Mi Abuela Huele Feo

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Mi abuelita

huele Feo
Mi abuelita huele feo
Mónica González Ramón
Tamayo
Ilustraciones de Ricardo Peláez

ediciones s
González, Mónica
Mi abuelita huele feo / Mónica González, Ramón Tamayo il. Ricardo Peláez
a
- 2 ed - México Ediciones SM, 2004 [reimp. 2010]. 55 p. il. 1 9 x 1 2 cm — (El barco
de vapor. Azul 12)

ISBN 978-970-688-622-4
1. Cuentos mexicanos. 2. Literatura infantil. 3. Abuelos - Literatura infantil. 4.
Vegetales — Literatura infantil. 5. Familia en la literatura.
I. Tamayo, Ramón, coaut. II. Peláez, Ricardo, il. III. t. IV. Ser.

Dewey 863 G66

Ilustraciones y cubierta: Ricardo Peláez


Primera edición, 2003 Segunda edición, 2004
Sexta reimpresión de la segunda edición, 2010 D. R. ©
SM de Ediciones, S. A. de C. V., 2003 Magdalena 211,
Colonia del Valle,
03100, México, D. F.
Tel.. (55) 1087 8400
www.ediciones-sm.com.mx

ISBN 978-970-688-622-4
ISBN 978-968-779-176-0 de la colección El Barco de Vapor
Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana Registro número
2830

Prohibida la reproducción total o parcial de este libro, su tratamiento informático, o la


transmisión por cualquier forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico,
por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los
titulares del copyright.

La marca El Barco de Vapor® es propiedad de Fundación Santa María. Prohibida su


reproducción total o parcial.

Impreso en México / Printed in México


Mi abuelita huele feo
se terminó de imprimir en junio de 2010
en Rodefi Impresores, S. A. de C. V.,
Callejón San Antonio Abad núm. 70, col.
Tránsito, c. p. 06820,
Cuauhtémoc, México, D. F.
En su composición se empleó la
fuente Caxton.
Isaac
El Diego
La Dianita La
Kitina El
Chato El
Javito El
El Chapulín
Dany
El Milili El Rodrigo La Elsita
La Nayeli El Lalo El Billy El Alain
Lucino La Anita La Moni del
Carmen El Luis Manuel El Genaro
El Beto La Ale La Cessna El Herí.
Chiquito El Octavio Ana Berta
Manon et Emile Los Morando y
toda Chiesanuova
...y a ti también
Algo extraño está
pasando...

EL lunes soñé con un bosque verde, no de


árboles, sino de unas ramas muy raras. Eran
como árboles sí, pero sus tallos y sus ramas
tenían hojas muy delgadas que caían en
mechones, todas verdes y con un olor muy
fuerte... El miércoles también soñé con esas
ramas. Claramente sentí cómo se movían y se
me enredaban en los pies. Parecían amistosas
pero de todos modos me asusté y desperté.
Ayer soñé otra vez con esas ramas, de ellas
colgaban unos pequeños gajos blancos y
con un olor más raro que el de las hojas
verdes... ¡Qué coincidencia! Es un olor muy
parecido al que tiene mi abuelita desde
hace dos semanas.

Periódico El Sol de la Ciudad 15 de


octubre.

SIGUEN SIN APARECER LOS


MURCIÉLAGOS FUGITIVOS
Aún no han sido encontrados los murciéla-
gos que escaparon de su jaula en el Zooló-
gico Municipal la mañana del 5 de este
mes. Personal de la Secretaría de Salud los
busca sin descanso ante el peligro de que
se desate una epidemia de rabia entre el
ganado bovino de esta región, ya que estos
murciélagos pertenecen a una rara especie
que se alimenta con la sangre de animales
como caballos, vacas y cabras. Los animales
desaparecidos escaparon mientras un
empleado del zoológico limpiaba su jaula.
¡Socorro!

