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RARAS
SELF
El conocimiento biológico que hemos ido adquiriendo en los últimos
años, y en especial el genético, está transformando el conocimiento no sólo en la
propia biología, sino también en la medicina, en la enfermería e incluso en la
sociología.
George Herbert Mead (1934) en su afamado texto Mind, Self and Society
desarrolla el concepto de self que podríamos definirlo como la autoconciencia
que el ser humano tiene de sí mismo. Esta concepción de uno mismo que toda
persona posee será básica para la estructuración de la sociedad y para que cada
persona tome su lugar en ella. En este sentido Mead afirma que el desarrollo del
self es evolutivo y está condicionado por el propio proceso de socialización. Es
decir, las actitudes que las demás personas, los grupos sociales o la sociedad en su
conjunto toman hacia una persona determinada formarán parte de la experiencia
vivida de esa persona y conformarán su propio self. A lo largo de la vida las
personas van organizando las actitudes sociales, las cuales terminan siendo una
pauta sistémica de la conducta social. Trasciende Mead, con esta concepción
sociológica del self, la idea psicológica de este mismo concepto donde se parte de
una interpretación individual y aislada, algo así como una entidad que puede
existir por sí misma (Sánchez, 1994). Ahora bien, el conocimiento genético nos
está mostrando que Mead tenía parte de razón pero sin dejar a un lado, como el
hizo, el self bio-psíquico.
La genética nos ha mostrado que nuestra constitución humana se debe,
en buena medida, al ADN que tenemos en nuestras células, a su posterior
transcripción a ARN y su traducción a proteínas. Este ADN estará compuesto
por una secuencia de genes (la menor entidad biológica con información) cuyo
conjunto se denomina genotipo. Es decir, el genotipo es la composición genética
del ser humano. Estos genes van a interaccionar con el medio ambiente que les
rodea condicionando los rasgos observables de los humanos: el denominado
fenotipo. Actualmente sabemos que la secuencia de ADN puede verse alterada
debido a diversos tipos de mutaciones. Estas alteraciones pueden clasificarse en
función de la cantidad de material genético afectado. Hablamos entonces de
mutaciones genéticas (las que afectan a genes concretos) y las cromosómicas (las
cuales han sido detectadas cuando el material genético está compactado en los
cromosomas). Las mutaciones genéticas pueden implicar la pérdida de una
función, la nulidad de un gen, la supresión, etc. Las mutaciones cromosómicas
también pueden ser puntuales, generar la inversión de un segmento del
cromosoma, la delección, la traslocación (cambio de lugar) de una parte de un
cromosoma o modificaciones en las estructuras de los cromosomas. Todas estas
alteraciones pueden traer consigo, cuando son efectivas y, por ende, no son
neutras, un sinnúmero de patologías. Algunos ejemplos de esto son la Hemofilia
A , ocasionada por una mutación en el gen que codifica el factor de coagulación
sanguínea VIII. Otro ejemplo es la Distrofia muscular de Duchenne debida
fundamentalmente a delecciones en el gen DMD. También podemos mencionar
el Síndrome de Edward que consiste en una trisomía del cromosoma 18.
La genética, con su avance y con el paso del tiempo, se ha convertido en
un elemento definitorio de la cultura occidental. De hecho, es común que el
término ADN se utilice en el lenguaje coloquial como sinónimo de ser (Mestres,
2012). Su impacto social lo comprobamos en, por ejemplo, la difusión de los
memes como elemento básico de transmisión de información. Recuérdese que
Dennet (1999) en La peligrosa idea de Darwin expuso la exitosa analogía entre la
entidad básica funcional de transmisión de información biológica, el gen (gene en
inglés), y la entidad básica funcional de transmisión de información cultural, el
meme. Otro ejemplo lo encontramos en la consideración que se le dio al gen
FOXP2 como determinante del lenguaje humano (Agustí et al., 2012). De hecho,
Schreiweis et al. (2014) sustituyeron dos aminoácidos en el gen FOXP2 de ratón
(Foxp2hum) y ello trajo consigo una alteración en el circuito corteza cerebral y los
ganglios basales. De hecho parece que esta modificación genera cambios en el
sistema corticoestriatal, relacionado con el aprendizaje procesual y declarativo y,
por tanto, con la rapidez y desarrollo del lenguaje. Por otro lado, Castrodeza
(2009) y Moya (2011) nos indican que el conocimiento de nuestro genoma nos
abre una puerta a lo inefable, a aquello que no podemos afirmar sobre el ser
humano y que está inserto en el propio genoma.
La importancia social de la genética nos lleva a preguntar si se podría
producir un resurgir del determinismo en manos de la genética. Machado et al.
(2017) nos advierten de los peligros de estigmatizar, discriminar o excluir a
determinadas personas o comportamientos en función de los tipos de genes que
alguien posea. Algo que ya había indicado previamente Rabinow (2010) al indicar
que la nueva genética permitirá reconstruir la sociedad de una manera más
efectiva que la disciplina de la física (tan relevante en los comienzos de la
modernidad), porque se integrará en el tejido social al nivel más íntimo y
profundo. De ahí que este autor hable de biosocialidad como una zona de
interacción entre lo social y lo biológico. Esta biosocialidad está generando
transformaciones en la política y en la ciudadanía generando nuevas narrativas y
significaciones en los cuales el control y el poder social se reconfiguran a través
de una hermenéutica biosocial.
La biosocialidad de la que estamos hablando está hermanada con la
identificación de problemas genéticos y de los riesgos de manifestar determinadas
patologías. Esta detección suele provenir de algún tipo de análisis genético. La
información contenida en él trae consigo un cambio en el comportamiento
social. De hecho, diversos estudios (entre los que se encuentra este mismo libro)
muestran que el conocimiento genético transforma el foco de la culpa y lo resitúa
en nuestro interior (Mendes, 2007). Es decir, normalmente cuando se produce un
tipo de patología (a menudo infecciosa) las personas afectadas colocan la causa en
el exterior, fuera de ellas. En cambio, cuando se realiza un análisis genético o uno
de los descendientes presenta una patología de baja prevalencia, la causa se
incorpora y para a ser considerada como un problema propio. De ahí que puede
emerger cierta culpabilización tecnocientífica en los progenitores al preguntarse
si es culpa suya que su descendiente se encuentre aquejado de una determinada
patología genética. Clarke (2016) nos muestra que existe una relación compleja
entre la causa genética, la culpa y el estigma en las afecciones genéticas. Por un
lado se puede producir cierta exculpación al comprobar que no es una patología
fruto de un agente infeccioso, con el consiguiente estigma que ello implica. Por
otro, y en sentido contrario, el establecimiento de una causa genética puede
conllevar ante un posible pronóstico peor. Se ha descubierto, nos dice Angus
Clarke (2016), que el modo de herencia de un determinado trastorno tiene un
gran impacto en los sentimientos de culpa. Por ejemplo, las mujeres portadoras
de trastornos ligados al sexo se sienten más culpables que las portadoras de
mutaciones en los trastornos autosómicos.
