El resumen del documento es el siguiente:
1. La Cámara de Apelación Laboral declara la nulidad del decreto dictado por el juez de primera instancia que rechazó in limine la acción de amparo por falta de fundamentación.
2. El juez de primera instancia no brindó argumentos suficientes para justificar el rechazo de la acción de amparo, limitándose a realizar afirmaciones dogmáticas sin explicar las razones de su decisión.
3. Para la Cámara, el decreto carece de la motivación suf
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1. La Cámara de Apelación Laboral declara la nulidad del decreto dictado por el juez de primera instancia que rechazó in limine la acción de amparo por falta de fundamentación.
2. El juez de primera instancia no brindó argumentos suficientes para justificar el rechazo de la acción de amparo, limitándose a realizar afirmaciones dogmáticas sin explicar las razones de su decisión.
3. Para la Cámara, el decreto carece de la motivación suf
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1. La Cámara de Apelación Laboral declara la nulidad del decreto dictado por el juez de primera instancia que rechazó in limine la acción de amparo por falta de fundamentación.
2. El juez de primera instancia no brindó argumentos suficientes para justificar el rechazo de la acción de amparo, limitándose a realizar afirmaciones dogmáticas sin explicar las razones de su decisión.
3. Para la Cámara, el decreto carece de la motivación suf
El resumen del documento es el siguiente:
1. La Cámara de Apelación Laboral declara la nulidad del decreto dictado por el juez de primera instancia que rechazó in limine la acción de amparo por falta de fundamentación.
2. El juez de primera instancia no brindó argumentos suficientes para justificar el rechazo de la acción de amparo, limitándose a realizar afirmaciones dogmáticas sin explicar las razones de su decisión.
3. Para la Cámara, el decreto carece de la motivación suf
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SAIN MARCELO FABIAN C/ PROVINCIA DE SANTA FE S/ AMPAROS
21-04192863-5 Cámara de Apelación Laboral (Sala III) N° 438 Rosario, 03 de noviembre de 2021.-
Y VISTOS : Los presentes caratulados “SAIN MARCELO
FABIAN c/ PROVINCIA DE SANTA FE s/ ACCION DE AMPARO”, CUIJ 21-04192863-5, venidos del Juzgado de Primera Instancia Laboral N° 2 de la ciudad de Rosario, en virtud del recurso de apelación opuesto por la actora, ante el rechazo in limine, mediante decreto de fecha 22.10.21, de la acción de amparo intentada. Y CONSIDERANDO : Pasados los autos a estudio, los Sres. Vocales dijeron en el siguiente orden: El Dr. Pastorino dijo: a título de introducción al tema, para un mejor tratamiento y resolución, corresponde desglosar determinadas situaciones que surgen del expediente de marras, que estimo, deben ser expresamente detalladas y valoradas. I.- Presentada el acción de amparo, de carácter excepcional e interpretación restrictiva, el magistrado designado, en uso de la facultad que le asigna el art. 6 de la ley 10456, la rechaza in límine, por considerarla “inadmisible”. Realiza tal aseveración, mediante un simple y abreviado decreto en el que sólo menciona una serie de situaciones meramente enunciativas (fallo de la CSJSF, causa política, y no direccionado a auto o resolución definitiva) eludiendo ahondar en cada una de ellas los fundamentos de su rechazo, lo que se traduce en un mero dogmatismo, que no se compadece con el potencial mérito que debió guardar al respecto, lo que al menos mereció plasmarse mediante el dictado de un auto interlocutorio. De tal modo, se evidencia por parte del magistrado interviniente, una absoluta orfandad argumental en los términos de la decisión tomada. II.