No sé por qué, no puedo encontrar la


razón, no puedo estar tranquilo con esta
duda que me acompaña casi todo el día...
¿Por qué mi abuelita huele tan feo?Primero
pensé que en mi casa nadie se daba cuenta
más que yo, pero mi papá ha tenido un
comportamiento extraño desde hace unos
días... Dice que tiene una tos crónica y que
para no contagiar a doña Aurora -como la
llama él, porque así se llama mi abuelita- se
coloca un pañuelo en la boca cada vez que
está
cerca de ella, cuando comemos juntos o
cuando estamos todos en la sala.
Le pregunté a don José -como llama mi
abuelita a mi papá, porque así se llama él-
por qué hacía eso del pañuelo. Se lo pregunté
a solas, por supuesto, porque en algún lugar
leí que así se hablan los caballeros: a solas. Él
me respondió que lo hace porque mi abuelita
huele mucho a ajo.
— ¿A qjol -pregunté- ¿qué es eso?
Sigilosamente nos desplazamos a la
cocina. ¡Oh, sorpresa! Ahí mi papá me
mostró unos bodoques hechos de pequeños
gajos blancos como los de mi sueño.
—¿Quién los pegó? -le pregunté.
—Así nacen -me contestó-. Huélelos. ¿A
quién te recuerdan?
¡No podía ser posible! ¡Olían igual que en
mi sueño! O sea, igual que mi abuelita.
He decidido averiguar por qué mi abuelita
huele así. Mi abuelito dice que los que
investigan cosas misteriosas se llaman
detectives; así que voy a ser un detective. Por
lo pronto, ya le estoy haciendo como mi papá;
por ejemplo, antes de ir con mi abuelita a su
cuarto o a la sala, brinco y cuento: uno, dos,
tres, cuatro... así hasta llegar a treinta; enton-
ces llego agitado y le digo:
—¡Qué calor abuelita!
Y hago como que me quito el sudor de la
cara con mi camiseta; pero en realidad respiro
por dentro de mi ropa y entonces no me llega
el olor a ajo mientras estoy con ella. Así
puedo estar todo el domingo en la mañana o
todos los días cuando llego de la escuela y
esperamos la hora de la comida. Mi abuelita
es muy agradable, me cuenta historias que
ella ha leído o jugamos al programa de
concursos de la televisión con temas de
conocimiento
sobre los que ella lee, o sobre los que yo
aprendo en la escuela. Lo único malo, les
digo, es que huele a ajo. No sé qué hacer. No
puedo decírselo porque se va a sentir triste y
a lo mejor hasta llora. Porque eso sí, mi
abuela es bien chillona...
Con mi abuelito no hay problema.
Duerme en otro cuarto y casi no entra a la
recámara de mi abuelita. Además casi nunca
está en la casa.
Se la pasa viajando con su pensión de
jubilado y en compañía de sus amigos que
también son maestros jubilados. Dice que
quiere aprovechar antes de que su pensión
valga “m”. Así dice. Y como a mi abuelita no
le gusta viajar, pues se queda con nosotros.
Cuando mi abuelito está en casa nos vamos al
cine o rentamos una película. A mi abuelo le
gustan mucho las películas inteligentes, como
las llama él. La gente de esas películas se viste
diferente, a veces de colores
muy fuertes y con vestidos que parecen
campanas; aunque a veces son películas en
blanco y negro.
Película terrible

El otro día vi junto con mi abuelito una


película que se llama Nosferatu y trata de un
señor que se alimenta con la sangre de otras
personas. Les chupa el cuello y deja una
cicatriz de dos puntitos: la marca de sus
colmillos. A estos seres se les llama vampiros
y cuando quieren viajar, se convierten en
murciélagos para poder volar. ¡Uuuuyy!
¡Me dio mucho miedo! Pero no pude
terminar de verla, porque mi mamá me
mandó a dormir. Voy a investigar más
sobre esa película...
Revista Cinetex
Año 3 Núm. 5 “Nosferatu,
una sinfonía de horror de
1921”

Nosferatu representa una de las primeras


historias de vampiros en el cine y
permanece como un clásico en la historia
de la cinematografía mundial. Del director
Friedrich Wilhelm Murnau, Nosferatu
puede ser llamado ciertamente “El Primer
Vampiro”.