Esta realidad social necesita de un mayor estudio para ampliar el
conocimiento social sobre este proceso y estudiar cómo sería posible transformar
este fenómeno en un proceso psicosocial menos dañino al de la autoculpabilidad.
El conocimiento de nuestra información genética también posibilita una
adecuada gestión de nuestra vida, puesto que facilita una prevención de posibles
manifestaciones de la patología o una reducción del impacto de esta última
(Mendes, 2007). Cuando conocemos nuestras posibilidades futuras somos capaces
de desarrollar comportamientos o artefactos que reduzcan las posibilidades de un
suceso negativo. Por todo lo dicho, la culpa opera como condicionante
psicosocial de la biosocialidad de las personas afectadas.
En relación con la culpa nos encontramos con otro elemento importante
y también de corte psicosocial: la autoconcepción de ser raro (el carácter de
raridad). Este elemento opera como opuesto al de normalidad generando una
presión en las familias y personas afectadas. Ello hace que en diversos trabajos se
pudiese comprobar la necesidad de búsqueda de la “normalidad” en las personas
afectadas. Por eso los pacientes necesitan relacionarse con los demás sin ser
identificados con un diagnóstico, ser tratado como uno más y también se ha
podido comprobar la existencia a la hora de balancear la diferencia y la igualdad
(von der Lippe et al. , 2017).
En este contexto nos preguntamos si sería necesario añadir a las futuras
investigaciones, la implicación que tiene en el tejido social la denominada
epifanización del cuerpo (Maffesoli, 2001):
"En efecto, es interesante hacer notar que la exacerbación del
cuerpo, el juego de las apariencias, la teatralidad que induce no es en
absoluto individualista sino que tiende, por el contrario, a favorecer
la absorción en un amplio cuerpo colectivo. Las múltiples tribus
deportivas, sexuales, musicales, naturistas, etcétera, se basan
esencialmente en la epifanización del cuerpo y de los sentidos que
son celebrados por ellos" (p. 167).
Este fenómeno social de cierta divinización de lo corporal está inmerso
en la existencia de un modelo estético de sustitución de la realidad unido a un
segundo modelo de sustitución de la realidad elaborado por la propia tecnología
(Roche, 2009). Ambos modelos, los cuales pueden operar conjuntamente,
diluyen nuestro entorno social en una especie de contextura imaginaria donde la
irrealidad, lo superficial y lo virtual se hipertrofia en un proceso social en el que
el propio self se transforma en un marco de convivencia líquido y evanescente.
Por ello, la patología de baja prevalencia, pese a que presenta un componente de
dolor, sufrimiento y de diversidad de lo humano, (añadido al componente de
exclusión) es resignificado por la colectividad en base a los modelos de
sustitución de la realidad de los que hablamos. Uno de los posibles ejemplos
paradigmáticos de esto lo encontramos en las narraciones de las familias afectadas
por la acondroplasia. Ellas nos muestran que la sociedad interpreta a las personas
con esta patología como si fuesen “enanos” de un circo o de una película,
mostrando como la imagen superficial opera reduciendo la realidad de esos
pacientes a un mero imaginario.
En este simulacro de lo evanescente, como resulta evidente, también
intervienen los medios de comunicación. Sánchez Castillo (2012) estudiando las
imágenes en artículos de medios de comunicación ha comprobado que
predominan aquellas escenas done las personas afectadas (directa o
indirectamente) están acompañadas de representantes institucionales o de
fundaciones y asociaciones. Para este autor, la presencia de estos organismos
podría llegar a ocultar la problemática fundamental: la defensa y los derechos de
los pacientes y sus familias, las técnicas de diagnóstico, investigación biomédica,
etc. Bañón (2007) analiza los procesos de deslegitimación a los que se ven
sometidas las asociaciones de personas afectadas por ER y cómo se estructura
parte de este simulacro teatral en el que también intervienen intencionalmente
los afectados. Este simulacro, además, también supone –en ocasiones– que la
persona afectada por una enfermedad rara parece convertirse en un mero
término médico “raro”: una delección en un gen, una mutación del gen AKT1,
malformaciones congénitas, etc. Un término tecnocientífico que pareciera
suplantar al nombre. El self, por tanto, es interpretado socialmente como un gen
metafórico que logra absorber cualquier otra posible realidad humana.
Esta sociohermenéutica de las personas afectadas por ER nos ayuda a
comprender que la sustitución de la realidad a la que nos hemos conducido
colectivamente está generando consecuencias que superan, con mucho, el
contexto médico y transitan por todo el tejido social. De ahí la necesidad de
tender puentes entre las diversas disciplinas del conocimiento que permitan
devolverles el nombre a las personas afectadas por ER y que éstas puedan ser
tratadas en un contexto social de diversidad. Según podremos ir viendo en las
páginas siguientes, ante la existencia de estos “personajes” sociales los pacientes
desean dejar de ser parte de ese teatro del absurdo y reinsertarse en la sociedad,
ser tratados como uno más y que la propia sociedad asuma la existencia de
diversidad sin que ello suponga la exclusión o discriminación.
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review of the qualitative literature. Molecular Genetics & Genomic Medicine, 5(6), 758-773.
DOI: https://doi.org/10.1002/mgg3.315
Resumen: Este trabajo tiene como objetivo conocer la realidad social de las personas y
familias afectadas por enfermedades raras. Se ha realizado un estudio cualitativo basado en
entrevistas. Con la información de los entrevistados se ha hecho un análisis del contenido y del
discurso de las respuestas. Los datos obtenidos nos muestran que las personas afectadas por
las ER generan un contexto de gran sufrimiento, de exclusión y marginación social. Además de
la urgente necesidad de incrementar la investigación biomédica, los informantes nos indican
también que es sumamente importante introducir apoyo de psicólogos y trabajadores sociales.
