LACNIC
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Raisa Urribarri
Febrero 2021
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Raisa Urribarri
rurribarri@cieps.org.pa
@uraisa
Con el apoyo de
Índice
1. Introducción. 4
2. La brecha digital: fundamentos. 5
3. El origen: la desigualdad. 6
4. La brecha digital en Panamá. 7
5. La educación offline. 11
6. La brecha digital en las noticias. 13
7. Hallazgos. 14
8. Conclusiones. 20
9. Recomendaciones. 22
10.Referencias. 24
4
1. Introducción
A partir del 11 de marzo de 2020, fecha en la que la Organización Mundial de la Salud caracterizó a la
COVID-19 como una pandemia, alrededor del mundo se tomaron medidas de emergencia que obligaron
al distanciamiento físico. Las tecnologías de la Información y comunicación (TIC), con Internet a la cabeza,
revelaron entonces su importancia dada su utilidad para mantener al mundo en marcha.
A escala global, las empresas de telecomunicaciones acusaron una significativa sobredemanda de sus
redes, al punto de que algunos analistas (Belson, 2020) se preguntaron si estas eran lo suficientemente
resistentes para soportar el embate causado por el nuevo coronavirus.
Según la Comisión Económica para América Latina y El Caribe, CEPAL (2020), en países de América
Latina, entre el primer y el segundo trimestre de 2020 el uso de herramientas de teletrabajo aumentó un
324%, y la educación en línea más del 60%. Asimismo, a escala global, entre diciembre de 2019 y marzo
de 2020 hubo un aumento de hasta aproximadamente un 60% en el ancho de banda total por país (Weber
et al., 2020). Afortunadamente, Internet mostró una gran resiliencia gracias a su diseño basado en una
arquitectura abierta y distribuida.
En Panamá, el administrador de la Autoridad de los Servicios Públicos (ASEP) declaró que el ente a su
cargo calculaba un aumento del 50% en el consumo de Internet debido a las actividades de teletrabajo,
educación en línea y comercio electrónico (Quirós, 2020). Por esta razón, con el objetivo de garantizar la
calidad de sus servicios, el organismo regulador asignó y liberó temporalmente espectro radioeléctrico
para los operadores móviles.
5
Gracias a Internet el tren global pudo seguir su marcha. No obstante, no todos pudieron subirse a él.
Globalmente, los datos relativos a la conectividad a Internet revelan que las zonas rurales, con mayores
índices de desigualdad social, marginalidad y pobreza, son las que tienen más dificultades de acceso.
En cuanto a las redes móviles, mientras que las zonas urbanas cuentan con un 95% de cobertura 4G,
cerca del 20% de la población rural vive en zonas con cobertura de segunda y tercera generación, y aún
persisten zonas sin cobertura.
Cuando la pandemia hizo notar la importancia de contar con conexión a Internet, dispositivos
electrónicos y datos suficientes para poder realizar la mayoría de las actividades diarias, esta enorme
brecha, ampliamente documentada por organizaciones internacionales y analistas, comenzó a ocupar
espacios en los medios de comunicación de Panamá.
hicieron énfasis en diversos elementos alrededor de este nuevo fenómeno asociado al surgimiento y
desarrollo exponencial de las tecnologías digitales.
Durante 25 años, el abordaje teórico de la brecha digital ha sido heterogéneo, pero resulta evidente
que toda la elaboración que pueda hacerse a posteriori, en cuanto a los usos y al desarrollo de capacidades
y competencias digitales, resulta imposible sin tomar en cuenta la brecha de acceso, una realidad
incontestable en nuestros países, incluso en entornos privilegiados como el científico y tecnológico.
En los países con menos grados de desarrollo esta realidad se hizo patente muy temprano, incluso en
entornos privilegiados como el científico y tecnológico, cuando las redes académicas lideraron la
introducción a Internet en América Latina (Urribarri,1998).
A efectos de este trabajo enmarcaremos el análisis con base en los fundamentos teóricos del
investigador neerlandés Jan van Dijk, quien se ha ocupado de estas reflexiones sostenidamente.
Ya en 2005, este mismo autor había afirmado que la asimetría de oportunidades digitales estaba
“claramente relacionada con diferencias socioeconómicas en sociedades específicas” (van Dijk, 2005:
184).
Con base en estos supuestos, describiremos algunos aspectos que marcan la desigualdad en
Panamá y que permiten determinar quiénes están conectados, es decir, incluidos, y quienes —
imposibilitados de conectarse— están excluidos de las posibilidades que ofrecen las TIC e Internet.
3. El origen: la desigualdad
Panamá es el sexto país más desigual del mundo (Banco Mundial, 2016). De acuerdo con Astudillo,
J. et al. (2019a) la desigualdad está vinculada, entre otros elementos, a fuertes desequilibrios territoriales.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censo, citado por el Centro Internacional de Estudios
Políticos y Sociales, CIEPS (2020), solo cuatro de cada diez panameños están ubicados en la zona del Canal
la cual concentra más del 80% de la actividad económica.