Nosferatu es una adaptación no autorizada


del personaje del vampiro Drácula del
escritor Bram Stoker. Narra la eterna lucha
entre el bien y el mal, el amor y el odio, la
inocencia y la muerte. Un joven caballero
debe combatir al malo para salvar su alma
y a la mujer que ama. Este malo es un
conde, también conocido entre la gente del
pueblo como Nosferatu, que quiere decir
“El
Lo que he averiguado...

DESPUÉS de jugar al programa de


concursos con mi abuelita, mi mamá
nos llamó a comer. Yo corrí al baño a
lavarme las manos y... ¡Un momento!
Olvidé que soy un detective. ¿Dónde
está mi abuelita? Regresé sin lavarme
las manos a buscarla. No estaba en su
cuarto. Corrí a la cocina. Ahí la
encontré arrojando al caldo de verduras
y a la olla de frijoles unos pequeños
gajos blancos, como de ajo...
—¿Qué es eso abuelita? -pregunté como
si no supiera.
—¿Qué mi’jo?
—Eso que le pusiste a los frijoles y al
caldo.
—¡Ah! Son unos dientes de ajo.
¡Oh! ¡No! Si mi abuelita le pone ajo a la
comida, y todos comemos esa comida,
quiere decir que todos oleremos a ajo igual
que ella. ¡No es posible! Quiere decir que
yo también, en la escuela, ¡voy a ir dejando
mi olor a ajo por todas partes! ¡De seguro
ya tengo un apodo, porque al Cochi no se
le va una! Ya le puso apodo a todos los
maestros: el Sapo, la Chuleta, el Garrafón,
el Chivo Loco...
Y sigue la
investigació
n

DESPUÉS de la comida interrogué a mi


mamá, como todo buen detective. Mientras
mi abuelita dormía su siesta, le pregunté:
—¿Mamá, a mi abuelita le gusta mucho el
ajo, verdad?
—¡Uy sí! -me dijo ella- tu abuelita siempre
insiste en ponerle doble ración de ajo a la
comida. Por eso, yo ya no le pongo, así la
comida se cocina sólo con el ajo que ella le
pone. Pero no se lo digo para que no sepa y
no le ponga más.
—¡Ah! ¿Y por qué quiere mi abuelita que
comamos tanto ajo? -ahí podía estar la clave,
pensé.
—Pues ella dice que hace mucho bien. Que
lo necesitamos para nuestro organismo.
... Organismo, organismo... en el libro de
ciencias naturales aparece esa palabra. Sí, dice
algo sobre “... todos los organismos vivos”. O
sea que si nosotros estamos vivos, somos
organismos también. Y si mi abuelita dice que
necesitamos el ajo para nuestro organismo,
quiere decir que, ¿nosotros somos
organismos?, ¿o que tenemos otro organismo?,
¿cuál? Si lo único que yo tengo vivo es el
Poncho, mi perrito... ¿O sea que le tengo que
dar ajos al Poncho?
—¿Entonces le tengo que dar ajos al Ponchoy
mamá?
—No, hombre. ¿Cómo crees?
—Pues porque elPoncho es mi orga
nismo...
—ElPoncho es tu perro y punto.
—Pero también es un organismo, ¿no?
—Sí, pero tu abuelita se refiere a tu
cuerpo, que es tu organismo porque es
tuyo, porque te lleva y te trae a donde
quieras. Y apúrate a traerme los trastes
sucios de la mesa, que ya van a ser las cinco
y te toca acompañar a tu abuelita a su club
de la tercera edad. ¡Ah! Y si quieres saber
más del ajo, busca en mi colección de
revistas. Ahí he visto algo.
¡Sí! El club de la tercera edad. Esa podría
ser una buena fuente de información. Antes
no me gustaba ir porque me parecía
aburrido, pero hoy no me voy a perder un
solo detalle...
Revista NaturalezaAño xxiii

Núm. 13 “El Ajo”

NOMBRE EN LATÍN: Allium sativum.