Por otro lado, es importante en trabajo educativo para minimizar los procesos de marginación
y exclusión social.
Abstract: This work aims to know the social reality of people and families affected by rare
diseases. A qualitative study based on interviews has been carried out. With the information of
the interviewees, it has been made an analysis of the content and the discourse of the answers.
The data obtained shows us that the people affected by the RE generate a context of great
suffering, exclusion and social marginalization. In addition to the urgent need to increase
biomedical research, informants also tell us that it is extremely important to introduce support
from psychologists and social workers. On the other hand, it is important in educational work
to minimize the processes of marginalization and social exclusion.
NAVARRA
MURCIA
MIGRANTES
MELILLA
MADRID
ISLAS CANARIAS
INDETERMINADO
ILLES BALEARS
GALICIA
EXTREMADURA
EUSKADI
COMUNITAT VALENCIANA
CATALUNYA
CASTILLA Y LÉON
CASTILLA LA MANCHA
CANTABRIA
ASTURIAS
ARAGÓN
ANDALUCÍA
Mastocitosis
(difusa,
Acondroplasia Sin respuesta Fenilcetonuria indolente, Epidermolisis Indeterminado
urticaria, ampollosa simple
sistémica)
Frecuencia (en %) 15,89 12,91 11,92 7,62 5,96 3,31
TIROSINEMIA 0,99
HIPERFENILALANINEMIA 0,99
HEMOFILIA
0,99
GALACTOSEMIA 1,66
Físicos
Tiempo
Datos médicos
Genética
Dolencia compartida
Sufrimiento/Dolor/Pena
Miedo/Preocupación
Impotencia/Incertidumbre
Dificultad
Fortuna/Suerte
(Bourdieu, 1988, p.134)
Autoculpabilización
Normalización
Asociacionismo
Auto-conocimiento médico
Esfuerzo médico
Esfuerzo propio
Familia
Información/Comprensión
Maltrato médico
Cambios/Pruebas médicas
Diagnóstico
Sin alternativas
Empeoramiento
Coordinación
Retraso
Exclusión familiar
Exclusión social
Carencia Ignorancia/Exclusión médica
Exclusión política
Exclusión investigación
la experiencia duradera de una posición en el mundo social”
como estructuras cognitivas y evaluativas que adquieren a través de
Físicos
Tiempo
Datos médicos
Genética
Dolencia
compartida
0 4 8 12 16 20 24 28 32 36 40
Sufrimiento/Dolor/Pena
Miedo/Preocupación
Impotencia/Incertidumbre
Dificultad
Fortuna/Suerte
Autoculpabilización
0 7 14 21 28 35 42 49 56 63 70
Fuente: elaboración propia
marco de referencia donde establecer nuestro análisis comprensivo. Los discursos
son dinámicos y en más de una ocasión una misma persona refiere diferentes
tipologías en el discurso. Por ejemplo, I123 indica:
Es una situación que nunca esperas vivir en la vida, sabes que hay
enfermedades raras, pero en realidad me comportaba como si no
existieran, porque no las veía. Un día mi bebé de 5 meses, se despertó
con todo el torso cubierto de ampollas llorando y gritando. Acudes al
hospital, en el fondo sabía que era algo muy raro, pero nunca te
imaginas, lo que te espera después. Nos mantuvieron aislados, cinco días
hasta que te sueltan la noticia. Palabras que nunca habías escuchado
antes...sólo puedo decir que sentí mucho miedo. No sabes nada de esa
enfermedad, no conoces a nadie, estás solo. Después la situación sólo
puede ir a mejor porque ves que hay cosas peores.
Gráfico 9. Nivel de conocimiento de la patología del paciente por parte de los profesionales de
la salud (1=menor grado; 5=mayor grado de conocimiento)
que el esfuerzo médico les ha ayudado a salir del imaginario que muestra la
narrativa del riesgo/incertidumbre, lo que implica la asunción de un imaginario
positivo de los médicos.
Como hemos ido indicando en este informe, numerosos pacientes con
alguna enfermedad rara se encuentran con algún tipo de necesidad clínica que,
dada las limitaciones en el conocimiento médico, no están siendo adecuadamente
satisfechas (Schalet et al., 2016 y Slade et al. , 2018). Los condicionantes social
pueden ocasionar retrasos en el diagnóstico o incluso diagnósticos erróneos
debido a que es posible que unos enfermos tengan restricciones en su acceso a
centros especializados o a médicos especializados y con conocimiento de su
patología (Spillmann et al. , 2017). Los pacientes podrían encontrarse con
limitaciones en el acceso a medicamentos, a intervenciones o deben viajar
distancias considerables. Todo esta problemática social podría implicar la
asunción de importantes cargas económicas asociadas a las ER (Héon-Klin, 2017).
No podemos olvidar que, por otro lado, también existen pacientes o familias que
pueden tener dificultades para acceder a la información (autoinformación) o a la
información médica proveniente del sistema de salud (Benjamin, 2017;
Spillmann, 2017).
Ante esta complicada realidad social, algunos pacientes van desarrollando
diferentes estrategias para sortear los problemas que les surgen en el proceso.
Ejemplos de las posiciones que adoptan las personas y familias proactivas lo
encontramos en las siguientes declaraciones:
I52: Dura la notica... piensas que nunca te va a tocar y toca, se llora y te
haces mil preguntas y la realidad es que no sirve de nada llorar y darte
pena. Nos informamos de todo lo que nos podíamos informarnos y
buscamos asociaciones relacionadas con la enfermedad de mi nieto tanto
en España como en el extranjero.
I162: A pesar de lo que supone saber que tienes una enfermedad que va a
condicionar el resto de tu vida para mí en cierto modo cuando me
diagnosticaron fue un alivio, porque había una explicación a lo que me
ocurría.
Gráfico 11. Frecuencia de respuestas de las personas afectadas en la categoría sistema sanitario.
Fuente. Elaboración propia
Tabla 4. Matriz de co-ocurrencia de los códigos
mientras que las vinculaciones con las relaciones personales más cercana, el
código familia/amigos, ascendió al 10,7%. Las categorías sistema médico (1,8%),
respuesta a la sociedad (11,2%) y entorno laboral (0,8%) fueron las categorías que
han ido emergiendo en el proceso de estudio. Estas categorías, pese a su baja
frecuencia, se han expuesto para poder mostrar algunos elementos explicativos
que, aunque no tienen una gran relevancia discursiva, aportan información
relevante sobre algunos aspectos que se mantienen en la significación del
fenómeno de relación interpersonal entre las personas afectadas y el medio
ambiente social.
