Ley 40
Ley 40
Ley 40
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¿Cómo afecta la distribución de competencias entre el Estado
y las Comunidades Autónomas al Derecho administrativo
sancionador en España?
La pregunta resulta especialmente pertinente en relación con el
ordenamiento jurídico de nuestro país pues a diferencia de la otra
vertiente del ius puniendi del Estado, constituida por las normas penales y
procesales penales que son únicas y comunes a todo el país, las que
integran el Derecho administrativo sancionador no lo son, pues sobre su
elaboración y aprobación se proyecta de manera muy especial el sistema
de reparto de competencias en el Estado Autonómico.
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ocupa de establecer una serie de especialidades procedimentales
aplicables en el marco de las disposiciones sobre el procedimiento
administrativo común que la propia ley contiene para el ejercicio de la
potestad sancionadora por parte de las Administraciones públicas que
sean titulares de la misma.
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Las citadas Leyes 40/2015 y 39/2015, han establecido las normas
correspondientes llamadas suplir a las derogadas, tanto de carácter
sustantivo como procedimentales.
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En segundo lugar, su escaso alcance innovador, en cuanto ambas leyes se
insertan, sin discusión alguna, en un planteamiento claramente
continuista respecto a la normativa vigente al momento de su aprobación.
Ahora bien, aun siendo cierta esa proposición legal a los efectos de
delimitar el ámbito de la ley desde el punto de vista de los sujetos a los
que se aplica, enseguida debe ser matizada, pues el alcance de la
aplicación de dicho texto legal no es el mismo según de qué tipo de ente
integrante del sector público se trate.
Las entidades locales, sin perjuicio de que las normas comunes a todas las
Administraciones que contiene la LRJSP también les resulten de aplicación,
disponen de legislación específica dictada a partir de la Ley 7/1985, de 2
de abril, Reguladora de las Bases de Régimen Local.
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¿Cuáles son los principios generales de la actuación de las
Administraciones públicas?
El artículo 3 LRJSP, como su precedente artículo 3 LRJAP, reitera el servicio
de las Administraciones públicas a los intereses generales y su actuación
de acuerdo con los principios constitucionales de eficacia, jerarquía,
descentralización, desconcentración y coordinación, con sometimiento
pleno a la ley y al Derecho. Mantiene también, como la precedente LRJAP,
los principios de buena fe, confianza legítima, cooperación con otros entes
públicos y de eficiencia y servicio a los ciudadanos.
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¿Qué son los órganos administrativos?
Son órganos administrativos las unidades administrativas a las que se les
atribuyan funciones que tengan efectos jurídicos frente a terceros, o cuya
actuación tenga carácter preceptivo.
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Siendo la regla general la falta de naturaleza normativa de las
instrucciones y órdenes de servicio, el incumplimiento de las mismas por
parte del personal de la Administración al que se dirigen no afecta por sí
solo a la validez de los actos dictados por los órganos administrativos,
aunque dicho incumplimiento puede generar responsabilidad disciplinaria
para quien hubiere incurrido en el mismo, pues el incumplimiento de las
instrucciones y órdenes de servicio, aunque no tiene por qué suponer
necesariamente una vulneración de la norma conforme a la que haya
debido dictarse el acto, sí puede suponer una desobediencia del inferior
en relación con lo ordenado por el superior jerárquico mediante la
instrucción u orden de servicio que hubiere dictado, hecho que, al margen
de la legalidad o ilegalidad de la actuación administrativa, puede constituir
un comportamiento del titular del órgano que hubiere actuado susceptible
de ser sancionado mediante el ejercicio de la potestad disciplinaria.
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de indicación de los órganos que hayan elaborado las disposiciones o
producido los actos objeto de consulta”.
¿Qué es la competencia?
La competencia en el conjunto de potestades y atribuciones que tienen
asignadas cada una de las Administraciones públicas y cada uno de los
órganos administrativos de estas. Además, la competencia es un concepto
central en el Derecho administrativo, pues la validez de la actuación
administrativa depende de que esta se haya llevado a cabo dentro de las
competencias que ostentan la propia Administración e, incluso, el órgano
de la misma que la ha ejercido.
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se ejercerá por los órganos administrativos que la tengan atribuida como
propia, siendo su ejercicio irrenunciable.
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casos: a) los asuntos que se refieran a relaciones con la Jefatura del
Estado, la Presidencia del Gobierno de la Nación, las Cortes Generales, las
Presidencias de los Consejos de Gobierno de las Comunidades Autónomas
y las Asambleas Legislativas de las Comunidades Autónomas; b) la
adopción de disposiciones de carácter general; c) la resolución de recursos
en los órganos administrativos que hayan dictado los actos objeto de
recurso; y d) las materias en que así se determine por una norma con
rango de Ley.
¿Qué es la avocación?
La avocación de competencias permite que un órgano que no es titular de
una competencia la pueda ejercer cuando este así lo decida.
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¿Qué es la encomienda de gestión?
La encomienda de gestión es una técnica jurídica mediante la que se
traslada desde un órgano administrativo o desde una entidad de derecho
público, por razones de eficacia o por no poseer los medios técnicos
idóneos para su desempeño, la realización de determinadas actividades de
carácter material o técnico a otro órgano o entidad de derecho público
diferente. Sin embargo, la encomienda de gestión no supone el cambio de
la titularidad de la competencia -de la que sigue siendo titular el órgano o
entidad de derecho público encomendante-, e, incluso, ni siquiera la
traslación del ejercicio de competencias que exija la adopción de
decisiones jurídicas de la mayor trascendencia, como pueden ser los actos
resolutorios, pues estos, en todo caso, han de ser dictados por el órgano o
entidad que hubiera otorgado la encomienda de gestión. En definitiva, el
órgano o la entidad de derecho público que recibe el encargo deben
limitarse a realizar actividades de carácter material o técnico.
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La delegación de firma, como la delegación de competencia, tampoco
supone una merma de las competencias del órgano delegante y, al
tratarse de una delegación de contenido tan limitado, tampoco se exige la
publicación del acuerdo de delegación, si bien, en las resoluciones o actos
que se firmen por delegación se hará constar esa circunstancia, así como
el órgano administrativo delegante.
¿Qué es la suplencia?
La suplencia supone la sustitución temporal del titular de un órgano en el
ejercicio de sus competencias, normalmente por parte del titular de otro
órgano en los supuestos de vacante, ausencia o enfermedad, o cuando el
titular se hubiera abstenido o, en caso de haber sido solicitada, se hubiera
acordado la recusación del mismo.
