Jesus Como Siervo
Jesus Como Siervo
Jesus Como Siervo
Extensión Quetzaltenango
Teología del Nuevo Testamento
Docente: Brady García
Introducción
El Antiguo Testamento presenta a Jesús como un siervo sufrido y como el Mesías que
debía venir a salvar a la humanidad.
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En el Nuevo Testamento, lo presenta muchas veces como siervo, Especialmente en el
libro de Marcos.
En este trabajo encontramos información de Jesús como verdadero siervo, como siervo
entregado, como siervo comprometido, como siervo abnegado, y como siervo humilde.
La importancia de analizar a Jesús como siervo radica en que enseñanzas el nos da, ya
que El no solo predico si no que actuó, sus actos eran consecuentes con sus palabras.
«Éste es mi siervo, a quien he escogido, mi amado, en quien estoy muy complacido; sobre él
pondré mi Espíritu, y proclamará justicia a las naciones. No disputará ni gritará; nadie oirá su
voz en las calles. No acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que apenas arde,
hasta que haga triunfar la justicia. Y en su nombre pondrán las naciones su esperanza”
Cuando leemos 53:8 en donde dice “Porque fue cortado de la tierra de los vivientes por la
rebelión de mi pueblo fue herido”. Si el siervo ha sido herido por las transgresiones de “mi
pueblo”, entonces el siervo no puede ser Israel. Es una prueba que Isaías está hablando de un
mesías (El Ungido), es incuestionable que hablas de Jesús
Esto fue para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: «Éste es mi siervo, a quien he
escogido, mi amado, en quien estoy muy complacido; sobre él pondré mi Espíritu, y
proclamará justicia a las naciones. No disputará ni gritará; nadie oirá su voz en las calles. No
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acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que apenas arde, hasta que haga
triunfar la justicia. Y en su nombre pondrán las naciones su esperanza.»Isaías 42: 1-
Con especial intención aleccionadora, Jesucristo comunicó a sus discípulos el propósito por
el cual había venido: «Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para
servir...» (Mr. 10:45). Esta declaración de Jesús sobre su propio ministerio
Porque, ¿quién es más importante, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No lo es el que está
sentado a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre ustedes como uno que sirve. Lucas 22.27 NVI
Jesucristo actúa como un siervo
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Los dichos de Jesús corresponden fielmente a sus hechos. En el libro de Marcos nos dice que
actuó “tomando la mano del ciego”, “tomaba en brazos a los niños”, es el único evangelio que
presente de esta manera, como siervo.
Sus palabras registradas por primera vez, revelan Su filiación divina Su misión en la vida. A
pesar como joven dijo: "En los negocios de mi Padre me es necesario estar" (Lucas 2:49). Una
vez más dijo: "Vine a hacer la voluntad del que me envió" (Juan 6:38).
«Él les dijo (a sus discípulos): Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un
poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para
comer» (Mr. 6:30).
La disposición de Jesús llegaba a tal punto, que como bien dice el versículo, «no tenían
tiempo ni para comer». Sobre la enseñanza, rescatamos que la comida, al igual que las
demás necesidades materiales básicas, se debe situar en un segundo orden, conforme a los
valores del Reino celestial.
No tener tiempo ni para comer significa que, en caso preciso, que el posponía la
satisfacción de las más elementales, para en primer término cubrir las ajenas. Esta iniciativa
puede parecer extraña a los ojos de la sociedad, pero el particular llamamiento de Jesús
contiene este método tan original.
Vista la enseñanza, señalamos el concepto equivocado que algunos pudieran tener sobre el
tema en cuestión, porque servir no significa vivir en una especie de subordinación al
mandato ajeno, o sometimiento inconsciente a cualquier voluntad. El espíritu de servicio no
proviene en ningún caso de la humillación ingenua, sino de la libertad con que Cristo nos ha
hecho libres, sabiendo que a quien realmente servimos, es a Dios.
«Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso... toda la ciudad se agolpó... Y sanó a
muchos...» (Mr. 1:32, 33,34).