Las ER pueden tener un fuerte impacto en la actividad cotidiana del
paciente, así como en el quehacer diario de la familia que se ocupa del cuidado de
esta persona y de cubrir sus necesidades. Ello puede generar una merma de la
calidad de vida de estos pacientes y de estas familias. Todo ello, junto con otros
factores, pueden ocasionar (como vimos anteriormente) efectos psicológicos en
las personas/familias afectadas. Este proceso es sumamente importante a la hora
de comprender la dinámica social y la evolución de las diferentes estructuras
sociales. Recordemos que la sociedad es estructurada, en parte, por un conjunto
de organizaciones internas de diverso tipo. Es decir, en el ámbito social se
configuran una serie de elementos y estructuras organizacionales/relacionales
(grupos, estratos, clases, etc.) que son los que van a configurar la forma de lo
social (Magalhães, 2011). Por lo tanto, este proceso de con-formación de lo social
se establece en base a una serie de relaciones de equidad e inequidad entre los
diferentes nodos del sistema.
Estos efectos de los que estamos hablando pueden ser de reacción y lucha
(proactividad) o efectos negativos de aislamiento y depresión (Dellve et al. , 2006).
Recuérdese las narrativas del caos y las de la restauración. Por otro lado es
importante ser consciente que el proceso de análisis comprensivo de la realidad
social implica el estudio del discurso desde una perspectiva cualitativa pudiéndose
generar problemas en el procesado de la información y en la interpretación.
Asumimos, por ello, que algunos códigos pudieran ser incorporados a otras
categorías en función de los intereses de los investigadores. Por lo tanto hay que
tener en cuenta lo siguiente:
“Si bien el «significado» puede ser un esquema teórico, también
opera como un término conectado directamente con las realidades
de sentido común que el observador procura investigar, y por esa
razón es el más apto para expresar la naturaleza del objeto de
estudio” (Bruyn, 1972, p.189).
Por esta razón, las categorías establecidas hacen referencia al propio
discurso emitido por los informantes, con la intención de conocer el sentido
común que subyace a su percepción y su posible actividad social. De ahí que la
categoría general, que podría parecer que extraña un problema comprensivo por
su vaguedad (y que, por tanto, podría ser re-categorizada en otra categoría) tiene
capacidad heurística y se ha optado por mantenerla en la investigación. Ello es
debido a que, en lo posible y con las mínimas alteraciones, se busca exponer y
analizar el discurso de los participantes tal y como éste fue emitido. Esta
perspectiva epistemológica ha supuesto que, para poder mantener el sentido
objetivo de las narrativas expuestas con su discurso amplio y general, se haya
establecido una categoría con esta designación. No se entienda que esta categoría
está haciendo referencia a un sentido general de los códigos (deseo de olvido,
relaciones positivas, lástima, etc.), sino que hace mención al contexto genérico de
significación de las experiencias de los informantes. La explicación de esta opción
discursiva proviene de la interpenetración que este tipo de patologías genera en
todo el contexto familiar pareciendo que los afectados presentan ciertas
dificultades a la hora de parcelar el discurso en ámbitos concretos de
significación.
En la tabla 6 comprobamos que un amplio conjunto de los participantes
han mostrado narrativas negativas, relacionadas con el estigma, con las ideas
equivocadas por parte de los demás, con la risa, con el desprecio, etc. Esto se ha
podido comprobar en otros estudios anteriores (Petersen 2006, Barlow et al,.
2007; Dures et al., 2011; Brodin et al., 2015; Diesen et al. , 2015; Jaeger et al. , 2015;
Palareti et al. , 2015; von der Lippe et al. , 2016; von der Lippe et al. , 2017) y esta
configuración discursiva es debida a que la enfermedad constituye una disrupción
en nuestra vida, una obstrucción de lo cotidiano, etcétera. De tal modo que en
las narrativas sobre la enfermedad suelen aparecer los aspectos fundamentales de
la vida (Hyden, 1997).
Von der Lippe et al. (2017) en un artículo de revisión nos indican que
existen diversos trabajos en los que se han estudiado los cambios psicológicos
Tabla 6: Categorías, códigos, número de casos y frecuencias relativos a las reacciones
sociales. Fuente. Elaboración propia
relacionados con los aspectos médicos de la condición adquirida a raíz de la
aparición de la afectación patológica. A saber: relativo al conocimiento, a la
incertidumbre sobre el futuro, sobre la evolución de la patología, del
tratamiento, etc. Por otro lado también indican estos mismos autores que existen
diversos estudios (la mitad de los estudiados) en los que los pacientes refieren
problemas sociales relativos a la existencia o construcción de estigmas, de ideas
equivocadas, también se expresa el miedo a ser categorizado de manera negativa,
entre otros aspectos. Además, también muestran la existencia de aspectos
positivos de la vida relacionados con enfermedades de baja prevalencia. Estos
aspectos positivos están vinculados a las configuraciones de estrategias positivas
que permiten la autogestión de la situación, los procesos de normalización, etc.
En la tabla 6 podemos comprobar que la codificación que hemos ido
estableciendo muestra, en un primer vistazo, que estas diferentes perspectivas
narrativas descritas por Von der Lippe et al. (2017) también las encontramos en
nuestros informantes. Ahora bien, destaca en nuestros datos el código “ausencia
de exclusión” como el principal elemento de estructuración de buena parte de las
narraciones. Tengamos presente que este código es relativamente neutro y no
hacen mención explícita a la existencia de un fenómeno de rechazo social, sino a
un fenómeno de ausencia de exclusión. Entonces, quizás pudiera pensarse en el
ámbito español no se están produciendo procesos de rechazo o exclusión a las
personas con patologías raras. Esta interpretación no sería real.
Algunos ejemplos en los que se puede entrever que la ausencia de
exclusión no indica la inexistencia de rechazo completo son:
I34, que padece un tipo de hemofilia, nos indica: Aunque el resto de
las personas tienen un comportamiento correcto, no hemos sentido
rechazo, pero realmente tampoco una excesiva empatía.
