinado, pequeña burguesía nacional y trabajadores
manuales e intelectuales. Se trata de acabar con el imperialismo pero sin
producir consecuencias indeseables para el desarrollo de las fuerzas
productivas. «Tenemos, pues, planteado en Indoamérica un problema esencial
que siendo básicamente económico es social y es político: la dominación de
nuestros pueblos por el imperialismo extranjero y la necesidad de emanciparlos
de ese yugo sin comprometer su evolución ni retardar su progreso.»{20}
Se trata de tomar del imperialismo lo útil y desechar lo inútil y nocivo. «Se trata
de construir las bases de una nueva organización económica y política que
cumpla la tarea educadora y constructiva del industrialismo liberada de sus
aspectos cruentos de explotación humana y de sujeción nacional». {21}
Se trata de ser antiimperialista, pero no de ser suicidas. Se trata de acabar con
la inundación, pero sin acabar con el agua. La relación con el imperialismo será
de amor-odio. «Luego, la América Latina, como un todo, confronta
forzosamente esta realidad: servirse del imperialismo económico, vale decir, de
la importación de capitales necesarios para su desenvolvimiento industrial y
defenderse del imperialismo político que aquél lleva implícito. A fin de cumplir
ambos propósitos la América Latina debe unirse económica y políticamente.
Porque su industrialización exige planes continentales propios y coherentes
que correspondan a la problemática de su magnitud regional. Además, porque
su defensa de los peligros imperialistas de todo tipo político sólo puede
encararse ventajosamente con la unión. El contenido afirmativo de toda
negación, resistencia o lucha antiimperialista es, prioritariamente, el movimiento
hacia la unidad de los Estados y pueblos latino e indoamericanos. Sin ella,
éstos vivirán siempre sometidos.»{22}
Mientras que los partidos comunistas de los países iberoamericanos han sido
fieles y eficaces representantes de los intereses de la Unión Soviética, el APRA
siempre ha sido antiimperialista de forma radical y consecuente. «el aprismo,
desde 1924 hasta la fecha nunca ha dejado de combatir a cualquier clase de
imperialismo económico en los países indoamericanos.»{23} El PC desea una
dictadura del proletariado de tipo soviético, de una clase. El APRA desea una
democracia funcional organizada por un Estado antiimperialista dirigido por un
frente unido de varias clases: obreros, campesinos y clase media. Además, la
independencia con respecto a la III Internacional diferenciaba netamente al
APRA del PC.
Tiene que quedar claro que «Desde su iniciación, el aprismo surgió como un
movimiento revolucionario continental, decidido a luchar teórica y
prácticamente contra dos enemigos poderosos y perfectamente identificados: el
imperialismo y el feudalismo. El feudalismo en cada campo nacional y el
imperialismo en el terreno continental.»{24}
La lucha contra el imperialismo no es algo secundario o decorativo en la
ideología aprista de VRHT. Es tal lucha antiimperialista lo prioritario como
objetivo político para VRHT y para el APRA. Toda política de modernización de
Indoamérica es antiimperialista por definición: «No es posible separar la lucha
contra el imperialismo exterior, de la lucha contra el feudalismo nacional en
Indoamérica. Porque no se podrá combatir el imperialismo sin estructurar una
nueva organización de la economía nacional, a base del Estado. Y no se podrá
controlar el Estado, sin revolucionar la economía nacional, sin la transformación
efectiva del sistema feudal de producción, cuya clase dominante controla el
Estado, directa o indirectamente, con apoyo del imperialismo.» {25}
VRHT tiene clara la superioridad de la dialéctica entre Estados sobre la lucha
de clases. La lucha antiimperialista está por encima de la dialéctica de clases.
