Codigo Civil Venezolano
Codigo Civil Venezolano
Codigo Civil Venezolano
TÍTULO PRELIMINAR
De las leyes y sus efectos y de las reglas generales para su aplicación
ART. 1.—Vigencia de la ley. La Ley es obligatoria desde su publicación en la GACETA
OFICIAL o desde la fecha posterior que ella misma indique.
ART. 2.—Efecto de la ignorancia de la ley. La ignorancia de la Ley no excusa de su
cumplimiento.
Conc.: C.P., art. 60.
ART. 3.—Irretroactividad de la ley. La Ley no tiene efecto retroactivo.
ART. 4.—Interpretación de la ley. A la Ley debe atribuírsele el sentido que aparece evidente del
significado propio de las palabras, según la conexión de ellas entre sí y la intención del
legislador.
Cuando no hubiere disposición precisa de la Ley, se tendrán en consideración las disposiciones
que regulan casos semejantes o materias análogas; y, si hubiere todavía dudas, se aplicarán los
principios generales del derecho.
Conc.: C.Co., art. 1; C.P.C., art. 8.
ART. 5.—Irrenunciabilidad de las leyes. La renuncia de las leyes en general no surte efecto.
ART. 6.—Leyes de contenido de interés al orden público o a las buenas costumbres. No pueden
renunciarse ni relajarse por convenios particulares las leyes en cuya observancia están
interesados el orden público o las buenas costumbres.
Conc.: C.Co., art. 40; C.P.C., art. 2.
ART. 7.—Derogabilidad de las leyes. Las leyes no pueden derogarse sino por otras leyes; y no
vale alegar contra su observancia el desuso, ni la costumbre o práctica en contrario, por antiguos
y universales que sean.
Conc.: C.Co., art. 9.
ART. 8.—Alcance de la ley. La autoridad de la Ley se extiende a todas las personas nacionales o
extranjeras que se encuentren en la República.
Conc.: C.P., art. 60; C.P.C., art. 4.
ART. 9.—Extraterritorialidad de las leyes. Las leyes concernientes al estado y capacidad de las
personas obligan a los venezolanos, aunque residan o tengan su domicilio en país extranjero.
ART. 10.—Leyes aplicables a bienes muebles o inmuebles. Los bienes muebles o inmuebles,
situados en Venezuela, se regirán por las leyes venezolanas, aunque sobre ellos tengan o
pretendan derechos personas extranjeras.
ART. 11.—Realización de actos jurídicos en el extranjero. La forma y solemnidades de los actos
jurídicos que se otorguen en el extranjero, aun las esenciales a su existencia, para que éstos
surtan efectos en Venezuela, se rigen por las leyes del lugar donde se hacen. Si la Ley
venezolana exige instrumento público o privado para su prueba, tal requisito deberá cumplirse.
Cuando el acto se otorga ante el funcionario competente de la República, deberá someterse a las
leyes venezolanas.
Conc.: C.Co., art. 116.
ART. 12.—Cómputo de los lapsos. Los lapsos de años o meses se contarán desde el día siguiente
al de la fecha del acto que da lugar al lapso, y concluirán el día de fecha igual a la del acto, del
año o mes que corresponda para completar el número del lapso.
El lapso que, según la regla anterior, debiera cumplirse en un día de que carezca el mes, se
entenderá vencido el último de ese mes.
Los lapsos de días u horas se contarán desde el día u hora siguiente a los en que se ha verificado
el acto que da lugar al lapso.
Los días se entenderán de veinticuatro horas, los cuales terminarán a las doce de la noche.
Cuando, según la Ley, deba distinguirse el día de la noche, aquél se entiende desde que nace
hasta que se pone el sol.
Estas mismas reglas son aplicables a la computación de las fechas y lapsos que se señalan en las
obligaciones y demás actos, cuando las partes que en ellos intervengan no pacten o declaren otra
cosa.
Conc.: C.Co., art. 20; C.P., art. 39; C.P.C., art. 193.
ART. 13.—Idioma oficial. El idioma legal es el castellano. Las oficinas públicas no podrán usar
otro en sus actos; y los libros de cuentas de los comerciantes, banqueros, negociantes,
empresarios y demás industriales, deben llevarse en el mismo idioma.
Conc.: C.Co., art. 32; C.P.C., art. 183.
ART. 14.—Aplicación preferente de leyes especiales. Las disposiciones contenidas en los
Códigos y leyes nacionales especiales, se aplicarán con preferencia a las de este Código en las
materias que constituyan la especialidad.
LIBRO PRIMERO
De las personas
TÍTULO I
De las personas en general y de las personas en cuanto a su nacionalidad
CAPÍTULO I
De las personas en general
ART. 15.—Clases de personas. Las personas son naturales o jurídicas.
SECCIÓN I
De las personas naturales
ART. 16.—Personas naturales. Todos los individuos de la especie humana son personas
naturales.
ART. 17.—El feto como persona. El feto se tendrá como nacido cuando se trate de su bien; y
para que sea reputado como persona, basta que haya nacido vivo.
ART. 18.—Mayoría de edad. Es mayor de edad quien haya cumplido dieciocho (18) años.
El mayor de edad es capaz para todos los actos de la vida civil, con las excepciones establecidas
por disposiciones especiales.
Conc.: C.Co., art. 10; C.P.C., art. 142.
SECCIÓN II
De las personas jurídicas
ART. 19.—Personas jurídicas. Son personas jurídicas y por lo tanto, capaces de obligaciones y
derechos:
1º La Nación y las Entidades políticas que la componen;
2º Las iglesias, de cualquier credo que sean, las universidades y, en general, todos los seres o
cuerpos morales de carácter público;
3º Las asociaciones, corporaciones y fundaciones lícitas de carácter privado. La personalidad la
adquirirán con la protocolización de su acta constitutiva en la Oficina Subalterna de Registro del
Departamento o Distrito en que hayan sido creadas, donde se archivará un ejemplar auténtico de
sus Estatutos.
El acta constitutiva expresará: el nombre, domicilio, objeto de la asociación, corporación y
fundación, y la forma en que será administrada y dirigida.
Se protocolizará igualmente, dentro del término de quince (15) días, cualquier cambio en sus
Estatutos.
Las fundaciones pueden establecerse también por testamento, caso en el cual se considerarán con
existencia jurídica desde el otorgamiento de este acto, siempre que después de la apertura de la
sucesión se cumpla con el requisito de la respectiva protocolización.
Las sociedades civiles y las mercantiles se rigen por las disposiciones legales que les conciernen.
Conc.: C.Co., art. 200.
ART. 20.—Objeto de las fundaciones. Las fundaciones sólo podrán crearse con un objeto de
utilidad general: artístico, científico, literario, benéfico o social.
ART. 21.—Supervigilancia de las fundaciones. Las fundaciones quedarán sometidas a la
supervigilancia del Estado, quien la ejercerá por intermedio de los respectivos Jueces de Primera
Instancia, ante los cuales rendirán cuenta los administradores.
ART. 22.—Incapacidad de la fundación. Efecto. En todo caso, en que por ausencia, incapacidad
o muerte del fundador, o por cualquiera otra circunstancia no pudiere ser administrada la
fundación de acuerdo con sus Estatutos, el respectivo Juez de Primera Instancia organizará la
administración o suplirá las deficiencias que en ella ocurran, siempre con el propósito de
mantener en lo posible el objeto de la fundación.
Conc.: C.Co., art. 929.
ART. 23.—Disolución de la fundación. El respectivo Juez de Primera Instancia, oída la
administración de la fundación, si fuere posible, podrá disponer la disolución de ésta y pasar sus
bienes a otra fundación o institución, siempre que se haya hecho imposible o ilícito su objeto.
CAPÍTULO II
De las personas en cuanto a su nacionalidad
ART. 24.—Nacionalidad. Las personas son venezolanas o extranjeras.
ART. 25.—Personas venezolanas. Son personas venezolanas las que la Constitución de la
República declara tales.
ART. 26.—Extranjeros. Excepción. Las personas extranjeras gozan en Venezuela de los mismos
derechos civiles que las venezolanas, con las excepciones establecidas o que se establezcan. Esto
no impide la aplicación de las leyes extranjeras relativas al estado y capacidad de las personas en
los casos autorizados por el Derecho Internacional Privado.
Conc.: C.Co., art. 354; C.P.C., art. 1.
TÍTULO II
Del domicilio
ART. 27.—Domicilio. El domicilio de una persona se halla en el lugar donde tiene el asiento
principal de sus negocios e intereses.
Conc.: C.Co., art. 203.
ART. 28.—Domicilio de las personas jurídicas. El domicilio de las sociedades, asociaciones,
fundaciones y corporaciones, cualquiera que sea su objeto, se halla en el lugar donde esté situada
su dirección o administración, salvo lo que se dispusiere por sus Estatutos o por leyes especiales.
Cuando tengan agentes o sucursales establecidos en lugares distintos de aquel en que se halle la
dirección o administración, se tendrá también como su domicilio el lugar de la sucursal o
agencia, respecto de los hechos, actos y contratos que ejecuten o celebren por medio del agente o
sucursal.
Conc.: C.Co., art. 203.
ART. 29.—Cambio de domicilio. El cambio de domicilio de una persona se realiza por el hecho
de fijar en otro lugar el asiento principal de sus negocios e intereses, o de ejercer en él
habitualmente su profesión u oficio. El cambio se probará con la declaración que se haga ante las
Municipalidades a que correspondan, tanto el lugar que se deja como el del nuevo domicilio. A
falta de declaración expresa, la prueba deberá resultar de hechos o circunstancias que demuestren
tal cambio.
ART. 30.—Domicilio del funcionario. El funcionario conservará el domicilio que tenía antes de
la aceptación del cargo, mientras no se haya verificado el cambio de conformidad con el artículo
anterior.
ART. 31.—La residencia como domicilio. La mera residencia hace las veces de domicilio
respecto de las personas que no lo tienen conocido en otra parte.
Conc.: C.P.C., art. 754.
ART. 32.—Domicilio especial. Se puede elegir un domicilio especial para ciertos asuntos o
actos.
Esta elección debe constar por escrito.
Conc.: C.Co., art. 203; C.P.C., art. 47.
ART. 33.—Domicilio conyugal y del menor emancipado. El domicilio de cada uno de los
cónyuges se determinará de conformidad con lo dispuesto en el artículo 27 de este Código.
El menor no emancipado tendrá el domicilio del padre y la madre que ejerzan la patria potestad.
Si los padres tienen domicilios distintos, el domicilio conyugal determinará el del menor.
Si está bajo la guarda de uno de ellos, el domicilio de este progenitor determinará el del menor.
Si el menor está bajo tutela, su domicilio será el del tutor.
El entredicho tiene el domicilio de su tutor.
Conc.: art. 27.
ART. 34.—Domicilio de los dependientes y sirvientes. Se presume que los dependientes y
sirvientes que viven habitualmente en la casa de la persona a quien sirven, tienen el mismo
domicilio que ésta, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo anterior.
ART. 35.—Demandados no domiciliados en Venezuela. Pueden ser demandados en Venezuela
aun los no domiciliados en ella, por obligaciones contraídas en la República o que deben tener
ejecución en Venezuela.
Conc.: C.P.C., art. 53.
ART. 36.—Fianza del demandante no domiciliado en Venezuela. El demandante no domiciliado
en Venezuela debe afianzar el pago de lo que pudiere ser juzgado y sentenciado, a no ser que
posea en el país bienes en cantidad suficiente, y salvo lo que dispongan leyes especiales.
Conc.: C.P.C., art. 346.
TÍTULO III
Del parentesco
ART. 37.—Tipos de parentesco. El parentesco puede ser por consanguinidad o por afinidad.
El parentesco por consanguinidad es la relación que existe entre las personas unidas por los
vínculos de la sangre.
La proximidad del parentesco se determina por el número de generaciones.
Cada generación forma un grado.
Conc.: C.Co., art. 24.
ART. 38.—Los grados y las líneas en el parentesco. La serie de grados forma la línea.
Es línea recta la serie de grados entre personas que descienden una de otra.
Es línea colateral la serie de grados entre personas que tienen un autor común, sin descender una
de otra.
La línea recta es descendente o ascendente.
La descendente liga al autor con los que descienden de él.
La ascendente liga a una persona con aquellas de quienes desciende.
Conc.: C.Co., art. 24.
ART. 39.—Cómputo del parentesco. En ambas líneas hay tantos grados cuantas son las personas
menos una.
En la recta se sube hasta el autor.
En la colateral se sube desde una de las personas de que se trata hasta el autor común, y después
se baja hasta la otra persona con quien se va a hacer la computación.
Conc.: C.Co., art. 24.
ART. 40.—Definición de afinidad. La afinidad es el vínculo entre un cónyuge y los parientes
consanguíneos del otro.
En la misma línea y en el mismo grado en que una persona es pariente consanguíneo de uno de
los cónyuges, es afín del otro.
La afinidad no se acaba por la disolución del matrimonio, aunque no existan hijos, excepto para
ciertos efectos y en los casos especialmente determinados por la Ley.
Conc.: C.Co., art. 24.
TÍTULO IV
Del matrimonio
CAPÍTULO I
De los esponsales, del matrimonio y su celebración, y de los requisitos necesarios para contraerlo
SECCIÓN I
De los esponsales
ART. 41.—Efecto de la recíproca promesa de futuro matrimonio. La promesa recíproca de futuro
matrimonio no engendra la obligación legal de contraerlo, ni de cumplir la prestación que haya
sido estipulada para el caso de inejecución de la promesa.
ART. 42.—Resarcimiento de gasto por incumplimiento del matrimonio prometido. Si la promesa
consta de los carteles ordenados en el Capítulo II de este Título o de otro documento público, la
parte que sin justo motivo rehusare cumplirla, satisfará a la otra los gastos que haya hecho por
causa del prometido matrimonio.
ART. 43.—Documento fundamental y caducidad de la acción por incumplimiento de promesa
matrimonial. La demanda a que se refiere el artículo anterior, no se admitirá si no se acompaña a
ella la comprobación auténtica de los carteles o el documento público arriba expresado. Tampoco
lo será después de dos años contados desde el día en que pudo exigirse el cumplimiento de la
promesa.
SECCIÓN II
Del matrimonio y de su celebración
ART. 44.—Partes del matrimonio. El matrimonio no puede contraerse sino entre un solo hombre
y una sola mujer. La Ley no reconoce otro matrimonio contraído en Venezuela sino el que se
reglamenta por el presente Título, siendo el único que producirá efectos legales, tanto respecto de
las personas como respecto de los bienes.
Conc.: C.P., art. 402.
ART. 45.—Requisito del matrimonio religioso. Después de celebrado el matrimonio con arreglo
a las disposiciones de este Título, podrán los contrayentes, según los dictámenes de su
conciencia, cumplir con los ritos de la religión que profesen; pero este acto no podrá efectuarse
sin que al ministro del culto o al que deba presenciarlo, le sea presentada la certificación de
haberse celebrado el matrimonio conforme a lo dispuesto en este Título.
SECCIÓN III
De los requisitos necesarios para contraer matrimonio
ART. 46.—Edad mínima para contraer matrimonio. No pueden contraer válidamente matrimonio
la mujer que no haya cumplido catorce (14) años de edad y el varón que no haya cumplido
dieciséis (16) años.
ART. 47.—Imposibilidad de contraer matrimonio. No puede contraer válidamente matrimonio el
que adolece de impotencia manifiesta y permanente.
ART. 48.—Imposibilidad del entredicho. Tampoco puede contraer válidamente matrimonio el
entredicho por causa de demencia ni el que no se halle en su juicio.
Si la interdicción ha sido únicamente promovida, se suspenderá la celebración del matrimonio
hasta que la autoridad judicial haya decidido definitivamente.
ART. 49.—Consentimiento para contraer matrimonio. Para que el consentimiento sea válido
debe ser libre. En el caso de rapto no será válido el consentimiento si no se presta o ratifica
después de devuelta la persona a su plena libertad. Se reputa que no hay consentimiento cuando
existe error respecto de la identidad de la persona.
ART. 50.—Invalidez del matrimonio. No se permite ni es válido el matrimonio contraído por
una persona ligada por otro anterior, ni el de un ministro de cualquier culto a quien le sea
prohibido el matrimonio por su respectiva religión.
ART. 51.—Invalidez del matrimonio entre ascendientes y descendientes. No se permite ni es
válido el matrimonio entre ascendientes y descendientes ni entre afines en línea recta.
ART. 52.—Invalidez del matrimonio entre hermanos. Tampoco se permite ni es válido el
matrimonio entre hermanos.
ART. 53.—Prohibición de contraer matrimonio. No se permite el matrimonio entre tíos y
sobrinos, ni entre tíos y los descendientes de los sobrinos. Tampoco se permite el matrimonio
entre cuñados cuando el que produjo la afinidad quedó disuelto por divorcio.
ART. 54.—Invalidez del matrimonio entre el adoptante y el adoptado. No es permitido ni válido
el matrimonio del adoptante con el adoptado y sus descendientes, entre el adoptante y el cónyuge
del adoptado, ni entre el adoptado y el cónyuge del adoptante, mientras dure la adopción.
ART. 55.—Invalidez del matrimonio entre el reo y el cónyuge de aquel contra el cual se intentó
el delito. No se permite ni es válido el matrimonio entre el condenado como reo o cómplice de
homicidio ejecutado, frustrado o intentado contra uno de los cónyuges, y el otro cónyuge.
Mientras estuviere pendiente el juicio criminal, tampoco podrá celebrarse el matrimonio.
ART. 56.—Prohibición de contraer matrimonio mientras exista juicio por rapto, violación o
seducción. No podrá contraer matrimonio el encausado por rapto, violación o seducción,
mientras dure el juicio criminal que se le forme y mientras no cumpla la pena a que haya sido
condenado, a no ser que lo celebre con la mujer agraviada.
ART. 57.—Lapso para contraer nuevo matrimonio luego de la disolución o anulación del
anterior. La mujer no puede contraer válidamente matrimonio sino después de diez (10) meses
contados a partir de la anulación o disolución del anterior matrimonio, excepto en el caso de que
antes de dicho lapso haya ocurrido el parto o produzca evidencia médica documentada de la cual
resulte que no está embarazada.
ART. 58.—Prohibición de celebrar matrimonio entre el tutor o curador con la persona bajo su
protección. No se permite el matrimonio del tutor o curador o alguno de sus descendientes con la
persona que tiene o han tenido bajo su protección, en tanto que, fenecida la tutela o curatela, no
haya recaído la aprobación de las cuentas de su cargo; salvo que el juez ante quien se constituyó
la tutela o el del domicilio del tutor, por causas graves, expida la autorización.
ART. 59.—Matrimonio del menor de edad. El menor de edad no puede contraer matrimonio sin
el consentimiento de sus padres. En caso de desacuerdo entre los padres, o de imposibilidad de
manifestarlo, corresponderá al Juez de Menores del domicilio del menor autorizar o no el
matrimonio, oída la opinión de los padres si fuere posible. Contra esta decisión no habrá recurso
alguno.
ART. 60.—Consentimiento de los abuelos. A falta del padre y de la madre se necesita el
consentimiento de los abuelos y abuelas del menor. En caso de desacuerdo bastará que
consientan en el matrimonio dos de ellos. Si esto no fuere posible, corresponderá al Juez de
Menores del domicilio del menor autorizar o no el matrimonio, oída la opinión de los abuelos y
abuelas. Contra esta decisión no habrá recurso alguno.
ART. 61.—Consentimiento del tutor. A falta de padres, abuelos y abuelas, se necesita el
consentimiento del tutor; si éste no existe, se pedirá la autorización del Juez de Menores del
domicilio del menor.
Conc.: C.P.C., art. 904.
ART. 62.—Excepción a la edad mínima para contraer matrimonio. No se requerirá la edad
prescrita en el artículo 46:
1º A la mujer menor que haya dado a luz un hijo o que se encuentre en estado de gravidez.
2º Al varón menor cuando la mujer con la que quiere contraer matrimonio ha concebido un hijo
que aquél reconoce como suyo o que ha sido declarado judicialmente como tal.
Conc.: art. 46.
ART. 63.—Negativa de consentimiento. Contra la negativa de consentimiento por parte de los
llamados por la Ley a darlo no habrá recurso alguno, salvo que la negativa fuere del tutor, caso
en el cual podrá ocurrirse al Juez de Primera Instancia del domicilio del menor para que resuelva
lo conveniente.
Conc.: C.P.C., art. 905.
ART. 64.—La falta de los llamados a dar consentimiento. Se entiende que faltan el padre, la
madre o los ascendientes, no sólo por haber fallecido, sino también por los motivos siguientes:
1º Demencia perpetua o temporal, mientras dure.
2º Declaración o presunción de ausencia, o estada en países extranjeros de donde no pueda
obtenerse contestación en menos de tres meses.
3º La condenación a pena que lleve consigo la inhabilitación, mientras dure ésta.
4º Privación, por sentencia, de la patria potestad.
ART. 65.—Dispensa del impedimento existente entre tíos, sobrinos y cuñados. Los Jueces de
Primera Instancia en lo Civil pueden dispensar el impedimento que existe entre los tíos y
sobrinos de cualquier grado y entre los cuñados.
CAPÍTULO II
De las formalidades que deben preceder al contrato de matrimonio
ART. 66.—Procedimiento para contraer matrimonio. Las personas que quieran contraer
matrimonio lo manifestarán así ante uno de los funcionarios, de la residencia de cualquiera de los
contrayentes, autorizados para presenciarlo e indicarán el que han escogido, entre los facultados
por la Ley, para celebrarlo; y expresarán, además, bajo juramento, su nombre, apellido, edad,
estado, profesión y domicilio, y el nombre y apellido del padre y de la madre de cada uno de
ellos, de todo lo cual se extenderá un acta que firmarán el funcionario, las partes u otro a su
ruego, si ellas no pudieren o no supieren hacerlo, y el Secretario.
Cuando el futuro contrayente fuere el mismo funcionario o alguno de sus parientes dentro del
cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad, no podrá intervenir en la formación del
expediente ni en la celebración del matrimonio.
ART. 67.—Manifestación de contraer matrimonio. La manifestación de que trata el artículo
anterior, se hará por ambos contrayentes personalmente o por mandatario con poder especial; y
deberán ser asistidos de las personas cuyo consentimiento o autorización sea necesaria para la
celebración del matrimonio, a menos que presenten en el mismo acto documento auténtico en
que conste el consentimiento o la autorización.
La presentación del documento auténtico de esponsales, es suficiente para que cualquiera de los
contrayentes pueda por sí solo hacer la manifestación, sin perjuicio de los demás requisitos que
prescribe este artículo.
Cuando el funcionario ante el cual se haga la manifestación no sea el escogido para celebrar el
matrimonio, hará a éste la respectiva participación, a objeto de que proceda a fijar el cartel en su
jurisdicción y dé aviso del cumplimiento de tal formalidad como queda indicado.
ART. 68.—Fijación de cartel. El funcionario ante quien se ha hecho la manifestación fijará un
cartel contentivo de ella en uno de los sitios más públicos del lugar donde cada uno de los
contrayentes tenga su domicilio o residencia.
El cartel permanecerá fijado por ocho días continuos antes de la celebración del matrimonio,
haciéndose constar en el expediente respectivo la fecha de la fijación.
Caso de variación de domicilio o residencia, si esta última fuere menor de seis meses, se hará
también la fijación del cartel en la Parroquia o Municipio del anterior domicilio o residencia, y,
al efecto, el funcionario ante quien se haya hecho la manifestación, trasmitirá por la vía más
rápida, aun por telégrafo, el contenido del cartel, a otro funcionario del domicilio o residencia
anterior. Este último deberá avisar el cumplimiento de la formalidad, indicando la fecha de la
fijación del cartel.
Si alguno de los contrayentes no tuviere un año por lo menos de domicilio o residencia en la
República, el funcionario ante quien se hizo la manifestación, la hará publicar en un periódico de
la localidad, o de la más cercana si en aquélla no lo hubiere, treinta días antes de la fijación del
cartel, salvo que presenten una justificación igual a la prevista en el artículo 108.
Conc.: art. 108.
ART. 69.—Contenido del expediente. El funcionario ante quien se haga manifestación de la
voluntad de contraer matrimonio, formará un expediente, que deberá contener:
1º El acta de esponsales.
2º Todo lo relativo a la fijación de los carteles.
3º Copia de las partidas de nacimiento de los futuros contrayentes, las cuales no deberán datar de
más de seis meses antes de la celebración del matrimonio.
4º Los documentos que acreditan la dispensa de los impedimentos que pudieren existir para la
celebración del matrimonio.
5º En el caso de segundo o ulterior matrimonio, copia certificada del acta de defunción del
cónyuge fallecido, o copia certificada de la sentencia firme que declaró nulo o disuelto el
matrimonio anterior, con la constancia de estar ejecutoriada.
6º Las pruebas que exige el artículo 111 de este Código.
7º En los casos de oposición al matrimonio, copia certificada de la decisión firme que la haya
declarado sin lugar.
8º Los documentos que exige el artículo 108 de este Código, si se trata de extranjeros.
Las partidas de nacimiento de los futuros contrayentes y la copia certificada de las actas de
defunción de los cónyuges fallecidos podrán suplirse con una justificación evacuada ante un
Juez. Los testigos deberán ser de notoria honorabilidad y darán razón circunstanciada de su
dicho.
El mismo funcionario ante quien se haga la manifestación a que se contrae el presente artículo,
advertirá a los contrayentes la conveniencia de comprobar su estado de salud previamente a la
consumación del matrimonio, a los fines de asegurar en la mejor manera posible una buena
procreación. De todo lo cual dejará constancia en el expediente.
En el caso de que el funcionario ante quien se haya hecho la manifestación no sea el escogido
para celebrar el matrimonio, el expediente expresado deberá ser remitido a este último, una vez
vencido el lapso señalado en el artículo anterior.
Conc.: arts. 108, 111.
ART. 70.—Legalización de unión concubinaria. Podrá prescindirse de los documentos indicados
en el artículo anterior y de la previa fijación de carteles, cuando los contrayentes deseen legalizar
la unión concubinaria existente en que hayan estado viviendo. Esta circunstancia se certificará
expresamente en la partida matrimonial.
Si alguno de los contrayentes o ambos, tuvieren hijos menores bajo su patria potestad, deberán
dentro de los tres (3) meses siguientes a la celebración del matrimonio, practicar el inventario de
los bienes propios de sus hijos conforme a lo establecido en el Capítulo VII de este Título.
ART. 71.—Gratuidad en la formación del expediente. Ningún funcionario que intervenga en la
formación del expediente esponsalicio, o que expida certificaciones, o copias certificadas, o
evacúe justificativos que hayan de llevarse a ese expediente, podrá cobrar derechos ni
emolumentos de ninguna especie y todas las diligencias y actas respectivas serán extendidas en
papel común y sin estampillas.
La disposición contenida en este artículo deberá ser fijada en letras grandes y en lugar visible en
las oficinas de los respectivos funcionarios.
CAPÍTULO III
De las oposiciones al matrimonio
ART. 72.—Legitimidad para oponerse al matrimonio. El padre, la madre, los abuelos, el
hermano, la hermana, el tío, la tía y el tutor o curador, pueden hacer oposición al matrimonio por
toda causa que, según la Ley, obste a su celebración.
NOTA: El artículo 73 del presente Código Civil, se encuentra derogado.
ART. 74.—Oposición del cónyuge de la persona que quiere contraer otro matrimonio. El
derecho de hacer oposición compete también al cónyuge de la persona que quiera contraer otro
matrimonio.
ART. 75.—Oposición cuando no se cumple el lapso establecido en el artículo 57. Si se trata del
matrimonio que quiera contraer la mujer en contravención del artículo 57, el derecho de hacer
oposición corresponde a sus ascendientes y a los ascendientes, descendientes y hermanos del
marido. En caso de un matrimonio anterior que se ha anulado o disuelto, el derecho de hacer
oposición al que se quiera contraer después, corresponde también a aquel con quien se había
contraído.
Conc.: art. 57.
ART. 76.—Oposición del síndico procurador municipal. El Síndico Procurador Municipal del
domicilio o residencia de cualquiera de los esposos, debe hacer oposición al matrimonio si tiene
noticia fundada de que existe cualquier impedimento de los declarados por la Ley.
ART. 77.—Autoridad ante la cual se hace la oposición. La oposición al matrimonio se hará ante
el funcionario que haya recibido la manifestación de voluntad de los futuros contrayentes o ante
el escogido para presenciarlo, en escrito firmado por el que la hace o por su apoderado con poder
especial, en el cual se enunciará la calidad que da el derecho de formar la oposición y se
expondrán los fundamentos de ésta.
ART. 78.—Suspensión de la celebración del matrimonio. Hecha la oposición por quien tenga
carácter legal para hacerla, y fundada en una causa admitida por la Ley, no podrá procederse a la
celebración del matrimonio mientras el Juez de Primera Instancia, a quien se pasará el
expediente, no haya declarado sin lugar la oposición. Aun en el caso de ser retirada ésta, dicho
Juez decidirá si debe o no seguirse.
Cuando la oposición se fundare en la falta de licencia por razón de menor edad, sólo se abrirá el
juicio de que se trata, si el interesado sostuviere que es mayor o que ha obtenido la licencia.
Conc.: C.P.C., art. 767.
ART. 79.—Oposición por parte del funcionario encargado del expediente. Cuando el funcionario
encargado de la sustanciación del expediente de esponsales o el escogido para celebrar el
matrimonio, tuviere noticia fundada de que existe algún impedimento que obste legalmente a su
celebración, procederá sin pérdida de tiempo a hacer la averiguación del caso, y hecha que sea,
remitirá todo lo actuado al Juez de Primera Instancia, procediéndose como en el caso de
oposición.
Conc.: C.P.C., art. 767.
ART. 80.—Condenatoria en daños y perjuicios. Si la oposición se declarare sin lugar, los que la
hayan hecho, salvo los ascendientes y el Síndico Procurador Municipal, podrán ser condenados
en daños y perjuicios.
También podrán serlo los denunciantes y testigos.
Conc.: C.P.C., art. 767.
CAPÍTULO IV
De la celebración del matrimonio
ART. 81.—Lapsos para celebrar el matrimonio. El matrimonio no podrá celebrarse sino después
de vencidos los ocho días a que se refiere el artículo 68, salvo lo dispuesto en los artículos 70 y
96 y si no se celebrare dentro de los seis meses siguientes contados a partir de la fecha del acta
esponsalicia, no podrá efectuarse sin haberse llenado de nuevo las formalidades prescritas en el
Capítulo II de este Título.
Conc.: arts. 68, 70, 96.
ART. 82.—Autoridad ante la cual se celebra el matrimonio. El matrimonio se celebrará ante uno
cualquiera de los siguientes funcionarios: Primera Autoridad Civil de la Parroquia o Municipio,
Presidente de la Junta Comunal, Juez de la Parroquia o Municipio, Jefe Civil del Distrito o
Presidente del Concejo Municipal. Cuando el funcionario natural esté impedido, presenciará el
matrimonio el que haga sus veces u otro funcionario de la misma jurisdicción de los facultados
por este artículo, haciéndose constar en el acta el impedimento.
Los Presidentes de Estado y Gobernadores de los Territorios Federales, deberán facultar a
personas idóneas para autorizar todas las diligencias relativas al matrimonio y su celebración, si
los contrayentes residen en campos, caseríos, vecindarios y otros lugares alejados de los centros
urbanos.
En todos los casos, el acto se verificará en presencia de dos testigos, y quien lo autorice deberá
estar asistido de su Secretario, si lo tuviere, o de uno que nombrare al efecto.
ART. 83.—Residencia de los militares en servicio activo. Si se tratare de militares en activo
servicio, se considerará residencia de los mismos el territorio donde se halle, aunque sea
accidentalmente, el cuerpo a que pertenezcan o en que deba radicarse el empleo, cargo o
comisión militar que estuvieren desempeñando.
ART. 84.—Negativa del funcionario a celebrar el matrimonio. El funcionario ante quien haya de
celebrarse un matrimonio, se negará a presenciarlo cuando sean insuficientes los documentos
producidos o cuando falten formalidades preceptuadas por la Ley; pero las partes podrán ocurrir
al Juez de Primera Instancia de la jurisdicción, quien en vista del expediente que se le enviará,
decidirá, breve y sumariamente, si debe o no procederse a la celebración del matrimonio. De la
decisión podrá apelarse libremente.
ART. 85.—Celebración de matrimonio por medio de apoderado. El matrimonio podrá celebrarse
por medio de apoderado, constituido por poder especial otorgado ante un Registro Público o por
ante el funcionario competente si se confiere en el extranjero, en el cual poder se determinará la
persona con quien haya de contraerse y las demás circunstancias que respecto de los contrayentes
deben expresarse en el acta de matrimonio conforme el artículo 89. Si antes de que el apoderado
contraiga el matrimonio el poderdante revocare el poder o se casare válidamente, el matrimonio
por poder será nulo.
Conc.: art. 89.
ART. 86.—Lugar de celebración del matrimonio. El matrimonio se celebrará públicamente el día
acordado por los contrayentes, en el Despacho del funcionario que va a presenciarlo. Además de
éste, deberán estar presentes dos testigos, por lo menos, de uno u otro sexo, mayores de veintiún
años y los cuales pueden ser parientes, en cualquier grado, de los contrayentes.
ART. 87.—Celebración del matrimonio fuera del despacho del funcionario. Puede también
celebrarse el acto fuera del Despacho del funcionario si así lo pidieren los futuros contrayentes y
no encontrare aquél inconveniente alguno para ello.
El funcionario deberá autorizar el matrimonio fuera de su Despacho, si uno de los futuros
contrayentes estuviese fundadamente impedido.
En todo caso de celebración de un matrimonio fuera del Despacho del funcionario, el número de
testigos será de cuatro por lo menos, mayores de edad, y dos de ellos no han de estar ligados con
ninguno de los futuros contrayentes por parentesco dentro del cuarto grado de consanguinidad o
segundo de afinidad.
Los interesados proporcionarán vehículos; y nada podrán cobrar ni recibir los funcionarios por la
traslación.
ART. 88.—Formalidades de la celebración. En la celebración del matrimonio se observarán las
formalidades siguientes:
Reunidos el funcionario que autorice el acto, su Secretario, los contrayentes y los testigos, el
Secretario dará lectura a la Sección I del Capítulo XI del presente Título, que trata de los deberes
y derechos de los cónyuges, y en seguida dicho funcionario recibirá de los contrayentes, uno
después del otro, la declaración de que ellos se toman por marido y mujer, respectivamente, y los
declarará unidos en matrimonio en nombre de la República y por autoridad de la Ley.
ART. 89.—Contenido del acta de matrimonio. De todo matrimonio que se celebre se extenderá
inmediatamente un acta en la que se exprese:
1º El nombre, apellido, cédula de identidad, edad, profesión, lugar de nacimiento y domicilio de
cada uno de los esposos.
2º Los nombres, apellidos, profesión y domicilio del padre y de la madre de cada uno de ellos.
3º La declaración de los contrayentes de tomarse por marido y mujer.
4º La declaración que hicieren los contrayentes, en su caso, acerca del reconocimiento de hijos
con expresión del nombre, la edad y Municipio o Parroquia donde se asentó la partida de
nacimiento de cada uno de ellos.
5º El nombre, apellido, cédula de identidad, edad, profesión y domicilio de cada uno de los
testigos.
El acta será firmada por el funcionario público que autorice el matrimonio, por su Secretario, por
los contrayentes, si pudieren y supieren firmar, y por los testigos.
ART. 90.—Formalidades especiales cuando se trate de mudos o sordomudos. Cuando se trate de
mudos o sordomudos, no se requiere para el acto del matrimonio la habilitación especial a que se
refiere el artículo 410 de este Código. La manifestación de voluntad de éstos se hará por escrito,
si saben y pueden escribir, y en el acta se hará constar esta circunstancia.
Si los mudos y los sordomudos no supieren o no pudieren escribir, serán asistidos, en el acto, de
su curador; y si no lo tuvieren, de uno especial nombrado por el Juez de Primera Instancia. El
curador suscribirá el acta.
Si alguno de los contrayentes no conociere el idioma castellano, será asistido en el acto por un
intérprete que él mismo llevará, el cual suscribirá el acta.
Conc.: art. 410.
ART. 91.—Matrimonio celebrado por la primera autoridad civil del municipio o parroquia.
Cuando quien presencie el matrimonio sea la Primera Autoridad Civil del Municipio o Parroquia,
extenderá el acta en uno de los dos ejemplares del registro de matrimonios, y la copiará y
certificará en el otro.
Si el matrimonio se celebrare ante cualquiera otro funcionario autorizado, se extenderá el acta en
el libro de registro de matrimonios, y enviará de ella inmediatamente copia certificada a la
Primera Autoridad Civil del Municipio, quien la copiará y certificará con toda preferencia en los
dos libros respectivos.
También, para que la certifique en el registro de matrimonios, enviará la Primera Autoridad Civil
del Municipio o Parroquia al Presidente del Concejo Municipal, copia certificada del acta del
matrimonio que autorice cualquier otro funcionario que no sea el Presidente del Concejo
Municipal.
Los expedientes de matrimonios celebrados ante otro funcionario que no sea el Presidente del
Concejo Municipal, serán remitidos a éste, para su archivo, dentro de los tres días siguientes a la
celebración.
El funcionario que autorice el matrimonio entregará a los interesados, a la mayor brevedad
posible, copia certificada del acta de matrimonio.
ART. 92.—Trámite del acta de matrimonio. El Presidente del Concejo Municipal remitirá
inmediatamente copia certificada del acta del matrimonio que haya presenciado, así como de las
copias que reciba en virtud del artículo anterior, a la Primera Autoridad Civil de las Parroquias o
Municipios a que corresponda el lugar del nacimiento de los cónyuges, para que la inserte en el
libro correspondiente, y anote el acta de nacimiento del cónyuge respectivo con la fecha del acta
de matrimonio.
La Primera Autoridad Civil de la Parroquia o Municipio, a su vez, remitirá al Registrador
Principal una copia de las notas marginales que inserte, para que este funcionario verifique igual
anotación en el duplicado de los Libros de Nacimiento que reposan en el Archivo de la Oficina a
su cargo.
ART. 93.—Entrega de la certificación de celebración del matrimonio. El funcionario que haya
autorizado el matrimonio entregará en el mismo acto a los contrayentes la certificación a que se
refiere el artículo 45.
Conc.: art. 45.
ART. 94.—Carácter público del acto de matrimonio. El acto del matrimonio será público en todo
caso y no podrá vedarse a nadie asistir a su celebración.
ART. 95.—Sanción por cobro de emolumentos. A los funcionarios que infringieren las
prohibiciones establecidas de cobrar o recibir emolumentos, se les seguirá el juicio penal
correspondiente.
CAPÍTULO V
Del matrimonio en artículo de muerte
ART. 96.—Matrimonio en artículo de muerte. En el caso en que uno de los contrayentes o
ambos se hallaren en artículo de muerte, los funcionarios a que se refiere el artículo 82 podrán
autorizar el matrimonio con prescindencia de la fijación de carteles y de los requisitos
establecidos en el artículo 69, aun cuando alguno de los contrayentes o ambos fueren transeúntes.
Si la urgencia lo impusiere, podrá hasta prescindirse de la lectura de la Sección que trata “De los
deberes y derechos de los cónyuges”.
El funcionario se constituirá con su Secretario, o con el que nombre para el caso, en el lugar
donde se hallen las partes en impedimento, y en presencia de dos testigos de uno u otro sexo,
mayores de edad, que pueden ser parientes en cualquier grado de los contrayentes, procederá a la
celebración del matrimonio. El acta original se extenderá de conformidad con el artículo 89 en el
libro o libros del registro respectivo, si pudieren éstos trasladarse sin pérdida de tiempo; caso de
no poderse trasladar los libros, se extenderá el acta en papel común e inmediatamente después se
copiará y certificará en el libro o libros correspondientes. En el acta se hará constar, además, el
lugar, fecha y hora en que se efectuó el matrimonio; las circunstancias de artículo de muerte;
mención de haberse producido la certificación comprobatoria de tal circunstancia; y apreciación
de los testigos de parecer hallarse en estado de lucidez mental el o los contrayentes impedidos.
Si fuere posible, otra persona, mayor de edad, que no sea de los testigos del acta, firmará a ruego
del contrayente que no supiere o no pudiere hacerlo.
El funcionario dejará en poder de los contrayentes copia certificada del acta de matrimonio.
Conc.: arts. 69, 82, 89.
ART. 97.—Obligación de los funcionarios. Los funcionarios llamados por la Ley a autorizar el
matrimonio, están obligados a concurrir, sin demora alguna, al lugar donde se hallen los
contrayentes para autorizar el matrimonio en artículo de muerte.
ART. 98.—Matrimonio en artículo de muerte sin la concurrencia del funcionario autorizado.
Cuando en el caso referido de artículo de muerte no fuese fácil o inmediata la concurrencia de
alguno de los funcionarios autorizados por el artículo 82 para presenciar el matrimonio, éste
podrá celebrarse en presencia de tres (3) personas, mayores de edad, que no estén ligados con
ninguno de los contrayentes por parentesco dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo
de afinidad, siempre que uno de ellos, por lo menos, sepa leer y escribir.
Una de las personas que sepa leer y escribir presidirá el acto, y recibirá de los contrayentes la
declaración de que se toman por marido y mujer, respectivamente.
Inmediatamente se extenderá el acta en papel común y en la forma ya expresada, dejando
constancia de la existencia de los hijos que hubieren procreado. Quien haya presidido dejará una
copia certificada de ella en poder de los contrayentes, y el acta original se entregará, en el
término de la distancia, a la Primera Autoridad Civil de la Parroquia o Municipio.
Cumplidos los requisitos que establece el artículo siguiente, dicha autoridad civil insertará el acta
en los libros correspondientes, certificada por él, por el Secretario y las enviará para su inserción
al Presidente del Concejo Municipal.
Conc.: art. 82.
ART. 99.—Inserción del acta de matrimonio. Antes de insertar el acta de matrimonio, la Primera
Autoridad Civil de la Parroquia o Municipio, por sí o por medio de un Juez comisionado al
efecto, interrogará a las personas que figuren en dicha acta y a los que hubiesen certificado el
artículo de muerte, conforme al artículo 102, acerca de todas las circunstancias del matrimonio y
del estado de los contrayentes, a fin de cerciorarse de si se han cumplido los extremos de Ley.
Si el funcionario encontrare que se han cometido irregularidades sustanciales, insertará siempre
el acta; pero, pasará copia de todo lo actuado al Síndico Procurador Municipal a los efectos
legales consiguientes.
Conc.: art. 102.
ART. 100.—Presentación de documentos. Celebrado el matrimonio en caso de artículo de
muerte, los contrayentes quedan obligados a presentar, al Concejo Municipal de la jurisdicción,
dentro de seis meses, la documentación comprobatoria de que pudieron casarse legítimamente,
conforme a las disposiciones de este Título. No efectuada la presentación, el Presidente del
Concejo Municipal lo notificará al Síndico Procurador Municipal para que efectúe las
averiguaciones del caso.
ART. 101.—Otros autorizados para celebrar matrimonio en artículo de muerte. Los Jefes de
Cuerpos Militares en campaña, podrán también autorizar el matrimonio en artículo de muerte de
los individuos pertenecientes a cuerpos sometidos a su mando.
Los Comandantes de buques de guerra y los Capitanes de buques mercantes, podrán ejercer
análogas funciones en los matrimonios que se celebren a bordo en caso de artículo de muerte.
Unos y otros se sujetarán a las prescripciones del presente Capítulo.
ART. 102.—Certificación de estar en artículo de muerte. Para la celebración del matrimonio de
que trata este Capítulo, se requiere la certificación escrita de hallarse uno de los contrayentes o
ambos en artículo de muerte; esta certificación deberá extenderse por un médico titular. Cuando
esto no pudiere lograrse oportunamente, dos personas mayores de edad podrán certificar la
circunstancia de artículo de muerte que a su juicio exista.
CAPÍTULO VI
Del matrimonio de los venezolanos en países extranjeros y del de los extranjeros en Venezuela
SECCIÓN I
Del matrimonio de los venezolanos en países extranjeros
ART. 103.—Matrimonio del venezolano en el extranjero. El venezolano que contrajere
matrimonio en un país extranjero deberá remitir, dentro de los seis meses de haberse celebrado el
matrimonio, a la Primera Autoridad Civil de la Parroquia o Municipio de su último domicilio en
Venezuela, copia legalizada del acta de matrimonio, a los fines de la inserción y de las
actuaciones ordenadas en el artículo 92.
Conc.: art. 92.
SECCIÓN II
Del matrimonio de los extranjeros en Venezuela
ART. 104.—Matrimonio del extranjero en Venezuela. Aunque lo autoricen las leyes personales
de ambos pretendientes, ningún matrimonio podrá ser celebrado en territorio venezolano con
infracción de los impedimentos dirimentes establecidos en la Sección que trata “De los requisitos
necesarios para contraer matrimonio”.
ART. 105.—Impedimentos no reconocidos en Venezuela. No se reconocerán en Venezuela los
impedimentos del matrimonio establecidos por la Ley nacional del extranjero que pretenda
contraerlo en Venezuela, cuando se fundaren en diferencias de raza, rango o religión.
ART. 106.—Matrimonio de extranjeros menores. No impide el matrimonio del extranjero en
Venezuela la falta de permiso y del acto respetuoso que, como previos, exija su ley nacional,
salvo que se trate del consentimiento que, según ésta, debe obtenerse de los ascendientes, tutores
u otros representantes legales en el caso de menores.
ART. 107.—Impedimento por condena penal. La condenación penal recaída en país extranjero
por homicidio consumado, frustrado o intentado en la persona de un cónyuge tendrá el mismo
efecto que si hubiese sido dictado en Venezuela, en cuanto a impedir el matrimonio del reo con
el otro cónyuge.
ART. 108.—Formalidades del matrimonio del extranjero en Venezuela. El extranjero no puede
contraer válidamente matrimonio en Venezuela sino ante el competente funcionario venezolano
o ante las personas a que se refiere el artículo 98, y llenando todas las formalidades pautadas por
la Ley venezolana, sin que puedan exigírseles otras especiales, salvo la de presentar pruebas
fehacientes de que es soltero, viudo o divorciado y hábil para contraer matrimonio según su Ley
nacional; o, por lo menos, un justificativo, evacuado judicialmente, en el cual tres testigos,
cuando menos, mayores de edad y que den razón fundada y circunstanciada de sus dichos,
declaren bajo juramento, afirmando la expresada capacidad.
