El Poder de Policía

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EL PODER DE POLICÍA.

El poder de policía ha sido definido como la facultad legislativa de regular la


amplitud y límites de los derechos individuales expresamente consagrados o
implícitamente reconocidos en la Constitución de un Estado.

También ha sido definido como una potestad reguladora del ejercicio de los
derechos y del cumplimiento de los deberes constitucionales de los habitantes,
con el fin de conservar la armonía de todos.

El concepto de Poder de Policía es producto de la creación de la jurisprudencia


americana. Fue por primera vez empleada por el juez Marshall, presidente de
la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, en el caso “Brown v.
Maryland” para referirse a la facultad que corresponde al legislador reglar en
cada caso el alcance de los derechos individuales.

Es posible hablar de poder de policía, bajo un concepto restringido, limitándolo


a la seguridad, moralidad y salubridad pública; o bien en un sentido amplio
extendiéndose a otras cuestiones tales como la defensa y promoción de la
sociedad y a su bienestar. De ahí que se admite de una policía de la
prosperidad y una policía de la emergencia.

El Poder de Policía limita el ejercicio de derechos individuales para proteger


otros y salvaguardar bienes jurídicos que el legislador debe preservar por su
incidencia social. Es decir que busca compatibilizar la vida social con el
ejercicio y protección de los derechos individuales, de modo que no sólo es el
ejercicio de una atribución de limitación de derechos sino también de tutela de
éstos y del interés general.

Las normas de policía pueden implicar un hacer o un no hacer, siendo más


comunes éstas últimas, aunque excepcionalmente pueden consistir en hacer
(ej. Vacunarse, distinguir con un determinado color los autos como en el caso
del taxi. Podemos entonces decir que el poder de policía se destaca como una
forma de mantener el orden y el respeto de los derechos individuales, pero
limitándolos a fin de que la necesidad de reglamentar el ejercicio de derechos
constitucionales para armonizar la utilización de diferentes derechos por un
individuo impida a otro ejercer la misma facultad.
Cabe preguntarnos si es posible que el Congreso transfiera el poder de policía,
es decir la facultad de reglamentar derechos, a través de la transferencia y la
delegación. En principio el poder de policía es inalienable, es un atributo propio
de la soberanía por tanto no resultaría ni transferible ni delegable, pero por
excepción la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha aceptado la validez de
la delegación en el Poder Ejecutivo.

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