Categoría general
Ausencia exclusión
Deseo de olvido
Relaciones positivas
Exclusión/Rechazo
No empatía/Rareza/No
comprensión
Lástima
Imposibilidades
Curiosidad
Desconocimiento
social/Incomprensión
Miedo
Infravalorar
Frecuencia
Fuente. Elaboración propia
Rechazo 15,4%
No comprensión
2,6%
Ocultamiento 2,6%
Apoyo/Aceptación
79,5%
puesto que las patologías estigmatizadas pueden traer consigo que la evolución de
la patología sea más agresiva o que dificulte su tratamiento o gestión (Conrad y
Barker, 2010). De ahí que resulte socialmente preocupante el contexto psicosocial
negativo al que hemos hecho referencia previamente. Por otro lado podemos
comprobar que la institución familiar –en general– y el entorno socioafectivo
más cercano a los afectado opera como un tamponador de este marco psicosocial
de riesgo e incertidumbre. El apoyo y la comprensión de las personas cercanas
será, entonces, uno de los agentes sociales que permiten reducir la posibilidad de
que se produzcan graves situaciones de inequidad y exclusión. Además,
coadyuvan –tal y como afirmaría Niklas Luhmann (1998)– en la reducción de la
complejidad de los afectados. No obstante, también hemos encontrado procesos
de rechazo y de ausencia de comprensión en la familia y en los amigos. En este
sentido conviene tener presente que existe una infrapercepción del rechazo
dentro de este código (Gráfico 14). Ello es debido a que algunos informantes
indican que han sentido rechazo en personas consideradas amigos pero, tras
dicho rechazo, afirman que realmente no lo era y no incorporan a esa persona a
su contexto familiar. Este hecho supone la consideración de tal rechazo en otra
categoría. Este aspecto muestra la creencia de que el entorno familiar y el de
amistas es positivo emocionalmente y ayuda en las situaciones críticas de nuestra
vida. Ahora bien, un porcentaje pequeño de los informantes (18%) consideran
que en su familia/amigos ha habido rechazo y ausencia de comprensión.
Los fenómenos sociales sobre los que estamos tratando podrían tener su
explicación en la imposibilidad de establecer una reconstrucción de la
racionalización rota por la patología y por los síntomas consiguientes. Es decir,
las patologías de baja prevalencia serían disruptores del habitus generando, en
numerosos casos, procesos de exclusión. Recuérdese que el habitus, del que ya
hemos hablado, se manifiesta en el comportamiento social, en los rituales
colectivos y en las prácticas automatizadas (Wagner y Hayes, 2011). La
incertidumbre y el riesgo en relación con el futuro, con las relaciones humanas,
etc. son los factores explicativos de este fenómeno. Es decir, la sintomatología, la
evolución de la enfermedad, el sufrimiento convertido en elemento cotidiano y
compartido, o las transformaciones del cuerpo (entre otros aspectos) generan esta
percepción de incertidumbre y riesgo en aquella parte de la sociedad relacionada
indirectamente con estas patologías. En estas situaciones, la certeza se rompe y la
racionalidad tiene ciertas dificultades de operar desde las premisas convencionales
del razonamiento preestablecido. Al operar fundamentalmente el riesgo y la
incertidumbre las elecciones se dificultan o se imposibilitan (Gómez, 1992). Otra
posición relacionada con esta la encontramos en Cornelius Castoriadis (1997).
Este autor mencionó la existencia de la lógica ensídica que consiste en un tipo de
razonamiento social que permite a una sociedad sobrevivir y mantener sus
estructuras fundamentales inalteradas. Castoriadis afirma que las instituciones de
la sociedad implementa esta lógica a través de una serie de imposiciones
imaginarias instituidas. Ellas serán las que configuren la evolución social (o su
carencia) y establezcan los mecanismos necesarios para que esa lógica sea
incorporada por las personas (Coca y Valero, 2010).
Cuando sucede este fenómeno de exclusión dentro del ámbito de las
relaciones humanas más cercanas, se desarrollan procesos difíciles de adecuar a
Gráfico 15. Frecuencia de respuestas (códigos) en la categoría de respuesta a la sociedad
Exclusión Familiar
Exclusión Social
Exclusión Política
Exclusión Investigación
Nula/Nada
Muy negativa
Bastante negativa
Intermedia
Bastante positiva
Muy positiva
Pilar/Positivo/
Fundamental
Asociación/Federación
Respuesta
indeterminada/nula
Frecuencia
I56: “Los médicos han sido empáticos pero muchos de ellos tenían muy
poca o ninguna experiencia, y se cortaban y se notaba su inseguridad.
Por el otro lado también hubo especialistas que sabían o al menos
buscaban soluciones”.
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Abstract: In this text we review the key aspects of the relationship between rare diseases and
epigenetics. The effects brought about by the different alterations in the processes of genetic
regulation are exposed. Likewise, the different types of epigenetic alterations and some
associated rare pathologies are briefly exposed.
A lo largo de este capítulo hemos hecho una revisión sobre algunas de las
patologías de baja prevalencia relacionadas con las alteraciones en los procesos de
regulación epigenética. Como hemos podido comprobar el avance en la
comprensión de las mismas es notable. No obstante, nuestro conocimiento aún
es limitado y, por tanto, necesitamos seguir conociendo más sobre estos
procesos. Por ello, el estudio sobre la contribución que la regulación epigenética
tiene en las enfermedades raras será fundamental para un mejor entendimiento
del mecanismo de acción y sus consecuencias así como para el desarrollo de
nuevos tratamientos.
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https://dx.doi.org/10.1136%2Fjmg.38.4.224
Resumen: La presente investigación tiene como objetivo analizar la realidad social de las
familias afectadas por el Síndrome de Wolfram. Se realiza una investigación cualitativa basada
en entrevistas online. El análisis es sociohermenéutico y comprensivo. Se comprueba el
aislamiento al que se ven sometidas las familias y la problemática social que éstas padecen. Por
último es notoria la situación de marginación social que viven los afectados.
Palabras clave: Síndrome de Wolfram, sociohermenéutica, comprensión social, exclusión.
Abstract: The objective of this research is to analyze the social reality of families affected by
Wolfram’s Syndrome. Qualitative research based on online interviews is carried out. The
analysis is socio-hermeneutics and comprehensive. The isolation to which the families are
subjected and the social problems they suffer are proved. Finally, the situation of social
marginalization lived by those affected is notorious.
AGRADECIMIENTOS
Los autores agradecen a José Ramón López la revisión del texto.
