Astronomia
Astronomia
Astronomia
El Hubble: telescopio ubicado fuera de la atmósfera que observa objetos celestes. Sus
maravillosas imágenes han asombrado al mundo, descubierto estrellas y planteado
hipótesis. Es el icono de la astronomía moderna.
Es una de las pocas ciencias en las que los aficionados aún pueden desempeñar un papel
activo, especialmente en el descubrimiento y seguimiento de fenómenos como curvas de
luz de estrellas variables, descubrimiento de asteroides y cometas, etc.
En casi todas las religiones antiguas existía la cosmogonía, que intentaba explicar el
origen del universo, ligando éste a los elementos mitológicos. La historia de la
astronomía es tan antigua como la historia del ser humano. Antiguamente se ocupaba,
únicamente, de la observación y predicciones de los movimientos de los objetos visibles
a simple vista, quedando separada durante mucho tiempo de la Física. En Sajonia-
Anhalt, Alemania, se encuentra el famoso Disco celeste de Nebra, que es la
representación más antigua conocida de la bóveda celeste. Quizá fueron los astrónomos
chinos quienes dividieron, por primera vez, el cielo en constelaciones. En Europa, las
doce constelaciones que marcan el movimiento anual del Sol fueron denominadas
constelaciones zodiacales. Los antiguos griegos hicieron importantes contribuciones a la
astronomía, entre ellas, la definición de magnitud. La astronomía precolombina poseía
calendarios muy exactos y parece ser que las pirámides de Egipto fueron construidas
sobre patrones astronómicos muy precisos.
La cultura griega clásica primigenia postulaba que la Tierra era plana. En el modelo
aristotélico lo celestial pertenecía a la perfección -"cuerpos celestes perfectamente
esféricos moviéndose en órbitas circulares perfectas"-, mientras que lo terrestre era
imperfecto; estos dos reinos se consideraban como opuestos. Aristóteles defendía la
teoría geocéntrica para desarrollar sus postulados. Fue probablemente Eratóstenes quien
diseñara la esfera armilar que es un astrolabio para mostrar el movimiento aparente de
las estrellas alrededor de la tierra.
Esfera armilar.
La astronomía observacional estuvo casi totalmente estancada en Europa durante la
Edad Media, a excepción de algunas aportaciones como la de Alfonso X el Sabio con
sus tablas alfonsíes, o los tratados de Alcabitius, pero floreció en el mundo con el
Imperio persa y la cultura árabe. Al final del siglo X, un gran observatorio fue
construido cerca de Teherán (Irán), por el astrónomo persa Al-Khujandi, quien observó
una serie de pasos meridianos del Sol, lo que le permitió calcular la oblicuidad de la
eclíptica. También en Persia, Omar Khayyam elaboró la reforma del calendario que es
más preciso que el calendario juliano acercándose al Calendario Gregoriano. A finales
del siglo IX, el astrónomo persa Al-Farghani escribió ampliamente acerca del
movimiento de los cuerpos celestes. Su trabajo fue traducido al latín en el siglo XII.
Abraham Zacuto fue el responsable en el siglo XV de adaptar las teorías astronómicas
conocidas hasta el momento para aplicarlas a la navegación de la marina portuguesa.
Ésta aplicación permitió a Portugal ser la puntera en el mundo de los descubrimientos
de nuevas tierras fuera de Europa.
Revolución científica
Durante siglos, la visión geocéntrica de que el Sol y otros planetas giraban alrededor de
la Tierra no se cuestionó. Esta visión era lo que para nuestros sentidos se observaba. En
el Renacimiento, Nicolás Copérnico propuso el modelo heliocéntrico del Sistema Solar.
Su trabajo De Revolutionibus Orbium Coelestium fue defendido, divulgado y corregido
por Galileo Galilei y Johannes Kepler, autor de Harmonices Mundi, en el cual se
desarrolla por primera vez la tercera ley del movimiento planetario.