Los testigos serán previamente informados por el Juez de las penas en que, según el Código
Penal, incurrirán si declaran falsamente, y esta circunstancia se hará constar en el acta de cada
declaración.
La prueba del divorcio y la de anulación de un matrimonio anterior no se la podrá suplir con
justificación de testigos en ningún caso; se la hará siempre mediante presentación de la sentencia
definitiva que haya recaído en el asunto y cuya ejecutoria esté ya declarada.
Conc.: art. 98.
ART. 109.—Presentación del acta de matrimonio de los extranjeros que se domicilien en
Venezuela. El matrimonio extranjero que se domiciliare en Venezuela, deberá presentar, dentro
del primer año de su venida al país, a la Primera Autoridad Civil de la Parroquia o Municipio
respectivo, copia legalizada del acta de matrimonio para su inserción en los Libros de Registro
Civil.
CAPÍTULO VII
De las nupcias de quienes tengan menores bajo su potestad
ART. 110.—Trámite del matrimonio del que tenga hijos menores bajo su potestad. Cualquier
persona que vaya a casarse y tenga hijos menores bajo su potestad, ocurrirá ante el Juez de
Menores de su domicilio para que les nombre un curador ad-hoc.
Si existen bienes propios de los hijos, el Juez procederá a inventariarlos con intervención del
curador, del otro progenitor que ejerce la patria potestad y de dos (2) testigos que nombre al
efecto.
Cuando haya bienes situados fuera de la jurisdicción del Juez y la naturaleza de ellos lo reclame,
se dará comisión para practicar el inventario con las formalidades ya dichas.
Si no se conocieren bienes, el curador, hechas las averiguaciones del caso, así lo hará constar.
Conc.: C.P.C., art. 143.
ART. 111.—Requisito para la celebración del matrimonio. No podrá celebrarse el matrimonio de
quien tuviere hijos menores bajo su potestad, sin que se presenten, originales, las actuaciones a
que se refiere el artículo anterior.
ART. 112.—Inobservancia del trámite. Efecto. Quien, hallándose en las circunstancias
expresadas, haya dejado de cumplir las formalidades prescritas, y el que contrajere matrimonio
con aquél, serán responsables solidariamente de los perjuicios que ocasionen a los hijos.
CAPÍTULO VIII
De la prueba de la celebración del matrimonio
ART. 113.—Requisito para reclamar los efectos civiles del matrimonio. Nadie puede reclamar
los efectos civiles del matrimonio si no presenta copia certificada del acta de su celebración,
excepto en los casos previstos en los artículos 211 y 458.
Conc.: arts. 211, 458
ART. 114.—Nulidad por irregularidades de forma. No puede invocarse la nulidad del acta de la
celebración del matrimonio por irregularidades de forma cuando existe la posesión de estado.
ART. 115.—Falta de inscripción del acta de matrimonio. Cuando haya indicios de que por dolo o
culpa del funcionario respectivo, no se ha inscrito el acta de matrimonio en el registro destinado
a este objeto, los cónyuges pueden pedir que se declare la existencia del matrimonio, según las
reglas establecidas en el artículo 458, siempre que concurran las circunstancias siguientes:
1º Que se presente prueba auténtica de la publicación o fijación del cartel de matrimonio, salvo
los casos previstos en los artículos 70, 96 y 101.
2º Que exista prueba plena de posesión de estado conforme.
Conc.: arts. 70, 96, 101, 458.
ART. 116.—Prueba de celebración de matrimonio derivada de juicio penal. Si la prueba de la
celebración legal de un matrimonio resulta de un juicio penal, la inscripción en el Registro Civil,
de la sentencia ejecutoriada que así lo declare, tendrá igual fuerza probatoria que el acta civil del
matrimonio.
CAPÍTULO IX
De la anulación del matrimonio
ART. 117.—Legitimidad para demandar la nulidad del matrimonio. La nulidad del matrimonio
celebrado en contravención a los artículos 46, 51, 52, 55 y 56, puede demandarse por los mismos
cónyuges, por sus ascendientes, por el Síndico Procurador Municipal y por todos los que tengan
interés actual.
Las mismas personas pueden impugnar el matrimonio autorizado por un funcionario
incompetente o sin asistencia de los testigos requeridos.
Transcurrido un año de la celebración del matrimonio, no se admitirá la demanda de nulidad por
la incompetencia del funcionario que lo presenció o por inasistencia de los testigos requeridos.
Conc.: arts. 46, 51, 52, 55, 56.
C.P.C., arts. 130, 752.
ART. 118.—Legitimidades especiales. La nulidad del matrimonio contraído sin consentimiento
libre, sólo puede demandarse por aquel de los cónyuges cuyo consentimiento no fue libre.
Cuando hubiere error en la persona, la acción de nulidad sólo puede intentarse por el cónyuge
que fue inducido a error.
No es admisible la demanda de nulidad por las razones expresadas, si hubo cohabitación por un
mes después que el cónyuge recobró su plena libertad o reconoció el error.
Conc.: C.P.C., art. 752.
ART. 119.—Legitimidad para demandar la nulidad por impotencia. La nulidad por impotencia
manifiesta y permanente anterior al matrimonio sólo puede demandarse por el otro cónyuge.
Conc.: C.P.C., art. 752.
ART. 120.—Impugnación del matrimonio contraido por personas que no hubiesen llegado a la
edad requerida. El matrimonio contraído por personas que no hubiesen llegado a la edad
requerida para contraerlo válidamente, no podrá impugnarse:
1º Cuando los contrayentes hayan alcanzado dicha edad sin que se haya iniciado el juicio
correspondiente;
2º Cuando la mujer que no tenga la edad exigida, haya concebido.
Este matrimonio no puede impugnarse por los ascendientes ni por el tutor que hayan prestado su
consentimiento.
Conc.: C.P.C., art. 752.
ART. 121.—Impuganación del matrimonio celebardo por un entredicho. El matrimonio
celebrado por un entredicho, o cuando ya sufría la enfermedad por la cual se pronunció la
interdicción, puede ser impugnado por su tutor, por el mismo entredicho ya rehabilitado, por el
otro cónyuge y por el Síndico Procurador Municipal. La anulación no podrá pronunciarse si la
cohabitación continuó por un mes después de revocada la interdicción.
Conc.: C.P.C., art. 130.
ART. 122.—Nulidad del matrimonio por la existencia de otro matrimonio. La nulidad del
matrimonio celebrado en contravención al primer caso del artículo 50, puede declararse a
solicitud de los cónyuges inocentes de ambos matrimonios, de los ascendientes de éstos, como de
los del cónyuge culpable, de los que tengan interés actual en ella y del Síndico Procurador
Municipal. Si los nuevos cónyuges o cualquiera de los interesados, sostuvieren la invalidez del
matrimonio anterior, deberá decidirse sobre la validez o invalidez de ambos matrimonios en un
mismo expediente.
En el caso de este artículo, el matrimonio contraído por el cónyuge de un presunto o declarado
ausente, no puede atacarse mientras dure la ausencia.
Si la nulidad fuere por contravención al segundo caso del artículo 50, podrá declararse a solicitud
de la esposa, de los ascendientes de ambos cónyuges, de los que tengan interés legítimo y actual
en ella, del Síndico Procurador Municipal y del correspondiente Prelado.
Conc.: arts. 50.
C.P.C., art. 130.
ART. 123.—Nulidad del matrimonio contraido entre adoptante y adoptado. La nulidad del
matrimonio contraído en contravención al artículo 54, sólo podrán intentarla el Síndico
Procurador Municipal y quien tenga interés actual.
Conc.: art. 54.
C.P.C., art. 130.
ART. 124.—Prohibición de intentar acciones por el síndico procurador municipal. Las acciones
de nulidad no pueden promoverse por el Síndico Procurador Municipal después de la muerte de
uno de los cónyuges.
Conc.: C.P.C., art. 130.
ART. 125.—Separación de los cónyuges y dictamen de medidas provisionales. Inmediatamente
después que se demande la nulidad del matrimonio, el Tribunal puede, a instancia del actor o de
cualquiera de los cónyuges, o bien de oficio cuando uno de éstos fuere menor de edad y en vista
de las pruebas conducentes, dictar la separación de los cónyuges; y de las medidas provisionales
que establece el artículo 191, las que fueren procedentes.
Conc.: art. 191.
C.P.C., art. 598.
ART. 126.—Sentencia ejecutoriada. Efectos. Ejecutoriada la sentencia que anula un matrimonio,
se pasará copia de ella al funcionario o funcionarios encargados de la conservación de los
registros en que se asentó el acta de su celebración, a los efectos del artículo 475.
Conc.: art. 475.
C.P.C., art. 752.
ART. 127.—Efectos del matrimonio declarado nulo. El matrimonio declarado nulo produce
efectos civiles, tanto respecto de los cónyuges como respecto de los hijos, aun nacidos antes del
matrimonio, si ha sido contraído de buena fe por ambos contrayentes.
Si sólo hubo buena fe de uno de los cónyuges, el matrimonio surte efectos civiles únicamente en
favor de él y de los hijos.
Si hubo mala fe de ambos cónyuges, el matrimonio sólo produce efectos civiles respecto de los
hijos.
Conc.: C.P.C., art. 752.
ART. 128.—Contenido de la sentencia. La sentencia que anule el matrimonio determinará el
progenitor que habrá de tener a su cargo la guarda de los hijos y la proporción en que cada
progenitor contribuirá en el pago de la pensión alimentaria.
El Juez decidirá de conformidad con lo dispuesto en la Ley Especial sobre la materia.
Conc.: C.P.C., art. 752.
ART. 129.—Remisión a la jurisdicción penal por los hechos punibles de uno o ambos cónyuges.
Cuando en el juicio de nulidad de un matrimonio, resultare algún hecho punible de uno o de
ambos cónyuges, el Tribunal que conoce del asunto remitirá copia de las piezas correspondientes
al Juez de la jurisdicción penal para que ante éste se siga el juicio correspondiente.
Conc.: C.P.C., art. 752.
ART. 130.—Intervención del Ministerio Público. En todas las causas de nulidad intervendrá el
Representante del Ministerio Público.
Conc.: C.P.C., art. 752.
CAPÍTULO X
De las sanciones
ART. 131.—Sanciones impuestas a los cónyuges. Independientemente de las sanciones
impuestas a los cónyuges por otras leyes, cuando ocurra violación de disposiciones relativas al
matrimonio se aplicarán las siguientes:
1º Si se violare el artículo 53 por no haberse pedido la dispensa, los contrayentes serán penados
con multa de quinientos (500) a dos mil (2.000) bolívares. Cuando pedida la dispensa hubiere
sido negada, se les impondrá una multa hasta de tres mil bolívares (Bs. 3.000).
2º Si se violare el artículo 58, el tutor o curador será privado de toda remuneración por razón del
cargo.
3º Si se violare el artículo 59, se castigará al autor de la falta con la privación de la
administración de sus bienes hasta que llegue a la mayoridad.
Conc.: arts. 53, 58, 59.
ART. 132.—Legitimidad para pedir la aplicación de sanciones. En los casos del artículo anterior
pueden pedir la aplicación de la pena las mismas personas que pudieron hacer oposición al
matrimonio, excepto las que, habiendo podido oponerse no lo hicieron y las que lo hubieren
aprobado.
La expresada petición sólo podrá hacerse dentro del año siguiente a la comisión de la infracción.
Si el matrimonio se celebró en un país extranjero, el lapso fijado no empezará a correr sino desde
que los contraventores regresen al país.
Conc.: C.P.C., art. 733.
ART. 133.—Violaciones por parte de funcionarios. Sanciones. Las violaciones por parte de
funcionarios públicos, de las disposiciones relativas al matrimonio y que no constituyan delito,
se castigarán con multas de dos mil (2.000) a cinco mil (5.000) bolívares. Puede promover la
aplicación de esta pena cualquier ciudadano, siempre que no esté incluido en la excepción del
artículo anterior, ante el Juez de Primera Instancia en lo Civil, quien podrá también proceder de
oficio.
ART. 134.—Competencia para imponer sanciones. Es competente para imponer las sanciones a
que se contraen los artículos 131 y 133, el Juez de Primera Instancia en lo Civil, y las decisiones
que éste dicte serán consultadas con el Superior.
Conc.: arts. 131, 133.
ART. 135.—Destino de las multas. Las multas a que se contrae el artículo 133, se impondrán a
favor de las Rentas Municipales del lugar donde se cometió la infracción, con destino a la
beneficencia pública.
Conc.: art. 133.
ART. 136.—Prescripción de las sanciones. Las sanciones a que se contraen los artículos 131 y
133, prescriben a los tres años después de la celebración del matrimonio.
Conc.: arts. 131, 133.
CAPÍTULO XI
De los efectos del matrimonio
SECCIÓN I
De los deberes y derechos de los cónyuges
ART. 137.—Igualdad de derechos y deberes. Con el matrimonio el marido y la mujer adquieren
los mismos derechos y asumen los mismos deberes. Del matrimonio deriva la obligación de los
cónyuges de vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse mutuamente.
La mujer casada podrá usar el apellido del marido. Este derecho subsiste aún después de la
disolución del matrimonio por causa de muerte mientras no contraiga nuevas nupcias.
La negativa de la mujer casada a usar el apellido del marido no se considerará, en ningún caso,
como falta a los deberes que la Ley impone por efecto del matrimonio.
ART. 138.—Separación temporal de la residencia común. El Juez de Primera Instancia en lo
Civil podrá, por justa causa plenamente comprobada, autorizar a cualquiera de los cónyuges a
separarse temporalmente de la residencia común.
ART. 139.—Obligaciones de los cónyuges. El marido y la mujer están obligados a contribuir en
la medida de los recursos de cada uno, al cuidado y mantenimiento del hogar común, y a las
cargas y demás gastos matrimoniales.
En esta misma forma ambos cónyuges deben asistirse recíprocamente en la satisfacción de sus
necesidades. Esta obligación cesa para con el cónyuge que se separe del hogar sin justa causa.
El cónyuge que dejare de cumplir, sin causa justificada, con estas obligaciones, podrá ser
obligado judicialmente a ello, a solicitud del otro.
ART. 140.—Fijación del domicilio conyugal. Los cónyuges, de mutuo acuerdo, tomarán las
decisiones relativas a la vida familiar, y fijarán el domicilio conyugal.
Conc.: C.P.C., art. 754.
ART. 140-A.—Domicilio conyugal. El domicilio conyugal será el lugar donde el marido y la
mujer tengan establecida de mutuo acuerdo, su residencia. En caso de que los cónyuges tuvieren
residencias separadas, de hecho o en virtud de la autorización judicial prevista en el artículo 138,
el domicilio conyugal será el lugar de la última residencia común.
El cambio de residencia sólo podrá hacerse si ambos cónyuges están de acuerdo en ello.
Conc.: art. 138.
SECCIÓN II
Del régimen de los bienes
§ 1º
De las capitulaciones matrimoniales
ART. 141.—Régimen de administración. El matrimonio, en lo que se relaciona con los bienes, se
rige por las convenciones de las partes y por la Ley.
Conc.: C.Co., art. 939.
ART. 142.—Nulidad de pactos entre cónyuges. Serán nulos los pactos que los esposos hicieren
contra las leyes o las buenas costumbres, o en detrimento de los derechos y obligaciones que
respectivamente tienen en la familia, y los contrarios a las disposiciones prohibitivas de este
Código y a las establecidas sobre divorcio, separación de cuerpos, emancipación, tutela y
sucesión hereditaria.
ART. 143.—Constitución de capitulaciones matrimoniales. Las capitulaciones matrimoniales
deberán constituirse por instrumento otorgado ante un Registrador Subalterno antes de la
celebración del matrimonio; pero podrán hacerse constar por documento auténtico que deberá ser
inscrito en la Oficina Subalterna de Registro de la jurisdicción del lugar donde se celebre el
matrimonio, antes de la celebración de éste, so pena de nulidad.
ART. 144.—Validez de las modificaciones en las capitulaciones matrimoniales. Para la validez
de las modificaciones en las capitulaciones matrimoniales, es necesario que se registren con
anterioridad a la celebración del matrimonio, de conformidad con el artículo precedente, y que
todas las personas que han sido parte en las capitulaciones presten su consentimiento a la
modificación.
ART. 145.—Validez de las modificaciones respecto a terceros. Toda modificación en las
capitulaciones matrimoniales, aunque revestida de las formalidades preceptuadas en el artículo
anterior, queda sin efecto respecto a terceros, si al margen de los protocolos del instrumento
respectivo no se ha anotado la existencia de la escritura que contenga la modificación.
No se dará copia del instrumento de capitulaciones matrimoniales sin la inserción de la predicha
nota, so pena para quien lo hiciere de pagar una multa, que le será impuesta por su superior, de
cien a mil bolívares, quedando a salvo las acciones civiles o penales a que dicha omisión diere
lugar.
ART. 146.—Capitulaciones del menor que pueda casarse. El menor que con arreglo a la Ley
pueda casarse, puede celebrar capitulaciones matrimoniales, así como hacer donaciones al otro
contrayente con la asistencia y aprobación de la persona cuyo consentimiento es necesario para
la celebración del matrimonio.
ART. 147.—Validez de las convenciones matrimoniales hechas por quien esté inhabilitado. Para
la validez de las convenciones matrimoniales y de las donaciones hechas con motivo del
matrimonio, por quien esté inhabilitado, o se le esté siguiendo juicio de inhabilitación, es
necesaria la asistencia y aprobación del curador que tenga, o del que se nombre al efecto si no se
le hubiere nombrado; además, deben ser aprobadas por el Juez con conocimiento de causa.
§ 2º
De la comunidad de bienes
ART. 148.—Porcentaje de ganancia entre los cónyuges. Entre marido y mujer, si no hubiere
convención en contrario, son comunes, de por mitad, las ganancias o beneficios que se obtengan
durante el matrimonio.
ART. 149.—Inicio de la comunidad de bienes gananciales. Esta comunidad de los bienes
gananciales comienza precisamente el día de la celebración del matrimonio; cualquiera
estipulación contraria será nula.
ART. 150.—Régimen de la comunidad de bienes entre los cónyuges. La comunidad de bienes
entre los cónyuges se rige por las reglas del contrato de sociedad, en cuanto no se opongan a lo
determinado en este Capítulo.
§ 3º
De los bienes de los cónyuges
PRIMERA PARTE
DE LOS BIENES PROPIOS DE LOS CÓNYUGES
ART. 151.—Bienes propios de los cónyuges. Son bienes propios de los cónyuges los que
pertenecen al marido y a la mujer al tiempo de contraer matrimonio, y los que durante éste
adquieran por donación, herencia, legado o por cualquier otro título lucrativo. Son también
propios los bienes derivados de las accesiones naturales y la plusvalía de dichos bienes, los
tesoros y bienes muebles abandonados que hallare alguno de los cónyuges, así como los vestidos,
joyas y otros enseres u objetos de uso personal o exclusivo de la mujer o el marido.
Conc.: C.Co., art. 16.
ART. 152.—Bienes que se hacen propios del respectivo cónyuge durante el matrimonio. Se
hacen propios del respectivo cónyuge los bienes adquiridos durante el matrimonio:
1º Por permuta con otros bienes propios del cónyuge.
2º Por derecho de retracto ejercido sobre los bienes propios por el respectivo cónyuge y con
dinero de su patrimonio.
3º Por dación en pago hecha al respectivo cónyuge por obligaciones provenientes de bienes
propios.
4º Los que adquiera durante el matrimonio a título oneroso, cuando la causa de adquisición ha
precedido al casamiento.
5º La indemnización por accidentes o por seguros de vida, de daños personales o de
enfermedades, deducidas las primas pagadas por la comunidad.
6º Por compra hecha con dinero proveniente de la enajenación de otros bienes propios del
cónyuge adquirente.
7º Por compra hecha con dinero propio del cónyuge adquirente, siempre que haga constar la
procedencia del dinero y que la adquisición la hace para sí.
En caso de fraude, quedan a salvo las acciones de los perjudicados para hacer declarar
judicialmente a quien corresponde la propiedad adquirida.
Conc.: C.Co., art. 16.
ART. 153.—Bienes donados a ambos cónyuges. Los bienes donados o dejados en testamento
conjuntamente a los cónyuges con designación de partes determinadas, les pertenecen como
bienes propios en la proporción determinada por el donante o por el testador, y, a falta de
designación, por mitad.
Conc.: C.Co., art. 16.
ART. 154.—Administración de los bienes propios. Cada cónyuge tiene la libre administración y
disposición de sus propios bienes: pero no podrá disponer de ellos a título gratuito, ni renunciar
herencias o legados, sin el consentimiento del otro.
Conc.: C.Co., art. 16.
ART. 155.—Administración de los bienes propios por el otro cónyuge. Los actos de
administración que uno de los cónyuges ejecute por el otro, con la tolerancia de éste, son válidos.
Conc.: C.Co., art. 16.
SEGUNDA PARTE
DE LOS BIENES COMUNES DE LOS CÓNYUGES
ART. 156.—Bienes de la comunidad. Son bienes de la comunidad:
1º Los bienes adquiridos por título oneroso durante el matrimonio, a costa del caudal común,
bien se haga la adquisición a nombre de la comunidad o al de uno de los cónyuges.
2º Los obtenidos por la industria, profesión, oficio, sueldo o trabajo de alguno de los cónyuges.
3º Los frutos, rentas o intereses devengados durante el matrimonio, procedentes de los bienes
comunes o de los peculiares de cada uno de los cónyuges.
Conc.: C.Co., art. 16.
ART. 157.—Créditos a favor de uno de los cónyuges. Cuando pertenezca a uno de los cónyuges
una cantidad pagadera en cierto número de años no corresponden a la comunidad las cantidades
cobradas en los plazos vencidos durante el matrimonio, sino se estimarán como parte de los
bienes propios, deducidos los gastos de su cobranza.
Conc.: C.Co., art. 16.
ART. 158.—Derecho de usufructo o de pensión. El derecho de usufructo o de pensión, forma
parte de los bienes propios del cónyuge a quien pertenece; pero las pensiones y frutos
correspondientes a los primeros veinte años del matrimonio, corresponden a la comunidad en los
cuatro quintos. De los veinte años en adelante todos los frutos y pensiones corresponden a la
comunidad.
Conc.: C.Co., art. 16.
NOTA: El artículo 159 del presente Código Civil, se encuentra derogado.
ART. 160.—Asignación de frutos de los bienes restituibles en especie. Los frutos de los bienes
restituibles en especie, pendientes a la disolución del matrimonio, se prorratearán, aplicándose a
la comunidad lo que corresponda al número de días que haya durado en el último año, el cual se
comenzará a contar desde el aniversario de la celebración del matrimonio.
Conc.: C.Co., art. 16.
ART. 161.—Bienes donados por razón del matrimonio. Los bienes donados o prometidos a uno
de los cónyuges, por razón del matrimonio, aun antes de su celebración, son de la comunidad, a
menos que el donante manifieste lo contrario.
Conc.: C.Co., art. 16.
ART. 162.—Obligación del donante. En el caso del artículo anterior, el donante está obligado al
saneamiento de los bienes y debe intereses por ellos desde el día en que debió hacerse la entrega,
y, a falta de plazo, desde la celebración del matrimonio.
Conc.: C.Co., art. 16.
ART. 163.—Mejoras a los bienes propios de los cónyuges. El aumento de valor por mejoras
hechas en los bienes propios de los cónyuges, con dinero de la comunidad, o por industria de los
cónyuges, pertenece a la comunidad.
Conc.: C.Co., art. 16.
ART. 164.—Presunción de que los bienes pertenecen a la comunidad. Se presume que
pertenecen a la comunidad todos los bienes existentes mientras no se pruebe que son propios de
alguno de los cónyuges.
Conc.: C.Co., art. 16.
§ 4º
De las cargas de la comunidad
ART. 165.—Carga de la comunidad. Son de cargo de la comunidad:
1º Todas las deudas y obligaciones contraídas por cualquiera de los cónyuges en los casos en que
pueda obligar a la comunidad.
2º Los réditos caídos y los intereses vencidos durante el matrimonio, a que estuvieren afectos, así
los bienes propios de los cónyuges como los comunes.
3º Las reparaciones menores o de conservación, ejecutadas durante el matrimonio en los bienes
propios de cada uno de los cónyuges.
4º Todos los gastos que acarree la administración de la comunidad.
5º El mantenimiento de la familia y la educación de los hijos comunes y también los de uno solo
de los cónyuges en los casos en que tienen derecho a alimentos.
6º Los alimentos que cualquiera de los cónyuges esté obligado por la Ley a dar a sus
ascendientes, siempre que no puedan hacerlo con el producto de sus bienes propios.
Conc.: C.Co., art. 16.
ART. 166.—Otras cargas. También son de cargo de la comunidad las donaciones hechas, por
cualquier causa, a los hijos comunes, de mutuo acuerdo, por los cónyuges.
Si los bienes gananciales no alcanzaren, los cónyuges responderán de la diferencia, con sus
bienes propios, de por mitad.
Conc.: C.Co., art. 16.
ART. 167.—Responsabilidad civil por acto ilícito. La responsabilidad civil por acto ilícito de un
cónyuge no perjudica al otro en sus bienes propios ni en su parte de los comunes.
Conc.: C.Co., art. 16.
§ 5º
De la administración de la comunidad
ART. 168.—Administración de los bienes de la comunidad. Cada uno de los cónyuges podrá
administrar por sí solo los bienes de la comunidad que hubiere adquirido con su trabajo personal
o por cualquier otro título legítimo; la legitimación en juicio, para los actos relativos a la misma
corresponderá al que los haya realizado. Se requerirá del consentimiento de ambos para enajenar
a título gratuito u oneroso o para gravar los bienes gananciales, cuando se trata de inmuebles,
derechos o bienes muebles sometidos a régimen de publicidad, acciones, obligaciones y cuotas
de compañías, fondos de comercio, así como aportes de dichos bienes a sociedades. En estos
casos la legitimación en juicio para las respectivas acciones corresponderá a los dos en forma
conjunta.
El Juez podrá autorizar a uno de los cónyuges para que realice por sí solo, sobre bienes de la
comunidad, alguno de los actos para cuya validez se requiere el consentimiento del otro, cuando
éste se encuentre imposibilitado para manifestar su voluntad y los intereses del matrimonio y de
la familia así lo impongan. Igualmente el Juez podrá acordar que el acto lo realice uno de los
cónyuges cuando la negativa del otro fuere injustificada y los mismos intereses matrimoniales y
familiares así lo exijan. En estos casos el Juez decidirá con conocimiento de causa y previa
audiencia del otro cónyuge, si éste no estuviere imposibilitado, tomando en consideración la
inversión que haya de darse a los fondos provenientes de dichos actos.
Conc.: C.Co., art. 16.
ART. 169.—Administración de bienes donados por motivo del matrimonio. Los bienes
provenientes de las donaciones hechas a los cónyuges por motivo del matrimonio son
administrados por el cónyuge a cuyo nombre se hizo la donación; si la donación se ha hecho a
nombre de ambos, la administración corresponde al marido y a la mujer en los términos previstos
en el artículo 168.
Conc.: art. 168.
C.Co., art. 16.
ART. 170.—Consentimiento de ambos cónyuges para la disposición de bienes de la comunidad.
Los actos cumplidos por el cónyuge sin el necesario consentimiento del otro y no convalidados
por éste, son anulables cuando quien haya participado en algún acto de disposición con el
cónyuge actuante tuviere motivo para conocer que los bienes afectados por dichos actos
pertenecían a la comunidad conyugal.
Quedan a salvo los derechos de los terceros de buena fe que, no habiendo participado en el acto
realizado con el cónyuge, hubiesen registrado su título con anterioridad al registro de la demanda
de nulidad.
En caso de bienes inmuebles se procederá a estampar en el protocolo correspondiente la nota
marginal referente a la demanda de nulidad; en los otros casos, se tomarán las providencias que
garanticen la protección de los terceros de buena fe.
La acción corresponde al cónyuge cuyo consentimiento era necesario y caducará a los cinco (5)
años de la inscripción del acto en los registros correspondientes o en los libros de la sociedades si
se trata de acciones, obligaciones o cuotas de participación. Esta acción se transmitirá a los
herederos del cónyuge legitimado si éste fallece dentro del lapso útil para intentarla.
Cuando no procede la nulidad, el cónyuge afectado sólo tendrá acción contra el otro por los
daños y perjuicios que le hubiere causado. Esta acción caducará al año de la fecha en que ha
tenido conocimiento del acto y, en todo caso, al año después de la disolución de la comunidad
conyugal.
Conc.: C.Co., art. 16.
ART. 171.—Exceso en la administración. Efecto. En el caso de que alguno de los cónyuges se
exceda de los límites de una administración regular o arriesgue con imprudencia los bienes
comunes que está administrando, el Juez podrá, a solicitud del otro cónyuge, dictar las
providencias que estime conducentes a evitar aquel peligro, previo conocimiento de causa. De lo
decidido se oirá apelación en un solo efecto, si se acordaren las medidas y libremente, en caso
contrario.
Si las medidas tomadas no bastaren, el cónyuge perjudicado podrá pedir separación de bienes.
Conc.: C.P.C., art. 598.
ART. 172.—Administración de la comunidad cuando uno o ambos cónyuges estén sometidos a
tutela o curatela. Cuando alguno de los cónyuges, esté sometido a tutela o curatela, dejará de
ejercer la administración de los bienes comunes, y el otro administrará por sí solo. Para los actos
que requieren el consentimiento de ambos cónyuges, será necesaria la autorización del Juez. En
ningún caso el cónyuge administrador podrá realizar actos a título gratuito.
Si ambos cónyuges están sometidos a curatela administrarán los bienes comunes en la forma
prevista en los artículos 168 y siguientes, pero de conformidad con el régimen de protección a
que están sometidos. Si uno de los cónyuges está sometido a tutela y el otro a curatela,
administrará este último en los términos de la disposición anterior. Cuando ambos cónyuges
estén sometidos a tutela el Juez designará un curador especial, quien ejercerá la administración
de los bienes comunes; sin embargo necesitará autorización del Juez para los actos que requieran
el consentimiento de ambos cónyuges y en ningún caso podrá realizar actos a título gratuito.
Conc.: art. 168.
§ 6º
De la disolución y de la liquidación de la comunidad
ART. 173.—Extinción de la comunidad de bienes conyugales. La comunidad de los bienes en el
matrimonio se extingue por el hecho de disolverse éste o cuando se le declare nulo. En este
último caso, el cónyuge que hubiere obrado con mala fe no tendrá parte en los gananciales.
Si hubiere mala fe de parte de ambos cónyuges, los gananciales corresponderán a los hijos, y
sólo en defecto de éstos, a los contrayentes.
También se disuelve la comunidad por la ausencia declarada y por la quiebra de uno de los
cónyuges, y por la separación judicial de bienes, en los casos autorizados por este Código.
Toda disolución y liquidación voluntaria es nula, salvo lo dispuesto en el artículo 190.
Conc.: art. 190.
C.Co., art. 939.
ART. 174.—Medidas preventivas sobre la comunidad. Demandada la separación, podrá el Juez,
a petición de alguno de los cónyuges, dictar las providencias que estimare convenientes a la
seguridad de los bienes comunes, mientras dure el juicio.
Conc.: C.P.C., art. 761.
ART. 175.—Extinción y liquidación de la comunidad. Acordada la separación queda extinguida
la comunidad y se hará la liquidación de ésta.
ART. 176.—Registro de la sentencia de separación de bienes. La demanda de separación de
bienes y la sentencia ejecutoriada en que aquélla se declare, deben registrarse.
Conc.: C.P.C., art. 756.
ART. 177.—Efecto de la separación de bienes. La separación de bienes no perjudica los
derechos adquiridos por los acreedores; pero los efectos de la sentencia se retrotraen a la fecha
del registro de la demanda.
ART. 178.—No legitimados para solicitar la separación de bienes. Los acreedores de la mujer o
del marido no pueden, sin su consentimiento, pedir la separación de bienes.
ART. 179.—Restablecimiento de la comunidad. En caso de restablecerse la comunidad, sus
efectos son como si la separación no se hubiere efectuado, sin perjuicio de los derechos
adquiridos por terceros durante la separación. El restablecimiento deberá constar en instrumento
registrado.
ART. 180.—Formas de responder a las obligaciones contraidas por los cónyuges, con los bienes
de la comunidad. De las obligaciones de la comunidad se responderá con los bienes de la misma
y si éstos no fueren suficientes, el cónyuge que haya contraído la obligación responderá
subsidiariamente con sus bienes propios, a menos que el otro cónyuge haya consentido el acto,
caso en el cual ambos responderán de por mitad con sus bienes propios.
De las obligaciones contraídas por los cónyuges en la administración de sus bienes propios
responden con éstos y subsidiariamente con los bienes que le correspondan en la comunidad.
ART. 181.—Contribución a los gastos por los cónyuges separados de bienes. Los cónyuges
separados de bienes deben contribuir en proporción de su fortuna a los gastos de alimentos y
educación de los hijos.
ART. 182.—Deducción de montos de la masa de la comunidad. Se deducirá de la masa de la
comunidad el valor de los bienes propios que hayan perecido sin culpa de los cónyuges hasta el
monto de los bienes gananciales.
ART. 183.—Normas supletorias relativas a la división de la comunidad. En todo lo relativo a la
división de la comunidad que no esté determinado en este Capítulo, se observará lo que se
establece respecto de la partición.
CAPÍTULO XII
De la disolución del matrimonio y de la separación de cuerpos
ART. 184.—Disolución del matrimonio. Todo matrimonio válido se disuelve por la muerte de
uno de los cónyuges y por divorcio.
SECCIÓN I
Del divorcio
ART. 185.—Causales de divorcio. Son causales únicas de divorcio:
1º El adulterio.
2º El abandono voluntario.
3º Los excesos, sevicia e injurias graves que hagan imposible la vida en común.
4º El conato de uno de los cónyuges para corromper o prostituir al otro cónyuge, o a sus hijos, así
como la connivencia en su corrupción o prostitución.
5º La condenación a presidio.
6º La adicción alcohólica u otras formas graves de fármaco-dependencia que hagan imposible la
vida en común.
7º La interdicción por causa de perturbaciones psiquiátricas graves que imposibiliten la vida en
común. En este caso el Juez no decretará el divorcio sin antes procurar la manutención y el
tratamiento médico del enfermo.
También se podrá declarar el divorcio por el transcurso de más de un año, después de declarada
la separación de cuerpos, sin haber ocurrido en dicho lapso la reconciliación de los cónyuges.
En este caso el Tribunal, procediendo sumariamente y a petición de cualquiera de ellos, declarará
la conversión de separación de cuerpos en divorcio, previa notificación del otro cónyuge y con
vista del procedimiento anterior.
Conc.: C.P., arts. 390, 396, 446.
ART. 185-A.—Separación de hecho. Cuando los cónyuges han permanecido separados de hecho
por más de cinco (5) años, cualquiera de ellos podrá solicitar el divorcio, alegando ruptura
prolongada de la vida en común.
Con la solicitud deberá acompañar copia certificada de la partida de matrimonio.
En caso de que la solicitud sea presentada por un extranjero que hubiere contraído matrimonio en
el exterior, deberá acreditar constancia de residencia de diez (10) años en el país.
Admitida la solicitud, el Juez librará sendas boletas de citación al otro cónyuge y al Fiscal del
Ministerio Público, enviándoles además, copia de la solicitud.
El otro cónyuge deberá comparecer personalmente ante el Juez en la tercera audiencia después
de citado. Si reconociere el hecho y si el Fiscal del Ministerio Público no hiciere oposición
dentro de las diez audiencias siguientes, el Juez declarará el divorcio en la duodécima audiencia
siguiente a la comparecencia de los interesados.
Si el otro cónyuge no compareciere personalmente o si al comparecer negare el hecho, o si el
Fiscal del Ministerio Público lo objetare, se declarará terminado el procedimiento y se ordenará
el archivo del expediente.
ART. 186.—Efecto de la sentencia de divorcio ejecutoriada. Ejecutoriada la sentencia que
declaró el divorcio, queda disuelto el matrimonio, y cesará la comunidad entre los cónyuges y se
procederá a liquidarla. Las partes podrán contraer libremente nuevo matrimonio, observándose lo
dispuesto en el artículo 57.
Conc.: art. 57.
ART. 187.—Divorcio del entredicho. Si la tutela del entredicho divorciado era ejercida por su
cónyuge, se procederá de conformidad con lo dispuesto en los artículos 398 y 399; pero en este
caso, el Juez tomará, a solicitud del tutor o de oficio, las medidas previstas en el ordinal 7º del
artículo 185.
Estas medidas cesarán en el caso de muerte del obligado, del beneficiario o cuando este último es
rehabilitado.
Conc.: arts. 185, 398, 399.
SECCIÓN II
De la separación de cuerpos
ART. 188.—Efecto de la separación de cuerpos. La separación de cuerpos suspende la vida
común de los casados.
Conc.: C.P.C., art. 762.
ART. 189.—Causas únicas de separación de cuerpos. Son causas únicas de separación de
cuerpos las seis primeras que establece el artículo 185 para el divorcio, y el mutuo
consentimiento. En este último caso, el Juez declarará la separación en el mismo acto en que
fuere presentada la manifestación personalmente por los cónyuges.
Conc.: art. 185.
C.P.C., art. 762.
ART. 190.—Solicitud de separación de bienes. En todo caso de separación de cuerpos,
cualquiera de los cónyuges podrá pedir la separación de bienes, pero, si aquélla fuere por mutuo
consentimiento, la separación de bienes no producirá efectos contra terceros, sino después de tres
meses de protocolizada la declaratoria en la Oficina Subalterna de Registro del domicilio
conyugal.
Conc.: C.P.C., art. 762.
SECCIÓN III
Disposiciones comunes al divorcio y a la separación de cuerpos
ART. 191.—Legitimidad para intentar la acción de divorcio y la de separación de cuerpos. La
acción de divorcio y la de separación de cuerpos, corresponde exclusivamente a los cónyuges,
siéndoles potestativo optar entre una u otra; pero no podrán intentarse sino por el cónyuge que no
haya dado causa a ellas.
Admitida la demanda de divorcio o de separación de cuerpos, el Juez podrá dictar
provisionalmente las medidas siguientes:
1º Autorizar la separación de los cónyuges y determinar cuál de ellos, en atención a sus
necesidades o circunstancias, habrá de continuar habitando el inmueble que les servía de
alojamiento común, mientras dure el juicio, y salvo los derechos de terceros. En igualdad de
circunstancias, tendrá preferencia a permanecer en dicho inmueble aquel de los cónyuges a quien
se confiare la guarda de los hijos.
2º Confiar la guarda de los hijos menores, si los hubiere, a uno solo de los cónyuges y señalar
alimentos a los mismos; también podrá, si lo creyera conveniente, según las circunstancias, poner
a los menores en poder de terceras personas; en todos los casos hará asegurar el pago de la
pensión alimentaria de los hijos, y establecerá el régimen de visitas en beneficio del cónyuge a
quien no se haya atribuido la guarda. (DEROGADO)
3º Ordenar que se haga un inventario de los bienes comunes y dictar cualesquiera otras medidas
que estime conducentes para evitar la dilapidación, disposición u ocultamiento fraudulento de
dichos bienes.
A los fines de las medidas señaladas en este artículo el Juez podrá solicitar todas las
informaciones que considere convenientes.
NOTA: El ordinal 2º de este artículo fue derogado por la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente publicada en la Gaceta Oficial Nº 5.266 Extraordinario de fecha 02 de
octubre de 1998, la cual entró en vigencia el 01 de abril de 2000.
Conc.: C.P.C., art. 598.
NOTA: El artículo 192 del presente Código Civil, fue derogado por la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente publicada en la Gaceta Oficial Nº 5.266 Extraordinario de
fecha 02 de octubre de 1998, la cual entró en vigencia el 01 de abril de 2000.
ART. 193.—Derecho de vigilancia de la educación. Quienquiera que sea la persona a quien los
hijos sean confiados, el padre y la madre conservarán el derecho de vigilar su educación.
ART. 194.—Efecto de la reconciliación. La reconciliación quita el derecho de solicitar el
divorcio o la separación de cuerpos por toda causa anterior a ella. Si ocurriere en cualquier
estado del juicio, pondrá término a éste; si ocurriere después de la sentencia dictada en la
separación de cuerpos, dejará sin efectos la ejecutoria; pero en uno y otro caso, los cónyuges
deberán ponerla en conocimiento del Tribunal que conozca o haya conocido de la causa, para los
efectos legales.
ART. 195.—Concesión de pensión alimentaria al cónyuge. Cuando el divorcio haya sido
declarado de conformidad con las causales previstas en los ordinales 1º, 2º, 3º, 4º, 5º y 6º del
artículo 185, el Tribunal que conozca del mismo podrá, al declararlo, conceder pensión
alimentaria al cónyuge que no haya dado causa al juicio, cuando éste, por incapacidad física u
otro impedimento similar, se encuentra imposibilitado para trabajar y carece de otros medios
para sufragar sus necesidades.
Esta obligación subsiste mientras dure la incapacidad o el impedimento y cesa con la muerte del
obligado, del beneficiario, o si este último contrae nuevo matrimonio.
Conc.: art. 185.
ART. 196.—Intervención del Ministerio Público. En todas las causas de divorcio y de separación
de cuerpos intervendrá como parte de buena fe un representante del Ministerio Público.
Conc.: C.P.C., art. 129.
TÍTULO V
De la filiación
CAPÍTULO I
De la determinación y prueba de la filiación materna
ART. 197.—Filiación materna. Prueba. La filiación materna resulta del nacimiento, y se prueba
con el acta de la declaración de nacimiento inscrita en los libros del Registro Civil, con
identificación de la madre.
ART. 198.—Otras pruebas de filiación. En defecto de la partida de nacimiento, son también
pruebas de filiación materna:
1º La declaración que hiciere la madre o después de su muerte, sus ascendientes, con el fin de
reconocer la filiación, en las condiciones y con las formalidades que se señalan en el Capítulo III
de este título.
2º La posesión de estado del hijo, establecida de conformidad con las reglas contempladas en ese
mismo capítulo.
ART. 199.—Juicio para establecer la filiación. A falta de posesión de estado y de partida de
nacimiento, o cuando el hijo fue inscrito bajo falsos nombres, o como nacido de padres inciertos,
o bien si se trata de suposición o sustitución de parto, la prueba de filiación materna puede
efectuarse en juicio con todo género de pruebas, aun cuando, en estos dos últimos casos, exista
acta de nacimiento conforme con la posesión de estado.
La prueba de testigos sólo se admitirá cuando exista un principio de prueba por escrito o cuando
las presunciones o los indicios resultantes de hechos ya comprobados sean bastante graves para
determinar su admisión.
El principio de prueba por escrito resulta de documento de familia, de registros y de cartas
privadas de los padres, de actos privados o públicos provenientes de una de las partes empeñadas
en la litis, o de persona que tuviere interés en ella.
ART. 200.—La prueba contraria. La prueba contraria puede hacerse por todos los medios
propios para demostrar que la persona de quien se trata no es realmente el hijo de la mujer que él
pretende tener por madre.
CAPÍTULO II
De la determinación y prueba de la filiación paterna
ART. 201.—Presunción de filiación. El marido se tiene como padre del hijo nacido durante el
matrimonio o dentro de los trescientos (300) días siguientes a su disolución o anulación.
Sin embargo, el marido puede desconocer al hijo, probando en juicio que le ha sido físicamente
imposible tener acceso a su mujer durante el período de la concepción de aquél, o que en ese
mismo período vivía separado de ella.
ART. 202.—Prueba para desconocer la filiación paterna. Si el hijo nació antes de que hubiesen
transcurrido ciento ochenta (180) días después de la celebración del matrimonio, el marido y
después de su muerte, sus herederos, podrán desconocerlo con la simple prueba de la fecha del
matrimonio y la del parto, salvo en los casos siguientes:
1º Si el marido supo antes de casarse el embarazo de su futura esposa.
2º Si después del nacimiento el marido ha admitido al hijo como suyo, asistiendo personalmente
o por medio de mandatario especial a la formación del acta del nacimiento, o comportándose
como padre de cualquier otra manera.
3º Cuando el hijo no nació vivo.
ART. 203.—Desconocimiento de la filiación paterna. El marido también puede desconocer al
hijo que haya nacido después de trescientos (300) días de presentada la demanda de nulidad del
matrimonio, la demanda de divorcio o de separación de cuerpos, o la solicitud de ésta, o antes de
que hubieren transcurrido ciento ochenta (180) días a contar de la fecha en que quedó
definitivamente firme la sentencia que declaró sin lugar la demanda o terminado el juicio.
El derecho de que trata este artículo cesa para el marido cuando se ha reconciliado con su mujer,
así sea temporalmente.
ART. 204.—Desconocimiento por impotencia. El marido no puede desconocer al hijo alegando
su impotencia, a menos que sea manifiesta y permanente.
El desconocimiento no se admitirá, aun en ese caso, cuando la concepción ha tenido lugar por la
inseminación artificial de la mujer con autorización del marido.
ART. 205.—Desconocimiento del hijo alegando adulterio de la mujer. El marido tampoco puede
desconocer al hijo, alegando y probando el adulterio de la mujer, a no ser que este hecho haya
ocurrido dentro del período de la concepción y el marido pruebe, además, otro u otros hechos o
circunstancias tales que verosímilmente concurran a excluir su paternidad.
ART. 206.—Caducidad de la acción de desconocimiento. La acción de desconocimiento no se
puede intentar después de transcurridos seis (6) meses del nacimiento del hijo o de conocido el
fraude cuando se ha ocultado el nacimiento.
En caso de interdicción del marido este lapso no comenzará a correr sino después de
rehabilitado.
ART. 207.—Impugnación de paternidad por los herederos. Si el marido muere sin haber
promovido la acción de desconocimiento, pero antes de que haya transcurrido el término útil
para intentarla, sus herederos tendrán dos (2) meses para impugnar la paternidad, contados desde
el día en que el hijo haya entrado en posesión de los bienes de cujus o del día en que los
herederos hayan sido turbados por aquél en tal posesión.