FAMILIA. Liliáceas.
PARTE EMPLEADA: Los bulbos, llamados
cabezas, que se fraccionan en “dientes de ajo”
Cuando las hojas se secan se desentierran los
bulbos (raíces) con la planta, se atan en manojos y
se secan a la sombra.
PROPIEDADES: Estimula el apetito, activa las
funciones digestivas, antiasmático, antiséptico y
depurativo.
INDICACIONES: El ajo está indicado en la
falta de apetito, digestiones lentas y diarreas
persistentes. Disminuye la presión arterial.
Antiséptico del intestino. Cuando existen
gusanitos blancos en el recto se expulsarán
haciendo lavativas con 6 a 10 dientes de ajo en
medio litro de leche, en infusión. Contra los
dolores reumáticos se aplican cataplasmas de
ajo machacado.
EMPLEADO COMO CONDIMENTO: En
la cocina mejora el sabor de los alimentos y
los vuelve más digestivos. Es muy adecuado
en picadura fina con perejil para añadir a las
ensaladas.
Detective en el club
de la tercera edad.

EN el club de la tercera edad, mí abuelita se


junta con la Güeris, la Chuy, Elenita,
Carmelita y Chabelita, cuando no está
enferma. Ahí se sientan y se ponen a
platicar mientras cada una hace lo que más
le gusta hacer. Mi abuelita y la Güeris tejen;
Chuy hace ejercicio en una caminadora;
Elenita cose y se queja; bueno, al final todas
terminan quejándose y hablando de sus
penas. Carmelita y Chabelita pintan y yo
escribo esta nota.
No van a creer esto. Hoy me acerqué a las
amigas de mi abuelita y las saludé con un
beso y ¡claro!, las olí. Nunca hago esto, pero
un detective debe hacer de todo para
encontrar la verdad. Y descubrí que, ¡ellas
también huelen a ajo! ¿Pero qué está
pasando aquí? Ellas huelen a ajo y, lo más
seguro es que también estén poniendo ajo en
todas las comidas en sus casas. ¿Y si todas
las abuelas de la ciudad olieran a ajo e
hicieran lo que la mía...? ¡Oh, no! ¡Estamos
siendo invadidos por una ola de viejitas
comeajos! Una olorosa ola.
Esperé que se hiciera una pausa en la
plática de mi abuelita para preguntarle a sus
amigas:
—Oigan, ¿a ustedes también les gusta
mucho el ajo como a mi abuelita?
Se miraron entre ellas. Sin darse cuenta
que yo la veía, mi abuelita les guiñó un ojo.
Eso me pareció muy sospe
choso, porque además todas siguieron
haciendo sus cosas e hicieron como que no
me habían oído. Así que directamente le
pregunté a Chuy:
—Oiga, Chuy, ¿usted qué piensa del
ajo?
—¡Ah! -dijo- es muy bueno para activar
la circulación y fortalecer tu aparato
respiratorio, lo puedes preparar con
alcohol o tomarlo crudo...
—¿Crudo? -no podía creerlo.
—Uy, sí, como si fueran pastillas, con
jugo de naranja. Lo tomo todos los días -
me dijo- porque...
No alcanzó a decir otra cosa, debido a
los ojos de pistola con que mi abuelita la
miró. Para no callarse bruscamente, pues
despertaría mi sospechas, añadió:
—También lo venden en tabletas con
perejil...
—¡Perejil, eh! ¿Qué es el perejil?
—Ay, hijo, ya no molestes, ándale vete
a jugar -dijo mi abuela.
—¡Pero abuelita! -insistí-. ¿Qué es el
perejil?
—Ay, Aurora, no lo regañes -dijo La
Güeris- mira Beto, el perejil son unas ramitas
verdes, que acompañan a las tabletas de ajo
para que, al tomártelas, no huelas tanto y no
quedes en evidencia.
—¿Evidencia? ¿Qué es quedar en
evidencia?
—Pues... este... pues... mejor vete a jugar.
La Güeris se puso muy nerviosa y no
quiso decirme más. “¡Hummm... esto es
muy sospechoso! ” -pensé. Llegando a mi
casa, busqué en el diccionario la palabra
evidencia y miren lo que me encontré: nada,
los diccionarios son muy difíciles, parece
que fueran hechos sólo para la gente grande.
Afortunadamente estaba alguien grande
cerca de mí, viendo las noticias.
—Papá, ¿qué quiere decir quedar en
evidencia?
—Pues que te descubran haciendo algo -
contestó con la mirada puesta en la tele.
—Ah... o sea que la Güeris dijo: “El
perejil son unas ramitas que acompañan a
las tabletas de ajo para que al tomártelas
no huelas tanto y no te descubran ” ¿Por qué
todas las amigas de mi abuelita no quieren
que las descubran que toman ajo?
Aprovechando que tenía el diccionario
en la mano busqué la palabra perejil y como
dice doña Elenita: “¡por poco me muero!”.
En el diccionario aparecía un dibujo del
perejil y era exactamente igual a las ramas
verdes con que he soñado...
—Todo esto es muy misterioso. Si Chuy
toma ajo puro con jugo de naranja, ¿mi
abuelita lo hace también?
—No, ella se lo toma con agua -me
dijo mi mamá, también con la mirada puesta
en la tele- y se lo toma puro, como si fueran
píldoras. ¡Sssshhhht, espérame que están
hablando de los vampiros del zoológico!
—Murciélagos -corrigió mi papá.
Entonces se me ocurrió buscar la palabra
vampiro: “Cadáver viviente que salía de noche
de las tumbas para chupar la sangre de los
vivos. Creencia que se volvió popular a partir
de los textos literarios de Bram Stoker ”. ¡Qué
horror! ¡Entonces, sí existen!
Nota aterradora