Excede los límites y propósitos de este texto ahondar con mayor profundidad y extensión en las
causas de la desigualdad, un fenómeno que en sí mismo ha sido objeto de numerosos estudios dadas las
distintas aproximaciones teóricas que tratan de explicarlo, entre ella las que lo consideran de origen
multidimensional.
7
En el marco de este trabajo nos detendremos únicamente a examinar los hechos, es decir, la
expresión concreta de un tipo de desigualdad —la digital—, el ámbito en el que se hizo particularmente
visible, y en cómo esta manifestación fue tratada por los medios de comunicación.
En Panamá existe una iniciativa entre el sector público, privado y académico —denominada
Panamá Hub Digital— que con la ayuda de una consultoría externa diseñó una Estrategia para el
Desarrollo del Sector TIC 2025 (Centauri Technologies Corporation, 2015). Esta propuesta incluye entre
sus acciones la creación de un Observatorio de TIC que busca compilar diversos estudios en el área. A la
fecha, este observatorio ha producido dos informes con base en el análisis de reportes nacionales y
foráneos, pero no ofrece estadísticas en detalle a escala nacional.
El estudio específico más reciente sobre el acceso y uso de las TIC en Panamá, desagregado por
provincias y comarcas, así como por sectores socioeconómicos, fue hecho por el Ministerio de Economía
y Finanzas en 2010 a partir de los datos del censo nacional de ese año, el último realizado en el país
(Ministerio de Economía y Finanzas, 2010).
Con los pocos datos disponibles, sin embargo, es posible hacer algunas inferencias. Si tomamos
publicaciones internacionales, como el anuario estadístico del organismo internacional más importante
del sector (UIT, 2019) al final del 2019 Panamá contaba con un 63.63% de penetración a Internet, una
cifra superior al promedio mundial, cercano al 50%.
Los números que ofrece el órgano regulador de las telecomunicaciones del país (ASEP, 2019), no
obstante, marcan un 46.2%, una cifra ligeramente inferior al promedio mundial. Los datos desagregados
que ofrece esta entidad nos permiten desbrozar este porcentaje y brindar un perfil más cercano a las
distintas situaciones que es posible encontrar en Panamá.
En Panamá, de acuerdo con la fuente oficial, al cierre del 2019 había 5.5 millones de teléfonos
celulares distribuidos entre una población estimada en 4.2 millones de habitantes; es decir, una
penetración celular móvil del 132.5%. El 16.6% de estas líneas son de contrato o pospago, lo cual quiere
decir que un grueso porcentaje de los usuarios de telefonía móvil depende de recargas periódicas para
tener acceso al servicio. En cuanto a la cobertura, esta abarca el 96% de la población, aunque el porcentaje
del territorio cubierto es de apenas un 38%. En otras palabras, el mayor porcentaje de panameños con
conexión a Internet son personas que viven en ciudades y que usan el teléfono móvil celular bajo la
modalidad de prepago (Urribarri, 2020a). Según datos de la UIT (2019), en Panamá apenas el 13% de la
población tiene acceso a suscripciones de banda ancha fija.
Aunque no existen datos actualizados sobre el número de hogares que existen en Panamá, según
estimaciones realizadas por Stanziola (2020), a finales de 2019 existían cerca de un millón cien mil
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hogares1. De acuerdo con la ASEP, los clientes residenciales de Internet de banda ancha fija son
aproximadamente 497 mil lo cual daría un estimado de un 45% de hogares con el servicio.
El ente regulador no provee información relacionada con la ubicación geográfica de los clientes
residenciales. No obstante, otras fuentes permiten aproximarse a este panorama. Con base en
información del Instituto Nacional de Estadística y Censo de 2019, el Consejo Permanente Multisectorial
para Implementación del Compromiso Nacional por la Educación (COPEME) 2, elaboró el siguiente gráfico
que expone la prevalencia del acceso móvil a nivel nacional y la asimetría del acceso a Internet y
computadora por provincia y comarcas indígenas.
Estos datos evidencian que en Panamá la desigualdad social, con acentuado desequilibrio
territorial, tiene también su expresión digital, pues a medida que se amplía la distancia de los centros
urbanos, se reduce también el nivel de acceso. Un estudio reciente del Fondo de las Naciones Unidas para
la Infancia, UNICEF (2020a) confirmó que a escala global el acceso a Internet en el hogar está fuertemente
determinado por el lugar de residencia y el nivel socioeconómico.
1 Los cálculos del Dr. Javier Stanziola (2020) se basan en las cifras del índice de pobreza multidimensional y de la encuesta de
propósitos múltiples del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC).
2 El ente está adscrito al Ministerio de Educación y en él participan otros organismos públicos como la Asamblea Nacional y la
Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. Asimismo, cuenta con la representación de la Confederación de Padres
de Familia, el Consejo Nacional de la Empresa Privada, el Consejo Nacional de Trabajadores Organizados, el Consejo de Rectores,
ONG del sector educativo y el sector estudiantil.