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misma competencia, siempre que aquellos no se hallen vinculados entre sí
por una relación de jerarquía. A ello hay que añadir que para poder
formalizar el conflicto la competencia controvertida ha de plantearse
como consecuencia de un asunto que se está tramitando y aún no haya
sido resuelto; es decir, el conflicto de atribuciones no puede formalizarse
en abstracto, sin la referencia cierta de un asunto real todavía por resolver
que ilustre la discrepancia.
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determinados artículos de la ya derogada LRJAP, referidos a los órganos
colegiados.
Ahora bien, una vez creado el órgano colegiado por cualquiera de las
Administraciones existentes, como norma de carácter básico, el artículo
15.3 de la Ley 40/2015 distingue entre órganos colegiados con capacidad
de actuar “ad extra”, de los que solamente pueden actuar con eficacia “ad
intra”, exigiendo en el primer caso que “el acuerdo de creación y las
normas de funcionamiento de los órganos colegiados que dicten
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resoluciones que tengan efectos jurídicos frente a terceros deberán ser
publicados en el Boletín o Diario Oficial de la Administración Pública en
que se integran. Adicionalmente, las Administraciones podrán publicarlos
en otros medios de difusión que garanticen su conocimiento”, de lo que a
contrario sensu, ha de deducirse que de los acuerdos de creación de
órganos colegiados cuyas resoluciones no estén llamadas a tener eficacia
frente a terceros, no será preceptivo dar noticia de su creación en un
diario oficial, sin perjuicio de que potestativamente pueda hacerse.
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funcionamiento, dotándoles, por lo tanto, de una autonomía organizativa
superior que la que ostentan el resto de órganos colegiados. No obstante,
normalmente han de quedar integrados en una Administración pública,
aunque, como regla general, sin participar en la estructura jerárquica de la
misma, lo que constituye una forma de preservar su capacidad de decidir
con autonomía teniendo en cuenta, además, la plural procedencia de sus
miembros.
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la convocatoria del sistema de conexión y, en su caso, los lugares en que
estén disponibles los medios técnicos necesarios para asistir y participar
en la reunión.
En las sesiones que celebren los órganos colegiados no podrán ser objeto
de deliberación y decisión asuntos que no figuren en el orden del día que
ha debido acompañar a la convocatoria, excepto cuando estén presentes
todos los miembros del órgano y una mayoría de ellos, es decir, por
mayoría absoluta se declare la urgencia del asunto a tratar.
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exentos de la eventual responsabilidad que de ello pudiera derivarse
aquellos miembros que no hubieran respaldado la adopción del acuerdo
mediante la emisión de votos en contra o absteniéndose en la votación.
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El artículo 19.2 LRJSP establece una serie de previsiones aplicables a los
presidentes de los órganos colegiados de la Administración General del
Estado y a los presidentes de los órganos colegiados integrados en las
entidades de derecho público vinculadas o dependientes de aquella.
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Además de las reglas del artículo 16 LRJSP que, como norma básica del
Estado, resultan aplicables a los secretarios de los órganos colegiados
pertenecientes a cualquiera de las Administraciones públicas, con
referencia a los que formen parte de los órganos colegiados de la
Administración General del Estado o de las entidades vinculadas o
dependientes de esta, el artículo 19.4 de la misma ley establece algunas
previsiones específicas.
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En casos de ausencia o de enfermedad y, en general, cuando concurra
alguna causa justificada, los miembros titulares del órgano colegiado serán
sustituidos por sus suplentes, si los hubiera.
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A los efectos de la aprobación del acta en la misma sesión, se considerará
como tal cuando con posterioridad a la misma sea distribuida entre los
miembros del órgano colegiado y estos manifiesten su conformidad al
secretario por cualquier medio, de lo que este ha de dejar constancia en
aquella.
La aprobación del acta en una sesión anterior no será óbice, sin embargo,
para la emisión de certificados por el secretario de los acuerdos tomados,
circunstancia que ha de quedar reflejada en los mismos.
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públicas cuando estas lo acepten voluntariamente, cuando un convenio
así lo prevea o bien en el caso de que una norma así lo disponga; o,
incluso, en su composición podrán participar organizaciones
representativas de intereses sociales o miembros designados por sus
especiales condiciones de experiencia o conocimientos, teniendo en
cuenta las funciones de los órganos colegiados de que pasen a formar
parte (artículo 21. 2 y 3).
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sociedades interesadas en el procedimiento y también con los asesores,
representantes legales o mandatarios que intervengan en él, así como
compartir despacho profesional o estar asociado con estos para el
asesoramiento, la representación o el mandato; c) tener amistad íntima o
enemistad manifiesta con alguna de las personas mencionadas en el
apartado anterior; d) haber intervenido como perito o como testigo en el
procedimiento de que se trate; y e) tener relación de servicio con persona
natural o jurídica interesada directamente en el asunto, o haberle
prestado en los dos últimos años servicios profesionales de cualquier tipo
y en cualesquier circunstancia o lugar.
¿Qué es la Recusación?
La recusación es el reverso de la abstención.
Así, en los casos en que concurriendo alguno de los motivos que el artículo
23 LRJSP dispone como causas de abstención y la autoridad o personal al
servicio de la Administración concernidos por esa circunstancia no se
abstengan de intervenir, comunicándoselo al superior para que este
resuelva, o el superior por propia iniciativa no haya ordenado que se
abstengan de actuar, cualquiera de los que ostenten la condición de
interesados en el procedimiento que se esté tramitando podrán promover
la recusación de aquellos en cualquier momento de la tramitación.
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Con expresa referencia al principio de legalidad, el artículo 25.1 LRJSP
establece que la potestad sancionadora solo pueden ejercerla aquellas
Administraciones públicas que la tengan expresamente reconocida por
una norma con rango de ley; por lo que solamente una norma del máximo
rango puede investir a las Administraciones de la potestad sancionadora.
Ahora bien, reconocida esa potestad y, por lo tanto, habilitada la
Administración correspondiente, el ejercicio de la misma ha de realizarse,
de acuerdo con lo establecido en el artículo 25.2 del mismo texto legal,
por los órganos administrativos que la tengan atribuida expresamente por
una norma con rango legal o reglamentario y de acuerdo con lo previsto
en las demás disposiciones de la Ley 40/2015 que resulten de aplicación y
respetando las reglas procedimentales que contiene la LPAC.
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admite también la aplicación retroactiva de las norma sancionadoras
cuando favorezcan al infractor, es decir, al sujeto que ya hubiera sido
sancionado siempre que la sanción impuesta se halle pendiente de
cumplimiento a la entrada en vigor de la nueva disposición.