HAN pasado cosas muy extrañas. Primero,


hace ya tres semanas que los murciélagos
del zoológico siguen sin ser atrapados, y
luego mi abuelita actúa muy raro; se ha
puesto a hacer cruces con las ramas de sus
rosales y al pobre Poncho, como es negro,
le pintó dos ojos en la frente con pintura
blanca. Se ve muy chistoso.
ENCICLOPEDIA DELO FANTÁSTICO
E INEXPLICABLE
Tomo IV LOS VAMPIROS

Para identificar un vampiro, sólo basta con


ponerle un espejo enfrente y no se verá su
reflejo. No soportan la luz del sol, por lo
que únicamente salen de noche y vuelven a
su tumba antes del amanecer. A los
vampiros no les gusta el ajo. Se deben frotar
las ventanas y cerraduras de las puertas con
ajo para impedir que entren a nuestras
casas. Si se tiene un perro negro, dibújenle
nuevos ojos con pintura blanca. Eso
ahuyentará a los vampiros. También las
cruces hechas de espinas de rosas
los
Investigación en el club de la
tercera edad

AL día siguiente, acompañé otra vez a mi


abuelita al club de la tercera edad. Yo iba
decidido. Mientras mi abuelita y sus amigas
conversaban y tejían; pintaban o caminaban,
yo ataqué.
—Oigan ¿qué saben ustedes de los
vampiros?
¡Híjole! Sabia que esta pregunta las iba a
tomar por sorpresa, pero no pensé que tanto.
Apenas terminé la frase cuando doña Elenita
ya se había desmayado, las pinturas de
Chabelita y Carmelita se
habían estropeado y Chuy pedía auxilio a
gritos, pues la caminadora se había
descompuesto y corría a toda velocidad. El
estambre del tejido de la Güeris se atoró en la
caminadora y con la velocidad con que Chuy
corría, la bufanda que la Güeris estaba
tejiendo, se deshacía. ¡Nunca había visto a mi
abuelita tan enojada! No habló en todo el
camino de regreso a casa y al llegar le pidió a
mi mamá que me castigara. Y claro que mi
mamá le hizo caso. Aquí estoy en mi cuarto
esperando la llegada del abuelo. Es el único
que puede salvarme.
Algo misterioso