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El siguiente gráfico (UNICEF, 2020a) muestra la asimetría en el acceso a Internet y cómo esta se
relaciona con variables socioeconómicas, pero también con las territoriales vinculadas a éstas. A escala
global, solo el 3% de los jóvenes escolares entre 3 y 17 años (en amarillo) de menores ingresos y habitantes
en zonas rurales cuentan con Internet, mientras que los de mayores ingresos, ubicados también en zonas
rurales lo tienen en un 88%.
No obstante, dentro del mismo grupo de menores ingresos se observa una diferencia porcentual
de siete puntos, dependiendo de si habita en zona rural o urbana. En el sector de mayores ingresos, sin
embargo, no existe diferencia en el porcentaje entre zonas rurales y urbanas, ambos con un 88% de
penetración.
Porcentaje de niños y jóvenes con acceso a Internet en el hogar: lugar de residencia e ingresos.
Hoy la velocidad es tan importante como el acceso, pues ciertas funciones requieren anchos de
banda robustos. En agosto de 2020 la velocidad promedio de descarga de Internet de banda ancha fija
fue de 98.59 Mbps, mientras que el Internet móvil, que es el tipo de conexión más extendida, tuvo una
velocidad promedio de 18.06 Mbps.3 Las velocidades de descarga de alrededor de 18.5 Mbps. solo
permiten desarrollar simultáneamente dos actividades básicas, lo que obliga a los usuarios a elegir entre
la educación en línea y el teletrabajo (CEPAL, 2020). Esto equivale a decir que los hogares donde viven
personas que teletrabajen y estudien necesitan conexiones de al menos 25 Mbps.
A pesar de este panorama, ciertos usos de Internet no dejan de crecer en el país, al menos si se
toman en cuenta los informes de empresas como HootSuite (Kemp, 2020) que reportan un uso de redes
sociales del 56% y para cuyo acceso se usan teléfonos móviles en un 99%. Es decir que los panameños
que habitan en las ciudades pueden tener acceso a dispositivos y conectividad que les permiten un alto
uso de plataformas (donde circula cualquier tipo de información), pero no tienen la misma posibilidad de
conectarse a redes fijas de banda ancha, que son las requeridas para usos más relevantes como los
vinculados con la educación.
5. La educación offline
El 11 de marzo de 2020, un año escolar que apenas comenzaba4 se paralizó para dar paso a un proceso
lleno de dificultades marcado por el cambio de modalidad, de presencial a distancia. Las asimetrías
marcadas por la desigualdad socioeconómica y territorial, a las que se sumó la falta de competencias
digitales de gran parte de la comunidad educativa (estudiantes, maestros y padres de familia) causaron
que un porcentaje significativo de los alumnos se quedara al margen del sistema educativo. La escuela se
convirtió en el escenario donde se hizo visible la desigualdad social, territorial y —de forma cruda—
también la digital.
De acuerdo con un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y
la Cultura, UNESCO (2020), al 15 de septiembre de 2020 cerca de un millón de estudiantes, desde el
prescolar hasta la universitaria, habían sido afectados por el cierre de instituciones educativas en Panamá.
3https://www.statista.com/statistics/1176014/panama-mobile-fixed-broadband-internet-download-upload-speed/
4 En Panamá el año escolar es marzo-diciembre. El periodo lectivo 2020-2021 comenzó el 02 de marzo.
https://www.presidencia.gob.pa/Noticias/Gabinete-aprueba-calendario-escolar-del-ano-2020 Mediante Resolución de Gabinete
No. 11 de 13 de marzo de 2020, Panamá declara Estado de Emergencia Nacional ante la pandemia de Covid-19.
12
Un estudio reciente también reveló que “la mayoría de los países de la región no cuenta con las
condiciones digitales de base, y por lo tanto no puede brindar educación en línea a todos los estudiantes”
(IICA, BID y MICROSOFT: 69).
Según cifras oficiales del Ministerio de Educación, MEDUCA (2019), descontando el sector
universitario, los estudiantes de primaria, premedia y media alcanzan un aproximado de 800 mil
estudiantes. De acuerdo con las declaraciones públicas de la ministra de educación en la Televisora
Nacional de Panamá (TVN, 2021), un 40% de los estudiantes resultó afectado por la falta de conectividad.
13
No obstante, sólo un 6.2 % de la población estudiantil, es decir, 46 mil estudiantes matriculados, dejaron
de estar vinculados5 con el sistema educativo, pues también se utilizaron canales tradicionales como
radio, TV, e inclusive medios impresos en comunidades que no cuentan con el servicio de electricidad. En
cuanto a los egresos, de los 32 mil jóvenes que debían graduarse como bachilleres en el año lectivo marzo-
diciembre 2020, lo hizo un 62% (20 mil estudiantes) que pudo hacer uso de dispositivos para el acceso
(tabletas) en calidad de préstamo.
Esta situación de acceso desigual se reflejó en los usos educativos de las TIC e Internet. Una
encuesta reciente de la (UNICEF, 2020b) arrojó como resultado que los estudiantes de los sectores
socioeconómicos más desfavorecidos usaron medios impresos y aplicaciones de mensajería privada como
WhatsApp para interactuar con sus docentes. En contraste, los de mayores recursos utilizaron
preferentemente las plataformas interactivas (virtuales, en línea).