Ahora bien, aunque sea la ley la que haya determinar qué conductas
deben ser consideradas como infracciones administrativas y qué sanciones
corresponden a estas, es posible que mediante normas de rango
reglamentario -como prevé el artículo 27.3 LRJSP- sean introducidas
especificaciones o graduaciones al cuadro de las infracciones o sanciones
establecidas legalmente, que sin constituir nuevas infracciones o
sanciones, ni alterar la naturaleza o límites de las que la Ley contempla,
contribuyan a la más correcta identificación de las conductas o a la más
precisa determinación de las sanciones correspondientes. La literalidad del
citado artículo 27.3 es suficientemente expresiva del papel subordinado a
la ley que se atribuye a la potestad reglamentaria para determinar las
infracciones y delimitar las sanciones aplicables.
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que supone una ampliación del ámbito subjetivo del ejercicio de la
potestad sancionadora en la línea de lo que ya se preveía en algunos
sectores de los más caracterizados, como el tributario, en que la
Administración ejercer el ius puniendi.
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o bien haya transcurrido el plazo para recurrirla y, por ello, se hubiera
convertido en consentida y firme; quedando interrumpido el plazo de
prescripción en el momento en que se inicie, con conocimiento del
interesado, el procedimiento de ejecución, volviendo a transcurrir el
plazo, por lo tanto sin reinicio del mismo sino mediante la reanudación del
plazo interrumpido, si volviera a paralizarse durante más de un mes por
causa no imputable al infractor.
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Del artículo 31.2 también se deduce la prohibición de doble sanción, en
este caso por parte de un órgano de la Unión Europea y una
Administración española; pero admite, sin embargo, la sanción por parte
de una Administración de nuestro país por la comisión de unos hechos aun
cuando ya hubieran sido sancionados por un órgano de la Unión Europea,
siempre que no concurra identidad de sujeto y fundamento, aunque
deberá tenerse en cuenta la sanción impuesta por el órgano de la Unión
Europea a los efectos de graduar la sanción que, en su caso, se deba
imponer, sin perjuicio de declarar la comisión de la infracción que se
hubiere cometido.
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La efectividad del daño supone que este ha de ser cierto y real, no
meramente futuro o de previsible producción.
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su artículo 32.3, como ya establecía el artículo 139.3 de la Ley 30/1992,
dispone que los particulares tendrán derecho a ser indemnizados por las
Administraciones públicas de toda lesión que sufran en sus bienes y
derechos como consecuencia de la aplicación de actos legislativos de
naturaleza no expropiatoria de derechos que no tengan el deber jurídico
de soportar cuando así se establezca en los propios actos legislativos y en
los términos que en ellos se especifiquen.
Además de los requisitos generales exigidos para que sean viables las
reclamaciones de responsabilidad patrimonial de la Administración (que el
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daño sea efectivo, evaluable económicamente e individualizado en
relación a persona o grupo de personas, y que sea antijurídico, requisito
este último que la jurisprudencia viene identificando en estos casos en el
hecho de que la ley haya sido declarada inconstitucional), como requisitos
específicos se exigen dos: (1) que el sujeto que ejerza la acción de
responsabilidad previamente haya recurrido en vía administrativa hasta
que la actuación hubiera causado estado y después haya recurrido en vía
contencioso-administrativa frente a la actuación administrativa que causó
el daño y que como resultado de ello haya obtenido una sentencia
desestimatoria que haya alcanzado firmeza; y (2) que el recurrente haya
alegado en el recurso que haya interpuesto la causa de
inconstitucionalidad de la ley que después ha sido considerada por el
Tribunal Constitucional para declarar la inconstitucionalidad de la misma.
36
Además, el propio artículo 32.5 establece otros tres requisitos que se
derivan directamente de la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la
Unión Europea: (a) que la norma europea vulnerada por la nacional ha de
tener por objeto conferir derechos a los particulares; (b) el
incumplimiento del Derecho de la Unión Europea que ha supuesto la
aplicación de la norma interna contraria a este ha de ser suficientemente
caracterizado, es decir, ha de tratarse de un incumplimiento manifiesto y
grave; y (c) ha de existir una relación de causalidad directa entre la
aplicación por la Administración de la norma declarada contraria al
Derecho de la Unión Europea y el daño sufrido por los particulares.
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Si como consecuencia de la preceptiva aplicación de las reglas anteriores
se concluye que es la Administración la que ha de responder de los daños
causados, el ejercicio de la acción de responsabilidad frente a esta y la
determinación, en su caso, de la indemnización correspondiente a que ha
de hacer frente, se ha de realizar mediante la tramitación del
procedimiento administrativo común de las Administraciones públicas,
según dispone el artículo 32.9 LRJSP; lo que supone, tratándose de casos
de reclamación de resarcimiento de daños, la aplicación de las
disposiciones sobre el procedimiento administrativo común con las
especialidades procedimentales previstas para los procedimientos de
determinación de la responsabilidad patrimonial de la Administración que
contiene la Ley 39/2015.
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lesión, es muy habitual que los órganos judiciales con gran pragmatismo
efectúen en el marco del propio proceso contencioso administrativo un
reparto de responsabilidades entre los diferentes sujetos en función de la
participación de cada uno en la lesión patrimonial producida, atribuyendo
a cada cual el deber de resarcir en la cuantía derivada del grado o tipo de
participación que hubiera quedado acreditada en el proceso jurisdiccional.
Hay que distinguir dos situaciones lesivas, a las que el artículo 33 LRJSP
proporciona un tratamiento diferente.
40
corporales se podrá tomar como referencia la valoración incluida en los
baremos de la normativa vigente en materia de seguros obligatorios y de
la Seguridad Social, lo que remite al Texto Refundido de la Ley sobre
responsabilidad civil y seguro en la circulación de vehículos a motor,
aprobado por el Real Decreto Legislativo 8/2004, de 29 de octubre, y a la
Orden ESS/66/2013, de 28 de enero, por la que se actualizan las
cantidades a tanto alzado de las indemnizaciones por lesiones,
mutilaciones y deformidades de carácter definitivo y no invalidantes.
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La respuesta a este interrogante es negativa, ya que la responsabilidad
patrimonial de la Administración es directa tal y como establece el artículo
36. 1 LRJSP, al disponer que “para hacer efectiva la responsabilidad
patrimonial a que se refiere esta Ley, los particulares exigirán
directamente a la Administración Pública correspondiente las
indemnizaciones por los daños y perjuicios causados por las autoridades y
personal a su servicio”.
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¿Puede la Administración exigir responsabilidad a las
autoridades o personal a su servicio por los daños causados
por estos a la Administración?
