Materialismo Filosofico

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16.

El materialismo filosófico

¿Qué es la teoría? De manera muy sencilla es conocer las cosas que queremos realizar.
¿Qué es la práctica? Es el hecho de hacer. Por ejemplo, la industria y la agricultura hacen
realidad ciertas teorías –físicas, químicas o biológicas-. En este sentido, podría solamente
hacerse la práctica, pero sería como una rutina. Por otro lado, se podría solamente ser teórico,
pero lo que se concibe quizá sería irrealizable. Por lo tanto, se hace necesario vincular la teoría
con la práctica. El problema consiste en saber cuál debiera ser la teoría y cuál su vinculación con
la práctica.

A veces se piensa que el significado de materialista es una persona que no piensa más que
en gozar de los placeres materiales. Sin embargo, el mal entendido se origina en la palabra
“materia” a la cual se ha dado un significado equivocado. En el sentido científico, ser
materialista no impide tener un ideal y luchar para hacerlo triunfar; materialismo es la
explicación científica del universo.

Haciendo un poco de historia, la Filosofía buscó dar explicación a las cuestiones más
generales del mundo. Pero los seres humanos no podían, porque aquello que permitía dar estas
respuestas eran las ciencias y estas no estaban desarrolladas. Por eso, aparecieron las religiones,
que también pretendían explicar el mundo mediante las fuerzas sobrenaturales, aunque esas
explicaciones eran anticientíficas.

Poco a poco, en el transcurrir de los siglos, las ciencias se fueron desarrollando y los seres
humanos trataron de explicar el mundo por los hechos materiales, a través de experiencias
científicas. Consecuentemente, de esa voluntad de explicar las cosas por medio de la ciencia,
nació la filosofía materialista. La lucha contra la ignorancia ha sido fuerte y persiste hasta hoy,
porque tanto materialismo como ignorancia subsisten.

En el transcurso de esa lucha, Marx y Engels comprendieron la importancia de los


grandes descubrimientos del Siglo XIX, permitiendo a la filosofía del materialismo explicar
científicamente el universo. Así nació el materialismo dialéctico. Después, fueron los primeros
en comprender que las leyes que rigen al mundo también permiten explicar la marcha de los
sociedades; de allí formaron la teoría del materialismo histórico (Politzer, G., 2018, pp. 9-12).

¿Qué es la materia? Para los materialistas, la materia es una realidad objetiva, exterior e
independiente del espíritu y que no necesita del espíritu para existir. Además, tiene existencia en
el tiempo y el espacio, y está en movimiento.

¿Qué es ser materialista? La fórmula fundamental del materialismo es: el ser produce
pensamiento. Estas son abstracciones porque tanto el “ser” como el “pensamiento” son
abstractos. Por consiguiente, el ser en general no existe, sino que existen seres particulares que
tienen cualidades particulares. Entonces, el ser en general es algo abstracto y el ser en particular
es algo concreto. El materialista es aquel que puede reconocer en todas las situaciones, dónde
está el ser y dónde está el pensamiento. Además, el materialista practica el materialismo tomando
como factor primario la realidad, y como factor secundario, el pensamiento. Por ejemplo: el
cerebro y las ideas; el cerebro es el ser y las ideas son el pensamiento.
Filosofía

Ahora un ejemplo más complejo: la vida de la sociedad está formada de una vida
económica y una vida política ¿Cuáles son las relaciones entre la vida económica y la vida
política? Para el materialista, el ser, el que da vida a la sociedad es la vida económica. Por otro
lado, el pensamiento, que se origina por el ser y que solo por él puede vivir, es la vida política.

El materialista dirá, por tanto, que la vida económica explica la vida política y que, por
consiguiente, la vida política es un producto de la vida económica. Esta comprobación hecha de
manera ligera es lo que se llama “materialismo histórico” y fue elaborada por Marx y Engels.

Los materialistas afirman que el espacio no está en el ser humano, sino el ser humano está
en el espacio. Además, indican que el tiempo es una condición indispensable para el desarrollo
de la vida, por consiguiente, la materia es lo que existe fuera del pensamiento en el tiempo y el
espacio. Por ejemplo, se cree que el mundo ha existido desde antes de la aparición del ser
humano y continuará existiendo después de él. O sea, que para existir, el mundo no requiere del
ser humano. Las ciencias prueban que la materia existe en el tiempo y el espacio, y que al mismo
tiempo está en movimiento; el movimiento es el modo de existencia de la materia.