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Resumen. En este trabajo se hace una revisión sobre la actualidad del conocimiento sobre las
encefalopatías espongiformes transmisibles. El objetivo fundamental es revisar los aspectos
biomédicos de estas patologías. Los autores centran su interés en el estudio de los aspectos
moleculares relacionados con las EET.
Abstract. This paper presents a review on the current knowledge about transmissible
spongiform encephalopathies. The fundamental objective is to review the biomedical aspects
of these pathologies. The authors focus their interest on the study of the molecular aspects
related to TSEs.
Figura 3. Anomalías observables en los encéfalos de pacientes afectados por una enfermedad
priónica. a) Imagen de la corteza frontal de un paciente de ECJ donde se aprecia el daño
espongiforme. Tinción con hematoxilina & eosina. 20x. b) Deposición de PrP en la corteza
frontal de paciente de ECJ. Tinción con anticuerpo anti-PrP 12F10. 20x. c) Aumento de
gliosis reactiva en el tálamo de paciente de IFF. Tinción con anticuerpo anti-Proteina Ácida
Fibrilar Glial (GFAP). 40x. Modificado de Will y Ironside, 2017.
para entender o dar respuesta a estos fenómenos, lo que con toda seguridad se
plasmará en la futura resolución de estas y otras incógnitas que rodean a los
priones.
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Resumen: Fundamento y objetivos.- El síndrome post-polio es una entidad incorporada en 2010 a
la Clasificación Internacional de Enfermedades y que afecta, con una prevalencia muy variable,
a personas que padecieron poliomielitis. Su reciente codificación y el desconocimiento de la
misma por los profesionales añade a su baja prevalencia el infradiagnóstico. Se busca conocer
en qué modo la experiencia de la poliomielitis modula la relación de las personas afectadas por
síndrome post-polio con los profesionales de la salud, la valoración que hacen de la asistencia
sanitaria y el proceso de empoderamiento como respuesta a los problemas percibidos. Se trata
por tanto de investigar memoria e historia como importantes condicionantes de las
circunstancias sanitarias actuales.
1Trabajo realizado en el marco del proyecto “Investigación, redes asistenciales y empoderamiento: respuestas sociales
y científicas a las enfermedades raras en la Península Ibérica (1940-2015)” HAR2017-87318-P (Programa de I+D
Excelencia) del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.
a personas que dicen estar diagnosticadas de síndrome post-polio (44 mujeres y 28 hombres).
La encuesta se compone de respuesta abiertas, cerradas y escalas tipo Likert. Los resultados
han sido tratados estadísticamente.
Reflexiones finales.- La valoración de los logros obtenidos por las personas afectadas por
síndrome post-polio son geográficamente limitados a grandes núcleos urbanos. Sus
reivindicaciones comprenden la necesidad de reconocimiento del síndrome post-polio, de
conocimiento médico del mismo y de aplicación de protocolos asistenciales. Las dificultades
para obtener una jubilación y una pensión digna son interpretadas como un desconocimiento
de sus circunstancias, que vinculan a un desinterés social. Esta percepción se vincula a un
sentimiento de injusticia fundamentada históricamente. La respuesta a sus problemas debería
pasar por un empoderamiento real en que se les reconociese como especialistas en experiencia
y se les integrase en plataformas de activismo basado en la evidencia.
Abstract. Background and Objectives - The Post-Polio syndrome (PPS) is an entity incorporated
in 2010 in the International Classification of Diseases and that affects, with variable
prevalence, those who suffered of Polio. The recent codification and the unfamiliarity with the
disease between professionals, add to the low prevalence the underdiagnoses. The aim of this
study is to understand how the polio experience modulates the relationship between people
who were affected by PPS and health professionals, the patient´s evaluation of the sanitarian
assistance and the empowerment process as an answer to the perceived problems. That is to
say that the main goal is to consider memory and history as important conditionings of the
current sanitarian circumstances.
Method - The core of the research is the result of an online questionnaire, of Iberian scope,
composed, through a filter application, by 194 valid answers, 72 of those correspond to Post-
Polio Syndrome diagnosed individuals (44 women and 28 men). This inquiry includes open
questions, closed questions and Likert scales. The results were statistically treated.
Main results - 72,22% of the respondents were born in the 50´s and 79, 17% had suffered the
polio infection before the two years of age. The inferior extremities were the most affected
which justifies that 81,82% of the women and about 75% of the men had been subjected to
an average of six surgical interventions (mostly men), long hospital admissions and explain the
need for help to move (special footwear in 80% of the cases).
Although all the difficulties they manage to have access to education and to
incorporate the job market.
The onset of the post-polio syndrome led to a re medicalization of their lives, with
difficulty in obtaining a diagnosis in more than 77% of the cases (mainly between women) in
consequence of the unfamiliarity of the professionals, and a posterior recognition of the
diagnostic process as unsatisfactory.
The sanitarian, care and social answer to the needs that result from the deterioration
produced by the PPS is also considered inappropriate. The response is an empowerment
process through the active search of information and the creation of social movements, since
the traditional associations to the virtual social networks. Here, becomes outward a bigger
protagonism of women that achieve a greater representativeness in leadership positions.
Final Remarks - The appreciation of the acquired achievements by those who are affected by
post-Polio syndrome are geographically limited to large urban centers. Their claims include the
need for recognition of the syndrome, the need for medical knowledge about the disease and
of the application of the assistance protocols. The difficulties of obtaining the retirement and
a dignified pension are interpreted as social disinterest. This perception is linked to a feeling
of injustice historically grounded.
The answer to their problems demands a real empowerment in which they should be
considered experience specialists and integrated in experience based activism platforms.
2 El Síndrome Post-Poliomielitis figura como ORPHA:2942 en el portal de Orphanet (el gran portal de las
enfermedades raras en la Unión Europea), si bien no queda establecida su prevalencia, pues, como veremos, ésta es
sumamente imprecisa. El mismo portal dirige sólo a dos asociaciones españolas, de las cuales, la única específica de
polio y síndrome post-polio (FEAPET), está inactiva. Por otra parte, en el portal de EURORDIS (alianza de
asociaciones europeas de pacientes con enfermedades raras) no figura actualmente como miembro directo ninguna
asociación española de polio y post-polio.
polio y sus reivindicaciones contemplasen precisamente el elevado número de
afectados (Vilá, 1994; Planella et al, 2012; Rodríguez-Sánchez, 2012b; Martos,
2018). Igualmente, sólo desde una historia cultural y social es posible ponderar la
intensa decepción de quienes viven el síndrome post-polio cuando consideran el
interés que suscitó la normativización de los niños con secuelas y la lucha hasta
la erradicación de la polio, al contraponerlo con la actual voluntad de olvido,
negación y escasa atención hacia un problema que afecta a quienes fueron
educados en el esfuerzo constante para una plena integración social. Sólo una
interpretación histórica permite revelar que uno de los importantes componentes
del síndrome en España es su vivencia como injusticia.