El artículo 36.3 LRJSP dispone que la Administración, en los casos en que
las autoridades o el personal a su servicio hubiesen causado daños y
perjuicios en los bienes y derechos de la Administración habiendo actuado
con dolo, culpa o negligencia graves, instruirá el mismo procedimiento
que en los supuestos en que esta deba ejercitar la acción de regreso
frente a las autoridades o personal que, obrando también con dolo o culpa
o negligencia graves, hubieran causado daños a terceros de cuyo
resarcimiento la Administración hubiera respondido directamente.
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mencionados deber responder directamente de los daños que hubieran
causado.
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realidad y a la práctica de un sector electrónico no solo complejo sino
sumamente cambiante.
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Procura el legislador simplificar los trámites de identificación y firma
electrónica de las Administraciones públicas, adecuando su regulación al
Reglamento (UE) 910/2014 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 23
de julio de 2014, relativo a la identificación electrónica y los servicios de
confianza para las transacciones electrónicas en el mercado interior y por
la que se deroga la Directiva 1999/93/CE. De esta forma, la LRJSP,
distingue en función de que la Administración pública se erija en receptora
de la actuación electrónica o, por el contrario, emisora de contenido
electrónico, exigiendo, para el primer supuesto, su adecuada
identificación electrónica y requiriendo para el segundo la firma
electrónica que habrá de acreditar, además, la voluntad del órgano que
actúa o de la Administración pública que corresponda en caso de tratarse
de una actuación administrativa automatizada.
La Ley establece tres vías diversas por las que acreditar debidamente la
identificación del órgano o Administración actuante y la seguridad de la
comunicación que pudiera establecerse, en su caso, con el ciudadano. En
primer lugar, el artículo 40.1 permite la identificación de las
Administraciones públicas “mediante el uso de un sello electrónico basado
en un certificado electrónico reconocido o cualificado que reúna los
requisitos exigidos por la legislación de firma electrónica”. Será pública la
relación concreta de los sellos utilizados por cada Administración,
incluyendo las características de los certificados electrónicos
correspondientes y de los prestadores que los expiden, debiendo
garantizarse su accesibilidad por medios electrónicos. Con esta finalidad,
se impone a cada Administración el deber de adoptar las medidas
adecuadas para facilitar la verificación de sus sellos electrónicos. En
segundo lugar, el artículo 40.2 de la Ley entiende identificada a la
Administración pública respecto de la información que publique como
propia en su portal de internet, simplificando, en consecuencia, el régimen
y los requisitos de identificación electrónica al respecto. Y, en última
instancia, el legislador impone a las sedes electrónicas el empleo de
“certificados reconocidos o cualificados de autenticación de sitio web o
medio equivalente” para su identificación y la garantía de una
comunicación segura con las mismas, sin especificar, no obstante, qué
medios son considerados equivalentes a tal fin o los caracteres mínimos
que debe reunir tal “equivalencia”.
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de medios electrónicos por una Administración pública en el marco de un
procedimiento administrativo y en la que no haya intervenido de forma
directa un empleado público”. Se trata, en definitiva, de una definición
muy amplia, que abarca tanto la producción de actos administrativos de
trámite y resolutorios como simples actos de comunicación, siempre que
se produzcan en el marco de un procedimiento administrativo y por medio
de un sistema debidamente programado que obvie la intervención en el
acto singular de un empleado público en nombre y representación de la
Administración correspondiente.
50
de identificación personal del empleado público que hayan de constar en
el sistema de firma electrónica correspondiente, quedando limitados
exclusivamente, en tal caso, a su número de identificación profesional. Se
trata de una posibilidad plenamente acorde a los requisitos de los
certificados cualificados de firma electrónica enunciados por el Anexo I del
Reglamento (UE) 910/2014 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 23
de julio, relativo a la identificación electrónica y los servicios de confianza
para las transacciones electrónicas en el mercado interior y por el que se
deroga la Directiva 1999/93/CE.
51
¿Cómo se asegura la firma electrónica y se garantiza su
interoperabilidad?
El artículo 45 de la Ley recoge ciertas previsiones mínimas con miras a
garantizar el aseguramiento y la interoperabilidad de la firma electrónica,
confiando a cada Administración pública la determinación exacta de
aquellos trámites e informes que habrán de incluir “firma electrónica
reconocida o cualificada y avanzada basada en certificados electrónicos
reconocidos o cualificados de firma electrónica”.
Aunque pudiera parecer que el tenor literal del precepto sanciona una
decisión discrecional al respecto por parte de cada Administración pública,
debe subrayarse que tal catalogación de supuestos y, en definitiva, el
aseguramiento y la interoperabilidad de la firma electrónica, se
encuentran sujetos en realidad a las exigencias que establecen al respecto
el Esquema Nacional de Seguridad, regulado en el ámbito de la
Administración electrónica por Real Decreto 3/2010, de 8 de enero, y el
Esquema Nacional de Interoperabilidad, regulado, asimismo, por el Real
Decreto 4/2010, de 8 de enero.
El artículo 46.3 LRJSP exige, por lo demás, que los medios o soportes
empleados para el almacenamiento de documentos cuenten con las
pertinentes medidas de seguridad, de acuerdo con las previsiones del
Esquema Nacional de Seguridad, regulado por Real Decreto 3/2010, de 8
53
de enero, garantizando, en particular, “la integridad, autenticidad,
confidencialidad, calidad, protección y conservación de los documentos
almacenados” y asegurando, por otra parte, la identificación de los
usuarios, el control de accesos y el cumplimiento de las garantías previstas
en la legislación de protección de datos. Como novedad incorporada a raíz
de la reforma, se requiere que aseguren, además, la “recuperación y
conservación a largo plazo de los documentos electrónicos producidos por
las Administraciones públicas que así lo requieran, de acuerdo con las
especificaciones sobre el ciclo de vida de los servicios y sistemas
utilizados”. Pensando seguramente en el riesgo cierto de obsolescencia de
formatos y soportes electrónicos, el legislador exige, además, el
aseguramiento del posible traslado de los datos que contengan “a otros
formatos y soportes que garanticen el acceso desde diferentes
aplicaciones”.
¿Qué es un convenio?
El Capítulo VI del Título Preliminar LRJSP desarrolla, en expresión literal de
su propia Exposición de motivos, “un régimen completo de los convenios,
que fija su contenido mínimo, clases, duración, y extinción y asegura su
control por el Tribunal de Cuentas”. Confiesa el legislador que con ello
pretende dar respuesta a las recomendaciones efectuadas por este último
en su Dictamen 878, de 30 de noviembre de 2010, que denunciaba las
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insuficiencias al respecto del marco jurídico común, recomendando la
sistematización de su marco legal y tipología, el establecimiento de los
requisitos para su validez y la imposición de la obligación de remitirlos al
propio Tribunal para su control.