Según los materialistas, la idea de un Dios creador del universo es inviable, porque un
Dios fuera del espacio y del tiempo, no puede existir. Ellos afirman que el universo no ha podido
ser creado porque Dios necesitaría un momento que no ha tenido su origen en ningún momento –
puesto que para Él, el tiempo no existe- y habría necesitado que el mundo naciera de la nada
(ibíd., pp. 55-61).

16.1 La Metafísica

La palabra procede del griego meta, que quiere decir “más allá”, y de física, ciencia que
estudia los cuerpos, sus leyes y propiedades. En la historia de la Filosofía, metafísica significaba
literalmente “después de la física” y se refería a las obras escritas por Aristóteles, que se
ordenaron después de los estudios de éste, sobre temas de física.

Por otro lado, es una manera de razonar o de pensar, acerca de las cosas y los
razonamientos que se encuentran fuera del dominio de la física o del mundo, como Dios, la
bondad, el alma, el mal, etc. Es idealista porque se rige por Dios y el alma. Indica que Dios es
eterno, que no cambia, que se queda idéntico a sí mismo; lo mismo para el alma, el bien, el mal,
etc. Por lo tanto, en esta parte de la Filosofía, se ven las cosas como un conjunto estático y se
procede, en el razonamiento por oposición: se opone el espíritu a la materia, el bien al mal, etc.;
es decir, se razona por oposición de los contrarios entre ellos.

Para el metafísico, los objetos y sus imágenes en el pensamiento, los conceptos, son
objetos de investigación aislados, fijos, inmóviles, enfocados uno tras otro, como algo dado y
perenne. Piensa solamente en antítesis inconexas, para él una cosa existe o no existe; un objeto
no puede ser al mismo tiempo lo que es y otro distinto, lo positivo y lo negativo se excluyen,
recíprocamente en absoluto (ibíd., pp. 101-102).

Lic. Mauricio R. Estrada A.


Filosofía

a. El método metafísico

Los diversos caracteres del método metafísico nos llevan a considerar las cosas desde un
cierto ángulo y a razonar de cierta manera. Esto comprueba que esta manera de analizar tiene
cierta lógica y corresponde mucho a la manera de ver, pensar, estudiar y analizar que se usa en
general.

a1. Diferenciar las cosas en su inmovilidad, diferenciarlas en su identidad. Consiste en inclinarse


por la inmovilidad en vez del movimiento, y la identidad al cambio frente a los hechos.
Movimiento es desplazamiento –una piedra que cae, un tren en movimiento-. Cambio es el paso
de una forma a otra –el árbol que pierde las hojas ha cambiado de forma; el aire se ha hecho
irrespirable, ha pasado de un estado a otro-. Es decir, movimiento significa cambio de lugar y
cambio quiere decir variación, mutación de forma o estado.

a2. Separar las cosas unas de otras, desligarlas de sus relaciones mutuas. Esto significa que cada
cosa o ser están separados y no se ve ninguna relación entre ellos. Por ejemplo, una vaca es
diferente de otra, no tienen ninguna relación; como tampoco tiene relación la economía con la
política.

a3. Establecer entre las cosas divisiones eternas, muros infranqueables. Se refiere a que las cosas
se clasifican para siempre, como independientes unas de otras, levantando muros infranqueables.
Por ejemplo, en la sociedad hay dos clases; metafísicamente se diría que “ha habido siempre y
habrá siempre” dos clases sociales, ricos y pobres. Además, se diría que no hay relación alguna
entre ellas –la lucha entre clases-.

a4. Oponer los contrarios, afirmando que dos cosas contrarias no pueden existir al mismo
tiempo. Consiste en aislar las cosas separándolas, diferenciándolas unas de otras, es decir,
oponiéndolas unas a otras. Por ejemplo, la vida y la muerte. Metafísicamente diríamos que la
vida es la vida y la muerte es la muerte, afirmando que nada tienen que ver la una con la otra. En
esta condición, un hombre que acaba de perder la vida debiera ser considerado como una cosa
muerta, porque es imposible que esté a la vez vivo o muerto, puesto que la vida y la muerte se
excluyen mutuamente (ibíd., pp. 85-93).

b. Concepción metafísica de la naturaleza

La Metafísica ve la naturaleza de dos maneras: la primera, como un grupo de cosas


totalmente inmóviles, pues el movimiento es una ilusión de los sentidos. Esta teoría fue sostenida
por la escuela griega de los eleáticos. Sin embargo, hay otra forma de considerar las cosas.

