Libertad de Culto
Libertad de Culto
Libertad de Culto
FACULTAD DE DERECHO
SECCIÒN: N04B
PROFESOR:
CI.V-
Desarrollo Teórico
LA LIBERTAD DE CULTO
Partiendo desde una filosófica doctrinaria desde los orígenes de la humanidad en general, la
libertad de cultos es un derecho humano fundamental entre las convivencias de las
diferentes sociedades existentes en nuestra población en general, donde se fundamenta la
conciencia de todas las personas nos permite pensar, expresar y actuar en base a nuestra
población en general, donde se fundamenta la conciencia de todas las personas. Nos
permite pensar, expresar, y actuar en base a nuestras creencias profundas. Las iglesias, las
organizaciones religiosas y las personas enfrentan crecientes restricciones al participar en el
ámbito público, al expresar sus creencias o al prestar servicios en la sociedad. Pero es
mucho el bien que pueden hacer los miembros de la iglesia y las personas de buena
voluntad para preservar y fortalecer la libertad de culto.
Vista desde el punto de vista de la libertad de conciencia, es vital para la salud de una
sociedad diversa. Permite que prosperen distintas religiones y creencias. La libertad de
culto protege los derechos de todos los grupos y de todas las personas, entre ellas las mas
vulnerables, sean estas religiosas o no.
EL CULTO CATOLICO
En la Iglesia católica, además del culto de adoración a Dios (latría), existe también el culto
de veneración a los Santos (dulía) y a la Virgen María (hiperdulía). Estos dos cultos, siendo
el primero más importante, son muy diferentes, pero ambos son expresados a través de la
liturgia, que es el culto oficial y público de la Iglesia Católica, y también a través de la
piedad popular, que es el culto católico privado.
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EL MODUS VIVENDI DEL ESTADO VENEZOLANO Y LA CIUDAD ESTADO DEL
VATICANO (SANTA SEDE).
El texto íntegro del Modus vivendi está tomado de la Gaceta Oficial Nº 27.478, publicada
el martes 30 de junio de 1964.
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Art. I.- El Estado Venezolano continuará asegurando y garantizando el libre y pleno
ejercicio del Poder Espiritual de la Iglesia Católica, así como el libre y público ejercicio del
culto católico en todo el territorio de la República.
Art. II.- El Estado Venezolano reconoce el libre ejercicio del derecho de la Iglesia Católica
de promulgar Bulas, Breves, Estatutos, Decretos, Cartas Encíclicas y Pastorales en el
ámbito de su competencia y para la prosecución de los fines que le son propios.
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Art. VI. - Antes de proceder al nombramiento de un Arzobispo u Obispo diocesano, o de un
Prelado Nullius, o de sus Coadjutores con derecho a sucesión, la Santa Sede participará el
nombre del candidato al Presidente de la República, a fin de que éste manifieste si tiene
objeciones de carácter político general que oponer al nombramiento. En caso de existir
objeciones de tal naturaleza, la Santa Sede indicará el nombre de otro candidato para los
mismos fines. Las diligencias correspondientes se desarrollarán con la mayor reserva a fin
de mantener secretos los nombres de los candidatos hasta que sea publicado el
nombramiento definitivo. Transcurridos treinta días desde la comunicación hecha al
presidente de la República, el silencio de éste se interpretará en el sentido de que no tiene
objeciones que oponer al nombramiento. En casos excepcionales, dicho término podrá
extenderse hasta sesenta días, de acuerdo con la Nunciatura Apostólica.
Art. VII.- Los Arzobispos y Obispos diocesanos y sus coadjutores con derecho a sucesión
serán ciudadanos venezolanos.
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Dignidades, tendrá aplicación el Art. XI con respecto a ellas, una vez que haya mediado un
acuerdo con el Gobierno.
Art. X.- La erección de nuevas Parroquias se hará libremente por los Ordinarios diocesanos,
los cuales comunicarán a la primera Autoridad Civil de la jurisdicción la erección y los
límites de las nuevas Parroquias, así como los cambios de límites de las Parroquias ya
existentes.
Art. XIII.- Cuando a juicio de los Ordinarios sea necesaria la colaboración ya sea de
Institutos Religiosos de varones o mujeres, ya sea de Sacerdotes seculares de otra
nacionalidad, para la asistencia religiosa de los fieles y para las obras sociales y de
beneficencia públicas o privadas, se solicitará por escrito su entrada y permanencia en el
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país, las cuales serán otorgadas por la competente Autoridad, previo el cumplimiento de los
requisitos legales ordinarios.
Art. XIV.- La Iglesia podrá libremente establecer Seminarios Mayores y Menores, tanto
Diocesanos como Interdiocesanos, y otros Institutos destinados a la formación del Clero
Secular y Religioso, los cuales dependerán únicamente de la Autoridad Eclesiástica en su
dirección, régimen y programas de estudio. Reconociendo el Estado los fines específicos de
la educación impartida por tales Seminarios e Institutos, está dispuesto a conceder la
equivalencia de los estudios de educación secundaria siempre que el plan de dichos
estudios contenga, en igualdad de condiciones, las asignaturas que integran el de educación
secundaria.
Art. XVI.- Las Altas Partes signatarias se comprometen a resolver amistosamente las
eventuales diferencias que en lo futuro pudiesen presentarse en la interpretación o
aplicación de cualquier cláusula de la presente Convención y, en general, en las mutuas
relaciones entre la Iglesia y el Estado.
Art. XVII.- La presente Convención - cuyos textos en lengua italiana y español la hacen fe
por igual - entrará en vigor desde el momento del canje de ratificación. Una vez ratificado,
el presente Acuerdo será la norma que, como lo prevé el Art. 130 de la Constitución,
regulará las relaciones entre la Iglesia y el Estado.