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Tratado internacional ni de Acuerdo internacional administrativo o
Acuerdo internacional no normativo, estarán sometidos al ordenamiento
jurídico interno que determinen las partes. Para su adecuada
determinación y deslinde habrá de estarse, en cualquier caso, a lo
dispuesto al respecto por el artículo 2 de la Ley 25/2014, de 27 de
noviembre, de Tratados y otros Acuerdos Internacionales.
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cumplimiento de la legislación aplicable en materia de subvenciones para
aquellos supuestos específicos, sumamente frecuentes en la práctica, en
que el mismo tenga por objeto instrumentar o canalizar una subvención,
sin que el legislador haya ofrecido precisiones ulteriores acerca de cómo
articular esa compleja relación entre la Ley General de Subvenciones y el
nuevo régimen jurídico que establece la reforma de 2015 para los
convenios.
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¿Qué contenido mínimo debe reunir el convenio?
El artículo 49 LRJSP regula, por vez primera, el contenido mínimo que
deben incluir los convenios para su válida suscripción, enunciando al
efecto un listado de materias de indudable trascendencia e implicaciones
prácticas. En primer lugar, la identificación de los sujetos que suscriben el
convenio y la capacidad jurídica con la que actúa cada una de las partes,
así como la competencia en la que se fundamenta la actuación de la
Administración pública, ente instrumental o Universidad pública que
conviene.
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¿Qué trámites preceptivos deben acompañar al
procedimiento para la suscripción del convenio?
El legislador estatal carece de competencia para imponer un cauce formal
específico para la suscripción de los convenios. El artículo 50 LRJSP se
limita tan sólo a imponer que, sin perjuicio de las especialidades que la
legislación autonómica pudiera prever, deberá acompañarse la
tramitación del convenio “de una memoria justificativa donde se analice
su necesidad y oportunidad, su impacto económico, el carácter no
contractual de la actividad en cuestión, así como el cumplimiento de lo
previsto en esta Ley”. Respetando esta exigencia, corresponde a la
legislación reguladora de cada tipo concreto de convenio determinar el
procedimiento a seguir para su suscripción, así como la inserción en el
mismo de este trámite.
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el artículo 51.1 LRJSP, si bien el apartado segundo del precepto enuncia,
además, un listado de causas alternativas de resolución ampliable a otros
supuestos o motivos distintos en función de lo previsto, en su caso, en el
propio convenio o en la legislación que le resultara de aplicación.
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¿Qué principios se aplican a la organización y funcionamiento
de la Administración General del Estado?
La Ley de Régimen Jurídico del Sector Público dedica su Título I a la
regulación de la Administración General del Estado. Conforme a la
Disposición final 14ª, el Título carece de carácter básico, aplicándose
exclusivamente a la Administración General del Estado y al sector público
estatal.
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De ahí la importancia de la distribución y reasignación de competencias
que se efectúe entre los órganos de la Administración pública
correspondiente, en este caso, la Administración General del Estado. De
ahí también la trascendencia de la cláusula de cierra que sanciona al
respecto, en relación con ciertas cuestiones organizativas esenciales, el
artículo 54.2 de la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del
Sector Público, al disponer que con carácter supletorio “las competencias
en materia de organización administrativa, régimen de personal,
procedimientos e inspección de servicios, no atribuidas específicamente
conforme a una Ley a ningún otro órgano de la Administración General del
Estado, ni al Gobierno, corresponderán al Ministerio de Hacienda y
Administraciones Públicas”.
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¿Cómo se estructura la Administración General del Estado: la
Organización Territorial?
La organización territorial, también denominada Administración periférica
estatal, incluye aquel complejo organigrama integrado por un conjunto de
órganos radicados en concretas demarcaciones territoriales que ejercen
competencias estatales por motivos organizativos en un ámbito territorial
determinado e inferior al nacional.
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Estado, se incorporó por vez primera a una norma con rango de Ley,
dedicando a esta cuestión el Capítulo III de su Título II, en concreto,
artículos 36 y 37 de la Ley.
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Subsecretario y cierto carácter excepcional, nombrándose “entre personas
con cualificación y experiencia en el desempeño de puestos de
responsabilidad en la gestión pública o privada”.
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la posibilidad, expresamente reconocida por el legislador, de unidades
administrativas complejas, que agrupen dos o más unidades menores.
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organización de la Administración General del Estado, renuncia después,
sin embargo, a regular sus funciones y atribuciones propias.
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La Ley mantiene, por lo demás, en su Disposición adicional 11ª, la
regulación hasta ahora vigente de los conflictos de atribuciones
intraministeriales que pudieran plantearse, recogida en la Ley 6/1997, de
14 de abril, de Organización y Funcionamiento de la Administración del
Estado.
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¿Cómo se ordenan jerárquicamente los órganos
ministeriales?
El artículo 60 de la Ley de Régimen Jurídico del Sector Público se centra en
la ordenación jerárquica de los órganos ministeriales. Como principio
organizativo esencial, el principio de jerarquía supone la ordenación del
aparato organizativo de la Administración General del Estado conforme a
un sistema de estructuración escalonada de los distintos órganos que lo
integran, en virtud del cual los órganos del nivel superior dirigen y
controlan la actividad de los del nivel inferior.
73
tal fin, el artículo 55.10 de la Ley de Régimen Jurídico del Sector Público se
remite a la regulación de su nombramiento por las Leyes 50/1997, de 27
de noviembre, del Gobierno, y 3/2015, de 30 de marzo, reguladora del
ejercicio del alto cargo de la Administración General del Estado,
extendiéndoles el apartado 11 de este mismo precepto ciertos criterios
hasta ahora solamente aplicables al nombramiento de los titulares de
órganos directivos de la Administración, en particular, los de competencia
profesional y experiencia, siendo, asimismo, de aplicación al desempeño
de sus funciones tanto la responsabilidad profesional, personal y directa
por la gestión desarrollada, como la sujeción al control y evaluación de la
gestión por el órgano superior o directivo competente, sin perjuicio del
control establecido por la Ley General Presupuestaria.
