La Pareja Marchand-Cliente
La Pareja Marchand-Cliente
La Pareja Marchand-Cliente
MARCHAND-CLIENTE
El arte y el dinero
Historia y Funcionamiento del Mercado del Arte
“LA PAREJA MERCHAND-CLIENTE”
• El catalogo de la Frick Collection de Nueva York nos revela algo muy significativo
respecto a las relaciones entre coleccionistas y marchands y sobre lo importante
que es ser un solo cliente en la vida de una galería. En la edición mas reciente (1968)
se menciona 134 obras, de las cuales 84 fueron compradas a Joseph Duveen, las
otras 24 obras se hicieron a través de distintos Marchands o directamente
particulares. El inglés Roger Fry, quien estuvo muy ligado al Metropolitan
Museum, servía a veces de intermediario. El mantuvo siempre buenas relaciones
con los grandes coleccionistas norteamericanos, especialmente con Henry Clay
Frick.
“LA PAREJA MERCHAND-CLIENTE”
• Al Sr. Frick le gustaba tratar con Roland Koedler y con su socio Ronald Carstairs.
Cuando el magnate de Piittsburg murió, los encargados de la fundación continuaron
vinculados estrechamente con la firma, aunque los directores de esta habían
cambiado tiempo atrás.
• Sir. Joseph Duveen of Milbank tuvo más éxito con los coleccionistas: Kress, Bache, la
pareja Huntington y Andrew Mellon principalmente. Citemos por ahora el caso
Huntington:
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• Arabella Duval Yarrington viuda de Worshman, haciendo pasado inicialmente por múltiples
problemas y experiencias sórdidas, se casa en 1884 con el Sr. Collins P.Huntington, el
accionista principal y fundador de la compañía de ferrocarriles “Central Pacific”. Este
presumía de que él no gastaba en un año mas de $ 200.00 U.S. en él mismo. Muy pronto,
gracias a su mujer, aparecen en Nueva York viviendo en una suntuosa residencia y siendo
dueños de un pequeño palacio en las cercanías de la ciudad. Esto sin embargo, esto no era
suficiente para vencer el snobismo de la gente de la costa este, que ya había visto cosas
similares y tal vez mejores. Arabella transfiere sus actividades a la costa oeste, en donde
tampoco fue bien recibida. Ella hubiera tenido problemas incluso más grandes en su
integración social a los círculos de las grandes fortunas si no hubiera encontrado a Duveen,
quien vino abrirle las puertas al mundo del arte.
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• En 1913 Collis muere y ella se casa con Henry E. Huntigton, sobrino y heredero. La
ceremonia del matrimonio, organizada por Sir Joseph Duveen. Tenía como propósito
expresar la medida de su refinamiento y buen gusto. Desde hacía ya varios años, éste
le daba consejos acerca de la ropa, los accesorios y las joyas a Doña Arabella.
Duveen era el encargado de realizar las compras de arte de la pareja. El marido,
sintiéndose capacitado para hacerlo, un día decidió comprar en otro lado un cadro
de Reynolds provisto de certificados de autenticidad y muchas pruebas. Al
examinarlo, Duveen lo encontró falso, y empujó a Huntingtona entablar un proceso
proporcionándole todas las pruebas para justificar su acusación y le consiguió un
magnifico abogado. El juicio lo ganaron.
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• Estos clientes, aunque muy importantes, no eran todos los que tenía Duveen. Gracias
Andrew Mellon y a Kress, el extravagante marchand pasó los últimos años de su vida
sin apuros económicos, sin llegar a padecer como otros, la crisis económica mas
fuerte del siglo. Mellon pertenecía al subgrupo de los grandes millonarios taciturnos
y discretos. Sus compras de arte las hacía a través de los Knoedler, quienes
quedaban muy satisfechos con él, realizando todas sus operaciones en base a un
comisión fija, manera de funcionar que a Duveen le resultaba mezquina. Por su parte,
a Mellon quien era banquero y secretario del Tesoro norteamericano, no le caía en
gracia escuchar todo lo que se decía de Duveen.
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• Cuando leemos todos los trucos que uso Duveen para acercarse a Mellon y para
seducirlo, nos parece como si fuese un actor en pleno uso de sus facultades, llevando
a cabo un plano estratégico. Por ejemplo, el hospedarse en el mismo hotel “ Claridfe
de Londres, sabiendo de ante mano que día estaría ahí. eEl encontrarse
“casualmente” con él en el elevador, para lo cual se ponía de acuerdo con las
recamareras. Pero siendo tan breve el trayecto del elevador, ¿Cómo hacer para
invitarlo al museo y que el otro no instruyera que aquello no era un encuentro
fortuito. Para eso se requería de una gran habilidad, más aún para convencerlo de
que ya no les comprara a los Koedler, sino sólo por unos cuantos años más.
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• Fines de los años veintes, los rusos anuncian que quieren vender una parte de la
colección de pintura del Ermitage. Necesitaban adquirir monedas fuertes para poder
echar a andar el plan quinquenal. Las negociaciones de Duveen no hicieron bajar los
precios, los rusos se pusieron muy firmes, entonces lo que había que hacer era
decirle a Mellon lo maravilloso que le resultaban esas obras. Finalmente, gracias a
Koedler, sino sólo por unos cuantos años más. A partir de aquí, se le abrieron las
puertas a Duveen y comenzó a venderle a Mellon obra cada vez más importante.
Pocos años después, a partir de un lío de pago de impuestos, se aceleró la idea de la
creación de un mueso nacional: La national Gallery en Washington, proyecto que le
mantendría ocupado hasta su muerte.
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