«No desconocemos, pues, los antagonismos de clase dentro del conjunto
social indoamericano, pero planteamos en primer término la tesis del peligro
mayor que es elemental a toda estrategia defensiva. El peligro mayor para
nuestros pueblos es el imperialismo. Él amenaza no sólo como fuerza
explotadora, sino como fuerza conquistadora.»{26}
En consecuencia, según VRHT: «Sostenemos, pues, que la actual tarea
histórica de nuestros pueblos es la lucha contra el imperialismo… Ella nos
impone subordinar temporalmente todas las otras luchas que resulten de las
contradicciones de nuestra realidad social –y que no sean contradicciones del
imperialismo– a la necesidad de la lucha común.»{27}
Esto se dice desde una posición ideológica que se dice deudora del
materialismo histórico: «Vale decir, que nosotros aceptamos marxistamente la
división de la sociedad en clases y la lucha de esas clases como expresión del
proceso de la Historia; pero consideramos que la clase opresora mayor –la que
realmente respalda todo el sistema de explotación refinado y moderno que
impera sobre nuestros pueblos– es la que el imperialismo representa. Porque
el Imperialismo desempeña en ellas la función que la gran burguesía cumple en
los países de más alto desarrollo económico.»{28} Es primordial pues la
unificación de las 20 repúblicas en que se divide la gran nación Indoamericana
para conseguir luchar con éxito por la defensa de la soberanía nacional en
peligro.
La revolución que propugna VRHT no es socialista, sino social, reformista,
nacional y antiimperialista. Por eso no hay que acabar con el imperialismo
destruyendo sus logros económicos, sino domesticando sus efectos
indeseables. El APRA es un verdadero Partido Revolucionario Antiimperialista
Internacional Latinoamericano en palabras de VRHT. También señala de paso
las analogías entre el APRA y el PRI y con el Kuomintang (Partido Popular
Nacional). El APRA es un movimiento autónomo y autóctono. No busca
importar ideologías de fuera de Indoamérica. VRHT pensaba que «La
emancipación de los pueblos indoamericanos se deberá a los pueblos
indoamericanos mismos.»{29} El Estado antiimperialista es la nueva forma
política de transición al socialismo desde el imperialismo. El modelo es Méjico.
No es un Estado democrático liberal, sino un Estado de guerra o de defensa
antiimperialista. En Este Estado Continental Indoamericano antiimperialista,
según VRHT es fundamental la guerra defensiva económica. Se trata pues de
limitar la iniciativa económica privada y de controlar el mercado y la propiedad
privada. El Estado antiimperialista ha de dirigir la economía y controlar la
inversión de capitales. La democracia sería una democracia funcional basada
en las categorías del trabajo y de la producción. Los sindicatos serían
verticales. Dice VRHT que esta organización vertical sindical se opone a la
organización corporativista horizontal del fascismo y al horizontalismo
cuantitativo de la Democracia burguesa. Es una especie de Estado corporativo
el Estado que postula VRHT aunque él quiera marcar sus distancias con el
fascismo europeo. Esto que busca el APRA es la negación de la democracia
burguesa. Este Estado contratará con el imperialismo, claro que sí, pero en
condiciones más ventajosas. Hay que evitar a toda costa el nacionalismo ciego
y negativo racialista y retrasado. Esto se hace desde la unión política y
económica de los países iberoamericanos. Los límtes políticos son arbitrarios:
«Las fronteras políticas actuales de nuestros países corresponden a una etapa
feudal y son carentes de justificación en nuestro tiempo. Tales fronteras ayudan
solamente a preservar el feudalismo. De este modo se vincula el imperativo
histórico de la desfeudalización con la unión o federación de estados
indoamericanos para luchar contra el imperialismo extranjero, que respalda a
los feudalismos nacionales.»{30}
4. Conclusión. Redefinición política del continente iberoamericano
Tenemos que señalar las siguientes conclusiones en lo que a la Redefinición
política del continente iberoamericano se refiere, a las que hemos llegado
después de leer la obra de VRHT:
1ª En primer lugar Iberoamérica se define políticamente a decir de VRHT como
una entidad política independiente de España y de lo español. Por eso se llama
Indoamérica, porque Indoamérica no es sólo lo hispánico, sino más bien lo
indio, aymaras, quechuas, mayas, &c. Además existen, señala VRHT
diferencias idiomáticas. En todo caso, no es el idioma español lo que vincula a
los pueblos de Indoamérica, sino más bien la raza. Es algo telúrico, profundo,
cósmico lo que vincula a los habitantes de Indoamérica entre sí y con la tierra
indoamericana.
2ª En segundo lugar, Indoamérica se define políticamente por el
antiimperialismo frente a los EE.UU. Se rechaza entonces el panamericanismo
y se prefiere usar el término «interamericanismo». Tiene que ser democrático.
3ª La unidad política de Indoamérica constituye un pueblo o nación-continente.