74
tendrá carácter excepcional y deberá justificarse en la ley habilitante”,
encargándose, asimismo de determinar los objetivos del Ministerio,
aprobar los planes de actuación del mismo y asignar los recursos
necesarios para su ejecución, dentro de los límites de las dotaciones
presupuestarias correspondientes, así como de determinar y, en su caso,
proponer la organización interna de su Ministerio, de acuerdo con las
competencias que le atribuye esta Ley. Se trata, en todo caso, de un
listado que no es exhaustivo en cuanto el apartado t) del precepto les
encomienda el ejercicio de “cuantas otras competencias les atribuyan las
leyes, las normas de organización y funcionamiento del Gobierno y
cualesquiera otras disposiciones”.
75
control y evaluación de la gestión por el órgano superior competente, el
Ministro o, en su caso, el Presidente del Gobierno si depende
directamente de él, sin perjuicio del control establecido por la Ley General
Presupuestaria.
76
Subsecretario está precisamente en la antigua denominación de los
Ministros como Secretarios.
El artículo 63.3 exige que los Subsecretarios reúnan, además, los requisitos
de idoneidad establecidos en la Ley 3/2015, de 30 de marzo, reguladora
del ejercicio del alto cargo de la Administración General del Estado, esto
es, “honorabilidad y la debida formación y experiencia en la materia, en
función del cargo que vayan a desempeñar”, debiendo apreciarla tanto
quien propone como quien nombra al alto cargo y cumplirse durante todo
el periodo de su ejercicio.
En todo caso, la Ley de Régimen Jurídico del Sector Público sanciona, sin
duda, un reforzamiento de la figura de los Subsecretarios, precisando de
forma expresa que no pueden depender jerárquicamente sino del
Ministro (artículo 60.1), incrementando sus competencias (artículo 63) y
permitiendo que de ellos dependan determinadas Subdirecciones
Generales (artículo 67.2). La Subsecretaría es así un órgano central de
competencias horizontales de existencia necesaria y con dependencia
directa del Ministro. Ostentan la representación ordinaria del Ministerio,
dirigen los servicios comunes y ejercen, entre otras, las competencias
correspondientes a los mismos.
78
desempeño de puestos de responsabilidad en la gestión pública o
privada”. Este mismo precepto exige in fine que los Secretarios Generales
reúnan, además, los requisitos de idoneidad establecidos en la Ley
3/2015, de 30 de marzo, reguladora del ejercicio del alto cargo de la
Administración General del Estado, esto es, “honorabilidad y la debida
formación y experiencia en la materia, en función del cargo que vayan a
desempeñar”, debiendo apreciarla tanto quien propone como quien
nombra al alto cargo y cumplirse durante todo el periodo de su ejercicio.
79
Conforme al artículo 58.2 de la Ley de Régimen Jurídico del Sector Público,
el Secretario General Técnico es un órgano directivo de la Administración
General del Estado, integrado en un Ministerio, de creación necesaria y
dependiente de la Subsecretaría correspondiente. El artículo 65.1 de la Ley
subraya tal dependencia, así como la implicación de este órgano en la
gestión de los servicios comunes del Ministerio al que se adscriben.
Jerárquicamente comparten categoría con los Directores Generales,
sancionándolo así el artículo 60.2 de la Ley.
80
tomar en consideración que la Exposición de motivos de la Ley 52/1997,
de 27 de noviembre, de asistencia jurídica al Estado e Instituciones
Públicas sostiene que las competencias de la Abogacía General del Estado,
Dirección del Servicio Jurídico del Estado, a la que corresponde, son
plenamente compatibles con las facultades de asesoramiento jurídico de
Subsecretarios y Secretarios Generales Técnicos y su artículo 1 excluye del
ámbito de funciones de los abogados del Estado las que correspondan a
estos dos órganos directivos, solventando o, al menos, reduciendo los
eventuales conflictos que pudieran plantearse.
81
memoria razonada la concurrencia de las especiales características que
justifiquen esa circunstancia excepcional”. Por lo demás, el precepto exige
in fine que los Directores Generales reúnan, además, los requisitos de
idoneidad establecidos en la Ley 3/2015, de 30 de marzo, reguladora del
ejercicio del alto cargo de la Administración General del Estado, esto es,
“honorabilidad y la debida formación y experiencia en la materia, en
función del cargo que vayan a desempeñar”, debiendo apreciarla tanto
quien propone como quien nombra al alto cargo y cumplirse durante todo
el periodo de su ejercicio.
82
¿Cuál es el estatuto personal de los Subdirectores generales?
La Subdirección General es el órgano directivo del Ministerio en el que se
organizan las Direcciones Generales, conforme al artículo 58.4 de la Ley de
Régimen Jurídico del Sector Público, “para la distribución de las
competencias encomendadas a aquéllas, la realización de las actividades
que les son propias y la asignación de objetivos y responsabilidades”. En
todo caso, sin perjuicio de lo anterior, el precepto permite también su
adscripción directa, en cuanto órgano directivo de menor nivel del
Ministerio, a otros órganos directivos de mayor nivel o, incluso, a los
órganos superiores del Ministerio.
83
todo caso, variable y diverso en cada Departamento en función de sus
necesidades organizativas propias.
84
una mayor eficacia en su prestación, sino un ahorro sustancial en sus
costes al favorecer la implantación y aplicación de las ventajas inherentes
a las economías de escala. Queda descartada, por tanto, la idea del
servicio común como concepto orgánico o subjetivo predeterminado,
tratándose, más bien, de un concepto funcional, por lo que debe
abordarse su definición desde un punto de vista objetivo, a diferencia, en
cambio, de la actividad sectorial atribuida en concreto a cada
Departamento ministerial.
85
del personal que viniera prestando hasta el momento el servicio
respectivo en cada unidad.
86
artículo 69.3 de la Ley, las Delegaciones del Gobierno en las Comunidades
Autónomas están adscritas orgánicamente al Ministerio de Hacienda y
Administraciones Públicas. Y, sin embargo, el artículo 72.3 de la Ley
sanciona su dependencia orgánica del Presidente del Gobierno y funcional
del Ministerio competente por razón de la materia, disponiendo el artículo
73.3 que se supeditarán, en todo caso, funcionalmente al Ministerio del
Interior cuando ejerzan las competencias del Estado para la protección del
libre ejercicio de los derechos y libertades y la garantía de la seguridad
ciudadana, correspondiéndoles, a tal fin, la jefatura de las Fuerzas y
Cuerpos de seguridad del Estado.
87
autoridades y órganos competentes en materia de seguridad ciudadana, al
amparo del artículo 5.2 e) de la Ley Orgánica 4/2015, de 30 de marzo, de
protección de la seguridad ciudadana.