Para tener un panorama acerca de los temas asociados a la brecha digital y su tratamiento hicimos
un monitoreo de medios de comunicación entre el 13 de marzo y el 13 de septiembre de 2020. Este solo
tomó en cuenta los medios con presencia digital6 y se llevó a cabo en cuatro fases. En la primera, se hizo
un seguimiento aleatorio e informal de los temas asociados a la brecha digital que ocuparon la agenda
informativa a partir de la declaración del estado de emergencia. En la segunda, mediante una búsqueda
5 “El tema de vincularse con el proceso educativo no solo es conectividad porque la realidad es que nosotros ni en un año ni en
dos vamos a cubrir la conectividad de todas las escuelas”. Maruja Gorday de Villalobos, ministra de educación.
6 La mayoría de los medios tradicionales en Panamá cuentan con plataformas de difusión en línea. De hecho, durante la
pandemia hubo ocasiones en las que ningún periódico tuvo ediciones impresas. (Urribarri, 2020b)
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de cuatro términos o palabras clave (brecha digital, Internet, conectividad, telecomunicaciones), acotada
en el período comprendido entre el 13 de marzo y el 13 de septiembre, se precisaron los medios que los
abordaron. Esta primera revisión arrojó una colección de piezas que circularon en diversos medios. En la
tercera, estas piezas se discriminaron por tipo de medio (prensa, radioeléctricos y nativos digitales),
tópico, género, autor y fuentes consultadas. En la cuarta se hizo una búsqueda a lo interno de cada sitio
web, explorando las notas que aparecieron agrupadas en cada una de las palabras clave (etiquetas).
Los medios seleccionados en la tercera fase fueron cinco diarios de empresas editoriales
diferentes (La Prensa, La Estrella-El Siglo, y Panamá América-Crítica); las plataformas de televisión y radio
de los grupos TVN (TVN y TVN Radio) y Medcom (Telemetro y RPC Radio); y el medio nativo digital Capital
Financiero. En total, se recolectaron 140 piezas relativas a la brecha digital. Finalmente, las notas se
clasificaron por fecha de divulgación, tipo de medio en el cual circularon (prensa, radio/TV, nativo digital),
el tópico o tema específico abordado (educación, infraestructura, gobierno electrónico, género, salud,
economía), el género (informativo o de opinión), el autor de la nota (redacción, editorial, firma personal)
y las fuentes consultadas (oficiales, empresariales, internacionales, gremiales, ONG, consultoras,
expertos, testimonios, mixtas, anónimas).
7. Hallazgos
¿Cuándo un hecho se convierte en noticia?
Responder a esta pregunta, de apariencia simple, implica abordar la relación existente entre los
medios de comunicación y la sociedad, un asunto sumamente complejo que excede los límites de este
trabajo. Sin embargo, tratándose del análisis de la información noticiosa que circula por éstos, nos
15
valdremos de uno de los elementos clave de la teoría periodística: los criterios de noticiabilidad. Esto es,
los atributos que deben tener los hechos para convertirse en noticia.
Para Wolf (1987) la noticiabilidad es una especie de malla a través de la cual los medios escogen,
entre una enorme cantidad de hechos, qué merece ser divulgado al público. En este sentido, los criterios
de noticiabilidad funcionan como una guía que permite definir qué cuestiones son más o menos
susceptibles de interés noticioso, y cuál es el tratamiento que les dará el medio de comunicación. Martini
(2000), por su parte, aclara que, aunque en líneas generales un acontecimiento es noticia por su valor
informativo, en cuanto resulta importante para una parte notable de la población, los criterios de
noticiabilidad no constituyen un rasero rígido, sino que responden a cierto tipo de negociación entre el
medio, los periodistas y la opinión pública.
Otros autores, como Rodrigo Alsina (1996), han dedicado extensas obras a analizar un asunto que
sin lugar a duda también está revestido de complejidad, pues las noticias son narraciones de los hechos,
un proceso de construcción que empieza con la selección de los eventos de los cuales se informará al
público y su encuadre, lo que implica el abordaje subjetivo de la realidad.
No obstante, existe un cierto consenso devenido de la práctica periodística acerca cuáles son
algunos de los criterios básicos o tradicionales de noticiabilidad. Entre ellos, podemos mencionar la
actualidad o novedad, la inmediatez, la espectacularidad o rareza, la proximidad geográfica del hecho que
se reporta, el interés humano, la magnitud de personas o lugares implicados o afectados, la jerarquía de
los personajes involucrados y la capacidad de generar conflicto, entre otros. Son estos criterios los que
utilizaremos para añalizar los resultados obtenidos en este estudio.
En primer lugar hay que destacar que el tópico que llevó la brecha digital a convertirse en noticia
fue el educativo, el cual concentró el 84% de las piezas recolectadas en el periodo de estudio.