ART. 208.—Demandados en la acción de impugnación de paternidad. La acción para impugnar
la paternidad se intentará conjuntamente contra el hijo y contra la madre en todos los casos.
Si el hijo está entredicho, el Tribunal ante el cual se intente la acción le nombrará un tutor ad-hoc
que lo represente en el juicio.
ART. 209.—Filiación de los hijos nacidos fuera del matrimonio. La filiación paterna de los hijos
concebidos y nacidos fuera del matrimonio se establece legalmente por declaración voluntaria
del padre, o después de su muerte, por sus ascendientes, en los términos previstos en el artículo
230.
Conc.: art. 230.
ART. 210.—Establecimiento de la filiación paterna por vía judicial. A falta de reconocimiento
voluntario, la filiación del hijo concebido y nacido fuera del matrimonio puede ser establecida
judicialmente con todo género de pruebas, incluidos los exámenes o las experticias
hematológicas y heredo-biológicas que hayan sido consentidos por el demandado. La negativa de
éste a someterse a dichas pruebas se considerará como una presunción en su contra.
Queda establecida la paternidad cuando se prueba la posesión de estado de hijo o se demuestre la
cohabitación del padre y de la madre durante el período de la concepción y la identidad del hijo
con el concebido en dicho período, salvo que la madre haya tenido relaciones sexuales con otros
hombres, durante el período de la concepción del hijo o haya practicado la prostitución durante el
mismo período; pero esto no impide al hijo la prueba, por otros medios, de la paternidad que
demanda.
ART. 211.—Presunción de filiación en caso de concubinato notorio. Se presume, salvo prueba
en contrario, que el hombre que vivía con la mujer en concubinato notorio para la fecha en que
tuvo lugar el nacimiento del hijo ha cohabitado con ella durante el período de la concepción.
ART. 212.—Efecto de la declaración de la madre. La declaración de la madre no basta para
excluir la paternidad.
CAPÍTULO III
Disposiciones comunes
SECCIÓN I
Presunciones relativas a la filiación
ART. 213.—Presunción de la fecha de concepción. Se presume, salvo prueba en contrario, que la
concepción tuvo lugar en los primeros ciento veintiún (121) días de los trescientos (300) que
preceden el día del nacimiento.
ART. 214.—Establecimiento de la poseción de estado de hijo. La posesión de estado de hijo se
establece por la existencia suficiente de hechos que indiquen normalmente las relaciones de
filiación y parentesco de un individuo con las personas que se señalan como sus progenitores y la
familia a la que dice pertenecer. Los principales entre estos hechos son:
— Que la persona haya usado el apellido de quien pretende tener por padre o madre.
— Que éstos le hayan dispensado el trato de hijo, y él, a su vez, los haya tratado como padre y
madre.
— Que haya sido reconocido como hijo de tales personas por la familia o la sociedad.
ART. 215.—Legitimidad para contradecir demanda de paternidad o maternidad. La demanda
para que se declare la paternidad o maternidad, puede contradecirse por toda persona que tenga
interés en ello.
ART. 216.—Vivienda del hijo reconocido. El hijo nacido fuera del matrimonio, una vez
reconocido no puede llevarse a la residencia familiar sin el consentimiento del otro cónyuge.
SECCIÓN II
Del reconocimiento voluntario
ART. 217.—Requisitos del reconocimiento. El reconocimiento del hijo por sus padres, para que
tenga efectos legales, debe constar:
1º En la partida de nacimiento o en acta especial inscrita posteriormente en los libros del
Registro Civil de Nacimientos.
2º En la partida de matrimonio de los padres.
3º En testamento o cualquier otro acto público o auténtico otorgado al efecto, en cualquier
tiempo.
ART. 218.—Otra forma del reconocimiento. El reconocimiento puede también resultar de una
declaración o afirmación incidental en un acto realizado con otro objeto, siempre que conste por
documento público o auténtico y la declaración haya sido hecha de un modo claro e inequívoco.
ART. 219.—Efecto del reconocimiento de un hijo muerto. El reconocimiento que se haga de un
hijo muerto no favorece como heredero al que lo reconoce, sino en el caso de que éste pruebe
que aquél gozaba en vida de la posesión de estado.
ART. 220.—Reconocimiento de un hijo mayor de edad. Para reconocer a un hijo mayor de edad,
se requiere su consentimiento, y si hubiese muerto, el de su cónyuge y sus descendientes si los
hubiere, salvo prueba, en este último caso, de que el hijo ha gozado en vida de la posesión de
estado.
ART. 221.—Irrevocabilidad del reconocimiento. El reconocimiento es declarativo de filiación y
no puede revocarse, pero podrá impugnarse por el hijo y por quien quiera que tenga interés
legítimo en ello.
ART. 222.—Edad para reconocer. El menor que haya cumplido dieciséis años de edad puede
reconocer válidamente a su hijo; también podrá hacerlo antes de cumplir dicha edad, con
autorización de su representante legal y, en su defecto con la del Juez competente, quien tomará
las providencias que considere oportunas en cada caso.
ART. 223.—Efecto del reconocimiento hecho separadamente por el padre o la madre. El
reconocimiento hecho separadamente por el padre o la madre sólo produce efectos para quien lo
hizo y para los parientes consanguíneos de éste. El reconocimiento del concebido sólo podrá
efectuarse conjuntamente por el padre y la madre.
ART. 224.—Reconocimiento en caso de muerte del padre o la madre. En caso de muerte del
padre o de la madre, el reconocimiento de la filiación puede ser hecho por el ascendiente o
ascendientes sobrevivientes de una u otra línea del grado más próximo que concurran en la
herencia, de mutuo acuerdo si pertenecen a la misma línea, y en las condiciones que establecen
las disposiciones contempladas en los artículos de esta sección y con iguales efectos.
ART. 225.—Reconocimiento del hijo concebido durante el matrimonio disuelto. Se puede
reconocer voluntariamente al hijo concebido durante el matrimonio disuelto con fundamento en
el artículo 185-A de este Código, cuando el período de la concepción coincida con el lapso de la
separación que haya dado lugar al divorcio.
Conc.: art. 185-A.
SECCIÓN III
Establecimiento judicial de la filiación
ART. 226.—Legitimidad para reclamar el reconocimiento de la filiación. Toda persona tiene
acción para reclamar el reconocimiento de su filiación materna o paterna, en las condiciones que
prevé el presente Código.
ART. 227.—Ejercicio de la acción de reconocimiento. En vida del hijo y durante su minoridad,
la acción a que se refiere el artículo anterior podrá ser intentada, si no lo hiciere su representante
legal, por el Ministerio Público, por los organismos públicos encargados de la protección del
menor, por el progenitor respecto del cual la filiación esté establecida y por los ascendientes de
éste.
Después que el hijo hubiese contraído matrimonio o alcanzado la mayoridad, la acción le
corresponde únicamente a él.
Conc.: C.P.C., art. 131.
ART. 228.—Imprescriptibilidad de la acción de inquisición de paternidad y maternidad. Las
acciones de inquisición de la paternidad y la maternidad son imprescriptibles frente al padre y a
la madre, pero la acción contra los herederos del padre o de la madre, no podrá intentarse sino
dentro de los cinco (5) años siguientes a su muerte.
ART. 229.—Ejercicio de la acción por los herederos del hijo. Los herederos o descendientes del
hijo que ha muerto sin reclamar su filiación, no podrán intentar la acción contra los herederos del
progenitor respecto del cual la filiación deba ser establecida, sino en el caso que el hijo haya
muerto siendo menor o dentro de los dos (2) años subsiguientes a su mayoridad.
ART. 230.—Disconformidad entre la partida de nacimiento y la posesión de estado. Cuando no
exista conformidad entre la partida de nacimiento y la posesión de estado, se puede reclamar una
filiación distinta de la que atribuye la partida de nacimiento.
Y aun cuando exista conformidad entre las actas de Registro Civil y la posesión de estado, se
puede también reclamar una filiación distinta de la que atribuyen las actas de Registro Civil si se
reclama y prueba judicialmente por cualquier medio, la suposición o sustitución de parto, o si el
hijo fue inscrito bajo falsos apellidos o como nacido de padres inciertos.
ART. 231.—Competencia para conocer de las acciones relativas a la filiación. Las acciones
relativas a la filiación se intentarán ante el Juez de Primera Instancia en lo Civil que conozca de
los asuntos relativos a los derechos de familia en el domicilio del hijo, cualquiera que sea la edad
de éste, con intervención del Ministerio Público, y se sustanciarán conforme al procedimiento
pautado en el Código de Procedimiento Civil para el juicio ordinario, salvo las reglas particulares
de este Título y las especiales que establezcan otras leyes.
Conc.: C.P.C., art. 131.
ART. 232.—Reconocimiento en juicio. El reconocimiento del hijo por la parte demandada pone
término al juicio sobre la filiación en todos aquellos casos en que el reconocimiento sea
admisible, de conformidad con el presente Código.
ART. 233.—Fundamento de la decisión. Los Tribunales decidirán, en los conflictos de filiación,
por todos los medios de prueba establecidos, la filiación que les parezca más verosímil, en
atención a la posesión de estado.
ART. 234.—Hijo concebido y nacido fuera del matrimonio. Comprobada su filiación, el hijo
concebido y nacido fuera del matrimonio tiene la misma condición que el hijo nacido o
concebido durante el matrimonio con relación al padre y a la madre y a los parientes
consanguíneos de éstos.
Conc.: C.P.C., art. 745.
SECCIÓN IV
Determinación del apellido
ART. 235.—Formación del apellido. El primer apellido del padre y de la madre forman, en ese
orden, los apellidos de los hijos. El hijo concebido y nacido fuera del matrimonio cuya filiación
haya sido establecida en relación con ambos progenitores, tomará los apellidos de éstos en el
mismo orden que los hijos concebidos o nacidos durante el matrimonio.
ART. 236.—Uso de nuevos apellidos. Si la filiación ha sido establecida con posterioridad a la
partida de nacimiento, el hijo podrá usar los nuevos apellidos. En este caso deberá comunicar el
cambio al Servicio Nacional de Identificación, mediante la presentación del instrumento o la
sentencia judicial en que conste la prueba de su filiación.
ART. 237.—Cambio de apellido durante la minoridad. Si el establecimiento de la filiación tiene
lugar durante la minoridad del hijo, el cambio de apellido a que se contrae el artículo anterior,
podrá ser formalizado del mismo modo, por el padre o la madre, con autorización del Juez de
Menores del domicilio del hijo, quien lo acordará oído al menor, si éste es mayor de doce (12)
años.
El derecho de que trata este artículo cesa para los padres cuando el hijo haya contraído
matrimonio; en este caso la opción corresponderá únicamente a él.
ART. 238.—Uso de los apellidos de uno de los progenitores. Si la filiación sólo se ha
determinado en relación con uno de los progenitores, el hijo tiene derecho a llevar los apellidos
de éste, si el progenitor tuviere un solo apellido, el hijo tendrá derecho a repetirlo.
ART. 239.—Apellidos elegidos por funcionario civil. Los hijos cuya filiación no esté
establecida, figurarán en las partidas de nacimiento con dos apellidos que escogerá el funcionario
del estado civil, quien, al hacerlo, cuidará de no lesionar intereses legítimos de terceros. Si la
filiación es establecida posteriormente respecto de uno de ambos progenitores, se aplicarán las
disposiciones anteriores.
NOTA: Los artículos 240 a 245 del presente Código Civil, se encuentran derogados.
TÍTULO VI
De la adopción
ART. 246.—Edad mínima para adoptar. Las personas que hayan cumplido la edad de cuarenta
años pueden adoptar. El adoptante, si es varón, ha de tener por lo menos diez y ocho años más
que el adoptado, y quince si es hembra.
Los esposos que tengan más de seis años de casados y no hayan tenido hijos podrán también
adoptar siempre que sean mayores de treinta años.
El adoptado tomará el apellido del adoptante, y sus derechos en la herencia del adoptante se
determinarán en el Título de las Sucesiones.
La adopción no puede hacerse bajo condición o a término.
ART. 247.—Imposibilidad para adoptar. Excepción. No pueden adoptar los que tengan
descendientes legítimos o legitimados o hijos naturales.
Sin embargo, el Tribunal competente podrá con conocimiento de causa e informe
circunstanciado de los organismos oficiales encargados de la protección a la infancia, acordar la
adopción a matrimonios con hijos, en determinados casos.
ART. 248.—Adopción del menor tutelado. El tutor no puede adoptar al menor ni al entredicho,
hasta que le hayan sido aprobadas definitivamente las cuentas de la tutela.
ART. 249.—Prohibición de adopción. Los hijos nacidos fuera del matrimonio no pueden ser
adoptados por sus padres.
ART. 250.—Consentimiento del cónyuge no adoptante. Nadie puede ser adoptado por más de
una persona, a no ser que la adopción la hagan marido y mujer; pero, si sólo uno de éstos hace la
adopción, el consentimiento del otro es necesario. Sin embargo, dicho consentimiento no se
requerirá cuando el cónyuge esté en la imposibilidad permanente de prestarlo, o su residencia
fuere desconocida, o cuando exista entre los cónyuges separación legal de cuerpos.
ART. 251.—Consentimiento en caso de adopción de un menor de veintiún años. Para la
adopción de un menor de veintiún años se exige el consentimiento de las personas que
respectivamente deben prestarlo para que pueda casarse, y si es mayor de doce años se exige,
además, su expreso consentimiento; para la de las personas sujetas a interdicción o curatela se
exige el consentimiento de sus respectivos tutores o curadores. Si el adoptado tiene cónyuge, el
consentimiento de éste es siempre necesario, salvo que estuviere en la imposibilidad permanente
de prestarlo, que su residencia sea desconocida, o que haya entre los cónyuges separación legal
de cuerpos.
ART. 252.—Consentimiento del adoptado. La persona que se propone adoptar, la que va a ser
adoptada, si es mayor de doce años, y las que conforme al artículo anterior deben prestar su
consentimiento, se presentarán ante el Juez de Primera Instancia del domicilio o residencia del
adoptante, y se extenderá en seguida el acta de la manifestación.
Si las personas que deben prestar su consentimiento no residieren en el lugar, podrán prestarlo
por documento auténtico.
ART. 253.—Averiguación del juez. El Juez averiguará:
1º Si todas las condiciones de la Ley se han cumplido.
2º Si el que quiere adoptar goza de buena reputación.
3º Si la adopción aparece ventajosa para el adoptado, esto último en el caso de que el adoptado
sea menor de veintiún años o esté inhabilitado o entredicho.
El Tribunal pronunciará si hay o no lugar a la adopción dentro de las diez audiencias siguientes.
ART. 254.—Apelación en el procedimiento de adopción. Del pronunciamiento judicial que
niegue la adopción, se oirá apelación libremente.
ART. 255.—Efecto del juicio de adopción. Los efectos de la adopción, si fuere declarada con
lugar, se producirán desde la fecha en que las partes manifestaren su consentimiento.
ART. 256.—Parentesco y derechos del adoptado. El adoptado conserva todos sus derechos y
deberes en su familia natural; la adopción no produce parentesco civil entre el adoptante y la
familia del adoptado, ni entre el adoptado y la familia del adoptante, salvo lo que queda
establecido en el Título del matrimonio.
Sin embargo, el adoptante queda investido de los derechos de patria potestad respecto del
adoptado.
Si el adoptante cesare por cualquier causa en el ejercicio de la patria potestad, ésta volverá al
padre o a la madre, según el caso.
ART. 257.—Publicación de decreto. El decreto del Tribunal que declare con lugar la adopción,
se publicará por la prensa.
ART. 258.—Ruptura del lazo jurídico de adopción. El lazo jurídico establecido por la adopción
podrá romperse, pero nunca bajo condición o a término.
La ruptura se efectuará por mutuo consentimiento del adoptante y del adoptado, si éste es capaz,
manifestado personalmente ante el Juez de Primera Instancia que ejerza la jurisdicción en el
domicilio de cualquiera de los dos.
ART. 259.—Revocación de la adopción. La revocación de la adopción será declarada por el
Juez, a instancia del adoptado, si existen justos motivos, y a instancia del adoptante en caso de
ingratitud del adoptado.
ART. 260.—Impugnación del inhabilitado o entredicho adoptado. El menor, el inhabilitado o el
entredicho que haya sido adoptado, podrá impugnar la adopción dentro de los dos años
siguientes a la mayor edad o a la fecha en que haya sido revocada la inhabilitación o la
interdicción.
TÍTULO VII
De la patria potestad
NOTA: El artículo 261 del presente Código Civil, fue derogado por la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente publicada en la Gaceta Oficial Nº 5.266 Extraordinario de
fecha 02 de octubre de 1998, la cual entró en vigencia el 01 de abril de 2000.
ART. 262.—Ejercicio de la patria potestad. En caso de muerte del padre o de la madre que ejerza
la patria potestad, si se hallare alguno de ellos sometido a tutela de entredicho, de haber sido
declarado ausente, de no estar presente o cuando por cualquier motivo se encuentre impedido
para cumplir con ella, el otro progenitor asumirá o continuará ejerciendo sólo la patria potestad;
pero si había sido privado de la misma por sentencia o decisión judicial, no podrá hacerlo sino
después que haya sido autorizado o rehabilitado por el mismo tribunal.
Conc.: C.Co., art. 13.
ART. 263.—Administración de los bienes del menor de edad. El padre o la madre menor de edad
ejerce la patria potestad sobre sus hijos, pero la administración de los bienes de éstos y su
representación en los actos civiles se regirá por lo dispuesto en el artículo 277.
Conc.: art. 277.
C.Co., art. 13.
CAPÍTULO I
De la guarda de los hijos
NOTA: Los artículos 264 y 265 del presente Código Civil, fueron derogados por la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente publicada en la Gaceta Oficial Nº 5.266
Extraordinario de fecha 02 de octubre de 1998, la cual entró en vigencia el 01 de abril de 2000.
CAPÍTULO II
De la dirección de los hijos y de la administración de sus bienes
ART. 266.—Medios de corrección del guardador. Si el menor observare conducta irregular y las
medidas adoptadas por quien ejerce su guarda no bastaren para su corrección, el guardador podrá
ocurrir ante el Juez de Menores del domicilio del menor para que tome las medidas que estime
pertinentes.
Las medidas cesarán cuando el Juez lo considere conveniente.
ART. 267.—Representación y administración de los hijos menores de edad. El padre y la madre
que ejerzan la patria potestad representan en los actos civiles a sus hijos menores y aun
simplemente concebidos, y administran sus bienes.
Para realizar actos que exceden de la simple administración, tales como hipotecar, gravar,
enajenar muebles o inmuebles, renunciar a herencias, aceptar donaciones o legados sujetos a
cargas o condiciones, concertar divisiones, particiones, contratar préstamos, celebrar
arrendamientos o contratos de anticresis por más de tres (3) años, recibir la renta anticipada por
más de un (1) año, deberán obtener la autorización judicial del Juez de Menores.
Igualmente se requerirá tal autorización para transigir, someter los asuntos en que tengan interés
los menores a compromisos arbitrales, desistir del procedimiento, de la acción o de los recursos
en la representación judicial de los menores.
Tampoco podrán reconocer obligaciones ni celebrar transacciones, convenimientos o
desistimientos en juicio en que aquéllas se cobren, cuando resulten afectados intereses de
menores, sin la autorización judicial.
La autorización judicial sólo será concedida en caso de evidente necesidad o utilidad para el
menor, oída la opinión del Ministerio Público, y será especial para cada caso.
El Juez podrá, asimismo, acordar la administración de todos o parte de los bienes y la
representación de todos o parte de los intereses de los hijos a uno solo de los padres, a solicitud
de éste, oída la opinión del otro progenitor y siempre que así convenga a los intereses del menor.
Conc.: C.Co., art. 939; C.P.C., art. 168.
ART. 268.—Negativa de aceptación de herencia para el hijo. Cuando el padre y la madre que
ejerzan la patria potestad, no puedan o no quieran aceptar una herencia, legado o donación para
el hijo, deberán manifestarlo al Tribunal competente, y éste, a solicitud del hijo, de alguno de sus
parientes, o del Ministerio Público, o aun de oficio, podrá autorizar la aceptación nombrando un
curador especial que represente al hijo.
Conc.: C.P.C., art. 130.
ART. 269.—Autorización judicial. Trámite. La autorización judicial, en los casos contemplados
en el artículo 267 se concederá a solicitud de cualquiera de los progenitores que ejerza la patria
potestad y previa notificación al Ministerio Público.
El Juez de Menores no dará esta autorización sin examinar detenidamente el caso en sí y en sus
antecedentes y después de haber oído al otro progenitor y al hijo cuando tenga más de dieciséis
(16) años; y, teniendo en consideración la inversión que haya de darse a los fondos
pertenecientes al hijo, tomará las precauciones que estime necesarias y si así no lo hiciere, será
responsable de los perjuicios que se ocasionen. Contra la resolución del Tribunal que niegue la
autorización solicitada, se oirá apelación libremente dentro de los tres (3) días después de
dictada.
Conc.: art. 267.
C.P.C., art. 130.
ART. 270.—Oposición de intereses entre el hijo y los padres. Cuando haya oposición de
intereses entre el hijo y el padre y la madre que ejerzan la patria potestad, el Juez de Menores,
nombrará a los hijos un curador especial. Si la oposición de intereses ocurre entre los hijos y uno
de los progenitores, el otro asumirá la representación.
Si la oposición de intereses ocurre entre los hijos de una misma persona, se nombrará un curador
especial a cada grupo que tenga intereses semejantes.
ART. 271.—Legitimidad para solicitar nulidad de los actos de administración. La anulación de
los actos ejecutados en contravención a los artículos anteriores no puede reclamarse sino por el
padre, por la madre, por el hijo y por sus herederos o causahabientes.
ART. 272.—Bienes no sometidos a la administración de los padres. No están sometidos a la
administración de los padres:
1º Los bienes que adquiera el hijo por herencia, legado o donación, con la condición de que los
padres no los administren; pero esa condición no podrá imponerse a los bienes que vengan al hijo
por título de legítima.
2º Los bienes que el hijo adquiera por donación, herencia o legado, aceptados en su interés
contra la voluntad del padre y la madre que ejerzan la patria potestad; si hubo desacuerdo entre
éstos, la administración de tales bienes corresponderá al que hubiese querido aceptarlos.
Los bienes excluidos de la administración de los padres, serán administrados por un curador
especial que al efecto debe nombrar el Juez de Menores, siempre que el donante o el testador no
hayan designado un administrador.
ART. 273.—Administración de bienes adquiridos por el hijo con ocasión de su trabajo. Los
bienes que el hijo adquiera con ocasión de su trabajo u oficio, así como las rentas o frutos
procedentes de los mismos, serán percibidos y administrados personalmente por él, si ha
cumplido dieciséis (16) años, en las mismas condiciones que un menor emancipado.
Los bienes que el hijo adquiera con el aporte patrimonial del padre o de la madre mientras esté
bajo su patria potestad, pertenecen en propiedad a dichos progenitores, pero éstos deben
reconocer al hijo una justa participación en las utilidades o ganancias como remuneración de su
trabajo y sin imputación alguna.
ART. 274.—Responsabilidad solidaria de los padres. El padre y la madre responden
solidariamente de los bienes de los hijos que administren conjuntamente y de los frutos
procedentes de los mismos.
Ambos podrán, no obstante, deducir de las rentas o frutos, lo necesario para proveer, en primer
término, los gastos de alimentación, educación e instrucción del hijo y, en segundo término, para
proveer al mantenimiento de las hermanas o hermanos menores de aquél que habiten en su casa.
También podrán utilizar parte de esos frutos o rentas para atender a sus propias necesidades
alimentarias cuando se encuentren imposibilitados para trabajar o carezcan de recursos o medios
propios para atender a la satisfacción de las mismas, con autorización del Juez de Menores del
domicilio o residencia del hijo, quien lo acordará, después de una comprobación sumaria de los
hechos.
ART. 275.—Mala administración. Efectos. Cuando se compruebe plenamente mala
administración de los bienes de los hijos por parte del padre y de la madre que ejerzan la patria
potestad, o de uno de ellos, el Juez competente, a solicitud de cualquiera de éstos, de los
ascendientes o parientes colaterales de dichos hijos dentro del tercer grado de consanguinidad, y
aun de oficio, puede conferir la administración exclusiva al otro progenitor o nombrar un curador
especial a los menores sin cuya intervención no podrán los progenitores ejecutar ningún acto de
administración. Si las circunstancias lo exigieren, a juicio del Juez, éste podrá autorizar al
curador para ejercer la administración activa en la extensión que estime necesaria, pero sin
exceder las facultades que la Ley asigna a los padres en la administración. El procedimiento, en
los casos previstos en este artículo, será breve y sumario, y se limitará a acordar lo necesario para
evacuar las pruebas y diligencias dirigidas a la comprobación de los hechos invocados por el
solicitante o solicitantes, o las que el Juez considere pertinentes, si procede de oficio.
El Juez tiene facultad para solicitar las informaciones y datos adicionales que estime conducentes
para el mejor esclarecimiento de los hechos, así como para ordenar la ampliación de las pruebas
y de los recaudos producidos, si los considera insuficientes.
Conc.: C.P.C., art. 746.
ART. 276.—Oposición a la privación de administración. El progenitor privado de la
administración de los bienes del hijo podrá oponerse, no obstante, a cualquier acto que estime
contrario a los intereses de este último, ocurriendo ante el Juez de Menores del domicilio del
hijo.
El Juez adoptará su decisión con conocimiento de causa y después de haber oído al otro
progenitor o al curador que tenga la administración de los bienes en cuestión.
Contra esta decisión se oirá apelación libremente.
ART. 277.—Nombramiento de curador especial para la administración. Cuando uno de los
progenitores que ejerzan la patria potestad es menor de edad, esté sometido a curatela de
inhabilitado o no supiere leer ni escribir, el otro ejercerá sólo la administración y representación
de los bienes e intereses de los hijos, previa autorización judicial.
Si ambos progenitores son menores o están sujetos a curatela de inhabilitados o no supieran leer
ni escribir, el Juez competente nombrará un curador especial que se encargue de la
administración de los bienes de los hijos y ejerza su representación en los actos civiles. El Juez
procederá de oficio en este último caso, por denuncia de quien tenga conocimiento de tal
situación o a petición del representante del Ministerio Público.
CAPÍTULO III
De la extinción y privación de la patria potestad
NOTA: Los artículos 278, 279 y 280 del presente Código Civil, fueron derogados por la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente publicada en la Gaceta Oficial Nº 5.266
Extraordinario de fecha 02 de octubre de 1998, la cual entró en vigencia el 01 de abril de 2000.
NOTA: El artículo 281 del presente Código Civil, se encuentra derogado.
TÍTULO VIII
De la educación y de los alimentos
ART. 282.—Obligaciones de los padres. El padre y la madre están obligados a mantener, educar
e instruir a sus hijos menores.
Estas obligaciones subsisten para con los hijos mayores de edad, siempre que éstos se encuentren
impedidos para atender por sí mismos a la satisfacción de sus necesidades.
Conc.: C.P.C., art. 751.
ART. 283.—Obligación alimentaria de los ascendientes de los padres. Si el padre y la madre han
fallecido, no tienen medios o están impedidos para cumplir con las obligaciones contempladas en
el artículo anterior, éstas pasan a los otros ascendientes, maternos y paternos, por orden de
proximidad.
ART. 284.—Obligaciones de los hijos para con los padres. Los hijos tienen la obligación de
asistir y suministrar alimentos a sus padres, y demás ascendientes maternos y paternos. Esta
obligación comprende todo cuanto sea necesario para asegurarles mantenimiento, alojamiento,
vestido, atención médica, medicamentos y condiciones de vida adecuados a su edad y salud, y es
exigible en todos los casos en que los padres o ascendientes carecen de recursos o medios para
atender a la satisfacción de sus necesidades o se encuentran imposibilitados para ello.
Al apreciarse esta imposibilidad se tomará en consideración la edad, condición y demás
circunstancias personales del beneficiario.
La obligación alimentaria existe también respecto del hermano o hermana, pero la misma sólo
comprende la prestación de los alimentos indispensables para asegurarles el sustento, vestido y
habitación.
ART. 285.—Orden de los obligados a prestar alimento. La obligación de alimentos recae sobre
los descendientes, por orden de proximidad; después sobre los ascendientes y, a falta de uno y
otros, se extiende a los hermanos y hermanas.
Si ninguna de estas personas existe o posee medios para cumplir con las obligaciones
expresadas, el Juez competente podrá imponer a los tíos y sobrinos, la prestación de alimentos
estrictamente necesarios para asegurar alojamiento y comida al que los reclama, cuando éste sea
de edad avanzada o esté entredicho.
ART. 286.—Pérdida del derecho de alimento. La persona casada, cualquiera que sea su edad, no
podrá exigir alimentos a las personas mencionadas en el artículo anterior sino en el caso de que
su cónyuge se encuentre en el mismo estado de necesidad o carezca de recursos o medios propios
y suficientes para suministrárselos; en caso contrario, la obligación de alimentos recae, en primer
lugar, sobre dicho cónyuge, de conformidad con las disposiciones que regulan esta obligación
como un efecto del matrimonio en el Título IV, Capítulo XI, Sección I del Libro Primero del
presente Código.
Conc.: C.P.C., art. 751.
NOTA: El artículo 287 del presente Código Civil, fue derogado por la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente publicada en la Gaceta Oficial Nº 5.266 Extraordinario de
fecha 02 de octubre de 1998, la cual entró en vigencia el 01 de abril de 2000.
ART. 288.—Forma de cumplir con la obligación de alimentos. El que deba suministrar los
alimentos puede optar entre pagar una pensión alimentaria o recibir y mantener en su propia casa
a quien los reclama, salvo que se trate de menores cuya guarda corresponde, por ley y decisión
judicial, a otra persona, o que el Juez estime inconveniente permitir esta última forma. Si el
beneficiario es alguno de los padres o ascendientes del obligado, la prestación de alimentos en
especie no se admitirá cuando aquéllos no quieran recibirlos en esta forma.
ART. 289.—Concurrencia de varias personas con derecho a alimentos. Cuando concurran varias
personas con derecho a alimentos, éstos se repartirán entre ellos en la proporción que establezca
el Juez, atendiendo al número y condición económica de los mismos; pero si el obligado es
casado y tiene hijos o descendientes, éstos y el cónyuge tienen siempre derecho preferente.
ART. 290.—Derecho a alimentos del hijo que habite fuera del hogar. El hijo menor que por
causa justificada no habite en el hogar del padre o de la madre, tiene derecho a recibir alimentos
en calidad y cantidad igual a los que reciben, en el hogar del uno o de la otra, sus demás hijos o
descendientes.
ART. 291.—Pago de las pensiones de alimentos. Las pensiones de alimentos se pagarán por
adelantado y no se puede pedir la restitución de aquella parte de las anticipaciones que el
beneficiario no haya consumido por haber fallecido.
ART. 292.—Compensación de deudas. El obligado a suministrar los alimentos no puede oponer
al beneficiario, en compensación, lo que éste le deba, pero las pensiones alimenticias atrasadas
pueden renunciarse o compensarse.
ART. 293.—Irrenunciabilidad de la acción. La acción para pedir alimentos es irrenunciable.
ART. 294.—Presunciones por motivo de la prestación de alimentos. La prestación de alimentos
presupone la imposibilidad de proporcionárselos el que los exige, y presupone asimismo,
recursos suficientes de parte de aquel a quien se piden, debiendo tenerse en consideración, al
estimar la imposibilidad, la edad, condición de la persona y demás circunstancias. Para fijar los
alimentos se atenderá a la necesidad del que los reclama y al patrimonio de quien haya de
prestarlos.
Si después de hecha la asignación de los alimentos, sobreviene alteración en la condición del que
los suministra o del que los recibe, el Juez podrá acordar la reducción, cesación o aumento de los
mismos según las circunstancias.
Conc.: C.P.C., art. 748.
ART. 295.—Prueba de los hechos. No se requiere la prueba de los hechos o circunstancias a que
se refiere el encabezamiento del artículo anterior, cuando los alimentos se pidan a los padres o
ascendientes del menor de edad, y la filiación esté legalmente establecida.
ART. 296.—Pago de la prestación de alimentos cuando son varios los obligados. Cuando son
varios los obligados conjuntamente a prestar alimentos, la proporción en que cada uno de ellos
deba contribuir al pago de los mismos, incluidos los gastos que ocasione la educación de los
menores, si los hubiese, será establecida por el Juez, atendiendo a los recursos o ganancias de
que respectivamente dispongan los obligados. Si uno de éstos recibe y mantiene al beneficiario
en su propia casa, el Juez fijará el monto de lo que deben pagar los otros, tomando en
consideración la calidad de los alimentos prestados en especie y acordará lo debido para que
todos soporten una carga comparable.
ART. 297.—Convenios entre el obligado y el beneficiario. Los convenios celebrados entre quien
deba suministrar los alimentos y quien los exige, para establecer el monto o forma de pago de los
mismos, son válidos y conservan sus efectos mientras no sobrevenga alteración en la condición
de las partes que justifiquen el aumento, cesación o reducción de los alimentos u otra forma de
pago.
ART. 298.—Cese de convenios y sentencias. La muerte de quien tiene derecho a alimentos o de
quien deba suministrarlos, hace cesar los efectos de los convenios y de las sentencias que así lo
dispongan.
ART. 299.—Falta de derecho a alimentos. No tiene derecho a alimentos el que fuere de mala
conducta notoria con respecto al obligado, aun cuando hayan sido acordados por sentencia.
ART. 300.—Otros que no tienen derecho a alimentos. Tampoco tienen derecho a alimentos:
1º El que intencionalmente haya intentado perpetrar un delito, que merezca cuando menos pena
de prisión, en la persona de quien pudiera exigirlos, en la de su cónyuge, descendientes,
ascendientes y hermanos.
2º El que haya cometido adulterio con el cónyuge de la persona de quien se trata.
3º El que sabiendo que ésta se hallaba en estado de demencia no cuidó de recogerla o hacerla
recoger pudiendo hacerlo.
TÍTULO IX
De la tutela y de la emancipación
CAPÍTULO I
De la tutela
SECCIÓN I
De los tutores
ART. 301.—Designación de tutor y protutor. Todo menor de edad que no tenga representante
legal será provisto de tutor y protutor y suplente de éste.
ART. 302.—Información al juez de menores. El funcionario que reciba la declaración sobre la
muerte de una persona que haya dejado hijos menores de edad sin representante legal, debe
informar al Juez de Menores de la Jurisdicción. El incumplimiento de esta obligación acarrea una
multa de un mil bolívares (Bs. 1.000,00).
ART. 303.—Apertura de tutela.Información al juez competente. El tutor nombrado por el padre
y por la madre, el llamado por la ley a serlo y los parientes del menor dentro del cuarto grado de
consanguinidad, al tener conocimiento de cualquier hecho que dé lugar a apertura de la tutela,
deben informarlo al Juez competente.
Los infractores de la disposición contenida en este artículo, pagarán multa de quinientos
bolívares (Bs. 500,00) por cada uno de los menores.
ART. 304.—Inexcusabilidad del cargo de tutor. La tutela es un cargo de que nadie puede
excusarse sino en los casos determinados por la Ley.
ART. 305.—Tutela dada por los padres. El padre y la madre en ejercicio de la patria potestad
pueden dar tutor o protutor a sus hijos en caso de que éstos queden sujetos a tutela.
En caso de nombramientos sucesivos, prevalecerá el efectuado en último término.
ART. 306.—Nombramiento de tutor por padres sin el ejercicio de la patria potestad. No tendrá
efecto el nombramiento de tutor hecho por el padre y por la madre que, al tiempo de su muerte,
no estaban en el ejercicio de la patria potestad, salvo el caso de que efectuado el nombramiento,
la suspensión o privación de la patria potestad hayan sobrevenido por causas de locura o
ausencia.
ART. 307.—Forma del nombramiento. Los padres podrán nombrar un tutor y un protutor para
todos o para varios de sus hijos; o un tutor y un protutor para cada uno de ellos.
El nombramiento debe hacerse por escritura pública o por testamento.
ART. 308.—Nombramiento por ley. Si no hubiere tutor nombrado por el padre y la madre, la
tutela corresponde de derecho al abuelo o a la abuela sobreviviente. Si existe más de uno, el Juez
podrá acordarla a cualquiera de los abuelos, tomando en cuenta el interés, la salud, el bienestar
del menor, y después de haber oído a éste, si tiene más de doce (12) años de edad.
ART. 309.—Nombramiento por el juez. A falta de los tutores anteriores el Juez de Primera
Instancia, oyendo antes al Consejo de Tutela, procederá al nombramiento de tutor.
Para dichos cargos serán preferidos, en igualdad de circunstancias, los parientes del menor
dentro del cuarto grado.
Conc.: C.P.C., art. 906.
ART. 310.—Límites en el nombramiento por el juez. El Juez no podrá nombrar más de un tutor
para todos los menores que sean hermanos y hermanas.
Cuando haya oposición de intereses entre varios menores sujetos a la misma tutela, se procederá
con arreglo al artículo 270.
Conc.: art. 270.
ART. 311.—Nombramiento de curador especial por el que de una herencia. El que instituye
heredero, legatario o hace donación a un menor o a un entredicho, puede nombrarle un curador
especial para la administración de los bienes que le trasmite, aunque el menor esté bajo la patria
potestad, o el entredicho tenga tutor; y aun podrá dispensarlo del deber de rendir cuentas de la
administración y de presentar estados anuales.
ART. 312.—Discernimiento para ejercer el cargo. Con excepción de los abuelos y abuelas, los
demás tutores de quienes se ha tratado en los artículos anteriores, necesitan discernimiento para
ejercer su encargo.
ART. 313.—Nombramiento de tutor interino. Mientras dure el procedimiento de la tutela, y si el
Juez lo encontrare conveniente, nombrará un tutor interino. Las funciones de este tutor se
limitarán a la guarda del menor y a los actos de administración y de conservación indispensables.
El Juez dictará, además, las medidas que crea oportunas para evitar todo perjuicio.
Cuando haya necesidad urgente de ejecutar un acto que exceda de la simple administración o de
intentar una acción contra el menor, el Juez autorizará especialmente al tutor interino.
Conc.: C.P.C., art. 734.
ART. 314.—Preferencias para el nombramiento. El Juez preferirá para el nombramiento de tutor
interino, en igualdad de circunstancias, a los parientes del menor o a los amigos de su familia.
Conc.: C.P.C., art. 734.
ART. 315.—Régimen del tutor interino. El tutor interino quedará sujeto a lo preceptuado en el
artículo 324.
Conc.: art. 324.
C.P.C., art. 734.
ART. 316.—Cese del tutor interino. El tutor interino cesará al entrar el tutor ordinario en sus
funciones.
Conc.: C.P.C., art. 734.
ART. 317.—Multa por mora para entrar en ejercicio del cargo. Todo tutor, protutor o suplente de
éste, que apareciere moroso para entrar en ejercicio de su cargo, deberá ser compelido por el
Juez, con multa de cien bolívares por cada intimación después de la primera, sin perjuicio de las
demás responsabilidades en que incurra.
ART. 318.—Tutela de hecho. El Estado asumirá de hecho la tutela de los menores abandonados
y la ejercerá en la forma que determinen leyes especiales. Respecto de otros menores sometidos a
tutela, el Estado ejercerá vigilancia especial sobre ella, de acuerdo con las leyes.
ART. 319.—Procedimiento en caso de menores abandonados. En tanto que se dicten las leyes
especiales que prevé el artículo anterior, cualquier Autoridad Civil o de policía que tenga
conocimiento de la existencia de menores abandonados o desamparados, deberá pedir el depósito
de éstos al Juez Civil de la localidad, sin perjuicio de que pueda por sí misma tomar esa medida.
El depósito se efectuará preferentemente en establecimientos destinados a tal fin, a no ser que el
Juez, a solicitud de parte, disponga que el menor sea entregado a un particular o a un instituto
benéfico.
ART. 320.—Designación legal de tutor. Los Directores o Directoras de los establecimientos a
que se contrae el artículo anterior, ya sean públicos o privados, así como los particulares en sus
casos, serán de derecho tutores de los menores depositados en ellos y mientras permanezcan bajo
su guarda.
ART. 321.—Juicio de privación de patria potestad de oficio. Si durante la tutela del Estado se
presentase el representante legal reclamando al menor, deberá promover una información
sumaria ante el Juez Civil de la localidad acerca de las causas del abandono, con notificación al
tutor. Si el Juez las considerare excusables ordenará la entrega del menor; en caso contrario,
dispondrá de oficio la apertura de juicio de privación de la patria potestad o de remoción del
tutor, si fuere para ello competente, o pasará a este fin los autos al Juez de Primera Instancia
respectivo, dando aviso al Fiscal del Ministerio Público.
Si se declarase en vigor la patria potestad discutida o la tutela anterior, y fuere un particular el
encargado de la tutela del menor, tendrá derecho al reembolso de los gastos que hubiere hecho en
su crianza y educación, gastos que serán tasados por el Juez, asociado con dos padres de familia.
Conc.: C.P.C., art. 130.
ART. 322.—Tutela ordinaria del menor abandonado. Cuando el menor sometido a la tutela del
Estado adquiera bienes que excedan de cuatro mil bolívares, se procederá a organizarle la tutela
ordinaria.
ART. 323.—Preferencia y forma de las actuaciones relativas a la constitución y ejercicio de la
tutela. Todo funcionario tiene el deber indeclinable de dar preferente atención al despacho de las
gestiones conducentes a la constitución y ejercicio de la tutela.
La promoción, diligencias y actuaciones se harán en papel común y sin estampillas.
Del mismo modo se expedirán las copias certificadas de partidas de nacimiento, matrimonio y
defunción y de cualesquiera otros actos que sean necesarios, todas las cuales pedirá de oficio el
Juez que conozca de la tutela, y ordenará hacer las publicaciones e inscripciones en el Registro
respectivo.
En ningún caso podrá cobrarse emolumento alguno ni aceptarse remuneración.
A los infractores de esta disposición se les seguirá el juicio penal correspondiente.
SECCIÓN II
Del Consejo de la Tutela
ART. 324.—Constitución de un consejo de tutela. Objeto. En todos los casos determinados por
la ley, o en que según este Código necesite el tutor obtener autorización judicial, el Tribunal oirá
la opinión de un Consejo, compuesto de cuatro personas, que se constituirá permanentemente
para cada tutela por todo el tiempo que ésta dure.
Conc.: C.P.C., art. 906.
ART. 325.—Composición del consejo de tutela. Para componer el Consejo el Juez nombrará
cuatro de los parientes más cercanos del menor que se encuentren en el lugar. Si hubieren
próximos parientes en ambas líneas, se escogerán los cuatro de una y otra, siempre que fueren
del mismo grado; y, a falta de aquéllos, el Tribunal designará personas de mayor edad que gocen
de buen concepto público, prefiriendo, en igualdad de circunstancias, a los relacionados y amigos
habituales de la familia del menor.
La falta de alguno de los miembros del Consejo, será suplida por designación que hará el Juez
según el caso.
No se designarán parientes de un grado, sino cuando en el que le precede no haya número
suficiente de parientes para constituir el Consejo. Pero el Juez designará libremente los
miembros que han de constituir aquél si no se conocieren parientes al menor, o si éstos fueren de
un grado más lejano que el tercero.
Conc.: C.P.C., art. 906.
ART. 326.—Constitución del consejo por personas designadas en testamento. Si el padre y la
madre del menor que ejerzan la patria potestad, hubieren designado en su testamento o por
escritura pública personas para constituir el Consejo de Tutela, el Juez hará su constitución con
cuatro de ellas, o cuando falten o estén impedidas, hará la escogencia entre las otras.
En defecto de éstas, procederá de la manera expresada en el artículo anterior.
Conc.: C.P.C., art. 906.
ART. 327.—Obligatoriedad del cargo. El cargo de miembro del Consejo de Tutela es
obligatorio. También lo es la asistencia personal a las sesiones. Sin embargo, el Juez, en ambos
casos, por razón de la distancia u otros motivos justos, podrá excusar a las personas que así lo
solicitasen.
ART. 328.—Oportunidad para consultar al Consejo de Tutela. La consulta al Consejo de Tutela
se hará después que el asunto esté sustanciado, dándosele conocimiento de lo actuado; pero,
puede el Consejo pedir al Juez que inquiera otras pruebas, o mande a ampliar las producidas, si
las habidas las encontrare insuficientes para emitir su opinión.
Conc.: C.P.C., art. 907.
ART. 329.—Opinión del Consejo de Tutela. Motivación. La opinión del Consejo de Tutela será
motivada, sin ser retardada por un tiempo mayor de cinco días después de la convocación de
todos sus miembros o de la fecha en que recibiera el nuevo recaudo. En todo caso, es potestativo
del Juez prorrogar prudencialmente dicho lapso sin excederse de treinta días.
ART. 330.—Sustitución de los miembros del Consejo de Tutela. Cuando algún miembro del
Consejo de Tutela tuviere interés en el asunto sobre el cual ha de opinar, o sepa que lo tuvieren
sus parientes por consanguinidad en cualquier grado en la línea recta y en la colateral hasta el
cuarto grado inclusive, o por afinidad hasta el segundo, también inclusive, lo manifestará para
que se le sustituya con otro hábil; pero no obstante la sustitución, puede ser oído si el Consejo lo
estimare conveniente.
ART. 331.—Gratuidad de las funciones de los miembros. Las funciones de los miembros del
Consejo de Tutela son gratuitas, salvo que por testamento o escritura pública del padre o de la
madre que ejerciere la patria potestad, se les señalare alguna retribución.
ART. 332.—Multas por contravención de deberes. Los miembros del Consejo de Tutela que
contravinieren a sus deberes legales, se penarán con multas hasta de cien bolívares que les
impondrá el Juez.
ART. 333.—Notificación al protutor. Cada vez que haya de convocarse al Consejo para oír su
opinión respecto a algún asunto, se notificará al protutor, el cual podrá asistir a sus sesiones, pero
sin derecho a votar.
ART. 334.—Opinión del Consejo respecto a un acto de disposición. Cuando sea menester oír la
opinión del Consejo de Tutela respecto a un acto de disposición, el Juez oirá previamente al
menor si éste ha cumplido ya la edad de quince años y se encontrare en el país. También podrá
ser oído por el Consejo, si éste así lo determinare para emitir su opinión.