ESTABA en mi cama y me levanté porque


vi luz en el cuarto de mi abueli- ta. Me
asomé y claramente vi a todas sus amigas,
ahí, vestidas como en mi sueño: con cabeza
de ajo morado y vestido de capas de
cebolla con una bufanda de perejil. Se veían
monstruosas.
—Tenemos que seguir unidas -decía
mi abuelita.
—Sí, hasta que capturen a esos vampiros
-comentó Chuy.
—Yo tengo miedo -dijo doña Elenita.
—Sí -agregó mi abuelita- pero debemos
proteger a nuestras familias de cualquier
riesgo de vampiros.
Chabelita insistió:
—Tenemos que seguir tomando ajos y
debemos ponerlos en todas partes, en todas
las sopas y caldos que se pueda. Nadie puede
quedar a merced de algún posible vampiro.
Hay que proteger a toda la ciudad.
Después ya no supe qué pasó y al día
siguiente amanecí en mi cama. Yo creo que
todo eso lo soñé, pero no estoy seguro. Lo
que sí creo es que mi abuelita y sus amigas se
preocupan por nosotros y tratan de
cuidarnos, tomando ajo. Así que ya no me va
a importar que mi abuelita huela feo, aunque
no sé cómo le voy a hacer...
¡Porfin!

YA llegó mi abuelo. Nos pusimos a plati- car,


yo le hablé de mi investigación y lo que
había averiguado sobre los vampiros. Le dije
lo del diccionario y el miedo que me había
dado.
Entonces, mi abuelo me contó que hace
mucho tiempo, en Europa, donde hay
pueblos muy antiguos, surgió una
enfermedad muy rara que hacía que la gente
no pudiera salir al sol, porque les quemaba
la piel. ¡Imagínense! Podían salir nada más
de noche. Con el tiempo,
esagente se puso pálida, páliday el resto de
los habitantes del pueblo comenzaron a
inventar historias sobre ellos, que si eran
muertos vivientes, que si chupaban
sangre... se cree -dijo- que así pudo haber
surgido la leyenda de los vampiros.
—Pero los vampiros no existen ¿o sí?
—¡Claro que sí! -dijo mi abuelo- son una
especie de murciélagos... ¡Pero no chupan la
sangre de la gente! Nomás la de los
animáles y muy poquita.
Yo siempre creo en todo lo que dice mi
abuelito. Él sabe muchas cosas pues le gusta
mucho leer. Por cierto que me enseñó un
artículo en el periódico sobre esa rara
enfermedad de la que me habló. Como
buen detective que soy, recorté la nota y la
tengo junto a mis anotaciones.

í
NOTICIAS INTERNACIONALES
Estudiantes de la Universidad de Boston, en
Estados Unidos, reunieron 4 mil 400 dólares
en una colecta para ayudar a pagar un traje
especial para Mary Ann Lewis, una niña que
posee una extraña enfermedad en la piel,
que le impide salir y exponerse a los rayos
del sol. El traje especial fue diseñado por la
N A S A y tiene la facultad de protegerla contra

los rayos solares. Hoy, Mary Ann dio un


paseo con sus papás, vestida con su traje
nuevo.
Nota educativa

EN la biblioteca de la escuela me encon- tré


un libro científico sobre los murciélagos.
Dice que hay 900 especies distintas y que
son inofensivos. Comen insectos, ratones y
frutas. También hay tres tipos de ellos que
sí comen sangre, pero nada más de los
animales como vacas y caballos, nunca del
hombre. Así que todo lo demás es leyenda;
inventos de la gente, pues.
ENCICLOPEDIA DEL REINO ANIMAL Tomo
III Murciélagos