Galileo añadió la novedad del uso del telescopio para mejorar sus observaciones. La
disponibilidad de datos observacionales precisos llevó a indagar en teorías que
explicasen el comportamiento observado (véase su obra Sidereus Nuncius). Al principio
sólo se obtuvieron reglas ad-hoc, cómo las leyes del movimiento planetario de Kepler,
descubiertas a principios del siglo XVII. Fue Isaac Newton quien extendió hacia los
cuerpos celestes las teorías de la gravedad terrestre y conformando la Ley de la
gravitación universal, inventando así la mecánica celeste, con lo que explicó el
movimiento de los planetas y consiguiendo unir el vacío entre las leyes de Kepler y la
dinámica de Galileo. Esto también supuso la primera unificación de la astronomía y la
física (véase Astrofísica).
A finales del siglo XIX se descubrió que, al descomponer la luz del Sol, se podían
observar multitud de líneas de espectro (regiones en las que había poca o ninguna luz).
Experimentos con gases calientes mostraron que las mismas líneas podían ser
observadas en el espectro de los gases, líneas específicas correspondientes a diferentes
elementos químicos. De esta manera se demostró que los elementos químicos en el Sol
(mayoritariamente hidrógeno) podían encontrarse igualmente en la Tierra. De hecho, el
helio fue descubierto primero en el espectro del Sol y sólo más tarde se encontró en la
Tierra, de ahí su nombre.
Se descubrió que las estrellas eran objetos muy lejanos y con el espectroscopio se
demostró que eran similares al Sol, pero con una amplia gama de temperaturas, masas y
tamaños. La existencia de la Vía Láctea como un grupo separado de estrellas no se
demostró sino hasta el siglo XX, junto con la existencia de galaxias externas y, poco
después, la expansión del universo, observada en el efecto del corrimiento al rojo. La
astronomía moderna también ha descubierto una variedad de objetos exóticos como los
quásares, púlsares, radiogalaxias, agujeros negros, estrellas de neutrones, y ha utilizado
estas observaciones para desarrollar teorías físicas que describen estos objetos. La
cosmología hizo grandes avances durante el siglo XX, con el modelo del Big Bang
fuertemente apoyado por la evidencia proporcionada por la astronomía y la física, como
la radiación de fondo de microondas, la Ley de Hubble y la abundancia cosmológica de
los elementos químicos.
Para ubicarse en el cielo, se agruparon las estrellas que se ven desde la Tierra en
constelaciones. Así, continuamente se desarrollan mapas (cilíndricos o cenitales) con su
propia nomenclatura astronómica para localizar las estrellas conocidas y agregar los
últimos descubrimientos.
Instrumentos de observación
Galileo Galilei observó gracias a su telescopio cuatro lunas del planeta Júpiter, un gran
descubrimiento que chocaba diametralmente con los postulados tradicionalistas de la
Iglesia Católica de la época.
Para observar la bóveda celeste y las constelaciones más conocidas no hará falta ningún
instrumento, para observar cometas o algunas nebulosas sólo serán necesarios unos
prismáticos, los grandes planetas se ven a simple vista; pero para observar detalles de
los discos de los planetas del sistema solar o sus satélites mayores bastará con un
telescopio simple. Si se quiere observar con profundidad y exactitud determinadas
características de los astros, se requieren instrumentos que necesitan de la precisión y
tecnología de los últimos avances científicos.
Astronomía visible
Actualmente, el telescopio más grande del mundo se llama Very Large Telescope y se
encuentra en el observatorio Paranal, al norte de Chile. Consiste en cuatro telescopios
ópticos reflectores que se conjugan para realizar observaciones de gran resolución.
El Very Large Array. Como muchos otros telescopios, éste es un array interferométrico
formado por muchos radiotelescopios más pequeños.
Estos datos ofrecen información muy importante sobre los astros, su composición
química, temperatura, velocidad en el espacio, movimiento propio, distancia desde la
Tierra y pueden plantear hipótesis sobre su formación, desarrollo estelar y fin.