SECCIÓN III
Del protutor
ART. 335.—Nombramiento de protutor. Cuando el padre y la madre no hubieren hecho uso de la
facultad que les confiere el artículo 307, o si hubiere caducado el nombramiento, el Juez,
nombrará protutor según el procedimiento establecido en el artículo 309. También designará en
cada caso, la persona que haya de llenar las faltas accidentales del protutor.
Conc.: arts. 307, 309.
ART. 336.—Promoción de nombramiento de protutor por el tutor. El tutor no podrá entrar en el
ejercicio de la tutela si no hay protutor; y no habiéndolo, el tutor deberá promover
inmediatamente su nombramiento.
Si el tutor contraviniere a esta disposición podrá ser removido, y siempre quedará obligado al
resarcimiento de los daños y perjuicios.
ART. 337.—Obligaciones de protutor. El protutor obra por el menor y lo representa en los casos
en que sus intereses estén en oposición con los del tutor; y está obligado:
1º A vigilar la conducta del tutor y poner en conocimiento del Tribunal cuanto crea que pueda ser
dañoso al menor en su educación y en sus intereses.
2º A solicitar del Juez competente el nombramiento de otro tutor, siempre que la tutela quede
vacante o abandonada; y entretanto representa al menor y puede ejecutar todos los actos
conservatorios y de administración que no admitan retardo.
Conc.: C.P.C., art. 909.
ART. 338.—Cese y reelección del protutor. El protutor cesa con el nombramiento de un nuevo
tutor, pero el Juez puede reelegirlo.
SECCIÓN IV
De las personas inhábiles para ser tutores, protutores, curadores y miembros del Consejo de
Tutela, y de su remoción
ART. 339.—Personas que no pueden obtener los cargos. No pueden obtener estos cargos:
1º Los que no tengan la libre administración de sus bienes.
2º Los que carecen de domicilio y no tienen residencia fija.
3º Los que hayan sido removidos de una tutela o privados de la patria potestad sobre sus hijos.
4º Los que hayan sido condenados a alguna pena que lleve consigo inhabilitación o interdicción.
5º Los que no tengan oficio o modo de vivir conocido, o sean notoriamente de mala conducta.
6º Los que tengan o se hallen en circunstancias de tener, o cuyo padre, madre o descendientes, o
cónyuge, tengan o se hallen en circunstancias de tener con el menor un pleito en que se ponga en
peligro el estado civil del menor o una parte de sus bienes.
7º Los Jueces de Primera Instancia en lo Civil y los Jueces de Menores, cuando el menor o sus
bienes estén en el territorio de su jurisdicción.
8º Los adictos alcohólicos y los fármaco-dependientes habituales.
9º Los excluidos expresamente por los progenitores en ejercicio de la patria potestad.
Conc.: C.P.C., art. 143.
ART. 340.—Motivos de remoción de cargos. Serán removidos de la tutela y condenados a la
indemnización de perjuicios:
1º Los que no hayan asegurado las resultas de su administración de la manera prevenida en este
Código.
2º Los que no hayan hecho el inventario en el tiempo y forma prevenidos por la ley o no lo hayan
verificado con fidelidad.
3º Los que se condujeren mal en la tutela respecto de la persona del menor, o en la
administración de sus bienes.
4º Los que se negaren a presentar el estado anual de que trata el artículo 377 o en cualquier
tiempo en que el Tribunal lo exija, o que de cualquier manera evadieren la presentación.
5º Los inhábiles, desde que sobrevenga o se averigüe su incapacidad o mala conducta.
6º Los que hayan sido condenados a pena corporal.
7º Los fallidos culpables o fraudulentos.
8º Los que hayan abandonado la tutela.
Conc.: art. 377.
C.Co., art. 939; C.P.C., art. 731.
ART. 341.—Modo de decretar la remoción. La remoción se decretará en virtud de juicio
ordinario seguido por ante el Juez de Primera Instancia, a promoción de cualquier pariente del
menor dentro del cuarto grado de consanguinidad, del Síndico Procurador Municipal y aun de
oficio. En este último caso, se nombrará al menor un tutor interino de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 313, si lo creyere conveniente el Consejo de Tutela, a quien consultará el
Juez.
Conc.: art. 313.
SECCIÓN V
De las excusas
ART. 342.—Personas que pueden excusarse de la tutela y la protutela. Podrán excusarse de la
tutela y la protutela:
1º Los militares en servicio activo y los ministros de cualquier culto.
2º Los que tengan bajo su potestad tres o más hijos.
3º Los que fueran tan pobres que no puedan atender a la tutela sin menoscabo de su subsistencia.
4º Los que por el mal estado habitual de su salud no pudieran atender el cargo.
5º El tutor o curador de otra persona.
6º Los que no sepan leer y escribir.
7º Los impedidos.
ART. 343.—Renuncia a la exención de ley. El que teniendo excusa legítima admite la tutela o
protutela, se entiende que renuncia a la exención que le concede la Ley.
ART. 344.—Proposición de excusas. Las excusas deben proponerse ante el Juez de Primera
Instancia.
ART. 345.—Oportunidad para proponer la excusa. Las excusas deben proponerse dentro de tres
días después de la notificación del nombramiento, más el término de la distancia computado de
acuerdo con el Código de Procedimiento Civil, si el nombrado no estuviere presente. Respecto
del tutor legítimo, los tres días correrán desde que tenga conocimiento del hecho que motiva su
encargo.
ART. 346.—Decisión del juez sobre la excusa. El Juez de Primera Instancia, previa
comprobación de la causa alegada, con intervención del tutor interino que nombrará, y previo
dictamen favorable del Consejo de Tutela, podrá aceptar la excusa presentada por el tutor o
protutor o suplente de éste; y con los mismos requisitos podrá aceptar en todo tiempo la renuncia
de ellos.
Si el fallo fuere negativo, el interesado podrá apelar. Contra la decisión del Superior no habrá
recurso.
Conc.: C.P.C., art. 906.
SECCIÓN VI
Del ejercicio de la tutela
ART. 347.—Alcance del ejercicio de la tutela. El tutor tiene la guarda de la persona del menor,
es su representante legal, y administra sus bienes.
ART. 348.—Lugar de crianza y educación del menor. Cuando el tutor no sea abuelo o abuela, el
Tribunal, consultando previamente al Consejo de Tutela y oyendo al menor, si tuviere más de
diez años, determinará el lugar en que deba ser criado éste y la educación que deba dársele. Si la
determinación del Tribunal no fuere conforme con la opinión del Consejo, se remitirán las
diligencias al Superior para que decida, cumpliéndose mientras tanto lo determinado por el
Tribunal.
ART. 349.—Obediencia al tutor. El menor obedecerá al tutor y éste podrá corregirlo
moderadamente.
Si no bastare la corrección moderada, el tutor deberá ponerlo en conocimiento del Juez de
Parroquia o Municipio, donde no residiere el Juez de Primera Instancia, y se procederá en
conformidad con el artículo 266.
Conc.: art. 266.
ART. 350.—Abuso de autoridad del tutor. Si el tutor abusare de su autoridad o faltare a sus
obligaciones, el menor podrá presentar sus quejas al protutor y también participarlo al Tribunal, a
fin de que se proceda a averiguar la verdad y a dictar las medidas legales conducentes.
ART. 351.—Formación de inventario. El tutor, dentro de diez días de estar en conocimiento de
su llamamiento, procederá a la formación del inventario de los bienes del menor, con la
intervención del Consejo de Tutela. El inventario deberá terminarse dentro de treinta días, pero el
Juez podrá prorrogar este término si las circunstancias lo exigieren.
Conc.: C.P.C., art. 906.
ART. 352.—Personas que harán el inventario. El inventario lo harán el tutor, el protutor y los
miembros del Consejo de Tutela, sin necesidad de asistencia del Juez. Si hubiere que inventariar
bienes situados en distintos lugares, el Tribunal dará comisión al Juez local para que constituya
un Consejo Auxiliar de Tutela y reciba y envíe el inventario formado.
ART. 353.—Contenido del inventario. El inventario debe indicar los muebles, créditos, deudas,
escrituras, papeles y notas relativas a la situación activa y pasiva del menor, y designar también
los inmuebles. La estimación de los muebles y la descripción del estado de los inmuebles y su
valor, por lo menos aproximado, se harán en todo caso.
ART. 354.—Inventario de los establecimientos de comercio o industria. Si hubiere en el
patrimonio del menor establecimientos de comercio o industria, se procederá a su inventario,
según las formas usuales, con intervención de las demás personas que el Consejo de Tutela crea
conveniente llamar.
Conc.: C.Co., art. 13.
ART. 355.—Consignación del inventario. El inventario se consignará en el Tribunal que ejerce
la jurisdicción ordinaria, o en el comisionado, por las personas encargadas de formarlo, quienes
jurarán haberlo practicado con exactitud, haciéndose constar esta circunstancia.
ART. 356.—Responsabilidad solidaria por omisiones o faltas. Toda omisión o falta cometida por
el tutor, protutor y miembro del Consejo de Tutela, o por las personas llamadas a hacer sus
veces, respecto a las obligaciones que les imponen los cuatro artículos precedentes, hace
responsables solidarios a quienes cometieran esa falta u omisión, de los perjuicios que se
ocasionen al menor.
ART. 357.—Coerción de los jueces a los tutores, protutores y miembros del Consejo a cumplir
con las obligaciones. Los respectivos Jueces de Primera Instancia, de Departamento, de Distrito
y de Parroquia o Municipio, cada uno en su caso, obligarán a los tutores, protutores y miembros
del Consejo de Tutela, a cumplir con los deberes que les imponen los artículos 351, 352, 353,
354 y 355, bajo multas no menores de cien bolívares por cada falta. La autoridad que sea remisa
en el cumplimiento de este deber, será responsable de los perjuicios.
Conc.: arts. 351, 352, 353, 354, 355.
ART. 358.—Inscripción en el inventario de los créditos. El tutor está obligado a inscribir en el
inventario el crédito que tuviere en contra o en favor del menor; y si a sabiendas no lo
inscribiere, será removido.
ART. 359.—Inventario de bienes adquiridos con posterioridad. Los bienes que el menor
adquiera después, se inventariarán con las mismas formalidades.
Conc.: C.P.C., art. 923.
ART. 360.—Caución. Concluido el inventario, el tutor que no sea abuelo o abuela, debe dar
caución real o personal.
El Juez determinará la cantidad por la cual se ha de dar la caución.
Para constituir la caución real deberá el Tribunal hacer acreditar la propiedad y suficiencia de la
finca, expresándose los gravámenes que tenga; y para constituir la caución personal, deberá
hacer acreditar que quien ofrece la fianza reúne los requisitos legales.
Cuando el tutor no ofreciere otro género de caución, el Consejo de Tutela determinará los bienes
de aquél sobre los cuales se debe constituir la hipoteca; y si, en el mismo caso, no tuviere el tutor
bienes suficientes, se procederá al nombramiento de otro.
Conc.: C.P.C., art. 906.
ART. 361.—Aumento y sustitución de la caución. El Juez puede aumentar la caución ya exigida,
y, a solicitud del tutor, permitir la sustitución de ella por otra, con tal que no pueda resultar de
ello perjuicio alguno.
Conc.: C.P.C., art. 906.
ART. 362.—Fijación del máximum de gastos. Después de hecho el inventario de los bienes el
Tribunal, oyendo al Consejo de Tutela, fijará el máximum de gastos que deba hacer el tutor en la
manutención y educación del menor, teniendo para ello presente la posición y circunstancias del
último y principalmente la renta líquida de su fortuna. Podrá alterarse esa fijación, según las
circunstancias, oyendo siempre al Consejo de Tutela.
Si después de prolijo examen, el Consejo lo creyere equitativo y el Tribunal lo encontrare
suficientemente justificado, podrá acordarse la compensación de frutos por alimentos.
Conc.: C.P.C., art. 906.
ART. 363.—Aviso de recibo de cantidades. Al recibir el tutor las cantidades que se deban al
menor, lo avisará al protutor.
ART. 364.—Facultad del tutor de promover acciones en juicio. No puede el tutor, sin oír
previamente al protutor, promover acciones en juicio, con excepción de las posesorias o relativas
al cobro de frutos o rentas y de las que sean urgentes.
ART. 365.—Facultades del tutor, previa autorización judicial. El tutor no puede, sin autorización
judicial, tomar dinero a préstamo en ningún caso ni darlo sin garantía; dar prendas o hipotecas;
enajenar ni gravar los bienes inmuebles o muebles cualquiera que sea su valor; ceder o traspasar
créditos o documentos de créditos; adquirir bienes inmuebles o muebles, excepto para los objetos
necesarios a la economía doméstica o a la administración del patrimonio; dar ni tomar en
arrendamiento bienes raíces por tiempo determinado; obligarse a hacer ni a pagar mejoras;
repudiar herencias; aceptar donaciones o legados sujetos a gravámenes o condiciones; someter a
árbitros los pleitos ni transigirlos; convenir en las demandas ni desistir de ellas; ni llevar a cabo
particiones.
Son aplicables las disposiciones del artículo 267 a la promoción, sustanciación y despacho de las
autorizaciones judiciales necesarias a los tutores.
Conc.: art. 267.
ART. 366.—Obligación del tutor. Cuando en el patrimonio del menor existan títulos de deuda
pública, bonos, rentas o acciones al portador, de empresas civiles o comerciales, el tutor
procederá, con intervención del protutor, a convertirlos si fuere posible, en títulos nominativos a
favor del menor.
Conc.: C.Co., art. 13.
ART. 367.—Aceptación de herencia por el tutor. No podrá el tutor aceptar válidamente herencias
sino a beneficio de inventario, ni repudiar legados no sujetos a cargas ni condiciones.
ART. 368.—Colocación de fondos disponibles. El tutor procurará dar inmediatamente
colocación a los fondos disponibles del menor, y si dejare de hacerlo sin causa razonable, será
responsable del interés corriente en el mercado.
ART. 369.—Liquidación de negocios. Si en el patrimonio del menor se encontraren
establecimientos de comercio, industria o cría serán enajenados o liquidados por el tutor con
autorización del Juez. Podrán continuar los negocios de aquellos establecimientos si, a juicio del
Consejo de Tutela, fuere manifiestamente conveniente y lo aprobare el Tribunal.
Conc.: C.Co., art. 13; C.P.C., art. 906.
ART. 370.—Prohibiciones a los tutores y protutores. Ni el tutor ni el protutor pueden comprar
bienes del menor ni tomarlos en arrendamiento, ni hacerse cesionarios de créditos ni derechos
contra él.
Mientras ejerzan sus cargos, tampoco pueden adquirir de terceras personas los bienes del menor
que hubieren enajenado.
ART. 371.—Requerimientos para pedir la autorización judicial. Al pedir la autorización judicial
de que tratan los artículos anteriores, deberán comprobarse plenamente los hechos que
demuestren la evidente necesidad o utilidad del menor. Podrá el Juez pedir, además, los otros
datos que estime necesarios y aun exigir, cuando sea conducente, la presentación del inventario
de los bienes del menor y la demostración del estado actual de ellos.
ART. 372.—Autorización de venta de inmueble. Al autorizarse la venta de inmuebles, se
determinará si debe hacerse en pública subasta o por negociaciones privadas.
ART. 373.—Opinión del consejo de tutela para otorgar la autorización. El Juez no podrá otorgar
ninguna autorización sin oír previamente al Consejo de Tutela; y si la decisión del Juez no fuere
conforme con la opinión del Consejo, se remitirán las diligencias al Superior para que decida.
Conc.: C.P.C., art. 906.
ART. 374.—Contenido de la opinión del Consejo y de la autorización. Tanto la opinión del
Consejo como la autorización del Juez deberán concretarse a los puntos o estipulaciones cuyo
conjunto forma el acto o contrato que es materia de la resolución que se pide.
Conc.: C.P.C., art. 907.
ART. 375.—Remuneración del tutor. El Tribunal fijará la remuneración del tutor por la
administración de la tutela, no pudiendo exceder esta remuneración del quince por ciento de la
renta líquida.
SECCIÓN VII
De la rendición de las cuentas de la tutela
ART. 376.—Rendición de cuentas. Todo tutor está obligado a rendir cuentas, terminada su
administración.
Estas cuentas deben ser año por año, razonadas y comprobadas, con toda la claridad y precisión
necesarias.
ART. 377.—Informe anual sobre el estado de la administración. El tutor que no sea abuelo o
abuela del menor, debe presentar todos los años un estado de su administración al Tribunal, el
cual lo hará examinar por el Consejo de Tutela.
El Consejo de Tutela devolverá oportunamente con su informe dicho estado al Tribunal, quien
los mandará agregar al expediente de inventario, si no hubiere alguna observación importante
que hacer y, caso de que la hubiere, los pasará al protutor con lo actuado, para que promueva lo
que sea conducente, con arreglo a sus facultades.
Conc.: C.P.C., art. 906.
ART. 378.—Término prematuro de la administración. Cuando la administración del tutor
terminare antes de la mayor edad o de la emancipación del menor, las cuentas de la
administración se rendirán al nuevo tutor con intervención del protutor. Para que la aprobación
dada por éstos sea definitiva, debe ser confirmada por el Juez, oído el Consejo.
Conc.: C.P.C., art. 906.
ART. 379.—Término para rendir cuentas. El tutor rendirá las cuentas en el término de dos
meses, contados desde el día en que termine la tutela.
Las cuentas deben rendirse en el lugar donde se ha administrado la tutela, y los gastos de su
examen serán a cargo del menor; pero, en caso necesario, deberá avanzarlos el tutor, a reserva de
que se les reembolsen.
ART. 380.—Rendición de cuentas al pupilo. Si la tutela terminare por mayoridad del pupilo, las
cuentas deberán rendirse a él mismo; pero, el tutor no queda válidamente libre, si aquél no ha
sido asistido en el examen de la cuenta por el protutor, y, a falta de éste, por otra persona que
escogerá el Tribunal de entre cinco, capaces para el cargo, propuestas por él mismo a quien se
rinden las cuentas. No puede celebrarse ningún arreglo o convenio entre el tutor y el menor
llegado a la mayoridad antes de la aprobación definitiva de las cuentas de la tutela.
ART. 381.—Prescripción de las acciones derivadas de la tutela. Las acciones del menor contra el
tutor y el protutor y las del tutor contra el menor, relativas a la tutela, se prescriben por diez años
a contar desde el día en que cesó aquélla, sin perjuicio de las disposiciones sobre interrupción y
suspensión del curso de la prescripción.
La prescripción establecida en este artículo no se aplica a la acción en pago del saldo resultante
de la cuenta definitiva.
CAPÍTULO II
De la emancipación
ART. 382.—Emancipación de derecho. El matrimonio produce de derecho la emancipación. La
disolución del matrimonio no la extingue. Si el matrimonio fuese anulado, la emancipación se
extingue para el contrayente de mala fe, desde el día que la sentencia de nulidad pase en
autoridad de cosa juzgada.
Conc.: C.Co., art. 11.
ART. 383.—Efectos de la emancipación. Alcance. La emancipación confiere al menor la
capacidad de realizar por sí solo actos de simple administración. Para cualquier acto que exceda
de la simple administración, requerirá autorización del Juez competente.
Para estar en juicio y para los actos de jurisdicción voluntaria, el emancipado deberá estar
asistido por uno de los progenitores que ejercería la patria potestad y a falta de ellos, por un
curador especial que el mismo menor nombrará con la aprobación del Juez.
Conc.: C.Co., art. 11; C.P.C., art. 911.
ART. 384.—Rendición de cuentas al emancipado. Las cuentas de la administración de los bienes
del menor, anterior a la emancipación, se rendirán al emancipado, asistido de conformidad con lo
dispuesto en el artículo anterior. Si la asistencia al emancipado corresponde al que ha de rendir
las cuentas, el menor nombrará un curador especial con aprobación judicial.
Conc.: C.Co., art. 11.
ART. 385.—Nombramiento de curador especial al emancipado. En todo caso de oposición de
intereses entre el menor emancipado y quien debe asistirlo de conformidad con el artículo 384,
aquél nombrará, con la aprobación del Juez competente, un curador especial.
Conc.: art. 384.
C.Co., art. 11.
ART. 386.—Legitimados para solicitar la nulidad de actos. La nulidad de los actos ejecutados en
contravención a las disposiciones de este Título, relativas al interés del menor, puede oponerse
por el representante del menor, por éste, o por sus herederos o causahabientes.
Conc.: C.Co., art. 11.
NOTA: Los artículos 387 a 392 del presente Código Civil, se encuentran derogados.
TÍTULO X
De la interdicción y de la inhabilitación
CAPÍTULO I
De la interdicción
ART. 393.—Personas sometidas a interdicción. El mayor de edad y el menor emancipado que se
encuentren en estado habitual de defecto intelectual que los haga incapaces de proveer a sus
propios intereses, serán sometidos a interdicción, aunque tengan intervalos lúcidos.
Conc.: C.P.C., art. 733.
ART. 394.—Interdicción del menor no emancipado. El menor no emancipado puede ser
sometido a interdicción en el último año de su menor edad.
Conc.: C.P.C., art. 733.
ART. 395.—Legitimados para promover la interdicción. Pueden promover la interdicción: el
cónyuge, cualquier pariente del incapaz, el Síndico Procurador Municipal y cualquier persona a
quien le interese. El Juez puede promoverla de oficio.
Conc.: C.P.C., art. 11.
ART. 396.—Interrogatorio previo al decreto de interdicción. La interdicción no se declarará sin
haberse interrogado a la persona de quien se trate, y oído a cuatro de sus parientes inmediatos, y
en defecto de éstos, amigos de su familia.
Después del interrogatorio podrá el Juez decretar la interdicción provisional y nombrar un tutor
interino.
Conc.: C.P.C., art. 733.
ART. 397.—Tutela del entredicho. El entredicho queda bajo tutela y las disposiciones relativas a
la tutela de los menores son comunes a la de los entredichos, en cuanto sean adaptables a la
naturaleza de ésta.
Conc.: C.P.C., art. 726.
ART. 398.—Tutor del cónyuge entredicho. El cónyuge mayor de edad y no separado legalmente
de bienes, es de derecho tutor de su cónyuge entredicho. A falta del cónyuge, o cuando éste se
halle impedido, el padre y la madre, acordarán con aprobación del Juez, cuál de ellos ejercerá la
tutela del entredicho.
Conc.: C.P.C., art. 734.
ART. 399.—Nombramiento del tutor del entredicho. A falta de cónyuge, de padre y madre o
cuando éstos estuvieren impedidos, el Juez nombrará tutor del modo previsto en el artículo 309,
a menos que el padre y la madre hayan nombrado tutor por testamento o por escritura pública
previniendo el caso de interdicción del hijo.
Conc.: art. 309.
C.P.C., art. 734.
ART. 400.—Discernimiento para ejercer el cargo de tutor. Exceptuados. El cónyuge, el padre y
la madre no necesitan discernimiento para ejercer el cargo de tutores, ni están obligados a prestar
caución ni a presentar los estados anuales a que se refiere el artículo 377.
Conc.: art. 377.
C.P.C., art. 734.
ART. 401.—Obligación principal del tutor. La primera obligación del tutor será cuidar de que el
incapaz adquiera o recobre su capacidad, y a este objeto se han de aplicar principalmente los
productos de los bienes.
El Juez, con conocimiento de causa, decidirá si el incapaz debe ser cuidado en su casa o en otro
lugar; pero no intervendrá cuando el tutor sea el padre o la madre del incapaz.
Conc.: C.P.C., art. 734.
ART. 402.—Límite de la tutela del entredicho. Nadie estará obligado a continuar en la tutela del
entredicho por más de diez años, con excepción de los cónyuges, ascendientes o descendientes.
Conc.: C.P.C., art. 734.
ART. 403.—Inicio de la interdicción. La interdicción surte efecto desde el día del decreto de
interdicción provisional.
Conc.: C.Co., art. 416; C.P.C., art. 141.
ART. 404.—Legitimados para intentar la anulación de los actos den entredicho. Sólo el tutor, el
rehabilitado y los herederos o causahabientes de éste, pueden intentar la anulación de los actos
ejecutados por el entredicho.
Conc.: C.Co., art. 416; C.P.C., art. 141.
ART. 405.—Anulabilidad de los actos anteriores a la interdicción. Los actos anteriores a la
interdicción se podrán anular, si se probare de una manera evidente que la causa de la
interdicción existía en el momento de la celebración de dichos actos, o siempre que la naturaleza
del contrato, el grave perjuicio que resulte o pueda resultar de él al entredicho, o cualquier otra
circunstancia, demuestren la mala fe de aquel que contrató con el entredicho.
Conc.: C.Co., art. 416; C.P.C., art. 141.
ART. 406.—Impugnación de los actos después de la muerte. Después de la muerte de una
persona, sus actos no podrán impugnarse por defecto de sus facultades intelectuales, sino cuando
la interdicción se hubiere promovido antes de su muerte, o cuando la prueba de la enajenación
mental resulte del acto mismo que se impugne.
Conc.: C.P.C., art. 734.
ART. 407.—Revocación de la interdicción. Se revocará la interdicción a instancia de los
parientes, del cónyuge, del mismo entredicho, del Síndico Procurador Municipal o de oficio,
cuando se pruebe que ha cesado la causa que dio lugar a ella.
Conc.: C.P.C., art. 142.
ART. 408.—Entredicho por condena penal. El entredicho por condenación penal queda sometido
a tutela, la cual se regirá por las disposiciones de este Capítulo, en cuanto sean aplicables.
Conc.: C.P.C., art. 734.
CAPÍTULO II
De la inhabilitación
ART. 409.—Declaración de inhábil. Causas. El débil de entendimiento cuyo estado no sea tan
grave que dé lugar a la interdicción, y el pródigo, podrán ser declarados por el Juez de Primera
Instancia inhábiles para estar en juicio, celebrar transacciones, dar ni tomar a préstamo, percibir
sus créditos, dar liberaciones, enajenar o gravar sus bienes, o para ejecutar cualquiera otro acto
que exceda de la simple administración, sin la asistencia de un curador que nombrará dicho Juez
de la misma manera que da tutor a los menores. La prohibición podrá extenderse hasta no
permitir actos de simple administración sin la intervención del curador, cuando sea necesaria esta
medida.
La inhabilitación podrá promoverse por los mismos que tienen derecho a pedir la interdicción.
Conc.: C.Co., art. 15.
ART. 410.—Inhábiles de derecho. El sordomudo, el ciego de nacimiento, o el que hubiere
cegado durante la infancia, llegados a la mayor edad, quedarán sometidos de derecho a la misma
incapacidad, a menos que el Tribunal los haya declarado hábiles para manejar sus negocios.
Conc.: C.Co., art. 15.
ART. 411.—Anulación de los actos del inhabilitado. La anulación de los actos ejecutados por el
inhabilitado sin asistencia del curador, no podrá intentarse sino por éste, por el mismo
inhabilitado o por sus herederos o causahabientes.
Conc.: C.Co., art. 14.
ART. 412.—Revocación de la inhabilitación. La inhabilitación se revocará como la interdicción,
cuando haya cesado la causa que la motivó.
Conc.: C.Co., art. 15; C.P.C., art. 142.
TÍTULO XI
De los actos que deben registrarse y publicarse en materia de tutelas, curatelas, emancipación,
interdicción e inhabilitación
ART. 413.—Registro de los discernimientos. Los discernimientos del cargo de tutor o curador
deberán protocolizarse en el Registro Público de la jurisdicción del domicilio del menor o del
entredicho para el momento de la apertura de la tutela o curatela, dentro de quince días a contar
desde que el nombrado entre en ejercicio de sus funciones.
El discernimiento debe contener:
1º El nombre, apellido, edad y domicilio de la persona sujeta a la tutela o curatela; y
2º El nombre, apellido, edad y domicilio del tutor y protutor, o del curador; debe hacerse
mención del título que confiera la cualidad de tutor, protutor o curador y de que han sido
cumplidas todas las formalidades legales para el ejercicio del cargo.
ART. 414.—Registro del decreto de interdicción. También se registrarán el decreto de
interdicción provisional y la sentencia firme que declare la interdicción definitiva; el decreto de
inhabilitación; y las sentencias que revoquen la interdicción, la inhabilitación o la emancipación.
De tales revocaciones se tomará nota al margen del respectivo discernimiento.
Conc.: C.P.C., art. 734.
ART. 415.—Publicación de los decretos. Los decretos judiciales relativos a los nombramientos
de tutor y protutor, y los demás actos a que se contraen los artículos anteriores, se publicarán por
la prensa, dentro de los quince días después de su fecha.
ART. 416.—Control de los jueces. Los Jueces de Primera Instancia velarán por el cumplimiento
de las disposiciones del presente Título. Al efecto, exigirán que se lleven al respectivo
expediente la constancia de haberse efectuado el registro y la publicación, imponiendo, como
única sanción, multas hasta de quinientos bolívares a los infractores.
TÍTULO XII
De los no presentes y de los ausentes
CAPÍTULO I
De los no presentes
ART. 417.—Defensa del demandado no presente en el país. Cuando sea demandada una persona
no presente en el país y cuya existencia no esté en duda, se le nombrará defensor, si no tuviere
quien legalmente la represente.
Lo mismo se hará cuando haya de practicarse alguna diligencia judicial o extrajudicial para la
cual sea impretermitible la citación o representación del no presente.
El defensor no podrá convenir en la demanda ni transigir si no obtuviere el dictamen favorable y
conforme de dos asesores, de notoria competencia y probidad que, para estos casos, nombrará el
Tribunal de Primera Instancia de la jurisdicción en donde curse el asunto, a petición del defensor.
Conc.: C.P.C., art. 154.
CAPÍTULO II
De los ausentes
SECCIÓN I
De la presunción de ausencia y de sus efectos
ART. 418.—Presunción de ausencia. La persona que haya desaparecido de su último domicilio o
de su última residencia, y de quien no se tengan noticias, se presume ausente.
ART. 419.—Designación de representante del ausente presunto. Mientras la ausencia es
solamente presunta, el Juez del último domicilio o de la última residencia del ausente, si no ha
dejado apoderado, puede, a instancia de los interesados o de los herederos presuntos, nombrar
quien represente al ausente en juicio, en la formación de inventarios o cuentas, o en las
liquidaciones y particiones en que el ausente tenga interés; y dictar cualesquiera otras
providencias necesarias a la conservación de su patrimonio.
Las facultades del representante en juicio serán las mismas atribuidas al defensor del no presente
en el artículo 417.
Si existe apoderado, el Juez proveerá únicamente a los actos para los cuales dicho apoderado no
tenga facultad y se la dará a éste si no encontrare motivo que se oponga.
Para el nombramiento de representante se preferirá al cónyuge no separado legalmente, salvo
motivos graves que apreciará el Juez.
Conc.: art. 417.
ART. 420.—Patria potestad en caso de ausencia presunta de uno de los padres. Desde que ocurra
presunción de ausencia de uno de los padres, el otro ejercerá la patria potestad, y si éste ha
fallecido, o estuviere en la imposibilidad de ejercerla, se abrirá la tutela.
SECCIÓN II
De la declaración de ausencia
ART. 421.—Solicitud de declaración de ausencia. Después de dos años de ausencia presunta o
de tres, si el ausente ha dejado mandatario para la administración de sus bienes, los presuntos
herederos ab-intestato y contradictoriamente con ellos los herederos testamentarios, y quien
tenga sobre los bienes del ausente derechos que dependan de su muerte, pueden pedir al Tribunal
que declare la ausencia.
ART. 422.—Emplazamiento del presunto ausente. Acreditados los hechos que expresa el artículo
anterior, el Juzgado ordenará que se emplace a la persona de cuya ausencia se trata para que
comparezca o dé aviso, en forma auténtica, de su existencia, en el lapso de tres meses. Este
emplazamiento se hará por medio de publicación en un periódico, repetida cada quince días
durante el lapso de comparecencia.
ART. 423.—Nombramiento del defensor. Si transcurrido el lapso de la citación, no comparece el
ausente ni por sí ni por apoderado, ni da aviso en forma auténtica, de su existencia, el Juzgado le
nombrará un defensor con quien se seguirá juicio ordinario sobre la declaración de ausencia.
ART. 424.—Terminación del procedimiento. En cualquier estado del juicio, se le declarará
terminado al comparecer el citado u obtenerse en forma auténtica noticia de su existencia.
La sentencia que cause ejecutoria se publicará también en un periódico.
ART. 425.—Intervención del cónyuge del ausente presunte. El cónyuge podrá contradecir, en el
juicio a que se refiere esta Sección, la solicitud sobre declaración de ausencia del otro cónyuge.
SECCIÓN III
De los efectos de la declaración de ausencia
ART. 426.—Efecto de la declaratoria de ausencia. Ejecutoriada la sentencia que declare la
ausencia, el Tribunal, a solicitud de cualquier interesado, ordenará la apertura de los actos de
última voluntad del ausente.
Los herederos del ausente, si éste hubiese muerto el día de las últimas noticias de su existencia, o
los herederos de aquéllos, pueden pedir al Juez la posesión provisional de los bienes.
También todos los que tengan sobre los bienes del ausente derechos que dependan de la
condición de su muerte, pueden pedir, contradictoriamente con los herederos, que se les acuerde
el ejercicio provisional de esos derechos.
Ni a los herederos ni a las demás personas precedentemente indicadas, se les pondrá en posesión
de los bienes, ni en ejercicio de sus derechos eventuales, sino dando caución hipotecaria,
prendaria o fideyusoria, por una cantidad que fijará el Juez, o mediante cualesquiera otras
precauciones que estime convenientes en interés del ausente, si no se pudiere prestar la caución.
ART. 427.—Pensión alimentaria del cónyuge del ausente. El cónyuge del ausente, además de lo
que le corresponda por convenios de matrimonio y por sucesión, puede, en caso necesario,
obtener una pensión alimenticia, que se determinará por la condición de la familia y la cuantía
del patrimonio del ausente.
ART. 428.—Posesión provisional de los bienes del ausente. La posesión provisional da a los que
la obtienen y a sus sucesores, la administración de los bienes del ausente, el derecho de ejercer
en juicio las acciones que a éste competan y el goce de las rentas de sus bienes en la proporción
que se establece en el artículo siguiente.
ART. 429.—Formalidad para otorgar la posesión provisional. La posesión provisional deberá
darse por formal inventario; y los que la obtengan no podrán sin autorización judicial dada con
conocimiento de causa ejecutar ningún acto que traspase los límites de una simple
administración.
Los ascendientes, descendientes y el cónyuge, que tengan la posesión provisional, hacen suyo el
producto íntegro de las rentas de los bienes del ausente desde el día en que obtuvieron la
posesión.
Las demás personas harán suya la mitad de dichas rentas en los cinco primeros años, a contar
desde el día en que obtuvieron la posesión; y harán suyo el total de dichas rentas después de este
plazo.
El Juez acordará, si lo creyere conveniente, la venta en totalidad o en parte de los bienes
muebles, determinando el empleo que deba darse al precio para dejarlo asegurado, y cuidará de
que se cumpla esta determinación.
Conc.: C.P.C., art. 923.
ART. 430.—Exclusión del derecho de la posesión provisional. Si durante la posesión provisional
alguien prueba que al tiempo de las últimas noticias tenía un derecho superior o igual al del
poseedor actual, puede excluir a éste de la posesión o hacerse asociar a él; pero no tiene derecho
a los frutos, sino desde el día en que proponga demanda.
ART. 431.—Cese de los efectos de la declaración de ausencia. Si durante la posesión provisional
vuelve el ausente o se prueba su existencia, cesan los efectos de la declaración de ausencia,
salvo, si hay lugar, las garantías de conservación y administración del patrimonio a que se refiere
el artículo 419. Los poseedores provisionales de los bienes deben restituirlos con las rentas en la
proporción fijada en el artículo 429.
Conc.: arts. 419, 429.
ART. 432.—Apertura de la sucesión del ausente. Si durante la posesión provisional se descubre
de una manera cierta la época de la muerte del ausente, se abre la sucesión en favor de los que en
esa época eran sus herederos; y si fueren otros los que han gozado de los bienes, están obligados
a restituirlos con las rentas en la proporción fijada en el artículo 429.
Conc.: art. 429.
ART. 433.—Acciones contra el ausente. Después del decreto que acuerde la posesión
provisional, las acciones que competan contra el ausente se dirigirán contra los que hubieren
obtenido dicha posesión.
SECCIÓN IV
De la presunción de muerte y de sus efectos
ART. 434.—Declaración de presunción de muerte del ausente. Si la ausencia ha continuado por
espacio de diez años desde que fue declarada, o si han transcurrido cien años desde el nacimiento
del ausente, el Juez, a petición de cualquier interesado, declarará la presunción de muerte del
ausente, acordará la posesión definitiva de los bienes y la cesación de las garantías que se hayan
impuesto. Esta determinación se publicará por la imprenta.
ART. 435.—Partición y disposición de los bienes. Decretada la posesión definitiva, se podrá
proceder a la partición y a disponer libremente de los bienes.
ART. 436.—Efectos del regreso del ausente o de la prueba de su existencia. Si después de la
toma de posesión definitiva volviere el ausente o se probare su existencia, recobrará los bienes en
el estado en que se encuentren, y tendrá derecho a reclamar el precio de los que hayan sido
enajenados, si aún se debiere, o los bienes provenientes del empleo de este precio.
ART. 437.—Fecha cierta de la muerte del ausente. Efectos. Si después de la posesión definitiva
se descubriere de una manera cierta la época de la muerte del ausente, los que en esa época eran
sus herederos o legatarios, o hubiesen adquirido algún derecho a causa de su muerte, o sus
sucesores, podrán intentar las acciones que les competan, salvo los derechos que los poseedores
hayan adquirido por prescripción o por percepción de frutos de buena fe.
SECCIÓN V
De la presunción de muerte por accidente
ART. 438.—Presunción de muerte por accidente. Si una persona se ha encontrado en un
naufragio, incendio, terremoto, guerra u otro siniestro semejante, y a raíz de éste no se ha tenido
noticia de su existencia, se presume que ha muerto. Esta presunción será declarada por el Juez de
Primera Instancia del domicilio, a petición de cualquier presunto heredero ab-intestato o
testamentario, o de quienquiera que tenga acciones eventuales que dependan de la muerte de
aquella persona, previa la comprobación de los hechos.
La solicitud se publicará por la prensa durante tres meses, con intervalos de quince días por lo
menos. Pasado dicho período se procederá a la evacuación de las pruebas y a la declaración
consiguiente.
ART. 439.—Efectos de la presunción. Los efectos de la declaratoria a que se refiere el artículo
precedente, serán los mismos señalados en la Sección III de este Capítulo.
ART. 440.—Posesión definitiva de bienes. Pasados tres años, a contar desde la declaratoria a que
se refiere el artículo primero de esta Sección, el Tribunal, a petición de cualquier interesado,
acordará la posesión definitiva de los bienes y la cesación de las garantías que se hayan
impuesto.
SECCIÓN VI
De los efectos de la ausencia respecto de los derechos eventuales que competan al ausente
ART. 441.—Reclamación de derechos del ausente. No se admitirá la reclamación de ningún
derecho en nombre de una persona cuya existencia se ignore, si no se prueba que dicha persona
existía cuando el derecho tuvo nacimiento.
ART. 442.—Apertura de sucesión en caso de persona ausente. Si se abriere una sucesión a la
cual se llame en todo o en parte a una persona cuya existencia no conste, la sucesión pasará a los
que con esa persona hubiesen tenido derecho a concurrir, o a aquellos a quienes correspondería
dicha sucesión a falta suya, salvo el derecho de representación. En este caso se procederá
también a hacer inventario formal de los bienes.
Aquellos a quienes pasa la sucesión deben dar caución hipotecaria, prendaria o fideyusoria por la
cantidad que fije el Tribunal. Esta caución se cancelará transcurridos trece años desde las últimas
noticias del ausente, si no ha dejado mandatario para la administración de sus bienes, o diez y
seis, en caso de que lo haya dejado, o antes, si se cumplieren los cien años del nacimiento del
ausente.
Cuando no pueda darse la caución, el Tribunal tomará cualesquiera otras precauciones que
juzgue convenientes en interés del ausente, teniendo en consideración la calidad de las personas,
su grado de parentesco con el ausente y otras circunstancias.
ART. 443.—Acciones de petición de herencia. Las disposiciones de los dos artículos
precedentes, no perjudican las acciones de petición de herencia, ni los demás derechos que
correspondan al ausente, a sus representantes o causahabientes. Estos derechos no se extinguen si
no por la expiración del término fijado para la prescripción.
ART. 444.—Frutos de los bienes de la sucesión. Mientras el ausente no se presente o no se
intenten las acciones que le competan, los que hayan recibido los bienes de la sucesión harán
suyos los frutos percibidos de buena fe.
TÍTULO XIII
Del registro del estado civil
CAPÍTULO I
De las partidas en general
ART. 445.—Registro de partidas. Los nacimientos, matrimonios y defunciones se harán constar,
en la jurisdicción en que ocurran, en registros especialmente destinados a este objeto.
ART. 446.—Duplicidad de registros. La Primera Autoridad Civil de la Parroquia o Municipio
llevará por duplicado los registros de que trata el artículo anterior en tres libros, a saber: uno de
nacimientos, otro de matrimonios y el otro de defunciones.
ART. 447.—Libros del Registro Civil. En los primeros quince días del mes de diciembre de cada
año, los Concejos Municipales entregarán a la Primera Autoridad Civil de las Parroquias o
Municipios comprendidos en el territorio de su jurisdicción, los dos ejemplares de cada uno de
los tres libros a que se refiere el artículo anterior. Para los matrimonios que se celebren en el
Concejo Municipal o en presencia de los demás funcionarios autorizados para ello por el artículo
82, cada Concejo llevará un libro destinado a ese efecto y entregará otro a cada uno de dichos
funcionarios.
Todos los libros del Registro Civil reunirán las circunstancias siguientes:
1º. Estar en papel florete de orilla.
2º. Contener en las primeras hojas las disposiciones de este Código concernientes a las partidas
que se han de insertar y sus respectivos modelos.
3º. Estar todas sus hojas marcadas con el sello del Concejo Municipal.
4º. Llevar en la última hoja la constancia, firmada por el Presidente del Concejo, del número de
folios que contenga el libro, del objeto de éste y del año en que ha de emplearse.
Conc.: art. 82.
ART. 448.—Contenido de las partidas. Las partidas del estado civil deberán expresar el nombre
y apellido del funcionario que las autorice, con la mención del carácter con que actúa; el día, mes
y año en que se extiendan; el día, mes y año, la hora, si es posible, y la casa o sitio en que
acaeció o se celebró el acto que se registra; las circunstancias correspondientes a la clase de cada
acto; el nombre, apellido, edad, profesión y domicilio o residencia de las personas que figuren en
la partida, ya como partes, ya como declarantes del acto, ya como testigos; y los documentos
presentados. Deberá firmarlas el funcionario o la persona autorizada para el caso, y su Secretario,
con asistencia de dos testigos mayores de edad y vecinos de la Parroquia o del Municipio,
quienes podrán ser presentados por las partes, expresándose aquellas circunstancias.
Deberán firmarlas también las partes que comparezcan y puedan hacerlo, los declarantes, en sus
casos, y los testigos que sepan escribir, expresándose las causas por las cuales deje de firmar
cualquiera de los obligados a ello.
ART. 449.—Numeración de partidas. Las partidas se extenderán numerándolas sucesivamente
en los libros respectivos, con letra clara sin dejar espacios, salvándose especificadamente al final,
de la misma letra y antes de las firmas, toda palabra borrada, interlineada o enmendada.
No se podrán usar abreviaturas, ni guarismos, ni aun en las fechas.
ART. 450.—Lectura de las partidas. Toda partida deberá leerse a las partes y a los testigos,
expresándose al final de la misma haberse llenado esta formalidad.
ART. 451.—Prohibición de insertar. En ninguna partida se podrá insertar ni aun indicar, sino
únicamente lo que la ley misma exige.
ART. 452.—Firma de documentos. Los documentos o comprobantes que se presenten para
extender las partidas del registro, deberán ser firmados en el acto por la parte que los presenta y
por el funcionario del Registro Civil, y, en su caso, por la persona autorizada para presenciar el
matrimonio.
ART. 453.—Inserción en libros nuevos. Si después de cerrados los libros, el Jefe Civil recibe
partidas que debían insertarse en ellos, hará la inserción en los libros nuevos; y avisará
inmediatamente al Juez de Primera Instancia, a quien enviará en la misma oportunidad la partida
que sirvió de original.
ART. 454.—Realización del acto ante otra autoridad. Si por incomunicación, epidemia u otro
motivo semejante fuere notoria la dificultad de llegar al despacho de la autoridad competente, se
podrá efectuar el acto ante otra autoridad competente de la misma Parroquia o Municipio, y aun
de otra jurisdicción, haciéndose constar en el acta la causa por la cual no se ocurrió al
funcionario a quien correspondía autorizar el acto.
A este funcionario se pasará, de oficio, tan pronto como sea posible, copia certificada del acta, a
fin de que la inserte y certifique en los dos libros correspondientes.
ART. 455.—Aviso al juez d eprimera instancia. Los funcionarios que hayan autorizado cualquier
acto jurídico que se refiera a partidas constantes en los libros del Registro Civil, y que deba
insertarse o anotarse en ellos, darán aviso al Juez de Primera Instancia del lugar en que debe
hacerse la inserción o anotación.
ART. 456.—Expedición de certificaciones y copias. La Primera Autoridad Civil de la Parroquia
o Municipio, los demás funcionarios del estado civil y el Registrador, están obligados a mostrar
los libros y comprobantes a quien lo pidiere y a expedir las certificaciones y copias que se
soliciten, insertando en éstas necesariamente toda nota que apareciere al margen de la partida
original.
ART. 457.—Carácter auténtico de los actos. Los actos del estado civil registrado con las
formalidades preceptuadas en este Título, tendrán el carácter de auténticos respecto de los hechos
presenciados por la Autoridad.
Las declaraciones de los comparecientes, sobre hechos relativos al acto, se tendrán como ciertas
hasta prueba en contrario.
Las indicaciones extrañas al acto no tendrán ningún valor, salvo disposición especial.
