Entrevista Clinica en Niños
Entrevista Clinica en Niños
Entrevista Clinica en Niños
Es por ello que, durante el proceso, debe procurarse conseguir una atmósfera relajante que
permita el diálogo franco, fructífero y, por consiguiente, una comunicación abierta.
Asimismo, se debe mantener una actitud profesional y racional, minimizando
manifestaciones e interpretaciones simplemente emocionales y buscando avanzar en la
conversación con un sentido práctico. El cuidar todos estos aspectos es fundamental. De lo
contrario, se puede crear un ambiente de desconfianza o tenso si las partes no consiguen
intercambiar sus primeras palabras de forma confiada y abierta.
Fundamentos y/o pilares
Los fundamentos de la aplicación de la entrevista clínica se encuentran en las aportaciones de
Lightener Witmer, quien en 1896 inicia una indagación de metodología flexible de un niño de
14 años con un problema de escritura relacionado con la mala ortografía (Juárez, 2016;
Verdugo, 1994), planteando así una técnica de entrevista que sería promovida por el mismo
Witmer mediante capacitaciones de psicología clínica (Juárez, 2016). Por otra parte, estos
aportes se consideran relevantes porque contribuyeron a la constitución de la evaluación
psicológica (Fernández-Ballesteros, 2001), empleando conocimientos teóricos de la
psicología científica y variedad de técnicas en las que se destacan los procedimientos de
observación. Finalmente, en la aplicación de la entrevista clínica es fundamental hacer uso de
su flexibilidad para atender a las preocupaciones reales de la consulta y sus motivaciones
(Bleger, 1964).
Características
Procedimiento
No existe un orden establecido ni una manera concreta de llevar a cabo la entrevista con el
niño; depende de cuál sea la principal queja y la patología manifiesta, de la edad del niño y
del estado evolutivo, del estilo personal del entrevistador y la situación y contexto clínicos.
Cualquiera que sea el formato, la entrevista está determinada por el clínico, que es quien
dirige la atención hacia varias áreas y fenómenos relevantes, y por el sentido estratégico del
entrevistador que decide la mejor manera de obtener los datos pertinentes en cada caso.
Algunos datos surgen espontáneamente, mientras que otros deben preguntarse o utilizar otros
medios deliberados a fin de conseguir la información.
Instrumentos
Los instrumentos desarrollados para la evaluación clínica infantil son numerosos. Los
clínicos utilizan entrevistas con los padres, test, escalas, etc. y según la problemática
entrevistas con el propio niño (Luciano, 1997 citado en Molina, 2001). La selección de
instrumentos para evaluar la conducta en la infancia depende de la naturaleza del objetivo de
la evaluación, de las características del sujeto (edad, sexo, habilidades cognitivas,...), de la
fuente de envío, del contexto, del medio sociocultural y del propósito de la evaluación (Mash
y Terdal, 1988 citado en Molina, 2001).
Basados en el sistema diagnóstico categorial
El método más usado es la entrevista, semi-estructurada y estructurada. Durante la entrevista
inicial es fundamental determinar cuáles son las expectativas y las creencias de los padres
sobre el desarrollo y comportamiento problema del niño, así como la influencia de los
mismos en la relación familiar. Estos aspectos se deberían tratar y discutir con ellos de una
manera clara y natural (Molina, 2001).
Basados en la observación
La observación ha sido el método tradicional por excelencia de la evaluación conductual, al
menos en sus primeras etapas (Silva y Moro, 1994 citado en Molina, 2001). Teniendo en
cuenta que los problemas infantiles ocurren en distintas situaciones, la observación sería la
técnica ideal para recoger de modo directo no sólo los comportamientos objeto de interés sino
las condiciones en las que ocurren. En este sentido mediante el registro se pueden recoger
distintos elementos que son fundamentales para realizar el análisis funcional de la conducta
problema y generar a partir de estas información las hipótesis oportunas de cara a la
planificación del tratamiento. Así mismo, el registro de observación se puede llevar a cabo en
un contexto estructurado (clínico o de laboratorio) o bien en un contexto más abierto, como
las distintas situaciones que se pueden presentar en el hogar y en el aula. No obstante, la
observación como instrumento de evaluación contiene limitaciones de las que podríamos
destacar las siguientes (Silva, 1989): la reactividad que puede producir tanto en el
comportamiento del sujeto observado como en el observador, la baja fiabilidad entre
observadores y el propio sesgo del observador que repercute en la distorsión de los datos
(Molina, 2001).
Caso
Mario es un niño de 9 años de edad. Tiene un hermano pequeño, con el que se lleva 13
meses. El estatus socioeconómico y cultural de los padres es de nivel medio. Los padres
tienen en el momento de la intervención 35 años (madre) y 39 años (padre).
Motivo de consulta:
La madre comenta que el comportamiento de Mario tanto en el colegio como en casa no es el
adecuado. En el colegio Mario ha tenido un expediente académico brillante y un
comportamiento ejemplar, hasta este último año, donde se ha podido observar un
comportamiento negativo y desadaptativo unido a un bajo rendimiento escolar.
Evaluación:
La evaluación del caso tuvo una duración de 4 semanas. Se utilizaron varios instrumentos:
entrevista, registro de observación y autoinformes.
Se aplicó el Modelo de Entrevista General para niños, Forma para Padres del Centro de
Psicología Aplicada de la UMH. Adicional, se realizó una entrevista telefónica con la tutora.
Ésta confirma el cambio de comportamiento de Mario en el último trimestre, unido a un
descenso en el rendimiento escolar. Se tomó la decisión de aplicar a Mario los siguientes
autoinformes tras la información recabada en la entrevista clínica. Ambos se administraron en
la segunda sesión de evaluación.
Autoinforme de Sueño Infantil (Orgilés, Owens, Espada, Piqueras y Carballo, 2012). Evalúa
los hábitos y problemas relacionados con el sueño en niños de 8 a 12 años. Está formado por
16 ítems y cuatro subescalas. Los ítems se puntúan del siguiente modo: normalmente (2),
algunas veces (1) y pocas veces (0). Los resultados obtenidos por Mario no parecen ser
relevantes ya que obtuvo una puntuación de 10 sobre 32.
Escala de Ansiedad Infantil de Spence (Orgilés, Méndez, Spence, Huedo-Medina y Espada,
2011). Compuesta por 45 ítems y 6 subescalas (ansiedad por separación, fobia social,
trastorno obsesivo compulsivo, pánico/agorafobia, miedo al daño físico y ansiedad
generalizada). Se aplicó únicamente la subescala de ansiedad generalizada. Mario obtuvo una
puntuación de 12 sobre 18, lo que significa que tiene un elevado nivel de ansiedad.
Con ayuda de la madre se registraron las conductas problema en el ámbito familiar. Se diseñó
un modelo de registro, donde la madre recogería información sobre el día y la hora en la que
se producía la conducta problema, la situación (la conducta problema), qué hace o dice la
madre, la duración (en minutos) y la intensidad (rango: 0-10, donde 0 es el mínimo y 10 el
máximo)(López Hernández, 2014).
Referencias