Tópico Piezas %
Educación 75%
Género 1 1%
ED-APAGÓN 9%
Salud 1 1%
Infraestructura 8%
Gobierno Electrónico 3 2%
Economía 4%
Economía 6 4%
Gobierno Electrónico 2%
Infraestructura 11 8%
Salud 1%
ED-APAGÓN 13 9%
Género 1%
Educación 105 75%
TOTAL 140 100% 0% 20% 40% 60% 80%
La mayoría de las piezas informativas sobre la brecha digital se publicaron durante el mes de
agosto. De las 44 notas difundidas durante ese mes, el 30% se refirió a un hecho de protesta, el “apagón
pedagógico virtual” que, bajo el lema “¡Liberen la banda ancha!”, fue convocado por los integrantes
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Coalición Nacional por la Defensa de la Educación Oficial en Panamá, justo al conmemorarse un mes de
haberse reiniciado el año escolar de forma remota o a distancia7.
Con este acto, los educadores y padres de familia expresaron su descontento por la imposibilidad
de acceder a la educación en línea — medida con la que el Ministerio de Educación trató de mantener
activo el sistema educativo durante la pandemia—, debido a la carencia de conectividad y equipos de
vastos sectores del país. Del 10 al 20 de agosto el tema ocupó amplia cobertura. Sin duda fue un hecho
absolutamente inusual, que afectaba a un considerable número de personas, y con la potencialidad de
generar conflictos. A pesar de estas características, y de las consecuencias que podrían generarse, el tema
7 Comunicado de la Coalición Nacional por la Defensa de la Educación Oficial de Panamá, 7 de agosto de 2020.
https://www.youtube.com/watch?v=4zBagbFYZwk
17
educativo, en general, prontamente dejó de ocupar espacios relevantes en la agenda informativa, con
apenas 12 notas el siguiente mes8.
La clasificación de las fuentes depende del tamiz por el cual se pasen (vivas, documentales,
primarias, secundarias, observación directa, etc.) y resulta común, tal y como las hemos organizado en
este trabajo, ordenarlas de acuerdo con el tipo de vocería consultada o referida (oficial, empresarial,
gremial, organizaciones no gubernamentales (ONG), experta, etc.) lo cual permite dar cuenta de la
diversidad de aproximaciones o versiones que se presenten de un fenómeno, de acuerdo con los
diferentes actores implicados, pues la noticia “es siempre la publicidad del actor o los actores involucrados
en el acontecimiento” (Martini, 2000: 62).
Las fuentes son la savia nutricia de los reporteros, donde estos acuden al prepararse para cubrir
los asuntos y hacer entrevistas, para contextualizar los hechos y las opiniones, para analizarlos y
presentarlos al público. A través de la consulta pormenorizada y minuciosa de diferentes fuentes, el
reportero examina versiones, indaga si responden a intereses particulares, se forma un criterio lo más
equilibrado y honesto posible acerca de que lo que analiza. Una de las tareas básica del periodista radica
en tener libre acceso a las fuentes, conocerlas a fondo y, sobre todo, verificar su confiabilidad (Martini,
2000), pues no es difícil de suponer que en una relación tensa como la que existe entre los medios y la
sociedad, exista una malla de intereses detrás de cada hecho susceptible de ser narrado o convertido en
noticia.
Huelga decir que, a mayor cantidad, diversidad y calidad de las fuentes consultadas, más rica,
profunda y contrastada será la información que llegue al público. En los medios con alto sentido de
responsabilidad social y compromiso con las audiencias incluso existen departamentos dedicados a la
verificación de los datos que se incluyen en cada nota para asegurar la calidad de la información que se
ofrece al público.
Tomando en cuenta este principio, es preciso destacar que, en 9 de las 13 notas referentes a la
protesta, la única fuente consultada fue la gremial, sin ningún tipo de contraste, al igual que otras dos
notas provenientes de la fuente oficial. Destaca la existencia de un editorial —un género de opinión
inusual en la prensa panameña— y una nota trabajada con base en fuentes mixtas.
8Al cierre de esta revisión, a mediados del mes de febrero de 2021, el reinicio del año escolar vuelve a traer el tema a la
palestra pública.
18
0
EDITORIAL Gremial Mixta Oficial
Esta anomalía9, la de no contrastar las versiones a través de la consulta de varias fuentes, no solo
la encontramos en la cobertura de la protesta convocada por los gremios. En líneas generales, lo más
resaltante de lo observado en esta exploración es la preponderancia de la fuente única, básicamente la
oficial, proveniente de gacetillas o notas de prensa, cuestión que se advierte en el 39% de las notas
publicadas.
Hay que subrayar que los departamentos de prensa institucional son oficinas especializadas en las
labores de propaganda con la función posicionar una visión y unos intereses particulares en la opinión
pública (Martini y Luchessi, 2004). Este mecanismo opera de forma especial en los entes
gubernamentales, particularmente en aquellos muy vigilantes de lo que se da a conocer a la población
durante periodos delicados como los que demarca una crisis sanitaria. Tampoco hay que dejar de lado
que en ciertos casos la pauta publicitaria de algunos entes del Estado constituye un importante soporte
financiero de ciertos medios, o que puedan existir intereses cruzados entre actores políticos y propietarios
de empresas de comunicación. Sin afirmar que esto sea lo ocurrido en Panamá durante la pandemia, en
cualquier caso, y cualesquiera sean las razones, el predominio de la fuente única, sea privada o
corporativa, es una anomalía que debe combatirse.