ART. 458.—Suplencia del acta con pruebas. Si se han perdido o destruido en todo o en parte los
registros; si son ilegibles; si no se han llevado los registros de nacimiento o de defunción, o si en
estos mismos registros se han interrumpido u omitido los asientos, podrá suplirse el acta
respectiva con cualquiera especie de prueba. Las partidas eclesiásticas tendrán el valor de
presunciones.
La prueba supletoria será admisible, no sólo cuando se trate de nacimientos, matrimonios y
defunciones, sino también para acreditar todos los otros actos que deben inscribirse en los
registros del estado civil, cuando concurran respecto de estos actos las mismas circunstancias ya
previstas.
Si la falta, destrucción, inutilización total o parcial, o la interrupción de los registros proviene de
dolo del requirente, no se le admitirá la prueba autorizada por este artículo.
ART. 459.—Prueba de filiación para matrimonio. En el caso de que la prueba de la filiación sea
para proceder a la celebración del matrimonio, bastará una justificación de dos testigos sobre la
filiación, sin necesidad de ninguna búsqueda previa en el Registro de Nacimientos. En esta
justificación los testigos declararán no sólo la filiación, sino también, caso de no serles
absolutamente imposible, el lugar del nacimiento, su fecha aproximada, el domicilio o residencia
de los padres en aquel entonces, el domicilio o residencia actual, si vivieren, y las razones por las
cuales les consta cada hecho declarado. Las razones o motivos del conocimiento de los hechos
no debe consignarlos el interesado en su solicitud, sino que el Juez indagará todo eso con
preguntas adecuadas a los testigos y consignará fielmente las contestaciones de éstos.
Si uno siquiera de los declarantes no contestase satisfactoriamente a estas preguntas, por no
haber tenido conocimiento directo del nacimiento, se necesitarán por lo menos tres testigos
conformes sobre la notoriedad de la filiación.
En todos los demás casos, la prueba supletoria de las partidas o asientos del estado civil se hará
en conformidad con el procedimiento establecido en los artículos 505, 506 y 507 y tendrá los
efectos que allí se determinan.
Conc.: arts. 505, 506, 507.
ART. 460.—Formación de legajos. La Primera Autoridad Civil de las Parroquias o Municipios
formará legajos con todas las partidas y sentencias que reciba para ser insertadas y certificadas
en el libro del Registro Civil, y con los oficios que se le dirijan para que se estampen notas
marginales, lo enviará junto con los libros al Juez de Primera Instancia en lo Civil.
ART. 461.—Inspección de registros. Corresponde al Síndico Procurador Municipal ejercer las
funciones de inspeccionar los registros del estado civil de su jurisdicción. Este funcionario
cuidará, en visitas periódicas, semestralmente por lo menos, de que los asientos se lleven al día y
se hagan en debida forma; excitará al encargado de llevar los libros a remediar a la mayor
brevedad el atraso o descuidos que observe, y, caso de negligencia persistente, a pesar de la
excitación, lo comunicará al Concejo; examinará periódicamente la colección de los registros ya
archivados en la Oficina de origen, y, caso de hallar que falten en todo o en parte los de uno o
más años, se informará personalmente o por la vía telegráfica en la Oficina Principal de Registro
respectiva, si en ésta existe el duplicado de los ejemplares perdidos o destruidos, y, en caso
afirmativo, lo comunicará al Concejo a fin de que éste disponga lo necesario para que se obtenga
una copia certificada de dichos duplicados, destinada a llenar los vacíos aludidos.
Cuando la falta total o parcial se observe en las Oficinas Principales de Registro, el Registrador
solicitará copia certificada de esos ejemplares en la Oficina de origen.
ART. 462.—Rectificación o adición de un asiento. Extendido y firmado un asiento, no podrá ser
rectificado o adicionado, sino en virtud de sentencia judicial, salvo el caso de que estando
todavía presentes el declarante y testigos, alguno de éstos o el funcionario mismo, se dieren
cuenta de alguna inexactitud o de algún vacío, pues entonces podrá hacer la corrección o adición
inmediatamente después de las firmas, suscribiendo todos los intervinientes la modificación.
ART. 463.—Certificación de partidas, de archivos contenidos en iglesias. Los libros de las
Iglesias Parroquiales, correspondientes a los bautismos, matrimonios y defunciones, llevados por
los párrocos hasta el primero de enero de 1873, permanecerán en los archivos de las respectivas
Iglesias; pero las certificaciones de sus partidas, para efectos civiles, no podrán expedirse sino
por el Juez de Parroquia o Municipio.
CAPÍTULO II
Del registro de nacimientos y de los demás actos que deben constar en él
NOTA: El artículo 464 del presente Código Civil, fue derogado por la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente publicada en la Gaceta Oficial Nº 5.266 Extraordinario de
fecha 02 de octubre de 1998, la cual entró en vigencia el 01 de abril de 2000.
ART. 465.—Legitimado para hacer la declaración. La declaración del nacimiento debe hacerse
por el padre o por la madre, por sí o por mandatario especial de cualquiera de ellos; en su
defecto, por el médico cirujano, o por la partera, o por cualquiera otra persona que haya asistido
al parto, o por el jefe de la casa donde tuvo lugar el nacimiento.
La partida de nacimiento se extenderá inmediatamente después de la declaración.
ART. 466.—Contenido de la partida de nacimiento. La partida de nacimiento contendrá, además
de lo estatuido en el artículo 448, el sexo y nombre del recién nacido. Si el declarante no le da
nombre lo hará la autoridad civil ante quien se haga la declaración.
Si el parto fuere de gemelos, se mencionará esta circunstancia en cada una de las partidas que
deberán extenderse y se expresará el orden de los nacimientos.
Cuando no estuviere vivo el niño en el momento de hacerse la declaración de su nacimiento, la
autoridad civil lo expresará así, sin tener en cuenta la declaración de los comparecientes de haber
nacido vivo o muerto.
Se extenderá además, al mismo tiempo, la partida de defunción correspondiente, sin expresar si
nació o no con vida.
Conc.: art. 448.
ART. 467.—Identificación de los padres. Si el nacimiento proviene de matrimonio, la
declaración debe enunciar, además, el nombre y apellidos, cédula de identidad, la profesión y
domicilio del padre y de la madre.
ART. 468.—Nacimiento de unión no matrimonial. Desiganación del padre. Si el nacimiento
proviene de unión no matrimonial no se designará al padre en la partida, sino cuando haga la
presentación él mismo o por medio de mandatario auténticamente constituido; pero sí se
expresará el nombre y apellido de la madre, a menos que el presentante exponga que le está
prohibida esa mención, lo cual se hará constar en el acta.
Se expresará también la cédula de identidad, el domicilio y profesión del padre o de la madre que
aparezcan designados en el acta.
ART. 469.—Presentación de recién nacido abandonado. Quien encuentre un niño recién nacido,
dejado en lugar público o privado, lo presentará dentro de ocho (8) días a la primera Autoridad
Civil de la Parroquia o Municipio con los vestidos y demás objetos que se hallen con él y
declarará todas las circunstancias de tiempo y lugar en que los haya encontrado.
Se extenderá acta circunstanciada de la presentación, expresándose en ella, además de la edad
aparente del niño, su sexo, y el nombre y los apellidos que se le hayan dado.
Esta acta se extenderá en el registro de nacimientos.
ART. 470.—Nacimiento en el exterior. Trámite de la partida. Si un niño nace fuera de la
Parroquia o Municipio donde el padre y la madre tengan su domicilio, la Primera Autoridad Civil
de la Parroquia o Municipio que haya extendido la partida de nacimiento, remitirá dentro de diez
días una copia auténtica de ella a la Primera Autoridad Civil de aquella Parroquia o Municipio,
quien la insertará en los registros con la fecha del día en que se reciba la partida.
Si el nacimiento del niño tuviere lugar en el exterior, el funcionario Diplomático o Consular de la
República, que haya extendido la partida de nacimiento, remitirá lo más pronto que le fuere
posible, una copia auténtica de ella a la Primera Autoridad Civil de la Parroquia o Municipio de
la última residencia de los padres en Venezuela, y dicha Autoridad la insertará en los Registros
con la fecha del día en que se reciba la partida.
ART. 471.—Nacimiento en viaje de mar. Declaración. Si un niño nace durante un viaje de mar,
la declaración deberá hacerse dentro de veinticuatro horas ante el jefe, capitán o patrón del
buque, o ante quien haga sus veces, con las formalidades expresadas anteriormente.
En el primer puerto donde arribe el buque, si el puerto es extranjero y reside en él un Agente
Diplomático o Consular de la República, el jefe, capitán o patrón depositará en la oficina de
aquél copia auténtica de las partidas de nacimiento que haya extendido; y si el puerto es
nacional, el depósito de las partidas originales se hará ante la Primera Autoridad Civil del lugar.
Ambos funcionarios remitirán copia certificada de las partidas a la Primera Autoridad Civil de la
Parroquia o Municipio del domicilio de los padres del niño, para su inserción y certificación en
los libros del Registro respectivo.
ART. 472.—Reconocimiento del hijo con posterioridad al registro. El reconocimiento del hijo
hecho posteriormente al registro de la partida de nacimiento ante la primera Autoridad Civil de la
Parroquia o Municipio, se hará en los libros de registro de nacimientos, en acta que contendrá el
nombre, apellidos, cédula de identidad, edad, estado civil, profesión, domicilio de la persona o
personas que hacen el reconocimiento; el nombre del hijo y su apellido; el lugar de nacimiento,
la fecha de su presentación o la de su nacimiento; la manifestación del reconocimiento; la fecha
del acto, al cual concurrirán dos (2) testigos mayores de edad, vecinos de la Parroquia o
Municipio. Esta acta será firmada por el funcionario, los interesados, los testigos y el secretario.
Si el interesado o testigos no supieran o no pudieran firmar, así se hará constar.
El funcionario hará constar el reconocimiento al margen de la partida de nacimiento, si se
encontrara en su archivo; o lo oficiará para este fin a la Primera Autoridad Civil de la Parroquia o
Municipio donde se asentó aquella partida; y en uno y otro caso, oficiará igualmente del
reconocimiento al Registrador Principal en cuyo archivo se encuentre también la mencionada
partida, para que en ella se estampe la correspondiente nota marginal.
Igual anotación se hará del reconocimiento otorgado en un acta de matrimonio, en testamento o
cualquier documento auténtico y de los decretos de adopción. A este fin, el funcionario que
autorizó el acta dará aviso al correspondiente funcionario en cuyo archivo se encuentre el
duplicado del libro en que ha de estamparse la nota marginal.
El funcionario que no cumpliere con las obligaciones establecidas en este artículo, será
sancionado con una multa de cinco mil bolívares (Bs. 5.000).
ART. 473.—Registro bautismal. En los registros bautismales no podrá asentarse ninguna partida
de bautismo sin que se presente la certificación de haberse extendido la partida de nacimiento, o
a falta de ésta la prueba que la supla, todo de conformidad con lo establecido en este Capítulo y
en el anterior.
CAPÍTULO III
De las partidas de matrimonio
ART. 474.—Inserciones en el registro de matrimonio. En el Registro de Matrimonios, además de
las actas de los matrimonios correspondientes a la Parroquia o Municipio respectivo, extendidas
o insertadas en conformidad con lo dispuesto en el Título sobre el matrimonio, se insertarán las
copias que se expresan en los artículos 103 y 109 de este Código.
Conc.: arts. 103, 109.
ART. 475.—Inserción de sentencia. También se insertará la sentencia ejecutoriada que declare la
existencia, nulidad o disolución del matrimonio, anotándose al margen la partida
correspondiente.
Conc.: C.P.C., art. 753.
CAPÍTULO IV
De las partidas de defunción
ART. 476.—Inhumación de cadáver. Al cerciorarse la Primera Autoridad Civil de la Parroquia o
Municipio, de la muerte de una persona, dará orden para la inhumación del cadáver, la cual, en
ningún caso, dejará de cumplirse. Respecto de las defunciones que ocurran a más de tres
kilómetros de la cabecera de la Parroquia o Municipio, esta orden la dará el Comisario de
Policía, si en la jurisdicción de la Comisaría hubiere algún lugar habilitado para darle sepultura a
los cadáveres. En este caso, el Comisario tomará nota de todos los datos necesarios para asentar
la partida de defunción y personalmente los entregará al funcionario encargado de ese registro.
Esta orden se expedirá en papel común, sin estampillas y sin ninguna retribución.
La inhumación no se hará antes de las veinticuatro horas de ocurrir la defunción, salvo en los
casos previstos por reglamentos especiales.
ART. 477.—Contenido de la partida de defunción. La partida de defunción expresará el lugar,
día y hora de la muerte, su causa, el nombre, apellido, edad, cédula de identidad, profesión y
domicilio o residencia que tenía el difunto, el nombre y el apellido del cónyuge sobreviviente o
el del cónyuge premuerto; se enumerarán, con sus nombres completos, todos los hijos que
hubieren tenido, con especificación de los que hubieren fallecido antes y de los que vivieren, y
entre éstos los que sean menores de edad; y el nombre, apellido, edad, profesión y domicilio de
la persona o personas que dieran el aviso de la muerte. Si fuere posible, se expresará también el
nombre, apellido, profesión y domicilio del padre y de la madre del difunto, y el lugar de
nacimiento de éste.
Si el difunto dejó hijos menores, los funcionarios mencionados deberán dar inmediatamente al
Juez de Menores el aviso ordenado en el artículo 302.
Conc.: art. 302.
ART. 478.—Sepultura de cadáver sin orden. Si se ha sepultado un cadáver sin la orden de la
Primera Autoridad Civil de la Parroquia o Municipio o del Comisario de Policía, estas
autoridades avisarán inmediatamente al Juez de Instrucción más próximo de la jurisdicción.
Cuando fuere necesaria la exhumación del cadáver, no se le inhumará nuevamente sino por
orden del Juez.
La decisión que se dicte se insertará en el Registro de Defunciones y hará las veces de partida.
ART. 479.—Imposibilidad de encontrar o identificar cadáveres. En los casos de muerte en que
sea imposible encontrar o reconocer los cadáveres, la Primera Autoridad Civil del lugar abrirá
una actuación, haciendo constar el hecho y todas las circunstancias que con él se relacionen, y,
concluida, la trasmitirá al Juez de Primera Instancia, con cuya autorización se unirá lo actuado al
legajo de comprobantes.
Si de estas actuaciones resultare comprobada la muerte de una persona determinada, el Juez lo
comunicará a la Primera Autoridad Civil de la Parroquia o Municipio del lugar donde ocurrió la
muerte, para que se inserte el oficio en el Registro de Defunciones, agregando dicho oficio al
legajo de comprobantes.
De esta inserción se hará el aviso a que se refiere el artículo 484.
Conc.: art. 484.
ART. 480.—Muerte violenta. Cuando hubiere signos o indicios de muerte violenta, u otras
circunstancias que den lugar a sospechas, la autoridad local, asistida de uno o más facultativos, si
fuere posible, procederá a la inspección del cadáver y a la averiguación de cuanto pueda conducir
al descubrimiento de la verdad, poniendo todo prontamente en conocimiento de la autoridad
judicial, a quien corresponderá en este caso dar la orden de inhumación.
ART. 481.—Muerte de persona desconocida. Contenido del acta. En el caso de fallecimiento de
una persona desconocida o del hallazgo de un cadáver cuya identidad no sea posible por lo
pronto comprobar, se expresarán en el acta respectiva:
1º El lugar de la muerte o del hallazgo del cadáver.
2º Su sexo, edad aparente y señales o defectos de conformación que lo distingan.
3º El tiempo y la causa probables de la defunción.
4º El estado del cadáver.
5º El vestido, papeles u otros objetos que sobre sí tuviere, o se hallaren a su inmediación, y que
ulteriormente puedan ser útiles para su identificación, los cuales habrá de conservar al efecto la
Autoridad Civil, por un año, a menos que deban ser entregados a la autoridad judicial.
Esta acta se publicará por la prensa.
Tan pronto como se logre la identificación, se extenderá una nueva partida expresiva de las
circunstancias requeridas por el artículo 477 y se estampará la nota marginal correspondiente en
la partida anterior.
Conc.: art. 477.
ART. 482.—Muerte en establecimiento público. Si la muerte ocurriere en colegio, hospital,
cárcel u otro establecimiento público, será obligación de su jefe o encargado solicitar la orden
para enterrar el cadáver, y llenar los requisitos necesarios para que se extienda la partida de
defunción.
ART. 483.—Muerte en altamar. Partida de defunción. Respecto de la partida de defunción de los
que murieren en alta mar, se observará lo que se ha dispuesto sobre las partidas de nacimiento.
ART. 484.—Muerte fuera del domicilio. Cuando alguna persona hubiere muerto fuera de su
domicilio, la Autoridad Civil de la Parroquia o Municipio que extienda la partida de defunción
remitirá, dentro de diez días, copia de ella a la de la Parroquia o Municipio del domicilio que
tenía el difunto. Aquella autoridad la insertará y certificará en sus registros, con la fecha en que
la reciba.
ART. 485.—Fallecimiento establecido por sentencia. Valor probatorio. En cualquier caso en que
la prueba de una defunción resultare de un juicio penal, la decisión ejecutoriada que establezca el
hecho del fallecimiento tendrá el mismo valor probatorio que el acta de defunción.
El Juez ejecutor enviará copia certificada de la sentencia expresada para los efectos de su
inserción y certificación en los libros de defunción, a la Primera Autoridad Civil de la Parroquia
o Municipio de donde era vecina la persona muerta.
ART. 486.—Pruebas admitidas para establecer la muerte. Se admitirá todo género de pruebas
para establecer la muerte ocurrida en campaña, en naufragios, accidentes de aviación,
inundaciones, incendios, explosiones, terremotos, ciclones, epidemias graves y otras calamidades
semejantes y en los casos del artículo 479 no comprendidos en la enumeración anterior.
Conc.: art. 479.
ART. 487.—Muerte por enfermedad contagiosa. En casos de epidemias o de temor fundado de
contagio por la clase de enfermedad que hubiese producido la muerte de una persona, se harán a
lo dispuesto en este Capítulo las excepciones que prescriban las leyes y reglamentos especiales
de sanidad.
CAPÍTULO V
De los registros del estado civil de los militares en campaña
ART. 488.—Partidas de los militares en campaña. Las partidas del estado civil de los militares
en campaña, o de las personas empleadas en el Ejército de la República, se extenderán por los
oficiales que designen los reglamentos especiales.
ART. 489.—Partidas de nacimiento y defunción. Las partidas de nacimiento y de defunción
deberán extenderse dentro del menor término posible, y contendrán las indicaciones expresadas
en los respectivos artículos precedentes.
ART. 490.—Remisión de las partidas. Los oficiales que desempeñen las funciones relativas al
registro del estado civil, enviarán las partidas que hayan extendido al Ministerio de Guerra y
Marina, quien las remitirá a la Autoridad Civil de las Parroquias o Municipios del domicilio
respectivo.
CAPÍTULO VI
De la revisión y archivo de los libros del registro civil
ART. 491.—Cierre de los libros de registro. El día último de diciembre de cada año se cerrarán
los libros de registro, expresándose en diligencia que firmarán la Primera Autoridad Civil de la
Parroquia o Municipio y el Secretario, el número de las partidas que cada uno contenga.
ART. 492.—Remisión de los libros. La expresada Autoridad remitirá al Juez de Primera
Instancia, en los quince primeros días del mes de enero, uno de los ejemplares de cada registro,
junto con el legajo de comprobantes correspondientes. Si aquella Autoridad no hiciere la
remisión en el lapso establecido, el Juez le oficiará ordenándole que la haga en el término de la
distancia.
ART. 493.—Examen de los registros. Los Jueces de Primera Instancia examinarán cuidadosa y
atentamente los registros, y si notaren faltas u omisiones materiales que puedan salvarse sin
necesidad de hacer alteración o modificación alguna en el texto del acta, devolverán los libros al
funcionario respectivo para que subsane la falta u omisión.
ART. 494.—Falta de inserción de acta. Si por el aviso dispuesto en el artículo 455, por el
examen de todos los libros o por cualquiera otro medio, el Juez notare que no se hizo en un libro
la inserción ordenada de alguna acta, documento o sentencia, mandará a efectuar las inserciones
en los dos libros en curso del registro correspondiente.
Si la falta consistiese en haberse omitido alguna nota marginal, devolverá los libros necesarios
para que se estampen las notas marginales omitidas.
Conc.: art. 455.
ART. 495.—Faltas u omisiones no subsanables. Si se notaren faltas u omisiones que no puedan
subsanarse en virtud de los dos artículos anteriores, el Juez promoverá las correcciones del caso,
previa averiguación sumaria de las circunstancias y con citación de las partes interesadas, si lo
estimare conveniente y fuere posible.
La corrección ordenada se estampará al margen de la partida respectiva, o en los nuevos libros, si
el margen no fuere suficiente para contenerla, haciéndose en este caso la correspondiente
anotación en la partida.
ART. 496.—Inserción de nota. El Juez pondrá nota al final de cada libro, de las actas,
documentos o sentencias que han debido aparecer en él, y que por cualquier motivo fueron
insertadas en los libros nuevos del registro respectivo; y transcribirá dicha nota al Jefe Civil de la
Parroquia o Municipio para que la copie inmediatamente al final del libro que conserva en su
poder. El Jefe Civil avisará la inserción en el término de tres días.
ART. 497.—Nota por falta de inserción de partidas. Si el aviso a que se refiere el artículo 453, lo
recibe el Juez después de haber remitido los libros al Registrador Principal, ordenará que este
funcionario y el Jefe Civil extiendan en el libro archivado en que debió insertarse la partida, la
constancia a que se refiere el artículo anterior, con la inserción del expresado decreto del Juez.
La partida que sirvió de original se agregará al legajo de comprobantes correspondientes al año
en que se extendió dicha partida.
Conc.: art. 453.
ART. 498.—Remisión de libros al registrador principal. Terminada la revisión hecha de acuerdo
con los artículos 493 y 494, el Juez remitirá al Registrador Principal, para su archivo, los libros
que recibió de las Parroquias o Municipios, con excepción de los que deba retener en virtud de lo
dispuesto en el artículo 495, lo cual avisará al mismo funcionario.
Conc.: arts. 493, 494, 495.
ART. 499.—Falta de remisión al registrador principal. Si para el primero de junio no hubiere
recibido el Registrador los respectivos registros ni el aviso ordenado en el artículo anterior,
requerirá al Juez de Primera Instancia la remisión en el término de la distancia. Si la demora
fuere justificada, el Registrador fijará un nuevo lapso que se considere suficiente, según las
circunstancias, para el envío.
ART. 500.—Remisión de libros retenidos. Cumplidos todos los actos y formalidades a que se
refiere el artículo 495, el Juez de Primera Instancia remitirá al Registrador Principal, dentro de
los quince días siguientes, los libros retenidos junto con los expedientes de las averiguaciones
hechas, los cuales se agregarán al legajo de comprobantes.
Conc.: art. 495.
CAPÍTULO VII
De la rectificación de los registros del estado civil
y de la inserción y efectos de los actos judiciales sobre estado y capacidad de las personas
ART. 501.—Reforma de partida. Ninguna partida de los registros del estado civil podrá
reformarse después de extendida y firmada, salvo el caso previsto en el artículo 462, sino en
virtud de sentencia ejecutoriada, y por orden del Tribunal de Primera Instancia a cuya
jurisdicción corresponda la Parroquia o Municipio donde se extendió la partida.
Conc.: art. 462.
C.P.C., art. 769.
ART. 502.—Sentencia de rectificación de partida. La sentencia ejecutoriada de rectificación se
inscribirá en los dos ejemplares del registro y servirá de partida, poniéndose, además, nota al
margen de la reformada.
Conc.: C.P.C., art. 769.
ART. 503.—Certificación de partida rectificada. No podrá darse certificación de una partida que
se haya rectificado, sin insertar en ella la nota marginal de la rectificación.
Conc.: C.P.C., art. 769.
ART. 504.—Efecto de la sentencia de rectificación. Las sentencias recaídas en los juicios de
rectificación no producirán efecto sino entre las partes que intervinieron en el juicio. Nunca
podrá ir contra lo decidido en tales fallos, aun respecto de los que no fueron parte, quien
promovió la rectificación.
Conc.: C.P.C., art. 769.
ART. 505.—Rectificación por pérdida. También se seguirá el procedimiento de los juicios de
rectificación en los casos del artículo 458, pero sin que pueda abreviarse el lapso probatorio y
debiendo acreditarse dentro de éste, hechos suficientes a demostrar una indubitable posesión de
estado, cuando esta prueba fuere pertinente al caso. A este fin no bastará presentar una
justificación de testigos instruida fuera del juicio. Respecto de la sentencia que se dicte en este
procedimiento, es aplicable lo dispuesto en el artículo anterior.
Conc.: art. 458.
C.P.C., art. 769.
ART. 506.—Inserción de sentencias en los libros. Las sentencias a que se refiere el artículo que
precede, las que se dicten en los juicios sobre reclamación o negación de estado, reconocimiento
o declaración de filiación, desconocimiento de hijos, nulidad y disolución del matrimonio y, en
general las que modifiquen el estado o capacidad de las personas o las rehabiliten y los decretos
de adopción simple, se insertarán en los libros correspondientes del estado civil, para lo cual el
Juez competente enviará copia certificada de dichas sentencias y decretos al funcionario
encargado de esos registros.
Conc.: C.P.C., art. 756.
ART. 507.—Efectos de las sentencias. Las sentencias definitivamente firmes recaídas en los
juicios sobre estado civil y capacidad de las personas y los decretos de adopción una vez
insertados en los registros respectivos, producirán los efectos siguientes:
1º Las sentencias constitutivas de un nuevo estado y las de supresión de estado o capacidad,
como disolución o nulidad del matrimonio, separación de cuerpos, interdicción, inhabilitación,
extinción de la patria potestad, los decretos de adopción, etc., producen inmediatamente efectos
absolutos para las partes y para los terceros o extraños al procedimiento.
2º Las sentencias declarativas, en que se reconozca o se niegue la filiación o sobre reclamación o
negación de estado y cualquiera otra que no sea de las mencionadas en el número anterior,
producirán inmediatamente los mismos efectos absolutos que aquéllas; pero dentro del año
siguiente a su publicación podrán los interesados que no intervinieron en el juicio, demandar a
todos los que fueron parte en él, sin excepción alguna, para que se declare la falsedad del estado
o de la filiación reconocidos en el fallo impugnado. No tendrán este recurso los herederos ni los
causahabientes de las partes en el primer juicio ni los que no intervinieron en él a pesar de haber
tenido conocimiento oportuno de la instauración del procedimiento.
La sentencia que se dicte en el segundo juicio será obligatoria para todos, así para las partes
como para los terceros. Contra ella no se admitirá recurso alguno.
A los efectos del cómputo del año fijado para la caducidad del recurso concedido en este
artículo, un extracto de toda sentencia que declare o niegue el estado o la filiación, se publicará
en un periódico de la localidad sede del Tribunal que la dictó. Si no hubiere periódico en la
localidad sede del Tribunal, la publicación se hará por un medio idóneo. Asimismo, siempre que
se promueva una acción sobre la cual haya de recaer un fallo comprendido en este artículo, el
Tribunal hará publicar un edicto en el cual, en forma resumida, se haga saber que determinada
persona ha propuesto una acción relativa a filiación o al estado civil; y llamando a hacerse parte
en el juicio a todo el que tenga interés directo y manifiesto en el asunto.
Conc.: C.P.C., art. 696.
CAPÍTULO VIII
De las sanciones administrativas
ART. 508.—Multa por falta de envío de acta matrimonial. Los funcionarios que no enviaren la
copia y expediente a que se refiere el artículo 91 y el acta mencionada en el artículo 98 en un
lapso de quince días después de celebrado el matrimonio, serán penados con multa de cien a
trescientos bolívares.
Cuando se trate de la copia que debe enviar la Primera Autoridad Civil del Municipio o
Parroquia, en conformidad con el tercer parágrafo del artículo 91, el lapso de quince días para
incurrir en la pena anterior correrá desde que dicha Primera Autoridad Civil reciba la copia
certificada del acta de matrimonio autorizado por cualquier otro funcionario.
Conc.: arts. 91, 98.
ART. 509.—Otras multas. En las mismas sanciones del artículo anterior incurrirán los
funcionarios del estado civil que dejaren de hacer el envío, a otra autoridad, de las copias de
actas que deben ser insertadas y certificadas en los libros.
ART. 510.—Multa a los funcionarios. Los funcionarios del estado civil que demoren más de
treinta días el aviso de haberse efectuado un acto que deba anotarse al margen de alguna partida,
incurrirán en multa de cincuenta a doscientos bolívares, y si, por no haber dado el aviso no se
estampare la nota marginal, la multa será de doscientos a cuatrocientos bolívares.
ART. 511.—Multa por falta de aviso de inserción. Los funcionarios del estado civil que no
dieren el aviso ordenado en el artículo 455, serán penados con multa de cincuenta a ciento
cincuenta bolívares.
Conc.: art. 455.
ART. 512.—Multa por falta de remisión. Los Jefes Civiles de Parroquia o Municipio que no
habiendo hecho la remisión de los libros de registro civil en la oportunidad que fija el artículo
492, no atendieren a la excitación del Juez de Primera Instancia haciendo la remisión en el
término de la distancia, serán penados con multa de trescientos a quinientos bolívares; y si
transcurrieren quince días más sin hacer el envío, serán destituidos de su destino.
Conc.: art. 492.
ART. 513.—Falta de funcionarios judiciales. Si las faltas previstas en los artículos 509 y 510
fueren cometidas por funcionarios judiciales, el Juez de Primera Instancia se limitará a hacer la
participación correspondiente a la autoridad competente, si él mismo no lo fuere, para que haga
efectiva la sanción, según la Ley.
Conc.: arts. 509, 510.
ART. 514.—Falta de remisión del juez de primera instancia. Si el Juez de Primera Instancia no
hiciere la remisión de los libros en los lapsos fijados por la ley, o por el mismo Registrador, de
acuerdo con los artículos 498 y 499, este funcionario hará la participación a que se refiere el
artículo anterior, y a los mismos efectos.
Conc.: arts. 498, 499.
ART. 515.—Multas a funcionarios del estado civil. Los funcionarios del estado civil que dejaren
de hacer en los libros las inserciones de actas y sentencias ordenadas por la ley, o que dejaren de
estampar notas marginales, serán penados con multa de cien a doscientos bolívares o con la
destitución del cargo en los casos graves.
ART. 516.—Multa al registrador principal. Al Registrador Principal que no cumpliere
oportunamente el deber a que se refiere el artículo anterior, o que infringiere de cualquier otro
modo las disposiciones del presente Título, le será impuesta, por la autoridad de quien dependa,
multa de doscientos a seiscientos bolívares o la destitución en los casos graves.
ART. 517.—Responsabilidad de presidentes de concejos municipales. La responsabilidad de los
Presidentes de los Concejos Municipales por falta de cumplimiento a las leyes de registro del
estado civil, se hará efectiva de acuerdo con las leyes locales.
ART. 518.—Competencia para imponer sanciones. Cualquiera otra falta en el cumplimiento de
lo dispuesto en este Título, cometida por los funcionarios del estado civil, será penada con multa
de cincuenta a trescientos bolívares.
En general, a falta de designación expresa de otra autoridad, en un caso determinado, será la
competente para imponer las sanciones establecidas en este Capítulo, el Juez de Primera
Instancia en lo Civil de la jurisdicción.
ART. 519.—Destino de las multas. En cuanto a las multas regirá lo dispuesto en el artículo 135.
Conc.: art. 135.
ART. 520.—Prescripción de las sanciones. Las sanciones aquí establecidas prescribirán a los tres
años contados desde la fecha en que debió llenarse la formalidad omitida.
CAPÍTULO IX
Disposiciones finales
ART. 521.—Exención de papel sellado. Todos los actos del estado civil quedan exentos de papel
sellado y estampillas y de cualquier otro impuesto o retribución.
ART. 522.—Inhibición de funcionarios. El funcionario del estado civil no podrá asentar ninguna
partida en la cual sea parte o que concierna a su cónyuge o parientes dentro del cuarto grado de
consanguinidad o segundo de afinidad. En este caso hará sus veces quien por la Ley deba
suplirlo.
ART. 523.—Culpa en la alteración u omisión en los registros. Toda alteración u omisión
culpable en los registros del estado civil, da lugar a resarcimiento de daños y perjuicios, además
de las sanciones establecidas por el Código Penal y de las que establece el Capítulo VIII de este
Título.
TÍTULO XIV
De la jurisdicción especial
ART. 524.—Atribución de funciones a jueces especiales. Las funciones que en el presente
Código se atribuyen a los Jueces de Primera Instancia en lo Civil en lo relativo al Derecho de
Familia, podrán ser atribuidas a jueces especiales por las leyes respectivas.
Las atribuciones señaladas a los Tribunales civiles por los artículos 63, 90, 261, 262, 275, 277,
278, 280, 309, 313, 314, 317, 319, 321, 324, 325, 327, 328, 329, 332, 334, 335, 337, 338, 341,
346, 347, 348, 349, 350, 351, 355, 357, 360, 362 y 365 de este Código, serán ejercidas por los
Tribunales de Menores donde hayan sido creados en todos los casos en que los menores
interesados o alguno de ellos, no hayan cumplido dieciocho (18) años de edad. En tales casos,
corresponderá también a los Tribunales de Menores conocer de los juicios por privación de la
patria potestad.
NOTA: Los artículos 261, 278, y 280 del presente Código Civil, fueron derogados por la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente publicada en la Gaceta Oficial Nº 5.266
Extraordinario de fecha 02 de octubre de 1998, la cual entró en vigencia el 01 de abril de 2000.
Conc.: arts. 63, 90, 262, 275, 277, 309, 313, 314, 317, 319, 321, 324, 325, 327, 328, 329, 332,
334, 335, 337, 338, 341, 346, 347, 348, 349, 350, 351, 355, 357, 360, 362, 365.
LIBRO SEGUNDO
De los bienes, de la propiedad y de sus modificaciones
TÍTULO I
De los bienes
ART 525.—Determinación de bienes muebles e inmuebles. Las cosas que pueden ser objeto de
propiedad pública o privada son bienes muebles e inmuebles.
CAPÍTULO I
De los bienes inmuebles
ART. 526.—Bienes inmuebles. Los bienes son inmuebles por su naturaleza, por su destinación o
por el objeto a que se refieren.
ART. 527.—Inmuebles por su naturaleza. Son inmuebles por su naturaleza:
Los terrenos, las minas, los edificios y, en general, toda construcción adherida de modo
permanente a la tierra o que sea parte de un edificio.
Se consideran también inmuebles:
Los árboles mientras no hayan sido derribados;
Los frutos de la tierra y de los árboles, mientras no hayan sido cosechados o separados del suelo;
Los hatos, rebaños, piaras y, cualquier otro conjunto de animales de cría, mansos o bravíos,
mientras no sean separados de sus pastos o criaderos;
Las lagunas, estanques, manantiales, aljibes y toda agua corriente;
Los acueductos, canales o acequias que conducen el agua a un edificio o terreno y forman parte
del edificio o terreno a que las aguas se destinan.
ART. 528.—Inmuebles por su destinación. Son inmuebles por su destinación: las cosas que el
propietario del suelo ha puesto en él para su uso, cultivo y beneficios, tales como:
Los animales destinados a su labranza;
Los instrumentos rurales;
Las simientes;
Los forrajes y abonos;
Las prensas, calderas, alambiques, cubas y toneles;
Los viveros de animales.
ART. 529.—Otros inmuebles por su destinación. Son también bienes inmuebles por su
destinación, todos los objetos muebles que el propietario ha destinado a un terreno o edificio para
que permanezcan en él constantemente, o que no se puedan separar sin romperse o deteriorarse o
sin romper o deteriorar, la parte del terreno o edificio a que estén sujetos.
ART. 530.—Inmuebles por el objeto. Son inmuebles por el objeto a que se refieren:
Los derechos del propietario y los del enfiteuta sobre los predios sujetos a enfiteusis;
Los derechos de usufructo y de uso sobre las cosas inmuebles y también el de habitación;
Las servidumbres prediales y la hipoteca;
Las acciones que tiendan a reivindicar inmuebles o a reclamar derechos que se refieran a los
mismos.
CAPÍTULO II
De los bienes muebles
ART. 531.—Bienes muebles. Los bienes son muebles por su naturaleza, por el objeto a que se
refieren o por determinarlo así la Ley.
ART. 532.—Muebles por su naturaleza. Son muebles por su naturaleza los bienes que pueden
cambiar de lugar, bien por sí mismos o movidos por una fuerza exterior.
ART. 533.—Muebles por el objeto. Son muebles por el objeto a que se refieren o por
determinarlo así la Ley, los derechos, las obligaciones y las acciones que tienen por objeto cosas
muebles; y las acciones o cuotas de participación en las sociedades civiles y de comercio, aunque
estas sociedades sean propietarias de bienes inmuebles. En este último caso, dichas acciones o
cuotas de participación se reputarán muebles hasta que termine la liquidación de la sociedad.
Se reputan igualmente muebles las rentas vitalicias o perpetuas a cargo del Estado o de los
particulares, salvo, en cuanto a las rentas del Estado, las disposiciones legales sobre Deuda
Pública.
Conc.: C.Co., art. 200.
ART. 534.—Bienes muebles. Los materiales provenientes de la demolición de un edificio y los
reunidos para construir uno nuevo, son muebles mientras no se hubieren empleado en la
construcción.
ART. 535.—Mueblaje. La palabra mueblaje, comprende los muebles destinados al uso y adorno
de las habitaciones, como tapices, camas, sillas, espejos, relojes, mesas, porcelanas, y demás
objetos semejantes.
Comprende también los cuadros y las estatuas que forman parte de los muebles de una
habitación, pero no las colecciones de cuadros, estatuas, porcelanas, ni las que ocupan galerías o
cuartos particulares.
ART. 536.—Casa amueblada. La expresión casa amueblada, comprende sólo el mueblaje; la
expresión casa con todo lo que en ella se encuentra, comprende todos los objetos muebles,
exceptuándose el dinero o los valores que lo representen, los créditos u otros derechos, cuyos
documentos se encuentren en la misma.
ART. 537.—Uso de mueblaje y casa amueblada. Las disposiciones contenidas en los dos
artículos anteriores no tendrán aplicación cuando las expresiones a que se refieren resulten con
un sentido diferente en la intención de quien las empleare.
CAPÍTULO III
De los bienes con relación a las personas a quienes pertenecen
ART. 538.—Pertenencia de los bienes. Los bienes pertenecen a la Nación, a los Estados, a las
Municipalidades, a los establecimientos públicos y demás personas jurídicas y a los particulares.
ART. 539.—Bienes del dominio público o privado. Los bienes de la Nación, de los Estados y de
las Municipalidades, son del dominio público o del dominio privado.
Son bienes del dominio público: los caminos, los lagos, los ríos, las murallas, fosos, puentes de
las plazas de guerra y demás bienes semejantes.
No obstante lo establecido en este artículo, las aguas de los ríos pueden apropiarse de la manera
establecida en el Capítulo II, Título III de este Libro.
El lecho de los ríos no navegables pertenece a los ribereños según una línea que se supone
trazada por el medio del curso del agua. Cada ribereño tiene derecho de tomar en la parte que le
pertenezca todos los productos naturales y de extraer arenas y piedras, a condición de no
modificar el régimen establecido en las aguas ni causar perjuicios a los demás ribereños.
ART. 540.—Uso de bienes de dominio público. Los bienes del dominio público son de uso
público o de uso privado de la Nación, de los Estados y de las Municipalidades.
ART. 541.—Bienes del dominio público al privado. Los terrenos de las fortificaciones o de las
murallas de las plazas de guerra que no tengan ya ese destino, y todos los demás bienes que
dejen de estar destinados al uso público y a la defensa nacional, pasan del dominio público al
dominio privado.
ART. 542.—Dominio privado de la nación. Todas las tierras que, estando situadas dentro de los
límites territoriales, carecen de otro dueño, pertenecen al dominio privado de la Nación, si su
ubicación fuere en el Distrito Federal o en Territorios o Dependencias Federales, y al dominio
privado de los Estados si fuere en éstos.
ART. 543.—Inalienabilidad de bienes de dominio público. Los bienes del dominio público son
inalienables; los del dominio privado pueden enajenarse de conformidad con las leyes que les
conciernen.
ART. 544.—Bienes de dominio privado. Normas aplicables. Las disposiciones de este Código se
aplicarán también a los bienes del dominio privado, en cuanto no se opongan a las leyes
especiales respectivas.
TÍTULO II
De la propiedad
CAPÍTULO I
Disposiciones generales
ART. 545.—Derecho de propiedad. La propiedad es el derecho de usar, gozar y disponer de una
cosa de manera exclusiva, con las restricciones y obligaciones establecidas por la Ley.
ART. 546.—Determinación del producto del trabajo como propiedad. El producto o valor del
trabajo o industria lícitos, así como las producciones del ingenio o del talento de cualquiera
persona, son propiedad suya, y se rigen por las leyes relativas a la propiedad en general y las
especiales sobre estas materias.
ART. 547.—Expropiación de la propiedad. Nadie puede ser obligado a ceder su propiedad, ni a
permitir que otros hagan uso de ella, sino por causa de utilidad pública o social, mediante juicio
contradictorio e indemnización previa.
Las reglas relativas a la expropiación por causa de utilidad pública o social se determinan por
leyes especiales.
ART. 548.—Derecho de reivindicación. El propietario de una cosa tiene el derecho de
reivindicarla de cualquier poseedor o detentador, salvo las excepciones establecidas por las leyes.
Si el poseedor o detentador después de la demanda judicial ha dejado de poseer la cosa por hecho
propio, está obligado a recobrarla a su costa por cuenta del demandante; y, si así no lo hiciere, a
pagar su valor, sin perjuicio de la opción que tiene el demandante para intentar su acción contra
el nuevo poseedor o detentador.
ART. 549.—Alcance de la propiedad del suelo. La propiedad del suelo lleva consigo la de la
superficie y de todo cuanto se encuentre encima o debajo de ella, salvo lo dispuesto en las leyes
especiales.
ART. 550.—Deslinde de propiedades. Todo propietario puede obligar a su vecino al deslinde de
las propiedades contiguas; y de acuerdo con lo que establezcan las leyes y ordenanzas locales, o
en su defecto, los usos del lugar y la clase de la propiedad, a construir, a expensas comunes, las
obras que las separen.
ART. 551.—Cierre de fundo. Cualquiera puede cerrar su fundo, salvo los derechos de
servidumbre que pertenezcan a terceros.
CAPÍTULO II
Del derecho de accesión respecto del producto de la cosa
ART. 552.—Derecho de accesión. Los frutos naturales y los frutos civiles pertenecen por
derecho de accesión al propietario de la cosa que los produce.
Son frutos naturales los que provienen directamente de la cosa, con o sin industria del hombre,
como los granos, las maderas, los partos de los animales y los productos de las minas o canteras.
Los frutos civiles son los que se obtienen con ocasión de una cosa, tales como los intereses de los
capitales, el canon de las enfiteusis y las pensiones de las rentas vitalicias.
Las pensiones de arrendamiento se colocan en la clase de frutos civiles.
Los frutos civiles se reputan adquiridos día por día.
ART. 553.—Reembolso de gastos. La persona que recoge los frutos de una cosa está en la
obligación de reembolsar los gastos necesarios de semilla, siembra, cultivo y conservación que
haya hecho un tercero.
CAPÍTULO III
Del derecho de accesión respecto de lo que se incorpora o se une a la cosa
SECCIÓN I
Del derecho de accesión respecto de los bienes inmuebles
ART. 554.—Derecho de construir en el suelo. El propietario puede hacer en su suelo o debajo de
él toda construcción, siembra, plantación o excavación y sacar por medio de ellas todos los
productos posibles, salvo las excepciones establecidas en el Capítulo de las servidumbres
prediales y lo que dispongan leyes especiales y los reglamentos de policía.
ART. 555.—Presunción de pertenencia. Toda construcción, siembra, plantación u otras obras
sobre o debajo del suelo, se presume hecha por el propietario a sus expensas, y que le pertenece,
mientras no conste lo contrario, sin perjuicio de los derechos legítimamente adquiridos por
terceros.
ART. 556.—Obligaciones del propietario del suelo. El propietario del suelo que ha hecho
construcciones, plantaciones u otras obras con materiales ajenos, debe pagar su valor. Quedará
también obligado, en caso de mala fe o de culpa grave, al pago de los daños y perjuicios; pero el
propietario de los materiales no tiene derecho a llevárselos, a menos que pueda hacerlo sin
destruir la obra construida o sin que perezcan las plantaciones.
ART. 557.—Construcción o siembra en fundo ajeno. El propietario del fundo donde se edificare,
sembrare o plantare por otra persona, hace suya la obra; pero debe pagar, a su elección, o el valor
de los materiales, el precio de la obra de mano y demás gastos inherentes a la obra, o el aumento
de valor adquirido por el fundo.
Sin embargo, en caso de mala fe, el propietario puede optar por pedir la destrucción de la obra y
hacer que el ejecutor de ella deje el fundo en sus condiciones primitivas y le repare los daños y
perjuicios.
Si tanto el propietario como el ejecutor de la obra hubieren procedido de mala fe, el primero
adquirirá la propiedad de la obra, pero debe siempre reembolsar el valor de ésta.
ART. 558.—Atribución del fundo al ejecutor de la obra. Si el valor de la construcción excede
evidentemente al valor del fundo, el propietario puede pedir que la propiedad de todo se le
atribuya al ejecutor de la obra, contra pago de una justa indemnización por su fundo y por los
daños y perjuicios que se le hubieren ocasionado.
ART. 559.—Ocupación de fundo contiguo. Si en la construcción de un edificio se ocupare de
buena fe una parte del fundo contiguo, y la construcción se hubiere hecho con conocimiento y
sin oposición del vecino, el edificio y el área podrán declararse propiedad del constructor, quien,
en todo caso, quedará obligado a pagar al propietario del suelo el valor de la superficie ocupada,
y, además, los daños y perjuicios.
De no haber habido conocimiento por parte del vecino, el constructor, fuera del pago de los
daños y perjuicios, está en la obligación de pagar a aquél el duplo del valor de la superficie
ocupada.