- Ante lo visto sobre la instrumentación del rechazo, la actora debió haber interpuesto recurso de revocatoria y apelación en subsidio, dado que para la apelabilidad de los decretos y autos dictados sin sustanciación se alzan las disposiciones del art. 347 CPCC, conforme la aplicación supletoria, y reenvío implícito a las normas rituales civiles y comerciales (cfr. art. 13 Ley 10.456). Así, tratándose de un decreto dictado sin sustanciación, correspondía articular la reposición a fin de que el juez de grado revisara su postura, o bien brindara los argumentos de su rechazo. Por el contrario, la quejosa formuló directamente la apelación, lo que estimo aconteció con sostén en el art. 10 Ley 10.456. En tal sentido, es sabido que existen diferentes posturas en cuanto al tema, que la CSJSF abordó en autos “Saborido Osmar Dardo y ots. c/Escuela de Enseñanza Media Particular incorporada N° 3031 San Antonio de Padua -Acción de Amparo s/Recurso de Inconstitucionalidad”, A y S. t. 182, p. 230-235, del 25.09.02, señalando que, “... pone en evidencia que el elemento común de las respuestas reseñadas, independientemente que conduzcan a negar o afirmar la vigencia del recurso de reposición dentro del régimen recursivo del amparo, es lograr el mayor respeto posible a la economía y celeridad procesal que deben imperar en este tipo de procedimiento”. Esta Sala Tercera del Trabajo que integro, se ha expedido al respecto en autos “Pereira Sergio c/SERPI SRL s/Amparo y cautelar” (Auto N° 226 de fecha 06.07.21). En los presentes, si bien lo referido, de la conjunción de la particularidad de la pretensión, los principios constitucionales en juego, el fin de preservar el derecho de defensa y dar respuesta a una efectiva tutela judicial, es que entiendo corresponde el tratamiento del recurso impetrado. III.- Abocados a los términos del recurso interpuesto, el quejoso introduce en sus agravios; “Absoluta falta de fundamentación”, “La acción de amparo y la declaración de inconstitucionalidad”, “En torno al anterior pronunciamiento de la Corte”, “Las cuestiones políticas no judiciables” y, “El inoponible requisito de definitividad de auto o resolución”. Abordando el primer agravio, tal como lo expresara en el punto I.-, la carencia de fundamentación luce palpable a la simple lectura de la providencia venida en crisis, sin que el juez de grado descifrase el porqué de cada una de las situaciones enumeradas, lo que sin margen de duda enerva el mandato constitucional provincial del art. 95 al exigir “motivación suficiente”. De tal modo, del juego armónico del precepto referido y la norma procesal inserta en el art. 362 del CPCC, ante la verificada precariedad argumental por parte del magistrado interviniente plasmada en el decreto definitorio de fecha 22 de octubre de 2021, corresponde receptar la queja respecto del primer agravio, lo que torna inoficioso el tratamiento de los restantes. En consecuencia, y sin que signifique adelantar opinión sobre la procedencia o no de la acción intentada, corresponde -conforme las pautas referidas- declarar la nulidad de la providencia en cuestión y los actos que sean su consecuencia, debiéndose remitir los autos al juzgado que por nominación corresponda, a los fines de que se imponga de la demanda incoada. A la misma cuestión, el Dr. Angelides dijo: Coincido con los fundamentos y resultado del voto precedente. Abundando, agrego: 1. El punto tercero del decreto dictado el 22/10/21, resuelve la acción de amparo iniciada, declarando su inadmisibilidad. Entonces, más allá de la forma adoptada (decreto) el acto -al rechazar la acción- es asimilable a una sentencia, y por lo tanto impugnable conforme lo dispuesto por el art. 10 de la ley 10456. 2. Como estima el Dr. Pastorino, le asiste la razón a la quejosa en que el acto que impugna carece de fundamentación. Es que se advierte con meridiana claridad, que el juez de primera instancia no brinda los motivos de hecho y derecho, con referencia a la acción deducida, por los cuales resuelve declararla inadmisible. Así, expresa en el punto individualizado (siendo los restantes de forma): “3) Atento el objeto del amparo -búsqueda de la declaración de inconstitucionalidad de la ley 14.016 (modif. Ley 13.013 y conc.) tema sobre el cual se expidió la Corte Local (Expte. 