El análisis desde la Tierra de las radiaciones (infrarrojos, rayos x, rayos gamma, etc.) no
sólo resulta obstaculizado por la absorción atmosférica, sino que el problema principal,
vigente también en el vacío, consiste en distinguir la señal recogida del "ruido de
fondo", es decir, de la enorme emisión infrarroja producida por la Tierra o por los
propios instrumentos. Cualquier objeto que no se halle a 0 K (-273,15 °C) emite señales
electromagnéticas y, por ello, todo lo que rodea a los instrumentos produce radiaciones
de "fondo". Hasta los propios telescopios irradian señales. Realizar una termografía de
un cuerpo celeste sin medir el calor al que se halla sometido el instrumento resulta muy
difícil: además de utilizar película fotográfica especial, los instrumentos son sometidos a
una refrigeración continua con helio o hidrógeno líquido.
La radioastronomía se basa en la observación por medio de los radiotelescopios, unos
instrumentos con forma de antena que recogen y registran las ondas de radio o radiación
electromagnética emitidas por los distintos objetos celestes.
Estas ondas de radio, al ser procesadas ofrecen un espectro analizable del objeto que las
emite. La radioastronomía ha permitido un importante incremento del conocimiento
astronómico, particularmente con el descubrimiento de muchas clases de nuevos
objetos, incluyendo los púlsares (o magnétares), quásares, las denominadas galaxias
activas, radiogalaxias y blázares. Esto es debido a que la radiación electromagnética
permite "ver" cosas que no son posibles de detectar en las astronomía óptica. Tales
objetos representan algunos de los procesos físicos más extremos y energéticos en el
universo.
Este método de observación está en constante desarrollo ya que queda mucho por
avanzar en esta tecnología.
Diferencia entre la luz visible e infrarroja en la Galaxia del Sombrero ó Messier 104.
Astronomía de infrarrojos
Gran parte de la radiación astronómica procedente del espacio (la situada entre 1 y
1000μm) es absorbida en la atmósfera. Por esta razón, los mayores telescopios de
radiación infrarroja se construyen en la cima de montañas muy elevadas, se instalan en
aeroplanos especiales de cota elevada, en globos, o mejor aún, en satélites de la órbita
terrestre.
Astronomía ultravioleta
Imagen que ofrece una observación ultravioleta de los anillos de Saturno. Esta
reveladora imagen fue obtenida por la sonda Cassini-Huygens.
Astronomía de rayos X
Los rayos gamma son radiaciones emitidas por objetos celestes que se encuentran en un
proceso energético extremadamente violento. Algunos astros despiden brotes de rayos
gamma o también llamados BRGs. Se trata de los fenómenos físicos más luminosos del
universo produciendo una gran cantidad de energía en haces breves de rayos que pueden
durar desde unos segundos hasta unas pocas horas. La explicación de estos fenómenos
es aún objeto de controversia.
A energías por encima de unas decenas de GeV, los rayos gamma sólo se pueden
observar desde el suelo usando los llamados telescopios Cherenkov como MAGIC. A
estas energías el universo también puede estudiarse usando partículas distintas a los
fotones, tales como los rayos cósmicos o los neutrinos. Es el campo conocido como
Física de Astropartículas.
Astronomía Teórica
Los astrónomos teóricos utilizan una gran variedad de herramientas como modelos
matemáticos analíticos y simulaciones numéricas por computadora. Cada uno tiene sus
ventajas. Los modelos matemáticos analíticos de un proceso por lo general, son mejores
porque llegan al corazón del problema y explican mejor lo que está sucediendo. Los
modelos numéricos, pueden revelar la existencia de fenómenos y efectos que de otra
manera no se verían.
Los teóricos, también intentan generar o modificar modelos para conseguir nuevos
datos. En el caso de una inconsistencia, la tendencia general es tratar de hacer
modificaciones mínimas al modelo para que se corresponda con los datos. En algunos
casos, una gran cantidad de datos inconsistentes a través del tiempo puede llevar al
abandono total de un modelo.
Los temas estudiados por astrónomos teóricos incluyen: dinámica estelar y evolución
estelar; formación de galaxias; origen de los rayos cósmicos; relatividad general y
cosmología física, incluyendo teoría de cuerdas.