La segunda manera de ver las cosas indica que la naturaleza no está inmóvil, sino que se
mueve debido a un movimiento mecánico –desplazamiento-. A esta concepción se le llama
“mecanicista” o el “mecanicismo”. De ser así, las cosas volverían todo el tiempo al mismo punto
sin dejar huellas, y la naturaleza permanecería idéntica a sí misma.

Lic. Mauricio R. Estrada A.


Filosofía

Sin embargo, no es algo tan simple, porque la Tierra gira alrededor del sol –movimiento
mecánico-, pero mientras gira experimenta cambios, se enfría, se calienta, tiembla, etc.

c. Concepción metafísica de la sociedad

Esta concepción sostiene que en la sociedad nada cambia. Sin embargo, está abierta a que
se produzcan cambios, por ejemplo, cuando en la producción se parte de materias primas y se
producen objetos más complicados. O en los gobiernos que se suceden unos a otros. Aquí se
puede observar una concepción mecanicista de la sociedad, que al final es una concepción
metafísica. Aunque no niegan la verdad del movimiento y cambio que existen, lo falsean como
un mecanicismo.

d. Concepción metafísica del pensamiento

El pensamiento humano es y fue eterno, esto querría decir que la forma actual de razonar
es la misma de hace un siglo. Si esto se aplicara literalmente, los sentimientos actuales –la
bondad, el amor, la belleza- serían los mismos que los de los griegos antiguos.

Llamamos a la manera de ver el universo, una concepción, y a la manera cómo se busca


explicaciones, un método. Por ejemplo, los cambios que se ven en la sociedad solo son
aparentes, renuevan lo que ya ha sido; esta es una concepción. Pero cuando se busca a través de
la historia de la sociedad, lo que ya ha tenido lugar, se concluye que “no hay nada nuevo bajo el
sol”; este es un método. Es decir, la concepción dirige o guía al método. El método de
investigación de la Metafísica es la Lógica (ibíd., pp. 95-99).

16.2 La Dialéctica

Etimológicamente, Dialéctica es el arte de discutir. A través de la historia, en sus inicios,


el ser humano solo sabía hacer trabajos toscos, pero el progreso de las ciencias le ha permitido
realizar trabajos más precisos y delicados. Lo mismo ocurre con la historia del pensamiento. La
Metafísica es el método de pensar que logra concepciones torpes o vagas; mientras que la
Dialéctica es un método de pensar, diferente, porque aporta mayor precisión, exactitud y
claridad.

Definiendo de manera simple, se podría decir que Metafísica es inmovilidad y Dialéctica


es movimiento y cambio, esta es su base. Entonces, desde el punto de vista dialéctico todo
cambia: nada se queda dónde está, nada continúa siendo lo que es, y consecuentemente, este
punto de vista está de acuerdo con la realidad. Por ejemplo, éramos niños y nos transformamos
en hombres, y los hombres también envejecen todos los días.

Lic. Mauricio R. Estrada A.


Filosofía

Por lo tanto, el movimiento no es una apariencia engañosa, como sostuvieron los


eleáticos, sino lo es la inmovilidad, porque la verdad es que todo se mueve y cambia. Por
ejemplo, si se habla de la sociedad, la historia muestra que antes había una sociedad esclavista,
después fue la sociedad feudal y después la capitalista (ibíd. pp. 103-106).

El resumen del diálogo dialéctico está contenido en tres palabras: a) Afirmación o Tesis
b) Negación o Antítesis c) Negación de la negación o Síntesis. Por ejemplo: un huevo puesto por
una gallina, en él está el germen que a cierta temperatura y en ciertas condiciones, se desarrollará
y dará como resultado un pollito. Ese germen ya es la negación del huevo. Esto quiere decir que
en el huevo hay dos fuerzas; la que tiende a que continúe siendo huevo y la que tiende a que se
transforme en pollito; el huevo está en desacuerdo consigo mismo y todas las cosas están en
desacuerdo con ellas mismas.