Sobre el tipo de medio que más piezas publicó con referencia a la brecha digital fue la prensa, con
un 42%, seguido de los radioeléctricos y los nativos digitales.
TV/RADIO 51 36%
TV/RADIO 36%
Prensa 59 42%
TOTAL 140 100%
Nativo Digital 21%
Entre los medios de prensa destaca el diario La Prensa con 41 piezas, seguido de uno radioeléctrico
(TVN) y un nativo digital (Capital Financiero) con 30 cada uno.
13%
Tópico de los artículos
20
87% 10
0
Educación Infraestructura Salud
Informativo Opinión
20
8. Conclusiones
El objetivo de este estudio fue detectar los temas asociados a la brecha digital que emergieron en
los medios de comunicación de Panamá durante los primeros meses de la pandemia; asimismo, analizar
la forma en que fueron abordados, con base en una tradición que se pregunta sobre la calidad de la
información que se brinda a las audiencias, como base para el funcionamiento de una sociedad
democrática.
Es necesario aclarar que este trabajo constituye una primera aproximación que no se llevó a cabo
desde una plataforma especializada como sería un observatorio dedicado formalmente al análisis de
medios; no obstante, sin ser exhaustivo, abre un campo de indagación que es necesario seguir
alimentando.
Del presente estudio se pueden derivar varias conclusiones relacionadas con distintos ámbitos;
entre estos, los más relevantes son el periodístico, el investigativo, el educativo, y el de políticas públicas
relacionadas con la brecha digital.
En cuanto al periodístico, aunque con las excepciones de rigor10, destaca la cobertura insuficiente
y el tratamiento poco profundo de un tema complejo como la brecha digital, con componentes sociales
de fondo que hubiesen requerido la consulta e inclusión de fuentes diversas y de mayor calidad. Desde la
elección de los temas susceptibles de ser noticia, pasando por la consulta, análisis y selección de las
fuentes, se necesita un abordaje más completo de los asuntos que se tratan y presentan al público.
Si bien es cierto que el periodismo no es un campo ajeno a la crisis económica desatada por la
pandemia, la cual ha ocasionado reducción de personal y de salarios en las salas de redacción de todos
los medios, estas empresas, por la delicada labor que cumplen, tienen una responsabilidad social que no
deben eludir. Asimismo, los reporteros, que constituyen uno de los eslabones más frágiles de la cadena
de producción de la noticia, deber ser conscientes de la misión tan delicada que cumplen, como es la de
informar a los ciudadanos con profundidad y calidad.
Igualmente, debemos destacar que a pesar de la existencia de una Ley de Transparencia vigente desde
2002, del compromiso suscrito por Panamá con la Alianza para el Gobierno Abierto en el año 2012 —de
la cual se han derivado varios planes de acción y un portal de datos abiertos de gobierno11—, y que
formalmente, en noviembre de 2017, se adopta la Política Pública de Transparencia de Datos Abiertos,
aún son pocos los entes gubernamentales con datos abiertos disponibles para la consulta. De apenas 70
organizaciones con presencia en el portal —67 son entidades del Estado, empresas públicas y 3 municipios
de toda la República— solo cinco cuentan con más de cien conjuntos de datos abiertos. De acuerdo con
Santamaría (2021) 26 entidades abiertamente incumplen la norma al no haber publicado ningún conjunto
de datos. Esto, lógicamente, constituye un freno a la labor investigativa y reporteril.
En cuanto al ámbito investigativo, en primer lugar, destaca el hecho de que la brecha digital, como
fenómeno y tema de investigación, cobró nueva relevancia. El haber pasado revista su abordaje teórico,
10 Durante el periodo analizado sobresalen por su calidad dos piezas con profundidad explicativa, elaboradas con base en la
consulta de archivos documentales y fuentes diversas, publicadas por el diario La Prensa. Asimismo, un reportaje publicado por
el medio nativo digital Concolón que no entró en el monitoreo realizado en este trabajo y que fue galardonado (mención
periodismo escrito) en la segunda edición del Premio de Periodismo sobre Niñez y Adolescencia del Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia (UNICEF) y el Centro Latinoamericano de Periodismo (CELAP).