La mecánica celeste
Astrofísica
La astrofísica es una parte moderna de la astronomía que estudia los astros como
cuerpos de la física estudiando su composición, estructura y evolución. Sólo fue posible
su inicio en el siglo XIX cuando gracias a los espectros se pudo averiguar la
composición física de las estrellas. Las ramas de la física implicadas en el estudio son la
física nuclear (generación de la energía en el interior de las estrellas) y la física
relativística. A densidades elevadas el plasma se transforma en materia degenerada; esto
lleva a algunas de sus partículas a adquirir altas velocidades que deberán estar limitadas
por la velocidad de la luz, lo cual afectará a sus condiciones de degeneración.
Asimismo, en las cercanías de los objetos muy masivos, estrellas de neutrones o
agujeros negros, la materia que cae se acelera a velocidades relativistas emitiendo
radiación intensa y formando potentes chorros de materia.
Posición figurada de los planetas y el sol en el sistema solar, separados por planetas
interiores y exteriores.
Es difícil precisar el origen del Sistema Solar. Los científicos creen que puede situarse
hace unos 4.600 millones de años, cuando una inmensa nube de gas y polvo empezó a
contraerse probablemente, debido a la explosión de una supernova cercana. Alcanzada
una densidad mínima ya se autocontrajo a causa de la fuerza de la gravedad y comenzó
a girar a gran velocidad, por conservación de su momento cinético, al igual que cuando
una patinadora repliega los brazos sobre si misma gira más rápido. La mayor parte de la
materia se acumuló en el centro. La presión era tan elevada que los átomos comenzaron
a fusionarse, liberando energía y formando una estrella. También había muchas
colisiones. Millones de objetos se acercaban y se unían o chocaban con violencia y se
partían en trozos. Algunos cuerpos pequeños (planetesimales) iban aumentando su masa
mediante colisiones y al crecer, aumentaban su gravedad y recogían más materiales con
el paso del tiempo (acreción). Los encuentros constructivos predominaron y, en sólo
100 millones de años, adquirió un aspecto semejante al actual. Después cada cuerpo
continuó su propia evolución.
El Sol (todo el Sistema Solar) gira alrededor del centro de la Vía Láctea, nuestra
galaxia. Da una vuelta cada 225 millones de años. Ahora se mueve hacia la constelación
de Hércules a 19 km/s. Actualmente el Sol se estudia desde satélites, como el
Observatorio Heliosférico y Solar (SOHO), dotados de instrumentos que permiten
apreciar aspectos que, hasta ahora, no se habían podido estudiar. Además de la
observación con telescopios convencionales, se utilizan: el coronógrafo, que analiza la
corona solar, el telescopio ultravioleta extremo, capaz de detectar el campo magnético,
y los radiotelescopios, que detectan diversos tipos de radiación que resultan
imperceptibles para el ojo humano.
El sol es una de las 200.000 mil millones a 400.000 mil millones de estrellas de nuestra
galaxia. Es una enana amarilla corriente, que esta a 8,5 minutos-luz de la tierra y es de
media edad.Con 1,4 millones de kilómetros de diámetro, contiene el 99,8 por ciento de
la masa de nuestro sistema solar, la cual se consume a un ritmo de 5 millones de
toneladas por segundo, produciendo 383.000 millones de megavatios de energía.
Además el sol es similar a una bomba de hidrógeno por la colosal fusión nuclear de
hidrógeno que mantiene en su núcleo y la gran cantidad de energía que emite cada
segundo. El equilibrio que mantiene su tamaño es la contraposición entre su gravedad y
la expulsión continua de energía. También es una estrella de tercera generación. El
protio, el isótopo de hidrógeno más abundante de la naturaleza, con su núcleo solamente
compuesto por un protón, es además el combustible que alimenta las fusiones nucleares
en el corazón de las estrellas gracias a cuya ingente energía emitida las estrellas brillan
incluyendo a nuestro sol.
La parte visible del Sol está a 6.000 °C y la corona, más alejada, a 2.000.000 °C.