Después de un largo día de trabajo, llega la esperada hora del descanso, donde la comida, al
margen de satisfacer el apetito, parece ser el centro de reunión familiar... No obstante, en el
caso que nos ocupa, las personas seguían acudiendo a Jesús, y a juzgar por los datos del
texto bíblico, el trabajo se acumulaba en gran manera.
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A pesar de la intensa ocupación, el Maestro no reclamó sus derechos al descanso. Cuando
llegó la noche, nuestro Señor continuó sirviendo; su compromiso proseguía las veinticuatro
horas del día. Jesús estuvo dispuesto a servir, pero lo maravilloso fue que además de estar
dispuesto, también estaba disponible.
Aparte de ofrecerle la importancia propia que se obtiene del alimento físico, observamos
que Jesús, como buen siervo, hizo un correcto uso del tiempo durante su estancia en este
mundo, administró el tiempo con sabiduría, aprovechando cualquier momento para servir al
prójimo y cumplir así con los designios celestiales.
Jesús no servía por servir, sino más bien conservaba en todo momento una actitud de
servicio; la acción servicial debe ajustarse siempre al espíritu humilde y a la buena
intención. El servicio sin egoísmo, expresaba un corazón comprometido con su ministerio.
Otra muestra de su obediencia a la voluntad de Dios es: Mi alimento es hacer la voluntad del
que me envió y terminar su obra—les dijo Jesús—.Juan 4.34 NVI
«...aparta de mí esta copa, mas no lo que yo quiero, sino lo que tú» (Mr. 14:36).
Este texto bíblico refleja con suficiente precisión el modelo de amor y entrega de Cristo
por la humanidad. En el huerto de Getsemaní el buen Pastor fue sometido a una gran
presión psicológica y espiritual, ya que soportó con entereza el gran examen de su vida:
pasar por la cruz o evitarla. Siendo ésta la prueba, su fidelidad a Dios se vio reflejada en su
gran determinación: «mas no lo que yo quiero». Las palabras de Jesús fueron decisivas,
mostrando asimismo una voluntad verdaderamente abnegada, puesto que, en actitud de
servicio, no reclamó su propio bienestar, sino que por el contrario buscó en primer lugar el
cumplimiento de la voluntad Dios: «sino lo que tú».
Jesús, siendo siervo, asumió el sufrimiento como parte innata en su ministerio, Por otra
parte, la imagen del Jesús temeroso y vulnerable en el huerto de Getsemaní, nos acerca
mucho más a su verdadera humanidad. Contemplamos a un Cristo semejante a nosotros, que
padeció lo indecible, siendo tentado en todo y probado hasta la muerte.
«Mas Jesús ni aun con eso respondió; de modo que Pilato se maravillaba» (Mr. 15:5).
Ante la acusación de Poncio Pilato, Jesús no quiso defenderse, aceptando así la gran
injusticia que se estaba efectuando en su propia persona. Parece razonable pensar que Jesús
podía haber respaldado su inocencia con toda clase de argumentos, y también es muy
probable que hubiera salido indemne del duro castigo que le aguardaba. Sin embargo, él
sabía muy bien cuál era el plan trazado por Dios, y por lo tanto debía asumirlo con todas las
consecuencias.
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La abnegación, a pesar de su propio bienestar momentáneo, le llevó irremediablemente a
callar frente a Pilatos. Que muestra más grande de abnegación en su defensa, esto es, el
silencio en labios de Jesús, fue una losa pesada que Pilato tuvo que soportar.
El destino de Jesús estaba marcado, y así debía proseguir con el programa establecido por
Dios desde la eternidad. El plan divino se encontraba en sus últimos estadios: la detención,
entrega y muerte de Jesús, señalaría el final de su ministerio, y el principio de una nueva y
gloriosa etapa para el pueblo de Dios.
¿Cuál es mayor, el que se sienta a la mesa o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa?