ART. 560.—Construcción de tercero con materiales de otros. Si las plantaciones, siembras o
construcciones se han ejecutado por un tercero con materiales de otro, el dueño de estos
materiales no tiene derecho a reivindicarlos; pero puede exigir indemnización del tercero que
hizo uso de ellos, y también del propietario del suelo, mas sólo sobre la cantidad que este último
quede debiendo al ejecutor de la obra.
ART. 561.—Aluvión. Las agregaciones e incrementos de terreno que se forman sucesiva e
imperceptiblemente en los fundos situados a orillas de los ríos o arroyos, se llaman aluvión, y
pertenecen a los propietarios de estos fundos.
ART. 562.—Propiedad de ribera descubierta. El terreno abandonado por el agua corriente que
insensiblemente se retira de una de las riberas sobre la otra, pertenece al propietario de la ribera
descubierta. El dueño de la otra ribera no puede reclamar el terreno perdido.
Este derecho no procede respecto de los terrenos abandonados por el mar.
ART. 563.—Propiedad de terrenos descubiertos por disminución de agua. Los dueños de las
heredades confinantes con lagunas o estanques, adquieren el terreno descubierto por la
disminución natural de las aguas.
ART. 564.—Arrastre de parte de fundo ribereño. Si un río arranca por fuerza súbita parte
considerable y conocida de un fundo ribereño, y la arroja hacia un fundo inferior, o sobre la
ribera opuesta, el propietario de la parte desprendida puede reclamar la propiedad dentro de un
año. Pasado este término no se admitirá la demanda, a menos que el propietario del fundo al cual
se haya adherido la parte desprendida no hubiere aún tomado posesión de ella.
ART. 565.—Propiedad de las islas, islotes y otras formaciones. Las islas, islotes y otras
formaciones de la capa terrestre, que aparezcan en los ríos o lagos interiores navegables, o en los
mares adyacentes a las costas de Venezuela, pertenecen a la Nación.
ART. 566.—Formación de isla en río no navegable. Cuando en un río no navegable se forme una
isla u otra agregación de terreno, corresponderá a los dueños de cada ribera la parte que quede
entre ella y una línea divisoria tirada por medio del cauce, dividiéndose entre los dueños de cada
ribera, proporcionalmente a la extensión del frente de cada heredad, a lo largo del río.
ART. 567.—Propiedad de fundo desprendido. Las disposiciones de los dos artículos anteriores
no se aplican al caso en que las islas y demás agregaciones de terrenos de que se trata en ellos,
provengan de un terreno de la ribera transportado al río por fuerza súbita. El propietario del
fundo del cual se haya desprendido el terreno, conservará la propiedad del mismo.
ART. 568.—Transformación de fundo. Propietario. Si un río, variando su curso, rodea, haciendo
una isla, el todo o parte de un fundo ribereño, el dueño conservará la propiedad del fundo
rodeado.
ART. 569.—Formación de nuevo cauce. Si un río forma nuevo cauce, abandonando el antiguo,
éste pertenecerá a los propietarios de los fundos confinantes en ambas riberas, y se lo dividirán
hasta el medio del cauce, según el frente del terreno de cada uno.
ART. 570.—Pase de animales de un vivero a otro. Los animales de un vivero que pasaren a otro,
serán de la propiedad del dueño de éste, salvo la acción por indemnización si la atracción se ha
efectuado por artificio o fraude.
SECCIÓN II
Del derecho de accesión respecto de los bienes muebles
ART. 571.—Accesión de cosas muebles. El derecho de accesión cuando tiene por objeto cosas
muebles pertenecientes a diferentes dueños, se regula por los principios de la equidad. Las
disposiciones siguientes servirán de regla al Juez para decidir en los casos no previstos, según las
circunstancias particulares.
Conc.: C.P.C., art. 13.
ART. 572.—Propiedad y derecho en la accesión de cosas muebles. Cuando dos cosas muebles,
pertenecientes a diferentes dueños, se hayan unido formando un todo, pero pudiendo separarse
sin notable deterioro, cada propietario conservará la propiedad de su cosa y podrá pedir su
separación.
Respecto de las cosas que no pueden separarse sin notable deterioro de cualquiera de ellas, el
todo corresponderá al propietario de la cosa que forme la parte más notable o principal, con la
obligación de pagar a los demás propietarios el valor de las cosas unidas.
Se considera la parte más notable o principal, aquella a la cual se ha unido otra para su uso,
adorno, perfección o complemento.
Si la cosa incorporada fuere mucho más preciosa que la principal, y se hubiere empleado sin el
consentimiento de su propietario, éste podrá, a su elección, apropiarse el todo, pagando al
propietario de la cosa principal su valor, o pedir la separación de la cosa incorporada, aunque de
ello pueda resultar el deterioro de la otra.
ART. 573.—Determinación de la cosa principal. Si de dos cosas unidas para formar un todo, la
una no pudiere considerarse como accesoria de la otra, se reputará principal la más notable por
su valor o por su volumen, si los valores son aproximadamente iguales.
ART. 574.—Materia prima perteneciente a diversos dueños. Cuando se hubiere formado una
cosa con la mezcla de varias materias pertenecientes a diversos dueños, si las materias pueden
separarse sin daño o deterioro, el que no haya consentido en su mezcla tendrá derecho a pedir su
separación.
Si las materias no pueden separarse o si la separación no puede efectuarse sin daño o deterioro, el
objeto formado se hará común en proporción al valor de las materias pertenecientes a cada uno.
ART. 575.—Determinación de la materia prima principal. Si la materia perteneciente a uno de
los propietarios pudiere considerarse como principal, y fuese muy superior a la otra en valor, y
no pudieren separarse las dos materias, o si su separación ocasionare deterioro, el propietario de
la materia superior en valor tendrá derecho a la propiedad de la cosa producida por la mezcla,
pagando al otro el valor de su materia.
ART. 576.—Propiedad de la cosa formada con materia ajena. Si una persona hubiere hecho uso
de materias que no le pertenecían para formar una cosa de nueva especie, puedan o no estas
materias volver a tomar su primera forma, el dueño de ellas tendrá derecho a la propiedad de la
cosa nuevamente formada, indemnizando a la otra persona del valor de la obra de mano.
ART. 577.—Formación de cosa con materia propia y ajena. Cuando alguien haya empleado
materia, en parte propia y en parte ajena, para formar una cosa de nueva especie, sin que ninguna
de las dos materias se haya transformado enteramente, pero de manera que la una no pueda
separarse de la otra sin grave inconveniente, la cosa se hará común a los dos propietarios, en
proporción, respecto al uno, del valor de la materia que le pertenecía, y respecto al otro, de la
materia que le pertenecía y del valor de la obra de mano.
ART. 578.—Efecto de la utilización de más mano de obra que el valor de la materia empleada.
Si la obra de mano fuere de tal manera importante que exceda en mucho al valor de la materia
empleada, la industria se considerará entonces como la parte principal, y el artífice tendrá
derecho a retener la cosa nuevamente formada, reembolsando el valor de la materia a su
propietario.
ART. 579.—Petición de venta de la cosa. Cuando la cosa se haga común entre los propietarios
de las materias de que se haya formado, cada uno de ellos podrá pedir su venta por cuenta de los
interesados.
ART. 580.—Elección de restitución de otra cosa. Siempre que el propietario de la materia
empleada sin su consentimiento pueda reclamar la propiedad de la cosa, tendrá la elección de
pedir la restitución de otro tanto de materia de la misma calidad o su valor.
ART. 581.—Condena por daños y perjuicios. Quienes hayan empleado materias ajenas, sin el
asentimiento de sus propietarios, sea respecto de bienes muebles o inmuebles, podrán ser
condenados a pagar daños y perjuicios, quedando a salvo las acciones penales conducentes.
TÍTULO III
De las limitaciones de la propiedad
CAPÍTULO I
Del usufructo, del uso, de la habitación y del hogar
ART. 582.—Régimen del usufructo, uso y habitación. Los derechos de usufructo, uso y
habitación se regulan por el título de donde se deriven, supliendo la Ley únicamente en cuanto
no provee el título, salvo los casos en que ella disponga otra cosa.
SECCIÓN I
Del usufructo
ART. 583.—Derecho de usufructo. El usufructo es el derecho real de usar y gozar
temporalmente de las cosas cuya propiedad pertenece a otro, del mismo modo que lo haría el
propietario.
Conc.: C.Co., art. 321.
ART. 584.—Constitución del usufructo. El usufructo se constituye por la Ley o por la voluntad
del hombre.
Puede constituirse sobre bienes muebles o inmuebles, por tiempo fijo, pero no a perpetuidad,
puramente o bajo condición.
Puede constituirse a favor de una o de varias personas simultánea o sucesivamente.
En caso de disfrute sucesivo, el usufructo sólo aprovechará a las personas que existan cuando se
abra el derecho del primer usufructuario.
Cuando en la constitución del usufructo no se fije tiempo para su duración, se entiende
constituido por toda la vida del usufructuario. El usufructo establecido en favor de
Municipalidades u otras personas jurídicas, no podrá exceder de treinta años.
§ 1º
De los derechos del usufructuario
ART. 585.—Pertenencia de los frutos de la cosa usufructuada. Pertenecen al usufructuario todos
los frutos naturales o civiles de la cosa usufructuada.
ART. 586.—Pertenencia de los frutos naturales principales no desprendidos. Los frutos naturales
que al principiar el usufructo no estén desprendidos pertenecerán al usufructuario; y los que no lo
estén todavía, cuando termine el usufructo, pertenecerán al propietario, sin derecho en ninguno
de los dos casos a la indemnización de los trabajos o de las semillas.
ART. 587.—Pertenencia de los frutos civiles. Los frutos civiles pertenecen al usufructuario en
proporción de la duración del usufructo.
ART. 588.—Derecho del usufructuario de renta vitalicia. El usufructo de una renta vitalicia da al
usufructuario el derecho de cobrar las pensiones día por día durante su usufructo.
Deberá restituir siempre lo que hubiere cobrado anticipadamente.
ART. 589.—Derecho de servirse del usufructo. Si el usufructo comprende cosas de que no puede
hacerse uso sin consumirlas, como dinero, granos, licores, el usufructuario tiene derecho de
servirse de ellas, con la obligación de pagar su valor al terminar el usufructo, según la estimación
que se les haya dado al principio del mismo.
Si no se hubiere hecho tal estimación, podrá optar entre restituir las cosas en igual cantidad y
calidad o pagar su precio corriente a la cesación del usufructo.
ART. 590.—Usufructo de cosas que se deterioran. Si el usufructo comprende cosas que, sin
consumirse por el primer uso, se deterioran gradualmente con él, el usufructuario tiene derecho
de servirse de ellas dándoles el uso a que están destinadas, quedando obligado únicamente a
restituirlas, al término del usufructo, en el estado en que se encuentren, con la obligación, sin
embargo, de indemnizar al propietario del deterioro proveniente de dolo o culpa del
usufructuario.
ART. 591.—Usufructo de monte tallar. Si el usufructo comprende monte tallar, el usufructuario
está obligado a observar en el orden y en la cantidad de las talas o cortas, la práctica constante de
los antiguos propietarios; pero no tendrá derecho a compensación por las cortas que no haya
ejecutado durante el usufructo.
ART. 592.—Aprovechamiento de monte alto por el usufructuante. El usufructuario,
conformándose a las épocas y prácticas de los antiguos propietarios, podrá también aprovecharse
de las partes de monte alto que se hayan distribuido en cortas regulares, bien se hagan éstas
periódicamente en cierta extensión de terreno, o bien limitadas a cierta cantidad de árboles
tomados indistintamente en toda la superficie del fundo.
ART. 593.—Corte por costumbre local. En los demás casos no podrá el usufructuario cortar el
monte alto, salvo que se trate de árboles esparcidos por el campo, que por costumbre local estén
destinados a ser periódicamente cortados.
ART. 594.—Empleo de árboles caídos para reparaciones. Podrá el usufructuario emplear para las
reparaciones que estén a su cargo los árboles caídos o arrancados por accidente. Con este fin
podrá también hacerlos derribar, si fuere necesario; pero tendrá la obligación de comprobar la
necesidad al propietario.
ART. 595.—Sustitución de árboles. Los árboles frutales y los plantados para sombra que
perezcan, o que hayan sido derribados o arrancados por accidente, pertenecerán al usufructuario,
el cual tendrá la obligación de hacerlo sustituir con otros.
ART. 596.—Parte del usufructo: los pies de una almáciga. Los pies de una almáciga forman
parte del usufructo, con la obligación para el usufructuario de observar las prácticas locales, en
cuanto a la época y modo de hacer uso de ellos y de reponerlos.
ART. 597.—Disponibilidad del derecho de usufructo. El usufructuario puede donar, ceder o
arrendar su derecho de usufructo, pero quedará siempre responsable de la cosa usufructuada por
culpa o negligencia de la persona que le sustituya.
ART. 598.—Arrendamientos celebrados por el usufructuario. Los arrendamientos que celebrare
el usufructuario por cinco o menos años, subsistirán por el tiempo estipulado, aun cuando cese el
usufructo. Los celebrados por mayor tiempo no durarán en el caso de cesación del usufructo sino
por el quinquenio corriente al tiempo de la cesación, computándose el primer quinquenio desde
el día en que tuvo principio el arrendamiento, y los demás desde el día del vencimiento del
precedente.
Los arrendamientos por cinco o menos años que haya pactado el usufructuario, o que haya
renovado más de un año antes de su ejecución, si los bienes son rurales, o más de seis meses si
los bienes son urbanos, no tienen efecto alguno cuando su ejecución no ha principiado antes de
cesar el usufructo. Si el usufructo debía cesar en tiempo cierto y determinado, los arrendamientos
hechos por el usufructuario durarán, en todo caso, sólo por el año corriente al tiempo de la
cesación, a no ser que se trate de fundos cuya principal cosecha se realice en más de un año; pues
en tal caso el arrendamiento durará por el tiempo que falte para la recolección de la cosecha
pendiente cuando cese el usufructo.
ART. 599.—Derechos del usufructuario. El usufructuario goza de los derechos de servidumbre
inherentes al fundo respectivo y, en general, de todos los que podían competer al propietario.
Goza de las minas y canteras abiertas y en ejercicio al tiempo en que comience el usufructo.
No tiene derecho sobre el tesoro que se encuentre durante el usufructo, salvo la parte que pueda
pertenecerle como inventor.
ART. 600.—Límites a los derechos del propietario. El propietario no puede en manera alguna
dañar los derechos del usufructuario, y éste, o quien lo represente, no tiene derecho, al finalizar
el usufructo, a la indemnización por las mejoras que haya hecho, aunque con ellas se haya
aumentado el valor de la cosa.
El aumento de valor puede, sin embargo, compensar los deterioros que haya padecido la cosa sin
culpa grave del usufructuario.
Cuando no haya lugar a esa compensación, podrá el usufructuario extraer las mejoras si puede
hacer esto en provecho propio, y sin deterioro de la cosa, a no ser que el propietario prefiera
retenerlas, reembolsando al usufructuario el valor que pudieran tener separándolas.
§ 2º
De las obligaciones del usufructuario
ART. 601.—Inventario. Citación del propietario. El usufructuario tomará las cosas en el estado
en que se encuentren, previo inventario y descripción de los muebles e inmuebles sujetos al
usufructo, con citación del propietario.
Los gastos inherentes a este acto serán de cargo del usufructuario.
Cuando se haya relevado al usufructuario de la obligación de que trata este artículo, el
propietario tendrá derecho de hacer que se lleven a cabo el inventario y la descripción a sus
expensas.
Conc.: C.P.C., art. 923.
ART. 602.—Caución dada por el usufructuario. El usufructuario debe dar caución de hacer uso
de sus derechos como un buen padre de familia, a no ser que el título lo dispense de ello.
El padre y la madre que tengan el usufructo legal de los bienes de sus hijos, y el vendedor y el
donante con reserva de usufructo, no estarán obligados a dar caución.
Con excepción del padre y de la madre, los demás usufructuarios que no estuvieren obligados a
dar caución, de conformidad con las anteriores previsiones, podrán ser obligados a darla cuando
por haber desmejorado la situación económica del usufructuario el Tribunal encuentre justificada
esa medida.
ART. 603.—Caución insuficiente. Si el usufructuario no puede dar caución suficiente, se
observarán las reglas siguientes:
Los inmuebles se arrendarán o se pondrán bajo administración, salvo la facultad del
usufructuario de hacerse señalar para su propia habitación una casa comprendida en el usufructo.
El dinero comprendido en el usufructo se colocará a interés.
Los títulos al portador se convertirán en títulos nominativos a favor del propietario, con
anotación del usufructo.
Los géneros se venderán y su precio se colocará igualmente a interés.
En estos casos pertenecerán al usufructuario los intereses de los capitales, las rentas y las
pensiones de arrendamiento.
ART. 604.—Falta de caución. Efecto. Si el usufructuario no diere la caución, podrá el
propietario pedir que se vendan los muebles que se deterioran con el uso y que su precio se
coloque a interés como el de los géneros, gozando el usufructuario del interés.
Los muebles comprendidos en el usufructo, que sean necesarios para el uso personal del
usufructuario y de su familia, se le deberán entregar bajo juramento de restituir las especies o sus
respectivos valores, tomándose en cuenta el deterioro proveniente del tiempo y del uso legítimo.
ART. 605.—Retardo en dar caución. El retardo en dar caución no priva al usufructuario del
derecho sobre los frutos.
El usufructuario puede en todo tiempo, respetando los actos legalmente ejecutados, reclamar la
administración, prestando la caución a que está obligado.
ART. 606.—Obligaciones del usufructuario. El usufructuario está obligado a las reparaciones
menores, y también a las mayores que se hayan ocasionado por no haber hecho las menores
después de la apertura del usufructo.
ART. 607.—Reparaciones mayores. Derecho de reembolso. En cualquier otro caso, el
usufructuario que haya hecho las reparaciones mayores tendrá derecho a que se le reembolse, sin
interés alguno, el valor de las obras ejecutadas, con tal que subsista su utilidad al tiempo de la
cesación del usufructo.
ART. 608.—Pago de intereses por el usufructuario. Si el usufructuario no quiere anticipar la
cantidad necesaria para las reparaciones mayores, y el propietario quiere ejecutarlas a sus
expensas, el usufructuario pagará al propietario durante el usufructo, los intereses de lo gastado.
ART. 609.—Obras o reparaciones mayores. Noción. Se entiende por obras o reparaciones
mayores las que ocurren por una vez o a largos intervalos de tiempo, y que conciernen a la
conservación y permanente utilidad de la cosa fructuaria.
ART. 610.—Deterioro parcial de edificio accesorio al fundo usufructuado. Las disposiciones de
los artículos 607 y 608 se aplicarán también, cuando por vejez o por caso fortuito se arruina
solamente en parte el edificio que formaba un accesorio necesario para el goce del fundo sujeto
al usufructo.
Conc.: arts. 607, 608.
ART. 611.—Obligaciones del usufructuario. El usufructuario está obligado durante el usufructo
a soportar la cargas anuales del fundo, como son las contribuciones, los cánones, y demás
gravámenes que, según la costumbre, recaen sobre los fundos.
Al pago de las cargas impuestas a la propiedad durante el usufructo, está obligado el propietario;
pero el usufructuario le debe pagar el interés de las cantidades satisfechas.
Si el usufructuario anticipa su pago, tiene derecho a ser reembolsado del capital al fin del
usufructo.
ART. 612.—Deudas hipotecarias. Pago. El usufructuario a título particular de una o más cosas,
no está obligado al pago de las deudas por las cuales estén hipotecadas y si hiciere el pago, tiene
derecho a que el propietario le indemnice.
Conc.: C.Co., art. 541.
ART. 613.—Obligaciones del usufructuario a título universal. El usufructuario a título universal
está obligado por completo o en proporción a su cuota, al pago de todas las pensiones a que esté
afecta la herencia, y de los intereses de todas las deudas con que esté gravada la misma.
Si se trata del pago de un capital y el usufructuario anticipa la suma con que deben contribuir los
bienes sujetos al usufructo, se le devolverá al término de éste el mismo capital sin intereses.
Si el usufructuario no quiere hacer esta anticipación, queda a elección del propietario, o pagar la
suma, y en este caso el usufructuario debe pagarle intereses durante el usufructo, o hacer vender
una parte de los bienes sujetos al usufructo, hasta concurrencia de la suma debida.
ART. 614.—Pago de gastos por pleitos. El usufructuario está obligado a hacer los gastos de los
pleitos relativos al usufructo y a sufrir las condenaciones a que los mismos pleitos den lugar.
Si los pleitos conciernen tanto a la propiedad como al usufructo, aquellos gastos y condenaciones
recaerán sobre el propietario y el usufructuario, en proporción al respectivo interés.
ART. 615.—Usurpación de terceros. Si durante el usufructo un tercero cometiere alguna
usurpación en la cosa, o de cualquiera otra manera atentare a los derechos del propietario, el
usufructuario está obligado a hacérselo saber, y, en caso de omisión, será responsable de todos
los daños que por ella le sobrevengan al propietario.
ART. 616.—Usufructo de animales. Si el usufructo está constituido sobre un animal que
pereciere sin culpa del usufructuario, éste no estará obligado a restituir otro ni a pagar su precio.
ART. 617.—Usufructo constituido sobre rebaño. Si el usufructo está constituido sobre un
rebaño, piara u otro conjunto de animales que perezca enteramente sin culpa del usufructuario,
éste sólo estará obligado para con el propietario a darle cuenta de las pieles o su valor.
Si el rebaño, piara u otro conjunto de animales no pereciere enteramente, el usufructuario estará
obligado a reemplazar los animales que hayan perecido, hasta concurrencia de la cantidad de los
nacidos, desde que haya principiado a disminuirse el número primitivo.
ART. 618.—Animales colocados en fundo usufructuado. Cuando se trate de animales colocados
en el fundo sujeto a usufructo y destinados al consumo, se aplicarán las disposiciones del artículo
589.
Conc.: art. 589.
§ 3º
De los modos como termina el usufructo
ART. 619.—Causas de extinción del usufructo. El usufructo se extingue:
Por la muerte del usufructuario, cuando no ha sido establecido por tiempo determinado.
Por el vencimiento del tiempo fijado para su duración, el cual no podrá exceder, en ningún caso,
de treinta años.
Por la consolidación, o sea la reunión en la misma persona de las cualidades de usufructuario y
propietario.
Por el no uso durante quince años.
Por el perecimiento total de la cosa sobre la cual fue establecido.
ART. 620.—Otras causas de extinción. También puede cesar el usufructo por el abuso que el
usufructuario haga de su derecho, enajenando los bienes, deteriorándolos o dejándolos perecer
por falta de las reparaciones menores.
La autoridad judicial podrá, sin embargo, según las circunstancias, ordenar que el usufructuario
dé caución, aun cuando estuviese dispensado de ello, o que se den los bienes en arrendamiento, o
que se pongan en administración a sus expensas, o, por último, que su disfrute se devuelva al
propietario, con obligación por parte de éste, de pagar anualmente al usufructuario, o a sus
causahabientes, una cantidad determinada por el tiempo del usufructo.
Los acreedores del usufructuario podrán intervenir en el juicio para conservar derechos, ofrecer
reparaciones de los daños, y dar caución para el porvenir.
ART. 621.—Duración del usufructo. El usufructo concedido hasta que una tercera persona haya
llegado a una edad determinada, durará hasta aquel tiempo, aunque la persona haya muerto antes
de la edad fijada.
ART. 622.—Perecimiento de parte de la cosa usufructuada. Si perece solamente parte de la cosa
sujeta a usufructo, éste se conserva sobre el resto.
ART. 623.—Destrucción de edificio que forme parte de un fundo. Si el usufructo se estableciere
sobre un fundo de que forme parte un edificio, y éste se destruyere, el usufructuario tendrá
derecho a gozar del área y de los materiales.
Lo mismo sucederá si el usufructo se hubiere establecido sólo sobre un edificio; pero en tal caso,
si el propietario quisiere construir otro edificio, tendrá derecho a ocupar el área y valerse de los
materiales pagando al usufructuario, durante el usufructo, los intereses del valor del área y de los
materiales.
Si la cosa estuviere asegurada y ocurriere alguno de los siniestros previstos, el usufructo se
trasladará al valor del seguro, si el propietario y el usufructuario no lo destinaren al
restablecimiento de la cosa o a la adquisición o construcción de otra equivalente, sobre la cual
continuará el usufructo.
En caso de expropiación de la cosa sujeta a usufructo, éste se trasladará al valor proveniente de la
expropiación, si el propietario y el usufructuario no lo destinaren a la adquisición de una cosa
equivalente, sobre la cual, igualmente, continuará el usufructo.
SECCIÓN II
Del uso, de la habitación y del hogar
§ 1º
Del uso y de la habitación
ART. 624.—Derecho de uso sobre fundo. Quien tiene el uso de un fundo sólo podrá tomar de él
los frutos que basten a sus necesidades y a las de su familia.
ART. 625.—Derecho de habitación sobre casa. Quien tiene derecho de habitación de una casa
puede habitarla con su familia aunque ésta se aumente.
ART. 626.—Límite del derecho de habitación. El derecho de habitación se limita a lo que sea
necesario para la habitación del concesionario y de su familia, según las condiciones del mismo.
ART. 627.—Derecho de uso y habitación. Requisitos para ejercerlos. El derecho de uso o de
habitación no podrá ejercerse sin caución previa y formal inventario de los muebles, y
descripción del estado de los inmuebles, como en el caso de usufructo. Podrá, sin embargo, la
autoridad judicial, dispensar de la obligación de la caución según las circunstancias.
Conc.: C.P.C., art. 923.
ART. 628.—Uso de los derechos como buen padre de familia. El usuario y el que tiene derecho
de habitación deben gozar de su derecho como buenos padres de familia.
ART. 629.—Obligación de hacer gastos de cultivo. Si quien tiene el uso de un fundo tomare
todos sus frutos, estará obligado a hacer los gastos de cultivo, y si quien tiene derecho de
habitación ocupare toda la casa estará obligado a las reparaciones menores. Ambos pagarán las
contribuciones como el usufructuario.
Si no tomaren más que una parte de los frutos o no ocuparen más que una parte de la casa,
contribuirán en proporción de lo que gocen.
ART. 630.—Prohibición de ceder y arrendar. Los derechos de uso y de habitación no se pueden
ceder ni arrendar.
ART. 631.—Pérdida del derecho de uso y habitación. Los derechos de uso y de habitación se
pierden del mismo modo que el usufructo.
§ 2º
Del hogar
ART. 632.—Constitución de hogar. Puede una persona constituir un hogar para sí y para su
familia, excluido absolutamente de su patrimonio y de la prenda común de sus acreedores.
ART. 633.—Personas beneficiadas. El hogar no puede constituirse sino en favor de personas que
existan en la época de su institución, o de los descendientes inmediatos por nacer de una persona
determinada, sin menoscabo de los derechos que correspondan a los herederos legitimarios.
ART. 634.—Límite en el número de constituciones de hogar. Una persona no puede constituir
sino un hogar, que es el suyo, y si constituyere otro u otros, éstos se regirán por las disposiciones
sobre donaciones.
ART. 635.—Objeto de la constitución de hogar. El hogar puede ser una casa en poblado o fuera
de él, o una casa con tierras de labor o cría, siempre que esté destinada a vivienda principal de la
familia.
ART. 636.—Personas beneficiadas. Gozarán del hogar las personas en cuyo favor se haya
constituido; y si esto no consta claramente, serán beneficiarios el cónyuge, los ascendientes que
se encuentren en estado de reclamar alimentos, los hijos mientras permanezcan solteros, y los
hijos mayores entredichos o inhabilitados por defecto intelectual.
ART. 637.—Declaración de constitución de hogar. La persona que pretenda constituir hogar,
deberá ocurrir por escrito al Juez de Primera Instancia de la jurisdicción donde esté situado el
inmueble destinado para aquel objeto, haciendo la declaración correspondiente con designación
clara y precisa de las personas a cuyo favor lo constituya, si tal fuere el caso, y así mismo
expresar la situación, cabida y linderos del predio y demás datos que tiendan a describir dicho
inmueble.
Con la solicitud mencionada acompañará su título de propiedad, y una certificación expedida por
el registrador respectivo relativa a los últimos veinte (20) años, para comprobar que no existe
gravamen vigente sobre el inmueble que se va a constituir en hogar.
ART. 638.—Justiprecio del inmueble. El Juez de Primera Instancia mandará a valorar el
inmueble por tres (3) peritos, elegidos uno por el solicitante, otro por dicho magistrado y el
tercero por los mismos dos peritos o por el Juez, cuando aquéllos no estuvieran de acuerdo. Sin
embargo, el interesado podrá convenir en que el justiprecio lo haga un solo perito nombrado por
el Juez.
El mismo Juez ordenará que se publique por carteles la solicitud, en un periódico de la localidad,
durante noventa (90) días, una vez cada quince (15) días, por lo menos, y si no hubiese ningún
periódico en ella, en el que se edite en alguna de las poblaciones cercanas.
ART. 639.—Decreto de constitución de hogar. Transcurridos los noventa días de la publicación
referida, y llenas las formalidades exigidas en los artículos precedentes, sin haberse presentado
oposición de ningún interesado, el Tribunal declarará constituido el hogar en los términos
solicitados, separado del patrimonio del constituyente, y libre de embargo y remate por toda
causa u obligación, aunque conste de documento público o de sentencia ejecutoriada; y ordenará
que la solicitud y declaratoria se protocolicen en la Oficina de Registro respectiva, se publiquen
por la prensa tres veces, por lo menos, y se anoten en el Registro de Comercio de la jurisdicción.
Mientras no se haya cumplido con todas estas formalidades, el hogar no producirá los efectos
que le atribuye la Ley, y si ellas no se hubieren realizado en el término de noventa días, quedará
sin lugar la declaratoria del Tribunal.
Si antes de la declaración judicial hubiere oposición, el Tribunal la resolverá por los trámites del
juicio ordinario.
ART. 640.—Enajenación del hogar. El hogar no podrá enajenarse ni gravarse sin oírse
previamente a todas las personas en cuyo favor se haya establecido, o a sus representantes
legales, y con autorización judicial, que no dará el Tribunal sino en el caso comprobado de
necesidad extrema, y sometiéndola a la consulta del Tribunal Superior.
ART. 641.—Vuelta del inmueble al patrimonio del constituyente. Cuando hubiere fallecido el
último miembro de la familia para quien fue constituido el hogar, o cuando haya fenecido el
derecho a gozar de él, según lo establecido en los artículos 636, 642 y 643, volverá el inmueble
al patrimonio del constituyente o de sus herederos, a menos que el dominio se haya traspasado a
la persona o personas en cuyo favor se constituyó el hogar.
Conc.: arts. 636, 642, 643.
ART. 642.—Derecho al hogar en caso de divorcio. En caso de divorcio o de separación judicial
de cuerpos, conservará el derecho al hogar aquel a quien se atribuya la guarda de los hijos.
Cuando no existan hijos, el hogar quedará extinguido, sin embargo, si hubieren descendientes y
el hogar hubiese sido constituido también a favor de ellos, les corresponderá el derecho al hogar.
En los casos de separación de cuerpos convertida en divorcio, los interesados decidirán lo
relativo al hogar en el escrito de separación, sin perjuicio de los demás beneficiarios. Si no
hubiere acuerdo, el Juez determinará cuál de ellos gozará del hogar o lo declarará extinguido,
según las circunstancias. En caso de nulidad de matrimonio el derecho al hogar se regirá según lo
dispuesto en el artículo 127.
Conc.: art. 127.
ART. 643.—Pérdida del derecho por mala conducta. Los beneficiarios, mayores de edad, que
sean de mala conducta notoria, pierden su derecho al hogar.
CAPÍTULO II
De las limitaciones legales a la propiedad predial y de las servidumbres prediales
SECCIÓN I
Limitaciones legales de la propiedad predial
ART. 644.—Limitaciones de la propiedad predial. Las limitaciones legales de la propiedad
predial tienen por objeto la utilidad pública o privada.
ART. 645.—Limitaciones legales a la propiedad con objeto de utilidad pública. Las limitaciones
legales de la propiedad predial que tienen por objeto la utilidad pública, se refieren a la
conservación de los bosques, al curso de las aguas, al paso por las orillas de los ríos y canales
navegables, a la navegación aérea, a la construcción y reparación de los caminos y otras obras
públicas.
Todo cuanto concierne a estas limitaciones se determina por leyes y reglamentos especiales.
ART. 646.—Limitaciones legales a la propiedad por utilidad privada. Las limitaciones legales de
la propiedad predial por utilidad privada, se rigen por las disposiciones de la presente Sección y
por las leyes y ordenanzas sobre policía.
SECCIÓN II
De las servidumbres
De las especies de servidumbres que pueden establecerse sobre los predios
ART. 709.—Establecimiento de la servidumbre predial. Por el hecho del hombre puede
establecerse la servidumbre predial que consiste en cualquier gravamen impuesto sobre un predio
para uso y utilidad de otro perteneciente a distinto dueño, y que no sea en manera alguna
contraria al orden público.
El ejercicio y extensión de la servidumbre se reglamenta por los respectivos títulos, y a falta de
éstos, por las disposiciones de los artículos siguientes.
Conc.: C.P.C., art. 700.
ART. 710.—Servidumbres continuas o descontinuas. Las servidumbres son continuas o
descontinuas.
Son continuas aquéllas cuyo ejercicio es o puede ser continuo, sin que haya necesidad del hecho
actual del hombre para tal ejercicio; tales son los acueductos, los desagües de los techos, las
vistas y otras semejantes.
Son descontinuas las que tienen necesidad del hecho actual del hombre para su ejercicio; tales
son las de paso, las de tomar aguas, las de pasto, y otras semejantes.
ART. 711.—Servidumbres aparentes o no aparentes. Las servidumbres son aparentes o no
aparentes.
Son aparentes las que se muestran por señales visibles, como una puerta, una ventana, un
acueducto.
Son no aparentes aquellas cuya existencia no se indica por ninguna señal visible, como la de no
edificar en un predio o no edificar sino hasta una altura determinada.
ART. 712.—Toma de agua por medio de canal. Tipo de servidumbre. Las servidumbres de tomar
agua por medio de un canal o de otra obra visible y permanente, cualquiera que sea el uso a que
se la destine, se coloca entre las servidumbres continuas y aparentes, aun cuando no se tome el
agua sino por intervalos o por serie de días o de horas.
ART. 713.—Reclamación por exceso o falta de agua. Cuando para la derivación de una cantidad
constante o determinada de agua corriente, se hubiese convenido en la forma del orificio y del
aparato, deberá conservarse dicha forma, y las partes no podrán impugnarla bajo pretexto de
exceso o falta de agua, a menos que el exceso o falta provengan de variaciones acaecidas en el
canal de distribución o en la corriente de las aguas que por el mismo pasen.
Si no se hubiese convenido en la forma, pero el orificio y aparato de derivación se hubiesen
construido y poseído pacíficamente durante cinco años, no se admitirá tampoco después de este
plazo ninguna reclamación de las partes, bajo pretexto de sobra o falta de agua, a no ser en el
caso de haberse verificado alguna variación en el canal o en las corrientes de las aguas, de la
manera expresada anteriormente.
A falta del convenio y de la posesión mencionados se determinará la forma por la Autoridad
Judicial.
ART. 714.—Concesiones de agua. En las concesiones de agua hechas para un uso determinado,
sin que se haya fijado su cantidad, se reputará concedida la suficiente para este uso; y el
interesado en esto podrá hacer fijar en todo tiempo la forma de la derivación, de modo que a la
vez quede asegurado dicho uso e impedido el abuso.
Sin embargo, si se hubiese convenido en la forma del orificio y del aparato de derivación, o si, a
falta de convenio, la derivación se ha hecho pacíficamente, durante cinco años, en una forma
determinada, no podrán admitirse a las partes reclamaciones, a no ser en el caso indicado en el
artículo precedente.
ART. 715.—Toma de agua continua. Ejercicio de derecho. El derecho a tomar agua de una
manera continua podrá ejercerse en cualquier tiempo.
ART. 716.—Pertenencia del residuo final de agua. En la distribución de que disfruten muchos
por turno, el tiempo que tarde el agua para llegar al orificio de derivación del que tiene su uso,
correrá a su cargo, y el residuo final de agua pertenecerá a aquel cuyo turno cese.
ART. 717.—Detención de aguas que salten del canal. En los canales sujetos a distribución por
turno, las aguas que saltan o se escapan, pero que están contenidas en el lecho del canal, no
pueden detenerse ni derivarse por un usuario, sino en el momento de su turno.
ART. 718.—Cambio en el turno para el uso del agua. En los mismos canales los usuarios pueden
cambiar o variar entre sí el turno, con tal que este cambio no cause ningún perjuicio a los demás.
ART. 719.—Utilización del agua en fuerza motríz. Quien tiene derecho a usar del agua como
fuerza motriz, no puede, si en su título no hay disposición expresa para ello, paralizar o hacer
más lento su curso, ocasionando rebosamiento o estagnación.
TÍTULO V
De la posesión
ART. 771.—Definición de posesión. La posesión es la tenencia de una cosa, o el goce de un
derecho que ejercemos por nosotros mismos o por medio de otra persona que detiene la cosa o
ejerce el derecho en nuestro nombre.
Conc.: C.Co., art. 122.
ART. 772.—Posesión legítima. La posesión es legítima cuando es continua, no interrumpida,
pacífica, pública, no equívoca y con intención de tener la cosa como suya propia.
Conc.: C.P.C., art. 700.
ART. 773.—Presunción de posesión. Se presume siempre que una persona posee por sí misma y
a título de propiedad, cuando no se prueba que ha empezado a poseer en nombre de otra.
ART. 774.—Posesión en nombre de otro. Cuando alguien ha principiado a poseer en nombre de
otro, se presume que la posesión continúa como principió, si no hay prueba de lo contrario.
ART. 775.—Condición favorable del que posee. En igualdad de circunstancias es mejor la
condición del que posee.
ART. 776.—Actos facultativos y de simple tolerancia. Los actos meramente facultativos, y los
de simple tolerancia, no pueden servir de fundamento para la adquisición de la posesión legítima.
Conc.: C.P.C., art. 700.
ART. 777.—Actos violentos y clandestinos. Tampoco pueden servir de fundamento a la
adquisición de la posesión legítima, los actos violentos ni los clandestinos; sin embargo, ella
puede comenzar cuando ha cesado la violencia o la clandestinidad.
Conc.: C.P.C., art. 700.
ART. 778.—Cosas no apropiables. No produce efecto jurídico la posesión de las cosas cuya
propiedad no puede adquirirse.
ART. 779.—Presunción de posesión en tiempo intermedio. El poseedor actual que pruebe haber
poseído en un tiempo anterior, se presume haber poseído durante el tiempo intermedio, salvo
prueba en contrario.
ART. 780.—Presunción de posesión desde fecha de título. La posesión actual no hace presumir
la anterior, salvo que el poseedor tenga título; en este caso se presume que ha poseído desde la
fecha de su título, si no se prueba lo contrario.
ART. 781.—Sucesión de la posesión. La posesión continúa de derecho en la persona del sucesor
a título universal.
El sucesor a título particular puede unir a su propia posesión la de su causante, para invocar sus
efectos y gozar de ellos.
ART. 782.—Interdicto de amparo. Quien encontrándose por más de un año en la posesión
legítima de un inmueble, de un derecho real, o de una universalidad de muebles, es perturbado en
ella, puede, dentro del año, a contar desde la perturbación, pedir que se le mantenga en dicha
posesión.
El poseedor precario puede intentar esta acción en nombre y en interés del que posee, a quien le
es facultativo intervenir en el juicio.
En caso de una posesión por menor tiempo, el poseedor no tiene esta acción sino contra el no
poseedor o contra quien lo fuere por un tiempo más breve.
Conc.: C.P.C., art. 700.
ART. 783.—Interdicto de despojo. Quien haya sido despojado de la posesión, cualquiera que ella
sea, de una cosa mueble o inmueble, puede, dentro del año del despojo, pedir contra el autor de
él, aunque fuere el propietario, que se le restituya en la posesión.
Conc.: C.P.C., art. 699.
ART. 784.—Efecto de la restitución de la posesión. La restitución de la posesión en caso de
despojo no excluye el ejercicio de las demás acciones posesorias de parte de cualquier poseedor
legítimo.
ART. 785.—Interdicto de obra nueva. Quien tenga razón para temer que una obra nueva
emprendida por otro, sea en su propio suelo, sea en suelo ajeno, cause perjuicio a un inmueble, a
un derecho real o a otro objeto poseído por él, puede denunciar al Juez la obra nueva, con tal que
no esté terminada y de que no haya transcurrido un año desde su principio.
El Juez, previo conocimiento sumario del hecho, y sin audiencia de la otra parte, puede prohibir
la continuación de la nueva obra o permitirla, ordenando las precauciones oportunas; en el
primer caso, para asegurar el resarcimiento del daño producido por la suspensión de la obra, si la
oposición a su continuación resultare infundada por la sentencia definitiva; y en el segundo caso,
para la demolición o reducción de la obra y para el resarcimiento de los daños que puedan
sobrevenir al denunciante, si éste obtiene sentencia definitiva favorable, no obstante el permiso
de continuar la obra.
Conc.: C.P.C., art. 713.
ART. 786.—Interdicto de obra vieja. Quien tuviere motivo racional para temer que un edificio,
un árbol o cualquiera otro objeto amenace con daño próximo un predio u otro objeto poseído por
él, tendrá derecho de denunciarlo al Juez y de obtener, según las circunstancias, que se tomen las
medidas conducentes a evitar el peligro, o que se intime al interesado la obligación de dar
caución por los daños posibles.
Conc.: C.P.C., art. 717.
ART. 787.—Acciones posesorias en materia de servidumbre. En todas las cuestiones de posesión
en materia de servidumbre, el uso en el año precedente y, cuando se trate de servidumbres
ejercidas en intervalos que excedan de un año, el uso del último período de disfrute,
determinarán el estado de cosas que deba protegerse con las acciones posesorias.
ART. 788.—Poseedor de buena fe. Es poseedor de buena fe quien posee como propietario en
fuerza de justo título, es decir, de un título capaz de transferir el dominio, aunque sea vicioso,
con tal que el vicio sea ignorado por el poseedor.
Conc.: C.Co., art. 424.
ART. 789.—Presunción de buena fe. La buena fe se presume siempre; y quien alegue la mala,
deberá probarla.
Bastará que la buena fe haya existido en el momento de la adquisición.
Conc.: C.Co., art. 15.
ART. 790.—Beneficios del poseedor de buena fe. El poseedor de buena fe hace suyos los frutos,
y no está obligado a restituir sino los que percibiere después que se le haya notificado legalmente
la demanda.
ART. 791.—Indemnización por mejoras. El poseedor, aunque sea de buena fe no puede
pretender indemnización alguna por mejoras, si éstas no existen al tiempo de la evicción.
ART. 792.—Sumas reclamables por mejoras. El poseedor de buena o mala fe no puede reclamar
por mejoras, sino la suma menor entre el monto de las impensas y el mayor valor dado a la cosa.
ART. 793.—Derecho de retención por mejoras hechas. Sólo al poseedor de buena fe compete el
derecho de retención de los bienes por causa de mejoras realmente hechas y existentes en ellos,
con tal que las haya reclamado en el juicio de reivindicación.
Conc.: C.Co., art. 183.
ART. 794.—Pérdida de la cosa. Restitución. Respecto de los bienes muebles por su naturaleza y
de los títulos al portador, la posesión produce, en favor de los terceros de buena fe, el mismo
efecto que el título. Esta disposición no se aplica a la universalidad de muebles.
Sin embargo, quien hubiese perdido una cosa o aquél a quien la hubiesen quitado, podrán
reclamarla de aquel que la tenga, sin perjuicio de que este último pueda exigir indemnización a
aquél de quien la haya recibido.
Conc.: C.Co., art. 130.
ART. 795.—Restitución de cosa perdida con reembolso de dinero. Si el actual poseedor de la
cosa sustraída o perdida la hubiere comprado en una feria o mercado, en una venta pública, o a
un comerciante que vendiese públicamente objetos semejantes, no podrá el propietario obtener la
restitución de su cosa, sin reembolsar al poseedor la cantidad que le haya costado.
Conc.: C.Co., art. 64.
LIBRO TERCERO
De las maneras de adquirir y transmitir
la propiedad y demás derechos
Disposición General
ART. 796.—Formas de adquirir la propiedad. La propiedad se adquiere por la ocupación.
La propiedad y demás derechos se adquieren y transmiten por la Ley, por sucesión, por efecto de
los contratos.
Pueden también adquirirse por medio de la prescripción.
Conc.: C.Co., art. 424.
TÍTULO I
De la ocupación
ART. 797.—Adquisición por ocupación. Las cosas que no son de la propiedad de nadie, pero
que pueden llegar a serlo de alguien, se adquieren por la ocupación; tales son los animales que
son objeto de la caza o de la pesca, el tesoro y las cosas muebles abandonadas.
ART. 798.—Ejercicio de la caza y la pesca. El ejercicio de la caza y de la pesca se reglamentará
por leyes especiales.
No se permitirá, sin embargo, introducirse en un fundo ajeno, contra la prohibición del poseedor,
para el ejercicio de la caza.
ART. 799.—Enjambres de abejas. Derechos y obligaciones del propietario. Todo propietario de
enjambres de abejas tendrá derecho de seguirlos en fundo ajeno, pero con la obligación de
reparar los perjuicios que ocasione al poseedor del fundo. Cuando el propietario no los haya
seguido en los dos días inmediatos, o haya dejado de seguirlos durante dos días, el poseedor
podrá tomarlos y retenerlos.
Igual derecho tendrá el propietario de animales domesticados, salvo la disposición del artículo
570; pero pertenecerán a quien los haya tomado y retenido, si no se los reclamare dentro de
veinte días.
Conc.: art. 570.
ART. 800.—Tesoro. Definición y propiedad. Es tesoro todo objeto mueble de valor que haya
sido ocultado o enterrado y cuya propiedad nadie pueda justificar.
El tesoro pertenece al propietario del inmueble o mueble en donde se encuentre. Si el tesoro se
encontrare en un inmueble o mueble ajenos, con tal que haya sido encontrado por el solo efecto
de la casualidad, pertenecerá de por mitad al propietario del inmueble o mueble donde se haya
encontrado y al que lo hubiere hallado.