Se trata de un órgano que no existe en todas las islas, sino tan solo en
aquellas reglamentariamente determinadas, con el nivel que asimismo se
determine en la relación de puestos de trabajo. Son nombrados y cesados
por resolución del Delegado del Gobierno mediante procedimiento de
libre designación, a propuesta del Subdelegado del Gobierno en la
provincia, entre funcionarios de carrera del Estado, de las Comunidades
Autónomas o de las Entidades Locales, pertenecientes a Cuerpos o Escalas
clasificados como Subgrupo 1. El aún vigente Real Decreto 617/1997, de
25 de abril, de Subdelegados del Gobierno y Directores Insulares de la
Administración General del Estado, desarrolla, por lo demás, los aspectos
básicos de esta figura, regulando su estatuto a la luz de lo dispuesto en
aquel momento por la entonces reciente Ley 6/1997, de 14 de abril, de
Organización y Funcionamiento de la Administración del Estado, por la
que se sanciona la desaparición de los Delegados Insulares del Gobierno y
su sustitución por los Directores Insulares.
88
Conforme a la Disposición adicional 16ª, los servicios territoriales que, a la
entrada en vigor de la reforma de 2015, estuviesen integrados en las
Delegaciones del Gobierno continuarán en esta situación. La integración,
en cambio, de nuevos servicios territoriales o la desintegración de
servicios territoriales ya integrados en las Delegaciones del Gobierno se
llevará a cabo mediante Real Decreto de Consejo de Ministros, a
propuesta del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas y del
Ministerio competente del área de actividad correspondiente.
89
funcionario público, si bien se dispone que su nombramiento atenderá a
criterios de competencia profesional y experiencia. El precepto requiere
que reúnan los requisitos de idoneidad establecidos en la Ley 3/2015, de
30 de marzo, reguladora del ejercicio del alto cargo de la Administración
General del Estado, esto es, “honorabilidad y la debida formación y
experiencia en la materia, en función del cargo que vayan a desempeñar”.
90
colaboración de las Delegaciones del Gobierno con otras Administraciones
públicas, con el control de legalidad de la actividad realizada por los
órganos de la Delegación correspondiente o, en fin, con las políticas
públicas de la Administración General del Estado en el ámbito territorial
de la Comunidad Autónoma de que se trate. De esta forma, aunque
dependen de la Presidencia del Gobierno, se encuentran vinculados con
todos los Departamentos ministeriales, pudiendo dictarles los Ministros
instrucciones relativas a sus respectivas áreas de responsabilidad. Además,
a los Delegados del Gobierno en las Comunidades Autónomas les
corresponde ejercer, conforme al apartado segundo del precepto citado,
la potestad sancionadora, expropiatoria y cualesquiera otras que les
confieran las normas o que les sean desconcentradas o delegadas.
91
bilaterales de cooperación, así como en otros órganos de cooperación de
naturaleza similar cuando así se determine.
92
respectivo de los programas de financiación estatal; la protección del libre
ejercicio de los derechos y libertades, garantizando la seguridad
ciudadana, si bien todo ello, lógicamente, dentro de las competencias
estatales en la materia, dirigiendo, a estos efectos, las Fuerzas y Cuerpos
de Seguridad del Estado en la provincia; la dirección y coordinación de la
protección civil en el ámbito de la provincia; la dirección también, en su
caso, de los servicios integrados de la Administración General del Estado,
de acuerdo con las instrucciones del Delegado del Gobierno y de los
Ministerios correspondientes, impulsando, supervisando e
inspeccionando, de otra parte, los servicios no integrados en la Delegación
del Gobierno respectiva; la coordinación de la utilización de los medios
materiales y, en particular, de los edificios administrativos en el ámbito
territorial de su competencia; y el ejercicio, en fin, de la potestad
sancionadora, así como de cualquier otra que les confieran las normas o
que les sea desconcentrada o delegada.
Contarán, en todo caso, con una Secretaría General que dependerá de los
Delegados del Gobierno en las Comunidades Autónomas o, en su caso, de
los Subdelegados del Gobierno en las provincias. Se encarga de la llevanza
de los servicios comunes, tratándose de un órgano de gestión del que
dependen, además, los distintos servicios territoriales integrados en la
Delegación del Gobierno, así como, en su caso, aquellos otros servicios y
unidades que pudieran determinarse a tal fin en la relación de puestos de
trabajo correspondiente.
93
¿Cómo se ejercen la asistencia jurídica y el control económico
financiero de las Delegaciones y Subdelegaciones del
Gobierno?
El artículo 77 de la Ley de Régimen Jurídico del Sector Público establece
ahora con rango legal que la asistencia jurídica y las funciones de
intervención y control económico financiero de las Delegaciones y
Subdelegaciones del Gobierno serán ejercidos por la Abogacía del Estado y
por la Intervención General de la Administración del Estado,
respectivamente, de acuerdo con su normativa específica.
94
Surge, en este sentido, para facilitar a los Delegados del Gobierno en las
Comunidades Autónomas el desempeño de su papel como representantes
del Gobierno en el territorio autonómico, posibilitando la coordinación de
sus funciones y de su actuación en sus relaciones con los distintos
Departamentos ministeriales de la organización central del Estado y, en su
caso, con sus Organismos públicos. Se trata, en suma, de potenciar una
mayor fluidez en las comunicaciones y en el intercambio de información
entre la Administración periférica del Estado y los servicios centrales de
los Departamentos ministeriales, así como, en su caso, sus Organismos
públicos. En todo caso, sus atribuciones concretas, composición y régimen
de funcionamiento se establecerán, conforme al apartado tercero del
precepto, mediante Real Decreto.
95
¿Qué diferencia a la Administración territorial de la
institucional?
Desde un punto de vista cualitativo, la Administración territorial tiene la
vocación del cumplimiento de los intereses de los ciudadanos con un
carácter transversal y global, mientras que la Administración institucional
tiene como finalidad el cumplimiento de un conjunto limitado y concreto
de intereses públicos, los cuales han sido determinados en el momento de
su creación.
96
entidades englobadas en el concepto legal de sector público institucional,
empleen éstos con la mayor efectividad posible, de tal forma que exista
una alta relación entre los logros conseguidos y los medios públicos
empleados para ello.
97
una administración territorial), régimen de contabilidad, presupuestario y
de control , así como su clasificación en términos de contabilidad nacional.
98
¿Cuál es el régimen de transformación de la tipología de las
entidades institucionales?
Con la finalidad de adecuarse a las cambiantes necesidades de la realidad,
los entes integrantes de las entidades institucionales, podrán
transformarse y adoptar la naturaleza jurídica de cualesquiera de estas
entidades, siempre conservando su personalidad jurídica, por cesión e
integración global de todo el activo y el pasivo de la entidad transformada
y sin alterar sus relaciones jurídicas con terceros, pues se produce una
sucesión universal de los derechos y obligaciones.
