Material Educativo - Dioses y Hombres de Huarochirí
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REFERENCIAS:
DESCRIPCIÓN:
Este Cuniraya Viracocha, en los tiempos más antiguos, anduvo, vagó, tomando la apariencia de
un hombre muy pobre; su yacolla (manto) y su cusma (túnica) hechas jirones. Algunos, que no lo
conocían, murmuraban al verlo: "miserable piojoso" decían. Este hombre tenía poder sobre todos
los pueblos. Con sólo hablar conseguía hacer concluir andenes bien acabados y sostenidos por
muros. Y también enseñó a hacer los canales de riego arrojando [en el barro] la flor de una caña
llamada pupuna; enseñó que los hicieran desde su salida [comienzo]. Y de ese modo, haciendo
unas y otras cosas, anduvo, emperrando [humillando] a los
huacas de algunos pueblos con su sabiduría.
La reunión se hizo en Anchicocha donde la mujer vivía. Y allí, cuando ya los huacas sagrados
de todas partes estaban sentados, allí la mujer les dijo: "Ved hombres, poderosos jefes, reconoced
a esta criatura. ¿Cuál de vosotros me fecundó con su germen?" Y preguntó a cada uno de ellos, a
solas: "Fuiste tú? ¿Fuiste tú?", les iba diciendo. Y ninguno de ellos contestó: "Es mío." Y entonces,
como Cuniraya Viracocha, del que hemos hablado, sentado humildemente, aparecía como un
hombre muy pobre, la mujer no le preguntó a él. "No puede ser hijo de un miserable», diciendo,
asqueada de ese hombre harapiento, no le preguntó; porque este Cuniraya estaba rodeado de
hombres hermosamente vestidos. Y como nadie afirmara: "Es mi hijo" ella le habló a la niña: "Anda
tú misma y reconoce a tu padre" y a los huacas les dijo: "Si alguno de vosotros es el padre, ella
misma tratará de subir a los brazos de quien sea el padre." Entonces, la criatura empezó a caminar
a cuatro pies hasta el sitio en que se encontraba el hombre haraposo. En el trayecto no pretendió
subir al cuerpo de ninguno de los presentes; pero apenas llegó ante el pobre, muy contenta y al
instante, se abrazó de sus piernas. Cuando la madre vio esto, se enfureció mucho: "¡Qué asco!
¿Es que yo pude parir el hijo de un hombre tan miserable?", exclamando, alzó a su hija y corrió en
dirección del mar. Viendo esto: "Ahora mismo me ha de amar", dijo Cuniraya Viracocha y,
vistiéndose con su traje de oro, espantó a todos los huacas; y como estaban así, tan espantados,
los empezó a arrear, y dijo: "Hermana Cavillaca, mira a este lado y contémplame; ahora estoy muy
hermoso." Y haciendo relampaguear su traje, se cuadró muy enhiesto. Pero ella ni siquiera volvió
los ojos hacia el sitio en que estaba Cuniraya; siguió huyendo hacia el mar. "Por haber parido el
hijo inmundo de un hombre despreciable, voy a desaparecer", dijo, y diciendo, se arrojó al agua. Y
allí hasta ahora, en ese profundo mar de Pachacamac se ven muy claro dos piedras en forma de
gente que allí viven. Apenas cayeron al agua, ambas [madre e hija] se convirtieron en piedra.
Después, se encontró con un halcón; el halcón le dijo: "Ella va muy cerca, has de encontrarla"
y Cuniraya le contestó: "Tú has de ser muy feliz; almorzarás picaflores y luego comerás pájaros de
todas clases. Y si mueres, o alguien te mata, con una llama te ofrendarán los hombres; y cuando
canten y bailen, te pondrán sobre su cabeza, y allí, hermosamente, estarás."
En seguida se encontró con un lorito; y el lorito le dijo: "Ella ya venció una gran distancia; no la
encontrarás." Cuniraya le contestó: "Tú caminarás gritando siempre demasiado; cuando digas:
'destruiré tus alimentos', los hombres, que han de odiarte, te descubrirán por los gritos y te
espantarán; vivirás padeciendo."
Y así, a cualquiera que le daba buenas noticias, Cuniraya le confería dones, y seguía
caminando, y si alguien le desalentaba con malas noticias, lo maldecía, y continuaba andando.
(Así, llegó hasta la orilla del mar. Apenas hubo llegado al mar, entró al agua, y la hizo hinchar,
aumentar. Y de ese suceso los hombres actuales dicen que lo convirtió en castilla; "el antiguo
mundo también a otro mundo va" dicen).
Y volvió hacia Pachacamac, y allí entonces, llegó hasta donde vivían dos hijas jóvenes de
Pachacamac. Las jóvenes estaban guardadas por una serpiente. Poco antes de que llegara
Cuniraya, la madre de las dos jóvenes fue a visitar a Cavillaca en el fondo del mar en que ella se
arrojó; el nombre de esa mujer era Urpayhuachac (la que pare palomas). Cuando la mujer salió de
visita, este Cuniraya Viracocha hizo dormir a la mayor de las muchachas, y como pretendió él
dormir con la otra hermana, ella se convirtió en paloma y se echó a volar. Y por eso, a la madre, la
llamaron: "la que pare palomas".
En aquel tiempo, dicen, no existía ni un solo pez en el mar. Unicamente la mujer a quien
llamaban "la que pare palomas" criaba [peces] en un pequeño pozo que tenía en su casa. Y el tal
Cuniraya, muy enojado: "¿Por qué esta mujer visita a Cavillaca en el fondo del agua?", diciendo,
arrojó todas las pertenencias de Urpayhuachac al gran mar. Y sólo desde entonces, en el lago
grande, se criaron y aumentaron mucho los peces. Entonces ése, al que nombraban Cuniraya,
anduvo por la orilla del gran lago; y la mujer Urpayhuachac, a quien le dijeron cómo sus hijas habían
dormido, enfurecida persiguió a Cuniraya. Y cuando venía persiguiéndolo y llamándolo, "¡Oh!"
diciendo, se detuvo. Entonces le habló [ella]: "Unicamente voy a despiojarte." Y empezó a
despiojarlo. Y cuando ya estuvo despiojado, ella, en ese mismo sitio, hizo elevarse un gran
precipicio y pensó: "Voy a hacer caer allí a Cuniraya." Pero en su sabiduría, sospechó la intención
de la mujer. "Voy a orinar un poquito, hermana" diciendo, se fue, se vino hacia estos lugares y
permaneció en ellos, en sus alrededores o cercanías, mucho tiempo, haciendo caer en el engaño
a los hombres y a los pueblos.
2
El sexo del hijo no aparece claramente determinado, unas líneas más adelante se dice que la convocatoria se hizo cuando "chay
huarma", "ese niño", ya tenía un año y podía caminar gateando. El sustantivo huarma, como huahua, no señala el sexo.