11 https://www.datosabiertos.gob.pa/dataset
21
y a los diferentes énfasis hechos por distintos autores, se presenta el reto de generar más conocimiento
contextualizado, en este caso a nivel nacional, con estudios cuantitativos y cualitativos que nos permitan
tener no sólo bases más sólidas para comprender este fenómeno, sino más y mejores insumos para la
formulación de las políticas públicas dirigidas a minimizar este problema
En relación con el terreno educativo, es necesario tener un panorama claro acerca de las condiciones
de digitalización en las que se desarrolla la práctica educativa en los diferentes sectores sociales para
poder pensar en soluciones adecuadas y aplicarlas con éxito. En este particular, cabe destacar la propuesta
hecha por la COPEME acerca de la realización de un Censo Escolar de Acceso y Uso de las Tecnologías de
la Información y la Comunicación que abarque todo el territorio nacional y que permita conocer cuál es el
acceso efectivo de los centros educativos oficiales y particulares del sistema educativo panameño
(estudiantes, padres de familia y docentes), así como identificar las brechas digitales existentes, tanto de
acceso como de uso y capacitación.
En cuanto a las políticas públicas implementadas, a pesar de lo inesperado de la situación hubo una
respuesta rápida por parte de los dos entes gubernamentales directamente relacionados con las
telecomunicaciones del país: la ASEP, como ente regulador, y la Autoridad Nacional de Innovación
Gubernamental (AIG), como organismo rector de las políticas públicas. Frente a la emergencia y al alza de
la demanda de los servicios de telecomunicaciones, estos organismos implementaron medidas remediales
que impidieron el colapso de las telecomunicaciones y, al menos parcialmente, el mantenimiento del
sistema educativo.
Una de las primeras medidas tomadas por la ASEP la fue asignación de forma gratuita de un total de
120 MHz de la banda AWS divididos en 30 MHz para cada operador de telefonía móvil, con el objetivo de
soportar el incremento de tráfico en sus redes y garantizar la prestación de sus servicios a los usuarios.
Esta medida de emergencia, que estará vigente hasta el mes de junio de 2021, derivó en una consulta
pública sobre la del uso temporal del espectro radioeléctrico12.
La AIG, por su parte, en conjunto con el MEDUCA, desarrolló una plataforma virtual para atender las
consultas de docentes y estudiantes del último año del bachillerato en ciencias. La herramienta, disponible
en el sitio web del ministerio, responde o canaliza las preguntas más frecuentes, permite la respuesta de
formularios en línea y ofrece videos tutoriales de las cinco materias que integran el currículo de
emergencia: español, matemáticas, biología, química y física13. El ente gubernamental, igualmente,
facilitó el acuerdo con la firma Microsoft para la donación de licencias del programa Office 365, que
incluye la herramienta de colaboración y trabajo remoto Teams para el resto de los docentes y estudiantes
del sistema14. Se calcula que cerca de 250 personas, entre docentes y estudiantes, hacen uso de estas
herramientas, aunque las cifras difieren según la fuente que las provea.
De la misma forma, en el mes de agosto, tres entes gubernamentales, la ASEP, AIG y el MEDUCA, en
conjunto con la asamblea nacional, firmaron un acuerdo (Plan Educativo Solidario15) con las cuatro
12 https://www.asep.gob.pa/?p=195643
13
https://www.prensa.com/impresa/panorama/plataforma-virtual-ester-disponible-para-14-mil-estudiantes-de-duodecimo-
grado/
14 https://ensegundos.com.pa/2020/08/18/gobierno-de-panama-y-microsoft-firman-alianza-para-impulsar-desarrollo-
tecnologico-en-el-pais/
15
https://www.presidencia.gob.pa/Noticias/Gobierno-Nacional-lanza-Plan-Educativo-Solidario-
22
empresas de telefonía móvil celular que operan en Panamá (Tigo, Cable &Wireless, Digicel y Claro) para
permitir la conexión gratuita a Internet de los estudiantes de las escuelas oficiales. El convenio, que en un
principio estaría vigente del 14 de septiembre hasta el fin del año escolar, en diciembre del 2020, fue
extendido hasta el 30 de junio de 2021. El plan, previo registro en la plataforma del MEDUCA, incluye
acceso ilimitado a la plataforma oficial y 2 gigabytes de datos para acceder a los videos disponibles en la
plataforma multimodal Ester, así como el acceso al portal de Office 365.
De igual forma, para los clientes de telefonía móvil prepago que no pudieron afrontar los costos del
servicio, las cuatro empresas de telefonía ofrecieron un paquete gratuito de 200 mensajes de texto, 100
minutos de llamadas dentro de la misma red, y acceso libre a varios sitios web de gobierno como Panamá
Solidario (donde se tramitan las ayudas económicas de emergencia), y los de los ministerios de Salud, de
Educación y Seguridad Pública, así como de dos universidades públicas y el sistema estatal de radio y
televisión16.
9. Recomendaciones
Al igual que las conclusiones, hemos organizado un cuerpo de recomendaciones de acuerdo con
los ámbitos que hemos venido manejando: periodístico, investigativo, educativo, y de políticas públicas
relacionadas con la brecha digital.
Debido a lo vertiginoso de los cambios, los programas de estudio en comunicación social resultan
obsoletos, y los jóvenes egresados, si bien desarrollan destrezas para el uso de dispositivos de
comunicación, no comprenden a cabalidad sus potencialidades y riesgos, como tampoco los cambios
sociales y desafíos asociados a las transformaciones tecnológicas. Un programa de este tipo, con la forma
de seminario-taller permanente o de especialización, fomentaría la actualización profesional sobre los
temas críticos de Internet y contribuiría con una mejor difusión de éstos en los medios de comunicación
de Panamá.