Estudiando al Sol en el ultravioleta se llegó a la conclusión de que el calentamiento de
la corona se debe a la gran actividad magnética del Sol. Los límites del Sistema Solar
vienen dados por el fin de su influencia o heliosfera, delimitada por un área denominada
Frente de choque de terminación o Heliopausa.
El estudio del Sol se inicia con Galileo Galilei de quien se dice que se quedó ciego por
observar los eclipses. Hace más de cien años se descubre la espectroscopia que permite
descomponer la luz en sus longitudes de onda, gracias a esto se puede conocer la
composición química, densidad, temperatura, situación los gases de su superficie, etc.
En los años 50 ya se conocía la física básica del Sol, es decir, su composición gaseosa,
la temperatura elevada de la corona, la importancia de los campos magnéticos en la
actividad solar y su ciclo magnético de 22 años.
Imagen que ofrece una fotografía del sol en rayos x.
Las primeras mediciones de la radiación solar se hicieron desde globos hace un siglo y
después fueron aviones y dirigibles para mejorar las mediciones con aparatos
radioastronómicos. En 1914, C. Abbot envió un globo para medir la constante solar
(cantidad de radiación proveniente del sol por centímetro cuadrado por segundo). En
1946 el cohete V-2 militar ascendió a 55 km con un espectrógrafo solar a bordo; este
fotografió al sol en longitudes de onda ultravioletas. En 1948 (diez años antes de la
fundación de la NASA) ya se fotografió al Sol en rayos X. Algunos cohetes
fotografiaron ráfagas solares en 1956 en un pico de actividad solar.
En 1960 se lanza la primera sonda solar denominada Solrad. Esta sonda monitoreó al
sol en rayos x y ultravioletas, en una longitud de onda muy interesante que muestra las
emisiones de hidrógeno; este rango de longitud de onda se conoce como línea Lyman α.
Posteriormente se lanzaron ocho observatorios solares denominados OSO. El OSO 1 fue
lanzado en 1962. Los OSO apuntaron constantemente hacia el Sol durante 17 años y con
ellos se experimentaron nuevas técnicas de transmisión fotográfica a la tierra.
El mayor observatorio solar ha sido el Skylab. Estuvo en órbita durante nueve meses en
1973 y principios de 1974. Observó al Sol en rayos g, X, ultravioleta y visible, y obtuvo
la mayor cantidad de datos (y los mejor organizados) que hayamos logrado jamás para
un objeto celeste. En 1974 y 1976 las sondas Helios A y B se acercaron mucho al Sol
para medir las condiciones del viento solar. No llevaron cámaras.
En 1980 se lanzó la sonda Solar Max, para estudiar al Sol en un pico de actividad. Tuvo
una avería y los astronautas del Columbia realizaron una complicada reparación.
Manchas solares
George Ellery Hale descubrió en 1908 que las manchas solares (áreas más frías de la
fotosfera) presentan campos magnéticos fuertes. Estas manchas solares se suelen dar en
parejas, con las dos manchas con campos magnéticos que señalan sentidos opuestos. El
ciclo de las manchas solares, en el que la cantidad de manchas solares varía de menos a
más y vuelve a disminuir al cabo de unos 11 años, se conoce desde principios del siglo
XVIII. Sin embargo, el complejo modelo magnético asociado con el ciclo solar sólo se
comprobó tras el descubrimiento del campo magnético del Sol.
En el núcleo del Sol hay hidrógeno suficiente para durar otros 4.500 millones de años,
es decir, se calcula que está en plenitud, en la mitad de su vida. Tal como se desprende
de la observación de otros astros parecidos, cuando se gaste este hidrógeno combustible,
el Sol cambiará: según se vayan expandiendo las capas exteriores hasta el tamaño actual
de la órbita de la Tierra, el Sol se convertirá en una gigante roja, algo más fría que hoy
pero 10.000 veces más brillante a causa de su enorme tamaño. Sin embargo, la Tierra no
se consumirá porque se moverá en espiral hacia afuera, como consecuencia de la
pérdida de masa del Sol. El Sol seguirá siendo una gigante roja, con reacciones
nucleares de combustión de helio en el centro, durante sólo 500 millones de años. No
tiene suficiente masa para atravesar sucesivos ciclos de combustión nuclear o un
cataclismo en forma de explosión, como les ocurre a algunas estrellas. Después de la
etapa de gigante roja, se encogerá hasta ser una enana blanca, aproximadamente del
tamaño de la Tierra, y se enfriará poco a poco durante varios millones de años.