Los murciélagos son animales pequeñitos


poco comprendidos y, sin embargo, muy
benéficos. No son ratones ni nada pareci-
do, pertenecen al grupo de los quirópteros
y son los únicos mamíferos que verdadera-
mente pueden volar.
Se les encuentra frecuentemente en las
cue- vas, túneles y algunas construcciones.
Su alimentación es a base de néctar y
polen de flores, frutas e insectos. Incluso
algunos son pescadores. De esta manera
colaboran en el control de plagas, la
dispersión de semillas, la reforestación y la
fertilización del suelo; además de
mantener el equilibrio ecológico en las
cuevas y sitios de reposo donde habitan.
Sólo tres especies son vampiros, y sus
víctimas son las aves de corral o ganado.
Nunca humanos.
que han seleccionado a su presa, llegan hasta
ella sigilosamente, dando brinquitos con sus
pulgares o caminando sobre sus patitas
traseras (son los únicos que pueden hacerlo)
para después hacer una pequeña incisión con
sus grandes dientes, que no son colmillos, y
así lamer la sangre que escurre de la herida.
Al mismo tiempo que lamen, aplican su saliva
en la mordida; la saliva evita que se forme
una cicatriz en la cortada y así los
murciélagos- vampiros pueden continuar con
su cena de sangre por horas y horas.
Otra tarde en el club de la
tercera edad

HOY fui a buscar a mi abuelita y a sus amigas


al club. Las reuní a todas y después de
disculparme por el desastre causado el otro
día, empecé a leerles la información científica
que encontré sobre los vampiros. Al final, se
quedaron muy serias, mirándose las unas a
las otras y me pidieron que me fuera a jugar,
pues tenían una junta de consejo muy
importante...
No sé si fue por lo que les leí, o por la noticia
en el periódico sobre la captu-
ra de los dos murciélagos del zoológico,
pero mi abuelita y sus amigas dejaron de
oler a ajo. Yo creo que ya no lo toman, o
toman menos. Pienso que este caso ya está
resuelto. El problema es que ahora a mi
abuelita le dio por vestirse de verde. Lo más
seguro es que a sus
amigas también... ¡Éste es un
nuevo caso para investigar!

Revista Naturalez aAño xxiii

Núm. 13 “El Ajo”

RECETA DE SOPA DE AJO- Se cortan muy


picaditos seis dientes de ajo grandes y se
fríen en aceite de oliva hasta que queden
ligeramente dorados. Se añade un litro de
caldo vegetal al gusto y se deja que dé un
hervor. Se quita el recipiente del fuego. Se
mezclan dos claras de huevo, se baten en
una taza con dos cucharadas de vinagre y se
les añade la sopa. Se adereza con sal y
ra de los dos murciélagos del zoológico,
pero mi abuelita y sus amigas dejaron de
oler a ajo. Yo creo que ya no lo toman, o
toman menos. Pienso que este caso ya está
resuelto. El problema es que ahora a mi
abuelita le dio por vestirse de verde. Lo más
seguro es que a sus
amigas también... ¡Éste es un
nuevo caso para investigar!

Revista Naturaleza Año xxiii

Núm. 13 “El Ajo”

RECETA DE SOPA DE AJO- Se cortan muy


picaditos seis dientes de ajo grandes y se
fríen en aceite de oliva hasta que queden
ligeramente dorados. Se añade un litro de
caldo vegetal al gusto y se deja que dé un
hervor. Se quita el recipiente del fuego. Se
mezclan dos claras de huevo, se baten en
una taza con dos cucharadas de vinagre y se
les añade la sopa. Se adereza con sal y
pimienta y poco antes de servir se completa
con albahaca fresca o eneldo, tomillo o
perifollo. Se llenan los platos con trozos de
pan tostado y se les añade la sopa.

FIN

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