Por todo ello, el síndrome post-polio muestra muchos elementos
comunes con las restantes enfermedades poco frecuentes, especialmente en los
aspectos sociosanitarios, pero unas indudables particularidades cimentadas en la
propia historia de la poliomielitis. No es por tanto nuestro propósito plantear
consideraciones teóricas de carácter sociológico, sino aportar una perspectiva
histórica que permita la mejor contextualización de un innegable problema.
3 La historia de la lucha contra la poliomielitis en España, la Península Ibérica e Iberoamérica ha sido objeto de
diversos estudios colectivos, bien como dosieres de revistas especializadas o como libros. Sin pretensión de
exhaustividad, debemos mencionar aquí: Martínez-Pérez, 2009a; Nascimento, 2010; Álvarez et al., 2011; Ballester y
Porras, 2012; Porras et al., 2013; Porras et al., 2014; Rodríguez-Sánchez, 2015a; Álvarez y Nascimento, 2015, Porras et
al., 2016.
se convirtiese en el país de su entorno con mayor tasa de morbilidad por
poliomielitis, algo denunciado por Florencio Pérez Gallardo (artífice científico
de la campaña) en su correspondencia con Albert Sabin y por todo su equipo en
un revelador artículo del año 1975 (Rodríguez-Sánchez, 2015b).
Es también preciso comprender este contexto de una dictadura
nacionalcatólica para poder interpretar las vivencias de la poliomielitis que
condicionan la experiencia de quienes hoy padecen el síndrome post-polio. Si la
cultura del esfuerzo para la integración fue, en la mayor parte del mundo,
consigna para esas niñas y niños con secuelas, en el caso de España obedecía
también a la conceptualización como “productores” que les otorgaba el Régimen
franquista (Martínez-Pérez y Del Cura, 2015; Cayuela y Martínez-Pérez, 2018).
La religión actuó como aliada necesaria en la construcción de esa cultura en la
que la persona con discapacidad no tenía derechos sino deudas con la sociedad y
5 Así se pone de manifiesto en las historias sobre la poliomielitis que se han publicado en diferentes
países, si bien con un claro predominio de las referidas a Estados Unidos. Sin afán de exhaustividad se
citan aquí algunas de las más relevantes: Gould, 1995; Sass, 1996; Aitken et al., 2004; Shell, 2005; Wilson,
2005b; Silver y Wilson, 2007; Wooten, 2009; Vargha, 2018; Testa, 2018.
6 Los datos que se usan actualmente para ello son los procedentes del informe que el Congreso de los
Diputados encargó a la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias, que publicó en 2002 y en el que
consideraba en esa cifra “la población minusválida valorada en España exclusivamente por secuelas de
polio”. Ese estudio, como nuestros propios trabajos y los de otros autores, coinciden en la dificultad para
obtener unas cifras reales de personas afectadas: las estadísticas de la época sólo contemplaban aquellos
casos registrados en hospitales con secuelas paralíticas lo que constituía sólo una parte del total de
afectados; mientras que en la actualidad sigue sin existir un registro de personas con secuelas de polio,
algo continuamente reclamado por las asociaciones de polio y post-polio (Bouza et al., 2003).
7 La Clasificación Internacional de Enfermedades CIE-10, tuvo una primera edición en 2008, en la cual el
síndrome post-polio no tenía categoría propia, si bien, para los profesionales que lo diagnosticasen,
existía la posibilidad de incluirlo dentro de la más amplia categoría B-91 “Secuelas de poliomielitis”. En la
décima versión, de uso obligatorio para los países pertenecientes a la OMS desde el año 2010, el
Síndrome Post-Polio figuró con el código G-14. (Laurenti et al., 2013).
8 Estos datos proceden del estudio realizado en los periódicos de tirada nacional El País, ABC, El Mundo
y La Razón (Rodríguez-Sánchez y Guerra, 2015a).
de países en vías de desarrollo y ligada por ello a los programas de cooperación
internacional, lo que minimizaba su presencia en la agenda periodística
(Rodríguez-Sánchez y Guerra, 2015b). En consecuencia, la invisibilidad de
quienes padecieron la polio en el propio país era manifiesta.
En este contexto, las personas con efectos tardíos de la poliomielitis o
con síndrome post-polio han vivido en las dos últimas décadas un intenso
conflicto generado por un viraje individual, colectivo y social hacia postulados
antagónicos (Hollingsworth et al., 2002). Quedan ya expresados algunos de ellos:
por un lado, la conciencia de que su discapacidad se había originado durante una
epidemia se ha visto enfrentada al hecho de que el actual síndrome post-polio se
considere como “enfermedad rara” debido a su baja prevalencia (a la que
contribuye la ausencia de nuevos casos, el natural fallecimiento a lo largo de los
años de las personas afectadas y un infradiagnóstico asociado al desconocimiento
del síndrome por parte de los profesionales de la salud), una frecuencia siempre
cuestionable por la falta de datos fiables al carecer de estadísticas en nuestro
medio (la mayor parte de las historias clínicas electrónicas en España mantienen
versiones de la CIE en las que el síndrome post-polio queda oculto con un código
138 más amplio e inespecífico, mientras que las personas afectadas siguen
reivindicando un censo que revele cuántas tienen secuelas de polio para así poder
prever el posible impacto del síndrome); por otro, la percepción de que la
sociedad que mostró temor, preocupación y solidaridad ante la polio en los años
de las epidemias desea ahora olvidar y silenciar los testimonios que pongan en
cuestión el exitoso broche de la erradicación.
movimientos reivindicativos de las personas afectadas por polio y síndrome postpolio” HAR2009-14068-
C03-02 e “Internacionalización y estrategias contra la enfermedad: profesionales, personas afectadas y
activismo ante la erradicación de la polio y la aparición del SPP (1963-2010)” HAR2012-39655-C04-03.
sociodemográficas que exponemos a continuación. Nacieron entre los años 1945
y 1971 (Gráfico 3), con una distribución que se corresponde, como era de prever,
con el período de mayor incidencia de la poliomielitis en España. En
comparación con la Primera Encuesta Iberoamericana sobre las Condiciones de
las Personas Afectadas por la Poliomielitis el, realizada por Sergio Augusto
Vistrain (OMCETPAC)10, el número de nacidos entre 1950 y 1960 sería el
72,22% frente al 58,5% encontrado para el conjunto de Iberoamérica.