4ª En todo caso la ideología política no debe ser importada desde Europa, sino
fabricada en Indoamérica y destinada a resolver los problemas políticos
autóctonos, de acuerdo con el Espacio-Tiempo histórico.
5ª Se llega así a un socialismo no comunista. No se cree en la dictadura del
proletariado, sino más bien en un régimen de Frente Nacional Socialista y
Antiimperialista mediante la alianza de tres clases: el proletariado, el
campesinado y la pequeña burguesía. Con los años, VRHT derivó hacia el
reformismo socialdemócrata.
Notas
{1} Víctor Raúl Haya de la Torre, Espacio-Tiempo histórico, cap. I. Obras
Completas, Vol. IV, Editorial Juan Mejía Baca, Lima 1977, pag. 399.
{2} Víctor Raúl Haya de la Torre, Espacio-Tiempo histórico, Ediciones de
Cultura Hispánica, Madrid 1988. Publicado en Cuadernos Americanos (Méjico
1945). Incorporado en el libro Espacio-Tiempo histórico. Recogido de Haya de
la Torre,Obras Completas, t. VI, págs 407-421.
{3} Víctor Raúl Haya de la Torre, Espacio-Tiempo histórico, op. cit.
{4} Víctor Raúl Haya de la Torre, Espacio-Tiempo histórico, op. cit.
{5} Víctor Raúl Haya de la Torre, Espacio-Tiempo histórico, op. cit.
{6} Víctor Raúl Haya de la Torre, Espacio-Tiempo histórico, op. cit.
{7} Víctor Raúl Haya de la Torre, La verdad del Aprismo, La posición política del
Aprismo, Ediciones de Cultura Hispánica, Madrid 1988. Fragmentos del folleto
que, con ese título, fue publicado por el Buró de Redactores de Cuadernos
Apristas. El autor fue Haya de la Torre, junio de 1940. Reproducido de Obras
Completas, t. I, págs. 274-290.
{8} Manuel Vázquez Díaz, «Balance del aprismo», sobretiro de Ciencias
Políticas y Sociales, Año VI, número 19, México D.F., Enero-Marzo de 1960,
pág. 63.
{9} Víctor Raúl Haya de la Torre, La defensa continental, citado por Manuel
Vázquez Díaz en «Balance del aprismo», op. cit., pág. 75.
{10} Víctor Raúl Haya de la Torre, «El pensamiento de la nueva generación
antiimperialista latinoamericana contra el enemigo de fuera y contra el enemigo
de dentro» (Discurso pronunciado en París, en junio de 1925).
{11} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, Ediciones
Ercilla, Santiago de Chile 1936, pág. 27.
{12} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, Ediciones
Ercilla, Santiago de Chile 1936, pág. 124.
{13} Víctor Raúl Haya de la Torre, «Problemas e imperativo de la unidad
continental», mayo de 1960, Obras Completas, vol. I, Editorial Juan Mejía
Baca, Lima 1977, pág. 391.
{14} Víctor Raúl Haya de la Torre, Obras completas, Vol. I. pág. 15.
{15} Víctor Raúl Haya de la Torre, Obras completas, Vol. II, pág. 254. «La
defensa continental» (1940).
{16} Víctor Raúl Haya de la Torre, Obras completas, Vol. IV, pág. 303. «La
defensa continental».
{17} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, Ediciones
Ercilla, Santiago de Chile 1936, pág. 18.
{18} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, op. cit., pág.
20.
{19} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, op. cit., pág.
21.
{20} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, op. cit., pág.
21.
{21} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, op. cit., pág.
25.
{22} Víctor Raúl Haya de la Torre, «Problemas e imperativo de la unidad
continental» (mayo de 1960), Obras Completas, Vol. I, Editorial Juan Mejía
Baca, Lima 1977, pág. 391.
{23} Manuel Vázquez Díaz, «Balance del aprismo», op. cit., pág. 65.
{24} Manuel Vázquez Díaz, op. cit., pág. 67.
{25} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, 1928, citado
por Manuel Vázquez Díaz en «Balance del aprismo», op. cit., pág. 67.
{26} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, op. cit., pág.
119.
{27} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, op. cit., pág.
119.
{28} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, op. cit., págs.
119-120.
{29} Víctor Raúl Haya de la Torre, El antiimperialismo y el APRA, op. cit., pág.
94.
{30} Manuel Vázquez Díaz, op. cit., pág. 68.

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