Una de las cosas más fáciles de observar desde la Tierra y con un telescopio simple son
los objetos de nuestro propio Sistema Solar y sus fenómenos, que están muy cerca en
comparación de estrellas y galaxias. De ahí que el aficionado siempre tenga a estos
objetos en sus preferencias de observación.
Los eclipses y los tránsitos astronómicos han ayudado a medir las dimensiones del
sistema solar.
Más lejos de Neptuno encontramos otros planetoides como por ejemplo el hasta hace
poco considerado planeta Plutón, la morfología y naturaleza de este planeta menor llevó
a los astrónomos a cambiarlo de categoría en la llamada redefinición de planeta de 2006
aunque posea un satélite compañero, Caronte. Estos planetas enanos, por su tamaño no
pueden ser considerados planetas como tales, pero presentan similitudes con éstos,
siendo más grandes que los asteroides. Algunos son: Eris, Sedna o 1998 WW31, este
último singularmente binario y de los denominados cubewanos. A todo este compendio
de planetoides se les denomina coloquialmente objetos o planetas transneptunianos.
También existen hipótesis sobre un planeta X que vendría a explicar algunas incógnitas,
como la ley de Titius-Bode o la concentración de objetos celestes en el acantilado de
Kuiper.
Entre los planetas Marte y Júpiter encontramos una concentración inusual de asteroides
conformando una órbita alrededor del sol denominada cinturón de asteroides.
El campo gravitatorio del Sol es el responsable de que los planetas giren en torno a este.
El influjo de los campos gravitatorios de las estrellas dentro de una galaxia se denomina
marea galáctica.
Encontrar materia oscura no es fácil ya que no brilla ni refleja la luz, así que los
astrónomos se apoyan en la gravedad, que puede curvar la luz de estrellas distantes
cuando hay suficiente masa presente, muy parecido a cómo una lente distorsiona una
imagen tras ella, de ahí el término lente gravitacional o anillo de Einstein. Gracias a las
leyes de la física, conocer cuánta luz se curva dice a los astrónomos cuánta masa hay.
Cartografiando las huellas de la gravedad, se pueden crear imágenes de cómo está
distribuida la materia oscura en un determinado lugar del espacio. A veces se presentan
anomalías gravitatorias que impiden realizar estos estudios con exactitud, como las
ondas gravitacionales provocadas por objetos masivos muy acelerados.
Los agujeros negros son singularidades de alta concentración de masa que curva el
espacio, cuando éstas acumulaciones masivas son producidas por estrellas le les
denomina agujero negro estelar; esta curva espacial es tan pronunciada que todo lo que
se acerca a su perímetro es absorbido por este, incluso la luz (de ahí el nombre). El
agujero negro Q0906+6930 es uno de los más masivos de los observados. Varios
modelos teóricos, como por ejemplo el agujero negro de Schwarzschild, aportan
soluciones a los planteamientos de Einstein.
Tal como hemos visto hasta ahora, en el Sistema Solar encontramos diversos objetos (v.
El Sistema Solar desde la astronomía) y nuestro sistema solar forma parte de una
galaxia que es la Vía Láctea. Nuestra galaxia se compone de miles de millones de
objetos celestes que giran en espiral desde un centro muy denso donde se mezclan
varios tipos de estrellas, otros sistemas solares, nubes interestelares o nebulosas, etc. y
encontramos objetos como IK Pegasi, Tau Ceti o Gliese 581 que son soles cada uno con
determinadas propiedades diferentes.