100
propias de la Administración Pública, tanto actividades de fomento,
prestacionales, de gestión de servicios públicos o de producción de bienes
de interés público, susceptibles de contraprestación, en calidad de
organizaciones instrumentales diferenciadas y dependientes de ésta.
103
responsabilidad en que hubiera incurrido por los daños y perjuicios
causados en sus bienes o derechos cuando hubiera concurrido dolo, o
culpa o negligencia graves.
104
¿Cuál es su régimen jurídico?
El régimen jurídico de los consorcios regulado en la LRJSP se contrae, en
primer lugar, a las normas contenidas en esta LRJSP, posteriormente a las
normas autonómicas de desarrollo y, por último, a las contenidas en sus
propios estatutos.
¿Cómo se crean?
Los consorcios se crean mediante convenio suscrito entre las
Administraciones, organismos públicos o entidades participantes.
105
Los estatutos deberán determinar la Administración pública a la que
estará adscrito, así como su régimen orgánico, funcional y financiero y
deberá contener un conjunto mínimo de elementos.
106
¿Qué son las fundaciones del sector público?
La definición legal de las fundaciones del sector público estatal, contenida
en el artículo 128.1 LRJSP, las configura como aquellas fundaciones que
reúnan alguno de los siguientes requisitos:
107
¿Cuál es el régimen presupuestario de estas fundaciones
públicas?
Las fundaciones del sector público estatal elaborarán anualmente un
presupuesto de explotación y capital, que se integrarán con el
Presupuesto General del Estado y formularán y presentarán sus cuentas
de acuerdo con los principios y normas de contabilidad recogidos en la
adaptación del Plan General de Contabilidad a las entidades sin fines
lucrativos y disposiciones que lo desarrollan, así como la normativa
vigente sobre fundaciones.
108
del control de eficacia y la supervisión continua al que están sometidas de
acuerdo con lo previsto en esta Ley.
110
¿En qué consiste el principio de responsabilidad?
Las Administraciones públicas están obligadas a garantizar el
cumplimiento de los principios organizativos, de tal manera que si
incumplen las obligaciones y compromisos que de ellos se derivan,
deberán asumir, en la parte que les sea imputable, las responsabilidades
que de tales incumplimientos se hubiesen producido.
111
ya se ha apuntado, la necesidad de una actuación no fragmentada y
común.
112
¿Cuáles son los mecanismos de colaboración para el
suministro de información entre Administraciones?
Estos mecanismos incluyen: 1. Sistemas integrados de información
administrativa; 2. Inventarios de información administrativa; 3. Sistema de
interconexión de registros e 4. Intercambio de datos en entornos cerrados
de comunicación a través de aplicaciones informáticas o medios
electrónicos interoperables.
113
¿Qué técnicas de cooperación prevé la Ley 40/2015?
Las técnicas de cooperación se prevén con un carácter abierto, sin que se
establezca un numerus clausus de ellas y dejando que sean las
Administraciones quienes formalicen las que “estimen más adecuadas”
para optimizar el ejercicio de sus competencias.
114
De manera novedosa respecto de la Ley 30/1992, el apartado cuarto del
artículo 145 establece que los órganos de cooperación, salvo oposición
por alguna de las partes, podrán adoptar acuerdos a través de un
procedimiento simplificado y por suscripción sucesiva de las partes, por
cualquiera de las formas admitidas en Derecho, en los términos que se
establezcan de común acuerdo.
115
¿Quiénes integran las Conferencias sectoriales?
Este órgano de cooperación reúne, como Presidente, al miembro del
Gobierno que, en representación de la Administración General del Estado,
resulte competente por razón de la materia, y a los correspondientes
miembros de los Consejos de Gobierno, en representación de las
Comunidades Autónomas y de las ciudades de Ceuta y Melilla.
117
garanticen la intercomunicación entre ellos y la unidad de acto, tales como
la videoconferencia o el correo electrónico.
118
Los planes conjuntos de carácter multilateral, entre la
Administración General del Estado y la de las Comunidades
Autónomas ¿qué naturaleza jurídica tienen?
En términos similares a los establecidos en el artículo 7 de la Ley 30/1992,
las Conferencias sectoriales podrán adoptar planes conjuntos, de carácter
multilateral, entre la Administración General del Estado y la de las
Comunidades Autónomas, para comprometer actuaciones conjuntas para
la consecución de los objetivos comunes.
120
La Ley 40/2015 no concreta las funciones que corresponden a las
Comisiones Territoriales de Coordinación más allá de recoger referencias
genéricas a mejorar la coordinación de la prestación de servicios, prevenir
duplicidades y optimizar la eficiencia y calidad de los servicios.
121
Estado (Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas) y la
Administración de la Comunidad Autónoma de Castilla y León para el
suministro de la aplicación «Oficina de Registro Virtual» (ORVE) como
mecanismo de acceso al Registro Electrónico Común y al Sistema de
Interconexión de Registros.
¿Qué es la interoperabilidad?
La interoperabilidad es la capacidad de los sistemas de información y de
los procedimientos a los que éstos dan soporte, de compartir datos y
posibilitar el intercambio de información y conocimiento entre ellos.
Resulta necesaria para la cooperación, el desarrollo, la integración y la
prestación de servicios conjuntos por las Administraciones públicas; para
la ejecución de las diversas políticas públicas; para la realización de
diferentes principios y derechos; para la transferencia de tecnología y la
reutilización de aplicaciones en beneficio de una mejor eficiencia; para la
cooperación entre diferentes aplicaciones que habiliten nuevos servicios;
122
todo ello facilitando el desarrollo de la administración electrónica y de la
sociedad de la información.
123
para su libre reutilización con el fin de favorecer las actuaciones de
compartir, reutilizar y colaborar, en beneficio de una mejor eficiencia.
http://www.cenatic.es/sobre-el-software-libre
124
Crear un repositorio común de software y de servicios para su reutilización en
las Administraciones públicas.
Crear una base de conocimiento común sobre las diversas soluciones técnicas
(normativas, servicios, activos semánticos, infraestructura, desarrollos, etc).
en el ámbito de la Administración electrónica.
Crear un espacio donde se puedan compartir experiencias y cooperar en el
ámbito de la administración electrónica.
https://administracionelectronica.gob.es/ctt/ctt#.WEBdTdLhAps
125
obras y servicios, cuando se estime necesario para la mejor satisfacción de
los intereses de la Ciudad”.
126