Pero Yo estoy entre vosotros como el que sirve Lucas 22:27
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Mateo 23:12
Lleven Mi yugo sobre ustedes, y aprendan de Mí, que soy manso y humilde de corazón, y
hallarán descanso para su alma. Mateo 11:29-30
La humildad fue la principal característica que marcó la vida de Jesús; de ahí que si nuestro
objetivo es parecernos más a Él, la humildad debiera ser consustancial a nuestra persona.
Los diccionarios definen la humildad de diversas formas; por ejemplo, actitud que nos libera
del orgullo y la arrogancia, no considerarse mejor que los demás, tener un concepto modesto o
bajo de la propia importancia, una estimación modesta de la propia valía. Si bien esas
definiciones son correctas, la percepción cristiana de la humildad cobra un sentido más
profundo, puesto que se basa en nuestra relación con Dios. En su libro Remodelación del
carácter, Brazelton y Leith presentan una definición de humildad desde una perspectiva
cristiana, a saber:
“La humildad es consecuencia natural de tener una idea precisa de quién es Dios y una
correcta perspectiva de quién eres tú en relación a Él.
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empieza a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla. Finalmente, se pone
sus prendas exteriores. ¿Por qué realizó esta acción tan humilde? (Juan 13:3-5.)
Él mismo explicó: “¿Saben lo que les he hecho? [...] Por eso, si yo, aunque soy Señor y
Maestro, les he lavado los pies a ustedes, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros.
Porque yo les he puesto el modelo, que, así como yo hice con ustedes, ustedes también deben
hacerlo” (Juan 13:12-15). Al estar dispuesto a llevar a cabo un trabajo tan servil, les dio a sus
apóstoles una lección magistral que nunca olvidarían y que los impulsaría a ser humildes por
el resto de sus vidas.
Nuestra Biblia indica que Jesús "se humilló a sí mismo, y se hizo obediente hasta la muerte -- y muerte
de cruz." En las generaciones que siguieron después de Jesús, el símbolo de la cruz llegó a ser
respetado y hasta reverenciado. Pero como el gran viejo himno proclama, para la iglesia primitiva la
cruz era "un símbolo de sufrimiento y vergüenza." Era el medio de una ejecución pública tortuosa y
humillante, y siempre significaba la muerte para la persona que la sufría. Jesús tomó Su cruz como un
siervo. Su muerte no fue por Sí Mismo, sino por ésos a los que vino a servir, a saber, los pecadores.
Jesús les dijo a Sus discípulos en Mateo 16:24, ". . .Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, y tome su cruz, y sígame." Él estaba declarando que cualquiera que lo siguiera tendría que
morir a sí mismo y convertirse en un humilde siervo. Para apreciar la humildad de Cristo,
consideremos Su decisión de convertirse en un siervo de Su creación.
Seguramente la humildad no resulte un signo de distinción para este mundo tan competitivo.
Pero, si algo debería de aprender el cristiano, en contraste con nuestra sociedad orgullosa, es
precisamente a ser humildes, como Jesús lo fue.
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CONCLUSION
Analizando la vida de Jesús como siervo, debemos fijar nuestra atención en los hechos de Jesús,
más que en sus dichos. Porque, a la verdad, el discípulo porque eso es lo que debemos ser
discípulos o sea seguidores fieles de sus pasos, debe tener la firme disposición a servir en
todo momento. Y si descuidamos este objetivo tan elemental por el cual Cristo nos dejó su
ejemplo, estemos seguros de que todos los demás componentes del cristianismo carecerán
por completo de significado.
Una de las características que más llama la atención es la humildad, talvez esta no resulte
un signo de distinción para este mundo tan competitivo. Pero, si algo debería de aprender el
discípulo (cristiano), en contraste con nuestra sociedad orgullosa, es precisamente a ser
humildes, como Jesús lo fue.
BIBLIOGRAFIA
1.- www.allaboutfollowingjesus.org
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2.- Biblia Reina Valera 1960
4.- www.ebglobal.org/bosq
5.-www.pbc.org
6.- www.sermons.faithlife.com
7.- www.sermonesibemanuel.weebly.com
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