La estrella más cercana a nuestro sistema solar es Alpha Centauri que se encuentra a 4,3
años luz. Esto significa que la luz procedente de dicha estrella tarda 4,3 años en llegar a
ser percibida en La Tierra desde que es emitida.
Estos soles o estrellas forman parte de numerosas constelaciones que son formadas por
estrellas fijas aunque la diferencia de sus velocidades de deriva dentro de nuestra
galaxia les haga variar sus posiciones levemente a lo largo del tiempo, por ejemplo la
Estrella Polar. Estas estrellas fijas pueden ser o no de nuestra galaxia.
Cosmología
Principio cosmológico
Constante cosmológica
Corrimiento al rojo
Fuerzas fundamentales
Aceleración de la expansión del Universo
Inestabilidad de Jeans
Interacción nuclear fuerte
Astronáutica
Asistencia gravitatoria
Expediciones espaciales
Astronomía estelar, Evolución estelar: La nebulosa de hormiga (Mz3). La expulsión de
gas de una estrella moribunda en el centro muestra patrones simétricos diferentes de los
patrones caóticos esperados de una explosión ordinaria.
Apéndices
Apéndice I - Astrónomos relevantes en la Historia
Año 150 a. C. El Sol, la Luna y los planetas giraban alrededor de su propio punto.
Posidonio de Apamea
Observó que las mareas se relacionaban con las fases de la Luna.
del 135 a. C. al 31 a. C.
Claudio Ptolomeo
Elaboró una enciclopedia astronómica llamada Almagesto.
Año 140.
Nicolás Copérnico
Consideró al sol en el centro de todas las órbitas planetarias.
(1477 - 1543).
Con su telescopio observó que Júpiter tenía cuatro lunas que lo circundaban.
Galileo Galilei
Observó las fases de Venus y montañas en la Luna.
(1564 - 1642).
Apoyó la teoría de Copérnico.
Demostró que los planetas no siguen una órbita circular sino elíptica respecto del
Sol en un foco del elipse derivando de esto en su primera ley.
La segunda ley de Kepler en la cual afirma que los planetas se mueven más
Johannes Kepler rápidamente cuando se acercan al Sol que cuando están en los extremos de las
órbitas.
(1571 - 1630).
En la tercera ley de Kepler establece que los cuadrados de los tiempos que tardan
los planetas en recorrer su órbita son proporcionales al cubo de su distancia media
al Sol.
Estableció la ley de la Gravitación Universal:
“Las fuerzas que mantienen a los planetas en sus órbitas deben ser recíprocas a los cuadrados de sus distancias a los centros respecto a los
Isaac Newton
cuáles gira”.
Probó que el Sol con su séquito de planetas viaja hacia la constelación del Cisne.
Albert Einstein
Desarrolló su Teoría de la Relatividad.
(1879 - 1955).
Ampliaciones
Entre otros:
Gerard Kuiper
Edwin Hubble
o Milton Humason
Harlow Shapley
Alexander Friedmann
Vesto Slipher
Georges Édouard Lemaître
Herman Bondi, Thomas Gold y Fred Hoyle
George Gamow
Astrofísica. Es una parte moderna de la astronomía que estudia los astros como
cuerpos de la física estudiando su composición, estructura y evolución. Sólo fue
posible su inicio en el siglo XIX cuando gracias a los espectros se pudo
averiguar la composición física de las estrellas. Las ramas de la física implicadas
en el estudio son la física nuclear (generación de la energía en el interior de las
estrellas) y la física de la relatividad. A densidades elevadas el plasma se
transforma en materia degenerada; esto lleva a algunas de sus partículas a
adquirir altas velocidades que deberán estar limitadas por la velocidad de la luz,
lo cual afectará a sus condiciones de degeneración. Asimismo, en las cercanías
de los objetos muy masivos, estrellas de neutrones o agujeros negros, la materia
que cae se acelera a velocidades relativistas emitiendo radiación intensa y
formando potentes chorros de materia.
Arqueoastronomía
Astroquímica
Astrodinámica
Astronáutica