21-03678784-5), sumado a que numerosos párrafos el proponente alude a una causa política -por ende exlcuido del análisis de la Justicia (WWW.saij.gob.ar/FA20000018) -y que el remedio heroico no está dirigido contra a un auto o resolución definitiva de órgano alguno; al amparo; no ha lugar por inadmisible (art. 6 Ley 10.456).” (sic, fs. 66). En la primera afirmación, sobre el “objeto del amparo”, el juez de primera instancia no individualiza el acto que el accionante estima lesivo de derechos de índole constitucional. A su vez, el aserto que “sobre el tema” se expidió la CSJSF, sin más, no se erige en fundamento válido, por cuanto el magistrado no alude a la identidad entre las causas, ni al motivo por el cual entendería que en el caso, lo resuelto en el precedente que señala, es de obligatorio seguimiento. Además, no expresa compartir o hacer suyo el criterio de la mayoría del Máximo Tribunal, eludiendo brindar su opinión. Continuando, “suma”, “a que numerosos párrafos el proponente alude a una causa política” (sic). No individualiza los párrafos a los que referiría, ni fundamenta el motivo por el cual consideraría que el amparo se dirige contra una decisión política. En su caso, debió expresar cuál es, y porqué. Finalmente, adiciona, “-y que el remedio heroico no está dirigido contra a un auto o resolución definitiva de órgano alguno;” (sic). Resulta inadmisible, que siquiera individualice el acto (“auto o resolución”) contra el cual se dirigiría -a su criterio- la acción. Tampoco expresa el motivo por el cuál -a su entender- no sería o no se asimilaría, a uno de carácter definitivo. El dogmatismo apuntado aparece de toda evidencia. Abundando, y soslayando las falencias de redacción, las meras afirmaciones resultan también confusas, no pudiendo siquiera colegirse qué entendió el juez de grado sobre la finalidad que perseguía la acción de amparo en el caso concreto. 3. Conforme directriz constitucional, toda decisión judicial debe estar suficientemente fundada (conf. arts. 1, 18 y 33 CN; art. 95 CPSF). La constitución de nuestra provincia, en su art. 95 dispone que las sentencias y los autos interlocutorios, bajo pena de nulidad, deben tener motivación suficiente. Huelga abundar al respecto. Es que la jurisdicción debe brindar al justiciable los motivos por los cuales toma determinada decisión, en el caso, la declaración de inadmisibilidad de una acción de amparo. Las meras afirmaciones dogmáticas resultan intolerables para el Poder Judicial, a la par que niegan la respuesta motivada que el justiciable merece. Coincidiendo con Luigi Ferrajoli, a diferencia de cualquier otra actividad jurídica, la jurisdiccional es una actividad prescriptiva que tiene por necesaria justificación una motivación en hecho y derecho, total o parcialmente cognoscitiva; y es que el poder judicial, en contraste con otros poderes públicos, no admite una legitimación de tipo representativo o consensual, sino sólo una legitimación de tipo racional y legal, precisamente por el carácter cognoscitivo de los hechos y de su calificación jurídica (Ferrajoli, Luigi; “Derecho y razón”, ed. 3°; Madrid, Trotta, 1998, págs. 544 y sgtes.). 4. De acuerdo con lo tratado precedentemente, el punto tercero del decreto dictado por el juez de primera instancia, ya individualizado, es nulo. La nulidad de que se trata, es de orden público. La ausencia de fundamentación, conforme se consideró, es notoria. Por su parte, más allá de la claridad de la Constitución de la Provincia de Santa Fe sobre la nulidad que impone sin condicionamientos, puede advertirse perjuicio, v.gr., al violarse el derecho de defensa, atento que el perdidoso carece de consideraciones de las cuales agraviarse. También, en cuanto conculca el derecho a la doble instancia, por no haber recaído sentencia fundada en la primera. 5. Consecuencia de lo considerado, es que el Tribunal debe pronunciar la nulidad del punto “3” del decreto dictado por el juez de grado en fecha 22 de octubre de 2021, obrante a fojas 66 de autos, por ausencia de motivación -ello, más allá de que el impugnante no haya interpuesto el recurso pertinente (conf. art. 125 CPCC)- y remitir los autos al juzgado que corresponda conforme el orden de nominación, a los fines de que se pronuncie sobre la admisibilidad de la acción iniciada, y, en su caso, le imprima el trámite de ley, así también sobre la medida cautelar. Al respecto, si bien el art. 362 CPCC, de aplicación subsidiaria, dispone que si la nulidad