En el mismo ejemplo del huevo, el pollito es una afirmación surgida de la negación del
huevo. Esta es una fase del proceso. Pero la gallina será la transformación del pollito, y en esta
transformación habrá una contradicción entre las fuerzas que luchan para que el pollito se
transforme en gallina. Por lo tanto, la gallina será la negación del pollito, que procedía a su vez
de la negación del huevo. En ese caso la gallina será la negación de la negación (ibíd. pp. 134-
135).

a. Leyes de la dialéctica

Primera ley: el cambio dialéctico

Nada se queda quieto, nada se queda como es; hay movimiento y cambio. Estudiar las
cosas desde el punto de vista del movimiento, es estudiar el pasado y el porvenir. Por ejemplo,
una manzana se puede estudiar desde el punto de vista metafísico y desde el punto de vista
dialéctico. En el punto de vista metafísico se diría que tiene tal color, tal forma, su sabor, su
consistencia, etc. Además, se podrá comparar con una pera y ver sus semejanzas o diferencias, y
por último sacar una conclusión: una manzana es una manzana y una pera es una pera; así se
estudiaban las cosas en la antigüedad.

Desde el punto de vista dialéctico, se analizará el movimiento de la manzana, no de su


desplazamiento cuando rueda, sino de su evolución. Entonces se notará que la manzana actual no
siempre fue así, antes estaba verde, antes de esto era una flor y antes de esto era un botón; y así
sucesivamente se llegará al manzano en la época de la primavera. La manzana tiene una historia
y por eso tampoco permanecerá como es. Si cae del árbol se pudrirá, liberará semillas que
producirán un retoño y después un árbol.

Cada cosa tiene un pasado y tendrá un porvenir; no hay poder en el mundo ni más allá del
mundo que pueda fijar las cosas en un estado definitivo, por tanto, nada es absoluto1. Nada
escapa al cambio, al movimiento, a las transformaciones de la historia.

1
Absoluto significa que no está sometido a ninguna condición, por lo tanto, que es universal, eterno,
perfecto.

Lic. Mauricio R. Estrada A.


Filosofía

En el caso de la manzana, su cambio se produce por un proceso llamado


“autodinamismo”, viene de adentro. Sin embargo, si se hablase de una pulga, también tienen
movimiento y cambio, pero si esa pulga se aplastara con un dedo, ese cambio no sería natural, de
adentro, sino provocado desde afuera, entonces se llamaría “mecánico”.

Segunda ley: la ley de la acción recíproca

Dice que todo influye sobre todo, hay una concatenación de procesos, una continuidad de
fases que surgen unas de otras. Este es un desarrollo histórico o en espiral, y se produce él
mismo, por el autodinamismo. En el caso de la manzana, al estudiar sus orígenes se llega al
árbol, pero ¿de dónde se origina el árbol? De la manzana, porque primero cayó, se pudrió y dio
origen al árbol. Sin embargo, en este proceso influyó el suelo, el sol, el aire, el agua, etc. Esto
significa que la manzana no es solo fruto del manzano sino de toda la naturaleza.

Tercera ley: la contradicción

Indica que las cosas se transforman en su contrario. Por ejemplo, la vida y la muerte; la
muerte procede de un ser vivo, por tanto no se puede separar de la vida, y de la muerte surge la
vida. Es decir, cuando alguien muere los elementos que componen su cuerpo se transforman para
dar nacimiento a otras vidas, y servir de abono a la tierra. También, la vida solo es posible
porque las células que mueren son reemplazadas continuamente por otras que nacen. Hay muerte
en la vida y vida en la muerte.

Cuarta ley: transformación de la cantidad en calidad o ley del progreso por saltos

Anteriormente se aprendió que toda transformación es el resultado de una lucha de


fuerzas opuestas. Es decir, si una cosa evoluciona es porque contiene en sí misma su contrario,
ya que cada cosa es una unidad de contrarios. Por tanto, se comprueba la disputa de los
contrarios y la transformación de la cosa en su contrario ¿Cómo ocurre esa transformación?