ART. 801.—Restitución de objetos. Quien encontrare un objeto mueble, que no pueda
considerarse como tesoro, deberá restituirlo al precedente poseedor, y, si no conociere a éste,
deberá consignarlo inmediatamente en poder de la Primera Autoridad Civil de la Parroquia o
Municipio del lugar donde lo haya encontrado.
ART. 802.—Publicidad de objetos consignados. La autoridad hará publicar la consignación en
uno de los periódicos del lugar, si lo hubiere, y por carteles que permanecerán fijados en los
lugares más públicos de la población por espacio de quince días, renovándolos en ese término, si
fuere necesario.
ART. 803.—Propiedad de la cosa encontrada. Pasados seis meses después del término fijado en
el artículo anterior, sin que se haya presentado el propietario, la cosa, o el precio de ella, si las
circunstancias hubiesen hecho necesaria su venta, pertenecerán a quien la haya encontrado.
El propietario de la cosa perdida, o quien la haya encontrado, en su caso, deberán, al tomar la
cosa o el precio, pagar los gastos, que aquélla hubiere ocasionado.
ART. 804.—Pago de recompensa. El propietario de la cosa o aquel que por sus relaciones con
éste responde de la pérdida de la cosa, deberá pagar, a título de recompensa, a quien la haya
encontrado, si éste lo exigiere, el diez por ciento de su valor, según la estimación común. Si este
valor excediere de dos mil bolívares, la recompensa por el exceso será únicamente el cinco por
ciento.
ART. 805.—Cosas arrojadas al mar. Derechos. Los derechos sobre las cosas arrojadas al mar, o
que provinieren de naufragio, se arreglarán según lo dispuesto en los artículos 801 y siguientes,
sobre las cosas encontradas, y se publicarán también los avisos por la prensa.
Conc.: art. 801.
ART. 806.—Derechos sobre productos del mar. Los derechos sobre los productos del mar que se
extraen de su seno o se encuentren en sus olas o riberas, y sobre las plantas y yerbas que crecen
en éstas, se arreglarán por leyes especiales, y, a falta de éstas, se adquirirán por ocupación.
TÍTULO II
De las sucesiones
ART. 807.—Formas de deferir las sucesiones. Las sucesiones se defieren por la Ley o por
testamento.
No hay lugar a la sucesión intestada sino cuando en todo o en parte falta la sucesión
testamentaria.
CAPÍTULO I
De las sucesiones intestadas
SECCIÓN I
De la capacidad de suceder
ART. 808.—Capacidad para suceder. Toda persona es capaz de suceder, salvo las excepciones
determinadas por la Ley.
ART. 809.—Personas incapases de suceder. Son incapaces de suceder los que en el momento de
la apertura de la sucesión no estén todavía concebidos. A los efectos sucesorios la época de la
concepción se determinará por las presunciones legales establecidas en los artículos 201 y
siguientes para la determinación de la filiación paterna.
Conc.: art. 201.
ART. 810.—Incapacidad de suceder por indigno. Son incapaces de suceder como indignos:
1º El que voluntariamente haya perpetrado o intentado perpetrar un delito, así como sus
cómplices, que merezca cuando menos pena de prisión que exceda de seis meses, en la persona
de cuya sucesión se trate, en la de su cónyuge, descendiente, ascendiente o hermano.
2º El declarado en juicio adúltero con el cónyuge de la persona de cuya sucesión se trate.
3º Los parientes a quienes incumba la obligación de prestar alimentos a la persona de cuya
sucesión se trate y se hubieren negado a satisfacerla, no obstante haber tenido medios para ello.
ART. 811.—Rehabilitación por indignidad. Quien haya incurrido en la indignidad puede ser
admitido a suceder, cuando la persona de cuya sucesión se trate lo haya rehabilitado por acto
auténtico.
ART. 812.—Deber del excluido por indigno. El excluido como indigno quedará en el deber de
restituir todos los frutos de que haya gozado desde la apertura de la sucesión.
ART. 813.—Indignidad del padre o de la madre o hijos. La indignidad del padre, o de la madre,
o de los descendientes, no daña a sus hijos, o descendientes, ora sucedan por derecho propio, ora
sucedan por representación. En este caso ni el padre ni la madre tienen, sobre la parte de la
herencia que pasa a sus hijos, los derechos de administración que acuerda la Ley a los padres de
familia.
SECCIÓN II
De la representación
ART. 814.—Efecto de la representación. La representación tiene por efecto hacer entrar a los
representantes en el lugar, en el grado y en los derechos del representado.
ART. 815.—Efecto de la representación en línea recta descendente. La representación en la línea
recta descendente tiene efecto indefinidamente y en todo caso, sea que los hijos del de cujus
concurran con los descendientes de otro hijo premuerto, sea que, habiendo muerto todos los hijos
del de cujus antes que él, los descendientes de los hijos concurran a heredarlos; ya se encuentren
entre sí en grados iguales, ya en grados desiguales, y aunque encontrándose en igualdad de
grados, haya desigualdad de número de personas en cualquiera generación de dichos
descendientes.
ART. 816.—Representación entre ascendientes. Entre los ascendientes no hay representación: el
más próximo excluye a los demás.
ART. 817.—Representación en línea colateral. En la línea colateral la representación se admite
en favor de los hijos de los hermanos y de las hermanas del de cujus, concurran o no con sus tíos.
NOTA: El artículo 818 del presente Código Civil, se encuentra derogado.
ART. 819.—Forma de hacer la división. En todos los casos en que se admite la representación, la
división se hará por estirpes.
Si una estirpe ha producido más de una rama, la subdivisión se hace por estirpes también en cada
rama; y entre los miembros de la misma rama, la división se hace por cabezas.
ART. 820.—Representación de personas vivas. No se representa a las personas vivas, excepto
cuando se trata de personas ausentes o incapaces de suceder.
ART. 821.—Representación a persona. Se puede representar a la persona cuya sucesión se ha
renunciado.
SECCIÓN III
Del orden de suceder
ART. 822.—Sucesión de ascendientes. Al padre, a la madre y a todo ascendiente suceden sus
hijos o descendientes cuya filiación esté legalmente comprobada.
ART. 823.—Matrimonio. Derechos sucesorales. El matrimonio crea derechos sucesorios para el
cónyuge de la persona de cuya sucesión se trate.
Estos derechos cesan con la separación de cuerpos y de bienes sea por mutuo consentimiento, sea
contenciosa, salvo prueba, en ambos casos, de reconciliación.
ART. 824.—Parte a suceder por el o la viuda. El viudo o la viuda concurre con los descendientes
cuya filiación esté legalmente comprobada, tomando una parte igual a la de un hijo.
ART. 825.—Reglas para deferir cuando no hay hijos o descendientes. La herencia de toda
persona que falleciere sin dejar hijos o descendientes cuya filiación esté legalmente comprobada,
se defiere conforme a las siguientes reglas:
Habiendo ascendientes y cónyuge, corresponde la mitad de la herencia a aquéllos y a éste la otra
mitad. No habiendo cónyuge la herencia corresponde íntegramente a los ascendientes.
A falta de ascendientes, corresponde la mitad de la herencia al cónyuge y la otra mitad a los
hermanos y por derecho de representación a los sobrinos.
A falta de estos hermanos y sobrinos, la herencia corresponde íntegramente al cónyuge y si
faltare éste corresponde a los hermanos y sobrinos expresados.
A falta de cónyuge, ascendientes, hermanos y sobrinos, sucederán al de cujus sus otros
colaterales consanguíneos.
ART. 826.—Sucesión de los hijos fuera del matrimonio. Una vez que haya sido establecida su
filiación, el hijo nacido y concebido fuera del matrimonio tiene, en la sucesión del padre y de la
madre, en la de los ascendientes, y demás parientes de éstos, los mismos derechos que el hijo
nacido o concebido durante el matrimonio.
ART. 827.—Hijos nacidos fuera del matrimonio. Igualdad de derechos. Salvo lo previsto en el
artículo 219, el padre y la madre, sus ascendientes y demás parientes del hijo nacido y concebido
fuera del matrimonio, tienen en la sucesión de este último y en la de sus descendientes, los
mismos derechos que la Ley atribuye al hijo nacido o concebido durante el matrimonio.
Conc.: art. 219.
ART. 828.—De simple y doble conjunción. Concurrencia. Cuando concurran hermanos de doble
conjunción, aun cuando hayan sido concebidos y nacidos fuera del matrimonio, con hermanos de
simple conjunción, a estos últimos les corresponderá una cuota igual a la mitad de lo que a cada
uno de aquéllos corresponda.
ART. 829.—Orden de suceder. Los hijos adoptivos en adopción simple tienen, en la herencia del
adoptante o adoptantes, los mismos derechos que los otros hijos.
ART. 830.—Llamados a suceder. Cuando los llamados a suceder son los colaterales distintos a
los hermanos y sobrinos, sucederán al de cujus según las reglas siguientes:
1º El o los colaterales de grado más próximo excluyen siempre a los demás.
2º Los derechos de sucesión de los colaterales no se extienden más allá del sexto grado.
ART. 831.—Derechos de colaterales de simple conjunción. Los colaterales de simple conjunción
gozan de los mismos derechos que los colaterales de doble conjunción.
ART. 832.—De cujus sin herederos. Bienes a la nación. A falta de todos los herederos ab-
intestato designados en los artículos precedentes, los bienes del de cujus pasan al patrimonio de
la Nación, previo el pago de las obligaciones insolutas.
CAPÍTULO II
De las sucesiones testamentarias
Disposiciones Generales
ART. 833.—Testamento. Noción. El testamento es un acto revocable por el cual una persona
dispone para después de su muerte de la totalidad o de parte de su patrimonio, o hace alguna otra
ordenación, según las reglas establecidas por la Ley.
ART. 831.—Disposiciones testamentarias. Las disposiciones testamentarias que comprendan la
universalidad de una parte alícuota de los bienes del testador, son a título universal y atribuyen la
calidad de heredero.
Las demás disposiciones son a título particular y atribuyen la calidad de legatario.
NOTA: Deducimos que el artículo que antecede es el Nº 834, no obstante, el texto es traslado fiel
y exacto de la Gaceta Oficial Nº 2.990 Extraordinario de fecha 26 de julio de 1982, en la cual
aparece como 831.
ART. 835.—Singularidad del acto de testar. No pueden dos o más personas testar en un mismo
acto, sea en provecho recíproco o de un tercero.
SECCIÓN I
De la capacidad para disponer por testamento
ART. 836.—Capacidad para testar. Pueden disponer por testamento todos los que no estén
declarados incapaces de ello por la Ley.
ART. 837.—Incapacidad para testar. Son incapaces de testar:
1º Los que no hayan cumplido diez y seis años, a menos que sean viudos, casados o divorciados.
2º Los entredichos por defecto intelectual.
3º Los que no estén en su juicio al hacer el testamento.
4º Los sordomudos y los mudos que no sepan o no puedan escribir.
ART. 838.—Calificación de la capacidad de testar. Para calificar la capacidad de testar se
atiende únicamente al tiempo en que se otorga el testamento.
SECCIÓN II
De la capacidad para recibir por testamento
ART. 839.—Capacidad para recibir por testamento. Pueden recibir por testamento todos los que
no estén declarados incapaces de ello por la Ley.
ART. 840.—Incapacidad para recibir por testamento. Son incapaces para recibir por testamento
los que son incapaces para suceder ab-intestato.
Sin embargo, pueden recibir por testamento los descendientes inmediatos, es decir, los hijos de
una persona determinada que viva en el momento de la muerte del testador, aunque no estén
concebidos todavía.
ART. 841.—Incapaces para heredar por testamento. Son igualmente incapaces de heredar por
testamento:
1º Las Iglesias de cualquier credo y los Institutos de manos muertas.
2º Los ordenados in sacris y los ministros de cualquier culto, a menos que el instituido sea
cónyuge, ascendiente, descendiente o pariente consanguíneo dentro del cuarto grado inclusive
del testador.
ART. 842.—La legítima del descendiente del indigno. Los descendientes del indigno tienen
siempre derecho a la legítima que debería tocarle al que es excluido.
ART. 843.—Del indigno. Disposiciones para recibir por testamento. Son aplicables al indigno
para recibir por testamento las disposiciones de los artículos 811 y 812 y las de la primera parte
del artículo 813.
Conc.: arts. 811, 812, 813.
ART. 844.—El tutor en la sucesión de su pupilo. El tutor no podrá aprovecharse jamás de las
disposiciones testamentarias de su pupilo, otorgadas antes de la aprobación de la cuenta
definitiva de la tutela, aunque el testador muera después de la aprobación de la cuenta.
Son eficaces, sin embargo, las disposiciones otorgadas en favor del tutor, cuando es ascendiente,
descendiente, hermano, hermana o cónyuge del testador.
ART. 845.—Parte correspondiente al cónyuge sobreviviente. El cónyuge en segundas o
ulteriores nupcias no puede dejar al cónyuge sobreviviente una parte mayor de la que le deje al
menos favorecido de los hijos de cualquiera de los matrimonios anteriores.
ART. 846.—Efecto de los legados en favor del registrador. Las instituciones y legados en favor
del Registrador o de cualquiera otro oficial civil, militar, marino o consular que haya recibido el
testamento abierto, o de alguno de los testigos que hayan intervenido en él, no tendrán efecto.
ART. 847.—Legados en favor de persona que haya escrito testamento cerrado. Carecerán
igualmente de efecto las instituciones y legados en favor de la persona que haya escrito el
testamento cerrado, a menos que la disposición fuere aprobada en cláusula escrita de mano del
testador, o verbalmente por éste, ante el Registrador y testigos del otorgamiento, haciéndose
constar estas circunstancias en el acta respectiva.
ART. 848.—Nulidad de disposiciones testamentarias. Las disposiciones testamentarias en favor
de las personas incapaces, designadas en los artículos 841, 844, 845, 846 y 847 son nulas,
aunque se las haya simulado bajo la forma de un contrato oneroso, o se las haya otorgado bajo
nombre de personas interpuestas.
Se reputan personas interpuestas, al padre, la madre, los descendientes y el cónyuge de la
persona incapaz.
Conc.: arts. 841, 844, 845, 846, 847.
SECCIÓN III
De la forma de los testamentos
§ 1º
De los testamentos ordinarios
ART. 849.—Formas del testamento ordinario. El testamento ordinario es abierto o cerrado.
ART. 850.—Testamento abierto. Es abierto o nuncupativo el testamento cuando el testador, al
otorgarlo, manifiesta su última voluntad en presencia de las personas que deben autorizar el acto,
quedando enteradas de lo que en él se dispone.
ART. 851.—Testamento cerrado. Es testamento cerrado aquel en que se cumplen las
formalidades establecidas en el artículo 857.
Conc.: art. 857.
ART. 852.—Formalidades del testamento abierto. El testamento abierto debe otorgarse en
escritura pública con los requisitos y formalidades exigidos por la Ley de Registro Público para
la protocolización de documentos.
ART. 853.—Otorgamiento sin protocolización. También podrá otorgarse sin protocolización
ante el Registrador y dos testigos, o ante cinco testigos sin la concurrencia del Registrador.
ART. 854.—Formalidades del testamento otorgado sin protocolización ante el Registrador. En el
primer caso del artículo anterior, se llenarán las formalidades siguientes:
1º El testador declarará ante el Registrador y los testigos su voluntad que será reducida a escrito
bajo la dirección del Registrador, si el otorgante no presentare redactado el documento.
2º El Registrador, si el testador no prefiere hacerlo, leerá el testamento a quienes concurran al
acto, sin que baste que la lectura se haga separadamente.
3º El Registrador y los testigos firmarán el testamento.
4º Se hará mención expresa del cumplimiento de estas formalidades.
Este testamento se protocolizará sin ninguna otra formalidad, no pudiendo deducirse derecho
alguno derivado del mismo sin que antes se haya verificado su protocolización en la Oficina de
Registro correspondiente al Registrador que autorizó el acto.
Conc.: C.P.C., art. 920.
ART. 855.—Formalidades del testamento otorgado ante cinco testigos. En el segundo caso del
artículo 853, todos los testigos firmarán el testamento, y dos por lo menos reconocerán
judicialmente su firma y el contenido del testamento, dentro de los seis meses siguientes al
otorgamiento, bajo pena de nulidad; lo que deberá hacer también el testador si viviere en la fecha
del reconocimiento, a menos que se pruebe que estuvo en la imposibilidad de hacerlo.
Conc.: art. 853.
C.P.C., art. 917.
ART. 856.—Firma del testador. El testamento en ambos casos deberá firmarse por el testador, si
supiere y pudiere hacerlo; en caso contrario, se expresará la causa por qué no lo firma, y lo
suscribirá a su ruego la persona que él designe en el acto, la cual será distinta de los testigos
instrumentales.
ART. 857.—Solemnidades del testamento cerrado. En el testamento cerrado deberán observarse
las solemnidades siguientes:
1º El papel en que esté escrito el testamento, o por lo menos el que le sirva de cubierta, estará
cerrado y sellado de manera que el testamento no pueda extraerse sin ruptura o alteración del
pliego, o se hará cerrar y sellar de esa misma manera en presencia del Registrador y de tres
testigos.
2º El testador, al hacer la entrega, declarará en presencia de los mismos, que el contenido de
aquel pliego es su testamento.
3º El testador expresará si el testamento está o no escrito y firmado por él. Si no lo firmó porque
no pudo, lo declarará en el acto de la entrega.
4º El Registrador dará fe de la presentación y entrega con expresión de las formalidades
requeridas en los números 1º, 2º y 3º, todo lo cual hará constar encima del testamento o de su
cubierta, y firmarán también el testador y todos los testigos.
5º Si el testador no pudiere firmar en el acto en que hace la entrega, el Registrador hará también
constar en la cubierta esta circunstancia, y firmará a ruego del testador la persona que éste
designe en el mismo acto, la cual será distinta de los testigos instrumentales.
ART. 858.—Impedimento para firmar el testamento. El testador que sepa leer, pero no escribir, o
que no haya podido poner su firma cuando hizo escribir sus disposiciones, deberá también
declarar haberlas leído e indicar la causa o motivo que le haya impedido firmarlas, y de todo esto
se hará mención en el acta.
ART. 859.—Testamento cerrado. Prohibición de testar. Quienes no sepan o no puedan leer no
podrán hacer testamento cerrado.
ART. 860.—Acta del registrador. El acta en la cual el Registrador da fe de la presentación del
testamento cerrado y del cumplimiento de las formalidades requeridas por la Ley, será
protocolizada si así lo exigiere la Ley de Registro Público vigente al tiempo de su otorgamiento,
sin que la falta de protocolización pueda en ningún caso producir su nulidad.
ART. 861.—Testamento del sordomudo y el mudo. El sordomudo y el mudo pueden hacer
testamento, si saben y pueden escribir.
Al hacer testamento abierto, deben manifestar por escrito ante el Registrador y los testigos su
voluntad; y después que ésta esté redactada, deben poner al pie su aprobación. En caso de
presentar escrito el testamento, deberán escribir a su pie, también en presencia del Registrador y
testigos, la nota que exprese que aquél es su testamento.
Al hacer testamento cerrado, deben escribir, a la cabeza de la cubierta que lo contenga y en
presencia del Registrador y testigos, que el pliego presentado contiene su testamento, y si lo ha
escrito un tercero deben agregar que lo han leído.
El Registrador expresará en el acta del otorgamiento que el testador ha escrito en su presencia y
la de los testigos las palabras antes indicadas. Además, se observará todo lo que establece el
artículo 857.
Conc.: art. 857.
ART. 862.—Testador sordo. Formalidades para hacer testamento abierto. El absolutamente
sordo, que quiera hacer testamento abierto, debe, además de las otras formalidades necesarias,
leer el acta testamentaria, y en la misma se hará mención de esta circunstancia.
Si el testador no sabe o no puede leer, se necesitan dos testigos más de los requeridos en el
artículo 853 y debe expresar de palabra su voluntad ante ellos.
Conc.: art. 853.
ART. 863.—Asistencia de intérprete. Si el testador no hablare ni entendiere el idioma castellano,
deberá ser asistido en todo caso por un intérprete que él mismo elegirá y que deberá también
firmar el acta.
ART. 864.—Requisitos de los testigos en los testamentos. Los testigos en los testamentos deben
ser mayores de edad, conocer al testador y saber leer y escribir.
No pueden ser testigos en los testamentos, los ciegos y los totalmente sordos o mudos, los que no
entienden el idioma castellano, los parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o
segundo de afinidad del Registrador que autoriza el acto; los herederos y legatarios instituidos en
el testamento y los parientes de los mismos dentro de los grados expresados, respecto de los
testamentos abiertos; ni, en fin, el que tuviere algún impedimento general para declarar en todo
juicio.
Conc.: C.P.C., art. 477.
§ 2º
De los testamentos especiales
ART. 865.—Testamentos en lugares de epidemias. En los lugares donde reine una epidemia
grave que se repute contagiosa, es válido el testamento hecho por escrito ante el Registrador o
ante cualquiera Autoridad Judicial de la jurisdicción, en presencia de dos testigos, no menores de
diez y ocho años y que sepan leer y escribir.
El testamento siempre será suscrito por el funcionario que lo recibe y por los testigos, y, si las
circunstancias lo permiten, por el testador. Si el testador no firmare, se hará mención expresa de
la causa por la cual no ha sido cumplida esta formalidad.
ART. 1791.—Término de la renta vitalicia. La renta vitalicia puede constituirse por la duración
de la vida de quien da el precio o por la de un tercero que no tiene derecho a la renta.
ART. 1792.—Término de la renta vitalicia. Puede constituirse por la duración de la vida de una
persona o de varias.
ART. 1793.—Constitución en provecho de tercero. Puede constituirse en provecho de un tercero,
distinto de quien da el precio.
En este caso, aunque la renta vitalicia constituya una liberalidad, no queda sujeta a las formas
establecidas para las donaciones; pero es reducible o anulable con arreglo al artículo 1790.
Conc.: art. 1790.
ART. 1794.—Renta vitalicia constituida por la vida de persona ya muerta. El contrato de renta
vitalicia, constituida por la vida de una persona ya muerta cuando se celebró el contrato, no
produce ningún efecto.
CAPÍTULO II
De los efectos del contrato de renta vitalicia
entre las partes contratantes
ART. 1795.—Resolución de contrato de renta vitalicia. La persona en cuyo provecho se ha
constituido la renta vitalicia a título oneroso, puede hacer que se resuelva el contrato, si no se le
otorgan las seguridades estipuladas para su cumplimiento.
Si la renta se hubiere constituido en testamento sin designación de bienes determinados, el
legatario tendrá derecho a que el heredero señale bienes bastantes sobre los que haya de
constituirse la hipoteca.
Conc.: C.Co., art. 451.
ART. 1796.—Efecto de la falta de pago de atrasos de la renta. La sola falta de pago de los
atrasos de la renta no autoriza a aquel en cuyo favor se ha constituido ésta, a pedir el reembolso
del capital o entrar en posesión del fundo enajenado. Tiene aquél solamente derecho de embargar
y hacer vender los bienes de su deudor y pedir que se ordene, si el deudor no consiente en ello,
que del producto de la venta se tome la cantidad suficiente para pagar los atrasos.
ART. 1797.—Obligación de pagar la renta. El deudor de la renta no puede libertarse de ella
ofreciendo el reembolso del capital y renunciando al cobro de las anualidades pagadas; está
obligado a pagar la renta durante toda la vida de la persona o de las personas por quienes se ha
constituido, cualquiera que sea la duración de la vida de estas personas, o por oneroso que haya
podido llegar a ser el pago de la renta.
ART. 1798.—Beneficiario de la renta vitalicia. La renta vitalicia se debe al propietario, en
proporción del número de días que haya vivido.
Sin embargo, si se ha convenido en pagarla por plazos anticipados, se debe toda la pensión desde
el día en que haya de hacerse el pago.
ART. 1799.—Renta vitalicia gratuita. Inembargabilidad. Sólo en el caso de que la renta vitalicia
se haya constituido a título gratuito, se puede estipular que no estará sujeta a embargo.
TÍTULO XVII
Del seguro, del juego y de la apuesta
CAPÍTULO I
Del seguro
ART. 1800.—Régimen de los contratos de seguros. Todo lo relativo al contrato de seguro se
regirá por las disposiciones del Código de Comercio y por leyes especiales.
Conc.: C.Co., art. 6º.
CAPÍTULO II
Del juego y de la apuesta
ART. 1801.—Imposibilidad de accionar por lo ganado. La Ley no da acción para reclamar lo que
se haya ganado en juego de suerte, azar o envite, o en una apuesta.
Las loterías están comprendidas en las disposiciones de este artículo, excepto aquellas que se
constituyan para beneficencia o para algún otro fin de utilidad pública, y que las garantice el
Estado.
Conc.: C.P.C., art. 346.
ART. 1802.—Juegos exceptuados. Se exceptúan los juegos de fuerza o destreza corporal, como
el de armas, carreras a pie o a caballo, pelota y otros semejantes.
ART. 1803.—Repetición de lo pagado voluntariamente. Quien haya perdido en el juego o
apuesta no puede repetir lo que haya pagado voluntariamente, a menos que haya habido fraude o
dolo de parte de quien hubiese ganado, o que quien hubiese perdido sea menor, entredicho o
inhabilitado.
TÍTULO XVIII
De la fianza
CAPÍTULO I
De la naturaleza y extensión de la fianza
ART. 1804.—Obligación del fiador. Quien se constituye fiador de una obligación queda
obligado para con el acreedor a cumplirla, si el deudor no la cumple.
Conc.: C.Co., art. 440.
ART. 1805.—Objeto de la fianza. La fianza no puede constituirse sino para garantizar una
obligación válida.
Sin embargo, es válida la fianza de la obligación contraída por una persona legalmente incapaz,
si el fiador conocía la incapacidad.
ART. 1806.—Límite de la fianza. La fianza no puede exceder de lo que debe el deudor, ni
constituirse bajo condiciones más onerosas.
Puede constituirse por una parte de la deuda únicamente, y bajo condiciones menos onerosas. La
fianza que exceda de la deuda o que se haya constituido bajo condiciones más onerosas, no será
válida sino en la medida de la obligación principal.
ART. 1807.—Constitución de fianza. Se puede constituir la fianza sin orden del obligado por
quien se constituye, y aún ignorándola éste. Se puede también constituir no sólo por el deudor
principal sino por otro fiador.
ART. 1808.—Requisitos formales de la fianza. La fianza no se presume: debe ser expresa y no
se puede extender más allá de los límites dentro de los cuales se la ha contraído.
Conc.: C.Co., art. 75.
ART. 1809.—Alcance de la fianza indefinida. La fianza indefinida de una obligación principal
comprende todos los accesorios de la deuda, y aun las costas judiciales.
Conc.: C.Co., art. 77.
ART. 1810.—Cualidades del fiador. El obligado a dar fiador debe dar por tal a personas que
reúnan las cualidades siguientes:
1º Que sea capaz de obligarse y que no goce de ningún fuero privilegiado.
2º Que esté sometido o que se someta a la jurisdicción del Tribunal que conocería del
cumplimiento de la obligación principal.
3º Que posea bienes suficientes para responder de la obligación; pero no se tomarán en
consideración los bienes embargados o los litigiosos, ni los que estén situados fuera del territorio
de la República.
Conc.: C.Co., art. 75; C.P.C., art. 590.
ART. 1811.—Insolvencia del fiador. Sustitución. Caso de estar obligado el deudor a dar una
fianza, si el fiador aceptado por el acreedor se hiciere insolvente, podrá el acreedor exigir otro en
su lugar.
Cuando se haya exigido y pactado fianza de una persona determinada, la insolvencia de ésta no
obligará al deudor a dar nueva fianza.
CAPÍTULO II
De los efectos de la fianza
SECCIÓN l
De los efectos de la fianza entre el acreedor y el fiador
ART. 1812.—Compelación de pago al fiador. No puede compelerse al fiador a pagar al acreedor,
sin previa excusión de los bienes del deudor.
Conc.: C.P.C., art. 146.
ART. 1813.—Compelación sin esperar la excusión de los bienes del deudor. No será necesaria la
excusión:
1º Cuando el fiador haya renunciado expresamente a ella.
2º Cuando se haya obligado solidariamente con el deudor o como principal pagador.
3º En el caso de haber quebrado o de haber hecho cesión de bienes el deudor.
ART. 1814.—Demanda para pago inmediato. La demanda contra el deudor principal podrá
extenderse al fiador para que pague inmediatamente, si no hubiere lugar a la excusión según el
artículo precedente.
Conc.: C.P.C., art. 146.
ART. 1815.—Mora del deudor. Obligación del acreedor. El acreedor debe poner en
conocimiento del fiador la mora del deudor, inmediatamente que ésta ocurra.
ART. 1816.—Solicitud de excusión en la contestación de la demanda. La excusión no tendrá
efecto si no la exigiere el fiador al contestar la demanda.
El fiador que pida la excusión deberá indicar bienes suficientes del deudor principal, y anticipar
la cantidad necesaria para hacer la excusión.
No producirá efecto la designación que haga de bienes del deudor que sean litigiosos o que se
hallen fuera del territorio de la República, o de que no esté en posesión el deudor, aunque se
hallen hipotecados.
Tampoco surtirá efectos ulteriores la acusación de bienes que en el segundo acto de remate no se
hubieren rematado por falta de postor o de postor aceptable.
ART. 1817.—Responsabilidad del acreedor para con el fiador. Cuando el fiador haya hecho la
indicación de los bienes, de conformidad con el artículo precedente, y haya provisto a los gastos
necesarios para la excusión, el acreedor será responsable para con el fiador, hasta concurrencia
de los bienes indicados, de la insolvencia del deudor principal sobrevenida por el retardo en la
ejecución.
ART. 1818.—Responsabilidad de varios fiadores. Siendo varios los fiadores de un mismo
deudor, y por una misma deuda, cada uno de ellos responderá de toda la deuda.
ART. 1819.—Beneficio de división. Consecuencias. Sin embargo, podrá cada una de dichas
partes exigir que el acreedor divida preventivamente su acción, reduciéndola a la parte que a
cada cual corresponda, cuando no haya renunciado al beneficio de división.
Si alguno de los fiadores no fuere solvente al tiempo en que uno de ellos haya obtenido la
división, estará obligado este último proporcionalmente a la insolvencia; pero no podrá
demandarse de nuevo por razón de otra insolvencia sobrevenida después de la división.
ART. 1820.—Responsabilidad del fiador, del fiador. El fiador del fiador no estará obligado para
con el acreedor, sino en el caso en que el deudor principal y todos los fiadores sean insolventes o
hayan quedado libertados por virtud de excepciones personales al deudor y a los fiadores.
SECCIÓN II
De los efectos de la fianza entre el deudor y el fiador
ART. 1821.—Pago por el fiador. Acción contra el deudor. El fiador que haya pagado tendrá
recurso contra el deudor principal aun cuando éste no haya tenido conocimiento de la fianza
dada.
El recurso procederá tanto por el capital como por los intereses y los gastos. El fiador no tendrá,
sin embargo, recurso sino por los gastos hechos por él después que haya instruido al deudor
principal de las gestiones contra él.
Tendrá también derecho a los intereses de todo cuanto haya pagado por el deudor, aun cuando la
deuda no produjera intereses, y aun a la indemnización de daños, si hubiere lugar.
En todo caso, los intereses que no se debieran al acreedor, no correrán en favor del fiador sino
desde el día en que éste haya notificado su pago.
ART. 1822.—Subrogación del fiador. El fiador se subroga por el pago en todos Ios derechos que
el acreedor haya tenido contra el deudor.
Sin embargo, si hubiere transigido con el acreedor, no podrá pedir al deudor más de lo que
realmente haya pagado, a menos que el acreedor le haya hecho cesión expresa del resto.
ART. 1823.—Acción contra deudores solidarios. Si fueren varios los deudores principales y
estuvieren obligados solidariamente, el fiador de todos, que haya pagado, podrá dirigir su acción
contra cualquiera de ellos por la totalidad de la deuda.
ART. 1824.—Pago del fiador sin aviso previo. Efecto. El fiador que haya pagado no tendrá
acción contra el deudor principal que haya pagado también, cuando el pago hecho por el fiador
no hubiese sido avisado previamente al deudor.
Si el fiador hubiere pagado sin habérsele requerido y sin haber avisado al deudor principal, éste
podrá oponer a las acciones del fiador todas las excepciones que hubiera podido oponer al
acreedor principal en el momento del pago.
En ambos casos, el fiador tiene la acción de repetición contra el acreedor.
ART. 1825.—Derechos del fiador sobre el deudor. El fiador tendrá derecho para que el deudor
principal le obtenga el relevo o le caucione las resultas de la fianza o consigne medios de pago,
en los casos siguientes:
1º Cuando se le demanda para el pago.
2º Cuando el deudor disipe o aventure temerariamente sus bienes.
3º Cuando el deudor haya quebrado o se encuentre en estado de insolvencia.
4º Cuando el deudor se haya obligado a obtenerle el relevo de la fianza dentro de cierto plazo, y
éste haya vencido.
5º Cuando resulte que haya temor fundado de que el deudor se fugue o se separe de la República,
con ánimo de establecerse en otra parte sin dejar bienes suficientes.
6º Cuando haya vencido el plazo o se haya cumplido en todo o en parte la condición que haga
inmediatamente exigible la obligación principal.
7º Al vencimiento de cinco años, cuando la obligación principal no tenga término fijado para el
vencimiento, siempre que la obligación principal no sea de naturaleza tal que no pueda
extinguirse antes de un tiempo determinado, como sucede respecto de la tutela, o que no haya
habido estipulación en contrario.
Conc.: C.Co., art. 451.
SECCIÓN III
De los efectos de la fianza entre los cofiadores
ART. 1826.—Acción de un fiador contra los demás. Cuando varias personas hayan fiado a un
mismo deudor por una misma deuda, el fiador que haya pagado en uno de los casos expresados
en el artículo precedente, tendrá acción contra los demás fiadores por su parte respectiva.
Si alguno de ellos resultare insolvente, la parte de éste recaerá sobre todos en proporción.
En todo caso, podrán los cofiadores oponer al que pagó las mismas excepciones que habrían
correspondido al deudor principal contra el acreedor y que no fueren puramente personales del
mismo deudor.
CAPÍTULO III
De la fianza legal y judicial
ART. 1827.—Cualidades del fiador. El fiador que haya de darse por disposición de la Ley o de
providencia judicial, deberá tener las cualidades exigidas en el artículo 1810.
Conc.: art. 1810.
C.Co., art. 75; C.P.C., art. 590.
ART. 1828.—Sustitución de fiador por prenda. El obligado a dar fiador en los casos del artículo
anterior, podrá dar en su lugar una prenda o una hipoteca que a juicio del Tribunal sea suficiente
para asegurar el crédito.
Conc.: C.Co., art. 75.
ART. 1829.—Fiador judicial. Prohibición de solicitar la excusión. El fiador judicial no podrá
pedir la excusión del deudor principal.
El subfiador, en el mismo caso, no podrá pedir ni la del deudor ni la del fiador.
CAPÍTULO IV
De la extinción de la fianza
ART. 1830.—Extinción de la obligación del fiador. La obligación del fiador se extingue por la
extinción de la obligación principal y por las mismas causas que las demás obligaciones.
ART. 1831.—Confusión del deudor con el fiador. Efecto. La confusión que se verifica en la
persona del deudor principal y de su fiador, cuando uno de ellos hereda al otro, no extingue la
acción del acreedor contra quien haya prestado fianza por el fiador.
ART. 1832.—Facultad del fiador de oponer excepciones. El fiador puede oponer al acreedor
todas las excepciones que pertenezcan al deudor principal y que a éste no sean personales.
ART. 1833.—Liberación del fiador por subrogación del acreedor. El fiador aunque sea solidario
se liberta cuando, por hecho del acreedor, la subrogación de los derechos, hipotecas y privilegios
de este último no pueda tener ya efecto en su favor.
Conc.: C.P.C., art. 146.
ART. 1834.—Liberación del fiador. Si el acreedor acepta voluntariamente un inmueble u otros
cualesquiera efectos en pago de la deuda, aunque después los pierda por evicción, queda libre el
fiador.
ART. 1835.—Prórroga concedida al deudor. Liberación. La simple prórroga del plazo, concedida
por el acreedor al deudor principal, no liberta al fiador, quien puede en este caso obrar contra el
deudor para obligarle al pago.
Conc.: C.P.C., art. 146.
ART. 1836.—Fianza limitada a un plazo. El fiador que haya limitado su fianza al mismo plazo
acordado al deudor principal, quedará obligado, aun más allá de este término, y por todo el
tiempo necesario para apremiarle al pago, siempre que el acreedor en los dos meses siguientes al
vencimiento del término, haya intentado sus acciones y las haya seguido con diligencia hasta su
definitiva decisión.
TÍTULO XIX
De la prenda
ART. 1837.—Prenda. Definición. La prenda es un contrato por el cual el deudor da a su acreedor
una cosa mueble en seguridad del crédito, la que deberá restituirse al quedar extinguida la
obligación.
Conc.: C.P.C., art. 666.
C.Co., art. 427.
ART. 1838.—Derecho conferidos al acreedor. La prenda confiere al acreedor el derecho de
hacerse pagar con privilegio sobre la cosa obligada.
Conc.: C.P.C., art. 666.
C.Co., art. 535.
ART. 1839.—Pago con privilegio sobre la cosa. Este privilegio no es procedente sino cuando
hay instrumento de fecha cierta que contenga la declaración de la cantidad debida, así como de la
especie y de la naturaleza de las cosas dadas en prenda, o una nota de su calidad, peso y medida.
Sin embargo, la redacción del contrato por escrito no se requiere sino cuando se trate de un
objeto cuyo valor exceda de dos mil bolívares.
Conc.: C.P.C., art. 666.
C.Co., art. 535.
ART. 1840.—Formalidades de la prenda. El privilegio no tiene efecto sobre los créditos, sino
cuando la prenda resulte de un instrumento de fecha cierta y se le haya notificado al deudor del
crédito dado en prenda.
La notificación no es necesaria respecto de los documentos a la orden o al portador.
Conc.: C.P.C., art. 593.
C.Co., art. 535.
ART. 1841.—Subsistencia del privilegio. En todo caso, el privilegio no subsistirá sobre la
prenda, sino cuando se la haya entregado y esté en poder del acreedor o de un tercero escogido
por las partes.
Conc.: C.Co., art. 537.
ART. 1842.—Bienes semovientes. Pacto sobre la conservación del bien. No obstante lo
dispuesto en el artículo anterior, cuando la prenda consiste en semovientes, podrá pactarse que el
dueño conserve la tenencia de la misma con las condiciones y limitaciones que se establezcan;
pero, para que la prenda así constituida produzca efecto contra tercero, será necesario que los
semovientes dados en prenda se marquen en lugar visible con un hierro o ferrete especial y que
el contrato en que se constituye dicha prenda se protocolice en la Oficina Subalterna de Registro
a cuya jurisdicción corresponda el inmueble donde se encuentren los bienes para la fecha del
contrato.
ART. 1843.—Prenda dada por tercero. Un tercero puede dar la prenda por el deudor.
Conc.: C.P.C., art. 590.
ART. 1844.—Prohibición de apoderarse de la cosa recibida en prenda. El acreedor no podrá
apropiarse la cosa recibida en prenda, ni disponer de ella, aunque así se hubiere estipulado; pero
cuando haya llegado el tiempo en que deba pagársele tendrá derecho a hacerla vender
judicialmente.
Podrá admitirse al acreedor a la licitación de la prenda que se remate.
Conc.: C.Co., art. 539.
ART. 1845.—Responsabilidad del acreedor por la pérdida de la cosa. El acreedor es responsable,
según las reglas establecidas en el Título de las obligaciones, de la pérdida o del deterioro de la
prenda, sobrevenidos por su negligencia.
El deudor debe, por su parte, reembolsar al acreedor los gastos necesarios que éste haya hecho
para la conservación de la prenda.
Conc.: C.P.C., art. 666.
ART. 1846.—Imputación de intereses. Si se hubiere dado en prenda un crédito productivo de
intereses, el acreedor deberá imputar estos intereses sobre los que se le deban.
Si la deuda para cuya seguridad se haya dado en prenda el crédito, no produjere intereses, la
imputación de éstos se hará sobre el capital de la deuda.
Conc.: C.P.C., art. 540.
ART. 1847.—Prenda de acreencia. Cobro. Si lo que se hubiere dado en prenda es una acreencia,
el acreedor prendario tendrá derecho a cobrarla judicial o extrajudicialmente.
Conc.: C.Co., art. 538.
ART. 1848.—Abuso de la prenda por el acreedor. Secuestro. Si el acreedor abusare de la prenda,
el deudor podrá pedir que ésta se ponga en secuestro.
Conc.: C.P.C., art. 599.
ART. 1849.—Deterioro de la prenda. Si la cosa dada en prenda se deteriora o disminuye de valor
al extremo de que se tema su insuficiencia para la seguridad del acreedor, éste puede solicitar del
Juez competente que se venda en subasta o al precio de bolsa o de mercado, si existen.
El deudor prendario puede oponerse a la venta y obtener la restitución de la cosa ofreciendo otra
garantía que la reemplace.
Si el acreedor objetare la suficiencia de la nueva garantía ofrecida, el Juez abrirá una
averiguación por cuatro días y al quinto resolverá lo conducente.
El Juez que autorice la venta proveerá sobre el depósito del precio o de la nueva garantía
aceptada para la seguridad de la acreencia.
En todo caso, de la decisión del Juez se oirá apelación.
ART. 1850.—Solicitud de venta por el deudor prendario. El deudor prendario puede igualmente,
en caso de deterioro o disminución del valor de la cosa dada en prenda, solicitar del Juez
competente que se venda en las mismas condiciones del artículo precedente. Sin embargo, si lo
prefiere, puede solicitar la restitución de la prenda ofreciendo otra garantía que la reemplace.
Si el acreedor objetare la nueva garantía ofrecida, se procederá conforme a lo prescrito en el
artículo anterior.
ART. 1851.—Solicitud de venta de la cosa por oportunidad ventajosa. El deudor prendario
puede, en caso de que se presente oportunidad ventajosa para la venta de la cosa dada en prenda,
solicitar del Juez que autorice la venta. Si se acordare la autorización, el Juez establecerá las
condiciones de la venta y el depósito del precio.
ART. 1852.—Restitución de la cosa dada en prenda. El deudor no podrá exigir la restitución de
la prenda, sino después de haber pagado totalmente la deuda para cuya seguridad se haya dado la
prenda, los intereses y los gastos. Si el mismo deudor hubiere contraído otra deuda con el mismo
acreedor, con posterioridad a la tradición de la prenda, y esta deuda se hiciere exigible antes del
pago de la primera, no podrá obligarse al acreedor a desprenderse da la prenda antes de que se le
hayan pagado totalmente ambos créditos, aunque no haya ninguna estipulación para afectar la
prenda al pago de la segunda deuda.
ART. 1853.—Indivisibilidad de la prenda. La prenda es indivisible aunque la deuda se divida
entre los causahabientes del deudor o del acreedor.
El heredero del deudor que haya pagado su parte en la deuda, no podrá pedir la restitución de su
parte en la prenda, mientras la deuda no esté del todo satisfecha.
Recíprocamente, el heredero del acreedor que haya recibido su parte en el crédito, no podrá
restituir la prenda con perjuicio de sus coherederos no satisfechos todavía.
ART. 1854.—Legislación especial. Las disposiciones precedentes no se oponen a las leyes y
reglamentos particulares respecto de materia comercial, agrícola e industrial, y respecto de los
establecimientos especialmente autorizados para hacer préstamos sobre prendas.
TÍTULO XX
De la anticresis
ART. 1855.—Anticresis. Definición. La anticresis es un contrato por el cual el acreedor adquiere
el derecho de hacer suyos los frutos del inmueble que se le entregue, con la obligación de
imputarlos a los intereses, si se le deben, y luego al capital de su acreencia.
ART. 1856.—Pago de contribuciones y pensiones. Si no hubiere pacto en contrario, el acreedor
debe pagar las contribuciones y las pensiones a que esté sujeto el inmueble que tiene en
anticresis; igualmente debe hacer las reparaciones necesarias del inmueble, so pena de
indemnizar el perjuicio que sobrevenga; pero tiene derecho al reembolso de estos gastos con
privilegio sobre los frutos.
ART. 1857.—Restitución de la cosa dada en anticresis. El deudor no podrá pedir la restitución de
la cosa dada en anticresis, sino después de la extinción total de la deuda; pero el acreedor que
quiera librarse de las obligaciones impuestas en el artículo anterior, podrá restituirla en cualquier
tiempo y perseguir el pago de su crédito por otros medios legales, sin perjuicio de lo que se
hubiere estipulado en contrario.
ART. 1858.—Apropiación de inmueble. Nulidad de convención. Es nula de pleno derecho toda
convención que autorice al acreedor a apropiarse el inmueble, caso de no serle pagada la deuda.
Conc.: C.Co., art. 542.
ART. 1859.—Estipulación de compensación total o parcial de los intereses. Puede estipularse
que los frutos se compensen con los intereses, en todo o en parte.
ART. 1860.—Disposiciones aplicables. Las disposiciones de los artículos 1843, 1852 y 1853,
son aplicables a la anticresis.
Conc.: arts. 1843, 1852, 1853.
ART. 1861.—Derecho que otorga la anticresis. La anticresis no concede ningún privilegio al
acreedor. Este tiene solamente el derecho de retener el inmueble hasta que su acreencia sea
totalmente pagada.
ART. 1862.—Duración de la anticresis. La anticresis no puede ser estipulada por un tiempo
mayor de quince años. En el caso de que el contrato no establezca ningún término, o establezca
uno mayor de quince años, la anticresis concluirá al vencimiento del decimoquinto.
La anticresis debe ser registrada en la Oficina que corresponda a la ubicación del inmueble para
que pueda ser opuesta a terceros.
TÍTULO XXI
De los privilegios e hipotecas
ART. 1863.—Cumplimiento de obligación. El obligado personalmente está sujeto a cumplir su
obligación con todos sus bienes habidos y por haber.
Conc.: C.Co., art. 936.