La infección poliomielítica la sufrieron entre el mes y los siete años de
edad, siendo la mayor incidencia con año y medio (Gráfico 4). Son datos muy
próximos a los iberoamericanos (Vistrain et al., 2013) que encuentran que la polio
fue contraída antes de los dos años por un 76% de encuestados, algo que en
nuestro estudio se eleva al 79,17%.
La afectación fue sumamente diversa, aunque preferentemente de
extremidades inferiores y, con mayor frecuencia, sólo de una. Esto supone una
10 Estos datos parten de las 334 encuestas cuyo análisis figura en la web de la Organización Mexicana
11La bibliografía sobre el modelo médico o individual de discapacidad y la progresiva sustitución por un
modelo social es muy abundante. Una revisión breve pero precisa de esta bibliografía puede encontrarse
en Watson, 2004. Sobre el modelo social es recomendable el estudio de Palacios, 2008. Sobre el concepto
“vida independiente” una excelente toma de contacto se puede realizar a través de García Alonso, 2003.
En el caso de la diversidad funcional véase Palacios y Romañach, 2006. Desde la perspectiva biopolítica
de las intervenciones sobre las personas con discapacidad véase Cayuela (2017).
degenerativo que obliga a una atención médica. Si para cualquier paciente puede
ser difícil esta situación (Hollingsworth et al., 2002), debemos entender hasta qué
punto resulta conflictivo remedicalizar sus vidas a esas personas que lucharon
desde finales de los setenta por desvincular discapacidad de enfermedad y
minusvalía considerando sus reivindicaciones como derechos humanos (Fleischer
y Zames, 2011) y cómo influye este pasado en la nueva relación clínica
determinada por el síndrome, máxime cuando como queda dicho se evidencia
desconocimiento (Ferreira et al., 2011; Muñoz et al., 2018) e, incluso, escepticismo
y desinterés (Rodríguez-Sánchez et al., 2013).
La encuesta realizada revela que 17 mujeres (38,64% de las 44
participantes con SPP) han pertenecido a algún movimiento asociativo, partido
político o sindicato. 23 no y 4 no responden. En el caso de los hombres han sido
14 (50% de los 28 participantes con SPP), en tanto que 12 no y 2 no responden.
El 68,18% de las mujeres (30, 11 indican que no y 3 no contestan) han
estado en contacto con algún movimiento específico relacionado con la
discapacidad frente al 57,14% de los hombres (16, 7 responden no y 5 no
contestan). Las personas que refieren este contacto asociativo lo hicieron como
simpatizantes, activistas, dirigentes, socios u otras vinculaciones. Las categorías
propuestas no son excluyentes, por lo que algunas personas consignan varias
(entre los hombres hay 3 con dos categorías; entre las mujeres hay 1 con 4, 1 con
3 y 2 con 2).
Si procedemos a comparar la participación de hombres y mujeres en
movimientos sociales, tanto generales como de discapacidad, su vinculación y el
acceso a cargos directivos, obtenemos los resultados que se ofrecen en la tabla 3:
12 Aunque las asociaciones de síndrome post-polio han vivido en los últimos años cambios continuos y es
difícil determinar su desaparición o simple inactividad temporal, podemos considerar que en la actualidad
existen ocho asociaciones activas, una de carácter nacional, 4 autonómicas y 3 provinciales. Sus
presidencias son ocupadas en 5 de las 8 (un 62,5%) por mujeres.
Tabla 4. Actividades desarrolladas en los movimientos sociales. (En la columna de totales
aparecen entre paréntesis las desviaciones)
13 Carta de derechos y deberes del paciente. Unidad 23. Organización y legislación sanitaria en España.
14Vide Ferreira et al., 2011 quienes, al analizar un cuestionario respondido por 30 médicos, encuentran
importantes errores conceptuales sobre la polio y el síndrome postpolio.
inmediaciones), lugares en los que existen unidades de referencia o con
especialización en enfermedades neuromusculares15.
Para quienes vivenciaron la obtención de un diagnóstico como un
proceso difícil existieron diversos motivos:
- Desconocimiento del síndrome post-polio y de la poliomielitis por parte de los
médicos, tanto de atención primaria como especialistas (neurólogos y
traumatólogos). El término “desconocimiento” es el que más se repite en
todos los casos. Si Ferreira et al. (2011) evidencian la falta de conocimientos
sobre polio y SPP entre los médicos brasileños, Muñoz et al. (2018)
comprueban lo mismo en su estudio.
- El desconocimiento tiene como consecuencia el inicio de itinerarios
terapéuticos, en ocasiones erráticos, que implican a múltiples especialistas
y larga duración (de años).
- En otros casos, no se trata de desconocimiento sino de ideología creencial frente
a la existencia o no del síndrome post-polio: “ Ningún facultativo
(Incluyendo traumatólogos del Hospital Sant Rafael) admitía que existiera o no
habían oído hablar del SPP”(ID51); “ Mi traumatólogo conocía el SPP, pero me
negaba su existencia”(ID95); “ Neurólogos que dudan de la existencia del SPP,
así hasta encontrar a uno que sabía del tema” (ID355).
Esta percepción por parte de las mujeres de una mayor dificultad para ser
diagnosticadas de síndrome post-polio se corresponde, como hemos
comprobado, con una realidad estadística: encontramos menos diagnósticos
entre mujeres que entre hombres, pese a que son ellas quienes tienen mayores
posibilidades de desarrollarlo. La trascendencia de este hecho no debería pasar
desapercibida para un profesional de la salud, máxime cuando estas pacientes
vivieron, con mayor intensidad que los hombres, experiencias hospitalarias
traumáticas debido a acciones biopolíticas de medicalización y expropiación del
cuerpo (Rodríguez-Sánchez y Guerra, 2012; Cayuela, 2017; Valls-Llobet, 2018).
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