La transformación se efectúa poco a poco, por medio de pequeñas transformaciones


progresivas. Estas pequeñas transformaciones son reformas y constituirán un total, una suma de
pequeños cambios graduales que darán como resultado algo nuevo. Sin embargo, también hay
cambios bruscos que provocan la transformación (ibíd. pp. 113-148).

Lic. Mauricio R. Estrada A.


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16.3 El idealismo filosófico

El idealismo filosófico es una doctrina que busca explicar la materia por el espíritu.
Indica que es el espíritu el que produce la materia. La primera forma del idealismo, desarrollada
en las religiones, afirma que Dios –espíritu puro-, es el creador de la materia. Por otro lado, la
religión es la presentación directa y lógica de la filosofía idealista.

En el transcurso de los siglos, más o menos a partir del Siglo XV, la ciencia intervino
para probar que la materia, el mundo y las cosas, existían de otro modo que no era solamente por
Dios. Es decir, se comenzó a explicar los fenómenos naturales sin tener en cuenta a Dios y
dejando sin uso la hipótesis de la creación. Para enfrentarse a estas explicaciones científicas,
materialistas y ateas, se debía profundizar en el idealismo; a esto se dedicó en el Siglo XVIII un
obispo inglés, Berkeley, considerado el padre del idealismo.

El objetivo de Berkeley con su sistema, consistía en poner de manifiesto que la materia


no existía. Él decía:

La materia no es como la pensamos, existiendo fuera de nuestro espíritu.


Pensamos que, porque las vemos, las cosas existen, porque las tocamos; y creemos en su
existencia porque ellas nos brindan esas sensaciones. Pero nuestras sensaciones no son
más que ideas que tenemos en nuestro espíritu. Así, pues, los objetos, que percibimos por
nuestros sentidos no son otra cosa más que ideas, y las ideas no pueden existir fuera de
nuestro espíritu (Politzer, G., 2018, p. 25, citando a Berkeley).

Para Berkeley las cosas existían, no negaba su naturaleza y su existencia, pero según él,
solo existían en forma de sensaciones que nos las hacían conocer. Por ejemplo, la vista, el olfato,
el tacto y el gusto proporcionan imágenes, olores, sensaciones y sabores que combinados
permiten dar un nombre a un objeto. Sin embargo, para él, somos víctimas de ilusiones porque
creemos conocer el mundo y las cosas, pero todo eso no está más que en nuestro espíritu.

Otros ejemplos de sus argumentos: un tejido puede ser rojo pero un animal podría verlo
de otro color, un enfermo de ictericia podría verlo amarillo, etc. entonces el color no está en el
tejido sino en el ojo que lo ve. Por otro lado, se dice que un tejido es liviano pero si le cae encima
a una hormiga, será pesado. Y si está caliente pero tenemos fiebre, lo sentiremos frío. Esto
significa que si las mismas cosas pueden ser a la vez rojas, pesadas o calientes, y para otros
exactamente lo contrario, somos víctimas de las ilusiones y las cosas solo existen en nuestro
espíritu.

El problema con llevar el idealismo hasta el extremo es que se podría pensar que el
mundo exterior no existe. Yo soy el único que existe porque todo lo demás son ideas, inclusive
los otros seres humanos. Esto en Filosofía se llama solipsismo –quiere decir “solo yo”-.

A continuación los argumentos idealistas:

Lic. Mauricio R. Estrada A.


Filosofía

a. El espíritu crea la materia: esta afirmación puede tener dos sentidos. O bien Dios ha crado
el mundo y este existe fuera de nosotros (Teología). O bien Dios ha creado la ilusión del
mundo dándonos ideas que no corresponden a nada (idealismo inmaterialista).
b. El mundo no existe fuera de nuestro pensamiento: es un error atribuir a las cosas
cualidades y propiedades que no existen más que en nuestro espíritu. Existen las sillas y
las mesas pero solo en el pensamiento y no fuera de nosotros.
c. Son nuestras ideas las que crean las cosas: es decir, las cosas son el reflejo de nuestros
pensamientos. Sin embargo, el espíritu es incapaz de crear por sí solo sus ideas, se deberá
admitir que otro espíritu más poderoso es el que las crea. Entonces, Dios es el que crea
nuestro espíritu e impone las ideas del mundo (ibíd. pp. 23-31).

Lic. Mauricio R. Estrada A.

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