ART. 1864.—Derecho igual de los acreedores sobre los bienes del deudor. Los bienes del deudor
son la prenda común de sus acreedores, quienes tienen en ellos un derecho igual; si no hay
causas legítimas de preferencia.
Las causas legítimas de preferencia son los privilegios y las hipotecas.
Conc.: C.Co., art. 905; C.P.C., art. 534.
ART. 1865.—Perecimiento de cosas sujetas a privilegios o hipotecas. Si las cosas sujetas a
privilegio o hipoteca han perecido o se han deteriorado, las cantidades debidas por los
aseguradores, por indemnización de la pérdida o del deterioro, quedan afectas al pago de los
créditos privilegiados o hipotecarios, según su graduación, a menos que se hayan empleado en
reparar la pérdida o el deterioro.
Los aseguradores quedan libres sin embargo, cuando hayan pagado después de treinta días
contaderos desde la publicación que hayan hecho durante tres días consecutivos en un periódico
de amplia circulación editado en la capital de la República, avisando la pérdida o el deterioro, sin
que se haya hecho ninguna oposición. La publicación deberá hacerse dentro de los ocho días
siguientes a aquel en que reciban los aseguradores la participación que el asegurado o tenedor de
la póliza les haya hecho sobre el siniestro.
También quedan afectas al pago de dichos créditos las cantidades debidas por expropiación
forzosa por causa de utilidad pública, o de servidumbre impuesta por la Ley.
En todo caso, se aplicará con preferencia a lo establecido en este artículo, lo que dispongan sobre
la materia el Código de Comercio o las leyes especiales de seguros.
CAPÍTULO I
De los privilegios
ART. 1866.—Privilegio. Definición. Privilegio es el derecho que concede la Ley a un acreedor
para que se le pague con preferencia a otros acreedores en consideración de la causa del crédito.
Conc.: C.Co., art. 77.
ART. 1867.—Preferencia del crédito privilegiado. El crédito privilegiado tiene preferencia sobre
todos los demás, inclusive los hipotecarios.
Entre varios créditos privilegiados la prelación la determina la Ley, según la calidad del
privilegio.
Conc.: C.Co., art. 77.
ART. 1868.—Concurrencia de los créditos privilegiados. Los créditos privilegiados de un mismo
grado concurren entre sí en proporción de su monto.
SECCIÓN I
De los privilegios sobre los muebles
ART. 1869.—Privilegios sobre muebles. Tipos. Los privilegios sobre los muebles son generales
o especiales.
Los primeros comprenden todos los bienes muebles del deudor; los segundos afectan a
determinados muebles.
Conc.: C.Co., art. 1041.
§ 1º
De los privilegios sobre todos los bienes muebles
ART. 1870.—Créditos que gozan de privilegio. Gozan de privilegio sobre todos los bienes
muebles del deudor los créditos siguientes:
1º Por los gastos de justicia hechos en actos conservatorios o ejecutivos sobre muebles, en interés
común de los acreedores.
2º Por los gastos funerales del deudor y por los de su consorte e hijos sometidos a la patria
potestad, si no tuvieren bienes propios y hasta donde sean proporcionados a las circunstancias
del deudor.
3º Por los gastos de la última enfermedad de las mismas personas y bajo la misma condición,
causados en los tres meses precedentes a la muerte, a la quiebra, a la cesión de bienes o al
concurso de acreedores que han dado lugar a la distribución de su haber entre los acreedores.
4º Por los salarios debidos a individuos del servicio doméstico de la familia, que no excedan de
un trimestre.
5º Por los suministros de alimentos al deudor y a su familia en los últimos seis meses.
6º Por los impuestos y contribuciones nacionales y municipales, correspondientes al año
corriente y al precedente.
Recaudados estos impuestos y contribuciones, el privilegio de que aquí se trata se trasladará
sobre los bienes de la persona directa o indirectamente encargada de recaudarlos o percibirlos,
para garantizar las resultas de la recaudación o percepción.
Este privilegio no se extiende a las contribuciones e impuestos establecidos sobre los inmuebles.
Conc.: C.Co., art. 995.
§ 2º
De los privilegios sobre ciertos bienes muebles
ART. 1871.—Privilegio especial sobre bienes muebles del deudor. Gozan de privilegio especial
sobre los bienes muebles que respectivamente se designan:
1º Los créditos prendarios sobre los muebles dados en prenda.
2º Los créditos por construcción, conservación y mejora de un objeto mueble, sobre ese objeto
mientras esté en poder del acreedor.
3º Las cantidades debidas por semillas o por los trabajos indispensables de cultivo y recolección,
sobre los respectivos frutos.
4º Los alquileres y rentas de bienes inmuebles, sobre los frutos cosechados en el año, sobre los
productos que se encuentren en las habitaciones y edificios dependientes de los fundos rurales y
provenientes de los mismos fundos, y sobre todo cuanto sirva para cultivar el predio arrendado, o
para proveerlo de lo necesario al uso o negocio a que esté destinado.
Este privilegio es procedente por los arrendamientos devengados en los dos últimos años; por lo
que corresponda al corriente y al siguiente, si el contrato tiene fecha cierta; y sólo por el año
corriente y el siguiente, si no la tiene. En estos dos casos, los demás acreedores tienen derecho de
subrogarse en los derechos del arrendatario, de subarrendar por la duración del término por el
cual el arrendador ejerce su privilegio, aunque el contrato no lo permita, y de exigir los alquileres
y rentas, pagando al arrendador todo cuanto se le deba por privilegio, y dándole además
seguridad por la parte de su crédito aún no vencido.
El mismo privilegio procede en favor del arrendador por los perjuicios causados en los edificios
y fundos arrendados, por las reparaciones locativas, por la restitución de los objetos que haya
entregado y por todo lo demás que concierna a la ejecución del arrendamiento.
El privilegio que aquí se concede al arrendador sobre los muebles de que esté provisto el predio,
se extiende a los pertenecientes a los arrendatarios y subarrendatarios y también a los que sean de
la propiedad de otras personas, mientras se encuentren en el predio arrendado; a menos que se
trate de cosas robadas o perdidas, o que se pruebe que el arrendador sabía que pertenecían a
terceros cuando se las introdujo.
El privilegio sobre los frutos procede aun cuando pertenezcan a un subarrendatario.
El privilegio sobre los objetos que sirven para proveer el inmueble arrendado, o para su
explotación, si pertenecen al subarrendatario, es procedente por lo que éste debe, sin tener en
cuenta sus pagos anticipados.
El arrendador puede hacer embargar los muebles afectos al privilegio, cuando del predio
arrendado se los haya transportado a otra parte sin su consentimiento; y conserva sobre ellos su
privilegio con tal que haya ejercido su acción en el término de cuarenta días, si se trata de
muebles destinados a un predio rural, o en el de quince días, si se trata de los destinados a una
casa alquilada, salvo, sin embargo, los derechos adquiridos por terceros, después del transporte
de estos muebles.
5º El haber de los posaderos por razón de hospedaje, sobre los efectos del huésped existentes en
la posada.
6º Los gastos de transporte, sobre los efectos transportados que se encuentren en poder del
conductor, o que él haya entregado, con tal que en este último caso estén aún en manos de aquel
a quien han sido remitidas, y que se ejerza la acción en los tres días siguientes a la entrega.
7º Los créditos por pensiones o rentas, sobre los frutos del fundo enfitéutico recogidos en el año
y sobre los que se encuentren en las habitaciones y edificios dependientes del fundo, y que
provengan del mismo fundo.
Este privilegio procede por la acreencia del año corriente y la del precedente.
8º Las cantidades de que deben responder los empleados públicos por razón de su oficio, sobre
los sueldos que se les deban o sobre los valores dados en garantía.
9º Los sueldos de los dependientes de una casa de comercio o de cualquier establecimiento
industrial, que no pasen de un trimestre anterior al día de la quiebra, cesión de bienes o
declaratoria del concurso, sobre los muebles que correspondan al establecimiento.
Conc.: C.P.C., art. 666; C.Co., art. 181.
§ 3º
Del orden de los privilegios sobre los muebles
ART. 1872.—Prelación de los privilegios. El privilegio contenido en el número 1º del artículo
1870, se preferirá a todos los privilegios especiales expresados en el artículo 1871.
Los demás privilegios generales expresados en los números 2º, 3º, 4º y 5º del artículo 1870 se
preferirán igualmente al del número 6º ejusdem; aquéllos y éste tendrán prelación sobre el
privilegio especial indicado en el número 4º del artículo 1871, pero se pospondrán a los demás
privilegios especiales allí enumerados.
Conc.: arts. 1870, 1871,
C.Co., art. 183.
ART. 1873.—Concurrencia de privilegios sobre un mismo objeto. Cuando dos o más privilegios
especiales concurran sobre un mismo objeto, la preferencia se ejercerá en el mismo orden en que
están colocados en el artículo 1871.
Conc.: art. 1871.
SECCIÓN II
De los privilegios sobre los inmuebles
ART. 1874.—Gastos en beneficio de acreedores. Privilegio sobre inmueble. Tendrá privilegio
sobre un inmueble el crédito proveniente de los gastos hechos en beneficio común de los
acreedores en su embargo, depósito o remate.
ART. 1875.—Créditos fiscales. Privilegios sobre inmuebles. Son igualmente privilegiados los
créditos fiscales por contribución territorial del año corriente y del precedente, sobre los
inmuebles que sean objeto de ella, por los derechos de registro de los instrumentos que versen
sobre tales bienes, y por los derechos de sucesión que deban satisfacerse por la herencia en que
estén comprometidos los inmuebles.
Este privilegio no podrá perjudicar los derechos reales de cualquier género adquiridos sobre el
inmueble por terceros, antes del acto que haya originado el crédito fiscal; tampoco, por lo que
respecta al crédito por impuestos hereditarios, en perjuicio de los acreedores que oportunamente
hubieren obtenido el beneficio de separación de patrimonios.
Es aplicable a este caso lo dispuesto en el número 6º del artículo 1870, respecto de la persona
directa o indirectamente encargada de recibir o de percibir tal contribución, para garantizar las
resultas de estos actos.
Conc.: art. 1870.
ART. 1876.—Créditos con preferencia a créditos quirografarios. Los créditos indicados en el
artículo 1870, se colocan subsidiariamente sobre el precio de los inmuebles del deudor, con
preferencia a los créditos quirografarios.
Conc.: art. 1870.
CAPÍTULO II
De las hipotecas
ART. 1877.—Hipoteca. Definición. La hipoteca es un derecho real constituido sobre los bienes
del deudor o de un tercero, en beneficio de un acreedor, para asegurar sobre estos bienes el
cumplimiento de una obligación.
La hipoteca es indivisible y subsiste toda ella sobre todos los bienes hipotecados, sobre cada uno
de ellos y sobre cada parte de cualquiera de los mismos bienes.
Está adherida a los bienes y va con ellos, cualesquiera que sean las manos a que pasen.
Conc.: C.P.C., art. 660.
C.Co., art. 516.
ART. 1878.—Apropiación del inmueble hipotecado. Prohibición de estipulación. El acreedor no
se hace propietario del inmueble hipotecado por la sola falta de pago en el término convenido.
Cualquiera estipulación en contrario es nula.
Conc.: C.P.C., art. 582.
ART. 1879.—Registro de hipoteca. La hipoteca no tiene efecto si no se ha registrado con arreglo
a lo dispuesto en el Título XXII de este Libro, ni puede subsistir sino sobre los bienes
especialmente designados, y por una cantidad determinada de dinero.
Conc.: C.P.C., art. 582.
ART. 1880.—Alcance de la hipoteca. La hipoteca se extiende a todas las mejoras, a las
construcciones y demás accesorios del inmueble hipotecado.
ART. 1881.—Bienes susceptibles de hipoteca. Son susceptibles de hipoteca:
1º Los bienes inmuebles, así como sus accesorios reputados como inmuebles.
2º El usufructo de esos mismos bienes y sus accesorios, con excepción del usufructo legal de los
ascendientes.
3º Los derechos del concedente y del enfiteuta sobre los bienes enfitéuticos.
ART. 1882.—Cesión hipotecario. El acreedor puede ceder su crédito hipotecario.
Puede también hipotecarlo para seguridad de una deuda suya o de un tercero; pero el dueño de
los bienes hipotecados no podrá pagar a uno de los acreedores, sin el consentimiento del otro, su
deuda, ni la contraída por su acreedor: a este fin le instruirá del nuevo contrato hipotecario.
Conc.: C.Co., art. 150.
ART. 1883.—Límite de la cesión. El acreedor hipotecario puede ceder a favor de otro acreedor
del deudor común, el grado y aun la hipoteca independientemente del crédito, pero sólo hasta el
límite de éste. El deudor puede oponer al cesionario todas las excepciones que le correspondan
contra el cedente, respecto a la validez originaria del crédito y de la hipoteca correspondiente,
pero no las relativas a la extinción posterior del crédito.
Si el acreedor tiene hipoteca sobre varios fundos, no puede cederla sino conjuntamente a favor de
la misma persona.
Conc.: C.Co., art. 150.
ART. 1884.—Tipos de hipoteca. La hipoteca es legal, judicial o convencional.
SECCIÓN I
De la hipoteca legal
ART. 1885.—Hipoteca legal. Tienen hipoteca legal:
1º El vendedor u otro enajenante sobre los bienes inmuebles enajenados, para el cumplimiento de
las obligaciones que se derivan del acto de enajenación, bastando para ello que en el instrumento
de enajenación conste la obligación.
2º Los coherederos, socios y demás copartícipes, sobre los inmuebles que pertenecen a la
sucesión, sociedad o comunidad, para el pago de los saldos o vueltas de las respectivas partes,
bastando asimismo que conste en el instrumento de adjudicación la obligación de las vueltas.
3º El menor y el entredicho, sobre los bienes del tutor, que se determinen con arreglo a los
artículos 360 y 397.
Conc.: arts. 360, 397.
SECCIÓN II
De la hipoteca judicial
ART. 1886.—Hipoteca judicial. Toda sentencia ejecutoriada que condene al pago de una
cantidad determinada, a la entrega de cosas muebles, o al cumplimiento de cualquiera otra
obligación convertida en la de pagar una cantidad líquida, produce hipoteca sobre los bienes del
deudor en favor de quien haya obtenido la sentencia, hasta un valor doble del de la cosa o
cantidad mandada a pagar.
El acreedor favorecido por la sentencia deberá designar ante el Tribunal los bienes especiales del
deudor en los cuales pretenda establecer la hipoteca, con expresión de su situación y linderos; y
si el Tribunal, con conocimiento de causa, encontrare que representan el valor doble de la
cantidad a cuyo pago se haya condenado al deudor, ordenará que se registre la sentencia junto
con la diligencia del acreedor y el auto que haya recaído.
En el caso de que los bienes sobre los cuales se pretenda la hipoteca judicial excedan del doble
del valor antes dicho, el deudor podrá pedir al Juez competente que la limite a una cantidad de
bienes cuyo valor sea suficiente para garantizar el pago en conformidad con el párrafo anterior.
El Juez hará la determinación previo conocimiento sumario de causa.
También podrá en todo caso solicitar que se traslade el gravamen hipotecario a otros bienes
determinados y suficientes, a cuyo efecto se seguirá el mismo procedimiento.
Conc.: C.P.C., art. 535.
ART. 1887.—Bienes de herencia yacente o aceptada en beneficio de inventario. Sentencia
condenatoria. Las sentencias condenatorias no producen hipoteca judicial sobre los bienes de la
herencia yacente o aceptada a beneficio de inventario.
ART. 1888.—Sentencias arbitrales. Hipoteca judicial. Las sentencias arbitrales producirán
hipoteca sólo desde el día en que se hayan hecho ejecutorias por decreto de la Autoridad Judicial
competente.
ART. 1889.—Sentencias extranjeras. Efecto en cuanto a la hipoteca judicial. Las sentencias
dictadas por autoridades judiciales extranjeras, no producirán hipoteca sobre los bienes situados
en la República, sino desde que las autoridades judiciales de ésta hayan decretado su ejecución,
salvo las disposiciones contrarias que contengan los tratados internacionales.
SECCIÓN III
De la hipoteca convencional
ART. 1890.—Capacidad para hipotecar. No podrá hipotecar válidamente sus bienes sino quien
tenga capacidad para enajenarlos.
Conc.: C.Co., art. 12.
ART. 1891.—Excepción a la capacidad para hipotecar. Los bienes de las personas incapaces de
enajenar, y los de los ausentes, podrán hipotecarse solamente por las causas y con las
formalidades establecidas en la Ley.
ART. 1892.—Constitución de hipotecas sobre inmuebles. Quienes tienen sobre un inmueble un
derecho suspenso por una condición, o resoluble en ciertos casos, o dependientes de un título
anulable, no pueden constituir sino una hipoteca sujeta a las mismas eventualidades, con
excepción de los casos en que la Ley dispone expresamente que la resolución o rescisión no
tienen efecto en perjuicio de terceros.
ART. 1893.—Bienes futuros. Prohibición de hipoteca. No puede constituirse hipoteca
convencional sobre bienes futuros.
ART. 1894.—Perecimiento de bienes hipotecados. Cuando los bienes sometidos a hipoteca
perezcan, o padezcan un deterioro que los haga insuficientes para garantir el crédito, el acreedor
tendrá derecho a un suplemento de hipoteca y, en su defecto, al pago de su acreencia, aunque el
plazo no esté vencido.
Conc.: C.Co., art. 451.
ART. 1895.—Forma de constituir hipoteca voluntaria. La hipoteca voluntaria puede constituirse
puramente, bajo condición, o a tiempo limitado.
SECCIÓN IV
De la graduación entre las hipotecas
ART. 1896.—Fecha de registro. Efecto de la hipoteca. La hipoteca produce efecto y toma su
puesto en la graduación desde el momento de su registro, aunque se trate de una obligación
futura o simplemente eventual.
ART. 1897.—Graduación de hipotecas. Las hipotecas se graduarán según el orden en que se
hayan registrado, y se registrarán según el orden de su presentación.
ART. 1898.—Subrogación de acreedor hipotecario en otra hipoteca. Cuando un acreedor que
tiene hipoteca sobre uno o más inmuebles no es satisfecho, o lo es sólo en parte, porque un
acreedor preferente se haya hecho pagar con el precio de aquel o de aquellos inmuebles, y
cuando la hipoteca de este último se extendía a otros bienes, el acreedor no satisfecho o
satisfecho sólo en parte, se considerará subrogado en la hipoteca que pertenecía al acreedor a
quien se haya pagado; pero de modo que no puede cobrar, en perjuicio de otros acreedores, de
cada una de las fincas hipotecadas, la totalidad de la acreencia, sino la prorrata correspondiente,
tomando por base el monto de la deuda satisfecha y el valor de las cosas hipotecadas, inclusa la
que lo estaba por su crédito.
Conc.: C.P.C., art. 582.
SECCIÓN V
De los efectos de la hipoteca con relación
a terceros poseedores
ART. 1899.—Ejecución de hipoteca. El acreedor hipotecario puede trabar ejecución sobre la
cosa hipotecada y hacerla rematar, aunque esté poseída por terceros.
Esta disposición no producirá efecto contra el tercero que haya adquirido la cosa hipotecada en
remate judicial, con citación de los acreedores hipotecarios, cuyo derecho se traslada al precio
del remate.
El acreedor no podrá ejercer este derecho respecto de los bienes muebles que son accesorios del
inmueble hipotecado, que hubieren sido enajenados a título oneroso sin fraude de parte del
adquirente.
Conc.: C.P.C., art. 555.
ART. 1900.—Beneficio de excusión. Pacto en contrario. El tercer poseedor de la cosa hipotecada
no podrá alegar el beneficio de excusión, aunque se haya constituido la hipoteca por un tercero, a
menos que haya pacto en contrario.
ART. 1901.—Derechos deducibles del tercer poseedor. El tercer poseedor podrá deducir los
derechos que le correspondan y aun hacer uso de los medios de que no se valió el deudor, con tal
que no sean personales a éste.
ART. 1902.—Abandono de bien hipotecado. El abandono del inmueble sometido a la hipoteca
podrá efectuarse por todo tercer detentador que no esté obligado personalmente a la deuda, y que
tenga capacidad de enajenar o esté debidamente autorizado para hacerlo.
Este abandono no perjudicará las hipotecas constituidas por el tercer poseedor y debidamente
registradas.
ART. 1903.—Servidumbres, hipotecas y demás derechos reales. Condición después del
abandono. Las servidumbres, las hipotecas y los demás derechos reales, que pertenecían al tercer
poseedor sobre el inmueble, renacen todos como existían antes de su adquisición, después del
abandono hecho por él, o después que se haya hecho la adjudicación.
ART. 1904.—Recuperación del inmueble abandonado. Mientras no se haya pronunciado la
adjudicación, el tercer poseedor podrá recuperar el inmueble abandonado por él.
ART. 1905.—Reembolso de daños ocasionados por el tercer poseedor. El tercer poseedor está
obligado a reembolsar los daños ocasionados al inmueble por culpa grave de su parte, en
perjuicio de acreedores que hayan registrado su título, y no podrá invocar contra ellos retención
por causa de mejoras.
Tiene, sin embargo, derecho de hacer sacar del precio la parte correspondiente a las mejoras
hechas por él, después del registro de su título, hasta concurrencia de la suma menor entre la de
las impensas y la del mayor valor en la época del abandono, o de la venta en pública subasta.
ART. 1906.—Derecho de indemnización del tercer poseedor. El tercer poseedor que haya
pagado los créditos registrados, abandonado el inmueble o sufrido la expropiación, tiene derecho
a que le indemnice su causante.
Tiene también derecho a que se le subrogue contra los terceros detentadores de otros inmuebles
hipotecados por las mismas acreencias; pero no puede cobrar solidariamente de los poseedores
de dichas cosas, sino a prorrata, tomando por base el monto de la deuda y el valor de las cosas
hipotecadas, inclusa la que él mismo poseía cuando se intentó la acción.
SECCIÓN VI
De la extinción de las hipotecas
ART. 1907.—Extinción de las hipotecas. Las hipotecas se extinguen:
1º Por la extinción de la obligación.
2º Por la pérdida del inmueble gravado, salvo los derechos conferidos en el artículo 1865.
3º Por la renuncia del acreedor.
4º Por el pago del precio de la cosa hipotecada.
5º Por la expiración del término a que se las haya limitado.
6º Por el cumplimiento de la condición resolutoria que se haya puesto en ellas.
Conc.: art. 1865.
C.P.C., art. 663.
ART. 1908.—Extinción por prescripción del crédito. La hipoteca se extingue igualmente por la
prescripción, la cual se verificará por la prescripción del crédito respecto de los bienes poseídos
por el deudor; pero si el inmueble hipotecado estuviere en poder de tercero, la hipoteca
prescribirá por veinte años.
Conc.: C.P.C., art. 663.
ART. 1909.—Anulación del pago. Renacimiento de la hipoteca. La hipoteca renace con la
acreencia cuando se anula el pago que la extinguió.
ART. 1910.—Efecto de la hipoteca que renace. Fecha de registro. Cuando la hipoteca renace,
tiene efecto sólo desde la fecha del nuevo registro, si el anterior ha sido cancelado.
Sin embargo, si se hubiera cancelado la hipoteca dando en pago el inmueble hipotecado y esta
operación es anulada, la hipoteca renace retrotrayéndose sus efectos a la época en que fue
constituida.
ART. 1911.—Remate de cosa hipotecada. La cosa hipotecada que se vende en remate judicial,
con citación de los acreedores hipotecarios, pasa al comprador, después que se pague el precio,
libre de todo gravamen de hipoteca sobre ella, reputándose que dicho gravamen se ha trasladado
al precio del remate.
La venta en remate judicial no hace fenecer la acción reivindicatoria que tenga un tercero sobre
la cosa que se remató, en el concepto de pertenecer dicha cosa en dominio al deudor.
Conc.: C.P.C., art. 555.
ART. 1912.—Legislación especial. Lo dispuesto en el presente Título no obsta para que se
dicten leyes especiales sobre cédulas hipotecarias u otras de crédito territorial, las cuales se
aplicarán preferentemente en los casos a que ellas se contraigan.
TÍTULO XXII
Del registro público
CAPÍTULO I
Disposiciones generales
ART. 1913—Requisitos del título para su registro. Todo título que se lleve a registrar debe
designar claramente el nombre, apellido, edad, profesión y domicilio de las partes, y la fecha de
la escritura, en letras.
La designación de las corporaciones o establecimientos se hará bajo la denominación con la cual
fueren conocidos, con expresión del domicilio o residencia de la dirección del establecimiento.
En el acto del registro se expresará también el nombre, apellido, edad, profesión y domicilio de
la persona que presente el título para registrarlo.
ART. 1914.—Requisito de designación de bienes. Todo título que deba registrarse designará los
bienes sobre los cuales verse, por su naturaleza, situación, linderos, nombre específico cuando lo
tenga, Estado, Distrito, Departamento, Parroquia o Municipio, y demás circunstancias que sirvan
para hacerlos conocer distintamente.
ART. 1915.—Lugar del registro. El registro debe hacerse en la Oficina del Departamento o
Distrito donde esté situado el inmueble objeto del acto.
ART. 1916.—Registro en varias oficinas. Si hubieren de trasmitirse o gravarse por un mismo
título inmuebles situados en diferentes jurisdicciones o de constituirse, reconocerse, imponerse o
concederse algún derecho sobre ellos, se hará dicho registro en todas las Oficinas
correspondientes.
ART. 1917.—Efecto del título registrado sin llenar los requisitos. El título registrado en el cual
no se llenen las formalidades establecidas en los dos artículos anteriores, no tendrá efecto contra
tercero, respecto de la parte donde ocurriere la omisión.
ART. 1918.—Omisión o inexactitud en el título. Efecto. La omisión o la inexactitud de alguna
de las indicaciones mencionadas en los artículos 1913 y 1914, no daña la validez del registro, a
menos que resulte una incertidumbre absoluta sobre el traspaso del derecho o sobre el inmueble
que forma su objeto.
Conc.: arts. 1913, 1914.
ART. 1919.—Aprovechamiento del registro. El registro del título aprovecha a todos los
interesados.
CAPÍTULO II
Reglas particulares
SECCIÓN I
De los títulos que deben registrarse
ART. 1920.—Actos registrables. Además de los actos que por disposiciones especiales están
sometidos a la formalidad del registro, deben registrarse:
1º Todo acto entre vivos, sea a título gratuito, sea a título oneroso, traslativo de propiedad de
inmuebles, o de otros bienes o derechos susceptibles de hipoteca.
2º Los actos entre vivos que constituyan o modifiquen servidumbres prediales, derechos de uso o
de habitación, o que transfieran el ejercicio del derecho de usufructo.
3º Los actos entre vivos, de renuncia a los derechos enunciados en los dos números precedentes.
4º Los actos de adjudicación judicial de inmuebles u otros bienes y derechos susceptibles de
hipoteca.
5º Los contratos de arrendamiento de inmuebles que excedan de seis años.
6º Los contratos de sociedad que tengan por objeto el goce de bienes inmuebles, cuando la
duración de la sociedad exceda de seis años o sea indeterminada.
7º Los actos y las sentencias de los cuales resulte la liberación o la cesión de alquileres o de
rentas aún no vencidas, por un término que exceda de un año.
8º Las sentencias que declaren la existencia de una convención verbal de la naturaleza de las
enunciadas en los números precedentes.
Conc.: C.Co., arts. 133, 211; C.P.C., art. 783.
ART. 1921.—Actos registrables por efecto de la Ley. Deben igualmente registrarse para los
efectos establecidos por la Ley:
1º El decreto de embargo de inmuebles.
2º Las demandas a que se refieren los artículos 1279, 1281, 1350, 1466 y 1562.
Bastará para los efectos de este artículo que se ponga nota al margen de los instrumentos
respectivos, en la cual se haga referencia del decreto de embargo o de las demandas propuestas.
Conc.: arts. 1279, 1281, 1350, 1466, 1562.
C.P.C., art. 527.
ART. 1922.—Registro de sentencias. Toda sentencia ejecutoriada que pronuncie la nulidad, la
resolución, la rescisión o la revocación de un acto registrado, debe registrarse, y se hará
referencia de ella al margen del acto a que aluda.
ART. 1923.—Registro de documentos privados. Los instrumentos privados no pueden
registrarse, si la firma de los contratantes, o la de aquél contra quien obran, no han sido
autenticadas o comprobadas judicialmente.
Las sentencias y los actos ejecutados en país extranjero deben legalizarse debidamente.
ART. 1924.—Validez de los actos no registrados y que la Ley lo exija. Los documentos, actos y
sentencias que la Ley sujeta a las formalidades del registro y que no hayan sido anteriormente
registrados, no tienen ningún efecto contra terceros, que por cualquier título, hayan adquirido y
conservado legalmente derechos sobre el inmueble.
Cuando la Ley exige un título registrado para hacer valer un derecho, no puede suplirse aquél
con otra clase de prueba, salvo disposiciones especiales.
Conc.: C.P.C., art. 605; C.Co., art. 25.
SECCIÓN II
De la forma de registro
ART. 1925.—Trámite para registrar documento. Todo el que quiera registrar un documento
deberá presentarlo a la Oficina respectiva, la cual lo insertará íntegro en los protocolos
correspondientes, debiendo también firmar en ellos el presentante o los presentantes.
ART. 1926.—Formalidades de registro de instrumento de renuncia de derechos. Cuando se
registre un instrumento en el cual se renuncie, se rescinda, se resuelva, se extinga, se ceda o
traspase algún derecho, o se modifique algún acto, se pondrá en el instrumento donde se había
declarado o creado el mismo derecho, o hecho constar el acto, una nota marginal en la cual se
expresen dichas circunstancias, y la fecha y la Oficina en que se ha efectuado el registro.
Si este instrumento se halla en una Oficina o en un despacho distintos de aquel donde se registre
el instrumento de renuncia, rescisión, resolución, cesión, traspaso o modificación, el Registrador
de este último, a solicitud de cualquiera de los interesados, dirigirá un oficio al Registrador de la
otra jurisdicción con inserción del instrumento registrado para que se ponga en el instrumento
correspondiente la nota marginal de que se trata en este artículo, y para que lo inserte en el
respectivo protocolo. Este oficio se conservará en el respectivo cuaderno de comprobantes.
ART. 1927.—Nota de registro. El Registrador pondrá al pie del instrumento o de la copia que se
lleve a registrar, una nota en la cual se exprese haberse efectuado el registro, con indicación del
número del protocolo y el del instrumento, y entregará al interesado el instrumento o la copia así
anotados.
SECCIÓN III
De la publicidad del registro
ART. 1928.—Expedición de copias. Los Registradores darán a todo el que lo pida, copia simple
o autorizada de los instrumentos que haya en su Oficina.
Deben igualmente permitir la inspección de los protocolos en las horas fijadas.
También darán copia simple o autorizada de los documentos que se hayan archivado como
comprobantes de los instrumentos.
TÍTULO XXIII
De las ejecuciones, de la cesión de bienes
y del beneficio de competencia
CAPÍTULO I
De las ejecuciones
ART. 1929.—Deudor. Bienes, derechos y acciones ejecutables. Las sentencias que hayan de
ejecutarse por los Tribunales de la República, se llevarán a efecto sobre los bienes muebles o
inmuebles del deudor y sobre sus derechos y acciones que puedan enajenarse o cederse.
No están sujetos a la ejecución:
1º El lecho del deudor, de su cónyuge y de sus hijos.
2º La ropa de uso de las mismas personas y los muebles y enseres de que estrictamente necesiten
el deudor y su familia.
3º Los libros, útiles e instrumentos necesarios para el ejercicio de la profesión, arte u oficio del
deudor.
4º Los dos tercios del sueldo o pensión de que goce el deudor.
5º El hogar constituido legalmente.
6º Los terrenos o panteones y sus accesorios, en los cementerios.
Conc.: C.P.C., art. 587.
ART. 1930.—Remate de bienes, derechos o acciones ejecutables. Los bienes, derechos y
acciones, sobre los cuales haya de llevarse a cabo la ejecución, no podrán rematarse sino después
que haya una sentencia ejecutoriada o un acto equivalente, y que se haya determinado el crédito,
cualquiera que sea su naturaleza, en una cantidad de dinero; ni podrá decretarse el embargo
preventivo antes de haberse propuesto la demanda sin que haya a lo menos presunción grave de
la obligación.
Conc.: C.Co., art. 1099.
ART. 1931.—Subasta de bienes no hipotecados. El acreedor hipotecario no podrá, sin el
consentimiento del deudor, hacer subastar los inmuebles que no le estén hipotecados, sino
cuando los hipotecados hubieren resultado insuficientes para el pago de su crédito.
Conc.: C.P.C., art. 548.
ART. 1932.—Ejecución de inmuebles del deudor. Excusión. Para proceder a la ejecución sobre
los inmuebles del deudor, el acreedor no está obligado a hacer previa excusión de los bienes
muebles de aquél.
Conc.: C.P.C., art. 534.
ART. 1933.—Remate de bienes, derechos y acciones conforme al Código de Procedimiento
Civil. Los bienes, derechos o acciones sobre los cuales haya de llevarse a efecto la ejecución, no
podrán rematarse sino con los requisitos establecidos en el Código de Procedimiento Civil.
Conc.: C.P.C., art. 524.
CAPÍTULO II
De la cesión de bienes
ART. 1934.—Cesión de bienes. La cesión de bienes es el abandono que un deudor hace de todos
los suyos en favor de sus acreedores.
La cesión puede hacerse aun cuando sea uno solo el acreedor.
Conc.: C.Co., art. 914; C.P.C., art. 789.
ART. 1935.—Tipos de cesión de bienes. La cesión de bienes puede ser convencional o judicial.
ART. 1936.—Cesión judicial. La cesión judicial es un beneficio concedido por la Ley a los
deudores de buena fe que, por consecuencias de desgracias inevitables, se ven imposibilitados de
pagar a sus acreedores: este beneficio no se puede renunciar.
ART. 1937.—Admisibilidad de la cesión judicial. Para que la cesión judicial de bienes sea
admisible, deberá hacerse en la forma que establece el Código de Procedimiento Civil.
Conc.: C.P.C., art. 789.
ART. 1938.—Concesión de la cesión de bienes por parte del tribunal. El Tribunal concederá la
cesión de bienes siempre que no ocurra alguna de las circunstancias siguientes:
1º Que el deudor enajene una parte de sus bienes en los seis meses anteriores al día en que hace
la cesión, quedando sin lo suficiente para pagar todas sus deudas.
2º Que pague a algún acreedor, que no sea el más privilegiado, dentro de los seis meses
anteriores a la cesión, siempre que de ello resulte perjuicio a los demás acreedores.
3º Que el deudor haya dilapidado sus bienes o aparezca culpado del atraso que experimente.
4º Que haya obtenido prórroga o moratoria respecto del crédito o créditos en ella comprendidos.
5º Que el deudor haya manejado caudales de la Nación, de los Estados o de sus Secciones, o de
establecimientos públicos, y esté alcanzado en sus cuentas, mientras no reintegre todo cuanto
deba por este respecto.
6º Que el deudor haya ocultado alguna parte de sus bienes.
7º Que el deudor haya colocado en la lista de sus acreedores uno o más que no lo sean en
realidad, o por mayores cantidades de las que en efecto les deba, si no acredita satisfactoriamente
haber procedido por error.
En los cuatro primeros casos de este artículo, podrá admitirse la cesión estando de acuerdo todos
los acreedores; pero de ningún modo en los tres últimos.
Conc.: C.P.C., art. 789.
ART. 1939.—Cesión de bienes. Cese de los intereses. Desde el día en que se introduzca la cesión
de bienes cesarán los intereses, sólo respecto de la masa, sobre todo crédito no garantido con
privilegio, prenda o hipoteca.
Los intereses de los créditos garantidos no podrán cobrarse sino del producto de los bienes
afectos al privilegio, a la prenda o a la hipoteca.
Los créditos de plazo no vencidos contratados sin intereses, sufrirán un descuento a la rata legal
por lo que falte del plazo, desde el mismo día en que se declare introducida la cesión.
ART. 1940.—Efecto de actos del deudor posteriores a la cesión. Son nulos, y no surtirán efecto
con respecto a los acreedores del concurso, los actos siguientes efectuados por el deudor después
de la introducción de la cesión o en los veinte días precedentes a ella:
La enajenación de bienes muebles o inmuebles a título gratuito.
Con relación a las deudas contraídas antes del término indicado, los privilegios obtenidos dentro
de él por razón de hipoteca convencional u otra causa.
Los pagos de plazo no vencido.
Los pagos de deudas de plazo vencido que no sean hechos en dinero o en papeles negociables.
Las disposiciones de este artículo se entienden sin perjuicio de que se puedan atacar las
enajenaciones hechas en fraude de acreedores dentro del término que este Código señala a tales
acciones.
Conc.: C.P.C., art. 789.
ART. 1941.—Cesión de bienes. Exigibilidad de deudas. La cesión de bienes hace exigibles las
deudas de plazo no vencido.
Conc.: C.Co., art. 451.
ART. 1942.—Efecto de la cesión de bienes. Por la cesión de bienes queda el deudor inhabilitado
para disponer de sus bienes y contraer sobre ellos nuevas obligaciones.
ART. 1943.—Efectos. La cesión de bienes produce los efectos siguientes:
1º Las deudas se extinguen hasta la cantidad en que sean satisfechas con los bienes cedidos.
2º Si los bienes cedidos no hubiesen bastado para la completa solución de las deudas, y el deudor
adquiriere después otros bienes, estará obligado a completar el pago con éstos.
La cesión judicial no confiere a los acreedores la propiedad de los bienes cedidos, sino el
derecho de hacerlos vender, y de que su importe, como el de las rentas, se invierta en el pago de
sus créditos.
ART. 1944.—Retiro de la cesión. Puede el deudor retirar la cesión en cualquier tiempo, pagando
previamente sus deudas, sin perjuicio de los derechos que hayan adquirido terceros en virtud de
remate de bienes.
ART. 1945.—Aprovechamiento de la cesión de bienes de un deudor. La cesión de bienes de un
deudor no aprovecha a sus deudores mancomunados, ni a sus fiadores, sino hasta el importe de
los pagos hechos con los bienes cedidos.
Tampoco aprovecha a los herederos de quien hizo la cesión, si han recibido su herencia sin el
beneficio de inventario.
ART. 1946.—Arreglos y convenios entre los acreedores y el deudor. Los acreedores pueden
dejar al deudor la administración de sus bienes, y hacer con él los arreglos o convenios que
tuvieren por convenientes, siempre que en ello se conformaren las dos terceras partes de los
acreedores concurrentes que reúnan las tres cuartas partes de créditos, o las tres cuartas partes de
acreedores concurrentes que reúnan los dos tercios de créditos.
Conc.: C.P.C., art. 804.
ART. 1947.—Obligatoriedad de los acuerdos. El acuerdo de los acreedores hecho con arreglo al
artículo anterior, es obligatorio para todos los interesados en la masa, siempre que hayan sido
citados, según se preceptúa en el Código de Procedimiento Civil.
ART. 1948.—Acreedores hipotecarios y privilegios. Sujeción a los convenios. Los acreedores
hipotecarios y privilegiados no quedan sujetos al convenio celebrado por los demás acreedores,
con tal que se abstengan de votar, aunque tomen parte en las deliberaciones.
ART. 1949.—Derechos sobre especies identificables. Sobre las especies identificables que
pertenezcan a otras personas por razón de dominio y que existen en poder del deudor, conservan
sus derechos los respectivos dueños, quienes pueden pedir su separación de la masa común; pero
la devolución de la cosa mueble vendida, sea al contado o a plazo, sin haber recibido su precio,
no tendrá efecto en caso de cesión de bienes, si no se intenta o resulta intentada la acción dentro
de los ocho días posteriores a la entrega de la cosa hecha al comprador.
CAPÍTULO III
Del beneficio de competencia
ART. 1950.—Beneficio de competencia. En virtud del beneficio de competencia, el deudor tiene
derecho a que al ejecutársele, se le deje lo necesario para vivir honestamente, según acostumbran
generalmente las personas pobres de su educación, y con cargo de devolución, cuando mejore de
fortuna.
Los acreedores hipotecarios o privilegiados están excluidos de contribuir al beneficio de que
trata este artículo.
Conc.: C.Co., art. 951.
ART. 1951.—Beneficiarios. Gozan de este beneficio:
1º Los ascendientes respecto de sus descendientes, y viceversa.
2º Los hermanos.
3º Los cónyuges.
4º Los ascendientes del cónyuge y los cónyuges de los descendientes.
5º Los deudores a quienes se les haya admitido la cesión de bienes, aunque sea
extrajudicialmente, y los fallidos que hayan sido declarados excusables, respecto de los créditos
comprendidos en la cesión de bienes o en la quiebra.
Conc.: C.Co., art. 951.
TÍTULO XXIV
De la prescripción
CAPÍTULO I
Disposiciones generales
ART. 1952.—Prescripción. La prescripción es un medio de adquirir un derecho o de libertarse de
una obligación, por el tiempo y bajo las demás condiciones determinadas por la Ley.
Conc.: C.P.C., art. 690; C.Co., art. 132.
ART. 1953.—Requisito para adquirir por prescripción. Para adquirir por prescripción se necesita
posesión legítima.
Conc.: C.P.C., art. 690.
ART. 1954.—Renuncia de la prescripción. No se puede renunciar a la prescripción sino después
de adquirida.
Conc.: C.P.C., art. 690.
ART. 1955.—Capacidad para renunciar. Quien no puede enajenar no puede renunciar a la
prescripción.
Conc.: C.Co., art. 12; C.P.C., art. 690.
ART. 1956.—Prescripción a solicitud de parte. El Juez no puede suplir de oficio la prescripción
no opuesta.
Conc.: C.P.C., art. 690.
ART. 1957.—Renuncia expresa o tácita. La renuncia de la prescripción puede ser expresa o
tácita. La tácita resulta de todo hecho incompatible con la voluntad de hacer uso de la
prescripción.
Conc.: C.P.C., art. 690.
ART. 1958.—Oposición de prescripción. Los acreedores o cualquier otra persona interesada en
hacer valer la prescripción, pueden oponerla, aunque el deudor o el propietario renuncien a ella.
Conc.: C.P.C., art. 690.
ART. 1959.—Cosas imprescriptibles. La prescripción no tiene efecto respecto de las cosas que
no están en el comercio.
Conc.: C.P.C., art. 690.
ART. 1960.—Prescripción de bienes del estado. El Estado por sus bienes patrimoniales, y todas
las personas jurídicas, están sujetos a la prescripción, como los particulares.
Conc.: C.P.C., art. 690.
CAPÍTULO II
De las causas que impiden o suspenden
la prescripción
ART. 1961.—Posesión en nombre de otro. Quien tiene o posee la cosa en nombre de otro, y sus
herederos a título universal, no pueden jamás prescribirla, a menos que se haya cambiado el
título de su posesión por causa procedente de un tercero, o por la oposición que ellos mismos
hayan hecho al derecho del propietario.
ART. 1962.—Prescripción originada por título precario. Pueden prescribir aquellos a quienes
han cedido la cosa a título de propiedad los arrendatarios, depositarios u otras personas que la
tenían a título precario.
ART. 1963.—Prescripción contra título propio. Nadie puede prescribir contra su título, en el
sentido de que nadie puede cambiarse a sí mismo la causa y el principio de su posesión.
Cualquiera puede prescribir contra su título, en el sentido de que se puede obtener por la
prescripción la liberación de una obligación.
ART. 1964.—Personas entre las cuales no corre la prescripción. No corre la prescripción:
1º Entre cónyuges.
2º Entre la persona que ejerce la patria potestad y la que está sometida a ella.
3º Entre el menor o el entredicho y su tutor, mientras no haya cesado la tutela, ni se hayan
rendido y aprobado definitivamente las cuentas de su administración.
4º Entre el menor emancipado y el mayor provisto de curador, por una parte, y el curador por la
otra.
5º Entre el heredero y la herencia aceptada a beneficio de inventario.
6º Entre las personas que por la Ley están sometidas a la administración de otras personas, y
aquellas que ejercen la administración.
Conc.: C.Co., art. 939.
ART. 1965.—Personas contra las cuales no corre la prescripción. No corre tampoco la
prescripción:
1º Contra los menores no emancipados ni contra los entredichos.
2º Respecto de los derechos condicionales, mientras la condición no esté cumplida.
3º Respecto de los bienes hipotecados por el marido para la ejecución de las convenciones
matrimoniales, mientras dure el matrimonio.
4º Respecto de cualquiera otra acción cuyo ejercicio esté suspendido por un plazo, mientras no
haya expirado el plazo.
5º Respecto a la acción de saneamiento, mientras no se haya verificado la evicción.
Conc.: C.Co., art. 939.
ART. 1966.—Prescripción veintenal. Tercero poseedor. En la prescripción por veinte años, las
causas de impedimento contenidas en el artículo anterior, no tienen efecto respecto del tercero
poseedor de un inmueble o de un derecho real sobre un inmueble.
CAPÍTULO III
De las causas que interrumpen la prescripción
ART. 1967.—Forma de interrupción de la prescripción. La prescripción se interrumpe natural o
civilmente.
Conc.: C.Co., art. 480.
ART. 1968.—Interrupción natural. Hay interrupción natural, cuando por cualquiera causa deje
de estar el poseedor en el goce de la cosa por más de un año.
ART. 1969.—Interrupción civil. Se interrumpe civilmente en virtud de una demanda judicial,
aunque se haga ante un Juez incompetente, de un decreto o de un acto de embargo notificado a la
persona respecto de la cual se quiere impedir el curso de la prescripción, o de cualquiera otro
acto que la constituya en mora de cumplir la obligación. Si se trata de prescripción de créditos,
basta el cobro extrajudicial.
Para que la demanda judicial produzca interrupción, deberá registrarse en la Oficina
correspondiente, antes de expirar el lapso de la prescripción, copia certificada del libelo con la
orden de comparecencia del demandado, autorizada por el Juez; a menos que se haya efectuado
la citación del demandado dentro de dicho lapso.
ART. 1970.—Forma de interrumpir la prescripción. Demanda. Para interrumpir la prescripción,
la demanda judicial puede intentarse contra un tercero a efecto de hacer declarar la existencia del
derecho, aunque esté suspenso por un plazo o por una condición.