Si prácticamente desde su misma invención se ha hecho necesario formar a los divulgadores para
la comprensión de los fenómenos asociados a los cambios que ha traído Internet, y las TIC en general, en
la actualidad, con la centralidad que ocupan, esto se hace cada vez más urgente. Creemos que con una
información de calidad es posible formar audiencias críticas con posibilidades de incidencia en las políticas
públicas.
16
https://www.presidencia.gob.pa/Noticias/Gobierno-firma-acuerdo-con-telefonicas-para-asegurar-conectividad-a-clientes-
afectados-por-la-pandemia.
23
En cuanto al ámbito investigativo, se hace necesario impulsar y dotar del presupuesto necesario
al Instituto Nacional de Investigaciones Científicas Avanzadas en Tecnologías de Información y
Comunicación (INDICATIC), una asociación de Interés Público incubada dentro de la Secretaría Nacional
de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT), cuyas funciones, descritas en la Estrategia Panamá Hub
Digital, estarían dirigidas a desarrollar investigaciones de alto nivel en el campo de las TIC, producir
conocimiento especializado, contextualizado y pertinente al desarrollo nacional, formar y fortalecer las
redes de talento especializado, asesorar al sector privado y contribuir con la formulación de las políticas
públicas del sector. De igual forma, debido a los cambios en el acceso y uso de las TIC producto de la
pandemia, resalta la importancia de revisar la batería de preguntas que se harán en el próximo censo
nacional para que efectivamente puedan servir de base para la formulación de políticas públicas dirigidas
al cierre de la brecha digital.
Estudios recientes (Galperín, 2021) han demostrado que las actividades sincrónicas, para lo cual
se requiere una buena conectividad, se correlacionan con la motivación y, por ende, con el resultado del
aprendizaje. Sin embargo, en el ámbito educativo participan, al menos, cuatro elementos clave: los
maestros y alumnos, los contenidos educativos y el entorno escolar. Lo que cambia con la digitalización
es el entorno en el cual se produce esta relación. Y aunque pudiera pensarse que este solo cambio no es
importante, lo cierto es que incide de manera determinante sobre el resto que, en consecuencia, también
debe modificarse. Esta transformación, que incluye la introducción de tecnologías, toca elementos de
carácter jurídico (como las normativas que lo regulan), organizacionales e institucionales (que garanticen
una óptima implementación), pedagógicas (capacitación de los docentes y diseños instruccionales) y, por
supuesto, recursos de infraestructura, conectividad a Internet, equipamiento y plataformas.
Aunque la falta de conectividad haya sido el punto crítico por donde asomó e hizo visible la brecha
digital, los recursos de infraestructura, si bien son indispensables, no bastan. El acceso que demanda una
educación en línea de calidad requiere mayores y mejores inversiones en infraestructura, pero también
la elaboración de planes integrales con componentes diferenciados que atiendan asuntos formativos
vinculados con características territoriales, lingüísticas y de género, por mencionar solo algunas.
Para finalizar debemos subrayar que la digitalización es un proceso permanente cuyo impacto
positivo en el desarrollo depende de cuan preparado esté un país para hacer frente a sus impactos. En
este sentido, resulta urgente el diseño e implementación de una política pública —con participación
multisectorial, consistente y de largo plazo, que trascienda los gobiernos que pasan a ejercer funciones
de Estado cada cinco años—, dirigida al cierre de la brecha digital, pero sin perder de vista la necesaria
inclusión social, pues como se afirma en el Plan Estratégico Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación
2019-2024 de Panamá, “el desarrollo de tecnologías disruptivas produce cambios radicales en los sistemas
sociales…” (SENACYT, 2020: 14)
Infoplazas—, que ya cuenta con 320 locales a lo largo y ancho del país, asociadas con alcaldías, ONG y
juntas comunales.
Parte fundamental de los retos que se tienen por delante pasan por la comprensión de los nuevos
entornos que constituyen la Sociedad de la Información; por lo tanto, el éxito de todas estas iniciativas
descansa sobre la masa crítica que se genere en torno a un proceso y a un entramado complejo, de
múltiples aristas y que encara diferentes desafíos. Esta es una de las tareas, de corte comunicativo y
formativo, que deben emprender sin demora los centros de investigación, las instituciones educativas y
los medios de comunicación.
Como postula la teoría con la que hemos enmarcado esta investigación (van Dijk, 2020), el acceso
desigual a las tecnologías digitales genera resultados desiguales de participación en la sociedad, y la
participación desigual en la sociedad refuerza la distribución desigual de los recursos. En ese sentido, hay
que tener presente que si bien es urgente ampliar el acceso a Internet es menester hacerlo tomando en
cuenta las desigualdades sociales sobre las cuales esta descansa. Solo así la conectividad podrá convertirse
en palanca para el desarrollo, que se quiere justo y equitativo.
10. Referencias
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