proviniese de la forma o contenido de la resolución, el Tribunal de Alzada deberá declararla y dictar la que corresponda, en el caso se advierte, por un lado, que la eventual declaración de admisibilidad implicará la tramitación de la causa, que deberá efectuarse en primera instancia. Además, la afirmación del juez de grado, que sobre el tema, “se expidió la Corte Local”, lo condiciona sobre una futura resolución, en caso de que -ante una eventual declaración de admisibilidad- le sea devuelto el expediente. Así también debe declararse la nulidad del proveído por el cuál el juez de primera instancia, el 27/10/21, concede el recurso de apelación (art. 129 CPCC). A la misma cuestión la Dra. Aseff dijo: que coincido con los fundamentos y la decisión de los Vocales que me precedieron en el voto, a lo que deseo agregar, solo a mayor fundamentación: Que si bien la Constitución Nacional no consagra la doble instancia como presupuesto de la defensa en juicio puesto que su inviolabilidad sólo exige que el litigante sea oído, sin depender, necesariamente, del número de instancias que las leyes procesales establezcan según sea la naturaleza de la causa, puesto que no está contenida en el art. 75 inciso 12 en relación a los asuntos que corresponde legislar a las jurisdicciones locales, ni emana de la formulación genérica de la garantía contemplada en el art. 18 que consagra la inviolabilidad de “la defensa en juicio de la persona y de los derechos”, ni de las normas referentes a la justicia nacional (art. 108 y ss.), ni del artículo 5º, que sólo exige a las provincias el aseguramiento de la administración de justicia, en caso de duda sobre su procedencia, debe estarse a su favor. Oscar Zas, partiendo del art. 8.- 1. de la Convención Americana sobre Derechos Humanos que se titula “Garantías Judiciales”, explica que éstas son referidas a la determinación de los derechos y obligaciones de toda persona, incluyendo expresamente en su enumeración (que no es taxativa) a las obligaciones de orden laboral, entendiendo que lo legislado y decidido en materia penal debe extenderse como igual garantía para el proceso laboral. Analizando los sistemas adoptados por distintas constituciones provinciales, Loutayf Ranea, sin perjuicio de insistir en que la doble instancia no hace a la garantía de la defensa en juicio, recomienda llevar a cabo una interpretación sistemática de todo el articulado de cada Constitución para determinar si la alusión a las “cámaras de apelaciones”, o “tribunales de apelaciones” o al “recurso de apelación” se hace como exigencia de la doble instancia en todos los casos – como sucede en esta provincia – si se deja librada a la ley la determinación de los supuestos en los que debe existir y los que no, o si se trata de la enunciación de una simple posibilidad, pero que no lleva necesariamente a su exigencia, salvo que la doble instancia estuviera instituida por ley - en cuyo caso integra este concepto - por lo que la frustración injustificada a su acceso configuraría un agravio cierto a esta garantía, lo que justifica la decisión aquí adoptada de remitir los autos al tribunal que por orden de nominación corresponda, a fin de asegurar el pleno derecho de defensa de ambas partes. En tal sentido Bidart Campos enseña (en “Manual de la Constitución Reformada”, Ediar, Buenos Aires, 2003, Tomo II, P. 331/332) que conforme a la jurisprudencia de la CSJN, si en cualquier clase de proceso la ley ha establecido la doble instancia, es inconstitucional impedir el acceso a ella. Habida cuenta de que luego de la reforma del año 1994, la incorporación a la Constitución Nacional de algunos tratados internacionales que consideran a la doble instancia jurisdiccional como una garantía más del debido proceso, ha modificado la situación normativa, puesto que a partir de su incorporación estos instrumentos han alcanzado la misma jerarquía que la Constitución, operando como fuente externa del sistema de derechos. La incorporación de distintos pactos internacionales a nuestro derecho interno mediante su expresa ratificación, unida a la manda de la cláusula contenida en el art. 75 inciso 22 de la Constitución Nacional indicarían, entonces, como tendencia, que la doble instancia debe ser entendida como una garantía de raigambre constitucional “en ascenso” que debería ser escrupulosamente respetada en todos los casos, aunque como es sabido, no todas las posiciones son coincidentes en cuanto a la jerarquía normativa que le otorgan a las reglas contenidas en estos pactos. Es que el art. 8 - 2. h) de la Convención consagra la garantía de recurrir todo fallo ante un juez o tribunal superior, la que, reitero, no se limita solamente al proceso penal, según lo sostiene la propia Corte Interamericana de Derechos Humanos, sino que se extiende a todos los órdenes jurisdiccionales enunciados en el numeral 1 del artículo 8, incluido el laboral. En este sentido, cabe señalar que la CSJN se remitió a los precedentes de este tribunal para fundar el alcance del debido proceso establecido en art. 8 -1. del Pacto de San José de Costa Rica, habiendo dicho: “…Que, por su parte, la Corte Interamericana ha señalado que “es consciente que los jueces y tribunales internos están sujetos al imperio de la ley y, por ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento jurídico. Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado, también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean mermados por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, y que desde un inicio carecen de efectos jurídicos”. En otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer una especie de “control de convencionalidad” entre las normas jurídicas internas que aplican en los casos concretos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención Americana (CIDH Serie C Nº 154, caso “Almonacid” del 26 de septiembre de 2006, parágrafo 124) (CSJN, M 2333.XLII, 13.07.2007, “Mazzeo Julio Lilo y otros”). “De todos modos, parece ineludible la obligatoriedad para los jueces y tribunales argentinos de la doctrina establecida por la Corte Interamericana en los casos del Tribunal Constitucional, Baena y Bronstein, por aplicación de la propia jurisprudencia constante y reiterada de la CSJN respecto a la obligatoriedad de la interpretación de las normas de la Convención realizada por el máximo tribunal americano (conforme a los precedentes “Giroldi” del 07.04.95, “Verbitsky” del 03.05.05 y “Simón” del 14.06.05). “Con relación al derecho de recurrir consagrado en el art. 8.2.h. de la Convención Americana, la CIDH ha señalado (en el caso “Herrera Ulloa c/ Costa Rica”, sentencia del 02.07.2004): “…el derecho de recurrir el fallo es una garantía primordial que se debe respetar en el marco del debido proceso legal, en aras de permitir que una sentencia adversa pueda ser revisada por un juez o tribunal distinto y de superior jerarquía orgánica. El derecho de interponer un recurso contra el fallo debe ser garantizado antes de que la sentencia adquiera calidad de cosa juzgada. Se busca proteger el derecho de defensa otorgando durante el proceso la posibilidad de interponer un recurso para evitar que quede firme una decisión que fue adoptada con vicios y que contiene errores que ocasionarán un perjuicio indebido a los intereses de una persona…” (Publicado en el libro de mi autoría “Laboralia”. Editorial Juris, Rosario, 2011, Páginas 241/247). En virtud de lo expuesto precedentemente, la Sala Tercera (integrada) de la Cámara de Apelación en lo Laboral de Rosario, RESUELVE : 1. Declarar la nulidad del punto “3” del decreto dictado en fecha 22 de octubre de 2021, por el cual el juez de grado declaró no hacer lugar a la acción de amparo por inadmisible. Así también del proveído de concesión del recurso de apelación interpuesto por la actora. 2. Disponer que el expediente se remita al juzgado que corresponda a los fines que se pronuncie conforme a derecho sobre la acción de amparo iniciada, y en su caso, le imprima el trámite correspondiente, expidiéndose también sobre la medida cautelar peticionada. 3. Sin costas, atento la declaración oficiosa. PASTORINO ANGELIDES ASEFF
La Responsabilidad Civil en el Código Civil y Comercial de la Nación: Comentario a los Artículos 1708 a 1780 CCCN. Doctrinas esenciales. Modelos de escritos judiciales